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CINE E ICONOLOGÍA: ANÁLISIS DEL FILM DESDE LA

HISTORIA DEL ARTE

Santiago García Ochoa


Universidade de Santiago de Compostela

RESUMEN
El presente artículo parte de Panofsky para definir el alcance metodológico de la iconología aplicada al análisis
fílmico. Como demostración de lo expuesto se plantean posibles vías de trabajo a través de ejemplos concretos:
el motivo iconográfico de la “vagina dentata” en La ardilla roja (Julio Medem, 1993), el grabado El sueño de la
razón produce monstruos en Habla, mudita (Manuel Gutiérrez Aragón, 1973), la formalización de las contra-
dicciones socio-históricas en Sor Citroen (Pedro Lazaga, 1967) y las fuentes y espíritu cultural de El jardín de las
delicias (Carlos Saura, 1970).

Palabras clave: Iconografía, Cine, Panofsky.

ABSTRACT
This article departs from Panofsky to define the methodological extension of icononology applied to cinema.
Thus, it creates possible means to work with concrete examples: the motive of “vagina dentata” in La ardilla roja
(Julio Medem, 1993), Goya’s engraved El sueño de la razón produce monstruos in Habla, mudita (Manuel Gutié-
rrez Aragón, 1973), socio-historical contradictions in Sor Citroen (Pedro Lazaga, 1967); sources and cultural spi-
rit in El jardín de las delicias (Carlos Saura, 1970).

Keywords: Iconography, Cinema, Panofsky.

El cine ha conseguido la autonomía como principios del siglo XXI, cuando el audiovisual
manifestación expresiva dentro del ámbito aca- devora al cine (ya se habla de post-cine) y la titu-
démico de la Historia del Arte1 a costa de per- lación de Comunicación Audiovisual se erige
manecer encapsulado, prácticamente al margen como la más apta para su estudio, “poco nos
de las metodologías propias de esta disciplina2. queda por hacer” en el ámbito metodológico a
No debe extrañarnos, por tanto, que la iconolo- los historiadores.
gía haya sido aplicada de forma poco extensiva
al análisis del film. 1. El método iconográfico
Desde nuestro punto de vista, son tres las Erwin Panofsky (Hannover, 1892-Princeton,
razones que han contribuido a generar este 1968) es uno de los pilares de la historia del arte
vacío. En primer lugar, las áreas de la historia del y el principal artífice de lo que se conoce popu-
arte que más recurren a la iconología: Arte Anti- larmente como método iconográfico o iconoló-
guo, Medieval y Moderno, nada tienen que ver gico. Su obra se caracteriza por concederle
con el cine; en segundo, el auge de la iconolo- especial importancia a la significación de las
gía en las universidades españolas coincide con artes visuales y su conexión con la cultura de
el período fundacional de la historiografía del cada época. El conocimiento de Riegl, su for-
cine en nuestro país (años 70-80); finalmente, a mación kantiana y el contacto personal con Aby

