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A continuación te presentamos un fragmento de la novela de ciencia ficción Viaje al centro de la Tierra, del escritor
francés Julio Verne (1828-1905). La novela describe la expedición que emprendieron hacia ese destino el sabio alemán
Otto Lidenbrock y su sobrino Axel. ¿Qué habrán encontrado? ¿Cómo imaginas el interior de la Tierra? En este capítulo, el
profesor Lidenbrock y su sobrino, durante su descenso, encontraron un lugar insólito, extraordinario; creyeron que era un
bosque de hongos...
Pero la vegetación de aquella comarca subterránea no era sólo de hongos. Más lejos elevábanse grupos de un gran
número de otros árboles de descolorido follaje. Fácil era reconocerlos, pues tratábase de los humildes arbustos de la
tierra dotados de fenomenales dimensiones: licopodios de cien pies de elevación, sigilarias gigantescas, helechos
arborescentes, del tamaño de los abetos de las altas latitudes, lepidodendrones de tallo cilíndrico bifurcado, que
terminaban en largas hojas y erizados de pelos rudos como las monstruosas plantas grasientas.
-¡Maravilloso, magnífico, espléndido! -exclamó mi tío-. He aquí estas humildes plantas que adornan nuestros
jardines convertidas en árboles como en los primeros siglos del mundo. ¡Mira, Axel, y asómbrate! ¡Jamás botánico
alguno ha asistido a una fiesta semejante!
-Tiene usted razón, tío; la Providencia parece haber querido conservar en este invernáculo inmenso estas
plantas antediluvianas que la sagacidad de los sabios ha reconstruido con tan notable acierto.
-Dices bien, hijo mío, esto es un invernáculo; pero es posible también que sea, al mismo tiempo, un parque
zoológico.
-¡Un parque zoológico!
-Sin duda de ningún género. Mira ese polvo que pisan nuestros pies, esas osamentas esparcidas por el suelo.
-iOsamentas! - exclamé-. iSí, en efecto, osamentas de animales antediluvianos!
Me apresuré a recoger aquellos despojos seculares, hechos de una substancia mineral indestructible, y apliqué
sin vacilar sus nombres científicos a aquellos huesos gigantescos que parecían troncos de árboles secos.
-He aquí -dije-la mandíbula inferior de un mastodonte; he aquí los molares de un dinoterio; he aquí un fémur
que no puede haber pertenecido sino al mayor de estos animales: al megaterio. Sí, nos hallamos en un parque
zoológico, porque estas osamentas no pueden haber sido transportadas hasta aquí por un cataclismo; los animales a los
cuales pertenecen han vivido en las orillas de este mar subterráneo a la sombra de estas plantas arborescentes.
Nota bene:
- Los sobrayados son nuestros.
- Un pie es una medida de longitud anglosajona, que equivale a 0.3048 m (30.48 cm).
II. Escribe en el paréntesis una V si la información sobre el relato de Julio Verne es verdadera, y una F si es falsa.
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1. De las palabras subrayadas en el texto, escribe la que corresponda a los étimos y a la definición real que
presentamos en el cuadro.
2. Separa con un guión el prefijo, como se muestra en el ejemplo.
3. Redacta la definición etimológica.
V. De los términos subrayados en el texto, escribe el que corresponda a la definición real que presentamos en el
cuadro.
1. En las siguientes palabras, identifica los étimos del cuadro anterior y completa las definiciones: