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IMPERIALISMO, HEGEMONÍA

Y ¿EL FIN DE LA UNIPOLARIDAD?

Parte I

X~W

Dr. JORGE VERAZA URTUZUÁSTEGUI

México, D. F., 2008


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IMPERIALISMO, HEGEMONÍA Y ¿EL FIN DE LA UNIPOLARIDAD?

Actualmente se escuchan múltiples voces que en diversos tonos y por diversos


motivos señalan que la hegemonía mundial de EU se encuentra en crisis y no sólo
que este país experimenta desde agosto de 2007 una formidable crisis económica
que se viene profundizando cada vez más y está lejos de haber tocado fondo;
pero también –-aunque en menor número-- se escuchan voces como la de Raúl
Zibechi que señala e intenta demostrar con gran ingenio que la hegemonía de EU
se encuentra hoy fortalecida y, correspondientemente, América Latina se
encamina “Hacia el Fin de la Década Progresista” en la que países como Brasil,
Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador y Uruguay, etc., pudieron enfrentarse con
cierto grado de eficacia al imperio, pero ahora pierden terreno mientras EU
parece recuperarlo. En fin, más allá de la corrección o incorrección de cada una
de estas posiciones debemos asumir su contraste; y con él, asumir la necesidad
de forjar criterios teóricos suficientes como para orientarnos en la coyuntura
pudiendo evaluar adecuadamente si la hegemonía mundial de EU se encuentra en
crisis o no, si el sistema-mundo seguirá siendo unipolar o si se abre una era de
multipolaridad en el orbe capitalista, etc. En lo que sigue quiero hacer patente
que Karl Marx nos ha legado los criterios suficientes para evaluar la condición de
la hegemonía mundial de EU y su desarrollo posible y así orientarnos en la
coyuntura actual; precisamente por eso quiero aprovechar que en este año de
2008 se cumplen 190 años de su nacimiento en 1818, así que quiero dedicar mi
intervención a la memoria de este gran pensador.
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1. La teoría de Karl Marx sobre el imperialismo y la hegemonía mundial

El capitalismo es inherentemente imperialista, o por decirlo con mayor precisión:


el modo de producción capitalista específico, esto es, maquinístico gran
industrial ―pues la maquinaria y la gran industria constituyen, según Karl Marx 1 ,
el modo de producción propio de la sociedad burguesa― el modo de producción
capitalista específico, digo, es intrínsecamente imperialista. El imperialismo no
es una fase del capitalismo (como creyera Lenin 2 ) ni un rasgo decadente del
mismo (como creyera Rosa Luxemburgo 3 ) sino la expresión concreta de la esencia
del dominio del capital industrial sobre la sociedad.

Y según esto, tenemos que la figura desarrollada del dominio del capital
industrial sobre la sociedad es el mercado mundial; y el correlato del dinero en
tanto equivalente general de los intercambios mercantiles, es la promoción de
una nación hegemónica como equivalente general que domina el metabolismo
económico y político (y cultural) de todo el orbe. Tal es la idea que resulta de El
Capital y de la crítica de la economía política en sus seis libros 4 .

1.1. Cómo entender o mal entender la hegemonía mundial capitalista y el


combate contra la misma (“Los Movimientos del 47”).

Capitalismo, imperialismo y hegemonía mundial de una nación capitalista


son tres términos que se co-pertenecen en la teoría del desarrollo capitalista de
Karl Marx, por cierto, ya veinte años antes de la publicación del primer tomo de
El Capital en 1867. En efecto, en un artículo decisivo publicado en 1848 y
titulado “Los Movimientos del 47” Karl Marx prevée la sustitución de la
hegemonía mundial de Gran Bretaña por la hegemonía de EU; es decir, hace poco

1
Karl Marx, El Capital; Tomo I, Capítulo 13 “Maquinaria y Gran Industria”.
2
I. I. Lenin; El imperialismo, fase superior del capitalismo (1914).
3
Rosa Luxemburgo, La acumulación de capital (1912); Edit. Grijalbo, México, 1970.
4
Karl Marx, Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859).
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más de 162 años y ni más ni menos que 100 años antes de que dicha sustitución
ocurriera efectivamente, al término de la Segunda Guerra Mundial (1945).

Pero no sólo prevée dicha sustitución de hegemonía, sino que la


argumenta en términos geopolíticos. Señalando como factor fundamental la
situación privilegiada de EU en medio de los dos más grandes océanos mundiales
―así que en capacidad de poder dominarlos y, con ello, el metabolismo social de
todo el orbe capitalista― el Atlántico y el Pacífico. Situación lograda por EU
precisamente a partir de 1847, después de arrebatarnos a los mexicanos
mediante guerra de conquista más de la mitad de su territorio: Texas, Nuevo
México, Oklahoma, California y Utah, etc. Con lo que EU obtuvo una plataforma
continental, un inmenso valor de uso geopolítico, podríamos decir, un territorio
firme y apto como útil instrumento para dominar el mundo. Un “instrumento”
que de ninguna manera se encontraba en las manos de Gran Bretaña o Francia en
aquel entonces; pero, incluso, por ninguna de las restantes naciones en la
actualidad.

Vaya esto contra Ricardo Pascoe quien en 2008 releyó dicho artículo
periodístico de Marx para, con base en el mismo, hacer una frustrante
rememoración con la intención de pretender celebrar de mala fé el aniversario
190 del nacimiento de Karl Marx (1818) cuando que, más bien, su intención recta
fue hacer una loa a modo de artículo periodístico 5 de la reforma energética del
presidente espurio Felipe Calderón, santánnica y entreguista hasta las cachas del
petróleo de los mexicanos.

