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UNIDAD 1.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA CONTADURÍA


PÚBLICA EN EL MUNDO
DESCRIPCIÓN TEMÁTICA

El origen de la contaduría pública en el mundo constituye el soporte del desarrollo de los


procesos en un área del saber que se ha consolidado a través de la evolución misma de las
civilizaciones y es una pieza fundamental para el logro de los adelantos en materia económica
a lo largo de la historia.

Horizontes

 Conoce las raíces históricas de la contabilidad.


 Conocer los inicios del pensamiento contable
 Establecer los elementos de la actividad contable en la antigüedad.
 Identificar las características contables de los distintos periodos de la historia.

Núcleos Temáticos y Problemáticos

 Historia de la contaduría pública en la edad antigua


 Desarrollo de la contabilidad en la edad moderna.

1. Historia de la Contaduría Pública

En la evolución de la historia de la contabilidad existen tres grandes periodos


diferenciados; el empírico, el clásico y el científico.

1.1Periodos de la Contabilidad
1.1.1 Empírico:

Las primeras civilizaciones que surgieron sobre la tierra tuvieron que hallar la manera
de dejar constancia de determinados hechos con proyección aritmética, que se
producían con demasiada frecuencia y eran demasiado complejos como para poder ser
conservados por la memoria. Reyes y sacerdotes necesitaban calcular la repartición de
tributos y registrar su cobro por uno u otro medio. En último lugar los comerciantes
han sido siempre el sector de la sociedad mas comprometido con cualquier nuevo
procedimiento de registro de datos. Y mercaderes y cambistas los ha habido desde los
primeros momentos en todas las civilizaciones.

Algunas sociedades que carecían de escritura en sentido estricto, utilizaron sin


embargo, registros contables.
La historia no referencia fecha ni época sobre el inicio de las primeras prácticas contables, pero
desde que el hombre inventó la escritura, ha registrado su desarrollo social y económico. Los
primeros registros contables conocidos datan de 7,500 años A.C. Las primeras
representaciones fueron inventario de monedas simples para el intercambio de granos y
ganado. Como veremos las grandes culturas antiguas desarrollaron registros contables
primitivos.

Mesopotamia (6000-4000 A.C)

El país situado entre el Tigris y el Eufrates era ya en el cuarto milenio A.C. asiento de
una próspera civilización. Los comerciantes de las grandes ciudades mesopotámicas
constituyeron desde fechas muy tempranas una casta influyente e ilustrada. El
hallazgo de miles de tablillas cerámicas que reflejan conceptos sumerios como:
"Sociedades Comerciales", "Estado", "Templos", "Aportaciones de capital", "Reparto de
Beneficios".

El famoso Código de Hammurabi, promulgado aproximadamente en el año 1700 a. de


J.C., contenía a la vez que leyes penales, norma civiles y de comercio. Regulaba
contratos como los de préstamo, venta, arrendamiento, comisión, depósito y otras
figuras propias del derecho civil y mercantil, y entre sus disposiciones había algunas
directamente relacionadas con la manera en que los comerciantes debían llevar sus
registros.

Se han conservado miles de tablillas cerámicas que permiten formarse una imagen
acerca de la manera en que los sumerios llevaban las cuentas. Gracias a esos testigos,
inmunes al paso del tiempo, sabemos que ya en épocas muy antiguas existían
sociedades comerciantes, en las que las aportaciones de capital y el reparto de
beneficios estaban cuidadosamente estipulados por escrito.

La propia organización del Estado, así como el adecuado funcionamiento de los


templos, exigían el registro de sus actividades económicas en cuentas detalladas. Los
templos llegaron a ser verdaderas instituciones bancarias, que realizaban préstamos –
el interés estaba cuidadosamente regulado– y contratos de depósito.

El auge de Babilonia a comienzos del segundo milenio a de J.C. – es decir, en la época


de que data el Código de Hammurabi – trajo consigo un progreso en las anotaciones
contables. Aparece por entonces una manera generalizada de realizar las
inscripciones, estableciéndose un cierto orden en los elementos de éstas: título de la
cuenta, nombre del interesado, cantidades, total general. En algunas planchas se
especifica, al comienzo, en el saldo inicial, luego las distintas partidas, positivas y
negativas, y el saldo final de la cuenta al acabar la tablilla.

Los pueblos mesopotámicos utilizaban ya el ábaco para facilitar la realización de las


operaciones aritméticas, que fueron sumamente laboriosas en todas las épocas, hasta
la relativamente reciente introducción universal de la actual numeración arábiga.
La costumbre de insertar las planchas cerámicas en una varilla, siguiendo un orden
cronológico, creó verdaderos libros de contabilidad.

Egipto.

Si importante fue la contabilidad entre pueblos de Mesopotamia, aún más necesario


fue su uso en una sociedad tan rígidamente centralizada como la del Egipto faraónico.
El instrumento material utilizado habitualmente por los egipcios para realizar la
escritura era el papiro. Las anotaciones de tipo contable, por su carácter repetitivo,
llegaron a conformar un tipo de escritura hierática que ha resultado muy difícil de
descifrar para los estudiosos. Se han conservado ejemplares de libros auxiliares y
definitivos, así como de balances periódicos.

Los escribas, especializados en llevar las cuentas de los templos, del estado y de los
grandes señores, llegaron a constituir un cuerpo técnico numeroso y bien considerado
socialmente.

De cualquier forma, y pese al papel decisivo que la contabilidad desempeño en el


antiguo Egipto, no puede decirse que la civilización faraónica haya contribuido a la
historia de la contabilidad con innovaciones o procedimientos que no hubieran sido ya
utilizados por los poderosos comerciantes caldeos.

Grecia.

Los templos helénicos, como había sucedido muchos siglos antes con los de
Mesopotamia y Egipto, fueron los primeros lugares de la Grecia clásica en los que
resultó preciso desarrollar una técnica contable. Cada templo importante, en efecto
poseía su tesoro, alimentado con los óbolos de los fieles o de los estados, donaciones
que era preciso anotar escrupulosamente: Los tesoros de los templos no solían
permanecer inmovilizados y se empleaban con frecuencia en operaciones de préstamo
al estado o a particulares. Puede afirmarse así que los primeros bancos griegos fueron
algunos templos.

Quizá el lugar en el que los arqueólogos han encontrado más abundante y minuciosa
documentación contable lo constituye el santuario de Delfos, donde se han recuperado
cientos de placas de mármol que detallan las ofrendas de los fieles, así como las
cuentas de reconstrucción del templo en el siglo IV a de Las casas de bancas
particulares tuvieron su gran momento de expansión en el siglo V a de J.C.. Surgieron
modestamente a la vera de los templos, pero muy pronto extendieron sus actividades
por numerosas ciudades mediterráneas. Los banqueros griegos, sobre todo los
atenienses, dominaron la técnica de los cheques y trasferencias de fondos de una
ciudad a otra y de una cuenta a otra, y, probablemente, hicieron ya uso de la letra de
cambio.
Los banqueros llevaban fundamentalmente dos clases de libros de contabilidad: el
Diario (efeméricas) y el libro de cuentas de clientes. El orden y la pulcritud con que se
llevaban las anotaciones hizo que la exactitud de éstas llegaran a ser reconocida por la
ley, que otorgaba a los libros de contabilidad valor de prueba principal.

La contabilidad pública también se desarrollo en las ciudades griegas. Atenas poseía


en el siglo IV a. De J.C. un Tribunal de Cuentas, formado por diez miembros,
encargado de fiscalizar la hacienda del Estado, sobre todo en lo referente a la
recaudación de tributos.

El primer gran Imperio Económico que se conoce fue el de Alejandro Magno (356,323
a.C.),...los banqueros griegos, fueron famosos en Atenas, ejerciendo su influencia en
todo el Imperio. De ellos se dice: "Llevaban una contabilidad a sus clientes, la cual
debían mostrar cuando se les demandara; su habilidad, y sus conocimientos técnicos
hicieron que con frecuencia se les empleara para examinar las cuentas de la ciudad
"(History of Modern Bank of Isue, Conant).(Gertz 1996:32)

Roma.

Durante la época del Esclavismo lo que era la propiedad común se convirtió en


propiedad privada y se dio en cierta forma la primera organización del estado. Las
tribus vencidas eran sometidas en calidad de esclavos, convirtiéndose esto en uno de
los hechos más importantes de la contabilidad, debido a que el esclavo más inteligente
llamado Nomenclator, tenia la misión de llevar la contabilidad de los esclavos del amo,
pues estos eran considerados bienes.

En esta época existió una sociedad que fue símbolo del esclavismo debido a la
existencia de ejércitos poderosos que inundaron su estado de oro y esclavos: la
"Sociedad Romana"; que presenta hechos económicos relacionados con la
contabilidad, la cual se manifestó tanto en los actos públicos, como en los privados..
Ya en el siglo I a. de J.C. se menospreciaba a una persona que fuera incapaz de
controlar contablemente su patrimonio. De hecho, todo jefe de familia asentaba
diariamente sus ingresos y gastos en un libro llamado Adversaria", el cual era un
borrador, ya que mensualmente los transcribía, con sumo cuidado, en otro libro, el
“Codex o Tubulae"; en el cual, a un lado estaban los ingresos (acceptum), y al otro los
gastos (expensum).

Las profundas aportaciones contables de los romanos, de quienes se conservan datos


concretos incluyen:

a. La obligación de llevar una especie de borrador con el registro de ingresos y gastos,


llamado "Adversaria".

b. La transcripción mensual de los datos anteriores a un registro llevado más


cuidadosamente y el cual había obligación de conservar llamado "Codex o Tubulae".
c. En este último registro estaban nuevamente anotados los ingresos, llamados
"Acceptum" y del otro lado los gastos "Expensum" (curioso que la raíz latina haya
sobrevivido en el inglés donde gastos se expresa como Expenses).

d. El "Codex Accepti et Expensi" derivaba en el estado final de la Caja o "Arca"


(curioso nuevamente, ya que en español decimos arqueo al acto de revisar
físicamente lo que tenemos en la caja).

El año 325 antes de Cristo se expidió en Roma la Ley Paetelia Papiria que daba valor
probatorio a los registros contables, ya que hablaba de que con tan sólo la anotación
del nombre del deudor, con su consentimiento, en el Codex del acreedor se
consideraba realizada la operación y tenía validez la deuda.

El libro más empleado era el de ingresos y gastos ("codees acceti et expensi"). Los
grandes negociantes llegaron a perfeccionar sus libros de contabilidad de tal manera
que algunos historiadores han creído ver en ellos –se conservan sólo algunos
fragmentos incompletos- un primer desarrollo del principio de la Partida Doble.
Aunque hay algunas citas de grandes autores, como Cicerón, que parecen sustentar
tal hecho, son demasiado confusas como para establecer la tesis de que el método de
la Partida Doble era conocido en la Antigüedad.

