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Lo Social
Se entiende por dimensión social del ser humano la capacidad éste tiene para vivir “entre” y “con”
otros de tal manera que puede transformarse y transformar el entorno socio cultural en el que está inmerso. La
dimensión social abre la posibilidad a los seres humanos de fomentar, construir y participar de
una convivencia con los otros, que garantice bienes sociales primarios, la libertad, el
reconocimiento de la diferencia, la equidad y la responsabilidad social, valores que deben
protegerse bajo una idea de justicia legitimada, por la formación de instituciones democráticas
que, lejos de favorecer los intereses de mayorías o minorías, y, a través de consensos
establecidos previamente, busquen que “todas” las personas se integren y comprometan en el
desarrollo comunitario de la sociedad a la cual pertenecen para que puedan tener derecho a
vivir dignamente (ACODESI, 2002).
Los educadores tienen una especial responsabilidad con la formación en los procesos sociales.
Aunque la persona nace con predisposiciones sociales, es necesario estimularlas para propiciar
un desarrollo adecuado de sus habilidades sociales. Es muy importante, desde pequeño,
enseñarle al estudiante, a tener en cuenta a los demás, a reconocerlos como interlocutores
válidos, a saber compartir lo que se tiene, a ser solidario con los más necesitados, a ser
agradecido y cordial, a demostrar el afecto con respeto, a tener una alta auto-estima y una
sólida personalidad al relacionarse con los demás (Ramírez, G., 2003).
En esta perspectiva, el acompañante debe implementar trabajos y talleres conducentes al
desarrollo de las habilidades prosociales2 de los estudiantes, puesto que éstas se constituyen en
un repertorio de comportamientos adecuados para la interacción de éstos, con otros
estudiantes, con los profesores, con otras personas y con sus padres de familia. De igual
manera, las habilidades pro-sociales son características y condiciones esenciales para una
adecuada interacción en la vida de los estudiantes, de tal manera que ellos, adquieran o cuenten
con dichas competencias y habilidades, las sepan usar conveniente y adecuadamente, y con el
uso de ellas, puedan interactuar en los distintos espacios de su vida escolar, social y familiar.
De manera general y frecuente, hoy es común que las personas se quejen o manifiesten que las
actuales generaciones de niños y de jóvenes, carecen de “buena educación” o de “buenas
costumbres” lo que tradicionalmente se llamó “buena educación”. De igual manera, muchas de
estas habilidades y competencias, constituyen las normas básicas de cortesía, que se requieren
para las interacciones sociales, que generalmente se forman en el ámbito familiar, y que de
alguna manera, la institución educativa debe contribuir a su formación. De igual manera, la
2 En el Anexo # 4 se incluye una tabla con el conjunto de habilidades pro-sociales más comunes, que se sugiere
Lo Afectivo
La dimensión afectiva del ser humano se puede entender como el conjunto de potencialidades y
manifestaciones de la vida psíquica del ser humano, que abarca tanto la vivencia de las emociones, los
sentimientos y la sexualidad, como también la forma en que él se relaciona consigo mismo y con los demás;
comprende toda la realidad de la persona, ayudándola a construirse como ser social y a ser copartícipe del
contexto en el que vive (ACODESI, 2002).
La dimensión afectiva incluye, como ya se mencionó, los sentimientos y las emociones, además
de las formas como el ser humano se relaciona consigo mismo, con los demás y con el
entorno, logrado esto a través de la expresión de su condición humana y particularmente de su
condición de género, que le da un carácter especial a la vivencia de la sexualidad y a la
existencia individual y única. Es en este proceso de crecimiento psico-afectivo que el ser
humano va descubriendo la riqueza personal y social, y va desarrollando sus habilidades para
disfrutar de estas riquezas (ACODESI, 2002).