Sin embargo, no sorprende no digamos la cortedad de miras sino,


tampoco, la peste emocional 6 de este periodista y flamante lector de un artículo
como el de Marx, que hace época, cuando no descubre en el mismo precisamente

5
Ricardo Pascoe, en el periódico El Universal; 23 de abril de 2008
(http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/40337.html)
6
Al respecto Cfr. Wilhelm Reich; Análisis del carácter, Edit. Paidós, Buenos Aires, 1978, Capítulo XII, “La
Plaga Emocional”.
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la sorprendente previsión de la sustitución de la hegemonía capitalista sino que


se le escurre entre los dedos debido al enfermo y mezquino interés del periodista
de marras de pergeñar algunos chismes a beneficio de EU y de Calderón,
malversando los conceptos de Marx. Y no sorprende, porque desafortunadamente
decenas de lectores durante el Siglo XX, con más altura moral e intelectual que
la de Pascoe, lectores que van de Pedro Scarón 7 ―a José Aricó 8 y Carlos Franco 9
y otros― no han sabido registrar adecuadamente esta tesis decisiva de Marx
presente en el referente artículo y, aún peor, han mal interpretado el resto de
ideas ahí presentes no por querer ponerlas a beneficio de EU o de un vende
patrias como Calderón ―que quizá ni nacía cuando ellos leyeron a Marx― sino al
contrario, por querer oponerse a EU y creer erróneamente que Marx no lo hacía.
Tan fuerte y paradójico es el dominio ―también ideológico― de la potencia
hegemónica capitalista mundial, pues provoca este tipo de espejismo y
despropósitos, incluso, en sus opositores.

Ciertamente Marx en “Los Movimientos del 47” no toma partido en contra


de México y de los mexicanos, como de mala fe para servirle al imperio
norteamericano o por tratar de criticarlo se ha querido leer; más bien, toma
partido por el proletariado mundial y por la humanidad, incluidos los mexicanos
por supuesto. Y en el contexto de esta empresa constata un resultado histórico:
EU ha invadido México y lo ha conquistado. Además, le ha arrebatado poco más
de la mitad de su territorio. En tercer lugar, de ninguna manera Marx se
encuentra recomendando que ocurran en el futuro invasiones o conquistas
imperialistas y despojos de pueblos más débiles por más fuertes, en este caso de
México por EU, como erróneamente se ha querido leer el ensayo de Marx;
prestándole, así, un servicio al imperio prestigiándolo con el dicho de Marx,
paladín del proletariado y de los pobres de la Tierra. Más bien como digo, Marx
no se encuentra recomendando nada para el futuro, sino constatando un
resultado histórico incontrovertible. Mientras que mal interpretarlo le presta un

7
Cfr. sus notas al libro Materiales para América Latina de Karl Marx y Frederic Engels; Edit. Siglo XXI, México, 1974.
8
José Aricó, Marx y América Latina, FCE, México, 1980.
9
Ibid. Prólogo.
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servicio al imperio intencionalmente como en el caso de Ricardo Pascoe (y por


añadidura a la vez cínica e hipócritamente) o le presta dicho servicio de manera
no intencionada como es el caso de los intelectuales a los que hemos aludido.
Más bien Marx señala un resultado positivo para el proletariado y la humanidad
que derive de este acto histórico negativo con el que, en principio, se beneficia
el capitalismo norteamericano.

En correspondencia con este trazo suyo, Marx no lleva a cabo una protesta
en la que denuncie ante los Europeos con toda formalidad, el crimen
internacional llevado a cabo por EU contra México, sino que sólo de pasada
denuncia esta injusticia. Este proceder se explica por la coyuntura histórica en
Europa, que es en donde Marx publica su artículo. En efecto, el mundo no se
encuentra intercomunicado en ese entonces en la misma medida que hoy, y no
sólo las noticias llegan con retraso, sino que los sucesos en México poco efecto
tienen en Europa y poca resonancia tendría una protesta formal de un periodista
contra la invasión norteamericana del territorio mexicano; mientras que en la
antesala de la revolución Europeo continental de 1848, y en la que el
proletariado, tanto en Francia como en Alemania, jugaría por vez primera en la
historia un papel de ninguna manera dirigente pero sí como sujeto autónomo
haciendo valer sus intereses y un programa político propio frente a los de la
burguesía, etc., bajo tales condiciones analizar diversos sucesos internacionales,
entre ellos, el ocurrido en México, señalando el interés que tienen para el
proletariado y la humanidad es lo que corresponde. Hoy un suceso de tal
naturaleza tiene interés práctico para el proletariado y para la humanidad, así
que cualquier periodista, con una perspectiva no digamos comunista o socialista
sino simplemente democrática, denunciaría la invasión de EU no sólo en cuanto
tal sino respecto a la legalidad internacional y a la democracia que el imperio se
encontrara pisoteando. Pues cuando pisotea a un pueblo pisotea de paso las
formas de convivencia generales que valen para otros pueblos, y sobre todo, para
el desenvolvimiento de las luchas obreras. Hoy un evento que sucede a 15 mil
kilómetros de distancia tiene efecto aquí y no sólo es una perspectiva o una idea,
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sino que tiene practicidad inmediata para los distintos actores sociales, entre
ellos, el proletariado. Pero este no es el caso en 1848 cuando fue publicado el
ensayo “Los Movimientos del 47”. Así que, para no malversar su lectura léaselo
de buena fe y en acuerdo a su contexto histórico, y se entenderán muchas cosas
en vez de mal entenderlas y servir al imperio dominante.

