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El socialismo es un sistema social y económico caracterizado por el control por parte de

la sociedad, organizada con todos sus integrantes, tanto de los medios de produccióncomo de
las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en los mismos.12 La RAE define así el término
socialismo: «Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y
administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes».3
El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de
la vida social y económica.4
Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralizaciónde la
administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de
una sociedad compleja,56 frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión
descentralizada de la colectividad socialista, tanto por vías autogestionariascomo
de mercado, así como mediante el empleo de pequeñas unidades económicas socialistas
aisladas y autosuficientes.78
Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para
lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o
poblaciones,9 frente a la posibilidad de una situación autocrática por parte de
las burocracias administrativas.10 Las formas históricas de la organización social de tipo
socialista pueden dividirse entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas
civilizaciones de carácter religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos
ideológicos deliberados. De éstas se destacan, respectivamente, el Imperio inca11 y la Unión
Soviética.

Índice

• 1Concepto
• 1.1Origen de la palabra socialismo
• 1.2Socialismo y comunismo
• 1.3Socialismo como movimiento político
• 2Historia
• 2.1La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico
• 2.2Los debates entre los socialistas clásicos
• 2.3El socialismo en el siglo XX
• 2.4El socialismo del siglo XXI
• 3Véase también
• 3.1Conceptos relacionados
• 3.2Socialismo marxista
• 3.3Socialismo no marxista
• 4Referencias
• 5Bibliografía
• 6Enlaces externos

Concepto[editar]

Origen de la palabra socialismo[editar]

Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando
Facchinei en 1766 para referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el
fundamento de la organización de las sociedades humanas. Veinte años más tarde, otro autor
italiano, Appiano Buonafede, volvió a utilizarla. Sin embargo, la palabra socialismo, en el
sentido moderno del término, no aparece hasta 1830 en Gran Bretaña y en Francia, casi
simultáneamente, para designar las ideas de los seguidores de Robert Owen y de Henri de
Saint-Simon. El primer uso preciso del neologismo se suele atribuir
al sansimoniano francés Pierre Leroux quien en el número de octubre-diciembre de 1833 de
la Revue encyclopédique publicó un artículo titulado Del individualismo y del socialismo,
aunque en él criticaba ambas doctrinas por considerarlas el resultado de la exageración de la
idea de libertad, la primera, y de la idea de asociación, la segunda.12 Sin embargo, en una
nota añadida a la reimpresión del artículo años más tarde escribió:13
Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a llamar socialistas a todos los pensadores
que se ocupan de reformas sociales, a todos los que critican y reprueban el individualismo… y en
este aspecto yo mismo, que siempre he combatido el socialismo absoluto, soy designado hoy
como socialista. […] Soy socialista sin duda, si se quiere entender por socialista la doctrina que
no sacrifica ninguno de los términos de la fórmula Libertad, Fraternidad, Igualdad, Unidad, sino
que todos los aúna.

Entre agosto de 1836 y abril 1838 Louis Reybaud publicaba en la Revue des deux
mondes tres estudios bajo el título de Socialistas modernos dedicados a Saint-Simon,
a Charles Fourier y a Robert Owen, y en los que confirmaba que el término socialismo, en su
sentido moderno, había surgido hacia 1830.13
Como ha destacado Jean-Paul Thomas, toda «palabra nueva, responde a realidades nuevas.
Las doctrinas sociales no surgen casualmente a principios del siglo XIX. Tienen como origen
inmediato la revolución industrial y la miseria que le acompaña… Contraponen a la búsqueda
egoísta del provecho la visión de una comunidad de productores ligados unos a otros por una
solidaridad fraternal». Según este autor las raíces del socialismo hay que buscarlas en las
propuestas igualitarias de los grupos «radicales» de la Revolución Francesa, como la
del enragé Jacques Roux que escribió en 1793, denunciando los acaparamientos de los bienes
de subsistencia: «los productos de la tierra, como los elementos, pertenecen a todos los
hombres. El comercio y el derecho de propiedad no pueden consistir en hacer morir de
miseria y de inacción a nuestros semejantes».13

Socialismo y comunismo[editar]

