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HISPANOAMERICANA
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ÍNDICE
1. LA LITERATURA HISPANOAMERICANA.
a. Etapas.
b. Autores destacados.
c. Siglo XX.
2. NARRATIVA.
a. Novela Regionalista-realista.
b. La renovación narrativa.
c. El boom de la novela hispanoamericana.
d. El post boom.
3. TEATRO.
4. ENSAYO.
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LA LITERATURA HISPANOAMERICANA
La literatura hispanoamericana incluye la de todos los países americanos que tienen el
español como lengua materna. Al hablar de literatura hispanoamericana debemos situarnos en
el siglo XX; es decir, es en esta fecha cuando adquiere voz propia al acabar totalmente su
dependencia con el imperio colonial español. Debemos también tener en cuenta que el
término “literatura hispanoamericana” engloba a un gran número de países con notables
diferencias geográficas, culturales y socioeconómicas; todo esto originará una notable
diversidad de obras y estilos. Es la lengua en común, el español, lo que permite unirlos a
todos y hablar de una literatura hispanoamericana con rasgos y trayectoria similar.
Las realidades hispanoamericanas que marcan su literatura son:
→ El mestizaje racial y cultural. La cultura americana es una mezcla de lo
indígena, de lo español y de lo europeo.
→ La naturaleza. La presencia de una naturaleza grandiosa, excesiva y poderosa que
se impone al hombre.
→ La injusticia social, los problemas económicos y la inestabilidad política que
van a influir en los temas de las obras y en la implicación en estos problemas de los
escritores.
Etapas
La literatura hispanoamericana comienza, realmente, cuando Colón llega a América
en 1492. Pasará por varias etapas hasta llegar al siglo XX donde alcanzará su madurez y
esplendor y conquistará al resto del mundo. Esas etapas coinciden en gran parte con las
etapas de la literatura en España.
Colonialismo
La literatura de este momento destaca especialmente por sus obras didácticas y por las
crónicas. Por ejemplo:
- Bernal Díaz del Castillo, conquistador e historiador español que escribió “Verdadera
historia de la conquista de la Nueva España” en 1632.
-Garcilaso de la Vega, historiador peruano que narró la historia de los incas.
-El dominico Fray Bartolomé de las Casas, misionero e historiador.
La independencia
Abundan en esta etapa las obras patrióticas; literatura y política están muy
relacionadas; gran preocupación por la situación social y una profunda crítica moral;
desarrollo del costumbrismo. En 1816 aparece la primera novela escrita en Hispanoamérica
“Periquillo Sarmiento”, del mejicano Joaquín Fernández De Lizardi.
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La consolidación
Llega el Romanticismo en la década de 1830 y se abandonan las formas neoclásicas.
Se continúa con el costumbrismo, que ayuda a la penetración del Realismo que seguiría al
Romanticismo.
Autores destacados
1. El ensayo es cultivado por notables periodistas, que muestran gran interés por la
política y la educación. Entre estos podemos destacar a Juan Montalvo y a Eugenio María de
Hostos.
2. En poesía, podemos señalar a Gertrudis Gómez de Avellaneda y Juan Zorrilla de
San Martín.
3. Entre los novelistas encontramos a Alberto Blest con su obra “Durante la
reconquista” (1897), la mejor novela histórica. Jorge Isaac con “María” (1867), cuento
considerado obra maestra del Romanticismo en Hispanoamérica, y Juan León Mera.
Siglo XX
Poesía
En el terreno de la poesía, numerosos autores reflejaron en su obra las corrientes que
clamaban por una renovación radical del arte, tanto europeas —cubismo, expresionismo,
surrealismo— como españolas, entre la cuales se contaba el ultraísmo, denominación que
recibió un grupo de movimientos literarios de carácter experimental que se desarrollaron en
España a comienzos del siglo.
A finales del siglo XX y de la mano de Rubén Darío nace el Modernismo. En 1888
publica “Azul”, en 1896 “Prosas profanas” y en 1905 “Cantos de vida y esperanza”. El
influjo de este escritor llega a Europa y triunfa en España, donde lo cultivarán autores como
Juan Ramón Jiménez y Manuel Machado.
La muerte de Rubén Darío, en 1916 marca el final del Modernismo. La poesía
hispanoamericana toma entonces tres caminos diferentes y variados.
