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Sistema nervioso

parasimpático: características
y funciones

Valeria Sabater 14
septiembre, 2018 en Biología de la conducta 0 compartidos





Relajarnos después de un esfuerzo o una situación de estrés. Regular
los latidos del corazón tras una carrera o un sobresalto. Relajar nuestros
pulmones y reducir la entrada de oxígeno y favorecer así un estado de
calma… Todos esos procesos tan esenciales en nuestro día a día, los
regula y controla una parte esencial de nuestro cuerpo: el sistema
nervioso parasimpático.
Hace poco hablamos en nuestro espacio del sistema nervioso simpático y
de su participación en otro tipo de conductas: las relacionadas con la
activación, la respuesta fisiológica ante una amenaza, ante el estrés, etc.
En este caso, estamos en esa parte del sistema nervioso autónomo
que facilita el restablecimiento de la energía corporal. Asimismo, son
tareas que este conjunto de fibras nerviosas y ramificaciones llevan a cabo
sin control consciente.
Más allá de lo que pueda parecer, el tema es sin duda interesante en
muchos más aspectos de los que pensamos. Lo es porque conocer el
funcionamiento de este tipo de estructura nos facilita el poder
entender mejor por qué somos como somos, y a su vez, descubrir
cómo podemos mediar en nuestra salud y bienestar. Un ejemplo de ello
es lo que nos explican en estudios como el llevado a cabo en la
Universidad de Medicina de Harvard y publicado en la revista Music
Perception.
Según este trabajo, la música tiene un efecto terapéutico sobre el
sistema nervioso parasimpático en personas que tengan alteraciones
en esta área. Lo hace mejorando su actividad y sus funciones. Ello se
explica sin duda por su capacidad para favorecer la calma y la relajación,
mediando así en esa característica que define a dicho sistema. Veamos
más datos a continuación.
“Como el hueso al cuerpo humano, y el eje a una rueda, y el ala a un
pájaro, y el aire al ala, así es la libertad la esencia de la vida. Cuanto sin
ella se hace es imperfecto”.

-José Martí-
¿Dónde se distribuye el sistema nervioso
parasimpático?
Como ya hemos señalado al inicio, el sistema nervioso
parasimpático forma parte del sistema nervioso autónomo. Ahora
bien, para hacernos una idea de dónde está, debemos situarnos justo en
el encéfalo. Es de aquí desde dónde parte, a través de una serie de
nervios craneales. Más tarde, debemos descender a otra área, a otra zona
de la médula espinal que es el sacro, donde inerva desde la S2 al la S4.

Veamos no obstante con detalle cómo se distribuye:

 Área craneal: en esta zona el sistema nervioso parasimpático se conecta


con el hipotálamo, el mesencéfalo y el romboencéfalo. Asimismo, aquí
tiene una gran relevancia el nervio vago, el cual llega hasta el corazón,
los pulmones y el tubo digestivo para llevar a cabo funciones vitales.
 Área sacra: esta región ya no está conectada a nivel intracraneal, sino en
la propia médula espinal. Aquí inerva con la zona urogenital para regular
tareas como la micción.
Asimismo, cabe estacar que la comunicación entre neuronas se lleva
a cabo mediante la acetilcolina, tanto a nivel preganglionar como
postganglionar.

Funciones del sistema nervioso parasimpático


Sabemos que el sistema nervioso simpático media en nuestro ahorro
energético. Es decir, nos ayuda a pasar de un estado de alerta a uno de
calma. Sin embargo, cabe decir que lleva a cabo más tareas, más
funciones esenciales para nuestra supervivencia y que realizamos de
forma inconsciente o involuntaria. Son las siguientes.

Sistema cardiovascular
Las funciones del sistema parasimpático en el sistema
cardiovascular están controladas por el nervio vago. Así, su principal
tarea es regular el ritmo cardíaco, tanto la frecuencia como la fuerza de la
contracción. Reduce también la presión sanguínea.
Asimismo, y no menos interesante, cabe decir que gracias al sistema
parasimpático podemos mejorar procesos cognitivos tan importantes como
la memoria, la atención, la resolución de problemas… Según un estudio
publicado en la Universidad de Psicología, Ruhr Bochum, en Alemania,
cuando nuestra frecuencia cardíaca se regula y el ritmo cardíaco es
menos acelerado, nuestro cerebro trabaja mucho mejor.