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Warburg y Ernst Cassirer son las principales modificando sus ideas: entre 1936 y 1947 se
influencias que sirven para explicar su pensa- publican tres versiones de su discurso5. En la
miento. más tardía, y más acabada según Lavin6, se
La iconografía o “ciencia de las imágenes” aborda la configuración de la especificidad del
se ocupa de cualquier manifestación figurativa hecho fílmico a través de su evolución técnica.
en su acepción más amplia (temas, motivos, Aunque Panofsky defiende la autonomía del
figuras, personificaciones, alegorías, etc.), cine como arte, lo hace con el apasionamiento
determina su origen, y estudia su transmisión y del aficionado y la erudición del historiador del
transformaciones a lo largo del espacio-tiempo. arte (establece constantemente comparaciones
Como es bien sabido, el método panofskyano con obras, períodos y artistas). Quizás sea esta
pretende desentrañar progresivamente el signi- la causa de que sólo se apoye en su método ico-
ficado último de la obra de arte a través de tres nológico de forma muy vaga7. A continuación
niveles: reproducimos las referencias que nos parecen
más claras en este sentido8:
- El nivel preiconográfico es un estudio de la
imagen que comprende su descripción detalla- I. Así como los relatos de Conan Doyle
da: es necesario un buen conocimiento de las contienen en potencia todos los relatos
formas que la componen, así como del léxico modernos de misterio (a excepción de los
que nos sirve para darles nombre. tipos duros de la escuela de Dashiel Ham-
- El nivel iconográfico supone identificar las met), también las películas entre 1900 y
diferentes manifestaciones figurativas que han 1910 establecen de antemano los temas y
tenido una larga continuidad a lo largo de la métodos del cine tal y como nosotros lo
historia de la iconografía, como la mitología conocemos. Este período produjo los incu-
griega o los emblemas. nables de las películas policiacas y del
-El nivel iconológico requiere de una aguda Oeste […] El mismo período fue testigo
capacidad intuitiva por parte del investigador, del surgimiento del género fantástico
ya que éste debe re-descubrir la manera en (Méliès) […] La comedia, que más tarde
que el artista compuso las imágenes: cuáles triunfaría con Charles Chaplin […] Las pelí-
fueron sus fuentes y qué es lo que atesoran culas históricas y melodramáticas sentaron
(filosofía, estructura de pensamiento, socie- las bases para la iconografía y el simbolis-
dad, etc.). Como bien ha apuntado Juan Anto- mo cinematográficos. [pp. 128-32]
nio Ramírez existe una proximidad nada casual II. Retienen los elementos folklóricos [las
entre la iconología y el sicoanálisis freudiano, y películas de Disney] más importantes
aún siendo más concretos, entre el método –sadismo, pornografía, el humor que
panofskyano y el paranoico-crítico daliniano3. ambos engendran, y la justicia moral– casi
en estado bruto, y con frecuencia funden
2. Una aportación singular estos elementos en una variante del pri-
Erwin Panofsky apoyó la fundación del mitivo e inagotable motivo de David y
nuevo Departamento de Cine del Museo de Goliat, del triunfo del que es aparente-
Arte Moderno de Nueva York (junio de 1935) mente débil sobre el que parece ser más
con una conferencia informal impartida a los fuerte. [pp. 132-3]
estudiantes del departamento de Arte y III. Otro medio de explicación más discre-
Arqueología de Princeton. Posteriormente fue to [para que el público entendiese el sen-
nombrado miembro del comité asesor de dicho tido de una acción muda en una película]
departamento, cargo que desempeñaría decisi- fue la introducción de una iconografía fija
vamente durante los años 50. que desde el principio informaba al espec-
El historiador alemán demostró su interés tador sobre los hechos fundamentales y
por el cine en un momento en que todavía no los personajes, del mismo modo que las
era estudiado en las universidades norteameri- dos damas detrás del emperador, cuando
canas4. Este convencimiento lo llevaría a seguir portaban respectivamente una espada y

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una cruz, indicaban específicamente la personajes y motivos visuales en III. En II y IV va
fuerza y la fe. Surgieron entonces, identi- aún más allá, e intenta, tímidamente, hacer ico-
ficables por su apariencia, los atributos y nología del cine. II casi no tiene interés, ya que
el comportamiento estandarizados, los la iconografía de David y Goliat no deja de ser
recordados tipos de la vampiresa y la un referente demasiado remoto que sólo podría
joven honrada (probablemente los equi- contar entre los que sintetizaron los creadores
valentes modernos de las personificacio- de la Disney a un nivel puramente ideológico.
nes medievales de los vicios y las virtudes), Pero en IV se pone en relación la escena de una
el hombre de familia y el villano, este últi- película (Una noche en Casablanca, ARCHIE,L.
mo señalado por el bigote negro y el bas- MAYO, 1946) con el espíritu generado a partir
tón […] Un matrimonio feliz que se vería de la segunda guerra mundial. Para Panofsky
amenazado por la sombra del pasado era (aunque no lo diga) las maniobras de Harpo
simbolizado por la joven esposa que le parecen rememorar las de los pilotos que lanza-
servía el café a su marido. El primer beso ron la bomba atómica en 1945. Son la manifes-
era invariablemente anunciado por el tación iconográfica (dentro de un film de
juego tierno de la dama con la corbata de género cómico) de un cambio cualitativo que
su compañero y estaba siempre acompa- afecta a las relaciones humanas, y viene provo-
ñado de los puntapiés que ella lanzaba cado por los avances tecnológicos; o lo que es
con su pierna izquierda. […] lo mismo, la agresión y satisfacción tecnológica
Recursos como estos se hicieron cada vez que Marcuse describiría de la siguiente manera:
menos necesarios en la medida en que el
público se habituó a interpretar la acción El acto de agresión se lleva a cabo física-
por sí mismo, y fueron virtualmente supri- mente a través de un mecanismo alta-
midos con la invención del cine sonoro. mente automatizado, mucho más
[pp. 135-6] poderoso que el ser humano que lo des-
encadena, lo mantiene en movimiento y
IV. No puedo evitar el sentimiento de que
determina su fin o destino. El caso más
la última película de los hermanos Marx
extremo es el del cohete; el ejemplo más
Una noche en Casablanca –en la que
corriente, el del automóvil. Esto significa
Harpo inexplicablemente se apodera del
que la energía, el poder activado y consu-
sitio del piloto de un avión, provoca innu-
mido es la energía mecánica, eléctrica o
merables estragos al tocar uno tras otro
nuclear de las ‘cosas’ más que la energía
los minúsculos instrumentos de mando, y
instintiva del ser humano. La agresión es,
enloquece de alegría en la misma medida
por así decirlo, transferida del sujeto al
en que aumenta la desproporción entre lo
objeto, o, al menos, “mediada” por un
pequeño de su esfuerzo y la magnitud del
objeto, y el blanco destruido por una cosa
desastre- es un símbolo magnífico y terro-
más que por una persona9.
rífico del comportamiento humano en la
era atómica. No hay duda de que los her-
3. La iconología como herramienta para el
manos Marx rechazarían con vehemencia
análisis fílmico
esta interpretación; pero lo mismo habría
hecho Durero si alguien le hubiese dicho Comencemos por plantear las diferencias
que su “Apocalipsis” prefiguraba el cata- entre el cine y las artes a las que generalmente
clismo de la Reforma. [nota 2, p. 151] se enfrenta la iconología (que se pueden entre-
sacar del artículo de Panofsky), porque con ello
En I y III Panofsky se refiere a la génesis de lo obtendremos una perspectiva sobre las limita-
podríamos denominar una iconografía del cine. ciones que plantea la aplicación de esta meto-
Aunque no precise cuáles son las manifestacio- dología al análisis fílmico.
nes figurativas que pueden ser estudiadas a lo a. El cine (como la fotografía) reproduce la rea-
largo de la evolución del medio podemos enten- lidad a través de un proceso mecánico-químico,
der que se refiere a los géneros en I y a ciertos es decir, el registro simbólico se ve enturbiado