Valga todo lo dicho para propiciar un entendimiento matizado –sólo así


correcto- no sólo de la intervención de Marx en contra de la dominación de la
burguesía, en especial, de la potencia hegemónica mundial. Sino para que
tengamos un entendimiento matizado del ejercicio mismo de la hegemonía
mundial según su contexto histórico y de cómo, para combatirla, no basta con la
intención, sino que debemos evaluar correctamente el contexto, la fuerza
relativa de la potencia hegemónica y del resto de contendientes, etc., si no todo
lo que hagamos puede volverse en nuestra contra.

1. 2. Paradojas de la hegemonía y de los teóricos del imperialismo frente


a Marx.

He aquí una paradoja. La teoría del imperialismo y de la hegemonía mundial


capitalista de Marx que se encuentra sustentando su argumentación en los
“Movimientos del 47”, nos revelan, en primer lugar, que Marx posee una teoría
del imperialismo 10 ; al revés de lo que se ha venido sosteniendo a lo largo del
siglo XX porque Lenin así lo dijo en su Imperialismo, fase superior del
Capitalismo (1914) y el stalinismo se encargó de dogmatizar después esta idea de
Lenin. He aquí otra paradoja. Las teorías del imperialismo de los marxistas
posteriores a Marx se encuentran por detrás de la de Marx. Precisamente porque
tanto la de Rosa como la de Lenin, Bujarin y otros, son teorías del imperialismo
que carecen de una consideración conceptual del problema de la hegemonía, en

10
Como lo he demostrado al detalle en 1847-1997. Los escrito de Marx y Engels sobre México (Su
coherencia y vigencia en confrontación con el Marx y América Latina de José Aricó); Jorge Veraza
Urtuzuástegui, Tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,
UNAM, México, 1999.
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particular, de la hegemonía de EU. No es que no lo traten en absoluto sino que


no lo hacen conceptualmente; a lo más lo tratan como dato empírico. Mientras
que Marx ―y este es otro de los rasgos específicos de su teoría del imperialismo y
por lo cual es superior y de virulenta actualidad― construye una argumentación
geopolítica para explicar la hegemonía y, en este caso, la sustitución de la de
Gran Bretaña por la de EU. Así que también su teoría del imperialismo se
argumenta en primer lugar en términos geopolíticos y, por eso, históricos.
Mientras que la de Rosa ―no obstante su empirismo e historicismo― se argumenta
con base en una consideración teórica abstracta sobre los esquemas de
reproducción de capital, la de Kautzky sobre una consideración abstracta del
desarrollo funcional del capitalismo hablando de ultra imperialismo y super
imperialismo; mientras que la de Lenin se argumenta en base a una
consideración abstracta de las modificaciones funcionales de la economía
capitalista, como son el paso de la competencia al monopolio y del dominio del
capital industrial al del capital financiero. En todas ellas la consideración
geopolítica, esto es, del valor de uso territorial y poblacional, pasa a segundo
término o no aparece, es un aderezo, un adorno, algo secundario respecto de los
cambios funcionales que cada uno de estos autores cree observar en la estructura
del capital, sea en el proceso de producción o en el de su desarrollo o en la
distribución de plusvalor, etc., o como en el caso de Bujarin que se atiene a la
ley del desarrollo capitalista, la ley de la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia, para explicar el imperialismo. Procedimiento de entrada correcto y
que reconoce implícitamente que Marx sí posee una teoría del imperialismo,
puesto que Bujarin utiliza la ley forjada por Marx para explicarlo; pero el
procedimiento de Bujarin permanece abstracto precisamente porque no integra
de modo esencial e intrínseco la perspectiva geopolítica de análisis con la ley de
la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Ciertamente la perspectiva de Marx para analizar el imperialismo y la


hegemonía mundial capitalista se atiene, en primer lugar, al valor de uso, es
decir, a cuestiones materiales, y no en primer lugar a cuestiones de valor y
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funcionales. En realidad, bien miradas las cosas, su punto de vista es el inverso


del que ha prevalecido hasta la fecha.

Ahora bien, porque es prioritario el dominio material, el ejercicio del


poder sobre el sometido y la garantía ideológica y material para ejercer dicho
dominio, por todo ello, pasa a primer plano la dimensión geopolítica y las
previsiones y cálculos en torno a los valores de uso poblacionales y territoriales.
Pero por eso mismo la teoría del imperialismo de Marx, consecuentemente
materialista e histórica, mantiene la perspectiva ―tanto más decisiva para
comprender los fenómenos del ejercicio de la hegemonía mundial de EU hoy―
mantiene la perspectiva, digo, de que el cosmos burgués tanto capitalista como
imperialista, está dominado por el capital industrial, no por el capital financiero
o por cualquier otra forma de capital. Y eso, no durante una fase del capitalismo
sino mientras este exista. De suerte que es correlativo al dominio directo sobre
la clase obrera para explotarle plusvalor, tanto el dominio jurídico y mercantil
como el tecnológico ―o, en otros términos, la subsunción formal y la subsunción
real del proceso de trabajo inmediato del capital― sí, es correlativo de este
dominio directo y material que lleva a cabo el capital industrial, con el dominio
imperialista y hegemonista que es también un dominio material específicamente
geopolítico.

