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Lucas 17:10

Así también vosotros, decid: que siervos inútiles somos: lo que debimos hacer,
hemos hecho».

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Lucas 17:10 - Reina Valera 1960


Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado,
decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Ver Capítulo

Lucas 17:10 - Traducción en Lenguaje Actual


De modo que, cuando ustedes hayan hecho todo lo que Dios les ordena, no
esperen que él les dé las gracias. Más bien, piensen: “Nosotros somos sólo
sirvientes; no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.”

Ver Capítulo

Lucas 17:10 - Nueva Version Internacional


Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado,
deben decir: 'Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con
nuestro deber.'

Ver Capítulo

Lucas 17:10 - Nueva Versión Internacional 1999


Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado,
deben decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con
nuestro deber.”

Ver Capítulo

Lucas 17:10 - Biblia de las Américas


Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha ordenado,
decid: "Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber
hecho."

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Lucas 17:10 - Dios habla hoy


Así también ustedes, cuando y a hayan cumplido todo lo que Dios les manda,
deberán decir: 'Somos servidores inútiles, porque no hemos hecho más que
cumplir con nuestra obligación. ' "

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Lucas 17:10 - Kadosh Israelita Mesiánica


Es lo mismo con ustedes; cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado
hacer, deben de estar diciendo: 'Sencillamente somos esclavos ordinarios, sólo
hemos hecho nuestro deber.'"

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Lucas 17:10 - Nueva Traducción Viviente


De la misma manera, cuando ustedes me obedecen, deben decir: “Somos
siervos indignos que simplemente cumplimos con nuestro deber”.

Ver Capítulo

Lucas 17:10 - La Biblia del Oso RV1569


Así también vosotros, cuándo haya hecho todo lo que os es mandado, decid,
Siervos inútiles somos: porque lo que debíamos de hacer, hicimos.

Muchas veces esperamos -y, en ocasiones, incluso exigimos- la gratitud


y el reconocimiento por nuestras obras buenas, cuando, en realidad, no
hemos hecho nada de extraordinario, sino, simplemente, cumplir con
nuestro deber.

En el Evangelio de San Lucas leemos esta enseñanza del Señor:

«En aquel tiempo, dijo el Señor: ¿Quién de vosotros tiene un siervo


arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: “Pasa al
momento y ponte a la mesa?” ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo
para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y
después comerás y beberás tú?” ¿Acaso tiene que agradecer al siervo
porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando
hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles;
hemos hecho lo que debíamos hacer». (Lc. 17, 7-10)

Recuerdo una anécdota de mi niñez que me hizo aprender esto. El


último día de clase antes de las vacaciones de Navidad, mi hermana y yo
habíamos recibido las notas del primer trimestre. Mi madre vino a
recogernos al colegio, como de costumbre. Al verla, mi hermana se
adelantó corriendo para enseñar a mi madre sus notas. Estaba eufórica
porque, por primera vez, había sacado un notable en Lengua. Mi madre
se alegró mucho, la felicitó, la abrazó, y le dijo: “Esto se merece un
premio”. Luego me acerqué yo con mis notas, saboreando ya también mi
premio. Como me gustaban las Matemáticas, hice pronto el cálculo. Si
por un notable se consigue un premio... ¿qué me dará a mí por seis
sobresalientes? Sin embargo, cuando mi madre vio las calificaciones, se
contentó con decirme: “Muy bien, hija, están muy bien”. ¿Eso era
todo? Callé de momento, pero en mi interior iba dándome razones a mí
misma de la injusticia de mi madre.

Por el camino a casa, paramos en una librería. Mi madre regaló un libro a


mi hermana como premio por sus notas, para motivarla a seguir
esforzándose y que, de esta manera, adquiriera también el hábito y el
gusto por la lectura. La verdad es que mi hermana, seguramente, hubiera
preferido otro tipo de premio, pero era esto lo que correspondía a su
mérito. Yo no pude callar más y empecé a defender “mis
derechos”. “Mamá, yo siempre traigo buenas notas y nunca me has dado
un premio. A mi hermana, por un solo notable, le compras un libro”. La
respuesta de mi madre fue tan justa como desconcertante para mí: “Hija,
no has hecho más que tu deber. Yo me alegro y te agradezco que te
esfuerces, pero eso no merece ningún premio. Tu hermana, sin embargo,
ha tenido que hacer algo más que el simple deber, se ha tenido que
esforzar más de lo normal para conseguir un notable, y como quiero que
se siga esforzando, le regalo un libro. ¿Entiendes?” La verdad es que en
ese momento no lo entendía, lo entendí más tarde.

