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Lección No.

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INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

PRESENTACIÓN

Este curso tiene la intención de ofrecer una visión introductoria de la filosofía. En él se


estudiaran los siguientes temas: las características del pensamiento pre filosófico, la
constitución del pensar filosófico, la idea general de la filosofía, los métodos de la filosofía
y la metodología de la historia de la filosofía.

1. ANTECEDENTES DE LA FILOSOFÍA

La filosofía es un quehacer esencialmente humano a través del cual se busca explicar y


transformar la totalidad. No obstante, éste no ha sido el único camino empleado por el
hombre para realizar tal propósito. Junto a la filosofía y aún antes de su surgimiento, se
han desarrollado formas de pensamiento no filosófico que merecen ser estudiados en
toda su complejidad, tanto por su cercanía al actuar cotidiano de los individuos como por
su importancia en las concepciones sustentadas por éstos dentro de una sociedad
determinada.

En este capítulo se presentan los rasgos distintivos de tres formas de pensamiento no


filosófico: el mito, la religión y el sentido común. Se ofrecen también los cambios operados
por el pensamiento filosófico frente a la tradicional manera de pensar mítica.

I. EL PENSAMIENTO PREFILOSÓFICO

Dentro de las distintas actividades humanas, la constitución del pensamiento filosófico no


ha ocurrido de una manera espontánea.

Esto quiere decir, que su gestación se encuentra precedida por otro tipo de explicaciones
dadas por el hombre en su afán de dar respuesta a diversos problemas, preocupaciones,
interrogantes, intereses, etc., inherentes a su existencia.

Estas soluciones normalmente han estado en correspondencia con las actitudes (mítica,
práctica y otras) que el hombre ha asumido frente al mundo, y su aceptación o validez ha
estado apegada a las circunstancias propias de la realidad.

El pensamiento pre filosófico posee sus propias características, las cuales lo distinguen
del pensamiento filosófico y científico. En tal sentido, es oportuno hablar separadamente
de sus formas, ya sea mítica, religiosa o práctica

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1. La actitud mítica

A través del mito, el ser humano ha encontrado respuestas a


múltiples inquietudes que sobre sí mismo y sobre el mundo le han
sido planteadas por el solo hecho de vivir. Esto es, ha encontrado
en él las verdades que le ayudan a vivir.

Al mito podemos considerarlo como relato o como sistema de


vida. Como relato, puede hablarnos de los orígenes del universo y
del hombre, de la dependencia del hombre de la naturaleza, de
las divinidades, de los héroes, etc.

Como sistema de vida, el mito nos lleva a la valorización de los


patrones de conducta y las respuestas vivenciales que por él son
determinadas.

El mito tiene una vigencia social: tiene su origen y su sentido en el


marco de un grupo humano, que es precisamente quien
determina sus modalidades, su forma.

Los antiguos, vieron siempre al hombre como parte de la


sociedad y a ésta como inmersa en la naturaleza; dependiendo de
las fuerzas cósmicas. Para ellos no había oposición entre la
naturaleza y el hombre y, por tanto, no existía la necesidad de
aprehenderlos siguiendo modos de conocer diferentes.

Los fenómenos eran concebidos, en general, en relación con la


experiencia humana, y ésta a su vez, era referida a los
acontecimientos cósmicos.

En el pensamiento antiguo, la especulación tenía posibilidades


ilimitadas para su desarrollo debido a que no tenía las
restricciones que implica una indagación científica de la verdad
(metódica) y a que el dominio de la naturaleza no se distingue del
dominio humano.

En la lógica del pensamiento creador de mitos, las ideas no son


autónomas, sino que están inmersas en la peculiar actitud
mostrada hacia el mundo de los fenómenos, y en cuanto a esto,
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hay que aclarar que cuando los investigadores han presentado


testimonios de que el hombre primitivo tenía un modo prelógico
de pensar, se refieren, probablemente, a las prácticas mágicas y
religiosas.

Si tratamos de definir la estructura del pensamiento creador de


mitos y de compararlo con el pensamiento científico moderno
tenemos que: este último se caracteriza por la distinción entre lo
subjetivo y lo objetivo, y es precisamente en esta distinción sobre
la que se basa el procedimiento crítico y analítico por medio del
cual el pensamiento científico reduce progresivamente los
fenómenos individuales a acontecimientos típicos sujetos a leyes
universales.

En la experiencia primitiva no hay lugar para un análisis crítico


semejante, para él carece de significado la distinción entre el
conocimiento subjetivo y el objetivo.

El pensamiento primitivo reconoce naturalmente la relación de


causa a efecto, pero le es imposible concebir la causalidad como
una operación impersonal, mecánica y sujeta a leyes.

Los dioses, como personificación de las fuerza naturaleza,


satisfacen las necesidades del hombre primitivo de encontrar
causas que le expliquen el mundo de los fenómenos.

Para el pensamiento creador de mitos, la vida del hombre y la


función del Estado se encuentran encajadas en la naturaleza, y
los procesos naturales son afectados por los actos del hombre,
del mismo modo que la vida humana depende de su integración
armoniosa con la naturaleza.

Para la conciencia mítica la realidad es todavía homogénea e


indiferenciada, por tanto, no existe ninguna delimitación fija entre
lo meramente representado y la percepción real, entre deseo y
cumplimiento, entre imagen y cosa, entre el mundo del ser
inmediato y el mundo de la significación mediata.

La actitud religiosa

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A través de la actitud religiosa el creyente fundamenta su existencia en el mundo y
también, por lo menos en muchas de las religiones, vive en función de una
existencia futura, más allá de la muerte.

Su vivir presente o mundano, es generalmente preparación para el vivir futuro, en


donde obtendrá premio o castigo según sea el caso.

La religión es religación, lazo de unión entre el hombre y su Dios. Esta religación


puede enmarcarse dentro del mito, puede ir más allá del mito por medio de la
búsqueda racional de la coherencia del dogma, tal y como lo hace la teología; o
por medios del concepto antideterminista del libre albedrio; o incluso por la toma
de conciencia del campo de vigencia de la religión, comprendiendo que hay otros
campos de acción y de reflexión en que no le corresponde a ella determinar, sino
a otras disciplinas como lo relativo a los astros, los números, las tormentas, etc.

3. La actitud práctica

Es el conjunto no sistemático de "verdades" o conocimiento nacidos de la propia


experiencia y de la ajena que han sido transferidos de generación en generación.
Estos conocimientos nos sirven para subsistir y nos resuelven los problemas más
elementales que van desde la forma de bajar una fruta por medio de una pedrada
lanzada por una honda, hasta la elaboración de utensilios de barro.

A esta actitud la llamamos "práctica" porque no pretende dar respuesta a grandes


problemas inmanentes o trascendentes, sino, más bien, solucionar los problemas
que se van presentando y que requieren soluciones inmediatas.

Entra en juego en ella el llamado "sentido común", esa facultad de resolver


razonablemente las cosas y que todos poseemos.

La actitud práctica puede estar, sin embargo, enriquecida por una actitud mítica,
semi-mítica o por la ciencia.

Así, pues, la realidad no se presenta originalmente al hombre en forma de objeto


de intuición, de análisis y comprensión teórica; se presenta como un campo en
que se ejerce su actitud práctico sensible y sobre cuya base surge la intuición
práctica inmediata de la realidad.

La práctica utilitaria inmediata y el sentido común correspondiente ponen al


hombre en condiciones de orientarse en el mundo, de familiarizarse con las cosas
y manejarlas, pero no les proporciona una comprensión de las cosas y de la
realidad.
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El conjunto de fenómenos que llenan el ámbito cotidiano y la atmósfera común de


la vida humana, que con su regularidad, inmediatez y evidencia penetra en la
conciencia de los individuos agentes asumiendo un aspecto independiente y
natural, forma el mundo de la pseudoconcreción.

En el mundo de la pseudoconcreción el lado fenoménico de la cosa, es


considerado como la esencia misma, y la diferencia entre esencia y fenómenos
desparece.

El fenómeno es, por tanto, algo que, a diferencia de la esencia oculta, se


manifiesta inmediatamente, primero y con más frecuencia.