Por eso es que como correlato de su teoría del desarrollo capitalista,


sustentada en el dominio del capital industrial, ―y entonces en la subsunción
formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital― Marx piensa al
imperialismo y a la hegemonía mundial capitalista no sólo en acuerdo a la ley de
la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que es, precisamente, la ley del
desarrollo del dominio del capital industrial, sino también en acuerdo al dominio
geopolítico materialmente determinado, tanto en dimensiones social
organizativas como en dimensiones tecnológicas. Es decir, el dominio geo-
político alude a un doble dominio correspondiente al de la subsunción formal y
real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital: de un lado, el dominio
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social y político corresponde a la subsunción formal, mientras que, de otro lado,


el dominio geográfico territorial corresponde a la subsunción real o tecnológica
de los diferentes procesos de producción territorialmente arraigados bajo el
capital. De ahí que frente al dominio del capital industrial las restantes formas
de capital ―el comercial, el usurario o el financiero, etc. ― son meros
instrumentos del ejercicio de dicho dominio.

Y ni más ni menos, la noticia internacional más relevante en los diarios de


todo el mundo el viernes 27 de junio de 2008 fue: “Se Derrumban las Bolsas
desde EU hasta Europa”. 11 Precisamente porque “la caída de los principales
índices de la bolsa del Wall Street” y de las bolsas europeas, se debe a la caída
de la tasa de ganancia de la General Motors y de la tasa de interés del mayor
banco de EU, el Citigroup, que arrastraron tras de sí la caída de la tasa de
ganancia de los principales empresas industriales de todo el mundo y de tras de
ellas las tasas de interés de los bancos y de los dividendos de las bolsas europeas;
mientras el precio del petróleo –uno de los principales costos de producción de
todas las empresas- sigue subiendo y ya se ofrece a 140 dólares el barril. 12 Cayó
la tasa de ganancia de Nike, de Blackberry, Research in Motion, y del tercer
mayor fabricante de Software mundial, Oracle Corp. Y de otras muchas grandes
empresas. En efecto, la ley formulada por Marx en El Capital, simultáneamente
ley del desarrollo capitalista y ley del dominio del capital industrial, demuestra
ser hoy ―como lo ha demostrado en todas las crisis económicas desde hace casi
200 años― la ley que las explica en tanto momentos y palancas del desarrollo
capitalista aunque también de su decadencia y de su posible muerte.

Por cierto, “el precio del petróleo subió después de que Libia dijo que
estaba estudiando opciones para recortar la producción, en respuesta a posible
medidas de EU contra los países productores”. Este inteligente desafío a la

11
La Jornada, 27 de junio-2008, pág. 29
12
“El precio del petróleo está ahora a 140 dólares y hay preocupaciones reales de que el crecimiento global se
encamine hacia una seria desaceleración, y eso está golpeando a todos los sectores”, destacó Eddi Bakker,
director gerente de ventas e intermediación de acciones de Calyon Securities. Ibid.
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hegemonía mundial de EU por parte de Libia se suscitó en el curso de la caída de


la tasa de ganancia en EU y, como vemos, incidió para que se desencadenara la
caída de la tasa de ganancia en todo el mundo. Imperialismo, hegemonía y ley de
la tendencia de la tasa de ganancia van de la mano.
Mientras tanto, en México la reforma energética promovida por Juan
Camilo Mouriño y Felipe Calderón se encuentra seriamente puesta en cuestión
por el repudio generalizado que ha encontrado en “amplios sectores del pueblo
mexicano” y “aún debe enfrentar el resultado de la consulta nacional que se
avecina” 13 . De suerte que la promesa santánnica que estos políticos panistas
montados en el gobierno de México hicieran a las empresas transnacionales de
privatizar a su favor PEMEX está a punto de morir de asfixia y humillada por la
soberanía del pueblo. Así que la defensa del petróleo mexicano y de nuestra
soberanía nacional habrán de tener un efecto catastrófico incidiendo en la crisis
económica de EU y aún en la crisis de la economía mundial; y, por ende, en las
condiciones del ejercicio de la hegemonía norteamericana sobre el mundo.

2. Una historia contada de otro modo para entenderla.

En 1975, recién derrotado EU en Vietnam, cuando los funcionarios de la


embajada de ese país tuvieron que salir huyendo en helicóptero, tomó fuerza la
idea de que el mundo testificaba la crisis de la hegemonía mundial de EU. De
hecho, desde 1971 EU y el mundo ―que recién mostraba una faz industrializada
general― sufrían la primera crisis económica mundial; pues la de 1929 no lo fue
completamente y el mundo ofrecía aún no sólo rincones sino grandes áreas no
industrializadas. Esta crisis económica ―reforzada en 1973 con la crisis del
petróleo― duraría, con breves lapsos de recuperación y recaídas, hasta 1982 14 ,
oyéndose cada vez mayor número de voces y en tono más fuerte y perentorio la
frase “¡crisis de hegemonía!”, “Estados Unidos sufre una crisis de hegemonía,
etc.”