Unos diez años después de la aparición de los términos «socialismo» y «socialista» surgieron
en Francia las palabras «comunismo» y «comunista» y su uso se difundió
rápidamente. Étienne Cabet y el neobabuvista Jean-Jacques Pillot las emplearon de inmediato
y el adjetivo «comunista» fue usado para referirse a un banquete organizado por Pillot
celebrado el 1 de julio de 1840 en las afueras de París en el que participaron más de mil
comensales, en su mayoría obreros, y en el que se defendió la necesidad de aplicar reformas
que no fueran meramente políticas para alcanzar una «igualdad real».14 En junio de 1843 el
poeta alemán Heinrich Heine, quien desde hacía más de diez años vivía en París, advirtió de
su crecimiento: «Los comunistas son en Francia el único partido que merece atención».15
Desde Francia los términos «comunismo» y «comunista» se difundieron por los Estados
alemanes y por Suiza, gracias al libro de Lorenz von Stein publicado en 1842 en Leipzig con el
título El socialismo y el comunismo en la Francia de hoy (Der Sozialismus und Communismus
des heutigen Frankreichs) —Wilhelm Weitling, August Becker y otros los utilizaron enseguida
—, y también por Gran Bretaña a través de otros canales. Así el término «comunismo» fue
sustituyendo progresivamente al originario de «socialismo» o al menos se confundió con él.16
Según Jean Bruhat, en la década de 1840 «comunista» y «socialista» no eran términos
completamente equivalentes ya que los comunistas se distinguían por unas ideas que en
ellos estaban más claramente afirmadas que en los socialistas, como la realidad de la lucha
de clases de la que se derivaba la necesidad de la revolución —la conquista del Estado— para
alcanzar la nueva sociedad, pues para cambiar al hombre había que cambiar el régimen
económico y social en el que vivía, como lo advirtió el neobabuvista Théodore
Dézamy cuando criticaba a los que creían «que para modelar al hombre a su gusto bastaría
proponérselo de un modo testarudo y enérgico».17 Estas diferencias fueron las que motivaron
que Karl Marx y Friedrich Engels adoptaran el término «comunista» y no el de «socialista»
para llamar a la Liga que fundaron en 1847 y al manifiesto de la misma hecho público al año
siguiente. Engels explicó en 1890 que en aquellos años «la parte de los obreros que,
convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una
transformación radical de la sociedad, se llamaba entonces comunista» mientras que la
mayoría de los que se hacían llamar «socialistas» «se hallaban fuera del movimiento obrero y
buscaban apoyo más bien en las clases "instruidas"», «y como nosotros ya en aquel tiempo
sosteníamos muy decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe
ser obra de la clase obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos
denominaciones procedía elegir».18
Después de 1848, los términos «socialismo» y «comunismo» se afirmaron y se superpusieron,
identificándose en unos períodos y diferenciándose en otros, y también se utilizaron para
caracterizar etapas de desarrollo histórico distintas.19 El sociólogo francés Émile
Durkheim afirmó que en el «comunismo», a diferencia del «socialismo», la contribución a la
producción común era libre y no planificada mientras que el consumo se vivía en común.20
Poco después Lenin en El Estado y la revolución (1917) utilizó la palabra «socialismo» para
referirse a la primera etapa en la consecución de la sociedad sin clases o «comunismo»,
caracterizada por la organización colectiva de la producción y la distribución en tanto
que el consumo seguiría siendo particular.21
Según el marxismo, en un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de
los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de
capital y con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado, una forma
de explotación por vía económica. Por lo tanto el socialismo constituye el primer paso para la
extinción de las clases sociales (o comunismo) dando así por superada la lucha de
clases como motor del progreso histórico.22

Socialismo como movimiento político[editar]

Por extensión se define como socialista a toda doctrina o movimiento que aboga por su
implantación. Frecuentemente existen diferentes movimientos políticos que adoptan el título
de Socialismo: desde aquella fecha existen ideas de búsqueda del bien común e igualdad
social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en
términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o
nacionalistas), o al intervencionismo, conceptos de socialismo o de sus métodos que pueden
variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se
distancian en mayor o menor medida de su etimología: estatistas, nacionalistas,
marxistas, cooperativistas, corporativistas gremiales clásicos, corporativistas de Estado
o fascistas, socialistas de renta, socialistas de
mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado
con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una
clase trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual
debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución
social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin
clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del
ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La
radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino
más bien a los principios que se persiguen.
Existen diferencias entre los grupos socialistas, aunque casi todos están de acuerdo en que
están unidos por una historia en común que tiene sus raíces en el siglo XIX, en las luchas de
los trabajadores siguiendo los principios de solidaridad y vocación a una sociedad igualitaria,
con una economía que pueda, desde su punto de vista, servir a la totalidad de la población en
vez de a unos pocos.
Por otro lado el significado de facto del socialismo ha ido cambiando con el transcurso del
tiempo. Así en el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa
al comunismo, mientras que en la socialdemocracia con el término de socialismo se alude a la
redistribución de la riqueza mediante la aplicación de un sistema fiscal progresivo.