Fácilmente, tendemos a tener esta actitud con Dios. Nos pensamos que,
con nuestras buenas obras, estamos haciendo un favor al Señor y que
nos lo tiene que agradecer y premiar. ¡Qué distinta es la lógica de
Dios!

El Santo Padre Benedicto XVI, hablando de este pasaje evangélico en


una homilía, dijo que se trata de “una enseñanza de humildad
estrechamente ligada a la fe”. Lo explicó de esta manera: “El siervo debía
al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado
hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar
conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación
semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino
que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo
es un don suyo. Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos
tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios no
debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un
servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa
concepción que puede nacer en todos, incluso en las personas que
trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos
ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por
Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles,
hemos hecho lo que teníamos que hacer». Esta es una actitud de
humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al
Señor ser muy generoso con nosotros”. (Benedicto XVI, homilía del 3
de octubre de 2010)

El Señor nos pide acoger esta lección de humildad y de fe. No


queramos hacer valer nuestros “méritos”, no busquemos recompensas.
Seamos generosos con Dios, porque Él sí que merece que le amemos y
sirvamos sin reservas. El Señor, sin duda, premiará nuestros esfuerzos,
pero no es un premio de justicia sino de misericordia.

¿Siervos Inútiles?

¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o


apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No
le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y
bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo
lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis
hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que
debíamos hacer, hicimos. (Lucas 17, 7-10)

Duras palabras las de Cristo, por supuesto que nos gustaría que hubiese dicho algo
así como “Luego de un largo y duro día de trabajo el siervo llega y su amo debe
servirle y darle de comer…” Sin embargo es Él quien enseña acerca del servicio en el
orden correcto y la importancia de lo que se hace y obedece. Llega al punto de decir
“¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no”
Si querías saber como pensaba Jesucristo, aquí tienes un ejemplo. Pero sabemos que
lo que el Señor enseña es honorable, puro y perfecto.

SIERVOS INUTILES

Alguna vez escuché a un hermano orar diciéndole al Señor “soy tu siervo inútil y
aunque así sea pon tus ojos en mí por piedad” y como la oración me pareció modesta y
de recogimiento, la adopté para mi manera de orar. Con el tiempo comprendí que no
era correcto. Cuando uno tiene sellado en el corazón que Dios es nuestro Padre,
entiende algunas cosas como por ejemplo que Dios quiere hijos humildes, con un
corazón siempre dispuesto y una mentalidad de líder ¿Pero querrá nuestro Padre del
Cielo hijos que se humillan y se sienten disminuidos? ¿Cómo es eso de siervos inútiles?
¿Querrá Dios siervos inútiles? Veamos el contexto de este tema.

Dice la palabra “¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado?
Pienso que no.” Es una cuestión de cumplir órdenes y aunque nuestra cultura ha
cambiado y solemos ser más “educados” y condescendientes al respecto, debemos saber
que la gratitud más allá de la buena educación es un merecimiento. ¿Qué podría hacer
yo para merecerme las gracias de mi Padre del Cielo? Dice su palabra que incluso
haciendo TODO lo que me manda, soy un siervo inútil. ¿Cómo? Y siempre lo seré
mientras sólo me limite a lo que me mandan.

Inútil significa que no es útil. ¿Quieres ser útil para el Señor? Tienes que ir más allá de
sus mandatos. Dios da órdenes pero otras cosas son alternativas. Evangelizar es una
orden del Cielo, pero llevar los corazones afligidos a Cristo para que sean consolados es
una opción. Honrar a los padres es una orden pero mimarlos y consentirlos por
agradecimiento a su amor es una opción, no matar es una orden, pero recuperar la vida
de quienes aunque vivos por fuera están muertos por dentro, es una opción. Si sólo
haces lo que Dios manda eres un siervo, pero inútil. Si haces más allá de lo que Dios
manda entonces eres un hijo de Dios que sirve y serás muy útil y te será encargado más
porque has sido fiel en lo poco.