Sistema digestivo
Media en el proceso de la digestión de diversos modos: controla la
pared del estómago facilitando las contracciones y la actividad peristáltica,
y facilita la secreción de hormonas como la gastrina, secretina e insulina.
También regula la salivación y la deglución.
Por otro lado, hay un aspecto que no podemos olvidar: la digestión
demanda un alto coste energético. Por ello, lo que hace el sistema
nervioso parasimpático es centrar toda la energía durante este
proceso en nuestro sistema digestivo.
Sistema excretor
El sistema parasimpático controla y regula tanto el proceso de
eliminación de los esfínteres como la coordinación de la micción.

Sistema genital
Esta estructura conformada por nervios y ganglios tiene una relevancia
clave en nuestra sexualidad. Gracias a este sistema se favorece la
excitación sexual.

Sistema respiratorio
La función de este sistema en nuestros pulmones es clave para
estimular la broncoconstricción. Es decir, ese mecanismo por el cual se
estrechan las vías aéreas para bloquear o disminuir el flujo de oxígeno
que recibimos.

Sistema visual
Cuando estamos en un estado de reposo y este sistema considera que no
es necesario que captemos más luz, contrae nuestra pupila.

Para concluir, tal y como hemos podido descubrir, el cuerpo humano es


tan complejo como perfecto a la vez. Somos esos seres preparados para
reaccionar ante cualquier estímulo, para adaptarnos a cualquier
circunstancia y regular nuestro organismo de acuerdo a nuestras
necesidades. Entender cada proceso del sistema nervioso autónomo
(incluyendo el sistema simpático y el parasimpático) nos permite sin
duda saber mucho más sobre nosotros.
Sistema límbico: ¿qué es y
cómo funciona?

Lorena Vara González 23 mayo, 2017 en Psicología


Nuestro cerebro es una de las estructuras más maravillosas de nuestro cuerpo. Tanto es así, que
aunque es una de las partes de nuestro cuerpo más estudiada, todavía queda mucho por descubrir
sobre su funcionamiento. A pesar de ello, sabemos que dentro de él tenemos diversos sistemas
que se han especializado en una parte del funcionamiento de nuestra conducta. Uno de los
sistemas más importantes es el conocido como sistema límbico.

La primera vez que se habló del sistema límbico, aunque de una manera menos conceptualizada y
más primitiva de lo que lo conocemos ahora, fue porque Paul Broca nombró a una zona situada
cerca de la glándula pineal, es decir en el limbo o borde, la zona de “el gran lóbulo límbico”. De ahí
viene la lógica de su nombre, porque se sitúa en el limbo o borde de otras estructuras ya
conocidas en ese momento.

Pero el sistema límbico, tal y como lo conocemos actualmente, fue conceptualizado por el
fisiólogo MacLean en 1949. Amplió la conceptualización primaria de este sistema que inició Papez
en 1939, dándole su nombre actual. MacLean decidió la ampliación del número de estructuras que
lo componen porque consideraba que en nuestra evolución fue igual de importante el desarrollo
de la corteza cerebral que el desarrollo de nuestro cerebro emocional.

“La felicidad es un estado mental activado por el sistema límbico”

-Antonio Damasio-

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Por ello, se conoce al sistema límbico como cerebro emocional. Pero, ¿el término de cerebro
emocional es totalmente correcto?, ¿actualmente cuáles son los componentes del Sistema
Límbico?, ¿es tan importante su funcionamiento? Si sigues leyendo, ¡encontrarás las respuestas a
estas preguntas!
¿Cuáles son las principales estructuras que componen el sistema límbico?

