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UNA AUTORIDAD CADA DÍA MÁS CUESTIONABLE EN COLOMBIA.

Por: Miguel Angel Rozo Arango1


Según (Naranjo, 2009): “El Estado es concebido como un ente de control y regulación de
las acciones del hombre como ser social, sin embargo, esta concepción generalizada es
solo una noción del concepto global del Estado puesto que encierra a un solo componente
de la totalidad del Estado, el cual es una estructura de poderes”. Por otra parte, el presidente
de Colombia ha perdido el poder político e institucional sobre el país puesto que no dispone
de los elementos necesarios para hacer cumplir las decisiones y su autoridad es
cuestionable. Particularmente, las decisiones como la de modificar los Acuerdos de Paz y
la prohibición de la dosis mínima han fortalecido las inconformidades de los sectores
opositores.
El Estado puede ser comprendido como una estructura de carácter político, es decir, la
relación entre gobernantes y gobernados ligada a un lazo jurídico. De hecho, Hauriou
(1999) define al Estado como “conjunto de la población, de civilización ya avanzada, donde
el poder político separado de todo elemento extraño, especialmente de toda
patrimonialidad, toma el aspecto de una autoridad soberana que se ejerce sobre hombres
libres”.
En otras palabras, El Estado no puede surgir sin una fuerza impulsadora que controle la
sociedad, esta fuerza es conocida como el poder político o relaciones entre gobernantes y
gobernados. Por la cual, es necesaria la distinción entre los gobernados y los gobernantes
y que esta sea justificada con rigurosos criterios y no por seguir una tendencia de las redes
sociales. Particularmente, el apoyo al alcalde de Bogotá ha disminuido en algunos sectores
debido a sus constantes declaraciones en las cuales argumenta que la reserva Van der
Hammen puede ser construido porque es un “potrero con vacas”, cuando en realidad es un
ecosistema estratégico.
De hecho, por tradición las personas con mayor fuerza o mayor sabiduría lideraban a las
sociedades primitivas, intentando velar por el bien común de estas, este fenómeno se
conocía como individualización del poder. En la actualidad, esto no es una regla general
como producto de la democracia. Particularmente, en Colombia se ha centralizado el poder
político debido que hasta en tres periodos presidenciales se ha elegido un candidato solo
por populismo y no por “meritocracia”.
En Colombia, si está claro que los gobernantes hacen parte del Estado y que la colectividad
puede establecerle límites a su actividad. El problema radica en que los opositores se
encuentran sectorizados y son incapaces de trabajar por un objetivo en común. Además,
de que existe un interés individual en que el país se enfoque en una confrontación entre los
uribistas y los opositores en vez de utilizar mecanismos de participación que soliciten
participación en decisiones tan controversiales como la de la prohibición de la dosis mínima
de droga.
Por todo lo anterior, se considera que en el país se deberían reunir todos los sectores que
están en desacuerdo con el Gobierno local o nacional, proponiendo mesas de diálogo y
concertación. Sin embargo, estos sectores deberían respetar la autoridad soberana que por
democracia lograron estos gobernantes, por lo cual, solo deberían proponer soluciones
conciliadoras que procuren el bien común. Por otra parte, estos sectores deberían promover
1
Facultad de ingeniería. Programa de Ingeniería Ambiental y Sanitaria. Grupo 3 de Ética en las
profesiones.
un mayor control sobre los medios de comunicación para que los gobernados se sientan a
gusto de sus gobernantes, justificando la legitimidad de un gobernante en mandar, a pesar
de la individualización del poder. De lo contrario, si el gobernante no justifica con sus
aptitudes y sus decisiones su mandato su autoridad será cuestionable.
BIBLIOGRAFÍA
Hairou, M (1999). Derecho constitucional e instituciones de poder. Pág 30-35.
Naranjo, V. (2009). Teoría constitucional y poder institucional .Pág 78-85 Bogotá D.C.

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