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Generalidades
¿Qué es la alimentación saludable?
Una alimentación saludable significa comer una variedad de alimentos, de modo que su
hijo reciba los nutrientes (por ejemplo, proteínas totales, carbohidratos, grasas,
vitaminas y minerales) que necesita para tener un crecimiento normal. Si su hijo come
una gran variedad de alimentos básicos en forma regular, estará bien nutrido.
Es posible que le preocupe ver que su hijo come muy poco durante una comida. Los
niños tienden a comer la misma cantidad de calorías todos los días, si les permiten
comer en respuesta a su medidor interno del hambre. El patrón del consumo de calorías
es diferente todos los días. Un día, un niño podría comer mucho en el desayuno, mucho
en el almuerzo y casi nada en la cena. Al día siguiente, el mismo niño podría comer
muy poco en el desayuno, pero podría comer mucho en el almuerzo y en la cena. No
espere que su hijo coma la misma cantidad de alimentos en cada comida y en cada
refrigerio todos los días.
A muchos padres les preocupa que su hijo esté comiendo en exceso o demasiado poco.
Tal vez, su hijo sólo quiere comer un tipo de alimentos, por ejemplo, mantequilla de
cacahuate (maní) y sándwiches de jalea. Una forma de ayudar a su hijo a comer bien y
de ayudar a que usted se preocupe menos es saber cuál es su tarea y cuál es la tarea de
su hijo en lo que se refiere a la alimentación. Algunos expertos en alimentación llaman a
esto división de responsabilidades. Si su hijo sólo quiere comer un tipo de alimentos,
está cumpliendo la tarea de los padres de decidir cuáles son las selecciones de
alimentos. En la división de responsabilidades, decidir qué alimentos se ofrecen es la
tarea de los padres.
La división de responsabilidades se describe a continuación:
Si esta idea es nueva para usted, a usted y a su hijo podría tomarles un poco de tiempo
adaptarse. Con el tiempo, su hijo aprenderá que le permitirán comer todo lo que quiera
en cada comida y en cada refrigerio. Esto alentará a su hijo a continuar confiando en su
medidor interno del hambre.
Puede ayudar a apoyar los hábitos alimentarios saludables y el nivel de actividad física
de su hijo de la siguiente manera:
• Coman juntos en familia con la mayor frecuencia posible. Haga que las comidas
familiares sean un momento agradable y positivo. Evite hacer comentarios
acerca de la cantidad o del tipo de alimentos que su hijo come. De hecho, la
presión para comer reduce la aceptación del niño de alimentos nuevos o
diferentes.
• Elija alimentos saludables para las comidas de su familia. Los niños notan las
elecciones que usted hace y siguen su ejemplo.
• Establezca límites en el tiempo que su hijo pasa frente a la televisión y a la
computadora diariamente. La American Academy of Pediatrics (Academia
Americana de Pediatría) recomienda limitar el tiempo frente a la pantalla de la
televisión o de la computadora a 2 horas al día o menos.1 Siéntese con su hijo y
planifique cómo usará esta cantidad de tiempo permitida.
• Haga que la actividad física sea una parte de la vida diaria de su familia.
Algunas formas de hacer esto incluyen llevar a su hijo caminando ida y vuelta a
la escuela, y enseñarle a su hijo a saltar, a brincar, a bailar, a jugar a atrapar el
balón, a saltar la soga y a montar en bicicleta.
• Salga a caminar después de cenar.
• Lleve a su hijo a todos los chequeos de control para el niño recomendados.
Puede aprovechar esta ocasión para hablar con un médico sobre la tasa de
crecimiento, el nivel de actividad y los hábitos alimentarios de su hijo.
Si su hijo está sano y come una dieta nutritiva y variada, pero come muy poco, es
posible que, simplemente, necesite menos energía de los alimentos (calorías) que otros
niños. Y algunos niños necesitan más calorías diarias que otros niños de la misma edad
o del mismo tamaño, y comen más de lo que usted podría esperar. Cada niño tiene
diferentes necesidades calóricas.
En raras ocasiones, un niño podría comer más o menos que lo habitual debido a una
afección médica que afecta su apetito. Si su hijo tiene una afección médica que afecta la
forma en que come, hable con el médico de su hijo sobre cómo puede ayudar a su hijo a
recibir la cantidad correcta de nutrientes.
Un niño con malos hábitos alimentarios estará malnutrido. Es decir que no podrá recibir
las cantidades de nutrientes necesarias para un crecimiento y un desarrollo saludables.
Esto puede provocar un peso por debajo del valor normal o sobrepeso. Los niños
malnutridos tienden a tener sistemas inmunitarios más débiles, lo que aumenta sus
probabilidades de enfermarse. Los malos hábitos alimentarios pueden aumentar el
riesgo de un niño de tener enfermedades cardíacas, presión arterial alta o diabetes en el
futuro.