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D I VU L GA C I ÓN

LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE

VERACRUZ
ATLAS ETNOGRÁFICO
Enrique Hugo García Valencia
Iván A. Romero Redondo
Coordinadores

GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ


INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE

VERACRUZ
ATLAS ETNOGRÁFICO
LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE

VERACRUZ ATLAS ETNOGRÁFICO

Enrique Hugo García Valencia


Iván A. Romero Redondo
Coordinadores

GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ


INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Los pueblos indígenas de Veracruz: atlas etnográfico / coordinadores
Enrique Hugo García Valencia, Iván A. Romero Redondo. —
México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2009.
320 p.: il., fotos; 32 cm.

ISBN: 978-968-03-0387-8

1. Población indígena — Veracruz. 2. Indios de México — Veracruz


— Condiciones sociales. 3. Etnografía — Veracruz — Atlas. 4. Zongolica,
Veracruz — Condiciones sociales. 5. Huasteca — Veracruz — Condiciones
sociales. 6. Totonacapan, Veracruz — Condiciones sociales I. García
Valencia, Enrique Hugo, coord. II. Romero Redondo, Iván A., coord.

LC: F1219.1 V47 P84

Primera edición: 2009

La edición de esta obra fue posible gracias al apoyo del Gobierno del Estado de
Veracruz.

Esta investigación forma parte del Proyecto Nacional de Etnografía de las Re-
giones Indígenas en México en el Nuevo Milenio auspiciado por el Instituto
Nacional de Antropología e Historia, a través de la Coordinación Nacional de
Antropología, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Consejo Académico
Gloria Artís
Miguel A. Bartolomé
Margarita Nolasco
Alicia M. Barabas
Saúl Millán

Coordinación editorial
Pedro Molinero
Diseño
Quinta del Agua Ediciones, S.A. de C.V.
Cartografía
Tlaoli Ramírez
Gráficas y viñetas
Ruth Rodríguez
Fotografía
Portada: “En el marco de las exequias fúnebres. Un episodio en el rito
del levantamiento de la cruz”, Tehuipango, Veracruz, Iván Romero, 2004
Contraportada: “La consulta con huevo”, Jacubal, El Limón, comunidad
teenek del municipio de Tantoyuca, Veracruz, Cinthya Santo Briones, 2008

D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia


Córdoba 45, Col. Roma, 06700, México, D.F.
sub_fomento.cncpbs@inah.gob.mx

ISBN: 978-968-03-0387-8

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial


de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y
el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización
por escrito de los titulares de los derechos de esta edición.

Impreso en México / Printed in Mexico


Contenido

11
Agradecimientos

15
Introducción

25
Estudios básicos
CAPÍTULO 1 27
Organización territorial indígena
Joaquín Roberto González Martínez
32 n Los indios ante la modernidad / Manuel Uribe Cruz
36 n La población afromestiza de El Coyolillo / Alfredo Martínez Maranto
41 n Variedades de maíz usadas por los popolucas del sur de Veracruz /
Revista Arqueología Mexicana

CAPÍTULO 2 45
Etnohistoria regional
Enrique Hugo García Valencia
46 n Sitios arqueológicos del sur de Veracruz / Gladys Casimir de Brizuela
57 n Sitios arqueológicos del centro y norte de Veracruz /
Gladys Casimir de Brizuela

CAPÍTULO 3 77
Población, lengua y región
Enrique Hugo García Valencia
82 n Las lenguas indígenas en el territorio veracruzano / Ayulía S. Güemes Báez,
Crisanto Bautista Cruz y Hernán Brizuela Casimir
94 n Índices de salud y desnutrición en la población indígena /
Selene Álvarez-Larrauri
8 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

CAPÍTULO 4 1 07
Actividades de subsistencia y organización productiva
Iván A. Romero Redondo
108 n Deforestación, reforestación y embate genético / Ivy Jacaranda Jasso Martínez
112 n Visión de género en el Totonacapan / María Bethi Rodríguez Aragón
119 n El origen del maíz entre los huastecos / Francisco Martínez y Luisa Herrera

CAPÍTULO 5 133
Organización social
Sandra H. León Galindo
141 n Calendario de festividades indígenas en el Totonacapan / Pablo Valderrama Rouy
14 8 n “Danza de los Mecos” de la Huasteca veracruzana / Nelly Ivete del Ángel Flores y
María Tlalli Castillo Montaño
152 n Perfumes de Veracruz: el tabaco / Wilibaldo Marcial Molina

CAPÍTULO 6 157
Entre el orden y el caos: cosmovisión y tradición oral
Enrique Hugo García Valencia
164 n Plegarias para el fruto... la flor / Roberto Williams García
167 n La elaboración de los cirios en el Totonacapan / Elizabeth Peralta González

177
Ensayos temáticos
CAPÍTULO 7 1 79
La educación indígena en Veracruz
María Teresa Rodríguez
180 n Jóvenes migrantes: identidades indígenas reformuladas / Wilibaldo Marcial
Molina e Iván A. Romero Redondo
187 n Levantamiento y bautismo en el Totonacapan / Erik Alí Castillo Cerecedo

CAPÍTULO 8 195
La tierra
José Luis Blanco Rosas
199 n La curación del potrero / Rubén Leyton Ovando
208 n Perfumes de Veracruz: la vainilla / Erik Alí Castillo Cerecedo

CAPÍTULO 9 215
Diversidad religiosa en las regiones indígenas de Veracruz
Felipe R. Vázquez Palacios
220 n “Los Galvanes” de Astacinga / Sandra H. León Galindo
227 n El chikomexochitl en Colatlán / Araceli Espinoza Carreón
CONTENIDO 9

CAPÍTULO 10 235
Migración indígena en Veracruz
Enrique Hugo García Valencia y Claudia Tomic Hernández
238 n Perfumes de Veracruz: el café de Huehuetla / Nicolas Ellison
242 n Poderes locales, rupturas y continuidades: resignificación
del poder y caciquismo / Iván A. Romero Redondo

CAPÍTULO 11 255
Sistema de cargos en Veracruz
Pablo Valderrama Rouy
258 n Perfumes de Veracruz: la pimienta / Elizabeth Peralta González
264 n Las danzas indígenas en el estado de Veracruz / Elizabeth Peralta González

CAPÍTULO 12 271
Música y danza: el son jarocho
Lilly Alcántara Henze
275 n Recuerdos de un huapanguero / Román Güemes Jiménez
282 n “Danza de la basura” del sur de Veracruz / Luis Javier Morales Pastrana

CAPÍTULO 13 287
La producción artesanal en el estado de Veracruz
Sofía Larios León
292 n Cocina nahua del norte de Veracruz / Marina Ramírez Mar y Víctor A. Poo Echaniz
298 n Comidas rituales en Zozocolco / Elizabeth Peralta González

CAPÍTULO 14 3 03
En defensa de la comunidad indígena
Enrique Hugo García Valencia
309 n Ritos de muerte: la muerte de don Francisco (fragmento) / Waltraud Hangert†
314 n Un mito y los mazatecas / Roberto Williams García

325
Bibliografía

331
Direcciones electrónicas consultadas

333
Identificación de imágenes
Rana.
La consulta
Motivocon
textil
huevo,
tzotzil,
Jacubal,
San El
Andrés
LimónLarráinzar
comunidad Teenek del municipio de Tantoyuca, Veracruz.
Agradecimientos
Enrique Hugo García Valencia
Iván A. Romero Redondo

L
a necesidad de generar una serie de conocimientos sobre las
múltiples manifestaciones culturales de los pueblos indígenas en Veracruz
en el marco del incipiente siglo xxi, permitió generar un espacio en donde
viejos y nuevos investigadores lograron coincidir mediante distintas contribucio-
nes: fotografías, mapas, textos, cuadros, diagramas, críticas y sugerencias organi-
zadas y compaginadas en la obra que el lector tiene en sus manos.
Los investigadores que han contribuido con este volumen realizaron un gran
esfuerzo y tenemos una deuda de gratitud con todos ellos. En este sentido conta-
mos en todo momento con el apoyo decidido de la maestra Gloria Artís Mercadet,
coordinadora nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e
Historia, así como las facilidades otorgadas por el inah y el Conacyt. Los antro-
pólogos Juan José Atilano y Alain Giraud facilitaron en gran medida, el trabajo de
producción y diseño de esta obra.
El doctor Joaquín González elaboró los mapas referentes a la población ha-
blante de lenguas amerindias en territorio veracruzano. El doctor Eckart Boege
nos permitió, generosamente, utilizar representaciones graficas y datos de su pro-
yecto intitulado “Patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México”.
Otros mapas y bases de datos relevantes fueron proporcionados por los doctores
Ernesto Isunza e Hipólito Ruiz Herrero, quienes contribuyeron a ilustrar muchas
de las complejidades sociales que atañen directamente a la población indígena en
el estado Veracruz.
Agradecemos al doctor Guy Stresser Pean habernos permitido publicar algunas
de sus magníficas fotografías, así como a la maestra Sofía Larios. También recu-
rrimos a algunas fuentes publicadas que consideramos relevantes para dar cuenta
de algunos aspectos de la cultura indígena que deben ser conocidos ampliamente,
como las enormes contribuciones de los doctores Gonzalo Aguirre Beltrán†, y
Félix Báez-Jorge, y los maestros Roberto Williams y Waltraud Hangert†.
Por otra parte, también hacemos patente nuestro reconocimiento a los investi-
gadores independientes que de manera responsable y comprometida participaron
en esta obra, esperando que en el futuro su participación y experiencia en la elabo-
ración de esta obra, fructifique en otras contribuciones al conocimiento y rescate
del patrimonio cultural de Veracruz y de la nación.
Finalmente, expresamos nuestro más profundo respeto y agradecimiento a las
comunidades indígenas veracruzanas por permitirnos trabajar en sus comunida-
des y confiarnos el tesoro de sus pueblos.

11
Mapa 1. Localización del estado en la República.
Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Campesino
Introducción
Enrique Hugo García Valencia*
Iván A. Romero Redondo**

E
ntrado el siglo xxi, los pueblos indios de la Huasteca, el
Totonacapan, la Sierra de Zongolica y otros asentados en el sur de Ve-
racruz experimentan fenómenos sociales y culturales como consecuen-
cia de la actual fase del proceso de mundialización. La migración internacional,
la aparición y construcción de nuevas identidades (de género, edad, clase, etc.),
luchas y reivindicaciones políticas bajo referentes que trascienden sus regiones
o “lo nacional”, la entronización de distintos mensajes y contenidos a través del
complejo mediático (cine, radio, televisión, etc.) que influye directa o indirec-
tamente en su imaginario, la consolidación de nuevas iglesias y religiones en
espacios tradicionalmente rurales y católicos, el uso y acceso a nuevas tecnolo-
gías, la expropiación y contaminación de sus tierras generadas por la industria
petrolera y otras más son en conjunto una serie de elementos distintivos de la
condición de los pueblos indios contemporáneos en Veracruz.
Hoy lo “indígena” o lo “indio”, como conceptos que sintetizan ciertos atributos
forjados en el marco histórico de la imposición de relaciones racistas y clasistas,
han dejado de ser sinónimos obligatorios de “campesino”, “católico”, “analfabeta” o
“apolítico”. Los pueblos indios en Veracruz han explayado nuevamente sus estra-
tegias de adaptación y sobrevivencia, para adecuar e incorporarse a las nuevas
condiciones impuestas por el Estado mexicano y su reciente tendencia irrestricta
por el libre mercado en el incipiente milenio.
En este sentido, la democracia y el sistema de partidos que imperan para la
definición de los distintos niveles de gobierno (municipal, estatal, nacional) en
la República Mexicana también han influido de forma determinante en las regio-
nes y pueblos indios en Veracruz. Desde el año 2003 se “abrió” un periodo álgido
dentro de la renovación y definición de poderes: diputaciones, senadurías; en el
año 2004, presidencias municipales y la renovación del gobierno del estado de
Veracruz y, finalmente, en el año 2006, la Presidencia de la República.
En la lucha por el poder de los distintos partidos políticos y en la contienda
electoral las regiones indígenas adquieren un significado relevante; los líderes so-
ciales, los caciques y los funcionarios de gobierno movilizan toda clase de recursos
para ganar o influir en el voto, por medio de la dotación de despensas, cobijas,
camisetas, herramientas de trabajo, utensilios de cocina, etcétera.

* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.


** Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.

15
16 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

Llama la atención que la competencia


por los votos entre los diversos partidos
políticos reconocidos en el Estado y la
Federación encuentra una expresión muy
diversa en el ámbito municipal. Los pro-
gramas de gobierno para la asistencia y
el desarrollo social se utilizan de manera
discrecional, es decir, intentan influir so-
bre la ciudadanía haciendo uso de recur-
sos públicos y privados para definir las
preferencias del electorado indígena.
A pesar de las promesas de “progreso”
y “desarrollo” de los distintos partidos po-
líticos, que en el mejor de los casos se ma-
terializan mediante la pavimentación y
la colocación de postes para cables de luz
en pequeñas comunidades rurales, exis-
te en el fondo la intención de modificar la
forma de vida indígena. La “modernización”
que tradicionalmente han impuesto el Es-
tado, el capital y la Iglesia en los pueblos
indios en Veracruz implica abatir muchas
de las expresiones materiales y simbólicas
de la cultura indígena, o expropiarlas y ad-
ministrarlas en bien y fortalecimiento de
la nación.
Si bien es cierto que existe reconocimien-
to a los derechos de los pueblos indios en la
Pieza en oro encontrada en Constitución, también es cierto que en el país
una ofrenda funeraria junto
con otros objetos, localizada existe un racismo y clasismo en amplios sectores de la población tanto en espacios
en una comunidad de la públicos como privados, o incluso dentro de las propias instituciones que estruc-
Huasteca veracruzana.
turan y forman parte medular del Estado en todos sus ámbitos de gobierno. A este
respecto habría que señalar el enorme interés de los pueblos indios veracruzanos
(y no veracruzanos) por definir su autonomía en el marco del Estado mexicano,
en los términos de las movilizaciones, análisis y propuestas que han desarrollado
los indios zapatistas del estado de Chiapas y de una buena parte del país.
Los diversos textos que integran esta obra muestran que los indígenas se en-
cuentran en toda la territorialidad de Veracruz y que se concentran en ciertas
regiones, otrora compactas, como el Totonacapan, que incluía la conocida con el
nombre de Xalapa-Misantla, y que ahora están fragmentadas y con territorios
disminuidos.
Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que hacia el año 1800 el actual
estado de Veracruz se componía de 91% de población indígena y que hoy día sólo
lo constituye el 10%. Esto por sí mismo explica la fragmentación territorial y la
efectividad de las políticas públicas diseñadas para la disolución de las comunida-
des indígenas.
A pesar de ello, Veracruz ocupa un lugar prominente entre las entidades
federales con mayor número de hablantes de lenguas indígenas. En términos
INTRODUCCIÓN 17

Niño danzante, con indumentaria de tocotin en la fiesta de Santiago o Santiagotzin. Tehuipango.


18 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

absolutos (es decir, el número total de indígenas), Veracruz ocupa el tercer


lugar nacional, después de Oaxaca y Chiapas; en términos relativos (o sea,
el número de indígenas con relación a la población estatal) ocupa el oncea-
vo lugar.
Lo disminuido de su población de ninguna forma incide en su importancia
cultural, que considerablemente excede su importancia estadística. Muchos de los
elementos simbólicos que definen a la cultura mestiza-nacional no se podrían en-
tender sin el patrimonio cultural y las aportaciones de los pueblos indios: mitos,
rituales, idiomas, gastronomía, música, danza, terapéutica tradicional, agricultura,
religión, economía, política, por mencionar sólo algunas.
Históricamente, la importancia cultural, política y económica de los pueblos
indios en Veracruz ha sido el resultado de una lucha permanente y constante a
partir de la Colonia, y recrudecida después durante los periodos de Independencia
y la Revolución, cuando sucesivos gobiernos en sus afanes modernizadores vieron
en los indígenas un lastre y un estorbo para cumplir sus fines. En este sentido, los
pueblos indios veracruzanos siempre han reivindicado mediante rebeliones y for-
mas organizativas la relativa “independencia” y control de sus comunidades, frente
al gobierno y la religión predominante.
Los indígenas en aras de mantener la unidad de sus pueblos han luchado por
mantener el control de las tierras de cultivo para el beneficio doméstico y co-
Hombres participando en la munitario de subsistencia; idearon formas para proteger muchos de sus ritos y
“Danza de los Santiagueros”.
Zozocolco de Hidalgo.
INTRODUCCIÓN 19

Retrato de madre e hijo totonacos. Filomeno Mata.


20 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

Zapotecas bailando. Minatitlán.

Mujeres realizando varias actividades en torno a la toma de agua. Ahuika, Chicontepec.


INTRODUCCIÓN 21

Hombre representando a un chichimeco, como perro. “Danza de los Ixcutes o Tejoneros”. Zozocolco de Hidalgo.
22 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

“Danza de los Cuaxumpiatini”.


Sólo uno de los danzantes
nahuas lleva su gorro cónico.
deidades del exterminio católico, hallando en el monte, el panteón, los cerros, las
San Pedro Coyutla, Chalma. cuevas y los ríos los espacios para salvaguardar “su costumbrita” y con ello parte
del complejo universo mesoamericano.
En el marco de la experiencia histórica de los pueblos indios de la costa del Gol-
fo advertimos también su enorme capacidad para incorporar elementos europeos
y negros (y recientemente estadounidenses), que han favorecido la conformación
de una mezcla compleja cultural expresada en la música, la danza, la curación, la
indumentaria, la magia y la alimentación.
Los núcleos con mayor concentración de hablantes de lenguas indígenas que
aquí presentamos son aquellos que mejor han resistido los embates y la imposición
de un proyecto de nación que los discriminó y fue renuente para aceptar su marca-
da diferencia étnica y cultural; no es sino hasta hace poco tiempo que a los pueblos
indios se les visualiza como parte constitutiva y medular del panorama nacional.
La persistencia de los pueblos indios en Veracruz es, en suma, el resultado de la
aplicación de antiguas y modernas medidas de resistencia cultural y civil.
En las siguientes páginas ofrecemos información de aquellos hechos demo-
gráficos, culturales e históricos que caracterizan a los indígenas de Veracruz, así
INTRODUCCIÓN 23

Colocación de la primera
piedra del Colegio
como de las condiciones materiales que permiten su subsistencia. Más aún, nos Preparatorio.
propusimos hacer hincapié en el hecho de que a pesar de la adversidad, la cultura
indígena ha sido y es pujante, diversa y capaz de reinterpretar fenómenos antiguos
en condiciones actuales, o asimilar hechos actuales a sus formas peculiares de
interpretación.
Estudios básicos

Ofrenda de curación, Ojital Cuayo, comunidad nahua del municipio de Ixhuatlán de Madero.
Red de pesca
C A P Í T U L O 1

Organización
territorial indígena
Joaquín Roberto González Martínez*

E
n este ensayo presentamos la distribución de los pueblos
indígenas del Veracruz contemporáneo. ¿Cuántos individuos pertene-
cientes a algún grupo étnico de origen prehispánico encontramos en las
22 032 localidades que conforman el estado? Según el Censo General de Población
y Vivienda de 2000, 633 372 personas mayores de cinco años, organizadas en gru-
pos familiares, hablaban una lengua indígena más 120 893 niños de cero a cuatro
años de edad pertenecientes a dichas familias; en suma, 754 265 personas, lo que
representa casi 11% de la población estatal veracruzana.
Esta cantidad incluye únicamente a las personas que declararon hablar alguna
lengua indígena, categoría insuficiente, aunque ampliamente aceptada en tanto
que son personas que nacieron y han crecido en el seno de grupos cuya lengua ma-
terna es indígena. Hemos tomado en cuenta el factor lingüístico como indicador
de etnicidad, porque es el considerado por el censo, y por tanto el único cuantifica-
ble y evidente de “indianidad” de una persona. Una lengua es un mundo, más si de
la lengua materna se trata. En relación con los otros rasgos culturales, es necesario
destacar dos hechos. El primero concierne a la dinámica que los grupos indígenas
han sufrido en las últimas décadas. Muchos elementos de la cultura se han mo-
dificado, tales como la indumentaria. La organización social también se ha visto
afectada, pues en muchos pueblos han desaparecido los sistemas de cargos (casos
observados en la Huasteca), pero en otros se han revitalizado incluso en medios
urbanos (por ejemplo los zapotecos del Istmo veracruzano). Las actividades tradi-
cionales y el ritual ligado a ellas también han sufrido muchos cambios, por lo que
la “identidad indígena” contemporánea se expresa en una cultura dinámica en la
que la lengua se mantendría como un elemento diferenciador.
Estamos conscientes de que en México hay pueblos que asumiéndose como in-
dígenas hablan únicamente el español —al parecer no es el caso concreto del esta-
do de Veracruz— y que otros muchos individuos originariamente indohablantes
han relegado su lengua, implicando un proceso de transculturación evidente en los
municipios hasta hace poco con una fuerte tradición indígena en las tierras altas
del Veracruz central. No obstante estas limitaciones, el idioma de las comunidades,
pueblos y unidades socioterritoriales es el indicador de mayor aproximación para
determinar la distribución de los grupos indígenas en el Veracruz contemporáneo.

* Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana.

27
28 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 1
P R I N C I PA L E S G RU P O S E T N O L I N G Ü Í S T I C O S
D E L E S TA D O D E V E R AC RU Z

GRÁFICA 2
L O S N A H UA S S O N E L Ú N I C O G RU P O I N D Í G E N A Q U E T I E N E
P R E S E N C I A E N L A S C UAT R O R E G I O N E S I N D Í G E N A S D E L
E S TA D O D E V E R AC RU Z
Proporción de nahuas respecto de la población indígena total
por región etnicocultural de Veracruz
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 29

El segundo hecho concierne al problema de identidad antes señalado. En los


últimos 20 años hemos asistido a un resurgimiento de las identidades indígenas.
Individuos que no necesariamente nacieron y se criaron en el seno de los grupos
domésticos indígenas se asumen como tales aun sin conocer las lenguas ni perte-
necer a la tradición histórica de estos pueblos.
Con base en lo anterior, se presentan algunos problemas en cuanto a la distri-
bución geográfica de los grupos actuales. Si bien es cierto que en Veracruz se han
asentado grupos locales desde hace muchos siglos —tales como el nahua, huas-
teco, totonaco, popoluca, por citar los más numerosos—, se detecta la presencia
de individuos procedentes de otras regiones del país, por ejemplo, los purépechas
(78 individuos censados en el año 2000), y los rarámuris (tarahumaras) con 27
residentes. Se trata de inmigrantes que por sí mismos no pueden constituirse,
por ahora, como grupos étnicos característicos de Veracruz; asimismo podemos
encontrar en otros estados de la República a indígenas veracruzanos que todavía
tienen sus referentes culturales en sus lugares de origen y que, en cierta forma,
pertenecen aún a la comunidad de sus padres.
Esto significa que la distribución geográfica también ha variado. Si a esto se
suma la construcción de carreteras y de nuevas vías de comunicación, la emigra-
ción de los campesinos a otras regiones de México y a Estados Unidos, así como
los graves problemas que padecen muchas comunidades y que las obligan a ajus-
tarse a los procesos impuestos por la globalización, nos daremos cuenta de que las
comunidades indígenas, en el afán de mantener cierta tradicionalidad, entendida
como la evocación cotidiana y ritual de una cultura, de una concepción de la his-
toria y de un ordenamiento de sus espacios, son a la vez objetos de una intensa
dinámica de cambio. La vida en las montañas.
Al fondo el Pico de Orizaba
o Ixtactepetl. Tehuipango.
30 ESTUDIOS BÁSICOS

Mapa 2. Presencia de grupos indígenas en territorio veracruzano.


ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 31

Las regiones culturales consideradas son la Huasteca, el Totonacapan, Altas


Montañas que rodean a la Sierra de Zongolica, y el Sur de Veracruz, integrado
por la Sierra de Santa Marta y el Istmo veracruzano. Como veremos, el Veracruz
central, el Bajo Papaloapan y Los Tuxtlas no tienen grandes conglomerados de
población indígena.
Los criterios de selección municipal son los siguientes:
1. Municipios indígenas históricamente definidos en las regiones mencionadas,
señalando las lenguas y comunidades ahí predominantes.
2. Municipios de población indígena, aunque haya recaído en los años recientes
por el proceso de urbanización (es el caso de Chinameca, de lengua popoluca).
3. Los municipios con población reubicados por vía de la migración, superior
a 100 individuos.
4. Los municipios con valores absolutos menores a 100 individuos y escasas
densidades de población no se han considerado en las gráficas estadísticas, aun-
que se señalan en los respectivos mapas.
5. En las gráficas y mapas hemos tomado como indicador la “densidad de pobla-
ción indígena en el ámbito municipal”, lo que mostraría el nivel de concentración
real de las comunidades, independientemente de sus valores absolutos.
6. De ciertas regiones mayoritariamente indígenas como la Huasteca, Toto-
nacapan, Sierra de Zongolica, y el Sur de Veracruz se incluyen la casi totalidad
de los municipios. En las regiones del Veracruz central, el Bajo Papaloapan y Los
Tuxtlas se consideran sólo los municipios con mayor incidencia de hablantes in-
dígenas. En suma, hemos considerado 65.8% del total de las localidades en el
ámbito estatal.

La Huasteca

La región Huasteca veracruzana


se extiende al norte del estado
de Veracruz, en una superficie
aproximada de 22 212 km, lo que
representa 44.7% del total del te-
rritorio huasteco1 y 30.8% del
total del estado de Veracruz. La
región consta de 41 municipios
asentados en tres tipos de paisaje
dominante: al norte de Tantoyuca
se extiende un paisaje de llanura
en donde predomina el hato ga- Con rumbo a la Iglesia de San
Miguel Arcángel. Zozocolco
nadero y el cultivo de la caña de azúcar; aquí la mayoría de la población es mestiza, de Hidalgo.
presentando un perfil social que se extiende a la Huasteca tamaulipeca y que, en
cierta forma, preludia el paisaje económico y social de las regiones del norte.
Hacia el sur de Tantoyuca se extiende un paisaje de lomeríos donde se asienta
la población indígena tanto de lengua teenek (huasteco) y náhuatl (mexicano). En
ellos se observa una economía extensiva de pastoreo asociada al cultivo de los cí-
1
A la Huasteca potosina le corresponde 36.2%, a la hidalguense 4.20%, a la tamaulipeca 4.20% y el 10. 7% restante a la
Huasteca poblana (8.1%) y queretana (2.6%).
32 ESTUDIOS BÁSICOS

tricos, en especial naranjales y, en


mínima medida, cultivos tradicio-
nales. Finalmente, la faja litoral,
con Tamiahua como punto de re-
ferencia, población dedicada aún
a la pesca y, al igual que el norte,
con un asentamiento predomi-
nantemente mestizo. La Huaste-
ca con fuerte presencia indígena
la observamos en las zonas de lo-
meríos (contrafuertes de la Sierra
Madre Oriental que en esta parte
se denomina de Otontepec).
Los indígenas huastecos (na-
huas y teenek) considerados se
Paisaje de potrero, en lo asientan en 6 197 comunidades
que alguna vez fuera selva.
Tatahuicapan de Juárez. (28% del total estatal), que conforman más bien congregaciones dispersas en los
ámbitos municipales. Por lo general son comunidades compuestas por familias
extensas con una fuerte cohesión. Algunas cabeceras municipales conservan el
carácter netamente indígena, como Chicontepec y Benito Juárez. En los últimos
30 años muchas cabeceras han tenido la influencia occidental, por lo que un pau-

LOS INDIOS ANTE


LA MODERNIDAD

Manuel Uribe Cruz*

E l estado de Veracruz ha sido,


desde la conquista española y has­-
ta el siglo xx, campo de experimenta-
de Indios representó para ellas su
continuidad como grupos étnico-
culturales—, las políticas moderni-
pos migrantes como por ejemplo los
zapotecas del sur de Veracruz) un
papel relevante en la configuración
ción de los proyectos más disímiles y zadoras de los liberales en el siglo de su identidad. La organización ce-
ámbito de aplicación de políticas mo- xix contra los pueblos indios (ya que remonial y festiva fue —y sigue sien-
dernizadoras que de diferentes mane- afectaban directamente sus bienes do— la imaginativa respuesta políti-
ras, ritmos e intensidad han mo­di- comunales), intentaron vulnerarlas ca ante la pretensión de desvincular a
ficado y transformado el paisaje na­- totalmente. Sin embargo, frente a los pueblos de sus antiguas regiones
tural y cultural. estas tentativas las comunidades se indígenas para reducirlas y sujetarlas
Si bien durante el periodo virrei- reconstituyeron una y otra vez. a una nueva cabecera administrativa.
nal la influencia cultural hispana no Así, la permanencia de ciertos El sistema de mayordomías ha cum-
logró desintegrar las comunidades elementos culturales y la práctica plido con la función de dar cohesión
indígenas como en otras partes de la religiosa han desempeñado entre los e identidad por familia, barrio, pue-
Nueva España —pues la República diversos grupos étnicos que confor- blo y región.
man las regiones étnicas de Veracruz Estas festividades han hecho posi-
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. (totonacas, nahuas, popolucas y gru- ble y puesto en movimiento mecanis-
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 33

latino proceso de mestizaje ha tenido lugar. Esto ha provoca-


do que las zonas indígenas que viven en asentamientos con
alta concentración de población tiendan a refuncionalizar su
cultura bajo nuevas bases; en un estudio realizado por noso-
tros en Tepetzintla se pudo observar que 30% de la población
municipal ha adoptado la religión evangélica, sin que esto sig-
nifique la renuncia a la lengua indígena, a la vestimenta y a la
actividad artesanal, ni mucho menos a las labores colectivas.
Las altas densidades de población indígena se hacen evi-
dentes en los piedemontes y zonas montañosas de la Sierra
de Otontepec. Ocho municipios totalizan más de 50% de
la población indígena (Benito Juárez, Ilamatlán, Zonteco-
matlán, Ixhuatlán, Chiconamel, Texcatepec, Chicontepec,
Ixcatepec y Tantoyuca), y representan 20% de la superficie
huasteca en territorio veracruzano, con una densidad de po-
blación indígena de 42 habitantes por km2 en los municipios
considerados; el total asciende a 193 412 indígenas, lo que re-
presenta 75% de la población indígena de dichos municipios
y 20% del total regional.
Cinco municipios huastecos tienen una población indíge- Retrato de anciana totonaca.
Filomeno Mata.
na de entre 20 y 49.9% de sus respectivos totales. Chalma,

mos complejos y códigos culturales ceso de aprendizaje novedoso, y no no de indígenas migrantes, como por
que tienen que ver fundamentalmente por ello menos difícil y conflictivo, ejemplo los zapotecos, reprodujeron,
con la delimitación de un territorio y que coadyuvó a la formación de una refuncionalizaron y adaptaron a nue-
la recreación de un fundamento sagra- joven clase obrera. En contraposición vos contextos sus mayordomías y su
do —objetivado en el respectivo santo los indígenas nativos, totonacas, na- organización social comunitaria. De
patrón—, con el que no sólo se esta- huas y popolucas, no participaron tal manera que, ya sea que pertenez-
blecen y se recrean los vínculos entre masivamente en la industria como can a una tradición cultural y a una
los hombres y las divinidades, el hom- los zapotecos, pero lo hicieron de cosmovisión ligadas al ciclo de pro-
bre y la naturaleza, sino también la manera selectiva, pues continuaron ducción agrícola o, por el contrario,
organización de una intrincada red de ligados a sus formas tradicionales de a una cultura relativamente moderna
relaciones sociales en el ámbito regio- producción agrícola y a la defensa y enraizada en un medio urbano-indus-
nal. Una dinámica étnica que tiene su conservación de su territorio, el cual trial (como los zapotecos), el sistema
base y punto de partida en la organi- había sido amenazado por intereses de cargos o mayordomías sigue re-
zación familiar y que ha estado con- imperialistas como los de Weetman presentando uno de los ejes centrales
dicionada por los diversos proyectos Pearson y por grupos económicos —ciertamente no el único— a través
modernizadores que se han sucedido nacionales. de los cuales las comunidades étnicas
en la región. La expropiación petrolera sirvió reproducen su identidad y mantie-
En ese sentido, la industria petro- como un detonador de profundos nen el control del espacio. Y no sólo
lera —en la región norte (Poza Rica) cambios en las relaciones laborales, se trata, como hasta ahora se ha con-
y en el sur (Minatitlán-Coatzacoal- sindicales y políticas que vendrían siderado, de una mera reproducción
cos)— se constituyó en el naciente a redimensionar a largo plazo las de sus fiestas de mayordomías, sino
siglo xx en el principal eje de pobla- relaciones interétnicas en el ámbito que éstas refieren más bien a procesos
miento y urbanización. regional y los espacios urbanos don- mucho más complejos de una nueva
La inserción y articulación de los de se asentaban los diversos grupos organización étnica que está inmersa
grupos indígenas a la industria, espe- migrantes. e incide en los diversos ámbitos de la
cialmente la de los migrantes zapote- Desde la llegada y establecimiento sociedad regional.
cos en el sur de Veracruz, fue un pro- en las ciudades del Istmo veracruza- De tal suerte que en las diversas
34 ESTUDIOS BÁSICOS

Platón Sánchez, Chontla, Citlaltepec y Tepetzintla suman una superficie aproxi-


mada de 1 145 km2, con una densidad de población indígena de 19.4 habitantes
por km2; esto representa una densidad por debajo de la media regional (21.5) y
un total de 22 236 habitantes, es decir, 9% de la población indígena total de los
municipios considerados y 2.3% del total poblacional regional
Cinco municipios sitúan a sus comunidades en el rango de 10 a 19.9% de po-
blación indígena: Castillo de Teayo, Tamalín, Tancoco, Temapache y Tempoal; en
conjunto tienen una superficie de 3 278.68 km2 y una densidad de seis habitantes
indígenas por km2, muy por debajo del promedio regional. La población indígena
asciende a 19 088 individuos, lo que representa 7.7% del total indígena de este
grupo de municipios y 10.8% del total poblacional huasteco.
Chinampa de Gorostiza, Huayacocotla y Tantima tienen una presencia indígena
de 5 a 10% con una superficie de 982.1 km2, y una densidad de población indíge-
na de 3.3 habitantes por km2; este rango ofrece un elemento curioso si de Chinam-
pa de Gorostiza se trata: aunque la población indígena representa apenas 8.4 %
del total, su densidad asciende a 77 personas/km2, lo que puede reflejar un alto
grado de concentración de la misma. Estos municipios totalizan 3 314 personas, o
sea, 1.3% del total indígena regional y 7.2 de la población huasteca en su conjunto.
El último rango, de 1 a 4.99%, se presenta en los municipios de Cerro Azul, El
Higo, Naranjos de Amatlán, Ozuluama, Pánuco, Pueblo Viejo, Tamiahua, Tam-
pico Alto, Tuxpan, que tienen en promedio una densidad menor a uno por cien-

regiones étnicas que configuran el lores culturales y la identidad in- teracción social en un mundo pos-
espacio territorial veracruzano los in- dígena encuentran su continuidad. moderno y globalizante, que les ha
dígenas continúan privilegiando el pa- Refuncionalizan estructuras tradi- permitido asumir y redimensionar
pel socializante de esas fiestas comu- cionales sobre la base de complejos la modernidad desde su propia rea-
nitarias —con sus densas y complejas mecanismos de construcción e in- lidad social.
redes de intercambio— y de las pere-
grinaciones a los santuarios —algunas
de honda raíz mesoamericana—, para
delinear una geografía sagrada que
mantiene vigente una cosmovisión de
variado contenido simbólico, la cual,
en un largo proceso sincrético con lo
católico, dio origen a un nuevo orden
ideológico. Sustentadas en una orga-
nización comunitaria que va del espa-
cio doméstico a los barrios y colonias,
persisten como aquellas prácticas que
son capaces de asegurar la perpetua-
ción de las comunidades indias ante
los procesos de modernización capita-
lista. La respuesta de las comunidades
indias ha sido permanecer y adecuar
sus estructuras y elementos culturales
a tales presiones e influencias.
Las mayordomías y las fiestas
patronales continúan siendo el eje
estructural en torno al cual los va- Refinería, vista de las instalaciones.
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 35

La comunidad católica nahua


se reúne en el cementerio para
conmemorar y celebrar a sus
muertos. Astacinga.

to de habitantes indígenas por km2. Estos municipios suman 9 646.52 km2. La


población indígena asciende a 8 690 personas, o sea, 3.5 % del total poblacional
de dichos municipios y 2.1% del total regional. Estos municipios, situados en su
mayoría al norte de la región y cerca de las zonas costeras, se encuentran mejor
integrados y comunicados, asimismo su economía ha sido más diversificada, sobre
todo a consecuencia del boom petrolero presente hasta los años sesenta del siglo
xx. Son municipios de extensiones mayores y con una población total que, en
conjunto, asciende a casi medio millón de habitantes. En estas líneas no hemos
considerado los municipios huastecos con una población indígena inferior a 100
habitantes, los que en conjunto albergarían 7.5% de la población indígena huaste-
ca con respecto al total indígena regional
En esta región la lengua dominante es el náhuatl, seguida por el teenek. En los
municipios limítrofes con Hidalgo encontramos minorías otomíes y, hacia el sur,
totonacas, dominantes en la región situada al sur de la Huasteca.
Cabe recordar que la región Huasteca limitaba, hasta la conquista española,
con el complejo cultural chichimeca. Las invasiones de estos pueblos hicieron que
los límites regionales fueran muy variables y que las poblaciones de la Huaste-
ca, pertenecientes en lo cultural al área mesoamericana, tuvieran que reasentarse
continuamente. Este proceso se agudizó después de la llegada de los españoles
cuando muchos pueblos, para evitar la dominación, se refugiaron en lo más in-
trincado de las selvas y las montañas, que hoy se patentiza en la distribución de
las comunidades huastecas.2

El Totonacapan

Al sur de la región Huasteca se extiende el Totonacapan; sus límites aproxima-


dos son las cuencas de los ríos Tecolutla y Nautla. Su distribución geográfica
comprende varios tipos de hábitat, desde los llamados totonacos de la sierra, que

2
Sofía Larios, “Conformación geohistórica de la Huasteca indígena veracruzana”, en Actas Latinoamericanas de Varsovia, 2000.
36 ESTUDIOS BÁSICOS

habitan en la zona montañosa de la Sierra Madre Oriental, en los confines del


estado de Puebla (Huasteca poblana o Sierra Norte de Puebla), hasta las tierras
bajas, donde Papantla funge como centro poblacional emblemático.
Sus 2 088 localidades (9.47% del total veracruzano) abarcan diversos tipos de
paisaje. En las cotas superiores a los 1 700 metros, los asentamientos se distribu-
yen en montañas muy abruptas, profundos barrancos y valles. Conforme descen-
demos al mar, el paisaje de colinas se sucede, dando un refugio natural a pueblos
que también se vieron compelidos a aislarse de los procesos de conquista que han
padecido.
La región totonaca se extiende por 19 municipios con grados de concentración
poblacional variados. Seis municipios serranos concentran las mayores densida-
des de población: Mecatlán (97.9% de población indígena), Chumatlán (96.8%),
Zozocolco de Hidalgo (83.2%), Filomeno Mata (82.4%), Coyutla (80%) y Tex-
catepec (77.6%)3 formarían el rango de localidades con un número superior a
75% de población indígena. Tales municipios suman 719.7 km2 (9.1% del Toto-
nacapan), la densidad promedio de población es de 88.2 habitantes por km2, lo
que mostraría un alto índice de concentración poblacional. Cuentan con 54 865
habitantes indígenas, es decir, 38.7% del total regional y 8.1% con respecto a la
población total del Totonacapan en su conjunto.

3
Municipio comprendido en el ámbito huasteco, pero culturalmente totonaca.

LA POBLACIÓN AFROMESTIZA
DE EL COYOLILLO*
(Fragmento)

Alfredo Martínez Maranto

S ituada en la cañada de Ac-


topan, aproximadamente a 19 ki-
lómetros en línea recta con relación a
no en la región de Xalapa. Su cerca-
nía geográfica y la estrecha relación
socioeconómica que en la actualidad
ces en él fue ocupada mano de obra
esclava procedente de África por lo
menos hasta mediados del siglo xvii.
la ciudad de Xalapa, El Coyolillo es mantiene esta comunidad con el in- A este respecto hay algunos da-
una de las pocas comunidades vera- genio de Nuestra Señora de la Con- tos que pueden servir como indicios
cruzanas que por sus características cepción (La Concha) y de manera acerca de su fundación. De un lado,
socioculturales y fenotípicas aún pue- especial con la ex hacienda e ingenio el dato más antiguo que se tiene a la
den considerarse “afromestizas”. de San Miguel Almolonga —ambos mano muestra que en la última déca-
Es muy probable que su formación creados en la última década del siglo da del siglo xvii (1695 para mayor
obedezca a la constitución de diversas xvi— sugieren la existencia de nexos precisión) ya existía un rancho con
unidades económicas que a raíz de la históricos de relevancia entre estos el nombre de Santa Rosa Coyolillo;
colonización española ocuparon fuer- centros productivos y la formación de otra información señala que durante
za de trabajo esclava de origen africa- El Coyolillo. Un ingenio más cerca- el siglo xviii, a partir de una migra-
no a San Miguel Almolonga fue el de ción de “negros” del presidio de Pan-
* En Callaloo. Una revista de la diáspora
africana de artes y letras, vol. 27, núm. 1, 2004,
San Sebastián Maxtlatlán, que se ini- zacola (Florida) que rechazaron la
p. 323. ció a fines del siglo xvi y desde enton- nacionalidad estadounidense cuando
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 37

Más extendida se encuentra la po-


blación en los municipios de rangos in-
feriores. Entre 25 y 49.9% de población
indígena se detecta en Espinal (44.2%)
y Papantla (26.1%), los que suman una
superficie de 1 426.89 km2 (23.0% del
total regional). La densidad de pobla-
ción indígena es de 38.6 habitantes por
km2. La población indígena regional es
de 55 130 habitantes, lo que representa
39% de la población indígena total del
Totonacapan y 6.8% con respecto a la
población total del conjunto regional.
En el rango inferior a 25%, los indi-
cadores son muy variados. Aquí encon- Mercado indígena; en el
centro vendedora de
tramos dos municipios: Cazones (15.9%) y Coatzintla (11.9%) con porcentajes chicharrón. Zongolica.
superiores a 10%, mientras que el resto muestra una participación muy pobre:
Gutiérrez Zamora (4.1%), Poza Rica (2.8%), Tecolutla (6.1%), Tihuatlán (4.8%),
Tlapacoyan (1.70%) y Martínez de la Torre (1.65%).4 La superficie total asciende
4
Tlapacoyan y Martínez de la Torre están formalmente integrados al Veracruz central norte, aunque históricamente han
sido totonacos.

ese territorio pasó a Estados Uni- involucrado con las tradiciones indí- bajo la denominación genérica de “ma-
dos después de haber sido posesión gena y española poco dejaron de las nicongos” y posteriormente con el
española, se fundó el pueblo de San culturas africanas. nombre del grupo tribal al que per-
Carlos (hoy Úrsulo Galván) y poste- Actualmente existen en esta región tenecían.
riormente sus descendientes se dis- —como en otras del territorio de Ve- En un mapa de 1903 que establece
persaron por La Antigua, Mozom- racruz y del país— algunos nombres los límites de la hacienda de Almo-
boa y El Coyolillo. de lugares que podrían ser útiles como longa se registra una zona llamada
En el campo de los testimonios puntos de referencia en la búsqueda “Mozambique”. Tal vez el topónimo
orales se maneja entre algunos habi- de vínculos entre los procesos que “Mozomboa”, denominación actual
tantes de Almolonga y El Coyolillo han ido conformando la historia re- de una comunidad del municipio de
una especie de mito que refiere la gional, pues hacen referencia a lugares Actopan, guarde alguna relación con
fundación de ésta al intercambio de ubicados en África con la misma de- el vocablo Mozambique, ya que de
un tesoro que habían encontrado los nominación. Tales son los casos que acuerdo con una versión local el lugar
esclavos del ingenio por su liberación. se encuentran dentro de la orografía lleva ese nombre debido a que en los
Según este relato, fue así como esos e hidrografía locales como “Cerro del tiempos en que era hacienda residía
trabajadores “negros” llegaron a habi- Congo” y un arroyo del mismo nom- en ella un mozo o empleado que ha-
tar el espacio donde hoy se asienta el bre en Omiquila, ubicado en las in- bía nacido en Mozambique.
pueblo de El Coyolillo. mediaciones de El Coyolillo y Almo- La fonética del topónimo “El Gua-
La información con la que se cuen- longa. Por lo menos lo coyoleños más rumbo”, comunidad ubicada en la
ta sugiere que el proceso de formación veteranos dicen que el cerro lleva ese misma zona de la cañada de Actopan,
y desarrollo de esta comunidad se ha nombre debido a que de él descien- pudiera tener también un origen afri-
visto condicionado en gran medida de “una raya de agua”. El nombre de cano. Asimismo, “Rincón de Negros”,
por sus antecedentes coloniales, por ambos lugares sugiere alguna relación es un nombre que no debe perderse
el pasado esclavo de sus primeros in- tanto con el río Congo, en el África de vista por la referencia que hace a la
tegrantes. Las duras condiciones de la ecuatorial, como con los individuos población “negra”.
vida carcelaria a las que el esclavo fue capturados en sus márgenes que fue- Los actuales habitantes de El Co-
sometido y la mezcla en la que se vio ron introducidos a la Nueva España yolillo forman un núcleo de pobla-
38 ESTUDIOS BÁSICOS

a 3 666.29 km2, o sea, 46.6% de la superficie del Totonacapan, con densidades de


población indígena muy pequeñas de 9.3 habitantes por km2 en promedio. Su
población ascendía a 22 219 habitantes indígenas, o sea, 15.6% del total regional
y 4.2% del total de la población estatal.
Sólo en dos municipios (Tlapacoyan y Martínez de la Torre) el náhuatl se de-
tecta como primera lengua, el otomí en Texcatepec y el tepehua en Tlachichilco.

Altas Montañas

A pesar de la considerable influencia del complejo urbano de Orizaba-Córdoba-


Ciudad Mendoza, los indígenas de esta región han mantenido un vigor cultural,
tanto lingüístico como social. La pujanza urbana, industrial y comercial de Orizaba
y su región, y el hecho de estar en el ámbito de uno de los dos caminos que han
unido al puerto de Veracruz con la ciudad de México, no han sido factores que
hayan coadyuvado a un intenso proceso de transculturación. Hay 191 501 habitan-
tes indígenas, en su mayoría de lengua náhuatl, distribuidos en 1 303 localidades
(6.0% del total estatal), en las escabrosidades y contrafuertes del Pico de Orizaba.
La distribución de los asentamientos indígenas en esta región nos muestra un
alto grado de concentración. En primer lugar, se pueden observar 12 municipios con
un porcentaje superior a 75% de la población indígena con respecto al total: Asta-

Nahuas de Amatlán.
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 39

cinga, Atlahuilco, Tlaquilpa, Mixtla de Altamirano, San Andrés Atzompa, Magda-


lena, Los Reyes, Tehuipango, San Andrés Tenejapa, Tequila, Zongolica y Tezonapa.
En conjunto hacen 1 661 km2, es decir, 53.5% del total regional. La densidad
promedio de población indígena es de 112.5 habitantes por km2 y su total es de
122 886 habitantes (64.1% de los indígenas de esta región y 13.8% con respecto
al total poblacional regional).
Dos municipios de esta región se sitúan en el rango 50-75% de población indí-
gena: Rafael Delgado y Tlilapan, mismos que hacen 390.72 km2 (12.5% del total
regional), con una densidad promedio de 163.5 habitantes por km2. La población
indígena asciende a 11 637 habitantes, o sea, 6% regional y 1.4% de la población
regional en su conjunto.
Existen tres municipios con valores poblacionales entre 25 y 50% de población
indígena: Coetzala (38.2%), Ixhuatlancillo (47.6%) y Xoxocotla (29.0%), totali-
zando 129.14 km2, es decir, 4.1% de la superficie regional. La densidad prome-
dio es de 63.4 habitantes por km2. La población indígena total asciende a 7 660
habitantes, lo que representa 4% del total regional, así como menos de 1% de la
población regional en su conjunto.
El rango inferior a 24.9% se puede dividir en dos subrangos. Uno es el que
posee un porcentaje superior a 10% de habitantes indígenas y el segundo el in-
ferior a éste. En el primer caso, tenemos los municipios de Acultzingo (23.2%),
C. Z. Mendoza (16.1%) y Naranjal (10.8%); en el segundo Amatlán de los

ción heterogéneo de aproximadamen- Malanga: planta y tubérculo con el Chuchumián: gusano que habita en
te 2 060 habitantes. Como sus ances- que localmente se elaboran atole y algunas plantas silvestres del en-
tros, ellos continuaron durante mu- torta para los días de carnaval. torno de la comunidad. Esta pala-
cho tiempo ligados a la producción de bra guarda cierto parecido fonético
la caña de azúcar, ya que esa actividad Cachimba: panal de forma cilíndrica con “chuchumbe”, nombre de un
constituyó la mayor parte del ingre- construido por las abejas. Por su baile del siglo xviii acompañado
so familiar durante buena parte del parecido con la “cachimba”, tam- de cantos con el que se divertían
siglo xx. Alternaron la siembra y bién se llama así a un utensilio “negros y mulatos, soldados, mari-
el corte de caña para diversos inge- para fumar tabaco. Esta especie de nos y broza” en las calles del puerto
nios —entre ellos La Concepción, pipa ha dejado de usarse en la co- de Veracruz. Este último vocablo
Mahuixtlan y La Gloria— con otras munidad. tiene un significado fálico según
labores agrícolas, cultivando sus pro- se desprende de los versos que se
pias parcelas y vendiendo su fuerza Tángano: juego que consiste en sepa- cantaban. Ambas voces podrían
de trabajo en las fincas ajenas. rar un olote incrustado en la tie- asociarse por la forma del elemen-
A pesar de los cambios ocurridos rra o en un montón o “monte” de to al que hacen referencia: la forma
en todo el país, particularmente del corcholatas, golpeándolo con una del gusano en relación con la for-
área geográfica de la que forma parte piedra redonda y plana a la que se ma del miembro viril.
la comunidad, como son la apertura le llama “tejo” lanzada desde cierta
de carreteras, la electrificación y la distancia. Desde hace varios años el Tonga: conjunto de objetos sobre-
introducción de los medios masivos juego dejó de practicarse. puestos; montón, pila.
de comunicación, los coyoleños con-
servan —entre otras cosas— algunos Lingo: juego de azar que consiste en Tumba: altar de nueve niveles, elabo-
vocablos, referidos tanto a elementos colocar tres o más monedas dentro rado con motivo de la muerte de
de la naturaleza como a rasgos de la de un sombrero, el cual es agitado una persona de la comunidad.
cultura, que podrían considerarse e invertido, previa apuesta de los
también de probable procedencia jugadores. También es conocido
africana: con el nombre de “carcamán”.
40 ESTUDIOS BÁSICOS

Reyes (2.1%), Atoyac (1.4%), Córdoba (2.1%), For-


tín (1.6%), Huatusco (0.4%), Huiloapan (4.6%),
Nogales (6.5%), Omealca (6.8%), Orizaba (2.8%),
Río Blanco (1.75%), Texhuacan (3.65%), Tlaltetela
(1.2%) y Yanga (0.6%). En conjunto, estos munici-
pios totalizan 1 500 km2 aproximadamente, lo que
representa 48.2% del total regional. La población
indígena total asciende a 24 686 habitantes indí-
genas, o sea, 12.8% de la población indígena total y
el 3% del total poblacional regional.

Sur de Veracruz

La Sierra de Santa Marta se presenta como una


prolongación del macizo volcánico de Los Tuxtlas,
hacia el oriente del municipio de Catemaco y en
dirección al Istmo. Desde el punto de vista paisajís-
tico, podemos observar un medio ambiente de bos-
que tropical perennifolio con lluvias en verano, en
alturas que no sobrepasan los 1 500 metros sobre el
nivel del mar. Conforme nos desplazamos al orien-
te, las sinuosidades se hacen menos pronunciadas
Retrato de niño totonaco. para entrar a los municipios del pie de monte, muy
Filomeno Mata.
ligados a los de la tierra baja del Istmo, en donde el paisaje es llano, cruzado por el
río Coatzacoalcos; en esta región predominó, hasta hace pocas décadas, el bosque
tropical, hoy notablemente reducido por la expansión de la industria, los centros
urbanos y las actividades agropecuarias.
Históricamente esta región ha sido habitada por pueblos de lengua náhuatl y
popoluca, esta última destaca en municipios istmeños como Soteapan. El inten-
so crecimiento urbano e industrial de Coatzacoalcos y Minatitlán ha afectado a
los municipios vecinos de Cosoleacaque y Pajapan (ambos de lengua náhuatl) y
Acayucan (hasta hace poco náhuatl y popoluca), sin alterar sustancialmente el ca-
rácter indígena de esta región. Las posibilidades de trabajo atrajeron a un número
importante de zapotecos del Istmo oaxaqueño, mismos que se presentan como
dominantes en los municipios altamente urbanizados.
En estas nuevas condiciones, los zapotecos han logrado adaptar sus estructuras
sociales y de poblamiento en los medios urbanos de tal forma que asistimos a la
formación de un “indio urbano” que mantiene la lengua y sus antiguas tradiciones
y estructuras socioculturales.5
Así, pues, el zapoteco se ha integrado al mosaico sociocultural del sur de Vera-
cruz. Otros grupos más bien minoritarios y provenientes de estados vecinos y de
otras regiones de Veracruz se han integrado también a esta región. Entre los pri-
meros contamos a zoques y tzotziles, dominantes en el estado de Chiapas; entre
los segundos, a chinantecos y mazatecos, muchos de ellos reubicados en la región
después de la construcción de las presas Temascal y Cerro de Oro.

5
Manuel Uribe Cruz.
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 41

La población indígena se distribuye en 3 385 localidades (15.3% del total es-


tatal), y asciende a 115 765 habitantes. Sólo dos municipios muestran un índice
superior a 75% sobre el total: Mecayapan (80.5%) y Soteapan (86.4%). La su-
perficie de ambos municipios es de 1 052 km2, es decir, 6.7% del total istmeño
veracruzano. La densidad promedio es de 34 indios por km2, haciendo un total
de 36 018 individuos, o sea, 31% de la población india total istmeña y 3.5% con
respecto a la población total de la región.
En el rango 50-74.5% se encuentran los municipios de Pajapan (70.6%), Ta-
tahuicapan (73.5%) Zaragoza (55.7%). Los tres alcanzan una superficie de
555.87 km2 (3.5% del total regional). Su población total es de 28 066 personas,
con una densidad promedio de 65 habitantes por km2. La población indígena
representa 24.2% del total indígena regional y 2.75% del total poblacional.
En el rango comprendido entre 25 y 50% se encuentra sólo Uxpanapa, que
puede ser considerado como un municipio-región enclavado en el contexto istme-
ño con características poblacionales muy específicas, siendo más bien una región
de asentamientos recientes. La superficie es de 2 600 km2, es decir, 16.6% del Ist-
mo veracruzano. Su densidad promedio es de 3.7 habitantes por km2, sumando
9 652 personas, o sea, 8.3% del total indígena istmeño y menos del uno por ciento
del total regional.
En el rango inferior a 25% predominan valores muy bajos. Sólo Sayula de Ale-
mán alcanza 18.8%. El resto de los municipios, cuyos valores se muestran en la

VARIEDADES DE MAÍZ USADAS POR


LOS POPOLUCAS DEL SUR DE VERACRUZ

Revista Arqueología Mexicana*

P oomok: maíz blanco.


Tiichpoomok: maíz blanco seco.
Tsabatmok: maíz rojo.
Tsabatsykmok: maíz rojo negro.
Kaanamok: maíz jaguar.
Chikiñmok: maíz pinto.
Tsuuspookmok: maíz verde blanco.

Nuukni piñonipiñmok: maíz sangre.


Pooppu ´ucmok: maíz blanco amarillo.
Jikxmok: maíz rápido o cuarenteño.
Pu´ uchmok: maíz amarillo.
Tiichpu´ ucmok: maíz amarillo seco.
Tsabastspu´ uchmok: maíz rojo amarillo.
Jammiuxmok: maíz encalado.
Yikmok: maíz negro.
Chi´chykmok: maíz negro morado.

* Edición especial, “Cocina prehispáni-


ca. Recetario”, 2002, p. 23. Hojas de maíz o totomoxtle. Xico.
42 ESTUDIOS BÁSICOS

gráfica correspondiente, totalizan 11 437.81 km2, con una densidad promedio de


población indígena de 128.5 habitantes por km2. La población total es de 45 983
indios, o sea, 39.7% del total regional. Como se ha de notar, en el sur predomina
el náhuatl en nueve municipios, seguido del popoluca (cinco), zapoteco (cuatro),
chinanteco (dos) y zoque (uno).
En el Bajo Papaloapan viven 49 196 indígenas, lo que representa 7.7% de la po-
blación total regional. Como se ha dicho, su distribución es desigual. Sólo Hueya-
pan de Ocampo (popoluca) y Playa Vicente (zapoteco), municipios limítrofes con
el Istmo, suman 62% de la población indígena regional. En el resto de la región
los indicadores son de poco valor, se trata de personas en su mayoría chinantecos,
reubicados como consecuencia de la construcción de las presas Temascal y Cerro
de Oro.

Conclusiones

En el panorama actual de los asentamientos de hablantes de lenguas indígenas


en el estado de Veracruz podemos observar lo siguiente: municipios de altas
densidades de población en las tierras altas de la Huasteca, Totonacapan, Altas
Montañas, así como en la Sierra de Santa Marta y municipios litorales del Istmo
veracruzano (sur de Veracruz).
Existen asimismo regiones de poblamiento reciente, sobre todo en las zonas
aluviales del sur del estado (Bajo Papaloapan) y en las zonas urbanas en expan-
sión: puerto de Veracruz, Coatzacoalcos-Minatitlán, Xalapa. En Coatzacoalcos

Casa nahua rectangular


con anexo, techo con hojas y
zacate. Las Flores, Ixhuatlán
de Madero.
ORGANIZACIÓN TERRITORIAL INDÍGENA 43

Huastecos. Retrato de abuelo


y nieto. Al fondo detalle de su
vivienda. Tantoyuca.

y Minatitlán los asentamientos tienden a reproducir social y culturalmente a las


comunidades rurales de origen.
La estructura de los asentamientos actuales de uno y otro tipo está por estu-
diarse. Las dinámicas de permanencia y cambio no operan por igual, no sólo en el
ámbito regional, sino incluso local: una comunidad determinada puede ver altera-
das sus estructuras socioespaciales por la introducción, por ejemplo, del protestan-
tismo, mientras que en comunidades vecinas no ocurra lo mismo. El análisis aquí
realizado se hizo tomando en cuenta el criterio lingüístico, el único cuantificable
y, por tanto, más confiable desde el punto de vista estadístico para determinar la
distribución geográfica de las comunidades indígenas del estado de Veracruz.
Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Pirámide
C A P Í T U L O 2

Etnohistoria
regional
Enrique Hugo García Valencia*

D
esde tiempos prehispánicos los indígenas veracruzanos han
pasado por procesos de cambio cultural traumáticos y violentos, sin
renunciar a ser actores activos en su devenir histórico. En este en-
sayo describiré la composición de las regiones indígenas actuales de Veracruz
en tiempos prehispánicos, su recomposición en la Colonia, y los efectos de
la municipalización.
Todos estos cambios se pueden resumir de alguna manera diciendo que
las regiones indígenas de Veracruz siempre han sido multilingüísticas, y por
ende multiétnicas, o sea que se han hablado diferentes lenguas indígenas, des-
de tiempos prehispánicos hasta ahora, con la inclusión del español a partir de
la Conquista.
Los antropólogos consideran que la diversidad lingüística, combinada con mu-
chos otros elementos, de alguna manera expresa diferencias culturales. O como lo
ven los arqueólogos, las diferentes tradiciones cerámicas, escultóricas y arquitectó-
nicas indican diferencias culturales también. Por ejemplo, Velasco Toro, refirién-
dose a la cuenca baja del Papaloapan, dice:

en el ámbito enmarcado entre la cuenca del río Blanco y la ribera izquierda del
Papaloapan se desarrollaron pueblos con características culturales propias, dis-
tintos a los totonacos y olmecas. Mientras que de la ribera derecha del Papaloa-
pan hacia el oriente se encuentran vestigios que apuntan hacia la hipótesis de
una mayor relación con el área metropolitana olmeca.1

Finalmente, algunos historiadores consideran que, como consecuencia de la re-


cuperación demográfica sucedida entre los siglos xvii y xviii, la presión sobre la
tierra se hizo cada vez más fuerte, por lo que no indios, negros y mulatos se asen-
taron en las otrora exclusivas repúblicas de indios. Por ejemplo, Oropeza describe
un caso en Yahualica, en la Huasteca y añade: “Éste pudo haber sido uno de los
últimos intentos de los pueblos indios para evitar que gentes externas se fueran
apoderando de las tierras o puede ser visto como una manera de esquivar la tran-
sición de una sociedad india más o menos ‘cerrada’ a una sociedad multiétnica

* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.


1
José Velasco, “La formación regional y la construcción identitaria de la cuenca inferior del río Papaloapan”, en Gilberto
Silva-López et al. (eds.), De padre río y madre mar. Reflejos de la cuenca baja del Papaloapan, t. I, 1998, p. 27.

45
46 ESTUDIOS BÁSICOS

(indios, mestizos, mulatos)”.2 Este proceso se aceleraría mucho más a partir de la


Independencia.
La diferencia con el multiculturalismo prevaleciente en épocas previas entre los
indígenas es que a partir de los siglos xvii y xviii se acelera la convivencia de re-
presentantes de tradiciones totalmente diferentes como lo son la europea, la negra
y la mesoamericana, entre otras, independientemente de sus diferencias internas.
Este proceso condujo al desarrollo de las culturas regionales tan conocidas en la
actualidad como la del Sotavento veracruzano, del Istmo veracruzano, del Toto-
nacapan, de la sierra papanteca, de la Huasteca veracruzana en donde conviven
individuos de las más diversas tradiciones culturales: europea, asiática, africana,
americana, en un proceso de asimilación y diferenciación al mismo tiempo, pro-
duciendo mestizajes e hibridaciones diferenciados y distintivos de cada región.
El supuesto de antropólogos y arqueólogos es que las culturas indígenas son
variaciones de una tradición cultural compleja conocida como mesoamericana,
caracterizada por estar formada por grupos sedentarios, agricultores, artesanos,
con una organización política y social compleja, con logros artísticos y arquitectó-
nicos notables, con adelantos científicos en obras hidráulicas, medición del tiem-
po y funciones estatales como las relativas a la recolección de tributos, una clase de
mercaderes, un ejército permanente y un aparato burocrático y religioso.

2
Minerva Oropeza, Juan Aktsín y el diluvio, 1998, pp. 75-77.

SITIOS ARQUELÓGICOS
DEL SUR DE VERACRUZ
Gladys Casimir de Brizuela*

San Lorenzo Como medida de protección contra se estima que influyó sobre otras co-
inundaciones periódicas, pero sobre munidades del Golfo y se relacionó

S an Lorenzo es uno de los


sitios de la cultura olmeca más
difundidos por la literatura especia-
todo como manifestación del poder
sobre la población de un grupo de diri-
gentes, se construyó una plataforma-te-
con sociedades más lejanas como las
de San José Mogote en Oaxaca, y qui-
zás también con las del altiplano, de
lizada producida a lo largo de varias rraza de casi 45 metros de altura sobre Guerrero y Chiapas.
décadas de investigaciones arqueo- la cual se edificaron palacios, templos, Estas influencias y relaciones con
lógicas. Está situado en las cercanías plataformas, habitaciones, plazas rec- el mundo mesoamericano se manifes-
de los ríos Coatzacoalcos y Chiquito, tangulares, acueductos con esculturas taron en aspectos ideológicos, políti-
cuyas tierras bajas son suficientemen- monumentales y objetos suntuarios. Es cos y comerciales que les permitirían
te fértiles para la agricultura, a la vez decir, estamos ante las evidencias más hacerse de materia prima como el ba-
que garantizan una abundante pesca sólidas de la aparición de jerarquías y salto de Los Tuxtlas para su escultura
y cacería en sus riberas. estratos sociales que caracterizarán una monumental y menor, piedras semi-
nueva forma de vida: la civilización. preciosas, piedras preciosas como
* Facultad de Antropología de la Universidad San Lorenzo se desarrolló entre el jade procedente de Guatemala y
Veracruzana. 1250 y 900 a.C. Durante ese tiempo Guerrero, entre otros muchos más,
ETNOHISTORIA REGIONAL 47

Mapa 3. Algunas de las zonas arqueológicas más importantes sobre la costa del Golfo.
48 ESTUDIOS BÁSICOS

Al norte de Mesoamérica, en lo que se conoce como Aridoamérica, vivían gru-


pos con organización social diferente, algunos agricultores, pero con una tendencia
a la caza y recolección de frutos y legumbres, base fundamental de su subsistencia,
con una organización social, política y religiosa distinta que en Mesoamérica en
cuanto a sus logros científicos, arquitectónicos y artísticos. Los grupos indígenas
prehispánicos veracruzanos en diferentes épocas estuvieron en contacto con tales
grupos nómadas o seminómadas, con los que interactuaban de varias maneras,
como lo veremos en las siguientes páginas.

Veracruz prehispánico

Sur de Veracruz
Remontarnos a épocas muy antiguas de las culturas nativas veracruzanas
nos lleva a una serie de preguntas aún sin respuesta. Las evidencias sugieren
la existencia de culturas complejas política, religiosa y socialmente con gran-
des logros arquitectónicos y artísticos, legados conocidos de varias maneras
como: la cultura olmeca, las culturas del centro de Veracruz y las culturas
de la Huasteca. Pero, como dice una arqueóloga refiriéndose a la Huasteca
“equivocadamente [ésta] ha querido verse como una unidad cultural, sien-
do que tanto en el tiempo como en el espacio esta región estuvo formada

sin contar alimentos, textiles, algo-


dón, tinturas y maderas.
La escultura monumental olmeca,
ejemplo de la gran pericia de los artis-
tas y artesanos olmecas y del poder de
mando de sus dirigentes, está repre-
sentada en San Lorenzo por nueve
cabezas colosales consideradas retra-
tos de jefes de la ciudad.

Tres Zapotes

Es otro de los sitios olmecas más di-


fundidos en la literatura especializada.
Su historia se remonta al Preclásico
Medio (900 a.C.), cuando se constru-
yeron edificaciones en las estribaciones
occidentales de la sierra de Tuxtla, a las
márgenes del río Hueyapan. En el sitio
se han registrado unos 50 montículos
y plataformas, conformando plazas o
patios y conjuntos que reflejan un ma-
nejo ordenado del espacio y una diri-
gencia social y política consolidada.
Desde su inicio en el Preclásico
Medio y a lo largo del mismo (casi Trabajadores colocando un oleoducto.
ETNOHISTORIA REGIONAL 49

Cementerio y sitio ceremonial prehispánico de Quiahuiztlan, Actopan.

