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El devenir de un dios virtual

Kierkegaard en el horizonte post-teológico

The Becoming of a virtual God


Kierkegaard in the post-theological Horizon
María J. Binetti*

Resumen: Tras siglos de subordinación teológica y alienación subjetiva, la fi-


losofía moderna comenzó a recuperarse a sí misma y a liberar al mundo del
peso aplastante del Dios patriarcal. Lo hizo en virtud de los dos elementos
eminentemente modernos, a saber: la inmanencia absoluta y libertad subje-
tiva. El giro decisivo hacia la inmanencia lo establece el idealismo absoluto y
cristaliza en la filosofía hegeliana de la religión, cuya discusión dividirá al he-
gelianismo de derecha y de izquierda. El pensamiento de Kierkegaard emerge
en el contexto de esta discusión post-hegeliana y su posición permanece am-
bigua «entre» la derecha y la izquierda de Hegel. A la subjetividad kierke-
gaardiana ser remonta tanto la «religión sin religión» del post-estructuralismo
francés, como el ateísmo post-teológico de la nueva especulación materialista.
En lo que sigue, intentaremos una breve lectura sobre el modo en que la con-
ciencia religiosa ha ido avanzando desde la trascendencia más abstracta hacia
la inmanencia más radical. En este proceso, Kierkegaard nos servirá de guía y
referente.
Palabras clave: Posibilidad. Potencia. Libertad. Absoluto. Contingencia. no-
vedad.
Abstract: After centuries of theological subordination and subjective aliena-
tion, Modern Philosophy began to recover itself and set free the world from
the crushing weight of the patriarchal God. It did so by two eminently mo-
dern elements, namely: absolute immanence and subjective freedom. The
decisive turning point towards immanence is established by absolute Idealism
and crystallized in the Hegelian philosophy of religion, whose discussion split
the Hegelian School in right and left wing. Kierkegaard’s thinking emerges
in the context of this post-Hegelian discussion and its position remains am-
biguous between Hegel’s right and left. To Kierkegaardian subjectivity goes
back the “religion without religion” of French post-structuralism, as well as
the post-theological atheism of the new speculative turn. In this paper, I will
try a brief reading on the way in which religious consciousness has progressed
from the most abstract transcendence to the most radical immanence. In this
process, Kierkegaard will be our guide and referent.
Key words: Possibility. potency. freedom. absolute. contingency. novelty.

* A autora é investigadora adjunta no Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República


Argentina (CONICET) e doutora pela Universidad de Navarra.

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MARÍA J. BINETTI

1. Introducción tiempos inmemoriales. En lugar de


esa vida sabia y virtuosa caracte-
Quisiera partir de dos supuestos rizada por la búsqueda de la ver-
muy poco filo-Reformista y bas- dad, cuya praxis existencial cons-
tante anti-clerical y anti-patriarcal, tituía la meta de los espíritus li-
y que paradójicamente considero bres, se impuso un cuerpo dogmá-
auténticamente religiosos. El pri- tico de enseñanzas y normas con-
mero consiste en el vaciamiento ductuales tendientes al disciplina-
que las grandes religiones patriar- miento y control bio-político, me-
cales y específicamente abrahámi- diante diversas estrategias que van
cas – a saber, judaísmo, cristia- desde el ascetismo voluntario hasta
nismo en sus dos grandes versio- la tortura y la inquisición.
nes católica y reformadas, y maho- A pesar de sus ambiciones re-
metanismo – han operado sobre la formistas, el protestantismo se ins-
conciencia religiosa definida, fun- cribe en el marco moralista y pu-
damentalmente, como la vivencia nitivo de las religiones patriarca-
de lo sagrado en su misterio terri- les, basadas en el pecado original
ble y sublime. El patriarcado re- como estrategia de subordinación.
ligioso, instituido política y eco- Su novedad consiste, antes que en
nómicamente en organizaciones je- la superación de aquel, en la radi-
rárquicas y militarizadas, susti- calidad de la corrupción natural, la
tuyó la experiencia de lo sagrado, diseminación política de sus orga-
libremente creadora de mitos, ritos nizaciones de gobierno y en cierta
y símbolos, por un moralismo pu- autonomía de la conciencia indivi-
nitivo e inquisitorial, disciplinario dual que le permitió emanciparse
de la existencia. de la función sacerdotal. A pesar
Junto con el vaciamiento de lo de que suele atribuirse al espíritu
sagrado operado por las religio- reformista el principio moderno
nes patriarcales hegemónicas, el de la libertad subjetiva, la gestión
segundo supuesto del que quisiera individual de la conciencia refor-
partir, consiste en el vaciamiento mada, sin mediaciones institucio-
de la filosofía, convertida en ancilla nales, parecería obedecer a la exi-
theologia y despojada de esa praxis gencia política de abandonar cen-
sapiencial que la caracterizó desde tralismo papal en favor de los prin-

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cipados locales antes que a la exi- izquierda de Hegel. A la subjeti-


gencia moderna de la autonomía vidad kierkegaardiana ser remonta
subjetiva. tanto la «religión sin religión» del
Tras siglos de subordinación post-estructuralismo francés como
teológica, vaciamiento sapiencial y el ateísmo post-teológico de la
profanación mundana, la filosofía nueva especulación materialista. A
moderna comenzó a recuperarse a lo largo de este recorrido histórico
sí misma y a liberar al mundo del que comienza con la filosofía de
peso aplastante del Dios patriar- la religión de Hegel y termina con
cal. Lo hizo en virtud de los dos el ateísmo post-teológico de Gilles
elementos eminentemente moder- Deleuze, Slavoj Žižek o Alain Ba-
nos. A saber, la inmanencia ab- diou, Kierkegaard ocupa un lugar
soluta y libertad subjetiva. Estos clave como punto de confluencia y
dos principios sentaron las bases transición.
para la superación de la alienación En lo que sigue, intentaremos
religiosa, la realización de lo di- una breve lectura sobre el modo en
vino y la experiencia de lo sagrado. que la conciencia religiosa ha ido
La muerte del Dios Padre marcó avanzando desde el dualismo más
el hito simbólico esencial de este abstracto hacia la inmanencia más
camino de recuperación, jalonado radical. En este proceso, Kierke-
por varias instancias representati- gaard no servirá de guía y referente
vas, cada una de las cuales subraya
un nuevo avance en la consecución
de la inmanencia y la libertad. 2. El despertar especulativo del
El giro decisivo hacia la inma- sueño dogmático
nencia lo establece el idealismo ab- Hegel dio el golpe de gracia a la
soluto y cristaliza en la filosofía he- subordinación de la filosofía soste-
geliana de la religión, cuya discu- nida desde la vieja teología patrís-
sión dividirá al hegelianismo de tica. Lo hizo en virtud de los gran-
derecha y de izquierda. El pensa- des principios del idealismo espe-
miento de Kierkegaard emerge en culativo, a saber: inmanencia abso-
el contexto de esta discusión post- luta y libertad creadora. El sueño
hegeliana y su posición permanece romántico de construir el reino de
ambigua «entre» la derecha y la dios en la tierra asumía con Hegel
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la sistematización de un absoluto idea.