No hay ninguna prueba que acredite su empleo con anterioridad a la expansión


comercial italiana de las postrimerías de la Edad Media.
Para que exista la Partida Doble no basta con la disposición de la cuentas en dos
columnas enfrentadas, u otros detalles de forma; es preciso que el principio que
informa la Partida Doble se aplique inflexiblemente, sin excepciones. Y no parecer
haber sido éste el caso de la contabilidad romana.

La Europa medieval. (473-1453)

Debido a la casi total aniquilación del comercio en Europa en los siglos posteriores a la
caída del Imperio romano, las prácticas contables más o menos evolucionadas
habituales en el mundo antiguo desaparecieron. La técnica contable se iba a
desarrollar de nuevo en Europa a partir casi de cero, al compás del crecimiento del
comercio, que tomó su primer gran impulso con las cruzadas, la invasión, conquistas
expansivas y especialmente del comercio del mundo árabe.

Mediante la "Capitulare de Villis", ordenanza de Carlo Magno del siglo VIII, se estipuló
el levantamiento de un inventario anual de las propiedades del imperio y el registro en
un libro que tuviese por separado ingresos y egresos, lo que se facilitó con el
"Solidus", la unidad monetaria aceptada generalmente entre el siglo VI y IX, por ser
una medida homogénea.

De grandes órdenes militares, la de los Templarios y la de los Caballeros Teutónicos,


desarrollaron durante los siglos XII y XIII sistemas de contabilidad perfeccionados,
influidos probablemente por las prácticas de los comerciantes libaneses con los que
ambas ordenes tuvieron contacto en sus inicios.
Los caballeros Teutónicos una vez expulsados de Palestina, orientaron su actividad
hacia las regiones bálticas, en estrecho contacto con las ciudades comerciales de la
Liga Anseática. Esta Liga, que llego a agrupar a más de ochenta prósperas ciudades
comerciales desde el golfo de Vizcaya hasta Finlandia, desarrolló con profecía la
"contabilidad de factor", es decir, la del comisionista que debe rendir cuentas a su
comitente.

En tanto que los mercaderes italianos presentaron mayor atención a una contabilidad
de carácter patrimonial, más adaptada al contrato del comerciante sobre sus
empleados.

Las repúblicas comerciales italianas y los Países Bajos serían durante los últimos siglos
de la Edad Media las regiones europeas en que la vida comercial iba a ser más
intensa. Como consecuencia natural, la práctica contable iría desarrollando nuevos
métodos en estos países, y sería sobre todas las repúblicas italianas donde había de
surgir la moderna contabilidad.

En 1157 Ansaldus Boilardus, notario genovés, reparte las utilidades que produjo una
asociación comercial con base en el saldo de la Cuenta de Ingresos y Egresos llevada
durante la misma. Se conservan cuentas de un comerciante florentino en 1211 donde
se anota el debe arriba del haber, dando así lugar a la sospecha de una Escuela
Florentina de contabilidad, discrepante de las Escuelas Genovesa y Veneciana que
ponían el debe y el haber frente a frente (cualquier estudiante de primer semestre de
Contabilidad Financiera ya sabrá que escuela triunfó).

En 1263 Alfonso el Sabio en España establece que los funcionarios encargados de la


administración de rentas deberán rendir cuentas, en el sentido contable, anualmente.
Se conservan libros de casa comerciales florentinas de 1282 y los libros de la casa
comercial Bonsignore de Siena de 1290, que incluyen un libro de caja y uno de
cuentas corrientes con los clientes, se consideran de los primeros en hacer
innovaciones contables muy cercanas a la partida doble. Las cuentas llevadas por los
hermanos Reiniero y Baldo Fini, en Francia, incorporan ya el uso de las cuentas de
gastos y ventas tal como las conocemos hoy.

La Comuna de Génova lleva sus cuentas registrando pérdidas y ganancias


exactamente igual que hoy, con base en un edicto promulgado en 1327, el cual debía
ser revisado por un auditor "Maestri Racionali", sobre todo en el caso de su libro
principal llamado "Cartulari" cuya traducción al español, tal vez ya lo adivinó usted, es
libro mayor. Esto último sucedía en 1340.

Se conservan los libros de los banqueros genoveses Zaccaria que comprenden varios
ejercicios. Aparecen los registros auxiliares en la forma de Libros de Cuentas
Corrientes, usando las expresiones debe y haber, que se presumen de origen toscano.
Los libros del banquero florentino Perrizzi se manejan con sus respectivos auxiliares y
son sólo un ejemplo de las más de 80 empresas que había en Florencia en el año de
1336.
Así, de los primitivos memoriales, en los que los comerciantes anotaban sin ningún
orden particular las diversas operaciones que precisan recordar posteriormente, se fue
evolucionando poco a poco hacia un sistema contable de partida simple, a medida que
gran número de anotaciones necesarias aconsejó a los comerciantes y prestamistas ir
desglosando del memorial diversas cuentas, en las que anotaban grupos de
operaciones poseedoras de alguna característica común, tales como ir referenciadas a
una determinada mercadería o bien a una misma persona. El modo de llevar a cabo
las anotaciones fue perfeccionándose cada vez más y originó el progresivo desarrollo
de ciertas reglas prácticas, hasta que en un momento determinado con exactitud por
los historiadores apareció en la zona de influencia económica italiana el método de la
Partida Doble.

En los libros del comerciante Francesco Datini, durante la segunda mitad del siglo XIV,
aparece el registro por partida doble, se tiene ya la idea de un patrimonio del negocio,
la determinación de pérdidas o ganancias, el cierre de operaciones cada dos años y la
elaboración de estados financieros. La importancia de Datini consiste en que no se
trataba de un comerciante cualquiera, poseía una auténtica trasnacional de aquellos
tiempos con filiales en cuatro países.

Para esta época eran ya muchos los empresarios que llevaban una contabilidad formal
por partida doble, teniéndose los casos de la familia Médicis que era dueña de una
industria textil; de Antonio Jacobo Frügger, de Augsburg, en el año de 1419; de
Donato Soranzo e Fratelli; de Andrés Barbarigo que llevaba una contabilidad "a la
veneciana" con un libro que registraba las operaciones en orden cronológico llamado
Giornale (diario) y otro llamado Cuaderno (mayor).

Probablemente, la Partida Doble tuvo su origen en la Toscana del siglo XIII. Sin
embargo, sólo se comienza a conocer con seguridad su empleo en Génova, en 1340.
ya en el siglo XV, parece ser que los banqueros y comerciantes toscanos disponían de
una técnica contable tan desarrollada o más que la empleada por los venecianos, y
diferente en algunos puntos importantes de la de éstos. Sin embargo fue la
contabilidad "alla veneziana" la que impuso, gracias a la imprenta, que permitió su
difusión antes que ninguna otra.

1.1.2. Periodo Clásico

El primer autor que estableció claramente el uso del método de la Partida Doble fue
Benedetto Cotrugli (en eslavo, Kotruljevic) Raugeo, nacido en la actual Dubrovnik en
Croacia, entonces una ciudad comercial adriática del área de influencia veneciana,
llamada Ragusa.

Cotrugli residió en Nápoles gran parte de su vida, y fue comerciante y consejero de


Fernando I de Aragón. Su obra "Della Mercature e del Mercante Perffeto" fue escrita
en 1458. De forma casi incidental, dedica uno de sus capítulos al modo de llevar las
cuentas. Menciona varios libros: El Memorial, el Diario y el Mayor, al que denomina
"Quaderno". Afirma que los registros se harán en el Diario y de allí se pasarán al
Mayor, el cual tendrá un índice de cuentas para facilitar su búsqueda, y que deberá
verificarse la situación de la empresa cada año y elaborar un "Bilancione" (Balance);
las pérdidas y ganancias que arroje serán llevadas a Capital. Habla también de la
necesidad de llevar un libro copiador de cartas (Libro de Actas). Sin embargo, en
conjunto las referencias del Raugeo a la contabilidad del comerciante son incompletas.
El libro de Cotrugli tardó casi ciento quince años en ser llevado a la imprenta, lo que,
unido al carácter incompleto de su exposición, impide que pueda adjudicar a su autor
en la historia de la contabilidad un papel comparable al de fray Luca Pacioli. El trabajo
de este último fue impreso y conocido muchos años antes, aunque escrito con
posterioridad al del Raugeo.

Posiblemente, la falta de difusión del libro de Cotrugli de debió a que en su época las
técnicas contables eran consideradas "secreto de oficio" por aquellos que las
dominaban, monopolizándolo así su empleo. Pacioli habría sido, por tanto, el primero
que se atrevió a romper un secreto gremial celosamente guardado.

En 1494 se imprime en Venecia la 1ª edición de “Suma Arithmética, Geometría,


Proportioni Et Proportionalita”, de Fray Lucas Paccioli; en el cual se dedicaba el
capítulo 11 a la contabilidad, exponiéndose los principios de la partida doble.
Constituyó uno de los acontecimientos más trascendentes en las prácticas y la historia
de la contabilidad, ya que rompe con lo pasado y sigue persistiendo.

Lucas Paccioli era un monje franciscano de la orden Toscana. Era matemático y se


impuso en materias contables mientras era el tutor de un famoso mercader de
Venecia. Su doctrina logra una amplia difusión dentro y fuera de Italia,
perfeccionándose cada vez más.

La partida doble es un método de aplicación de un sistema de representación y


coordinación contable, que representa y controla los aspectos que se dan en una
transacción económica, mediante el registro de esta última a través de una doble
anotación que coordina: el origen, causa ó financiación que origina una anotación en
el haber lo que propicia un abono con aplicación, efecto ó inversión que se anota en el
doble y que supone un cargo.

La aplicación de la partida doble conlleva usar tres libros: el memorial o borrador del
diario (está en desuso), el diario donde se representan todas las operaciones
distinguiendo entre el acreedor(H) y el deudor (D),precedido por los términos “A” y
“por” respectivamente y separadas las anotaciones por rayas horizontales, y el mayor,
en el que cada asiento en el diario origina dos anotaciones en el mayor.

La obra de Pacioli tuvo gran éxito, particularmente la parte dedicada a la práctica


comercial y contable, que fue reimpresa por separado algunos más tarde.
De la descripción realizada por Pacioli acerca de las operaciones contables se
desprende que los comerciantes venecianos se veían precisados a utilizar en primer
lugar un borrador, donde iban anotando sin guardar ningún otro orden las sucesivas
operaciones que realizaban. No empleaban directamente el Diario, debido sobre todo
a las dificultades que traía consigo operar con muchos sistemas monetarios diferentes.
Para realizar asientos en el Diario era preciso, en primer lugar, convertir las
operaciones registradas en el borrador a la unidad monetaria elegida por el
comerciante para llevar sus registros.