1 200 años), en el sitio se erigieron que conocemos como cultura olmeca. can inició su auge y su presencia se
monumentos escultóricos (cabezas De Tres Zapotes también proce- hace notoria en Los Tuxtlas, lo que tal
colosales) y estelas, además de entie- de otro monumento: la estela C, cuya vez influyó en la estructura política en
rros de personas de la élite, acompa- inscripción calendárica 7.16.6.16.8 la región. La presencia olmeca en Tres
ñados por ricas ofrendas de objetos registra un hecho que debió ocurrir Zapotes declinó hacia 300 d.C.
de jade. 31 años antes de la era cristiana.
Tres Zapotes, San Lorenzo y La Tres Zapotes fue contemporáneo
Venta debieron de haber tenido estre- de San Lorenzo y de La Venta (Tabas- Matacapan
chas relaciones a juzgar por la creación co). A diferencia de éstos, que tuvieron
de la escultura monumental olmeca (al- momentos de esplendor y dominio, Está ubicado entre San Andrés y Ca-
tares y cabezas colosales) que implican, Tres Zapotes no parece haber sido temaco, en Los Tuxtlas. Tiene una
por lo menos, el manejo de los pesados hegemónico en su historia, aunque historia de ocupación que se remonta
bloques de piedra basáltica proceden- debió haber tenido roles económicos a inicios de la era cristiana, y su im-
tes de Los Tuxtlas para su elaboración. y políticos que desempeñar durante el portancia se manifiesta en la presen-
La primera de estas colosales escul- desarrollo de la civilización olmeca en cia de cerámica, figurillas y estilos ar-
turas, que ocupó la atención de cientí- Mesoamérica. Esta impresión se debe quitectónicos que guardan relaciones
ficos y público en general, fue la cabeza al estado actual de nuestro conoci- cercanas con la cultura teotihuacana
colosal de Hueyapan dada a conocer miento sobre los olmecas en general, y del altiplano de México. Los investi-
por Melgar y Serrano en 1862 pro- las transformaciones sociales y cultu- gadores consideran que entre 300 y
cedente de Tres Zapotes. A partir de rales de Tres Zapotes, en particular, a 600 d.C. Matacapan ejercía el control
entonces, la región comenzó a llamar la partir de los periodos de auge de po- económico de la región, mismo que se
atención por la diversidad de elementos der de San Lorenzo y, posteriormente, vinculaba con la costa del Golfo me-
culturales que contiene: escultura pé- de La Venta. Uno se pregunta, entre diante corredores fluviales-terrestres.
trea, cerámica, figurillas, hachas de jade otras cuestiones, acerca del destino de El sitio se conforma por varios po-
y la constante identificación de elemen- sus élites dirigentes. Otro elemento blados y aldeas. En tiempos de esplen-
tos felinos y ofidianos en la decoración, a considerar es que casi a finales del dor, sus habitantes producían bienes
que conduce a la caracterización de lo desarrollo de Tres Zapotes, Teotihua- manufacturados como cerámica, de los
50 ESTUDIOS BÁSICOS

por diversas culturas”.3 Esta opinión se puede aplicar a todas las regiones
de Veracruz.
El problema principal es que no podemos atribuir alguna lengua o encontrar
una línea de continuidad cultural entre quienes hicieran los monumentos más
conspicuos del área con los habitantes actuales, salvo en casos aislados.
Por ejemplo, Velasco Toro, citando a Stross, dice que los glifos del monumento
1 de la Mojarra, Alvarado, corresponden “a un lenguaje mixeano”.4 De los grandes
monumentos, como las pirámides de Cempoala, Kelley asegura:

Es bastante cierto que las últimas dos etapas de Zempoala fueron totonacas,
pero cuando llegamos hasta Zempoala I y II que son épocas relacionadas con
Chichén Itzá, Azteca I, Mazapán, etc., no sabemos cuál es la relación entre
los totonacas y los toltecas, y no sabemos cuál etapa cultural en las secuencias
ahora establecidas puede representar a los chichimecas.5

En la misma página el autor concluye que “la única aseveración que pue-
do hacer con bastante seguridad es que no tenemos una historia antes del

3
Diana Zaragoza, “Un posible tzompantli en la zona arqueológica: El Consuelo, Tamuín, San Luis Potosí”, en
Huasteca I, 1993, p. 53.
4
José Velasco, op cit., p. 26, y Antonio García de León, Pajapan. Un dialecto mexicano del Golfo, 1976.
5
David H. Kelly, “Historia prehispánica del Totonacapan”, en Huastecos, totonacos y sus vecinos, t. xiii, 1952, p. 310.

que se han encontrado algunos hor- figurillas muy elaboradas con figuras cerrados son indicios de que se trata
nos cuya materia prima procede de la geométricas o incluso figuras zoomor- de mujeres muertas en su primer par-
región. Igualmente, se han localizado fas. Las representaciones humanas to y, por ello, diosas, Cihuateteo, las
talleres de producción de objetos de muestran una amplia sonrisa que pone acompañantes del sol en su descenso.
obsidiana. Además de los anteriores al descubierto sus dientes mutilados; El montículo principal de El Za-
productos, el control de la produc- digna de atención son sus manos ex- potal fue escenario de una serie de
ción de alimentos, algodón, cacao, sal y tendidas hacia arriba. Estas imágenes rituales y ceremonias que incluyen
otros bienes de consumo tanto domés- son llamadas “caritas sonrientes”. entierros secundarios, cráneos en osa-
tico como suntuario, debieron otorgar El otro tipo de escultura son las rios, figurillas sonrientes, esculturas
a la élite dirigente de Matacapan un representaciones en escala natural de de Cihuateteo, vasijas de barro, otras
gran poder económico y social, el cual, mujeres sedentes o de pie, con toca- ofrendas y una escultura policroma de
contribuyó a la creación de rutas de dos complejos en sus cabezas, colla- barro sin cocer del dios de la muerte
comunicación entre el altiplano y el res de caracoles, pulseras, faldellín al (Mictlantecuhtli) única por su tipo en
sureste mesoamericano. tobillo y sujeto a la cintura por una Mesoamérica. El auge de El Zapotal
Entre 800 y 1000 d.C. Matacapan serpiente. La boca abierta y los ojos se estima entre 600 y 1200 d.C.
fue abandonada y surgieron otras
manifestaciones de poder en la región
de Los Tuxtlas.

El Zapotal

Es uno de los sitios de la subárea cul-


tural, al oeste de la laguna de Alvara-
do, conocida como La Mixtequilla. Se
destaca por la producción de hermosas
esculturas de barro, que incluyen desde
ETNOHISTORIA REGIONAL 51

siglo xiii y que aun la de éste es muy


dudosa”.6
En general, podemos pensar con
Wolgemuth que:

A través de la larga historia del área


geográfica situada en lo que hoy se
conoce como el sur de Veracruz no
se detecta unidad cultural sino más
bien una serie de influencias cultu-
rales traídas en distintas épocas por
grupos que allí se establecieron al
desprenderse de movimientos mi-
gratorios que la cruzaron en rumbo
a otros lugares.7

Del siglo xiii en adelante existen


fuentes más confiables que nos permi-
ten asomarnos a la complejidad étnica
y cultural del área en tiempos prehis-
pánicos.
En la región interétnica del Sur
de Veracruz, en tiempos previos a la
conquista española, se hablaban las
siguientes lenguas: Tlacotalpan, mexi-
cano; Cosamaloapan, mexicano y mix-
teco; Otatitlán, mazateco y mexicano;
Tuxtepec, mexicano; Chinantla, chi-
nanteco y mazateco; Los Tuxtlas; mexi-
cano. Huaspaltepec, mixteco, mazateco
y mexicano; Coatzacoalcos, popoluca y
mexicano; Solcuauhtla, mixe; Mixte-
ca Tachixca, mixteco y mixe; Jáltipan- Indios totonacos sacrifican
un ave como parte del rito
Oluta, mexicano y popoluca; Xaltepec, mixe; Ahualulcos, popoluca, mexicano; para la colocación de un
Teschintecas, mixe-zoque y mixteco-zapoteco.8 Estos sitios conformaban seño- tubo donado por la empresa
Petróleos Mexicanos que
ríos de los cuales Tlacotalpan, Cosamaloapan, Otatitlán, Tuxtepec, Chinantla y fungirá como palo volador.
Tuxtla dependían de la Triple Alianza. Mientras que Coatzacoalcos, del que de- Comunidad “El Vizcaino”,
Coatzintla.
pendían los señoríos de Jáltipan-Oluta, los Ahualulcos y tal vez Solcuauhtla eran
independientes del imperio del altiplano.9
Durante la conquista española tales señoríos sirvieron de base para establecer
las provincias coloniales, de ahí que el sur de Veracruz se conformara por las:

provincias o alcaldía mayor de Coatzacoalcos-Acayucan, por el Corregimien-


to y luego alcaldía mayor de Huaspaltepec-Cosamaloapan, por los Tuxtlas que
6
José García Payón, “¿Qué es lo totonaco?¸ en Huastecos, totonacos y sus vecinos, t. xiii, 1952, pp. 379-387.
7
Carl Wolgemuth, Gramática náhuatl del municipio de Mecayapan, Veracruz, 1985, p. xv.
8
Alfredo Delgado, “La conformación de regiones en el Sotavento veracruzano: una aproximación histórica”, en Eric
Léonard y Emilia Velásquez (coords.), El Sotavento veracruzano. Procesos sociales y dinámicas territoriales, 2000, p. 29.
9
Idem.
52 ESTUDIOS BÁSICOS

Mapa 4. La vieja división política del estado de Veracruz a mediados del siglo xix.
ETNOHISTORIA REGIONAL 53

pertenecía al Marquesado del Valle del cual dependía también Cotaxtla, y por
Tlacotalpan que dependía de la Alcaldía mayor de Veracruz.10

Zongolica
La región de Zongolica se encuentra dentro de un área ecológica y cultural com-
partida con la región de Tehuacán, en el estado de Puebla. Este último fue uno
de los centros en donde originalmente se cultivó el maíz durante la fase prehis-
pánica conocida como Abejas (3 500 a 2 300 a.C.). Hay registros antiguos que
indican que en el área se hablaba popoluca, mazateco y chocho y en alguno
que otro pueblo, mixteco. Sin embargo, tal variedad lingüística había práctica-
mente desaparecido a la llegada de los españoles y la mayoría de la población ya
hablaba una variante del nahua.
Según Aguirre Beltrán, los nonoualcas o nonoualca-chichimecas formaban la
mitad de un pueblo mayor que junto con los toltecas se estableció en Tollan en el
año 856 d.C. Los toltecas formaban la mitad dominante y los nonoualca la subor-
dinada. El imperio tolteca tenía provincias sujetas en el Golfo de México, entre
las que se contaban Cuetaxtlan y Cozcatlan, ambas situadas en rutas comerciales
hacia el Golfo de México y hacia Guatemala.
El poderío tolteca se vio quebrantado por varias razones, entre ellas la rebelión
de los nonoualca, quienes una vez caída la ciudad de Tula y su poderío emigraron
hacia la región cozcateca. Una vez llegados ahí se dividieron en siete grupos, uno
de los cuales se asentó en Zongolica sojuzgando a la población de habla popoloca,
mazateca, chocho y posiblemente mixteca. La región no parece haber sido someti-
da por la Triple Alianza, debido sobre todo a su escasa capacidad productiva. Hay
registros de que en el siglo xvi hablaba la lengua mexicano-nonoualca.11 Aguirre
considera que la cifra de las siete tribus que migraron debió de ser un número
ritual y simbólico y que se podrían reducir a cuatro: teouaque, cozcateca, teoteca
y chachiuhcalca-tzoncoliuhque, que correspondería a los cuatro señoríos en que
se hablaba el nahua en el siglo xvi: Tehuacan, Cozcatlan, Teotitlan y Zongolica.12
La lingüista Cristina Monzón, en un estudio sobre variación fonológica del nahua
moderno, precisamente de la región de Zongolica, advierte dos variantes fundadas
en razones técnicas. Éstas parecen corresponder a una distinción precisamente al
interior de la subtribu nonualca que controlara la región. A ésta se le llama chalchiuh-
calca o tzoncoliuhque, que parece indicar la presencia de un mismo grupo con dos
nombres, o de dos grupos con nombres diferentes: “Desde el punto de vista fonoló-
gico, sin lugar a duda, se puede establecer la presencia de dos subgrupos en la zona”.13
Hasler considera que los nonoualca hablaban un tipo de lengua conocido como
nahua del este, cuyo uso se extendía al sur de Veracruz y Tabasco y se usaba también
en lo que hoy conocemos como Sierra de Puebla y llegaba hasta El Salvador en Cen-
troamérica, en donde se conocía como pipil.14 García de León le llama el “prenahua
del Golfo”.15

10
Ibidem, p. 30.
11
Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica, encuentro de dioses y santos patronos, 1986, pp. 21-22.
12
Ibidem, p. 52.
13
Cristina Monzón, Registro de la variación fonológica en el náhuatl moderno. Un estudio de caso, 1990, p. 78.
14
Andrés Hasler, Gramática moderna del náhuatl de Tehuacán-Zongolica, 2001, pp. 19-22; Antonio García de León,
Pajapan: un dialecto mexicano, 1976, p. 9.
15
Antonio García de León, op. cit., y Cristina Monzón, op. cit.
54 ESTUDIOS BÁSICOS

Wolgemuth asegura que desde unos 300 a 500 años de nuestra era había in-
fluencia teotihuacana en la región, y que los migrantes teotihuacanos-pipiles, en
su ruta hacia el sur, pasaron por aquí.16 Hasler considera que los antiguos no-
noualcas emigraron desde el sur a lo largo de la costa del Golfo, llegando a la
Huasteca, desde donde se emplearon como mercenarios en el imperio tolteca.
Luego algunos regresaron nuevamente a Zongolica y otras regiones, pero ya con
adquisiciones lingüísticas tomadas de su largo peregrinar. Así, en el habla nahua
de Zongolica hay elementos que quizá provienen de la Huasteca, del Altiplano, y
otros de procedencia todavía desconocida.17

Totonacapan
En cierto sentido reconstruir el pasado prehispánico del Totonacapan es más
complicado, porque es claro que los constructores del Tajín no estaban relacio-
nados lingüísticamente con los totonacos actuales, y su historia se pierde en la
conjetura y la leyenda. Pero al mismo tiempo la lengua totonaca es dominante
en Veracruz, aunque en contacto con hablantes de otras lenguas indígenas como
mexicano, otomí, tepehua y huasteco. En el estado de Puebla los totonacos ya no
son mayoría y comparten mayores espacios con mexicanos, otomíes y tepehuas.
Los totonacos son más bien inmigrantes que llegaron a estos lugares en fechas
relativamente recientes. En Veracruz se asentaron en la costa de Papantla a la Sierra,
y en el sur al norte de Xalapa en lo que se conoce como región Xalapa-Misantla.
Palerm y Kelly señalan que de los dos grupos toltecas que se dispersaron a la
caída de Tula, la gran capital de ese imperio, un subgrupo emigró hacia la sierra
de Puebla y el Golfo de México. Algunas fuentes citadas por estos autores indican
una cierta influencia tolteca cerca de Papantla. Las leyendas citadas para explicar
el origen de los totonacos en el área hacen referencia a migraciones provenientes
de donde sale el sol o saliendo del mar, que fueron sometidas posteriormente por
migraciones chichimecas, o sea nonoualcas procedentes de Tula.
Tal vez las ideas de Hasler en relación con las migraciones chichimecas ayuden a
entender que existió una población chichimeca antigua, probablemente nonoual-
ca, a la que se sobrepusieron los totonacos en épocas más recientes, los cuales a
su vez fueron subyugados por nuevas irrupciones chichimecas y teochichimecas,
algunos hablantes de mexicano y otros de otomí, provenientes del altiplano, cuya
llegada coincide con la destrucción del Tajín entre 1180 y 1230 de nuestra era,
para acabar finalmente sometidos al yugo azteca.18
Un panorama parecido presenta Ramírez Lavoignet para la región Xalapa-Mi-
santla. Asegura que Misantla fue conquistada por un señor chichimeca, Maza-
tzintecutli, “el Señor Venadito”, pero ésta había sido fundada por los totonacos que
le antecedieron. “A la llegada de las tribus chichimecas a la zona, ya los totonacos
vivían en ella”,19 quienes probablemente fueran precedidos por grupos nonoalcas.
Así, pues, el Totonacapan era una región con mucho movimiento poblacional
con oleadas sucesivas de invasores, y por ende “los totonacos modernos —proba-
blemente en sangre, en cultura, y quizá en lengua— presentan la fusión de una

16
Carl Wolgemuth, op. cit., p. xv.
17
Andrés Hasler, op. cit., p. 25.
18
Isabel Kelly y Ángel Palerm, The Tajin Totonac, 1952, pp. 16-18.
19
David Ramírez, “Notas históricas de Misantla”, en Huastecos, totonacos y sus vecinos, 1952, p. 316.
ETNOHISTORIA REGIONAL 55

“Danza de los Huahuas”, sobre la cruceta. Coxquihui.


56 ESTUDIOS BÁSICOS

Códice Chiconquiaco
(reproducción).
población antigua con la de invasores subsiguientes”.20 Ciertamente el mexicano se
hablaba entonces en el Totonacapan veracruzano en mayor medida que en la ac-
tualidad. Por ejemplo, el obispo Mota y Escobar registra haber predicado en Pa-
pantla en mexicano, y que tuvo la impresión de que todos le habían entendido.21
De igual manera, los emisarios que mandara el señor de Cempoala a Cortés eran
bilingües de totonaco y mexicano.22 Y probablemente el mexicano era la lengua
que se hablaba más en Nautla. En la región Xalapa-Misantla, según crónicas del
siglo xvi, se hablaban tanto el mexicano como el totonaco, y los pueblos de una u
otra lengua se intercalaban en la región.
En el periodo comprendido entre las invasiones chichimecas y teochichimecas,
hasta las conquistas de la Triple Alianza, los totonacos parecen haber gozado de
unos 200 años de relativa paz, tiempo en el cual se conformó lo que ahora cono-
cemos como la cultura totonaca, que ha persistido hasta nuestros días, además
de las variantes particulares de nahuas, otomíes y tepehuas en la sierra totonaca.
Sin embargo, siendo la costa del Golfo productora de mercancías importantes en
las relaciones comerciales del altiplano, se veía sometida a arreglos comerciales
con fuerzas poderosas. Tlaxcala y Teotihuacan eran provincias interesadas en el
comercio con el Totonacapan, situación que eventualmente incitaría a la Triple
Alianza a apoderarse de una lucrativa ruta de productos comerciales.
20
Isabel Kelly y Ángel Palerm, op. cit., p. 20.
21
Ibidem, pp. 6-7.
22
Ibidem, p. 25.
ETNOHISTORIA REGIONAL 57

Como producto de las incursiones de la Triple Alianza, Cempoala, Ozeloapan


y Quiahuiztlan fueron los primeros centros en caer bajo su dominio (1440-1469);
Nautla le siguió (1486-1502). Finalmente, durante el reinado de Moctezuma II
(1502-1520) cayeron Papantla y otros pueblos totonacos, además el conjunto de
pueblos situados al norte de Xalapa23 que conforman la región Xalapa-Misantla.

La Huasteca

La reconstrucción prehispánica de las culturas que ocupaban la Huasteca se


muestra también elusiva, difícil y llena de conjeturas. Por ejemplo, Ochoa nos
dice: “En el área de San Luis Potosí se aprecia una clara interrelación de tipos ce-
rámicos con la cultura mixteca (Oaxaca)”,24 y agrega que también se ha encontra-
do cerámica huasteca “en campamentos de la costa norte de Tamaulipas y sureste
de Estados Unidos”.25
Ruvalcaba y Pérez, basados en varias propuestas, concluyen que la Huasteca
se conformó “con tres grandes corrientes: la primera, una marcada influencia
del sur de Norteamérica, luego una olmeca desde 1500 a.C. y una tercera desde
23
Ibidem, p. 23; David Ramírez, op. cit., p. 317.
24
Eva Grosser, Los teenek de San Luis Potosí, Lengua y contexto, 1991, p. 22.
25
Idem.

SITIOS ARQUELÓGICOS DEL CENTRO


Y NORTE DE VERACRUZ
Gladys Casimir de Brizuela*

Las Higueras y al fresco, de escenas de rituales. Al- teotihuacanas y mayas, contrasta con
gunas son procesiones de personajes la sobriedad del sitio. Y es quizás en

L as Higueras es un pequeño
sitio arqueológico cuya historia se
remonta al Preclásico Mesoamericano
ricamente ataviados y que portan ban-
derolas, músicos, danzantes, mujeres,
ancianos y jóvenes, expresados en una
esa parquedad en la que hay que cen-
trar la investigación, para explicar la
posición de Yetla Acacalco en la his-
(1200 a.C.) y culmina a principios del exuberante policromía. toria mesoamericana.
Posclásico (1000 d.C.). Está situado Según los análisis de las representa-
en Yetla Acacalco “en las casas de tarro ciones, los artistas prehispánicos pin-
del tabacal”, una región prehispánica, taban sobre motivos anteriores, for- El Tajín
del centro de Veracruz. Uno de sus mando capas sucesivas de pintura, de
templos, sobre un basamento pirami- las que se registran más de dos docenas Esta urbe inició su esplendor a partir
dal de cinco cuerpos, fue el lugar pro- elaboradas durante el apogeo del sitio, del año 600 d.C. debido al vacío de
picio para la representación, al temple es decir, en el Clásico Tardío, fechado poder generado con la caída de Teoti-
entre 600 y 900 d.C. huacan. El centro administrativo, po-
El trabajo excelso de estas pintu- lítico y religioso se encuentra en un
* Facultad de Antropología de la Universi-
dad Veracruzana. ras, en el que se intuyen influencias angosto valle rodeado de pequeñas
58 ESTUDIOS BÁSICOS

el Altiplano Central a partir del 200 d.C.26 En esta región veracruzana encon-
tramos la presencia de una cantidad variable de chichimecas, diferentes a los
nonoalcas ya mencionados. Mónica Tesch discutiendo materiales arqueológicos
de una excavación en San Luis Potosí argumenta que los pame eran un grupo
chichimeca “del cual se dice haber sido el más civilizado”.27
Las incertidumbres que aquejan a la historia prehispánica del sur de Veracruz,
de Zongolica y del Totonacapan también son evidentes en la Huasteca. Stresser
Pean así lo considera para los huastecos, totonacos y tepehuas, otomíes y nahuas.
La diferencia de la Huasteca con las otras regiones es su amplitud y límites difu-
sos.28 Al menos en Veracruz se considera que en algún tiempo abarcó gran parte
del norte y centro del estado llegando hasta la actual Orizaba, y por tanto com-
prendiendo lo que conocemos como el Totonacapan.
Una definición más acotada de la región nos la dan Ruvalcaba y Pérez, quienes
sitúan los límites de la Huasteca veracruzana desde la frontera estatal hacia el
norte y occidente, hasta las riberas del río Cazones al sur, y consideran que sería
el núcleo huasteco.29

26
Jesús Ruvalcaba y Juan Manuel Pérez, “Prólogo”, en La Huasteca en los albores del tercer milenio. Textos, temas y proble-
mas, 1996, p. 16.
27
Mónica Tesch, “Influencia huasteca en los chichimecas”, en Jesús Ruvalcaba y Graciela Alcalá (eds.), Huasteca i, 1993, p. 42.
Véase también Antonio Maza, “La pamería a través de los tiempos”, en Huastecos, totonacas y sus vecinos, 1952.
28
Joaquín Meade, “Historia prehispánica de la Huasteca”, en Huastecos, totonacos y sus vecinos, 1952.
29
Jesús Ruvalcaba y Juan Manuel Pérez, op. cit., p. 14.

terrazas donde se hallan las áreas ha- dad en la ciudad. De particular interés fertilidad para asegurar los manteni-
bitacionales de la población. Lo acci- es la cancha de Juego de Pelota Sur, que mientos y el bienestar de la sociedad.
dentado del terreno implicó su habili- tiene tableros con relieves de escenas de Hacia el norte hay un sector cen-
tación mediante muros de contención, carácter mítico religioso que represen- tral, en donde encontramos palacios,
cuya constitución habla de un manejo tan ceremonias relacionadas con el uso templos y un buen número de canchas
social jerarquizado de los espacios. ritual del pulque, y el sacrificio de un para el juego de pelota. Este sector te-
La gran cantidad de edificios, al- jugador de pelota. El sacrificio huma- nía un carácter religioso y fue aislado
rededor de 160 existentes, nos per- no en el juego de pelota se interpreta del siguiente por una extensa barrera
mite considerarla como la urbe más como el ritual dedicado al sol y a la arquitectónica que funcionó como
importante en el centro de Veracruz.
La arquitectura combina en forma ar-
mónica taludes, tableros con nichos,
grecas escalonadas y cornisas voladas.
Todos los edificios estaban recubiertos
de estuco, cuyos restos de pintura aún
pueden observarse.
Las construcciones más antiguas
se sitúan en la parte sur del valle, en la
llamada Plaza del Arroyo, conforma-
da por cuatro grandes edificios. Éste
es uno de los conjuntos más armóni-
cos y grandes de la ciudad y funcionó
muy bien como lugar de reunión y de
actividades de intercambio comercial.
Se han encontrado 17 canchas de
juegos de pelota, mismas que manifies-
tan la importancia que tenía esta activi- Pirámide de los Nichos, en El Tajín.
ETNOHISTORIA REGIONAL 59

El Huehuentzi o “Viejo del


Carnaval” está puesto en el
altar, en donde se colocan
diversas ofrendas. Ixhuatlán
de Madero.

muro de contención. Lo conforman contención para construir y ampliar presentaron como emisarios y punta de
palacios, plazas y edificios adminis- terrazas, y sobre ellas erigir templos, lanza de civilizaciones no amerindias y
trativos, y es conocido como El Tajín un juego de pelota, palacios, casas ha- el inicio de la conquista española.
Chico; a su vez está separado de la te- bitación y tumbas. En la angosta franja costera frente
rraza superior, donde se construyó el Las tumbas, también llamadas a Quiahuiztlan se incuba el proyec-
Palacio de las Columnas. El edificio “tum­bas mausoleos”, reflejan una tra- to poblacional español en territorio
más conocido de la ciudad, situado dición prehispánica propia del Pos- mesoamericano, con la fundación de
en el sector central, es la Pirámide de clásico Tardío y de un pequeño sector la Villa Rica (1519) de la Veracruz,
los Nichos. Tiene seis cuerpos esca- del centro de Veracruz. Se trata de de vida efímera ya que es reubicada
lonados y en su parte superior aún se adoratorios miniatura sobre sepul- en la vertiente norte del río de Los
encuentran restos de los muros del turas, que ya que se encuentran en el Colibríes en 1524.
templo. Los nichos de los cuerpos espacio sagrado del sitio. Ahí fueron
(348) y los del templo hacen un total enterrados personajes de la élite gue-
de 365. El Tajín fue abandonado en rrera, sacerdotal o política. Cempoala
1200 d.C. Se encuentran huellas de Desde la terraza-plataforma se pue-
que hubo violencia, incendios y des- de escudriñar el paso de embarcaciones Fue la ciudad más grande en el centro
trucción en la ciudad. en el Golfo de México; precisamente de Veracruz durante el Posclásico Tar-
al oeste del actual poblado de la Villa dío (1250-1521). Entre sus poblado-
Rica, sus dirigentes fueron unos de los res se contaban, además de totonacos,
Quiahuiztlan primeros nativos en observar el paso miembros de otras etnias mesoameri-
y arribo de embarcaciones españolas canas, entre ellas elementos del altipla-
Ocupa una pequeña parte de las te- a sus costas. Estas embarcaciones es- no. Estuvo sujeta a la Triple Alianza y
rrazas del Cerro de Los Metates o pañolas eran diferentes a las conoci- pagaba fuertes tributos en alimentos,
Cerro Bernal; destaca por el sentido das hasta entonces, y en ellas viajaban materias primas y bienes elaborados.
mágico y de pertenencia a la natura- hombres que eran distintos a ellos por El recinto religioso administrativo
leza, al cosmos. El hombre tuvo que sus aspectos externos, culturales, indu- está rodeado por una baja muralla al-
habilitar su espacio: edificar muros de mentaria y deidades. Los extranjeros se menada, construida con el propósito de
60 ESTUDIOS BÁSICOS

A la llegada de los españoles, en esa vasta región se encontraban hablantes de


totonaco en las regiones ya señaladas, de náhuatl en la Sierra de Puebla, Hidalgo
y el sur de la actual Huasteca, lo mismo que de tepehua y otomí, mientras que el
huasteco se hablaba y se habla hacia el norte del estado. Más al norte se encon-
traban tribus pames en los límites de Pánuco,30 las cuales han desaparecido en
su totalidad de este estado, aunque no en otros estados. Había además, “jonases,
magoaques, mascorros, pizones, tamaulipas, mariguanos y guachichiles”.31
Stresser Pean32 considera que totonacos, tepehuas y otomíes se diferencian cla-
ramente de los huastecos (teenek), mientras que los nahuas del sur de la Huasteca
parecen ser huastecos nahuatizados. Según este mismo autor:

Los huastecos de Tantoyuca parecen presentar relaciones mas complejas, de un


lado con los nahuas de Huejutla y del otro con los de Huautla-Chicontepec.
Mientras que los pueblos huastecos y nahuas alrededor de la Sierra de Otontepec
parecen tener en común numerosas tradiciones, con algunos aspectos que evocan
aunque lejanamente a los totonacos de Papantla.33

30
Antonio Maza, op. cit., p. 272.
31
Jesús Ruvalcaba y Juan Manuel Pérez, op. cit., p. 15
32
Guy Stresser Pean, “Les Nahuas da sud de la Huasteca et l’ancienne extensión méridionale des Huastèques”, en Huas-
tecos, totonacas y su vecinos, 1952, pp. 288-289.
33
Ibidem, p. 290.

evitar que las aguas del sistema de irri- Entre los sembradíos de caña, len- restos culturales en pie. El edificio
gación penetraran en él. Lo conforma tamente van desapareciendo montí- sobresaliente, la pirámide o castillo,
una gran plaza, con edificios a sus lados: culos y plataformas que conformaban nos lleva a considerar la importancia
entrando a la derecha hay una gran pla- recintos habitacionales, patios y pla- del lugar durante el Posclásico Meso-
taforma sobre la que se construyeron zas que atestiguan la extensión de la americano (1000-1521 d.C.).
viviendas, hacia el norte se encuentra ciudad que albergara a una población Las evidencias arqueológicas in-
el Templo Mayor y hacia el este el de varios miles de habitantes. dican que este edificio comparte
Templo de Las Chimeneas, llamado así En Cempoala existió un importan- rasgos estilísticos de la arquitectura
por las columnas de medio círculo en te desarrollo de las técnicas hidráulicas azteca y, según algunas opiniones,
las cuales se observan restos de pintura. que permitió una gran producción de huastecos y toltecas. Su estructura
Cercanos a estos edificios hay tres alimentos y el abasto de agua a las vi- consta de tres cuerpos en talud y en
pequeños basamentos: uno cuadran- viendas de los principales. Las excava- la parte superior un pequeño templo,
gular con cuatro escalinatas y dos cir- ciones arqueológicas efectuadas en los al cual se llega por una amplia esca-
culares almenados. Hacia el oeste, en últimos años han puesto al descubierto linata con alfardas; el templo es de
la plaza, se ubica la gran pirámide. restos de canales, ductos de piedra y una sola cámara, angosta, y debió de
Los edificios están construidos con de barro cocido. La riqueza de la élite estar pintado de rojo y negro ya que
núcleos de tierra revestidos de piedra gobernante se manifiesta, entre otros se conservan restos de estos colores
bola, abundante en la región, cubier- bienes, en la majestuosidad de sus edi- en su interior.
tas con estuco y pintadas. Si bien, lo ficios y espacios sagrados y económicos, En la plaza que formaba parte
que se observa de la antigua ciudad mismos que llamaron la atención de los del recinto de la pirámide había una
son los pocos edificios del recinto conquistadores europeos en 1519. serie de esculturas de deidades pri-
político administrativo residencial de mordiales como el Dios del Agua,
la élite cempoalteca, un recorrido por Tláloc, al igual que representaciones
la Cempoala contemporánea permite Castillo de Teayo zoomorfas. El sitio estaba habitado a
ver entre cercados y patios restos de la llegada de los hispanos y el pobla-
muros de edificios prehispánicos y Es un pequeño sitio en el extremo sur do actual ha crecido sobre los restos
templos como el del Dios del Viento. de la Huasteca del que quedan pocos prehispánicos.
ETNOHISTORIA REGIONAL 61

Meade hace una breve reseña histórica de las migraciones nahuas de y hacia la Huas-
teca. Menciona a Seller, quien considera que la serie de mitos de peregrinación de
Tula y Quetzalcóatl se iniciaron en la Huasteca. Él sólo menciona hechos reseñados
en las historias contadas a los conquistadores que indican que estas peregrinaciones
partieron de la Huasteca hacia Tula. Esta opinión de alguna manera coincide con la
del lingüista Hasler antes presentada, acerca de los nahuas antiguos que migraron
desde el sur, por el Golfo hasta la Huasteca.
Meade piensa que a la caída de Tula se habían roto las relaciones entre huaste-
cos y toltecas y lo atribuye a que los señores chichimecas, responsables de la caída
de Tula, estaban casados con esposas huastecas de Tamiahua, Tampico y de la
Huasteca: “lo que indica una indudable alianza de los huastecos con los chichime-
cas para llevar a efecto la conquista y la destrucción de Tula”.34 Sin embargo este
autor considera a tales chichimecas como otomíes,35 mientras que otros autores
distinguen entre nonoualcas-chichimecas y teochichimecas, los primeros hablan-
tes de nahua y los segundos de otomí.
La explicación acerca de los hablantes de huasteco en la región es de naturale-
za diferente. Hasta la fecha existen tres hipótesis, ninguna resuelta o totalmente
comprobada:

a) los teenek se separaron del tronco protomaya en una migración desde los
Altos de Chiapas y Guatemala hacia el norte del Golfo de México; b) otros

Cortadores de leña en espera


34
Joaquín Meade, op. cit., p. 299. de compradores. Zongolica.
35
Ibidem, p. 299.
62 ESTUDIOS BÁSICOS

grupos fueron los que migraron desde la Huasteca hacia la península de Yucatán
y los Altos de Chiapas y Guatemala; c) todos ocupaban un territorio continuo
desde la Huasteca hasta Guatemala (o al menos toda la costa del Golfo… y su
separación fue obra de migraciones de grupos zoque-totonacos, otomangues y
nahuas…36

Sea como fuere, en aquellos tiempos el término huasteco designaba al habitan-


te de la Huasteca, cuya lengua podría ser nahua o huasteco, e incluso otomí. A
partir de entonces sucesivos gobiernos aztecas conquistaron ciertas partes de esta
región. Pertenecientes al estado de Veracruz, caen Tuxpan y Pánuco entre otros.

Veracruz colonial

El 21 de abril de 1519 llegaron los españoles al islote conocido como San Juan de
Ulúa, al día siguiente desembarcaron en las playas de Villa Rica, para asentarse
posteriormente cerca de un pueblecillo totonaco conocido como Quiahuiztlan.
Después se trasladaron a la hoy ciudad de La Antigua, para volver entre 1598 y
1599 a las playas de Veracruz.
Los primeros indígenas veracruzanos en presentarse ante los españoles fueron
enviados por Moctezuma y provenían de Cotaxtla. Cuando los emisarios mexica-
nos abandonaron el campamento hicieron su aparición los totonacos procedentes
de Cempoala. Con estos acontecimientos Cortés se dio cuenta de las divisiones
políticas, animadversión y temor que los totonacos sentían hacia los mexicanos.
Una manera de calmar a los totonacos fue ponerlos bajo obediencia del rey de
España, a lo que accedieron más de 30 pueblos de la sierra totonaca37 el 15 de julio
de 1519, como quedó plasmado en el Lienzo Misantla.
Una vez creadas alianzas con los totonacos, los españoles procedieron a con-
quistar las diversas regiones indígenas, sobre todo la más poderosa. A la caída de
la ciudad de México se aceleraron varios procesos políticos, económicos, demo-
gráficos y religiosos.
Congregar a los indígenas en poblados se volvió una necesidad estratégica des-
de varios puntos de vista: controlar políticamente a las diversas regiones, admi-
nistrar el tributo y los servicios personales que los indígenas prestarían de ahí en
adelante a sus conquistadores, y facilitar la labor evangelizadora. Aparentemente
la labor de congregar a los pueblos indios ya tenía antecedentes por lo menos en
las conquistas previas de toltecas y mexicanos. De tal manera que algunos pueblos
se fundaron en varios sitios antes de la conquista española, y los conquistadores
procedieron también a congregar a los indígenas en sitios que fueran de fácil ac-
ceso y productivos económicamente.
La congregación procedió no sin graves dificultades. Por ejemplo, Misantla es-
taba asentada desde antes de la llegada de los españoles en lo que hoy se cono-
ce como Pueblo Viejo. Un pequeño poblado conocido como Techpan (hoy Los
Ídolos) se cambió al nuevo y actual asentamiento en 1558, Tlalocan (hoy More-
los) en 1532 y Cipactlan en 1545 (hoy Brazo Seco-Manantiales). Las dificultades
se acrecentaron porque el fraile franciscano que los visitaba iba de un poblado
36
Jesús Ruvalcaba y Juan Manuel Pérez, op. cit., p. 17.
37
David Ramírez, op. cit., p. 320.
ETNOHISTORIA REGIONAL 63

Lienzo Misantla (reproducción).


64 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 3
E TA PA S A R Q U E O L Ó G I C A S S O B R E L A C O S TA D E L G O L F O

llamado Chapultepec, por lo que quería que el pueblo de Misantla se congregara en


este último. En 1555 algunas familias de Misantla se trasladaron al otro pueblo; el
20 de enero de 1564 una parte del antiguo pueblo fundó el nuevo pueblo de Misan-
tla, y otra parte se trasladó a Chapultepec. Esto ocasionó interminables disputas
por límites y acceso a terrenos comunales durante centurias.38
Procesos similares se dieron a todo lo largo y ancho del país dando origen,
entre otras cosas, a disputas interminables entre pueblos. De igual manera, mu-
chos pueblos rehusaron congregarse porque implicaba convivir con indígenas de
diferentes tradiciones culturales. Un procedimiento que ya había sucedido ante-
riormente como vimos páginas antes, en donde había pueblos con hablantes de
diferentes lenguas.
La conquista y los excesivos trabajos, servicios y tributos de los conquistados,
las enfermedades y sus esperanzas constantemente frustradas una vez realizada
la Conquista de México, produjeron un notorio decrecimiento de la población
indígena. Este hecho por sí mismo liberó grandes extensiones de tierra que fueron
apropiadas por los conquistadores mediante varios procedimientos. Este proceso
cambió drásticamente a fines del siglo xvii y principios del xviii, cuando se re-
cuperó la población indígena y se incrementó la población española produciendo
nuevas presiones sobre la tierra, mayores enfrentamientos entre indígenas y espa-
ñoles a un nivel personal, y tal vez un incremento en sus interacciones al presionar
gradualmente a los no indígenas, a las comunidades para darles cabida en su re-
cinto, de las cuales anteriormente estaban proscritos de asentarse en sus pueblos.

38
Ibidem, pp. 327-328.
ETNOHISTORIA REGIONAL 65

Con ello, el pluriculturalismo prehispánico y colonial dio paso a un multicul-


turalismo en que los indígenas conviven y dependen sustancialmente con no indí-
genas, en un proceso que condujo a las configuraciones culturales de las regiones
actuales de Veracruz. Este proceso se vería agravado por el incremento de la po-
blación negra, debido a la importación de esclavos durante esos siglos, ya “la quie-
bra que ocurrió en varias minas del norte del país, debido al aumento del precio
de los esclavos y la caída del precio de la plata”.39 Por ejemplo, en Tamiahua, en la
Huasteca, los mulatos constituían 83% de la población en 1791.
Para darnos una idea de las consecuencias desastrosas de la Conquista sobre
la población indígena veamos los datos que proporciona Delgado para el Sur
de Veracruz.40

P rovincia A ño H abitantes
Coatzacoalcos 1521 50 000 tributarios
Huaspaltepec (cabecera) 1522 80 000 casas
Coatzacoalcos 1580 3 000 tributarios
Huaspaltepec 1600 12 familias refugiadas en otro lado

El trabajo y la mortandad de indígenas estuvieron relacionados con procesos de


concentración de la tierra. Delgado advierte tres procesos en el Sur de Veracruz.
Uno en el área de Cosamaloapan, en donde se repartieron numerosas mercedes
a españoles que dieron origen a varias haciendas, desplazando a la población in-
dígena que se concentró en dos áreas: Xochiapan y la ribera del río Papaloapan.
Las haciendas empleaban mano de obra fundamentalmente de esclavos negros,
quienes raptaban mujeres indias, contribuyendo a que muchas familias indias
abandonaran la zona.
Tesechoacán es ejemplo del segundo tipo de proceso en que la población india
se transformó paulatinamente en mulata. “A fines del siglo xviii Cosamaloapan
tenía casi 2 000 familias, de las cuales menos de la mitad era indígena”.41 A dife-
rencia de, por ejemplo, Papantla, en donde a mediados del mismo siglo “había 535
familias de indígenas, 200 de mulatos y 13 de españoles”.42 En donde, a juzgar por
las cifras, hubo un proceso similar al de Acayucan-Coatzacoalcos, cuya población
indígena era mayoritaria. A fines del mismo siglo, la población de Acayucan es-
taba formada en 70% por indígenas.43 Probablemente influyó en su preservación
el que en la alcaldía mayor se produjera cacao, ixtle, algodón y vainilla, “cuyo cul-
tivo o recolección, así como su procesamiento, estaban a cargo de los indígenas”.44
El tercer proceso se dio en Los Tuxtlas, que se encontraba bajo la jurisdicción
del Marquesado del Valle, bajo un desorden administrativo que propició la crea-
ción de innumerables pueblos itinerantes que empleaban esta estrategia para eva-
dir el pago de rentas. La población indígena, a fines del siglo xviii, representaba
alrededor de 30%: “Sólo dos microrregiones en el Sotavento tenían más de 80%
de población indígena: la Sierra de Santa Marta y el área de Xochiapan-Tatahui-
capan, al sur de Playa Vicente”.

39
Alfredo Delgado, op. cit., p. 34.
40
Ibidem, p. 31.
41
Ibidem, p. 32.
42
Adriana Naveda y José González, Papantla, Veracruz: imágenes de su historia, 1990, p. 15.
43
Alfredo Delgado, op. cit., p. 32.
44
Idem.
66 ESTUDIOS BÁSICOS

Muchas de las comunidades indígenas de Veracruz y del resto del país eran
repúblicas de indios “con sus propias autoridades: caciques, mandones, tequitla-
tos, tequimames y topiles, todos ellos subordinados a un teniente de corregidor
o alcalde mayor”.45 Así lo eran Tequila y Zongolica en el siglo xvi y Tehuipango,
Tlaquilpa y Xoxocotla. De igual manera, en esta región, y en general en el estado,
las tierras de los indios fueron encomendadas a particulares unas, y otras queda-
ron bajo la jurisdicción de la Corona española.
El territorio de Zongolica fue entregado en merced en 1592 y luego vendido
en 1595. En 1627 los dueños ceden sus propiedades a la Compañía de Jesús.
En 1723 los indígenas denunciaron sus territorios como realengos y perdieron
el juicio ante los jesuitas. Los indígenas volvieron a la carga en 1745 cuando la
Real Audiencia amparó a los jesuitas y decretó “perpetuo silencio a los indios”.46
La expulsión de los jesuitas no cambió la situación, y sólo con la Independencia
se legitima la propiedad de la tierra de los indios en 1824. En ese año se tomó
posesión legal de Zongolica, Texhuacan, Reyes Mixtla y Coetzala. “En 1848 se
otorga la propiedad y límites a Tequila, Magdalena, Atlahuilco, Tlaquilpa, Asta-
cinga, Tehuipango y Atzompa”.47 Los principales aceptan la repartición de entre
10 y ocho hectáreas por cabeza de familia, aunque la tierra pasó a ser propiedad
comunal. En Zongolica este proceso de continuos enfrentamientos por la pose-
sión de la tierra tiene como condición una alta proporción de población indígena.
A pesar de ello, este pueblo y Tequila perdieron terrenos marginales dedicados al
cultivo del tabaco.
Los huastecos, por su lado, renuentes a aceptar la subyugación azteca, de
igual manera se opusieron a la conquista española con consecuencias funestas.
Poblados enteros fueron arrasados por los conquistadores, y su población ven-
dida como esclava a las Antillas a cambio de caballos para suplir su escasez en
la Nueva España. Además se enfrentaron el encomendero de Pánuco, Nuño
de Guzmán, y la Corona española por el control y usufructo de estas tierras.
De ahí que Huejutla pasara a la encomienda del conquistador, lo mismo que
Yahualica e Ilamatlán. Tamiahua, Chicontepec y Oxitipa quedaron en posesión
de la Corona.48 A decir de Briseño y De Gortari, la Huasteca estaba formada
por 44 pueblos en donde se concentraba la población india y el aumento en el
número de encomiendas, lo que junto con otros factores a mediados del siglo
xvi “favoreció la desorganización territorial de los pueblos”,49 indicando que las
nuevas concentraciones poblacionales buscaban más bien satisfacer el interés
de los encomenderos y afectaban la organización tradicional de los mismos,
rompiendo cualquier estructura de poder previa que significara algún peligro a
la empresa conquistadora.
Reorganizada la disminuida población indígena en congregaciones manejables,
se vieron uncidas a proyectos productivos de los encomenderos o de la Corona. El
Golfo de México, de la sierra a la costa, no era un productor importante de meta-
les preciosos o productos europeos como trigo y cebada. Era sin embargo rico en
múltiples y variados productos tropicales y semitropicales nativos o importados.

45
Gonzalo Aguirre Beltrán, “Zongolica...”, p. 28.
46
Ibidem, pp. 26-27.
47
Ibidem, p. 27.
48
Juan Briseño y Ludka de Gortari et al., “Tendencias históricas y procesos sociales en la Huasteca”, en Huasteca III,
1993, p. 77.
49
Idem.
ETNOHISTORIA REGIONAL 67

Códice Chapultepec
(reproducción).
Las diferentes listas de tributos incluían algodón, plumas, maderas preciosas,
telas, etc. Inmediatamente después de la Conquista se introdujo la caña de azúcar
que vendría a ser, con el correr del tiempo, una de las múltiples bendiciones o
maldiciones del estado dependiendo de sus fluctuaciones cíclicas en producción
y precio. En 1522 Hernán Cortés trajo las primeras plantas de las Antillas y en
1524 surgen las primeras noticias de su cultivo en Los Tuxtlas.
La industria azucarera requería de fuertes núcleos poblacionales de donde pro-
cediera la abundante mano de obra utilizada en la fabricación del azúcar. Este
simple hecho determinaría la estructura productiva y poblacional que permitiera
la reproducción de grandes centros de población india. Por un lado, industrias
de este tipo requerían mano de obra abundante y barata, aunque no permanente,
sino estacional.
Algunas investigaciones señalan que los indios trabajaban en el cañaveral y los
esclavos negros en el ingenio y en las estancias ganaderas. La mano de obra indí-
gena y negra eran complementarias, aunque en su estructura se organizaban de
manera diferente. Los indígenas vivían en sus pueblos y eran responsables de su
propia manutención y de procurar los medios de reproducción social, en tanto
que en el caso de los esclavos, dependían del dueño.
En diferentes momentos de la Colonia, además de su fuerza de trabajo, los
68 ESTUDIOS BÁSICOS

Indios nahuas rezan en el


interior de la parroquia de
Santiago Tehuipango, con
motivo del Día de Muertos.
Tehuipango.

indígenas tuvieron también como obligación entregar tributos en moneda, para


lo cual tenían que vender su fuerza de trabajo y algunas mercancías que les per-
mitieran obtener tales ingresos. Así, pues, las poblaciones indígenas cercanas a
los ingenios les proveían de mano de obra barata y sus propias tierras les pro-
veían de medios para su reproducción y la obtención de dinero.50
Este arreglo permitía la doble explotación indígena: su fuerza de trabajo y los
productos de la tierra que debían entregar al encomendero. Al mismo tiempo, la
exclusión de negros y europeos de las repúblicas de indios permitía el desarrollo
de instituciones que en gran medida reinterpretaban sus antiguas tradiciones, a las
que les añadían nuevos elementos procedentes del entorno social que los rodeaba.
Esta forma de producción de un cultivo altamente comercial y de exportación
como la caña de azúcar fue utilizada también en la producción de tabaco, vainilla,

50
Ibidem, p. 79.
ETNOHISTORIA REGIONAL 69

algodón, y, más recientemente, café. Las comunidades indígenas se convirtieron


en poderosas corporaciones dirigidas, a menudo, por líderes capaces, que enar-
bolaron las causas de la comunidad ante múltiples instancias. Ellos compraban
y vendían terrenos. Por ejemplo, en 1522 Martín Cortés compró a los naturales
de Tuxtla unos terrenos. Sostienen juicios centenarios, como los entablados por
los principales de Zongolica que en 1592 vieron sus terrenos vendidos y a través
de numerosos juicios obtuvieron la restitución de los mismos en 1824 y 1848,
casi trescientos años después, como vimos antes. Sus líderes dirigieron algunos
enfrentamientos de los indios con la Iglesia.
El pago del tributo se convirtió en argumento ideológico para medir la lealtad
al rey, de tal manera que los indígenas evadían el tributo pero no lo hacían eviden-
te en algunas de sus demandas, para no demostrar la falta de lealtad al soberano:
“Así, mientras declaraban su voluntad de pagar el tributo como ‘buenos vasallos’…
hacían hasta lo imposible para evadirlo”.51
Esta actitud hacia el tributo no era privativa de los indios, pero sí era parte consti-
tutiva de su identidad, de manera que en los documentos se identifican como “indio
tributario”. La comunidad indígena, pues, con el paso del tiempo desarrolló sus pro-
pios intereses comunitarios y se defendió contra aquellos factores que la afectaran.
Ducey nos hace ver que las revueltas en que se vieron envueltos los indígenas
en el siglo xviii y xix no estaban directamente relacionadas con la tierra, sino con
la reorganización de la vida política y social que se imponía a través de importan-
tes reformas estatales, como lo fueron las Reformas Borbónicas. Éstas afectaban
la vida comunitaria en sus contribuciones tributarias, ponían limitaciones al co-
mercio y la producción, y restricciones a las expresiones comunitarias religiosas,
reflejadas en sus fiestas y procesiones. De esta manera la comunidad indígena
se vio cada vez más y más involucrada en la construcción del Estado nacional.
Ciertamente, los indígenas de Veracruz, desde tiempos prehispánicos y a lo
largo de la Colonia, se involucraron en rutas comerciales importantes. La colonia
con sus innovaciones técnicas y productivas expuso a los indígenas a nuevas for-
mas de mercado y producción, a las que los indígenas demandaban cada vez más
acceso. El Estanco del Tabaco fue una medida monopolista del gobierno español
para acaparar la producción del tabaco, concentrarla en la región de Orizaba y
Córdoba y hacerla ilegal en otras regiones. Para vigilar el cumplimiento de tales
disposiciones se formó el Resguardo del Tabaco, un cuerpo especial de vigilancia
que se encargaba de erradicar las plantaciones de tabaco en cualquier otro lugar.
Aun así los indígenas totonacos siguieron produciéndolo, y su destrucción por las
autoridades fue hondamente sentida.
La participación en la vida pública fue también un reclamo indígena. Por ejem-
plo, el repartimiento era una forma de “comercio por medio de la cual los alcaldes
mayores compraban y vendían productos a los campesinos en sus jurisdicciones”.52
Los puestos en los mercados eran comprados y vendidos y se depositaba una fian-
za. Pero como los comerciantes contribuían a los gastos para que el alcalde mayor
obtuviera su puesto, ellos tenían preferencia en los citados puestos y además par-
ticipación en el reparto. Los indígenas demandaban tomar parte en el mercado
y recibir un precio justo por sus mercancías. Al mismo tiempo había una élite
51
Michael Ducey, “Viven sin ley ni rey: rebeliones coloniales en Papantla (1760-1790)”, en Procesos rurales e historia regio-
nal (sierra y costa totonacas de Veracruz), 1996, p. 20.
52
Ibidem, p. 20.
70 ESTUDIOS BÁSICOS

indígena cuyas demandas eran todavía más fuertes.


Por otro lado, las elecciones de los principales del pueblo eran una fuente de
conflicto entre las diferentes facciones de los pueblos y esferas de poder. Ahí los
alcaldes mayores y los curas apoyaban a uno u otro candidato para asegurarse un
oficial sumiso en el pueblo. Además había dos tipos de comunidad política: la ca-
becera y sus pueblos dependientes, entre las cuales también se daba competencia
política y diversidad de intereses, a veces.
Ducey informa que al aumentar la población en el siglo xviii los gobernadores
de las repúblicas de indios tuvieron la oportunidad de ocultar el incremento en
el número de tributarios, aunque sí cobraban el tributo, cuyo destino final no es
claro, pero hay evidencias que sugieren que el gobernador se quedaba con él. No
es de extrañar que en las elecciones se evidenciaran todo tipo de intereses. De ahí
que el derecho a ciudadanía en el pueblo fuera un punto importante, igual que el
recurso a la costumbre en cuanto a las elecciones y la descalificación de los opo-
nentes en términos de los dos puntos anteriores. Ciertamente los gobernadores y
síndicos tenían intereses fuertes en la comunidad.
Una vez constituida la comunidad como una institución poderosa y con in-
tereses definidos centrados en la producción y la reproducción social de formas
de vida reclamadas por los indígenas como propias, éstas se vieron cada vez más
enfrentadas con el entorno social que los rodeaba. A veces sus intereses coincidían
con los de los de algunos mestizos, a veces con los de otras comunidades indíge-
nas, frecuentemente se oponían a los lineamientos eclesiásticos y a menudo se
vieron enfrentadas con el Estado.
A partir del siglo xviii se aceleran los procesos. Los indígenas ven sus repúbli-
cas, antes espacios de ocupación exclusiva de los indígenas, ocupadas con mayor
frecuencia por no indígenas, hasta que, con la Independencia y unificación de
todos los habitantes del país bajo el rubro de mexicanos, se quitó cualquier impe-
dimento que limitara a los no indígenas vivir en sus territorios.
Al mismo tiempo se incrementaron las revueltas y rebeliones indígenas. Por
ejemplo, entre 1762 y 1787 hubo siete en Papantla, dos en Chicontepec y seis en
Huejutla. Este mismo proceso invita a Aguirre a reflexionar en procesos ilustra-
dos más sofisticados.

El crecimiento de la población de mezcla, la decadencia de la trata de negros en


el ámbito de Mesoamérica, la criollización de la esclavitud, más la migración de
funcionarios reales y beneficiados metropolitanos hidalgos, caballeros cruzados,
militares y clérigos procedentes de la nobleza parva e inficionados por la ideolo-
gía de la Ilustración producen una ruptura en la solidaria integridad de la casta
dirigente colonial. Siguiendo a los fisiócratas franceses patrocinan a los indios en
su lucha por la recuperación de las tierras usurpadas y se congregan en vecinda-
rios para reclamar el ascenso a villa.53

De tal manera que lo indígena y los indígenas parecen adquirir un nuevo sentido
para un sector de la población no indígena. Posibles aliados en las luchas políticas
incipientemente globales de reivindicaciones campesinas en que la tierra se con-
ceptualiza como la fuente única de la riqueza nacional. Sin embargo, a fines del

53
Gonzalo Aguirre Beltrán, Cuatro nobles titulados en contienda por la tierra, 1995, p. 170.
ETNOHISTORIA REGIONAL 71

siglo xviii y principios del xix las reivindicaciones indígenas sugieren una mayor
presión sobre la población campesina debido a las reformas fiscales borbónicas re-
flejadas en la creación de monopolios (tabaco), nuevos impuestos y una cobranza
más eficiente de éstos. No se descarta que las rebeliones locales fueran resultado
de la explotación, de injusticias por ambiciones de poder o de luchas por el poder
entre personalidades de la localidad, españoles o indígenas.
El cabildo indígena, una institución originada a principios de la Colonia, a par-
tir de 1535-1536 estuvo encomendado en un principio a los señores naturales con
el cargo de gobernador. Esta estructura se fue perdiendo al paso del tiempo, al
desaparecer la nobleza indígena y al exigir la población indígena una mayor parti-
cipación en sus organismos de representación. Éste derivó en un consejo indígena
formado por los oficiales de la república, los ancianos y los “pasados”.
En la Huasteca había los siguientes puestos: gobernador; alcalde ordinario,
primero y segundo; alguacil mayor; regidor primero y segundo; juez mayor;
alcalde de la real cárcel; fiscal mayor y segundo; chinampixque mayor y segun-
do; mayordomo de la comunidad; escribano de la república; fiscal de la iglesia y
alcaldes para los diversos pueblos sujetos. El gobierno indígena era una institu-
ción intermediadora entre la comunidad y el gobierno colonial. Este carácter se
perdería con las constituciones españolas de 1812 y 1820, cuando los gobiernos
indígenas son suplidos por organismos políticos no indios que aprovecharían
las redes de control indígena. Estos cambios preludiaban los que se instaurarían
con la Independencia.
En la Huasteca veracruzana en 1813 se formaron los nuevos ayuntamientos de
Tantoyuca, Tempoal, Ozuluama, Tamiahua, Tuxpan, Chiconamel, Chicontepec, Representación de la
Ixhuatlán, Huayacocotla e Ilamatlán. En estos ayuntamientos competían los in- Crucifixión de Cristo con
motivo de la Semana Santa.
Zozocolco de Hidalgo.
72 ESTUDIOS BÁSICOS

dios y no indios por los puestos públicos . De tal manera que en los nuevos ayunta-
mientos, por ejemplo Ilamatlán e Ixhuatlán, sus miembros eran casi todos indios.
Un aspecto fundamental fue que los antiguos bienes de la comunidad, confor-
mados por el producto de la producción de terrenos comunales, pasarían con la
nueva legislación al control de las autoridades municipales, indígenas o no. El mu-
nicipio constituido por la cabecera municipal, raramente bajo el control indio, tenía
autoridad sobre un territorio, a menudo conformado en gran proporción por po-
blación indígena, localizada en poblados menores conocidos como congregaciones
u otras unidades políticas menores. Entre una y otros se desarrollarían conflictos
estructurales que persisten hasta la fecha en muchas regiones indígenas.
Los nuevos acontecimientos determinaron que el control municipal se con-
virtiera en objetivo político para las élites locales y regionales. Al mismo tiempo,
algunas de las antiguas repúblicas de indios también se volvieron lugares impor-
tantes de control comercial y de rutas de comercio, cuyo control ya no se veía
limitado por las antiguas restricciones que impedían la residencia de no indígenas
en tales lugares.
Así, tenemos que para el siglo xix se habían conformado algunas de las estruc-
turas que regirían la vida material de los indígenas de la región: una estructura
económica basada en cultivos agroindustriales como la caña de azúcar, el tabaco,
la vainilla y, posteriormente, el café. Este tipo de cultivos requería de una gran
cantidad de mano de obra estacional, a precios muy bajos. Esto se podía lograr
promoviendo la permanencia de comunidades indígenas en poblados estables,
cuyas actividades de autosubsistencia depreciaban el precio de la mano de obra y
la hacían asequible, cuando era necesario, a las empresas regionales.
El desarrollo de instituciones políticas conduciría a la concentración de poder
político y económico en pocas manos, a través de la organización municipal. Al
mismo tiempo algunas comunidades indígenas, en sus continuas luchas y enfren-
tamientos, habían logrado configurar estructuras propias. Se habían involucrado
en las estructuras económicas imperantes exigiendo una participación cada vez

Procesión. Los totonacos


llevan las efigies de Santia-
go y de Santa Ana hacia la
parroquia. Chiconquiaco,
Chiconquiaco.
ETNOHISTORIA REGIONAL 73

mayor en la producción y en la comercialización, como nos lo hacen ver las revuel-


tas en torno al tabaco o los repartimientos.
Habían consolidado instituciones comunales basadas en los antiguos ayun-
tamientos indígenas. Desarrollaron formas productivas que aseguraban su re-
producción social, basadas en la producción de maíz y otros productos para
abastecer sus necesidades alimenticias, de vestido, medicinales y rituales. Ante
los embates continuos y persistentes de la Iglesia y el Estado, éstas se fueron
decantando cada vez más en las mayordomías y grupos de ancianos y autorida-
des pasadas conocidas como consejos de ancianos. El control sobre la tierra y
las propiedades comunales se volvería un punto central en las reivindicaciones
posteriores indígenas. El control de éstas servía a un doble propósito: conser-
var, lo más posible, a los no indios fuera de sus territorios y asegurar su propia
reproducción comunitaria.
El nuevo orden político que privilegiaba el enfrentamiento de y la competencia
entre individuos en la sociedad chocaba brutalmente con las instituciones comu-
nales desarrolladas a lo largo de varios siglos. A partir de entonces se incremen-
taron los embates contra las formas comunales de organización indígena tanto
política, económica, social y religiosa y se empiezan a desmantelar aquellas es-
tructuras que se habían configurado en la colonia. Los indígenas no estuvieron al
margen de tales modificaciones y tomaron parte activa en las mismas.
Los esfuerzos indígenas por sumarse a movimientos regionales y nacionales se
inician pronto después de la Independencia. Así, tan sólo en la Huasteca tenemos
levantamientos en Tihuatlán, Tantoyuca, Ozuluama, Tantima, Chontla, Hue-
jutla, Chicontepec, Tamazunchale, Tampico y Sierra Gorda,54 en donde indios y
mestizos unieron esfuerzos para reivindicar sus causas.
Desde fines de la Colonia, en 1799, el obispo Abad y Queipo había propuesto
a Carlos IV “la división gratuita de las tierras de comunidades de indios entre los
indios de cada pueblo en propiedad”. Esta propuesta se convertiría en una política
oficial con el nuevo gobierno independiente, desatando dos procesos. Uno fue
el acaparamiento de tierras por individuos con suficiente capacidad económica
para comprarlos en las subastas públicas y las diferentes estrategias indígenas para
conservar sus antiguos terrenos comunales.
Los objetivos de tales políticas eran también diversos. Acabar con las comuni-
dades indígenas, elevar la producción del campo y erradicar la vagancia y pereza
indígenas. Desde la legislación colonial que ordenaba la repartición de terrenos
comunales de 1813, las diferentes leyes estatales desde 1825 y las federales, como
la Ley Lerdo de 1856.
Algunos municipios procedieron en diversos momentos a repartir los terrenos
comunales entre sus habitantes. Este proceso implicó ciertas pérdidas para los
municipios mismos, que antes procedían precisamente del usufructo de los terre-
nos comunales, cuyos beneficios ya no se quedaban en la caja de comunidad sino
que pasaban al ayuntamiento.
Los indígenas emplearon varias estrategias para oponerse o aprovecharse de
tal legislación. Algunos de ellos se negaron rotundamente a la división de sus te-
rrenos. Otros optaron por comprar sus parcelas y finalmente otros se agruparon
formando lo que se conoce como “condueñazgos”, un medio a partir del cual un

54
Jesús Ruvalcaba y Juan Manuel Pérez, op. cit., p. 29.
74 ESTUDIOS BÁSICOS

grupo de indígenas compraban grandes extensiones de tierra dedicadas a su uso


comunitario. Los indígenas tuvieron que luchar en varios frentes. Uno de ellos
era implementar sus diferentes estrategias para conservar sus terrenos individual-
mente o en grupo, el otro denunciar los abusos de las autoridades que traficaban
con la venta de los terrenos solapando el acaparamiento de tierras.
En el último caso, los indígenas entablaron innumerables juicios denunciando
tales situaciones, logrando en no pocos casos que las ventas se anularan. Los in-
dígenas, durante los siglos de dominación colonial y después de la Independencia
desarrollaron habilidades para hacer valer legalmente sus intereses.
Ramírez considera que hay dos etapas en la configuración de este proceso en
Papantla y Coatzintla: la formación de los condueñazgos (1874-1878) y su di-
visión en parcelas (1892-1898). Este autor plantea que con estos fenómenos se
propició la formación de un mercado de tierras en tres etapas.
La primera abarca desde la formación de los condueñazgos hasta su parcela-
ción (1874-1898). La segunda, de 1899 a 1940, se caracteriza por el desarrollo
del cultivo de vainilla y el acaparamiento de tierras por compra-venta, fase en que
se formó un grupo de acaparadores de tierra totonacos. La tercera fase de 1940 en
adelante está marcada por el desarrollo de la ganadería, la expansión de Pemex y
la formación de un grupo de propietarios externos con propiedad urbana.55
El proceso de ganaderización parece haberse generalizado en todo el estado, con
excepción de la región de Zongolica a partir de los cincuenta, como nos lo hace ver Ve-
lásquez.56 Ramírez coincide con esta autora en presentar un panorama similar cuan-
do nos dice que “actualmente, si uno hace un recorrido por el sur de Veracruz, advier-
te dos rasgos centrales en el paisaje: los potreros y los complejos petroquímicos”.57
Esta autora hace notar que hacia los cuarenta el presidente Miguel Alemán de-
cidió apoyar a ciertos grupos de ganaderos y “permitió que el grupo de ganaderos
de la región desarrollara un gran poder económico y político.”58 Este grupo des-
plazó a los agraristas, quienes a su vez movieron del poder municipal de Acayucan
a los agraristas, que habían adquirido fuerza desde los años treinta.59 Las indíge-
nas de Pajapan, Tatahuicapan y Mecayapan adoptaron la ganadería promoviendo
el acaparamiento de “tierras comunales”, originando conflictos que se solucionaron
finalmente con la parcelación de tales terrenos.
A partir de los años ochenta, tanto la ganadería como la industria petrole-
ra entran en una crisis estructural que afecta notoriamente la vida indígena. A
estas crisis se agregan las del café y de la caña de azúcar, industrias a las que los
indígenas han estado vinculados desde la Colonia. Solamente la vainilla tiene un
repunte en Gutiérrez Zamora.
Ante estas nuevas circunstancias políticas, económicas y sociales los indígenas
de Veracruz tienen que replantear una vez más su existencia y la posibilidad de
conservar sus instituciones comunitarias y culturales. Ahora tienen que adaptar
su existencia a la migración estacional y regional, que ha sido parte importante de
su vida a lo largo de varios siglos, y también al desarraigo de su tierra natal durante
periodos prolongados e incluso ausencias permanentes en sus migraciones a las

55
Ramón Ramírez, La política del Estado mexicano en los procesos agrícolas y agrarios de los totonacos, 2002, pp. 92-94.
56
Emilia Velásquez, “Ganadería y poder políticos en la Sierra de Santa Marta”, en Eric Léonard y Emilia Velásquez (coords.),
El Sotavento veracruzano, 2000, p. 111.
57
Idem.
58
Ibidem, p. 113.
59
Idem.
ETNOHISTORIA REGIONAL 75

ciudades medias, o a las grandes urbes nacionales (Distrito Federal o Monterrey)


y extranjeras.

Retrato de niño “Danza de los Cuauhtémocs”. Filomeno Mata.


Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Cabaña
C A P Í T U L O 3

Población,
lengua y región
Enrique Hugo García Valencia*

E
l estado de Veracruz es un mosaico étnico formado por ha-
blantes de más de 20 lenguas indígenas, aunque no todas con un nú-
mero relevante de hablantes. Comparte con los estados de Oaxaca y
Chiapas los índices más altos de población indígena en términos absolutos.
Oaxaca tiene el mayor número de hablantes de lenguas indígenas, 1 120 312,
o sea 18.53% de todos los indígenas del país. Le sigue Chiapas con 809 592, o
sea 13.39%. En tercer lugar está Veracruz, con un total de 633 372, o sea,
10.47 por ciento.
Veracruz ocupa el décimo primer lugar en cuanto a la proporción de hablan-
tes de lenguas indígenas, después de Yucatán, Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo,
Hidalgo, Campeche, Guerrero, Puebla y San Luis Potosí. Es digno de notar
que Oaxaca, Chiapas y Veracruz concentran a 42.40% de los indígenas de todo
el país.1
Este mosaico se ha configurado por procesos culturales de larga, mediana
y corta duración a lo largo de varios siglos. En estas tierras florecieron culturas
cuya impronta aún se advierte en sus actuales habitantes. Los mayas y olmecas
dejaron huella de su presencia a lo largo de varios siglos en vestigios arqueo-
lógicos e información etnohistórica, además de sus modernos descendientes
huastecos y popolucas.
A pesar de la antigüedad e importancia cultural de huastecos y olmecas en el
área, numéricamente los indígenas de Veracruz encuentran a sus más conspicuos
representantes en los hablantes de lengua nahua, que dispersos por todo el estado
conviven con todos los demás hablantes de otras lenguas y comparten los más
variados nichos ecológicos.
Su advenimiento al Golfo de México fue resultado de grandes convulsiones
políticas en el altiplano: la caída de Tula y la expansión del imperio azteca, dos
hechos que marcaron a todo el mundo indígena de los siglos xi al xvi, y mucho
tiempo después.
De esas épocas provienen las denominaciones de territorios étnicos ahora co-
munes, pero que antaño correspondían a criterios políticos y económicos: Cuex-
tecapan, Totonacapan, Tzoncoliuhcan eran ya términos de cuño corriente a la

* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa


1
Todos los datos estadísticos son los proporcionados por el inegi, relativos a los censos del 2000. Estas cifras se refieren
a la población de más de cinco años de una selección de municipios y localidades por región indígena.