ORIGENES DEL CONOCIMIENTO

Desde tiempos remotos, el hombre ya se preocupaba por las cuestiones fundamentales de la


realidad que afectaban de modo especial a su existencia: el origen, la naturaleza, la historia y la
finalidad de los seres y, entre éstos, del hombre mismo.

Como respuesta que se esforzaba por dar a esos interrogantes no era de orden racional -como lo
hará más tarde la filosofía-, sino de naturaleza mágica y mítico-religiosa, construyó un saber
anterior a la filosofía al cual los filósofos suelen llamar "saber prefilosófico".

El saber prefilosófico comprende, entonces, los planteamientos más profundos y universales del
hombre, planteamientos que mucho después (propiamente en el siglo VI a.C.) la filosofía retoma y
trata de contestar de forma racional y sistemática.

Como se ha señalado, el saber prefilosófico se preocupa, en consecuencia, por conocer y


explicar, de forma mágica y mítico-religiosa, el origen, la naturaleza, la historia y la finalidad de los
seres.

De forma mágica porque en épocas del saber prefilosófico el hombre se sirve de la magia para
conocer, dominar y explicar la realidad parcial o total de Ios fenómenos que acontecen en la
naturaleza.

Con el termino magia -del griego Magike Tecne: el arte de la magia-, se designaba originalmente
"el arte adivinatorio de los sacerdotes mazdeos" del zoroastrismo, en Persia.

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La magia es de origen oriental y se difundió en Occidente durante el periodo grecorromano,
perduró de forma más o menos oculta a lo largo de la Edad Media para retornar a la luz con el
Renacimiento, época en que se le concibió como parte de la filosofía que "permite al hombre obrar
la naturaleza y dominarla". Y fue así, como de esta manera los magos, tribu meda o casta
sacerdotal persa, se dedicaban a la astronomía y a la astrología; por esto, se les tenía "como
administradores de las fuerzas sobrenaturales".

La magia entonces era y ha seguido siendo un modo de conocimiento y dominio de la realidad total

II. HACIA LA CONSTITUCIÓN DEL PENSAR FILOSÓFICO

En el surgimiento de la filosofía no hay causas milagrosas, "no hay -sostiene


Vernant- una inmaculada concepción de la razón. El aparecimiento de la filosofía
no es un milagro, es un hecho de historia, enraizado en el pasado, formándose a
partir de él al mismo tiempo que contra él."

No obstante es importante señalar que hay quienes consideran que la aparición


del pensamiento racional ha significado un corte radical en la historia de la
humanidad. Más aún hay quienes piensa, como Burnet, que los griegos inventaron
la filosofía por ser un pueblo dotado de una inteligencia excepcional, en tal sentido
afirma que "los filósofos jonios han franqueado la vía que la ciencia, a partir de
este momento, no ha tenido más que seguir. Aparece pues el surgimiento de logos
como una especie de milagro".

Indudablemente a nuestro juicio esta interpretación resulta bastante simplista


puesto que nada en la historia surge porque sí. Y es necesario ubicar en su
contexto las causas por las cuales el pensamiento mítico se fue debilitando. Esto
significa que debemos rastrear una serie de condicionamientos que favorecieron la
aparición del pensamiento racional.

En primer lugar hay que tomar en cuenta una serie de transformaciones históricas
que se produjeron a partir del siglo VIII a. C., entre ellas "el tránsito de las
economías agrarias relativamente cerradas hacia la constitución de importantes
centros urbanos y marítimos comerciales tales como Mileto, ciudad que, en el siglo
VI a. de C. se constituyó en uno de los puntos centrales del comercio internacional
de la época, comercio que relacionaba a egipcios, fenicios, etruscos, jonios,
aqueos y carios y que generó una acumulación importante de riquezas en las
comunidades griegas; al mismo tiempo estas ciudades, Éfeso, Samos, Colofón,
Mileto, etc. conocían un intenso proceso de democratización, fenómeno ligado al
necesario desplazamiento político que de las antiguas noblezas y reyes de origen
agrario intentaron realizar los armadores y comerciantes ricos griegos. En Atenas,
uno de los más importantes núcleos culturales griegos, la base de la jerarquía
social va a estar constituida por la riqueza y no por el nacimiento."
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En ese periodo están presentes otros acontecimientos que hacen posible el


surgimiento del logos: la aparición de la moneda, la escritura alfabética, el
calendario, la organización política de las ciudades, el mayor progreso técnico,
etc., pero también el hecho de que en Mileto no existiera una casta sacerdotal
poderosa, hizo más expedito el que el saber se fuese volviendo laico.

Vamos a ver a continuación cuáles fueron los cambios operados por el


pensamiento filosófico frente a la tradicional manera de pensar mítica.

Recordemos que para dicha mentalidad la relación de los hombres con los demás
seres vivos era simpatética debido en gran parte a que el hombre no se
consideraba como el ser más perfecto en la escala animal, sino que un miembro
más de la gran sociedad vital. Es por ello que su trato con las cosas estaba teñido
de sentimiento y utilidad.

Con la aparición del pensamiento racional, en cambio, se instaura una visión


analítica de modo que se contraponen claramente el yo y las cosas, el hombre
toma distancia de ellas, lo cual supone no verlas en su familiaridad como cosas
para o instrumentos a través de los cuales se realizan determinados fines, sino
que se contraponen como objetivos, como entes independientes, poseedores de
un ser fijo, lo cual quiere decir que ya las cosas no cambian por el capricho de
seres sobrenaturales, como acontecía en la visión mítica del mundo, motivo por el
cual aquellos sólo podían ser objeto de narración. Al adquirir una naturaleza fija,
las cosas podrán llegar a ser objeto de definición, es decir se objetiviza la
naturaleza, se la despeja de la influencia sobrenatural.

Pues bien, conjuntamente con lo cambios operados a nivel del objeto, acaecen
también modificaciones en el sujeto; éste ahora se diferencia radicalmente de los
demás seres vivos y advierte que su diferencia específica, su racionalidad, es la
raíz de tal diferenciación.

Precisamente es por medio de dicha facultad por la que se dispone aceptar la


nueva manera de ser que descubren en las cosas.

Entendemos no obstante que el paso del mito al logos, aunque significa toda una
revolución en la manera de enfocar la realidad, la filosofía naciente no puede
erradicar sino muy gradualmente algunos vestigios del pensamiento mítico, el que
indudablemente siguió teniendo vigencia en grandes sectores de la población.

De todas maneras es bueno recordar con J. Pierre Vernant que "el nacimiento de
la filosofía aparece solidario de dos grandes transformaciones mentales: un
pensamiento positivo, que excluye toda forma sobrenatural y que rechaza la

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asimilación implícita establecida por el Mito entre fenómenos físicos y agentes
divinos; un pensamiento abstracto que despoja a la realidad de este poder de
mutación que le prestaba el mito."

Si el hombre busca descubrir la esencia oculta o la estructura de


la realidad, debe ya poseer, antes de iniciar cualquier indagación,
cierta conciencia de que existe

una verdad oculta de la cosa. El hombre da un rodeo y se


esfuerza en la búsqueda de la verdad sólo porque presupone de
alguna manera su existencia, y en virtud de que la esencia -- a
diferencia de los fenómenos- no se manifiesta directamente, y por
cuanto el fundamento oculto de las cosas debe ser descubierto
mediante una actividad especial, existe la ciencia y la filosofía.

IDEA GENERAL DE LA FILOSOFÍA

I. LA FILOSOFÍA COMO ACTIVIDAD ESENCIALMENTE HUMANA

Con persistencia frecuente se oye preguntar a doctos e ignorantes: "¿Qué es la


filosofía?" Durante veinticinco siglos no ha dejado de resonar por un instante la
misma pregunta. Desde que los griegos formularon por primera vez, no hubo
época culta o inculta que no se la planteara.

Señalar el sentido que tiene esta pregunta a través de la historia del pensamiento
humano implica nada menos que escribir una historia completa de la filosofía. La
respuesta del filósofo no podría expresarse sin enunciar integralmente el sistema
filosófico de cada pensador; tal es la íntima vinculación existente en la
problemática filosófica.

