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Mercedes Belzu
1834-1879, La Paz. Fue escritora, poeta y traductora. Publicó las novelas Recuerdos de viaje,
Diente de lobo, Vellón de oro y su obra poética reunida se encuentra en el libro Poesías (1891).
También colaboró en varios periódicos y tradujo a Shakespeare, Víctor Hugo, Alphonse de
Lamartine y Lord Byron. Tomamos los siguientes poemas de esa obra reunida.
Cántico de exequias
Dije yo: mi edad lozana
a la mitad de sus días
llegar debe a las sombrías
puertas de la eternidad.
Del dulce vivir privado
ya nada veré en la tierra
de los vivos, do se encierra
del Señor la majestad.
Me privan de la existencia
y van a plegar mi vida
cual la tienda recogida
que el pastor vuelve a doblar.
De la mañana a la noche
oh, Dios, daréis fin conmigo
y venís cual mi enemigo
mis huesos a quebrantar.
Imitación de Shakespeare
To be or not to be, that is the question
Hamlet, Shakespeare
Levantando la mirada
hacia el azul firmamento
un santo presentimiento
sentí despertarse en mí
conocí que no era dado
dudar de la obra divina
porque la tierra mezquina
hasta entonces solo vi.
Y de lo bueno y lo bello
revelación infinita
miré en los astros escrita
con creciente admiración.
Dios, de su luz soberana
lanzando un rayo fulgente
rasgó el velo de mi mente
iluminó mi razón.
Dolor
Canst thon not minister to a mind discas`d
Pluck from the memory a rooted sorrow
Raze ont the wtillen trombles of the brain
And with some sweet oblivisur antidote
Cleause the stuff`d bosom af that perilens stuff
Which weighs upon the heart?
Oscurecen el pasado
llenan de luto el presente
y el porvenir a mi mente
lo presentan desolado.
La violenta tempestad
raudo impulsor de mi vida
me llevó cual ave herida
a lejana soledad.
Y vaga mi pensamiento
en los recuerdos penosos
de tantos hechos odiosos
y de miserias sin cuento.
A la naturaleza
Templo del creador, feliz natura,
que ostentas esplendente tu belleza
revelando en la tierra y en la altura
del señor la grandeza.
Al Misti
Yo te saludo extranjera
y de mi patria arrojada
por la desgracia postrada
hasta tu falda llegué
y era todo semejante
para mí a la patria aquella
el cielo, el campo, la bella
ciudad que duerme a tu pie.
Yo recorro en mi memoria
todo el tiempo que ha pasado
y que en pos de sí ha dejado
una huella de aflicción.
Con él se fueron las dichas
tras él se quedó el hastío
y este profundo vacío
que siento en mi corazón.
Contemplando la belleza
que el Universo engalana
se ve que todo se afana
en alabar a su autor
así, tú, Misti, levantas
hasta el cielo tu cabeza
proclamando la grandeza
de aquel supremo hacedor.
Salmo 136
Cuando cautivos íbamos un día
campos de Babilonia atravesando
y sus revueltos ríos, sollozando
en la margen sombría
a ti, ¡oh Sion!, la mente se volvía.
Melancolía
¡Cielo, tierra, inmensos mares!,
oíd mis acentos dolientes
huracanes y torrentes,
¡sed eco de mis pesares!
no os pediré compasión
pero respondedme, os ruego,
y restituidme el sosiego
ilustrando mi razón.
Y si consagra su vida
a la triste humanidad
a su patria, a la verdad
a la ciencia esclarecida,
Ardiente en su aspiración
busca mi alma la verdad
no la halla en la humanidad
e interroga a la creación.
Arroyuelos refrescad
aquel polvo fatigado
sol, cuyo brillo he amado,
mi sepulcro iluminad.
Un ideal poético
(Leyenda. Fragmentos)
I
El ideal del arte al pensamiento
en el mundo real de nuestra vida
un culto nuevo le creó. Su encanto
el vulgo desconoce, o no adivina
que pudiera existir, cuando ni alcanza
que en ciertos seres un sentido exista
como don singular de instinto santo
para amar y sentir aquel encanto.