77
78 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 4
C A S I L A TO TA L I D A D D E TO TO N AC O S S E C O N C E N T R A N
E N L O S E S TA D O S D E P U E B L A Y V E R AC RU Z
TOTONACOS 220 390 PORCENTAJE
Puebla 100 423 45.56
Veracruz 119 967 54.43

llegada de los españoles, divisiones políticas y administrativas sobre las que se


calcarían las de los conquistadores y que aún hoy tienen sentido.
Contemporáneos y acompañantes de algunos nahuas en su migración del al-
tiplano hacia la costa del Golfo son los totonacos, quienes arribaron a estas tie-
rras como resultado, también, de la destrucción de Tula en el siglo xi, aunque su
presencia se atestigua en tiempos anteriores, indicando una migración lenta,
pero constante.
Con estos antecedentes, el territorio de estado de Veracruz se distingue por ser
cuna de grandes procesos civilizatorios mesoamericanos; sitio de paso en donde
se han combinado tradiciones culturales enriqueciéndose mutuamente, y en la
actualidad asiento de representantes de culturas milenarias y únicas.
Vale la pena indicar que el conjunto total de nahuas en todo el país es de
1 448 996. En el estado de Veracruz hay 337 724 nahuablantes, los que, en con-
junción con los 416 968 que habitan el estado de Puebla, constituyen más de 52%
de todos los nahuablantes de todo el país, teniendo Veracruz solo más de 23%
por ciento. Los indígenas totonacos (220 380) se distribuyen en su casi totalidad
en los territorios de Veracruz (119 957) y Puebla (100 423), concentrándose en
Veracruz más de 54% y el resto en Puebla. Los huastecos, con un total de 150 257
representantes, se distribuyen en un amplio territorio, que en su mayoría cubre
el norte del estado de Veracruz con 51 625 (34.35%), partes de Tamaulipas con
4 083 (2.71%) y San Luis Potosí con 87 527 (58.25%). Los indígenas popolucas,
aunque menores en cantidad a los anteriores, 38 120, se concentran en su totali-
dad en este estado, o sea 36 642 (96.12%).
Por sí solos los datos enunciados bastarían para legitimar políticas cultura-
les encaminadas a conocer, estudiar y promover sus manifestaciones culturales.
Tanto por la elevada proporción de hablantes, por su carácter único, así como
por su antigüedad y exclusividad, como en los casos del nahua, huasteco, popo-
luca y totonaco, la promoción y conservación de sus manifestaciones culturales
son de una grave responsabilidad para este estado.
Hay hablantes de otras lenguas indígenas que, por la brevedad de este ensayo,
no pueden ser tratados aquí, pero valga la pena mencionar algunos, como los
zapotecos, de gran importancia cultural en el sur de Veracruz; los otomíes, en la
Huasteca; mazatecos, mixes y mixtecos, también en el sur, etcétera.

Lengua

Según el censo del inegi del año 2000, el número total de hablantes de lenguas
indígenas del estado de Veracruz es de 633 372, es decir, el 10.47% de la pobla-
ción total del estado.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 79

Pitahayas, Mezquite Mata del Tigre, comunidad teenek del municipio de Tantoyuca, Veracruz.
80 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 5
L E N G UA S Y R E G I O N E S D O N D E S O N P R AC T I C A D A S
LENGUA INDÍGENA REGIÓN EN DONDE SE PRACTICA
Nahua* Huasteca (Huayacocotla-Chicontepec): nahua del norte
Grandes Montañas (Sierra de Zongolica): nahua del centro
Selvas (Sierra de Soteapan): nahua del sur
Totonaco Región Totonaca
Tepehua Huasteca (Pisa Flores y Huayacocotla)
Zapoteco Selvas (Coatzacoalcos, Minatitlán, Valle del Uxpanapa y Playa
Vicente)
Mixteco Selvas (Playa Vicente)
Otomí Huasteca (Huayacocotla y Chicontepec)
Chinanteco Selvas (Valle del Uxpanapa, Playa Vicente, Isla, Rodríguez Clara,
Santiago Tuxtla, San Juan Evangelista), Sotavento (Cosamaloapan,
Tlalixcoyan), Grandes Montañas (Tierra Blanca, Tres Valles)
Mazateco Selvas (Playa Vicente, Tezonapa)
Zoque-popoluca Selvas (Sierra de Soteapan)
Mixe-popoluca Selvas (Oluta, Sayula)
Zoque Selvas (Valle del Uxpanapa)
Mixe Selvas (Valle del Uxpanapa y Playa Vicente)
Huasteco Huasteca (Tantoyuca, Tantima, Tancoco)
* Emplearemos el término “nahua” para referirnos a todos los dialectos de esta lengua; es decir como un término gené-
rico para no identificar a una de las variantes con toda la lengua, ya que en el estado existen grupos náhuatl y náhuat.
Por otra parte es importante señalar que en las tres grandes regiones lingüísticas nahuahablantes usan una variedad
de lengua muy distinta entre sí (véase gráfica 1). Sin embargo, en las subregiones es posible identificar la distancia
lingüística que guardan algunas variantes, como el caso específico del nahua de Mecayapan con respecto al de Pajapan
y Zaragoza, pertenecientes al nahua del sur de Veracruz. El nahua de Mecayapan presenta algunos comportamientos
morfológicos y sintácticos parecidos al zoque-popoluca, debido al contacto lingüístico que han tenido estas lenguas. De
esta forma, pueden percibirse indicios de la conformación de una nueva lengua.

GRÁFICA 6
N Ú M E R O D E H A B L A N T E S P O R L E N G UA
SEGÚN CIFRAS DEL INEGI, AÑO 2000
LENGUA NÚMERO DE HABLANTES
Nahua 338 324
Totonaco 119 957
Huasteco 51 625
Popoluca* 36 999
Zapoteco 20 678
Chinanteco** 19 285
Otomí 17 584
Mazateco** 8 784
Tepehua 6 103
Mixteco 3 535
Zoque 2 818
Mixe 2 358
* Para el número de hablantes el INEGI no identifica la diferencia entre zoque-popoluca y mixe-popoluca, por tanto trata
a las dos lenguas sólo como popoluca. Sin embargo es importante remarcar que éstas son distintas, aunque provengan
de la misma familia lingüística.
** Lenguas de reciente incorporación. Los grupos chinantecos y mazatecos fueron reubicados de Oaxaca a Veracruz por
un decreto presidencial (http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/marisol_melesio_nolasco_2.htm) a partir de la
construcción de la Presa Cerro de Oro en el año de 1972.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 81

El carnaval de Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texcatepec, Veracruz.

Casa huasteca elaborada con materiales de la región. Tantoyuca.


82 ESTUDIOS BÁSICOS

Los hablantes de lengua nahua son 337 724 (53.41 % de todos los hablantes de
lenguas indígenas del estado), o sea un poco más de la mitad de todos los demás
juntos. Le siguen en importancia numérica los totonacos, de los cuales hay 119 957
hablantes en el estado de Veracruz, sin contar los asentados en el estado de Puebla.
Los totonacos de Veracruz constituyen 18.94 % de hablantes de lenguas indígenas
en el estado.
Le siguen los huastecos, con 51 625 hablantes, formando 8.15% y, finalmente,
los popolucas con 36 642 hablantes, formando 5.78% del número total. El resto
son 86 824, formando 13.70% de hablantes de lenguas indígenas del estado, de
los cuales 52 602 son nahuas, dispersos por todo el estado.

Regiones indígenas

Los indígenas se concentran en cuatro áreas relativamente bien definidas: Huas-


teca, Totonacapan, Zongolica y Sur de Veracruz, y una región un tanto ambigua
localizada en el centro del estado, que va desde la Sierra de Xalapa a Jalacingo y
desciende de la capital del estado hacia Misantla. En las estribaciones de la Sierra
Madre que van de Xalapa a Misantla floreció un núcleo totonaco combinado con
nahuas hasta fechas recientes.

LAS LENGUAS INDÍGENAS


EN EL TERRITORIO VERACRUZANO
Ayulía S. Güemes Báez*
Crisanto Bautista Cruz*
Hernán Brizuela Casimir*

L a diversidad lingüística y
la diversidad cultural son dos de
las manifestaciones más impactantes
de lenguas existentes en el orbe, tam-
bién concierne a la gama de dialectos
de una lengua determinada.
riedad geográfica” en un intento de
evitar la connotación peyorativa que
este concepto denota. Sin embargo,
del desarrollo evolutivo del hombre y, Todas las lenguas habladas tie- y con el afán de aclarar el concepto
contrario a ser concebidas como fac- nen dialectos que deben concebirse para que se use correctamente, em-
tores de retraso social y económico únicamente como variaciones de plearemos ambos términos de ma-
de una nación, deben ser entendidas una misma lengua usadas por de- nera indiscriminada, puesto que la
como una fuente importantísima de terminados grupos de hablantes. confusión está en la sociedad y no
conocimientos acerca de la concep- De tal forma, tanto las lenguas occi- en la disciplina lingüística.
ción y organización de la realidad, o dentales como las indígenas tienen La lengua es el instrumento comu-
sea, la cosmovisión. dialectos. Por ejemplo, el español de nicativo de todas las actividades so-
El concepto de diversidad lingüís- México posee varios dialectos, dos ciales humanas. En este sentido, es el
tica no sólo se refiere a la pluralidad de los más contrastantes son el dia- vehículo de la expresión cultural. Es,
lecto de Sonora y el de Yucatán. En pues, la única forma que conocemos
* Facultad de Antropología de la Universi- la actualidad el término “dialecto” para comunicarnos en una sociedad
dad Veracruzana se está reemplazando por el de “va- (entiéndase lengua en su más amplio
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 83

Danzantes totonacos vestidos de santiagueros.

sentido). Sin embargo, en muchas mayor diversidad lingüística y cul- bladas, también lo es ubicarlas dentro
ocasiones las personas no reflexionan tural. Sus raíces más antiguas se re- de sus respectivas familias lingüísti-
acerca de su importancia y juzgan a montan a la época prehispánica y en cas, ya que la clasificación en familias
su lengua comparándola con idiomas la actualidad forman una compleji- permite observar su movilidad y dis-
extranjeros y relegándola a un segun- dad lingüística y sociocultural. persión en el transcurso del tiempo y
do término, bajo los preceptos de que Las principales lenguas indígenas el espacio. Por lo anterior, es esencial
la propia tiene menor valor o presti- que se identifican desde el punto de conocer algunos de los conceptos utili-
gio. Tanto las lenguas indígenas como vista lingüístico son 13. El criterio zados en la taxonomía lingüística para
todas las demás poseen, desde el pun- para identificarlas se basa en el com- determinar los límites clasificatorios.
to de vista lingüístico, el mismo valor, portamiento del sistema de cada len-
pues sus sistemas son complejos y no gua, en el número de hablantes que Para ello se retomará a Suárez, quien
es pertinente decir que tienen mayor posee y las regiones específicas donde señala que “...las familias de lenguas son
o menor grado de desarrollo. se pueden encontrar a los grupos grupos en que éstas están relacionadas
En estas líneas analizaremos algu- de hablantes, pues como ya sabemos, genéticamente, es decir, son descen-
nos aspectos referentes a la diversidad existen otros idiomas dispersos en dientes de un ancestro común. Básica-
lingüística de Veracruz, concentrándo- toda la entidad con escaso número de mente, dos o más lenguas (o grupos de
nos en las lenguas más representativas hablantes y que no se pueden identi- lenguas) se consideran genéticamente
según su número de hablantes, al tiem- ficar en una comunidad específica, es relacionadas cuando muestran corres-
po que mostramos su ubicación en zo- decir, no forman un extenso grupo de pondencias sistemáticas en la forma y
nas específicas y la familia lingüística a hablantes establecidos de forma per- el significado, que no pueden ser atri-
la que pertenecen. manente en una localidad. buidas a la casualidad o al préstamo”.1

Ejemplos de familias lingüísticas


Lenguas indígenas en Veracruz Familias lingüísticas europeas y lenguas que pertenecen a

El estado de Veracruz es una de las Así como fue importante ubicar a las 1
Jorge Suárez, Las lenguas indígenas meso-
entidades federativas del país con lenguas en las regiones donde son ha- americanas, 1995, pp. 56-59.
84 ESTUDIOS BÁSICOS

Mujeres nahuas con indumentaria de confección industrial. Achichipico, Tehuipango.

éstas son: familia germánica: inglés, las familias de lenguas que se encuen- una distribución bastante similar a la
alemán, danés, sueco, noruego, etc., tran en el territorio veracruzano. que actualmente tienen, en términos
y familia Romance: italiano, francés, Irais Hernández menciona que: de familias lingüísticas.3
rumano, español, portugués, etc.
Ejemplos de familias lingüísticas ...hacia el 1500 antes de la presente Cabe señalar que con la incorpo-
americanas son: a) familia yuto-nahua: era, tanto la familia maya como la mixe ración de los grupos chinantecos y
tepehuán, tarahumara, yaqui, mayo, se habían extendido a lo largo de Vera- mazatecos, el número de lenguas au-
cora, huichol, nahua, etc.; b) familia to- cruz aun avanzando más hacia el sur, mentó ocupándose nuevos espacios
tonaca: sólo dos miembros, totonaca y de modo que la maya se introdujo en territoriales que no habían sido po-
tepehua; c) familia oto-mangue: pame la península de Yucatán y Chiapas, en blados por otros grupos hasta 1972.
del norte, chichimeco, otomí, maza- donde hasta la fecha aún posee hablan- Para concluir, es necesario hacer
hua, matlatzinca, ocuilteco, popoloca, tes; mientras que el mixe termina por una invitación al estado de Veracruz
chocho, ixcateco, mazateco, tlapaneco, instalarse hacia el 600 a.C. en la actual y a la población en general a partici-
amuzgo, mixteco, cuicateco, trique de Chiapas; al mismo tiempo que la fami- par en el reconocimiento de la diver-
Copala, trique de Chicahuaxtla, chati- lia yutoazteca había avanzado por el sidad lingüística y cultural de nuestra
no, zapoteco, chinanteco. noroeste de la república... entre 1500 entidad, erradicando la creencia de
Otro de los conceptos indispensa- y 1700 d.C. un grupo perteneciente a que los indígenas “...son sólo aquellos
bles para la clasificación lingüística es la maya había quedado en el norte de que construyen las grandes pirámides
la de subgrupos de lenguas. Según Suá- nuestro estado mientras que el restante y centros ceremoniales” de los que se
rez, dentro de éstos “...la inteligibili- se instaló fuera de él; la familia totona- hace referencia en los libros de texto y
dad no importa, ya que las diferentes ca terminó por establecerse en donde que las lenguas indígenas son dialec-
lenguas serían ininteligibles por defi- actualmente se ubica: en tanto que la tos y no tienen el estatus de lengua. Es
nición; pero sí las características com- yutoazteca se ha dispersado por gran decir, mostrarle a la población en ge-
partidas”.2 Con base en las definiciones parte del territorio mexicano actual... neral que en la actualidad aún pode-
anteriores, a continuación mostramos la llegada de los españoles, los distintos
grupos étnicos ya estaban asentados
3
Irais Hernández, “Veracruz, en estado mul-
tiétnico y multilingüístico”, en Diálogos Educati-
2
Ibidem, pp. 48-56. y establecidos aproximadamente con vos, núm. 10, año 3, 2001.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 85

En todas estas regiones es predominante el habla nahua, con excepción del


Totonacapan veracruzano, en donde el totonaco es casi exclusivo, mientras que en
el Totonacapan poblano se hablan casi en igual proporción el totonaco y el nahua,
junto con otras lenguas en cantidades inferiores.
Obviamente el contexto poblacional en que se mueven los indígenas determina
muchas de sus interacciones. La Sierra de Zongolica aparenta ser la única región
indígena de Veracruz formada en su mayoría por un solo grupo etnolingüístico,
el nahua. En el Totonacapan veracruzano encontramos que los nahuas son mino-
ría en relación con los hablantes de totonaco; en la Huasteca vuelven a ser mayoría
entre todos los demás grupos etnolingüísticos, y en el sur de Veracruz forman
casi un tercio de la población indígena de la región. Con excepción de la Sierra de
Zongolica, en donde los indígenas son casi la mitad de los habitantes de la región,
en las otras regiones éstos son minoría en relación con la población total, aunque
variando en forma descendente de norte a sur: 28.34% en la Huasteca, 14.39% en
el Totonacapan y 90% en el Sur de Veracruz.
Es muy probable que tales divergencias en la composición demográfica de las
regiones étnicas de Veracruz respondan a un crecimiento relativo de los indíge-
nas y a un aumento absoluto de la población total, debido a la inmigración atraí-
da hacia los grandes polos industriales del estado, particularmente los vinculados
al petróleo.

mos identificar dentro del estado de Al contrario, gracias a esta diversi- Conociendo el número real y ubi-
Veracruz diversos grupos étnicos que dad el estado de Veracruz es cultural- cación de lenguas existentes en nues-
mantienen rasgos culturales y lingüís- mente rico, pues posee otras formas tro territorio podremos ayudar a pre-
ticos propios que de ninguna forma de expresión lingüística y de manifes- servarlas y promoverlas como parte
deben ser considerados como grupos tación sociocultural que contribuyen del patrimonio cultural intangible de
inferiores por ser minoritarios. en la creación de identidad. la humanidad.

Mujer indígena del Golfo.


86 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 7
FA M I L I A S L I N G Ü Í S T I C A S P R E D O M I N A N T E S E N V E R AC RU Z

Demografía indígena de Veracruz

Por razones de espacio restringimos el estudio de la demografía indígena sólo a


aquellos grupos etnolingüísticos con mayor número de hablantes registrados en
los censos. Esto de ninguna manera indica que los demás hablantes de lenguas
indígenas, debido a su corto número, sean de menor importancia, sino que todos
los juicios de valor vertidos aquí son relativos a la necesidad de fomentar la diver-
sidad cultural indígena que se aplica igualmente a ellos, así como la promoción de
formas de vida digna en una nación moderna.

Nahuas
Los hablantes de lengua nahua se asientan en todas las regiones indígenas de
Veracruz. Las diversas variantes de esta lengua en México han producido tipo-
logías según las cuales el nahua de la Huasteca es una variante independiente de
las otras, mientras que el nahua de Zongolica cae dentro de la clasificación
de nahua del este o de la periferia oriental.2 Éste se subdivide a su vez en nahua
del este, de la Sierra de Puebla, del centro de Veracruz y el pipil. El nahua del
centro de Veracruz tiene dos subformas, la quauhtochco y la zongolican.3 Así
pues los indígenas hablantes de nahua en Veracruz asentados en la Huasteca,
Zongolica y Sur de Veracruz hablan las variantes huasteca del este y centro.
Aunque el nahua hablado en el sur de Veracruz corresponde a la variante de
nahua del este, éste está estrechamente vinculado al que se habla en la región de
2
Andrés Hasler, Gramática moderna del náhuatl de Tehuacán-Zongolica, 2001.
3
Andrés Hasler, El náhuatl de Tehuacán-Zongolica, 1996.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 87

Mapa 5. Proporción de hablantes de lenguas indígenas en municipios veracruzanos. La Huasteca.


88 ESTUDIOS BÁSICOS

Mapa 6. Proporción de hablantes de lenguas indígenas en municipios veracruzanos. El Totonacapan.


POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 89

Mapa 7. Proporción de hablantes de lenguas indígenas en municipios veracruzanos. Centro de Veracruz.


90 ESTUDIOS BÁSICOS

Mapa 8. Proporción de hablantes de lenguas indígenas en municipios veracruzanos. Altas montañas o Sierra de Zongolica.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 91

Mapa 9. Proporción de hablantes de lenguas indígenas en municipios veracruzanos. Sur de Veracruz.


92 ESTUDIOS BÁSICOS

Los Tuxtlas, de Jáltipan, Veracruz, y otras variantes hoy desaparecidas en Tuxte-


pec, Oaxaca y Acula, Veracruz.
El nahua de Zongolica proviene de un grupo nonoualca que en 1168, a la
caída de Tula, se dirigió a la costa del Golfo y se asentó en siete señoríos, de los
cuales conocemos Tehuacán, Cozcatlán, Nanhuaticpac, Nextepec, Mazatlán y
Tzoncoliuhcan: “En estos sitios había población hablante de popoloca, maza-
teco, chocho y posiblemente mixteco”.4 Los nonoalcas traían consigo la lengua
nahua y la cultura tolteca. Es también probable “que los nonoalcas hayan sido
los portadores de una variedad de nahua del centro que se introdujo en un te-
rritorio previamente ocupado por nahuas del este”.5
A diferencia de otros cacicazgos, el de Zongolica era poco productivo, y esto
parece haber influido para que escapara a las conquistas aztecas de años poste-
riores y ser sometido a tributos. Este grupo era conocido como “chalchiuhcalca-
tzoncoliuhqui, gente de la casa esmeralda, los del cabello torcido, constituido por
dos mitades”.
También el nahua hablado en la Huasteca parece provenir de las múltiples mi-
graciones del altiplano. El lingüista Manrique considera que los toltecas habían
conquistado la región antes que los aztecas y, suponiendo que unos y otros habla-
ran diferentes variantes del nahua, estas diferencias se verían reflejadas también en
la Huasteca.6

Demografía nahua
Las migraciones toltecas y las conquistas aztecas configuraron un territorio que
a lo largo de 12 siglos a la fecha han ocupado sus modernos descendientes. Los
nahuas actuales se asientan básicamente en los mismos territorios que ocuparon
los antiguos migrantes, aunque en diferentes proporciones.
Definitivamente los nahuas de Zongolica son mayoría en relación con los ha-
blantes de otras lenguas y constituyen casi la mitad de todos los habitantes de esa
región. En la actualidad hay unos 126 283 hablantes de lenguas indígenas, contra
125 683 hablantes de náhuatl, es decir, más de 99.52% son hablantes de nahua y
más de 46% de todos los habitantes de la región.
Le siguen en importancia demográfica los nahuas de la Huasteca, que forman
un total de 139 099, o sea que en números absolutos son más que en Zongoli-
ca, pero comparten su territorio con hablantes de otras lenguas indígenas que en
total suman 214 150, ante los cuales los nahuas forman un poco más de 64%. Pero
son minoría en una población total de 755 398 de la que sólo forman un poco más
de 18%, a diferencia de Zongolica, en donde son más de 46% de la población total.
En el Totonacapan encontramos una situación también diferente, en donde
los indígenas nahuas son minoría en relación con el resto de los indígenas de la
región y también en relación con la población total. Éstos son unos 4 997, frente
a 116 443 indígenas, de los cuales sólo forman un poco más de 4%, en cambio no
llegan ni a 1% de la población total de la región. En el sur de Veracruz encontra-
mos de nuevo una situación diferente, en donde los nahuas son 15 343 contra una

4
Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica, encuentro de dioses y santos patrones, 1986, pp. 20-21.
5
María Teresa Rodríguez y Andrés Hasler, Los nahuas de Zongolica, 2000, p. 9.
6
Leonardo Manrique, “La posición de la lengua huasteca”, en La Huasteca et la frontière Nord-Est de la Mésoamérique,
1976, pp. 92-93.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 93

Retrato de niña totonaca. Filomeno Mata.


94 ESTUDIOS BÁSICOS

población indígena total de 136 040, de los que forman un poco más de 11.27%.
En cambio, en relación con la población total de 1 510 016 sólo forman un poco
más de 1.51 por ciento.

Totonacos
El lingüista Leonardo Manrique considera que los totonacos y huastecos pre-
hispánicos y hasta el momento de la conquista ocuparon una franja geográfica
en donde convivían. Este espacio se situaba entre Tuxpan y Papantla, situación
que, de alguna manera, perdura hasta la fecha. Los totonacos se asentaron en el
Golfo en un proceso lento que culminó hacia el siglo xi de nuestra era, en el área
reconocida como el Totonacapan.7 El arqueólogo Wilkerson sugiere que en cierto
momento grupos de filiación multiétnica ejercieron gran presión sobre los recur-
sos del área, lo que conduciría al colapso de la forma de organización de El Tajín y
probablemente esto fue el origen de la migración totonaca hacia la región costera
en donde se encuentran en la actualidad.8
Wilkerson considera de manera más contundente que “mientras que hay una
manifestación huasteca aparente durante toda la cronología cultural de la región
7
Ibidem, p. 93.
8
Jeffrey Wilkerson, “Huastec Presence and Cultural Chronology North-Central Veracruz, Mexico”, en La Huasteca et la
frontière Nord-Est de la Mésoamérique, 1979, p. 40.

ÍNDICES DE SALUD Y DESNUTRICIÓN


EN LA POBLACIÓN INDÍGENA

Selene Álvarez-Larrauri*

E l más claro indicador de


la desigualdad se manifiesta en el
alto grado de pobreza y marginación
19.7% de la población total. La mayo-
ría de los indígenas radican en áreas
rurales remotas, en zonas de difícil
mujeres hablantes de lengua indígena
registran una tasa de monolingüismo
de 20.7% contra 12.4% de los hom-
en los estados con población indígena. acceso con caminos escasos, la pobla- bres. Poco más de tres millones de
El 85% de los indígenas vive en 53% ción activa labora mayoritariamente mujeres hablan lengua indígena y casi
de los municipios del país, principal- en el sector agropecuario sin recibir 633 mil mujeres no hablan español,
mente en Chiapas, Oaxaca y Guerre- un salario (25.8%), y 27.1% percibe situación que las ubica en condicio-
ro (10.7% de la población indígena, sólo un monto menor al salario míni- nes de desventaja para comunicarse,
es decir, 10 189 514), y en seis enti- mo nacional. acceder a la información, gestionar
dades vecinas a la vertiente del Golfo Entre la población indígena, las servicios y resolver conflictos legales,
de México: Campeche, Tabasco, Ve- mujeres han tenido menos oportuni- entre otras situaciones.
racruz, Hidalgo, Puebla y San Luis dades que los hombres para aprender El analfabetismo en la población
Potosí, donde residen poco más de 19 español: 20.7% de las mujeres ha- mayor de 15 años es de 36.74% y ma-
millones de personas que representan blantes de lengua indígena son mo- yor entre las mujeres que hablan len-
nolingües, contra sólo 12.4% de los gua indígena (43.3%) y entre quienes
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. hombres. En el ámbito nacional, las no la hablan (10.4%). El 23.4% de los
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 95

Anciano totonaco cargando


leña. Filomeno Mata.

hombres hablantes son analfabetas, Casi 44% de las viviendas indíge- En los municipios con más de 40%
y 6.7% de los no hablantes, también. nas, además de tener piso de tierra de población indígena, los pobres re-
En todos los casos el analfabetismo (lo que suele contribuir a la incidencia presentan 46% de la población y en
afecta más a los adultos cuanto ma- de enfermedades gastrointestinales, los de 70% de indígenas, 80%. Sin
yor es su edad. especialmente en menores de cinco embargo, hay una correlación inver-
El 39% de la población indígena años), presentan techos de materiales sa entre el gasto público en salud y el
de cinco a 24 años no asiste a la es- perecederos que no ofrecen resisten- índice de marginación; a medida que
cuela; 42 de cada cien mujeres no van cia ante fenómenos naturales como aumenta la marginación, disminuye el
a la escuela, mientras que 37 de cada vientos, sismos e inundaciones. Casi gasto público. El gasto privado públi-
cien hombres no asisten. La mayor nueve de cada 10 individuos carece de co en salud en 1996 per capita fue de
inasistencia femenina se mantiene por una habitación exclusiva para cocinar, 168 pesos, mientras que en las comu-
condición de habla de lengua indígena; además de que el área para la prepa- nidades con más alta tasa de mortali-
mientras la mitad de las hablantes no ración de sus alimentos en general dad infantil (la mayoría indígenas) fue
asisten a la escuela, sólo una de cada no ocupa espacios definidos, lo que más bajo, 93 pesos, en 1995.3
tres no hablantes no asiste. También supone un riesgo para la salud de los
los hombres hablantes presentan ma- ocupantes por su exposición directa a
yor inasistencia respecto a los no ha- los gases de la combustión.1 Ciclo vital
blantes, con 43 y 31%, respectivamen- Menos de la tercera parte de los
te. El 40% de la población indígena de indígenas tenía trabajo en 1996, y de Las mujeres que hablan alguna len-
15 años y más no cuenta siquiera con éstos 50% no recibía salario alguno y gua indígena tienen en promedio 3.9
el nivel de primaria concluido, de ellos otro 30% recibía menos de un salario hijos nacidos vivos (hnv) en compa-
18% no tiene instrucción y solamente mínimo.2 ración con la población no indígena,
22% tiene algún grado de primaria. En que tiene una fecundidad de 2.8 hijos
1
ini-conapo. Estimaciones de la pobla-
tanto, casi dos de cada 10 personas en ción indígena a partir de la base de datos de XI aproximadamente. Los promedios de
hogares indígenas completaron la pri- Censo General de Población y Vivienda, inegi,
maria y cuatro de cada 10 alcanzaron 2000. 3
Torres, José Luis et al., La salud de la pobla-
2
Encuesta Nacional de Empleo en Zonas Indí- ción indígena. Caleidoscopio de la Salud, Fundación
algún grado de posprimaria. genas, inegi,1999. Rockefeller-funsalud, 2004.
96 ESTUDIOS BÁSICOS

Paisaje urbano, secuelas de la industrialización. Minatitlán.

hnv por edades resultan más altos probabilidad de morir en los prime- 4.8%) que en el ámbito nacional. Tal
para las mujeres que hablan alguna ros cinco años de vida en los muni- porcentaje es incluso superior (14%)
lengua indígena y la diferencia entre cipios con menor población indígena en los municipios con densidad indí-
estos promedios se reduce a medida fue de 25 por mil y en los municipios gena de 70% y más.7
que la edad es mayor; para las edades con mayor población indígena de 53 Mientras que las enfermedades
15 a 19 años la diferencia es de 80% y por mil. Los índices de desigualdad transmisibles no figuraron entre las
para las edades de 50 a 54 años es de en las causas de muerte en los muni- cinco primeras causas de defunción
22%, comportamiento que indica que cipios con mayor población indígena en la población general, en la pobla-
las mujeres no hablantes de lengua son: enfermedades diarreicas, 181% ción indígena de 542 municipios
son quienes más utilizan métodos más altas; las afecciones perinatales, fueron: las infecciones intestinales,
anticonceptivos, ya que mientras casi 22%; en la neumonía, 73%; en las de- las enfermedades del corazón, los ac-
98% de dichas mujeres en edad re- ficiencias de la nutrición, 87% y en la cidentes, la influenza y neumonía, y
productiva unidas o casadas conocía tuberculosis, 27 por ciento.6 el sarampión. En particular llaman la
al menos un método anticonceptivo La mortalidad general en los muni- atención las enfermedades infeccio-
en 1997, 79.5% de las hablantes de cipios indígenas durante 1990 fue de sas intestinales, que representan la
lengua indígena lo conocía.4 poco más de 30 000 defunciones. La primera causa de defunción en la mi-
La esperanza de vida al nacer de tasa bruta de mortalidad 5.8 defun- tad de los municipios con población
los indígenas en el país es menor que ciones por cada mil habitantes, cifra indígena, mientras que en el ámbito
la de la población no indígena.5 La superior al porcentaje nacional (5.2). nacional ocupan el séptimo lugar. La
Los índices de mortalidad infantil tasa correspondiente a esa causa está
fueron entre 1.5 y 3 veces superio- cercana al triple del valor nacional:
4
ini-conapo, Estimaciones de la pobla-
ción indígena a partir de la base de datos del XI res al promedio nacional. Hubo más 74.7 defunciones por cada 100 000
Censo General de Población y Vivienda, inegi, defunciones infantiles en el grupo de habitantes (y 83.6 para los munici-
2000.
5
Boletín de septiembre del Centro de Informa- preescolares (tres a cuatro años) en pios con más de 70% de población
ción de las Naciones Unidas para México, Cuba y la población indígena (13% frente a
República Dominicana. Algunos datos sobre la po-
blación en México (http://www.unam.mx/cinu/ 7
Organización Mundial de la Salud, La sa-
boletin/bolago6.htm). 6
José Luis Torres et al., op. cit., 2004. lud de las poblaciones indígenas, Ginebra, 1999.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 97

no hay evidencia de presencia totonaca anterior a la época de la destrucción de


El Tajín”. Esto nos conduce a la conclusión de que precisamente en el Totonaca-
pan existe una clara distinción entre una cultura arqueológica, de raíces étnicas
inciertas y probablemente asociada con los huastecos, y una cultura totonaca
de reciente asentamiento en el área, pero llegada después de la destrucción de
El Tajín.
La extensión del término totonaco conduce a la identificación de ambos.
En este sentido los orígenes de los totonacos, a diferencia de los demás gru-
pos etnolingüísticos que pueblan el estado de Veracruz, son todavía inciertos,
lo mismo que la filiación de su lengua con cualquiera de los grandes troncos
lingüísticos predominantes en México. Hay testimonios que atestiguan su pre-
sencia hacia el siglo xvi, con antecedentes desde el siglo xi, con una continui-
dad cultural hasta la fecha. Así, los totonacos han habitado el territorio que
ocupan en la actualidad por lo menos durante un periodo similar al de los
nahuas, o sea, unos 12 siglos, equivalentes a casi la mitad de la era cristiana y,
en comparación a olmecas y huastecos, su presencia es mucho más reciente que
la de los últimos.
Igual que en tiempos coloniales, los totonacos tienen sus principales asenta-
mientos en las estribaciones de la Sierra Madre Oriental, en el centro de Vera-
cruz, extendiéndose hacia el territorio de Puebla. Mientras que en este último

indígena) frente a 27.3 por 100 000 ción indígena. Tal es el caso de las de- nutrición sigue siendo un problema
habitantes para el país. ficiencias de la nutrición, que ocupan muy grave, que no se ha solucionado
Existe un marcado subregistro de el sexto lugar, frente al décimo prime- y que sigue afectando a las regiones
la morbilidad debido a la escasez de ro nacional, la tuberculosis pulmo- del sur en donde hay más indígenas.10
los servicios de salud en zonas indíge- nar, en décimo primer sitio frente al También es imprescindible señalar la
nas, así como por una baja frecuencia décimo sexto nacional, y las anemias, gravedad del problema generado por
de notificación y de asistencia a los que están en el décimo tercero lugar los altos niveles de alcoholismo, es-
mismos.8 Lo que sí es claro es que la con relación al décimo séptimo en pecialmente en los hombres. Este
mayoría de los indígenas enferma por el ámbito nacional. Además de estos problema recae en las mujeres e hijos,
las mismas causas por las que muere y padecimientos, son comunes las en- quienes sufren fuerte maltrato, ade-
que éstas son enfermedades que pue- fermedades de la piel, como la sarna más de que las exiguas ganancias de
den prevenirse y curarse. El perfil epi- y las dermatomicosis. Solamente dos la producción en general se pierden
demiológico de la población indígena patologías no infecciosas se encuen- en la compra de alcohol.
(municipios con 40% y más) muestra tran entre las 10 principales causas de Debido a la acelerada transición
importantes diferencias respecto a su enfermedad: traumatismos y envene- demográfica de México, se proyec-
comportamiento nacional. La morbi- namientos (quinto lugar) y la hiper- ta que para los próximos años tales
lidad entre los indígenas del país en tensión arterial (octavo sitio). problemas tendrán mayor peso en
1990 fue en su mayoría de origen in- Los grupos de edad más afectados términos tanto absolutos como re-
feccioso: respiratorias agudas 59.8 %, por los padecimientos infecciosos co- lativos en general y se acepta plena-
e intestinales, 31.8 %. rresponden a los extremos de la vida, mente que los indígenas, los migran-
Existen otras enfermedades cuyo en particular los menores de cinco tes y las personas con discapacidades
peso relativo es mayor en la pobla- años.9 serán los más afectados debido a las
La Encuesta Nacional de Alimenta-
8
G.C. Álvarez-Gordillo, J.F. Álvarez-Gordi-
llo, J.E. Dorantes-Jiménez y D. Halperin-Frisch, ción del año 1996 muestra que la des- 10
A. Ávila-Curiel, T. Shamah-Levy, C. Ga-
“Percepciones y prácticas relacionadas con la tu­- lindo-Gómez, G. Rodríguez-Hernández y L.M.
berculosis y la adherencia al tratamiento en Barragán-Heredia, “La desnutrición infantil en
Chiapas”, Salud Pública, núm. 42, México, 2000, 9
Sistema Nacional de Vigilancia Epidemio- el medio rural mexicano”, Salud Pública, núm.40,
pp. 520-528. lógica, ssa, México, 1991. México, 1998, pp. 150-160.
98 ESTUDIOS BÁSICOS

Parroquia de Atlahuilco. Destaca el arco de flores y fibras naturales con motivo de la fiesta patronal. Atlahuilco.

condiciones sociales y económicas 45% de ellos tenía un déficit impor- nales en general. Sin embargo, cuatro
de marginalidad y discriminación en tante de talla. causas de mortalidad aparecen con
que viven.11 Independiente de las políticas de tasas mucho mayores que las nacio-
Los menores recursos, la carencia salud para la región, la oferta de con- nales especialmente en el grupo de
de una aceptación y normatividad de la diciones mínimas para atender la hombres: tuberculosis, mujeres 4.6
medicina tradicional, la falta de cons- salud se complica dadas las caracte- (nacional 4.6) y hombres 9.5 (nacio-
trucción de un sistema de referencias rísticas topográficas de las zonas in- nal 6); sida: mujeres 2.8 (nacional
entre terapeutas tradicionales y clíni- dígenas que generalmente son las más 1.5) y hombres 14.1 (nacional 8);
cas y la escasez de formación de per- inaccesibles. Por ejemplo, en la Huas- deficiencias de la nutrición: mujeres
sonal adecuado coadyuvan a la mala teca veracruzana, los enfermos deben 11.6 (nacional 11.3) y hombres 16.6
prevención de los padecimientos. ser materialmente cargados sobre la (nacional 13.4); anemia: mujeres 3.9
espalda de algún familiar, a lo largo (nacional 1.9) y hombres 3.6 (nacio-
de varios kilómetros, atravesando las nal 1.9).13
Veracruz cañadas que separan a las viviendas En la gráfica 8 podemos ver de
de las pocas unidades de consulta. manera cercana los factores de riesgo
En Veracruz, cada año, mueren alrede- Esto representa esfuerzo, tiempo y de los distintos municipios indígenas
dor de mil niños por hambre, y 11 000 dinero, con los que generalmente los de Veracruz para ejemplificar la espe-
por todas las causas, ocupando el sép- indígenas no cuentan, y exige un cificidad estatal y cómo en los muni-
timo lugar a escala nacional. La gran agotamiento mayor de los ya exiguos cipios donde hay más de 70% de in-
mayoría de estas muertes se presenta recursos de la población. Muchos en- dígenas todos los factores de riesgo se
en la población indígena. Se calcula fermos no logran recibir la atención multiplican.
que 210 529 niños sufren desnutri- requerida y mueren.
ción y el déficit nutricional de menores Las tendencias estatales de Vera-
entre seis y nueve años es alarmante: cruz12 son muy parecidas a las nacio-
13
Base de datos de defunciones inegi/Se-
Julio Frenk Mora, Foro de la Organización
11
Esta información está a nivel estatal, no
12
cretaría de Salud, Dirección General de Infor-
Mundial de la Salud, 2001. por municipio indígena. mación en Salud.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 99

estado conviven con hablantes de otras lenguas indígenas, en el estado de Ve-


racruz se encuentran asentados en pueblos en donde el totonaco es la lengua
indígena predominante.

Demografía totonaca
Datos arqueológicos, etnohistóricos, demográficos, etnográficos e históricos han
contribuido a la delimitación de un vasto territorio totonaco, que se extendía des-
de la sierra de Puebla, hasta las costas del Golfo y desde las faldas del cofre de
Perote hasta la costa, por Cempoala. Al parecer este territorio no fue contiguo
en todas sus partes. Particularmente la región Xalapa-Misantla del Totonacapan
estaba separada de la región más homogénea de la sierra de Puebla y la sierra de
Veracruz-Papantla. Tal vez la proximidad de modernas vías de comunicación y
grandes centros comerciales, que propiciaron asentamientos de colonos europeos
desde muy tempranas épocas, expliquen el decaimiento de las lenguas totonaca y
nahua en la región de Xalapa-Misantla.
Hay un total de 119 967 hablantes de totonaco concentrados en su mayoría en
la sierra de Papantla, mientras que en la región Xalapa-Misantla sólo hablan esta
lengua 522 personas.
La casi extinción del uso de la lengua totonaca en la región Xalapa-Misantla
significa una gran pérdida en relación a la diversidad cultural del estado de Vera-

Curandero examinando a una mujer.


100
ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 8
P O B L A C I Ó N TO TA L , P O B L AC I Ó N I N D Í G E N A , M U E RT E S G E N E R A L E S E I N FA N T I L E S Y C O N D I C I O N E S D E R I E S G O A L A S A L U D
E N A L G U N O S M U N I C I P I O S V E R A C RU Z A N O S C O N M Á S D E 7 0 % D E P O B L AC I Ó N I N D Í G E N A
      Defunciones*   Sin Sin Cocina
  Población Población General Infantil Promedio Analfabe- Total Piso Sin sanitario energía leña % sin % ingreso
  total indígena total total HNV** tismo*** vivienda tierra agua exclusivo eléctrica o carbón ingreso ≤1SMM ****
México 97 483 412 10.5 443 127 35 911 3.9 32.5 2 051 444 43.7 36.0 26.4 16.9 62.4 25.8 27.1
Veracruz 6 908 975 15.36 33 203 2 103 4.1 36.7 188 086 66.7 64.9 17.8 28.0 79.0 30.6 35.9
Huasteca 
Benito Juárez 16 237 96.6 44 3 4.4 33.5 2 153 72.2 52.2 8.1 17.7 95.5 50.4 33.7
Chiconamel 6646 86.72 9 0 4.4 42.2 1 150 72.2 99.7 20.6 29.5 95.5 22.5 53.9
Chicontepec 58 735 91.4 220 12 4.4 24.6 10 674 72.5 70.0 6.5 11.4 90.1 58.3 21.9
Ilamatlán 12 956 93.6 17 0 4.1 56.2 2 701 81.9 86.7 17.4 32.7 96.4 42.1 39.0
Ixcatepec 18 863 86.9 40 0 4.2 30.4 2 305 84.1 68.6 7.5 26.2 91.1 32.6 44.7
Ixhuatlán de Madero 49 216 91.3 108 2 4.4 33.8 8 921 80.7 83.5 12.0 18.2 96.3 58.1 26.8
Texcatepec 9051 81.3 36 4 4.4 53.1 1 356 85.3 90.1 15.7 43.5 97.8 62.3 15.4
Zontecomatlán 12 339 90.6 20 2 4.2 45.4 2 068 86.1 62.1 21.7 43.7 97.6 64.8 24.5
Totonacapan 
Chumatlán 3438 99.5 26 4 4.0 41.6 721 75.7 69.1 23.6 27.6 97.6 72.5 13.7
Coahuitlán 6876 73.7 33 5 4.0 45.4 947 82.2 89.1 16.5 13.8 96.8 62.6 10.8
Coxquihui 14 423 84.6 69 3 4.3 43.8 2 330 76.7 72.0 35.1 50.6 94.4 41.6 38.1
Coyutla 21 105 83.8 53 1 4.2 41.3 3 417 73.7 66.1 22.9 23.7 90.1 37.3 40.8
Filomeno Mata 10 824 99.6 36 5 4.6 52.9 1 791 81.5 90.3 58.0 18.1 94.1 30.5 39.4
Mecatlán 10 345 99.7 53 6 4.2 47.3 1 996 85.2 90.7 33.8 41.7 94.8 33.3 49.5
Zozocolco de Hidalgo 12 607 90.6 54 3 4.3 37.1 2 263 77.4 81.6 34.8 59.3 95.3 49.2 35.5
Zongolica 
Atlahuilco 8 054 99.3 35 6 4.4 48.8 1 477 93.0 67.6 20.0 17.6 96.9 2.9 71.6
Astacinga 5 381 99.3 18 3 4.4 50.2 912 76.3 85.0 14.6 24.9 95 0 32.4 36.3
Los Reyes 4 195 99.3 31 6 4.1 42.3 849 94.8 63.8 11.8 40.2 97.3 37.7 42 0
Magdalena 2 327 97.4 11 1 4.0 33.5 493 85.8 .2 22.5 9.9 93.5 17.5 60.6
G R Á F I C A 8 ( C O N T I N UA C I Ó N )
P O B L A C I Ó N TO TA L , P O B L AC I Ó N I N D Í G E N A , M U E RT E S G E N E R A L E S E I N FA N T I L E S Y C O N D I C I O N E S D E R I E S G O A L A S A L U D
E N A L G U N O S M U N I C I P I O S V E R A C RU Z A N O S C O N M Á S D E 7 0 % D E P O B L AC I Ó N I N D Í G E N A
      Defunciones*   Sin Sin Cocina
  Población Población General Infantil Promedio Analfabe- Total Piso Sin sanitario energía leña % sin % ingreso
  total indígena total total HNV** tismo*** vivienda tierra agua exclusivo eléctrica o carbón ingreso ≤1SMM****
Mixtla de Altamirano 8 368 99.4 36 6 4.0 71.5 1 704 91.5 80.7 18.8 70.7 98.6 42.9 45.4
Rafael Delgado 14 730 79.1 80 13 4.0 26.6 2 141 58.0 37.5 16.7 16.3 61.7 8.9 51.4
San Andrés Tenejapan 2 214 98.3 20 3 3.9 28.8 372 68.3 55.4 44.1 7.8 84.9 5.5 53.1
Soledad Atzompa 16 392 99.0 55 8 4.2 49.1 2 833 84.7 74.5 15.3 5.8 97.7 7.3 69.3
Tehuipango 17 640 98.0 103 14 4.4 71.5 2 759 94.9 91.9 45.0 52.8 97.4 27.3 27.4
Tequila 11 958 98.5 61 1 3.9 41.4 2 475 86.3 53.5 28.8 37.8 91.7 17.1 63.6
Texhuacán 4 642 97.4 22 2 3.9 39.0 851 79.1 59.0 11.8 41.6 94.9 29.1 46.8
Tlaquilpan 6 263 99.7 26 3 4.2 44.4 1 011 86 0 40.0 11.6 20.4 97.0 16.6 49.0
Tlilapan 3 955 72.4 19 3 3.5 31.1 609 52.9 26.9 33.2 12.8 68.1 5.7 46.0
Zongolica 39 814 94.4 166 16 3.7 38.8 7 641 81.8 55.2 12.7 54.0 88.0 25 8 52.9
Sur de Veracruz  
Mecayapan 15 210 87.0 32 3 4.0 35.5 2 706 78.2 31.0 67.8 28.2 94.8 59.7 15.4
Pajapan 14 071 79.2 48 5 4.1 46.3 2 467 62.9 25.1 49.5 21.3 94.0 20.3 58.8
Soteapan 27 486 91.9 76 6 3.9 51.7 5 417 82.0 23.4 71.6 26.5 96.1 55.6 29.3
Tatahuicapan de Juárez 12 488 83.3 22 1 3.9 37.3 2 017 84.4 21.2 58.2 19.0 94.0 53.8 16.9
Zaragoza 8 945 88.6 53 5 4.5 32.6 1 455 61.4 63.4 31.4 18.4 76.9 23.1 27.7
Cuadro elaborado de “Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México”, ini-Conapo. Estimaciones de la población indígena a partir de la base de datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, inegi.
* Defunciones generales e infantiles según municipio de residencia 2001, inegi/ssa, cgpe, Dirección General de Información y Evaluación del Desempeño.
** Se considera a las mujeres de15 a 49 años con al menos un hijo nacido vivo, ini-Conapo. Estimaciones de la población indígena a partir de la base de datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, inegi.
*** Analfabetismo población indígena de 6 a 14 años.
**** Población indígena ocupada, nivel de ingresos. ini-Conapo. Estimaciones de la población indígena a partir de la base de datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, inegi.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN
101
102 ESTUDIOS BÁSICOS

cruz, que amerita esfuerzos concertados para impulsar su revitalización, al mismo


tiempo que plantea la necesidad de promover su arraigo y conservación en los
núcleos totonacos más importantes.

Huastecos
En relación con los orígenes de los huastecos hay una hipótesis que sugiere que
la lengua maya se configuró en lo que hoy conocemos como la Huasteca y otra
que dice que se originó en los Altos Cuchumatanes, “tierras frías de lo que ahora
es territorio de Guatemala”.9 Este autor considera que hablar de migraciones de
uno a otro lado implica movimientos masivos y concertados de población, y que
en el caso de los huastecos es más probable que haya habido movimientos pobla-
cionales paulatinos que cubrieron vastas áreas en movimientos lentos a lo largo de
varios siglos. Manrique también menciona que existe la idea de que los huastecos
deben de haber ocupado la misma área que ocupan ahora con variantes, “desde
hace aproximadamente 45 siglos”.10 Esto hace que, junto con los olmecas, sean los
ocupantes más antiguos de estas regiones y que los 12 o 13 siglos de ocupación
totonaca y nahua aparezcan como un acontecimiento reciente.
En la actualidad los hablantes de huasteco suman 150 257, de los cuales
87 527, o sea 58.25% están en el estado de San Luis Potosí y 51 625, o sea 34.35%
en el estado de Veracruz, un pequeño número de 4 083 (2.71%) se concentran en
Tamaulipas, y 7 022 (4.67%) se encuentran dispersos por otros estados. Así, la
mayoría de huastecos se concentran en San Luis Potosí y Veracruz.

Popolucas
Aunque la cultura olmeca se haya originado en las costas veracruzanas desde
tiempos muy remotos, no existen evidencias suficientes para establecer, con toda
claridad, un proceso de continuidad con hablantes de lenguas indígenas actuales
como existe con los huastecos. Esto tal vez se deba a que lo olmeca, más que
una cultura única, era un estilo que se manifestaba en diferentes etnias, lenguas
y expresiones artísticas, que se desarrollaron en vastas áreas de lo que se conoce
como Mesoamérica.
Se considera que los zoque-popolucas son los descendientes más reconoci-
bles de este complejo cultural, pero que lo olmeca excede los límites geográficos
de la región y que los zoque-popolucas no serían los únicos descendientes de los
olmecas. Con base en diversos criterios, el antropólogo Félix Báez-Jorge consi-
dera que el tronco étnico de los actuales zoque-popolucas debió de asentarse en
la región que ocupan hoy día hace aproximadamente 14 siglos. Un análisis obje-
tivo de tal situación nos lleva a reconocer la carencia de datos que expliquen, por
lo menos de manera general, la situación de la zona durante la época anterior a
la Conquista.11 La presencia popoluca está atestiguada por lo menos durante los
últimos 14 siglos en esta área, lo que les da a sus asentamientos una antigüedad
similar a la de los nahuas y totonacos.
En la región del Sur de Veracruz es donde, con toda certeza, encontramos la
9
Leonardo Manrique, op. cit., p. 87.
10
Idem.
11
Félix Báez-Jorge, Los zoque-popolucas. Estructura social, 1973, p. 50.
POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 103

Familia totonaca. La ausencia del padre se explica en virtud del creciente flujo migratorio en los pueblos indígenas. Filomeno Mata.
104 ESTUDIOS BÁSICOS

Arreglando la cera para la mayordomía. Filomeno Mata.


POBLACIÓN, LENGUA Y REGIÓN 105

Migrantes centroamericanos;
el grupo se dirige a Estados
mayor diversidad étnica y cultural de todo el estado de Veracruz. Esta región se Unidos. Río Blanco.
sitúa en una posición exactamente opuesta a la de Zongolica, constituida casi
en su totalidad por una sola etnia indígena. En el sur encontramos chinantecos,
chochos, choles, chontales, mixtecos, zapotecos, nahuas, totonacos, huastecos y
muchos otros más hablantes de otras lenguas indígenas formando el mosaico
más heterogéneo del estado de Veracruz. A pesar de ello, los indígenas sólo son
136 040, o sea 9% de la población total de la región. En este sentido, a pesar de
una gran diversidad étnica, mayor que en ninguna otra región étnica de Veracruz,
forman en conjunto una minoría ante la sociedad mestiza.
Probablemente, lo mismo que en ciertas áreas de la Huasteca, los indígenas se
han visto enfrentados directamente con procesos modernizadores que han ame-
nazado su propia existencia como grupos indígenas, pero al mismo tiempo han
propiciado la inmigración de indígenas y no indígenas, de tal manera que la mo-
dernización misma incrementó la naturaleza pluriétnica de esta región.
Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Caña
C A P Í T U L O 4

Actividades de subsistencia
y organización productiva
Iván A. Romero Redondo*

A
lo largo del territorio del estado de Veracruz (72 815 km2
con 745 km de costa) hallamos un espacio de suma complejidad bióti-
ca y cultural que ha posibilitado diversas formas de apropiación social
de este espacio. La enorme diversidad de litorales, suelos, altitud, microclimas
y la enorme riqueza de su flora y fauna fungen como elementos importantes y
definitorios para el constante uso de esta área por poblaciones humanas, desde
la configuración prístina del universo mesoamericano, mediante las tradiciones
de la cultura olmeca y maya.
Esta singularidad biogeográfica, producto de la tangente lograda por los siste-
mas neártico y neotropical, convierten al territorio veracruzano en el tercer lugar
nacional en biodiversidad.1
Las particularidades de este territorio han sido fundamentales para que múlti-
ples pueblos indios hayan optado por hacer de su espacio vital importantes terri-
torios y regiones de esta entidad antes y después de la llegada de los españoles.
A lo largo del siglo xx otros grupos fueron atraídos por los “prodigios y opor-
tunidades” que el estado prometía, a cambio de emprender la ardua tarea de
“civilizar” el entorno natural y humano establecido con antelación, y que aún
hoy, para muchos de los sectores más conservadores de la sociedad, se encuentra
en estado natural, “salvaje”.
Así, los “recientes” asentamientos de comunidades de españoles, italianos, france-
ses, gitanos y libaneses registrados a finales del siglo xix y gran parte del xx sobre
la costa del Golfo fueron preferidos por el estado de Veracruz ante y en detrimento
de las comunidades indígenas, las cuales permanecían constantemente inconfor-
mes frente al robustecimiento y “modernización” del estado de Veracruz, a expensas
de sus bienes, derechos, propiedades o, en caso extremo, de su propia existencia.
Actualmente, la multiculturalidad de los grupos amerindios sobre este territo-
rio nos advierte de la existencia de por lo menos 20 grupos etnolingüísticos. Como
es de esperarse, las especificidades de cada grupo, así como las características de
cada región, nos hacen concebir una vasta complejidad sociocultural y diferenciar
la presencia de una amplia multiplicidad de sistemas y variantes de producción,
las cuales se vinculan —en distinto grado— con el modo de producción y orga-
nización social capitalista.
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.
1
Luisa Paré y J. Sánchez (coords.), El ropaje de la tierra: naturaleza y cultura en cinco zonas rurales, 1996, p. 183.

107
108 ESTUDIOS BÁSICOS

Panorama general

Entrado el siglo xxi, en varias organizaciones indígenas y campesinas en Veracruz


prevalece la idea de que la condición de marginación y opresión indígena se remon-
ta a la imposición de la economía y sometimiento colonial de hace más de cuatro
siglos. Aunado a este precepto, también se piensa que el capital se ha adueñado del
campo mediante las reformas al artículo 27 constitucional y la entrada en vigor
del Tratado de Libre Comercio en los años de 1992 y 1994, respectivamente. Así
se ha provocado la desaparición de pequeños productores (como los de café), y el
debilitamiento de comunidades campesinas y ejidos para mantener la producción
de sus cosechas u otras actividades comerciales (como las cooperativas pesqueras
del sur de Veracruz o la explotación de minas de caolín para el caso concreto del
ejido mestizo de Carbonero Jacales, perteneciente al municipio de Huayacocotla).
Colonialismo, reforma y tratado, en conjunto y de forma directa, han generado
una serie de transformaciones dentro de las comunidades indígenas y campesinas,
afectando de forma gradual su ya limitada capacidad adquisitiva y disminuyendo
su calidad de vida, casi al nivel de la supresión en algunos casos; en el municipio na-
hua de Tehuipango, en el año de 1998 se registró el caso de un anciano nahua en-
fermo de lepra, un padecimiento asociado estrechamente con la pobreza extrema.2
2
Iván Romero, “Tehipango: silencios desde el municipio más pobre de México”, en Memoria del VII Foro de Docencia,
Investigación, Extensión y Difusión de la Facultud de Antropología, 2000.

DEFORESTACIÓN, REFORESTACIÓN
Y EMBATE GENÉTICO

Ivy Jacaranda Jasso Martínez*

L a deforestación en el sur del


estado de Veracruz, especialmen-
te en la región cálido-húmeda de la
al medio en el cual se desarrollan, a
lo que se opone la acelerada disminu-
ción de áreas potencialmente ricas en
que aceleraron la deforestación a gran
escala. Además, se implementó una
“limpieza” de terrenos (Plan Nacio-
Sierra de Santa Marta (municipios de biodiversidad y cultura. nal de Desmontes) y la utilización de
Pajapan, Soteapan, Mecayapan y Ta- La deforestación es ocasionada por tierras “ociosas”. Esto propició el culti-
tahuicapan), es analizada en el marco la utilización de terrenos boscosos vo de productos con la utilización de
del grave deterioro ambiental que vie- para la agricultura y la ganadería, la insumos químicos y la generalización
ne sufriendo este espacio. venta clandestina de maderas comer- del monocultivo (Procampo).
La rica biodiversidad de esta región ciales, el crecimiento poblacional y El cultivo del maíz y otros granos
es importante para el resguardo y ma- la ineficiente aplicación y respeto de básicos se confinaron a áreas selváticas
nutención de las poblaciones que aquí políticas forestales. La ganaderización y de difícil acceso o se convirtieron en
se ubican (nahuas y popolucas entre de la sierra, cuyos inicios se remontan pastizales para la cría de ganado. Es así
otras). Muchos de sus satisfactores y a la década de los años cuarenta del como la ganadería ganó espacio y ocu-
la base de su cosmovisión responden siglo xx, y el parcelamiento ejidal de pó las tierras de mayor productividad.
tierras en los años setenta del mismo En consecuencia, la invasión del
* Colegio de Michoacán. siglo fueron los principales factores espacio natural necesariamente devi-
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 109

Muchacha totonaca en la plaza


central del mercado; el huacal
para cargar es llamado mu en
totonaco, y “chita” en castellano
regional. Chiconquiaco.

no en la invasión del espacio cultural manejo de los recursos naturales. A los que forman parte. Los problemas
de las poblaciones que aquí viven, lo pesar de que estos mecanismos no y posibles soluciones son concebidas
que contribuyó a la crisis del sistema han detenido las acciones que amena- por estas poblaciones, pero su prác-
productivo tradicional. zan la preservación de esa región, sí tica se vuelve difícil: las necesidades
Las inadecuadas (y comprobadas) las han reducido. apremiantes de poblaciones indíge-
formas de producción que actualmen- La deforestación ha causado la dis- nas con altos grados de marginación
te se practican en las cercanías de estos minución del caudal de ríos y arroyos y la falta de propuestas comprometi-
reductos naturales, además de dañar (esta región abastece de agua a dife- das de un manejo sustentable de los
al medio natural, erosionan formas rentes ciudades del sur del estado), la recursos naturales contribuye a ello.
de organización social y distorsionan degradación de suelos, mayores daños Una política y manejo forestal acor-
mitos y símbolos vinculados con éste, a los cultivos por “nortes” y “suradas”, de con la zona y los grados de degrada-
base de las sociedades indígenas. la disminución de especies vegetales y ción en que se encuentra, así como con
Es entonces que la crisis ecológica animales útiles para el hombre, cam- las concepciones de estas poblaciones
experimentada en la Sierra de Santa bios climáticos, azolvamiento de la contribuirían a que la reforestación y
Marta propició la búsqueda de solu- laguna y lagunillas, una mayor dificul- el control de incendios se practiquen
ciones viables. En el año de 1980 se tad en la recolección de leña y un au- con resultados exitosos. Ello ayudaría
decretó la Zona de Protección Fores- mento de animales e insectos dañinos a combatir algunos de los problemas
tal y Refugio de la Fauna Silvestre, y para los cultivos. ocasionados por la deforestación y
más tarde, en 1988, se creó la Reserva Las concepciones de algunos po- a mejorar los niveles de vida de la
de la Biosfera de Los Tuxtlas (155 122 bladores indígenas de esta región población y preservar sus tradiciones
hectáreas) con el fin de garantizar el acerca de la deforestación como parte ancestrales.
abasto de agua y la conservación de del ciclo natural o como un castigo de Además, la Sierra de Santa Marta
las selvas y bosques incluidos en la chaneques o dioses debido al mal com- ofrece un variado banco de germo-
región del sur de Veracruz. También portamiento de los hombres influyen plasma. Las especies contenidas en
se constituyó una red de promotores en el valor que dichos actores otor- ella permiten la investigación y la con-
campesinos con el objetivo de comu- gan a la reforestación como medio de servación de material genético con un
nicar alternativas sustentables en el conservación de los ecosistemas de sinfín de posibilidades, así como un
110 ESTUDIOS BÁSICOS

Bajo este contexto, los pueblos indios han sido obligados a abandonar sus
tierras y a emprender nuevos oficios, los cuales los distancian cada vez más de
las antiguas actividades económicas y organización productiva con las que sus
pueblos y culturas lograron sobrevivir tradicionalmente. El capitalismo los ha
vuelto consumidores voraces de mercancías de confección industrial, que por
consecuencia ha generado una disminución dramática de la producción local y
regional, que merma de manera directa su desarrollo.
El Estado, por su parte, ha impuesto algunos de sus programas de corte pa-
ternalista, como “Progresa” u “Oportunidades”, con los que se intenta aliviar las
condiciones de miseria prevalecientes en el espacio rural; estos programas de
desarrollo no han invitado a la comunidad indígena a participar de manera di-
recta para su definición: brotan de un escritorio de la capital para aplicarse en la
comunidad, poniendo en duda la capacidad y organización social y productiva,
así como las estrategias de sobrevivencia de los pueblos indígenas.
En el estado de Veracruz, la impronta y brutal tarea modernizadora im-
puesta como una política de Estado niega la posibilidad a los pueblos indios
de vivir como sociedades agrícolas tradicionales. Más aún, les reclama e incita
como parte fundamental para acrecentar el mercado (en tanto fuerza pro-
ductiva mal asalariada y consumidores), bajo una perspectiva integracionista
y desindianizante; el racismo y el trato discriminatorio de amplios sectores
de la sociedad se encargan por terminar de definir la condición subproletaria

gran acervo de conocimientos acerca ticos. El embate genético originado a La introducción de semillas híbri-
de los recursos naturales. Sin embar- partir de una mera acumulación de das y transgénicas alteraría por com-
go, la reducción y extinción de este capital pone en peligro la seguridad pleto el ecosistema existente. Ade-
territorio limitaría cada vez más la alimentaria, ya que la reducción de más, su introducción propicia la
variabilidad de especies y, en extremo, variabilidad de especies, como el maíz eli­minación de otras especies y la mo-
su recuperación. (principal cultivo en la región), aumen- dificación de prácticas sociales entre
Algunas de las grandes compañías ta su vulnerabilidad a plagas e insectos. la población indígena que goza, desde
dedicadas a la ingeniería genética han Esto coloca en riesgo la calidad nutri- hace miles de años, de estos nichos
explotado y saqueado bancos gené- cional y sanitaria de los alimentos. ecológicos.

El aniquilamiento de los bosques en Veracruz empobrece el suelo y la diversidad de especies. Carbonero Jacales, Huayacocotla.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 111

Anciana nahua limpia e hila mediante malacate un manojo de lana para confeccionar prendas y utensilios diversos. San Juan Texhuacan.
112 ESTUDIOS BÁSICOS

del indígena en los nichos económicos que logra cubrir, particularmente, en el


espacio urbano y suburbano.
Ante tales circunstancias, los indígenas asentados en esta entidad han diver-
sificado sus actividades de subsistencia y adecuado su organización productiva
hábilmente, conforme a las exigencias del mercado local, regional, nacional o
global; estas actividades han implantado el surgimiento de dinámicas y nuevas
estrategias de sobrevivencia para la obtención de los bienes con los que intentan
satisfacer sus necesidades más elementales, como algunos indígenas nahuas de
la Sierra de Zongolica que se emplean como “polleros” en su región para llevar a
sus paisanos a trabajar a Estados Unidos.3
Por otra parte, la riqueza biótica y abiótica de Veracruz ha sido gradualmente
exterminada o contaminada por el modelo de modernización industrial, agrícola,
ganadera y pecuaria impulsado hace más de un siglo, y en el cual el campo, la sie-
rra y la costa veracruzana han dotado de manera permanente de petróleo, ganado,
usufructos del mar, alimentos, madera, agua, energía eléctrica y nucleoeléctrica a
la urbe nacional e internacional.
Ello ha implicado constantes modificaciones a la geografía de las poblacio-
nes asentadas en las áreas proveedoras de dichos recursos, y la extinción de
3
En el municipio nahua de Tehuipango, en el año 2006, la policía del estado de Veracruz desmembró a una banda de
“polleros” conocida como “los tlahtsihkemeh” (“los haraganes”), quienes a cambio de dinero ayudaban a sus paisanos a llegar y
emplearse en Estados Unidos. En el momento de su detención se les confiscaron armas de grueso calibre.