Cuando pregunta el hombre de la calle "¿qué es la filosofía?", espera como


respuesta: la filosofía es tal cosa. Asigna a esa pregunta el mismo sentido que a
todas las que se formula en la vida diaria.

Cuando se pregunta: ¿qué es París?, se contesta: París es la capital de Francia.


Mas con respecto a la filosofía nadie puede darle una respuesta concreta. Recibe
contestaciones vagas; a veces contradictorias. Y antes la imposibilidad de obtener
una respuesta que diga: "La filosofía es tal cosa", el hombre de la calle -que no
tiene capacidad para las cuestiones teóricas y por lo tanto no puede dar otro
sentido a la pregunta- se decidirá por cambiar los términos de la formulación y se
interrogará a sí mismo, y a los demás, de esta manera: ¿Para qué sirve la
filosofía?
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En la mayoría de los casos la respuesta a la pregunta "¿para qué sirve la


filosofía?" será negativa: la filosofía no sirve para nada. Quien se pregunta para
qué sirve la filosofía no percibe que esta interpretación sólo tienen sentido si se
considera a la filosofía como un medio para alcanzar un fin. Preguntar para qué
sirve una cosa es asignarle a esa cosa un valor instrumental. A nadie se le
ocurriría preguntar para que sirve algo si no considera ese algo como un medio
para alcanzar un fin.

Preguntar para qué sirve algo que es fin en sí mismo no tiene sentido. Tiene,
pues, razón el hombre de la calle al afirmar que la filosofía no sirve para nada,
porque por nada puede servir por lo que por su naturaleza no constituye un medio
para lograr un fin.

Claro está que el hombre de la calle -y con él muchas personas aparentemente


cultas-no ve esta distinción y se felicita de no entender nada de algo que no sirve
para nada. Aquí se ve en forma concreta cómo dentro de una pregunta se encierra
una respuesta. En el planteamiento del problema: "para qué sirve la filosofía", va
implícita la respuesta de que sirve para tal o cual cosa; es decir, que es un medio
para alcanzar un fin que está fuera de ella.

La filosofía no puede ser definida. Definir es reducir a conceptos una realidad


determinada. Y la filosofía se resiste a ser reducida a conceptos; porque la
filosofía no es mero conocimiento racional de algo. Es más bien una actitud
espiritual, una manera de ser, una actitud frente al mundo. Por eso, más que de
filosofía debemos hablar de filosofar. El filósofo es tal en tanto filosofa y no en
tanto "sabe" en el sentido vulgar de la palabra "saber"; la filosofía se "vive".

Por eso es imposible enseñar filosofía. Puede enseñarse una disciplina formada
por proposiciones puramente racionales: pero no la filosofía, que no es un saber
puramente racional y que es por tanto intrasmisible. La filosofía no se enseña,
pero la filosofía sí se aprende.

Aprender filosofía no es aprender lo que dijo Fulano o Mengano, por más


ilustre que sea. Aprender filosofía es aprender a filosofar; es aprender a estar
frente al mundo en actitud resuelta y valiente, a interrogarle, a tratar de descubrir
sus secretos sin conformarse con las soluciones que ofrecen la ciencia y la
religión. No es que la filosofía sea contraria a la ciencia y a la religión, sino que
está en plano distinto. La ciencia y la religión tienen límites impuestos desde
afuera; la filosofía no tiene límites, porque los que se impone a sí misma son
siempre provisorios.

Sorprenderá que un profesor de filosofía afirme que esta disciplina no se enseñe.


Pero así es: la filosofía no se puede enseñar; es decir, no se puede enseñar cómo

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se enseña la ciencia y la técnica.

Enseñar filosofía es enseñar a tomar la actitud filosófica; es enseñar a


problematizar las cosas que nos rodean y a nosotros mismos; en una palabra, es
enseñar a filosofar. Para ello es necesario enseñar al discípulo a tomar esa
exactitud, sugerirle una manera de ser, inducirle a ver el mundo despojado de las
contingencias particulares. Pero no se puede enseñar filosofía a quien no es ya
filósofo; es decir, a quien no tenga ya una predisposición especial para mirar las
cosas; a quien no sienta en sí mismo un impulso que lo lleve a preguntarse qué
hay más allá de las cosas que nos rodean.

La filosofía es, pues, ante todo, un "hacer" del hombre. Este "hacer" del hombre,
que se llama filosofía, pone en juego la totalidad de la persona. Mal podría filosofar
el hombre si dispusiera únicamente de la razón o sólo de las formas de la
afectividad. La filosofía en una actividad irracional racionalizada. Su primer
momento está constituido por el asombro. El asombro no lleva a la
problematización. Problematizar las cosas: he aquí la verdadera actitud filosófica.
Su último momento es de carácter más bien racional y podría caracterizarse por el
afán o el espíritu de sistematización. Del asombro a la sistematización se mueve la
filosofía; de lo irracional a lo racional, pero siempre dentro de los estrictamente
humano.

La filosofía es, pues, el estudio de la realidad desde el punto de vista de la


totalidad. Ésta no es una definición de la filosofía, sino una caracterización más
que debe agregarse a las ya enunciadas.

II. ETIMOLOGÍA DEL TÉRMINO FILOSOFÍA

Etimológicamente, filosofía procede de los vocablos griegos Phileo (amor) y


Sophia (sabiduría). Significa pues, amor a la sabiduría. El verbo fileo, además de
amar, tiene el significado de tender, aspirar.

Si el término filosofía significa amor a la sabiduría o al saber, filósofo será el


amante de la sabiduría.

Se atribuye a Pitágoras (496-580 a. C.) la precisión del término filósofo cuando


León, rey de los Fliacos, preguntó a Pitágoras cual era su profesión, este contexto
que no era sabio (sofos) sino simplemente un filósofo (amante a la sabiduría,
aspirante a ella).

El que es sabio, no filosofa. Lo mismo sucede con los ignorantes; ninguno de ellos
filosofa, ni desea hacerse sabio, porque la ignorancia produce el pésimo efecto de
persuadir a los que no son sabios, de que lo son, porque ninguno desea las cosas
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de que se cree provisto.

El filósofo, pues, no es ignorante, porque busca la sabiduría, la ama, la desea,


tiene afán de saber, nunca está satisfecho con lo que sabe, dirá con Sócrates:
"Solo sé que no sé nada".

Filosofar es reconocer, la propia ignorancia, la indigencia, y aspirar


constantemente a la sabiduría, a la riqueza. El móvil del filosofar tiene que ser el
amor, un amor fuerte, constante, siempre ávido. No se trata de un quehacer
meraIII. DIVERSAS CONCEPCIONES DE LA FILOSOFÍA

El concepto de filosofía se ha venido modificando a través de la historia. La


filosofía al igual que todas las creaciones del hombre (arte, ciencia, religión, etc.),
es histórica. No puede comprenderse la filosofía si no se relaciona con el hombre
y con las situaciones concretas en que ésta se da. De hecho, no puede hablarse
llanamente de filosofía ya que esto sería demasiado abstracto.

Sólo puede hablarse de filosofía griega, filosofía cristiana, etc., o sea, de la


filosofía dentro de una circunstancia determinada.

Es conveniente caracterizar -aunque sea de manera general- este concepto en


diversos momentos de la historia y particularmente en los filósofos según la época
que les tocó vivir.

Los primeros filósofos, los presocráticos, aluden primordialmente al logos como


principio o concepto explicativo del universo. La razón sería así un instrumento de
certeza. Son estos filósofos quienes enseñan las primeras respuestas a partir de
la pregunta fundamental que interroga por el origen del cosmos.

Para Sócrates, la tarea de la filosofía consiste en un conocerse a sí mismo. Para


los sofistas Protágoras y Gorgias, contemporáneos de Sócrates, la filosofía tiene
por objeto estudiar al hombre quien por cierto se define como "la medida de todas
las cosas".