mediado por la dialéctica de la fi- Las Lecciones sobre la filosofía de
nitud y el tiempo. Del viejo mo- la religión de Hegel –editadas pós-
delo teísta y trascendente al nuevo tumas en 1832 por Philipp Marhei-
paradigma monista e inmanente, neke como volúmenes XI y XII de
la filosofía moderna minaba los ci- sus Obras completas1 – establecieron
mientos metafísicos, políticos y éti- el lugar de las religiones estatuta-
cos de las teocracias patriarcales, rias en el orden del absoluto, adju-
a la vez que comenzaba a volver dicándoles el primer estadio repre-
sobre su propia conciencia ontoló- sentativo del devenir espiritual. Si
gica. bien para Hegel, religión y filosofía
Desde el punto de vista de las comparten el mismo objeto y con-
religiones estatutarias –en particu- tenido, a saber: la verdad eterna2 ,
lar, el cristianismo reformado en su ellas se diferencian en cuanto a la
alianza política con el estado pru- forma. La religión opera en el ni-
siano, cabeza de la religión oficial– vel de la representación intelectual
el giro ontológico de la inmanen- y reproduce imágenes, analogías,
cia abrió el camino hacia la desmi- símbolos, metáforas, etc., bajo las
tificación religiosa a cargo de la ra- cuales expresa la intuición inmedi-
cionalidad autoconsciente, lo cual ata de lo absoluto3 . Sin embargo,
echaba por tierra la antigua subor- la naturaleza representativa y abs-
dinación del pensamiento a lo dog- tracta de las religiones suponen el
mático. De este modo, el dualismo dualismo de un objeto exterior y
religioso, moral y político del Otro trascendente al sujeto que conoce
trascendente era reabsorbido por y venera, y por lo tanto impide la
el dinamismo inmanente de lo ab- presencia efectiva de lo divino. En
soluto en su devenir finito, a la vez otras palabras, la conciencia religi-
que la propia finitud se incorpo- osa subsiste en la alienación de un
raba al movimiento infinito de la objeto del cual –comenta Merold

1 Cf. Georg W. F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Religion, en Werke, vols. XI-XII, ed. Philipp
Marheineke, Berlin 1832.
2 Georg W. F. Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Religion, en Werke in zwanzig Bänden, 20 vol., Suhrkamp,
Frankfurt 1969, vol. 16, p. 28.
3 Cf. Georg W. F. Hegel, Vorlesungen... cit., vol. 16, pp. 139-151.
4 Merold Westphal, History & Truth in Hegel’s Phenomenology, Indiana University Press, Bloomington 1998, p.

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Westphal–“es siempre consciente, tro de sí como de toda esenciali-


pero nunca auto-consciente”4 . La dad y de todo ser allí, el saber de
filosofía, por el contrario, opera en este sujeto como de la sustancia
el plano del concepto racional, de y de la sustancia como este saber
manera que a ella le corresponde de su obrar”6 . En estos términos,
la superación de las meras repre- Hegel decidía simultáneamente el
sentaciones abstractas por la ac- destino de Dios y la suerte de lo
ción autoconsciente5 . La unidad humano. Según la interpretación
auto-activa del concepto identifica especulativa de la religión, el ser
la conciencia del objeto con la au- divino y el ser humano se identi-
toconciencia del sujeto mediante el fican en la acción recíproca de un
dinamismo dialéctico de lo abso- absoluto que solo existe en su de-
luto mismo. venir dialéctico y medial. Tal es
La superación del orden re- el absoluto hegeliano, devenido di-
presentativo por el orden concep- vino en la razón humana y recono-
tual indica el pasaje de la abstrac- cido individuo universal en la co-
ción intelectual –mera contempla- munidad de singulares. La conclu-
ción pasiva– a la acción efectiva, sión de la filosofía hegeliana con-
esto es, de lo divino representado siste entonces en una nueva conci-
en su trascendencia inaccesible a encia subjetiva, a saber, la autocon-
la divinidad devenida praxis sub- ciencia del absoluto mismo, y en
jetiva. Hegel explica al respecto una nueva racionalidad que es, on-
que “lo que en la religión es con- tológicamente, realidad efectiva.
tenido o forma de la representa- Asumida como criterio último
ción de otro, es aquí obrar propio de realidad, la autoconciencia ab-
del sí mismo; el concepto es lo que soluta reduce las religiones polí-
unifica, así como el contenido es ticamente instituidas al dualismo
obrar propio del sí mismo; –pues alienante de la conciencia infeliz.
este concepto es, como veíamos, el Sin embargo y sorprendentemente,
saber del obrar del sí mismo den- lo cierto es que Hegel consideró

204.
5 Cf. Georg W. F. Hegel, Vorlesungen... cit., vol. 16, p, 152.
6 Georg W. F. Hegel, Phänomenologie des Geistes, en Werke in zwanzig Bänden, 20 vol., Suhrkamp, Frankfurt 1969,
vol. 3, p. 582.