Historia[editar]

La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico [editar]

Inglaterra fue una de las dos cunas del socialismo «utópico». Existieron dos causas
importantes que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial,
con su cortejo de miserias para el desarrollo del Proletariadobritánico, y el desarrollo de una
nueva rama de la ciencia: la economía política, concepto asociado a la búsqueda de dominio
titular de las ciencias políticas.
En Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el
conde Henri de Saint-Simon, considerado por Engels el creador de la idea en estado
embrionario que sería utilizada por todos los socialistas posteriores.23 Propuso la Federación
de Estados Europeos, como instrumento político para controlar el comienzo y desarrollo de
guerras. Al mismo tiempo Charles Fourier, concibió los falansterios (comunidades humanas
regidas por normas de libre albedrío e ideologías económicas socializadas).

Los debates entre los socialistas clásicos[editar]

Mijaíl Bakunin, ideólogo político, defensor de la independencia individual y colectiva.


Poco después aparece la teoría comunista marxista que desde una teoría crítica
del comunismo, desarrolla una propuesta política: el «socialismo científico». Karl Marx postula
en una de sus obras la diferenciación entre «valor de mercado» y «valor de cambio» de una
mercancía y la definición de plusvalía, siendo éstas sus mayores contribuciones a la economía
política; no obstante, los economistas modernos no utilizan estos conceptos del mismo modo
que lo hacen los seguidores de la escuela marxista del pensamiento económico,
argumentando que la teoría expuesta por Marx no contempla la interacción total de la ciencia
económica y se ve parcializada por el comunismo. Entre los socialistas hubo una muy pronta
división entre marxistas y anarquistas los cuales eran la esencia más cercana a la ideología
marxista. El marxismo como teoría recibió muchas críticas, algunas de ellas constituirán
durante muchas décadas la base ideológica de la mayoría de partidos socialistas. Más tarde,
a raíz de la Revolución rusa y de la interpretación que le dio Lenin, el leninismo se convertiría
en foco de admiración de los partidos comunistas, agrupados bajo la III Internacional.
La teoría marxista se construye conjuntamente con el anarquismo. El anarquismo se podría
inscribir dentro de los conceptos tempranos del socialismo, que como ideal busca que las
personas decidan sobre sus vidas libre e independientemente; la abolición del Estado y de
toda autoridad; exaltando al individuo.
La meta del socialismo es construir una sociedad basada en la igualdad,
la equidad económica, la iniciativa personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando
las compensaciones estratificadas por esfuerzo, promoviendo estructuras políticas y
económicas de distribución como por ejemplo el seguro social.

Friedrich Engels, filósofo socialista alemán.

El socialismo en el siglo XX[editar]

El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de


Europa, la Unión Soviética, estados comunistas de Asia y del Caribe.
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque
socialista, conjunto de los países controlados por Unión Soviética tras la contraofensiva en el
frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial, donde la URSS impuso sistemas de
gobierno socialistas dependientes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista,
encabezado por la Unión Soviética, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos,
desembocó en un enfrentamiento político que se conocería como Guerra Fría. Se conoció de
ella extraoficialmente y fue la competencia por la superioridad en todos los aspectos y lograr
así el dominio completo (pero no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó con la
disolución política de la URSS, tras una crisis agravada por su situación económica y política y
fuertes presiones externas, acompañada de una pronunciada crisis en los demás estados
socialistas, principalmente los europeos.

El socialismo del siglo XXI[editar]

Artículo principal: Socialismo del Siglo XXI


El socialismo del siglo XXI es un concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a
través de Heinz Dieterich Steffan.24 El término adquirió difusión mundial desde que fue
mencionado en un discurso por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de
enero de 2005, desde el V Foro Social Mundial.
En el marco de la Revolución Bolivariana, Chávez señaló que para llegar a este socialismo
habrá una etapa de transición que denomina como Democracia Revolucionaria. Hugo Chávez
expresó “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el
socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la
solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” en un discurso a
mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo
Chávez “debemos transformar el modo del capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que
se debe construir cada día”.2526
La ética (del lat. ethĭcus, y este del gr.ēthikós; la forma f., del lat. tardío ethĭca, y este
del gr.ēthikḗ1) o filosofía moral es la rama de la filosofía que estudia lo correcto o
equivocado del comportamiento humano,2 la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen
vivir.3 Además, tiene como centro de atención las acciones humanas y aquellos aspectos de
las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada. El
estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y
su desarrollo histórico ha sido amplio y variado.
La ética estudia qué es un acto moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y
cómo se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana
constituye una reflexión sobre el hecho moral, es decir busca las razones que justifican la
adopción de un sistema moral u otro.
Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética,
juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como
«bueno», «malo», «correcto», «incorrecto», «obligatorio», «permitido», etc., referidos a una
acción, a una decisión o incluso contendrá a las intenciones de quien actúa o decide algo.
Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones,
o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: «ese hombre es
malo», «no se debe matar», etc. En estas declaraciones aparecen los términos «malo», «no
se debe», etc., que implican valoraciones de tipo moral.