Cuadro primero
Cet enfant avait pour trait distinctif de son
Caractère un sentiment si vif du beau dans
la nature et dans l´art que son âme n´était pour ainsi dire
Qu´une transparence de la beauté matérielle on idéale éparse
dans les ouvres de Dieu et des hommes…Il avait le mal du ciel
Lamartine.
I
Descendiente de príncipes germanos
Ezequiel era un joven de esa patria
donde Goëthe y Schiller murieron
y la Atenas llamose de Alemania.
Cuando fue emporio de las letras y artes
de Weimar, niño trasladose a Francia
y en París educado, allí vivía
entre sueños de gloria y poesía.
II
Ezequiel de Wartbourg, hermoso, rico,
titular de un Estado en las Sajonias,
entusiasta del arte, circundando
en su palacio, cual con regia pompa
de bellos lienzos, mármoles y bronces
artísticos tesoros que lo adornan,
su orgullo vano solamente muestra
por esa del pincel obra maestra.
III
¿Son espejismos, ilusión, mentira,
del arte vaga nube, etéreo halago
esos sueños de una hábil fantasía,
esas visiones del ideal encanto?
Mas, ¡y qué importa si en la vida siempre
triste es lo real, y lo sublime es vano!
Pobre Ezequiel, tus sueños ya se alejan
y hondo vacío al corazón te dejan.
Epílogo
Acompañado por un viejo amigo
que un cuadro presenció de esta leyenda
(siendo él por cierto muy veraz testigo)
a un templo de París llevé mi ofrenda
de caridad un día
en que allí se pedía
un óbolo sagrado
para auxilio de un pueblo desgraciado.
La hija de la loca
(Leyenda)
A la joven señora Libania Augusta de F.M.
I
‒¿La viste tú?
‒Bien la vi.
A pesar de mi cansancio
después de seguir dos leguas
trémulo y débil anciano
por entre la negra fronda
tras el ruido de sus pasos
llegué al puerto y descubrí
del alba a los febles rayos
que alguno la acompañaba.
Era un hombre disfrazado.
‒Traspasado
De pesar me dejas, Bruno.
¡Esto es hecho! Temerario,
un seductor se la roba
y ella abandona el regazo
de su madre… ¡Pobre madre!
A quien el cielo privando
de la razón, ha querido
no hacerle sentir acaso
las redobladas angustias
de un destino tan aciago.
II
¿Qué es, gran Dios, esa niebla tan oscura
en que el alma se envuelve soñolienta?
¿Qué, ese estado de calma y de tormenta,
llamado por los hombres la locura?
Privación de la antorcha de la vida,
enigma de natura
que no es dolor ni signo de contento;
que es piélago en que el alma sumergida
perdió la voluntad y el pensamiento.
III
Esa mujer que pasea
de Don Gaspar en la quinta,
es una pobre demente
que ignorada en ella habita.
¡Mísera viuda! Miradla
su belleza aún no declina
que fue muy bella y también
muy desdichada en la vida.
Hay en su mirar tan vago
Esa expresión indecisa
del dolor, quizá en suspenso
porque el alma está cautiva
tras del velo tenebroso
de la horrenda pesadilla.
En las venas de su frente
la contradicción se agita,
oh en sus labios convulsivos
al mostrarse la sonrisa
parece esconder pesares
que ni en la tumba se olvidan.
Signos de febril contento
sobre esa beldad, marchita
por las borrascas morales
son la profunda ironía
del dolor y a llanto mueven
a los que a Constanza miran,
fue su esposo un noble mártir
quien por fortuna enemiga
tuvo que buscar descanso
con el acto del suicida…
La infeliz se volvió loca,
Don Gaspar, de quien sobrina
era aquella desgraciada,
paternal amor le brinda
y a su lado halló Constanza
seguro asilo con su hija.
IV
Laura, la perla del cielo
oh, el ángel de la esperanza
que bajara de un Carmelo
para dar su lumbre al suelo
era la hija de Constanza.