VISIÓN DE GÉNERO
EN EL TOTONACAPAN

María Bethi Rodríguez Aragón*

E n la región del Totonacapan


se identifican cuatro tipos de pai-
saje: el de la sierra norte de Puebla, el de
minante es aún la extensa, aunque
ya se dan más casos de familia nu-
clear o conyugal.
e incluso hacia Estados Unidos. Se
nota la influencia de la “modernidad”,
que crece aún más desde los años cua-
la llanura costera, el de la sierra de Pa- En esta microrregión se habla el to- renta por la implantación de la indus-
pantla y el de las tierras bajas del norte tonaco y el castellano. Se puede decir tria petrolera en la región, así como la
de Puebla. Es en la sierra de Papantla que algunas comunidades mantienen ampliación de vías de comunicación y
donde se encuentra ubicada la micro- muy viva la tradición totonaca; su la nueva tecnología.
rregión de Zozocolco de Hidalgo, lengua nativa es un instrumento de Los roles sociales tradicionales se
Coxquihui y Chumatlán, objeto de este comunicación importante para las di- están modificando por los procesos
recuadro etnográfico. ferentes actividades que realizan al anteriormente mencionados. Estos
La esperanza de vida promedio interior de su comunidad o en la re- cambios se ven en las formas de rela-
para las mujeres es de 60 años y para gión, principalmente para la mujer, que cionarse entre varones y mujeres, así
los varones, 70. La familia tipo do- en 80% es monolingüe en totonaca. como en las diversas interpretaciones
En la actualidad hay una fuerte y significaciones que tienen ahora so-
* Facultad de Antropología de la Universi-
migración hacia las ciudades de Pa- bre la sexualidad, la reproducción, el
dad Veracruzana. pantla, Poza Rica, ciudad de México matrimonio, valoraciones sobre la vir-
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 113

La señora Paulina Castillo trabaja en el telar de cintura. Mecayapan.

ginidad, adulterio, etc. Sin embargo, na (poderosa y sabia), y también, es da, reina y madre abnegada y sacrifica-
estas influencias no afectan de mane- temida por sus poderes ocultos. Estas da, en contraparte a la versión de la
ra homogénea a toda la población, imágenes contrastantes que encon- mujer diabólica, transgresora, simbo-
sino que varían de acuerdo con las ge- tramos en algunos de sus mitos y le- lizada por Eva).
neraciones y el grado de aculturación yendas se proyectan en la realidad en Por último, la generación de los
de varones y mujeres. la novia amorosa, esposa y madre ab- nacidos en los años ochenta (l8-20
Así, analizando los datos etnográ- negada en contraposición a la imagen años) tiene significados y representa-
ficos que tenemos de esta subregión, de la mujer, seductora, “macabra, cau- ciones de la sexualidad y las relacio-
podemos decir que para la genera- sa de la perdición de los hombres”. nes de género muy contradictorias.
ción de 1910 (80-90 años), la per- Para la generación de los nacidos La información sobre los modelos a
cepción que tienen de la relación en los años cuarenta (50-60 años), los seguir provienen de muchos discur-
varón-mujer como pareja se sustenta conceptos de matrimonio y familia sos y mensajes, como el de los medios
todavía en la ideología de “comple- obedecen más a los modelos que re- de comunicación, el jurídico, el reli-
mentariedad de los sexos”, sobre todo presenta la iglesia católica; se acude gioso, el médico, el educativo pro-
en la división sexual del trabajo. Esta constantemente a la célebre frase “será veniente de la escuela oficial. La pre-
idea de la complementariedad, tiene la voluntad de Dios” en cuanto a la ocupación para el matrimonio y la
sus orígenes en la cosmovisión ná- elección del cónyuge, roles genéricos y constitución de una nueva pareja es
huatl-totonaca que sostiene la rela- número de hijos. Permanece la idea de la legalidad jurídica y la estabilidad
ción masculino-femenino, razón de la pareja heterosexual, como estado económica por el trabajo salarial de
las cosas humanas, naturales y divi- perfecto del ser humano. Si bien el ambos cónyuges fuera de la casa. Ca-
nas, y fuerza creadora de la que surge control social de la sexualidad lo asu- da vez es más notorio el incremento
el fruto: el hombre, los hijos divinos y me la familia, en especial la madre o el del trabajo femenino en el mercado
humanos. Asimismo, para esta gene- padre como “custodios del honor y laboral sin abandonar el trabajo do-
ración la mujer es percibida con una honra de los hijos” (principalmente de méstico, que tradicionalmente se rea-
doble faz: es sagrada en sus tres esta- las mujeres, siempre es en referencia a liza en el hogar. Las mujeres más
dos principales de vida: como virgen los modelos ejemplares que presenta pobres no tienen la posibilidad de in-
(doncella), gestante (madre) y ancia- el marianismo: virgen-mártir asexua- vertir en un pequeño negocio, por lo
114 ESTUDIOS BÁSICOS

especies vegetales o animales, que


forman parte importante de la base
material y del universo simbólico
de los pueblos indios, como la vai-
nilla para los totonacos de la costa o
como, hace mucho, lo era el manatí
para los indios del sur de Veracruz.
Los pueblos indígenas buscan al-
ternativas de sobrevivencia fuera de
sus comunidades, de manera que la
migración se ha vuelto el elemento
distintivo de las actividades de subsis-
tencia y organización productiva para
muchos pueblos indios de la costa del
Nacateros nahuas recogen Golfo en el nuevo milenio.
la sangre del toro que más
tarde ingerirán en una comida Aunque no se cuenta con cifras exactas en torno a la migración indígena de
ritual, previa cocción. Fiesta Veracruz, los indios en propia voz aseguran que el número de migrantes ha
patronal. Tehuipango.
aumentado en los últimos años, y que se ha vuelto una práctica generalizada y
sistemática en sus comunidades. Varias comunidades indígenas han organiza-
do su ciclo migratorio conforme a las necesidades de los cultivos extensivos de
otros lugares: de septiembre a diciembre acuden al corte de café, y de diciembre

que venden productos de su propia co- iglesia o el parque. En estos espacios


secha, como plátanos, mamey, tomate, se idean los modelos y conductas
quelites, naranjas, o comida preparada “adecuados” para el enamoramiento y
que ofrecen de casa en casa o los do- su duración y las características de un
mingos en días de plaza. Otras muje- buen cónyuge.
res se emplean en tiendas de abarrotes, En conclusión, las nuevas condi-
servicio doméstico y oficinas públicas ciones sociales están creando nuevos
en la subregión o fuera de ella. modelos de comportamiento femeni-
También es importante señalar la no y masculino, sobre todo en las ge-
participación de la mujer en algunas neraciones jóvenes, donde “la sumi-
actividades y rituales señalados tradi- sión” ya no es una “virtud femenina”,
cionalmente para varones. Así, por ni tampoco el “machismo cargado de
ejemplo, en Zozocolco de Hidalgo, violencia, alcoholismo y autoritaris-
hay mujeres jóvenes que participan de mo” es un atributo masculino.
la danza y ritual del Palo del Volador; Esto nos abre dos interrogantes:
vuelan a pesar de que era una activi- ¿se están dando pasos importantes
dad eminentemente masculina y pro- para la dignificación de la mujer in-
hibida para las mujeres. En 70% esta dígena totonaca? y ¿ella está asu-
generación ha sido escolarizada, por miendo cada vez más roles económi-
tanto los conceptos de matrimonio, cos masculinos junto a sus roles
sexualidad y virginidad se insertan femeninos, históricamente señalados
dentro de la ideología educativa de por ser mujer (gestación y cuidado
control y cuidado del cuerpo basado de los hijos, lavar, cocinar, atender al
en la biología y el discurso médico sa- marido, etc.) ocasionándole una so-
nitario. Para esta generación la escue- brecarga de funciones que hace aún
la es un espacio de encuentro de jóve- más pesada su vida con una doble y
nes casaderos, como lo es el atrio de la triple jornada? Niña con cesto en la espalda, en un cafetal.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 115

Hombre totonaco y su burro


con carga de leña. Filomeno
Mata.

a mayo acuden a tierra caliente para cubrir las exigencias agrícolas de la caña
de azúcar.
El periplo de hombres y mujeres indígenas comienza al dejar atrás sus aldeas
durante varios meses, dirigiéndose a cortar café en la finca, a la zafra para el inge-
nio, a cuidar ganado en los latifundios, o a emplearse como proletarios en las obras
de construcción o en la industria maquiladora de las distintas ciudades de la costa
del Golfo u otros polos de desarrollo industrial del país o de Estados Unidos.
Los indígenas que han hecho de la migración el pilar de sus economías en sus
respectivas regiones diversifican sus lugares y centros de trabajo con base en el
establecimiento de redes de solidaridad que entretejen con familiares y amigos
originarios de su comunidad o región para tales fines. Los flujos migratorios
procedentes de la costa del Golfo están contribuyendo a cambiar la geografía
cultural del país: los totonacos se vuelcan hacia varias ciudades del altiplano; los
nahuas optan por el norte de México; e indios de todas las regiones confluyen
hacia Estados Unidos.
Dadas las circunstancias y condiciones del periplo, rompe toda la unidad do-
méstica o sólo el jefe de familia, a veces acompañado por sus hijos varones jóve-
nes; los migrantes adquieren una gran capacidad para adaptarse a las condiciones
más adversas para completar sus objetivos: un clima distinto, cocinar, comer,
dormir y socializar con otros migrantes, muchas de las veces en un espacio redu-
cido e insalubre.4
Para las mujeres indígenas esta suerte no es diferente, varias de ellas encuen-
tran mejores oportunidades en alguna de las 14 ciudades medias de la entidad,
empleándose como trabajadoras domésticas o comerciantes ambulantes de ar-
tesanía u otros objetos. Para otras indígenas implica dejar a los hijos con
los abuelos; recurriendo a la prostitución que es también una de las opciones
más socorridas en el panorama laboral de algunas mujeres indígenas fuera de
su región.

4
María Teresa Rodríguez y Andrés Hasler, Los nahuas de Zongolica, 2000.
116 ESTUDIOS BÁSICOS

Es importante destacar la paulatina apropiación de la urbe por parte de los


indígenas, que bajo contextos de marginalidad y miseria adaptan su capacidad
laboral y organización productiva al medio urbano; se trata de los viejos margina-
dos rurales en las ya no tan nuevas periferias urbanas.
El regreso de los migrantes a sus lugares de origen incentiva la economía de
sus comunidades, prácticamente minifundistas. Muchos de los indígenas se in-
corporan a las labores del campo hasta cumplir nuevamente un ciclo, otros dejan
gran parte de su ganancia y vuelven a partir inmediatamente: quizás regresen
conforme a las fechas más importantes del calendario religioso practicado en sus
aldeas, como las fiestas patronales o los días de muertos.
Por otra parte, la economía de autoconsumo de las comunidades indígenas que
cimientan sus bases en la producción agrícola y la siembra del maíz se vuelve poco
o nada eficaz, y más si se debe pagar para cubrir los gastos para vivir inserto en la
economía y organización social capitalista. El beneficio que redituaba dedicarse
de lleno a las distintas actividades del campo ha sido mermado significativamente
por el embate económico y comercial que atañe de forma directa a los mercados
regionales y a los medianos y pequeños productores, en aras del libre comercio
internacional.
En este sentido, los miembros de las unidades domésticas, que al tiempo fun-
cionan como unidades productivas, deben costear ropa, medicinas, abonos y se-
millas para la tierra, o cubrir otros tipos de gastos incluso más regulares y no
menos importantes, como las múltiples exigencias de la “costumbrita” o la acti-
vidad ritual en sus comunidades, la cual requiere de amplios excedentes para la
compra de ropa, velas, flores, copal, cohetes, comida, refrescos, músicos y bebidas
embriagantes, así como pagos eventuales para los especialistas rituales y el man-
tenimiento de sus diversas iglesias y templos (católicos y no católicos).
Para algunos migrantes indígenas, más vale aprender un oficio o atender un ne-
gocio y vivir de manera definitiva en la ciudad, aunque ello implique un desarrai-
go parcial o total de sus aldeas y región, como lo evidencia el nuevo “vecindario”
conformado por 200 nahuas de distintas localidades de la Sierra de Zongolica
establecido en la ciudad de Chihuahua, los cuales, en aras de conseguir una ma-
yor certidumbre económica, emprendieron en distintas oleadas y bajo diferentes
condiciones una migración hacia el norte de México, sin posibilidad de regreso
para algunos de ellos.

Pueblos indios e industria petrolera

Las territorialidades indígenas de la costa del Golfo, como la Huasteca, el Totona-


capan y el Sur de Veracruz, se configuraron a lo largo del siglo xx como baluartes
de la industria petrolera; los territorios de aquellas regiones son ricos en yaci-
mientos de petróleo y de gas natural. Coincidentemente, su ubicación geográfica
y su condición estratégica contribuirían a solventar muchas de las necesidades y
demandas del mercado de las industrias estadounidense y nacional.
La relación entre los asentamientos de los pueblos indios y la industria petrole-
ra sobre la costa del Golfo sería significativa para las comunidades indígenas pues-
to que generaría transformaciones ríspidas en sus entornos naturales, sociales y
culturales con carácter de irreversible.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 117

Mapa 10. El complejo petrolero sobre el estado de Veracruz.


118 ESTUDIOS BÁSICOS

La industria petrolera se
asentó sobre la costa del Golfo
en territorios ocupados
predominantemente por
población indígena.
Poza Rica.

Al inicio del siglo xx, varias compañías estadounidenses —como la Huaste-


ca Petroleum Co., Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, Penn Mex Fuel
[subsidiaria de la Standard Oil], Adrian Petroleum o la Internacional Petroleum
Co.— se aposentaron en territorios del norte de Veracruz, que pertenecían a
grandes haciendas y a varios pueblos indios, con la intención de explotar los yaci-
mientos de hidrocarburo.5
Varios pueblos indios fueron engañados y presionados para arrendar, ceder o
vender los terrenos comunitarios a la naciente industria del hidrocarburo. En me-
nos de un lustro, las antiguas tierras de cultivo y selvas vírgenes fueron transforma-
das en páramos, cuyo centro socavaban pozos petroleros y, más tarde, complejos
petroquímicos. En el año de 1938, bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, la
nacionalización de la industria petrolera de ningún modo significó mejoras ni retri-
buciones a los pueblos indios ante el abuso irrestricto de las petroleras extranjeras.
Paradójicamente, aun con la nacionalización del petróleo, los pueblos indios de
estas regiones han sido únicamente testigos del enriquecimiento producto de la
explotación irracional de su espacio vital, así como de su incorporación al trabajo
(mal pagado) en el marco de la industrialización de sus propias regiones; varios
procesos de empoderamiento derivaron de la presencia y consolidación de la in-
dustria petrolera, como el impuesto por el sindicato petrolero y su articulación
explícita con algunos de los cacicazgos de la costa del Golfo, o incluso, con el go-
bierno del estado de Veracruz, con el poder nacional o supranacional.
Las territorialidades de pueblos indios en el siglo xx fueron compactándo-
se, es decir, reduciendo su extensión en aras del “progreso” y cediendo parte de
sus territorios para dar vida a nuevos municipios y ciudades, como Poza Rica,
ubicada al norte del estado de Veracruz, que antaño fungiera como pilar de la
industria de mayor vanguardia en todo el país, y por momentos, como la capital
de la costa del Golfo.

5
Ivonne Carrillo, Industria petrolera y desarrollo capitalista en el norte de Veracruz, 1993.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 119

Para los pueblos indios en esta entidad, la industria petrolera fue un factor per-
manente de cambios y transformaciones de signo diverso. Con la industria pe-
trolera, aquellas regiones mantendrían mayor contacto con las metrópolis más
importantes; se modernizaron los puertos, como el de Tampico, Tuxpan y Vera-
cruz; los caminos de terracería y las veredas dieron paso a carreteras; escuelas y
servicios médicos ampliaron sus servicios a poblados mayoritariamente indígenas;
las alternativas de mercado para las comunidades indígenas se incrementaron.
Sin embargo, la exploración y explotación de pozos petroleros en tierras indí-
genas también fue y sigue siendo una intromisión constante de cuadrillas de tra-
bajadores mestizos que, por medio de sus campamentos y estancias prolongadas,
irrumpen abruptamente en la cotidianidad de las aldeas y comunidades rurales.
En las estancias de exploración y explotación de las cuadrillas de obreros en co-
munidades indígenas los trabajadores petroleros han impuesto pautas y espacios
culturales suburbanos en los pueblos indios que los reciben, como por ejemplo
cantinas, prostíbulos y el consumo de estupefacientes, alterando para siempre las
relaciones intracomunitarias y los sistemas normativos indígenas.
Por otra parte, los derrames de hidrocarburo y la consecuente contaminación
de mantos acuíferos y en general del entorno tiene efectos directos tanto en los
ecosistemas como en las comunidades cercanas de indios y no indios. Por ejemplo,
el día 22 de diciembre del año 2004, un oleoducto de 30 pulgadas de diámetro
estalló en la estación de bombeo de Pemex en Mazumiapan, San Andrés Tuxtla,

EL ORIGEN DEL MAÍZ


ENTRE LOS HUASTECOS

Francisco Martínez y Luisa Herrera1

H ace mucho tiempo vivió


una anciana llamada K´olénib
que, como los nahuales, podía conver-
La anciana, que no podía tener hi-
jos, recogió con mucho cariño a la
criatura, que era una niña, y la llamó
Pasó el tiempo y la niña seguía cre-
ciendo, convirtiéndose en mujer; pero
al mismo tiempo se fue manifestando
tirse a voluntad en un animal salva- Dhakpen K´ach (la niña pipián). La que se hallaba embarazada, aunque la
je. Como entonces la tierra era muy niña fue creciendo bajo el cuidado anciana no se percataba de ello. Pasaron
fértil, la mujer cultivaba calabazas y amoroso de la anciana, quien la lleva- los meses y la muchacha se puso muy
pipianes todo el año. ba a bañar al río. enferma: K´olénib se preocupó mucho
Llegado el tiempo de las cosechas En una ocasión en la que se encon- y se preguntaba qué le sucedería.
de pipianes, la mujer comenzó a que- traban bañándose en el río, bajo la Llegó el día del parto y la muchacha
brar los más maduros para sacarles las sombra que proyectaba un gran árbol dio a luz a un niño, pero la anciana ig-
semillas. Halló uno muy grande y, al sobre la ribera, un cuervo se paró en noraba cómo lo había concebido. El ni-
partirlo, vio con sorpresa que dentro aquel árbol. La niña volteó hacia arri- ño vino a ser como el nieto de la ancia-
del mismo se encontraba una criatura. ba con curiosidad y entonces el cuer- na, pero ésta, por tratarse de un niño
vo defecó, cayendo el excremento en ilegítimo e ignorar quién había sido su
1
En Martha Tello Díaz (coord.), Relatos la boca de la niña, que se lo tragó ig- padre, lo rechazaba, así que lo llamó
huastecos, 2002, p. 71. norando lo que era. Pe´no, que significa en huasteco “algo
120 ESTUDIOS BÁSICOS

en el sur de Veracruz, provocando un incendio que tardó cinco horas en ser con-
trolado; trabajadores de la paraestatal intentaron controlar el siniestro pero no
lo consiguieron, por el contrario, varios trabajadores de la paraestatal resultaron
heridos de gravedad.
En el momento, se desplegó un dispositivo para evacuar a las familias aledañas, ya
que había fuertes emanaciones de gases tóxicos que alcanzaron a expandirse hasta
las inmediaciones de la ciudad de Coatzacoalcos, ubicada a 120 km del lugar de la
explosión. El derrame de más de 5 000 mil barriles de petróleo crudo logró distri-
buirse en distintos cuerpos de agua del área, como lagos, lagunas, ríos, arroyos así
como parte de la costa, disparando la mortandad de especies animales y vegetales.6
Además de los daños ecológicos permanentes e irreversibles por este desastre,
los pueblos de pescadores, agricultores y ganaderos de las vertientes del río per-
dieron la posibilidad de seguir practicando sus actividades económicas y organi-
zación productiva como lo venían haciendo. De hecho, tendrán que pasar varios
años (algunas décadas) para que los ecosistemas afectados vuelvan a recuperarse
medianamente del daño ecológico. Los daños a la salud no fueron pocos: el perió-
dico El Universal documentó que se habían atendido a 253 personas en el hospital
de Pemex de Nanchital y a 614 en Mazumiapan, y que la Secretaría de Salud de
Veracruz ofreció 571 consultas.7
6
Lorenzo Manuel Bozada, “Carta pública”, enero de 2005.
7
Javier Hernández Alpizar, Diario política, enero de 2005.

que es levantado de la calle o del cami- Dhipak se transformó en un enorme a andar por los caminos. Un día se
no y no se sabe qué es”. Pero en realidad maizal. La anciana comprendió que en encontró con el maligno kidhab iñik o
este niño era Dhipak o dios del maíz. realidad era el niño que ahora resurgía dios del ojite (fruta silvestre que en
La anciana K´olénib tenía en su en maíz. Al terminar el trabajo se mar- tiempo de escasez se come como el
casa animales domésticos, como gua- chó a su casa, pero después regresó a la maíz), y empezaron a discutir porque
jolotes, conchas, puercos y demás, y el milpa y vio que ésta había retoñado. los dos deseaban quedarse en la tierra
niño, que era sumamente travieso, pa- Decidió entonces que brotaran los como alimento para la humanidad.
saba el tiempo molestándolos. Le gus- elotes para así acabar con ellos; y cuan- Decidieron tener una competencia
taba jugar con flechas y ensartarlas, do por fin las matas tuvieron mazor- sobre quién caería entero al suelo si se
por lo que su abuela se enojaba cons- cas, las arrancó, desgranó y arrojó al arrojaban a un árbol. El que ganara
tantemente. Al fin decidió meterlo río. Los granos de maíz fueron arras- quedaría como alimento para los
dentro de un hormiguero para que las trados por la corriente hasta las vegas hombres, y el perdedor se iría a vivir a
hormigas arrieras lo devorasen. de los ríos y ahí brotaron de nuevo. los montes.
Sin embargo, las arrieras no se lo El renacido Dhipak ya no regresó a El primero en subir al árbol fue
comieron y al cabo de 15 días el niño casa de su abuela, sino que se marchó el maligno u ojite, porque tenía un
gran deseo en llegar a ser el principal
alimento de los hombres, pero al caer
se partió en dos pedazos (la fruta
del ojite tiene dos granos); entonces
se fue a vivir al monte, como alimen-
to del maligno. Luego se encaramó
el maíz, quien cayó entero sin que-
brarse.
Así quedo triunfante Dhipak, como
alimento principal de la humanidad, y
es por eso que a través de la historia no
Calaveritas de azúcar (detalle). Xalapa. ha dejado de gustarnos el maíz.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 121

GRÁFICA 9
L O S E S Q U E M A S S E E X P R E S A N E N VA R I A N T E S D I A L E C TA L E S
D E L A L E N G UA N Á H UAT L Y E N E S PA Ñ O L
122 ESTUDIOS BÁSICOS

Traslado de personas
y mercancías. Filomeno Mata.

Al parecer, la industria petrolera y el complejo petroquímico de México, entrado


el siglo xxi, no ha demostrado tener la capacidad de producir sin contaminar ni
lastimar el tejido social y cultural de las comunidades indígenas y rurales en Vera-
cruz. En realidad, esta industria ha logrado desarrollarse y consolidarse sacrifican-
do gran parte del patrimonio cultural y de la biodiversidad de la costa del Golfo.

La Huasteca

Actualmente los sectores empresariales y políticos-gubernamentales dominantes


en la región de la Huasteca veracruzana han considerado a los pueblos indios
como un obstáculo que ha limitado el despliegue pleno de la modernización de
aquella región. En este sentido, llama la atención la extraordinaria paradoja que
existe entre los hatos ganaderos y las reservas petroleras ubicadas, particularmen-
te, en el municipio de Chicontepec (al parecer, las más importantes localizadas en
la plataforma continental del territorio mexicano), en relación con las cientos de
aldeas y comunidades indígenas que viven en condiciones de pobreza extrema.
La economía de autoconsumo y la estrecha dependencia con la cultura del
maíz prevaleciente en muchas aldeas (particularmente de la parte serrana como
Chicontepec-Ilamatlán-Huayacocotla, y en los asentamientos poblacionales ma-
yoritariamente indígenas, como la periferia del municipio de Tantoyuca) hoy no
logran ser actividades de subsistencia eficientes que aseguren la sobrevivencia de
las unidades domésticas por sí mismas; la gradual imposición y consolidación de
las relaciones de mercado, aunadas al acoso caciquil en las comunidades indíge-
nas, han vuelto deficiente la organización productiva tradicional.
Con frecuencia, en la Huasteca encontramos que las tierras de los pueblos in-
dios se localizan en las escabrosidades de las pendientes y laderas de los cerros,
muchos deforestados intencionalmente para tal efecto o explotados de manera
intencional por sus maderas; las extensiones planas con suelos ricos, ideales para
la agricultura, suelen ser propiedad de mestizos que las utilizan como potrero
para ganado vacuno o plantaciones de cítricos.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 123

En muchas de las relaciones interétnicas de indios y mestizos existen fuertes


expresiones de racismo; los indios, con frecuencia, son menospreciados y agredi-
dos de formas múltiples en los espacios controlados por los no indios, como en
las cabeceras municipales semiurbanizadas, como Tantoyuca, en donde los indios
nahuas y huastecos con frecuencia son presionados a vender sus mercancías de
confección artesanal (sombreros, morrales, abanicos u otros objetos elaborados
con zapupe o palma real) a precios excesivamente bajos en beneficio de comer-
ciantes mestizos que fungen como intermediarios.
Ángela Ixkic Duarte apunta en una magnífica etnografía que en varias aldeas
nahuas del municipio de Ilamatlán se cultiva:

La señora Ángela Hernández


muestra un popochcomitl
elaborado por ella. Ixcatepec.
124 ESTUDIOS BÁSICOS

Nahuas. Vendedores de
pulque; el líquido legendario
proviene de algunas
maíz, frijol y chile —alimentos que constituyen la dieta básica—, tienen en sus
comunidades de la Sierra milpas algunas plantas de caña, plátano, papaya, sandía y algunos cítricos. Las
Negra de Puebla. Zongolica.
tierras son de temporal, [y] existen dos periodos anuales de siembra: el xopanmi-
li o milpa de agua y el tonalmili, o milpa de sol. La primera etapa abarca los meses
de junio a noviembre y la segunda va desde enero a mayo.8

El Totonacapan

A principios del siglo xx el Totonacapan fue objeto de las reformas liberales del
gobierno porfirista; en detrimento de la propiedad comunal y condueñazgos, se
yergue la propiedad privada, parcelando y delimitando el extenso territorio indí-
gena. La exacerbación del valor de cambio mercantilista impuesto por el gobierno
mexicano dañó de manera irreversible las distintas formas del valor de uso indí-
gena de sus ancestrales tierras comunales y espacio vital.9
El antropólogo José Luis Hernández Cano considera que:

el fraccionamiento de los condueñazgos rompió el vínculo comunitario que


permitía la tierra en común y mantuvo, temporalmente, de manera individual
el sistema rotativo de la tierra, hasta que con el transcurso del tiempo, con el
8
Ángela Ixkic Duarte, “Discursos locales de poder y mujeres nahuas en Ilamatlán, Veracruz”, tesis de maestría en Antro-
pología Social, ciesas, 2002, p. 27.
9
José Luis Blanco, “Territorio y política”, en Coxquihui, Chumatlán y Zozocolico de Hidalgo: tres municipios totnacos del
estado de Veracruz, 1987; Victoria Chennut, “La costa totonaca: divorcio y sociedad en el Porfiriato”, en Jesús Ruvalcaba y
Graciela Secalá (eds.), Huasteca I, 1993.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 125

Multitud de mujeres
totonacas esperan para llenar
crecimiento poblacional, fue desapareciendo en la medida en que la tierra se fue sus cubetas con agua para
fragmentado. […] Con el fraccionamento individual de la tierra se fracturó la luego trasladarlas a sus
hogares. Filomeno Mata.
base en torno a la cual giraba la cohesión de los totonacas, los lazos comunita-
rios se desarticularon dando paso a una nueva relación de corte individualizada,
sustentada en la propiedad privada indígena de la tierra en la región.10

Gradualmente, a lo largo del siglo xx, la actividad agrícola totonaca fue transfor-
mada mediante la proliferación de nuevos desarrollos y procesos productivos aso-
ciados con el mercado mundial, impuestos por mestizos oriundos de la región o
extranjeros. La exploración y explotación de los yacimientos petroleros, acompaña-
da de la ganaderización extensiva, contribuyeron a la modificación de las activida-
des de subsistencia y organización productiva de los indígenas totonacos, a raíz del
proyecto de modernización agraria e industrial definida por el Estado mexicano,
siendo resignificada por personajes con fuertes intereses dentro de la región.11
Actualmente, en la extensa región que comprende el Totonacapan veracruza-
no, la agricultura practicada por los indígenas es constante durante todo el año,
mediante el ancestral sistema de roza-tumba y quema presente en algunas comu-
nidades; en el paisaje totonaco destacan grandes extensiones de tierra dedicadas
al cultivo de cítricos. También existen importantes cultivos de maíz y frijol; el café
sólo se produce a una altura máxima de 1 500 metros.12

10
José Luis Hernández Cano, “Aroma y sabor de la vainilla. Una experiencia de organización de productores”, 1997.
11
Emilia Velásquez Hernández, “Mercados y tianguis en el Totonacapan veracruzano”, en Victoria Chenaut (coord.),
Procesos rurales e historia regional, 1996.
12
Elio Masferrer Kan, Totonacos, 2004.
126 ESTUDIOS BÁSICOS

Muchas comunidades totonacas inmersas en los procesos económicos y circui-


tos comerciales de la región han optado por perfilar sus actividades productivas,
particularmente dentro de la citricultura y en la ganadería, quizás como emula-
ción de los grandes propietarios mestizos que sirven de figuras rectoras para el
desarrollo de varias comunidades. No obstante, la alternancia o transición en las
actividades de subsistencia y actividades productivas de los indígenas en el Toto-
nacapan no ha sido definitiva, pues contrariamente en muchas de sus comunida-
des privilegian el cultivo de mancuerna de milpa y chile.13
En muchas comunidades totonacas los varones se solidarizan entre sí mediante
un sistema de organización tradicional conocido como “mano vuelta”, que años
atrás posibilitaba consolidar tareas comunitarias aplicadas a actividades agrícolas
mediante relaciones de solidaridad, parentesco o compadrazgo. Esta práctica hoy
es cada vez más irregular.
Llama la atención que las actividades agroproductivas de más de la mitad de
las comunidades indígenas totonacas están destinadas a un mercado relativamen-
te exterior, centrado y regido por la demanda de las ciudades medias de Poza
Rica, Tuxpan, Papantla y Gutiérrez Zamora. Paralelamente, coexiste un sistema
de mercadeo intestino dentro de las aldeas totonacas que a diferencia del mercado
exterior tiene como función habilitar intercambios con mayor simetría social, de
carácter solidario, y no estrictamente comerciales. José Luis Hernández Cano14
apunta que existen 1 500 hectáreas sembradas de vainilla en todo el país; 80%
de estas tierras se ubican fundamentalmente en los municipios de Papantla, Te-
colutla y Misantla, y en menor medida en Zozocolco, Espinal, Cazones, Vega
de Alatorre y Martínez de la Torre, así como en algunos municipios poblanos.

Sierra de Zongolica

La extensión que varios investigadores15 consideran como los límites de la región


étnica de la Sierra de Zongolica es de aproximadamente 1 000 km2; este territo-
rio de formas accidentadas tiene una altura variable, que comienza desde el nivel
del mar hasta el pico de una mole que termina de levantarse a los 2 500 metros;
la accidentada geografía de la Sierra de Zongolica determina la diversidad de los
microclimas de esta región, tratándose de una zona cálida, una zona templada
y una zona fría. El patrón de asentamiento de las unidades domésticas es de
tipo disperso.
La aparición de la pólvora y la cruz en la región reestructuró el modo de pro-
ducción de esta población, cuando originalmente se trataba de cazadores, recolec-
tores y agricultores con organización centro ceremonial.16 La consolidación del
dominio español/criollo se afianzaría en la sierra durante los siglos xviii y xix
mediante la proliferación de cultivos de tabaco y luego café, así como la cría de
ganado,17 lo que para los nahuas significó su conversión total como campesinos,
jornaleros y, en menor medida, como pastores.

13
Emilia Velásquez Hernández, op. cit.
14
José Luis Hernández Cano, op. cit.
15
María Teresa Rodríguez y Andrés Hasler, op. cit.
16
Gonzalo Aguirre Beltrán, Zongolica, encuentro de dioses y santos patronos, 1986.
17
Eckart Boege (coord.), Cultura, naturaleza y sociedad en la Sierra de Zongolica: una contribución para el aprovechamiento
sostenido de los recursos naturales, 1991.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 127

Hombre huasteco trabajando la fibra de ixtle o zapupe. Tantoyuca.


128 ESTUDIOS BÁSICOS

Fabricantes y vendedores
nahuas. Con madera de la
región elaboran muebles que
son puestos a la venta en
ciudades como Orizaba
y Córdoba. Zongolica.

En la Sierra de Zongolica el ciclo climático funciona para acomodar las activi-


dades en torno a la agricultura del maíz,18 y de manera sistematizada varios de los
flujos migratorios de las distintas comunidades que integran esta región.
La escasa presencia de materia húmica en la tierra de cultivo, así como sus
pendientes, obliga a los campesinos a utilizar reforzadores químicos y abonos
naturales para el cultivo del maíz, gramínea elemental en la dieta de los indígenas
serranos. En menores proporciones, también se cultiva calabaza, chile, ejote, chí-
charo, haba, quelite, tepejilote, tabaco y café; mediante la recolección de alimentos
los campesinos complementan su ingesta con hongos comestibles y frutas, como
manzana, durazno, plátano, pera y aguacate.
La producción agrícola es de autoconsumo y el excedente, cuando existe, es
en mínima cantidad, que bien sirve para desarrollar el intercambio a manera de
trueque por otras especies o venderlo dentro o fuera de la región; en los días de
tianguis se da un intercambio de productos provenientes de tierra caliente por
aquellos de tierra fría, y viceversa.
La deforestación del paisaje, de lo que otrora fuera bosque, nos advierte de la
explotación forestal realizada por los nahuas, que de forma sutil y permanente la
han practicado para extender sus tierras de cultivo o para cubrir sus necesidades
económicas, por medio de la elaboración y venta de tablas o muebles que son
puestos a la venta fuera de la región; en esta deforestación, de carácter irrever-
sible, también contribuyen aserraderos clandestinos en la ciudad de Orizaba,
Córdoba y Tehuacán.
Las tierras menos productivas son utilizadas como parcelas para la siembra de
la cebada, avena o haba, es decir, como parte de una agricultura de complemento.
La cría de animales se reduce a aves de corral, también crían cerdos y borregos en
número limitado; el ganado vacuno es escaso o inexistente en algunas aldeas.
La producción agrícola tiene como fundamento a la familia como unidad
productiva no asalariada. En las diversas comunidades indígenas de la Sierra de

18
Gonzalo Aguirre Beltrán, op. cit.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 129

Vendedor de tabaco huasteco pesa su producto mediante una báscula rústica. Tantoyuca.
130 ESTUDIOS BÁSICOS

Zongolica esta unidad funciona dependiendo del número y la capacidad pro-


ductiva de los elementos que la compongan, mediante sexo y edad, y del tamaño
y la calidad de la extensión de la tierra con la que disponga; la bigamia es una
práctica cultural recurrente en varias comunidades nahuas, que incide directa-
mente en el desarrollo y calidad de vida de las unidades domésticas.
La condición social y económica del grueso de la población dedicada a las la-
bores del campo deriva en campesinos parcelarios o minifundistas, proletarios
agrícolas y migrantes asalariados.

Sur de Veracruz

El Sur de Veracruz es una región compleja y diversificada en virtud de su extensa


geografía y actividad productiva, las cuales confluyen en la generación de varios
mecanismos de atracción y expulsión de los pueblos indios, generando con rela-
tiva constancia nuevas relaciones y formas de acceso a la tierra, particularmente
para popolucas y nahuas.
Durante el siglo xx, a finales de la década de los cuarenta, se reactiva en la re-
gión con gran auge la actividad productiva de la ganadería bovina; este proceso se
fundamenta en la expansión territorial, mediante el aniquilamiento de territorio
selvático y el acaparamiento de tierras comunales por parte de mestizos acaudala-
dos y algunas compañías trasnacionales. Los pastizales y “potreros” impuestos por
la ganaderización gradualmente se expandirían en una parte vasta de la región;
tan sólo en un periodo de 10 años (1950-1960), en el estado de Veracruz se des-
tinaron 567 000 hectáreas para esta empresa, gran parte perteneciente al sur de
esta entidad.19
La inserción de las cabezas bovinas en tierras sureñas, los cultivos comerciales
(como la piña) y el auge petrolero, al igual que en la Huasteca y el Totonacapan
a lo largo del siglo xx, provocaron daños irreversibles en el entorno biótico in-
mediato, ocasionando paralelamente una serie de transformaciones entre las co-
munidades indígenas y mestizas que compartían las diversas áreas y los recursos
naturales. Los intereses en relación a las distintas áreas que integra la región se
acrecentaron; los trastornos de orden político, económico y social irrumpieron la
relativa estabilidad de las localidades vinculándolas paulatinamente con institu-
ciones y personajes de orden estatal, nacional e internacional.
Hasta hoy, “potrerizar” las antiguas tierras de cultivo o de selva virgen ha sido
una actividad relativamente redituable tanto de nahuas como de popolucas, com-
prensible en el marco de una serie de condicionantes, como: a) la precarización
de la agricultura del maíz y del frijol, así como la limitación de créditos que
permitan mayores rendimientos en su producción; b) descenso de la fertilidad
de la tierra de cultivo; c) pérdida del control de sus propios recursos naturales;
d) aparición de plagas de difícil exterminio; e) la seducción del capital simbólico,
que implica dejar de ser campesino y volverse ganadero, y f ) el empoderamiento
de sujetos y organizaciones ajenos a los beneficios colectivos de la región.20

19
Emilia Velásquez, “Ganadería y poder político en la Sierra de Santa Marta”, en Eric Léonard y Emilia Velásquez
(coords.), El Sotavento veracruzano, 2000.
20
Idem.
ACTIVI DADES DE SUBSISTENCIA Y ORGAN IZACIÓN PRODUCTIVA 131

Procesión. Indios totonacos cargan las efigies de Santiago y de Santa Ana, se dirigen a la parroquia. Chiconquiaco.
Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Vainilla
C A P Í T U L O 5

Organización
social
Sandra H. León Galindo*

L
os estudios referentes a la estructura y organización social
de las comunidades indígenas del estado de Veracruz se han centrado hasta
ahora en las formas particulares que presentan cada una de ellas a nivel lo-
cal. Esto nos da un panorama ciertamente diverso que dificulta el planteamiento de
un modelo unificado, el cual englobe en sí un elemento común a todas las variantes
de organización social comunitaria existentes en las regiones étnicas del estado.
Una de las razones de mayor peso es la diversidad de grupos étnicos que hay
en el estado. El más representativo es el de los nahuas, el cual tiene presencia en
todas las regiones étnicas de Veracruz. Le siguen los totonacos y huastecos, que se
concentran en la zona norte, mientras que en el sur se encuentran los popolucas.
Adicionalmente, existe una proporción menor de hablantes de otras lenguas indí-
genas. De esta forma se da un conjunto muy complejo de formas de organización
comunitaria correspondiente a una marcada diversidad cultural reflejada en la
diversidad lingüística.
Para entender la estructura social de algunas comunidades indígenas es nece-
sario dar seguimiento al desarrollo del individuo en cada una de las instituciones
que la conforman, es decir, en el ámbito de la organización social. La asimilación
individual de los patrones de relación al interior de estas comunidades comienza
en el ámbito familiar. Familia se entiende como un grupo unido por lazos de con-
sanguinidad basados en la filiación o descendencia. Esta definición aparentemen-
te obvia deja de serlo si se toma en cuenta la confusión probable de familiar con
pariente en ciertos contextos. Pariente se deriva de una relación de intercambio,
puede decirse, originada en la alianza. Tal vez quede más claro si se menciona que
en algunos casos el término sea equivalente a decir cuñado.
Algo similar sucede con los términos de afinidad y consanguinidad, cuyo re-
conocimiento y sentido dentro de los grupos familiares dependen del contexto
cultural. Entre los totonacos, tepehuas, nahuas, otomíes y popolucas los afines
y consanguíneos se clasifican de manera aparentemente igual a la del europeo,
es decir, todos los afines de los padres se consideran como consanguíneos de los
hijos. Los huastecos, por su parte, parecen considerar —su terminología— a los
primos cruzados como afines y a los paralelos como consanguíneos y por tanto
todos los parientes de cada línea quedan clasificados como primos.

*
Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.

133
134 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 10
C O M PA R AC I Ó N D E F E C H A S , S A N TO S Y D I O S E S
D E L A T R A D I C I Ó N H I S PA N A Y L A T R A D I C I Ó N I N D Í G E N A

Número del mes, correlación con el gregoriano, nombre del mes según Sahagún y la Relación de Teotitlan,
santos pa­tro­cinados en cofradías y hermandades y dioses que presiden la fiesta cada mes
1. 2-21 febrero Atlcahualo-Cihuailhuitl Chalchiuhtlicue
2 febrero Candelaria
2. 22 febrero-13 marzo Tlacaxipehualiztli Xipe Totec
3. 14 marzo-2 abril Totzoztontli
19 marzo San José
4. 3-22 abril Hueytotzoztli Cinteotl
27 marzo-25 abril Pascua: Nuestra Señora Dolores,
Domingo de Ramos, Jueves y Viernes
Santo, Nuestro Padre Juez de las 3
caídas, Señor del Olivo.
5. 23 abril-12 mayo Toxcatl-Tepopochtli Telpochtli
3 mayo Jesucristo: Santa Cruz, Señor del
Recuerdo
6. 13 mayo-1 junio Etzalqualiztli Tlaloc
20 mayo Nuestra Señora Dolores del Paso
7. 2-21 junio Tecuilhuitontli Huixtocihuatl
13 junio San Antonio
x junio Corpus Christi
8. 22 junio-11 julio Huey tecuilhuitl Xilomen
x junio Jesús Nazareno
9. 12-13 julio Tlaxochimaco-Micailhuitzintli Huitzilopochtli
16 julio Nuestra Señora del Carmen
22 julio Santa María Magdalena
10. 1-20 agosto Xocotl-Huetzi-Hueymicailhuitl Xiuhtecuhtli
15 agosto Nuestra Señora de la Asunción
11. 21 agosto-9 septiembre Ochpaniztli-Tenahuatiliztli Teteoinan
12. 10-29 septiembre Teotleco-Hecaztli Todos los dioses
29 septiembre San Miguel
13. 20 septiembre-10 octubre Tepeilhuitl-Paxtli Cerros
20 septiembre San Jerónimo
14. 20 octubre-8 noviembre Quecholli Mixcoatl
4 octubre San Francisco
7 octubre Nuestra Señora del Rosario
2 noviembre Las Ánimas
15. 9-28 noviembre Panquetzaliztli Huitzilopochtli
16. 29 noviembre-18 diciembre Atemoztli Tlaloc
8 diciembre Purísima Concepción
12 diciembre Nuestra Señora de Guadalupe
17. 19 diciembre-7 enero Tititl Tonantzin
x enero Santísimo Sacramento
18. 8-27 enero Izcalli Xiuhtecutli
20 enero San Eutimio-San Sebastián
28 enero-1 febrero Nemontemi Días aciagos
ORGANIZACIÓN SOCIAL 135

Las denominaciones
correspondientes las indica
citando a Foster (1949)

En general, la afinidad puede definirse como una relación surgida a partir de la


alianza, la cual une a dos grupos de consanguíneos cuando uno de ellos entrega a
una mujer en matrimonio.
Asociadas al matrimonio aparecen la herencia y la residencia como formas de
organización social operantes dentro de la familia. La herencia de lo que poseen
los padres (casa, tierras y bienes) puede ser pre o postmortem. En la mayoría de
los casos los padres ceden a los hijos la casa, la tierra y los bienes que poseen
cuando fallecen. Pero si es sólo el padre quien llega a fallecer, entonces los bie-
nes no pasan directamente a los hijos, sino a la madre; la que se encargará de
cuidarlos y repartirlos: “La figura de la madre alcanza, en estas circunstancias,
proporciones que se ven incrementadas con el paso del tiempo. [...] El usu-
136 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 12
N O M E N C L AT U R A PA R A PA R I E N T E S B I O L Ó G I C O S
DE LOS ZO QUE-P OP OLUCAS

fructo limitado o amplio de la casa reside en la madre y sólo a su muerte pasa


legítimamente a usufructo del hijo”.1
El caso de San Miguel Aguasuelos nos sirve para clarificar el proceso de heren-
cia de la madre a los hijos. Cuando un hijo varón se casa, él y su esposa viven en
la residencia de los padres de éste y sólo podrá adquirir la posesión completa de la
tierra y los bienes cuando su madre fallezca. El ciclo se cerraría de dos formas: una
en la que el esposo les hereda a sus hijos antes de morir lo que les corresponde, y
la segunda, en donde es la esposa la que decidirá el destino de las posesiones. De
1
George Foster, Primitive Mexican Economy, Monographs of the American Ethnological Society, 1942, p. 91; Enrique Hugo
García Valencia, San Miguel Aguasuelos. Estrategia de residencia, 1991.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 137

Mapa 11. Convergencia de peregrinos nahuas, totonacos y mestizos.


138 ESTUDIOS BÁSICOS

Procesión. Las autoridades religiosas recorren con la comunidad los caminos del pueblo con las efigies
de diversos santos y emblemas nacionales, por motivo de la fiesta de Santiagotzin. Nahuas de Tehuipango.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 139

una manera más precisa puede afirmarse que el derecho de residencia pasa del
padre a la madre, de ésta al hijo y de él a su esposa. Por tanto, las mujeres pueden
heredar la tierra y los derechos de residencia de sus suegros a través de la alianza
matrimonial, mientras que sus hijos podrán adquirirlos por filiación.
En otros casos, si el terreno en donde se encuentra la casa es extenso, lo dividen
y les dan la proporción correspondiente a cada uno de los hijos, lo cual no nece-
sariamente sucede a la muerte del padre sino desde antes conforme cada hijo va
fundando su propia familia. Un ejemplo de esto lo encontramos entre los nahuas
y los popolucas, en donde:

la persistencia de la familia extensa patrilocal es una constante, desde luego con


ciertas variantes. La familia nuclear pertenece a una gran “familia” que conserva
su cohesión mediante un patrón específico de residencia y apropiación terri-
torial. Conforme a este patrón de residencia, los hijos o las hijas, dependiendo
de diversas situaciones, construyen su propia casa dentro del solar paterno, en
construcciones adyacentes y, en algunos casos, conservan tal residencia hasta que
están en la posibilidad de construir su propia casa fuera del solar paterno.

Otro caso es el de los totonacos, en donde la casa se encuentra en un solar amplio


con varias construcciones, y el padre permite a uno o algunos de sus hijos cons-
truir sus casas dentro del solar paterno. O bien, puede que un hijo viva en la casa
de sus padres y otro de ellos viva separado, en su propia construcción, aunque
dentro del mismo solar que sus padres.
En algunas comunidades se ha observado que el terreno y la casa se dividen
entre los hijos varones. En estos casos, las mujeres reciben la herencia por parte Danzantes. Tocotines al
acecho. Filomeno Mata.
140 ESTUDIOS BÁSICOS

“Danza de los Negritos”; en


el fondo, al centro, la Malitzin
o Malinche. Totonacos de
Papantla.

de su padre en capital o en especie. Excepto en aquellos casos en donde sólo hay


hijas, se da la repartición de la tierra y los bienes paternos entre ellas.
María Teresa Rodríguez, al hablar de tres modelos de casa en la región de Zon-
golica, proporciona una explicación en la que se vinculan la residencia y su base
física, que es la casa, a la que clasifica:

dependiendo que ésta se encuentre en el pueblo, sin acceso a lugares de cultivo.


Que la casa esté junto a lugares de cultivo. Y que la milpa se encuentre a conside-
rable distancia. En todos los casos hay diversos anexos. Por su composición pue-
den estar ocupadas por una familia extensa residencial, extensa no residencial y
nuclear. En la primera los hijos casados viven en edificios contiguos a la de los
padres. En la segunda los hijos viven en edificios localizados en el solar paterno,
pero no contiguos. En el tercer caso los hijos viven separados fuera del solar pa-
terno. La casa misma consta de dos habitaciones importantes, el dormitorio y la
cocina. Un lugar preeminente lo tiene el altar doméstico (santohcalli) que puede
estar en uno u otro lugar.2

En la comprensión de la organización social de las comunidades indígenas de


Veracruz es posible pasar del ámbito de los grupos familiares a otros más amplios
mediante el concepto de barrio, entendido como un espacio físico que sirve de
puente entre dichos grupos y el resto de su comunidad, esto es, el pueblo e incluso
el municipio.

2
María Teresa Rodríguez, “Grupos domésticos y organización ceremonial en Atlahuilco, Veracruz. Estrategias de subsis-
tencia y participación comunitaria”, 1993, p. 62.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 141

El comercio y la agricultura, según Báez-Jorge,3 sirven de base a la división


territorial de un pueblo, en donde la relación de oposición entre ambos subyace
a una escala de estratificación social. Cuando analiza el papel de los barrios en
el pueblo de Soteapan, considera al centro como el lugar de concentración de la
actividad comercial. A partir de ésta se da una jerarquización social, basada en
la posición económica entre los habitantes del centro y la periferia. A diferencia
de los otros dos barrios (llamados “el de arriba” y “el de abajo”), en los cuales
dicha jerarquización se determina por el prestigio social adquirido a través de
su ascenso en la escala de puestos tradicionales y la celebración de las fiestas
patronales.
Asimismo, estos barrios se caracterizan por concentrar en ellos a los habitantes
con menor participación política, dedicados a actividades agrícolas y cuyo medio
de comunicación oral es la lengua nativa; diferenciándose del centro, donde la len-
gua franca es el español. Además del comercio, como ya se dijo, el centro contrasta
con los otros dos barrios porque sus habitantes intervienen con mayor participa-
ción e interés político dentro de los procesos sociales.
Retomando de una manera más específica la relación entre barrio y familia,
ésta puede ilustrarse de manera clara con la investigación sobre la organización
social de los nahuas de Chignautla realizada por Slade. Dicho municipio se

3
Félix Báez-Jorge, Los zoque-popolucas. Estategia social, 1973.

CALENDARIO DE FESTIVIDADES
INDÍGENAS EN EL TOTONACAPAN

Pablo Valderrama Rouy*

L as fiestas de los pueblos


indígenas del Totonacapan ve-
racruzano, al igual que las de otras
cada una de las iglesias de la región
constituyen la principal actividad ri-
tual religiosa que se puede observar a
nientes de otros pueblos. Asimismo,
para los danzantes y los peregrinos es
el tiempo del éxtasis que produce el
regiones indígenas de México, con- nivel comunitario. Las fiestas hacen agotamiento físico después de largas
forman una de las expresiones so- del tiempo un acontecimiento cíclico jornadas de baile continuo.
cioculturales y religiosas más impor- a partir del cual se ordena la vida de El gasto festivo representa para
tantes de estas comunidades. todos los pobladores. Durante su de- muchos de sus miembros el trabajo
En las fiestas indígenas no sólo se sarrollo todo el mundo comparte, de de meses de ahorro y a veces de años,
manifiesta el fervor religioso de estas una u otra forma, el trabajo para los como en el caso de los mayordomos.
poblaciones, sino también su profun- santos, es un tiempo extraordinario De este modo una porción impor-
do arraigo a la comunidad y a la tradi- en el que la cotidianidad se subvierte: tante del excedente económico anual
ción que las distingue étnicamente. es el tiempo de los excesos en la bebi- de la comunidad se consume duran-
Las celebraciones en honor a los da y en la comida. te las fiestas. Sin embargo, la lógica
santos y a las vírgenes que habitan en En todas las casas se prepara mole de este gasto no sólo cumple una
o pipián y se espera la visita de pa- función devocional, los mayordomos
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. rientes, compadres o amigos prove- que patrocinan las fiestas buscan
142 ESTUDIOS BÁSICOS

divide también en dos barrios (el de arriba y el de abajo) y la relación entre am-
bos se basa en las reglas preestablecidas para el matrimonio. Es decir:

la adscripción al barrio la define la consanguinidad establecida a través de la


línea paterna y, por tanto, el apellido paterno será el indicador de la pertenencia
al grupo de parientes entre los cuales el matrimonio es prohibido, [...] En conse-
cuencia los barrios y la membresía a los mismos se reconocen a través de grupos
de parientes patrilaterales, y, por tanto, los apellidos son referentes de barrio.4

El panorama hasta ahora presentado bien puede complementarse pasando del


esbozo de la organización de estas comunidades en barrios a la descripción global
de los tres sistemas básicos en la conformación de su estructura social.

1. El sistema civil. Se refiere a todos los cargos derivados de la constitución de


los gobiernos municipales y las divisiones correspondientes a la administra-
ción de las poblaciones conurbadas a cada municipio.
2. El sistema religioso. Son los cargos relacionados con la participación de los
miembros de la comunidad dentro de la Iglesia (fiscales, topiles, etc.).

4
Doren L. Slade, “Kinship in the Social Organization of a Nahua-Speaking Community in the Central Highlands”, en
H. Nutini, Carrasco y Taggart (eds.), Essays on Mexican Kinship, 1976, p. 166.

congraciarse con la imagen, pero al Además de las fiestas comunitarias muniones, bodas y ritos funerarios–,
mismo tiempo obtienen el recono- también se festejan los acontecimien- así como también los ritos propiciato-
cimiento social de la comunidad, es tos relacionados con el ciclo de vida de rios para la agricultura. Sin embargo,
decir, prestigio. los individuos –bautizos, primeras co- estas fiestas tienen una dimensión res-

Voladores de Papantla
en el atrio de la
parroquia.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 143

3. El sistema ceremonial. Dentro de él


se designan los cargos tradicionales
involucrados en la organización de
las mayordomías y de las danzas.

La relación entre estos tres sistemas es


intrincada a pesar de que gradualmen-
te ha ocurrido una separación de ellos,
principalmente del sistema civil, relacio-
nada con el proceso de laicización de las
estructuras estatales. En tanto, los siste-
mas religioso y ceremonial han manteni-
do una relación estrecha, casi se pudiera
decir que el segundo es una extensión
del primero.
En cada sistema el acceso a los cargos Pareja de artesanos huastecos.
Tantoyuca.
que los conforman está condicionado por diversos factores dependiendo de la
naturaleza de cada uno de los sistemas. En el sistema civil el éxito del candidato
depende de sus relaciones con los grupos políticos que sustentan el poder, así
como con los partidos oficiales y otras condiciones legales establecidas para la
administración de los estados.

tringida al ámbito familiar. Por último, cular a quien, como intercesor divino una especie de cofradía que participa
las fiestas cívicas de carácter nacional del pueblo, honraban con grandes ce- tanto en la organización de la fiesta
involucran de modo distinto a la co- remonias y sacrificios. Además a este como en la elaboración de la ofrenda
munidad debido a que su organización dios se le consideraba como el ances- principal del mayordomo. Esta ofren-
está en manos de los maestros de las tro tribal y fundador del pueblo. da consiste en una serie de cirios orna-
escuelas y de las autoridades locales. En la actualidad, el ciclo festivo de mentales ricamente adornados.
Sus principales iconos son profanos y, los pueblos indígenas del Totonacapan En los lugares donde no hay ma-
por lo mismo, implican una ritualidad se constituye por las celebraciones pa- yordomos, por ejemplo en Coyutla,
diferente en la que el gasto festivo es tronales, las fiestas del ciclo litúrgico los fondos para el gasto ceremonial
de poca cuantía y la participación de como son la Semana Santa, Corpus se obtienen mediante colectas públi-
los miembros de la comunidad es en Christi, posadas y nacimiento de Cris- cas de comités nombrados con este
calidad de espectadores. to, los días de muertos y las fiestas propósito. En todos los casos los en-
La fiesta religiosa indígena es el guadalupanas, y en algunos lugares cargados de patrocinar y organizar
resultado de dos tradiciones históri- también destaca la celebración del car- las fiestas comunitarias correspon-
co-culturales que se sincretizan du- naval. La mayor parte de estas fiestas den a cargos honoríficos, es decir, de
rante la Colonia y luego desarrollan son patrocinadas por el mayordomo servicio a la comunidad, mediante los
elementos propios, en los que actual- y su familia, quienes además tienen cuales se obtiene el reconocimiento
mente es difícil discernir su origen. A a su cargo el cuidado y arreglo floral social y una autoridad que crece con
grandes rasgos, se puede afirmar que de la imagen durante el año que dura el desarrollo de nuevos cargos.
las fiestas patronales de los pueblos su cargo. La organización de la fiesta Otro elemento muy importante en
indígenas tienen su origen remoto no recae sobre este último y entre los en- las fiestas comunitarias son los gru-
sólo en la tradición cristiana europea, cargados de la iglesia (fiscales, mayores pos de danza, tanto las de origen pre-
sino en la costumbre prehispánica de o catequistas), la autoridad civil y en hispánico como voladores, huahuas
hacer grandes fiestas dedicadas a los algunos casos el sacerdote de la iglesia. y quetzales, y de origen hispánico o
dioses protectores. En cada uno de En el pueblo de Zozocolco también danzas de conquista originados en las
los pueblos, grandes y pequeños de es muy importante la participación de representaciones teatrales de las lu-
Mesoamérica, había un dios en parti- los ex mayordomos de cada imagen, chas entre moros y cristianos.
144 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 13
L A S P R I N C I PA L E S F I E S TA S E N L A R E G I Ó N D E L TO TO N AC A PA N V E R AC RU Z A N O
LUGAR FIESTA FECHA BREVE DESCRIPCIÓN
Papantla Jueves de Corpus Christi Fecha móvil en junio.
Fiesta patronal de Papantla. La imagen del Santí-
El Jueves de Corpussimo sale en procesión el Jueves de Corpus Christi
Christi se celebra encabezada por su mayordomo y las autorida-
a los 40 días del des eclesiásticas. En forma paralela se realiza
Jueves Santo una feria comercial y cultural que dura 10 días.
Se presentan grupos de danza de toda la región,
principalmente grupos de voladores, huahuas,
quetzales, negritos, santiagos, tejoneros.
Coxquihui San Mateo 21 al 28 septiembre La fiesta patronal dura ocho días, durante los cuales
se celebran ocho mayordomías consecutivas. Danzas
voladores, negritos, santiagos, miguelitos, toreado-
res, huahuas, quetzales y tejoneros.
Zozocolco San Miguel 29 de septiembre al La fiesta patronal dura ocho días, durante los cuales
5 de octubre se celebran ocho mayordomías consecutivas con sus
respectivas procesiones. Durante los primeros cua-
tro días se celebran cuatro imágenes de San Miguel,
luego el Santísimo Sacramento, San Francisco, Virgen
de Guadalupe y Virgen de Dolores. Danzas voladores,
negritos, santiagos, miguelitos, toreadores, tejone-
ros, huahuas, quetzales.
Chumatlán La natividad de la virgen 5 al 10 de Las mayordomías de la fiesta patronal: Ma. Natividad I
septiembre y Ma. Natividad II, San José I y San José II.
Filomeno Mata Santa Rosa de Lima 28 de agosto al Fiesta patronal durante ocho días con ocho mayor-
5 de septiembre domías, dos mayordomos por día celebrando la mis-
ma imagen (antes se celebraba a Santo Domingo el
8 de septiembre). Danzas de tejoneros, malinches,
negritos, quetzales, voladores, jarochas, tocotines,
y españoles.
Mecatlan San Miguel Arcángel 29 de septiembre Mayordomía patronal de San Miguel Arcángel.
Coahuitlán Santo Entierro en Fecha móvil Mayordomía patronal del Santo Entierro (antes se
Semana Santa celebraba a la Virgen de la Natividad el 8 de sep-
tiembre).
Coyutla San Andrés, 30 de noviembre, Este lugar tiene dos mayordomías patronales.
San Pedro y San Pablo 29 de junio
Espinal San José 19 al 27 de marzo Mayordomía patronal. Danzas, negritos, quetzales,
santiagueros y voladores.
Coatzintla Santiago Caballero 25 de julio Mayordomía en honor a Santiago Caballero. Danzas,
voladores, huahuas, negritos, santiagueros.

Tihuatlán San Francisco de Asís 4 de octubre Mayordomía patronal de San Francisco. Danza de la
Vaca y de la Malinche.
Tecolutla San Bartolo 24 de agosto Fiesta no indígena, aunque se encuentran en la re-
gión indígena del Totonacapan, las cabeceras muni-
cipales son totalmente mestizas.
Gutiérrez Zamora Virgen del Carmen 16 de julio Fiesta no indígena (idem).
ORGANIZACIÓN SOCIAL 145

Danzantes totonacos con


indumentaria de quetzales.
Como es de suponerse, es en este sistema donde la participación de los in- Filomeno Mata.
dígenas es más escasa, quedando siempre su desarrollo en manos de grupos
mestizos. En caso contrario, los indígenas ocupan los cargos correspondientes
a las juntas auxiliares o agencias municipales cuando ellos son la población ma-
yoritaria en esa zona.
Dentro del sistema religioso encontramos dos tipos de jerarquías, una estableci-
da oficialmente por la Iglesia para controlar las formas del culto, de acuerdo con sus
cánones. La otra se define por la participación directa de la comunidad para, ade-
más de ocuparse del mantenimiento de los templos y sus imágenes, implementar
y también mantener el tipo de culto religioso derivado de su propia interpretación
de los dogmas católicos.
En el primer tipo de jerarquía encontramos a la cabeza a los sacerdotes encar-
gados de las parroquias, así como de sus iglesias y capillas dependientes, las cuales
comúnmente coinciden con la jurisdicción municipal. Éstos se apoyan, para reali-
zar las diversas actividades religiosas, en seminaristas, monaguillos y catequistas.
El segundo tipo de cargos cubre desde las actividades más simples y rutinarias
como la limpieza de la iglesia hasta el mantenimiento de la misma y el cuidado de
sus imágenes, incluso en las procesiones.
Los encargados directos del mantenimiento de los templos y del cuidado de los
bienes son los fiscales o mayores, según el lugar. Tienen una participación activa
en la programación de las misas tomando en cuenta los días en los que se pre-
senta el sacerdote a cargo del lugar; en las fiestas patronales deben vigilar y con-
trolar el manejo adecuado de las imágenes, etc. Para ser fiscal es necesario cubrir
ciertas características determinadas por cada lugar. Por ejemplo, en el municipio
de Coxquihui, específicamente en la localidad de Sabanas de Xalostoc, se debe
146 ESTUDIOS BÁSICOS

ser una persona mayor, estar casado y haber sido mayordomo por lo menos en
cuatro ocasiones.
En las tareas de limpieza y otras actividades básicas los fiscales se apoyan
en los topiles o bastoneros. Este cargo es generalmente desempeñado por jó-
venes recién casados. Los topiles también tienen jerarquías de acuerdo con
sus funciones: “en Pápalo se nombra a un topil mayor, su adjunto y un tlaxcal-
campanero”.5 Dentro de la escala de los cargos cívico-religiosos, el de topil ocupa
el último peldaño.
El sistema ceremonial, por su parte, corresponde a la organización de la comu-
nidad para la celebración de las festividades patronales y de los demás santos de
la Iglesia.
Las figuras clave en este sistema son los mayordomos, quienes patrocinan
y organizan ambos tipos de fiestas religiosas. El cargo implica el cuidado, du-
rante un año, de la imagen del santo cuya fiesta haya patrocinado, es decir, que
su altar esté adornado regular-
mente con flores y velas en este
tiempo, y termina cuando se
turne esta responsabilidad al
siguiente mayordomo.
Estas celebraciones se realizan
acorde con las fechas marcadas
por el santoral oficial. Las ma-
yordomías más solicitadas son
las del santo patrono de la locali-
dad porque son las que dan más
prestigio.
En algunos municipios, para
asumir el cargo de mayordomo,
el o los aspirantes se postulan
ante la junta parroquial, la cual
decide según los méritos de
cada uno. Una vez decidido
quien tomará el cargo, la per-
Ofrenda de curación para
un enfermo, Ojital Cuayo, sona elegida escogerá a sus diputados y ayudantes; además recibirá el recuento
comunidad nahua del de los gastos y los fondos que hayan quedado de la mayordomía reciente. Desde
municipio de Ixhuatlán de
Madero. ese momento comienzan los preparativos formales de la siguiente mayordomía.
Éstos son los casos de las mayordomías de San Juan de Dios, en Pajapan, y la
de San Pedro, en Soteapan.
El aspirante a mayordomo también debe reunir ciertas características, como lo
vimos en los casos de los fiscales y los topiles; estar casado es fundamental en el
caso de las mayordomías de mayor importancia. Además debe mantener un cier-
to periodo de abstinencia sexual cuya duración es determinada por cada comuni-
dad. En el caso de la Sierra de Zongolica se ha registrado que “cualquier hombre
joven puede aspirar a la mayordomía de un puesto alto aun sin haber pasado por
los cargos de menor importancia”.6 Sin embargo no pueden acceder a estos cargos

5
Alain Ichon, La religión de los totonacos de la Sierra, 1973.
6
María Teresa Rodríguez, op. cit., p. 95.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 147

Procesión con ceras. Totonacos de Zozocolco de Hidalgo.


148 ESTUDIOS BÁSICOS

Boda totonaca. Filomeno Mata.

“DANZA DE LOS MECOS”


DE LA HUASTECA VERACUZANA
Nelly Ivete del Ángel Flores*
María Tlalli Castillo Montaño**

L a “danza de los mecos” es


fundamentalmente de carácter
agrícola, se realiza en San Francisco
Además portan coronas y collares
de flores, un bastón hecho con “guasi-
ma” o cedro, del que cuelgan animales
chile, maíz, dinero, “topos” (un cuarto de
litro de aguardiente). Todo esto servirá,
al finalizar el carnaval, para acompañar y
Chontla, en la región de la Huasteca, disecados o mazorcas. También em- preparar zacahuil y tamales, empleados
durante la Cuaresma y el Carnaval. plean cuernos para indicar por donde en un ritual de acción de gracias.
Se compone de 10 a 15 integrantes, avanza la danza y para anunciar el fi- Con este ritual agradecen a la tie-
acompañados de un tambor y violín. nal de cada son. rra sus dones, expresado en las cose-
Los danzantes cubren todo su cuer- Algunas investigaciones sugieren chas a lo largo del año o ciclo, y para
po con lodo amarillo o gris, dibujándo- que los danzantes representan a gue- asegurar bienaventuranza en las labo-
se (con carbón o colorantes extraídos rreros chichimecos, de ahí el nombre res agrícolas futuras. Danzan alrede-
de flores o frutos silvestres) lunares y de “mecos”; sin embargo, la comuni- dor de un árbol, consumen alimentos
rayas que semejan a tigres o leopardos, dad menciona que el nombre provie- y para anunciar el final del carnaval
así como figuras de animales y hombres ne del teneek o huasteco, que quiere y el inicio de la preparación para el
sobre el dorso; en la espalda llevan una decir “sucio o pintado”. siguiente, entierran sus ornamentos
especie de carrillera con municiones. Los “mecos” recorren el pueblo, dan- (coronas de flores y bastones).
* Investigadora independiente.
zando en cada casa; a cambio son recom-
** ciesas-Golfo pensados con gallinas, guajolotes, frijol,
ORGANIZACIÓN SOCIAL 149

quienes: “a) no comparten la cultura tradicional, b) no cuentan con un nivel de


ingresos medio, c) forman parte de núcleos familiares incompletos, d) no profesan
la religión católica”.7
Las mayordomías más importantes se desarrollan generalmente en tres días;
en ellos las actividades se distribuyen de la siguiente manera: el día anterior
a la fecha marcada por el santoral como el día del santo patrón de la comuni-
dad, los mayordomos acuden a la iglesia para entregar la cera, mientras que un
grupo de personas se encarga de la velación del santo durante toda la noche.
A partir de ese momento, el mayordomo es acompañado por un grupo de per-
sonas de la comunidad, además de la banda de música y, en ciertas ocasiones,
los danzantes.
Al día siguiente se celebra la misa mayor en conmemoración al santo. Además
el mayordomo ofrece la comida ritual consistente en mole, arroz, tortillas, café y
bebidas alcohólicas como cerveza y aguardiente a representantes de la autoridad
civil y religiosa; familiares y amigos; danzantes y músicos y todos los presentes. En
el último día de la celebración, el mayordomo distribuye los excedentes de comida
entre todos los que proporcionaron su ayuda y participaron en la organización.
Cabe mencionar que algunas personas ayudan de manera espontánea en la re-
colección de leña, así como, en el caso de las mujeres, en la presentación de ofren-

7
Idem.

Danzantes “mecos”. San Francisco, Chontla.


150 ESTUDIOS BÁSICOS

Nahua en espera durante el periodo electoral. Zongolica.


ORGANIZACIÓN SOCIAL 151

Mapa 12. Porcentaje de población con educación básica completa Región Huasteca.
152 ESTUDIOS BÁSICOS

das consistentes en arroz, frijol, café, azúcar, sal, etc. Asimis-


mo colaboran en la preparación de la comida y las tortillas, y
en la atención a los comensales.
La mayordomía en todas sus modalidades juega un papel
muy importante en el desarrollo económico de las comuni-
dades indígenas. Tal vez la forma en que se relacionan los
sistemas básicos de su estructura social (el civil, el religioso
y el ceremonial) se entienda mejor considerando el hecho
de que normalmente quienes alcanzan cargos importantes
al interior de su comunidad lo logran dentro de los tres sis-
temas. Es decir, la simple acumulación de riqueza por sí
sola adquiere sentido si se acompaña de la obtención de
cierto prestigio social a través de la forma ceremonial de dis-
tribución de la misma implícita en las mayordomías y otros
mecanismos quizá menos visibles. El mayordomo aparen-
ta perder parte de su riqueza al invertirla en la realización
de la fiesta, pero en realidad está intercambiándola por re-
conocimiento al compartirla sufragando los gastos de la
comunidad.
Tradición y modernidad. San
Dentro de esos otros mecanismos aludidos se puede
Francisco, Chontla. mencionar al compadrazgo, el cual se deriva del apadri-

PERFUMES DE VERACRUZ:
EL TABACO

Wilibaldo Marcial Molina*

E l tabaco (Nicotiana tabacum)


es una planta de la familia de las
solanáceas, que desde hace muchos
cado proceso que sólo personas espe-
cializadas pueden llevar a efecto.
Esto lo podemos observar en algu-
grandes de puros de la región. Existe
una gran demanda de sus ya famosos
y tradicionales puros hechos a mano,
años ha sido cultivada en grandes nas localidades del municipio de San que debido a su trascendente calidad
cantidades en diferentes municipios Andrés Tuxtla (Sihuapan, Mataca- se han exportado a países de Europa,
del estado de Veracruz: Platón Sán- pan, Calería, Comoapan, Caravaca, El principalmente a Holanda, Inglaterra
chez, Álamo, Papantla, Córdoba y Huidero, Salto de Eyipantla, Santa y Alemania.
San Andrés Tuxtla, entre otros. Rosa de Abata y La Laguna Encan- La producción del tabaco es la
Gracias a su producción muchas tada), que por su ubicación geográfica principal actividad comercial-arte-
familias campesinas han sido benefi- cuentan con las condiciones climáticas sanal que mantiene la dinámica de
ciadas económicamente, ya que para necesarias para su siembra y comercia- algunas localidades de este munici-
su siembra, curtimiento, despalille y lización. pio. Por tal motivo, se puede obser-
sobre todo para la elaboración de los En las localidades de Matacapan var tanto en los campos como en las
puros se requiere de un largo y deli- y Sihuapan, así como en la cabecera fábricas a hombres, mujeres y niños
municipal —San Andrés Tuxtla— se trabajar diariamente desde muy tem-
* Investigador independiente. encuentran instaladas las fábricas más pranas horas del día.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 153

Conviviendo con los muertos. Tatahuicapan.

Vendedores ambulantes en la plaza de Amatlán.