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por la analogía de lo representado con su refe- Partiendo de la tradición iconológica más


rente. En este punto resulta sustancial la teoría genuina, Jesús García Jiménez considera la posi-
panofskyana, que entiende los mecanismos de bilidad de estudiar el motivo icónico dentro del
la puesta en escena y del montaje como los con- discurso audiovisual:
figuradores del estilo y el contenido simbólico
del film. Para el autor alemán, si el arte tradicio- En el discurso audiovisual, los motivos icó-
nal materializa la idea (parte de la mente del nicos experimentan procesos de causa-
artista), el cine idealiza la materia (parte del ción y de migración, como observaron los
registro fotográfico de la realidad que nos autores de la escuela de Warburg a pro-
10
rodea) . pósito de la pintura.
b. Mientras las imágenes tradicionalmente El perro sentado a la entrada de las habi-
estudiadas por la historia del arte son estáticas, taciones privadas de Rebeca, en Rebecca,
la imagen fílmica está en constante movimien- de Hitchcock, es el mismo motivo que
to: como dicen los norteamericanos, es Motion aparece en los sarcófagos góticos de los
Picture. nobles de los siglos XV y XVI.
c. El cine es un arte esencialmente narrativo: En Metrópolis, de Fritz Lang, aparece la
desde la “estética del cuadro” hasta la “versión muerte tocando la flauta, los vicios y la
clásica de Hollywood”, su lenguaje se ha ido guadaña. Otro motivo es la Ciudad Subte-
configurando para graduar la atención del rránea de los obreros y el Jardín de los pla-
espectador sobre lo que se está contando en la ceres14.
pantalla.
No resulta nada fácil definir cuáles son las Los “motivos visuales” de Jordi Balló repre-
manifestaciones figurativas susceptibles de ser sentan un modelo de análisis iconológico
estudiadas por una iconología fílmica (por su menos restrictivo:
amplitud, su continuidad, su procedencia, etc.)
y menos aun si se hace desde una postura críti- Motivo visual nos remite al contenido, al
ca frente a la semiótica: tema que quiere transmitir, a su narrativi-
dad. […] Son escenas en las que parece
El film –cada film– es un espacio donde que el tiempo se dilata, que se produce
los lenguajes trabajan y este trabajo –la una suspensión que incita a la contempla-
escritura– es huella de mil conexiones y de ción pura. […] Es como si el autor busca-
mil violencias con respecto a un intertexto ra una forma de composición que le
definido por la totalidad de los universos permita cerciorarse de que el espectador
culturales que lo arropan11. le sigue […] por su polisemia y contraste
con el hilo narrativo, los motivos visuales
Además, según Moreno Cantero, para que que nos interesan no tienen el efecto
un fragmento del film resulte verdaderamente empobrecedor del lugar común […] Los
significante debe superarse la extensión mínima motivos visuales se presentan como
del “texto fotogramático barthesiano”12: momentos aislables dentro de las pelícu-
las, en escenas y en secuencias15.
Pero nos interesa resaltar en qué forma
Barthes respondió al fotograma: sin salir De parecida naturaleza al “motivo visual”,
del mismo. El sentido está entre los már- pero enfocado hacia la tradición literaria tene-
genes del cuadro, aunque nosotros debe- mos el “argumento universal” de Xavier Pérez y
mos añadir que también se encuentra en Jordi Balló:
el espacio que sutura los cuadros […]
También debemos completar la geografía Preguntarse sobre la naturaleza de los
fotogramática dotándola del sonido que argumentos cinematográficos obliga a
Barthes omitió cuando la insinuó: el análi- pensar, por esta razón, en los argumentos
sis icónico será por lo tanto audiovisual13. de cualquier tipo de narración, indepen-