Índice

• 1Introducción
• 1.1Significado y objeto
• 1.2Límites con disciplinas adyacentes
• 1.3Ética y moral
• 2Ramas
• 2.1Metaética
• 2.2Ética normativa
• 2.3Ética aplicada
• 3Historia
• 3.1Edad Antigua
• 3.2Edad Media
• 3.3Edad Moderna
• 3.4Edad Contemporánea
• 4Véase también
• 5Notas y referencias
• 6Bibliografía
• 7Enlaces externos

Introducción
A lo largo de la historia ha habido diversas maneras de entender la ética y distintas
propuestas morales orientadoras de la vida humana. Es posible decir que la ética es la parte
de la filosofía práctica que se ocupa del hecho moral y de los problemas filosóficos que nacen
de la conducta humana. La ética se dedica al estudio de los actos humanos, pero aquellos
que se realizan por la voluntad y libertad absoluta, de la persona. Todo acto humano que no
se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de libertad, no forma
parte del campo de estudio de la ética. La ética, por tanto, no inventa la vida moral, sino que
reflexiona sobre ella. Desde la perspectiva del discurso moral existe la presunción, además,
de que el ser humano es en cierto modo libre. Esta consideración deja abierto el campo de
posibilidades de actuación de los seres humanos. En el ejercicio de esa libertad se producen
conflictos que constituyen la clave de la vida moral y sobre los que la ética, como reflexión
teórica, trata de dar luz, para encauzar adecuadamente la praxis, la acción humana.

Significado y objeto

La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del griego


antiguo ἠθικός transliterado como ēthikós. Según algunos autores, es correcto
diferenciar êthos, que significa «carácter», de ethos, que significa «costumbre», pues «ética»
se sigue de aquel sentido y no es éste.4
Según una corriente «clásica», la ética tiene como objeto los actos que el ser humano realiza
de modo consciente y libre (es decir, aquellos actos sobre los que ejerce de algún modo un
control racional). No se limita solo a ver cómo se realizan esos actos, sino que busca emitir un
juicio sobre estos, que permite determinar si un acto ha sido éticamente bueno o malo.
Fernando Savater, en el primer capítulo de su libro Ética para Amador («De qué va la ética»),
define la ética como «el arte de vivir, el saber vivir, por lo tanto el arte de discernir lo que nos
conviene (lo bueno) y lo que no nos conviene (lo malo)».
Ello implica establecer una distinción entre lo que sea bueno y lo que sea malo desde el punto
de vista ético, y si el bien y el mal éticos coinciden o no con lo que serían el bien y el mal en
sí.
La filosofía (del griego antiguo φιλοσοφία < φιλεῖν fileîn, «amar» y
σοφία sofía«sabiduría», amor a la sabiduría;1 trans. en latín como philosophĭa)2 es el estudio
de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia,
el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.345 Al abordar estos
problemas, la filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por
su énfasis en los argumentos racionalessobre los argumentos de autoridad,6 y de
la ciencia porque generalmente realiza sus investigaciones de una manera no empírica,7 sea
mediante el análisis conceptual,8 los experimentos mentales,9 la especulación u otros
métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.
La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida
por la ciencia, la religión y la política occidentales.1011 Muchos filósofos importantes fueron a
la vez grandes científicos, teólogos o políticos y algunas nociones fundamentales de estas
disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta superposición entre disciplinas se
debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia.
Índice

• 1Etimología
• 2Ramas
• 2.1Metafísica
• 2.2Gnoseología
• 2.3Lógica
• 2.4Ética
• 2.5Estética
• 2.6Filosofía política
• 2.7Filosofía del lenguaje
• 2.8Filosofía de la mente
• 2.9Filosofía de la historia
• 3Historia
• 3.1Occidente
• 3.1.1Filosofía griega
• 3.1.2Filosofía medieval
• 3.1.3Filosofía renacentista
• 3.1.4Filosofía moderna
• 3.1.5Filosofía contemporánea
• 3.2Oriente Medio
• 3.3Oriente
• 3.3.1Filosofía india
• 3.3.2Filosofía budista
• 3.3.3Filosofía de Asia del Este
• 4Iconología
• 5Véase también
• 6Notas y referencias
• 7Bibliografía
• 8Enlaces externos
Etimología[editar]

Busto de Pitágoras, a quien se atribuye la invención de la palabra «filosofía».