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que su especulación salvaguardaba asentada sobre el absoluto especu-


los derechos de la conciencia reli- lativo fue compartido por el pastor
giosa, resguardándola bajo el ala danés Hans L. Martensen, maestro
superior del concepto. Religión y de Kierkegaard, cuya influencia es
filosofía conformaban para él dos esencial para comprender el pro-
estadios de un mismo desarrollo pio pensamiento kierkegaardiano.
espiritual y de una misma verdad En líneas generales, la teología
en devenir. Pero las ambigüeda- hegeliana de Martensen buscó sos-
des e inconsistencias de esta ende- tenerse sobre la idea especulativa
ble conciliación saltaron pronto a como base de la dogmática, pero
la luz y acarrearon el debate pós- yendo “más allá de Hegel”8 . Es de-
tumo sobre sus Lecciones mante- cir, Martensen absorbe la especula-
nido por la Escuela hegeliana, que ción idealista para volver a invertir
terminará dividida entre un ala de la hegemonía de la religión sobre la
derecha y un ala de izquierda. filosofía, achacándole a esta última
La derecha de Hegel intentó la conciencia abstracta, alienante
convertir la dogmática cristiana en y sub specie aeternitatis propia del
un sistema científico especulativa- entendimiento representativo9 , y
mente justificado, con el fin de re- atribuyéndole a la religión la auto-
fundar en los nuevos términos del conciencia concreta y efectiva del
concepto la primacía del aparato concepto. Sin embargo, a dife-
teológico de la Reforma. En este rencia de Hegel, Martensen man-
sentido, teólogos como Karl Daub tiene junto con la praxis absoluta,
y Philipp K. Marheineke afirma- el carácter personal y trascendente
ron la identidad absoluta del sis- de Dios. Kierkegaard comprendió
tema de Hegel7 como base concep- rápidamente la confusión que la
tual de la teología protestante. El asimilación especulativa producía
intento de elaborar una teología dentro de la religión y acusó a la

7 Cf. John E. Toews, Hegelianism. The path toward dialectical humanism. 1805-1841, New York 1985, pp. 144 ss.
8 La primera vez que Martensen asegura haber ido «más allá de Hegel» fue en una carta a F. C. Sibbern del 26 de
enero de 1836 (cf. Niels Thulstrup – Marie. M. Thulstrup (eds.), Bibliotheca Kierkegaardiana, Reitzel, Copenhagen
1982, vol. 10, p. 185). La misma afirmación reaparece en Hans Martensen, Af mit Levnet, vols. 1-3, Gyldendal,
Copenhagen 1882-1883, vol. 2, p. 4; cf. también Søren Kierkegaard, Søren Kierkegaard´s Papirer [Pap.], ed. P. A.
Heiberg, V. Kuhr - E. Torsting, 2ª ed., 20 vols., Gyldendal, København 1909-1948, V B 60, p. 137; X6 B 103; XI3 B
57, p. 107; X6 B 103.
9 Cf. Hans L. Martensen, The Autonomy of Human Self-Consciousness in Modern Dogmatic Theology, en Between
Hegel and Kierkegaard. Hans L. Martensen´s Philosophy of Religion, Scholars Press, Atlanta 1997, pp. 76 ss.

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derecha de Hegel por “la volatili- del dios personal, la inmortalidad


zación filosófica de los conceptos del alma y la divinidad sobrenatu-
doctrinales cristianos”10 , es decir, ral y exclusiva de Cristo– a partir
por intentar justificar la categoría de la subjetividad absoluta.
existencial y libre de la fe a tra- La izquierda de Hegel, por la
vés de la categorización objetiva y otra parte, radicalizó la primacía
abstracta del entendimiento repre- de la conciencia especulativa por
sentativo. En este sentido, Kierke- sobre la religión, declaró la incom-
gaard rechaza por principio la in- patibilidad de ambas y subrayó la
corporación de la especulación al alienación religiosa11 . Tanto en su
cristianismo; para él, teología y fi- forma como en su contenido, la
losofía, fe y saber son incompati- trascendencia del orden religioso
bles y no hay entre ambos medida debía ser eliminada en función de
común alguna. una progresiva humanización de
Sin embargo, y a pesar de que lo divino y absoluto, que coinci-
Kierkegaard negara por principio día con la divinización de lo hu-
la incorporación al cristianismo de mano. El humanismo de los Jóve-
lo que Martensen entendía por es- nes hegelianos de izquierda satis-
peculación, él conserva tanto de facía la exigencia conceptual de la
Hegel como de los hegelianos de inmanencia, a la vez que relanzaba
derecha el principio especulativo la praxis absoluta de la conciencia
de la subjetividad absoluta estable- filosófica en los términos concretos
cida como fundamento de la con- del devenir humano, existencial e
ciencia religiosa, capaz de recon- histórico. Con un proyecto tal, el
ducir la doctrina cristiana a su sen- pensamiento filosófico remontaba
tido auténtico, es decir, a la verdad siglos de subordinación teológica y
subjetiva. En sintonía con la de- restituía en sí mismo el elemento
recha de Hegel, Kierkegaard pre- práctico, político y ético-religioso
tende entonces mantener la dog- de sus orígenes sapienciales.
mática cristiana –a saber, el dogma Pensadores como David F.

10 Søren Kierkegaard, Pap., III C 32; Søren Kierkegaard Skrifter, ed. Niels Jørgen Cappelørn, Joakim Garff, Jette
Knudsen, Johnny Kondrup, Alastair McKinnon, 28 vols., København 1997 - [en adelante SKS.], Not8: 52. Para la
crítica de Kierkegaard a Marheineke cf. también Jon Stewart, Kierkegaard and his German Contemporaries, Tome II:
Theology, Ashgate, Burlington-Hampshire 2007, pp. 117-142.
11 Cf. William J. Brazill, The Young Hegelians, Yale University Press, New Haven – London 1970, pp. 92, 118.