Para Platón, la filosofía tiene por objeto la adquisición del conocimiento,


conocimiento que no tienen como base las cosas sensibles porque en estas, dice,
no se encuentra una verdad segura. El verdadero conocimiento, entonces, se
encuentra según Platón, en el mundo de las ideas o lugar celeste, pues las ideas
son los modelos eternos (lo que no cambia) y son las verdaderas esencias de las
cosas. En este sentido, la filosofía será una constante búsqueda de la verdad y de
la belleza.

Para Aristóteles, la filosofía es una ciencia que se ocupa de las causas y de los

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principios de las cosas. En este sentido, la filosofía para Aristóteles es una ciencia
o conocimiento verdadero de lo universal y no de las cosas meramente
particulares.

Con los escépticos, los epicúreos, los estoicos y cínicos, la filosofía cambia de
dirección. La filosofía ahora, busca encaminar las acciones de los hombres hacia
una vida moral o recta. Se puede decir que con estos filósofos, en lugar de tener la
filosofía un saber estrictamente teórico, presenta ahora un interés orientado a los
problemas morales. La filosofía, en este sentido, será maestra de la vida, o bien,
guía de la virtud. Todas estas escuelas se centran en las cuestiones morales.

Por su parte, Santo Tomás de Aquino concibe la filosofía como subordinada a la


teología: La filosofía es sierva de la teología. La relación que guardan es la misma
relación que se establece entre la fe y la razón. Por ejemplo la ciencia
caracterizada fundamentalmente como racional, deberá esclarecer y fundamentar
los dogmas cristianos.

Para Descartes y los racionalistas, la filosofía es el estudio de la sabiduría tratando


de conocer las primeras causas de las cosas. Ese estudio debe partir de principios
evidentes y, con un método matemático, de construir un sistema de verdades.

Para Hume y los empiristas, la filosofía se ocupa de analizar las condiciones del
conocimiento humano.

Para Kant, la filosofía es una reflexión sobre la cultura humana, es decir: la


ciencia, el arte, la moral, la religión. Kant tiene el mérito de haber criticado y
superado a la metafísica, por lo que se puede señalar: que según este filósofo, la
filosofía es una ciencia crítica que se propone delimitar los alcances del
conocimiento humano.

En fin, las definiciones sobre la filosofía se continúan e incluso se multiplican a lo


largo de la historia. Hegel, Marx, B. Russell, Wittgenstein, entre otros, son quienes
también han aportado otras tantas definiciones y concepciones de ésta cada uno
desde su particular perspectiva. Veamos algunos de estos pensamientos en torno
a la filosofía:

* La filosofía es la autorreflexión del espíritu sobre sí mismo, o el conocimiento del


desarrollo del espíritu desde los seres inferiores hasta el Espíritu Absoluto (Hegel).

* La filosofía es una saber crítico de la realidad existente, pero esta crítica no


basta, porque la filosofía debe ser, además, práctica, esto es, práctica
revolucionaria que influya en la transformación de una realidad social (Marx).
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* La filosofía surge de la vida, por la necesidad vital que tenemos de unificar los
fenómenos. La filosofía, como la vida, es irracional (Dilthey).

* La meta de la filosofía es el esclarecimiento lógico de los pensamientos. La


filosofía no es una teoría sino una práctica (Wittgenstein).

* Pero la filosofía es un sistema de acciones vivientes, como pueden serlo los


puñetazos, sólo que los puñetazos de la filosofía se llaman ideas (Ortega y
Gasset).mente intelectual, sino que compromete a toda la persona.

IV. EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA

Con el fin de no sembrar conclusiones gratuitas, nos vemos obligados ahora a


señalar una cuestión que no debe pasar inadvertida: hace referencia a la inquietud
que seguramente han despertado las múltiples definiciones y concepciones
filosóficas presentadas. Seguramente a quien se inicia en la filosofía le habrá
causado sorpresa la gran variedad de definiciones y concepciones filosóficas.

Seguramente el lector se preguntará: ¿cuál es la filosofía correcta entre tantas


definiciones? En contraste con la filosofía, las ciencias naturales parecen estar
fincadas sobre bases firmes: presentan una sistematicidad o unidad teórica
estable. La filosofía comenzó por ser madre de todas las ciencias, pero al paso del
tiempo las filosofías se multiplicaron.

Las ciencias, por el contrario, al desprenderse de la filosofía, observamos que


delimitan su objeto de estudio, es decir, se fijan por así decirlo un campo
específico de análisis sobre el cual recae su investigación. Pero la filosofía, al
pluralizarse su objeto de estudio, se torna más complicada, a punto que ahora nos
preguntamos: ¿cuál es el objeto de estudio de la filosofía?, ¿cuál es la filosofía
correcta que debemos adoptar?

Con respecto a la pregunta sobre cuál es la filosofía correcta, señalaremos que no


hay filosofías verdaderas ni filosofía falsas. Son simplemente diversos modos de
hacer filosofía porque los objetos de su análisis o reflexión se han venido
modificando en el desarrollo de la historia.

En este sentido, vemos parecer varios modos de hacer filosofía, o dicho de otro
modo diversas maneras de reflexión filosófica. Y en el mismo sentido te
preguntarás: ¿cuál es ahora la filosofía que debo escoger? Te podríamos
contestar:

"La que mejor responda a los intereses y aspiraciones que dan sentido a la vida:
puede, por tanto, ser esta o aquella filosofía, pero siempre evitar el dogmatismo

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dejando abierta la posibilidad de contrastarla con otras posiciones filosóficas. Éste
es el antídoto verdadero contra todo dogmatismo que es incompatible con el
verdadero filosofar".

Y si finalmente nos preguntamos: ¿cuál es entonces el objeto de estudio de la


filosofía?, cabría apuntar que, si la filosofía en la antigüedad tenía por objeto de
estudio la totalidad de las cosas (es decir, la realidad o el ser en su totalidad),
actualmente se discute si el ser en general sobre el que recae la reflexión
filosófica. Ciertamente la filosofía no se ha quedado sin objeto de estudio, ni
tampoco como se podría concluir, es una reflexión que borda en el vacío.

La filosofía no es ya un saber de lo absoluto ni sustituye a una ciencia particular, ni


es tampoco una ciencia suprema en relación con las demás.

Así pues, de lo dicho no se concluye que la filosofía haya perdido su campo de


reflexión, aun cuando de ella se hayan desprendido las ciencias particulares o bien
se hayan diversificado en múltiples campos u objetos de reflexión.

La filosofía continúa esclareciendo la relación que guarda el hombre en el


entramado de las relaciones sociales, políticas, económicas e ideológicas, o bien,
como afirma la filosofía analítica, analiza los métodos y las teorías de las ciencias
particulares. También pueden asignarse como tareas propias de la filosofía los
problemas relativos al arte, la literatura, la política y la moral.

V. LA FILOSOFÍA Y OTRAS DISCIPLINAS

Tan habituados estamos a la actual tensión de la filosofía y los demás saberes naturales,
que se nos hace sumamente difícil comprender que las cosas hayan podido ser alguna
vez de otra manera. Hubo, no obstante, un tiempo en que la unidad del conocimiento
humano, aunque provista de órganos y establecida como un cierto conjunto de saberes
prevaleció sobre sus divisiones, y toda ella era designada con un solo vocablo: el de
"filosofía".

Esta palabra significaba toda ciencia humana, y no sólo cada una de ellas, sino también
su íntegro conjunto o repertorio. En la Antigüedad, y sobre todo en Grecia, la división del
ámbito total de los conocimientos humanos era, pues, primordial y esencialmente, a la
que distinguía entre el conocimiento vulgar y el conocimiento filosófico, esto es, la ciencia.

Con la aparición de la teología de la fe el organismo del conocimiento científico se agrupó


de otra manera. El saber filosófico, aun conservando sus internas divisiones, hubo de ser
contrapuesto, no sólo como ciencia, a los conocimientos y opiniones vulgares, sino,
también, en cuanto ciencia meramente natural, a la sabiduría teológica, fundamentada en
datos revelados. La división fundamental consistió, así, dentro de la ciencia, en distinguir
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los conocimientos puramente racionales, de los que connotaban un origen sobrenatural y


especialmente divino. Pero también se llegó a un divorcio entre ambas formas de ciencia.

