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Acta poetica 14-15 1993-1994 Helena Beristdin , Enclaves, encastres, traslapes, espejos, dilataciones (la seduccién de los abismos)! - ‘A Laura Salinas. A todos los que en su vigilia construyen el espacio del suefio de la justicia para el débil. ‘ I. Generalidades, En los discursos, principalmente en los artisticos, hay mecanis- mos que permiten a un lector extradiegético (ubicado fuera de la historia contada), introducirse en los relatos intemos por pasadi- zos secretos, por disimuladas veredas; saliendo de ellas, inclusi- ve, por otras, y evadiéndose del texto junto con los personajes, para deambular en su compafifa (hacia adelante o en reversa) por Ja realidad de la vida, donde se codea con otros personajes —na- rradores y con sus respectivas creaciones, en lo que Oscar Hahn llama “motivo de los mundos comunicantes” que consiste en la “ruptura de leyes 0 constantes naturales”? El mecanismo que provoca tales experiencias es la estructura abismada de los textos. ' Enclavar: encajar: encerrar un sitio dentro del drea de otro. Encastrar; endentar dos piezas, Traslapar: imbricar: entrecubrirse parcialmente, como las escamas, las tejas de un tejado o las hojas de una ventana, ? Hahn, Oscar, “Julio Cortézar en los mundos comunicantes” en: Gordon, Samucl, El tiempa en el cuento hispanoamericano. Antologia de ficcién y critica, México, unaxs, 1989. p. 103. 235 " En El relato especular,* Lucien Dallenbach pasa exhaustiva re ‘vista hist6rica, sincrénica y técnica, a ese fendmeno artistico (que en francés se ha llamado mise en abyme) y al concepto de reflec- tividad* que’ él‘vinotila*‘éon Kant, éon Fichte-y, sobre todo, con Schlegel. — wo oe El. nombre francés ocede-. de Magny. a es el que . més se ba los simbolistas (so bie tods Naléry, Mi euros aaa ce descubrié el abismo en 1891 ear ie Stevenson, Sigh jo pasado “ ‘se pre- ees ‘ tal y del agua han guo desdoblamieiit “coneiencia mientras el personaje esta ro- ah deadorde eSpejOg air ay “en El extrafio casotledbcto? Tekyll y, ‘Mei ue AS Meni eda Sep FMIRET pebadila*y he caratnl apa, aol as Ra obo (Cs! ‘oat faibiet DIMER ite araio espe ls MAME ibor, 1991 T1977), scat, Reflectar, en fisien es volver hacia “ate eEAbotras sept este elfstito, En teflectar, ‘al DRAB di flej “gue reflecta; reflector, de "tte ja, - #; Abbagnano, en su Diccionario de términos filoséficos, soIoMaeeeitbe = i6n (en esp., ing,, fr., al. e it,), y comienza diciendo que este conceptoytha sido ‘determinado de tres modos: 1) como conocimiento que el etitend imiento tien€ de sf; 2) como conciencia y 3) como abstraccién”. (pp. 99 gy 3 Johann Paul Friedrich Richter, 1763-1825. Importante y:polifacético es- critor alem&n, ubicado entre el barroco y el realismo, cuya obra, pasa -digtintas ctapas, sobre todo la roméntica, pero revelando siefipfe vila’ genial sender para captar con fantasia y humor los problemas tipicos del hombre: afsuscomédia Deacon.Brodiewescrita E. Henley. Es poco conocida, “en la balada Tihonderoga, donde el doble —el fetch— viene a buscar a su hombre —un highlander— para-encaminario a la muerte”. Jean Paul lo habia descrito, en 1804, como rasgo de ingenio circutar, del cual son humoristicos ejemplos expresiones autonf- micas como “limar Ia lima de los criticos; descansar del descan- so; encerrar la Bastilla en el calabozo; ser ladrén de ladrones”. Dallenbach, en la tercera y Gllima parte de su estudio, contempla esta estructura como procedimiento que ha atravesado el barroco, el romanticismo, el naturalismo y el simbolismo antes de aterri- zar, en calidad de rasgo de identidad, en el nouveau roman, por los afios cincuenta de este siglo.® Desde entonces, como es.natural, no han dejado de aparecer nuevas modalidades y matices en ta descripcién de esta estructura ret6rica y en los efectos de sentido que acarrea consigo, cada una en su respective contexto. Son variaciones que abarcan, desde la mirada que mira la mirada que desde el espejo ‘la mira mirar y escribir, hasta la identificacién del lector con el narrador o con otro lector u otro narrador intemnos; instalados dentro del relato lefdo (0 presenciado, en el teatro), cada uno creado para reempla- zar a su creador al crear un nuevo y m4s hondo nivel narrativo, (‘narraci6n enmarcada’ segin Kayser)! 0 para superponerse al narrador, confundiéndose con él como hace Gide en Paludes, como hace Vicente Lefiero en El grafélogo, como hace Sergio Pitol en Domar a la divina Garza, transmutado este dltimo, en yiejo novelista que lucubra sobre su idea de texto (y revelando 4% Las denominaciones, hasta ahora,-han sido, principalmente, ‘relato in- temo’; ‘duplicacién interior’ (B. Morrisette, citado por Dallenbach); ‘mise en abyme’, (atribuido 2 Magny); ‘composicién en abismo’ o ‘construceién en abismo’, (ntroducidos por Lafille, segin Dallenbach); ‘estructura en abis- mo’ (desde 1970 en la Rhétorique générale del Grupo m, y también en Figu- ras Il], de Genette, en 1972), ‘Narracién en primero y en segundo grado’, término que también menciona Dallenbach (V. p. 73), fue introducide por Lotman. Quizé estructura abismada sea, en espaiiol, una denominacién precisa, '" W. Kayser, Andlisis e interpretacién de la obra literaria, Madrid, Gre~ dos, 1954, p, 261, “e) autor se oculta detrés de otro narrador en cuya boca pone la narracién”. 237

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