13
Luis Javier Garrido, “El Debate”, La Jornada, viernes 27 de junio, 2008, pág. 27
14
Cfr. Ernest Mandel, La crisis 1974-1980, Edit. Era, México, 1983.
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De hecho, la crisis económica mundial mostraba el límite de la política


económica keynesiana como política económica adecuada no para este o aquel
país capitalista ―que para muchos países todavía era adecuada― sino para el
ejercicio de la hegemonía mundial. Así que la derecha sacó sus conclusiones y en
1981 removió la política económica keynesiana sustituyéndola por la política
neoliberal, con su acumulación salvaje de capital, su “flexibilización de la fuerza
de trabajo”, su destrucción del proteccionismo y del fomento estatal de la
economía, el adelgazamiento del Estado, especialmente en lo que respecta al
gasto social y con sus privatizaciones de empresas y riquezas que antes
pertenecían a las diferentes naciones y ahora pasaban a manos de diversos
capitales transnacionales. Esta formidable expropiación de riqueza y plusvalor
contrarrestaba la caída de la tasa de ganancia en los países centrales ―en
especial EU― que estaba en la base de la crisis económica.

No obstante, para iniciar este movimiento el capitalismo norteamericano


debía enfrentarse a la clase obrera en su propio país y no se hicieron esperar las
reclamaciones y movilizaciones de los grandes sindicatos norteamericanos. Así
como la advertencia del grave costo social que tendría la contención de los
salarios, que el imperio estaba en crisis, y que irritar a la clase obrera en estas
condiciones era del todo inapropiado, una política económica equivocada y, aún,
quizá autodestructiva. Así que en medio de la recuperación económica neoliberal
de los 80 todavía se escucharon voces desde la izquierda que con voz tonante
hablaban de la crisis de hegemonía mundial de EU. Hasta que, cuando en 1989
cayó el muro de Berlín y en 1991 se desmembró la URSS, finalmente se dejaron
de oír dichas voces.

De hecho, la guerra fría había terminado y la pugna entre las dos grandes
potencias mundiales EU y la URSS concluyó a favor de aquellos. Comenzaba un
nueva era que por contra de la guerra fría ―moviéndose en torno a estos
formidables polos económicos, de poder político, militar y cultural―, sería
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caracterizada por su unipolaridad. Supuestamente de la bipolaridad se pasó a la


unipolaridad; y el ejercicio de la hegemonía mundial por parte de EU era ahora
más que patente. Y en 1991, poco antes de su desmembramiento, la URSS pudo
testificar impotente cómo George W. Bush padre, flamante presidente del
imperio, pudo convocar a todas las grandes naciones del orbe a que le ayudaran a
invadir Irak.

No obstante, desde fines de los 70 ―y en medio de la visión que sugería


que EU sufría de una crisis de hegemonía― se empezó a correr la voz de que
quizá ahora el mundo era multipolar, precisamente porque Japón y Europa ―en
especial Alemania Occidental― mostraban una economía más fuerte que la de EU
y en diversas áreas un desarrollo tecnológico superior; los ferrocarriles
norteamericanos, por ejemplo, se habían rezagado 50 años en comparación de
los velocísimos trenes japoneses o de los franceses, y algo por el estilo sucedía
en la industria metal mecánica. Así que la multipolaridad parecía equivaler a
crisis de hegemonía, precisamente porque la industria pesada ―incluido el
petróleo― es la columna vertebral de una posible confrontación militar, como lo
demostró en la Segunda Guerra Mundial la derrota completa de Hitler a partir de
haber perdido la batalla de Stalingrado y, con ello, los yacimientos de petróleo
de los que se quería apropiar en la URSS para abastecer a la industria alemana y
su máquina de guerra. Sin embargo, ahora en 1991, después de la invasión a Irak
y del desmembramiento de la URSS, entrábamos paradójicamente a una era de
unipolaridad y de ejercicio franco y cínico de la hegemonía mundial de EU.
Evidentemente, la noción de crisis de hegemonía perdió sustento junto con la de
multipolaridad; mientras que las de mundo bipolar y de unipolaridad parecían
todavía describir realidades auténticas, esta del presente, y aquella, del pasado
reciente.

Aparentemente el mundo fue bipolar durante la guerra fría entre 1945 y


1991; y a partir de este año fue unipolar hasta la fecha. Sin embargo,
actualmente y desde el 2003 en que George Bush hijo volvió invadir Irak, pero no
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consiguió el apoyo de Alemania y Francia así como de otras naciones europeas


para esta empresa bélica, se vuelve a oír la idea de que el mundo quizás sea
multipolar. E, incluso, la actual crisis económica de EU (2007-2008) el
desprestigio creciente de Bush hijo, tanto por su debacle en Irak como por la
gestión económica dentro de su país, así como su próxima sustitución en
noviembre de 2008 por un candidato a presidente que seguramente no será de su
partido, el Republicano, y según todas las probabilidades podrá ser Barack
Obama, todos estos factores, han movido a algunos especialistas a hablar del fin
de la unipolaridad.

En realidad, los términos bipolaridad, multipolaridad y uniporalidad


―enlistados en este orden por su gestación histórico ideológica― son descriptivos
y coyunturales pero pretenden ser estructurales y fuertemente arraigados en
términos geopolíticos. Pero en este terreno resultan ser profundamente ambiguos
y aún equívocos.

En efecto, pensar la hegemonía mundial de EU, esto es, el dominio y la


forma del dominio del amo es decisivo; pero por razones atingentes al mismo
ejercicio del dominio y sus efectos en las mentes de los dominados parece estar
cribado de dificultades. Tanto es así, que extrañamente el esclavo se resiste a
reconocer el dominio del amo; y, precisamente, en la exacta medida y en
reciprocidad con el rasgo característico de todo amo consistente en no reconocer
las necesidades, capacidades e, incluso, la humanidad del esclavo. Así que ya la
frase mundo bipolar en algo sugiere que EU no ejerce la hegemonía mundial,
aunque la frase se dice precisamente en el momento en que la ejerce y la URSS y
demás países del así llamado bloque socialista intentan defenderse de ella.

