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La tesis examina la relación entre religión y política en Maquiavelo, apoyándose en la historia

intelectual, la historia conceptual y la historia de las ideas. De este desarrollo, se concluye que
existe un vínculo consustancial entre creencia y política que ilumina el estatuto de todo orden
político.

La tesis examina la relación entre religión y política en Maquiavelo, a partir de una lectura que
se apoya en los aportes metodológicos de la historia conceptual de la Escuela de Cambridge, la
historia conceptual de Koselleck y Duso y la historia no historicista de Leo Strauss. Si bien la
cuestión de la relación entre religión y política en el pensamiento de Maquiavelo ha sido
examinada con anterioridad, éste no ha sido examinado sistemáticamente, y la interpretación
que de dicha relación se ha elaborado ha conducido a relegar el problema de la religión a un
lugar o bien secundario o bien irrelevante. En vistas de esto, esta tesis afirma la relevancia de la
cuestión religiosa y permite constatar que en el pensamiento de Maquiavelo existe un vínculo
consustancial entre la dimensión de la creencia y la política, asociada a la naturaleza del pueblo,
que ilumina el estatuto de toda autoridad y legitimidad del orden político.
Esta tesis examina la relación entre religión y política en Maquiavelo. A estos efectos, son
revisados El Príncipe, Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Historia de Florencia y Del
arte de la guerra, por ser éstas las obras más relevantes para evaluar el problema. Asimismo, se
pasa revista de los comentaristas e intérpretes más importantes en torno al tema tratado y al
autor, con vistas a enmarcar las discusiones que se presentan. Esta evaluación tiene lugar a partir
de una lectura que se apoya en los aportes y previsiones metodológicas que ofrecen la historia
intelectual de la Escuela de Cambridge, la historia conceptual de Koselleck y Duso y la historia
no historicista de la filosofía política, inaugurada por Leo Strauss.

La historia intelectual de la Escuela de Cambridge ofrece una serie de previsiones


metodológicas que resultan fundamentales para la investigación, ya que permiten inscribir las
obras de Maquiavelo al interior de una tradición intelectual definida, a saber, el humanismo
cívico del Renacimiento Italiano, que señala el campo intelectual a partir del cual evaluar las
continuidades y las innovaciones de las obras maquiavelianas. En este sentido, el examen de las
elaboraciones en torno a la relación entre religión y política por parte de los autores más
relevantes del humanismo cívico del Renacimiento de los siglos XV y XVI, permite observar la
marcada influencia del cristianismo en la descripción de los preceptos que todo gobernante
debe seguir. De esta manera, la crítica de Maquiavelo hacia estos preceptos morales cristianos
que deben regir el comportamiento de los gobernantes da cuenta de la novedad de la
elaboración maquiaveliana respecto de sus contemporáneos. Asimismo, permite mostrar que la
intención de Maquiavelo no es sólo discutir con sus contemporáneos, sino, al mismo tiempo,
liberar la ética del gobernante de la moral cristiana.

La historia conceptual (Koselleck, Duso), por su parte, provee una herramienta metodológica
ideal para observar las variaciones e innovaciones semánticas de los conceptos en un período
de tiempo relativamente extenso. En este marco, a diferencia de la historia intelectual que nos
permite reconstruir los contextos de producción intelectual en los cuales se inscriben los textos,
la historia conceptual permite relevar los grandes cambios operados en el concepto de religión
–y su relación con la política– desde la Antigüedad griega hasta el Renacimiento italiano. Por
este medio, descubrimos cómo el tratamiento maquiaveliano de la relación entre religión y
política difiere del tratamiento que esta relación adquiere en la filosofía clásica, especialmente
en Platón y Aristóteles. Si el gesto es similar, es decir, si podríamos asentir en que ambas
elaboraciones subsumen la religión a un ámbito de mayor relevancia, dicho ámbito varía. Si,
para la filosofía clásica, la religión es puesta al servicio de la filosofía, esto es, de la vida
contemplativa, para Maquiavelo la religión está guiada por las exigencias de la política, es decir,
de la vida activa. Por otra parte, a través de una historia conceptual de la religión en la Edad
Media, comprendemos el carácter radicalmente crítico que implica el tratamiento
maquiaveliano de la relación entre religión y política. En este punto, si –como es sabido– el
cristianismo ofrece al gobernante una fuente de legitimidad en Dios, Maquiavelo inaugura una
tradición de pensamiento político que no busca su legitimidad en una instancia trascendente al
orden del mundo, sino en el mundo mismo.

Por último, la historia no historicista de la filosofía política de Leo Strauss, que puede
inscribirse al interior de la historia de las ideas, brinda algunas indicaciones que resultan
sumamente interesantes. Aunque este enfoque sobrecarga de importancia a la “textualidad” y
no presta mayor atención a los contextos de producción en los cuales los textos se inscriben,
provee un método de lectura que atiende a las referencias internas de cada obra, a partir de una
exégesis muy minuciosa que busca “entre líneas” las fuentes principales de las que Maquiavelo
abreva.

En vistas de esta metodología, el primer capítulo reconstruye el estado del arte a propósito
de la relación entre religión y política. Allí se identifican dos interpretaciones principales: 1. una
interpretación “tradicional”, que advierte en el pensamiento de Maquiavelo una separación
radical entre la religión y la política, que inaugura la ciencia política moderna, desprendida de
toda referencia religiosa; 2. una interpretación que sostiene la subordinación de la religión a la
política en Maquiavelo, es decir, que declara a la religión como un instrumento al servicio de la
política capaz de promover un comportamiento deseable en el pueblo. En este marco, se avanza
en una lectura que, alejándose tanto de una interpretación tradicional que vincula a Maquiavelo
con un técnico de la política, como también de otra que subordina la religión a la política,
sostiene la existencia de un vínculo consustancial entre creencia y política, asociado a la
naturaleza del pueblo.

El segundo capítulo examina las elaboraciones en torno a la relación entre religión y política
contenidas en la filosofía clásica (Platón, Aristóteles y Jenofonte), en el cristianismo medieval
(Agustín y Tomás de Aquino) y en el humanismo cívico, con vistas a señalar las rupturas e
innovaciones que tienen lugar en el pensamiento de Maquiavelo. Del desarrollo de estos
debates se da cuenta de su crítica tanto a la ética griega como a la religión cristiana.

El último capítulo analiza la relación entre grandes y pueblo a la luz de la referencia a lo


teológico-político. De este análisis, que atiende a la naturaleza del pueblo y a los grandes
hombres que hacen uso de la religión, se retoma la hipótesis de lectura inicial y se concluye que
existe un vínculo entre la dimensión de la creencia y la fundación política que ilumina el estatuto
de toda autoridad y de todo orden político.

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