El tiempo de Pacioli ya existía en muchas ciudades italianas la costumbre de "legalizar"


los libros de contabilidad. Escribe a este respecto el franciscano: "...los expresados
libros... debes llevarlos y presentarlos a cierta oficina de comerciantes, como la de los
cónsules de la ciudad de Perusa..... El escribano tomará nota de todo esto en los
registros de dicha oficina, especificando que en tal día tú presentaste tales y tales
libros, marcados con tal signo..... los cuales serán llevados de propio puño... Mas en
uno (el Borrador o Memorial) podrán escribir todos los miembros de la casa. De todo
lo cual dicho escribano dará fe.... Y estampará el sello de la expresada oficina, que los
autentificará a los efectos procedentes en todos aquellos casos de litigio en que deban
ser exhibidos."

Pacioli describe con minuciosidad la forma de llevar a cabo los asientos del Diario,
ilustrando sus instrucciones con numerosos ejemplos. La redacción de los asientos es
farragosa, circunstancia que se mantendría hasta al menos un siglo después de la
edición de la obra del franciscano.

Los asientos del diario constan de dos partes claramente delimitadas una comenzando
por la palabra por (el "debe" del asiento) y la otra con la palabra a (el "haber" del
asiento). La forma de pasar los asientos del Diario al Mayor es descrita así: ".... de
todas las anotaciones que hayas apuntado en el Diario harás siempre dos en el Mayor,
a saber: una en el Debe y la otra en el haber, y señalarás la anotación deudora con
por y la acreedora con a, según más arriba he dicho..."

En tiempos de Pacioli no era costumbre realizar un balance periódico al final del


ejercicio. El franciscano describe solamente un balance de comprobación que se
efectuaba por lo general al agotarse las páginas del Mayor.

Aunque Pacioli no explica claramente las razones por las que una determinada cuenta
ha de abonarse y otra ha de ser cargada, expone los principios de lo que podría recibir
el nombre de "personificación de la cuentas".

Cronológicamente, las primeras cuentas que el comerciante medieval se paró del


memorial común a todas las anotaciones eran las referidas a una persona.

El dare y avere se utilizaban, pues, en sentido propio. Con el tiempo, comenzaron a


llevarse cuentas separadas referidas a cosas, y aquellas palabras siguieron
empleándose por analogía, aunque su sentido literal se hubiera perdido. Pacioli explica
el significado del Debe y el Haber por medio de este procedimiento analógico, pero sin
pretender edificar una teoría científica sobre ello, habrá que llegar al siglo XIX para
encontrar teorizantes de la personificación de las cuentas.
Después de Paccioli hay un periodo de 300 años en el que se desarrollan y divulgan
los postulados de la partida doble. En 1795 aparece la primera gran escuela contable,
la contista, y detrás de esta otras:

-Escuela contista ó cinquecontista:


Esta escuela creada por Edmond Degranges, es la que más a influido en la doctrina
española. Surge en 1795 como consecuencia de la publicación de la primera
publicación E. Degranges.

En ella se exponen los principios de esta escuela que se basa en la reducción de la


contabilidad a cinco cuentas (de ahí cinquecontista): Caja, Mercaderías, Efectos a
cobrar, Efectos a pagar y Pérdidas y ganancias. Dicho autor crea el procedimiento
Diario-Mayor, que consiste en llevar simultáneamente el Diario y el Mayor en
desarrollo horizontal.

Esta doctrina se fue abandonando por su excesiva simplicidad. Hoy en día podría
seguir usándose si las contabilidades fuesen muy simples, entre 18 y 20 cuentas.
El funcionamiento de la partida doble lo explican partiendo del principio de que cada
cuenta que recibe a de adeudarse y la que entrega a de acreditarse.

-Escuela lombarda austriaca:


Es considerada una tendencia más que una escuela. Surge en 1850 y su precursor fue
Francesco Villa y fue la primera que distinguió entre teneduría de libros(llevanza de los
libros contables) y contabilidad propiamente dicha.

-Escuela personalista:
Surge entre 1973 y 1886 siendo escuela más significativa que aparece. Aunque su
precursor fue Francesco Marchi, la máxima figura y expresión de esta escuela fue
Guiseppe Cerboni. Esta escuela se basa en la teoría de la personificación de cuentas.

Se personifican todas las cuentas, incluso las materiales, por ejemplo el dinero de la
caja lo tiene a su cargo el cajero, que es quien responde por este ante el empresario.
Para aplicar la teoría del cargo y el abono el que recibe es deudor, y se anotará en el
DEBE; quien entrega es el acreedor y se anota en el HABER y supone un abono.

Esta teoría se basa en la concepción de las responsabilidades jurídicas, ya que


entiende que la contabilidad se lleva a garantía frente a terceros. Tiene un enfoque
legalista e interesa conocer las relaciones de la empresa con terceros y las garantías
frente a ellos.

Escuela materialista, valorista, económica, controlista ó bestana: surge en 1891 como


reacción a la anterior con la publicación de la obra “Ragioneria Generale” por Fabio
Besta. A dicho autor se le considera el fundador, definidor y máxima figura de esta
escuela.

En su obra expone la teoría materialista de las cuentas, materializándose todas las


cuentas, incluso las materiales. Para explicar la teoría del cargo y el abono se basa en
que aquello que implica un cargo se anota en el DEBE y lo que sale implica un abono
que se anota en el HABER. La contabilidad para Fabio Besta no sirve como garantía,
sino para el control de la empresa.

Las cuentas tienen como misión registrar las alteraciones de valor que experimentan
los elementos patrimoniales. Dicho autor es de los tratadistas más significativos de la
contabilidad, ya que asienta las bases de esta como ciencia, rompiendo el aspecto
tecnicista que hasta entonces había tenido. Esta es la razón por la que se sitúa en esta
escuela los orígenes de la contabilidad.

-Escuela hacendalista:
Su máxima figura Giovanni Rosi que basa su teoría de las haciendas en la existencia
de tres funciones en la contabilidad:
 La económica deriva de la existencia de necesidades y el estado natural de las
cosas desde un punto de vista económico.
 La jurídica es consecuencia de los hombres con los entes y entre ellos.
 La administrativa surge por la necesidad de dirigir las diversas actividades
desarrolladas por los entes, con el fin de alcanzar todos los fines establecidos.

1.1.3. Periodo Científico:

A finales del siglo XIX y principios del XX donde se dan a conocer las primeras
asociaciones de contadores que buscan orientar la contabilidad bajo unos estándares y
reglas generales.

El surgimiento de investigadores contables en busca de una teoría, no tiene resultados


unánimes, sino por el contrario, se presentan diferentes y variados puntos con
respecto a lo que debería ser la práctica contable, entre las más importantes se
encuentran:

TEORÍA DE LA PERSONIFICACIÓN:
Consiste en ver en la cuenta una persona ficticia que recibe y entrega. Se creo porque
no todas las personas podían ser responsables por los valores existentes en una
organización.

Esta teoría se ocupaba solo de la cuenta y de explicarla, pero dejaba a un lado el


entorno económico.
Sus principales aportes fueron que sirvió de base para construir el plan de cuentas de
las empresas, surge el perfeccionamiento del método operativo de la partida doble, y
se empezó a hablar de un sistema de contabilidad integral.

TEORÍA JURÍDICA:

Esta teoría concede gran importancia a la empresa como sujeto de derecho y su


estudio se basa en las implicaciones jurídicas que de la práctica y profesión contable
se puedan derivar.

Esta teoría dio origen a la normalización internacional y contribuyo a entender y


legislar las obligaciones jurídicas que la organización tiene con sus propietarios, con el
estado y la sociedad.

TEORÍA ECONÓMICA:
Los representantes de esta teoría consideran que la práctica contable deben estar
sujeta al momento económico y a los cambios que en este se produzcan.

Esta teoría avanzo en el concepto de valor debido a la teoría Marxista, concepto que
se convirtió en uno de los sistemas de medición de la realidad económica de la
empresa.

TEORÍA DE LA CONTABILIDAD PURA:

Su objeto fue la investigación experimental, teniendo en cuenta el dato fundamental


de donde partían las cuentas de balance y no de forma contraria y descubre el sistema
que permite reportar información sobre el patrimonio de las personas en las
organizaciones.

TEORÍA ADMINISTRATIVA

Esta teoría integra los valores humanos a los valores financieros de la empresa,
considera a la contabilidad como el principal instrumento administrativo y financiero.
También reconoce el carácter predictivo que obtuvo la contabilidad y la importancia
para el desarrollo de una organización.

Al revisar el desarrollo de la evolución de las tendencias de la contaduría pública se


encuentran múltiples desarrollos de acuerdo al país que los origina, dando lugar a
doctrinas y pensadores que vale la pena considerar a continuación, por sus aportes a
la profesión.

Doctrina italiana: aunque Italia fue el país cuna de la contabilidad ha ido perdiendo
bastante identidad, a pesar de ello destacaremos como autores principales:

Gino Zappa:
A pesar de no ser contable, merece atención porque en el discurso de apertura del
año 1926-1927 del Real instituto superior de ciencias económicas y comerciales de
Venecia enunció la doctrina económico-hacendal, en la que decía que debería
refundirse las doctrinas de gestión, organización y contabilidad en una ciencia
denominada economía hacendal.
Esto ponía en peligro la autonomía de la contabilidad, sin embargo esta idea no
prosperó, aunque si creo una ciencia de economía hacendal que contenía la
organización y la gestión. Su discípulo más destacado fue Pietro Onida.

Vincenzo Masi:
Contable puro, concibe la contabilidad como la ciencia del patrimonio. Fue el primero
en precisar los dos aspectos que hay que tener en cuenta en la contabilidad, el
estático y el dinámico.

Alberto Ceccherelli:
Expone que la contabilidad recoge información tanto para comprobar y revisar los
resultados presentes como para controlar y predecir el futuro.

Doctrina Francesa:
No tiene gran trascendencia y solo destacará Dumarchay. Enunció la teoría valorista ó
diferencialista de las cuentas en “La teoría positiva de la contabilidad”. Considera a la
cuenta como el instrumento conceptual del registro de valor, de manera que las
cuentas no se llevan a las personas ni los objetos, sino al valor. La mecánica contable
se realiza mediante el uso de dos series de cuentas:

-Las integrales que recogen el valor de los elementos patrimoniales y sus alteraciones
cuentas de activo y pasivo.

-Las diferenciales recogen las diferencias en el neto como consecuencia de las


variaciones en los elementos patrimoniales.

También se le debe a Dumarchay la teoría estática del balance en la que el balance


ocupa un lugar principal y a partir de él se obtiene el resultado. Esta teoría está en
contraposición con la teoría dinámica sostenida por Schmalenbach.

Doctrina Alemana.
La contabilidad es una ciencia de información de los fenómenos económicos, por ello
es de gran importancia en el enfoque económico de la contabilidad. Destacan dos
autores: Schmalenbach y Schneider.