El desarrollo y la maduración afectiva de los estudiantes es otro aspecto que requiere especial
cuidado y atención por parte del acompañante de curso. Este es un de los aspectos o
dimensiones del desarrollo humano de los estudiantes, que tal vez requiera más atención y
cuidado por parte del acompañante. Ahora bien, acompañar este proceso de los estudiantes, no
significa “jugar” al psicólogo o al orientador, que son quienes tienen la formación y los
elementos necesarios y adecuados para atender profesionalmente los aspectos más complejos y
delicados de la vida afectiva de los estudiantes. Acompañar a los estudiantes en esta dimensión
de su desarrollo humano, va más en la dirección de conocer lo que pueden estar viviendo los
estudiantes, saber orientar los aspectos más básicos de su proceso de desarrollo, saber escuchar
y orientar la búsqueda de ayuda profesional, en caso de que los estudiantes lo requieran, entre
otros aspectos.
La dimensión afectiva de los estudiantes, junto con la dimensión cognitiva, son los dos
aspectos que más cambios y transformaciones tienen durante la vida escolar, justamente por
todo lo que significa la vida en sociedad, pero además, porque son los aspectos que más
evolucionan dentro del proceso de desarrollo humano de los estudiantes. Ahora bien, la
dimensión afectiva de los estudiantes, entre otros muchos aspectos, incluye el manejo de las
emociones y los afectos, el desarrollo y la maduración sexual, la construcción de la autoimagen
y el auto-concepto personal, la formación de elementos como la autoestima, la seguridad en sí
mismo, la construcción de un proyecto de vida, y todo lo demás que hace parte de esta
dimensión del ser humano.
Ser acompañante en este aspecto afectivo, supone ir más allá del plano de la información,
contrarrestando con su presencia y orientación, frente al inmenso influjo de unos medios de
comunicación, que generalmente en este campo, desorientan y deshumanizan (Ramírez, G.,
2003). Adicional a esto, no se debe olvidar que los dispositivos electrónicos de comunicación,
ofrecen posibilidades ilimitadas de acceso a información en diferentes formatos, que
mantienen sobre-informadas y sobre-expuestas a las actuales generaciones, incluso, llegando a
exponerlos a problemas y delitos como el sexting, el grooming, el ciberbullying y todos los
demás fenómenos que han surgido, fruto de los actuales desarrollos de las tecnologías de la
información y la comunicación.
Lo Ético y Moral
Por dimensión ética se puede entender la posibilidad del ser humano de tomar decisiones a partir del uso
de su libertad, la cual se rige por principios que sustenta, justifica y significa, desde los fines que orientan su
vida, provenientes de su ambiente socio-cultural. Como es obvio ésta es una manera como se puede
definir la dimensión ética del ser humano, en tanto que es una de sus potencialidades que es
preciso trabajar para alcanzar su pleno desarrollo como persona. También se la puede entender
como aquella condición de la realidad humana por la que ésta se construye libre y coherentemente. Desde
esta perspectiva, se puede afirmar que la historia humana depende, en gran medida, de las
decisiones responsables y libres de los seres humanos que, en cuanto tales, están orientadas por
modelos que trascienden normativamente (sentido, fines, ideales) la realidad fáctica
(ACODESI, 2002).
Una de las preguntas fundamentales de la ética es con relación a la coherencia. ¿Puede un
individuo ser coherente consigo mismo, sin tener en cuenta la coherencia que debe también
tener con su comunidad? Para que la persona sea coherente en sus principios y valores, debe
saber poner en práctica y saber formular las consecuencias y los desafíos de la comunidad en
que vive. La primera pregunta orienta la moral hacia una ética <<individualista>>, mientras
que la segunda lo hace hacia una ética <<colectivista>> o comunitaria. La solución adecuada
está en realizar una síntesis dialéctica los dos cauces de la responsabilidad, aunque destacando
la importancia metodológica y real de la responsabilidad comunitaria (ACODESI, 2002).
