Cynthia Guanoluisa 2591 2018/10/03

LOS CUATRO ACUERDOS

Introducción

La filosofía de vida de la cultura Tolteca es una herencia milenaria que ha dejado

grandes enseñanzas para la humanidad, es así como resulta necesario plasmar de manera

formal el conocimiento heredado para alcanzar una vida de armonía. Afortunadamente

este hecho ya ha sido concebido, gracias a la acción de varios escritores que han

conseguido ordenar y presentar estos conocimientos. Uno de ellos, ha sido Miguel Ruiz,

quien en su obra magistral “Los cuatro acuerdos” ha plasmado de manera contundente los

mágicos resquicios de una civilización que aún continúa inspirando.

Ruiz expone varias enseñanzas en su texto, entre las principales destaca la

existencia de un sistema educativo que fomenta el miedo y la baja autoestima, pues desde

el nacimiento, las creencias se van enraizando hasta el punto de formar parte del diario

vivir, y por lo tanto se carece de recursos para cuestionarlas a razón de que las cosas

siempre han funcionado así. Otro punto que se destaca es el hecho de que cuando se actúa

según las normas establecidas se premia, y cuando no, se castiga, y así se desarrolla el

miedo a no ser aceptado. Los modelos son inalcanzables porque no tienen nada que ver

con la personalidad individual, y al no alcanzarlos es motivo para ser juzgado por los

demás y de manera propia, de tal manera que llega el castigo y el rechazo.

Una vez expuesto lo anterior resulta imperante entonces destacar el hecho de que

Ruiz mencionan en su obra que tanto la felicidad y el sufrimiento son decisiones

individuales. A continuación, se expone de manera detallada cada una de estas ideas

(Rossell, 2006).
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Desarrollo

En el libro, Los cuatro acuerdos, Miguel Ruiz hace referencia a un legado

trascendental otorgado por la cultura Tolteca para alcanzar una vida de armonía, pero

sobre todo la felicidad. Un punto importante que destacar resulta en el hecho de que cada

ser humano tiene la felicidad o el sufrimiento supeditados a las decisiones que tomen y es

por ello que el autor menciona que cada individuo tiene la facultad de elegir un bando.

Asimismo, Ruiz, en su texto expone otros puntos interesantes, uno de ellos hace

referencia a la domesticación del ser humano y el sueño del planeta, para ello plantea la

siguiente interrogante ¿Son las cosas como las vemos, como las sentimos, o básicamente

interpretamos lo que nos han enseñado a interpretar? Para responder la pregunta en

cuestión es necesario entonces remontarse a los principios postulados por la cultura

Tolteca, pues dicha Cultura consideraba que la "realidad" que se asume socialmente no es

más que un sueño colectivo, el sueño del planeta.

Asimismo Ruiz considera que desde el momento en el que el ser humano nace, la

realidad es interpretada a través de acuerdos, entendiéndose que se incluye lo tangible y

lo intangible; especialmente el bien y el mal y a este proceso de familiarización y

adopción de costumbres se denomina domesticación, dejando claro el hecho de que no

necesariamente este proceso es favorable, pues varias de las adopciones que hace el ser

humano, no necesariamente nacen del amor, con frecuencia también surgen del miedo y

con el pasar del tiempo se transforman en un animal auto domesticado.

Por otro lado, Ruiz hace referencia también a conceptos trascendentales como el

juez y la víctima, para el autor es imperante el hecho de que cada individuo asuma cada
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uno de estos roles en su personalidad, pues por un lado el juez contribuye a la distinción

de aquello que - está bien y lo que está mal-. Premia y castiga, y en el otro lado de la

moneda se encuentra el rol de la víctima, quien representa la parte en cada individuo que

percibe las decisiones del juez. Como resulta evidente, el ser humano no siempre ejecuta

decisiones acertadas, con frecuencia el actuar del individuo es un ir y venir de errores y

como consecuencia de ello aparece el miedo, factor al cual el autor ha considerado como

los peores enemigos del pensamiento, y, por ende, de la vida. Es importante aclarar que

durante el proceso de lo que se conoce como domesticación se instaura en el individuo

una imagen mental de perfección, lo cual no es del todo errado, pues es importante tener

claro el camino que se quiere seguir; sin embargo el problema radica en el hecho de que

los seres humanos son susceptibles de imperfecciones, por lo cual la impotencia de

alcanzar la perfección absoluta arroja como consecuencia el auto rechazo, mismo que se

encuentra supeditado a las críticas de quienes se encuentran alrededor y por lo tanto surge

la interrogante de : ¿qué está mal?, ¿qué es necesario corregir?