Schmalenbach
En su obra “el balance dinámico” enuncia la teoría dinámica del balance, en la que el
resultado ocupa el lugar principal y a partir de él se obtiene el balance, en
contraposición con la teoría estática del balance. Realizó la primera proposición formal
de un plan de cuentas bien elaborado que dio lugar al primer plan de cuentas alemán.
Fue publicado como monista(no separa entre ámbito interno y externo).
Schneider
“Contabilidad industrial” es una obra de gran valor científico y práctico y constituye
una aportación valiosísima a la problemática de la contabilidad de costes. Fue el
primero en concretar la conceptuación de una serie de magnitudes fundamentales
como son el gasto, coste... Además elaboró el esquema de la circulación de valores en
la empresa, distinguiendo entre:

-Ciclo administrativo, comercial o económico-financiero: Configura el ámbito externo


de la empresa.
-Ciclo técnico, industrial o económico-técnico: Configura el ámbito interno de la
empresa.

Doctrina portuguesa:

Es de escaso relieve y de tendencia patrimonialista. Como autores más destacados


destacan Lopes Amorin y Gonsalves Da silva.

Doctrina sudamericana:

De tendencia patrimonialista. Destacan cuatro autores: Alberto Arevalo(Argentina),


Palomino Zipotria(Uruguay), D´auria y Lopes de Sa(Brasil).

Doctrina norteamericana:
En las últimas décadas la doctrina norteamericana ha experimentado una notable
evolución de carácter científico. Llegando a ocupar en la actualidad la cabeza de la
investigación contable, en lo que contabilidad moderna se refiere. Destacamos a:

Richard Mattessich, Yuji Ijiri, Carl Devine.


Uno de los momentos en los que la contabilidad ha jugado un papel protagónico es la
década de los treinta en el siglo XX. Durante esa década, y específicamente en 1933,
ocurrió lo que se conoce como la Gran Depresión de los treinta, periodo caracterizado
por una crisis financiera de las grandes empresas norteamericanas, que trajo consigo
fuertes problemas financieros en empresas más pequeñas, así como en individuos,
ocasionando una crisis generalizada que se originó en Estados Unidos y tuvo
repercusiones a nivel mundial.

Una de las consecuencias de dicha crisis fue estandarizar, reforzar y redefinir el rol de
la contabilidad para evitar, en el futuro, la generación de nuevos problemas con tales
dimensiones. De ese episodio, la contabilidad salió con una personalidad más sólida y
con una vocación más claramente definida.

Ya para finales del siglo XX se ha producido un firme movimiento metodológico a favor


de la integración de la Contabilidad Pública dentro del marco conceptual de la
Contabilidad, lo que ha supuesto la utilización, en el campo de la Contabilidad Pública
de las herramientas teóricas y técnicas que eran privativas de la contabilidad
empresarial. En la actualidad los aspectos de interés preferente en la nueva
Contabilidad Pública son la transparencia y la difusión en tiempo oportuno, la
armonización internacional, el desarrollo de la contabilidad de gestión en el ámbito
público, la aproximación a la Contabilidad Nacional y las conexiones e integración
entre los subsistemas contables (financiero, presupuestario y de gestión) a través de
la utilización de avanzados sistemas tecnológicos que permiten agilidad en el manejo y
análisis de la información para un mundo globalizado.

En el mundo de nuestros días, la contabilidad no es una disciplina aislada de un


contexto o marginada de otras materias afines. Por el contrario, está incrustada en la
forma misma de hacer negocios y se retroalimenta de los retos y los cambios que
deben hacer las organizaciones para lograr su misión. La empresa de hoy no puede
ser competitiva si no cuenta con sistemas de información eficientes de todo tipo,
incluyendo un sistema de contabilidad.

EVOLUCIÓN DE LA CONTABILIDAD

Periodo Histórico Necesidades Posibilidades Respuesta de la


informativas tecnológicas Contabilidad
Las Grandes Conocer los Papiro, escritura Utilizar la partida
Civilizaciones ingresos y gastos cuneiforme simple
El inicio del Registrar cada Papel Surge la partida
comercio movimiento doble. Primeros
libros contables
La Revolución Importancia de los Papel, imprenta Se perfecciona la
Industrial activos y conocer el partida doble.
beneficio Estados financieros
1960 Manejar más Los primeros Se automatizan los
información y con ordenadores: sistemas contables
más rapidez muchos usuarios manuales
para un equipo
1981 Obtener Ordenador Sistemas de
información personal: la información
financiera útil para informática se contables
la toma de populariza integrados en
decisiones bases de datos.
Informes, ratios,
gráficos
Siglo XXI
 Información en tiempo real.
 Comercio electrónico.
 Medir activos intangibles para
gestionar el conocimiento

Tomado de Evolución Histórica de la Contabilidad. En:


http://ciberconta.unizar.es/leccion/INTRODUC/180.HTM

1) Las Grandes Civilizaciones


Desde hace miles de años la Contabilidad se ha adaptado a las necesidades
informativas de las unidades económicas en las que opera. En la rudimentaria
contabilidad de la cultura egipcia, donde sólo era necesario un sistema contable
basado en la partida simple, anotando en un papiro los activos y las obligaciones.

2) El inicio del comercio


Los posteriores sistemas económicos basados en la agricultura poco más necesitaron,
hasta que el creciente comercio y posteriormente la Revolución Industrial,
demandaron unas necesidades de información mucho mayores, que se apoyaron en la
partida doble, desarrollada por pioneros de la Contabilidad como Luca Pacioli. En la
evolución histórica de la Contabilidad, es la época de la teneduría de libros, que se
caracteriza por la mera conservación de los registros.

3) La Revolución Industrial
Esta época dominó desde el inicio de la comercialización hasta la Era Industrial. Desde
el punto de vista de necesidades de los usuarios es la época del beneficio, pues se
caracterizaba por la medición de activos e ingresos. Producto de las necesidades
de la Revolución Industrial, esta época condujo al desarrollo de los estados
financieros, siendo el beneficio neto el documento de información más importante
que preparaban tanto para usuarios internos como externos.

4) Los primeros macroordenadores


En la segunda mitad del siglo XX se va a producir un acontecimiento muy importante,
la invención de los primeros ordenadores y su posterior aplicación a la Contabilidad.
Son los inicios de la Era de la Información, caracterizada por el uso de
macrocomputadoras. Esta fue la primera revolución en la tecnología de la
información en la cual un ordenador centralizado era compartido por muchos usuarios
que se conectaban al mismo con terminales. En sus inicios, estos primitivos sistemas
informatizados se limitaban a reproducir los sistemas de contabilidad
manuales, es decir, repetían el mismo procedimiento pero con ordenador. Se recogía
la misma información, se generaban los mismos informes, que se envían al mismo
destinatario y se mantenía la misma organización departamental. Naturalmente, la
mayor velocidad del ordenador hicieron más eficientes a los sistemas
computarizados.

5) El ordenador personal
El siguiente paso en la evolución del ordenador se corresponde con el desarrollo de la
computación personal descentralizada, caracterizada por un ratio de una persona para
un computador. Desde 1981, con el nacimiento del primer ordenador personal IBM, la
tecnología de la información progresó hasta el punto en el que cada individuo podía
tener un ordenador. Esto generó el efecto de descentralizar el uso del ordenador y la
creación de un mercado para el desarrollo de una cantidad asombrosa de equipos y
programas nuevos a precios asequibles.

6) Cambian las necesidades de información


Hoy en día, nos encontramos en una nueva época en la que las necesidades de
información han cambiado: más allá de las rígidas normas contables, los directivos
e inversores manifiestan nuevas necesidades de información ligadas, por ejemplo, a la
valoración de activos intangibles como el conocimiento o la satisfacción de
la clientela.

Hay necesidades de información que no están cubiertas por los estados contables
tradicionales: información sobre los riesgos a que está sometida la empresa, el
impacto medioambiental, la gestión del capital intelectual, la capacidad de
innovación, el grado de satisfacción de los clientes, la capacidad de
aprendizaje y motivación de los empleados y un largo etcétera.

7) El papel del contable


La experiencia y habilidades del contable y las técnicas de la Contabilidad han de
desarrollar una metodología que permita valorar y registrar estos activos
intangibles de las empresas.
Para los contables es un desafío y oportunidad identificar y valorar el capital
intelectual de las empresas, para desarrollar la planificación, control, información y
auditoría. La contabilidad del capital intelectual requerirá la invención de nuevos
conceptos y prácticas contables. Es razonable asumir que la nueva Era del
Conocimiento en la que nos encontramos utilice nuevas técnicas contables, que
todavía no han emergido.
Los contables deben estar preparados para aceptar el reto que supone manejar
conceptos nuevos, nuevos indicadores, ratios e informes, porque aunque queda
mucho camino por recorrer, cada día más empresas informarán de sus activos ocultos.

8) Tecnológicamente: la revolución de las telecomunicaciones


Desde el punto de vista de la tecnología nos encontramos en la tercera revolución
informática, la de las comunicaciones, caracterizada por un ratio de una persona con
muchos ordenadores. La utilización intensiva de herramientas ligadas al sector de las
telecomunicaciones introducirá cambios importantes en muchas de las actividades
típicas del contable.
8) Tecnológicamente: la revolución de las telecomunicaciones
Desde el punto de vista de la tecnología nos encontramos en la tercera revolución
informática, la de las comunicaciones, caracterizada por un ratio de una persona con
muchos ordenadores. La utilización intensiva de herramientas ligadas al sector de las
telecomunicaciones introducirá cambios importantes en muchas de las actividades
típicas del contable.

10) Compartir conocimiento


El contable dispone de nuevas herramientas informáticas que tratan de administrar,
compartir y canalizar tanto la información real como el conocimiento intangible de la
empresa de forma que este fluya en la organización integrado en aplicaciones como
las Intranet, Groupware, Data Mining, Knowledge Data Base, gestión de
documentos, etc., aunque de entre todas ellas destaca el Intercambio Electrónico
de Datos o EDI.

Cuando el EDI está perfectamente integrado con el resto de aplicaciones informáticas,


la mayoría de los asientos se realizan de forma automática. Actividades como la
facturación o el control de las existencias, con el EDI son automáticas. Será el fin de
la imagen del contable rodeado de papeles, como pedidos, albaranes y facturas.1

Solución de Problemas
Sobre cada una de las siguientes afirmaciones argumentar según estime conveniente:
La evolución de la contaduría pública a través de la historia podría considerarse ha
cambiado la cultura contable? ¿De qué manera?
Indique los aspectos que han influenciado dichos cambios

Síntesis creativa y argumentativa

 Diseñar un cuadro sinóptico que represente la evolución histórica de la


contaduría en el mundo.