El proceso de formación ética de los estudiantes es tal vez uno de los elementos más
relevantes, de las acciones y procesos educativos que se dan en la escuela, puesto que ella está
llamada, junto con la familia, a generar los procesos necesarios y pertinentes, para que los
estudiantes, dentro de su proceso de desarrollo humano y de maduración, avancen hacia
niveles, cada vez más altos de juicio moral. En este proceso, hay elementos que juegan un
papel preponderante como el manejo de la norma, la asunción de las consecuencias de las
decisiones tomadas, la aplicación de consecuencias lógicas y sanciones por las faltas cometidas,
la racionalidad de las normas, la construcción personal de principios y criterios de acción, entre
otras cosas.
Desde esta perspectiva, el acompañamiento del docente a los estudiantes es vital, puesto que
en muchos de los elementos y procesos mencionados anteriormente, el acompañante o
director de grupo, se halla involucrado o juega un papel preponderante en ellos. En este
sentido, el trabajo del acompañante es fundamental para el logro del desarrollo moral de los
estudiantes, de la maduración de su juicio moral. Este trabajo no se hace desde la adoctrinación
o la imposición heterónoma de normas, sino más bien y fundamentalmente desde el conflicto
moral, el debate en torno a la racionalidad de las normas, el respeto y cumplimiento de lo
prescrito en el Manual de Convivencia de la institución, el respeto a los acuerdos de grupo, y
todo lo demás que se proponga desde la dirección de grupo, de tal manera que se contribuya,
de manera real y efectiva a desarrollo o la formación de este aspecto.
Lo Académico
Se entiende por académico, el conjunto de actividades, acciones y procesos de orden pedagógico y educativo,
que buscan el desarrollo integral de los estudiantes y que se encuentran definidos en el Plan de Estudios y en el
PEI de la institución. Dicho trabajo está orientado al desarrollo armónico de todos los aspectos
constitutivos de los estudiantes como personas, para hacerlos competentes y eficientes para la
educación superior. De igual manera, este aspecto abarca la implementación y desarrollo de los
programas especiales que la institución haya asumido como parte de su proceso formativo, y
que determinan o hacen parte del Plan de Estudios de ella.
Lo académico es uno de los elementos que dan sentido a las instituciones educativas. En esta
perspectiva, la vida escolar gira en torno a lo académico, determinando con ello, muchos de los
procesos, interacciones y actividades que en ella se programan y se ejecutan. La vida escolar
está organizada en torno a actividades académicas, orientadas en gran media a los estudiantes.
El acompañante juega un papel importante en la vida académica de los estudiantes y de la
institución. De alguna manera, es un mediador entre lo que la institución busca y logra, y los
estudiantes que se hallan en proceso formativo. El docente acompañante debe ser garante de
los procesos académicos de los estudiantes a su cargo. Debe estar informado, no sólo de los
procesos que personalmente son su responsabilidad, sino del trabajo que realizan sus
compañeros docentes con los estudiantes, de las metas y objetivos del grado, de las fortalezas y
las debilidades de los estudiantes, de los conflictos y problemas que surgen entre los
estudiantes y sus docentes, de las maneras de proceder de los docentes, de los estándares de
calidad para los trabajos académicos que los profesores exigen, entre otros aspectos.
En lo académico, el acompañante o director de grupo, juega un papel preponderante, no sólo
mediando, sino también exigiendo, proponiendo, acompañando, solicitando apoyos especiales,
y en últimas, haciendo todo lo que esté a su alcance y estipulado, para lograr que los
estudiantes acompañados por él, sean exitosos en su vida académica, alcancen todos los
objetivos y logros, en cada una de las materias del grado que están cursando, de tal manera que
sean exitosos al final del año lectivo, y puedan aprobar, con la suficiente calidad, el mismo.