1. Por un lado una poesía intimista y humana caracterizada por un estilo sencillo (libre
de los artificios propios del modernismo) con temas sentimentales y emotivos y gusto por el
costumbrismo. Con autores como Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura en 1945,
Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni
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2. Por otro, la poesía de vanguardia. Alrededor de 1920, los movimientos
vanguardista europeos irrumpen con fuerza en Hispanoamérica. Con ellos llega la oposición a
todo, la ruptura con la realidad, el gusto por lo irracional y por un lenguaje ilógico e
incoherente. Y aparece Vicente Huidobro (1893-1948) y el creacionismo, un movimiento
vanguardista propio de los hispanoamericanos. Huidobro dice que el poeta no debe imitar la
realidad sino “crearla”, “hacer un poema como la naturaleza hace un árbol”. Con autores
como Jorge Luis Borges, César Vallejo y Cernuda, que fue Premio Nobel de Literatura en
1971.
3. Finalmente, la poesía afroamericana o “negra”, que aparece en 1930 en Las Antillas
y que se inspira en el folclore de la zona (combinando elementos africanos con elementos
españoles). Esta poesía consigue formas muy ágiles y rítmicas logradas con sorprendentes
aliteraciones, onomatopeyas y repeticiones. Con autores como Nicolás Guillén.
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Su obra, iniciada entre los años de 1874 y 1877 con la publicación de algunos versos
y leyendas en la revista La Estrella de Chile y con su primer libro poético Notas de un himno
(1877), tiene un hito en el extenso poema titulado Tabaré, cuya composición le llevó casi
diez años. Éste fue publicado en París en el año 1888. Antes, con La Leyenda Patria (1879),
escrita para un concurso literario de exaltación patriótica, del que, sin embargo, fue excluida
por su excesiva extensión, había obtenido ya el reconocimiento como uno de los poetas
contemporáneos más destacados.
En Tabaré, poema impregnado de un intenso lirismo y de un tono elegíaco, recrea en
la figura de su protagonista, el mestizo Tabaré (hijo de un cacique charrúa, raza que
supuestamente habría poblado Uruguay en el pasado lejano, y de la cautiva española
Magdalena), los rasgos más destacados del héroe romántico, en el que la soledad, el
sentimentalismo, la desdicha y la nobleza son sus rasgos predominantes.
Estuvo influido por Gustavo Adolfo Bécquer que deja sentir en la versificación del
poema, compuesto en su mayor parte por cuartetos de versos endecasílabos y heptasílabos.
La naturaleza, es otro de los componentes que realzan el contenido del texto, en el que el
tema indígena, las luchas entre indios y españoles, le aportan además ese carácter de epopeya
nacional.
Completan la producción literaria de Zorrilla de San Martín, que ya, a partir de
Tabaré, sólo escribirá en prosa, las obras: Resonancias del camino (1894), Huerto cerrado
(1910), El sermón de la paz (1924) y El libro de Ruth (1928), además de La epopeya de
Artigas que, escrita por encargo del Gobierno, salió publicada en el año 1910. Este escrito es
una auténtica narración de los tiempos heroicos de Uruguay, en el que la figura de José
Gervasio Artigas, fundador de la nacionalidad uruguaya, adquiere el máximo valor y
admiración por parte de Zorrilla de San Martín.
NARRATIVA
Durante buena parte del siglo XX la narrativa hispanoamericana sigue las bases
tradicionales del Realismo y Naturalismo del siglo XIX. Pero, aunque más lentamente que la
poesía, irá encontrando una forma de expresión propia. Establecemos cuatro períodos:
1. Novela Regionalista-realista. Desde comienzos del XX hasta los años 40.
Características:
- Se sigue la técnica narrativa realista-naturalista del siglo anterior.
- Temas variados: indigenismo, costumbrismo, mundo rural, lucha hombre-naturaleza,
problemas políticos…
Las tres obras maestras de este período son:
“La Vorágine” (1924), del colombiano José Eustasio Rivera (1888-1928). Se
denuncia la explotación del caucho y se describe de forma sobrecogedora el llano colombiano
y la selva amazónica.
“Don Segundo Sombra” (1926), del argentino Ricardo Güiraldes (1886-1927). Una
serie de retratos costumbristas sobre la vida de los gauchos en medio de la pampa.
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“Doña Bárbara” (1929), del venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969). Plantea la
lucha entre la barbarie y la civilización y se sitúa en los grandiosos y duros llanos
venezolanos.