154 ESTUDIOS BÁSICOS

namiento que un miembro de la comunidad asume a petición de otro. Los


tipos de padrino se determinan acorde a los sacramentos católicos. Los hay
entonces de bautismo y confirmación, pasando por el matrimonio, hasta el
de sepultura. El padrino de matrimonio es considerado entre los totonacas
el de mayor importancia debido a la magnitud de los gastos que realiza y al
compromiso adquirido con los hijos de sus ahijados. Sergio Quesada Alda-
na proporciona, de hecho, una imagen un tanto economicista de los factores
determinantes de las relaciones de compadrazgo. Desde su perspectiva, el pa-
drino es de preferencia alguien con cierta solvencia económica o, en su defec-
to, una persona cuya situación laboral le permita cubrir los gastos. Quesada
incluso contabiliza los gastos del padrino para cada uno de los casos (bauti-
zo, confirmación, etc.) en San Jerónimo Amanalco, lugar de su investigación.
Obviamente el mayor gasto corresponde al matrimonio y concluye que el
compromiso moral implícito en el compadrazgo encubre el verdadero interés,
es decir, el económico.
A pesar de ello, tal forma de organización económica contrasta con las socie-
dades modernas, en las cuales la acumulación de riqueza individual no necesaria-
mente encuentra mecanismos de distribución al resto de la sociedad. Asimismo,
quien escala puestos de importancia en la esfera política se desarrolla sólo en ésta
de manera mucho más independiente, por la separación más marcada respecto de
los ámbitos de lo civil y lo religioso.

En ocasiones, son familias comple- Asimismo, a las mujeres se les da la producción que sale al mercado lleva
tas las que participan en la preparación tarea de llevar a cabo el despalille, que impregnado una dosis de feminidad.
del puro. Esto lo podemos constatar a consiste en quitar a la hoja del tabaco Cada una de estas personas dedica-
la hora de la comida, cuando toman sus de un cuarto a dos terceras partes de la das a “pureros” (as) gana en salario se-
alimentos fuera de la fábrica, y se logra vena central según la clase de tabaco o, gún el porcentaje de puros que hagan
distinguir grupos que se unen princi- en ocasiones, desprenderla toda. Sólo por día, siendo la media de 160 puros
palmente por los lazos de parentesco. cuentan con una herramienta, que es diarios. Existe una diversidad impor-
El papel de las mujeres en esta ac- un pedacito de navaja de afeitar o, en tante de puros así como de tamaños y
tividad es importante, ya que “la mano su defecto, las señoras que tienen más sabores; para su venta, los colocan en
femenina tiene la característica de ser experiencia utilizan las uñas de sus cajitas de madera, barnizadas y muy
muy cuidadosa y trabajar con delica- dedos. Entonces, en la elaboración del sofisticadas, las cuales contribuyen a
deza, imaginación y rapidez”, según lo puro las mujeres son importantes, ya conservar el aroma original y sabor de
expresan los administradores de las que un porcentaje significativo de la este arte veracruzano.
diferentes fábricas.
ORGANIZACIÓN SOCIAL 155

Fiesta patronal. Tehuipango.


Es aquí donde se observa cómo algunos miembros de la comunidad participan
directamente en los procesos colectivos de la misma, contribuyendo a la repro-
ducción y mantenimiento de las formas de organización social establecidas pero
también con la posibilidad de cambiarlas. En ambos sentidos es importante con-
siderar al matrimonio como el momento a partir del cual cada individuo puede
ampliar su participación en los procesos comunitarios, hasta entonces restringida
a la esfera de lo familiar.
En relación con el cambio en la organización social de las comunidades indí-
genas de Veracruz, recientemente las nuevas generaciones de estas comunidades
buscan alternativas de desarrollo distintas a las inmediatamente accesibles en su
contexto. Independientemente de sus derechos a heredar una parte de las tierras
de sus padres, emigran a las ciudades nacionales o extranjeras para encontrar em-
pleo, mejores condiciones e incluso estilos de vida diferentes a los de sus comuni-
dades. Con ello no se quiere afirmar que las formas tradicionales de herencia de
la tierra y de los derechos de residencia estén próximas a desaparecer, sino que se
encuentran en un proceso de replanteamiento extendido a todos los aspectos de
la realidad de estas comunidades.
Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Trébol
C A P Í T U L O 6

Entre el orden y el caos:


cosmovisión y tradición oral
Enrique Hugo García Valencia *

L
os indígenas de la costa del Golfo sufren constantemente
pruebas que atentan contra su existencia. Además de conquistas, gue-
rras, enfermedades, migración y deportaciones, tienen que convivir con
los elementos de la naturaleza adversos y benéficos al mismo tiempo. Las ma-
nifestaciones violentas de estos elementos son experimentadas por todos los
habitantes de esta región con mayor o menor intensidad: ciclones, lluvias to-
rrenciales, sequías, inundaciones, lo mismo que sus manifestaciones benéficas
en forma de lluvias a tiempo y suficientes, salud, abundancia de cosechas, caza y
pesca. En síntesis, un entorno natural a la vez precario y feraz. Los efectos vio-
lentos de la naturaleza traen el caos a la vida indígena en forma de hambrunas y
enfermedad, mientras que sus efectos benéficos propician el orden, la abundan-
cia y la salud.

El caos y el orden

Todo desorden encuentra explicación en alguna trasgresión humana a los lími-


tes impuestos por las divinidades, como lo demuestran algunos mitos. En uno de
ellos, registrado por Manuel Uribe,1 entre los zoque-popolucas de Sayula, en el
sur de Veracruz y narrado por don Panuncio, encontramos los elementos de or-
den y desorden, más una gran preocupación por la antropofagia de los seres del
monte, además del monte como un ser poblado por seres misteriosos y poderosos:

Una vez, un hombre salió de caza y vio un venado que intentó matar con su
escopeta, le disparó todos sus tiros pero no lo pudo matar. Agarró su machete y
lo quiso machetear, pero grande fue su sorpresa que el machete no le hacía nada,
tampoco lo pudo matar. De repente el venado salió corriendo y se agarró de la
cola llevándolo hasta la parte más alta de un cerro. Allí, el venado se cansó, él se
soltó pero no pudo bajar y sin saber qué hacer empezó a caminar, para su asom-
bro encontró una puerta en la entrada de una cueva. Armándose de valor entró.
Allí se percató que vivía una viejecita que, al verlo, sorprendida le preguntó: ¿Qué
haces muchacho, no ves que es muy peligroso que andes por aquí?
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.
1
Manuel Uribe Cruz, Luis Javier Morales Pastrana y Patricia Guiot Vázquez, “Reporte de campo”, 1999.

157
158 ESTUDIOS BÁSICOS

A lo cual le contestó: —pues me trajo un venado.


Al parecer, le cayó bien a la señora su sinceridad, porque le dijo: —Pues
pásale, te voy a dar de comer y después te voy a esconder detrás de esa puerta.
Allí vas a estar todo el día, y cuando lleguen los hombres a comer, no salgas,
ni hagas ruido.
Llegaron los hombres y vio el muchacho que comían bastante, mucho, como
cinco kilos de carne cada uno. Entonces uno de los hombres le dijo a la señora:
—Me llega un olor a humano.
A la viejecita no le quedó más remedio que decirles la verdad. Y ellos excla-
maron: —¡Cómo es posible!
Y dirigiéndose al escondite del muchacho, dijo la viejecita: —Ahora tú les vas
a platicar cómo llegaste, les vas a decir la verdad.
Él les contó todo y los hombres dijeron: —Bueno, como ya no te puedes ir,
vas a trabajar aquí con nosotros. Tu trabajo va a ser barrer y limpiar esos cuartos
y puedes agarrar todo lo que hay en ellos; menos lo que está en este cuarto, es
un espejo, no lo vayas a tocar. Lo que hay en este otro cuarto, tampoco lo vayas
a tocar, hay un capote y unas espadas; no los toques por favor.
El muchacho obedeció hasta que un día dijo: —Bueno y ¿por qué no los he
de tocar? ¿Cuál es el misterio?— Y tocó el espejo.
Inmediatamente se desató un huracán, un terrible huracán. Los hombres rayo
se dieron cuenta y dijeron quién sabe qué está haciendo este muchacho y fueron
a verlo. Al encontrarlo le dijeron: —¿qué hiciste?
A lo cual no tuvo más remedio que decirles: —toqué el espejo.
—Allá la gente se está muriendo, le replicaron los hombres trueno: —no
vuelvas a hacer eso, ¡no lo vuelvas a hacer!
Y no lo hizo durante un tiempo. Pero, otro día, al estar barriendo en el otro
cuarto, se volvió a preguntar: —Y en éste, ¿por qué me prohíben agarrar las espa-
das? Las tomó en sus manos y empezó a hacer movimientos y a chocarlas entre sí.
Alertados por el fuerte sonido que retumbaba en el cielo por el impacto de las
espadas llegaron los hombres truenos y le dijeron: —¿Qué pasó? Y ahora, ¿qué
estás haciendo? La tierra se llenó de lluvia y es un desastre, está difícil la situa-
ción. Al rato también llegaron los hombres rayo muy enojados y sentenciaron:
—Tienes que desalojar, te tienes que ir ya.
Y lo regresaron a su pueblo por desobediente, y todo lo que pasó se lo contó
a su familia y a sus amigos, que a su vez éstos se lo contaron a sus nietos y éstos
a los hijos de sus hijos.

El desorden resulta, pues, de una trasgresión que desata las fuerzas de la naturale-
za sin control. Éste mismo se restablece cuando el pacto entre humanos y divini-
dades se hace presente una vez más. Pero los seres sobrenaturales son múltiples y
muchos de ellos viven en el monte. Éste provee con frutos, caza, lugares clareados
para la milpa, materias primas para la construcción, medicinas y todo tipo de pro-
ductos útiles para el hombre, pero a la vez es un lugar sacro, misterioso y tenebroso,
habitado por guardianes (dueños) celosos de todos sus tesoros, quienes pueden, y
a menudo lo hacen, vengarse de los intrusos depredadores humanos que saquean
sus riquezas.
Los dueños del monte ceden sus bienes gustosamente a los hombres a cambio
de ritos propiciatorios, ofrendas y libaciones de productos que los satisfacen. Estos
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 159

Ceiba sagrada para los mixe-popolucas. Sayula.


160 ESTUDIOS BÁSICOS

GRÁFICA 14
O R D E N A M I E N TO D E AC T I V I D A D E S P R O D U C T I VA S
Y F I E S TA S E N R E L AC I Ó N C O N E L C I C L O C L I M ÁT I C O
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 161

GRÁFICA 14B

pactos y alianzas de intercambio entre dueños del monte y humanos suponen la


presencia omnipresente de la madre tierra, origen y fin de todo lo que vive. La labor
fecunda y fructífera de la tierra se manifiesta en la abundancia de especies vegetales
y animales que la pueblan, mientras sus fauces devoradoras y ávidas consumen todo
lo que perece, en el marco de un ciclo continuo de creación y decaimiento.
El fruto por excelencia de la tierra es el maíz, doblemente cedido a los humanos,
por medio de la milpa, un espacio clareado que los dueños del monte ceden a cam-
bio de su cultivo, y, a través de procedimientos domésticos, se transforma en la carne
misma de los hombres. Una vez que los hombres mueren, la madre tierra devora
sus cuerpos y, por ende, el maíz, transformado en su carne, y que la tierra produjera
originalmente, dando lugar a un ciclo continuo de creación y regeneración.
El monte, en el sur de Veracruz, está habitado por seres malignos que ace-
chan a los humanos para robarles el alma o producirles enfermedades. Entre
éstas están las sombras negras, tzenomas o malas tentaciones (nahuas de Tata-
huicapan) que salen en la noche a asustar a aquellos que se atreven a andar de
162 ESTUDIOS BÁSICOS

noche por el monte. También se les puede encontrar en las orillas del pueblo
en los lugares en donde no hay luz. La gente las puede ver en estas ocasiones,
o sentir sus arañazos por la espalda, con lo cual se asustan y, dependiendo del
susto, caerán o no enfermas.
Ahí viven los chilobos (nahuas de Pajapan) o chato (zoque-popolucas de Sote-
apan), seres peludos, de cabello rizado, con la parte superior de la cabeza hueca
y los pies al revés. Devoran los cerebros de los caminantes solitarios, los niños
perdidos, los cazadores y los adúlteros. Viven en cuevas y peñascos, se roban a
las mujeres para cohabitar con ellas, pero a los hombres los devoran.
En el monte también habitan los hombrecitos negros o chaneques malos (Paja-
pan y Soteapan principalmente, aunque los podemos encontrar también en Tata-
huicapan). Al parecer ellos son sirvientes del chaneque negro, y viven en el monte.
El tzitzimec, o el diablo, habita principalmente en el monte, aunque se le puede
encontrar en cualquier momento y en cualquier lugar, y es el causante de todas
las desgracias.
El chaneque, entre los nahuas de Pajapan y los zoque-popolucas de Soteapan,
es el señor del encanto, quien tiene poder para perder a la gente y robarle su alma.
Entre los nahuas de Tatahuicapan se conoce al chaneque como chaneco o chanec,
además de su nombre indígena, que es taltipac, el rey de la tierra, dueño del mon-
te, de los arroyos, los ojos de agua y manantiales, dueño y guardián de todos los
animales del monte, incluidas las aves, los reptiles y los peces.
El chaneco o rey de la tierra vive en el Cerro de San Martín, que es el Tlalogan
o Tlalocan. Otros chaneques menores viven en el monte y se les puede encontrar
en el suelo, en las zanjas, en los cerros, en las peñas, en las cuevas, en las canteras,
en los ojos de agua, manantiales, arroyos, ríos, saltos de agua, cascadas, bosques,
Inundaciones destruyeron el
ruinas antiguas y lugares en donde habitaron los antepasados. El chaneque tiene
pueblo. Casitas, Nautla.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 163

Mapa 13. Circuito de visitas al Santo Peregrino, patrón de Pajapan.


164 ESTUDIOS BÁSICOS

Familiares y amigos posan con el infante muerto. Norte de Veracruz.

PLEGARIAS PARA EL FRUTO... LA FLOR


(FRAGMENTO)

Roberto Williams García1

A l recién nacido lo someten,


de inmediato, al rito. El naci-
miento induce a la apropiación y a
padres divinos, los dueños de la gen-
te tepehua.
Creen, en Pisaflores, Veracruz, que
Kituslútulú— se le debe tener propicia;
al sol debe de agradecérsele la decisión
de haber otorgado una nueva vida por
la gratitud. la tierra “se mancha” al recibir los es- intermedio de Las Centinelas.
A través de ceremonias llenas de currimientos del parto y le enfada la Las Centinelas son las que llevan
plegarias y ofrendas, se ajusta al niño inhumación de la placenta, del cordón desde la morada celeste la gracia de
a un mundo regido por múltiples po- umbilical. Estas creencias no signifi- la concepción. Cargan, en sus espal-
deres sobrehumanos, a una naturale- can, en rigor, que la tierra sea reluctan- das, la criatura esbozada. Permanecen
za personificada donde las deidades te al parto, más bien queda realzado, atentas al desarrollo del parto y de las
—el sol, la tierra, etc.— tienen sus mediante ese sentimiento de indigna- subsiguientes ceremonias. Observan
respectivos progenitores. ción que se le atribuye, el respeto y la el entierro de la placenta y del cordón
El sol es la deidad suprema. In- veneración que se le tiene. Representa umbilical y transportan el hálito vital
trínsecamente, el sol —el dueño— una fuerza. El sol no es la única dei- de esas materias a la residencia original.
constituye una dualidad: comparte dad poderosa por el hecho de conceder Son el vínculo entre la tierra y el cielo.
su poder con sus progenitores: los la vida, pues la tierra puede enfermar Las Centinelas coadyuvan a que el
al individuo, hacer zozobrar su exis- niño reciba la luz cuando ingresa a ese
1
En Danzas y andanzas, 1997, p. 156. tencia. A la tierra —Mandasuma o mundo dominado por los rayos solares.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 165

cinco jefes subordinados en la región de Los Tuxtlas: en Soteapan se encuentra


reinando el tigre, en Mecayapan el águila, en Pajapan el gallo, en Hueyapan el
hombre negro y en Tatahuicapan la serpiente. Todos los animales se encuentran
a su servicio pero en especial las serpientes, que son sus perros, mismos que man-
dan castigar a aquellos que han trasgredido alguna norma social, como el adulte-
rio, o que han hecho mal uso de algo de su propiedad.
En toda la región se le tiene que pedir permiso al chaneque para cazar y pescar.
En ningún caso puede dejar el cazador algún animal herido. Todo animal objeto de
caza tiene que morir y consumirse, de lo contrario el chaneque manda a sus perros
(víboras), a vengarse, pues le cuesta mucho trabajo curar a los animales que dejan
heridos los cazadores. En el caso de los productos acuáticos también tienen que ser
para consumo de quien los pescó y su familia. No se pueden llevar estos productos
a la querida o a un amante porque el chaneque castiga severamente a los adúlteros.
Entre los totonacos de Veracruz, el monte, es decir, el espacio mas allá del pue-
blo, también se encuentra poblado por seres fantásticos, aunque sus imágenes no
sean tan ricas y definidas como en el sur de Veracruz.
Tenemos a tsinkun, en Xihuicruz, dueño de la naturaleza, protector de los cul-
tivos y de las enfermedades y dueño de la fertilidad. También el Señor del Santo
Entierro o Dueño de la Tierra.2 El Dueño del Agua (xmalana chuchut) reinterpre-

2
Mercedes Guadarrama, “Ritos y fiestas”, en Coxquihui, Chumatlán y Zozocalco de Hidalgo. Tres municipios, 1987, pp.
331-332.

Concepto similar al del pensamiento Las parteras, por su contacto con abuelitas, las Compañeras, las Par-
occidental: la mujer, se dice, da a luz. lo sobrenatural, resultan diviniza- teras. Son las Bañadoras, las Lava-
Reciben diversas denominaciones: das. También las parteras celestes doras, nombres estos últimos rela-
Patronas, Jueces, Amparadoras, Cu- se hallan presentes durante el parto cionados con los actos que realizan
randeras, Estrellas, Las Centinelas y las ceremonias relativas. Son las las parteras profanas.
son, en sí, la personificación de las es-
trellas. El hombre es sólo una criatu-
ra dentro del ámbito limitado por el
cielo y la tierra, un ser desamparado
en el espacio comprendido entre la
tierra y el cielo (el sol y las estrellas).
En este ámbito queda circunscrita la
acción del hombre.
Además de la personificación de
los elementos de la naturaleza se hu-
manizan algunos sitios de uso ritual.
Concretamente el baño de vapor o el
uso de temazcal.
Se dice que fue creado desde el
momento del esplendor inicial del sol.
El temazcal es fuego. El receptáculo
solar donde se purifica al recién naci-
do y se le proporciona la frescura que
requiere, bienestar que la partera so-
licita reverente cuando intercede por
su nietecito, cuando eleva sus plega-
rias por la fresca flor, el fruto interno. Indígenas nahuas. “Danza de los Viejos”, el personaje con máscara es el “Viejo” o el “Huehue”.
166 ESTUDIOS BÁSICOS

Personaje de Pilatos, en “Danza de los Santiagos”. Zozocolco de Hidalgo.


ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 167

tado en San Juan Bautista. El Dueño del Sol (xmalana chichini). El Dueño de la
Tierra (xmalana tiyat), Santo Entierro o Santo Tierra. El Dueño de los Animales
(xmalana takgalini), San Antonio Abad. A él también se le pide que no permita
que sus animales dañen las siembras.
El ‘Dueño del Monte’ (xmalana kihuickgolo) es el ‘dueño’ de los árboles y de
toda parte de tierra y monte no cultivado. Se cuenta que se lleva a los animales y
a los niños que se internan en el monte y que a veces los regresa, pero mudos o
enfermos. A veces, también se le oye por las noches que pasa tirando árboles, pero
al otro día no se ve ningún árbol tirado”.3
“El dueño del maíz y del viento (xmalana kuxi). También se le conoce como
jukila o ‘serpiente de gran tamaño’. Se dice que a quien mata una serpiente en su
milpa ya nunca se le dará el maíz y el ‘Dueño del Maíz y del Viento’ lo castiga
enviando viento para derribar las matas de maíz”.4
Los tajines de los mitos rara vez aparecen en las narraciones totonacas actuales, y
de alguna manera se adivinan los dueños del monte. Existen sí, seres sobrenaturales
que cumplen funciones similares a las de los chaneques en el sur. Por ejemplo, en Fi-
lomeno Mata, si un gallo sale al medio y lo ves te lleva muy adentro de una cascada
y no sales jamás.

3
Ibidem, p. 347.
4
Ibidem, p. 349.

LA ELABORACIÓN DE LOS CIRIOS


EN EL TOTONACAPAN

Elizabeth Peralta González*

E l calendario festivo en la
región del Totonacapan es vasto,
las principales fiestas se realizan en
cambian; la cantidad depende de la
importancia del santo y de las carac-
terísticas impuestas por la comuni-
se exhiben en la víspera y en el día del
santo en la casa del mayordomo, en las
calles y en la iglesia del pueblo.
el espacio comunitario y están dedi- dad. Los cirios pueden ser grandes Una de las ceras más elaboradas
cadas al santo patrón y demás santos o pequeños ricamente adornados. de la región es la de Zozocolco de
venerados por la comunidad. Cada Algunos lugares donde se práctica Hidalgo. Debido a ello los maestros
imagen religiosa es festejada por un esta tradición son Chumatlán, Cox- cereros son invitados a otros pueblos
mayordomo, el cual le ofrenda al san- quihui, Zozocolco de Hidalgo, Pa- como Papantla y Coyutla para reali-
to de su devoción cirios elaborados y pantla, Coyutla, Coahuitlán, Meca- zar la ofrenda al santo patrón de la lo-
arreglados por los “maestros cereros” tlán y Filomeno Mata, en Veracruz, calidad. En Zozocolco de Hidalgo los
y sus ayudantes. además de otros municipios en el cirios grandes se fabrican con la cera
Las velas se realizan con la misma estado de Puebla. nueva que compra el mayordomo, y
técnica en todas las comunidades Los cirios son conocidos en la re- los pequeños con la cera recibida de
pero los adornos y la forma de éstos gión como “la cera”, porque su com- su antecesor.
ponente básico es la cera de abeja. Son Antes de fabricar los cirios, los
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. la principal ofrenda dedicada al santo; cargueros solicitan al sacerdote de la
168 ESTUDIOS BÁSICOS

En Zozocolco de Hidalgo hay figuras fantásticas asociadas a la devastación del


mundo por el diluvio y la antropofagia que devino entre los sobrevivientes al con-
sumir pescado siendo que se trababa de seres humanos. Estos seres sobrenatura-
les también viven en cuevas, pero en todos los casos los peligros que acechan a los
humanos se exacerban cuando salen a cazar. Más aún, en ciertos relatos algunos
se salvan pero por curaciones que les administra su madre, mas no por propiciar
el perdón del dueño del bosque; algunas personas vagan perdidas por el bosque
sin noción del tiempo, encantadas por kihuickgolo.

El orden

A diferencia del monte, existen lugares en donde los indígenas se concen-


tran, rodeados por otros espacios de los que obtienen su sustento, o en donde
disponen de sus muertos. Todos ellos configuran un espacio simbólico ínti-
mamente asociado con la vida humana, su preservación y muerte, todo regi-
do por rituales que vigilan el desarrollo ordenado de los acontecimientos. El
pueblo se sitúa, en contraste y diferencia con el monte, a través de la parcela y
la milpa, y con el más allá mediante el cementerio. En el pueblo se encuentran
los lugares habitacionales, presididos por el santo patrón y una serie de santos
del panteón católico.

localidad que bendiga la cera, después –también en procesión– es entregada cuando se entrega al santo o al nuevo
el maestro cerero y sus ayudantes co- al sucesor en su casa el día de la cele- mayordomo, las personas opinan que
mienzan a derretirla y elaborar arte- bración del santo. El número de ceras el carguero no la entregó con gusto y
sanalmente con moldes de madera grandes que se fabrican oscila entre devoción; si los cirios se consumen
cada una de las piezas y adornos que cuatro y seis, mientras que el de las muy rápido significa que el mayordo-
llevan las velas, flores, palomas, cáliz, pequeñas entre 60 y 120, dependien- mo tiene alguna discrepancia familiar.
la hostia, algunas imágenes de los do de la jerarquía del santo. Lo anterior pone de manifiesto la im-
santos, entre otros. La ofrenda es tan importante en portancia de la ofrenda y la devoción
Los cirios grandes forman una la comunidad que existen creencias hacia el santo que se festeja.
gran rama adornada con flores de en torno a ella. Si la cera se desgaja
cera, listones de papel brillante y otros
adornos en el frente; una rueda de pa-
pel adornada con la estampa del santo
festejado y con los santos o vírgenes
más allegados a la imagen religiosa.
Por otra parte, los cirios pequeños
forman una sola vela con flores y una
rueda de papel adornada de la mis-
ma forma que el cirio grande. Otros
adornos usados en las ruedas y que
hacen ver a los cirios más solemnes y
vistosos son los realizados con cera de
abeja o las estampas compradas por
los mayordomos.
La cera es llevada en procesión de
la casa del mayordomo a la iglesia el
día de la víspera; posteriormente, Anciano adorna ceras con fines ceremoniales. Zozocolco de Hidalgo.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 169

Cirios ornamentados con motivo de la mayordomía de Semana Santa. Zozocolco de Hidalgo.


170 ESTUDIOS BÁSICOS

La milpa

La milpa es un lugar de naturaleza ambigua. Tomada del monte, comparte


con éste sus bondades y amenazas. De ahí proviene el sustento, pero tam-
bién es un sitio peligroso en donde los dueños del monte pueden ejercer su
influencia.
En Tatahuicapan anteriormente se protegía a la parcela de las fuerzas sobre-
naturales y de los malos espíritus o malos aires depositándole siete mazorcas en
cada esquina y siete en medio, un total de 35 mazorcas; además se decían ciertas
oraciones. Esta práctica se ha ido perdiendo paulatinamente; otra parecida aún
vigente entre los nahuas de Pajapan y entre los zoque-popolucas de Soteapan es
agradecerle a homshuk, el dios del maíz, o el maíz mismo, arando siete surcos el
primer día y sembrando siete semillas únicamente; durante la noche, en medio de
la parcela, el dueño dice algunas oraciones. Anteriormente se llevaban a los can-
tores a las parcelas para que oraran y en medio de la parcela se consumían siete
tamales hechos con el maíz que se iba a sembrar.
Los dueños de otras parcelas también realizan los rituales relacionados con
homshuk como sigue. En cada una de las esquinas de la parcela que se utilizará
para la siembra del maíz se colocan puños de azúcar y de sal para, posteriormente,
dirigirse al centro de la parcela. El propietario le pide permiso a la tierra para que
homshuk pueda fertilizarla, para que broten buenas mazorcas, dedicándole varias
oraciones, rezos y alabanzas. Luego, en el primer surco deposita una a una las
Milpa quemada por el frío.
Los nahuas atribuyen la semillas, hasta llegar a siete, concluyendo ahí la faena, rogando nuevamente para
pérdida de la cosecha a amo
kuali ehecatl (mal viento).
que sea una buena cosecha. Al día siguiente continua con la siembra, ahora sí sin
Achichipico, Tehuipango.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 171

En el carnaval, Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texcatepec, Veracruz.


172 ESTUDIOS BÁSICOS

“Danza de los San Migueles”. En el piso, con máscara negra, el diablo vencido. Filomeno Mata.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 173

“El muñeco” del barrio del


Tecolote está vestido como
mestizo en el marco de las
fiestas de carnaval.

realizar ninguna ceremonia, pues ya la tierra está lista para sembrar el maíz, pues
ya hay la aprobación tanto de ella como de homshuk.
La milpa entre los totonacos de Filomeno Mata “es un lugar sagrado, de ella nos
alimentamos, antes de comenzar a sembrar debemos realizar un rosario, levantar
una cruz, ofrendarla con comida de nuestra casa”. De esa manera “la milpa estará
bendecida y crecerá sin envidias”. Al concluir este trabajo solidario, el dueño de la
milpa ofrece comida y refino en su casa.
El acceso mismo al pueblo se encuentra cuidadosamente protegido. En Zozo-
colco de Hidalgo los límites de los pueblos se encuentran marcados por cruces.
Por ejemplo, hay una entre Tahuaxni Sur y Coxquihui, y otra entre Tahuaxni
Norte y Coxquihui. En Filomeno Mata las cruces corresponden más bien a las
entradas al pueblo.

Santos patronos

En todas las iglesias parroquiales de Veracruz existe un santo patrono del pueblo.
Su función es propiciar el orden cósmico y social: atemperar los efectos de ciclo-
nes y lluvias torrenciales o, en oposición, propiciar las lluvias, la fertilidad de la
tierra y la abundancia de la cosecha
El pueblo cuenta a menudo con un protector comunitario, dueño de algunos
elementos como el rayo y la lluvia. En otros lados hay un animal que acompaña al
santo que también es objeto de veneración, el cual recibe alimento y agua por sus
cuidadores devotos.
174 ESTUDIOS BÁSICOS

Preparativos para la fiesta con


motivo de la mayordomía
de la Virgen de Guadalupe.
Achichipico, Tehuipango.

Así, por ejemplo, entre los popolucas “San Miguel es el patrón de los rayos y
sus ayudantes son San Rafael y San Gabriel.” Pero a su vez, “los hombres rayo
defienden o destruyen el territorio de su pueblo”.5
“Juan del monte”, o “Juan”, en el Totonacapan, desata tempestades y ciclones en
general, aunque también puede ser el patrón particular de algún pueblo. Su con-
traparte, San Miguel, está asociado a los truenos y a los rayos, aunque también es
el santo patrón de varios pueblos.
Los santos de la iglesia no sólo replican las cualidades o virtudes de las deidades
indígenas sino que pueden, también, competir con ellas, especialmente en cuanto
al cuidado de los animales domésticos o control del espacio simbólico. Los santos
relacionados con el monte en Pajapan son: San Juan de Dios y San Antonio de
Papua, o San Antonio del Monte.
Ambos santos tenían mucho ganado que pastaban en las tierras de San Juan
Volador (Pajapan), cerca de los dominios del chaneque, ambos santos perdieron
la mayor parte de su ganado cuando éste, por un descuido, entró en las tierras
habitadas por el chaneque, quien de inmediato los encantó incorporándolos a su
ganado constituido principalmente por venados, jabalíes y otros animales. Por
esto se tiene la creencia de que cuando se le hace un favor al chaneque, éste puede
recompensarlo con alguna vaca o un toro semental, los cuales les proveerán du-
rante mucho tiempo de más ganado y de leche. En Soteapan son San Antonio de
Padua y el homshuk, dios del maíz.
En Chumatlán, un pueblo totonaco de la sierra de Papantla, se veneran los si-
guientes santos: Virgen María de Natividad, santa patrona, cuya fiesta se celebra
el 8 de septiembre; además de San José, San Antonio y sus animalitos, El Santí-
simo Sacramento, San Miguel Arcángel, Virgen de Concepción, Virgen de Gua-
dalupe, Dolores, Santo Entierro y Santa Cruz. Algunos de ellos se identifican con
deidades del monte o de los elementos, como ya hemos visto antes. La imagen del
Santo Entierro, un Cristo en una urna, representa a Cristo muerto; en lenguaje
común le llaman Santo Tierra.

5
Guido Munch, Etnología del Istmo veracruzano, 1994, pp. 170-171.
ENTRE EL ORDEN Y EL CAOS: COSMOVISIÓN Y TRADICIÓN ORAL 175

“El juguete roto”, Ayotuxtla,


comunidad otomí del
municipio de Texcatepec,
Veracruz.

El cementerio

El cementerio es el destino final de los que mueren y un sitio más bien peligroso.
Situado en las inmediaciones del pueblo, pero hacia las afueras, es ahora un lugar
expuesto a la furia de las almas de los difuntos. Éstos son lugares de desecho en
donde se pudre la carne, y el lugar preferido por los brujos porque ahí recolectan la
materia prima para realizar sus hechizos. Además de su dimensión material, tienen
una espiritual. Ahí viven las almas de los difuntos, las ánimas y los vientos y se han
convertido en el paso obligado de los difuntos para partir al otro mundo o para
regresar periódicamente a departir con los parientes vivos. El cementerio está ínti-
mamente asociado con la madre tierra y sus funciones de devoradora de cadáveres.
Así, pues, las narraciones míticas dan una explicación del desorden y el caos
producido por las fuerzas de la naturaleza, incitadas por las trasgresiones huma-
nas. En cambio los rituales, oraciones, libaciones y ofrendas permiten la existencia
de un mundo ordenado y predecible.

Inundación en las calles y


plaza del pueblo. Álamo.
Ensayos temáticos

Comerciante zapoteca, Minatitlán, Veracruz.


Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Arpa
C A P Í T U L O 7

La educación indígena
en Veracruz
María Teresa Rodríguez*

C
omo otras entidades federativas del país, Veracruz es un
espacio multicultural y plurilingüe. Las regiones interétnicas donde se asien-
tan nahuas, tepehuas, otomíes, popolucas, huastecos, totonacos, zapotecos,
chinantecos, zoques, mixtecos, mixes y mazatecos, entre otros grupos lingüísticos,
comparten con otras regiones de México y Latinoamérica una problemática común
derivada de su posición asimétrica en el seno de los Estados nacionales.
El castellano es la lengua oficial o “nacional” de estas últimas naciones mientras
que las lenguas vernáculas, herederas de una larga y rica tradición prehispánica,
han sido relegadas a una posición minoritaria. Para los hablantes de estas lenguas,
las posibilidades de participación en el seno de la nación son desiguales y asimé-
tricas con respecto a la población hispanohablante.
Las políticas educativas implementadas por el Estado mexicano en relación con
la población indígena han seguido diversas orientaciones a lo largo de su historia.
Durante la Colonia, los misioneros se dieron a la tarea de evangelizar a la pobla-
ción indígena aprendiendo las lenguas nativas y utilizándolas como vehículo de
enseñanza e instrucción religiosa. En la etapa colonial temprana la enseñanza del
idioma de los colonizadores no se asumió como indispensable, puesto que con la
instauración de las repúblicas de naturales se segregaba espacialmente a la pobla-
ción india. Esta situación fomentó la preservación de sus lenguas.
Más tarde, con la consumación de la Independencia, la élite en el poder se intere-
só en conseguir una “nación unificada”, en la cual los grupos indígenas y sus lenguas
no tuvieron cabida. En 1875 se estableció oficialmente el castellano como lengua
nacional de México, y en 1911 se reglamentó su enseñanza a las poblaciones indíge-
nas en las escuelas rurales. En 1936, durante el periodo cardenista, se estableció el
Departamento de Asuntos Indígenas, instancia que empezaría a promover la inves-
tigación lingüística y las primeras propuestas de aplicación de un método bilingüe
en la educación escolarizada a los niños indígenas. Con la creación del Instituto
Nacional Indigenista en 1948 se puso en marcha un proyecto de alfabetización
dirigido a la población indígena que proponía la instrucción en su lengua mediante
el empleo de promotores culturales bilingües provenientes de las propias comuni-
dades. No obstante, la complejidad de la realidad indígena y las limitaciones buro-
cráticas y operativas fueron obstáculos para el alcance de los resultados esperados.

* ciesas-Golfo.

179
180 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

A partir de las últimas décadas del siglo xx se implantó oficialmente la educación


bilingüe, mediante la creación de la Dirección General de Educación Indígena (dgei),
instancia federal que desde su fundación puso en marcha una serie de estrategias
encaminadas a atender a los distintos grupos lingüísticos del país. Aunque esta pro-
puesta ha sido ampliamente desarrollada y respaldada por destacados funcionarios y
docentes, defensores de la educación bilingüe bicultural, su aplicación en las regiones
indígenas ha enfrentado numerosos problemas y limitaciones. En esta propuesta es
primordial el uso de la lengua materna en la enseñanza y el favorecimiento del desa-
rrollo armónico e integral del niño indígena a partir de su realidad social y cultural.
Desde su creación, la dgei ha publicado diversos materiales de apoyo didáctico
para el desarrollo de la educación bilingüe-bicultural. Sin embargo, la aplicación
de estos materiales dentro de las aulas ha sido, en un gran número de casos, cir-
cunstancial y esporádica.
En la práctica, el modelo establecido para el desarrollo de la educación bilingüe
bicultural se ha enfrentado a problemáticas de distinta índole. Por ejemplo, es
frecuente que los profesores utilicen el castellano como lengua de instrucción, no
obstante que la base de la propuesta mencionada radica en la alfabetización en la
lengua materna. Esta tarea no resulta viable si los propios docentes no cuentan con
los elementos lingüísticos y técnico-pedagógicos para llevarla a cabo. En términos
generales se observan irregularidades y restricciones en los servicios educativos en
el medio indígena como resultado de la aplicación inadecuada de la metodología

JÓVENES MIGRANTES:
IDENTIDADES INDÍGENAS REFORMULADAS
Wilibaldo Marcial Molina*
Iván A. Romero Redondo**

L a migración es un fenómeno
de antaño y característico de las
comunidades indígenas de tradición
lica, son dos comunidades indígenas
del estado de Veracruz que llaman
la atención por sus altos índices de
respectivas características y particu-
laridades.
Sin embargo, la limitada capa-
mesoamericana; la migración juve- marginalidad, el agudo deterioro en cidad de su poder adquisitivo y las
nil en el inicio del siglo xxi puede la calidad de vida y la falta de opor- difíciles o nulas oportunidades de
percibirse como un fenómeno social tunidades para sus habitantes. Al- empleo en sus respectivas localida-
relativamente resignificado a la luz gunos hombres se emplean en sus des orientan a una parte muy nu-
de la actual fase del proceso de mun- comunidades como albañiles, peque- merosa de la población de jóvenes
dialización, cuyo impacto cimbra de ños comerciantes, artesanos o jorna- y adolescentes a migrar. Mediante
manera sui generis la cotidianidad del leros agrícolas; las mujeres, en tanto, sus redes de solidaridad, los jóvenes
espacio rural e indígena. se dedican a las labores domésticas, se desplazan a la ciudad de México,
Chumatlán, en el Totonacapan, y y en menor medida a la artesanía, a alguna de las 14 ciudades medias
Tehuipango, en la Sierra de Zongo- o a actuar como parteras o terapeu- localizadas en territorio veracruza-
tas tradicionales. Tanto en Chuma- no, a cualquier otra parte de la Re-
* Investigador independiente. tlán como en Tehuipango persiste la pública Mexicana o a Estados Uni-
** Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. economía de autoconsumo, con sus dos, en donde, no por casualidad,
LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 181

Niñas nahuas, las adversidades para las mujeres indígenas son aún mayores que para los varones. Achichipico, Tehuipango.

laboran familiares o amigos, que al lizan fiestas patronales. En estos días yeras de color negro con estampados
igual que ellos con antelación sa- los jóvenes adquieren una presencia relativos a la iconografía de la músi-
lieron de sus comunidades huyendo muy notoria dentro de la comunidad, ca de rock o de equipos deportivos.
de la pobreza extrema. pues gran parte del año están ausen- Uno de los rasgos más típicos en la
Los jóvenes migrantes son hom- tes; en su indumentaria las jóvenes nueva indumentaria son los panta-
bres y mujeres de 14 a 32 años de adoptan algunas de las características lones con amplio espacio en el tiro y
edad, pocos de ellos cursaron algún de las mujeres mestizas urbanas, así a lo largo, con doble espacio para el
grado de la secundaria y la mayoría como algunos patrones de la estética ancho de la pierna, conocidos popu-
no concluyó con los estudios de la es- occidental transmitidos por el enor- larmente como pantalones “cholos”, y
cuela primaria. Los jóvenes, al migrar, me aparato mediático (cine, radio, te- tenis deportivos o botas industriales.
con frecuencia se emplean en maqui- levisión, revistas, etc). El maquillaje, Destacan los tatuajes que comienzan
ladoras, fábricas, mercados, en activi- la indumentaria de manufactura in- a ser habituales en su estética corpo-
dades relacionadas con la industria de dustrial, los cabellos cortos y teñidos ral. Varios de estos jóvenes consumen
la construcción, o bien en el comer- son cada vez más frecuentes y la edad bebidas etílicas o incluso hacen uso
cio. Las mujeres en su mayoría se em- para contraer matrimonio se aleja de de enervantes.
plean como trabajadoras domésticas, la de la comunidad. En el año 2002 se registraron en
algunas más como empleadas de fá- Por su parte, los jóvenes destacan Chumatlán y en Tehuipango dos pe-
bricas o negocios, y otras, las menos, a primera vista por un cambio radical queñas bandas de jóvenes indígenas;
como sexo servidoras; ellas, al igual y rebelde en su apariencia física: sus los jóvenes totonacos del primer sitio
que ellos, envían gran parte de sus ga- cabellos son largos o cortos, algunos se hacían llamar “los tóxicos”, y los jó-
nancias a sus núcleos familiares. los tiñen de color amarillo, utilizando venes nahuas del segundo se autode-
Hombres y mujeres retornan a sus gel fijador para darle aspecto de púas nominaban “los cholos ley”. Tanto “los
respectivas localidades en los días más o espinas. En el rostro de algunos tóxicos” como “los cholos ley” suelen
importantes de los calendarios de sus destacan los aretes y, en muy pocos, socializar en espacios poco concurri-
comunidades: a Chumatlán del 7 al piercing de plata o alguna variedad dos o transitados utilizando su lengua
15 de septiembre, y a Tehuipango el de acero; como parte elemental de su indígena, o por el contrario, cuando la
25 de julio, fechas en las que se rea- indumentaria casi todos utilizan pla- intención es de exacerbar su identidad,
182 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

propuesta, de la deficiencia en el perfil profesional de los docentes para ponerla en


práctica y de las condiciones precarias de infraestructura. Asimismo, se carece de
materiales escritos en lenguas indígenas adecuados y suficientes que posibiliten la
práctica continua de la lecto-escritura bilingüe y la capacitación necesaria para la
aplicación de los materiales existentes.
Se ha demostrado que la utilización de la lengua materna como medio de ins-
trucción escolarizada no implica la pérdida de la capacidad de adquisición de una
segunda lengua, sino que, antes bien, la introducción de una segunda lengua me-
diante la lengua materna asegura a los niños el dominio de ambas. En un texto
editado por la dgei, Lineamientos generales para la educación intercultural bilingüe
para las niñas y los niños indígenas, se expone la propuesta oficial más reciente para
la educación en las regiones indígenas de México: “persigue avanzar en el proceso
de discusión y consenso respecto a la factibilidad y pertinencia de una educación
intercultural bilingüe”.1
En esta propuesta se concibe a la educación bilingüe como aquella que favo-
rece la adquisición, fortalecimiento, desarrollo y consolidación tanto de la lengua
indígena como del español.2 Se establece que se promoverá el uso y la enseñanza
de la lengua indígena y del español en las distintas fases del proceso educativo, es
1
dgei, Lineamientos generales para la educación indígena intercultural bilingüe para los niños y las niñas indígenas,
1999, p. 6.
2
Ibidem, p. 12

lo hacen en las calles de sus pueblos. bos casos, los jóvenes “tóxicos” y “cho- en muchos de ellos, todos regresan a
Ambos casos nos ofrecen la posibi- los” insinúan con su presencia y poder sus comunidades, porque es allí donde
lidad de reflexionar sobre la novedosa (económico) una serie de transforma- confirman su identidad como indíge-
aparición de una identidad que no era ciones en la tradicional estructura so- nas y manifiestan su novedosa ads-
característica dentro del espacio co- cial de sus comunidades; sin embargo, cripción como jóvenes “cholos”.
munitario y societal indígena. En am- a pesar de que el cambio es evidente

Jóvenes migrantes nahuas. Tehuipango.


LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 183

Mapa 14. Población con educación básica completa en relación con el acceso a la educación.
184 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Familia. En la comunidad
de Horconcitos. Norte de
Veracruz.

decir, ambas lenguas deben ser medio de comunicación y objeto de estudio. Con
este enfoque “intercultural” se persigue el desarrollo amplio y sólido de las lenguas
indígenas sin menoscabo del aprendizaje del castellano.
No obstante, se asume que la diversidad de situaciones sociolingüísticas del
país es de gran complejidad, puesto que implica la existencia de localidades indí-
genas donde se hablan más de dos lenguas, así como distintos grados de domi-
nio de una y otra lengua. Existen sectores de población monolingües en lengua
indígena, bilingües cuya lengua dominante es el castellano, bilingües cuya lengua
dominante es la lengua indígena, así como monolingües en castellano. De ahí que
se considere indispensable adecuar las estrategias educativas a las diversas situa-
ciones sociolingüísticas, en un contexto de trato equitativo a las lenguas y culturas
de los educandos.

“Identidad”, Ayotuxtla,
comunidad otomí del
municipio de Texcatepec,
Veracruz.
LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 185

Mapa 15. Acceso a la educación superior e índice de desigualdad de género en la Huasteca.


186 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Niño nahua. Tehuipango.


LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 187

En Lineamientos generales para la educación se avanza —al menos teóricamen-


te— en el reconocimiento a la diversidad de situaciones sociolingüísticas. Se pro-
pone conseguir que las experiencias de aprendizaje privilegien el uso y la ense-
ñanza en la lengua materna —sea ésta una lengua indígena o el castellano— para
tener después el acceso a la otra lengua como segunda. De este modo se pretende
que la educación en el medio indígena favorezca el bilingüismo en los niños indí-
genas sin el perjuicio de las lenguas vernáculas, al mismo tiempo que se alcanza
el aprendizaje de la lengua indígena en aquellos infantes en quienes prevalece el
dominio del castellano.
Este enfoque intercultural se plantea como alternativa a los modelos de ho-
mogeneización prevalecientes en la educación escolarizada a lo largo de la his-
toria de nuestro país como nación independiente. Como se ha mencionado, en
la práctica la educación escolarizada a los niños indígenas ha representado una
de las vías en la transición hacia el dominio del castellano. En el mejor de los
casos, el docente ha utilizado la lengua indígena como un vehículo de comuni-
cación indispensable para conseguir la alfabetización en castellano de los niños
indígenas.
Hoy día se plantea la promoción del uso y del aprendizaje de ambas lenguas,
de manera que los niños indígenas cuenten con las destrezas y habilidades que
les permitan su desempeño oral y escrito tanto en lengua indígena como en cas-
tellano. Se espera formar de este modo individuos capaces de desenvolverse al

LEVANTAMIENTO Y BAUTISMO
EN EL TOTONACAPAN

Erik Alí Castillo Cerecedo*

C uando nace un nuevo miembro


dentro del núcleo familiar, en al-
gunas comunidades que conforman la
mantener reposo después del parto
durante seis días, por lo que, diaria-
mente, familiares y vecinos llevan a
sirve un plato con cuatro piezas de
pollo, tortilla, café y piezas de pan, las
cuales al terminar el rezo se reparten
región del Totonacapan se realizan va- su casa tortillas de maíz. Muchas son entre todos los presentes. Se sirve
rias actividades rituales; en algunas oca- consumidas, pero las sobrantes son primero el café, la madrina comparte
siones, la partera reúne varias plantas hilvanadas y colocadas en las puertas el alimento con su esposo en el mis-
medicinales, entre ellas hojas de acuyo de la casa. mo plato (como símbolo de unión).
que utiliza en el baño de temazcal, con A los ocho días se realiza el “levan- Después de la comida se viste al bebé
el propósito de “purificar” o limpiar de tamiento” del recién nacido. Corres- con ropa blanca otorgada por los pa-
“cosas malas” a la madre y al hijo (a). ponde a los padres buscar a los padri- drinos; la música de los huapangue-
La tarea de la partera antes y des- nos de este rito; una vez aceptado este ros comienza posteriormente.
pués del nacimiento es cuidar a la compromiso ellos llevarán ese día tres Xalaksuk, que en totonaco signifi-
madre y a su vástago. A la primera ceras, refrescos y refino para dar de ca el o los que bailan, es un son ar-
se le brindan muchos cuidados, debe beber a los presentes. monizado por una jarana, un violín y
En el altar de la casa se ofrenda una quinta; se compone de 12 sones
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. la primera comida; por lo regular, se y es bailado por los padrinos y los
188 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Familia zoque-popoluca en el solar de su casa. Soteapan.

invitados en forma de ronda. Al con- cargo público, médicos de la clínica, todos los presentes para celebrar este
cluir este son, la partera —acompaña- enfermeras, etcétera. rito católico.
da por los padres y los padrinos— La preparación de la ceremonia La comida de la celebración se sir-
recuesta al bebé dirigiéndolo hacia comienza meses antes tanto en tér- ve en grandes cantidades, barbacoa de
los cuatro puntos cardinales. Es así minos espirituales como económi- borrego o mole; existe mucha activi-
como concluye el primer rito, el rito cos. Los padres y padrinos acuden a dad en la casa del recién bautizado.
del levantamiento. pláticas católicas, en las cuales se les Las bebidas alcohólicas son servidas
El rito del bautismo en las comu- orienta y recuerda el compromiso por una persona encargada; preva-
nidades de esta región implica una que tendrán al momento de bautizar. lecen las actividades designadas, por
relación de compadrazgo, de igual Económicamente, los padres gastan ejemplo, las mujeres hacen tortillas
manera representa el segundo ritual grandes cantidades de dinero para a mano o lavan trastes, mientras que
en la vida de un nuevo miembro en comprar puercos, guajolotes, refino, un señor reparte el refino, que pre-
la comunidad. maíz y refrescos. viamente usó para hacer una cruz y
Después del levantamiento del El día del bautizo asisten los pa- “mojar la tierra”.
recién nacido y a partir de los tres drinos, invitados y familiares a la pa- Los padrinos son atendidos con
meses, los padres bautizan a sus hi- rroquia; la madre del niño lleva en un mucha amabilidad, pasan primero a
jos. Para ello buscan padrinos que pequeño recipiente hojas de acuyo, la mesa junto con sus compadres y se
cuidarán y velarán el crecimiento de con las cuales el sacerdote lava la ca- les sirve más de una pieza de guajo-
su ahijado. Aceptar el padrinazgo beza y cuerpo del niño, como símbo- lote; en algunas comunidades la ca-
es un compromiso muy serio que lo de purificación e integración de un beza del guajolote se le sirve a ellos
se adquiere en esta comunidad. nuevo cristiano en la comunidad. Al como símbolo de prestigio. Los hua-
Los padres buscan como padrinos terminar, se viste de blanco al niño pangueros, pagados por los padrinos,
a aquellas personas que gozan de bautizado con la ropa regalada por los amenizan la celebración.
un amplio prestigio en la comuni- padrinos y se entrega la vela de bau- Cumplir tres años de vida en la
dad, económica y socialmente, por tizo, la cual se apaga ante los padres, comunidad representa una celebra-
ejemplo maestros, comerciantes y padrinos y el recién bautizado. Al ción y agradecimiento ante Dios y es
algunas personas que tienen algún concluir el bautizo se invita a comer a tan importante como el bautizo. En
LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 189

interior de su comunidad, pero con los medios para acceder a la cultura y sociedad
nacional sin estigmas ni desventajas.
No obstante, en la práctica son muchos los obstáculos a los que se enfrenta
la aplicación de este modelo teórico-metodológico. Además de la complejidad
sociolingüística ya mencionada, la tarea educativa debe materializarse mediante
la elaboración y el diseño de instrumentos y estrategias de organización y pla-
neación que creen un espacio educativo diferente. Para ello resulta fundamental
explotar las posibilidades de enseñanza de los maestros indígenas, puesto que
son quienes en definitiva se enfrentan a la tarea de educar a los niños indígenas
en el aula.
Los docentes carecen de los recursos indispensables para llevar a cabo su la-
bor de manera idónea, y —en términos generales— de la capacitación adecuada
para poner en práctica las innovaciones pedagógicas y las propuestas curriculares
emanadas de las instituciones educativas oficiales. Su labor es encomiable a pesar
de los inconvenientes, considerando las difíciles condiciones cotidianas. Por otra
parte, el papel de los maestros bilingües ha sido fundamental como gestores en la
solución de las carencias y problemas de sus comunidades, como actores políticos
dentro del movimiento indio nacional y como impulsores de la creación literaria
en lenguas indígenas.
Por otra parte, según el inegi, en 1995 existían en Veracruz 590 823 personas
de cinco años y más que hablan una lengua indígena. En este estado, la dgei

ocasiones se busca a otros padrinos, de agradecer y recibir bendiciones del liares y miembros de la comunidad,
pero se sugiere que sean los mismos. sacerdote. crean lazos de compadrazgo, solidari-
El día que cumple tres años de edad, Estos tres ritos de las comunidades dad; y de cierta forma contribuyen a
el niño o la niña asiste a la iglesia, en indígenas del Totonacapan vinculan reafirmar el prestigio de algunos indi-
la cual se realiza una misa con el fin y estrechan las relaciones entre fami- viduos que viven en ella.

Curandera preparando menjurje.


190 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Niño nahua y helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz. Zongolica.
LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 191

Niño totonaco. Filomeno Mata.


192 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

atiende a niños indígenas de 12 grupos lingüísticos: nahua, totonaco, popolu-


ca, teenek o huasteco, ñañu u otomí, tepehua, chinanteco, mazateco, zapoteco,
mixe, mixteco y zoque. Su propósito es atender la educación inicial, preescolar
y primaria a niños de hasta 14 años de edad. La atención educativa abarca 920
localidades de 91 municipios del estado.
Dentro del Programa de Educación Inicial se atiende a 860 niños menores
de cuatro años de edad. En el nivel de educación preescolar se da atención a
29 493 niños mediante el trabajo de 1 722 profesores ubicados en 1 129 es-
cuelas. En las escuelas primarias bilingües, en el periodo escolar 2000-2001,
se matricularon 77 276 alumnos a cargo de 3 416 docentes en 920 escuelas.
Los datos de la dgei señalan que 74.48% de los alumnos inscritos en la pri-
maria indígena para el ciclo 2000-2001 concluyeron sus estudios en este nivel.

Joven totonaca. Filomeno


Mata.
LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 193

Niños danzantes. Filomeno


Mata.

No obstante que las cifras parecen indicar que los servicios educativos se ex-
tienden a la mayor parte de las localidades con población indígena, la misma
dependencia señala algunos aspectos de la problemática a la que se enfrenta:
a) bajo aprovechamiento y rendimiento escolar de los niños que cursan la edu-
cación básica; b) maestros bilingües con insuficiente formación profesional; c)
manifiesto o encubierto racismo hacia la población indígena, y d) escaso apoyo
a la operación de los servicios.
Aunque los retos de la educación intercultural son enormes, la creciente con-
ciencia en torno a la necesidad del fomento y preservación de las lenguas indígenas
promete ser un aliciente para un mejor desarrollo de la educación intercultural en
las regiones interétnicas de México.

Niños nahuas. Pajapan.


Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Tabaco
C A P Í T U L O 8

La tierra
José Luis Blanco Rosas*

L
a territorialidad y la tenencia de la tierra de los nahuas,
otomíes, tepehuas, huastecos, totonacos, zoque y mixe-popolucas en el
estado de Veracruz han experimentado cambios serios en los últimos qui-
nientos años, desde la época prehispánica hasta nuestros días. Los territorios in-
dígenas se han replegado a las zonas menos favorecidas y la tenencia comunal se
ha convertido en parcelas de propiedad privada.
El repliegue de los territorios indios locales ha sido un proceso provocado, pri-
mero, por los grupos de poder caciquil indígena del altiplano, después por la Co-
rona española y su sistema de alianzas locales, los líderes nacionales, la resistencia
y propuestas de las mismas comunidades indígenas.
La privatización ha sido un proceso más corto, pero ha llevado más de 200
años, desde la propuesta del obispo Manuel Abad y Queipo en 1796 —bajo la
administración de los Borbones—, hasta la aplicación del Programa de Certifica-
ción de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (Procede), durante la
administración de Carlos Salinas (1988-1994).

Conquista, indios y tierra en Veracruz

Durante la invasión española encabezada por Hernán Cortés, el extenso territorio


de lo que hoy es el estado de Veracruz comprendía la parte noreste de Mesoamé-
rica. Desde la cuenca del río Pánuco (al norte) hasta el Coatzacoalcos (en el sur)
se encontraba una diversidad de pueblos con señoríos que tributaban a la entidad
política integrada por la Triple Alianza (Tenochtitlan, Tacuba y Texcoco), y otros
más que eran independientes.
Sin embargo, todos los pueblos mesoamericanos definieron su vida econó-
mica, social y cultural mediante su territorialidad explotada bajo diferentes
formas, algunas muy sofisticadas como en la zona metropolitana de Cempoa-
la, comparada por los españoles con Sevilla, la ciudad más grande de España
en el siglo xvi. Los pueblos del altiplano obligaron a pagar tributos a la mayor
parte de los pueblos de la costa, pero éstos mantuvieron la tenencia y posesión
de sus tierras. El concepto de propiedad sólo era entendible en relación con los

* Facultad de Sociología del Sistema de Estudios Abiertos de la Universidad Veracruzana.

195
196 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mujer carga elotes y forraje.


Mixtla de Altamirano.

Ampliación de las tierras de


cultivo en detrimento de la
selva y las especies nativas.
Soteapan.

dioses; el hombre no podía ser dueño del aire, del agua, de la tierra, ni del
monte.1
Los pueblos indios poseían un territorio con múltiples ecosistemas y con un lito-
ral de 700 kilómetros a lo largo del Golfo de México. Los asentamientos comunita-
rios, pueblos y aldeas indígenas se localizaban desde la costa hasta las faldas del Pico
de Orizaba; su desarrollo estaba indisolublemente ligado a la diversidad de paisajes
y recursos naturales característicos, de la costa y la montaña, y que en su momento
estimularon intercambios comerciales dentro y fuera de estas regiones. La fronte-
ra noreste de Mesoamérica era la Huasteca, con los pueblos de Pánuco, Ozula-
ma, Tempoal, Tantoyuca, Hueyacocotlan, Chicontepec, entre los más importantes;
comprendía las cuencas del Pánuco y Tamesí, de la costa a la montaña, incluyendo
la laguna de Tamiahua. Hablantes de huasteco, otomí, tepehua y náhuatl defen-
dían aguerridamente su territorio frente a los chichimecas y los nahuas del centro.

1
Luisa Paré y J. Sánchez (coords.), El ropaje de la tierra: naturaleza y cultura en cinco zonas rurales, 1996.
LA TIERRA 197

GRÁFICA 15
V E R AC RU Z E S U N O D E L O S E S TA D O S M Á S R I C O S E N C UA N TO
A S U D I V E R S I D A D B I O L Ó G I C A ( T E R C E R L U G A R A N I V E L N AC I O N A L )
198 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mapa 16. Gobierno de partidos políticos en municipios indígenas del Totonacapan.


LA TIERRA 199

Las actuales regiones Centro Norte, Central y parte del Sotavento constituían
la amplia región donde vivían los totonacos, y comprendían las cuencas del Cazo-
nes, Nautla, Huitzilapan, Jamapan hasta el Papaloapan. Destacan las poblaciones
de Zozocolco, Xicochimalco, Xallapan y Chumatlán. En el Papaloapan, Guaz-
paltepec, Otatitlán, Cosamaloapan y Tlacotalpan.
En la región de las Altas Montañas (800-3 000 metros sobre el nivel del mar en
las laderas del Citlaltépec o Pico de Orizaba), destacaban centros poblacionales
como Cuauhtochco (Huatusco), Cuexcomatepec (Coxcomatepec), Ahahuializa-
pan (Orizaba), Acoltzinco, Maltlapan, Poxcauhtlan (Tequila), Quecholtenanco,
Cachultenango (Tomatlán), entre otros, alimentados por diversos ríos, y que ha-
bían sido nahuatizados por las constantes inmigraciones del centro, desde finales
del periodo Clásico.
En la región Istmo de Tehuantepec destacaba el señorío de Coatzacoalcos y
varios pueblos como Acayucan, Tenantitlan (Chinameca), Cosoleacaque, Me-
cayapa, Minzapa, Olutla, Oteapan, Sayultepec, Soconusco, Xaltipa, Ixhuatlán y
Chapopotla, donde vivía población de origen zoque.
Todas las regiones tenían diferentes grados de integración económica y política2
y en su mayor parte estaban sometidas por la expansión de nahuas a partir del si-
glo xiv, que habían establecido varios cuarteles, centros de tributación y almacenes.
2
Eric Wolf, “Explaining Mesoamerica (1)”, en Social Anthropology. The Journal of the European Association of Social An-
thropologists, 1997.

LA CURACIÓN
DEL POTRERO

Rubén Leyton Ovando1

P arte de los suelos del sur


de Veracruz que se han desti-
nado a la ganadería y que utilizan-
tienen la costumbre de “curar los po-
treros”. Entonces recurren a los cu-
lebreros, a quienes se les plantea el
presentación de su cuerpo e indu-
mentaria, antes de la curación.
El día asignado, antes de entrar al
do grandes áreas de pastos tienen la caso y se fija una fecha para realizar, terreno e iniciar la ceremonia, el cule-
particularidad de que durante marzo el trabajo, debe ser martes o viernes, brero y su ayudante tienen que “pedir
y abril se presenta reproducción e in- porque “es más efectiva la curación”. permiso a la tierra y protección a los
vasión de culebras, las que el gana- Entre los afromestizos de los Lla- santos San Jorge y San Juan Bautista”,
dero detecta por las frecuentes bajas nos los preparativos del “remedio” in- hincándose, persignándose y orando
que sufre el ganado y la zozobra que cluyen una flauta de carrizo, un vaso en voz baja. Al terminar rocían al voleo
crea entre los trabajadores. Aunque de cristal, agua bendita, un “puño” de parte de las hierbas recolectadas, de tal
se ha intentado su exterminio, la todas las hierbas recolectadas durante manera que penetren en el potrero.
tarea resulta difícil y problemática; la Cuaresma, una vela, siete pedazos Una vez que entran, caminan
ante tal situación algunos ganaderos de copal blanco y cuatro pequeños en línea recta con dirección al este,
frascos de cristal, que llevarán consi- regando frente a ellos agua bendita
1
En Los culebreros. Medicina tradicional viva, go en un morral. El canon ritual los y recitando la oración de “San Jor-
2001, p. 105. obliga a ayunar e ir impecables en la ge bendito”. Al concluir, se detiene
200 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Durante la conquista española, la


territorialidad de los grupos indígenas
había dejado de girar en torno a los
intereses de la Triple Alianza y comen-
zó a definirse a partir de la llegada de
los españoles; la territorialidad meso-
americana transformó su administra-
ción y dominio por medio de formas
de producción de carácter occidental.
No obstante, esta transformación gra-
dual permitió a los pueblos indios po-
seer un amplio territorio en propiedad
colectiva y, bajo usufructo particular,
Reunión de trabajo entre el derecho a una parcela que les permi-
campesinos nahuas y el
senador (luego candidato tía, en principio, vivir y pagar los impuestos en especie; más tarde, se pagaría
a gobernador) Gerardo en metálico.
Buganza. Zongolica.
Después del arribo de los españoles a tierras totonacas, los invasores constru-
yeron un gobierno nuevo dentro de la territorialidad mesoamericana, mediante
la instauración del Ayuntamiento de la Villa de la Vera Cruz, en 1519, pero en
un principio, éste no tenía propiedad territorial. Fue hasta después de la derrota
de Tenochtitlan que la Corona española podía recompensar con mercedes es-

el culebrero y saca de su morral la aparición del animal, continúa cami- za y se coloca en un vaso que contiene
flauta con la cual logra una serie de nando y nuevamente repite la oración agua bendita. En seguida el ayudan-
sonidos muy agudos para “llamar a de San Jorge; este procedimiento de te lleva consigo el vaso con la cabeza
la víbora” que está causando daño; rezar y silbar se repite cuantas veces de la culebra y se reúne con el cule-
si no aparece continúa su camino re- sea necesario, lo que provoca que se brero, quien se dirige al centro del po-
gando agua bendita y reza la oración acerquen otras víboras a las que el cu- trero. Aquí prepara un hoyo de unos
a San Juan Bautista: lebrero les pide se retiren, lo que logra 20 × 20 cm, prende la vela y la coloca
moviéndolas con una varita. Al “sen- con dirección al este, toma el vaso y
Gloriosísimo San Juan Bautista: tir la presencia deseada”, ésta tiende lo coloca al centro del hoyo, le echa
precursor de mi señor Jesucristo, a dar vueltas alrededor del culebrero tres pedazos de incienso, y sobre el
Lucero Hermoso del Mejor Sol, y su ayudante, hasta quedar frente a vaso hace la señal de la cruz, después
Trompeta del cielo, Voz del Ver- ellos enroscándose, y como respuesta reza un padre nuestro, un avemaría,
bo Eterno, pues sois el Mayor de empieza a sacar la lengua. y continúa con la oración de San Jor-
los Santos y Alférez del Rey de la Una vez que la víbora está quieta ge. Acto seguido, se encamina hacia
Gloria, más Hijo de la Gracia que se dice que “está domada”. Aquí el cu- el punto de colindancia en dirección
de la naturaleza, y por todas las lebrero le pregunta “el por qué de su este, se hinca y hace un pequeño hoyo
razones Príncipe Poderosísimo en ira con el ganado”, la agarra y la sos- en el cual coloca uno de los frasquitos
el cielo; alcanzadme el favor que os tiene sin que toque el suelo; y una vez de cristal; le pone agua bendita y le
pido, si fuere conveniente para mi que la suelta y cae al suelo, ésta ya no echa un incienso, lo tapa con papel y
salvación; y si no, una perfecta re- se mueve. lo cubre con tierra. Después camina
signación, con abundante Gracia, Como el culebrero no debe cau- con dirección norte de la colindancia
que haciéndome amigo de Dios sarle daño a la víbora, porque “pierde y coloca otro frasquito con incienso;
me asegure las felicidades eternas el don de la curación”, se retira unos prosigue con dirección sur y coloca
de la Gloria. Amén. 20 metros del lugar donde quedó la un tercer frasco, para luego dirigirse
culebra, y dándole la espalda espera a al poniente y colocar el cuarto.
Al terminar, vuelve a hacer sonar la que el ayudante o el dueño del predio A los dos frasquitos restantes, a los
flauta, y si aún no hay respuesta en la sea quien la mate. Se le corta la cabe- que llama “refuerzos”, únicamente les
LA TIERRA 201

peciales a sus súbditos, lo que dio, lugar


a los primeros ranchos y las haciendas
españolas a través de la encomienda.
Esta fue la primera recompensa otorga-
da a los hombres que habían colaborado
en la guerra de invasión mesoamericana
llevada a cabo bajo las órdenes de Her-
nán Cortés.
Formalmente, la encomienda no im-
plicó derechos de propiedad, pero en
la práctica garantizó la explotación de
la fuerza de trabajo indígena y sus pro-
ductos. Éste es el caso de la provincia de
Coatzacoalcos, que había sido un seño- Multitud con efigies de santos
con motivo de las posadas. Al
río autónomo con algunos pueblos y caseríos a los que se les obligó a tributar a su fondo, leyenda que anuncia el
encomendero. En Xoteapan, en la provincia de Coatzacoalcos, Graco de Herrera, baile. Coxquihui.

por comisión de la Audiencia Real, en 1554, determina que:

obligo al pueblo a pagar a su encomendero, Joan Martín de Valencia lo siguiente:


primeramente cuatro tablas de manteles, como suelen darlos. Iten, cinco gallinas
de la tierra. Iten, un cántaro de miel. Iten, cada año ochenta hanegas de maíz.

pone agua bendita y los coloca en línea mentada con cerveza o licor. En opi- tica. Todo se le ofrece al Encanto: “ése
norte–sur, de manera que éstos que- nión del culebrero, “la que se retira es el dueño de allí”.
den entre el hoyo donde se encuentra muy lejos sobrevive, la que quedó, no Entre los indígenas de la Sierra de
el vaso con la cabeza de culebra y cada podrá andar bien y estará expuesta a Santa Marta “la preparación del po-
una de las direcciones señaladas. que la maten”. La acción de la cura- trero”, como la llama el culebrero Isi-
De vuelta al centro del potrero y ción está en función de cómo “se va dro Bautista Castillo, se realiza de la
frente al hoyo que contiene el vaso, consumiendo el agua bendita” y por siguiente manera:
se arrodilla y reza un padre nuestro, regla general al siguiente año se re-
tapa el vaso, lo cubre con tierra y re- pite la ceremonia. Para entonces es Cuando yo hago la preparación
cita: “la misma que estaba haciendo frecuente que el ganadero informe de un potrero o terreno, se realiza
el mal sirve de guardia”. Con esto se al curandero el número de culebras mediante unas velaciones; estas ve-
concluye la curación. que mataron, ofrezca otra comida laciones se llevan a cabo ya dentro
Según Nicolás Romero Tadeo, Ra- de agradecimiento y traiga aparejado del terreno y al mismo tiempo tam-
món Hipólito, su maestro, acostumbra- un nuevo cliente. bién se pueden realizar en la casa
ba enviar a sus ayudantes o aprendices Para la cura de potrero, don Erasto del interesado o a quien está reci-
rodeando el terreno, depositando y Mayo ofrece un almuerzo consistente biendo el ataque sobre el perjuicio
quemando pequeños bultos de palma en 14 tortillas, siete blanquillos, pan y de las mordeduras de las serpientes
cada 100 metros. Además de la palma, siete velas. Todo lo sahúma, y prepara en los días martes, jueves o viernes.
los bultos contenían incienso y hierbas un hoyo donde lo coloca. Previamen- Yo trato de buscar siete elementos
recolectadas durante la Cuaresma. te agrega aguardiente y un preparado quienes refuerzan para realizar el
Cuando agotaban la dotación de bul- con agua bendita, guaco, éter, amonia- trabajo de las velaciones, primero
tos regresaban, y en un punto deter- co, agua florida, agua de la reina y San consigo el agua vendita, la mostaza,
minado se concentraban todas las cu- Vicente, todo esto lo coloca en un lu- siete hachones (velas gruesas blan-
lebras presentes en el potrero, incluso gar cercano a un árbol, junto con una cas), ocho ceras del Viernes Santo,
la serpiente que provocaba el daño. estampa de la devoción del dueño del medio kilo de copal, siete cabezas
Una vez curado el potrero, su terreno. En seguida reza la oración de de ajo y tres litros de aguardiente
dueño ofrece una comida comple- la víbora y otra llamada Corona Mís- para hacer la preparación, y todo se
202 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Iten, cada año dos hanegas y media de frisoles, y que esto que es dicho den y no
otra cosa alguna, no la saquen del pueblo, sino que lo den en él.3

En algunos casos, cuando no había encomendero y las tierras pertenecían a la


Corona, encontramos que parte de esos impuestos iban a las arcas del propio
gobierno de la república de indios local, para gastarlo en las necesidades locales,
especialmente en pueblos que desde muy temprano comenzaron a monetarizarse
por su inserción al mercado, como en el caso de los totonacos vainilleros, donde
el impuesto se empezó a cobrar en pesos oro y plata y no simplemente en cacao y
otros productos.4
Según la tasación realizada por el presidente y oidor de la Audiencia Real del
22 de agosto de 1566 a Zozocolco Tonatico, pueblo que actualmente pertenece al
Totonacapan veracruzano, debía entregar:

Tres cargas de mantas y tres piernas; así como ciento veinticinco pesos, cua-
tro tomines de oro común por los tercios del año, puesto en la cabecera
de dicho pueblo, de lo cual haya y lleve su majestad la dicha ropa, y la mitad de
los dichos pesos de oro y la otra mitad quede y sea para la comunidad de dicho

3
agn, El libro de las Tasaciones de los pueblos de la Nueva España, 1952, p. 570.
4
José Luis Blanco, “Territorio y política”, en Margarita Urías (coords.), Coxquihui, Chumatlán y Zozocolo de Hidalgo: tres
municipios totonacos del estado de Veracruz, 1987.

divide en tantos: una para el centro


del terreno y para las cuatro esqui-
nas, se escarba el suelo en forma de
una cruz un día antes o el mismo
día que se entierra la preparación.