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Strauss, Bruno Bauer, Arnold Ruge toma partido en un debate post-


o Ludvig Feuerbach se ubican a la hegeliano que definirá el destino
izquierda de Hegel, en compañía del pensamiento contemporáneo.
–según la interpretación de mu-
chos– por el propio Kierkegaard.
Este último coincide con los Jóve- 3. La paradójica inmanencia de
nes de izquierda en negar la posi- la fe kierkegaardiana
ble armonía entre filosofía y cris-
El pensamiento kierkegaardiano
tianismo, razón y fe, estado e igle-
intentó algo así como la refunda-
sia12 . Si bien es cierto que frente
ción de la trascendencia dogmática
a la alternativa excluyente de am-
a partir de la inmanencia especu-
bos términos, la opción kierke-
lativa, realizada en este caso por la
gaardiana en favor del cristianismo
conciencia subjetiva singular. De
parecería refutar la opción filosó-
la inmanencia de lo absoluto en
fica de la izquierda, sin embargo,
la singularidad existente resulta la
cuando se profundiza en aquello
auto-contradicción dialéctica del
que Kierkegaard entiende por re-
sujeto, escindido entre sí mismo y
ligión, la coincidencias abundan.
lo otro, eterno y lo temporal, lo in-
En efecto, en sintonía con la iz-
finito y lo infinito, en la intimidad
quierda hegeliana, Kierkegaard re-
subjetiva. El concepto kierkegaar-
clama una refundación del cristia-
diano de «fe» responde justamente
nismo fuera de la alienación ob-
a esta paradójica identidad entre la
jetiva, representantiva y abstracta
autoconciencia humana y la con-
de las instituciones clericales, y en
ciencia divina.
la intimidad de la subjetividad hu-
El concepto kierkegaardiano de
mana existente. La quintaesencia
fe reproduce el movimiento auto-
del singular existente kierkegaar-
reflexivo del sujeto idealista y Kier-
diano consiste en la praxis auto-
kegaard la define en este sentido
conciente y libre de lo absoluta,
como la “inmediatez que sigue a la
y con esta afirmación Kierkegaard
reflexión”13 . “Cuando la reflexión

12 Cf. Søren Kierkegaard, Pap., I A 75; I A 89, 94-99; X4 A 429; XI1 A 14 / SKS. AA:12; AA:13-18; NB25:7;
NB28:69.
13 Søren Kierkegaard, Pap., VIII1 A 649; cf. también X1 A 360.
14 Cf. Søren Kierkegaard, Pap., V A 28; también SV 2 , IV 467; VI 174.

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está completamente agotada –ase- el precio coinciden con lo divino:


gura– comienza la fe”14 , y por eso “Dios mismo es para nosotros este
ella produce “el movimiento de la «cómo» nos ponemos en relación
infinitud en sí misma”15 que, sin con Él. En el ámbito de las realida-
salir de sí mismo, alcanza lo ab- des sensibles y exteriores, el objeto
solutamente otro. El movimiento es distinto del modo: hay varios
infinito es el auto-movimiento re- modos [...] y un hombre quizás lo-
flexivo de la subjetividad, jalonado gre encontrar un modo más acer-
por tres instancias dialécticas y tado etc. En relación con Dios el
mediales: la inmediatez de la con- «cómo» es el «qué»”17 . La identi-
ciencia, la auto-reflexión del en- dad de la fe convierte lo más ob-
tendimiento y la segunda inme- jetivo en lo más subjetivo, lo más
diatez de la fe, donde el espíritu trascendente en lo más inmanente
se reconoce a sí mismo en su pro- en virtud de la dialéctica auto-
pia absolutidad. La fe recupera la reflexiva que reduce lo otro a lo
identidad inmediata que la refle- mismo sin perder su diferencia ab-
xión niega y escinde, y al respecto soluta.
explica Kierkegaard: “hay una di- Kierkegaard interpretó su con-
ferencia infinita en la vida del espí- cepto de fe como una novedad
ritu, porque allí el precio coincide histórico-especulativa, que venía
siempre con la compra, o bien, el a coronar el proyecto moderno de
precio es la mercancía misma, lo la autonomía subjetiva. Así dice
que se compra”16 . El precio alu- él mismo: “hay un «cómo» que ti-
dido se refiere al «cómo» subje- ene la propiedad de que cuando
tivo o existencial; la mercancía, al está dado, se da también el «qué»,
«qué» objetivo de la esencia. La y es el «cómo» de la fe. Aquí la
identidad de ambos constituye la interioridad aparece en su culmi-
acción suprema del espíritu, re- nación, la de ser a la vez la obje-
cíprocamente temporal y eterna, tividad. Este es un desarrollo del
humana y divina. Y resulta que, principio de la subjetividad que,
en el caso de la fe, lo comprado y hasta dónde sé, no había sido hasta

15 Søren Kierkegaard, Pap., X1 A 481.


16 Søren Kierkegaard, Pap., X2 A 327; cf. también VI A 113; X2 A 299; SV 2 , VII 188 ss; VII 416; VII 602.
17 Søren Kierkegaard, Pap., X2 A 644.

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ahora agotado o realizado en tal concreta. Kierkegaard lo describe


sentido”18 . En una palabra, el ca- como “lo tercero positivo”20 de la
mino auto-reflexivo de la concien- identidad, la “determinación inter-
cia se agota en lo absoluto mismo, media”21 entre sí misma y su pro-
constituido en la inmanencia dia- pia diferencia, la “pura reciproci-
léctica de forma y contenido, cómo dad”22 que ha superado toda uni-
y qué, sujeto y objeto, existencia y lateralidad dualista.
esencia, humanidad y divinidad. La identidad del Dios-hombre
Esta identidad relacional expresa la suprema paradoja
divino-humana es la que convierte del pensamiento kierkegaardiano,
al singular Kierkegaardiano como algo absurdo e inverosímil para el
“yo teológico”19 , reconciliado en el entendimiento abstracto, una con-
amor. Fuera de su recíproca identi- tradicción imposible. Kierkegaard
dad, dios y hombre son determina- define la paradoja como “la com-
ciones abstractas, estéticas, incon- posición de categorías cualitativa-
sistentes. Sin lo divino, el hombre mente heterogéneas”23 y coloca en
es nada y la existencia, un sinsen- la fe su ejemplo supremo. La para-
tido. Sin lo finito y temporal, lo doja de la fe, cuya identidad con-
divino es una mera abstracción, le- tiene la diferencia absoluta, sosti-
jana y vacía. Lo real es su relación, ene su dialéctica en el movimiento
esa unidad recíproca que los define auto-reflexivo de la subjetividad y
mutuamente en un inter-esse, sin por eso constituye una categoría
borrar su diferencia, ni excluir su que rechaza –siguiendo la lectura
unidad. En sentido estrictamente de Steven Shakespeare– la trascen-
ontológico, el absoluto kierkegaar- dencia. Shakespeare lee la para-
diano no es sustancia abstracta, doja kierkegaardiana en el sentido
trascendente y perfecta, sino que de la inmanencia, o bien, de una
deviene sujeto existente y relacio- trascendencia horizontal que re-
nal en y por la diferencia que lo pite lo absoluto en la inmanencia