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- Se amplía el concepto de realidad y se le incorporan aspectos del subconsciente, lo
onírico y lo imaginario. Esta fusión de realismo y fantasía dará lugar a lo que ha llamado “el
realismo mágico”.
- Interés por la política y por la historia, de ahí que aparezcan varias novelas “sobre
dictadores”; por ejemplo, “Yo el supremo”, de Roa Bastos.
- Vanguardismo estético. Renovación del lenguaje y de las técnicas narrativas: riqueza
de léxico, rupturas sintácticas, varias voces narradoras, mezcla de estilos, saltos en el
tiempo…
- Variedad temática, aunque el existencialismo está muy presente. La soledad, la
incomunicación la sexualidad y la muerte.
- El cuento es un género muy desarrollado desde los años cuarenta. Muchas de las
innovaciones que presenta el boom habían sido anunciadas ya en relatos cortos. Destacamos
aquí a Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Isabel Allende y “Cuentos de Eva Luna” y Antonio
Skármeta.
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- Manuel Puig (Argentina, 1932-1990) es uno de los que mejor representa la
transición del auge hacia el post boom, con “El beso de la mujer araña”.
- Isabel Allende, Chile, “La casa de los espíritus”.
- Laura Esquivel, México, “Como agua para chocolate”.
- Elena Poniatowska, México. Ganadora del Premio Cervantes en España en 2013.
- Antonio Skármenta, Chile, “El cartero de Neruda”.
En los años ochenta, se acaban los vanguardismos y se opta por una literatura más
realista y fácil de leer.
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mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías, la que más lo marcó fue
Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.
Gabriel García Márquez aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori
de Aracataca, con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue
la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba le daban ganas de besarla, y
sólo por el hecho de verla iba con gusto a la escuela. Rosa Elena le inculcó la puntualidad y el
hábito de escribir directamente en las cuartillas, sin borrador.
En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá para estudiar derecho en la
Universidad Nacional, donde tuvo como profesor a Alfonso López Michelsen y se hizo
amigo de Camilo Torres Restrepo. La capital del país fue para García Márquez la ciudad del
mundo (y las conoció casi todas) que más lo impresionó, pues era una ciudad gris, fría, donde
todo el mundo se vestía con ropa muy abrigada y negra. Al igual que en Zipaquirá, García
Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un país distinto al suyo.
A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de
asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora
era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor
de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas,
analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos
de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los
temas y enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso
Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.
Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena
a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en
Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de
Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La jirafa" y
firmada por "Septimus".
En la época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores
rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también,
analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano.
En cuanto al periodismo y a la literatura, A principios de 1950, ya tenía muy
adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al
pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde se
había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo
no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió
el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor a los
corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las
ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.
En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El Espectador,
donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y
luego en brillante cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el primer número
de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.
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La publicación duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que
ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la
aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en
la sociedad y en la cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad
y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicaría tres trabajos en la revista: un
capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955) y la
novela breve El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha
considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama:
"En Mito comenzaron las cosas".
En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la
Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje por
entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo
Rojas Pinilla. La dirección de El Espectador decidió que Gabriel García Márquez saliera del
país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma,
donde aparentemente el papa Pío XII agonizaba. En la capital italiana asistió, por unas
semanas, al Centro Sperimentale di Cinema.
Después del Nobel, García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura
nacional, latinoamericana y mundial. Tres años después del Nobel publicó otra de sus
mejores novelas, El amor en los tiempos del cólera (1985). El general en su laberinto
(1989), los relatos breves reunidos en Doce cuentos peregrinos (1992) y la novela-reportaje
Noticia de un secuestro (1996),
TEATRO
El teatro latinoamericano continuó su proceso de maduración en gran cantidad de
ciudades, en especial Ciudad de México y Buenos Aires, en las que se convirtió en un
importante vehículo cultural, y vivió un periodo de afianzamiento en otros países, como
Chile, Puerto Rico y Perú. En México pasó por una completa renovación experimental,
representada por el Teatro de Ulises (que comenzó en 1928) y el Teatro de orientación (en
1932), activados por Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Celestino Gorostiza, que
culminaría con la obra de Rodolfo Usigli y continuaría con la de un nuevo grupo de
dramaturgos, con Emilio Carballido a la cabeza. Por otro lado, entre los más destacados
autores de teatro argentinos se encuentra Conrado Nalé Roxlo.