El día de la velación el domicilio del


dueño del terreno, se prepara un al-
tar y se sahúma; se colocan las siete
velas prendidas (una al centro de la
mesa, cuatro en cada una de las es-
quinas y muy cerca del centro las dos
restantes); en seguida se coloca toda
la preparación y se disponen a sahu-
mar y rezar, iniciando con un padre
nuestro, un salve, un credo y la ora-
ción de San Jorge: “Oh Señor San
Jorge bendito, retira estos animales
perjuiciosos, recógelos todos, los más
chico, las más grande, Señor Rey de
la tierra les recomiendo para que los
lleves a encantar en los cerros o en las
cuevas, donde ninguno no centra o lo
llevasen al ejido”.

“Diablito” tiznado, con motivo de la fiesta del


chicomexochitl. Colatlán, Ixhuatlán de Madero.
LA TIERRA 203

Residencia nahua. Jáltipan.

Estas oraciones se repiten siete ve- Taaltikpa´ uecuej nej niuaalaj nan al centro del terreno “para tapar
ces cada una en el transcurso de las nimits Kauiliika´ iuan ni mits toki- la cruz”.
once y dos y media de la mañana, y liiko´ amo xoochi´ Kuaui´ iga xika- Al término del ritual en el potrero,
para cumplir con el precepto, se vela jteeua ini tok niin ineuiuij no peelo- el dueño ofrece al culebrero y demás
toda la noche. Al día siguiente se lleva mej xikajkajaana nigaj xi kuiigaaj partícipes una comida que acompa-
la preparación al terreno donde se va auejkaaj kanij ayagajo´ akalakiij, ñan con cerveza y aguardiente; con
a enterrar, y en ese momento todos se taaltikpa, ilamajtsin nej aniuaalaj esto “queda establecido un precepto
van en ayunas. mi mits ijliiko´j iga ma mi kalakiij de siete días” que al cumplirse, se debe
En el terreno caminan hacia la iua manikiisa´ akensaan iga nikala- regresar al terreno para sahumar en
excavación del centro, donde el cule- aj [Tierra, chaneque viejo, yo vine “los lugares” —cruces— donde se
brero vierte el agua bendita y después a sembrarle su flor con su tallo; te dejó la preparación de la cruz: “dos en
aguardiente; en el centro de la cruz vine a dejarles para que lo dejes a la cabeza” y las otras dos en los “pies
se coloca una vela encendida y cuatro este hermano todos tus perros; de la cruz”; se repite la rociada con
más son prendidas y colocadas fuera recógelos aquí y llévelos muy lejos, agua bendita y se empieza a preparar
de la traza de la cruz, dos en la “ca- a donde ninguno ya no entra. Tie- un “tamalito” con una hoja de plátano,
beza” y las otras dos en los “pies” de rra, chaneque viejita, déjelo en paz velas y un puño de mostaza en cinco
la cruz; se repite la rociada con agua a este hermano y para que entre él tantos. El dueño del terreno, en for-
bendita y se inicia la preparación del aquí sin ver las serpientes y tam- ma personal, reparte el sobrante de la
“tamalito” en un hoja de plátano: bién para que salga yo igual que comida y del vino. En el caso de que
como entré otra vez]. no se tome, el ritual obliga a regarlo
Agarro solamente así por puñi- en la tierra. Al terminar se retiran a
tos la mostaza, la cera del Viernes A continuación se trasladan a una de sus casas.
Santo. Se pone en cruz a los ojos y las “esquinas del terreno”, al llegar a la Tomás Hernández Fidencio, origi-
el copal y se coloca a un lado de la excavación en forma de cruz repite el nario de Benito Juárez nos informa:
vela encendida, y se dice a los cha- “rito”, sin hacer la oración y “tapa” la
neques que es el ofrecimiento; que cruz; esta acción se repite en las tres Para sahumar los terrenos, se jun-
lo guarde; al hacer esto se reza: cruces restantes. Después se encami- tan hojas de chancarro, palma ben-
204 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

pueblo... se saque lo que hubiera de gastar y distribuir en cosas convenientes y


necesarias a su República [...]5

En muchos lugares, a medida que la población huía a territorios apartados o moría


por las nuevas enfermedades transatlánticas (plagas y pestes), los encomenderos
monopolizaron tierras para potreros y sembradíos comerciales como la caña y el
tabaco. Sobre todo en las áreas que fueron el corazón del tránsito entre Veracruz
y México, por sus dos caminos: el de Xalapa y el de Orizaba. Así, la afectación
territorial estuvo en relación a los intereses de los españoles dispuestos a sentarse
en el territorio que hoy es Veracruz central y otros puntos comunicados, donde la
propiedad de españoles se hizo una realidad predominante.
Pero más de 80% de la territorialidad de lo que es hoy Veracruz continuó en
propiedad, tenencia y posesión de indígenas nahuas, otomíes, tepehuas, huaste-
cos, totonacos, zoques y mixe-popolucas como tierras comunales de la república
de indios, sujetas a una alcaldía mayor, al final del periodo colonial.
A los pueblos de indios, normalmente reconocidos como “repúblicas de indios”,
les fue otorgado un título de la Corona o del virrey donde les reconocieron sus
tierras, con una amplia territorialidad. Muchos de estos títulos del siglo xvii al
xviii dieron sustento a las restituciones de tierras en el siglo xx.

5
agn, op. cit., 1952.

dita (una cruz), hojas de pepetoca, nahuas y popolucas: La “cura de los potreros” manifiesta
y se prepara una comida consisten- El chaneque es el jefe de las ser- entre el sector afromestizo e indígena
te en tamales, pan, vino de consa- pientes que cuidan el orden en un marcado sincretismo; sin embar-
grar o aguardiente; todo se prepara la sociedad. Las serpientes son go, para el segundo es ambivalente,
en cinco partes para enterrarlos en los perros que cuidan los intere- ya que el elemento “serpiente” amplía
las cuatro esquinas y el centro del ses del chane. Simbólicamente, el más su contexto al relacionarse con la
terreno, sahumando y rezando en agua es una serpiente que origi- figura del chaneque (dueño de la tie-
nahua durante toda la operación na la muerte y resurrección de la rra), mientras que para los afromes-
y finaliza colocando una vela a un naturaleza. La serpiente al igual tizos la serpiente se toma como tal y
lado del entierro en el centro. que la tierra se transforma perió- es un ente plenamente identificado y
dicamente. Así como el agua es se le relaciona con el elemento tierra.
Nuestro informante reconoce ha- una fuerza creadora que permite En ambos casos la ceremonia entra en
ber memorizando el rezo en lengua la existencia de la sociedad, la ser- los cánones rituales del que trata con
nahua, sin poder, a la fecha, explicar piente la regenera eliminando a la culebra.
su contenido; el registro que logra- los malos elementos.
mos resultó muy acelerado, y nos fue
imposible hacer su traducción; sin
embargo, menciona que su padre le
decía: “están hablándole al aire, la tie-
rra, la serpiente y al chaneque, al que
consideraba rey de la tierra”.
Generalmente dentro del contexto
social indígena el chaneque o encanto
es el dueño de las víboras. Al respec-
to, Guido Munch1 registra entre los

1
Guido Munch Galindo, 1983, p. 179.
LA TIERRA 205

Jarochas y zapotecas en el paseo de la Virgen de la Candelaria por el río Coatzacoalcos, Minatitlán, Veracruz.

Detalle del pueblo y su entorno. Pajapan.


206 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Derribando un árbol. Soteapan.


LA TIERRA 207

Mapa 17. Pueblos y congregaciones zapotecas y chinantecas segregadas del municipio de Santiago Sochiapa.
208 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Años después, los gobiernos de la independencia reconocieron en un primer


momento esa propiedad comunal de sus exrepúblicas de indígenas, convertidas
en municipios. Aunque las tendencias liberales llevaron a los primeros gobiernos
con enfoque liberales a proponer leyes que llevaran a la privatización de las tie-
rras comunales.
Desde 1862, el gobierno estatal ordenó la división y privatización de las tie-
rras, pero las comunidades indígenas resistieron con fuerza y heroísmo la domi-
nación física de su espacio durante la mayor parte del siglo xix, manteniéndolo
e incluso ampliándolo a través de la compra o la posesión mientras el proyecto
liberal fracasaba.6
Es hasta el triunfo del liberalismo en 1857 y su legislación, cuando las co-
munidades campesinas indígenas totonacas, entre otras, iniciaron su verdadero
repliegue ante el avance de los recién aparecidos rancheros y empresarios, que
introdujeron novedosos procesos productivos mediante el régimen hacendario
promovidos desde el palacio nacional y los gobiernos de los estados.
El incipiente estado de Veracruz fue uno de los que con más éxito promovió
este tipo de desarrollo, a través de las compañías deslindadoras, ante las cuales
las comunidades indígenas tenían que presentar sus documentos coloniales y
actualizarlos. Así, muchas comunidades no pudieron cumplir con todos los re-

6
Michael Ducey, “Viven sin ley ni rey: rebeliones coloniales en Papantla”, en Victoria Chenaut (coord.), Procesos rurales
e historia regional, 1996.

PERFUMES DE VERACRUZ:
LA VAINILLA

Erik Alí Castillo Cerecedo*

P ara los indígenas totonacos


y mestizos de la región de Pa-
pantla, xanath o flor de la vainilla ha
En la percepción totonaca, la fecun-
dación de la flor de la vainilla es análo-
ga o similar a la concepción humana.
en mujer y a ella le escriben versos,
canciones, y también se transforma
en óleo y escultura. La etnofilia se
sido un referente cultural e identita- Este proceso consiste en trasladar ma- advierte también en las personas que
rio. La producción ha contribuido a nualmente el polen del órgano mascu- llevan el nombre de esta orquídea,
la configuración de una identidad y lino al femenino. Se tiene la creencia pues se sienten orgullosas de pertene-
de un reconocimiento regional. Si de que en esta laboriosa tarea la pri- cer a una cultura de aroma y sabor.
bien es cierto que su producción y mera polinización dentro del vainillal Actualmente es difícil hablar de
sobre todo su exportación casi cul- la deberá realizar una mujer virgen, cultivo extensivo y de un mercado
minó en la década de los sesenta del símbolo entre los totonacos de pureza sólido de exportación como lo fue en
siglo xx, aún permanece como un y buen augurio para su cosecha. Esta su “época de oro” (mediados del siglo
símbolo de expresión identitario: operación se realiza casi después de xix a mediados del xx), sin embargo
“Papantla, la ciudad que perfuma al tres años de plantada, momento en el mucho de la historia regional totona-
mundo” y en el ya tradicional “Festi- cual comienza su vida productiva y se ca supone una región vainillera aso-
val Xanath”. prolonga hasta el sexto. ciada a una identidad cultural, una
Xanath cobra vida en la cotidia- región en la cual xanath todavía es un
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. nidad de los totonacos, se convierte símbolo identitario.
LA TIERRA 209

Hombre toca una flauta.


210 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

quisitos y perdieron sus territorios o les reconocieron menos tierra que la que
alegaban poseer.
En la década de 1870, el gobierno porfirista en Veracruz ordenó deslindar las
antiguas repúblicas de indios, convirtiéndolas en condueñazgos, para las que fi-
nalmente lograron comprobar con sus títulos coloniales y hacerlos válidos. Esto
sucedió con muchas comunidades de Papantla como Coxquihui, Chumatlán y
Zozocolco, que desaparecieron legalmente y a la postre fueron fraccionadas en
Códice Coacoatzintla
parcelas individuales a partir de 1984. Aunque después siete familias acapararon
(reproducción).
LA TIERRA 211

Detalle de arreglo floral para una tumba en el cementerio. Mecatlán.


212 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

en la región el equivalente a 50% del territorio de esos pueblos, lo que significó el


despojo de lotes y parcelas a las comunidades totonacas, por ejemplo.
A otros pueblos indios ni siquiera les reconocieron sus antiguos territorios. Tal
es el caso de los popolucas de Soteapan, cuyas tierras pasaron a manos del suegro
del presidente Porfirio Díaz, Manuel Romero Rubio, bajo la complacencia del
gobernador Teodoro A. Dehesa.
Así, las tierras de esas antiguas “repúblicas de indios” se convirtieron, bajo el
triunfo de los liberales, en propiedad privada, que fue acaparada en unas cuan-
tas manos de criollos, extranjeros y mestizos. Muchos indígenas, como los toto-
nacos y los popolucas, no entendían lo que era “la privatización de la tierra” pero
se opusieron porque les parecía monstruoso comerciar con su principal medio
de sustento. Los resultados de la política porfirista y la oligarquía de Veracruz
llevaron a la concentración de la tierra en 536 haciendas que poseían 2 676 967
hectáreas.
Más tarde, compañías británicas y estadounidenses iniciaron los trabajos de ex-
plotación petrolera comprando, arrendando y apoderándose de grandes extensio-
nes de tierra. Inversionistas de Estados Unidos realizaron grandes inversiones en
ingenios que empezaron a competir con los de Morelos. En el campo se agregaron
nuevos empresarios agrícolas para la explotación del café, tabaco, vainilla, frutas
tropicales y maderas preciosas. Finalmente la tierra privilegiada descrita por los
viejos cronistas españoles, dejó de ser indígena.

Zapotecos utilizan el río tanto para pescar como para divertirse, Playa Vicente, Veracruz.
LA TIERRA 213

En espera de que comience la fiesta de Mayordomía, Minatitlán, Veracruz.


Rana. Motivo textil tzotzil, San Andrés Larráinzar
Caracol
C A P Í T U L O 9

Diversidad religiosa en las


regiones indígenas de Veracruz
Felipe R. Vázquez Palacios*

D
entro de las ciencias sociales existe un creciente interés
por el fenómeno de la diversidad religiosa debido a la vertiginosa apa-
rición de agrupaciones no católicas, principalmente en las regiones in-
dígenas del estado y entre los sectores pobres de la población citadina. En Ve-
racruz, al igual que en otros estados de la República Mexicana, la diversidad
religiosa estuvo ligada inicialmente al trabajo de misioneros extranjeros en las
regiones indígenas, vinculados con el Instituto Lingüístico de Verano (ilv) desde
1939.1 Los misioneros trabajaban generalmente por temporadas de más de un
año, retornando con frecuencia a sus centros de operación, donde coordinaban la
actividad misionera y preparaban a sus cuadros locales, los cuales propiciarían la
conversión en sus propias comunidades.2 También elaboraban cartillas y material
didáctico para castellanizar a los grupos indígenas, en coordinación con las insti-
tuciones educativas y de indigenismo que existían en el estado. Pese a que en 1980
se terminó el convenio con el gobierno federal, algunos misioneros continuaron
su trabajo, ya no representando al ilv, sino directamente bajo el cobijo de sus
propias organizaciones religiosas locales.3 A continuación expongo un caso típico
que nos muestra la forma en que operaron estos misioneros en las comunidades
indígenas de Veracruz.
En noviembre de 1944, Howard William Law llegó a Mecayapan, como em-
pleado del ilv. Su tarea era conocer el idioma de los pueblos nahuas y traducir
la Biblia a la lengua vernácula. Publicó un diccionario del náhuatl hablado en ese
municipio. También hizo algunas traducciones de pasajes del Nuevo Testamento
y realizó trabajo evangélico con los pobladores. “El Gringo” —como le llamaban—
llegó primero a vivir en casa de don Víctor Cruz, agricultor y ganadero del lugar.
Pasado un tiempo, Law alquiló un terreno, donde construyó su propia vivienda y
* ciesas-Golfo.
1
El ilv trabajó en Chiapas, Veracruz, Puebla, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Tlaxcala, Michoacán, Nayarit, Durango,
Sonora y Chihuahua, entre otros estados. Veracruz ocupó el sexto lugar en el número de misioneros lingüistas que arribaron
al estado. Véase José C. Agüero Rodríguez, El ilv y el protestantismo en las regiones indígenas del norte y centro de Veracruz.
1990, p. 4.
2
A fines de los años sesenta el Centro Cultural Prototonaco en Zihuatehutla, Puebla, fue uno de los centros de operación
de mucha actividad, fundado por H. Aschman. Junto al centro había un hospital regional totonaco. El centro forjó a casi
150 pastores totonacos, quienes se convirtieron en los portavoces del mensaje misionero en las sierras totonacas. Otro centro
fue el impulsado por David Tuggy en el municipio de Rafael Delgado.
3
Además de la labor castellanizadora, los misioneros del ilv han traducido la Biblia, especialmente los evangelios del
Nuevo Testamento. Para ello, estudiaron la lengua local aplicando los principios básicos de la fonética y la gramática, y poste-
riormente evangelizaron a los indígenas en su propia lengua. Véase Guido Münch Galindo, Etnología del Istmo veracruzano,
1983, p. 274.

215
216 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

GRÁFICA 16
M U N I C I P I O S C O N M Á S D E 1 0 % D E P O B L AC I Ó N C O N L E N G UA I N D Í G E N A
R E S P E C TO D E S U E T N I A Y R E L I G I Ó N
POBLACIÓN
TOTAL BÍBLICAS OTRAS
MAYOR DE POBLACIÓN EVAN- NO EVANGÉ- RELIGIONES SIN NO ESPECI-
CINCO AÑOS INDÍGENA CATÓLICOS GÉLICOS LICAS Y JUDAICOS RELIGIÓN FICADO
  % % % % % % %
Totonaco
Cazones 20 973 14 70 14 1 0 14 1
Coatzintla 34 786 11 76 13 3 0 8 0
Coahuitlan 5 880 54 73 22 0 0 4 1
Coxquihui 12 578 71 89 5 2 0 3 1
Coyutla 18 651 70 65 26 1 0 7 1
Chumatlán 2 972 97 84 9 1 0 5 1
Espinal 21 182 43 83 8 3 0 5 1
Filomeno Mata 8 849 99 65 29 1 0 4 1
Mecatlán 8 778 98 59 28 1 0 9 3
Papantla 152 057 25 81 9 2 0 6 1
Zozocolco 10 965 82 89 4 2 0 4 1
Huasteco
Chontla 13 174 26 94 3 0 0 2 0
Tantoyuca 82 422 55 94 3 1 0 1 1
Popoluca
Hueyapan de
34 902 22 70 10 2 0 17 1
Ocampo
Sayula de Alemán 24 598 17 59 20 1 0 18 1
Soteapan 23 143 86 63 10 0 0 25 1
Zapoteco y mazateco
Playa Vicente 43438 36 80 10 2 0 6 1
Otomí
Texcatepec 7 675 77 94 4 0 0 1 0
Náhuatl y otomí
Ixhuatlán de Madero 43 101 76 77 11 0 0 10 1
Zontecomatlán 10 475 82 90 6 1 1 2 1
Tepehua y otomí
Tlachichilco 9 519 57 80 11 1 1 6 1
Zapoteco y chinanteco
Uxpanapa 20 132 39 71 20 1 0 7 1
Náhuatl y popoluca
Tatahuicapan 10 518 74 25 27 1 0 45 1
Tezonapa 44 498 21 87 6 2 0 3 1
Otomí y totonaco
Castillo de Teayo 17 420 10 69 15 1 0 15 1
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 217

GRÁFICA 17
M U N I C I P I O S C O N M Á S D E 1 0 % D E P O B L AC I Ó N C O N L E N G UA I N D Í G E N A
R E S P E C TO D E S U E T N I A Y R E L I G I Ó N
POBLACIÓN
TOTAL BÍBLICAS OTRAS
MAYOR DE POBLACIÓN EVAN- NO EVANGÉ- RELIGIONES SIN NO ESPECI-
CINCO AÑOS INDÍGENA CATÓLICOS GÉLICOS LICAS Y JUDAICOS RELIGIÓN FICADO
% % % % % % %
Náhuatl
Acultzingo 15 340 23 94 3 1 0 1 1
Astacinga 4 514 98 65 30 0 0 3 1
Atlahuilco 6 848 98 89 3 5 0 2 0
Benito Juárez 14 004 90 93 3 0 0 3 1
Camerino Z. Mendoza 35 140 15 88 7 3 0 1 1
Citlaltepetl 9 660 20 98 0 0 0 1 1
Chalma 11 581 45 90 6 1 0 2 1
Chiconamel 5 838 69 88 7 0 0 4 0
Chicontepec 52 448 76 90 5 1 0 3 1
Coetzala 1 589 36 99 0 0 0 0 0
Llamatalán 11 005 89 81 9 2 2 5 2
Ixcatepec 11 243 60 95 3 0 0 1 0
Ixhuatlancillo 10 357 47 90 6 3 0 1 0
Los Reyes 3 494 97 93 2 3 0 1 1
Magdalena 1 988 94 76 13 9 0 2 0
Mecayapán 13 046 80 24 14 2 3 55 2
Mixtla de Altamirano 7 012 99 90 4 3 0 2 1
Pajapan 12 239 70 64 19 1 0 16 1
Platon Sánchez 15 332 37 93 4 1 0 1 1
Rafael Delgado 12 772 64 90 4 4 0 1 1
San Andrés Tenejapan 1 882 93 98 1 0 0 0 1
Soledad Atzompa 14 054 98 83 4 9 0 3 1
Tamalín 10 185 10 81 8 3 1 6 1
Tehuipango 14 141 100 95 4 0 0 1 1
Tepetzintla 12 051 20 91 5 1 0 2 1
Tequila 10 114 91 83 11 2 0 2 3
Texhuacan 3 973 80 97 0 1 0 1 1
Tlaquilpan 5 348 98 93 3 1 0 3 1
Tlilapan 3 409 47 91 5 1 0 0 3
Xoxocotla 3 744 27 96 2 0 0 1 1
Zaragoza 7 610 52 73 17 1 0 8 1
Zongolica 34 415 79 90 6 2 0 1 1
218 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Procesión de la mayordomía
del primer San Miguel.
Zozocolco de Hidalgo. se dedicó a hacer amistad con algunos lugareños. Por las tardes ponía a funcionar
fuera de su choza un tocadiscos de baterías (todavía no había luz en el pueblo),
con lo que llamaba la atención y curiosidad de los que pasaban, acercándolos a él.
La comunicación con los indígenas fue difícil al principio, pero la habilidad con
la que aprendió el náhuatl le ayudó muy pronto a conversar con ellos. Su red de
relaciones creció y de entre la gente que lo visitaba escogió a los que le servirían
como informantes para su conocimiento de la lengua y como líderes para llevar a
cabo el trabajo evangelístico.
Para los habitantes eran extrañas las actividades del forastero, tanto que co-
rrió el rumor de que “el Gringo” había traído un santo negro al que le rezaba;
la curiosidad atrajo a los indígenas y éste aprovechó la ocasión para mostrarles
“un libro negro” que no era otra cosa que la Biblia. En éste, les decía, iban a en-
contrar la manera de resolver sus problemas de salud, vivir en armonía y paz.
Alejados de los servicios de un médico, los indígenas a veces le pedían medica-
mentos, o cuando el caso era grave, que los transportara a la clínica-hospital de
la ciudad, porque era la única persona del lugar que poseía una camioneta. A él
se acudía lo mismo por una ayuda económica que por un consejo. Todo lo an-
terior le ganó la simpatía y confianza de la gente, lo que aprovechó para repartir
entre ellos varios ejemplares del Nuevo Testamento e invitarlos a su lectura. Por
las tardes se reunía con ellos para estudiar la Biblia y explicarles aquello que
no comprendían. Aunque él no formó ninguna agrupación, sí reunió un grupo
que posteriormente conformó la iglesia pentecostal Eben-ezer. Ésta ha sufrido
varias escisiones, convirtiéndose en la matriz de las más de 25 agrupaciones
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 219

Mapa 18. Son varias las danzas indígenas practicadas en las comunidades del municipio de Zozocolco de Hidalgo, Veracruz.
220 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

religiosas diversas existentes en la actualidad, principalmente en la cabecera


del municipio.4
Los primeros misioneros del ilv en Veracruz fueron: en la sierra totonaca,
Herman Aschman desde 1945; en la zona nahua-zoque-popoluca, Howard Wi-
lliam Law en 1944, en Mecayapan, y Elson y Juan Luig en Soteapan en 1940; en
la zona de Zongolica se establecieron David Tuggy y su esposa Joy Tugg y en la
región de Chicontepec y Tantoyuca existe presencia desde 1970.
A raíz de estas acciones evangelizadoras, la diversidad religiosa se manifestó
con más claridad. Aunque no debemos menospreciar el papel de misioneros de
iglesias cercanas establecidas en las ciudades, que a la par con los misioneros del
ilv desarrollaron actividades proselitistas en las zonas indígenas del estado. Las
agrupaciones que el ilv promovió fueron: bautistas, nazarenos, presbiterianas y
pentecostales. Algunas de estas iglesias crecieron paulatinamente, otras se escin-
dieron debido a diferencias entre sus miembros, quienes se separaron generando la
formación de agrupaciones tales como: testigos de Jehová, mormones, adventistas,
Asambleas de Dios, pentecostales independientes, interdenominacionales, Solda-
dos de la Cruz, judíos, Luz del Mundo, iglesias misioneras, espirituales de corte
pentecostal y neopentecostal.
4
Mecayapan es uno de los municipios del sur de Veracruz con más alto crecimiento en diversidad religiosa. Según los
datos del censo del inegi del año 2000, sólo 23.69% de la población del municipio se asume como católica, mientras que
76.31% dejó de serlo.

“LOS GALVANES”
DE ASTACINGA

Sandra H. León Galindo*

L a Iglesia Vida Victoriosa y


el ministerio del hermano Alfre-
do Galván se localiza en el camino
Galván”. Poco tiempo después visi-
taron el templo que se encuentra en
dicha ciudad y fue en ese momento
de su palabra tendría como prioridad
la sanación.
Entre las actividades que desem-
que conduce a la localidad de Hua- cuando mantuvieron su primer con- peñan los pastores del templo de
pango, municipio de Astacinga, en la tacto con algunos de los pastores de Orizaba se encuentra la de enviar a
región de la Sierra de Zongolica. esta iglesia. los “Galvanes” un boletín mensual
Alrededor del año 1994, aproxi- Ellos les hablaron sobre el herma- que da seguimiento a las actividades
madamente, se formó el primer no Galván, radicado en San Antonio, realizadas y se informa sobre aque-
grupo religioso conocido como “los Texas, con su esposa e hijos. Física- llas que se llevarán a cabo. Otra de
Galvanes”, conformado por no más mente es de complexión robusta, tez sus funciones es la de visitar a la gen-
de cinco mujeres, quienes por me- blanca, cabello canoso, ojos claros y de te por lo menos una vez al mes para
dio de la estación de radio xetq de aproximadamente 70 años de edad. Y orientarlas en el conocimiento e in-
la ciudad de Orizaba conocieron la fue a él a quien se le apareció Dios, terpretación de la Biblia.
predicación del “hermano Alfredo mediante un sueño, y allí le pidió que Actualmente asisten al templo
fundara “su verdadera Iglesia”, la cual cerca de 80 personas, entre mestizos
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. además de la oración y la predicación e indígenas de distintas edades y, al
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 221

“Fiolinero” nahua toca para el obispo en la catedral. Orizaba.

mismo tiempo, en las localidades a Dios, porque en ella se encuentra al igual que las demás iglesias, cuenta
pertenecientes a los municipios de estipulado lo que realmente el Señor con sus días festivos:
Tlaquilpa y Zongolica, entre otros, se desea que se realice en su nombre 1) La fiesta del Espíritu Santo se
han formado nuevos grupos. para regir las vidas de los hombres y celebra el 4 de julio. El festejo consiste
El templo de los galvanes de As- mujeres, y de esta manera venerarlo. en orar y ayunar tres días antes de la
tacinga está a cargo de una “pastora”, Ellos están convencidos de que celebración. 2) El cumpleaños de Je-
quien, además de tener la responsabi- existe el milagro de la sanación a tra- sucristo se festeja el 25 de diciembre.
lidad de dirigir la celebración domini- vés de la oración de fe, es decir, que Se celebra orando, ayunando y velan-
cal y demás reuniones de esta comu- ésta puede sanar de cualquier enfer- do toda la noche. 3) La Semana San-
nidad religiosa, se encarga de hacer medad a los hombres y mujeres: pul- ta se celebra con tres días de ayuno,
visitas domiciliarias para predicar la monía, diabetes, artritis, sida y otros oración y velación. 4) Los días de su
palabra de Dios e invitar a las perso- “males” relacionados con la brujería. celebración coinciden con los marca-
nas a que oren y conozcan al Señor Según “los Galvanes”, para “Dios dos por la Iglesia católica.
mediante dicha iglesia. no hay imposibles, por lo que nada Hay dos sacramentos que el grupo
La “pastora” también debe enseñar es incurable, pero hay que orar con fe religioso fomenta entre sus adeptos.
y dirigir la oración de sus hermanos para ser escuchados por él y además El más importante es el bautizo. Para
sólo hacia la Santísima Trinidad: pedirle al hermano Galván que ore poder realizarlo es necesario que la
(Dios hijo, Dios padre y Dios espíri- por el enfermo para que éste sane”. persona manifieste su deseo de reci-
tu santo), ya que para ellos no existen De todo esto, existe el testimonio de birlo acorde con los dogmas, lo cual
los demás santos reconocidos por la algunos de los “hermanos galvanes”, requiere que el sujeto no sea presio-
Iglesia católica. Otro de los elementos los cuales después de haber sanado nado por ninguno de los miembros
que la diferencian de ésta es que no de una enfermedad decidieron unirse de su familia ni de la comunidad.
cuentan con imágenes (llamados ído- al ministerio del hermano Galván, en Este sacramento tiene lugar en el
los) en el interior de su templo. señal de agradecimiento hacia Dios río de forma comunitaria, en donde
“Los Galvanes” se basan y siguen por el milagro recibido. sólo intervendrá directamente, entre
los textos de la Biblia, dando por he- La Iglesia Vida Victoriosa y el mi- Dios y el interesado, el Pastor de Ori-
cho que es la única manera de acceder nisterio del hermano Alfredo Galván, zaba, siendo partícipe el resto de la
222 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Los que se apartaron pidieron apoyo a otras agrupaciones establecidas en las


ciudades, éstas los apoyaron estableciendo redes entre la ciudad y la localidad in-
dígena muy útiles en las estrategias socioeconómicas y políticas.5 Algunas veces, la
formación de nuevas agrupaciones se debe al retorno de migrantes, quienes al salir
a trabajar a otros lugares son convertidos y regresan a sus comunidades dispues-
tos a difundir su nueva fe, apoyados por las iglesias donde se convirtieron. Otras
veces, las nuevas agrupaciones surgen de la actividad evangelística de agrupacio-
nes religiosas cercanas, tal es el caso de los testigos de Jehová o los mormones,
adventistas, judíos, entre otros. Recientemente, grupos new age con tendencias
hindúes y orientalistas han arribado a las zonas indígenas de estado, acentuando
la diversidad religiosa.
De acuerdo con la clasificación del inegi del año 2000, en el estado había las
siguientes religiones: a) católica, b) protestante evangélica (históricas, Pentecosta-
les y neopentecostales, Iglesia del Dios del Vivo, Luz del Mundo, otras evangéli-
cas); c) bíblicas no evangélicas (Adventistas del Séptimo Día, Los Santos de los
Últimos Días o Mormones, Testigos de Jehová); d) judaica, e) otras religiones, f)
sin religión y g) no especificada. Independientemente de que estemos de acuer-

5
Las redes sociales y alianzas con agentes externos a nivel regional, nacional e internacional que los indígenas han cons-
truido con estas nuevas agrupaciones religiosas han significado un espacio de recomposición simbólica y política, pues han
trastocado las estructuras de poder local, lo cual ha dado lugar a conflictos y rivalidades comunitarias. Véase Carlos Garma
Navarro, Protestantismo en una comunidad totonaca de Puebla, 1987.

comunidad. En el caso del casamien-


to es necesario que la pareja acuda
al Registro Civil para hacer válida la
unión. Posteriormente en la Iglesia,
durante la celebración que se realiza
todos los días, se leerá un pasaje que
haga alusión al matrimonio y, por
último, se festejará a los recién casa-
dos con una comida en la que no se
sirve alcohol por estar prohibido. Es
necesario decir que los sacramentos
juegan un papel importante mas no
determinante dentro de este grupo
religioso, a diferencia del seguimiento
de los mandamientos señalados en el
Antiguo Testamento, cuya trasgre-
sión puede ser causa de expulsión.

Uno de los dos “Eschirrión” de la “Danza de los Santiagueros”, en


el atrio de la parroquia con motivo de las fiestas de Santa Ana.
Chiconquiaco.
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 223

Nuevas alternativas religiosas en comunidades rurales. Tlacolulan.

Exterior de la parroquia vieja de San Francisco Zongolica. Zongolica.


224 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

do o no con la clasificación,6 es necesario leer con atención los rubros de “Otras


evangélicas”, “Otras religiones”, “Sin religión” y “No especificado”. Pongo el caso
de Mecayapan, donde aparece sólo 23.69% de católicos, 11.20% de evangélicos,
5.37% de bíblicas no evangélicas, 1.53% de Testigos de Jehová, 0.41% de judíos,
2.74 de otras religiones, 54.90% sin religión y 1.70% no especificado. Cuando uno
convive con la población se da cuenta del cre-
cimiento importante que tiene la Iglesia Cris-
tiana Espiritual (de tendencia neopentecostal),
cuyos miembros no se consideran de ninguna
religión y se asumen como cristianos, creyentes
sin religión, curso típico de las iglesias neopen-
tecostales.
¿Qué podemos obtener de la información del
inegi en el aspecto religioso de los municipios
indígenas de Veracruz?
a) La mayor diversidad religiosa se ve en las
zonas indígenas, especialmente en los municipios
con alta y muy alta marginalidad, comparada con
las zonas urbanas y rurales.
b) El abanico de esta diversidad se abre con ma-
yor amplitud hacia el pentecostalismo y neopen-
tecostalismo.
c) Frente a esta creciente diversidad religiosa,
la Iglesia católica ha redefinido su trabajo ecle-
siástico en las comunidades indígenas, dando
impulso a las catéquesis y a las diferentes or-
ganizaciones (los adoradores nocturnos, la vela
perpetua, catecumenado, entre otras; formando
a la vez nuevas organizaciones como la Renova-
ción Carismática y Comunidades Eclesiales de
Don Gonzalo Domínguez, Base, entre otras), dando fuerza a la cultura y
rezandero de la capilla de San
José de la Montaña. Chontla. dinámicas nativas de la vida comunitaria.
d) El impacto de esta diversidad religiosa en las comunidades indígenas mu-
chas veces alcanza dimensiones alarmantes. Las quejas más frecuentes que he
observado y escuchado de mis informantes católicos, así como de los medios de
comunicación, son: “no saludan a la bandera, ni cantan el himno nacional”,7 “no
votan en las elecciones ni aceptan cargos políticos, ni cooperan con las fiestas”,
“construyen su templo sin permiso”, “dividen a la comunidad”; “no respetan nues-
tras costumbres”; “no cooperan con faenas ni dan su tequio”,8 entre otras. En
cambio, las acusaciones que he escuchado de los no católicos son: acusaciones

6
Como es de observarse, en los cuadros es difícil distinguir claramente la diversidad religiosa de la información censal,
por la forma en que se intentó agrupar a las iglesias en familias confesionales, en especial a los mexicanos que dijeron tener
una religión distinta a la católica, y por la gran cantidad de datos que arrojaron las respuestas, dejando corta la clasificación
propuesta por los especialistas del inegi. A esto debemos agregar la insuficiente capacitación de los entrevistadores. No se
sabe, por ejemplo, las razones del porqué a los adventistas se les clasificó como “no bíblicos” y a los de la Luz del Mundo sí.
Para fines de este trabajo y atendiendo a la realidad que he observado en el campo religioso, los adventistas son evangélicos y
los de la Luz del Mundo son evangélicos no bíblicos.
7
Especialmente se acusa a los Testigos de Jehová de prohibir a sus hijos participar en los actos cívicos celebrados los lunes
en las escuelas.
8
Las acusaciones son para los Testigos de Jehová, y para todos aquellos que no se consideran católicos.
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 225

Mapa 19. Gobiernos de partidos políticos en municipios indígenas de la Sierra de Zongolica.


226 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Zapoteca ataviada en el interior de la parroquia de San Nicolás. Nanchital.

Interior de una iglesia ortodoxa, ubicada en una comunidad mayoritariamente indígena. Pisa Flores, Ixhuatlán de Madero.
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 227

de injurias, golpes, daños a los bienes, privación de servicios públicos (agua, luz,
tramitación de asuntos legales, acceso a las tiendas, incorporación a los programas
de Progresa), expulsiones, muertes.9
Con base en lo anterior, vale la pena preguntarnos si la diversidad religiosa ha
tenido un efecto positivo en las poblaciones indígenas de Veracruz. ¿Cuál es el
atractivo de cambiar de religión, de aceptar una u otra?10
Hoy sabemos que la diversidad se ha producido en un contexto de transforma-
ciones socioeconómicas y políticas sufridas por las poblaciones indígenas y que se
acentuó en las zonas rurales a partir de los años setenta. En sitios donde la reduc-
ción de los productos agrícolas, especialmente del maíz, y del salario rural, pro-
vocó el deterioro de las condiciones de vida de la población indígena tradicional.
Por otra parte, el indígena contemporáneo ya no es aquel campesino que Wolf11
dibujara, atrapado en la red de sus lazos familiares y comunales, que le servían de

9
Los casos de intolerancia religiosa en Veracruz más recientes se han presentado en Zongolica, en la Huasteca veracruza-
na, principalmente con agrupaciones de Testigos de Jehová, pentecostales, presbiterianos y neopentecostales. Véase Milenio,
julio 28 del 2001.
10
La respuesta que en un primer momento se dio fue la famosa teoría de la conspiración. Véase Colegio de Etnólogos
y Antropólogos A. C., El ilv en México, dominación ideológica y ciencia social, 1979. Posteriormente se dieron otras expli-
caciones tratando de articular las causas exógenas y endógenas que explican la diversidad religiosa así como entender el
impacto en la población. Felipe Vázquez Palacios, La gran comisión: “id por todo el mundo y predicad el evangelio”. Un estudio
de interacción social y difusión religiosa, 1999.
11
Wolf, Eric, “The Aspects of the Relations between Groups in the Complex Societies in Mexico”, en Heath D. B. (ed.), Con-
temporary Cultures and Societies of Latinoamerica, s/f.

EL CHIKOMEXOCHITL
EN COLATLÁN

Araceli Espinoza Carreón*

C olatlán es una comunidad


nahua perteneciente a la Huas-
teca veracruzana, su nombre puede
cosechas como una ceremonia de la
abundancia. Tiene una duración de
dos días y se interpreta como un ri-
de mayo-junio, donde se llevan a ben-
decir las semillas de frijol (etl), maíz
(tliolli), jícama (xikamatl), chile (chilli),
traducirse al castellano como “el lugar tual del maíz, que por momentos pa- etc., que próximamente se sembrarán
donde hay alacranes” o “tierra de mis rece convertirse en una ceremonia de y se espera obtener en abundancia.
abuelos”. Pertenece al municipio de fecundidad. En esta ceremonia se utilizan obje-
Ixhuatlán de Madero (“lugar de pal- Comienza con el pedimento de tos y papeles de colores que represen-
meras” o “lugar de papatlas”). Y cuen- alimentos, sigue la bendición de las tan cada uno de los elementos que in-
ta con una vasta cantidad de tradicio- semillas (no necesariamente de maíz), tervienen en el proceso de la siembra.
nes, entre las que destaca la ceremonia y finaliza cuando la milpa produce y Por ejemplo, el color que representa
del chikomexochitl (siete flor). se puede cosechar. al sol en el amanecer es el rojo, y para
Este rito es uno de los más signi- La primera ceremonia del año se cuando se oculta es el amarillo; para
ficativos de Colatlán. Se lleva a cabo lleva acabo en los últimos días del mes la lluvia el color es el blanco. Más tar-
tres veces al año en ocasión de las de enero para saludar al nuevo perio- de, los papeles de colores se romperán
do y pedir por los alimentos del resto para dedicarlos simbólicamente a los
* Investigadora independiente. del año. La segunda es entre los meses cinco elementos.
228 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

defensa frente al exterior. Hoy lo vemos transitar del campo a la ciudad, de una re-
ligión a otra, trayendo y llevando el mensaje religioso de una localidad a otra, unas
veces trabajando como jornalero agrícola (básicamente en los cultivos de la caña
o del café), y otras como albañil, comerciante, empleado o trabajador informal. Es
un indígena que maneja carismas, cuya autoridad es legitimada por el proceso y
reconocimiento comunitarios. Tiene mayor diversidad de intereses locales,12 don-
de encuentra nuevas identidades, ya no de tipo étnico, sino religioso.
En todo este proceso es necesario prestar atención a los factores sociocultura-
les derivados de la modernidad y sus secuelas de secularismo y pluralismo, mis-
mos que van alcanzando a las poblaciones indígenas a medida que éstas se abren
más al exterior. Conviene también considerar las actitudes y nuevas conductas
religiosas,13 que impulsan la movilización y la acción colectiva.
La fuerte internalización de esquemas básicos de pensamiento, valoración y
acción, donde se comparten problemas similares, experiencias y necesidades re-
cíprocas, expectativas que los unen, diferencias que los ubican y definen frente a
problemas comunes, también ha favorecido el buen desarrollo de la diversidad
religiosa. He encontrado un gran interés en los indígenas por jugar roles partici-
12
No es de extrañar que las zonas indígenas sean los lugares más receptivos al proselitismo religioso y donde se presente
la mayor diversidad religiosa.
13
El apego a la voluntad divina, “a la palabra de Dios”, cuestión que todos desean y que por cierto no es nada fácil,
pero que cualquiera puede acceder mediante prácticas como la oración, el ayuno, la asistencia a los cultos y la lectura
de la Biblia.

La tercera y última ceremonia del remonia como acción de gracias en nizar la ceremonia de dos días y una
año se realiza en agosto, cuando las virtud de que la cosecha fue buena. noche, en los cuales sólo se piensa en el
matas ya están grandes; se cortan los Cada año este rito es preparado por buen funcionamiento del ciclo de vida.
primeros frutos para llevarlos a la ce- un mayordomo, encargado de orga- Durante esos dos días se reflexiona y

“Danza de los
Viejos”. Colatlán,
Ixhuatlán de
Madero.
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 229

Vista de la parroquia de Santiago. Tantoyuca.

se trata de dar lo mejor a “siete flor”, a flor”), donde se pide la abundancia de se realizan pedimentos para que no
los tlatekmeh (muñecos recortados en los alimentos. Se venera a la deidad sufran daño alguno las cosecha y los
papel revolución y china), y a los ehe- con un altar que los asistentes hon- habitantes de la comunidad.
kameh (malos vientos) para que no se ran dedicándole tiempo para su culto Aunque se generan grandes gas-
presenten daños catastróficos en la lo- y ofrendas. tos económicos, en la percepción
calidad. Hay también sones, con violín El altar se adorna con flores de indígena son redituables, pues lo-
y guitarra, como rito de ofrecimiento. cempoaxochitl, a la que conciben como gran el buen equilibrio de la vida y
Al inicio y al fin del rito se tocan espíritu florecido de los que moran en la comunidad de Colatlán. Parte de
huapangos como “La azucena”, “El el lugar de los muertos, hojas de coyol la veneración involucra la compra
caimán”, “El aguacero” y “La bamba” y coronas llamadas estrellas. En el al- de velas blancas y dos mil pliegos
con movimientos suaves para reafir- tar mayor se colocan siete estrellas y de papel revolución, que se utilizan
mar el respeto a la ceremonia, y para se hace una gran cantidad de rollitos para hacer y recortar muñecos, que
que bailen todos los asistentes. de estas flores para adornarlo, distri- ya elaborados se ofrecen a los cinco
Un aspecto muy importante es el buyéndolas en la mesa y en la parte elementos, o se ponen en el altar. Es-
que desempeña el curandero, quien de abajo del altar; también se hacen tos muñecos se rompen para que el
interviene en la limpia de cada uno de arreglos de figuras con recortes re- aire y la tempestad que se presenten
los participantes con oraciones en na- presentando al sol, así como figuras durante el resto del año no maltra-
hua, que ayudan a la purificación del de estrellas que sólo serán colocadas ten la cosecha, la lluvia no inunde el
alma y que sirven para la consagración sobre el arco del altar. sembradío y para que el sol no seque
de la comunidad y los alimentos. La danzaceremonial desborda la las cosechas.
La ceremonia se realiza en la casa imaginación de los habitantes de Co- El culto a la deidad “siete flor” es
de la comunidad llamada “Alfredo latlán; y existe la creencia de surcar para honrar y apaciguar los elemen-
Martínez” —nombre dado en honor los cinco elementos: luna (meeztli), tos involucrados directamente con la
a un gran músico que apoyó esta sol (tonatiuh), tierra (tlalli), agua (atl) vida campesina, purificando y equi-
ceremonia—, y tradicionalmente y viento (ehekatl), donde a cada uno librando el bienestar humano y el de
conocida como xochikali (“casa de la se le ofrece una oración al tiempo que la tierra.
230 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

GRÁFICA 18
C A M A D E L I M P I A PA R A E N F E R M O D E M A L D E A I R E
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 231

Vista frontal de la parroquia de Chumatlán.

Desarrollo de una vela zapoteca. Minatitlán.


232 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Iglesia parroquial de Papantla.


pativos y funcionales, por tener y expresar su opinión con otros en la defensa de
su fe y por llevar a cabo una resemantización de valores, ideales e incorporación
de nuevos elementos. En fin, si bien se han tenido efectos negativos, también están
presentes los positivos, en donde la diversidad religiosa ha sido motivadora de ac-
titudes democráticas, con opiniones divergentes, discusiones, debates, asambleas,
acuerdos y desacuerdos, voto, etc. Actualmente, ser indígena no católico represen-
ta un cambio en la cotidianeidad, en la percepción del mundo y estilos de vida,
que muchas veces provoca una doble discriminación, pero que para los actores
sociales también puede significar formas vitales de sobrevivencia.
Por último, el surgimiento de la diversidad religiosa en las regiones indígenas
de Veracruz es una forma inédita de manifestar la recomposición de la comuni-
dad indígena, sus estrategias de reproducción social, la reconstrucción y recupe-
ración de sus identidades étnicas, así como de expresar el grado de diferenciación
y crecimiento demográfico y la crisis de la comunidad tradicional. Además, es la
expresión de la nueva forma de convivencia a partir de otras formas y mecanismos
de cohesión que ya no son el trago, la fiesta, la tradición o “el costumbre”.
DIVERSIDAD RELIGIOSA EN LAS REGIONES INDÍGENAS DE VERACRUZ 233

Detalle del interior de la parroquia de San Pedro, Tequila.


Pájaro
C A P Í T U L O 1 0

Migración indígena
en Veracruz
Enrique Hugo García Valencia*
Claudia Tomic Hernández *

Antecedentes

L
os procesos actuales de globalización han traído consigo
movimientos migratorios con consecuencias culturales controvertidas. Los
conglomerados indígenas que se han visto forzados a migrar han desarro-
llado nuevas formas de solidaridad, de tal manera que migrantes de un pueblo
o de una etnia propician que otros miembros de sus comunidades les sigan en
sus andanzas y terminen concentrándose en ciertas ciudades, pueblos o barrios.
Aunque también, y con mucha frecuencia, los migrantes pierden los lazos que
los unían a su comunidad, integrándose con toda seguridad a otras formas de vida
e intereses.
Si partimos del hecho de que en 1800, 90% de la población del actual estado de
Veracruz era indígena, y que en el presente sólo representa 10% de la población
estatal, podemos darnos cuenta de los importantes cambios poblacionales que ha
sufrido la población en la entidad.
De entrada, advertimos que esta población ha disminuido drásticamente en
los últimos 200 años. A juzgar por las concentraciones actuales, podríamos in-
terpretar que estos agrupamientos indígenas son los últimos refugios de la otrora
abundante población indígena o bien que forman los residuos de un núcleo duro
cultural que se ha visto reducido a su mínima expresión.
Es también probable que los indígenas contemporáneos se hayan reproducido
de manera más lenta que el resto de la población, y, finalmente, que las políticas de
inmigración de Veracruz hayan provocado que un número importante de mesti-
zos y extranjeros colonizaran el territorio, disminuyendo la proporción de indíge-
nas en relación al resto de la población.
En el siglo xix se propició la inmigración de colonos extranjeros, particular-
mente en el centro y sur de Veracruz, por el interés de suplir a la población in-
dígena, retrógrada y primitiva —como se pensaba entonces— con campesinos
emprendedores europeos. De ahí surgieron colonias de franceses en las márgenes
del Papaloapan y en Tecolutla, y de italianos en lo que hoy es Gutiérrez Zamora.
Ciertamente la presencia española no cesó después de la Independencia, ni in-
cluso después de la expulsión de españoles a mediados del siglo xix. A estas in-

* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.

235
236 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

migraciones las había precedido, durante la Colonia, la importación de esclavos


negros. Todos estos elementos determinarían la composición étnica estatal hacia
fines del siglo xix, y serían consecuencia de las políticas de inmigración racistas
emprendidas por el estado de Veracruz. Al mismo tiempo que se daban tales
procesos inmigratorios, se atentaba de manera directa contra las propiedades co-
munales indígenas.
A principios del siglo xx se modificaron las políticas inmigratorias, de manera
que se propició más bien la movilidad campesina hacia el estado de Veracruz. Los
emporios petroleros y los ferrocarriles se proveyeron de mano de obra procedente
de otros estados, y también de extranjeros procedentes de Corea y Jamaica, más
que de las poblaciones indígenas aledañas. El boom petrolero propició el surgi-
miento de ciudades enteras enclavadas en regiones indígenas como Poza Rica en
el Totonacapan, ahora una populosa urbe con un territorio municipal minúsculo
en comparación con Papantla, municipio con un extenso territorio y un gran nú-
mero de indígenas totonacos.
Para entonces, Veracruz ya formaba parte de un territorio agrícola exporta-
dor: vainilla, café, caña de azúcar, algodón, tabaco, eran la base de agroindustrias
complejas que demandaban, en algunos de sus procesos, la utilización de grandes
cantidades de mano de obra proporcionada principalmente por indígenas.
Algunos procesos requerían solamente de mano de obra local, como aquellos
relacionados con el cultivo de la vainilla, fecundación, cosecha y secado. En cam-
bio las plantaciones cafetaleras, tabacaleras, cañeras y, poco después, las cítricas,
requerían de grandes cantidades de mano de obra regional, combinada con un
sector obrero altamente calificado.
Estas necesidades productivas propiciaron una gran movilidad intrarregional e
interestatal, de manera que a partir de entonces se configuraron redes migratorias

“Danza de los Santiagueros”


con motivo de las fiestas
de Santa Ana. Con “caballo
blanco” el señor Santiago, en
la parte izquierda uno de los
“Eschirion”. Chiconquiaco.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 237

Mapa 20. Porcentaje de población con educación básica completa. Región Totonacapan.
238 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Trabajadores mestizos toman


un descanso durante la
perforación de un pozo de
agua, Cardel, Veracruz.

PERFUMES DE VERACRUZ:
EL CAFÉ DE HUEHUETLA

Nicolas Ellison*

L as primeras plantaciones de
café en la región de Huehuetla,
Puebla, y la colindante sierra de Pa-
caña), y desde 1950 se empezaron a
introducir nuevas variedades. En los
años siguientes, con el impulso del
el gusto occidental, ha sustituido los
atoles y otras infusiones a base de
hierba de la región, tomándose en
pantla, en Veracruz, son del último Inmecafe, se creó una mayor depen- abundancia a toda hora del día por
tercio del siglo xix, a mano de co- dencia de este cultivo, de tal forma niños y adultos.
merciantes mestizos. Sin embargo, que hoy es indisociable de la vida del Es importante resaltar la gran im-
desde esta época también las fami- campesino huehueteco, incluso se portancia que tiene el cafetal (kaka-
lias totonacas comenzaron a mane- integró en el esquema religioso de la pen) en el manejo indígena de los re-
jar una que otra mata dentro de sus población indígena: el café criollo tie- cursos naturales como un “ecosistema
huertas silvestres. ne su “dueño”, San Salvador, el santo silvestre cultivado” que reemplaza fun-
A partir de los años de 1930, el patrón del municipio, y el trabajo del cionalmente al bosque como fuente y
café empieza a ser un cultivo comer- café se encuentra bajo la protección refugio de plantas silvestres útiles.
cial para los campesinos indígenas de la Virgen de Guadalupe. Pero entonces, ¿a qué categoría se
(a costas del cultivo de vainilla y de Por otro lado, como en toda la sie- acerca más el cafetal en la percepción
rra, el consumo del café, tibio o frío, a ambiental totonaca de la región?, ¿a la
* University of Aberdeen. veces muy diluido y endulzado para de los espacios cultivados o al monte?,
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 239

pendulares, golondrinas o estacionales de larga duración. Las haciendas tabaque-


ras y cafetaleras y los ingenios azucareros, la mayoría situados en las tierras bajas
del territorio veracruzano, durante centurias estuvieron provistas de mano de obra
indígena, que al correr del tiempo, al desaparecer las haciendas o formas antiguas
de producción, continuaron utilizando redes sociales producidas entonces como
medios de conseguir empleo en los antiguos territorios de migración.

El equilibrio migratorio

Observando los mapas de la diáspora actual de indígenas totonacos, huastecos,


tepehuas y popolucas podemos advertir ciertos patrones que hacen referencia a
estos movimientos poblacionales. Por ejemplo, los grupos tepehua y popoluca,
constituidos por pocos individuos en comparación con el totonaco y huasteco,
tienden a migrar a lugares cercanos a sus núcleos más fuertes de población, con
incursiones hacia el altiplano.
En cambio, totonacos y huastecos se distribuyen a lo largo del Golfo de
México desde el sur de Veracruz hasta Tamaulipas, se vuelcan hacia el altipla-
no, la ciudad de México y el centro-oeste del país. Los huastecos en particular
tienden a migrar hacia el noreste. Según el reporte del Programa Nacional
de Desarrollo de los Pueblos Indígenas 2000-2006, los totonacos, otomíes

Mujer lava ropa a orilla de un río.


240 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

y nahuas de Veracruz se cuentan entre los pueblos con mayor migración a


Estados Unidos.
Por otra parte, los asentamientos ubicados en el sur de Veracruz, en la cuenca
baja del Papaloapan, se formaron con población chinanteca y mazateca proce-
dente de los municipios oaxaqueños de Ojitlán, Soyaltepec, Jalapa de Díaz y
Usila, a raíz de la construcción de la Presa Cerro de Oro. De acuerdo con Bar-
tolomé y Barbaras,1 para el año de 1972 habitaban en Nuevo Ixcatlán 2 375 ma-
zatecos; en la zona de Cihualtepec 996 mazatecos y 930 chinantecos,2 mientras
que en el Uxpanapa 6 601 chinantecos permanecían en los terrenos que se les
había asignado. En la actualidad, los mismos núcleos de población se conservan
en aquellos sitios, por ejemplo, en el Uxpanapa la población chinanteca suma un
total de 6 234 personas y los mazatecos residentes en Nuevo Ixcatlán son cerca
de 4 000 habitantes.3
A estos asentamientos habría que agregar un flujo constante, aunque espontáneo,
de migrantes zapotecos de la sierra de Oaxaca, que en distintos periodos han bus-
cado acomodo en los actuales municipios de Playa Vicente y Santiago Xochiapa.
Muchos de estos patrones migratorios reflejan, con toda certeza, procesos de
gran antigüedad, combinados con procesos modernos. Por ejemplo, ya para 1830
1
Miguel Bartolomé y Alicia Barabas, La Presa Cerro de Oro y El Ingeniero. El Gran Dios, 1990.
2
Ibidem, p. 30.
3
inegi, 2000.

¿el cafetal reemplazará también sim- Sin embargo, no se percibe al ca- rasgo identitario entre los municipios
bólicamente al monte? fetal como monte por ser un espacio de la región, como en Zozocolco con
A primera vista, dos elementos cultivado. Y como en el caso de otras la vainilla, y en Caxhuacan con el ca-
nos podrían alentar a contestar afir- plantas, el cultivo del café está aso- cahuate.
mativamente. El primero es la utiliza- ciado con la Virgen de Guadalupe. Podemos entonces afirmar que
ción ocasional de la palabra kakiwin En la fiesta del 12 de diciembre, los existe una integración del café en las
(“monte”) para designar el cafetal. fiscales llevan en procesión la imagen creencias religiosas, y ocupa una posi-
El segundo es la confirmación de la de la Virgen adornada con un collar ción ambigua dentro de la percepción
creencia, todavía vigente, en el dueño de café, mientras en la fiesta del san- ambiental huehueteca: es considerado
del monte, Kiwi Kgolo. Él aparece en to patrón en agosto se adorna a San como un espacio cultivado pero por-
los últimos espacios no cultivados Salvador con un collar de chile como tador de continuidades simbólicas y
(las barrancas), pero ahora también símbolo de fertilidad. Así, la asocia- funcionales con el monte, preservan-
en los cafetales. ción entre cultivo y santo patrón es un do creencias ligadas a éste.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 241

Mujeres totonacas. Filomeno Mata.


242 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Beltrami hablaba de una relación lingüística entre los huastecos y los habitantes
indígenas de las riberas del Mississippi en Estados Unidos y, más recientemen-
te, las investigaciones de orfebrería prehispánica sugieren que una tradición re-
presentada en México por los mixtecos prehispánicos procede de Colombia y la
huasteca del sur de Estados Unidos. Como éstos podrían multiplicarse los ejem-
plos de mayor o menor antigüedad.
El desarrollo petrolero de Minatitlán y Coatzacoalcos también fue un foco
de atracción de migrantes. Ahí se asentaron indígenas zapotecos provenientes de
Oaxaca.
En 1996 Veracruz se ubicaba en la categoría de equilibrio migratorio con una
expulsión de población de 6.1% de su población residente.4 Da la impresión de
que para entonces el ímpetu de los procesos colonizadores había terminado. Era
más dinámica la movilidad intraestatal. Veracruz ocupaba el sexto lugar (19.8%)
entre todos los demás estados que integran la Federación.
La poca movilidad migratoria e inmigratoria hacia los noventa, tal vez se expli-
que por el firme establecimiento de la industria petrolera y con ella, de sus cuadros
técnicos, científicos y obreros. La agricultura, con sus sucesivas crisis, todavía daba
sustento a una población en aumento de 6 405 478 habitantes, con una densidad
de ocho habitantes por kilómetro cuadrado.

4
inegi, 1996, p. 39

PODERES LOCALES, RUPTURAS


Y CONTINUIDADES: RESIGNIFICACIÓN
DEL PODER Y CACIQUISMO
Iván A. Romero Redondo*

E n el estado de Veracruz
existe un gran dinamismo políti-
co que se refleja en una tensa estabi-
medida el estado actual de las condi-
ciones económicas, políticas y sociales
de las comunidades indígenas veracru-
gerirlo su incorporación a las institu-
ciones del Estado (presidencias mu-
nicipales, diputaciones y senadurías),
lidad y en múltiples conflictos por la zanas en su relación con el Estado na- el capital (mediante la integración de
lucha del poder, particularmente, en cional y con la población no indígena. pequeñas empresas, asociaciones ci-
los municipios con población indíge- En los últimos treinta años hemos viles u organismos de representación
na predominante. Los motivos de esta advertido una lenta transformación de productores), o por medio de la
situación son varios: tenencia de la tie- de las viejas figuras caciquiles en sus organización y control de celebracio-
rra, lucha por el control de las alcaldías formas de orientar y utilizar el poder. nes locales (las mayordomías o la par-
y los municipios, control de los recur- La sombra de Pedro Páramo rara vez ticipación activa dentro del sistema
sos naturales, intereses de productores, es vista en la selva o montaña de Ve- de cargos), mediante una retórica que
conflictos religiosos, etc. Los distintos racruz. No obstante, el caciquismo presume de moderna y democrática,
procesos de empoderamiento y de asi- ha adquirido nuevos rostros y nuevas al tiempo que mantiene en buena for-
metría social han configurado en gran presencias, ha mutado sus manifesta- ma las viejas prácticas caciquiles.
ciones arcaicas mediante figuras más Otros espacios de conflicto no me-
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. sutiles y modernas, como puede su- nos importantes se configuran por
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 243

Paisaje indígena. El Raudal, Álamo, Veracruz.

el incremento y consolidación de las nos casos causantes de violencia; en región abrió paso a la diversificación
iglesias protestantes frente al catoli- los últimos años se ha incrementado partidista y partidaria en la pobla-
cismo tradicional, que ha imperado el atraco y el despojo en los caminos ción, la que en este momento trata
durante varios siglos dentro de las co- rurales y casas de los nahuas por gen- de averiguar cuál es la oferta política
munidades indígenas, y que al parecer te armada, los “gatilleros”; en varios más conveniente para la solución de
no está dispuesto a negociar la con- municipios existen problemas entre sus problemas.
versión de su feligresía indígena con las familias campesinas por la tenen- En el mes de junio de 2003, a raíz
ninguna otra iglesia o religión. cia de la tierra, que en varias ocasiones del secuestro de Mario Zepahua,
En la Sierra de Zongolica, la región han culminado con la muerte de ellas prominente político y empresario de
indígena más pobre de Veracruz, el en una espiral de venganza, acusacio- la región, se impuso un dispositivo de
conflicto político presenta varios ele- nes mutuas de brujería y vendetta. seguridad extraordinario; más de mil
mentos en su composición. La estan- En muchas ocasiones los progra- elementos entre policías, soldados y
cia permanente de varios destacamen- mas de gobierno, como “Oportunida- agentes especializados acordonaron
tos del ejército dentro del territorio des”, generan una politización y divi- una gran área de la Sierra de Zongoli-
de los pueblos nahuas es considerada sión al seno de las comunidades, en ca. Algunas escuelas primarias fueron
por el Consejo Regional de Organiza- tanto que no otorgan apoyos a toda la tomadas como cuarteles para el ope-
ciones Independientes de la Sierra de población, sino sólo a una parte, cau- rativo (la de Atlahuilco) y otras más
Zongolica (croisz) como inconstitu- sando el fraccionamiento interno. La como helipuertos (la de Zongolica), y
cional, dado que rompe con varios de tensión política puede percibirse del como estacionamientos para tanque-
los derechos humanos de la población mismo modo en la confrontación de tas militares y patrullas policiacas y
residente como por ejemplo las de- partidos políticos antagónicos, cuyo campamentos para cientos de policías
tenciones de ciudadanos de manera clímax se evidencia en los periodos de y soldados.
injustificada y el cateo indiscriminado elección de autoridades civiles. Con La Secretaría de Seguridad Pú-
a las casas habitación. frecuencia el saldo de las campañas blica del estado de Veracruz, en co-
La pobreza y marginación que im- electorales incluye algunos muertos. ordinación con el Ejército mexicano,
peran en casi todas las comunidades El resquebrajamiento del monoli- estableció varios retenes en las carre-
de la Sierra de Zongolica son en algu- to priista en todas las alcaldías de esta teras y en algunas aldeas con el fin de
244 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

El desequilibrio migratorio

El panorama cambió en la siguiente década. Según el censo de 2000, la población


total en el estado de Veracruz era de 6 883 273 habitantes, con un aumento de
población de sólo medio millón en un decenio, pero el equilibrio migracional pa-
rece haberse roto. El estado tiene ahora 9.42 % de inmigrantes y 19.75% de emi-
grantes. En 2003 el inegi reporta que la entidad recibió a 155 031 inmigrantes y
expulsó a 374 545 emigrantes, con un saldo neto negativo de 219 514 emigrantes
contra los inmigrantes.
Por grupos de edad, la migración se centró, en 33.5% entre personas de 25 a 39
años, seguida en 24.8% por los de entre 15 y 24 años, en 24.5% por los que están en-
tre cinco y 14 años de edad, para disminuir todavía más de los 40 años en adelante.
El estado de Veracruz ha entrado, también, en un proceso acelerado de concentra-
ción de población en grandes ciudades, entre las que sobresalen Coatzacoalcos, Ori-
zaba, Veracruz, Xalapa y Poza Rica, la mayoría enclavadas en regiones indígenas.
La emigración internacional, sobre todo a Estados Unidos, se ha incrementado
de manera notoria. Según datos del Banco de México, publicados en internet, Ve-
racruz ocupó en 2003 el séptimo lugar en sumas de dólares enviadas por migran-
tes desde ese país. En un comentario del periódico Reforma en internet se anota
que Veracruz pasó del lugar decimoquinto al séptimo entre 1995 y 2003. Según

Grupo de militares.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 245

la Coespo, la entidad es la quinta expulsora de migrantes a Estados Unidos. De tal


manera que los datos estadísticos apuntan a una agudización del proceso emigra-
torio, sobre todo del internacional, en los últimos ocho años, cuyas consecuencias
son todavía impredecibles. A pesar de ello, los indígenas veracruzanos que emi-
gran a Estados Unidos se encuentran en el rango de migración baja y muy baja.