Análoga intención y despropósito involucra el término multipolaridad,


según anticipé. Mientras que el de unipolaridad ya reconoce la hegemonía
mundial de EU a regañadientes y como en protesta por no ser esta democrática y
por ende plural; por eso, aunque reconoce la hegemonía no la nombra por su
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nombre sino que la llama unipolaridad, con lo que se guarda en la manga la


posibilidad de, en algún momento, volver a decir bipolaridad o multipolaridad o
algún otro término que pueda servir al propósito de desconocer, aunque sea de
palabra, el dominio del amo: la hegemonía de EU. Este placer desafiante y lúdico
del esclavo, gustoso de no reconocer al amo, no deja de contener un ingrediente
infantil; pero la realidad es que sólo se puede combatir y aún triunfar sobre el
amo reconociendo exactamente su dominio y cómo es que se ejerce, cuál es la
fuerza de la hegemonía mundial de EU y en qué consisten sus debilidades y qué
tan profundas son si realmente las tiene. Porque si el enemigo estuviera fuerte y
dijéramos para ofuscarlo que está débil y decadente, y para envalentonarnos o
para ambas cosas a la vez, el efecto escénico e ideológico podría tener quizás
éxito pero sólo momentáneo, y nos veríamos sorprendidos desagradablemente
con la derrota. Pero desafortunadamente, estos parecen haber sido los resortes
emocionales que en diversos momentos de los últimos 40 años han movido a
diversos autores democrático liberales y socialistas a no reconocer a las claras la
hegemonía mundial de EU; o a reconocerla de palabra pero, luego, desconocerla,
de hecho, con las siguientes palabras que van diciendo.

Al respecto cabe observar en qué ámbito de la política es particularmente


virulenta la disputa en torno a si la hegemonía de EU está en crisis o no. No es
por cierto entre las filas de la izquierda que esto sucede sino de vez en cuando.
Es mas bien entre los representantes del partido Republicano y el Demócrata, en
ocasión en que estos le reprochan a aquellos y viceversa el que la administración
en curso sea ineficiente o equivocada. Como quien dice: lo que haces no nos
sirve para dominar al mundo realmente, se nos están cayendo las riendas de las
manos por tu ambición y rigidez reaccionaria ―dirá el Demócrata― y por tu
debilidad y creencia en que todo se puede negociar, liberal y blandengue como
eres (o quizá seas un radical encubierto) dirá el Republicano.

Es ni más ni menos que de esta disputa por el poder entre los grandes
partidos políticos imperiales norteamericanos que deriva como reproche
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polarizado y alternante el dilema acerca de si la hegemonía mundial de EU está


en crisis o no, etc. Por su parte, una cierta izquierda reformista se vincula a este
reproche polarizado apoyando al partido Demócrata en contra del Republicano;
otra izquierda a veces reformista y a veces no, pero más desdeñosa sin querer
apoyar francamente a los Demócratas, quiere sacar adelante políticas
económicas, sociales y culturales que beneficien a las grandes masas y que de
ninguna manera serían del interés de los Republicanos, así que les espetan a la
cara lo de la crisis de hegemonía y esperan que por la fuerza misma de las cosas
los Demócratas podrán hacer algo mientras no dejan de ser criticados y
repudiados en sus errores y servicios a los intereses del capital por esta
izquierda; mientras que una izquierda no reformista y que de ninguna manera
quiere caer en la trampa del juego entre el partido Demócrata y el Republicano
―porque ambos son expresiones del dominio del capital norteamericano― critica
los errores y la atrocidad de la política interna y externa de Bush hijo (o del
Demócrata Clinton en su momento) señalándola como decadente (lo que es
cierto) y coronando esta denuncia con que la hegemonía mundial de EU está en
crisis (lo que es falso) porque así da fuerza al resentimiento popular en contra de
sus amos despóticos y se forja el espejismo de que la nueva sociedad está más
cerca, porque la subversión de la actual parece inminente en gracia a lo que los
amos ya hacen; así que sería suficiente con que el pueblo se anime a empujar un
poco para que la utopía se realice.

Evidentemente que es mejor una opción política que otra, y en la


actualidad el Demócrata Barack Obama que el Republicano McCain, y habrá
quien desde la izquierda lo pueda o lo quiera apoyar directa o indirectamente
para así dar fuerza al programa propio.

De hecho, el 26 de junio del 2008 la noticia política más importante en EU


es que “Se Suma el Sindicalismo Estadounidense a la Campaña Presidencial de
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Barack Obama”. 15 De quien el presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, dice ―en


ocasión de anunciar una “movilización política para la participación de más de 13
millones de votantes” –dice―, “es un campeón para las familias trabajadoras
quien entiende que se necesita hacer para crear una economía que funcione para
todos y no sólo para las grandes petroleras, las grandes farmacéuticas, las
aseguradoras, los especuladores y los muy ricos”. 16 Y debemos entender que
cuando Sweeney dice “una economía que funcione para todos” se refiere al
pueblo, pero más allá de sus palabras y de su intención, la coyuntura histórica
fuerza las cosas como para que eso signifique la economía del capital social
norteamericano como un todo. Pues cuando “los líderes de los 56 sindicatos
nacionales que conforman la central obrera votaron de manera unánime para
apoyar a Obama” dijeron: “necesitamos un cambio en la dirección de nuestro
país, y elegir a un presidente que pondrá a las familias trabajadoras… por
delante del Wall Street”, 17 esas familias trabajadoras se alimentan del capital
variable del capital industrial norteamericano, y que al enfrentarse estas al
capital financiero estadounidense refuerzan al capital industrial norteamericano
en contra de todo lo que actualmente no le conviene a este del financiero. Todo
lo cual demuestra una tendencia a que la desequilibrada acumulación social
norteamericana hoy en crisis se reequilibre precisamente a través de que el
dominio del capital industrial norteamericano se reafiance echando mano del
capital financiero de otra manera que la abusiva en contra del conjunto de la
sociedad, que es como lo ha venido haciendo por década para afianzar su
dominio.