La invención del término «filosofía» se suele atribuir al pensador y
matemático griegoPitágoras de Samos,12 aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo
confirme.13 Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el general León trató de sabio (σοφóς:
sofos) a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser
sabio, que amaba la sabiduría, un φιλο-σοφóς.
Admirado León de la novedad del hombre, le preguntó a Pitágoras quiénes eran, pues, los
filósofos y qué diferencia había entre ellos y los demás; y Pitágoras respondió que le parecían
cosas semejantes la vida del hombre y la feria de los juegos que se celebraba con toda pompa
ante el concurso de Grecia entera; pues, igual que allí, unos aspiraban con la destreza de sus
cuerpos a la gloria y nombre que da una corona, otros eran atraídos por el lucro y el deseo de
comprar y vender. Pero había una clase, y precisamente la formada en mayor proporción de
hombres libres, que no buscaban el aplauso ni el lucro, sino que acudían para ver y observaban
con afán lo que se hacía y de qué modo se hacía; también nosotros, como para concurrir a una
feria desde una ciudad, así habríamos partido para esta vida desde otra vida y naturaleza, los
unos para servir a la gloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que, despreciando todo lo
demás, consideraban con afán la naturaleza de las cosas, los cuales se llamaban afanosos de
sabiduría, esto es, filósofos.

Cicerón, Cuestiones Tusculanas, Libro V, capítulos 7 a 11.14

Según Pitágoras, la vida era comparable a los juegos olímpicos, porque en ellos encontramos
tres clases de personas: las que buscan honor y gloria, las que buscan riquezas, y las que
simplemente buscan contemplar el espectáculo, que serían los filósofos.
Años más tarde, Platón agregó más significado al término cuando contrapuso a los filósofos
con los sofistas. Los filósofos eran quienes buscaban la verdad, mientras que los sofistas eran
quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos
retóricos o adulación, convenciendo a otros de cosas infundadas o falsas, y cobrando además
por enseñar a hacer lo mismo. Aristóteles adoptó esta distinción de su maestro,
extendiéndola junto con su obra a toda la tradición posterior.15
El texto más antiguo que se conserva con la palabra «filosofía» se titula Tratado de medicina
antigua, y fue escrito hacia el año 440 a. C. Allí se dice que la medicina «moderna» debe
orientarse hacia la filosofía, porque solo la filosofía puede responder a la pregunta «¿qué es el
hombre?».13

Ramas[editar]
Véase también: Anexo:Ramas de la filosofía

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los
siglos.1617 Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy
llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física.16 Teniendo
esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en
el presente.

Metafísica[editar]

Artículo principal: Metafísica

Gnoseología[editar]

Artículo principal: Gnoseología

Lógica[editar]