El sistema límbico está compuesto por multitud de estructuras cerebrales interconectadas entre sí.
Esto hace que sea complejo determinar con precisión qué estructuras lo forman y el trabajo
concreto de cada una de ellas. Aunque los estudios realizados sugieren que, con mayor apoyo
entre los científicos, las estructuras que componen el sistema límbico y sus funciones son las
siguientes:

Hipotálamo

Situado en la base del encéfalo, por debajo del tálamo. En concreto se encuentra a ambos lados
de la porción ventral del tercer ventrículo, o lo que es lo mismo, hacia el centro y de manera
interna en nuestro cerebro.

Es una estructura cerebral pequeña, pero compuesta por multitud de núcleos y fibras que resulta
esencial para garantizar nuestra supervivencia, pues se encarga de nuestro sistema nervioso
autónomo y nuestro sistema endocrino. Además organiza las conductas más importantes ligadas
a la supervivencia de la especie: lucha, alimentación, huida y reproducción.

Una de las estructuras del hipotálamo más importantes en el funcionamiento del sistema
límbico son los cuerpos mamilares. Los cuerpos mamilares son una profusión del fondo del
encéfalo en el extremo posterior del hipotálamo. Contienen varios núcleos hipotalámicos
importantes y se encargan de la recepción de los impulsos procedentes de la amígdala y del
hipocampo, y el reenvío de estos impulsos hacia el tálamo. Esto los convierte en una importante
vía de recepción y transmisión de la información.

Hipocampo

Es una estructura del prosencéfalo, situada en el lóbulo temporal, que tiene una forma
característica de “caballito de mar”. Es una de las regiones más ancestrales del encéfalo humano
y por ello es la principal estructura ligada al hipotálamo en la regulación de los procesos básicos de
nuestra supervivencia.

Es más, el hipocampo es tan importante que sin él no podríamos tener una identidad puesto que
es un área esencial para el buen funcionamiento de nuestra memoria. En concreto de la
memoria remota, que es la que nos proporciona el recuerdo de todo aquello que ha sucedido en
el pasado, y por tanto configura en parte nuestra personalidad moldeada en base a las
experiencias. Además, el hipocampo también es una estructura muy importante en los procesos
de aprendizaje.

En cuanto al sistema límbico, el hipocampo es el principal encargado de la memoria emocional.


Esto quiere decir que cada acontecimiento que hemos vivido, sentido y experimentado es
filtrado por el hipocampo, que junto con el hipotálamo, hace que podamos recordar no solo las
experiencias, sino también lo que sentimos asociadas a ellas.

Amígdala

La amígdala o complejo amigdalino está situada en el ventrículo lateral del lóbulo temporal, en
concreto en el interior del lóbulo temporal rostral. Esto quiere decir que forma parte del llamado
cerebro profundo, ese donde priman las emociones básicas o el instinto de supervivencia. Está
compuesta por tres núcleos principales: núcleos basolaterales, núcleo central y núcleos
corticomediales.

Su principal función es la de integrar las emociones con los patrones de respuesta


correspondientes a nivel fisiológico y conductual. Sus conexiones no solo producen una reacción
emocional, sino que debido a su estrecha vinculación con el lóbulo frontal también permite la
inhibición de conductas, participando así en el conocido secuestro emocional o “Amygdala Hijack”.

Dentro del sistema límbico, no solo es la capitana de nuestras emociones, también, asociada al
hipocampo, genera los recuerdos emocionales. Pero esto no es todo, junto con el Hipotálamo
impregna de color emocional nuestros procesos básicos, asociando la ansiedad o emociones
negativas a la alimentación, el sueño o la conducta sexual.
Fórnix o Trígono

Es un haz o conjunto de axones en forma de arco que conecta el hipocampo con otras regiones
encefálicas. Destaca, para el funcionamiento del sistema límbico, su conexión con los cuerpos
mamilares y con el hipocampo. Así, este arco es el principal encargado de la transmisión de
información entre las principales estructuras del sistema límbico.

Corteza límbica

La corteza límbica se localiza en el lóbulo temporal medial de nuestro cerebro. Muy relacionada
con la memoria, en concreto, con la consolidación y recuperación de memorias declarativas:
tanto episódicas como semánticas. Además, al igual que el Fórnix, es una vía de conexión de
información entre las diferentes estructuras cerebrales.