Frente a esta milenaria tradición de unidad la Edad Moderna ha sido el tiempo de la


radical desmembración y fractura del saber humano. Cada grupo o conjunto de
conocimientos recaba para sí, de una manera exclusiva, el verdadero título de ciencia, y
acontece, por cierto, que las que hasta entonces lo habían sido de una manera menos
rigurosa, comienzan pretendiendo un trato de igualdad con relación a las más perfectas, y
acaban por creerse superiores a ellas. Tal es el caso extremo del "positivismo", donde la
teología y la metafísica se entienden "superadas" por las nuevas ciencias, que se
despreocupan de toda clase de intereses trascendentes.

De esta manera, en su presente estado, el ámbito de los conocimientos científicos viene a


organizarse, en su conjunto, de la siguiente forma: 1 la teología de la fe; 2 la filosofía, que
abarca tanto la que lo es de una manera propia y adecuada -la metafísica-, analógico (las
ciencias filosóficas particulares, pero no autónomas); 3 todas las ciencias estrictamente
particulares.

1) Filosofía y ciencia

La investigación de una parte de la realidad por sus causas inmediatas, es el objeto de la


ciencia.

La investigación de toda la realidad como un todo y su explicación por las causas


primeras dentro del orden natural, es el objeto de la filosofía. Decimos dentro del orden
natural para indiciar el uso de la razón y de los sentidos en dicha investigación.

La ciencia, utiliza la inducción, la deducción y la verificación; la filosofía tiene un uso


restringido de esos métodos. La filosofía busca las esencias, lo inmutable, lo universal de
las cosas, mediante sus causas primeras. La ciencia usa la hipótesis, la teoría para llegar
finalmente a la ley, que puede ser representada matemáticamente.

Hay varias opiniones respecto a la relación entre ciencia y filosofía. Algunos creen que
ambas se oponen en o por lo menos que no hay relación entre una y otra, ya que se
diferencian en sus objetivos y en sus métodos.

Otros, por el contrario, identifican ciencia con filosofía y afirman que la ciencia es solo una
etapa de la investigación filosófica, ya que la filosofía es una entre tantas ciencias.

Creemos que en realidad, ciencia y filosofía deben distinguirse y complementarse. Ambas


tienen como objetivo descubrir la verdad, cada una en sus campos propios. Por ejemplo
en el estudio del ser, la ciencia estudia los seres existentes (los entes) y de esos entes
indaga los fenómenos, las manifestaciones de dichos entes que pueden ser captadas por

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nuestros sentidos. La filosofía trata de indagar el misterio del ser, que se manifiesta en los
entes. "La ciencia tiene como fin escuchar la voz de los entes, la filosofía, escuchar la voz
del ser en los entes..."

Pueden cometerse dos errores: pretender que la única vía para investigar la verdad es la
filosofía y minimizar la investigación por medio de los sentidos y de los métodos
científicos. El otro error sería el cientificismo que pretende que el único conocimiento
válido es el obtenido por los sentidos, cuyos resultados pueden matematizarse. Un buen
ejemplo de la complementación entre filosofía y ciencia, la encontramos en el
pensamiento y proceder de los grandes filósofos y científicos. Tomemos el ejemplo de
Einstein, cuyos escritos acerca de la física moderna se acercan tanto a la filosofía.

Aristóteles fue un gran filósofo y científico a la vez. Lo mismo podemos afirmar de


Newton, Pascal, Leibniz, Descartes, Husserl

2) Filosofía y religión

La religión abarca también un conocimiento total y universal de la realidad, pero en virtud


de la causa primera, más allá del orden natural, por medio de la revelación. Se basa en la
fe, aunque también se vale de la razón para interpretar y explicar la revelación, papel que
desempeña la teología. Religión y filosofía no se oponen, sino que se ayudan
mutuamente, se complementan.

Es interesante advertir que casi todos los filósofos griegos, exentos de prejuicios
posteriores, llegan en su búsqueda filosófica a Dios, como causa suprema de todo lo que
existe, y explicación última a nuestros enigmas. La historia de la cultura y de la ciencia
nos dan muchos ejemplos de grandes científicos y filósofos que fueron al mismo tiempo
hombres sumamente religiosos. Recordemos algunos nombres: Agustín de Hipona,
Tomás de Aquino, Galileo, Leonardo da Vinci, Descartes, Pascal, Leibniz.

En otra ocasión el mismo Einstein declaro: "La experiencia religiosa cósmica es el resorte
más fuerte y noble de la investigación científica. Mi religión consiste en una humilde
admiración por el ilimitado Espíritu Superior que se revela así mismo en los pequeños
detalles que podemos percibir con nuestras mentes frágiles y débiles. Esa profunda
convicción emotiva de la presencia de un poder razonador superior, que se revela en el
incomprensible universo, forma mi idea de Dios.

3) Filosofía e historia

En cuanto a la relación que puede guardar la filosofía con la historia y esta última con la
primera, Lucien Goldman señala que el conocimiento concreto no es una suma, sino una
síntesis de abstracciones justificadas. Y tiene razón porque la filosofía, en cuanto es
expresión (racionalidad objetiva) de una determinada realidad social, tiende a superar el
Lección No.1

pretendido cientificismo histórico y sociológico que sólo se ocupa de la descripción de los


fenómenos. En este sentido, ninguna encuesta, ninguna monografía podrá poner en
evidencia los factores de transformación y de renovación de una sociedad, cuando mucho
se describirán fenómenos, haciendo un registro empírico de los mismos. Para Lucien
Goldman: "los hechos registrados por una monografía o una encuesta, sólo adquieren su
significado válido dentro de una visión de conjunto", es decir, una explicación científica de
los fenómenos sociales que no excluya el contenido humano de los mismos.

Interpretando a Lucien Goldman, nos atrevemos a decir que las ciencias humanas, la
historia y la sociología sólo se constituyen como ciencias si no excluyen al hombre como
sujeto que conoce y transforma su mundo. A ese respecto, la defensa que Sartre hace del
hombre y del os humano en su obra Crítica de la razón dialéctica es digna de tomarse en
consideración. Para Sartre, la realidad humana no debe entenderse como algo pasivo y
sin vida; el sujeto debe ser salvado del determinismo que lo reduce a simple cosa. La
historia, en este sentido, no es historia sin sujeto, ya que este se envuelve en un proceso
único, que es al mismo tiempo objetivo humano.

Recapitulemos y regresemos de nueva cuenta a la idea primera. La filosofía es crítica,


porque es dialéctica o porque es ciertamente, acción que niega y supera en el terreno del
conocimiento un presente histórico y social. Y los supera en su concepto, si la realidad es
accesible y está abierta a su comprensión es decir a su conceptualización.

4) Filosofía e ideología

Para José Ferrater Mora, filosofía e ideología se relacionan. La ideología, según apunta
Ferrater, es objeto de análisis y crítica de la filosofía. Según Sánchez Vázquez en sus
Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología, sostiene que dicha relación propuesta por
Ferrater Mora es de alguna manera externa. La filosofía en dicha relación parece no
contaminarse de la ideología. En este punto dice Sánchez Vázquez "que la relación entre
filosofía e ideología debe ser considerada no sólo desde su lado exterior, sino también
desde su lado interno; o sea, considerando que la filosofía no sólo se relaciona con la
ideología en cuanto convierte a ésta en objeto de análisis, crítica o revisión; o traza frente
a ella una línea de demarcación, sino también en cuanto que ella misma es ideología".

A juicio de Sánchez Vázquez, la noción de ideología en un sentido amplio se puede


caracterizar en tres aspectos fundamentales: a) su contenido teórico, b) su génesis o su
raíz social, c) su uso o función práctica.

En el primer caso, la ideología es un conjunto de enunciados que apuntan a la realidad y


a problemas reales, y entrañan explícita o implícitamente una valoración de ese referente
real, o dicho de otro modo, que dicho conocimiento que se tenga de la realidad implica
una ideología; esto es, que comprende juicios de valor como exhortaciones o expresiones
de deseo.