18 Søren Kierkegaard, Pap., X2 A 299.


19 Cf. Søren Kierkegaard, SV 2 , XI 216 / SKS. vol. 11, p. 194.
20 Søren Kierkegaard, SV 2 , XI 143-144.
21 Søren Kierkegaard, SV 2 , IX 126 / SKS. vol. 9, p. 111.
22 Søren Kierkegaard, SV 2 , IX 433 / SKS. vol. 9, p. 377.
23 Søren Kierkegaard, Pap., X2 A 481.

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del tiempo y la finitud, lo divino posible.


en lo humano. El carácter para- La pura posibilidad como (des-)
dójico de la fe consiste en el acon- fundamento de la realidad fáctica
tecer de lo incondicionado en lo explica y salva el devenir existen-
finito, la reinvención permanente cial, injustificable a partir de la ne-
del mundo, el llegar a ser en la cesidad causal –el «qué» de la esen-
existencia24 . cia – y solo explicable por la con-
Hasta aquí, podríamos decir tigencia de lo posible – el «cómo»
que el concepto kierkegaardiano existencial–. Así dice Kierkegaard:
de fe avanza hacia la inmanencia “todo devenir sucede por la liber-
por la subjetividad del absoluto en tad y no deriva de la necesidad;
la acción reflexiva de la conciencia nada de lo que deviene deriva de
singular. Sin embargo, el progreso una razón, sino que todo lo que de-
hacia la inmanencia no solo opera viene procede de una causa. Toda
en la existencia singular sino tam- causa se remonta a una causa li-
bién en lo absoluto mismo, cuya bremente actuante. La ilusión de
consistencia ontológica sustituye el las causas hace que el devenir pa-
acto perfecto por la pura potencia- rezca necesario; su verdad consiste
lidad. En efecto, el pensamiento en que ellas, una vez que llegaron
kierkegaardiano abandona el acto a ser, se remiten definitivamente
perfecto y trascendente como fun- a una causa libremente actuante.
damento último de lo real, y en su Ni siquiera la consecuencia de una
lugar emerge la pura posibilidad ley natural explica en absoluto la
de poder, asignable tanto a Dios necesidad del devenir, tan pronto
como al mundo finito. Dios signi- como, en última instancia, la re-
fica que todo sea posible a cada ins- flexión lleva al devenir. Lo mismo
tante25 , y esta posibilidad traspasa sucede con las manifestaciones de
al (des-)fundamento posible de la la libertad, cuando se considera su
finitud. También en este sentido, devenir, sin dejarse engañar por
la fe es el único modo de conoci- las manifestaciones”26 . Una misma
miento apropiado a lo puramente posibilidad absoluta sostiene la ac-

24 Steven Shakespeare, Kierkegaard and the refusal of transcendence, Palgrave Macmillan, New York 2015, p. 15.
25 Cf. Søren Kierkegaard, SV 2 , XI 171-173.
26 Søren Kierkegaard, SV 2 , IV 267.

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ción libre subjetiva, el devenir fác- de libertad, que es justamente la


tico y la contingencia de lo real. reflexión de esa “posibilidad para
Porque en el fondo de todas las co- la posibilidad”28 que “consiste en
sas es lo posible, entonces el cono- poder”29 . La acción libre de la fe
cimiento ontológico no puede ser emerge de lo puramente posible y
efecto del entendimiento represen- su actualidad conserva siempre la
tativo, claro y distinto, sino de la dialéctica del poder y la impoten-
aprehensión conceptiva den la fe. cia, es decir, la libertad de signifi-
A diferencia de las abstraccio- car y resignificar presente, pasado
nes intelectuales, fijas y definidas, y futuro. En conclusión, “el deve-
la fe constituye un conocimiento nir es el cambio de la realidad por
concreto, dinámico y paradójico, la libertad”30 y a su dinamismo ab-
cuya certeza permite “anular cons- soluto responde la fe, acción libre
tantemente la incertidumbre cor- por antonomasia, conceptiva de lo
respondiente con la incertidum- absoluto en el doble sentido subje-
bre del devenir, que es doble: la tivo y objetivo.
nada del no-ser y la posibilidad Pura posibilidad de poder, ac-
destruida, que es al mismo tiempo ción libre absoluta y paradoja de
el aniquilamiento de toda otra po- la fe son algunas de las principa-
sibilidad. Ahora bien, tal es preci- les categorías que han decidido la
samente la naturaleza de la fe; por- progresiva inmanencia de la conci-
que en la certeza de la fe siempre encia contemporánea. De ellas de-
queda suprimida la ambigüedad pende, en el caso de Kierkegaard,
que corresponde bajo todo con- el intento de refundar el cristia-
cepto al devenir”27 . La acción de la nismo sobre la subjetividad singu-
fe resulta entonces aprehensiva del lar. Lo religioso kierkegaardiano
devenir existencial, porque su mo- no es por lo tanto un credo, ni una
vimiento infinito no depende del institución clerical, ni un orden
entendimiento representativo sino político establecido, sino una “una

27 Søren Kierkegaard, SV 2 , IV 273.


28 Søren Kierkegaard, SV 2 , IV 346.
29 Søren Kierkegaard, SV 2 , IV 354.
30 Søren Kierkegaard, SV 2 , IV 270.
31 Søren Kierkegaard, Pap., IX A 207 / SKS. NB6:56; también X2 A 603-605 / SKS. NB17:30-32.
32 Søren Kierkegaard, Pap., VII1 A 229 / SKS. NB:114.