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dientemente de su canal expresivo […] éste un campo inexplicablemente virgen en lo
Los argumentos del cine se adscribirían que a la aplicación de este tipo de estudios se
así, a modelos anteriores que, dependien- refiere.
do de los casos, pueden haber tenido una Comencemos por el motivo iconográfico de
mejor cristalización canónica en la Grecia la “vagina dentata”: aunque fue Freud quien
clásica, en el mundo isabelino, en la nove- popularizó esta imagen monstruosa de la mujer
la decimonónica, en las recopilaciones para explicar la ansiedad de castración que sien-
más célebres de los cuentos de hadas, o te el hombre al enfrentarse a la relación sexual,
en cualquier otro marco cultural que, por este mito cuenta con una larga tradición en el
una razón determinada haya consolidado mundo occidental, principalmente a través del
de forma más férrea y perdurable un legado cristiano medieval20. Entre las incursiones
determinado motivo argumental16. de la “vagina dentata” en la cultura contempo-
ránea podemos recordar la monumental instala-
Por lo tanto es imprescindible tener en cuen-
ción escultórica Hon (1969) de Niki de Saint
ta todas las referencias iconográficas (preferen-
Phalle (que Piero Schivazappa incluyó en su pelí-
temente desarrolladas a lo largo de la historia
cula Femina Ridens del mismo año [Figs. 1, 2 y
del arte17 y la literatura tradicional), ya sea en
3]); la novela de Stephen King, Christine (tam-
forma concreta (referencia explícita a una obra,
bién su adaptación cinematográfica dirigida por
imagen o texto) o general (temas, motivos,
argumentos, etc.).
Finalmente García Jiménez considera que los
géneros cinematográficos desempeñan diversas
funciones, y entre ellas se encuentra la iconoló-
gica: “Subrayan el compromiso del texto con el
contexto y su condición de síntoma o símbolo
de una cultura dada”18. Esta apreciación resulta
de gran interés porque enlaza directamente con
el ejemplo de Harpo sugerido por Panofsky,
sobre todo si se extrapola a manifestaciones
figurativas de menor entidad que el género,
como el motivo o la alegoría audiovisual.
Otras manifestaciones figurativas del film
pueden ser estudiadas a lo largo de la historia
del cine: los personajes, determinados objetos,
el espacio y el paisaje o las diferentes estructu-
ras formales fílmicas (plano/contraplano, flas-
hback, punto de vista, movimiento de la
cámara, etc.).

4. Algunos ejemplos de análisis


Tal y como lo hemos venido definiendo
hasta el momento, el método iconológico apli-
cado al análisis del film posee una metodología
no restrictiva abierta a diferentes propuestas de
trabajo19. No es necesario por lo tanto aplicar
canónicamente y de manera sucesiva los tres
niveles del modelo ideal panofskyano. Para
demostrarlo vamos a esbozar cuatro ejemplos
de análisis procedentes del cine español, por ser Figs. 1, 2 y 3 Femina Ridens
(Piero Schivazappa, 1969)

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John Carpenter, ambas de 1983); y La ardilla