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En el segundo caso, el contenido teórico se encuentra en una relación estrecha con los
intereses, aspiraciones e ideales de una clase social determinada. Por ejemplo, en una
sociedad dividida en clases encontramos dos ideologías opositoras: una ideología
socialista que vive su peor crisis y una ideología burguesa que detenta el poder. De este
modo, la ideología que detenta el poder político corresponde a la clase burguesa, la cual
justifica y legitima su dominio sobre el conjunto de la sociedad.

Finalmente en el tercer aspecto -Sánchez Vázquez- continúa apuntando, que la ideología


tiene un sentido práctico cuando aspira a guiar las acciones de los hombres. En este caso
podríamos decir que la ideología no explica, sino justifica una acción determinada

VI. TEMAS Y DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA

Existen muchos puntos de vista para hacer una división de la filosofía. La pesquisa
filosófica se orienta hacia tres objetos fundamentales: 1.- El conocimiento del SER
(general y particular); 2.- El conocimiento del YO y sus relaciones con el ser; 3.- El
conocimiento del conocimiento. A cada uno de estos objetos, corresponde un grupo de
disciplinas cuyo objeto constituye la filosofía.

Primer grupo: estudio del ser, objeto de la METAFÍSICA, que se divide en general y toma
el nombre de ONTOLOGÍA, y especial porque estudia algunos seres de suma
importancia: el mundo (la Cosmología) y Dios (teodicea o teología natural).

Segundo grupo: estudio del Yo, comprende la psicología filosófica. Las relaciones del Yo
con los demás seres son objeto de la Axiología, a la que a su vez se divide en Ética y
Estética.

Tercer grupo: el estudio del propio conocimiento es llevado a cabo por la teoría del
conocimiento (llamada también Epistemología y Gnoseología). La lógica estudia los
pensamientos en cuanto a tales y formula las reglas del pensar verdadero.

Si tomamos como base la historia de la filosofía, encontramos que cronológicamente,


estos son los temas tratados: 1.- El mundo, la naturaleza. 2.- El hombre, especialmente su
conducta. 3.- Dios, en su relación con el hombre y con el mundo. 4.- El conocimiento, su
naturaleza, origen, validez, trascendencia. 5.- La existencia humana.

Santo Tomás de Aquino divide así la filosofía:

Filosofía natural (orden del ser real).


Física: el ser en movimiento.
Matemática: el ser medido.
Filosofía primera: el ser en cuanto ser.
Lección No.1

Filosofía racional (orden del ser pensado). Lógica (mayor y menor).


Filosofía moral: Ética, Economía, Política.

Esta es la división de la filosofía del maestro Antonio Caso:

¿Qué es? Metafísica: Ontología, Psicología racional, Cosmología.

Filosofía

Podemos resumir y aclarar las anteriores divisiones diciendo que la filosofía debe
estudiar:

1.- El propio conocimiento (capacidad del entendimiento humano para llegar a la verdad).
2.- El SER, en general y en sus manifestaciones más significativas: el mundo, el hombre,
Dios.
3.- Los valores como consecuencia de la relación del hombre con Dios, con los demás
hombres, con la naturaleza

VII. IMPORTANCIA Y UTILIDAD DE LA FILOSOFÍA

La importancia y utilidad de la Filosofía es una verdad práctica y de sentido


común. Si se considera la Filosofía por parte de su etimología, nada más digno del
hombre, como ser inteligente, que el amor de la sabiduría.

Si se considera la misma por parte de su significación real, para reconocer a


primera vista su importancia y utilidad basta tener presente:

1º que por medio de ella se desarrollan, robustecen y perfeccionan las facultades


del hombre, y principalmente las intelectuales, por razón de las cuales el hombre
se distingue y se eleva sobre todos los demás seres del mundo, lo cual vale tanto
como decir que la Filosofía constituye la perfección más noble y característica del
hombre como ser inteligente en el orden natural.

2º El oficio y efecto de la Filosofía es por una parte dirigir y conducir al hombre al


conocimiento y posesión de la verdad, y por otra ordenar y dirigir sus acciones
morales en armonía con el conocimiento y posesión de Dios como último fin del
hombre por medio de la práctica de la virtud: y la virtud y la verdad son los bienes
más excelentes, o mejor dicho, los únicos bienes verdaderos a que el hombre
debe aspirar en esta vida.

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San Agustín decía: que puesto que Dios es la misma sabiduría, el verdadero
filósofo es aquel que ama a Dios. Sentencia que puede acomodarse sin violencia
a lo que acabamos de decir de la Filosofía, por más que su sentido natural en San
Agustín se refiera a la sabiduría sobrenatural.

3º La historia enseña que la Filosofía, a vuelta de muchos y graves errores, ha


contribuido poderosamente al desarrollo y progreso de las ciencias, así naturales y
físicas como morales y políticas, las cuales todas tienen su base y reciben sus
principios de la Filosofía, que viene a ser como el tronco del cual derivan todas
aquellas ciencias de una manera más o menos inmediata y directa.

Lo mismo puede decirse del desarrollo y progreso de las instituciones sociales y


políticas, de la legislación, y en general de los principales elementos y
manifestaciones de nuestra civilización.

4º Ni es menos evidente la utilidad de la Filosofía bajo el punto de vista cristiano;


pues la experiencia, la historia y la razón enseñan de consuno:

1) que la Filosofía abre y prepara el camino para reconocer la verdad de la


Religión Cristiana: 2) que sirve de poderoso auxiliar a la fe, ya para defenderla
contra los ataques de los herejes e incrédulos, ya para poner de relieve su verdad
y sus ventajas, ya para exponer y desarrollar de una manera racional y científica
sus dogmas, y sobre todo y principalmente, para sistematizar la doctrina de la
revelación por medio de la Teología, la cual recibe de la Filosofía su organismo
científico.

Para que la Filosofía pueda obtener estos resultados es preciso que se sujete a
las leyes de la filosofía cristiana.

VIII. LEYES DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA

Las cuales pueden reducirse a las siguientes:

1ª No enseñar ni afirmar cosa alguna que se oponga a las verdades reveladas por
Dios. Una verdad no puede ser contraria a otra verdad; y las verdades enseñadas
por Dios poseen los caracteres de certeza absoluta, siendo como es imposible que
Dios sea falible o engañe a otros.

2ª Exponer los problemas fundamentales de la Filosofía de tal manera que su


solución no conduzca lógicamente a conclusiones o deducciones que no puedan
conciliarse con las verdades de la revelación. Si, como hemos dicho más arriba,
Lección No.1

una verdad no puede ser contraria a otra verdad, deberemos desconfiar con
justicia de toda solución determinada de algún problema filosófico, si esta solución
conduce lógicamente a deducciones o doctrinas contrarias a la verdad revelada.

3ª Conservar la vista fija en las verdades de la revelación, ya porque sirven de


punto de apoyo y de partida para proceder con seguridad en la investigación y
solución de los problemas filosóficos, ya principalmente porque estas verdades,
como manifestaciones que son de la Razón divina derraman mucha luz sobre las
verdades del orden puramente natural y especialmente sobre ciertos problemas
filosóficos de la mayor importancia y trascendencia. La misma historia de la
Filosofía nos revela que la doctrina católica ha hecho relativamente fácil y sencilla
la solución de los grandes problemas sobre el origen del mundo, sobre la
providencia y acción de Dios en el universo, sobre la naturaleza y origen del mal,
sobre el destino del hombre sobre la tierra y su último fin después de la muerte,
problemas en orden a los cuales la antigua filosofía pagana caminaba envuelta en
sombras y perpetuas contradicciones.

4ª Ilustrar, confirmar y desenvolver aquellas verdades que, aunque consideradas


en sí mismas, no son superiores a la razón humana, pertenecen al propio tiempo a
la revelación, ya por razón de su importancia moral y religiosa, ya principalmente
porque si no exceden las fuerzas físicas de la razón, sí exceden las fuerzas
morales de la generalidad de los hombres, los cuales no se hallan en aptitud y
condiciones para llegar a su conocimiento de aquella manera pronta, expedita y
segura que reclama su importancia en el orden moral, social y religioso. Tales son,
entre otras, la existencia y providencia de Dios, la inmortalidad del alma, su
destino presente y futuro, la creación libre del mundo.