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comunicación de existencia”31 , o una “religión sin religión”34 refleja


bien, “un asunto de conciencia”32 el compromiso con una subjetivi-
singular. Desde el punto de vista dad devenida absoluta, cuya con-
dogmático objetivo, coincidimos sistencia divina exime de las pre-
con Michael O’Neill Burns y Ste- siones estatutarias. «Religión sin
ven Shakespeare en que un cristia- religión» significa, por una parte,
nismo tal “no tiene contenido”33 , una fe libre de estatutos, dogmas,
cosa que expresa el vaciamiento preceptos, jerarquías y clérigos;
del cuerpo teológico tradicional. por la otra parte, significa una
Sin embargo, desde el punto de realidad íntima cuyo contenido y
vista de la inmanencia subjetiva, forma son libre decisión. Acción
su contenido es lo absoluto mismo, libre, amor y justicia con para esta
realizado como verdad última de religión el verdadero culto divino,
la singularidad. asumido en la infinitud de una ta-
Mientras que la postmoderni- rea inagotable. Esta nueva moda-
dad leerá la inmanencia kierkega- lidad religiosa encuentra en la sin-
ardiana en el sentido de la subjeti- gularidad kierkegaardiana una de
vidad libre e inconmensurable de sus principales fuentes y referen-
una conciencia religiosa sin reli- cias35 .
gión, el nuevo giro ontológico ma- En efecto, la post-modernidad
terialista insistirá en la pura po- religiosa comprendió muy bien el
sibilidad como (des-)fundamento nuevo horizonte especulativo del
virtual y contingente de lo real y cual emergía una subjetividad infi-
lo divino. Repasemos brevemente nita e inconmensurable, cuyo dios
ambas perspectivas. es, como quiere Derrida, “en mí, él
es el «yo» absoluto, él es esta es-
4. Religión sin religión tructura de la interioridad invisi-
ble que se llama, en sentido kierke-
La elaboración postmoderna de

33 Steven Shakespeare, Kierkegaard and the refusal of transcendence, Palgrave Macmillan, New York 2015, p. 21.
34 Jacques Derrida, Donner la mort, Paris, Galilée, 1999, p. 75.
35 Cf. Mark Taylor, Deconstructing Theology, Crossroads, New York 1982; Altarity, University of Chicago Press,
Chicago 1987; John Caputo, Demythologizing Heidegger, Indiana University Press, Bloomington, 1993; Mark Doo-
ley, The Politics of Exodus: Søren Kierkegaard’s Ethics of Responsibility, Fordham University Press, New York 2001.
36 Jacques Derrida, Donner. . . , cit., p. 147; cf. Martin Matuštík y Merold Westphal (eds), Kierkegaard and
Post/Modernity, Indiana University Press, Bloomington - Indianapolis 1995, p. 230.

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gaardiano, la subjetividad”36 . Que presentativo, la différance no es ni


lo divino sea intimidad significa diferencia ni identidad, ni presen-
que ya no dominará la conciencia cia ni ausencia, ni ser ni pensa-
alienada al modo de una trascen- miento finito, ni interioridad ni
dencia abstracta y una inmortali- exterioridad, ni afirmación ni ne-
dad fantasmagórica, sino que na- gación37 . Ella supera las discri-
cerá de la auto-reflexión como su minaciones finitas de la concien-
punto de llegada más íntimo, con- cia inmediata para asumir el lugar
creto y subjetivo. En la inmanencia de una pura indeterminación diná-
subjetiva, el yo deviene –como ex- mica, llamada a auto-diferenciarse
plicaba Kierkegaard– un otro ab- infinitamente. Respecto del enten-
soluto, alojado en la diferencia ab- dimiento abstracto, la nueva ló-
soluta que determina lo real y sos- gica de la différance resulta apo-
tenido en la ambigüedad de esta rética38 y paradójica39 , un “tercer
misma auto-diferenciación. género”40 de realidad que excede
Dos elementos conceptua- cualquier finitud y desborda todo
les, igualmente heredados de límite. En cuanto a la categoría
Kierkegaard, posibilitan al post- de repetición, por la otra parte,
estructuralismo francés la identi- su movimiento infinito y circular
dad absoluta de la conciencia, a traspasa al transcurrir de lo con-
saber: diferencia y repetición. La tingente. Ella mantiene el flujo del
diferencia absoluta, por su parte, devenir fugaz como realización de
asegura la superación de la identi- lo eterno y configura de este modo
dad abstracta y la realización efec- “la puesta en marcha de la eterni-
tiva de lo paradójico e imposible, dad”41 . La identidad de lo eterno y
por una suerte de contradicción la diferencia de la finitud coexisten
actualizada como devenir o acon- así, como producción novedosa de
tecer. Desde el punto de vista re- una infinitud que siempre vuelve

37 Cf. Jacques Derrida, Marges de la Philosophie, Les Éditions de Minuit, Paris 1972, pp. 6 ss.
38 Jacques Derrida, Apories, Galilée, Paris 1996.
39 Gilles Deleuze, Logique du Sens, Les Éditions de Minuit, Paris 1969, p. 10.
40 Jacques Derrida, Khôra, Galilée, Paris 1993, p. 16.
41 John Caputo, Radical Hermeneutics. Repetition, Deconstruction and the Hermeneutic Project, - Indiana University
Press, Bloomington 1987, p. 32.
42 Gilles Deleuze, Différence et répétition, Puf, Paris 1968, p. 15.

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a ser. Deleuze la define, siguiendo cesa de moverse y de pasar43 , y