 Realice un ensayo en el cual evalúe los aspectos en que considera ha


evolucionado o involucionado la contaduría pública en el mundo.

Bibliografia

El código Hammurabi. Disponible en http://clio.rediris.es/fichas/hammurabi.htm


Historia de la Contabilidad, los estudios mercantiles y las escuelas de comercio.

Disponible en : http://www.asesoriamoran.com/historia_de_la_contabilidad.htm
Samaue, Victor. Existió y tiene validez como técnica contable la partida simple?
Disponible en : http://www.offixfiscal.com.mx/contaduria/partida_simple.htm

Suarez Pineda Jesús Alberto. Momentos estelares de la contabilidad. Disponible en:


http://atenea.unicauca.edu.co/~gcuellar/momentos.htm
Calleja Bernal Francisco Javier. Antes de Pacioli y en sus tiempos. Disponible en:
http://www.franciscocalleja.com/antes_de_pacioli_y_en_sus_tiempo.htm
Franco Ruiz Rafael. Características históricas de la enseñanza contable, En:
Reflexiones contables, 1985, pp. 104.

Hernandez Esteve, Esteban. La Historia de la Contabilidad. En:


http://www.aeca.es/comisiones/historia/lahistoriadelacontabilidad.htm

Universidad Libre. Laboratorio Virtual. Historia de la Contabilidad. Las Primeras


Civilizaciones. Disponible en: http://www.geocities.com/paconta/conta/histun.htm

UNIDAD 2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA CONTADURÍA


PÚBLICA EN COLOMBIA

Descripción Temática

El origen de la contaduría pública en Colombia constituye el soporte del desarrollo de


los procesos en un área del saber que se ha consolidado a través de la evolución de
nuestra historia y es constituyendo una base fundamental para el desarrollo
económico del país. Se hace necesario recorrer los caminos históricos para conocer el
origen de las instituciones y de la normatividad que regula en el presente a la
contaduría pública en Colombia.

Horizontes

 Conocer los hechos asociados al origen de la contaduría pública en Colombia.


 Diferenciar las características del desarrollo de la contaduría pública en cada
periodo histórico.
 Analizar las implicaciones del desarrollo histórico de la contaduría pública para
el estado actual y porvenir de la profesión.

Núcleos Temáticos y Problemáticos

 Origen y desarrollo de la contaduría publica en Colombia

 Evolución de la contaduría pública desde la época de la conquista hasta la


actualidad.

2. HISTORIA DE LA CONTADURÍA PÚBLICA EN COLOMBIA


2.1 Origen y Generalidades.
La historia del manejo de las cuentas en el sector público puede dividirse de acuerdo a
los diferentes periodos que se han vivido a partir del descubrimiento de América en
1492, es decir, la conquista, la colonia, y la república; desde luego, en los primeros
periodos sin gran profundidad, pues la carencia de sistemas de información en el
sector público ha sido una debilidad que sólo en los últimos tiempos se ha intentado
superar.
No puede decirse que existan lapsos claramente diferenciables para la época de la
conquista y la colonia. Se tienen datos que para 1550 ya existían un sinnúmero de
ciudades fundadas y pobladas, y es precisamente esta fecha la que algunos autores
han considerado como fin del periodo de la conquista. Tal aclaración es importante por
cuanto el surgimiento de diferentes instituciones de control y vigilancia de los recursos
de la Corona se dió hasta 1550 e, igualmente, la creación de algunos impuestos como
forma de acumular recursos y obtener utilidades.
Antes de la llegada de los españoles al continente americano y, específicamente, de
Alonso de Ojeda al descubrir lo que hoy es Colombia, éste estaba conformado por
territorios indígenas tales como los muiscas, turbacos, yalcones, quimbayas, pijaos,
etc., ubicados en diferentes lugares del país, entre los cuales se tenía la costumbre de
pagar tributos representados en productos agrícolas a los caciques.

2.2 Época de la Conquista


En 1492, los Reyes Católicos de España, firman un convenio con el descubridor
Cristobal Colón, al que se le denominó capitulaciones, el cual consistía en la forma
como se repartirían los bienes que lograra encontrar en la expedición que financiaría la
corona española. Ésta, con el propósito de expandir y fortalecer el desarrollo de una
economía capitalista que comenzaba a nacer, dirigía sus acciones a la búsqueda de
bienes, principalmente metales como oro y plata, los cuales posteriormente eran
comercializados o reinvertidos.

Por las expectativas de éxito que se tenían de la expedición, y de los posibles y


cuantiosos recursos que se podían hallar, los Reyes Católicos con cierta visión de
revisión y control, se contratan personas especializadas que brindaran cierto grado de
confianza de las operaciones ejecutadas, es así como “En el primer viaje de Colón a
América, venía un contador que informaría a los Reyes Católicos de las posibles
ganancias de la expedición. Pero también en las tierras, que Colón confundía con la
India, existían imperios y tenían sus propios contadores y su manera de recoger los
pagos debidos a los emperadores incas y aztecas, o al zaque y al zipa muiscas”. Esto
era fundamentalmente una forma o sistema de control fiscalizador de los recursos por
parte de la corona.

2.3. Época de la Colonia


A partir de 1511, España establece la estructura administrativa de la colonia, con la
cual se crea el Tribunal de la Real Audiencia de Santo Domingo, que administraba
justicia y gobernaba La Española (Isla de Santo Domingo). “Una de las funciones
primordiales de aquellas Reales Audiencias eran los Juicios de Residencia que se
practicaban al final del mandato del funcionario y el examen de sus actuaciones incluía
la rendición de cuentas de los bienes fiscales o de uso público puestos a su cuidado”.
Puede establecerse una analogía de esta función con la que hoy realiza la denominada
Contraloría General de la República en su ejercicio del control fiscal, notándose
siempre la necesidad de controlar el manejo de los recursos cuando éstos son
manipulados por funcionarios que tienen la oportunidad de hacer un uso indebido o
manejo irracional de los mismos.

El Tribunal de la Real Audiencia de Santo Domingo fue reemplazado por el Supremo


Consejo de Indias, creado por el Emperador Carlos V en 1524, como organismo asesor
y consultor. Este Consejo tenía funciones legislativas, ejecutivas y judiciales, y en
virtud estas últimas “investigaba a los altos funcionarios, fallaba en última instancia y
expedía el finiquito a empleados de manejo en su condición de entidad fiscalizadora”
Las gobernaciones eran creadas por la corona de conformidad con las capitulaciones o
contratos privados que ésta firmaba con los conquistadores. Para este tiempo ya se
habían creado gobernaciones tales como Popayán, Santa Fe de Bogotá, Cartagena, y
Antioquia. Los gobernadores de estos territorios tenían bajo su responsabilidad el
cobro de los impuestos y la respectiva separación y distribución de la parte que
correspondía a los Reyes. Las actuaciones de los gobernadores eran vigiladas por los
visitadores reales o inspectores que la corona enviaba a las colonias. Los españoles
que incumplían las capitulaciones eran devueltos a la corona para el respectivo juicio.
Como ejemplo se tiene que“... Pedro de Heredia, por supuesta defraudación del tesoro
real, fue remitido a España para ser juzgado”.

Durante el periodo de la conquista se crearon algunas instituciones importantes para


recaudar impuestos, entre éstas se encontraban: La encomienda, la mita y el
resguardo. La creación de estas instituciones tenía como objetivo fundamental
recaudar impuestos, es decir, un fin impositivo y fiscal con el cual se pretendía obtener
algunos ingresos para la corona española.

La encomienda, por ejemplo, “consistía en repartir los indios de las aldeas o


comunidades entre los conquistadores para que los empleasen como mano de obra en
las minas y en la agricultura; o sea, para que los indios encomendados prestaran
servicios personales. A cambio de estos servicios, el encomendero español debía
protegerlos e instruirlos en la religión, preferentemente por medio de un misionero o
cura doctrinario”. Los encomenderos a su vez pagaban los respectivos tributos a la
corona de acuerdo a lo que recibían de los indios y a lo acordado en las
capitulaciones.

En 1604, mediante las Ordenanzas de Burgos del Rey Felipe III, se creo el Tribunal de
Cuentas de Santa fe de Bogotá. Posteriormente, en 1605, se crearon Tribunales de
Cuentas en aquellos lugares donde la extracción de minerales representaba un ingreso
significativo para la Corona. “Estos Tribunales de Cuentas tenían a su cargo el
examen, enjuiciamiento y sanción de los empleados públicos que tuvieran bajo su
responsabilidad manejo de fondos, bienes o servicios del Estado Español y dentro de
la respectiva jurisdicción colonial a su cargo”. Tales Tribunales hacían las veces de las
hoy conocidas Contralorías Regionales, los cuales ejercían inspección, control y
vigilancia de los recursos públicos.
2.4. Periodo Contable del siglo XIX

A partir del periodo de la República se comienza a configurar un Estado independiente


de la corona española, con un sistema de gobierno, que aunque con rezagos del
régimen colonial, se encontraba bajo la dirección de los criollos, los cuales tenían a
partir de ese momento la responsabilidad de administrar eficientemente los recursos
de la naciente República de Colombia, y asumir las funciones básicas que hasta ese
entonces tenía.

La primera disposición gubernamental en materia de hacienda pública se presenta


algunos días después de la Batalla de Boyacá, en la cual el Libertador Simón Bolivar
ordena que todos los bienes de los españoles conquistadores fueran confiscados y que
los mismos harían parte del patrimonio de la Nación. Así, el Libertador hace uso de
medio millón de pesos, que al parecer dejaron los españoles en la casa de la moneda
de Bogotá, para financiar la campaña libertadora que hasta el momento dirigía en
Colombia y Venezuela.

Con el nombramiento de Pedro Gual como “Gobernador Civil de la Provincia de


Cartagena”, se desmonta el régimen tributario colonial, es decir, desaparecen, al
menos provisionalmente, los estancos de aguardiente y tabaco, las alcabalas y el
tributo de los indígenas, los cuales habían sido incrementados ostensiblemente por los
españoles como mecanismo para financiar las guerras que España y Francia libraban
con Inglaterra. Aunque el impacto político de reducir los impuestos era bastante
favorable, existía por parte del Gobierno la preocupación por la escasez de recursos
para el financiamiento de los gastos en que se incurría.

Posteriormente, se aprueba en septiembre de 1821 en el “Congreso de Cúcuta” el


impuesto de renta como tributación directa que gravaba “...la renta agrícola, la de
propiedades inmobiliarias y mobiliarias, la renta minera e industrial, la de capitales
dados a interés, la renta comercial, los sueldos, y la renta de bienes de manos
muertas”. Como se puede observar, se crean algunos tributos que hoy constituyen
una fuente importante de recursos para el Estado, tales como: Impuesto predial,
impuesto sobre la renta, industria y comercio, etc., es decir, principalmente la
tributación directa como forma más eficiente y económica para el recaudo de ingresos
por parte del Estado. Esto garantizaba el fortalecimiento del Tesoro Público que debía
soportar los cuantiosos gastos de la campaña libertadora. Sin embargo, la
implementación de estos tributos no prosperó debido a la inexistencia de adecuados
sistemas de información que permitieran controles exhaustivos sobre los ingresos y
riqueza de los contribuyentes.