Otras estructuras asociadas al sistema límbico

Como hemos dicho anteriormente, no todos los neurólogos y neuropsicólogos están de acuerdo
en la composición del sistema límbico debido a la complejidad de su funcionamiento. Por ello,
algunos profesionales pueden tener también en cuenta, para explicar su funcionamiento, a las
siguientes estructuras:
 Circunvolución del cíngulo: proporciona una vía desde el tálamo hasta el hipocampo y está
asociada con la memoria olfativa y el recuerdo del dolor.

 Área septal: participa en la inhibición del sistema límbico y el nivel de alerta cuando la
atención selectiva así lo requiere. Además parece intervenir para relacionar de la
memoria, motivación, la emoción y el estado de alerta, modulando las sensaciones
placenteras y los estados de activación externos.

 Área tegmental ventral: considerada uno de los centros del refuerzo por excelencia,
interviniendo así en la regulación del placer y las adicciones.

 Corteza prefrontal: que es la parte racional por excelencia de nuestro cerebro y la que nos
distingue de los animales. Su funcionamiento relacionado con el sistema límbico es
silenciar o parar los “impulsos” emocionales provenientes del mismo. Es la que se encarga
de controlar nuestros impulsos y su desarrollo es uno de los que más tarde se completa en
el desarrollo de nuestro cerebro.

¿Resulta correcto hablar del Sistema Límbico como cerebro emocional?

Para muchos autores resulta un término completamente correcto puesto que la función
principal del Sistema Límbico, como hemos visto, es la regulación emocional. De hecho,
históricamente la función principal asignada a este sistema solo contemplaba la gestión de las
emociones.

Actualmente, en cambio, se considera que la visión de este sistema como el cerebro emocional
resulta muy reduccionista. Diferentes investigaciones han puesto de manifiesto una multitud de
funciones en las que cobra especial relevancia el sistema límbico. Entre las funciones metabólicas
se encuentran la regulación térmica, las funciones vegetativas y reproductivas. Y entre las
funciones de supervivencia destacan su influencia en las emociones y sentimientos, ira y odio,
miedo, pasión y tristeza y memoria (Saavedra, Díaz, Zúñiga, Navia y Zamora, 2015).

¿Tan importante es el sistema límbico para nuestra supervivencia?

Como hemos visto, este sistema se encarga de multitud de funciones, entre ellas las esenciales
para la supervivencia, representadas, sobre todo por el hipotálamo. Por lo que sin él no
podríamos vivir y una muestra de ello son algunas de las enfermedades más llamativas que se
pueden dar si se lesiona alguna de las estructuras que lo componen:

 Alzheimer: se produce por una degeneración de diferentes estructuras cerebrales, sobre


todo, del hipocampo, produciendo en este caso la pérdida progresiva de la memoria entre
otros síntomas.

 Síndrome de Kluver-Bucy: afectación de la amígdala y los lóbulos temporales de manera


bilateral. Produce agnosia o falta de reconocimiento visual, hipersexualidad e hiperfagia,
entre otros síntomas.

 Amnesia: principalmente anterógrada por afectación del hipocampo.

 Alexitimia: Incapacidad para expresar y reconocer emociones tanto propias como ajenas.

Estas alteraciones, entre muchas otras, nos informan de la importancia del sistema límbico en los
diferentes aspectos de nuestra conducta, desde la memoria hasta funciones tan básicas como el
hambre. Por ello, es una estructura cuyo funcionamiento es de los más importantes dentro de
nuestro cerebro.

Referencias Bibliográficas:

Abril Alonso, Águeda del. (2005) Fundamentos biológicos de la conducta. Madrid: Sanz y Torres.

Carlson, N. (2014). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson.

Rosenweig, M.; Breedlove, S.; Watson, N. (2005) Psicobiología. Una introducción a la Neurociencia
Conductual, Cognitiva y Clínica. Barcelona: Ariel.

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