a Kierkegaard, como la “segunda cuya síntesis actualiza lo ideal en
potencia”42 de lo finito, a saber, su lo concreto del tiempo y el espa-
acontecimiento ideal. cio44 . Ahora bien, dado que esta
Diferencia y repetición asegu- decisión es actuada en el instante
ran a la conciencia postmoderna de lo indecidible, es decir, en el te-
la dialéctica de un absoluto inma- mor y temblor de la incertidumbre
nente, que constituye y a la vez ex- total, ella es propiamente un acto
cede la subjetividad singular. Por de fe, libre e infinito. Al unísono
la eficacia de lo eterno, la singula- con Kierkegard, la fe describe aquí
ridad humana se establece más allá el auto-movimiento de la infinitud
de toda determinación finita y re- en su paradójico acontecer finito.
presentación intelectual, en el ám- En el contexto del post-
bito de lo imposible, lo indecible, estructuralismo francés, Deleuze
lo paradojal, es decir, allí donde es quien con mayor claridad radi-
ya no vale el principio de identi- caliza el concepto kierkegaardiano
dad abstracta y no-contradicción de fe en el sentido de la inma-
porque la exuberancia indetermi- nencia. Y lo hace en estos térmi-
nada de lo absoluto supera toda nos: “Kierkegaard muestra que el
discriminación. Es justamente en plano del infinito, lo que él llama
ese ámbito donde se ejerce la ac- el plano de la fe, debe devenir puro
ción libre, por encima de las discri- plano de inmanencia que no cesa
minaciones finitas en la temporali- de dar inmediatamente, de resti-
dad atemporal del instante: átomo tuir, de registrar lo finito”45 . La
de la eternidad capaz de concen- fe es por lo tanto, en la interpre-
trar en su presencia el círculo del tación de Deleuze, el recurso con-
devenir presente, pasado y el fu- ceptual a través del cual Kierke-
turo. Deleuze lo entiende como la gaard asegura la repetición de lo fi-
verdad eterna del tiempo, un pre- nito, el devenir continuo de lo con-
sente vivo que paradójicamente no tingente como resultado del auto-

43 Cf. Gilles Deleuze, Différence et. . . , cit., pp. 105-108.


44 Cf. Gilles Deleuze, Différence et. . . , cit., pp. 246, 278-79.
45 Gilles Deleuze y Feliz Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, trad. José Vázquez Pérez, Pre-textos,
Valencia 2002, p. 283.

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movimiento infinito. Diferencia y fico de esta nueva corriente de pen-


repetición garantizan así el ritmo samiento consiste, por una parte,
siempre abierto y novedoso del de- en la consistencia especulativa que
venir. reclama el acceso a lo real y por
El post-moderno retorno de la otra, en su explícita continui-
la religión sin religiones avanza dad con el idealismo absoluto, res-
así hacia la subjetividad de lo di- pecto del cual autores como Slavoj
vino en la inmanencia del aconte- Žižek, Catherine Malabou, Mar-
cer universal, casi como buscando kus Gabriel, Graham Harman o
una suerte de hierofanía ontológica Adrian Johnston entienden reedi-
que descubra la esencia sagrada de tar“el último programa sistemático
lo real. del idealismo alemán”47 .
El Otro trascendente e inaccesi-
ble es aquí sustituido por el “no-
5. Ontología de un dios virtual
Todo”48 inmanente, al igual que
Mientras que el pensamiento el acto perfecto de la causa pri-
postmoderno intenta subsistir en mera es reemplazado por la vir-
una subjetividad inconmensura- tualidad potencial y material del
ble, excedida por su potenciali- (post-)fundamento. En el ori-
dad inagotable, el nuevo giro es- gen y fundamento de lo real es
peculativo del siglo XXI46 insiste lo negativo potencial – noche os-
en la ruptura absoluta de lo real, cura, caos o Ungrund abismal –
en la no-coincidencia del sí mismo en constante actualización y trans-
como condición de posibilidad on- formación. Contingencia y deve-
tológica. El exceso imposible de nir se explican por ese origen po-
la différance postmoderna es reab- tencialmente infinito, pura nega-
sorbido por la nueva inmanencia tividad inmanente, cuya actuali-
especulativa en los términos del dad es retroactiva a su efecto. En
no-todo, la incompletitud y con- el marco de este nuevo giro es-
tingencia más radical. Lo especí- peculativo, el absoluto hegeliano

46 Cf. Levy Bryant, Nick Srnicek y Graham Harman (eds.), The Speculative Turn: Continental Materialism and
Realism, Re.Press, Melbourne 2011.
47 Adrian Johnston, Adventures in Trascendental Materialism. Dialogues with Contemporary Thinkers, Edinburgh
University Press, 2014, pp. 23, 13.
48 Levy Bryant, Nick Srnicek y Graham Harman (eds.), The Speculative Turn. . . , cit., p. 407.

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EL DEVENIR DE UN DIOS VIRTUAL. KIERKEGAARD EN EL HORIZONTE POST-TEOLÓGICO

es leído como pura negatividad49 , pende más que de su propia po-


no-totalidad dialéctica y dinámica, sición. La potencialidad absoluta
y Hegel mismo se presenta como del origen es virtualidad inagota-
el pensador de la contigencia, la ble e infinita, siempre mas-que su
plasticidad y la apertura infinita propio acto y, por lo tanto, impre-
de lo real. El ser de lo abso- visible a sí misma. La novedad
luto coincide con la fragilidad de lo de la existencia puede emerger a
finito, su inconsistecia y fractura, y cada instante sin más presupuesto
no hay nada más allá de la inaca- ni fundamento que su propia vir-
bada ruptura de la finitud. En un tualidad auto-determinante. Lo
reclamo de continuidad con la tra- virtual es devenir puro, intensivo,
dición idealista, el no-todo poten- esencialmente libre porque no de-
cial se realiza en su desfase sin que pende más que de su propia ac-
ninguna exterioridad pueda conte- ción absoluta. Tambien en este
nerlo o totalizarlo. caso, la trascendencia supuesta
El hecho de que el origen sea en el dualismo causa/efecto, acto
inmanente a la potencia pura –en perfecto/potencia pasiva se des-
lugar de remontarse a la trascen- funda por la inmanencia auto-
dencia del acto perfecto– significa activa de un sustrato impresivible
que cada actualización recupera la a su efecto.
virtualidad lo originario, sin ago- Para la inmanencia radical de la
tarla jamás. Toda acción retorna nueva especulación, no hay ningún
a su fundamento potencial y rein- todo fuera del no-todo del mundo
scribe la negatividad de su origen ni totalmente-otro alguno fuera
en su propia eliminación, que es del no-otro de lo real. Este ab-
devenir y transformación. El ori- soluto virtual e intensivo ha abi-
gen negativo del ser habilita tanto erto el horizonte post-teológico50
su devenir contingente como la es- del pensamiento contemporáneo,
pontaneidad creadora y la novedad anclado en la muerte del Dios per-
abosluta de aquello que no de- sonal y trascendente, así como en

49 Markus Gabriel y Slavoj Žižek, Mythology, Madness and Laughter. Subjectivity in German Idealism, Continuum,
New York 2009, p. 5.
50 Alain Badiou, Jean-Luc Nancy y Quentin Meillassoux, Difficult Atheism. Post-Theological Thinking, Edinburgh
University Press, 2011.