Quisiera advertir que el enredo de la redacción del párrafo antecedente no


hace sino reflejar el enredo propio del ejercicio del dominio del capital industrial
sobre la sociedad. De ahí que sea fácil confundirse al observarlo, al sufrirlo.
Enredo y confusión que son consustanciales con dicho dominio en vista de
preservarlo. Por eso me ha interesado denunciarlo aunque estuviera de por

15
La Jornada, 27 de junio del 2008, pág. 27
16
Ibidem.
17
Ibidem.
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medio el riesgo de dificultar la lectura de este escrito. Afortunadamente mi


interpretación de los hechos encontró pronta confirmación.

De hecho, pocos días depués, el 29 de junio, el candidato independiente


Ralph Nader, critica a Barack Obama: “Se ha hechado para atrás en tantas
cosas”, y, añade, que “se ha convertido en una político convencional de centro
desde que ganó la nominación demócrata para las presidenciables de
noviembre”. 18 Así que lo acusa de “promover intereses corporativos en
detrimento de los estadounidenses comunes”, cuando que debiera reformar la
ley laboral para realmente beneficiar a los trabajadores de bajos ingresos. Con lo
que Ralph Nader parece estar contestando directamente a la posición de apoyo a
Obama que han tomado los sindicatos de trabajadores en EU.

Lo que no entiende Ralph Nader ―y por ahí aunque con intención de


izquierda, al intentar restarle fuera a Obama por un rodeo y sin quererlo tiende
a fortalecer a McCain― lo que no entiende, es que en primer lugar Obama debió
de combatir contra Hilary Clinton dentro de la nominación del Partido
Demócrata; pero a partir de ahí el enemigo principal es otro, y entonces su
táctica debe cambiar, y cambió de hecho. Ahora no debe enfrentarse al capital
norteamericano frontalmente, precisamente porque debe lograr su apoyo en
contra del republicano McCain, restándole dicho apoyo a este. Sólo después de
vencer en este combate, en tercer lugar, podrá acceder a la presidencia de EU y
entonces podrá actuar según su convicción frente al escenario político objetivo
del momento. ¿Cómo lo hará, con la faz más cargada a la izquierda que presentó
en su lucha contra Hilary Clinton o con la faz recorrida hacia el centro que
mostró después de su nominación por el Partido Demócrata? Más allá de los
cambios de táctica necesarios en la contienda política, he querido revelar en los
párrafos precedentes la estructura de dominio capitalista que acota la actuación
posible de Barack Obama.

18
Cfr. “Barack Obama promueve intereses “corporativos”, acusa Ralph Nader”, en La Jornada, 30 de junio
del 2008, p. 31.
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Por todo ello, el conjunto de la izquierda -sobre todo la auténticamente


revolucionaria-, no debe verse involucrada por resentimiento o por combatividad
en la disputa superficial que se da entre Demócratas y Republicanos en torno a la
hegemonía de EU. Pues el diagnóstico certero de la batalla, así como la fuerza
relativa del enemigo y de la propia fuerza son decisivos para la estrategia y la
táctica revolucionarias.

Y bien, cuando en los días que corren se habla del fin de la unipolaridad y
en términos positivos de multipolaridad ―porque Brasil, la India, China y Rusia,
no digamos Japón y Europa, son nuevos sujetos geopolíticos que no se avienen en
todo o francamente se le oponen a EU― con estas palabras sin decir crisis de
hegemonía se la está sugiriendo. Y no se la dice abiertamente porque se tiene la
experiencia histórica de la década de los 70 y 80 del Siglo XX en que se la dijo y
se la repitió y se la creyó tocar con la mano pero cayó el muro de Berlín y se
desmembró la URSS, mientras EU prevalecía. Así que ahora se dice
multipolaridad para decir crisis de hegemonía pero sin tener que fundamentar
una afirmación tan fuerte y, sin embargo, implantar la noción en el corazón y el
cerebro de quien la escucha.

3. Unipolaridad, Bipolaridad y Multipolaridad racionalmente entendidas.

En realidad el ejercicio de la hegemonía mundial, cuando efectivamente


existe, siempre es unilateral o, si se quiere, unipolar; porque el país
hegemonista (Gran Bretaña en el Siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial y
EU a partir de entonces) constituye el equivalente general del metabolismo
geopolítico mundial (económico, político, cultural y militar) análogamente a
como el dinero es el equivalente general de los intercambios mercantiles
generalizados de la sociedad burguesa. Y no puede haber dos equivalentes
generales como la historia de la moneda lo demuestra, terminando la rivalidad
entre el oro y la plata siempre con el triunfo de alguno de los dos. Pero si las
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comunicaciones y los transportes interconectan eficientemente a todos los


puntos de la sociedad ―como es el caso del mundo desde hace más de cien
años― no cabe siquiera la rivalidad entre equivalentes generales. Sólo uno
prevalece. Y la sustitución del patrón oro por el dólar al inicio de la guerra fría
como síntoma de que EU tomaba las riendas del mundo y poseía, además, mayor
fuerza económica e industrial que el resto de un mundo diezmado, destruido y
hambriento, pues recién salido de la Segunda Guerra Mundial, demuestra,
incluso, que el equivalente general circulatorio puede ser forzado a dejar de ser
oro para pasar a ser sólo papel mediante la equivalencia general geopolítica
ejercida por la potencia hegemónica. 19

