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Alimentación saludable para niños

Publicado 08/09/09 04:00 - Por Christine Wendt, R.D., L.D.

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Generalidades
¿Qué es la alimentación saludable?

Una alimentación saludable significa comer una variedad de alimentos, de modo que su
hijo reciba los nutrientes (por ejemplo, proteínas totales, carbohidratos, grasas,
vitaminas y minerales) que necesita para tener un crecimiento normal. Si su hijo come
una gran variedad de alimentos básicos en forma regular, estará bien nutrido.

¿Qué cantidad de comida es buena para mi hijo?

Desde el nacimiento hasta los 2 ó 3 años aproximadamente, los niños tienen un


"medidor interno del hambre", que indica la cantidad de comida que necesitan en un
momento determinado. Los bebés lloran para hacernos saber que tienen hambre.
Cuando están llenos, dejan de comer. Los niños mantienen este patrón a medida que
crecen. Comen tanto como sus cuerpos necesitan. Pero después de los 2 ó 3 años de
edad, este medidor interno del hambre también es afectado por otros factores, como
cuán rica es la comida. Es importante que haga que su hijo preste atención a las señales
naturales del hambre de su cuerpo.

Es posible que le preocupe ver que su hijo come muy poco durante una comida. Los
niños tienden a comer la misma cantidad de calorías todos los días, si les permiten
comer en respuesta a su medidor interno del hambre. El patrón del consumo de calorías
es diferente todos los días. Un día, un niño podría comer mucho en el desayuno, mucho
en el almuerzo y casi nada en la cena. Al día siguiente, el mismo niño podría comer
muy poco en el desayuno, pero podría comer mucho en el almuerzo y en la cena. No
espere que su hijo coma la misma cantidad de alimentos en cada comida y en cada
refrigerio todos los días.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a comer bien y a estar saludable?

A muchos padres les preocupa que su hijo esté comiendo en exceso o demasiado poco.
Tal vez, su hijo sólo quiere comer un tipo de alimentos, por ejemplo, mantequilla de
cacahuate (maní) y sándwiches de jalea. Una forma de ayudar a su hijo a comer bien y
de ayudar a que usted se preocupe menos es saber cuál es su tarea y cuál es la tarea de
su hijo en lo que se refiere a la alimentación. Algunos expertos en alimentación llaman a
esto división de responsabilidades. Si su hijo sólo quiere comer un tipo de alimentos,
está cumpliendo la tarea de los padres de decidir cuáles son las selecciones de
alimentos. En la división de responsabilidades, decidir qué alimentos se ofrecen es la
tarea de los padres.
La división de responsabilidades se describe a continuación:

• Su tarea es ofrecer opciones de alimentos nutritivos a la hora de las comidas y


de los refrigerios. Usted decide qué, dónde y cuándo se come.
• La tarea de su hijo es elegir cuánto comerá de los alimentos que usted sirva.
Su hijo decide cuánto comer o, incluso, si va a comer o no.

Si esta idea es nueva para usted, a usted y a su hijo podría tomarles un poco de tiempo
adaptarse. Con el tiempo, su hijo aprenderá que le permitirán comer todo lo que quiera
en cada comida y en cada refrigerio. Esto alentará a su hijo a continuar confiando en su
medidor interno del hambre.

Puede ayudar a apoyar los hábitos alimentarios saludables y el nivel de actividad física
de su hijo de la siguiente manera:

• Coman juntos en familia con la mayor frecuencia posible. Haga que las comidas
familiares sean un momento agradable y positivo. Evite hacer comentarios
acerca de la cantidad o del tipo de alimentos que su hijo come. De hecho, la
presión para comer reduce la aceptación del niño de alimentos nuevos o
diferentes.
• Elija alimentos saludables para las comidas de su familia. Los niños notan las
elecciones que usted hace y siguen su ejemplo.
• Establezca límites en el tiempo que su hijo pasa frente a la televisión y a la
computadora diariamente. La American Academy of Pediatrics (Academia
Americana de Pediatría) recomienda limitar el tiempo frente a la pantalla de la
televisión o de la computadora a 2 horas al día o menos.1 Siéntese con su hijo y
planifique cómo usará esta cantidad de tiempo permitida.
• Haga que la actividad física sea una parte de la vida diaria de su familia.
Algunas formas de hacer esto incluyen llevar a su hijo caminando ida y vuelta a
la escuela, y enseñarle a su hijo a saltar, a brincar, a bailar, a jugar a atrapar el
balón, a saltar la soga y a montar en bicicleta.
• Salga a caminar después de cenar.
• Lleve a su hijo a todos los chequeos de control para el niño recomendados.
Puede aprovechar esta ocasión para hablar con un médico sobre la tasa de
crecimiento, el nivel de actividad y los hábitos alimentarios de su hijo.