Si lo notan, varias parábolas de Jesús implican un mayor esfuerzo del esperado. La


parábola de los talentos o de las vírgenes revela esta visión de ir más allá. El joven rico
preguntó a Cristo ¿Qué debo hacer para ganar mi morada en el Cielo? He cumplido
todos los mandamientos. Y Jesús le respondió “Falta una cosa” ¿Cómo podía faltar algo
más? Siempre su mensaje fue ir más allá. Él nos amó hasta el extremo, fue más allá de
lo que podríamos comprender, dio su vida por nosotros.

EL ESFUERZO ADICIONAL
“Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de
esto, come y bebe tú.” La cena se prepara durante la noche, y en este caso luego de un
largo día de trabajo. La palabra “cíñete” es lo que nosotros conocemos como ponerse
una faja para hacer un esfuerzo adicional. Como cuando las personas que trabajan
cargando grandes pesos deben fajarse. ¿Por qué dijo el amo prepárame la cena, cíñete,
y sírveme? Porque eso requería además un esfuerzo adicional.

Alguna vez me enseñaron que los siervos siempre comen y descansan como siervos
cuando están entre siervos, por eso siempre prefieren estar cerca del amo, porque
cuando comen cerca de él y descansan cerca de él, comen lo que el amo come y
descansan bajo su techo. ¿Qué mejor si nuestro Señor es el Dios del Universo, dueño de
todo y de todos? Pero comer de su mesa, de su comida y morar con Él requiere un
esfuerzo adicional. Luego de hacer todo lo que hay que hacer porque es nuestro deber,
debemos estar dispuestos a servirle, por amor a su nombre y porque queremos ser
útiles a su amor y su misericordia.

Queremos hacer objeto de nuestra reflexión espiritual un texto del


evangelio de Lucas ( 17,7-10), del que podemos obtener un mensaje
particularmente consolador para nuestra vida y nuestro servicio.

"Quién de vosotros que tenga un criado arando o pastoreando le dice cuando llega
al campo: "Ven, siéntate a la mesa?. No le dirá más bien: : "Prepárame la cena y
sírveme mientras como y bebo, y luego comerás y beberás tú?" Tendrá quizás que
agradecer al siervo que haya hecho lo que se le había mandado?. Así también
vosotros, cuando hayáis hecho lo que se os mande, decid: "somos siervos inútiles,
hemos hecho lo que teníamos que hacer..."

Nos preguntamos cuál es el mensaje de la parábola. Quisiera expresarlo,


mediante 4 reflexiones sucesivas:

1. Lo que Jesús no quiere decir

El no quiere inducir a un comportamiento deprimente, propio de quien baja la


cabeza y admite que no vale nada.
Esta actitud de frustración, está sin embargo, muy difundida en nuestros días y
considero útil ejemplificarla.

Pienso en la madre de familia, que después de haber educado y criado


fatigosamente a los hijos, descubre en un determinado momento, que la hija
convive con alguien y no quiere casarse por la Iglesia, o que uno de sus hijos ya no
va la misa los domingos y que otro está enganchado a las drogas. Entonces
concluye: "La culpa es mía, me he equivocado en todo, no he sabido hacer nada".
Es ésta una actitud típica de frustración, por desgracia, demasiado común.

Pienso en el anciano que pasa sus días delante del televisor, quizás en la monotonía
de un asilo, sin ni siquiera comprender todo aquello que ve, porque es sordo y dice:
"Estoy solo, nadie cuida de mi, ¿ para qué sirvo?. Soy un inútil, nadie me pide
opinión".

Pienso en el obrero, experto en poner tornillos, que se ve sustituido por una


máquina, y que al final es despedido, también él se convence de que ya no sirve
para nada, porque la llegada de las máquinas le ha mostrado su inutilidad.

Pienso en el párroco que soñó con ser un líder espiritual, se da cuenta de que la
gente recurre a él solo para obtener una recomendación, para obtener algún tipo de
seguridad sacramental, tal vez de un modo un poco mágico, y entonces se
pregunta: "pero para qué sirvo yo?"

Pienso en el cura joven que se ha esforzado acompañando a los jóvenes en su


camino hacia la confirmación y ve cómo se alejan.

Todos ellos son comportamientos frustrantes, a los que la parábola no alude en


absoluto; no trata de hacernos creer que no somos capaces en este sentido.

2. ¿Cuáles son pues los comportamientos a los que


quiere inducir la parábola?

Resumo un poco la figura del siervo delineada por las palabras de Jesús, con tres
adjetivos: "Siervos inútiles, inadecuados, felices"

El texto afirma ante todo el primado de la gracia, la conciencia de que todo lo


recibimos de Cristo y de que, por mucho que nosotros hagamos, es El quien lo hace
primero. El Espíritu del Resucitado nos precede, actúa antes que nosotros.
Debemos tener la certeza de que el Señor es siempre más grande y de que su
misericordia es siempre vencedora, quien lo da; el Reino es don gratuito de Dios,
que ninguna acción nuestra puede merecer. En este sentido debemos comprender
la expresión "inútiles".

Por consiguiente el gozo de sentirnos inadecuados porque Dios tiene el primado,


Gozo muy importante, si lo pensamos bien: no nos toca a nosotros salvar el
mundo, cargamos con el peso del mundo sobre nuestros hombros, si el primado es
de Dios y del Espíritu.

La verdadera inutilidad, la verdadera inadecuación, consiste en el hecho de que


respecto al mundo de la gracia y de lo sobrenatural, es siempre Dios el primero que
actúa, después nos llama a colaborar, a hacer todo lo que debemos, pero la
responsabilidad es del Pastor, Jesús, mientras que nosotros somos pastores
subordinados y participantes..

Es Jesús, quien por su infinita bondad carga con nuestra iglesia local, con nuestras
parroquias; es El quien salva al mundo, quien ya ha cargado con nuestros pecados
sobre el madero de la cruz. Es un grave error deprimirnos, cuando nos parece que
la gente no sabe orar, que no madura en la fe, que no vive la esperanza. Es
problema del Señor! A nosotros nos toca realizar con amor lo que se nos manda,
dejándole a El los resultados. Se trata de una verdad que libera y rescata.

El gozo del siervo inútil e inadecuado nos hace felices y nos hace sentirnos bien
cuando hemos cumplido con nuestra parte.

La parábola subraya que es el Reino de Dios el que viene; no somos nosotros los
que lo construimos. Lamentablemente en la liturgia postconciliar, sobre todo en las
oraciones de los fieles se utiliza la expresión "construir el Reino de Dios". En
realidad no existe en el Nuevo Testamento: se edifica la comunidad, no el Reino,
que es don, es gracia y viene de lo alto.

Aún hay más. La parábola que nos conduce al primado del Reino que viene evoca
ese texto de Lucas donde el amo se ciñe y se pone a servir al siervo ( 12,37). Asi,
pues el Señor supera nuestras expectativas, sirviéndonos a la mesa. Nos sirve en la
eucaristía y nos prepara un gozo pleno de felicidad de vida, en donde Dios nos
servirá dándose a sí mismo..

En definitiva, la verdadera experiencia de la vida cristiana, no es la de servir, sino


la de ser servidos por Jesús, que siendo rico se hizo pobre por nosotros, el amo de
todos y ha venido para servirnos.

3. ¿Quién de nosotros puede verdaderamente decir que


ha hecho todo lo que se le ha mandado?

La parábola no considera la hipótesis del siervo que ha fallado, dado que está
dirigida a los apóstoles, que lo han dejado todo para seguir a Jesús. Y Jesús les
dice: no tengáis pretensiones obsesivas de ser gratificados, sino reconoced que
cuando se os da incluso la capacidad de hacerlo todo bien, es don y debe ser
recibido con gratitud y alegría.

En cualquier caso la objeción sigue presente: ¿ y si no hubiéramos realizado todo lo


que debíamos?
Creo que entonces nos encontraríamos en la situación del servidor que debe al rey
diez mil talentos y como le es perdonada su deuda ( cf. Mt. 25,23-24.27) Incluso
para quien no ha realizado lo que debía, existe el perdón del Señor y el
ofrecimiento del gozo, no ciertamente como premio de la holgazanería, sino como
consuelo para reponerse.
El primado de la misericordia, está siempre presente, siempre debe ser proclamado
y eso es lo que cuenta.