Consecuencias culturales de la migración

En este decenio, de receptor de migrantes, Veracruz se ha convertido en expor-


tador de mano de obra, entre la que se encuentra la indígena, por lo general sin
especialización alguna y que cubre múltiples y variadas necesidades urbanas y
rurales. Desde jardineros, en las ciudades cercanas, hasta braceros contratados en
condiciones muy desventajosas para servir en grandes plantaciones en condicio-
nes de semiesclavitud, como se ha reportado en los periódicos locales en repetidas
ocasiones.
La expulsión de mano de obra indígena y campesina veracruzana obedece, con
toda seguridad, a múltiples factores, pero tal vez sean los más importantes la re-
ducción de mano de obra en las grandes compañías petroleras, el incremento de
la población y aplicación del uso de la tierra a actividades no agrícolas de subsis-
tencia —particularmente ganadería, cultivo de caña de azúcar y otros más—, así

detener a los transeúntes o pasajeros de la Sierra de Zongolica y protegi- Pocos días antes de que entrara en
de cualquier vehículo, en su mayoría do siempre por un séquito de guar- funciones el suplente del diputado en
nahuas, y buscar entre sus pertenen- daespaldas. Los sacerdotes de todas la legislatura, el secuestrado apareció
cias algo que fuera “sospechoso”. las parroquias pedían oraciones a su ileso después de 137 días de ausencia.
Al mismo tiempo aumentaron los feligresía predominantemente nahua Su aparición y su historia conmove-
cateos indiscriminados a las casas ha- para que apareciera Mario Zepahua. dora (incluidos videos transmitidos
bitación de los pueblos indígenas sin El clasismo y racismo de las auto- en cadena nacional), levantaron mu-
ninguna orden emitida por un juez. ridades que diseñaron, autorizaron y cha suspicacia; más tarde, el procura-
Por lo menos dos helicópteros sobre- participaron en el operativo para la dor general de justicia del estado de
volaban la región, y varias patrullas y búsqueda del candidato secuestrado Veracruz, Pericles Namorado Urru-
tanquetas vigilaban los caminos ru- vició la contienda electoral. Por tra- tia, en el marco de sus investigaciones,
rales. Las aldeas nahuas estaban te- tarse de comunidades indígenas que afirmó que todo fue planeado y que se
merosas ante el despliegue de fuerzas viven en pueblos pequeños y múltiples trató de un “autosecuestro”.
de tal envergadura. Algunas líneas de rancherías, no hubo el menor cuidado
investigación señalaron que el narco- para diseñar un operativo que no agre-
tráfico o la guerrilla eran los respon- diera directamente los derechos huma-
sables del secuestro del político en- nos y la dignidad de las comunidades
tonces desaparecido. nahuas de la Sierra de Zongolica.
El estado de sitio (no declarado de El dispositivo para la búsqueda del
manera oficial) se dio en el marco de candidato secuestrado redujo sus di-
la contienda electoral, puesto que el mensiones sustancialmente cuatro días
secuestrado era candidato a diputado antes de las elecciones. El temor ante
federal por el pri al Distrito 18 de las múltiples fuerzas armadas del es-
Zongolica. Pese al clima enrarecido, tado indujo el voto. En el marco de
la contienda electoral continuó, aun una contienda electoral viciada por
con un candidato secuestrado que el despliegue de fuerzas armadas, el
se suponía el hombre más poderoso candidato secuestrado ganó.
246 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Dos generaciones de nahuas. Abuelo y nieto bajo el arco de la parroquia. Achichipico, Tehuipango.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 247

como la reorganización de la economía centrada en actividades de exportación,


turismo y servicios, que hace no rentables las actividades agrícolas tradicionales.
Veracruz, en otros tiempos importador de mano de obra, ahora exporta a sus
habitantes no calificados, e incluso a cuadros universitarios y de clase media. La
migración internacional, sin embargo, no es nueva aquí. Por ejemplo, desde los
años cincuenta algunos individuos de Landero y Cos, entonces un pueblo pre-
ponderantemente de hablantes de totonaco, habían emigrado a Chicago. Este
lugar, al correr del tiempo, se volvió un lugar atractivo para establecer lazos de
solidaridad y contactos para los primeros migrantes.
Originalmente los migrantes fueron llamados para hacer trabajos de carpin-
tería dadas sus habilidades en tales oficios. Con el tiempo, los lazos establecidos
y la decisión de algunos migrantes de quedarse en aquellos lugares propiciaron
un flujo migratorio que duró unos cincuenta años. Tal flujo ha afectado la vida
de este pueblo, como la de muchos otros, en donde los jóvenes migran siguiendo
los patrones ya establecidos por sus antecesores. Esto se manifiesta, por ejemplo,
en la arquitectura del lugar. En los setenta todavía la mayoría de las casas tenían
paredes de tablas o de otates y techo de paja, con tapanco y anexos en los patios.
Ahora vemos casas de ladrillo con vidrios polarizados, automóviles importados y
todo tipo de objetos que hacen evidente que sus habitantes migran o están aso-
ciados con migrantes.
Recientemente algún migrante contaba que decidió regresarse con un poco
de dinero que invirtió en el banco, actualmente vive de las rentas, además de

Mapa 21. Presencia de grupos indígenas característicos de la costa del Golfo.


248 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mujeres reciben dinero


como parte del Programa
Oportunidades. ocuparse en actividades de albañilería, ganadería y agricultura. Obviamente, la
migración ha puesto a estos individuos en contacto con las complejas tareas de
manejar cuentas internacionales de dinero y envíos regulares, de tal manera que
tanto los que envían como los que reciben dinero han aprendido a utilizar los
servicios de los bancos para transacciones internacionales.
Muchos deciden quedarse por aquellos lugares y algunos de ellos, con mayores
añoranzas por el terruño que los que sí regresan periódicamente, han revitalizado
en gran medida las fiestas patronales, han remozado los parques centrales de sus
pueblos y han renovado las economías de sus barrios y comunidades, que hoy
prácticamente viven de las remesas de sus migrantes.
La empresa de migrar, sin embargo, no está desprovista de riesgos, como se
puede apreciar continuamente en los reportes periodísticos. Prevalecen los ries-
gos físicos y económicos que pueden llegar a extremos de perder la vida, invertir
grandes sumas para pagar a “polleros” e intermediarios; también hay dificultades
cuando se carece de una red apropiada de contactos para conseguir trabajo y las
derivadas de prácticas culturales distintas, que algunos migrantes resienten.
Alguno de ellos comentaba que en Estados Unidos no se hace otra cosa que
trabajar, no hay fiestas, no hay celebraciones comunitarias. En efecto, este mis-
mo informante después de haber perfeccionado su oficio en Chicago en los años
sesenta regresó a Landero y Cos con habilidades de carpintero, y con el tiempo
ocupó todos los cargos del pueblo: mayordomo, presidente municipal y presiden-
te de la Sociedad de Padres de Familia, cargos en los cuales desarrolló habilidades
muy importantes para explicar su cultura, y hacer encajar sus interpretaciones en
la creciente complejidad de la estructura de clases que se ha desarrollado en este
pueblo desde los años cincuenta del siglo xx.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 249

En otros pueblos del sur del estado de Veracruz la proporción de migrantes


también es alta. En Nigromante, por ejemplo, se calcula que casi mil personas
residen en Estados Unidos y, 3 500 en la congregación. De acuerdo con los resul-
tados de algunas encuestas, la emigración a Estados Unidos data de los años 1980
y 1990. Las remesas que envían se destinan a la compra de ganado, mejoramiento
de la casa, a la educación de algún miembro de la familia o financiamiento de
fiestas religiosas. Posiblemente la migración también incida de otra manera en las
comunidades. Por ejemplo, en Xochiapa funciona actualmente un consejo de an-
cianos, constituido por los hombres que han ocupado todos los cargos de la escala
religiosa y civil, y en general son los de edad mayor a los 50 años.
Son también los custodios de una larga tradición que se refleja en sus títulos de
propiedad colonial. En las últimas fechas, los jóvenes, algunos de ellos migrantes,
reclamaron mayor participación en la toma de decisiones colectivas, así que lle-
garon a un convenio para que se rotaran los cargos civiles a la mitad del periodo.
Aunque no hay una correlación directa entre migración y participación política, sí
podemos decir que en el pueblo han coincidido cambios políticos significativos y
un incremento sustancial de la migración hacia la ciudad de México, y la emigra-
ción de trabajadores agrícolas a Estados Unidos durante los últimos 15 años.
Tal parece que los patrones migratorios se manifiestan en maneras diferencia-
das de cambio y adopción cultural. Así, es obvio que los migrantes internacionales
pueden romper sus lazos comunales, o bien reforzarlos volviéndose mecenas de
fiestas patronales, mayordomos y promotores de la modernización de sus pue- Del campo para la ciudad.
blos. Tienden a adoptar patrones culturales de los lugares que visitan, y su indu- Sobre el río Pantepec varios
hombres transportan bultos
mentaria consiste de prendas importadas. A menudo, entre ellos se refuerzan o con hoja de maíz o totomoxtle
crean identidades comunitarias con características étnicas. que posteriormente serían
trasladados a Querétaro.
Ixhuatlán de Madero.
250 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Entre los migrantes nacionales encontramos una gran variedad de respuestas


culturales. Muchos de ellos sumidos en relaciones ignominiosas de sujeción
económica, difícilmente cambian indumentaria, patrones alimenticios o tipo de
habitación. Entre los jóvenes es de notar que sus proclividades migratorias se
manifiestan en gran medida en su indumentaria y adorno personal. Los que mi-
gran a las ciudades intermedias de la región adoptan la indumentaria campesina
común de la región y sus patrones económicos no se alteran sustancialmente
combinando sus actividades agrícolas con el trabajo de albañilería, jardinería,
etcétera.
Es más notorio el cambio de indumentaria entre los jóvenes que migran a ciu-
dades fronterizas como Laredo, o bien Monterrey y Distrito Federal. Ellos adop-
tan adornos personales e indumentaria emblemáticas de las clases trabajadoras
subordinadas de esos lugares conocidos popularmente como “cholos”. También
se comparten gustos musicales, el pelo largo, aretes, collares, pulseras, patrones
nuevos de cortejo y relaciones sexuales premaritales. Tienden a formar pequeñas
bandas locales con nombres que combinan a veces aspectos de identidad étnica
repensada en un ambiente urbano.
En conjunto, estos fenómenos conducen a la emergencia de la juventud indíge-
na como una categoría social. Para estos jóvenes no son válidos todos los antiguos
patrones de conducta, selectivamente eligen algunos de ellos, en particular los
asociados con las fiestas para renovar o repensar su identidad étnica.
Panadero zapoteco. En la Las aspiraciones de muchos de ellos ya no son agrícolas, sino urbanas o semiur-
dieta indígena los productos banas, basadas en el empleo, cuya característica moderna es la “flexibilidad”, expre-
locales son gradualmente
desplazados por aquellos sada en la movilidad territorial y en el cambio de trabajo e incluso de especialidad,
de manufactura industrial, ciertamente dentro de un rango en donde se incluye la albañilería, jardinería, car-
Nigromante, Playa Vicente,
Veracruz.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 251

Comerciantes nahuas.
Trasladan sus productos del
pintería, servicios, trabajos manuales de toda índole y el acomodamiento a todo campo a la ciudad. Tequila.
tipo de circunstancias habitacionales, que a menudo incluyen el hacinamiento
en las ciudades nacionales o extranjeras y compartir gastos de arrendamien-
to, alimentación y pago de servicios como electricidad. Esto implica también un
acelerado entrenamiento en las actividades cotidianas de la modernidad: usar el
teléfono, agua corriente, letrinas sanitarias, estufas de gas o eléctricas, refrigera-
dores y formas más complicadas de comunicaciones como internet, cable, com-
putadoras e incluso el aprendizaje, aunque sea elemental, de otras lenguas tanto
indígenas como extranjeras, particularmente el inglés.
Un fenómeno alarmante es la incidencia de nuevas enfermedades como el sida,
que se suma a las ya comunes en la región, ancladas en situaciones endémicas de
desnutrición, pobreza y marginalidad.

Migración de mujeres

Los destinos tradicionales de migración de las mujeres, en el servicio doméstico


llamado precisamente “destino”, han cambiado también. Todavía son muchas las
mujeres indígenas que se van al destino a servir en casas de personas con ma-
yores posibilidades económicas que les proporcionan, a veces, alojamiento, ali-
mentos y un salario, en el mejor de los casos. En muchos otros casos ellas tienen
que compartir con parientes y amigas cuartos y facilidades en los sectores más
humildes de las poblaciones a donde migran.
En la actualidad, el hecho mismo de que algunas mujeres formen parte de ban-
das citadinas indica que han ampliado también su ámbito de migración y empleo,
252 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

siendo las maquiladoras locales y regionales en donde encuentran empleo más a


menudo. De ahí que ellas también adopten patrones de indumentaria y adorno
que con frecuencia escandalizan a los lugareños. En Coxquihui hemos observado
parejas de jóvenes en el parque platicando o enfrascados en relaciones más ínti-
mas, lo cual era impensable años atrás. Incluso han tenido que cerrar el cemente-
rio durante la noche porque los muchachos van allá a “hacer sus cosas”. Debido a
sus costumbres extrañas y novedosas también atraen la solicitud y atención de las
fuerzas del orden, de quien reciben acoso continuo.
Las mujeres suplen la falta de educación sexual en la escuela y en la casa de ma-
nera violenta cuando se embarazan y cargan, a menudo solas, la responsabilidad
de atender a sus hijos, en condiciones de migrantes. En ciertos casos recurren a la
solidaridad de mujeres en situaciones similares, que se ayudan unas a otras para
cuidar a los hijos. Suelen dejar a los hijos encerrados en sus humildes cuartos
mientras se van a trabajar. Otras veces sus padres les ayudan con la crianza de los
hijos. En no pocas ocasiones logran establecer relaciones estables con hombres de
la localidad o migrantes, con quienes comparten la responsabilidad de la crianza
de los hijos.

Los migrantes y sus hijos


Después de varios meses de
haber migrado, un hombre Al igual que los padres, los hijos de los migrantes sufren procesos de separación y,
regresa a su comunidad con
motivo de la fiesta de la Virgen a menudo, de pérdida de identidad étnica cuando se crían en espacios totalmente
de Guadalupe o Tonahtzin. ajenos a las comunidades de sus progenitores. Al llegar a la edad madura se iden-
Arrodillado, agradece.
Tehuipango.
MIGRACIÓN INDÍGENA EN VERACRUZ 253

Sobre el río Pantepec, un


par de embarcaciones son
tifican con aspectos de la cultura de sus padres, e incluso llegan a hacer esfuerzos cargadas de plátanos. Tuxpan.
considerables por recobrar aspectos que consideran salientes de su identidad ét-
nica o cultural.
Por otro lado, en el pueblo se sienten los efectos de la migración, sobre todo en
los jóvenes. En ciertos casos la migración de hombres jóvenes es preponderante, y
entonces encontramos mayor número de mujeres con hijos pequeños, además de
ancianos o personas maduras de ambos sexos.
En ocasiones las mujeres permanecen en sus casas con sus hijos, a veces quedan
al cargo de los suegros o de sus propios padres. Todos estos casos vienen acompa-
ñados de un cúmulo de consecuencias sociales. Es frecuente que ambos esposos
migren y dejen a los hijos con los padres de alguno de los cónyuges.
En otros lados mujeres y hombres migran juntos. Entonces los pueblos están
formados por niños pequeños y adultos mayores. Obviamente la falta de una
convivencia constante y permanente con sus propios padres crea lazos peculiares
de afecto con ellos y con sus abuelos. Pero, más que nada, ven a la migración como
algo natural y deseable y los antiguos vínculos comunitarios como una carga one-
rosa. En Zongolica vive un joven que migra con un conjunto de indocumentados,
a pesar de que él tiene en orden sus documentos de residencia en Estados Unidos.
Para éste y otros muchos jóvenes la migración se ha convertido también en una
aventura y un rito de pasaje.
Cuando el padre es el ausente, éste se convierte en prácticamente un descono-
cido para sus hijos, el que provee el sustento y cubre las necesidades materiales.
Entonces la figura de la madre, si no es minimizada por sus suegros, se convierte
en el foco central de las relaciones familiares.
Gallo
C A P Í T U L O 1 1

Sistema de cargos
en Veracruz
Pablo Valderrama Rouy*

E
l sistema de cargos es la institución social mediante la cual
los pueblos indígenas organizan los puestos públicos que conforman la
jerarquía cívico-religiosa de sus comunidades. Esta jerarquía comprende
desde las autoridades “tradicionales” encargadas del gobierno y de la justicia, hasta
los responsables de cuidar la iglesia (fiscales o mayores), o de organizar las fiestas
que componen el ciclo festivo religioso de la comunidad (mayordomos). El sis-
tema incluye cargos permanentes, como los miembros del consejo de ancianos, o
rotativos, como los mayordomos o los fiscales de la iglesia.
Una de las características notables de este sistema es que el servicio presta-
do por los cargueros no es retribuido con un salario. A cambio de su trabajo y
de la inversión económica que en algunos puestos se realizan, ellos obtienen
prestigio, es decir, la comunidad otorga el reconocimiento de que son miem-
bros “distinguidos”, confiriéndoles una cuota de autoridad y estima que aumenta
conforme a los cargos que se van ocupando. Como plantea Tzvetan Todorov,
“los hombres quieren no sólo ganarse la vida, sino también recibir un reconoci-
miento social.”1 En las comunidades indígenas este reconocimiento se obtiene,
en gran medida, por el hecho de pertenecer a ellas; este sentimiento se refuerza
de manera especial con la participación en el sistema de cargos que rige su vida
política y religiosa.
Esta “economía de prestigio” se basa en una lógica en la que es más importante
el gasto festivo y la dedicación al cargo para obtener reconocimiento social que la
acumulación de riqueza personal. En algunos casos, al igual que en la mayordo-
mía, el cargo no sólo implica dedicación, es decir, inversión de tiempo, sino tam-
bién inversión de la ganancia obtenida de su actividad principal.
El sistema de cargos es una institución colonial que se desarrolló a partir del
siglo xvi con la imposición del cabildo español en los pueblos indígenas sobrevi-
vientes a la Conquista y a la catástrofe demográfica. Aunque retoma algunos ele-
mentos de la antigua organización mesoamericana de los pueblos indígenas (al-
tépetl), se puede decir que es una institución nueva, ya que la mayor parte de sus
puestos y nomenclatura provienen del modelo hispano. Sin embargo, el sistema
de cargos que hoy encontramos en las comunidades indígenas se ha modificado
en gran medida en relación con el modelo colonial.
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.
1
Tzvetan Todorov, “Destinos de la identidad”, en Letras Libres, núm. 34, 2001.

255
256 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

GRÁFICA 19
S I S T E M A D E C A R G O S E N L A C O M U N I D A D TO TO N AC A D E Z O Z O C O L C O D E H I D A L G O

Los cambios en la organización del ayuntamiento municipal y la forma de elegir


a sus miembros han dado lugar a que en la mayoría de los municipios indígenas
de Veracruz las autoridades ya no formen parte del sistema de cargos. A diferen-
cia de Oaxaca, donde la mayor parte de los municipios eligen sus autoridades de
acuerdo con “usos y costumbres”, en Veracruz se hace bajo el sistema de partidos.
Esta situación ha provocado que el sistema de cargos tradicional esté más centra-
do en la organización festivo-religiosa que en el ámbito de gobierno y justicia.
No obstante, es importante señalar que en muchas comunidades del estado
los indígenas prefieren mantener cierto nivel de autonomía política y resolver sus
conflictos interpersonales al interior de las mismas comunidades por la vía de la

Huastecos o teeneks rezando


con motivo de “las posadas”.
San Francisco, Chontla.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 257

Mapa 22. Porcentaje de población con educación básica completa. Región Zongolica.
258 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

conciliación mediada por una autoridad


tradicional que recurrir a las instancias
del aparato judicial regional o estatal.
Frank Cancian plantea que “entre las
funciones del sistema de cargos están:
definición de los límites de ser miembro
de la comunidad, reforzamiento del com-
promiso con los valores comunes, reduc-
ción del conflicto potencial y sostén de los
esquemas tradicionales de parentesco.”2
También contribuye a mantener un cierto
nivel de cohesión entre los miembros de
las comunidades, ya que la participación
Trabajadores del complejo en la jerarquía cívico–religiosa implica un
petroquímico de Cosoleacaque
transportando el palio de la intercambio de reciprocidades que normalmente se sobrepone a la presencia de los
Virgen de la Candelaria por conflictos interpersonales.
una de las colonias zapotecas
de Minatitlán, Veracruz. El sistema de cargos es importante no sólo porque en él participan la mayor
parte de los miembros de la comunidad, sino porque la gestión que hacen los
cargueros se puede considerar como uno de los principales mecanismos me-

2
Frank Cancian, Economía y prestigio en una comunidad maya. El sistema religioso de cargos en Zinacantán, 1976.

PERFUMES DE VERACRUZ:
LA PIMIENTA

Elizabeth Peralta González*

L a pimienta gorda es nativa


de América, se desarrolla prin-
cipalmente en el bosque tropical pe-
lan, Jonotla, Tuzamapan de Galeana,
entre otros.
El árbol es de gran altura, for-
destila del fruto y la hoja puede ser
empleado en perfumería.
El fruto es una semilla redonda y
rennifolio en la vertiente del Golfo de ma parte de la flora nativa de la zo- pequeña que se cosecha en los meses
México, siendo la Sierra de Papantla na, y además se encuentra entre los de julio, agosto y septiembre de forma
el lugar idóneo para el cultivo de tal cafetales, acahuales y huertos. Anti- manual: las personas se suben al ár-
especie. Se produce en los munici- guamente casi no se comercializaba bol con un cesto y recolectan el fruto
pios de Papantla, Coyutla, Filomeno el fruto, sólo se empleaban las hojas ya maduro del tronco y ramas. Poste-
Mata, Mecatlán, Chumatlán, Cox- del árbol para uso culinario; luego se riormente la ponen a secar al sol; los
quihui, Coatzintla, Coahuitlán y Zo- comenzó comercializar, aunque los totonacos y nahuas extienden en sus
zocolco de Hidalgo. También se cose- totonacos y nahuas siguieron em- patios o en los techos de concreto el
cha en algunos municipios de Puebla, pleando las hojas para sazonar sus fruto recolectado de seis a diez días,
cercanos al estado de Veracruz, entre comidas. dependiendo de las condiciones cli-
ellos Huehuetla, Caxhuacan, Cuetza- El fruto y las hojas son utilizados máticas.
como condimento y para uso medi- La variedad de pimienta que se
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. cinal, mientras que el aceite que se cultiva en estos lugares es la dioica,
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 259

diante los cuales la comunidad ejerce control sobre ciertos factores culturales
que simbolizan su identidad y les dan autonomía.
Los cargos son ocupados rotativamente por hombres y excepcionalmente por
mujeres. El servicio en los cargos dura por lo regular de uno a tres años, aunque
en algunos casos, como los danzantes, se prolonga debido a que la “promesa” re-
ligiosa que hacen implica el compromiso de bailar durante periodos de cuatro y
hasta siete años continuos. Asimismo, hay algunos cargos de rango más alto que
son vitalicios, los miembros de los consejos de ancianos o sus equivalentes, como
autoridades “principales”, además de otros cargos que varían según la comuni-
dad. Por ejemplo, en el municipio totonaco de Chumatlán, los tres catequistas
encargados de la iglesia ocupan el puesto en forma permanente, mientras que
los fiscales cambian cada año. En cambio, en el vecino pueblo de Zozocolco, el
fiscal ocupa el cargo en forma permanente y los catequistas se van rotando.
La organización del ritual festivo al santo patrono, y demás imágenes que se
veneran en la iglesia local, tiene como fin garantizar el bienestar de la comunidad.
El intercambio con los santos es, según la tradición, una relación basada en el
respeto, reconocimiento, agradecimiento a la divinidad con el fin de obtener su
protección, además de propiciar las condiciones que aseguren el sustento de sus
miembros. El gasto ceremonial tiene este propósito explícito, el carguero toma la
responsabilidad por una decisión individual pero en realidad está asumiendo una
obligación que afecta a toda la comunidad.

Campesinos mirando al cielo.


260 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

La decisión individual de tomar un


cargo religioso tiene dos motivos, uno
explícito que corresponde a una entidad
divina por un favor recibido, “pagar una
manda” o “por gusto”, es decir, porque se
considera que propiciando a la divinidad
se puede mantener cierto bienestar; y
otro, no expreso, que es el ascenso social,
la elevación del rango ceremonial que
implica el reconocimiento, el respeto y
la estima del resto de la comunidad, es
decir, el prestigio.
Las mayordomías mayores como la
Zapotecas. La reina y su corte. patronal sólo pueden ser tomadas por
Coatzacoalcos.
las familias que disponen de más recursos económicos. En cambio, “los pues-
tos menores, que comprenden la ejecución de tareas no calificadas, tales como
las de conducir mensajes, asear el templo o la municipalidad, cuidar el orden
y la policía del pueblo, implican gastos escasos para el carguero y su familia.”
Por tanto, los puestos que forman la base del sistema de cargos son mucho
más abiertos a la participación de todos los miembros de la comunidad que
los de la cúspide, ya que estos últimos no sólo requieren de prestigio y estatus

conocida comúnmente como pimien- decayendo la comercialización en los colco de Hidalgo durante las posa-
ta gorda o pimienta tabasco. Para que noventa, lo que permitió la entrada a das de finales de noviembre (día 24)
este árbol comience a dar sus frutos, los comerciantes de menor escala. Ade- y mediados de diciembre (día 24) en
es necesario que transcurran cinco o más de esta cooperativa existen otros honor al nacimiento de Jesús.
seis años y su mayor producción se grupos como la Organización de Pro- En la casa en donde se realiza esta
alcanza a los 20 años. ductores de Pimienta y Café de la Sie- festividad las paredes y el techo in-
La comercialización del fruto seco rra Norte de Puebla S.S.S.; ubicada en terior se arreglan por los totonacos
en esta región es reciente, aunque en el Huehuetla, Puebla, así como diversas con hojas de tepejilote, palmas teji-
siglo xix ya se registra la presencia de cooperativas formadas en cada munici- das en forma de estrellas y flores de
este producto. Victoria Chenaut reto- pio para comercializar su producto. nochebuena; mientras que el suelo
ma a Lombardini, quien menciona: “lo El costo de la pimienta varía se- se adorna y aromatiza con las hojas
que más de preferencia se cultivan en gún el precio internacional, así que en de pimienta regadas por los caseros.
ellos [los papantlecos], es el maíz, frijol, ocasiones es muy alto y se compra a Las posadas se realizan durante la
pimienta, zarzaparrilla, tabaco, chile y buen precio, pero cuando éste baja la noche y cuando los invitados co-
el precioso fruto de la vainilla”.1 El auge comercialización desciende. mienzan a llegar la alfombra de ho-
se dio en el último tercio del siglo xx, Las hojas de la pimienta se em- jas de pimienta expide su olor a los
en las décadas de los setenta y ochenta, plean entre los totonacos de Zozo- asistentes.
siendo comprada por los comerciantes
de Papantla, Veracruz y de Cuetzalan,
Puebla. En los años ochenta el produc-
to se vendió a gran escala exportándose
a Europa; la mayor parte del producto
lo acaparó la cooperativa Tosepan Ti-
taniskeh del municipio de Cuetzalan,
1
Lombardini, citado en Victoria Chenaut
(coord.), Procesos rurales e historia regional. Sierra
y costa totonacos de Veracruz, 1996, p. 42.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 261

Danzantes. Filomeno Mata.


262 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

como en el pasado, sino que el acceso a ellos está condicionado por el nivel
socioeconómico.
El tiempo de rotación de los cargos no es el mismo para los puestos infe-
riores que para los superiores. En el caso de los primeros, normalmente tienen
una duración anual, mientras que los segundos se extienden a tres años o más.
Las diferencias en el tiempo de rotación determinan que los puestos inferiores
estén más abiertos a la participación de un mayor número de personas que los
segundos. Las mayordomías son la excepción, pues tanto las mayores como
las menores son cargos ceremoniales cuya rotación es anual. Por otra parte, los
miembros del denominado “consejo de ancianos” que hay en muchas comuni-
dades no están sujetos a una temporalidad predeterminada como los demás
cargos, sino que son vitalicios y se accede a ellos después de haber cubierto la
mayor parte de los cargos ceremoniales y a veces también algunos puestos de
gobierno. La influencia de este consejo varía entre una y otra comunidad, pero
por lo general está más relacionado con la toma de decisiones en la organiza-
ción religiosa. En Zozocolco de Hidalgo la organización de los ex mayordo-
mos de cada imagen se puede caracterizar como una “cofradía de mayordomos”
que decide sobre la aceptación de los nuevos mayordomos y participa en los
preparativos de la mayordomía para garantizar que todo se realice de acuerdo
con la tradición.
Anteriormente, las relaciones entre los cargos de gobierno y los cargos de la
Tradición y modernidad. En
medio de la niebla, nahuas organización festivo-religiosa eran muy estrechas, pero el proceso de laicización
trasladan las bocinas en un en la organización política del estado ha provocado su paulatina separación. Sin
burro para amenizar el baile,
con motivo de la fiesta embargo, todavía hoy la autoridad civil sigue teniendo un papel importante en
patronal de la Virgen de la vida ceremonial. María Teresa Rodríguez dice que en la región de Zongolica,
Guadalupe. Achichipico,
Tehuipango.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 263

Trabajo colectivo. Un grupo de mujeres hace tamales, los hombres ayudan a amarrarlos. Sayula de Alemán.
264 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

y en particular en el municipio de Atlahuilco, “los funcionarios civiles sancionan


el cambio de mayordomos y funcionarios religiosos durante la ceremonia de
Año Nuevo.”3
En Atlahuilco, municipio de la Sierra de Zongolica, el sistema de cargos reli-
giosos se compone de la siguiente manera: un presidente eclesiástico que es:

el responsable de coordinar el desarrollo del ciclo ritual anual y de la observan-


cia de cada una de las fiestas, así como de asignar formalmente los cargos a los
mayordomos al inicio de cada año en la ceremonia de Año Nuevo. Este puesto
se considera de gran responsabilidad y puede prolongarse indefinidamente, en
tanto el responsable cumpla cabalmente con sus funciones. Este funcionario es
elegido por el pleno de los cargueros, considerando los méritos en el desempeño
de otros cargos ceremoniales.4

Los encargados de custodiar el templo de Atlahuilco, de recibir al sacerdote, cola-


borar en los oficios religiosos y repicar las campanas durante todo el año son 12
sacristanes menores o semaneros, encabezados por el sacristán mayor, también
llamado diputado mayor. Este último, es:

3
María Teresa Rodríguez, “Ritual, identidad y procesos étnicos entre los nahuas de la Sierra de Zongolica, Ver.”, 2000.
4
Idem.

LAS DANZAS INDÍGENAS


EN EL ESTADO DE VERACRUZ

Elizabeth Peralta González*

S in formar parte del sistema


de cargos, las danzas en el estado
de Veracruz juegan un papel impor-
de música encargado de interpretar
los “sones” que la caracterizan, y de en-
señar a los futuros músicos. Además
danza y la gestión económica ante las
autoridades municipales para adqui-
rir los trajes y accesorios. Debido al
tante en las fiestas religiosas y mayor- de él, hay un maestro de danza nom- apoyo recibido por parte del muni-
domías. Los involucrados bailan en brado capitán o caporal, éste enseña cipio, los danzantes están obligados a
honor al santo patrono y otros santos a los nuevos integrantes los pasos, el bailar en festivales cívicos no relacio-
del pueblo. Algunos de los danzantes ritmo y la coreografía de la danza. Por nados con la devoción religiosa.
son solicitados por mayordomos de otra parte, el teniente llamado caporal Los danzantes bailan por volun-
otros pueblos, los cuales pagan el pa- o capitán en varios lugares es el encar- tad propia (gusto), devoción y pro-
saje, proveen los alimentos y, en oca- gado de organizar los ensayos y pro- mesa al santo patrono u otro santo,
siones, ofrecen el hospedaje. veer los alimentos durante el periodo durante un periodo que va de cuatro
Las danzas tienen una organización que duren, si bien en algunos pueblos a siete años. Para ingresar al grupo
jerarquizada y el nombre de los cargos estas actividades se turnan entre los es necesario que el interesado sea in-
varía en cada pueblo. Hay un maestro mismos danzantes. vitado por el maestro de la danza o
El maestro de música, el caporal por algún compañero integrante de
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. y el teniente son los encargados de la la misma.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 265

un cargo de alto prestigio mientras que el de sacristán menor o semanero se con-


sidera como un servicio meritorio hacia el templo y los mayordomos. Estos 12
funcionarios se turnan de forma rotativa, en parejas para cuidar el templo día y
noche a lo largo de una semana, lo cual significa que a cada pareja le corresponde
ocho o nueve semanas de servicio en un año.

Los encargados de patrocinar las fiestas de las 42 imágenes religiosas del templo
de Atlahuilco son los mayordomos, que permanecen en su puesto durante un año
y que además de pagar el festejo a la imagen deben cuidar de ella en el templo,
acudiendo cada domingo a cambiar flores y ceras.
Los encargados “de guiar el desarrollo de las ceremonias y de hablar a nombre
de los anfitriones de las fiestas” son los tlayekanke, que siempre asisten acompa-
ñados de sus esposas ya que ellas son las encargadas de dirigir las labores de la
cocina para realizar el banquete ceremonial. “Un hombre y su cónyuge pueden
llegar a ser tlayekankemeh por el solo hecho de ser invitados para serlo, acto que
constituye por sí mismo el reconocimiento de que cuentan con los requisitos in-
dispensables para ello.”5 Además de este especialista que apoya al mayordomo
hay otros más que cumplen la función de colaborar con aportaciones económicas
llamados teachka y taltekimaitl.

5
Idem.

Amanecer en el Golfo.
266 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Los grupos de danza también participan en las fiestas de mayordomía


y por tanto constituyen un servicio a la comunidad que es retribuido con
prestigio.
En Coxquihui, municipio de la región del Totonacapan, la jerarquía de cargos
religiosos se compone de los siguientes puestos: topiles, monaguillos, catequis-
tas, mayordomos, fiscales y miembros del consejo de ancianos. Los topiles son
los ayudantes de los fiscales, los jóvenes que así empiezan su carrera de servicio
comunitario son los encargados de mantener limpia la iglesia, ayudar a montar
el adorno de la iglesia cada vez que hay fiesta, llevar avisos y otras tareas que les
encomienda el fiscal.
Los monaguillos son los ayudantes de los catequistas y del sacerdote, están en-
cargados de recoger las limosnas y ofrendas en especie que la gente lleva a la iglesia,
además de ayudar durante las misas. El catequista organiza los cursos de doctri-
na y, junto con los mayordomos, preparan las fiestas en la iglesia y están comisio-
nados para invitar a las danzas de otras comunidades y avisar al sacerdote sobre
las misas que requiere la población. Los tres fiscales de la iglesia están encarga-
dos de cuidar el edificio y sus imágenes, deben abrir y cerrar las puertas y vigilar
que se mantenga limpio, deben “estar pendientes de las veladoras” y recoger la
limosna de las imágenes. Para ser fiscal debe ocuparse antes el puesto de mayor-
domo cuatro veces, estar casado y ser una persona de mediana edad. El cargo
dura un año pero se puede reelegir. En algunas fiestas, como en Todos Santos,

En ocasiones, los miembros de la El vestuario y nombre de una danza cedencia histórica, en dos grupos. En
danza son parientes (hermanos, pri- cambia de un pueblo a otro. Las danzas el primer grupo encontramos las que
mos, hijos o tíos) y pueden pertenecer a registradas en la Huasteca son: Man- tienen un antecedente prehispánico:
una o varias localidades. Las danzas son tezumas o Moctezumas o “Danza del “Quetzales”, “Voladores”, “Huahuas”,
ejecutadas por niños, jóvenes y adultos, Espejo” o “Lanceros”, “Machines”, “Me- “Coreos”, el “Tigre”, la “Basura”, del
en su mayoría hombres. La edad de ini- cos”, “Tigrillos”, “Gavilanes”, “Negritos”, “Tigrillo”, de los “Gavilanes”, los “Me-
ciación es entre los seis y siete años. Las “Viejos”, “Damas” y “Comanches”, y la cos”, el “Carrizo” y los “Comanches”.
mujeres participan excepcionalmente “Danza del Carrizo”. En el segundo grupo están: “Torea-
porque los papeles femeninos son re- En la región de Zongolica se re- dores”, “Moros” y “Cristianos” o “Mo-
presentados por hombres, como es el gistran, la “Danza de los Moros”, los ros” y “Españoles”; los “Santiagos”, los
caso de la Maringuilla, sin embargo “Tocotines” y los “Huatenes”. “Negritos” o “Danza de los Capora-
en algunos municipios ellas participan En el Totonacapan las danzas son: les”; los “Negritos” –en la Huasteca–;
dentro de las danzas. Por ejemplo, du- “Toreadores”, “Moros” y “Cristianos” la “Danza de los San Migueles”; los
rante un tiempo participó un grupo de o “Moros” y “Españoles”, “Santiagos”, “Tejoneros” o “Xcutes”; los “Huehues”;
“Voladoras” en Zozocolco de Hidalgo. “Negritos” o “Caporales” –distinta a la los “Matlachines”; los “Moctezumas”
huasteca–, “San Migueles”, “Tejoneros” o “Mantezumas”; la “Malinche”; los
o “Xcutes”, “Huehues” o “Matlachines”; “Huatenes” y los “Tocotines”, que
la “Malinche”, “Tocotines”, “Quetzales”; inicialmente fueron representaciones
“Voladores”, “Huahuas” y “Coreos”. Las teatrales durante la Colonia.1 Éstas
danzas de huahuas, voladores y quet- personifican conflictos en pares de
zales tienen un vestuario muy pareci- oposición: cristiano-pagano, cultura-
do, aunque son distintas. naturaleza y nativo-extranjero.2
Las danzas en el sur de Veracruz
son: la “Malinche”, el “Tigre” y la
“Basura”. 1
María Sten, La vida y la muerte del teatro
Todas las danzas mencionadas náhualt, El Olimpo sin Prometeo, 1974.
2
Carlo Bonfiglioli y Jesús Jáuregui, Las dan-
pueden dividirse de acuerdo a su pro- zas de la Conquista I, 1996.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 267

Procesión con imágenes religiosas en el marco de la Semana Santa. Tehuipango.

“Danza de los Quetzales” (detalle). Zozocolco.


268 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Niñas totonacas danzando.


Filomeno Mata.

ellos son los responsables de repicar las campanas todo el día durante los tres
días que dura la fiesta.
El consejo de ancianos es la instancia donde se discute y se decide sobre las pro-
puestas de quienes desean ser mayordomos. De los aspectos personales que se con-
sideran importantes para acceder a este grupo se mencionaron los siguientes: ser tra-
bajador, honesto e interesado en los asuntos de la iglesia, además de estar casado por
la iglesia y haber ocupado antes otros cargos religiosos.
En la comunidad de Totomoxtle, municipio de Papantla, el sistema de cargos se
compone de un grupo de doce personas que están a cargo de la capilla. El grupo
lo forma un presidente de capilla y su asistente, un secretario de capilla y su asis-
tente, tres vocales, un tesorero y su asistente, un capillero y dos catequistas, uno
de comunión y uno de confirmación.

Representación del viacrucis


por feligreses tepehuas de
la Iglesia Ortodoxa, Pisa
Flores, Ixhuatlán de Madero,
Veracruz.
SISTEMA DE CARGOS EN VERACRUZ 269

Tres generaciones, una familia. Abuela, sus hijas y nieta. Altotonga.


Jarana
C A P Í T U L O 1 2

Música y danza:
el son jarocho
Lilly Alcántara Henze*

E
l estado de Veracruz comprende, en términos etnomusicales,
dos áreas principales: el norte, con su tradición de son huasteco, y el sur,
que incluye la región costera, pantanosa y montañosa de Los Tuxtlas, la
región del Sotavento (de la cuenca del Papaloapan hasta la costa) y la gran cuenca
del río Coatzacoalcos, donde nace y se cultiva el son jarocho. En el centro no se
reconoce un género musical distintivo.
La población de esta segunda región, de antecedentes olmecas, es en su mayoría
mestiza: de raíces indígenas (nahuas, popolucas, mixes, chinantecos y mazatecos),
españolas (flamencos, andaluces, castellanos, además de portugueses, y después,
italianos, catalanes y gallegos) y africanas (principalmente del Congo y Angola,
junto con menor población esclava filipina). A ellos se han sumado cientos de
inmigrantes istmeños oaxaqueños e inmigrantes cubanos y jamaicanos que llega-
ron al golfo mexicano para trabajar a lo largo del siglo xx.
Debido a esta diversidad de territorios y habitantes, cada una de las zonas de la
región sur-Sotavento desarrolló un estilo diferente de bailar, tocar y cantar el son
jarocho, como “el costeño”, “el sotavento” o “campesino llanero” y “el abajeño”, o el de
mayor y cadenciosa influencia indígena.
Los primeros fandangos del pasado surgieron entre personas y ejecutantes de
músicas de diferentes orígenes y contextos socioculturales durante la colonización
de América y el Caribe. Los principales difusores debieron ser gente del campo o
con ocupaciones de mucha movilidad espacial, como arrieros, marineros y trova-
dores de profesión. El fandango de son jarocho tiene un tronco común con otros
géneros festivos de países del Caribe hispano y del Continente Americano que
surgieron desde la Colonia (sobre todo durante los siglos xviii y xix) con estilos
musicales y dancísticos similares, como la mejorana panameña, el joropo venezo-
lano y el seis puertorriqueño. En todos estos países existen narraciones sobre fan-
dangos registradas por autoridades civiles y eclesiásticas, historiadores, cronistas
y viajeros. En México los hubo en diferentes puntos de la República como Jalisco,
Guanajuato, ciudad de México, Guerrero, Veracruz, Tabasco y Morelos en los
siglos xvii, xviii y xix.
El son jarocho es resultado del intercambio y acoplamiento de música de tres
orígenes primordiales: hispana, indígena y africana. Su base es la música profana

* Investigadora independiente.

271
272 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mapa 23. Porcentaje de población con educación básica completa. Región Sur.
MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 273

popular amulatada de Andalucía, como las “seguidillas playeras” y “gitanas”, el


“bolero”, las “malagueñas”, el “fandango” y las “sevillanas”; junto a la música barroca
de influencia campirana y culta, difundida ampliamente por la península y hasta
las islas Canarias. De este repertorio especialmente popular en la Nueva España
hacia la segunda mitad del siglo xviii permanecen todavía algunas normas de
estructura, compás, características melódicas y armónicas, textos poéticos y prin-
cipios danzarios.
A esta base se sumaron rasgos africanos como la polirritmia, cierta gestualidad
en los modos de bailar, cantar o improvisar y la ejecución de los instrumentos,
figuras melódicas, bases rítmicas como el 6/8 y el sentido mágico religioso aso-
ciado a la música que compartían con la tradición indígena que también absorbió
el son.
El son de Veracruz está registrado en los cantos y bailes prohibidos por la
Santa Inquisición, aproximadamente desde 1695, y luego en testimonios del
siglo xix por viajeros y visitantes, principalmente europeos, sobre fandangos Anciano y niña nahua.
Comunidad de Pichole,
en lugares como la hacienda de San Nicolás, Chinameca, Huatusco, Tuxtepec, perteneciente al municipio
de Platón Sánchez.
274 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Pareja en traje folclórico.


MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 275

Oaxaca, Minatitlán o una boda entre los popolucas de Soteapan. En las des-
cripciones encontramos características presentes en la actualidad, como las fies-
tas diurnas o nocturnas que suelen durar toda la noche, con un número variable
de músicos tocando arpas, violines, guitarras, vihuelas, jaranas, bajos bandoles;
improvisan versos con gran picardía; en el baile había un gran contraste entre
la agilidad de los pies y la poca movilidad del torso y la cabeza; los músicos
cantaban en coros que respondían a un solista; ejecutaban bailes pantomímicos,
zapateados y mudanzas; la gente se sumergía en un furor colectivo; el fandango
estaba ligado a celebraciones religiosas y civiles con dos aspectos, uno ritual y
otro popular, conciliables.
Por otro lado, también describieron elementos que han caído en desuso,
como la iluminación de faroles; el canto de las bailadoras (hoy día en el son se
está reactivando la participación de las mujeres en la música y la versada); el
uso de flautas; el uso de recursos coreográficos como la “gala” o “galeada”; y las
asociaciones frecuentes de estos fandangos con las ferias, con cierta dosis de
violencia que daba lugar a peleas, y con los milperos, vaqueros y arrieros negros
y mulatos libres, aunque también con su carácter público y la mezcla de gente
de todos los estratos sociales.
El son jarocho se vive en comunidad, y su fiesta o “fandango” es su contexto
ideal. En él se recrean sentimientos, se fortalece la identidad y mantiene viva la
historia de los pueblos, sucede el cortejo amoroso o el relajamiento tras jornadas

RECUERDOS
DE UN HUAPANGUERO

Román Güemes Jiménez*

E ste texto es el producto de


una conversación con don Víc-
tor Ramírez del Ángel, reconocido
Cuando yo inicié mi aprendizaje
fue en un violín de carrizo, y nada
más se reían de mí los demás mú-
por eso me enseñé rápidamente
y no lo sentí difícil. En aquel
tiempo vivía un anciano llamado
huapanguero, nacido en Xoxoca- sicos de cuerda porque creían que Eusebio Pérez y con él fue con
pa, municipio de Ilamatlán, el 6 de no iba a prosperar mi instrucción, quien comencé.
mayo de 1943. La plática original porque es demasiado difícil apren- Por eso me enseñé muy bien a
se hizo en la lengua materna de don der a tocar el violín. Y después interpretar las canciones ranche-
Víctor, que es el náhuatl, y poste- me decían que interpretara los ras, piezas, cumbias, de todo me
riormente se preparó esta versión en sones de flor y a mí me alegraba enseñé a tocar porque en Xoxo-
castellano. Eliminamos las pregun- mucho tocarlos… Sones de cos- capa siempre se realizaban bailes,
tas para que fluya la palabra en una tumbre, sones de carnaval, pues cada ocho días, los lunes. Llegaban
sola tirada: todos los sones me gustaban to- los comerciantes de Huayacocotla,
carlos. […] Yo soñaba que toca- Chicontepec, Tuzanapa y Tlahue-
ba; pero no me enseñaban. Pero lompa; ahí se reunían; llegaban los
soñaba; yo soñaba que tomaba el lunes por la tarde; y esa misma
* Instituto de Investigaciones Antropológi-
cas de la Universidad Veracruzana. violín y tocaba muy bien. Tal vez tarde, al punto de las siete, empe-
276 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

de trabajo duro. Todo esto se refleja y vacía con pasión en la música compuesta
líricamente, en los rasgueos improvisados en la jarana, en los movimientos corpo-
rales y zapateos, mudanzas, versos y diferentes afinaciones de sus instrumentos.
La vida, hasta antes del dominio de los medios masivos de comunicación, gi-
raba en torno al son y la música de jarana, que se ejecutaba y escuchaba en todo
acontecimiento social y comunitario importante: en los cumpleaños, bautizos,
bodas (con su respectivo “fandango de las Cocineras”), limpias, entierros, pascuas,
fechas importantes del santoral local, peregrinaciones y velorios para la virgen, etc.
La gente decía muchos parabienes y consejos en verso en las diferentes celebracio-
nes, pero la comunicación no verbal también era muy importante, por ejemplo, los
jóvenes se enamoraban a través del baile, o de miradas.
El son jarocho y sus participantes provienen de un ambiente muy ligado a la
naturaleza: habitaciones tradicionales de zacate, palma y bejuco, clima caluroso,
cercanía con el monte y los animales y, hasta hace poco, ausencia de electricidad y
de carros que daba al lugar un silencio que magnificaba los sonidos de las cuerdas
y los zapateos.
Antiguamente la invitación al fandango o huapango era abierta; al llamado con
cuetes o disparos solían acudir los vecinos, gente de otras rancherías y ocasiona-
les visitantes citadinos o extranjeros. En muchos pueblos se hacían o hacen cada
fin de semana en lugares públicos, como las esquinas de los parques, mercados o
plazas centrales.

zaban a barrer la galera y se hacía el esos músicos, hoy ya un anciano, mos por Cuatecomaco, por el
baile. Una joven llamada Baseliza era don Carmen Tadeo. Mamey que le dicen, por ahí íba-
y otra muchacha llamada Macrina Cuando yo tuve un violín que mos a tocar ya en bailes; pero yo
Neri, ellas se encargaban de andar sonaba, pues descansaron mis sil- estaba chamaco, tenía yo como
invitando a las otras muchachas bidos y entró a trabajar mi pensa- unos 16 años, y el señor ese ya era
para que se embellecieran porque miento, ya no silbaba sino que aho- hombre grande. Újule, nos paga-
por la tarde se iba a realizar el ra ya producía música, sones, con ban creo $30.00 por cada noche o
baile. Por la tarde compraban una mi violincito de carrizo. Cuando más tiempo, el que fuera necesario,
docena de cohetes, los encendían mi mamá le compró ese violincito porque llegábamos a las 4 p. m.,
y los hacían estallar porque se iba a mi pariente Vicente del Ángel, y de ahí a darle hasta la madruga-
a realizar el baile. Antiguamente de Huitztipan, ya tenía yo unos 11 da, a veces hasta las cinco de la ma-
no había luz, motivo por el cual años más o menos. Bueno, cuando ñana, o hasta que se terminara la
los jóvenes de Xochiatipan venían ya me oía tocar la gente que pasaba fiesta o el baile. Nos íbamos a pie.
con sus focos o lámparas de mano por mi casa, como por ahí es cami- ¡Uuuh!, nos hacíamos casi seis ho-
y con eso se alumbraban al bailar no, pues ya cuando me arrimaba ras caminando.
en la galera. donde estaban los músicos grandes, Bueno, cuando nos contrata-
Yo nací allá en Xoxocapa, ahí pues ya me decían: “pues ’ora ca- ban para un baile, pues iban allá a
precisamente en Cuaxocotzintla, brón, agarra un violín de deveras…” Xoxocapa a contratarnos, iban dos
el barrio de mis abuelos paternos. Y me animaba yo a tocar un poco, personas: iba el agente municipal y
De aquellos músicos que te dije ya sin pena. Y cuando ya me enseñé otro compañero, pues querían que
que me prestaban sus violines, uno bien, anduve tocando con un señor tocáramos un ratito, ahí en la casa,
de ellos se llamaba Lucindo Gar- que se llamaba Eusebio Pérez, con para oírnos, para darles “la prueba”,
cía, que todavía vive y sigue en la ese señor empecé a salir a tocar, él pues ya les echábamos huapangos,
tocada del huapango; otro de los tocaba la huapanguera. Tocábamos rancheras, boleros. Ellos manda-
señores se llamaba Dionisio, que puras rancheras, boleros ranche- ban a traer aguardiente, y ahí con-
era de allá de Xoxocapa también; ros. Tocábamos ahí en Xoxocapa, vivíamos; yo, para ese tiempo, pues
no recuerdo su apelativo. Otro de ahí por un lado de Zonte, ahí íba- ya le entraba al “trago”. Tomábamos
MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 277

Baile jarocho.

puro aguardiente, la mejor bebida al rancho donde teníamos que el otro día tempranito a las cinco,
que nos podían ofrecer era cuando tocar y nos recibían en la casa del otra vez ahí están cuatro o cinco
nos “disparaban” la cerveza, era lo responsable de la fiesta; ahí llegá- viejos, ya enmascarados, prepara-
mejor que podíamos tomar: cer- bamos, pero antes de darnos de dos ya y nos tocaban a la puerta
vecita al tiempo. Ese aguardiente comer, querían oír música, querían para que nos levantáramos, y nada
en aquel tiempo lo fabricaban en que ya le echáramos. Sí, porque más abríamos tantito la puerta y
Huitznopala, Hidalgo. el tiempo estaba corriendo. Lle- ya se metían todos, pues teníamos
Pues ya estábamos ahí tocan- gábamos a las tres o cuatro de la que levantarnos.
do, dando la “prueba”. Ya estába- tarde y ya había que tocar. Tocába- El capitán llevaba el litro de
mos tomando en cada descanso, mos y después comíamos. A veces, aguardiente y nos invitaba a esas
y la gente hasta bailaba, pues sí, se cuando había carnaval, también lo horas, tempranito, había que en-
arrimaban unas personas al oír la mismo: llegábamos un día antes, trarle al aguardiente, sí, para el frío
tocada y porque ahí ya sabían que y a sonarle duro a la música. Te- decían. Y hasta la fecha continúan,
había “chupe”. níamos que llegar un día antes del siguen con la costumbre de echar-
Y si nos contrataban, y ya lle- inicio del carnaval, por ejemplo, si se un traguito muy temprano, un
gaba la fecha e iban por nosotros, empezaba el carnaval un viernes, “pegue”. Bueno, ese carnaval a no-
nos iban a traer dos personas; pero pues teníamos que llegar el jueves sotros nos tocó en Santa María
no llevaban caballos ni nada, no, por la tarde. Victoria, así le dicen al municipio
teníamos que caminar; pues sí, Ya el siguiente día, pues a em- de Zontecomatlán.
iban por nosotros para que no nos pezar a tocar, a las cinco de la ma- Bueno, ya me contrataban, lle-
fuéramos a arrepentir. No, la cosa ñana para que bailara la gente, los gábamos, y ahí nada más una no-
era seria, iban a la casa un día an- bailadores disfrazados a ésos que che se hacía el baile, era el martes
tes de la fecha, llegaban en la tarde ahí les dicen los viejos, o en ná- por la noche. Pues el baile, bueno,
y ya el otro día, tempranito, pues huatl mochijchiuajnij (los adorna- quiere decir que todo el viernes, sá-
teníamos que salir. Ya nos habían dos). Entonces comenzábamos a bado y domingo, el lunes andaba
dejado un adelanto de cinco o 10 tocar, terminando de tocar, pues ya uno casa por casa, así todo el ran-
pesos. Ya nos íbamos, llegábamos íbamos a cenar y a descansar; pero cho, pero ya el martes se dedicaba
278 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Danzantes ejecutando un
huapango.

uno a tocar en la galera, y por la tar- pe, era un señor que tomaba mucho volvía a tocar rancheras y entonces
de se realizaba el baile. Pues ya van y con tantito que le tocaran se caía sí, ya se paraban las muchachas y
con su botellita de rompope, cerve- como si fuera una mata de plátano, a darle de nuevo al baile. También
za, aguardiente y venía mucha gente yo creo que por eso le decían así al es costumbre que baile mujer con
a bailar; pero el martes dan de co- señor, porque Kuaxilotl significa mujer, esto sucede cuando se prin-
mer a la gente los capitanes del car- plátano. cipia a tocar y que los muchachos
naval, que son las personas encarga- Otra que les gustaba mucho a no se animan a sacar a bailar a las
das de la organización de toda la los enmascarados era “El Pájaro muchachas, entonces ellas se pa-
fiesta, se da entre otras comidas, Carpintero”, porque como traen ran a baliar entre ellas, ya después
mole. En la galera, cuando comen- a sus damas (que son otros hom- van dos o tres hombres a desapar-
zaba el baile, tocábamos sones de bres vestidos de mujer), ya piden tarlas y bailar con ellas, cada quien
carnaval como por ejemplo: “La “El Pájaro Carpintero”, que es muy con su muchacha. Sí bailaban los
Acamaya”, “El Kuatsiktli” (“el Chi- movido y se presta para bailarlo huapangos, pero solamente los ca-
cle”), “El Jabalí”, “La Liebre”, y unos “pegadito”, como si fueran parejas pitanes con las capitanas, porque
huapangos que no tienen nombre y de enamorados. Cuando ya esta- en el carnaval había capitanes y
sones de carnaval que tampoco ni ban reunidas dos o tres parejas de capitanas y entre ellos bailaban,
nombre tienen. Tocábamos uno enmascarados, pedían las “ranche- pero ellos lo hacían para animar
muy famoso por allá, que se llama ras corridas”. Bailaban como si fue- a los muchachos y a las mucha-
“Juan Kuaxilotl”, es un son muy ran hombre y mujer. Ya en el mero chas a que bailaran el huapango,
viejo al que le pusieron ese nombre baile, para que la bailara toda la ellos ponían la muestra para que
por un señor al que le gustaba mu- gente, el primer huapango que se se bailara, pero rara vez les hacían
cho ese son de carnaval, ya que cada tocaba era “La Leva” y “El Gusto” caso, y a veces solamente ellos se
vez que lo tocábamos lo cantaban y después. Pero comenzábamos con la pasaban bailando, porque eran
le decían en los versos que ahí esta- las rancheras, ésas las bailan mu- adultos y sabían bailar.
ba Juan Kuaxilotl y se lo dedicaban cho; pero cuando nos arrancába- Y como a media noche segui-
a él. Yo nunca supe por qué le de- mos a tocar huapangos, casi nin- mos tocando, pero ya era la hora a
cían Juan Kuaxilotl pero, según su- guno se paraba a bailar. Luego se la que se agarraban a trancazos los
MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 279

Para los fandangos en casas de familias se construye una enramada al frente de


la casa, la tarima en medio y alrededor de ésta bancas o asientos para bailadoras.
Se cuenta de fandangos que hacían al pie de una ceiba de la cual amarraban un
manteado. Desde el último cuarto del siglo xx no sólo se interpreta son jarocho
en estos mismos espacios, sino también en encuentros de jaraneros, presentacio-
nes en institutos de cultura y festivales nacionales e internacionales.
La comunidad “sonera” por tradición son mujeres y hombres de todas las
edades dedicados a la agricultura, la ganadería, la pesca, la construcción de ins-
trumentos, al hogar y actividades varias. Los miembros más respetados son los
viejos: memoria viva que resguarda la tradición y la transmite a las nuevas gene-
raciones, que generalmente aprenden a bailar, cantar o tocar en el seno familiar
desde corta edad.
A mediados del siglo xx el son jarocho tradicional corrió gran peligro frente
a los drásticos cambios locales y globales, como el auge de la industria en el sur
o la institución de modelos y modas musicales masivas provenientes de una cul-
tura del consumo, que atentan contra la tierra y las raíces de tantos mexicanos.
La difusión de estampas de un son jarocho descontextualizado de la comunidad
y el fandango se iba hegemonizando, hasta que algunos músicos, versadores y
bailadores llevaron a cabo un movimiento de reivindicación del son tradicio-
nal, el cual logró prevalecer y actualizarse en manos de los jóvenes herederos de
la tradición.

borrachos y, a veces, se terminaba


el baile antes de tiempo. Cuando
no había broncas pues el baile du-
raba hasta la mañanita, cuatro o
cinco, a veces se amanecía uno to-
cando, se tocaba hasta las siete u
ocho, pues sí, porque era el último
día de carnaval. En las otras fechas
también un baile duraba toda la
noche y parte de la mañana. Si
era el baile de un carnaval, pues se
hacía el martes, y ya el miércoles
jalábamos para la casa.

Mujeres venden plantas.


280 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Vendedor ambulante de listones.


MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 281

Huastecos, músicos y reyes.

Los instrumentos más populares y tradicionales del son jarocho son los cor-
dófonos de diferentes tamaños y afinaciones y las percusiones menores comple-
mentarias, en combinaciones que varían de región en región: la guitarra de son
o requinto, el violín (ya casi en desuso), las jaranas primera, segunda y tercera,
grandes y chicas, “mosquito” y “chaquiste”; las guitarras grandes de “tres cuartos” o
“leona”, media guitarra y un cuarto de guitarra; arpas grandes o pequeñas, guitarra
“jabalina”, cuatros y hasta guitarras sextas. Además se toca el güiro, guaje o “cha-
rrasca”, el pandero, la quijada de burro, la marímbula y, de popularidad creciente,
el cajón. La tarima es el instrumento percutor más importante, donde el bailador
lleva el ritmo y contrarritmo de la música.
De los antes llamados “sonecillos del país” y jarabes, algunos de los “sones
de montón” que componen el repertorio tradicional son: “El Aguardiente”,

Hombres a bordo de un
velero.
282 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Parejas bailando un huapango en una zona rural.

“DANZA DE LA BASURA”
DEL SUR DE VERACRUZ

Luis Javier Morales Pastrana*

L a “danza de la basura” está


íntimamente asociada con la
muerte, pues forma parte de las ce-
habitantes de Soteapan), a los 21
días si el deceso ha sido por causas
naturales y a los nueve si obedece a
hacerse de la “basura”, evitan el riesgo
de sufrir cualquier clase de daño o
inconveniente.
remonias funerarias de San Pedro causas no naturales, como suicidios o
Soteapan, al sur del territorio vera- accidentes.
cruzano; incluye varios sones ejecu- Al concluir los rituales y ceremo-
tados al ritmo de la jarana y el violín. nias para despedir el alma del difun-
El grupo de ejecutantes varía: pue- to, las abuelas salen al monte cargan-
den ser uno o más jaraneros, un vio- do unos canastos sobre sus cabezas,
linista y dos danzantes, por lo gene- en donde llevan las pertenencias del
ral dos abuelas. difunto. En su trayectoria, van dan-
La ejecutan dos abuelas en honor zando, acompañadas por los acordes
al difunto, según las creencias de los de las jaranas y el violín, al tiempo
serranos (así se autodenominan los que se deshacen paulatinamente de
las pertenencias del difunto conside-
* Investigador independiente. radas basura. En este sentido, al des-
MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 283

“El Balajú”, “El Butaquito” (“Cielito Lindo”), “El Borrego”, “El Carpintero”, “El
Cascabel”, “El Café Molido”, “El Coco”, “El Cupido”, “La Culebra”, “El Fandan-
guillo”, “La Guanábana”, “El Gavilancito”, “El Guapo”, “El Gallito”, “El Huerfani-
to”, “La Indita”, “El Jarabe” o “Pan de Manteca”, “La Jota”, “La Llorona”, “La Man-
ta”, “La María Cirila”, “El Pájaro Cú”, “La Petenera”, “El Rubí”, “La Sarna”, “Los
Temascales”, “El Torero”, “El Trompo”, “La Tusa” y “El Valedor”. Sones de pareja:
“La Bamba”, “El Borracho”, “El Buscapiés”, “Los Enanos”, “El Sacamandú (“El
Toro”)”, “El Tatabiguiyayo” (para boda) y “El Zapateado”.
Los cantadores más reconocidos se destacan por saber muchos versos, por
su buena voz y su “descante” (entonación y ritmo). El trovador tradicional suele
también curar, narrar cuentos o fungir como autoridad tradicional, además de
narrar la vida del llano, la ribera del río y el campo con sus accidentes, gozos,
novedades y misterios. El son jarocho se canta en español y “en mexicano” o len-
guas indígenas, aunque en la composición de sones en la actualidad predomina
el castellano.
Algunas modalidades de canto son en diálogo, entre dos cantadores, y en
estilo responsarial profano, donde se da una gran libertad de improvisación,
pero sobre melodías de funciones armónicas invariables. Los temas en las co-
plas son: de trasfondo mítico, simbólico, mágico o religioso; sobre el entorno y
vida cotidiana; en adivinanzas, preguntas o retas; en doble sentido; como pa-
rabienes; para reprochar o desenojar; sobre historia, lugares y acontecimientos;

Niñas campesinas espulgándose.


284 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mujer amateca.
MÚSICA Y DANZA: EL SON JAROCHO 285

Tres “soldados” o “soldaditos”


con sus máscaras y sus
pequeños escudos redondos,
en el marco de la “Danza de
los Santiagos”. Chiconquiaco.

sobre personalidades y gente; para halagar a las buenas bailadoras y, con más
frecuencia, para enamorar.
Están los “versos sabidos” y los creados por talentosos “repentistas” (improvisa-
dores de versos); también los versos “picones”, de desafío a una controversia donde
ganará el versador más ágil e ingenioso o con mejor memoria. También aquellos
para presentarse, pedir licencia, despedirse, etc. La mayoría de los versos en se-
guidilla, cuartetas, quintilla, sextillas, octavas y décimas son octosílabos, métrica
que tradicionalmente se aprende “de oído”. Las décimas son en “glosa o glosadas,
a lo divino y a lo humano”; morales, de hechos históricos, filosóficas, de amor y
asuntos diversos.
A un fandango jarocho se acude con la ropa planchada y perfumada, por ejem-
plo con “pachulí”. En los fandangos de tradición, las mujeres llevan faldas de
vuelo, blusas blancas y zapatos negros para bailar. En el escote de las blusas y
en el fondo bajo las largas faldas o naguas lucen bordes tejidos en hilo. Antes se
adornaban el peinado con una flor, como la gardenia o el residón, que también
indicaba su condición civil. El blanco es un color preferido usado sólo en oca-
siones especiales o en regiones específicas, como en Tlacotalpan. Los hombres
visten pantalón y guayabera. El sombrero de cuatro pedradas y el paliacate son
complementos muy útiles.
La forma de bailar se ha ido transformando con el tiempo, pero continúan los
sones para bailar en pareja de hombre y mujer, y sones de “a montón” para una o
varias parejas de mujeres. En los fandangos se comen alimentos regionales, como
tamales de diferentes tipos, y se beben aguas frescas, café, té y los tradicionales
“toritos”, preparados de aguardiente y azúcar con frutas naturales como el jobo, el
limón, la guanábana o el cacahuate.
Máscara
C A P Í T U L O 1 3

La producción artesanal
en el estado de Veracruz
Sofía Larios León*

V
eracruz no se distingue por una producción artesanal
propiamente dicha, sólo son conocidos algunos objetos distintivos de
determinados lugares. Esto obedece a que el objeto del creador en la
mayoría de los pueblos indígenas no es la comercialización de sus artesanías,
porque la agricultura, hasta hace algunos años, cubrió sus necesidades básicas,
además de que el estímulo y fomento a este sector ha sido insuficiente.
Sin embargo, es posible encontrar una diversidad de objetos utilitarios en la
mayoría de los municipios con población indígena. La manufactura de objetos uti-
litarios usados en la cotidianidad es permanente. El aprendizaje de los productores es
parte del ser de los géneros. Las tareas se reparten entre hombres y mujeres, niños y
niñas; cada cual cumple con la labor encomendada.
El trabajo inicia desde la selección de las materias primas, su recolección y
tratamiento, o bien la compra de las mismas en el mercado dominical. El apren-
dizaje de cada una de las técnicas se da dentro de cada grupo familiar, de padres
a hijos; inicia como un juego, y conforme el individuo se desarrolla adquie-
re mayor responsabilidad. Cada uno perfecciona sus propias habilidades, y la
presentación de las piezas debe contar casi siempre con la aprobación de los
parientes cercanos.
Es en el contexto doméstico y comunitario donde se explica la producción arte-
sanal. Se produce para la satisfacción de las necesidades propias y del grupo. Cada
objeto se elabora en determinado tiempo y cumple con fines específicos. Podemos
hacer una primera distinción de los objetos utilitarios:
Domésticos. Se trata de todas las piezas empleadas dentro de la vida familiar y
tienen que ver con el menaje de casa y el vestido. Se elaboran en cualquier época
del año para satisfacer una necesidad inmediata.
Para el trabajo. Se trata de una serie de instrumentos de trabajo empleados en
la agricultura, desde la siembra hasta la cosecha, la pesca y la caza. Cada pieza se
elabora cuando la anterior queda en desuso, o también cuando es necesaria.
De uso ceremonial. Son elaborados como preámbulo al ciclo festivo y se em-
plean tanto en rituales, como en danzas y ceremonias propias de cada región. Para
cada festividad se requieren objetos especiales. Generalmente las piezas que se
producen están en uso mientras dura la fiesta, para desecharlas a su término. En

* Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Veracruzana.