Lo que sigue proviene del artículo Lógica


La lógica es la ciencia formal y rama estricta tanto de la filosofía como de
las matemáticas que estudia los principios de la demostración y la inferencia válida,18
las falacias, las paradojas y la noción de verdad.19 La palabra «lógica» deriva del griego
antiguo λογική logikḗ, que significa «dotado de razón, intelectual, dialéctico, argumentativo»,
que a su vez viene de λόγος (lógos),
«palabra, pensamiento, idea, argumento, razón o principio».
Así como el objeto de estudio tradicional de la química es la materia, y el de
la biología la vida, el de la lógica es la inferencia. La inferencia es el proceso por el cual se
derivan conclusiones a partir de premisas.20 La lógica investiga los fundamentos por los
cuales algunas inferencias son aceptables, y otras no. Cuando una inferencia es aceptable, lo
es por su estructura lógica, y no por el contenido específico del argumento o el lenguaje
utilizado. Por esta razón la lógica se considera una ciencia formal, como la matemática, en
vez de una ciencia empírica.
Tradicionalmente se distinguen tres clases de inferencias: las deducciones, las inducciones y
las abducciones, aunque a veces se cuenta a la abducción como un caso especial de
inducción.21 La validez o no de las inducciones es asunto de la lógica inductiva y
del problema de la inducción. Las deducciones, en cambio, son estudiadas por la mayor parte
de la lógica contemporánea. En un argumento deductivamente válido, la conclusión es
una consecuencia lógica de las premisas.22 El concepto de consecuencia lógica es, por lo
tanto, un concepto central a la lógica.22 Para estudiarlo, la lógica construye sistemas
formales que capturan los factores relevantes de las deducciones como aparecen en
el lenguaje natural.23 Para entender esto, considérese la siguiente deducción:
1. Está lloviendo y es de día.
2. Por lo tanto, está lloviendo.
La obvia validez de este argumento no se debe al significado de las expresiones «está
lloviendo» y «es de día», porque estas podrían cambiarse por otras y el argumento
permanecer válido. Por ejemplo:
1. Está nevando y hace frío.
2. Por lo tanto, está nevando.
En cambio, la clave de la validez del argumento reside en la expresión «y». Si esta expresión
se cambia por otra, entonces el argumento puede dejar de ser válido:
1. Está nevando o hace frío.
2. Por lo tanto, está nevando.
Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes
lógicas, y la lógica las estudia mediante sistemas formales.24 Dentro de cada sistema formal,
la relación de consecuencia lógica se puede definir de manera precisa, generalmente por
medio de teoría de modelos o por medio de teoría de la demostración.
La lógica tradicionalmente se considera una rama de la filosofía, pero desde fines del siglo
XIX, su formalización simbólica ha demostrado una íntima relación con las matemáticas, y dio
lugar a la lógica matemática. En el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica
matemática, un cálculo definido por símbolos y reglas de inferencia, lo que ha permitido su
aplicación a la informática.

Los fundamentos del socialismo

El socialismo es, ante todo, un conjunto de ideas que conduce a una sociedad ideal. En tal sociedad, se
supone, todo funcionará armónicamente. Dejarán de existir los conflictos entre los distintos seres
humanos debido a la óptima planificación de los recursos y la producción.

Para llevar a cabo esa sociedad ideal, se parte de la creencia de que “no existe la naturaleza humana
intrínsecamente”, en la expresión de Adolfo Zerboglio, es decir, se supone que es el sistema de
producción el que determina los pensamientos y acciones humanas, y no a la inversa. De ahí que sería
cuestión de buscar el mejor sistema de producción y los seres humanos se adaptarán al mismo en cierto
lapso de tiempo. Esta vez no deberíamos adaptarnos a la voluntad de Dios, o al orden natural, sino a la
planificación social hecha por un hombre.

Es por ello que la libertad no es considerada como algo esencial para el socialista, por cuanto se
considera que la libertad es un valor dentro de la sociedad capitalista, y que no ha de ser esencial en la
sociedad comunista.

El socialismo presenta dos fases que es necesario tener presentes. Una es la etapa de transición desde el
capitalismo al socialismo, en la que se hacen severas críticas al primero sin tratar de mejorarlo, sino
que se busca reemplazarlo a través de la revolución, que puede adquirir características violentas. La
segunda fase comienza con la “dictadura del proletariado” y sigue con la consolidación de la sociedad
planificada y la adaptación mencionada.

Mientras que, para el pensamiento liberal, es prioritario el individuo antes que la sociedad, para el
socialista es prioritaria la sociedad antes que el individuo, de ahí que, para él, la vida individual tiene
poco valor, y menos aún la tendrá la de los opositores.

En cierta forma suponen constituir una especie de “clase elegida” o “pueblo elegido”, por cuanto
atribuyen al capitalismo estatal (socialismo), y a la dictadura del proletariado, características de pleno
humanismo, mientras que observan a los empresarios, comerciantes y profesionales (la burguesía)
como personas carentes de aquellos atributos.

Describen la sociedad capitalista en una forma negativa, que no admite mejoras, sino que proponen su
total derrumbamiento. Sostienen que existe una lucha entre opresores y oprimidos, que culmina con la
explotación de estos últimos. Por el contrario, pueden verse en sociedades reales muchos “burgueses”
que no presentan tales características, mientras que la competencia se da entre distintos empresarios,
siendo los empleados y accionistas aliados de aquél para quien trabajan o en cuya empresa invierten su
capital.

Así como muchos alemanes, luego de haber escuchado una, diez, mil, un millón de veces, que la culpa
de todos sus males, y de Alemania, la tenían los judíos, lo que provocó el holocausto, los marxistas
repiten una, diez, mil, un millón de veces, que la culpa de todos los males la tienen los burgueses
explotadores, lo que también llevó al mayor genocidio del cual se tenga noticias (especialmente en la
ex URSS y China).