roja (Julio Medem, 1993), ejemplo que vamos a
analizar ahora con mayor detenimiento21.
Medem construye una ambigua parábola
sobre el machismo: Jota (Nancho Novo) rescata
a Elisa (Emma Suárez) de un intento de suicidio,
le hace creer que es su novio, y ella se deja lle-
var fingiendo que ha perdido la memoria.
Ambos viven una aventura de amor en el cam-
ping “La ardilla roja” hasta que Elisa, al ser loca-
lizada por su marido, se escapa; finalmente los
dos se reúnen de nuevo. La identificación de la
protagonista con el animal rojizo y de carácter
sinuoso (encarnación del diablo según la icono-
grafía medieval cristiana) aparece de forma muy
clara en la película.
El hijo de una vecina del camping propina
un azote en el culo a Elisa, que se da la vuelta y
lo obliga a deslizar la mano por su espalda hasta
llegar al pubis. Entonces ella le advierte: “Ahora
te va a morder”, y el asustadizo adolescente
(que desconoce los misterios del sexo) retira su
brazo con gesto de dolor. La imagen fugaz de
una mano prisionera en la entrepierna desnuda
de Elisa, apenas perceptible, introduce el moti- Fig. 5 Francisco de Goya,
vo iconográfico de la “vagina dentata” (Fig. 4): “El sueño de la razón produce monstruos”,
grabado nº 43 de la serie Los Caprichos (1799).
se identifica con la habilidad de las ardillas para
cascar las nueces, pero también con la de la decide enseñarle a hablar, pero esta empresa
mujer como castradora de hombres. pondrá en peligro su propia integridad (física y
Tratemos ahora la formalización fílmica de síquica). El film se abre con el plano de un águi-
la volando bajo el sol por la mañana (Fig. 6), a
continuación se pasa por corte neto a uno de
Ramiro que duerme rodeado de folios, lápices y
libros, con la cabeza y los brazos apoyados
sobre la mesa donde ha estado trabajando la
noche anterior (sobre él aparecen los créditos
[Fig. 7]). Si analizamos estos dos encuadres con
un sentido aditivo, es evidente su vinculación
con el capricho de Goya. Si en el grabado apa-
Fig. 4 La ardilla roja (Julio Medem, 1993). recen aves nocturnas, en la película el águila,
que representa la luz, el triunfo del intelecto,
una iconografía artística concreta: El sueño de la simboliza las aspiraciones del protagonista.
razón produce monstruos, grabado nº 43 de la Cuando la muda mata por la noche en el bos-
serie Los Caprichos de Goya (Fig. 5) en Habla, que el único cárabo de la zona (pájaro que tenía
mudita (Manuel Gutiérrez Aragón, 1973). obsesionado al editor) e imita su vuelo sustituye
Ramiro (José Luis López Vázquez) es un edi- al águila del plano imaginario22.
tor obsesionado por nuevas formas de comuni- El discurso audiovisual, como forma artística
cación que pasa unas vacaciones en la montaña en sí misma, atesora las contradicciones de la
con su familia. Allí conoce a una niña muda y cultura que lo alberga. Pongamos en evidencia

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gonista (Gracita Morales), justifica frente a la

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madre superiora la compra de un vehículo
motorizado: “Andando todo un día pedimos en
20 casas, con el coche pediremos en 100, así
aumentamos la productividad, ¡hay que moder-
nizarse!”.
Pero semejante lectura del film lazaguiano
es peligrosamente reduccionista. Porque más
que hacer propaganda del desarrollismo, Sor
Citroen formaliza en su discurso audiovisual un
proceso no exento de dificultades: la implanta-
ción social del automóvil en España.
Fig. 6 Habla, mudita
(Manuel Gutiérrez Aragón, 1973).
La dialéctica presente / pasado aparece ilus-
trada a través del enfrentamiento entre el ferro-
carril y el coche. Así, la monjita arrastra el
trauma de haber renunciado a sus ilusiones
infantiles de ser ferroviaria tras abandonar a su
padre (jefe de una pequeña estación) y tomar
los hábitos (la película comienza con una
secuencia que recrea su hipotético punto de
vista desde un tren en marcha [Fig. 8]). Por eso
no puede aprobar el examen de conducir. La lle-
gada al convento de Nando y Lucía, dos niños
que se acaban de quedar huérfanos a causa de
un terrible accidente de coche, contribuye a
Fig. 7 Habla, mudita
decidir la dialéctica. La monjita aprueba el exa-
(Manuel Gutiérrez Aragón, 1973). men de conducir y se convierte en el ángel cus-
todio de los pequeños, eso sí, siempre al volante
este fenómeno a través del estudio de un obje- de su 2 CV: no sólo los traslada para que se
to de valor socio-antropológico fundamental, el vean con frecuencia (Nando está en un colegio
coche, dentro de un film que no se caracteriza de curas [Fig. 9]), sino que les salva la vida en
precisamente por sus excelencias cinematográfi- dos ocasiones (cuando ella se cae y él se pierde),
cas: Sor Citroen (Pedro Lazaga, 1967)23. y termina llevándolos a vivir con su padre (la
Sor Citroen refleja los cambios provocados vieja deuda afectiva queda saldada).
en la España del desarrollo, y más concretamen- Para finalizar, planteemos el análisis iconoló-
te el auge del sector industrial del automóvil: en gico de forma aun más radical: intentemos re-
1966 la producción superaba por primera vez a descubrir las fuentes y el espíritu cultural que
la demanda y el número de turismos se incre- atesora El jardín de las delicias (Carlos Saura,
mentó en un 57% respecto al año anterior. La 1970).
expansión reajustaba los precios a la baja y las La película cuenta la historia de la recupera-
condiciones de financiación (los “cómodos pla- ción parcial de un conocido industrial, Antonio
zos”) eran ya asequibles para un buen número Cano (José Luis López Vázquez), tras sufrir un
de españoles que veían aumentar año tras año grave accidente de tráfico. Para recrearla, Saura
su nivel de vida (renta por habitante). Nuestra recurre a una deformación de la realidad que se
clase media empezaba a subirse al coche y el manifiesta tanto en los recuerdos, alucinaciones
Citroën 2 CV pasaba a convertirse junto con el y comportamientos de este personaje deficien-
Seat 600, en el otro gran mito de los utilitarios te, como en la distorsionada representación de
españoles24. Este contexto se sintetiza en las los sucesos más importantes de su vida que rea-
palabras con las que Tomasa, la monjita prota- liza la familia para ayudarlo a recordar (y poder