En virtud de la Ley 8 de octubre de 1821, que autorizaba al ejecutivo la organización


del Tesoro Nacional, a través de la creació de la Tesorería General de la República
como una dependencia de la Secretaría de Hacienda. Este organismo, tenía como
función básica “recaudar y custodiar los fondos públicos de la República”. Su dirección
estaba bajo la responsabilidad de Juan de Dios Olano como Ministro Tesorero y Luis
Carbonel como Ministro Contador.

“El mismo día que se estableció la oficina del Tesoro Público en Bogotá, por sendo
decreto, el Vicepresidente de la República organizó la Contabilidad General de la
República, encargando esta labor en cinco contadores generales, establecidos en
jerarquía con un decano y cuatro dependientes. Esta oficina cumpliría una labor
concomitante con las operaciones efectivas que desarrollaría la Tesorería General en
los años siguientes, registrando y consolidando los movimientos de la cuenta del
Tesoro”. Se observa, con la creación de esta oficina, una visión controladora de los
recursos, al segregar las funciones correspondientes al recaudo, del manejo y registro
de las cuentas.

En enero de 1822, se crean las tesorerías departamentales, dependientes de la


Tesorería General, y las tesorerías provinciales, dependientes de las tesorerías
departamentales. El objetivo de esta reorganización radicaba en el fortalecimiento y
articulación de las pagadurías regionales, y sus respectivos sistemas de información
con la recién creada Tesorería General. Así, las tesorerías departamentales remitían
cada cuatrimestre un estado de todos los ingresos y egresos, clasificado por gastos
ordinarios o extraordinarios, y entregaban estados contables al cierre de cada año,
para revisión del Intendente Departamental.

Del mismo modo, las tesorerías provinciales presentaban mensualmente a las


tesorerías departamentales, un estado de las entradas y salidas de fondos
debidamente discriminado, además, entregaban al cierre de cada año, estados
contables para revisión de los gobernadores de provincia.

La Tesorería General suministraba en forma mensual información a la oficina de


Contabilidad general, quien ejercía periódicamente algunas labores de auditoría y
control denominadas “visita de arcas”.

Tres años más tarde, el 3 de agosto de 1824, mediante ley aprobada por el Congreso
el 31 de julio del mismo año, se reorganiza y reestructura la administración de la
Hacienda Pública, en esta ley se suprime la Tesorería General de la República y se
crean las administraciones de hacienda en cada Departamento, dependiendo
únicamente de la “Dirección General de Hacienda y rentas nacionales”. Esta
descentralización de la tesorería, se entiende como una forma de hacer más eficiente
las funciones por ella desarrolladas, a fin de fortalecer el tesoro público.

Sin embargo, la difícil situación financiera por la que atravesaba el Estado lleva a los
gobernantes a decretar, en octubre de 1822, una disminución de las partidas salariales
de los empleados públicos, y, al mismo tiempo, recordar la disposición sobre la pena
de muerte para los funcionarios que se apropiaran indebidamente del erario público o
malversaran los recursos de la Nación, Además, como mecanismo para incrementar el
recaudo de ingresos se crea, en gobernaciones tales como Bogotá, Cartagena, Santa
Marta y Riohacha, un sistema de ventas de bienes muebles públicos.
Con la reestructuración al Sistema de Hacienda Nacional introducida en 1824, va
configurándose lo que hoy se conoce como Ministerio de Hacienda y Crédito público.
La Dirección se encargó de dirigir, bajo la dependencia del Poder Ejecutivo, todos los
ramos de la Hacienda Pública hasta en sus últimos pormenores y de preparar los
trabajos y proyectos de mejoras que debía presentar anualmente al congreso. Tenía la
facultad de usar la jurisdicción coactiva para el cobro de las Rentas del Estado. Estaba
conformada por cinco directores con iguales funciones y competencias. Todos los
negocios se distribuían en cinco secciones. La primera encargada de las tesorerías,
comprendiendo las rentas administrativas por estas, la segunda de las aduanas; la
tercera del ramo de tabacos; la cuarta de las casa de moneda y la quinta de correos y
postas.

Se le encargó a la Dirección, uniformar en cada ramo de la Hacienda el método de


administración, el de los libros de cuenta y razón, el de la ordenación, el de examen y
fenecimiento de las cuentas, sin admitir mas diferencia que aquellas que exigieren
imperiosamente las localidades y que no perjudicaran en lo principal la Uniformidad
tan necesaria e importante en la administración.

Así las cosas, la Contaduría General de Hacienda fue remplazada por la Dirección
General de Hacienda; sin embargo, se estableció en cada departamento una
Contaduría Departamental encargada de examinar, glosar y fenecer anualmente las
cuentas de la tesorería principal y subalternas y de todas las administraciones de
rentas que existiera en ellos.

Cada Contaduría departamental se componía de un contador, que era el segundo jefe


de la administración de Hacienda del departamento, un ordenador auxiliar, un oficial
primero, y uno o dos más a juicio del poder ejecutivo, según el mayor o menor
número de negocios.

Es entonces visible que las funciones que le fueron encargadas a la Dirección General
de Hacienda son, en términos generales y teniendo en cuenta las necesidades de la
administración pública moderna, las asignadas a la Contaduría General de la Nación.
Debido a los altos volúmenes de operaciones y pagos que realizaba la Tesorería de
Bogotá, se decreta en junio de 1829 que en adelante sería ésta una dependencia
directa del “Ministro Secretario de Estado del Despacho de Hacienda”, ordenándose,
además, el refuerzo de su estructura con la incorporación de dos funcionarios
adicionales, con lo cual se fortalece este organismo que había sido eliminado en años
anteriores.

Con la separación de Ecuador y Venezuela, la Nueva Granada reestructura por tercera


vez, restableciéndose nuevamente la Tesorería General de la República, y
centralizando en la Dirección de la Hacienda, las gobernaciones y provincias, el control
de los fondos públicos. La Contaduría General de la Hacienda incorporada en esta
nueva estructura ejercía los controles numérico y fiscal de las operaciones efectivas de
tesorería, de estos controles se desprendían las funciones de glosar, examinar y
fenecer las cuentas de la Tesorería General y demás dependencias recaudadoras.
De conformidad con el artículo 30 de la “Ley Orgánica de la Hacienda Nacional” de
1832, se establece la Tesorería General de la República con algunas funciones para los
tesoreros generales, que consistían en pagar los gastos públicos, examinar los
reportes o estados de cuenta enviados por las tesorerías provinciales, transferir los
fondos a las provincias para los respectivos pagos, suministrar mensualmente
información sobre el Tesoro y recaudar las rentas públicas. El control de los recursos y
demás operaciones realizadas por la tesorería, como ya se indicó, eran realizadas por
el ejecutivo a través de la Contaduría General de Hacienda.

Por las dificultades financieras, y su recrudecimiento en la década del 30, se expide en


mayo de 1836 la Ley de Crédito Público, con la cual se permite el endeudamiento para
el financiamiento del gasto y demás obligaciones a cargo de la Nación. Se trataba de
adquirir más recursos para sanear, al menos temporalmente, el problema coyuntural
de iliquidez. Se ordena, además, la creación de un fondo que garantizara el pago de
los créditos tanto externos como internos que se contrajeran a partir de la fecha.. Esto
que se planteaba en la ley de crédito público es semejante a lo que hoy disponen las
normas presupuestales respecto al principio de “unidad de caja”, el cual, tampoco es
aplicable a todos los recursos que percibe la administración gubernamental.

Lo que se desprende del análisis de las actuaciones del Gobierno encaminadas a


fortalecer las tesorerías, no era precisamente que ellas suministraran información
ajustada a la realidad económica, sino como un mecanismo para hacer más eficiente
el recaudo, de tal manera que se pudiera atenuar la difícil situación financiera que en
ese momento se vivía.

Para 1840, cuando el Congreso aprueba la distribución de la deuda total de la Gran


Colombia por su disolución, ésta ascendía a $ 103.398.287.68, según los datos
suministrados por la Dirección del Crédito Público, nueva dependencia adscrita al
Ministerio de Hacienda. Deuda que fue asignada de la siguiente manera: el 50% a la
Nueva Granada, 25% a Venezuela, y el 25% restante correspondió a Ecuador,
teniendo como criterio fundamental el número total de habitantes en cada uno de los
territorios.

En la década de 1840 aún perduraba la crisis financiera del Estado, razón por la cual
se crean nuevos impuestos directos y proporcionales, gravando las rentas percápita de
los granadinos entre 18 y 60 años, se acude igualmente a la deuda interna y externa
como una alternativa importante, aunque resultara costosa, para dar salida a la
coyuntura por la que atravesaba el país. Según datos de la tesorería “la deuda
consolidada y flotante de la Nueva Granada a 31 de diciembre de 1840 ascendió a $
11.094.918, cuando el presupuesto público del mismo año permitió gastos totales por
$ 2.327.041”.

Lo que en adelante sucedía no era más que una preocupación permanente causada
por el debilitamiento, cada vez más recrudecido, de las finanzas del Estado, como
consecuencia, principalmente, de las guerras y batallas que libraban las fuerzas
militares con los españoles en sus intentos de reconquista, y con los civiles por los
descontentos que se producían con la administración pública.

Entre las principales causas que para 1843 el entonces Secretario de Hacienda, Rufino
Cuervo, encontraba sobre el precario estado de las finanzas públicas, se encuentran:
“1) Lo impreciso y complicado de las disposiciones fiscales, 2) La dispendiosa y poco
exacta recaudación de las contribuciones y 3) La falta de una contabilidad fiscal exacta
y la existencia de un sistema de examen de libros y cuentas defectuoso”.

Era evidente el deplorable sistema de información contable que se manejaba. La


inexistencia de bases de datos sobre los contribuyentes y de sus respectivas rentas,
hacían complicado el recaudo de los impuestos. Además, se adolecía de un eficiente
sistema de control y auditoría de cuentas que brindaran confiabilidad a la poca
información que se suministraba. Esta inexistencia y precariedad de controles
facilitaba la corrupción de los funcionarios que manejaban los fondos públicos.

En este año (1843) se ordena “suprimir la Dirección General de Crédito Nacional (hoy
conocida como Dirección General de Crédito Público) y refundir sus funciones con la
Secretaría de Hacienda en la parte de contratación y negociaciones, con la Tesorería
General de la República en la parte de Contabilidad y registro del estado contable de
los empréstitos”. Igualmente el Secretario de Hacienda, mediante Decreto del 1 de
julio de 1843, dispone la creación de una sección de contabilidad que “cerrara la
cuenta y la arreglara” para presentarla a la Secretaría de Hacienda, y ésta
posteriormente al Congreso; tal información, sin perjuicio de la que debía procesar la
Contaduría General según la ley del 26 de mayo de 1838 que, como ya se indicó, tenía
retrasos de 10 años aproximadamente.