Ante esa prédica, no es extraño que la “dictadura del proletariado” sea ejercida por gente llena de odio
contra la clase burguesa (en general, la gente decente) y cuyas acciones estén motivadas por cierta
necesidad de venganza.

Al promover la expropiación y estatización de los medios de producción, se concentra el poder


económico en un partido, o en una persona, situación altamente riesgosa para los opositores, que son
considerados “enemigos”.

En la sociedad ideal, existe igualdad de derechos, pero no de obligaciones, ya que se adopta aquella
expresión de Marx: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. De ahí que los
más capaces para trabajar deban hacer mayores aportes que los menos capaces, pero todos recibirán
beneficios en forma igualitaria. Parece ser, sin embargo, que a pesar de los muchos años de comunismo
en varios países, la población simplemente optó por trabajar al menor ritmo posible.

Mientras que el empresario, en una sociedad libre, debe innovar y aumentar la productividad, para no
verse desplazado del mercado, el empresario, en el socialismo, no tiene esas necesidades, ya que sólo
debe adaptarse a lo que viene planificado por los políticos a cargo de la planificación central. De ahí las
grandes diferencias entre calidades en productos destinados a una misma utilidad.

En la sociedad libre han de ser los aspectos afectivos, es decir, netamente humanos, los vínculos de
unión entre los hombres, mientras que en el socialismo han de serlo los medios de producción y el
trabajo. En lugar de proponer una gran familia, el socialista propone una gran sociedad anónima.

Como los marxistas se consideran un sector “iluminado”, poseedor de la “verdad”, están deseosos de
“liberar” a otros pueblos de la opresión capitalista, de ahí que en ellos surgen ambiciones imperialistas,
especialmente cuando poseen cierto nivel de armamento.

No es fácil convencer a quienes siempre tienen en la mente una sociedad ideal, planificada, el
socialismo, al cual se le opone una sociedad real e imperfecta. De todas formas, para ejemplificar las
ventajas de la propiedad privada respecto a la propiedad estatal, considérese el caso de los elefantes y
las jirafas, que no son de nadie (o son del Estado) estando en vías de extinción, mientras que los
animales domésticos y el ganado, crecen en número por cuanto tienen dueños que los cuidan
adecuadamente.
La muralla de Berlín, y otros aspectos carcelarios, no presentan inconvenientes a quienes aspiran a
ocupar los puestos altos en la sociedad comunista que promueven. También es vista con agrado por
quienes tienen muy pocas aspiraciones y que, en una sociedad igualitaria, se verán liberados de tener
que envidiar a aquéllos que tienen proyectos, ambiciones y capacidad suficiente para hacerlos realidad.

El físico Andrei Sajarov, respecto de la sociedad soviética, expresó: “Atrincherada en su bienestar la


minoría satisfecha…..”, haciendo referencia a la etapa en la que siempre queda estancada la utopía
socialista, es decir, en la dictadura del proletariado y en el capitalismo estatal. Podemos decir que el
mayor enemigo de esta utopía es la propia naturaleza humana.

Los fundamentos del socialismo

El socialismo es, ante todo, un conjunto de ideas que conduce a una sociedad ideal. En tal sociedad, se
supone, todo funcionará armónicamente. Dejarán de existir los conflictos entre los distintos seres
humanos debido a la óptima planificación de los recursos y la producción.

Para llevar a cabo esa sociedad ideal, se parte de la creencia de que “no existe la naturaleza humana
intrínsecamente”, en la expresión de Adolfo Zerboglio, es decir, se supone que es el sistema de
producción el que determina los pensamientos y acciones humanas, y no a la inversa. De ahí que sería
cuestión de buscar el mejor sistema de producción y los seres humanos se adaptarán al mismo en cierto
lapso de tiempo. Esta vez no deberíamos adaptarnos a la voluntad de Dios, o al orden natural, sino a la
planificación social hecha por un hombre.

Es por ello que la libertad no es considerada como algo esencial para el socialista, por cuanto se
considera que la libertad es un valor dentro de la sociedad capitalista, y que no ha de ser esencial en la
sociedad comunista.

El socialismo presenta dos fases que es necesario tener presentes. Una es la etapa de transición desde el
capitalismo al socialismo, en la que se hacen severas críticas al primero sin tratar de mejorarlo, sino
que se busca reemplazarlo a través de la revolución, que puede adquirir características violentas. La
segunda fase comienza con la “dictadura del proletariado” y sigue con la consolidación de la sociedad
planificada y la adaptación mencionada.