4. Una encrucijada ante la misericordia de Dios

Todos nosotros reconocemos con gozo, que el platillo de la balanza de nuestra vida
se inclinará siempre del lado de la misericordia divina; nunca, en efecto podremos
afirmar verdaderamente haber realizado todo lo que se nos había mandado.

¿Pero el gozo de sentirnos perdonados nos impulsará a amar mucho?

La línea divisoria se pone entre la mujer perdonada en casa de Simón, que ama
mucho porque mucho se le ha perdonado, y el servidor despiadado, que a pesar de
habérsele perdonado una grandísima deuda de diez mil talentos, exige después de
un subalterno la restitución de un pequeño crédito.

Somos perdonados como la pecadora en casa de Simón, como el servidor a quien


se le perdonan diez mil talentos: estamos en manos de la misericordia. Nos toca a
nosotros elegir si queremos vivir con gratitud gozosa, amando cada vez mas en el
camino propuesto por Jesús, o bien si consideramos que el perdón nos era debido
por Dios y por tanto solicitamos lo debido a nuestros hermanos, hasta tratarlos
mal, con crueldad e ingratitud.
Esta es la verdadera encrucijada, ante la infinita misericordia del Señor: ¿tendré el
corazón de siervo agradecido?, que es consciente de que nada le es debido o bien
el corazón mezquino, que no tiene gratitud y se relaciona con los otros con dureza,
egoísmo, rigidez?
Somos siervos inútiles, inadecuados, pero podemos ser felices, convirtiéndonos
en servidores pacientes y humildes en la vida cotidiana o dejarnos atrapar por el
egoísmo cayendo en la frustración y en la exigencia indebida hacia nosotros
mismos y hacia los hermanos.

Concluyendo: me parece que la parábola no es simplemente tranquilizadora,


pues nos conduce de lleno a nuestra responsabilidad de cristianos.

Un siervo ideal – Bosquejos para predicar


Central de Sermones 3 julio, 2012 Bosquejos Bíblicos Deje un comentario 5,598 Vistas

Bosquejos Bíblicos – Bosquejos para Predicar


Introducción:
A. Pocas veces nos consideramos como siervos, pero a eso hemos sido llamados por Cristo.

B. Cristo nos enseñó a servir y no a ser servidos.

C. En el siervo de Abraham vemos a un siervo con características ideales.

D. Veamos las características de este hombre y apliquémoslas a nuestras vidas.

Proposición:
Dios busca siervos ideales y la Biblia nos enseña como serlos.

Oración interrogativa: ¿Qué se requiere para ser un siervo ideal?


Oración de transición: Este pasaje nos presenta cinco características de un siervo ideal:
I. Hace un Compromiso (Gn 24:2-3)
A. Se comprometió a servir

 En nuestras vidas abundan los compromisos

 Se requiere una decisión – Js 24:15

 Debemos cumplir nuestros compromisos con Dios – Ec 5:4

B. Comprometidos por amor

 Dios nos amó primero – 1a Jn 4:10

 Dios no nos fuerza a servir – Sl 100:2

II. Hace un Sacrificio (Gn 24:10)


A. No se excusó

 Aceptó la tarea

 Hay muchas razones porqué no servir al Señor – Mt 8:18-22

 Ejemplos: Moisés, Jonás


B. Se expuso por su Señor

 Dispuesto a dejar todo en su hogar – Mt 19:27

 Se enfrentó a una jornada larga y difícil – Mt 16:24

III. Es Responsable (Gn 24:33)


A. Puso primero su trabajo

 Somos responsables con nuestros patrones terrenales

 Somos responsables ante Dios – Lc 12:34

 Dios tiene prioridad en nuestras vidas – Mt 6:33

B. Representó bien a su señor

 Somos responsables de representar a Dios – Hb 12:1

 Somos acusados por Satanás – Ap 12:10

IV. Es Anónimo (Gn 24:34-35)


A. Se presentó como el siervo de su señor

 Un siervo se presenta con humildad – Mt 11:29

 Debemos considerarnos siervos inútiles – Lc 17:10

B. No mencionó su nombre

 En ocasiones buscamos reconocimiento

 Dios es el que cuenta – Mt 5:16

 Es necesario que Cristo sea exaltado – Jn 3:30

V. Es Diligente (Gn 24:55-56)


A. No quiso perder tiempo

 No se quedó a descansar más de lo necesario

 Aprovechando bien el tiempo – Ef 5:16

 Hay tiempo para todo – Ec 3:1

B. Cumplió su misión

 Pudo haber engañado a Abraham

 Fue honesto con su Señor – Ga 6:7

 Volvió triunfante – 2a Tm 4:7-8

Conclusión:
A. Dios busca siervos ideales para su obra.