5ª Indicar y exponer la relación que algunas verdades reveladas y superiores a la


razón tienen con otras verdades puramente naturales, como sucede, por ejemplo,
con los dogmas relativos a la gracia y al pecado original, dogmas en los cuales el
filósofo cristiano descubre relaciones y analogías con ciertos fenómenos naturales
y de experiencia, y que al propio tiempo derraman viva luz sobre ciertos problemas
filosóficos.

6ª Tener presentes los escritos y tomar en cuenta la doctrina filosófica de los


Padres de la Iglesia y Doctores escolásticos, y con especialidad de Santo Tomás;
porque en las obras de los Padres de la Iglesia y de los Escolásticos, se halla
contenida la filosofía cristiana, y por consiguiente la filosofía verdadera en cuanto
a la solución de los problemas fundamentales y más importantes de la Filosofía.

Esto no quiere decir que se halle todo en aquellos escritos, ni tampoco que
hayamos de adoptar siempre sus opiniones filosóficas, especialmente cuando se
trata de materias o problemas de importancia secundaria, ni menos que su

21
filosofía sea completa quoad omnia, de modo que no pueda ser modificada,
perfeccionada y completada en muchas materias con el progreso y doctrinas de la
filosofía moderna.

Sin embargo, con respecto a Santo Tomás, bien puede decirse que en sus
diferentes obras se encuentra cuanto de sólido y verdaderamente filosófico ha
añadido la filosofía moderna a la antigua de los Padres y Escolásticos.

Una filosofía escrita y enseñada con sujeción a estas leyes será una filosofía
cristiana, y por lo mismo sólida y verdadera, en la cual no hallarán cabida los
monstruosos errores del positivismo y panteísmo que degradan y desprestigian a
la filosofía moderna

2. LOS MÉTODOS DE LA FILOSOFÍA

La disposición de la mente para plantearse los problemas de la realidad


y resolverlos, es lo que constituye la actitud filosófica. Esta actitud
comprende tres actividades fundamentales: la primera actividad es la
disposición problemática; la segunda la disposición teorética y, la
tercera la voluntad de abstracción. La segunda actividad es la que fija el
método y elabora un sistema.

El método científico emplea la inducción, la deducción y la verificación.


A la filosofía le es impracticable el método científico.

Fundamentalmente se han establecido dos caminos para llegar a la


verdad en filosofía: el método DISCURSIVO que busca la verdad
discurriendo alrededor de las cosas hasta aprehenderlas a través de
diversos momentos; por eso es un método indirecto o mediato. El
método INTUITIVO busca la verdad directa o inmediatamente de las
cosas, aprehendiéndolas en un instante.

Entre los métodos discursivos, podemos señalar: la mayéutica de


Sócrates, la dialéctica platónica, la lógica aristotélica, el método
escolástico, el método de Descartes y la dialéctica hegeliana. Podemos
agregar la fenomenología de Husserl.

I. LA MAYÉUTICA DE SÓCRATES

Propiamente a partir de Sócrates, o sea en el siglo IV antes de


Jesucristo, en Atenas empezó a haber una filosofía consciente de sí
misma y sabedora de los métodos que emplea. Sócrates es, en
realidad, el primer filósofo que nos habla de su método. Sócrates nos
Lección No.1

cuenta cómo filosofa.

¿Cuál es el método que Sócrates emplea? Él mismo la ha denominado


la mayéutica. Esto no significa más que la interrogación. Sócrates
pregunta. El método de la filosofía consiste en preguntar.

Cuando se trata, para Sócrates, de definir, de llegar a la esencia de


algún concepto, sale de su casa, se va a la plaza pública de Atenas, y a
todo el que pasa por delante de él lo llama y le pregunta: ¿qué es esto?
Así, por ejemplo, un día Sócrates sale de su casa preocupado en
averiguar qué es la valentía, qué es ser valiente.

Llega a la plaza pública y se encuentra con un genial ateniense.


Entonces se dice: Aquí está; éste es el que sabe lo que es ser valiente,
puesto que es el general, el jefe. Y se acerca y le dice: ¿Qué es la
valentía? Tú que eres el general del ejército ateniense, tienes que saber
qué es la valentía. Entonces el otro le dice: ¡Claro está! ¿Cómo no voy a
saber yo qué es la valentía?

La valentía consiste en atacar al enemigo y en no huir jamás. Sócrates


se rasca la cabeza y le dice: Esa contestación que me has dado no es
del todo satisfactoria; y le hace ver que muchas veces en las batallas
los generales mandan al ejército retroceder para atraer al enemigo a
una determinada posición y en esa posición echársele encima y
destruirlo. Entonces el general rectifica y dice: Bueno, tienes razón.

Y da otra definición; y sobre esta segunda definición, otra vez Sócrates


ejerce su crítica interrogante. Sigue no quedando satisfecho y pidiendo
otra nueva definición; y así, a fuerza de interrogantes, hace que la
definición primeramente dada vaya atravesando por sucesivos
mejoramientos, por extensiones, por reducciones, hasta quedar
ajustada lo más posible, sin llegar nunca a ser perfecta.

Ninguno de los diálogos de Sócrates, que nos ha conservado Platón -en


donde reproduce con bastante exactitud los espectáculos o escenas
que él presencia- consigue llegar a una solución satisfactoria, sino que
se interrumpen, como dando a entender que el trabajo de seguir
preguntando y seguir encontrando dificultades, interrogantes y misterios
en la última definición dada, no se puede acabar nunca

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II. LA DIALÉCTICA DE PLATÓN

Platón perfeccionó el método de su maestro conservando la forma de contraponer las


ideas. Para Platón el elemento inicial del diálogo que el alma sostenía consigo misma, es
la IDEA INTUITIVA que se va esclareciendo a través del proceso crítico que la razón
sigue en su discurrir.

Este discurrir se realiza anteponiendo a cada idea (tesis) otra que la contradice (antítesis)
hasta lograr su depuración.

La existencia de la idea intuitiva la explica Platón mediante el mito de la caverna (Platón,


La República, libro séptimo).

Luego la dialéctica tienen dos partes: la intuición de la idea, y el esclarecimiento de dicha


idea.

Platón supone que el alma, antes de estar encerrada en el cuerpo, habitó en el Topos
Uranos, un mundo de perfección, donde conoció a las ideas, es decir las esencias y
modelos de todas las cosas. Al encarnar, olvido todo lo que vio. Cuando el hombre busca
la verdad tiene que recordar algo de lo que vio en el Topos Uranos, este recuerdo es el
elemento intuitivo inicial que tiene que esclarecer mediante el método discursivo.

Este esclarecimiento nunca es absoluto y por ello el entendimiento humano nunca puede
lograr el conocimiento absoluto.

III. LA LÓGICA DE ARISTÓTELES

Aristóteles busco los principios que rigen el tránsito de las ideas al discurrir en busca de la
verdad, y así descubrió las leyes que rigen el pensamiento. Elevó la dialéctica a la
categoría de ciencia, con el nombre de LÓGICA.

La lógica emplea la deducción: según este método, un conocimiento particular se deriva


(deduce, infiere) de otro general usando un tercero que le sirve de medio; si en ese
tránsito del uno al otro se cumplen las leyes descubiertas, el conocimiento inferido es
verdadero. Este mecanismo constituía el ORGANON (instrumento) siendo el SILOGISMO
su principal expresión.

Ejemplo de un sencillo silogismo y su esquema:

- Todo hombre es mortal (premisa mayor)

- Juan es hombre (premisa menor)


Lección No.1

- Luego Juan es mortal (conclusión)

El silogismo tiene diversas formas y reglas propias

IV. EL MÉTODO ESCOLÁSTICO

Esta concepción de la lógica como método de la filosofía es heredada de Aristóteles por


los filósofos de la Edad Media; los cuales la aplican con un rigor extraordinario. Es curioso
observar cómo los escolásticos, y entre ellos principalmente Santo Tomás de Aquino,
completan el método de la prueba, el método del silogismo, como una especia de
reviviscencia de la dialéctica platónica.

