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Motivos (científicos) para

dormir la siesta
La costumbre mediterránea de dormir tras la comida es tan buena para
el cuerpo como para la mente. Hoy te explicamos por qué las siestas
son tan increíblemente buenas para nosotros, según la ciencia.

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Sarah Romero
Es posible que estés familiarizado con esa sensación de somnolencia abrumadora que suele
azotarnos durante la media tarde. Es común, ocurre tanto como si hemos comido como si
no, y es causada por una caída natural en el estado de alerta del organismo. Por ello, si te
encuentras luchando contra el sueño a mediodía y estás en un lugar donde puedes tomar una
siesta, lo más sensato es que duermas siesta.

Tomarse el tiempo para una breve siesta nos aliviará la somnolencia casi de inmediato y
mejorará el estado de alerta durante varias horas después de despertarnos.

¿Por qué dormimos la siesta? Pues para podemos ponernos al día con el sueño perdido,
anticiparnos por la pérdida de sueño para evitar sentir sueño posteriormente, para disfrutar,
por aburrimiento o para pasar el tiempo...

La siesta es una actividad relativamente común. De hecho, aproximadamente el 50% de las


personas afirma hacer siesta al menos una vez por semana.

Por países, las tasas de siestas son mayores en países como Grecia, Brasil y México que
tienen una cultura tradicional de la siesta, que incorpora "tiempo de silencio" a primera hora
de la tarde para que la gente se vaya a casa a dormir la siesta. En tales países, hasta el 72%
de las personas se echará una siesta unas cuatro veces por semana.
Las ventajas de dormir la siesta

Las siestas no solo son beneficiosas porque nos hacen sentir menos somnolientos y más
alerta, sino porque mejoran nuestro funcionamiento cognitivo, los tiempos de reacción,
la memoria a corto plazo e incluso nuestro estado de ánimo.

¿Cuánto debe durar una siesta?

La cantidad de tiempo de la siesta realmente depende del tiempo que


tengamos disponible, de qué manera queremos que nos afecte la siesta y
los planes para la próxima noche. En términos generales, cuanto más
larga sea una siesta, más tiempo nos sentiremos rejuvenecidos
después de despertarnos.
Echarse largas siestas de una o dos horas durante la tarde significará que
tendremos menos sueño (y necesitarás menos horas de sueño) esa noche,
lo que significará que nos llevará más tiempo de lo habitual conciliar el
sueño.
Si planeas quedarte despierto más tarde de lo habitual, lo ideal es echarse
una siesta de aproximadamente 1,5 horas. Esta es la duración de un ciclo
de sueño normal. Experimentarás un sueño profundo durante
aproximadamente una hora seguido de un sueño ligero durante la última
media hora.
Despertarte durante el sueño ligero te hará sentir renovado y alerta. Sin
embargo, despertar durante el sueño profundo hará todo lo contrario.
Si duermes demasiado y te pierdes el sueño ligero al final de la siesta, es
probable que te despiertes con una sensación de lentitud y somnolencia.

Siestas breves al poder

Si tienes miedo de acabar durmiendo demasiado y despertarte aletargado,


puedes probar la opción eficaz de las siestas breves. Una siesta de 10-15
minutos puede mejorar significativamente el estado de alerta, el
rendimiento cognitivo y el estado de ánimo casi inmediatamente después
de despertar. Los beneficios suelen durar unas pocas horas.
Estas siestas energéticas son geniales porque no experimentaremos ningún
sentimiento de lentitud o somnolencia después de despertarnos. Esto se
debe a que no ingresamos en ninguna fase de sueño profundo durante este
breve espacio tiempo.

Incrementa tu paciencia

¿Te sientes frustrado? Según un equipo de investigadores de la


Universidad de Michigan, que publicó un estudio recientemente en la
revista Personality and Individual Differences, probablemente debas
tomar una siesta. Los expertos pidieron a los participantes que
completaran una tarea particularmente frustrante: dibujar diseños
geométricos en la pantalla de ordenador. Aquellos que tomaron una siesta
de una hora antes del ejercicio pudieron dibujar durante 90 segundos, en
comparación con un grupo control que vio un documental sobre la
naturaleza en lugar de dormir la siesta y se rindieron después de 48
segundos.

Nos hace estar más alerta

Ya lo hemos comentado al principio. Ya sea que estés en un viaje largo o


tratando de superar una tarea difícil en el trabajo, dormir la siesta es una
excelente manera de aumentar el estado de alerta si estamos confundidos o
un poco perdidos. Un estudio de la NASA descubrió que después de
dormir la siesta durante cuarenta minutos, los pilotos estaban más alerta y
un estudio más pequeño publicado en The Journal of Sleep
Research descubrió que después de solo diez minutos de siesta los
participantes se sentían mucho más alerta.