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Figs. 8 y 9 Sor Citroen


(Pedro Lazaga, 1967).

acceder al dinero que Cano tiene en su cuenta guos amigos le ayudan de forma disimulada a
de Suiza). cazar un pájaro25.
El jardín de las delicias es una alegoría sobre Para construir su discurso Saura se apoya en
la decadencia de la oligarquía financiera fran- dos referentes textuales muy claros: la pieza
quista y el deterioro de la familia como sólido teatral de Anton Chéjov El jardín de los cerezos
pilar ideológico. De hecho la figura del protago- (1904) y el célebre tríptico pintado por El Bosco
nista encuentra su referente en un personaje El jardín de las delicias (finales del siglo XV-prin-
real: el magnate español Juan March, fallecido a cipios del XVI). Del primero toma el argumento
los trece días del violento choque de su Cadillac del declive de la aristocracia y la necesidad de
con el Chevrolet del subdirector de Iberduero en un cambio histórico simbólicamente represen-
1962. Las palabras que pronuncia Antonio tado en la inmovilidad espacial de la casa y su
Cano tras el accidente: “Mi cabeza, Díos mío, jardín circundante. Del segundo, además del
mi cabeza; que hagan lo que quieran con mi título, la representación alegórica de la dege-
cuerpo, pero que no me toquen la cabeza”, son neración moral del ser humano. En una refe-
una versión aproximada de las que se cuenta rencia iconográfica explícita al cuadro, la
que pronunció March. Pero, al ostentar la presi- película concluye con la imagen del jardín sur-
dencia de su empresa y ser jefe de familia, Anto- cado por toda la familia que se desplaza en
nio Cano se convierte también en una sillas de ruedas.
representación caricaturesca del ya anciano Concentremos ahora nuestra atención en la
general Franco. Especialmente cuando sus anti- escena del accidente de Cano, que aparece un

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Fig. 12 Back Seat Dodge-38
(Edward Kienholz, 1964)

Figs. 10 y 11 El jardín de las delicias


(Carlos Saura, 1970).

Fig. 13 Motorcycle Accident


(Duane Hanson, 1967).

poco antes del final en forma de alucinación: lugar de presentar toda la secuencia del cho-
una planificación descriptiva muestra el Merce- que (Figs. 10 y 11). La manipulación de los ele-
des de Cano, con él y su amante en el interior mentos (colocación de los dos coches sobre el
llenos de sangre, y el Dodge contra el que aca- césped) introduce un valor estético próximo al
ban de chocar con su ocupante muerto; ambos Pop Art y al Hiperrealismo norteamericanos,
vehículos sobre el césped de los jardines de la concretamente a obras escultóricas como Back
casa de la familia y con su estructura deforma- Seat Dodge-38 (1964) de Edward Kienholz (Fig.
da por el impacto. Esta puesta en escena remi- 12) o Motorcycle Accident (1967) de Duane
te a una conceptualización que tiene mucho Hanson (Fig. 13). Como los dos artistas, Saura
que ver con la creación artística, pues se ha ele- construye una escena que toma como punto
gido el momento culminante del accidente, el de partida a la sociedad de su momento para
que posee mayor información narrativa, en mostrarnos su cara más decadente.

