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Ateneo Educativo de Formación integral

Seminario Diocesano de Celaya


Tercer semestre de Filosofía
Filosofía de la Historia
Lic. Juan Francisco Novoa Acosta
Sem. Carlos Alberto Cadena Baeza C.O.
27 de septiembre de 2018

Breve reflexión sobre la Filosofía de la Historia.


El ejercicio del filosofo (como amante/amigo de la sabiduría) es indagar en verdades profundas. En
este caso toca la oportunidad a la historia, que, en los inicios de la filosofía, para ser mas preciso
tomando como referencia el ambiente griego, tuvo una importancia y una existencia casi nula. Esto
dado a que, a diferencia del razonamiento propiamente dicho, la historia nunca dio por si misma
ese salto del mito al logos. No es sino hasta con el filosofo Heródoto cuando se toma una conciencia
real del ejercicio del historiador y de la materia que producía. Con esto no quiero decir que los
intentos de proporcionar una serie de datos o registros históricos fueran estériles; porque si bien,
contribuyen al desarrollo del pensamiento filosófico, social y cultural, no aprovechan nada para un
estudio serio de la historia. Es más, me atrevería a decir que no es posible citar o tomar como
referencia un dato tomado de las aportaciones hechas antes de Heródoto, porque se basan en un
panorama muy corto de la percepción del mundo, sin contar con que todavía tienen mucho de
religiosidad (mitos) y que por ser temas metafísicos (no medibles en la realidad) son inciertos y por
lo tanto carentes de validez.
Heródoto, muy en el fondo es quien promueve dar el salto del mito al logos en la historia, poniendo
al hombre y su realidad como centro y fundamento de la historia. Ya en el desarrollo del
pensamiento filosófico he comprendido que el hombre a partir de sí mismo es quien formula
cuestionamientos acerca de lo que acontece a su alrededor y trata de explicarlo hasta sus ultimas
causas. Del mismo modo en el terreno de la historia se da esta promoción, cuando el hombre
observa, indaga y narra lo que acontece en su realidad, basándose no en hechos míticos o
teocéntricos, sino en una percepción fiel de la realidad, ya sea por experiencia propia o bien por
testimonios confiables que den una razón lógica de los hechos.
El giro antropológico (aunque no en plenitud) de la historia, la hace más fructífera y la convierte
propiamente en una especie de ciencia, que, aunque en sus principios no tuvo mayor interés, con
el tiempo se vio obligada a defenderse, no sólo de sus retractores, sino de si misma, pues con el
correr de los tiempos hubo quienes siguieron fielmente el ejercicio de una historia como la
propusieron Heródoto y Tucídides, y hubo quienes dejándose llevar por sus perspectivas, la
desvirtuaron.
Tal es el caso de los que hicieron historia dentro del pensamiento cristiano, y que en cierto modo
alteraron el esfuerzo que realizaron Heródoto y Tucídides, porque vuelven a caer en una irrupción
de lo religioso en el acontecer histórico, quizás ya no como lo hacían los antiguos griegos, pero, si
lo hicieron con una hipóstasis ilegitima, al querer poner al Dios cristiano como providente y actor
principal de los hechos narrados, incluso aventurarse a hacer historia de un futuro totalmente
incierto a la luz de la sola razón. El error que ellos cometen, creo yo que consiste en que para narrar
hechos que requieren una temporalidad real y medible, meten muy a la fuerza un denominador
(Dios) que tiene una temporalidad metafísica que además de no ser medible (por ser eternidad),
escapa por mucho a la percepción general de las posibilidades del hombre.
Finalmente, y creo que muy justamente, una vez hecha una critica a las propuestas que hacen los
pensadores cristianos, es justo reconocer que la historia propuesta por ellos es un paso necesario
en el desarrollo de la historia como ciencia. Creo que es poco probable dar una explicación de los
hechos tal cual, porque para empezar son hechos ocurridos en el pasado, ya sea un segundo antes,
o bien miles de años, en segundo lugar, tiene que ver mucho la percepción e interpretación que el
narrador hace de lo que verdaderamente ocurrió y en tercer lugar lo que el receptor entiende o
interpreta al respecto. Finalmente quiero decir que la historia queda en eso… sólo es historia.

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