En 1846, el Gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera reestructura nuevamente la


Secretaría de Hacienda. Reestructuración con la cual se clausuró la Tesorería General
de la República, para dar vida a la Dirección General de Tesorerías

La denominada “Ley Orgánica de Hacienda”, expedida en 1847, reestructura todo el


sistema de hacienda, introduce el “Primer Plan de Contabilidad” y crea con esta ley
una “corte de cuentas” cuyos jueces eran nombrados por la rama ejecutiva. Esta
institución tenía como funciones básicas examinar y fenecer los actos de los
administradores del Tesoro. Asimismo, reglamentó las funciones del Contador entre
otras actividades, debía formar oportunamente el proyecto de presupuesto nacional,
llevar la cuenta general de presupuesto y del tesoro y redactar todos los reglamentos
de contabilidad, los cuales circularían oportunamente entre los organismos
comprendidos con el registro contable. Presentaría además los respectivos estados
contables ante el secretario de hacienda, resolvería las dudas que sobre la materia se
presentaran y velaría por que la contabilidad fuera llevada por todos aquellos
funcionarios a quienes les correspondiera.
Así mismo, este Código de 1847 estableció en el Congreso Nacional la Comisión
Legislativa de Cuentas, encargada de examinar y auditar la cuenta general del
presupuesto y del tesoro”. Es de anotar que la Contaduría General de Hacienda sería
refundida años después con la aparición de la Contraloría General de la República.

A pesar de las reformas producidas en materia contable, tampoco fue posible


presentar el estado de cuentas para el periodo que correspondía de 1846 a 1847, pues
la información proveniente de las provincias era errada, confusa, contradictoria y
mentirosa, lo que dificultaba la conformación de la Cuenta General de la Hacienda.

Nótese que hasta el momento los aspectos contables no tenían gran relación con la
materia presupuestal, inclusive las instituciones y oficinas contables de la República
datan de más antigüedad que el mismo sistema presupuestal, lo que se tiene hasta
este momento es una contabilidad que, básicamente, informaba de los recaudos y de
los pagos realizados, a fin de determinar un resultado o estados de cuenta general de
cada uno de los periodos. La iniciativa que se tiene por parte del Secretario de
Hacienda Florentino González, constituye un gran avance en materia presupuestal
como se mencionó en líneas anteriores, y unido a la inexistencia de una institución
que manejara el presupuesto, coadyuvó a que se fuera asignando a las instituciones
ya existentes las funciones que tenían que ver con la reglamentación de la materia. En
ese sentido la Contabilidad General introdujo aspectos referentes a la programación y
ejecución presupuestal, pero se ordenaba que el sistema de registro fuera de partida
doble, y no simple, como funciona hoy el sistema presupuestal.

En 1851, con la reforma introducida por el Presidente José Hilario López, se crean tres
Departamentos: De Hacienda, Del Tesoro, y de Contabilidad General, a este último le
correspondía la centralización de todos las gastos en el presupuesto, prescribir los
reglamentos de contabilidad, y consolidar el presupuesto de rentas y gastos de la
Nación con base en los informes de Hacienda y el Tesoro. A partir de estas dos últimas
reformas se fue conformando y perfeccionando lo que hoy se conoce como sistema
presupuestal, pero manejado por los Departamentos u oficinas de contabilidad,
creadas para este y otros efectos en materia contable propiamente. Hasta el momento
es ésta una de las diferencias más notables entre las funciones que hoy tienen la
Contaduría General de la Nación y la Contraloría General de la República, es decir, dos
instituciones con objetivos constitucionales diferentes. Es importante indicar que la
razón fundamental de la Contraloría en la actual legislación es el ejercicio del control
fiscal, sin embargo, se le han asignado otras funciones de carácter presupuestal, como
se observará más adelante.

Con la expedición de la Constitución Política de Rionegro (Antioquia), se reorganiza la


rama ejecutiva y se crean cuatro (4) Secretarías, entre ellas la Secretaría de Estado,
de Hacienda y Fomento, y del Tesoro y Crédito Nacional. La primera Secretaría estaba
conformada por tres secciones, una de las cuales correspondía a Contabilidad.

Desde el punto de vista contable y, por consiguiente, del control, cabe mencionar que
para 1870, bajo la Presidencia de Santos Gutiérrez y Secretario del Tesoro Narciso
González Lineros, se presenta por primera vez un informe que contenía una relación
de los bienes propiedad de la Nación, cuyo objetivo principal era tener un mayor
conocimiento y control sobre las propiedades del Estado.

Con la reforma constitucional de 1886 se crea el Ministerio de Hacienda, el cual en su


sección cuarta, conservaba el Departamento de Contabilidad y Bienes Nacionales.
Igualmente el Ministerio del Tesoro tenía una Oficina General de Cuentas, que para
1887 se denominó Departamento de Contabilidad General. La Constitución Política
promulgada en 1886, bajo la administración de Rafael Núñez, crea en su artículo 59,
un organismo de control, que en adelante se llamaría Contraloría General de la
República. De conformidad con este artículo “la vigilancia de la gestión fiscal de la
administración, corresponde a la contraloría general de la república. La contraloría
será una oficina de contabilidad y de vigilancia fiscal, y no ejercerá funciones
administrativas distintas de las inherentes al desarrollo de su propia organización”.
Como se puede observar, la misma constitución plantea lo que años más tarde fuera
objeto de controversia, se trata de las funciones contables y de control asignadas a un
mismo organismo. Era clara la forma como hasta este momento, y desde 1821, venían
funcionando las diferentes contadurías, dependiendo del Ministerio de Hacienda o del
Tesoro. Esto representaba, sin duda alguna, un “gran cambio” en el manejo de las
cuentas del sector público.

2.5. Periodo Contable del siglo XX

A partir de 1923, momento histórico de la contabilidad, las cosas parecen cambiar


aparentemente un poco, quizá por la importancia de las recomendaciones del profesor
Kemmerer. En esta perspectiva, se hace necesario esbozar algunos elementos de gran
consideración que ayuden a comprender el objetivo de tan conocida misión y, en
consecuencia, analizar el impacto que en materia contable tuvo la materialización de
sus estudios.

El profesor de la Universidad de Priceton, Edwin Walter Kemmerer, realizó varias


misiones, todas con los mismos resultados: modificación de los sistemas monetarios,
bancarios y fiscales, principalmente. “Con una celeridad espectacular, Sr. Kemmerer
estableció en cada país un banco central, el patrón oro, una superintendencia
bancaria, una contraloría nacional, y una serie de otras leyes fundamentales sobre
presupuestos e impuestos”.

En 1922, ante el rechazo del Congreso de la República para seleccionar una comisión
de nacionales que reestructurara el sistema financiero, se optó por extranjeros que
realizaran estos estudios. Así, con el apoyo del presidente Pedro Nel Ospina, por
intermedio del Ministro de Hacienda, y el embajador de Colombia en Washington, se
contrato a Kemmerer por su gran trayectoria en asuntos económicos. Kemmerer llega
a Colombia el 10 de Marzo de 1923, y meses más tarde entregaba al Presidente Pedro
Nel Ospina gran parte de sus recomendaciones.
El Congreso aprueba en corto tiempo (dos semanas) todo el paquete de proyectos
resultado del estudio. Se crea legalmente la Superintendencia Bancaria y el Banco de
la República, es decir, se reestructura el sistema financiero colombiano. En cuanto a
las reformas fiscales, se aprueba una ley orgánica del presupuesto, se reorganizan los
ministerios financieros, las formas para administrar y recaudar ingresos, y se reforma
la contabilidad bajo la dirección de la Contraloría, organismo que también se crea en
este momento.

Como se anotó antes, la Contraloría aparece con la Constitución de 1886, y se


reglamenta posteriormente con la Ley 42 de 1923. Es incuestionable la creación de
este organismo, el cual, en adelante, vigilaría y controlaría la utilización de los recursos
que el Estado estaba manejando como resultado de la indemnización de Estados
Unidos a Colombia por la separación de Panamá, por las bonanzas petrolera y
bananera, y demás inversiones extranjeras que se avizoraban con la reforma
financiera y fiscal del país, producto de las recomendaciones del profesor Kemmerer.
La Ley 10 de 1930 preceptúa en su artículo 5 que “la contraloría general ejercerá en lo
sucesivo, por si o por medio de las auditorías seccionales, el control o fiscalización de
las rentas y gastos de las intendencias y comisarías, para lo cual podrá dictar las
disposiciones y reglamentaciones que estime necesarias en consonancia con la ley”.

El artículo 1 de la Ley 58 de 1946 ratifica lo que la Ley 42 de 1923 había planteado en


su artículo 1, es decir, indica nuevamente la competencia del Contralor General para
reglamentar en materia de contabilidad, y aclara que la información solicitada por la
administración a los empleados subalternos para cualquier efecto, en nada afectan las
funciones de control fiscal ejercida por la Contraloría.

Pese a las reglamentaciones de la contraloría en materia de contabilidad, para 1955


aún no se contaba con un adecuado sistema contable que permitiera obtener la
situación financiera real del Estado colombiano, Esta preocupación fue planteada por
el entonces Contralor General de la República, Coronel Alberto Ruiz Novoa, en el
tercer Congreso Nacional de Contralores realizado en Bogotá, quién promovió y
propuso una comisión “que estudiara y propusiera la unificación de los sistemas
contables, presupuestales y fiscales en general”, estudio que se sometió a
consideración en la cuarta Conferencia Nacional de Contralores.

Hacían parte de este balance consolidado las inversiones del fisco en entidades tales
como: licoreras, teléfonos, cajas, fondos y servicios especiales, además, se incluían las
cuentas de resultado de los establecimientos públicos, empresas de servicio público,
etc., que administraran dineros y fondos públicos.

El sistema de registro es de partida doble, y se exceptuaban de éste a las entidades u


oficinas que tuvieran poco movimiento, caso en el cual debían utilizar “el sistema de
cuentas elementales de ingresos y egresos, resumidos en Estados de Caja que
muestran su movimiento, acompañados de los comprobantes respectivos”, sistema
más comúnmente conocido como de partida simple.
Para este tiempo el panorama de la contabilidad es totalmente diferente, y los
contralores muestran su preocupación por la implementación de un sistema de
información que les ayude a hacer su trabajo. Aunque éste no es un sistema perfecto,
sí representa un avance en la contabilidad pública. Lo que continúa preocupando es la
institución autorizada para prescribir los métodos y normas de la contabilidad, tal
como lo había contemplado la Ley 42 de 1923 en su artículo 11 y el Decreto Ley 911
de 1932.