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la declinación del Gran Otro del cido por las Lecciones de Berlín.
misticismo post-moderno. En tal A la pura posibilidad del origen le
contexto, Kierkegaard vuelve a ser corresponde una “ontología de la
leído en continuidad tanto con el contingencia”51 , que es justamente
idealismo absoluto como con el la que intérpretes como Žižek, As-
neo-idealismo materialista. siter, O’Neill Burns o Shakespeare
Autores como Slavoj Žižek, Ali- le atribuyen a Kierkegaard. La re-
son Assiter, Michael O’Neill Burns alidad es contingente porque no
o Steven Shakespeare, entre otros, descansa sobre el acto perfecto y
proyectan la lectura post-teológica trascendente, sino que ex-siste a
de Kierkegaard en función prin- partir de una posibilidad dialéc-
cipalmente de dos supuestos con- tica, atravesada por su propia ne-
ceptuales. A saber, la potencia- gación. La misma negatividad que
lidad de lo absoluto –pura posi- abre el espacio creador de la exis-
bilidad de poder– y la contingen- tencia, exige a la vez exige su frac-
cia del devenir –pura libertad en tura y contradicción inmanente.
acto–. Devenir y contingencia re- El punto decisivo para la incor-
sultan así la consecuencia necesa- poración de Kierkegaard al hori-
ria de un dios que podríamos lla- zonte post-teológico consiste en la
mar, virtualidad infinita. reducción del fundamento a lo po-
Cuando El concepto de la an- sible. Dios es la pura posibilidad
gustia desplaza hacia lo puramente de todo, la apertura de lo real hacia
posible el origen de la libertad, es- su propio llegar a ser, su energía
tablece el fundamento de lo real ontológica. Y no lo es como con-
en la nada misma, que es nega- dición extrínseca o forma regula-
tividad ontológica. El pensador dora exterior, sino como constitu-
que está destrás de tal conceptua- tivo inmanente, reflexivo y dialéc-
lización es Schelling y, en concreto, tico. Y esto significa que la divi-
el Schelling del Ungrund oscuro, nidad es ella misma posible, capaz
caótico y material, cuya potencia de llegar a ser, absoluto poder y no
absoluta Kierkegaard había cono- poder de sí. La negatividad de este

51 Michael O’Neill Burns, Kierkegaard and the Matter of Philosophy. A Fractured Dialectics, Rowman & Littlefield,
London 2015, p. 63

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EL DEVENIR DE UN DIOS VIRTUAL. KIERKEGAARD EN EL HORIZONTE POST-TEOLÓGICO

absoluto quebrado se expresa en la 6. A modo conclusivo: lo que la


ruptura del mundo, su devenir y divinidad virtual hace posible
pasar. Por eso para Kierkegaard
Dios no es, sino que deviene exis- La emergencia de un dios virtual
tente en y por la subjetividad libre. en la pura inmanencia del devenir
Michael O’Neill Burns resume la mundano constituye aquí, ahora y
realidad de lo divino kierkegaardi- en cada uno de nosotros la posibi-
ano en estos términos: [201F?]Dios lidad de ser libre. La cuestión ha
no es una entidad separada de la dejado de ser la Dios agonizante
estructura contingente y dinámica bajo el peso de su propia ley y se
del ser subyacente al pensamiento ha convertido en la de una divi-
de Kierkegaard, sino que Dios es nidad eventual, que puede llegar
esta apertura ontológica”52 . Lo a ser. La inmanencia radical nos
mismo decía Kierkegaard, cuando invita al devenir-divinos, y su ce-
se refería al «cómo» existencial y lebración corona un proceso de si-
móvil de la fe; a la “pura reciproci- glos.
dad”53 de la acción libre y a la “de- Que dios sea virtual, significa
terminación intermedia”54 entre lo que la libertad es posible, que su
humano y lo divino. invención es nuestra prenda y que
Kierkegaard es hoy leido en lo inesperado puede ser. Un dios
el horizonte post-teológico de un virtual libera la existencia a su
dios puramente virtual, punto de propia espontaneidad y abre en el
llegada –no conclusivo ni cerrado– mundo el espacio naciente de lo
de aquel largo camino especulativo nuevo. Que dios sea virtual sig-
que comenzó con el sueño idealista nifica además que el devenir es
de realizar el reino de dios en la inocente y donde hay inocencia,
tierra y proyecta ahora el desafío hay juego y afirmación. Un santo
de un mundo absolutamente po- decir sí atraviesa el mundo, lo con-
sible. cibe y lo abraza en la fecunda re-
ciprocidad de lo absoluto. Su vir-
tualidad supone en última instan-

52 Cf. Michael O’Neill Burns, Kierkegaard and the Matter of Philosophy..., cit., pp. 60-61.
53 Søren Kierkegaard, SV 2 , IX 433.
54 Søren Kierkegaard, SV 2 , IX 126.

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cia una ética de la inocencia, com- dad, inmortalidad, renacimiento.


prometida con la intensidad de las Lo que se juega en estos conceptos
fuerzas en devenir. no es el más allá de las fantasma-
Este dios virtual le pertenece a gorías escatológicas, política y eco-
la filosofía y es necesario que la ac- nómicamente usufructuada por las
ción libre y creadora de la especu- hordas patriarcales, sino el aquí y
lación ocupe su espacio, para que ahora de nuestra existencia, espon-
ningún otro Dios trascendente y táneamente librada a su juego cre-
perfecto vuelva a profanar la sacra- ador.
lidad inmanente del mundo. La fi- A 500 años de la Reforma
losofía no debe volver a entregar a protestante, la post-reforma post-
los sacerdotes, profetas y pastores teológica clava en las puertas de la
del Padre los conceptos que le per- tierra la sola tesis de un dios dan-
tenecen a lo real por origen y sen- zante, que nos promete jugar.
tido, a saber: divinidad, fe, eterni-

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