El método que siguen los filósofos de la Edad Media no es solamente, como en


Aristóteles, la deducción, la intuición racional, sino que además es la contraposición de
opiniones divergentes. Santo Tomás, cuando examina una cuestión, no solamente
deduce de principios generales los principios particulares aplicables a la cuestión, sino
que además pone en columnas separadas las opiniones de los distintos filósofos, que son
unas en pro y otras en contra; las pone frente a frente, las critica unas con otras, extrae de
ellas lo que puede haber de verdadero y lo que puede haber de falso. Son como dos
ejércitos en batalla; son realmente una reviviscencia de la dialéctica platónica.

Y entonces el resultado de esta complementación con el ejercicio de la educación y de la


prueba, da lugar a las conclusiones firmes del pensamiento filosófico.

Si resumimos lo esencial en el método filosófico que arranca de Sócrates, pasando por


Platón y Aristóteles, llega hasta toda la Edad Media en la Escolástica, nos encontramos
con que lo más importante de este método es su segunda parte. No la intuición primaria
de que se parte, de que se arranca, sino la discusión dialéctica con que la intuición ha de
ser confirmada o negada.

Lo importante, pues, en este método de los filósofos anteriores al Renacimiento, consiste


principalmente en el ejercicio racional, discursivo; en la dialéctica, en el discurso, en la
contraposición de opiniones; en la discusión de los filósofos entre sí o del filósofo consigo
mismo.

V. EL MÉTODO DE DESCARTES

En cambio, a partir del Renacimiento y muy especialmente a partir de Descartes, el


método cambia completamente de cariz, y el acento va ahora a recaer, no tanto sobre la
discusión posterior a la intuición, como sobre la intuición misma y los métodos de lograrla.

Es decir, que si el método filosófico en la antigüedad y en la Edad Media se ejercita


principalmente después de tenida la intuición, el método filosófico en la edad moderna

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pasa a ejercitarse principalmente antes de tener la intuición y como medio para obtenerla.

En el Discurso del Método, Descartes se preocupó por llegar a una evidencia clara y
distinta; es decir, cómo llegar a una intuición indubitable de la verdad. Los caminos que
conducen a esa intuición (no los que después de la intuición la afianzan, la prueban, la
rectifican o la depuran, sino los que conducen a ella) son los que a Descartes le interesan
principalmente.

El método es, pues, ahora preintuitivo, y tiene como propósito esencial lograr la intuición.
¿Cómo va a poderse lograr la intuición?

No va a poderse lograr más que de un modo, que es buscándola, lo que quiere decir
dividiendo en partes todo objeto que se nos ofrezca confuso, oscuro, no evidente, hasta
que alguna de esas partes se nos convierta en un objeto claro, intuitivo y evidente.
Entonces ya tenemos la intuición

VI. LA DIALÉCTICA DE HEGEL

El término dialéctica ha tenido varios significados. Nace con Sócrates y significa arte de
dialogar. Tienen como fin definir los conceptos. En Platón la dialéctica es un proceso
lógico.

Consiste en remontarse del mundo sensible a las ideas, que constituyen su principio. El
filósofo irá de idea en idea hasta llegar a la idea del Bien, que es la idea suprema. La
dialéctica será el camino para llegar hasta el bien.

En Aristóteles la dialéctica se opone a la analítica. La dialéctica, será el estudio de los


razonamientos que sólo son probables, porque se fundan en simples opiniones.

Encontramos aquí dos sentidos claramente distintos de dialéctica: para Platón es el


método para buscar la verdad; para Aristóteles es un razonamiento sin fundamento ni
verdad.

Para Hegel, la dialéctica es el método propio de la filosofía. Es a la vez una marcha del
pensamiento humano y un desarrollo de las cosas según su ley inmanente. Hegel emplea
la dialéctica para determinar el movimiento.

Puesto en forma esquemática diremos que: opone a un primer término (tesis) su contrario
(antítesis) que luego resume en un tercero (síntesis). Aplicando este método a la
ontología o tratado del ser diremos: SER (tesis) NO-SER (antítesis) DENEVIR (Síntesis).
Como se ve, Hegel considera el devenir (movimiento) como la síntesis de toda la realidad.
Lección No.1

VII. LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL

Se asemeja más al método intuitivo. No es fácil aclarar ni el método ni la filosofía de


Husserl.

Según este filósofo alemán, la fenomenología es un método de conocimiento, y consiste


en la visión intelectual del objeto basándose en una intuición para llegar al conocimiento
de la esencia pura. Husserl llama a las cosas "lo dado" lo que se nos presenta. Para
realizar la visión intelectual y la intuición, hay que señalar la "reducción" (es la epoké de
los griegos: suspender el juicio, la afirmación o negación sobre algo). Es preciso hacer
una triple reducción o eliminación: eliminar todo lo subjetivo (nuestra actitud ante el objeto
debe ser objetiva, sin prejuicios); eliminación de todo lo teórico (hipótesis, presupuestos,
postulados que haya sobre el objeto dado); eliminación de toda tradición (lo que se ha
venido enseñando acerca del objeto).

Una vez purificado el objeto hay que hacer aún una doble reducción o eliminación: la de la
existencia de las cosas (no la negación) y la de todo lo que puede ser accesorio a la
esencia de la cosa, para que quede la esencia pura.

Como se ve es una operación compleja y difícil, llamada por Husserl reducción eidética,
que no puede identificarse con la abstracción aristotélica.

Todavía dice Husserl que la cosa, lo dado es el "fenómeno", de allí el nombre del método
fenomenológico, pues el acto de intuir es una enunciación intelectual del fenómeno, un
"logos" mental.

VIII. LOS MÉTODOS INTUITIVOS

Será una captación directa de la verdad. Es preciso distinguir la intuición sensorial (que no
es método filosófico) y la intuición espiritual que tiene tres caminos: el intelectivo, el
emotivo y el volitivo. Por la intuición intelectiva, el espíritu capta la ESENCIA de los
objetos; por la intuición volitiva, la EXISTENCIA, y por la emotiva capta el VALOR de los
mismos objetos. Henri Bergson empleo este método

5. Glosario de Términos

Arjé. Primer principio, realidad primordial. Los filósofos presocráticos intentaron responder
a la pregunta « ¿De qué sustancia primordial han surgido todas las cosas?». Tiene que
haber algo que sea principio de todo y causa de la variedad que percibimos. ¿Hay un
único principio o son varios? Las respuestas a estas preguntas fueron diferentes. Así,
hubo filósofos, que hablaron de un solo principio originario (Tales, Anaxímenes,
Anaximandro) y otros que mencionaron más de uno (Empédocles, Anaxágoras, Pitágoras,
atomistas).

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Dialéctica. Concebida por Platón como la ciencia de los primeros principios. Difiere de las
demás ciencias, en que hace caso omiso de las hipótesis. La dialéctica, como arte del
debate mediante preguntas y respuestas, se asocia a Sócrates de los diálogos platónicos.

Filosofía. De philein, amar y sophia, sabiduría. Es la ciencia más general. La Filosofía ha


sido tanto la búsqueda de la sabiduría, como la sabiduría buscada. Originalmente, fue la
explicación racional de todas las cosas; posteriormente, ha sido la ciencia de los primeros
principios del ser. Actualmente, en términos populares, sabiduría personal y ánimo
sereno. Técnicamente, la ciencia de las ciencias.

Logos. Término griego que significa: palabra, razón, proporción, medida, explicación.

Mayéutica. Adjetivo derivado del griego maya, comadrona. Sócrates pretendía tener el
mismo oficio que su madre, que era comadrona, porque traía al mundo los conceptos
correctos, mediante sus preguntas.

Mito. Presentación de la verdad, de manera simbólica y afectiva.

Physis. Término griego que significa naturaleza.

Razón. Capacidad de argumentar, formar conceptos, explicar y comprender. También


puede significar principio que ordena la realidad. Así, se dice que la realidad tiene una
estructura racional.
Lección No.1

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