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NOTAS 7
Según Heckscher el método ico- Perucha (coord.) Los años que conmo-
nológico alcanzó su pleno florecimien- vieron al cinema. Las rupturas del 68,
1
Lejos queda ya su tópica defini- to en Hercules am Scheidewege und Valencia, Filmoteca de la Generalitat
ción como conciliador de las “seis andere antike Bildstoffe in der neuren Valenciana, 1988, p. 19.
12
artes” tradicionales (Arquitectura, Kunst, Leipzig, Berlín, Studien der Para Barthes el fotograma aporta
Música, Pintura, Escultura, Danza y Bibliothek Warburg, 1930. Cfr. tres niveles de significación: el infor-
Poesía), formulada originalmente por William S. Heckscher, “Erwin mativo, el obvio-simbólico y el obtuso.
Ricciotto Canudo en su “Manifiesto Panofsky: un curriculum vitae”, en Cfr. Roland Barthes, “El tercer senti-
de las Siete Artes” (1914). Véase Joa- Erwin Panofsky, Sobre el estilo, op. do”, en Jorge Urrutia (ed.), Contribu-
quim Romaguera i Ramió, Homero cit., p. 213. Además en 1939 se publi- ciones…, op. cit., pp. 203-27.
13
Alsina Thevenet (eds.) Fuentes y Docu- can sus célebres Studies in Iconology: Ramón Moreno Cantero, “Imá-
mentos del Cine, Barcelona, Gustavo Humanistic Themes in the Art of the genes congeladas. La dimensión ico-
Gili, 1980, pp. 13-6. Renaissance, Nueva York (Estudios nográfica de David Lean”, en Vértigo,
2
Sobre las fricciones entre Historia sobre iconología, Madrid, Alianza, nº 8/9, diciembre de 1993, p. 19.
14
del Cine e Historia del Arte puede con- 1972). Jesús García Jiménez, Narrativa
sultarse Àngel Quintana, “Los dilemas 8
Hago constar entre corchetes las audiovisual, Madrid, Cátedra, 1993, p.
de la historia del cine frente a la histo- páginas de la edición de Lavin: Erwin 245.
15
ria del arte”, en Archivos de la Filmo- Panofsky, “El estilo y el medio en la Jordi Balló, Imágenes del silencio.
teca, nº 35, junio de 2000, pp. imagen cinematográfica”, en Sobre el Los motivos visuales en el cine, Barce-
178-96. estilo, op. cit., pp. 113-51. Existe una lona, Anagrama, 2000, pp. 13 y 17.
3
Véase Juan Antonio Ramírez, traducción anterior del artículo (la pri- Balló estudia en su libro los siguientes
“Iconografía e iconología”, en Valeria- mera al castellano): “Estilo y material motivos visuales: la mujer en la venta-
no Bozal (ed.), Historia de las ideas en el cine”, Jorge Urrutia (ed.), Contri- na, la piedad, la mujer delante del
estéticas y de las teorías artísticas con- buciones al análisis semiológico del espejo, el pensador, las escaleras, bajo
temporáneas, volumen II, Madrid, film, Valencia, Fernando Torres, 1976, la lluvia, el baile, el espectador delante
Visor, 1996, pp. 227-44. pp. 147-70. del espectáculo, hacia el horizonte y
4
Cfr. Thomas Y. Levin, “Iconology 9
Herbert Marcuse, “La agresividad “The End” o el final en el cine.
16
at the Movies: Panofsky’s Film The- en la sociedad industrial avanzada” Xavier Pérez “Los argumentos
ory”, en Irving Lavin (ed.) Meaning in (1968), en La agresividad en la socie- universales en el cine”, en VV. AA.,
the Visual Arts: Views from the Outsi- dad industrial avanzada y otros ensa- Lecturas: Imágenes, Vigo, Universida-
de. A Centennial Commemoration of yos, Madrid, Alianza, 1974, pp. de de Vigo, 2001, pp. 126 y 130.
Erwin Panofsky, Princeton, Institute 119-20. Véase también Jordi Balló, Xavier
for Advanced Study, 1995, p. 313 y 10
“Es el cine, y sólo el cine, el que Pérez, La semilla inmortal. Los argu-
ss.. Panofsky también mantuvo un hace justicia a la interpretación mate- mentos universales en el cine, Barcelo-
fructífero contacto epistolar con el his- rialista del universo que, nos guste o na, Anagrama, 1997. Aquí los autores
toriador alemán Sigfrid Krakauer: qui- no, domina a la civilización contempo- recogen los siguientes “argumentos
zás no esté de más recordar que De ránea. Excepto el caso especial de los universales”: Jasón y los argonautas,
Caligari a Hitler (sin duda una de las dibujos animados, el cine estructura La Odisea, La Eneida, El Mesías, El
mayores aportaciones a la historiogra- cosas materiales y personas, no un Maligno, Orestes, Antígona, El jardín
fía mundial del cine) es del mismo año medio neutro, en una composición de los cerezos, El sueño de una noche
que la versión final del artículo de que toma su estilo, y puede incluso lle- de verano, La Bella y la Bestia, Romeo
Panofsky. gar a ser fantástica o pretendidamen- y Julieta, Madame Bovary, Don Juan,
5
“On Movies”, Bulletin of the te simbólica, no tanto por una La Cenicienta, Macbeth, Fausto, Jekill
Department of Art and Archeology of interpretación de la mente del artista y Hyde, Edipo, El castillo, Prometeo y
Princeton University, junio de 1936, como por la manipulación fáctica de Pigmalión, Orfeo.
17
pp. 1-15; “Style and Medium in the objetos físicos y del mecanismo de fil- Cfr. Jean-Loup Bourget, “En reli-
Moving Pictures”, Transition 26, 1937, mación”. Erwin Panofsky, “El estilo y sant Panofsky”, Positif, nº 259, sep-
pp. 121-33 y “Style and Medium in el medio en la imagen cinematográfi- tembre 1982, pp. 38-43.
18
the Motion Pictures”, Critique. A ca”, en Sobre el estilo, op. cit., pp. Jesús García Jiménez, op. cit., p.
Review of Contemporary Art 1, 1947, 145-6. Cfr. Àngel Quintana, op. cit., 66.
19
pp. 5-28. pp. 190-1. De hecho los presupuestos de la
6
Véase Irving Lavin, “Introduc- 11
Jesús González Requena, “Del iconología deben complementarse
ción”, en Erwin Panofsky, Sobre el lado de la fotografía: una historia del con los de otras disciplinas, como la
estilo. Tres ensayos inéditos, Barcelo- cine en los márgenes del sistema de lingüística (semiótica, semántica) o la
na, Paidós, 2000, p. 19 y ss.. representación clásico”, en Julio Pérez sociología. Al respecto, véanse: Santos

