You are on page 1of 2

Cada estamento era independiente y fueron los siguientes:

-La nobleza: estaba formada por el rey, los señores feudales y sus vasallos. Su estado era
hereditario. Los nobles constituían una pequeña parte de la población, pero poseían la mayoría de las
tierras cultivables y tenían grandes privilegios (no pagaban impuestos).

-El clero: compuesto por el alto clero (hijos de nobles con cargos de cardenales u obispos) y el bajo
clero (sacerdotes y religiosos de clase campesina). Este grupo no solo cumplía con sus funciones
eclesiásticas, sino también con importantes roles sociales y culturales.

-Campesinos y siervos: conformado por la mayoría de la población de esa época. Los siervos
eran los encargados de trabajar las tierras del feudo y no poseían ninguna propiedad ni derecho. Los
campesinos, que eran personas libres, podían ser dueños de algunas tierras y realizaban numerosos
servicios para el señor.

En cuanto al ámbito económico, el feudalismo llevó a la práctica una economía de subsistencia,


basada en la agricultura y la ganadería. De tipo rural, esta economía tenía una mínima división del
trabajo y escasos intercambios comerciales. Su centro era el feudo, que correspondía a grandes y
autosuficientes propiedades de nobles o eclesiásticos.

Sin embargo, en el siglo XII, producto de las Cruzadas, aumentó el intercambio comercial entre
Europa y Cercano Oriente, lo que se tradujo en la instalación de un nuevo tipo de relación económica
muy distinta al feudalismo: era el eje entre el capitalista, el comerciante y el mercader.

El aumento del comercio también implicó un traslado desde las actividades realizadas dentro o al pie
del castillo feudal, a las renacidas ciudades. Al mismo tiempo fueron apareciendo nuevos grupos
económicos y sociales, como los gremios (asociaciones), que surgieron para reglamentar la labor
productiva de los artesanos.

LA SOCIEDAD EN EL FEUDALISMO

La Edad Media fue una época donde la sociedad se caracterizó por la gran desigualdad de clases.
Solamente había un grupo reducido de personas que eran libres; el resto se encontraba sometido y
no podía abandonar la tierra donde había nacido, sistema que se conoció como servidumbre.

Las clases sociales eran tres: la nobleza, el clero y la población campesina.

El primer grupo o nobleza lo constituía el rey, el señor y sus vasallos. Estaba constituida en su mayoría
por personas de origen franco o germánico.

El segundo grupo, o clero. Además de las funciones religiosas, tuvo un papel trascendental en la
sociedad y la cultura, debido a que sus miembros recibían una instrucción superior que les capacitaba
para dirigir la sociedad. Un aspecto interesante de la constitución clerical del medioevo es que, si bien
a menudo se conformaba con nobles, no excluía que humildes campesinos pudieran también
ordenarse sacerdotes.
El tercer grupo, o población campesina, era la base de la pirámide social. Sus integrantes —salvo unos
pocos que habían permanecido libres— dependían de algún señor, ya fuera por nacimiento o por
herencia. El campesino o siervo no era dueño de su persona, pues formaba parte de la gleba o tierra,
y no podía abandonarla sin el consentimiento del señor. Tal vez su mayor ventaja era la de no poder
ser arrancado de la hacienda, pues estaba unido a ella prácticamente como arrendatario perpetuo.

Los campesinos libres


Dentro de la clase campesina existía un tipo de siervos que podían mudarse, contraer matrimonio y
transmitir los bienes a sus hijos según su propia voluntad. Eran los denominados campesinos libres,
personas que a pesar de las ventajas que tenían, de todas maneras debían respetar ciertas
obligaciones, como el servicio militar, pago de impuestos en dinero o especies y el cumplimiento del
signo de servicio, que consistía en cortar los prados del señor, acarrearle el vino y limpiar los fosos de
su castillo.

También era frecuente que no pudieran cosechar, vender o comprar sus productos sin la autorización
del señor, y que se les prohibiera moler su trigo, estrujar la uva o cocer pan en un horno que no fuera
del señor.

Homenaje, juramento e investidura


El acto mediante el cual una persona se convertía en vasallo y recibía un feudo tenía varias etapas. La
primera, conocida como homenaje, era una ceremonia muy solemne en la que el vasallo se
arrodillaba con la cabeza descubierta y sin armas ante su señor, y colocaba sus manos juntas entre las
de este, diciendo: “Señor, yo seré vuestro hombre”.

Al homenaje seguía el juramento de fidelidad, que el vasallo hacía poniendo sus manos sobre la
Biblia.

Luego venía la investidura, en la que el señor investía al vasallo del feudo, entregándole un objeto
simbólico, como una rama o un puñado de la tierra enfeudada.

Mediante el homenaje y la investidura se establecía un contrato que imponía diversas obligaciones


recíprocas entre vasallo y señor.

La negra muerte
A mediados del siglo XIV, una plaga conocida como la peste negra (una variedad de peste bubónica)
asoló a Europa, con un efecto devastador.

Se extendió desde Asia Central hacia Occidente, desde el sudoeste hacia el Mediterráneo y rodeando
las costas del Atlántico Norte y el Báltico. Esta enfermedad infecciosa era fulminante; la mayoría
moría en un plazo de 48 horas. Según se estima, en esa época murió entre un tercio y la mitad de la
población de Europa, Oriente Medio, norte de Africa e India.

La peste negra se llamó así debido a uno de sus síntomas: las dolorosas lesiones de color negro que
exudaban sangre y pus.

¿Sabías que?
Entre el siglo XI y el XIII las tierras feudales aumentaron su rendimiento agrícola debido a progresos
en las herramientas y aperos, tales como: la introducción del arado con ruedas y la mejor sujeción de
los yugos en los animales de tiro.

You might also like