B. Dios, por medio de su Palabra, nos enseña a ser siervos ideales.


SOMOS SIERVOS INUTILES
Filed under: Libros — eingel1 @ 22:07

3 Votes

Todas esas personas que se consideran " autoridades" religiosas, deberían

tomar en cuenta muy seriamente lo que dice Jesús en este pasaje qué hoy

tratamos.

Estamos viendo la aparición de muchos líderes que se hacen llamar pastor, o

doctor de la iglesia, teólogos, súper pastores de la televisión con mucho

renombre, sacerdotes, ministros etc. que se han hecho famosos en los círculos

donde actúan.

La gente llega a considerarlos como personas que influyen en la voluntad de

Dios, y algunos de estos súper pastores creen que lo son.

Pero, la realidad es muy distinta, son peligrosos porque pueden llevarte por

un camino totalmente equivocado, un camino de perdición para tu alma., si lo

idolatras estas perdido.

Lo dice Jesús en el siguiente pasaje


LUCAS 17

7 "¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa

del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?"

8 ¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme

hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?"

Servir a Dios y a nuestro Señor Jesús, es actuar exactamente como lo hizo

Jesús, no vino buscando fama ni hacer ostentación de poder, ni hacer milagros

con la intención de ser honrado por los hombres, como El mismo lo dice: Yo

vine a servir, lo mismo deben hacer los que dicen ser sus servidores, primero

está el Señor, porque la fe es para con Dios, no es conveniente la fe en los

hombres. es anatema o maldición, así está escrito.

La fama o gloria, no es para el enviado sino para el que lo envía, Jesús vino

para cumplir una misión y en esa misión, estaba la de hacer que podamos

conocer a Dios, no de una imagen, sino de sus principios, de su amor, de su

rectitud, de su Sabiduría, de su omnipotencia. de su misericordia y todo lo

bueno que tiene Dios, por lo tanto, toda alabanza y agradecimiento, tiene que

ser para Dios y si digo Dios, digo también Jesús, – no para el siervo.

9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado?

10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado,

decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer."

Estas palabras fueron dichas y escritas para todos los seres humanos,

especialmente para sus servidores. el verdadero siervo de Dios, hace y dice lo

que le fue mandado, no actúa ni dice nada por su cuenta.

En cambio, si actúa por su cuenta, no busca la gloria de Dios sino la propia, y

si el servidor recibe los aplausos, se convierte en un falso profeta, y la gente


que lo aplaude se convierten en idólatras, y por más que digan Señor, Señor,

no entrarán al Reino de los Cielos.

Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que debíamos hacer.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.

Siervo Inútil Soy


Por Siervo Inútil Soy

LUCAS 17:10
Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos
inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.

Somos siervos inútiles – Nos han concedido ningún favor. Tenemos “merecido” nada. No
han “beneficiado” de Dios, o lo puso en “obligación”. Si él nos recompensa, será cuestión de
un favor inmerecido. Esto es cierto en relación a los cristianos en los siguientes aspectos:

1. Nuestros servicios no son “rentables” a Dios Job 22:02 ; que “necesita” no nos ayuda, y en
su felicidad esencial, no se incrementará en nuestros esfuerzos.

2. La gracia de hacer su voluntad viene de él sólo, y todos los elogios de que se le adeudan.

3. Todo lo que hacemos es lo que es nuestro “deber,” no podemos pretender haber prestado
ningún servicio que se “unen” lo que nos muestran a favor, y,

4. Los mejores servicios, se mezclan con las imperfecciones. Nos están destituidos de la
gloria Romanos 3:23 ; no le sirven sinceramente, y con alegría, y fielmente lo que nos
conviene, estamos lejos, muy lejos de ser el ejemplo que nosotros por el Salvador, y si
somos salvos y recompensados , será porque Dios tendrá misericordia de nuestra injusticia,
y recordar nuestros pecados no más, Hebreos 8:12 .

