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ECONOMÍA

Inmigración venezolana y panorama


del empleo

ByAndrés Rosas
Posted on Abril 2, 2018

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A lo largo de la historia del Perú, desde tiempos incas hasta nuestros años como
república, se han dado gran cantidad de movimientos migratorios. Las causas responden
a muchos factores, pero el motivo más frecuente es el económico: miles de familias que
se trasladan hacia los centros de producción en busca de mejores oportunidades. Sin
embargo, pocas veces se ha dado lo que está ocurriendo en los últimos meses. La gran
cantidad de mano de obra venezolana que llega a nuestro país constituye un
acontecimiento único en la más reciente historia económica del Perú (Dancourt, 2018).
El Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM) dio a conocer que el 77%
de emigrantes de este país se traslada al Perú. Por su parte, la Superintendencia
Nacional de Migraciones registra 146 mil venezolanos llegados al país buscando escapar
de la dura crisis a la que se enfrentan.
Tal contexto puede afectar la situación del empleo en el corto plazo. Según Dancourt
(2018) existe un gran excedente de mano de obra urbana (población económicamente
activa) el cual representa el 65% de la fuerza laboral urbana. La adición de mano de obra
venezolana produce un aumento de este excedente que la economía no está en
capacidad de recibir y beneficiar con un puesto de trabajo. En consecuencia, los niveles
de empleo caen, junto con los salarios promedio, y la informalidad aumenta.

Según el Ministerio del Trabajo, el empleo en el sector moderno cayó de manera


consecutiva en julio y noviembre del año pasado. Por su parte, el INEI reporta que a
febrero de este año el empleo adecuado en Lima Metropolitana disminuyó en 1,5%
(45,900 personas) respecto del mismo mes del año 2017. Mientras que la población
subempleada aumentó en 4,2% (71,300 personas) en el mismo periodo. La gran mayoría
de inmigrantes venezolanos se encuentran en el rango de 25 a 44 años de edad. En este
segmento de la población, el INEI reporta una caída en el empleo adecuado de 3,9%
(73,600 personas).

Asimismo, el hecho de que exista una mayor cantidad de mano de obra hace que el
salario real caiga (Dancourt, 2018). Este último es un indicador del poder adquisitivo de
las familias que fundamentalmente busca medir cuántos bienes se podrían comprar con
la remuneración de un mes de trabajo. Como ahora existe una mayor cantidad de
personas laborando, es más barato para las empresas conseguir personal y, por tanto,
la remuneración ofrecida por estas cae. Si a esto le sumamos la reciente alza del salario
mínimo, la consecuencia es un inevitable incremento en la informalidad.

La medida clave en este tema es una reactivación de la economía, la misma que viene
paralizada desde del 2015. Se trata de devolverle la capacidad de absorber la mano de
obra que está llegando con flujo frecuente. Sin duda, este es un reto que la nueva
administración del Presidente Vizcarra tiene que asumir junto con otros aspectos de
nuestra realidad.

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