Despierta tu creatividad

Si últimamente no te sientes demasiado imaginativo, es probable que sea


hora de echarse una siesta. Un estudio realizado por la psiquiatra Sara
Mednick de la Universidad de California en San Diego (EE. UU.),
descubrió que las personas que tomaban siestas REM (la fase de sueño
profundo), eran más creativas a la hora de resolver problemas que los que
no dormían.

Mejora tu salud mental

Cuando se combina con ejercicio moderado, las siestas regulares por la


tarde pueden ayudar a mejorar y mantener la salud
mental; particularmente en los ancianos. Un estudio encontró que cuando
se alentaba a los participantes de edad avanzada a tomar una siesta
después del almuerzo seguido de una actividad moderada por las noches,
mostraban una mejor salud mental en general. También tenían una mejor
salud física e informaron de tener una mejor calidad de sueño por las
noches.

Reduce el estrés

Incluso una siesta de 10 minutos puede reducir el estrés y hacernos sentir


relajados. Una siesta actúa como si se tratara de unas minivacaciones y
restablece nuestros niveles de estrés para que nos sintamos prevenidos y
listos para enfrentar nuestra próxima tarea. Lo mejor es que podemos
obtener este beneficio incluso si no nos dormimos realmente. Solo el acto
de descansar y concentrarnos en nosotros mismos durante unos minutos es
suficiente para reducir el estrés.

Reduce la tentación de tomar café y cafeína en


general

En lugar de tomar una taza de café o té para combatir la somnolencia de la


tarde, es mejor echarse una siesta rápida en su lugar. Diversos estudios
sugieren que las personas que carecen de sueño tienen más probabilidades
de consumir (e incluso abusar) de la cafeína en comparación con las
personas que se sienten despiertas y 'frescas'. La privación del sueño
también se ha relacionado con el aumento del consumo de alcohol, tal vez
como una forma de aumentar la energía en situaciones sociales. Las
siestas ayudan a que nos sintamos llenos de energía, reduciendo nuestra
dependencia de estas bebidas.

Dormir la siesta ayuda al corazón

Nuestro ritmo de vida no nos ayuda en nada a la salud del corazón.


Estamos cada vez más horas en activo e incluso dormimos menos. Con el
tiempo, arañar minutos o incluso horas de nuestro reposo diario no hace
sino aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares, hipertensión e
ictus. Por ello, dormir la siesta puede servir de acicate para reducir estas
amenazas de salud. Según un estudio publicado en la revista International
Journal of Behavioral Medicine, dormir hasta 45 minutos de siesta
ayuda a la recuperación cardiovascular tras una prueba de esfuerzo e
incluso la presión arterial promedio era más baja que aquellos
participantes del experimento que no durmieron tras la comida.

Las neuronas nos piden un descanso tras la comida

Dormir después de comer está ganando cada vez más adeptos. Según una
investigación publicada en la revista Neuron y llevada a cabo por la
Universidad de Manchester (Inglaterra), demostraba cómo las neuronas
que nos mantienen despiertos acaban “desconectadas” tras la comida,
de ahí ese sopor al que estamos tan acostumbrados en la sobremesa. Se
trata de las neuronas que producen una proteína llamada orexina,
responsable del sueño y la vigilia. Así, la siesta es una respuesta natural
del organismo para recobrar energías.

Dormir la siesta reduce el riesgo de obesidad

A pesar de lo que pueda parecernos, existen multitud de estudios que


determinan que la siesta nos ayuda a mantener un peso saludable. Así, un
estudio llevado cabo por la Universidad de Navarra (España) y publicado
en la revista Obesity Facts, concluía que dormir menos de 5 horas diarias
aumentaba el riesgo de obesidad; sin embargo, si añadíamos un tiempo
de siesta diario, esta tendencia a la obesidad se convertía en una
herramienta de mantenimiento de peso saludable.

La siesta restaura nuestro sistema inmune

Según un estudio publicado en la revista Journal of Clinical


Endocrinology & Metabolism, ua siesta de apenas 30 minutos es capaz de
restituir el impacto hormonal tras una mala noche (haber dormido poco).
Y es que como muchos estudios han atestiguado, dormir pocas horas tiene
un impacto directo en nuestro sistema inmune y endrocrino, aún siendo
una sola noche. Así, el rato de siesta tras la comida devuelve los
marcadores inmunológicos y neuroendocrinos a sus niveles normales.

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