decir que somos siervos inútiles; no en el sentido, como los hombres no regenerados, que
somos desobedientes y reprobados para toda buena obra y no aptos, 03:12 romanos o como
el siervo perezoso, que no hizo lo que su Señor le ordenó, Mateo 25:30 . Y esto no es el
sentido, que no son rentables para los hombres, para que puedan ser, y son muy útiles y útil
a los hombres, y de los santos, pero que son tan de Dios, cuya gracia y la fuerza son lo que
son , y hacen lo que hacen, y no puede dar nada a él, pero lo que es suyo y lo suyo, y así le
puede poner ninguna obligación de ellos, ni merece ninguna cosa de él, no, ni siquiera las
gracias, y mucho menos el cielo y la vida eterna. La versión Persic, todo lo contrario al
sentido de las palabras dice: “somos siervos pura o limpia, porque hemos hecho”, & c. y la
versión etíope deja de lado la palabra “inútiles”, y dice: “somos siervos”, nos reconocemos a
ser siervos:

hemos hecho lo que es nuestro deber hacer, por tanto, la diligencia es muy adecuado y
razonable en hacer la obra del Señor, la humildad es necesario, que un hombre no puede
arrogarse que a sí mismo, que no le pertenecen; o se jactan de sus actuaciones, o en
cualquier lugar la dependencia de ellos o sus expectativas generadas a causa de ellos, ya que
cuando lo ha hecho más y mejor, lo que ha hecho, sino lo que debe y lo que estaba obligada
a ello, y en que es muy deficiente
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Acerca de Siervo Inutil Soy

LUCAS 17:10 Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid:
Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos. arnes 'Notas sobre la Biblia Son
siervos inútiles - Nos han concedido ningún favor. Tenemos "merecido" nada. No han "beneficiado"
de Dios, o lo puso en "obligación". Si él nos recompensa, será cuestión de un favor inmerecido. Esto
es cierto en relación a los cristianos en los siguientes aspectos: 1. Nuestros servicios no son
"rentables" a Dios Job 22:02 ; que "necesita" no nos ayuda, y en su felicidad esencial, no se
incrementará en nuestros esfuerzos. 2. La gracia de hacer su voluntad viene de él sólo, y todos los
elogios de que se le adeudan. 3. Todo lo que hacemos es lo que es nuestro "deber," no podemos
pretender haber prestado ningún servicio que se "unen" lo que nos muestran a favor, y, 4. Los
mejores servicios, se mezclan con las imperfecciones. Nos están destituidos de la gloria Romanos
3:23 ; no le sirven sinceramente, y con alegría, y fielmente lo que nos conviene, estamos lejos, muy
lejos de ser el ejemplo que nosotros por el Salvador, y si somos salvos y recompensados , será porque
Dios tendrá misericordia de nuestra injusticia, y recordar nuestros pecados no más, Hebreos 8:12 .
decir que somos siervos inútiles; no en el sentido, como los hombres no regenerados, que somos
desobedientes y reprobados para toda buena obra y no aptos, 03:12 romanos o como el siervo
perezoso, que no hizo lo que su Señor le ordenó, Mateo 25:30 . Y esto no es el sentido, que no son
rentables para los hombres, para que puedan ser, y son muy útiles y útil a los hombres, y de los
santos, pero que son tan de Dios, cuya gracia y la fuerza son lo que son , y hacen lo que hacen, y no
puede dar nada a él, pero lo que es suyo y lo suyo, y así le puede poner ninguna obligación de ellos, ni
merece ninguna cosa de él, no, ni siquiera las gracias, y mucho menos el cielo y la vida eterna. La
versión Persic, todo lo contrario al sentido de las palabras dice: "somos siervos pura o limpia, porque
hemos hecho", & c. y la versión etíope deja de lado la palabra "inútiles", y dice: "somos siervos", nos
reconocemos a ser siervos: hemos hecho lo que es nuestro deber hacer, por tanto, la diligencia es muy
adecuado y razonable en hacer la obra del Señor, la humildad es necesario, que un hombre no puede
arrogarse que a sí mismo, que no le pertenecen; o se jactan de sus actuaciones, o en cualquier lugar la
dependencia de ellos o sus expectativas generadas a causa de ellos, ya que cuando lo ha hecho más y
mejor, lo que ha hecho, sino lo que debe y lo que estaba obligada a ello, y en que es muy deficiente

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