Con la cándida pureza
de niño tierno en la cuna
la dotó naturaleza
dando espejo a su belleza
melancólica la luna.
VI
Días y días pasaron
como lo anunció Constanza
y ni remota esperanza
de hallar a su hija lograron.
El Señor de Montelicio
hasta el fin de su existencia
tras constante diligencia
sólo halló doble martirio.
El estado compasible
inspiróle de Constanza
con la pena, una esperanza
de su curación posible.
Y en el templo silencioso
las viajeras solitarias
modulando sus plegarias
gustaban dulce reposo.
De la música el encanto
prodigios causó en el alma
de aquella mujer, que en calma
dejaba correr su llanto.
VII
En la región ideal del pensamiento
es la música el don de más encanto
aun el poeta de glorioso canto
no conmueve cual ella el corazón.
Lindaura Anzoátegui
1846-1898, Tarija. Escribió siete novelas históricas publicadas en Potosí: La madre (1891), La
mujer nerviosa (1891), Luis (1892), Cómo se vive en mi pueblo (1892), Cuidado con los celos
(1893), Huallparrimachi (1894) y En el año 1815 (1898); además de poemas dispersos. Vivió en
varios países de Europa por acompañar a su esposo, el presidente Narciso Campero desde 1872 y
firmó varios de sus poemas con el pseudónimo El Novel. En 2006, se reimprimió su obra, bajo el
título Desafío de mujer y el auspicio de la familia, Plural y el estudio de Virginia Ayllón. De esta
publicación tomamos los poemas siguientes.
Bolivia
(Fragmento)
He llorado hasta hoy, acerbo llanto,
al contemplar tu trágica agonía
pero no lloro ya, que hay cobardía
en el llanto que hoy vierte la mujer.
Sucre
Sucre inmortal: si con potente brío
mi patria aclama tu virtud, tu gloria,
si América salda tu memoria
y altiva dice al mundo “¡Es hijo mío!”,
¿por qué no unir la voz del sentimiento
a ese clamor armónico y vibrante?
Grata es la luz de pálidas estrellas
tras el regio brillar del sol radiante.
Y así no busca inspiración mi canto
en los laureles que ganó tu espada,
me inclino reverente, entusiasmada
de tu bondad ante el recuerdo santo.
¡Cerebro de héroe y corazón de niño!
Dios al formarte con amor profundo
ciñó tu sien con la inmortal corona
egregio emblema del Señor del mundo.
En un álbum
(A mi amiga Mercedes Ortiz de Ortiz)
Plegaria
Ellos duermen, ¡hijos míos!
¡Cuánta calma hay en sus frentes!
De sus labios inocentes
aspiro candor y paz.
Obrajes
(Villa cercana a la ciudad del Illimani)
Natalia Palacios
1837-1918, La Paz. Poeta y maestra. Publicó varios sonetos en revistas y periódicos de la época;
además de Ensayos literarios y Ensayos sobre la educación de la mujer boliviana. De la poeta
dijo, Tomás O’Connor d’Arlach, “todo lo grande, lo bello, lo tierno a inspirado siempre a esta
distinguida poetisa”. El primer poema proviene del Boletín Titicaca; el segundo, del Almanaque
de El Comercio para 1879; los siguientes de la recopilación de Monje, La lira paceña.
Soneto
Blanca cual la aurora matutina
fresca como la brisa embalsamada
bella como la rosa perfumada
que en su tallo se mece purpurina.
Primavera
(Soneto)
Cubierta con el velo de la aurora
y entre nubes de nácar esplendente
coronada de rosas su alba frente
ya desciende la reina de la flora.
Llanto
(Sobre la tumba de mi padre)
……………………………………..
La guerra fratricida
se enciende aterradora
su llama destructora
nos llena de aflicción.
¿Acaso tus piedades,
Señor, se han agotado?
Para tu pueblo amado,
¿no habrá esta vez perdón?
Inmarcesible azucena
del jardín del creador
delicia del salvador
de divina gracia llena.
Tú sostén del que camina
y peregrina
en este inmenso desierto
eres el seguro puerto
y la aurora matutina.