El trabajo de acompañar los procesos académicos de los estudiantes demanda del
acompañante o director de grupo, muchas de sus habilidades y competencias, pues no sólo
debe saber mediar, sino tener el criterio y el juicio necesario para estimular a los estudiantes, de
tal manera que ellos asuman sus responsabilidades, den lo mejor de sí mismos, aprovechen
todo su potencial, y alcancen el mejor desempeño posible. El acompañante debe ayudar a su
acompañado, para que éste siempre asuma sus responsabilidades y de lo mejor de sí mismo. El
acompañante debe saber exigir, sin ser coercitivo, pero tampoco generando dependencias que
inutilicen al estudiante.
Finalmente, no se debe olvidar que un estudiante dará tanto de sí mismo, cuando sea su
potencial, pero sobre todo, cuanto sea estimulado por sus profesores para que todo ese
potencial salga a flote y haga que los estudiantes logren su mejor potencial. En esta tarea, el
acompañante juega un papel preponderante puesto que debe conocer muy a sus estudiantes
para saber cuál es el nivel de su potencia, pero además para generar las estrategias adecuadas
para estimularlo, de tal manera que efectivamente, él dé lo mejor de sí mismo.
Lo Deportivo y Recreativo
Generalmente lo deportivo y lo recreativo son dos aspectos de la vida de los estudiantes, que
ellos más disfrutan, pues allí pueden, entre otras cosas, ser libres, espontáneos, mostrarse tal
cual son, quemar energía, dar rienda suelta a su creatividad, expresar sus emociones, y en fin,
tener una serie de comportamientos y de actuaciones que les permite socializar con sus amigos
y compañeros, e incluso, que sean reconocidos por alguna cualidad o aptitud especial.
Desde este punto de vista, cuando los estudiantes están participando o practicando algún
deporte, o están teniendo algún espacio recreativo, el acompañante del grupo, encuentra una
ocasión privilegiada para interactuar con ellos, darse a conocer en un rol diferente, y
conocerlos a ellos, incluso para identificar cualidades y aptitudes que en otros contextos no
sería posible de hacerlo.
Como ya se ha afirmado anteriormente, el acompañante camina con, está presente, no como
una presencia censuradora o disciplinaria dispuesta sobre todo a castigar o a señalar lo
inadecuado, sino más bien como una presencia que es igual a los estudiantes, sin ser igual a
ellos. Esto quiere decir, que en la mayoría de los casos, si el acompañante participa de un
deporte o de una actividad recreativa con sus estudiantes, lo haga en condición de igualdad a
ellos, sin caer en la presencia que todo lo juzga. Obviamente si por alguna razón debe asumir
su papel como formador o educador, lo puede y debe hacer, pero mientras esto no sea
necesario, un buen espacio de interacción con los estudiantes, le permitirá no sólo conocerlos
mejor, sino hará posible que los estudiantes lo vean también como una persona común y de
carne y hueso, que también tiene emociones, sentimientos, habilidades o cualidades distintas de
aquellas que están circunscritas al rol del docente que imparte alguna materia.
Compartir con ellos algunos de estos espacios de deporte y de recreación debe ser una mata de
todo acompañante, especialmente, al inicio del año escolar, para conocer a sus estudiantes y
para que lo conozcan a él. Tampoco se trata de estar siempre presente, en todo momento,
cobijándolos y estando omnipresentes, pues ello también puede cansar a los estudiantes, hacer
que pierdan su espontaneidad y se sienta siempre vigilados.
No se debe olvidar que un buen acompañante o director de grupo también conoce en detalle
las habilidades y aptitudes especiales de sus estudiantes, de tal manera, que si ellos practican
algún deporte de alto rendimiento, el acompañante sabe cuándo tiene torneos o
presentaciones, cómo le está yendo, qué le gusta y que lo molesta, en fin, todo lo que hace que
los estudiantes se sientan individualizados y reconocidos en sus particularidades, de tal manera,
que no hacen parte de la masa o pasan inadvertidos.
Todas las anteriores constituyen aspectos o elementos que conciernen a un director de grupo o
acompañante, conocer y manejar con propiedad, para poder cumplir los objetivos formativos
de la institución educativa, pero sobre todo, para que el proceso de acompañamiento sea
efectivo y eficiente.