En 1968, la administración del Presidente Carlos Lleras Restrepo, mediante el Acto


Legislativo número 1, se pretendió segregar las funciones de auditar y llevar cuentas.
El artículo 76 que trata sobre las disposiciones transitorias, reza lo siguiente: “a. La ley
determinará el organismo encargado de llevar las cuentas públicas generales de la
nación. Entre tanto lo seguirá haciendo la Contraloría General de la República.”

Posteriormente, en desarrollo de esta disposición, el Congreso de la República


mediante la Ley 17 del 30 de diciembre de 1972, concede facultades extraordinarias al
ejecutivo para reformar las leyes y normas orgánicas del presupuesto. En virtud de
estas facultades el Presidente expide el Decreto 294 de 1973, el cual en su artículo
135 preceptuaba lo siguiente: “De la Contabilidad de la Nación. En desarrollo del
artículo 76, literal a.) del acto legislativo Nº 1 de 1968, y para facilitar la ejecución
presupuestal, distinguiendo, además, las funciones de contabilidad y auditoría, el
Ministerio de Hacienda y Crédito Público a través de la Dirección General del
Presupuesto, llevará la contabilidad general de la nación”.

Esta disposición fue declarada inexequible por la Corte Suprema de Justicia, mediante
sentencia de Septiembre de 1973, por lo que continuó vigente la última parte del
mencionado acto legislativo (Art. 76, lit a) y, en consecuencia, la Contraloría
continuaría llevando las cuentas públicas, como lo había prescrito la Ley 42 de 1923.
Con la Ley 29 de 1975, se crea una comisión interparlamentaria que conceptuaría
sobre el organismo y la forma de llevar la contabilidad de las entidades públicas; pero
tal concepto no cambió en nada los cosas y, además, con la expedición de la Ley 20
del mismo año se ratificó a la Contraloría como autoridad en materia de contabilidad
pública. En este sentido su artículo 29 dispuso que: “La Contraloría General de la
República prescribirá los métodos y ordenamientos contables para el registro de
fondos y bienes nacionales, mantendrá la clasificación de bienes fiscales, balance de la
hacienda, tesoro nacional, balance del tesoro; y el presupuesto nacional, estableciendo
una nomenclatura de cuentas de acuerdo con la Constitución, y las normas orgánicas
del presupuesto.”

Mediante el Decreto Ley 924 de 1976 se reglamenta la estructura orgánica de la


Contraloría General de la República, y en ella la “División de Contabilidad Nacional”,
que desarrollaría las funciones contables prescritas en el Decreto 925 del mismo año,
así, por ejemplo, a las entidades vigiladas por la CGR se les prohibía contratar la
elaboración de manuales de contabilidad y control fiscal, sin el visto bueno de esta
institución (Art. 7, Decreto 925 de 1976), el artículo 9 del mismo decreto expresaba
que: “La Contraloría General de la República registrará, para efectos de la
consolidación de la contabilidad general de la nación, las operaciones que realicen la
administración nacional y sus entidades descentralizadas. Tanto el registro como la
consolidación de las cuentas generales de la nación se harán mediante la aplicación de
sistemas técnicos de contabilidad que prescribirá el Contralor General de la República.”
Sólo hasta 1991 se dirime la discusión que había surgido con la Constitución de 1886.
Con los esfuerzos del constituyente Ignacio Molina Giraldo, de la Comisión de Cuentas
de la Asamblea Nacional Constituyente, se incorporó el artículo 354 de la nueva
Constitución, el cual establece lo siguiente:

“Habrá un Contador General, funcionario de la rama ejecutiva, quien llevará la


contabilidad general de la Nación y consolidará ésta con la de sus entidades
descentralizadas territorialmente o por servicios, cualquiera que sea el orden al que
pertenezcan, excepto la referente a la ejecución del Presupuesto, cuya competencia se
atribuye a la Contraloría.

Corresponden al Contador General las funciones de uniformar, centralizar y consolidar


la contabilidad pública, elaborar el balance general y determinar las normas contables
que deben regir en el país, conforme a la ley.

PARÁGRAFO. Seis meses después de concluido el año fiscal, el Gobierno Nacional


enviará al Congreso el balance de la Hacienda, auditado por la Contraloría General de
la República, para su conocimiento y análisis”.
Es importante aclarar que la responsabilidad y competencia de la Contraloría,
mencionadas en este artículo, se refieren sólo a la centralización y consolidación de las
cuentas presupuestales, y no, como podría entenderse, que éste organismo debe
llevar la contabilidad de la ejecución presupuestal. Así lo disponen los artículos 36 y 37
de la Ley 42 de 1993 (reglamentaria del control fiscal) de conformidad con el citado
artículo 354 de la C.N.
Puede decirse que en adelante se constituye una nueva etapa de la contabilidad
pública. Del artículo anterior se desprende que la contabilidad “referente a la ejecución
del presupuesto” es competencia de la Contraloría. Disposición bastante controvertida
porque a la luz de las funciones de control fiscal asignadas constitucionalmente a este
organismo, y dada la concepción que hoy se tiene del control, éstas funciones no
debieron asignarse a organismos diferentes. Aunque se trata de dos sistemas de
información (contable y presupuestal) con objetivos diferentes, no dejan de ser
sistemas contables cuya competencia, en aras de la funcionalidad, el
desentrabamiento y agilidad de las funciones públicas, deben ser del Contador
General, y poder así ejecutar eficientemente las funciones de fiscalización y control de
los recursos públicos, asignadas en esta misma Constitución.
Con lo dispuesto en la nueva Constitución sobre el tema en cuestión, en 1993 la
Contraloría General de la República, bajo la dirección de Manuel Francisco Becerra,
presenta como propuesta de instrumento para procesar la información contable en el
sector público, un modelo de plan de cuentas que hiciera parte de un sistema nacional
de contabilidad pública, y que ayudara a revelar la realidad económica de los entes
públicos. Sin embargo, la propuesta, en ese momento, parece haber tenido poco eco,
pues, aún no existía la figura de “Contador General” que ordenaba la Constitución.
El avance que se tiene, hasta ese entonces, en materia de control es bastante
significativo, el Contralor reconoce, en su propio diagnóstico sobre la situación
contable pública, lo siguiente: “Pudo detectarse que los sistemas y métodos utilizados
para el registro de las transacciones se apartan de los principios contables
generalmente aceptados, tales como la causación por ejemplo, o como la no
separación de funciones, donde el mismo que maneja y recauda los bienes y los
fondos es quien hace los registros” es decir, resalta como una debilidad lo que tanto
se discutió desde el surgimiento de la misma Contraloría, respecto a sus funciones de
llevar las cuentas y a la vez ejercer el respectivo control.

Haciendo uso del mencionado artículo 354, el Presidente de la República, Ernesto


Samper Pizano, y su Ministro de Hacienda, Guillermo Perry Rubio, mediante el Decreto
85 de 1995, dan vida a la Dirección General de Contabilidad Pública (DGCP);
organismo a cargo del Contador General, y que funcionaría como una dependencia del
Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Del mismo lado se establece su estructura
orgánica mediante el decreto 86 del mismo año.

La emisión del primer Plan General de Contabilidad Pública (PGCP) por parte de la
DGCP, mediante la Resolución 4444 de 1995, constituyó un acontecimiento
trascendental en este nuevo período de la contabilidad pública. Este PGCP es, pues, el
instrumento mediante el cual se canalizan las operaciones que realizan las entidades
públicas. La primera parte del plan corresponde al marco conceptual de la contabilidad
pública, y la segunda al modelo instrumental, conformado a su vez por el catálogo
general de cuentas y el manual de procedimientos contables.

Con base en este instrumento y otras instrucciones adicionales, igualmente


reglamentadas mediante resoluciones de la DGCP, que se hicieron obligatorias con su
promulgación dada la potestad de regular contablemente, las entidades públicas
presentan a diciembre 31 de 1995 el primer balance general, que aunque deficiente,
revelaba la situación financiera económica y social de los entes públicos y, por
consiguiente, del sector público en general, al realizar este organismo el proceso de
agregación y consolidación de las cifras de los estados contables, tal como se dispone
en la constitución.

En 1996 el Congreso aprueba la Ley 298, con la cual se crea la Contaduría General de
la Nación (CGN). El artículo 1 de esta Ley ordena lo siguiente: “A cargo del Contador
General de la Nación, créase la Contaduría General de la Nación como una Unidad
Administrativa Especial, adscrita al Ministerio de hacienda y Crédito Público, con
Personería Jurídica, autonomía presupuestal, técnica, administrativa, y regímenes
especiales en materia de administración de personal, nomenclatura, clasificación,
salarios y prestaciones”.

A la CGN se le asigna en esta Ley, entre otras, las siguientes funciones:

1. Determinar las políticas, principios y normas sobre contabilidad, que deben regir en
el país para todo el sector público (artículo 4 literal a).
2. Establecer las normas técnicas generales y específicas, sustantivas y
procedimentales, que permitan uniformar, centralizar y consolidar la contabilidad
pública (artículo 4 literal b).

Solución de problemas

Sobre cada una de las siguientes afirmaciones argumentar de acuerdo a su criterio:

 El descubrimiento de América trajo consigo muchos cambios a nivel contable podría


decirse que fue el punto de partida para la evolución contable en Colombia,
considera usted esto relevante ¿ por que? Establezca su punto de vista sobre esta
etapa de la historia a nivel contable.

 El artículo 354 de nuestra constitución política establece Habrá un Contador General,


funcionario de la rama ejecutiva, quien llevará la contabilidad general de la Nación y
consolidará ésta con la de sus entidades descentralizadas territorialmente o por
servicios, cualquiera que sea el orden al que pertenezcan, excepto la referente a la
ejecución del Presupuesto, cuya competencia se atribuye a la Contraloría.

 Corresponden al Contador General las funciones de uniformar, centralizar y


consolidar la contabilidad pública, elaborar el balance general y determinar las
normas contables que deben regir en el país, conforme a la ley.

PARÁGRAFO. Seis meses después de concluido el año fiscal, el Gobierno Nacional


enviará al Congreso el balance de la Hacienda, auditado por la Contraloría General
de la República, para su conocimiento y análisis.
 Analice este artículo, la importancia que reviste para el ejercicio de la profesión
contable.

Síntesis creativa y argumentativa

 Diseñar un cuadro sinóptico que represente la evolución histórica de la contaduría en


Colombia.

 Realice un ensayo en el cual evalúe los aspectos en que considera ha evolucionado o


involucionado la contaduría pública en Colombia.

Auto evaluación

 Profundizar los temas vistos mediante la lectura de los textos bibliográficos


sugeridos.
 Describir los alcances significativos de la contaduría en Colombia.

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