¿Cuál es la causa de los malos hábitos alimentarios?

En niños que, de lo contrario, serían sanos, pueden desarrollarse malos hábitos


alimentarios por varios motivos. Los lactantes nacen con una preferencia por los sabores
dulces. Sin embargo, para que los bebés aprendan a comer una gran variedad de
alimentos básicos, deben aprender a desarrollar el gusto por otros sabores, porque
muchos alimentos nutritivos no son dulces.

• Las opciones de alimentos disponibles. Si siempre hay golosinas y sodas


disponibles, la mayoría de los niños elegirán esos alimentos, en lugar de un
refrigerio más nutritivo. Pero prohibir estas opciones puede hacer que su hijo las
quiera incluso más. Puede incluir algunos alimentos menos nutritivos como
parte de las comidas de su hijo, para que aprenda a disfrutarlos junto con otros
alimentos. Aunque en la división de responsabilidades la tarea de su hijo es
decidir la cantidad que comerá de cada alimento en una comida, está bien limitar
el postre a una porción. Es su responsabilidad como padre decidir qué alimentos
ofrece, así como cuándo y dónde se sirven las comidas y los refrigerios. Intente
mantener disponible una variedad de opciones de alimentos nutritivos y
atractivos. Algunas ideas de refrigerios saludables y aptos para niños incluyen:
o Barras de queso.
o Galletas saladas integrales y mantequilla de cacahuate (maní).
o Palomitas de maíz cocinadas con aire caliente o palomitas de maíz para
horno microondas bajas en grasa.
o Barras de jugo congelado hechas con 100% de fruta natural.
o Frutas y frutas secas.
o Zanahorias miniatura con humus o "dip" de frijoles (habichuelas).
o Yogur bajo en grasa con frutas frescas.
• La necesidad de la elección personal. Las luchas de poder entre un padre y un
hijo pueden afectar la conducta alimentaria. Si se presiona a los niños para que
coman ciertos alimentos, es más probable que se nieguen a comer esa comida,
incluso si es algo que, generalmente, disfrutarían. Recuerde que su
responsabilidad es brindar una variedad de alimentos nutritivos. La tarea de su
hijo es decidir qué y cuánto comerá de las opciones que usted ofrece.
• Las emociones. La tristeza o la ansiedad de un niño, o una crisis familiar,
pueden hacer que coma de menos o en exceso. Si piensa que las emociones de su
hijo están afectando su alimentación, concéntrese en resolver el problema que
causa las emociones, en lugar de concentrarse en la conducta alimentaria.

Si su hijo está sano y come una dieta nutritiva y variada, pero come muy poco, es
posible que, simplemente, necesite menos energía de los alimentos (calorías) que otros
niños. Y algunos niños necesitan más calorías diarias que otros niños de la misma edad
o del mismo tamaño, y comen más de lo que usted podría esperar. Cada niño tiene
diferentes necesidades calóricas.

En raras ocasiones, un niño podría comer más o menos que lo habitual debido a una
afección médica que afecta su apetito. Si su hijo tiene una afección médica que afecta la
forma en que come, hable con el médico de su hijo sobre cómo puede ayudar a su hijo a
recibir la cantidad correcta de nutrientes.

¿Qué riesgos corre si tiene una mala alimentación?

Un niño con malos hábitos alimentarios estará malnutrido. Es decir que no podrá recibir
las cantidades de nutrientes necesarias para un crecimiento y un desarrollo saludables.
Esto puede provocar un peso por debajo del valor normal o sobrepeso. Los niños
malnutridos tienden a tener sistemas inmunitarios más débiles, lo que aumenta sus
probabilidades de enfermarse. Los malos hábitos alimentarios pueden aumentar el
riesgo de un niño de tener enfermedades cardíacas, presión arterial alta o diabetes en el
futuro.

Los malos hábitos alimentarios incluyen:


• Comer una variedad muy limitada de alimentos.
• Negarse a comer grupos alimentarios completos, como vegetales.
• Comer demasiados alimentos de baja calidad nutricional, como sodas, "chips"
(como papas fritas) y rosquillas.
• Comer en exceso porque recibe porciones grandes o porque uno de los padres le
dice "limpia el plato" o "termina de comer todo".

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