Mientras que, para el pensamiento liberal, es prioritario el individuo antes que la sociedad, para el
socialista es prioritaria la sociedad antes que el individuo, de ahí que, para él, la vida individual tiene
poco valor, y menos aún la tendrá la de los opositores.

En cierta forma suponen constituir una especie de “clase elegida” o “pueblo elegido”, por cuanto
atribuyen al capitalismo estatal (socialismo), y a la dictadura del proletariado, características de pleno
humanismo, mientras que observan a los empresarios, comerciantes y profesionales (la burguesía)
como personas carentes de aquellos atributos.

Describen la sociedad capitalista en una forma negativa, que no admite mejoras, sino que proponen su
total derrumbamiento. Sostienen que existe una lucha entre opresores y oprimidos, que culmina con la
explotación de estos últimos. Por el contrario, pueden verse en sociedades reales muchos “burgueses”
que no presentan tales características, mientras que la competencia se da entre distintos empresarios,
siendo los empleados y accionistas aliados de aquél para quien trabajan o en cuya empresa invierten su
capital.
Así como muchos alemanes, luego de haber escuchado una, diez, mil, un millón de veces, que la culpa
de todos sus males, y de Alemania, la tenían los judíos, lo que provocó el holocausto, los marxistas
repiten una, diez, mil, un millón de veces, que la culpa de todos los males la tienen los burgueses
explotadores, lo que también llevó al mayor genocidio del cual se tenga noticias (especialmente en la
ex URSS y China).

Ante esa prédica, no es extraño que la “dictadura del proletariado” sea ejercida por gente llena de odio
contra la clase burguesa (en general, la gente decente) y cuyas acciones estén motivadas por cierta
necesidad de venganza.

Al promover la expropiación y estatización de los medios de producción, se concentra el poder


económico en un partido, o en una persona, situación altamente riesgosa para los opositores, que son
considerados “enemigos”.

En la sociedad ideal, existe igualdad de derechos, pero no de obligaciones, ya que se adopta aquella
expresión de Marx: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. De ahí que los
más capaces para trabajar deban hacer mayores aportes que los menos capaces, pero todos recibirán
beneficios en forma igualitaria. Parece ser, sin embargo, que a pesar de los muchos años de comunismo
en varios países, la población simplemente optó por trabajar al menor ritmo posible.

Mientras que el empresario, en una sociedad libre, debe innovar y aumentar la productividad, para no
verse desplazado del mercado, el empresario, en el socialismo, no tiene esas necesidades, ya que sólo
debe adaptarse a lo que viene planificado por los políticos a cargo de la planificación central. De ahí las
grandes diferencias entre calidades en productos destinados a una misma utilidad.

En la sociedad libre han de ser los aspectos afectivos, es decir, netamente humanos, los vínculos de
unión entre los hombres, mientras que en el socialismo han de serlo los medios de producción y el
trabajo. En lugar de proponer una gran familia, el socialista propone una gran sociedad anónima.

Como los marxistas se consideran un sector “iluminado”, poseedor de la “verdad”, están deseosos de
“liberar” a otros pueblos de la opresión capitalista, de ahí que en ellos surgen ambiciones imperialistas,
especialmente cuando poseen cierto nivel de armamento.

No es fácil convencer a quienes siempre tienen en la mente una sociedad ideal, planificada, el
socialismo, al cual se le opone una sociedad real e imperfecta. De todas formas, para ejemplificar las
ventajas de la propiedad privada respecto a la propiedad estatal, considérese el caso de los elefantes y
las jirafas, que no son de nadie (o son del Estado) estando en vías de extinción, mientras que los
animales domésticos y el ganado, crecen en número por cuanto tienen dueños que los cuidan
adecuadamente.

La muralla de Berlín, y otros aspectos carcelarios, no presentan inconvenientes a quienes aspiran a


ocupar los puestos altos en la sociedad comunista que promueven. También es vista con agrado por
quienes tienen muy pocas aspiraciones y que, en una sociedad igualitaria, se verán liberados de tener
que envidiar a aquéllos que tienen proyectos, ambiciones y capacidad suficiente para hacerlos realidad.

El físico Andrei Sajarov, respecto de la sociedad soviética, expresó: “Atrincherada en su bienestar la


minoría satisfecha…..”, haciendo referencia a la etapa en la que siempre queda estancada la utopía
socialista, es decir, en la dictadura del proletariado y en el capitalismo estatal. Podemos decir que el
mayor enemigo de esta utopía es la propia naturaleza humana.

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