Si la vida lacrimosa
eleva a ti su plegaria
sobre loza funeraria
le das fuerzas, bondadosa,
al huérfano y al mendigo
sin amigo,
que el hombre les niega hermano
tú les extiende la mano
les pones bajo tu abrigo.
Ya no es bello el firmamento
ya no tienen lucimiento
las estrellas en el cielo.
Todo cubre un negro velo
ni el día tiene esplendor
no hay matices, no hay colores
ya no hay plantas, ya no hay flores
ni el campo tiene verdor.
Ya no veo la belleza
que ofrece la naturaleza
la que al mundo adorna y viste…
Todo es noche, noche triste,
de confusión y pavor…
Do quier miro, do quier piso
nada encuentro y no diviso
más que lobreguez y horror.
Pobre ciega, desgraciada,
flor de abril marchitada.
¿Qué soy yo sobre la tierra?
Arca, do tristeza encierra
su más tremendo amargor
y mi corazón enjuto
cubierto de negro luto
es el trono del dolor.
En mitad de su carrera
y cuando más luciente era
de mi vida el astro hermoso
en eclipse tenebroso
por siempre se oscureció
de mi juventud lozana
la primavera temprana
en invierno se trocó
Consumada mi esperanza
ya ningún remedio alcanza
ni una sombra de delicia
a mi existencia acaricia…
Mis goces son el sufrir…
Y en medio de esta desdicha
sólo me queda una dicha
¡y es la dicha de morir!
Jesús SI BIEN EN ESTE POEMA NO HAY NINGUNA FIGURA FEMENINA, SE
EXPLICA TODA LA VISION DE PORQUE SE DESEA LA UERTE Y SE SUFRE
TANTO EN EL CUERPO Y EN LA TIERRA
En tu corazón me abrigas
y yo estoy unida a ti
en vuestro seno respiro
y vos respiras en mí.
Abrasadme y consumidme
volved pavesas mi pecho
y que en tu incendio amoroso
quede el corazón deshecho.
El océano y el pensamiento
¿Quién eres, dime, genio misterioso?
¿Cómo en mí posas tu atrevida planta?
Yo soy el mar monarca poderoso
¿de mi salida, el bramido no te espanta?
Un recuerdo grabe en él
Lindaura amada, me impones,
¿qué expresiones
pondré yo en este papel?
No usaré contigo yo
frases ni lisonjas bellas
pues con ellas
no expreso mi afecto, no.
El suspiro es la expresión
acento mudo, ferviente
y elocuente
que nace del corazón.
Hoy al dirigirme a ti
te hablo en este mudo acento
un momento
escúchale amiga, sí.
Dolor y consuelo
(Al distinguido poeta peruano Sr. Don Pedro Elera)
A un pensamiento marchito
(A Tomás O’Connor d’Arlach)
Tu languideza y agonía
retratan mi corazón
marchito por la aflicción
y del alma el amargor
Es pálida corola
sin belleza y lozanía
copia es de mi faz sombría
por recuerdo de dolor.
Y mientras yo conservo
hermana idolatrada
en el alma grabada
tu imagen ideal
esos ojos hermosos
vean en claro día
de tu pobre María
el retrato real.
Fija en él un instante
mirada compasiva
y tu bondad reciba
un signo de amistad
en él a ti voy toda
pues quiero visitarte
y por ofrenda darte
mi eterna voluntad.
Letrilla satírica
Que un charlatán mentecato
del fraile hable con desprecio
sin mirar el menosprecio
que hablando causa a la gente
¡malaya quien lo consiente!
El poeta apurado
Puesta la mano en la frente
pensativo y silencioso
se paseaba presuroso
el poeta don Clemente.
A Bolívar
Aquí reposa el ínclito guerrero
Bolivia triste y huérfana en el mundo
llora a su padre con dolor profundo
libertador de un hemisferio entero.