QUINTANA Nº4 2005. ISSN 1579-7414. pp. 153-163


Cine e iconología: Análisis del film desde la historia del arte 163

Zunzunegui, Pensar la imagen, Compostellanum, vol. XXX, nos 3-4, de 1970. A partir de esa irrupción,

Santiago García Ochoa


Madrid, Cátedra/Universidad del País julio-diciembre de 1985, pp. 422-3. veremos cómo Ana se mueve entre el
Vasco, 1989, pp. 114-6; Michele 21
Para comprender las motivacio- sueño y la vigilia, entre las dos caras
Lagny, Cine e Historia. Problemas y nes sico-sociales de la presencia de la del espejo, siempre vacilando, sin
métodos de la investigación cinemato- “vagina dentata” resulta imprescindi- saber donde se encuentra en cada
gráfica, Barcelona, Bosch, 1997, pp. ble consultar: Julia Kristeva, Pouvoirs momento, sonámbula”. Cfr. Josetxo
137-8 y Manuel Antonio Castiñeiras de l’ Horreur. Essai sur l’ abjection, Cerdán, “Sonámbulos. Ana a través
González, Introducción al método ico- Paris, Editions du Seuil, 1980 y Barba- del espejo”, Vértigo, nº 3-4, junio-sep-
nográfico, Madrid, Ariel, 1998, pp. ra Creed, The Monstrous-Feminine: tiembre de 1992, p. 36.
23
27-9 y 39-41. Film, feminism, psychoanalysis, Lon- El título de la película no respeta
20
Si nos acercamos a la catedral de don, Routledge, 1993. la grafía original (Citroën).
24
Santiago de Compostela, tras la puer- 22
La iconografía del grabado de Cfr. Fernando Flores Jiménez, “El
ta de Platerías, podremos contemplar Goya reaparece en otra película de tráfico en España”, Temas españoles,
un capitel con una mujer desgreñada Gutiérrez Aragón: Sonámbulos nº 497, 1969 y Servicio de Estudios
que muestra su bajo vientre converti- (1977), aunque aquí lo hace de forma Económicos del Banco Urquijo, Evolu-
do en monstruosa cabeza de león. menos explícita y a través de la com- ción a largo plazo de la industria del
Moralejo interpreta la figura en este posición de un solo plano. Como ha automóvil en España, Madrid, 1970.
25
sentido, recordando la metáfora implí- escrito Josetxo Cerdán: “Pero si el per- Como se decía que hacían con
cita en los Proverbios, tratada luego sonaje de Goya es asaltado por los Franco.
por San Jerónimo: la “os vulvae” extraños seres que pueblan sus sue-
puede ser la “os inferni”. Cfr. Serafín ños, Ana es violentada en sus sueños
Moralejo, “Artistas, Patronos y Público por esos seres que pueblan la España
en el Arte del Camino de Santiago”,

QUINTANA Nº4 2005. ISSN 1579-7414. pp. 153-163

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