En este sentido es aleccionadora la percepción de un dirigente que por


estar dedicado a defender a su pueblo frente EU, no se hace ilusiones respecto
de que estén débiles o no ejerzan la hegemonía decisivamente. En efecto,
“cuando Fidel Castro critica por tercer día consecutivo a la Unión Europea,
denunciando que esta “viola los derechos humanos de los migrantes y calla
abusos cometidos [contra los derechos humanos] por el gobierno de George W.
Bush”, esta denuncia del doble discurso de la Unión Europea por Fidel Castro es
una clara señal de que este percibe con todo realismo la unipolaridad del
ejercicio hegemónico de EU a la que se pliega la Unión Europea hasta rayar en
hipocresía. 20

De otro lado, no el ejercicio de la hegemonía mundial sino la estructura


esencial de la misma siempre es bipolar; precisamente porque uno es el polo

19
En un artículo por demás inteligente (“Una alianza non sancta”, La Jornada, 3 de julio de 2008, p. 22). y
que más abajo tendremos ocasión de comentar en positivo, Gustavo Iruegas comete, sin embargo, un error de
expresión cuando dice: “en la actualidad el derecho internacional está en proceso de regresión como resultado
de un orden internacional unipolar”. Esta terminología es equívoca según vengo sosteniendo pues hace creer
que dentro del capitalismo el orden internacional podría no ser unipolar. Pero este es una construcción
estructural del mismo. Lo que tenemos en la actualidad a partir de las transgresiones de Bush al derecho
internacional en ocasión de invadir Afganistán e Irak, etc, es algo más específico y no esta generalidad
unipolar propia de la estructura del orden internacional. Lo que tenemos es un orden internacional de orden
discrecional a favor de EU en el que hay leyes para otros pero que EU puede no cumplir. Orden unipolar
discrecional o orden unipolar dictatorial y mangoniador. Y si no la unipolaridad del mismo si que pueden ser
suspendidos en el futuro su carácter discrecional, dictatorial y mangoniador.
20
La Jornada, 24 de junio -2008, pág. 27.
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dominante, actualmente EU, y otro es el polo dominado, el resto del mundo.


Mismo que, en segundo lugar, puede convertirse en rival o, si se quiere, una
parte del mismo. Pero no necesariamente esta rivalidad pone en crisis la
hegemonía mundial de EU. Un desafío no es una crisis y el ejercicio de la
hegemonía está cuajada de desafíos permanentemente.

Actualmente, la economía de EU se encuentra en crisis, seriamente


deteriorada en términos estructurales y de largo plazo. Este país detenta por
supuesto la hegemonía mundial aún, no sólo por la fuerza militar sino todavía por
la fuerza relativa de su economía y por su poder ideológico y cultural, no
obstante estar seriamente desprestigiado en lo que respecta al ejercicio de la
administración de George Bush hijo, pero este poder es muchísimo más vasto que
esto y alude a toda una forma de vida y de ver el mundo. Además, se avecinan
las elecciones por la presidencia de la república y el Demócrata Barack Obama
tiene posibilidades de triunfar. Más allá de las ilusiones de crisis de hegemonía o
del fin de la unipolaridad (pues puede decirse que la hegemonía mundial seguirá
ejerciéndose unipolarmente aunque exista en términos económicos y
diplomáticos, etcétera, un mundo multipolar) 21 vale la pena visualizar la
situación de la estructura real de poder de Estados Unidos tal y como la describía
James Petras en 2004: 22 “casi un 48% de las compañías y bancos del mundo son
de EU y un 30% son de la UE y un 10% son japoneses. En otras palabras, casi 90%
de las mayores corporaciones que dominan la industria, la banca y los negocios
son estadounidenses, europeas o japonesas. El poder económico está en esas tres
unidades geográfico-económicas, no en concepto sin sentido [dicho contra el
libro Imperio de Antonio Negri y Michael Hart 23 ] como imperio sin imperialismo o

21
Paradoja que expresa fielmente José Blanco en un reciente artículo (“Obama Presidente”) publicado en La
Jornada el 17 de junio del 2008, pág. 18: “EU sigue siendo la mayor potencia del planeta, pero su peso
relativo en la economía–mundo ha venido disminuyendo constantemente. El planeta se vuelve multipolar en
términos económicos, pero en términos militares su poder sigue siendo incontestable. EU ya no puede
competir comercialmente con muchos países en una infinidad de productos, pero puede aplastar militarmente
a cualquiera.”
22
Con base en el artículo del Financial Times del 10 de mayo del 2002. James Petras “QUIEN GOBIERNA
AL MUNDO” revista Autogestión, Madrid, 13-11-2004.
23
Imperio; Paidós, Buenos Aires, 2001.
http://jorgeveraza.blogspot.com 22

corporaciones multinacionales ‘desterritorializadas’.” Ahora sí, sobre esta base


preguntémonos ¿qué posibilidades se abren en esta coyuntura especialmente
para los pueblos sometidos, para la izquierda y para el proyecto socialista?

X~W

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