Adela Zamudio
1854-1928, Cochabamba. Dedicada a repensar la educación y la relación con las instituciones,
especialmente la religiosa, fue afamada polemista en la prensa, donde publicó notas y versos bajo
el pseudónimo de Soledad. Sus libros de poesía son: El Misionero (1879), Ensayos poéticos
(1887), Ráfagas (1914) y Peregrinando (1942, edición póstuma). Recientemente ha sido
reeditada su obra: Íntimas (2006), Cuentos completos (2011) y Poesía (2017). Tomamos de esta
última el siguiente poema extenso.
El misionero
(Poema religioso)
Dedicatoria a la Virgen
¡Cuán lejos de este mundo de crímenes y males
esa región excelsa del alto cielo está!
Pero la fe cristiana promete a los mortales
que a quien constante orare su Dios le escuchará.
Canto I
Las selvas
¡Cuán hermoso es el suelo de Bolivia!
Ora sobre sus valles abrigados
donde una eterna primavera tibia
verdes conserva los risueños prados
do en su viudez la tórtola se alivia
dando al viento sus ayes prolongados,
oculta entre las cepas de las viñas,
o en los huertos que pueblan sus campiñas.
Canto II
Los salvajes
Se entolda el puro cielo del invierno
y comienza a llover por vez primera
brotando por doquier un verde tierno
se declara precoz la primavera.
La selva en fin, cuyo verdor eterno
un tanto seco por el sol se viera
de pronto de sus galas revestida
muestra en su seno animación y vida.
Canto III
La primera misa
Canto IV
La historia de la cruz
1841-1907, Cochabamba. Fue hermana menor de doña Sabina, también poeta. En 1860 ingresó de novicia
en el Monasterios del Carmen. Sin embargo, no pudo profesar de monja. Posteriormente, por problemas
de salud, volvió con su familia, tiempo que le dedicó a la escritura de poemas. Fue vicepresidenta del
Colegio de niñas de Tarata, trabajó allí junto a su hermana. El año 1881 contrajo matrimonio con el Sr.
Juan Crisóstomo Carrillo, ministro de relaciones exteriores de Bolivia. Los poemas aquí reunidos
provienen de la antología de Benjamín Rivas, Lira boliviana.
El Poeta
Lamartine
El ama a la criatura
con amor, puro y ardiente
y del amor la ternura
cual otro ninguno siente.
Adiós
(Traducción de A. Musset)
Fementidos amadores
tu vanidad exaltando
diamantes, perlas y flores
te ofrecerán seductores
tu necia ambición llenando.
A mi amiga M. M. P. S. de T.
Te vi, te conocí, oh, cara amiga,
en la mansión del paternal abrigo
exenta de pesares y fatiga
cual flor hermosa en el Edén perdido.
A mi sobrina M. C. A
De dichas colme tu existencia el cielo
de virtudes fecunde tu alma pura
y del cáliz de hiel y de amargura
nunca pruebes el líquido fatal.
Sigue las huellas de tu buena madre
tómala siempre por tu firme guía
pídele sus consejos cada día
y andarás sin tropiezo en tu camino.
Canción de fortunio
(Imitación de A. de Musset)
¿Pretendes importuna
que yo confiese
si amo a mujer alguna?
Cantaremos, en tanto,
si así te agrada,
que es mi bien y mi encanto
mi bella amada.
Lo que su fantasía
quiere ordenarme
lo hago con alegría
sin enfadarme.
Y si mi vida un día
útil le fuera
gustoso le daría
si la pidiera.
Sabina Méndez
1839-1882, Cochabamba. Fue escritora y docente. Fundó en su ciudad natal un colegio para la instrucción
de niñas. Su obra, dispersa, según lo establece Benjamín Rivas, se dedicó a asuntos bíblicos y patrióticos.
Los que figuran a continuación provienen de la Lira boliviana, del citado autor.
Plegaria al salvador
Ferviente en tu presencia mi humilde voz se eleva
a ti, divino verbo, del mundo, redentor,
el alma en sus acentos, mi fe adosa lleva
ante tu excelso trono cercado de esplendor.
Oda a la juventud
(Imitación del poeta polaco Meckewics)
A la virgen
Salve reina que estás en el cielo
escogida entre todas y santa
salve, vida, esperanza y consuelo
que la estirpe de Adán libertó.