Solo entonces es evidente el hecho de que “el juez” que rige el actuar no

funciona del todo bien, pues la felicidad y la armonía cada vez se encuentran más

lejanas, por lo tanto surge la necesidad de cambiar o transformar a este juez, pues tal

como Ruiz considera: los seres humanos a lo largo de su trayectoria conforman varios

acuerdos; sin embargo y con frecuencia, estos no tienen como consecuencia la felicidad y

es por ello que el gran aporte del autor para alcanzar una vida armoniosa y feliz radica en

recopilar de manera concisa cuatro acuerdos, que son:

1. Sé impecable con la palabra.

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Aquí el autor hace referencia al hecho de que las palabras poseen una gran fuerza

creadora. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar

lo que sea. El destino que cada una de ellas siga, depende del individuo que las emita. Las

palabras pueden salvar a alguien, hacerle sentir bien, transmitirle apoyo, amor,

admiración o por otro lado también puede acabar con la autoestima, es por ello que

resulta necesario ser conscientes del poder de las palabras, de su enorme valor, y es por

ello que el compromiso radica en emplearlas sabiamente

2. No te tomes nada personalmente.

Ruiz menciona que cada individuo es un mundo propio. Cada persona afronta su

propia odisea con conflictos incluidos, siendo el reto entonces sobrevivir el sueño

colectivo y alcanzar la felicidad. Cabe destacar que cada uno se desempeña dentro de sus

circunstancias y sus limitaciones. Es necesario aclarar que cada uno es protagonista de su

vida y a la vez espectador de la del resto y con frecuencia afrontamos las consecuencias

de la trayectoria de los otros; es decir que debemos asumir las reacciones naturales que

estos tienen frente a los acontecimientos que se suscitan, pues todo el mundo es

"depredador emocional" alguna que otra vez.

3. No hagas suposiciones.

Con frecuencia las suposiciones arrojan como resultado crear una realidad que no

existe y que no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más

frecuentemente por el miedo y la inseguridad. Ruiz menciona entonces que "La manera

de evitar las suposiciones es preguntar, dejar las cosas claras para que en un futuro no

existan malentendidos y por supuesto no ahogarse en un vaso de agua.

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4. Haz siempre lo mejor que puedas.

El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos

profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que se pueda. Para aceptar

las consecuencias de buen grado. Es imperante tratar cada día ser impecables con la

palabra, no tomar nada personalmente y no sacar conclusiones precipitadas. La práctica

es un paso fundamental, pues un cambio radical no surge de la noche a la mañana ni

mucho menos la adopción de los cuatro acuerdos; sin embargo, con perseverancia y una

creencia firme de estos cuatro acuerdos será posible alcanzar una vida más sencilla.

Conclusión

La obra cúspide de Miguel Ruiz, en definitiva, plasma de manera precisa grandes

males que aquejan a la sociedad desde sus orígenes; sin embargo y lo que resulta ser un

gran aporte radica en el hecho de que Ruiz, expone de manera precisa la forma en cómo

se puede afrontar tres grandes obstáculos que el ser humano alberga internamente; el juez

(quien acusa), la víctima y el sistema de creencias inculcado (la domesticación).

A través de la rotura de estos esquemas y de la adopción de cuatro acuerdos

simples, Ruiz alumbra el camino de quienes se hallan en la búsqueda de la armonía, la

felicidad y la luz espiritual, pues con frecuencia los seres humanos se inclinan a una vida

complicada sin tomar en cuenta que la vida debe ser disfrutada al pleno a través de

manera sencilla, la abundancia no siempre resulta en felicidad. Finalmente, la

importancia de la obra de Ruiz radica entonces en la enseñanza de un camino de auto

responsabilidad y con el entorno, pero sobre todo el entendimiento de que tanto la

felicidad y el sufrimiento son decisiones que cada individuo adopta en su película (Ruíz,

1998).
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Referencias
Rossell, C. (2006). Estilo y escritura en la Historia tolteca chichimeca. Desacatos, III(22),

30-50.

Ruíz, M. (1998). Los cuatro acuerdos. México: Urano.