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El año 1925 constituyó un período determinante en la vida del poeta; nombrado jefe
del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública, aparece entonces su primer
volumen de versos, XX Poemas, en el que apuntan ya las pulsiones líricas y la inspiración
vanguardista que darán origen, en el año 1928, a la revista y la famosa generación poética de
los Contemporáneos y que informan también uno de sus libros más significativos y de mayor
resonancia internacional: Nuevo amor, publicado en 1933 y traducido a varios idiomas
extranjeros. Ese mismo año se editó otra de sus obras, Espejo.
Sin olvidar nunca su faceta docente, que se había concretado ya en textos como La
educación literaria de los adolescentes (1928), Novo comienza a cultivar también la
literatura en lengua inglesa y, en 1934, ven la luz pública los versos de sus Seamen Rhymes,
cuya versión en lengua española se titulará Rimas del lobo de mar.
Su ardiente defensa de la identidad y los valores mexicanos trascendió la actividad
artística y docente para concretarse en un compromiso político, que lo llevó a participar en la
fundación del Partido Popular Socialista, pero su cauce de expresión fue siempre
fundamentalmente literario y, en 1946, dio a la imprenta una de sus grandes obras en prosa,
Nueva grandeza mexicana, que le hizo merecedor del título de "cronista de la Ciudad de
México".
Aquel mismo año, su demostrado interés por el teatro, reflejado ya en su actividad de
crítico dramático y en obras como La señorita Remington (1924), le valió ser nombrado jefe
del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes. Al abandonar sus
funciones en ese Departamento, consiguió abrir en Coyoacán (1953) el Teatro de la Capilla y
dirigió, más tarde, la Escuela de Arte Dramático. De su producción dramática merecen
mencionarse Don Quijote (1947), La culta dama (1951) y una nueva versión de la tragedia
griega Edipo rey, que Novo contempla desde el punto de vista femenino en su Yocasta o casi
(1961). También al universo teatral, pero esta vez en su faceta de teórico y maestro, pertenece
el texto Actuación y dirección teatral, publicado en 1959.
ENSAYO
Los ensayistas posteriores al modernismo han sido muy activos, han adoptado una
dirección nacionalista y más universal, y han ofrecido una gran variedad de puntos de vista
intelectuales. La generación del Centenario de la Independencia de 1910 tuvo representantes
como José Vasconcelos, conocido por su sueño utópico de una “raza cósmica” (La raza
cósmica, 1925), el erudito dominicano Pedro Henríquez Ureña, autor de Seis ensayos en
busca de nuestra expresión (1928), y Alfonso Reyes, supremo mexicano universal, humanista
completo y autor de Visión de Anáhuac (1917). Por otro lado, el ensayista colombiano
Germán Arciniegas sobresale como un cualificado intérprete de la historia en El continente de
siete colores (1965), y el argentino Eduardo Mallea, autor de Historia de una pasión
argentina (1935), destaca entre los novelistas de ese país.
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estética simbolista. Ejerció un notable magisterio en la cultura de su tiempo, promovió la
fundación de sólidas instituciones dedicadas a la difusión del conocimiento y marcó la obra
de casi todos los escritores mexicanos posteriores a él, como Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Hijo de Bernardo Reyes, gobernador de Nuevo León y figura muy cercana a Porfirio
Díaz, tuvo una infancia rica en lecturas y experiencias vitales. En la ciudad de México
perteneció al brillante grupo intelectual de la Escuela Nacional Preparatoria. Junto con Pedro
Henríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos fundó el Ateneo de la Juventud,
agrupación cultural que pretendía un México moderno y contemporáneo del mundo.
Siendo aún muy joven concluyó la carrera de leyes y partió a Europa, hondamente
afectado por el asesinato de su padre durante la etapa de la Revolución mexicana que marcó
el fin del gobierno democrático encabezado por Francisco I. Madero. Como miembro del
servicio exterior mexicano se afincó en París en 1914, y allí publicó su volumen “Cuestiones
estéticas”.
A consecuencia de la Primera Guerra Mundial se trasladó a España, donde compartió
trabajos y experiencias con Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset y Ramón Gómez de
la Serna. En esa etapa perfeccionó su manejo de la lengua española, uno de los rasgos que
caracterizaron su estilo: riqueza de vocablos y giros expresivos, construcciones gramaticales
poco frecuentes, uso de arcaísmos y matices delicados del significado.
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BIBLIOGRAFÍA
https://www.victoriamonera.com/literatura-hispanoamericana-caracteristicas-etapas-y-autores
/
http://www.ecured.cu/Literatura_hispanoamericana
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