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- Socio construcción de la personalidad: un proyecto educativo.

La identidad personal, entendida como individualidad (para diferenciarla del individualismo insolidario de las sociedades
contemporáneas) supone un proceso dinámico, ya que a lo largo de la vida los elementos que la configuran pueden ir
modificándose. Puede parecer paradójico que en ese proceso de construcción de la identidad personal se dé un
movimiento hacia la separación (es decir, hacia la independencia y la individuación), pero al mismo tiempo se necesite a
los otros. Para que el proceso de individuación sea verdaderamente humanizador y emancipador, es necesario un
proyecto educativo en el que el sujeto se implique en la construcción social y cultural de su personalidad moral.

Cada persona va construyendo, de forma paulatina, mediante múltiples interacciones con sus semejantes en entornos
complejos y plurales lo que denominamos una identidad personal; por supuesto, ese proceso dinámico debería ser
estimulado para la constante innovación humanizadora o existe el riesgo de caer en el estatismo o la alienación. En la
modernidad, poseer una identidad personal supone tener la capacidad de decidir, de elegir, gracias a una voluntad
(supuestamente) libre; en esta etapa histórica, hay que entender un proceso de emancipación y secularización
consistente en la evolución histórica y sociocultural de la civilización, lo que ha posibilitado (desgraciadamente, no ha
pasado de ser una posibilidad) la liberación del sujeto frente a toda suerte de colectivismos proteccionistas.

- Socio construcción de la personalidad: Un ser racionalmente activo.

Cada persona es solo relativamente autónoma, ya que depende para su desarrollo de su entorno social y cultural, por lo
que la liberación personal solo se consigue auténticamente modificando aquello que lo determina: el conjunto de las
instituciones que el ser humano ha creado y que puede constreñir o favorecer su libertad. Estaremos de acuerdo en que
no estamos simplemente determinados por nuestra condición biológica, sino que lo que nos define como especie es ser
"racionalmente activos", tenemos una disposición a la innovación intelectual y a la capacidad electiva. La actividad del
ser humano no solo depende de conductas instintivas, también de su capacidad para ampliar el registro simbólico de
posibilidades de acción, lo que conlleva abrir la conducta a lo innovador y lo inédito.

- Socio construcción de la personalidad: Como Proceso.

En el proceso de construcción de la identidad personal, se busca la autonomía moral y la maximización de las


oportunidades de emancipación del sujeto. El objetivo es, a un nivel pedagógico, no solo el desarrollo de habilidades y la
ejecución de tareas, también la capacidad de afrontar y comprender las situaciones problemáticas que el sujeto va a
encontrar una y otra vez. Más que nunca, es necesaria la formación de un sentido crítico en el sujeto, lo que contribuye
a su crecimiento autónomo y al proceso de formación de una identidad auténticamente personal.

Desarrollar el sentido crítico y la autonomía es dejar a un lado todas las presiones ambientales de naturaleza
sociocultural; se entiende que es una crítica positiva que trata de diferenciar lo que es valioso de lo que no lo es. Por
supuesto, esa capacidad crítica del sujeto depende de la calidad de las interacciones con el medio social, de la cultura
que se le presenta y de la manera en que se hace.

El sujeto crítico busca con su reflexión una posible verdad, pero sabiendo que no existe ninguna absoluta; del mismo
modo, se evita la "institucionalización" de una idea inmutable. Por otra parte, el sentido crítico no se construye
adecuadamente sin el conocimiento reflexivo de ciertos hechos personales y sociales, los cuales pueden hallarse en
polémica desde el punto de vista de los valores y requieren ejercicios prácticos de juicio, de comprensión y de
transformación.

Una comprensión crítica de la realidad requiere, tanto de un desarrollo de habilidades morales, como de una capacidad
de modificarlas en base a la argumentación, el debate y la discusión. Es por eso que el intercambio de ideas y opiniones
constante, en aras de llegar a un entendimiento, lleva a la evitación de todo dogmatismo y autoritarismo.
- Socio construcción de la personalidad: Diferencias en la construcción.

No existe propiamente sujeto, identidad personal, sin los otros, los cuales contribuyen de manera decisiva a su propia
configuración. De sus relaciones con la comunidad, la persona toma modos de ser y estilos de hacer, desarrolla unas
capacidades e inhibe otras, en suma, forma su identidad. Somos animales simbólicos, es decir, seres capaces de innovar
y de crear; es por ello que han ido aumentando las posibilidades de acción racional, de los individuos y de la especie,
gracias a esas grandes capacidades de aprendizaje.

También nos define como humanos nuestra capacidad de actuar, lo cual a veces se manifiesta como incertidumbre o es
incluso pernicioso, ya que en no pocas ocasiones las elecciones se realizan en contextos de fatalidad. Así, se ha asumido
la complejidad e incertidumbre de los fenómenos humanos o, lo que es lo mismo, del fenómeno moral.

La tradicional diferenciación entre una ética de las convicciones y una ética consecuencialista ha dado paso a una
especie de síntesis entre ambas, lo que ha apoyado una educación basada en la autonomía moral de la persona y en el
desarrollo de su sentido crítico, basado en la capacidad para revisar viejas convicciones, en transgredir todo legado
cultural y en buscar nuevas argumentos racionales en un sentido siempre dialógico.

Por otra parte, esa preocupación por las actitudes individuales, por la construcción de una identidad personal no
erosionada por fuerzas externas ni colectivas, es paralela a una realización de la libertad que exija la moralización de las
instituciones, las costumbres y los hábitos sociales.

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