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EXAMEN CLÍNICO DEL CABALLO

El conocimiento del estatus sanitario de un caballo implica una correcta y metódica


exploración semiológica y reviste gran importancia al ser un animal expuesto a injurias
externas o resultantes de la propia aptitud (deporte o trabajo). De esta manera se
obtendrán datos específicos que al relacionarlos con ayudas diagnosticas e información
concerniente al manejo permite un diagnóstico acertado.

Se emplean cuatro técnicas para realizar una adecuada exploración: inspección,


palpación, auscultación y percusión. Como normal general el examen clínico debe ir
acompañado de un correcto manejo que incluye desde una sujeción (restricción física)
hasta el uso de productos farmacológicos (restricción química) con el fin de evitar
accidentes al profesional que revisa y minimizar el estrés al animal que está siendo
revisado.

La inspección consiste en la evaluación externa del caballo en relación con el ambiente,


el cual debe realizarse en un entorno adecuado, con buena iluminación, cómodo y
tranquilo. Se divide en 2: un examen a distancia observando al caballo de frente, de
ambos lados y desde atrás y otro de cerca.

En el examen a distancia debe tenerse en cuenta el estado del cuerpo, posturas,


temperamento (tranquilo, vivaz o nervioso) y signos de dolor, evidencia de debilidades,
estado de la piel y el pelo, frecuencia y profundidad de la respiración, existencia de
heridas, hinchazones o asimetrías, desarrollo muscular, posibles exudados por boca,
ollares, ojos, orejas, vulva, ano, pene o prepucio. El estado mental se clasifica si esta
alerta, consiente o responde a estímulos catalogándose como: normal, comatoso,
estuporoso, confuso (desorientado), deprimido o hiperexcitable. Debe evaluarse en
estación (quietud) y en movimiento.

Debe pesarse al caballo y relacionarlo con la condición corporal: caquéxico, delgado,


normal, con sobrepeso y obeso empleando una numeración de 1 a 5. Se mira si la
respiración es profunda o superficial. De igual modo, el tipo: costoabdominal (dilatación
simultanea del tórax y el abdomen), costal (dilatación predominante del tórax), abdominal
(dilatación predominante del abdomen) y pendular (dilatación de un compartimento
mientras el otro se contrae). Se calcula la frecuencia respiratoria definiéndose como el
número de respiraciones por minutos la cual oscila entre 8-16 rpm.

En el examen de cerca se evalúa el pulso cardiaco, la temperatura, la exploración de las


mucosas y estado hídrico: se palpan bilateralmente ambas arterias mandibulares o
transversas faciales por un minuto determinándose un pulso cardiaco bi-unilateral, a-
simétrico, a-rítmico o sincrónico. La colocación de un termómetro lubricado por el recto
refleja la temperatura corporal (38.5°C). Al retirarse se inspecciona en busca de
adherencias o material normal o extraño. Se exploran las mucosas gingival, labial, ocular,
vaginal y peneana prestando atención al color, presencia de humedad y brillo. El tiempo
de llenado capilar se evalúa ejerciendo presión sobre la mucosa gingival (<2 seg). El
estado hídrico se evalúa a través del tiempo de recuperación del pliegue cutáneo,
tomando y soltando un pellizco de la piel de la tabla del cuello. El pliegue cutáneo está
influenciado por el estado corporal, estando retardado en animales caquéxicos y pudiendo
ser normal en animales obesos poco deshidratados.

La palpación se realiza deslizando las manos sobre la superficie del cuerpo del caballo;
desde los ollares hasta la crin de la cola en busca de anomalías, heridas, respuestas
dolorosas, distención abdominal, etc. evaluando a su vez la calidad del pelaje con la
turgencia de la piel para determinar el estado hídrico. Se ejerce presión sobre las áreas
de interés, como el abdomen para evaluar dolor.

Se exploran los linfonódulos palpables (mandibular, preescapular) y los que se palpan


sólo cuando hay adenomegalias (parotídeo, retrofaríngeo, axilar e inguinal), indicando el
grado de desplazamiento, tamaño, temperatura, consistencia y la presencia de molestia a
su palpación.

A través de la auscultación se calcula la frecuencia cardiaca que se define como el


número de latidos por minuto (28-42 lpm), soplos cardiacos, arritmias cardiacas, ruidos
respiratorios en tráquea y pulmones empleando un fonendoscopio a ambos lados del
tórax. También movimientos intestinales en el abdomen.

La zona de auscultación cardiaca se delimita formando un ángulo de 90° a la altura del


codo del lado izquierdo que abarca del 3-6 espacio intercostal. Los puntos de máxima
intensidad cardiaca son: 2-4 espacio intercostal izquierdo a la altura de la articulación del
codo (proyección de la válvula pulmonar). 3-5 espacio intercostal izquierdo a la altura de
la mitad del tórax (proyección de la válvula aórtica). 4-6 espacio intercostal izquierdo por
encima del borde esternal (proyección de la válvula mitral). 3-5 espacio intercostal
derecho a la altura de la mitad del tórax (proyección de la válvula tricúspide).

La zona de auscultación pulmonar se delimita trazando una línea desde el borde superior
caudal de la escápula, por debajo de las apófisis transversas de las vértebras torácicas y
lumbares hasta el penúltimo espacio intercostal continuando hasta el codo y luego
juntándola con el inicio de la línea superior de la escápula para formar un triángulo. Un
punto por debajo de los músculos largos del tórax en la costilla 17, otro en la costilla 11 a
la altura de la articulación escapulohumeral y el último en la costilla 5 a la altura del codo.
Se determina la calidad del paso del aire como inspiratorio o espiratorio. De lo contrario se
determina si los ruidos auscultados corresponden a estertores, estridores, sibilancias o
murmullo vesicular.

Se ausculta la fosa paralumbar y las regiones ventrales del flanco. En la fosa paralumbar
derecha se percibe un sonido breve, como un rumor cada 30 a 60 segundos que procede
de la válvula ileocecal. Se determina si los ruidos intestinales son normales, están
aumentados, disminuidos o ausentes.

A través de la percusión se comprueba la presencia de líquidos, gases o sólidos


(compacto) en cavidades como los senos maxilar y frontal, tórax, abdomen o vísceras.

Si se observa distensión abdominal se percute esta zona para determinar si hay una
víscera llena de gas o liquido libre.

Esta técnica permite escuchar los sonidos del organismo utilizando el dedo índice y dando
pequeños golpes diferenciándolos entre mate, submate, claro, timpánico o hipersonórico.
También puede usarse un martillo percutor.

Por último, un examen clínico correcto necesita de disciplina y tiempo. Además requiere
que se realice ordenadamente desde los ollares hasta la crin de su cola, desde los cascos
hasta la punta de sus orejas. De la metodología dependen los resultados.

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