287
288 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mapa 24. Acceso a la educación superior e índice de desigualdad de género. Región Totonacapan.
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 289

muchos pueblos podemos encontrar que, como parte de la fiesta, se destina un


tiempo especial a la producción de estas piezas.
Aunque existe una infinidad de objetos con estas características en las distintas
regiones étnicas del estado, los productores no siempre están conscientes de que se
trata de un trabajo artesanal, ni denominan a cada objeto con el término “artesanía”.
De ahí que se hable más del objeto en sí, mencionándolo como “la tinaja”, “la cazue-
la”, “el morral”, “el chiquihuite”, “la máscara”, “la cera”, “la mesa”, “la jarana”, “el huipil”,
etc. A los creadores tampoco se les llama “artesanos”, se designa a cada especialista
como “el que hace…”.
La artesanía como concepto se emplea más bien entre las personas que han
trabajado con alguna institución gubernamental, donde la producción se orienta
a un mercado que se pretende sea más
amplio que el local. Así, a los producto-
res se les denomina “artesanos”.
La manufactura de múltiples objetos
utilitarios, ceremoniales y de ornato con-
tinúa siendo una tradición de los pueblos
indígenas de la entidad. Estos objetos son
resultado de una continuidad cultural que
se va transformando, a veces radicalmen-
te, otras más lenta, para el resurgimiento,
mantenimiento o desaparición de los mis-
mos. Algunos objetos llegan a representar
verdaderas obras de arte, en las que el ar-
tesano rinde culto a la creatividad y a los
sentimientos vertidos en cada pieza.
Las técnicas empleadas en cada
objeto son prácticamente las mismas
en toda la entidad, sin embargo los
diseños y materias primas emplea-
das marcan las diferencias entre una
región y otra. Las ramas artesanales
que sobresalen son: textilería, cestería,
talabartería, alfarería, cerería, carpin-
tería y ebanistería, con sus múltiples
variantes, que incluye la manufactura
de instrumentos musicales, muebles,
máscaras y tallas en madera, entre las
principales.
La elaboración de la indumentaria es
una de las principales actividades que
mantienen las mujeres indígenas de de-
terminadas regiones. La diversidad de Eugenia y Margarita
Hernández, especialistas
prendas que existen y las técnicas de confección son parte de una larga tradición, en el tejido y confección
que se ha mantenido no obstante las modificaciones producto de la “modernidad”. del sombrero huasteco
“tantoyuquero”. La confección
El telar de cintura continúa vigente como un instrumento para el tejido de telas del sombrero tarda ocho días.
preferentemente con fibras naturales como la lana y el algodón. Mezquite Mata del Tigre,
Tantoyuca.
En la sierra fría de Zongolica el proceso de trabajo incluye la crianza del ga-
290 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Don Domingo Martínez, artesano y fabricante de jaranas. Santa Rosa Loma Larga, Hueyapan de Ocampo.
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 291

Artesana teenek utiliza zapupe o ixtle para la fabricación de sus tortilleras. Tantoyuca.
292 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

nado lanar. Continúan con la preparación de las fibras para obtener el hilo del
grosor deseado, empleando el “malacate” o huso, que consiste en una vara y un
volante de contrapeso en la parte inferior, el cual se utiliza para torcer el hilo. En
el telar elaboran cobijas, líos (refajos y enredos), rebozos y cotorinas para las mu-
jeres; los hombres portan la tradicional manga. Los diseños de cada prenda son
un elemento de identidad, ya que el atuendo hace referencia a la comunidad de
origen. Las técnicas de diseño incluyen el tejido sencillo y doble y los brocados.
En algunas localidades de los municipios de Chicontepec y Chalma, en la
Huasteca, las mujeres recolectan el algodón silvestre, y al igual que en Zongolica
utilizan el malacate como instrumento de trabajo. En el telar elaboran serville-
tas y mantas empleando el tejido sencillo, la gasa y los brocados. En Pisa Flores,
comunidad tepehua localizada en el municipio de Ixhuatlán de Madero, siguen
elaborando fajas en algodón y lana empleando el tejido doble en una de sus ver-
siones más complicadas.
En la zona totonaca de El Tajín, el empleo del telar de cintura aparece como un
trabajo artesanal de rescate, al igual que la utilización de tintes naturales aplicados
en algodón. Con el telar confeccionan mantelería y rebozos, mismos que destinan
al mercado turístico de la zona.
Existe una gama de diseños bordados, que requiere de la laboriosidad de las
mujeres, destacando el punto de cruz empleado en la sierra de Chicontepec y el
punto al pasado en el Totonacapan. El tejido de horquilla sigue siendo caracterís-

COCINA NAHUA
DEL NORTE DE VERACRUZ

Marina Ramírez Mar y


Víctor A. Poo Echaniz1

H acia el norte del estado,


el señorío de Tzicoac, hoy Dr.
Montes de Oca, localizado en la re-
aunque ésta no es la única versión so-
bre la llegada de los nahuas a la zona.
En la actualidad, las poblaciones
tos, en su mayoría, se cultivan tanto
en los patios de las casas como en los
terrenos destinados al cultivo, y entre
gión de la Huasteca veracruzana, era indígenas que conforman el área na- ellas se encuentran la hierbabuena,
provincia tributaria mexica, que incluía hua se encuentran dispersas en dis- el epazote, la cebollina o xonacate, el
Chicontepec, y en donde se hablaba ná- tintas regiones geográficas de la Re- nopal, el pipián, el quelite, la verdo-
huatl, otomí, tepehua y huasteco, idio- pública Mexicana; lingüísticamente, laga, la flor de calabaza, el aguacate,
mas que lingüísticamente permanecen el grupo nahua es considerado el más el chayote, la yuca, el camote, el pe-
en la región de Chicontepec. Su origen numeroso entre todos los que habi- muche, el piñón y el cacahuate, y
se atribuye a distintas migraciones de tan en México. entre las recolectadas están la flor
población, entre ellas una de hablantes Dentro de la gastronomía la flora de izote, de cocuite o palo de sol,
de náhuatl que huyeron del valle de juega un papel muy importante, ya de ortiga, hongo de chaca, de en-
México tras la caída de Tenochtitlan y que aporta al organismo hierro, car- cino, de maíz, de plátano, etc. Las
que se asentaron cerca de Chicontepec, bohidratos, vitaminas y minerales. frutas más comunes son naranja,
1
Recatario nahua del norte de Veracruz, Las plantas comestibles que se lima, mandarina, limón, zapote, ma-
2003, p. 38. utilizan en la elaboración de alimen- mey, mango, tamarindo, melón, za-
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 293

Comerciante de semillas.
Tlaquilpa.

pote chico, mante, jobo, cuahuayote, elaborar los platillos que, combinados van muchos elementos que han per-
amapola silvestre, plátano, papaya, con los chiles, las especias y hierbas mitido que la gastronomía persista,
etc. Se aprovecha la época de flora- de olor le dan el buen sabor a la co- no con sus elementos originales, pero
ción, cosecha y abundancia durante mida regional. Este conocimiento ha sí conservando mucho de lo esencial.
todo el año de las diferentes plantas, sido transmitido a través de la tradi- En la mayoría de las familias, so-
lo que permite la diversidad de pla- ción oral y la práctica de generación bre todo en el medio rural, los uten-
tillos que se elaboran para la alimen- en generación. silios que se usan para la elaboración
tación cotidiana. Algunas de estas Con la introducción de los medios de los alimentos son el comal de
plantas también se encuentran en los masivos de comunicación, como la barro, muchas veces elaborado por
mercados y en los tianguis, donde las televisión y la radio, el conocimiento las mismas amas de casa, que los
llevan las señoras de las comunida- acerca de la comida ha sufrido cam- emplean para cocer las tortillas, así
des, quienes las cultivan o recolectan bios; en el caso de los hogares donde como las ollas tanto para el cocimien-
para después comerciarlas en la ciu- anteriormente se elaboraba el pan to del maíz (nixtamal) como para
dad, donde la población las adquiere ranchero, ahora se prefiere el pan los tamales, frijoles, atoles y otros
para enriquecer su alimentación. Bimbo, galletas, etc., por implicar alimentos. Estas ollas se colocan en
La fauna silvestre y la doméstica menos trabajo; al pan ranchero se le un fogón situado sobre un brasero
forman parte del medio ambiente, agrega el huevo de patio, la mante- hecho de otate o madera rolliza, al
contribuyendo a la alimentación coti- ca y la harina, que son ingredientes que se le da forma y tamaño según
diana. Así, encontramos aves como la más nutritivos y puros, dado que se desee, formando una tarima sobre
paloma, codorniz, chachalaca, papan, no se necesita de otros elementos o la cual se echa tierra logrando, así,
cotorra, pato, pollo, gallina y guajo- conservadores para que éste perdure el grosor deseado; ahí se sitúan tres
lote; por otra parte, son comunes el más tiempo. piedras o tenamastles, que sostienen
cochino, res, borrego, conejo, arma- Aún podemos observar a las que los trastes que se ponen sobre ellas
dillo, tuza real, tlacuache blanco, cua- llamamos panaderas vendiendo el y resguardan el fuego. Otras fami-
chochoco (especie de gacela) y el zo- pan recién horneado en los corredo- lias hacen hornillas en sus cocinas;
rrillo, este último con fines curativos; res (banquetas) y tianguis del pueblo; pueden tener uno o dos conductos
todos estos animales se utilizan para puede decirse que todavía se conser- por donde se introduce la leña con
294 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Casa de Gregorio González. Construcción tradicional, las paredes son de madera, el piso de
tierra y el techo de dos aguas tejido con zacate colorado. Ocotal Grande, Soteapan.

la que se cuecen los alimentos. Tam- tar más acomodadas, pero en su ma- En la parte alta del fogón se coloca
bién utilizan el “metate”, donde se yoría se construyen con otate, el cual otra pequeña tarima de otate para po-
martaja el nixtamal para elaborar se raja longitudinalmente para armar ner el pilón de la molienda, el jabón
la masa y después las tortillas, así las paredes, las cuales se sostienen de barra y los chiles, porque es donde
como las cazuelas, donde se prepa- en cuatro horcones de esquineros; reciben el humo que despide la leña
ran los moles para las ceremonias y en la parte de arriba (techo) tienen cuando se está quemando, y éste hace
fiestas tradicionales. un entarimado con otate rajado, ahí que los alimentos se conserven du-
Desde tiempos muy remotos las se va amarrando con bejuco la pal- rante más tiempo; de la misma tari-
especias, recaudos o hierbas de olor ma o zacate colorado que se utiliza ma cuelga un huilil, donde se colocan
en la Huasteca veracruzana hacen para techar; rara vez se enjarran las las tortillas que sobran de la comida,
que los alimentos adquieran sabores paredes de estas cocinas con barro y el pan u otro alimento, ya que es un
muy especiales y peculiares. Los más zacate picado, la mayoría sólo se cer- lugar que no alcanzan los ratones o
usuales en la preparación de la co- can por la parte interior, ya sea de un el gato. Se tiene por costumbre ama-
mida son el clavo de comer, comi- lado u otro. También se construye rrar un mecate o alambre debajo de la
no, pimienta, ajo, cebolla, oréga- el brasero, donde se cocerán los ali- misma tarima para colgar carne sala-
no, laurel, tomillo, epazote, cilantro mentos; se hace una pequeña tarima da de puerco, pescado, res o de algún
criollo, xonacate, pipián, ajonjolí, de otate con cuatro sostenes, y sobre animal que se haya cazado y no se
chiles verdes (chilchote, pico pájaro), ésta se coloca el metate donde se ma- desee consumir luego, o para secarlo
chiltepín, chile mora, chipotle, chile cera el maíz cocido (nixtamal) para y que esté protegido de las moscas;
ancho, tomate (tomate chiquito), elaborar la masa con la que se hacen también, por un lado del brasero, cer-
masa, manteca, pilón, maíz, cacahua- las tortillas diariamente. ca del fogón, permanecen la olla del
te, frijol, acuyo, aguacatillo, cilantro Debajo del brasero se coloca la leña café, la de los frijoles y el guaje de las
extranjero, etcétera. que se utiliza y por el otro costado del tortillas.
Las cocinas son diferentes unas brasero, en el piso, se hace un peque- Algunos de los alimentos se mue-
de otras, ya que existen tanto fami- ño fogón donde se cuece el maíz; allí len en metate o molino de mano, se-
lias de escasos recursos económicos permanece la olla con el nixtamal, lla- gún sea el caso, otros se cuecen, hier-
como las llamadas “pudientes”, por es- mada también nexkomitl. ven y mezclan con algunos más para
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 295

tico en Los Tuxtlas para la elaboración de blusas y rebozos. El tejido con gancho
lo emplean para la confección de las típicas blusas de las mujeres nahuas tanto en
las sierras de Chicontepec y Zongolica como en el Istmo.
La cestería es otra de las ramas artesanales vigentes. En cada región se emplean
diversas fibras vegetales propias del entorno natural. Podemos encontrar una gran
variedad de bejucos, palmas, carrizos, raíces e ixtles empleados en las manufac-
turas de canastos, canastas, chiquihuites y cestos, mismos que se emplean para
guardar diversos tipos de semillas, para transportar los productos de las cosechas
y para la pesca. En el municipio de Tantoyuca los huastecos elaboran infinidad de
productos hechos con la fibra del zapupe, empleando en su confección el telar de
cintura, cocido, torcido y amarres.
En los municipios de Tancoco y Tantima utilizan la palma para la confección
de sombreros y petates. En casi toda la Huasteca veracruzana emplean el carri-
zo para hacer canastos, llamados regionalmente “chiquihuite”, para transportar
las cosechas y guardar granos. En el municipio de Pajapan, al sur de la entidad,
las artes de pesca son características, como las nasas para atrapar camarones y
acamayas; las atarrayas y diversas redes propias para cada especie, ya sea de río,
laguna o de mar.
La carpintería es una de las actividades más difundidas en la entidad. No hay
un pueblo que no cuente con un carpintero. La especialidad se da por familia,

lograr el sabor deseado; éstos se ela-


boran en su mayoría en cocinas rústi-
cas, donde se utiliza la leña para hacer
la lumbre o fuego.
El conocimiento de la elaboración
de alimentos ha sido transmitido por
tradición oral de madres a hijas, quie-
nes lo reciben y lo practican desde muy
temprana edad. Este conocimiento se
va adquiriendo paso por paso, ya que
la mujer es la que tiene el trato más di-
recto con las hijas, a las cuales se les en-
seña, no sólo la elaboración de la comi-
da sino, también, el lavado de ropa, la
crianza de animales domésticos, el aseo
de la casa y el cuidado de los hermanos
menores, para que en un futuro las ni-
ñas no ignoren las obligaciones que ad-
quirirán al contraer matrimonio.

Paila de tamales por motivo de las fiestas de “posadas”.


San Francisco, Chontla.
296 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

heredando el taller de padres a hijos. Son los encargados de realizar el mobiliario


de su hogar, camas, mesas, trasteros, sillas y bancos. Construyen puertas y venta-
nas para las viviendas, además de tener la responsabilidad de construir el féretro
donde descansarán los difuntos.
La mayoría de estos artesanos trabajan en los tiempos libres que les permiten
las labores del campo. Las maderas que utilizan son propias del lugar, destacando
las maderas tropicales en las llanuras y cuencas como el cedro, caoba, caobilla y
palo de rosa. En la parte alta de las sierras de Huayacocotla y Zongolica la madera
empleada es el pino.
En ciertos lugares, además de realizar dichos trabajos, también son partícipes
de alguna tradición cultural, vinculada al ciclo festivo. En la entidad persisten tres
géneros musicales, llamados sones huasteco, serrano y jarocho. Para cada género
los músicos requieren de instrumentos como guitarras, jaranas, requintos, mos-
quitos, violines y arpas.
Algunos músicos son carpinteros y especialistas en la fabricación de instru-
mentos musicales para uso propio y de otros grupos musicales de la región. En la
Huasteca encontramos especialistas en los municipios de Chicontepec, Ixhuatlán
de Madero y Zozocolco de Hidalgo en la sierra totonaca. En el sur destacan los
lauderos popolucas de Soteapan y Hueyapan de Ocampo, así como los grupos
mestizos de San Andrés y Santiago Tuxtla. En la localidad de Cerrillo de Díaz,
municipio de Alto Lucero, aún se manufactura la tradicional arpa que sirve para
tocar el son jarocho.
Algunos carpinteros se han especializado en la talla en madera para producir
Ollas de barro, utilizadas las máscaras propias de las danzas del lugar. En la Huasteca, los tepehuas, nahuas,
para la fabricación de piñatas. otomíes y huastecos emplean las máscaras de carnaval para múltiples danzas, como
San Isidro Grande, San
Andrés Tuxtla.
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 297

Tradición y modernidad. Mueble elaborado por Efraín P. Hernández, con madera de cedro y diseñado
para utilizarlo con un equipo de cómputo. Santa Rosa Loma Larga, Hueyapan de Ocampo.
298 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

la de “El Tejón”, “El Tigrillo”, “Moros y Cristianos”. En la sierra del Totonacapan


se ocupan para las danzas de los “Guaguas”, “Negritos”, “Tocotines”, “Ormegas” y
“San Migueles”. Una de las danzas de conquista más difundida en toda la entidad
es la de “Los Santiagueros”, para lo cual en todos los lugares emplean la máscara
como parte del atuendo. Las técnicas empleadas son el rascado, vaciado, tallado,
esculpido, recortado, torneado principalmente, mientras que los terminados son
el pulido, pintado y laqueado.
La talabartería es una de las ramas artesanales que va desapareciendo paulati-
namente en cada una de las regiones. Son pocos los artesanos que se dedican a
esta actividad y en su mayoría se trata ya de población mestiza. En el municipio
de Zozocolco existe un taller de una familia totonaca donde producen, además
del calzado, cinturones y bolsas de piel bordados con pita, fibra vegetal resistente
propia de la región y útil para este tipo de decoración.
La alfarería es casi siempre una actividad de las mujeres y se halla bastan-
te difundida en muchas localidades imposibles de cuantificar. La mayoría de
ellas habitadas por población indígena o donde hasta hace algunos años se
hablaba una lengua indígena. La alfarería en todos los casos es de barro “natural”,
cocida a baja temperatura. Los bancos de barro son propios de cada lugar, por
lo que es posible observar infinidad de arcillas, empleando como desgrasantes
arenas finas y cierto tipo de roca remolida (marmolina) para dar consistencia
a la arcilla.

COMIDAS RITUALES
EN ZOZOCOLCO

Elizabeth Peralta González*

L a comida cotidiana en Zo-


zocolco consiste en frijoles, huevos
con salsa de jitomate, café, pan, salsa de
de alverjón, suyu (un vegetal) con frijo-
les, mafafa morada, caldo de kgantzilin
(una verdura), atole agrio (xkutnat tuki-
crudo (24-28 kilos aproximadamente),
enseguida se ponen en dos tinas gran-
des, a las que se le agrega agua caliente
chile, tortillas, en ocasiones chilposo de ta), atole de maracuyá y yuca hervida. para que el maíz se fermente y se dejan
res, pollo o puerco, hongos y algunas La comida ritual consiste en mole, reposar toda la noche. Al día siguiente
hierbas como el quelite. La comida no chilposonte o chilposo y tamales, ge- se cuela todo el maíz y los granos se
es muy variada, las personas que tie- neralmente con carne de puerco, galli- vuelven a pasar en el molino para que
nen más solvencia económica prefieren na o guajolote, además de arroz. Las salga la masa; al colarlo se le añade
comer carne, en especial el puerco. La bebidas consisten en cervezas, aguar- nuevamente el agua empleada con an-
comida tradicional es más variada, aun- diente, refrescos o atoles. terioridad. Después se vuelve a colar y
que las personas casi no la consumen. el agua que queda se pone al fuego
Algunos platillos son chayote en ajon- y el sobrante (la masa que quedó) se le
jolí, gorditas envueltas en papatlilla, xki- Atole agrio da a los puercos y a los pollos. Cuando
jit (verdura) en caldo, tayoyos de frijol o esta agua está hirviendo, se le agrega
Un día antes de la posada se trituran la panela para endulzarla y darle un
* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa. en el molino cuatro almudes de maíz color café, quedando así el atole agrio.
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 299

En todos los casos la técnica empleada en la manufactura es el modelado a


mano con diversos acabados, dependiendo del lugar y el objeto. Es común en-
contrar como acabado el alisado y el bruñido. Las técnicas de decoración son
igualmente diversas, destacando el engobe, el pastillaje, el calado y el pintado.
Por lo general, la cerámica es utilitaria: para el cocimiento de los alimentos,
acarreo y almacenaje de agua y para comer. De ahí que las piezas se conozcan
con nombres locales.
Otros objetos se emplean para decoración de los altares y como ofrendas; son
clásicos los incensarios y copaleros, de los cuales podemos encontrar variados
diseños. En pocos lugares se encuentra el uso de hornos de leña propios para el
cocimiento de la cerámica. En la mayoría de los casos la quema de las piezas se
realiza en fogón a cielo abierto, logrando piezas de gran tamaño y belleza.
Algunos centros alfareros que se han distinguido son: El Chopopo, munici-
pio de Tantoyuca, donde se elaboran tinajas y comales; Lázaro Cárdenas (co-
munidad totonaca), municipio de Chumatlán, con su diversidad de vasijas en
forma de calabazos y sus asas vertederas, cuya decoración básica es el alisado
y el bruñido; San Miguel Aguasuelos, en la sierra totonaca de Xalapa-Misant-
la, con sus tradicionales tinajas, botijas, cabrillas, cascoyos y múltiples objetos
decorativos zoomorfos y fitomorfos, decorados con engobes, al pasitllaje, es-
grafiados y calados; Santa María Tatetla, municipio de Jalcomulco, donde sus
descendientes nahuas continúan produciendo objetos rituales propios para las

Chilposonte tidad varía dependiendo de lo pico- agrega el guiso, al igual que la sal al
so que se quiera) hasta que se ponga gusto. Por último cuando ya está to-
Se pone a cocer carne de gallina, blando, después se muele en el me- do sazonado, se le pone cilantro u
puerco o guajolote. En un trasto tate, o se licua junto con el jitoma- hoja de pimienta, dejándose hervir
aparte se hierve el chile seco (la can- te. Una vez que la carne hierve se le unos minutos.

Mixes-popolucas preparando los alimentos con motivo de las mayordomías navideñas. Sayula.
300 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

festividades de Todos Santos. En la Sierra de Zongolica, en las localidades de


Zacamilola y Atlehuaya, las mujeres se han especializado en la manufactura de
utensilios para uso doméstico, entre los que destacan las vasijas de gran tamaño
para el cocimiento de alimentos y almacenaje de agua. También encontramos
cerámica en el sur de Veracruz, pero con la diferencia de que aún es rústica y
está en vías de desaparición.
La cera ceremonial es de gran importancia para las fiestas y ceremonias, pero en
pocos lugares logran realizar verdaderos trabajos de arte como los de la sierra to-
tonaca, en los municipios de Coxquihui y Zozocolco. Para ello se emplean moldes
de madera para obtener diversos tipos de flores y aves, que en combinación con
diversos tipos de papel sirven para decorar los cirios y las velas.

Participante de una
mayordomía zapoteca en
Minatitlán, Veracruz.
L A P RO D U CC I Ó N A RTE SA N A L E N E L E STA D O D E V E R AC R UZ 301

“Day Tzich chalán”: el levantador de Sombra, Jacubal, El Limón, comunidad teenek del municipio de Tantoyuca, Veracruz.
Penacho
C A P Í T U L O 1 4

En defensa
de la comunidad indígena
Enrique Hugo García Valencia*

A
partir de la Independencia, los indígenas de Veracruz se
adscribieron a una gran variedad de movimientos sociales encaminados
a configurar y definir lo que sería la incipiente nación. Frecuentemente
enfrentarían a los sectores más poderosos en un intento por imponer y hacer va-
ler sus propios puntos de vista, produciendo, en algunos casos, revueltas sociales.
En éstas se proponía a la comunidad indígena como una de las múltiples formas
organizativas que deberían configurar a este país.
En levantamientos frecuentes, los indígenas se propusieron conservar la inte-
gridad de sus terrenos comunales y las formas de trabajo asociadas a los mismos.
De esta manera reivindicaban, al mismo tiempo, una relativa autonomía política
y económica. Del mismo modo proponían la administración municipal de los
impuestos y el rechazo a impuestos exorbitantes a la actividad comercial.
Como una expresión más de sus exigencias por una relativa “autonomía co-
munitaria”, los indígenas unían a sus demandas políticas y económicas el poder
celebrar sus fiestas más queridas al margen del control eclesiástico y el rechazo
a algunos proyectos religiosos. Las Leyes de Reforma habían asestado un fuerte
revés a la Iglesia Católica Romana, y una manera de tratar de resarcir parte de sus
pérdidas fue el imponer nuevas o más onerosas contribuciones a la impartición
de los sacramentos y servicios religiosos. Los indígenas se vieron enfrentados con
cierta frecuencia tanto con la Iglesia como con el Estado, en su afán por reafirmar
su relativa autonomía. Sus temores no eran infundados y el devenir de los hechos
les daría la razón, en cuanto a lo legítimo de sus demandas y su percepción de una
tendencia, a partir del México Independiente y del revolucionario posteriormen-
te, a minar sistemáticamente a las comunidades indígenas y sus instituciones.
Tal tendencia se cumplió con creces en el estado de Veracruz y los temores de
los indígenas se vieron corroborados. En 1800, 91% de la población era indígena,
proporción que rebasa el 10% existente en la actualidad. De igual manera, Vera-
cruz era el estado con mayor cantidad de indígenas de todo el país, mientras que
en la actualidad ocupa el tercer lugar en cuanto al número total de indígenas que
lo habitan, y el décimo primero en cuanto a la proporción de indígenas en relación
con la población total del estado.1

* Centro inah Veracruz, Unidad Xalapa.


1
Renée González de la Lama, “Rebeldes and Bandits: Popular Discontent and Liberal Modernización in Nineteenth
Century Veracruz”, 1990.

303
304 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

GRÁFICA 20
R E B E L I O N E S I N D Í G E N A S E N L A S E G U N D A M I TA D D E L S I G L O X I X
Año Localidad Cantones Participantes
1868 Huatusco Huatusco Unos cuantos vagos organizan rebelión, motín
1868 Chicontepec, Tantoyuca, Ozulama Chicontepec, Tantoyuca, Ozulama Campesinos, líder Anselmo Gómez (bandido)
1869 Tantoyuca Tantoyuca Indígenas
1869 Jaltipam Minatitlán Indígenas
1870 Villa de Zongolica Zongolica Indígenas (Meyer) sublevados (I.G.)
1872 Villa de Zongolica Zongolica Pronunciados en la sierra
1876 Atlahuilco Zongolica Indios
1876 Tehuipango Zongolica Sublevados capitaneados por Miguel Sosa
1876 Papantla Papantla Campesinos
1877 Coatepec Coatepec Campesinos indígenas
1878 Coscomatepec, Chocaman Córdoba 75 revolucionarios con el líder Francisco Fortis
1878 Tepetzintla Tuxpan Campesinos con líder Dominguillo
1878 Tetla, Xacala Córdoba Pronunciados malhechores, líder A. de Jesús
1878 Santiago Tuxtla Los Tuxtlas Alzados
1879 Córdoba Córdoba Campesinos
1881 Acayucan Acayucan Campesinos indígenas
1881 Orizaba Orizaba Pueblos de Metlac, Texmalaca, Xometla, Chilapan
1881 San Andrés Tuxtla, Catemaco Los Tuxtlas Campesinos
1883 Acayucan Acayucan Campesinos indígenas
1884 Acayucan Acayucan Indígenas
1885 San Juan de la Punta Córdoba 100 hombres capitaneados por Faustino Mora
1885 Tuxpan Tuxpan Anastacio Sánchez con 30 hombres (PO),
400 hombres (RO)
1885 Papantla, Jalacingo Papantla 7 000 hombres a orillas de Papantla
1886 Juchique de Ferrer, Colipa Misantla 90 hombres bajo las órdenes de Díaz Manfort
1887 Papantla Papantla 200 hombres con tres cabecillas
1888 Sogotegollo Acayucan Tumulto de indígenas
1888 Soteapan Acayucan 100 hombres capitaneados por Diego López
1890 Ixhuatlancillo Orizaba Pueblo de Ixhuatlancillo
1891 Acayucan Acayucan Común de Acayucan
1891 Papantla Papantla 1 000 indios
1891 La Perla Orizaba Indios
1891 Santa Ana Atzacan Orizaba Indígenas
1892 San Pedro Acolan Cozamaloapan Comuneros
1894 Acayucan Acayucan Común de Acayucan
1894 Papantla Papantla Campesinos
1895
1896
1894 Coatepec Coatepec Disturbios
1895
1896
1896 Papantla Papantla Indios
1898 Coatepec Coatepec Indios
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 305

Proclama de Antonio Díaz Manfort


“Lo que proclama el C. Antonio Díaz Manfort”

A creditando la ley cristiana si queremos ver la felicidad, de nuestro país a siéndoles ver a los
curas de que la fe; no debe ser comprada ni los casamientos e clesiasticos han de tener cuota
ninguna mas de que todo individuo que quiera a brazar la santa iglesia daba una gratificación
voluntaria porque hes el casamiento que cedeve acreditar en nuestro paìs Mexicano descono-
ciendo los casamientos civiles porque hes un a mancebamiento publico y des honra de nuestra
patria y asi se desconoce la palabra del Extranjero subalterno de nosotros y sedesconocen las
contribuciones y todos los impuestos del Gobierno de Porfirio Dias. No a creditando el re-
parto de los terrenos comunales en cargando de que los terrenos han de quedar enteramente
libres cono anterior mente, se estableceran las procesiones que hes lo que se procura ver la
felicidad de nuestro pais porque este Gobierno umano procura la honra del cristianismo y de
los entierros y nacimientos no se pagara derechos ningunos porque de la tierra no se reconoce
mas amo que es Jesucristo y los comerciantes no pagaran derechos ningunos de ninguna clace
solo pagara aquel gran comerciante que tenga mas de cien pesos de ganancias dara una gratifi-
cación a la duana, y los matanceros no pagaran derechos de ninguna especie solo pagara aque
nacatero que tenga un gran despendio como en las ciudades pagaran seis reales por cabida.
Y de que logremos que el ferrocarril quede por nosotros los Mexicanos y si por casualidad
en los con pañeros ubiera algun mazon o protestante y siquiciera a brazar el partido catolico
a creditando las leyes de Dios y si entre estos ubiere alguno quien se opusiera en contra del
gobierno umano, todo mazon o protestante o gachupín se recardra sobre sus capitales y si
abrazaran el partido catolico algun mazon o protestante se le perdonara y tendra las mismas
consideraciones que los de mas porque no se a acredita mas religión que hes la catolica que
hes la que de vemos de a creditar nosotron los mexicanos que hes un bien publico para todo
genero umano y para toda persona que comprenda el derecho cristianismo y que tenga una
mediana ylustriacion y quiera la honra de su patria debera ser digno de faborecer al Gobierno
umano que se trata de hestablecer en nuestro pais Mexicano favoreciendo con las armas en la
mano que heste es el derecho libertino y merito de nuestra Republica y desta manera siempre,
el indio razonal es el que tiene el derecho porque demasiado en nuestro pais hay hombres
capaces para poder desenpeñar No a creditando las estampillas del despendio que tienen los
comerciantes y aci hes que creo que todo individuo se prestara para honrar su patria y asi se
desconocen las injusticias de las leyes de Porfirio Diaz.
El titulo de esta Proclamación es Libertad Fueros y Religión que fue lo que se grito a orillas de
Papantla el dia miércoles con siete mil hombres el dia 30 de diciembre de 1885.
Lo que tiene hes que para La revulucion y mobimiento de la costa para que sea un golpe de
Estada para ausiliarce unos a lo otros a si es de que les encargo que cea lomas pronto y posible
que traten deste mobimiento y para quitarnos esta venda de los ojos que nos esta quitando
Luz del conscimiento:
Estos que acompañen a en puñar las armas seransocorridos a cuatro reales diarios los
soldados vatos;

Libertad Fueros y Religión Enero 25 de 1886


Antonio Díaz Manfort
[Una rubrica]2

2
Roberto Reyes Landa, “La revuelta de Antonio Díaz Manfort en Misantla, Ver., 1885-1886”, 2004.
306 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Mapa 25. Acceso a la educación superior e índice de desigualdad de género en la Sierra de Zongolica.
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 307

Mapa 26. Acceso a la educación superior e índice de desigualdad de género en el sur de Veracruz.
308 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Ex hacienda de “San Lorenzo”, Tepetlán.


EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 309

Modernidad y racismo

Las tendencias modernizadoras del gobierno liberal en el siglo xix, las de Porfirio
Díaz a finales del siglo xix y principios del xx y las de los gobiernos revolucio-
narios encontraron eco en los sucesivos gobiernos del estado de Veracruz, que
aplicaron fielmente las leyes de desamortización de terrenos comunales de las
comunidades indígenas y se plegaron igualmente con toda docilidad a los desig-
nios de las compañías deslindadoras. Estas políticas territoriales afectarían a los
indígenas de manera directa, de ahí que la lucha por la obtención y restitución de
tierras fuera una constante.
La noción de modernidad que se manejaba entonces incluía una fuerte dosis
de racismo, por la cual se asociaba estado de salvajismo con la pertenencia a
grupos étnicos determinados. Por ejemplo, en 1895 el gobierno mandó a las
autoridades de Zongolica aplicar un cuestionario titulado “Cuestionario rela-
tivo al estado de civilización de las diversas razas de indios dispersos por el
territorio”. La pregunta número nueve dice: “¿se notan tendencias para aceptar
la civilización o son obstinados contra su influencia?”. En la respuesta se ase-
gura que los indígenas se oponen obstinadamente al progreso y la civilización
en Texhuacán, Astacinga, Tequila, Magdalena, Atlahuilco, Mixtla, Tehuipango,
Tlaquilpa, Los Reyes y Xoxocotla. En las respuestas también hay una obstina-
da resistencia a admitir que los indígenas habían propuesto la creación de un

RITOS DE MUERTE:
LA MUERTE DE DON FRANCISCO
(FRAGMENTO)

Waltraud Hangert†1

S us manos descansan quietas


sobre las rodillas. Así es como se
le ve sentado, sin moverse para nada.
Don Francisco está muy cansado,
pero no le duele nada. Cuando res-
pira más bien parece que ronca, y ca-
se le adelantaron a cruzar el puente.
Ya lo esperan.
Nadie visita a don Francisco. La
Está vestido con su vieja ropa de la- si no se puede mover sin ayuda. Los gente de Cuahutitlán sabe que su
na, que ya con el tiempo se volvió muy muchachos se ocupan de él. alma está preparada para emprender
ancha para él, y que todavía fue bor- También han querido llevarlo a el largo viaje. No la deben molestar ni
dada por las manos trabajadoras de su ver al doctor que viene de Santa Cruz detener cuando casi se ha desprendi-
esposa. ¿Cuánto tiempo hace que ella desde la ciudad y que le oye el pecho do. Lo ven sólo desde lejos, sentado
pasó sobre el angosto puente? Él no a la gente. No, él no quiere. El brujo y ahí, consumiéndose. Murmuran en-
lo sabe. A veces piensa que todavía se la curandera saben cómo se sacan las tre sí y esperan.
sienta junto a él. La anciana bondado- enfermedades del cuerpo. A la mañana siguiente don Fran-
sa, con su voz delgada, le dice palabras Don Francisco sabe que pronto cisco no está sentado en su sillita. Es-
que él no entiende. Pero cuando abre va a morir. No tiene miedo. Ha vi- tá sin conocimiento, sentado en su
los ojos se da cuenta que está solo. vido mucho, mucho más que cual- petate. Sus hijas y sus nueras han he-
quier persona que haya conocido. cho un envoltorio con la poca ropa
1
Religión y vida económica, 1992, p. 89. Todos los que fueron jóvenes con él suya que él no tiene puesta y se lo han
310 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Antiguo campanario de la ex hacienda “La Concepción”, Jilotepec.

acomodado bajo la cabeza. En la ca- que las ancianas y los parientes cer- Cuando por fin la primera luz de
becera arde la gran vela de cera que canos. Pero no van a llorar mucho, la mañana aclara el cielo, la gente re-
él guardó para este momento desde don Francisco está viejo. gresa a sus chozas. Sólo el del tam-
que fue mayordomo de la Virgen de Mientras tanto han ido tres hom- bor y el que toca la flauta continúan
la Concepción. Las velas alumbrarán bres al panteón para cavar la tumba. alegrando al muerto con su música.
a su alma el camino. Cuando empieza a oscurecer, mue- Unas cuantas horas después se re-
Don Francisco todavía vive, pero re don Francisco. Las ancianas anun- únen los hombres del pueblo para
las mujeres de más edad ya están lle- cian su muerte. acompañar a don Francisco hacia su
gando. Se cubren la cara con sus re- De cuando en cuando las mujeres último descanso. Lo colocan en la ca-
bozos; se hincan a su alrededor en el van a sus propias chozas; allá hierven ja. Uno toma la cruz. Luego se ponen
piso de tierra y rezan en voz baja. café y luego regresan con él. Otras en camino.
Algunos hombres fueron con sus traen cazuelitas con frijoles. El de la cruz va adelante y le si-
machetes al monte para cortar va- Los hombres reparten puros y fu- guen los músicos, enseguida dos
ras de otate y ligarlas con cuerdas. man. Algunos depositan un poco de hombres alzan la caja y se forman
Otros hacen una cruz con ramas. tabaco sobre el muerto. También le atrás. La demás gente se les junta.
Frecuentemente interrumpen su tra- dan tantito aguardiente; el resto se lo Todos van al paso de trote que acos-
bajo y toman un trago de la bote- toman ellos mismos. Así permanecen tumbran, que no es un caminar, ni
lla de aguardiente para fortalecerse. toda la noche. tampoco un correr.
Hablan de la fiesta de la Santa Vir- Durante todo el tiempo dos hom- En la choza de don Francisco no
gen, que ya pronto será, y de lo bue- bres tocan sus flautas y uno golpetea levantan el petate, sino que se que-
no que es que don Francisco muera el tambor. Don Francisco fue ma- da tendido. Encima le colocan tena-
antes. La muerte es impura y nadie yordomo de la Santa Virgen. Por tes con granos de maíz y de frijol;
debe de estar en contacto con lo im- eso hay que tributarle este honor. semillas de tomate y de chile. Ade-
puro cuando quiere celebrar la fiesta El penetrante sonido de las flautas, más le ponen una cuerda larga en-
de los santos. No están tristes, pues quejumbroso y monótono, flota en rollada. Todo esto lo va necesitar
el alma debe estar contenta cuando la noche acompañando el golpe sor- cuando llegue al otro lado del río.
se despide. Nadie debe llorar, más do del tambor. No tendrá que pedir prestadas se-
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 311

banco agrícola en la región. De ahí que la modernidad apta para los indígenas
sería aquella en la que aceptaran sumisamente su rol de jornaleros y asalaria-
dos agrícolas.3
Un antropólogo me narró la historia de un indígena nahua de la región de
Chicontepec, quien fue baleado por mestizos de lugares cercanos a su pueblo,
por el simple hecho de haber adquirido un vehículo motorizado. De igual ma-
nera, esfuerzos indígenas por organizarse en cooperativas de permisionarios
de autobuses se han topado con un violento rechazo. De tal manera que en la
actualidad los roles pensables para los indígenas se restringen a ser campesinos
o servir de atracción y prestar servicios en las industrias turísticas. La formación
de empresas indígenas que presten servicios industriales a las compañías petro-
leras, por ejemplo, se considera impensable e incluso peligroso.
Los cuadros de marginación y discriminación por género presentados a lo lar-
go de esta obra complementan los del apartado de salud, evidenciando un pano-
rama aterrador de pobreza, marginación y enfermedad recrudecido en las zonas
de mayor concentración indígena que tiene que ver con los criterios de asignación
de recursos y la falta de oportunidades de mejoramiento.
Sagazmente, los indígenas vieron en el voto una manera de hacer valer algunas
de sus propuestas políticas, de ahí que desde épocas muy tempranas del siglo

3
Renée González, op. cit., pp. 185-186.

Campesinos nahuas celebran el día de muertos en el cementerio, Tehuipango, Veracruz.


312 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

pasado la defensa del voto haya sido, en no pocas ocasiones, fuente de conflictos
violentos y apasionados. José Luis Blanco4 hizo esta descripción en torno al mo-
vimiento gasquita entre los totonacos de Chumatlán:

Al inicio de la década de los sesenta [del siglo xx], los mayores de Chuma-
tlán veían con tristeza cómo se les agotaban las fuerzas y los pocos recursos,
mismos que tuvieron a plenitud aún en los tiempos de la Revolución. Su pue-
blo y sus familias no tenían ni la tierra por la que habían luchado: para ellos
la revolución había sido traicionada, ya que los Pinto de León, los Arzaní y
otros hombres de apellidos extranjeros seguían siendo los dueños de la tierra.
Entonces, los mayores del pueblo, encabezados por Miguel Pérez […], vieron
con simpatía el movimiento encabezado (sic) por el general Celestino Gasca
Villaseñor pues criticaba acremente la política agraria de Miguel Alemán y
sus sucesores […]. Los chumatecos no podían recibir la tierra solicitada para
el ejido por las reformas a la ley agraria […]. Así, los chumatecos entraron a
formar parte de los “Federacionistas leales” de México que prepararon la re-
vuelta para un golpe de Estado al gobierno de López Mateos que protegía a
los terratenientes.

4
José Luis Blanco, “Territorio y política”, en Coxquihui, Chumatlán y Zozocolco de Hidalgo: tres municipios totonacos del
estado de Veracruz, 1987.

millas a los vecinos y con la cuer- morder y desgarrar. Lo rodearán las peran para ayudarlo. Lo tomarán so-
da podrá medir la tierra que le va a almas que no pudieron cruzar y tra- bre sus espaldas y caminarán sobre el
pertenecer allá. tarán de detenerlo para que tampo- puente, tan rápido que el cuchillo no
Porque tiene que recorrer un ca- co llegue. El río está lleno de sangre los podrá lastimar.
mino largo. Tiene que ir al río por el y nada más hay un solo puente que Por fin oye los toques de una cam-
que no pasa ningún vivo. Ni tampo- conduce al otro lado. Pero está tan pana. En la orilla se vislumbran mu-
co los muertos si no hay nadie que angosto que tiene filo. Él no puede chas luces. En sus oídos suena un
los espere para ayudarlo. Ahí esta- caminar sobre él sin cortarse. canto acompañado de muchas flau-
rán los animales del monte que él Pero don Francisco fue una buena tas y tambores. Los que llegaron an-
no haya matado, sólo herido, y que persona. Nunca cazó más animales tes que él le extienden las manos y lo
hayan tenido que sufrir mucho an- que los que necesitaba. Cuando hería ayudan a llegar. Lo saludan amistosa-
tes de morir. Lo esperarán para ata- uno, lo perseguía hasta matarlo. A sus mente y lo llevan a su pueblo. Allá es-
carlo y dejarlo herido. Los perros a perros les dio bien de comer. Sacrificó tá todo preparado para la fiesta. A lo
los que en vez de darles de comer muchos cochinos y rindió honores a lejos se extinguen los gritos y la músi-
les haya dado de patadas, lo querrán sus cráneos. Ahora los animales lo es- ca de los vivos.
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 313

Arco perteneciente a la ex hacienda de “Paso San Juan”, Jilotepec.

Fachada de la ex hacienda de “San Antonio”, Paso del Toro, Xalapa.


314 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Ex hacienda de “Almolonga”, Naolinco.

UN MITO Y LOS MAZATECAS

Roberto Williams García*

E n el municipio de Astacinga,
región de Zongolica, Veracruz,
fue registrado un interesante relato
estado, se acercó a moverlo para cer-
ciorarse si estaba vivo y los animales
convertidos en avispas salieron del
nizas. Así lo hicieron y desde enton-
ces fulguran como el sol y la luna.
Con base en el mito anterior se
cosmogónico. Los protagonistas son cuerpo del ciervo punzándola horri- quiere señalar que la población ma-
dos muchachos deseosos de conocer blemente. La anciana enfermó, y so- zateca ocupaba antes gran parte de
a su progenitor. La madre se nega- licitó para curarse que la bañaran en la región de Zongolica. Hoy día en
ba a decirlo y, diariamente, al monte un temascal. Los muchachos prepa- esta región hablan idioma mexicano,
llevaba los alimentos al padre de los raron el temascal, y cuando penetró el cual quizás empezó a dominar re-
muchachos. Éstos, un día siguieron la viejita al baño echaron chile en las cientemente. Es sabido por la Historia
a la anciana y supieron que su pa- rojas piedras del mismo, provocando tolteca chichimeca que después de la
dre era un venado. Entonces lo de- así su muerte. destrucción de Tula en 1 116, un gru-
sollaron rellenándolo con animales. Acusados de homicidio, fueron po de nonoalcas se dirigió a la zona
Cuando llegó la viejita a buscar a sentenciados a la hoguera. Antes de de Zongolica, donde se estableció. A
su esposo, asombrada al verlo en tal ser arrojados, los muchachos acorda- este grupo se le llamó “los zongolicas
ron que ascenderían pasando uno de que tenían sus casas en la costa” (chal-
* “Un mito y los mazatecas”, 1953. ellos a traer las brasas y el otro las ce- chiucalcas tzoncoliuhques).
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 315

Los “Federacionistas leales” eran una escisión de la Federación de Partidos


del Pueblo Mexicano (fppm), formada desde 1951, cuando postuló al general
Miguel Henríquez Guzmán como candidato a las elecciones a la presidencia
de la República en 1952. El general Celestino Gasca fue uno de los partidarios
más firmes de la “Federación” y de los críticos más importantes de la política
dominante, calificada de antiagraria y anticampesinista, de los gobiernos pos-
avilacamachistas. La “Federación” fue una amalgama de oposición contra los
alemanistas en la que participaron cardenistas, prominentes constituyentes,
los partidos Popular Socialista y Comunista Mexicano, así como también,
paradójicamente, conocidos anticomunistas. La oposición osciló ideológica-
mente entre socialistas y sinarquistas. Logró amalgamar fuertes contingen-
tes populares sobre todo del campo, los cuales específicamente integraron
la Unión de Federaciones Campesinas de México (ufcm), con predominio
cardenista […].
La dinámica social desarrollada dentro de la Federación a partir de esa
campaña llevó a los partidarios de Miguel Henríquez a plantear un golpe
de Estado ante la evidencia del repliegue de la reforma agraria y ante la
imposibilidad de sus líderes de colocarse decorosamente dentro del apara-
to estatal.
Los henriquistas perdieron las elecciones y Ruiz Cortínez asumió la presi-
dencia; los dirigentes henriquistas no vieron otra solución que el golpe de Esta-

Indios cruzan el puente de “La Borda”, Orizaba.


316 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

do, pero fue un imposible que sólo provocó la división interna y los cardenistas
abandonaron la federación y los sinarquistas ganaron terreno dentro de la orga-
nización que se tiñó de su ideología. El general Henríquez fue considerado como
un traidor ante su indecisión frente al golpe de Estado, propuesto, especialmente
cuando había consenso para hacerlo, entre 1957 y 1958, por parte de delegados
de todos los estados de la República, donde sobresalían por su organización
Veracruz, Hidalgo, Michoacán y Guerrero […].

En 1958 fue cuando el general Gasca surgió como dirigente de una fracción de
la Federación que fue bautizada como “Federacionistas leales”, dispuestos a llevar
el movimiento hasta sus últimas consecuencias, para diferenciarse de los seguido-
res de Henríquez. En un principio el grupo contó con la participación de varios
miembros del aparato militar y por eso alimentó más la idea de fuerza y poder
para organizar un levantamiento que derrocara al gobierno. Desde 1958 Celesti-
no y sus leales preparan la idea de la sublevación general. Martha Terán nos dice
al respecto:

Celestino Gasca tuvo la capacidad de aprovechar el descontento de los delegados


participantes en las juntas y la organización preexistente para aglutinar en torno a
su figura un movimiento nacional que aunque reducido estaba decidido a luchar
vivamente por resolver su situación económica. […]

El mito es sugestivo. En primer niga mo pompa cuyo tema giraba en torno al venado:
lugar, se advierte de la divinación del ni choga nehnemic. “mazatl, mazatl campa tehnemic”. In-
venado al considerársele como proge- dagó, posteriormente, que mientras
nitor de dos astros y, por extensión, Venado, venado, cantaban arrojaban al fuego copal y
de los hombres. ¿dónde estas? raspadura de pezuña de venado, ha-
También puede interpretarse el en la mitad del zacatal ciendo rogativas para que el ciervo
vencimiento de los mazatecos por la estoy llorando no comiera los verdes tallos del maíz
muerte del venado a manos de los dos Venado, venado, recién sembrados.
muchachos. Éstos, convertidos en as- ¿dónde estás? El hecho de que los mazatecos
tros, son una parte de la versión del aquí, por ti fueran desplazados lingüística o físi-
mito sobre la creación del sol y de la me encuentro llorando camente de la región zongoliqueña es
luna en Teotihuacan, según fue ano- lo que debe comprobarse. Todavía en
tado por Sahagún, que indicaría la Estos versos, algunas veces, son ilus- el ángulo sur del municipio de Zon-
hegemonía del altiplano. El mestiza- trados con el cuento de la viejita que golica habitan los mazateco-popoloca
je en la región se muestra tanto en el angustiosamente llama al venado al que según Weitlaner hablan un dia-
hombre como en el mito. no encontrarlo donde lo dejó. Otras lecto del mazateco, y en el frontero
Refuerzan la existencia del subs- veces los cantan sin hacer referencia municipio de San Sebastián Tlaco-
tratum mazateca en la región algu- alguna. tepec, Puebla, hay un pueblo llamado
nos versos que tienen como tema al En relación con tales versos, el Mazateopan (El Templo del Venado),
venado: doctor Manuel Gamio relató lo que que recuerda la adoración de este ani-
observó, cuando joven, en una oca- mal que dio nombre a los mazatecas:
mazatl, mazatl sión que andaba de cacería en la re- “la gente del venado”.
campa tehnemic, gión de Zongolica donde confluyen
ni tlahco zacatl los límites de tres entidades federati-
choca nehnemic vas. Bajo una airosa ceiba unos indí-
mazatl, mazatl, genas habían prendido una hoguera
campa tehnemic, y cantaban unos versos plañideros
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 317

Vista de la ex hacienda de “Almolonga”, Naolinco.


318 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Entre los que estaban decididos a luchar […] [se contaba a] los campesinos de
Chumatlán, cuyos delegados esperaban la fecha para tomar su pequeño palacio
municipal, ya que no era difícil hacerlo. Los campesinos sin tierra e inconformes
eran la mayor parte del pueblo […]. El general Gasca, el 27 de junio de 1961,
hizo llegar una carta citatorio muy urgente:
Por fin llegó la hora tan esperada…
“Los federacionistas leales contrajimos en noviembre de 1958 el
formal y sagrado compromiso de cumplirle al pueblo lo que el traidor general
Miguel Henríquez le estuvo ofreciendo por más de ocho años para que al
fin nada cumpliera. Por lo tanto, tomando como base segura que ya tenemos
organizados fuertes grupos en las mayoría de los municipios de todos y cada
unos de los estados de la República, y sobre todo teniendo como razón in-
negable que los atropellos políticos y los atropellos sociales son cada día más
crueles y que la miseria de que son víctimas los campesinos y los obreros y las
demás clases humildes, ya llegó a lo insoportable: se hace saber a todo el país,
que ya llegó la hora de cumplir el formal y sagrado compromiso contraído en
el expresado mes de noviembre de 1958.”
Los chumatecos que no tenían tierra. Después de varios intentos legales por
tenerla, y ante los caciques y ricos de la región, se rebelaron y estuvieron dispues-
tos a seguir a cualquier movimiento que prometiera redimirlos. Los “Federacio-
nistas leales” del general Gasca aprobaron el levantamiento nacional para el 16
de septiembre de 1961, aniversario de la independencia de México y fin de la
fiesta patronal de Chumatlán.
A nivel nacional, donde prendió más vivamente la idea del levantamiento fue
en la Sierra Norte de Puebla y las comunidades aledañas de Veracruz. Chuma-
tlán estaba en la región más encendida por la chispa de la revuelta gasquista y
Indígenas (retrato).
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 319

Vestigios de las caballerizas


de la ex hacienda de “Paso del
compartía el espíritu de cambio con Coxquihui, Espinal y otros municipios de Toro”. Paso del Toro, Xalapa.
Veracruz y Puebla.
Mientras, el delegado gasquista en Chumatlán, el indígena Miguel Pérez,
hombre de 80 años, esperaba ansioso el paso de las fiestas patronales de
Santa María de la Natividad que habían empezado el 8 de septiembre en su
pueblo […]; en la ciudad de México, el día 10 de septiembre detuvieron a
la dirigencia del movimiento en la casa del general Gasca, agentes de la Di-
rección Federal de Seguridad, de la Policía Judicial, de la Policía Militar, dos
compañías de granaderos y dos más de soldados de infantería; posterior-
mente, al otro día, Fernando López Arias, procurador general de Justicia,
anunció que se habían consignado 224 personas acusadas de provocar agi-
tación, al frente de las cuales se encontraba el general Gasca. Días más tarde
se anunció que sólo quedaban detenidas quince personas, cabecillas visibles
de la conjura gasquista. […]
La noticia de la detención de los cerebros de la revuelta se extendió como re-
guero de pólvora, incluso llegó al conocimiento de los gasquistas de Coxquihui
que avisaron a los de Chumatlán para que no se movieran […], sin embargo
no tomaron en cuenta la noticia y prepararon su levantamiento. Tenían fuertes
motivos para hacerlo. En ese año habían llegado judiciales del estado con el fin
de asegurar el orden y la fidelidad al gobierno, mientras que el presidente mu-
nicipal, Sr. José Mariano, forzaba a los chumatecos a mantener y a pagarles a los
policías por medio de un impuesto especial, además de que se aumentaron las
multas y detenciones en el pueblo.
Miguel Pérez era el juez municipal, y había sido presidente municipal y uno
de los mayores más respetados. Él fue quien preparó el levantamiento del pueblo
320 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

Acueducto de la ex hacienda
de “Paso del Toro”. Paso del
Toro, Xalapa. para cuando terminaran las fiestas patronales. [...] Llegó el día anunciado, 16 de
septiembre, a las cuatro de la mañana, los hombres se levantaron y salieron con
sus carabinas de carbón […], y otros machete en mano […]. Las mujeres y los
niños se quedaron en la casa; al primer repique de las campanas los hombres
salieron a buscar a Miguel Pérez. Los hombres del pueblo salieron de la casa de
Miguel y de ahí pasaron a la casa del presidente municipal, por el secretario y
dos maestros de Zozocolco que les servirían de intérpretes. Con los policías del
Estado. […]
Un hombre del mismo pueblo traicionó a los insurrectos y salió a Coxquihui
para avisarle a la partida militar ahí congregada en espera de cualquier aviso
de revuelta gasquista para ir a aplacarla. Toda la región era considerada como
simpatizante de la insurrección, pero sólo Chumatlán y Espinal se levantaron
para expresar su inconformidad […]. Un pelotón de la partida de Coxquihui
llegó como a las siete de la mañana al mando del sargento Mateo Coronado.
Llegó a dialogar con Miguel Pérez Juárez quien le mostró unos papeles de
los “Federacionistas leales” en los que se le autorizaba tomar el palacio mu-
nicipal […] Mientras el viejo leía, los militares se preparaban para derrotar
a los insurrectos; Miguel Pérez […] se percató de cómo colocaban una ame-
tralladora de tripié en frente de los hombres del pueblo, entonces con toda su
furia de antiguo mandón […] tomó su machete y lo usó contra su contrin-
cante, el viejo jefe militar […] y el zafarrancho se generalizó. Los chumatecos
se ganaron a pulso la fama de bravos. Los policías […] salieron del palacio y
empezaron a disparar contra la población. La gente se dio cuenta de que sus
armas no podían contra las de los policías […]. Los indígenas totonacos que
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 321

Teenek o huasteco, danza Bixom Nok (Los Mecos), San Francisco, Chontla, Veracruz.
322 E N S AYO S T E M ÁT I CO S

pudieron huir se fueron a esconder a los montes, y a pueblos lejanos, otros se


quedaron tirados frente al palacio […]. Horas más tarde llegaron más solda-
dos de Coxquihui y sometieron a la población completamente. Por la noche
obligaron a los niños más grandes a salir de sus casas y sin permiso de sus ma-
dres los obligaron a enterrar a los muertos que permanecían tirados en la calle
y en la plaza. Los soldados entraban a todas las casas buscando a los hombres
rebeldes. […] La población comenta que algunos hombres fueron colgados en
árboles enfrente del río Santa Ana y luego tirados para que la corriente se los
llevara […].
[…] Los hombres mayores de hoy cuentan a sus hijos que al otro día de la
matanza, enfrente del palacio, llegaron cuatro helicópteros y cuatro avionetas,
las cuales empezaron a dar vueltas alrededor del pueblo, mientras la población
permanecía atemorizada, […] una partida del ejército permaneció custodiando
[el pueblo de Chumatlán] hasta el año de 1970.
[…] Para el caso de Chumatlán la revuelta se controló entregando la tierra
que se había solicitado en mayo de 1938 para ampliar el ejido y con la perma-
nencia del ejército en la región.

En la actualidad, la apertura y la diversidad de ofertas políticas se manifiesta a


nivel municipal, en donde encontramos representantes de diferentes partidos
Pico de Orizaba.
EN DEFENSA DE LA COMUNIDAD INDÍGENA 323

Ex hacienda de “San Lorenzo”,


Tepetlán.
ocupando puestos de elección popular, sin que los indígenas se inclinen por un
voto coorporado por un solo partido, sino que echan mano, precisamente, de
la oferta partidaria sugerida por el Estado mexicano. Tal diversidad no es tan
aparente a nivel de las elecciones por diputados federales, y es menor todavía a
nivel de diputados estatales o locales. A nivel municipal es donde la comunidad
indígena encuentra, en la actualidad, el entorno político que le permite su re-
producción y continuidad.
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331
Identificación de imágenes

10 La consulta con huevo, Jacubal, El Limón comunidad Teenek del muni- 58 Pirámide de los Nichos, en “El Tajin”. conaculta/inah-Fototeca Na-
cipio de Tantoyuca, Veracruz, Cinthya Santo Briones, 2008 cional, Fondo Coloniales (Inv. 355375), 1930, sin autor.
16 Pieza en oro. Encontrada en una ofrenda funeraria junto con otros obje- 59 El Huehuentzi o “Viejo del Carnaval” está puesto en el altar, en donde se
tos, localizada en una comunidad de la Huasteca veracruzana. Anselmo colocan diversas ofrendas. “El viejo”, es un maniquí vestido de mestizo;
G. Romero Redondo, Colección particular, 2006. esta forrado por hojas secas. Ixhuatlán de Madero. Claude Stresser-
17 Niño danzante, con indumentaria de tocotin en la fiesta de Santiago o Péan, Colección particular, 5 de marzo de 1984.
Santiagotzin. Tehuipango. Iván Romero, 2002. 61 Cortadores de leña, en espera de compradores. Zongolica. Iván Romero
18 Hombres participando en la “Danza de los Santiagueros”. Zozocolco de 2003.
Hidalgo. Pablo Valderrama, 2001. 63 Lienzo Misantla (reproducción). Elaborado en el año de 1572 para le-
19 Retrato de madre e hijo totonacos. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2000. gitimar el señorío asentado en esas tierras y amparar a los indios mi-
20 Zapotecas bailando. Minatitlán. Manuel Uribe, 2000. santecos. En este códice, destaca la llegada de Hernán Cortés a San
20 Mujeres realizando varias actividades en torno a la toma de agua. Juan de Villa Rica, así como los parlamentos y la percepción geográfica
Ahuika, Chicontepec. Erik Alí Castillo, 1998. espacial de los indígenas. Museo de Antropología de Xalapa. Iván Ro-
21 Hombre representando a un chichimeco, como perro. “Danza de los mero, 2004.
Ixcutes o tejoneros”. Zozocolco de Hidalgo. Elizabeth Peralta, 2001. 67 Códice Chapultepec (reproducción). El original pudo haberse pintado en
22 “Danza de los Cuaxumpiatini”. Sólo uno de los danzantes nahuas lleva el siglo xvi. A raíz de su deterioro se realizaron copias en 1665 y 1852.
su gorro cónico. San Pedro Coyutla, Chalma. Bertrand Guérin-Desjar- Geográficamente registra a Xalapa, con su antiguo nombre de Macui-
dins, Colección particular Stresser-Péan, 11 de julio de 1953. lxochitlan, al río Sedeño como Quetzalapan y a otros lugares de la re-
23 Colocación de la primera piedra del Colegio Preparatorio. conaculta/ gión. Museo de Antropología de Xalapa. Iván Romero, 2004.
inah-Fototeca Nacional, Fondo Coloniales (Inv. 355689), 1910-1920, 68 Indios nahuas rezan en el interior de la parroquia de Santiago Tehuipan-
sin autor. go, con motivo de los días de muerto. Tehuipango. Iván Romero, 2002.
24 Ofrenda de curación, Ojital Cuayo, comunidad nahua del municipio de 71 Representación de la crucifixión de Cristo con motivo de la Semana
Ixhuatlán de Madero. Cinthya Santos Briones, 2005. Santa. Zozocolco de Hidalgo. Elizabeth Peralta, 2000.
29 La vida en las montañas. Al fondo el pico de Orizaba o Ixtac tepetl. Te- 72 Procesión. Los totonacos llevan las efigies de Santiago y de Santa Ana
huipango. Iván Romero, 2002. hacia la parroquia. Chiconquiaco, Chiconquiaco. Claude Stresser-Péan,
31 Con rumbo a la Iglesia de San Miguel Arcángel. Zozocolco de Hidalgo. Colección particular, 26 de julio de 1989.
Elizabeth Peralta, 2000. 75 Retrato de niño “Danza de los Cuauhtémocs”. Filomeno Mata. Erik Alí
32 Paisaje de potrero, en lo que alguna vez fuera selva. Tatahuicapan de Castillo, 2001.
Juárez. Luis J. Morales, 2000. 79 Pitahayas, Mezquite Mata del Tigre, comunidad teenek del municipio
33 Retrato de anciana totonaca. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2001. de Tantoyuca, Veracruz. Cinthya Santo Briones, 2008.
34 Refinería, vista de las instalaciones. conaculta/inah-Fototeca Nacio- 81 El carnaval de Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texcate-
nal, Fondo Teixidor (Inv. 451047), 1945, sin autor. pec, Veracruz. Cinthya Santo Briones, 2009.
35 La comunidad católica nahua se reúne en el cementerio para conmemo- 81 Casa huasteca elaborada con materiales de la región. Tantoyuca. Marilú
rar y celebrar a sus muertos. Astacinga. Sandra H. León, 2002. Hernández Arellano, 2002.
37 Mercado indígena; en el centro vendedora de chicharrón. Zongolica. 83 Danzantes totonacos vestidos de santiagueros. En medio el “Rey gran-
Iván Romero, 2003. de”, o “Rey Pilatos” (con corona), a los costados dos “reyes chiquitos” o
38 Nahuas de Amatlán. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Ét- “eschiriones”. Chiconquiaco. Claude Stresser-Péan, Colección particular,
nicos (Inv. 465401), 1900-1910, sin autor. 26 de julio de 1989.
40 Retrato de niño totonaco. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2000. 84 Mujeres nahuas con indumentaria de confección industrial. Achichipi-
41 Hojas de maíz o totomoxtle. Xico. Adolfo Sonderegger, Colección par- co, Tehuipango. Iván Romero, 2002.
ticular, s/f. 85 Mujer indígena del Golfo. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fon-
42 Casa nahua rectangular con anexo, techo con hojas y zacate. Las Flo- do C.B. Waite (Inv. 458069), 1920, C.B. Waite.
res, Ixhuatlán de Madero. Claude Stresser-Péan, Colección particu- 93 Retrato de niña totonaca. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2001.
lar, 1984. 95 Anciano totonaco cargando leña. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo,
43 Huastecos. Retrato de abuelo y nieto. Al fondo detalle de su vivienda. 2001.
Tantoyuca. Marilú Hernández Arellano, 2001. 96 Paisaje urbano, secuelas de la industrialización. Minatitlán. Manuel Uri-
48 Trabajadores colocando un oleoducto. conaculta/inah-Fototeca Na- be Cruz, 2001.
cional, Fondo Teixidor (Inv. 450227), 1944, sin autor. 98 Parroquia de Atlahuilco. Destaca el arco de flores y fibras naturales con
49 Cementerio y sitio ceremonial prehispánico de Quiahuiztlan, Actopan. motivo de la fiesta patronal. Atlahuilco. Iván Romero, 2002.
Iván Romero, 2002. 99 Curandero examinando a una mujer. conaculta/inah-Fototeca Na-
51 Indios totonacos sacrifican un ave como parte del rito para la colocación cional, Fondo Nacho López (Inv. 398221), 1970, Nacho López.
de un tubo donado por la empresa Petróleos Mexicanos que fungirá 103 Familia totonaca. La ausencia del padre se explica en virtud del creciente
como palo volador. Comunidad “El Vizcaino”, Coatzintla. Gerardo Ávila flujo migratorio en los pueblos indígenas. Filomeno Mata. Erik Alí Cas-
Pardo, 2002. tillo, 2002.
55 “Danza de los Huahuas”, sobre la cruceta. Coxquihui. Elizabeth Peralta, 104 Arreglando la cera para la mayordomía. Filomeno Mata. Erik Alí Casti-
2001. llo, 2001.
56 Códice Chiconquiaco (reproducción). Elaborado en el año 1542; en él 105 Migrantes centroamericanos; el grupo se dirige a los Estados Unidos de
destacaron la introducción del catolicismo y la construcción del local América. Río Blanco. Iván Romero, 2003.
para la iglesia en Chiconquiaco, en Miahuatlán. En el reverso, se registró 109 Muchacha totonaca en la plaza central del mercado; el huacal para cargar
una tradición común a muchos pueblos: ser originarios de Chicomoz- es llamado mu en totonaco, y “chita” en castellano regional. Chiconquia-
toc. Museo de Antropología de Xalapa. Iván Romero, 2004. co. Claude Stresser-Péan, Colección particular, 25 de julio de 1989.

333
334 LO S P U E B LO S I N D Í G E N A S D E V E R AC R UZ . ATL A S E TN O G R Á F I CO

110 El aniquilamiento de los bosques en Veracruz empobrece el suelo y la 171 En el carnaval, Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texcate-
diversidad de especies. Carbonero Jacales, Huayacocotla. Anselmo Ro- pec, Veracruz. Cinthya Santo Briones, 2009.
mero, Colección particular, 1991. 172 “Danza de los San Migueles”. En el piso, con mascara negra, el diablo
111 Anciana nahua limpia e hila mediante malacate un manojo de lana para vencido. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2001.
confeccionar prendas y utensilios diversos. San Juan Texhuacan. Iván 173 “El muñeco” del barrio del Tecolote esta vestido como mestizo en el
Romero, 2003. marco de las fiestas de carnaval; está ubicado en la parte central del al-
113 La señora Paulina Castillo, trabaja en el telar de cintura. Mecayapan. Luis tar, en donde los nahuas y mestizos colocan ofrendas y ceras. Ixhuatlán
A. Guerrero, Acervo del Consejo Veracruzano de Arte Popular, 2001. de Madero. Claude Stresser-Péan, Colección particular, 5 de marzo de
114 Nacateros nahuas recogen la sangre del toro que más tarde ingerirán en 1984.
comida ritual, previa cocción. Fiesta patronal. Tehuipango. Iván Rome- 174 Preparativos para la fiesta con motivo de la mayordomía de la Virgen de
ro, 2002. Guadalupe. Achichipico, Tehuipango. Iván Romero, 2002.
114 Niña con cesto en la espalda, en un cafetal. conaculta/inah-Fototeca 175 “El juguete roto”, Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texca-
Nacional, Fondo C.B. Waite (Inv. 120439), 1902, C.B. Waite. tepec, Veracruz. Cinthya Santo Briones, 2007.
115 Hombre totonaco y su burro con carga de leña. Filomeno Mata. Erik 175 Inundación en las calles y plaza del pueblo. Álamo. Colección particular
Alí Castillo, 2002. de la familia Redondo Aquino, 1927.
118 La industria petrolera se asentó sobre la costa del Golfo en territorios 176 Comerciante zapoteca, Minatitlán, Veracruz, Manuel Uribe, 2003.
ocupados predominantemente por población indígena. Poza Rica. Co- 181 Niñas nahuas, las adversidades para las mujeres indígenas son aún ma-
lección particular de la familia Redondo Aquino, 14 de agosto de 1966. yores que para los varones. Achichipico, Tehuipango. Iván Romero,
120 Calaveritas de azúcar, (detalle). Xalapa. Adolfo Sonderegger, Colección 2002.
particular, 2003. 182 Jóvenes migrantes nahuas. Tehuipango. Iván Romero, 2002.
122 Traslado de personas y mercancías. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 184 Familia. En la comunidad de Horconcitos. Norte de Veracruz. Colec-
2003. ción particular de la familia Redondo Aquino, 1941.
123 La señora Ángela Hernández muestra un popochcomitl elaborado por 184 “Identidad”, Ayotuxtla, comunidad otomí del municipio de Texcatepec,
ella. Ixcatepec. Arturo Gómez, Acervo del Consejo Veracruzano de Veracruz. Cinthya Santo Briones, 2009.
Arte Popular, 2002. 186 Niño nahua. Tehuipango. Iván Romero, 2002.
124 Nahuas. Vendedores de pulque; el líquido legendario proviene de algu- 188 Familia zoque-popoluca en el solar de su casa. Soteapan. Luis J. Mora-
nas comunidades de la Sierra Negra de Puebla. Zongolica. Iván Rome- les, 2000.
ro, 2003. 189 Curandera preparando menjurje. conaculta/inah-Fototeca Nacional,
125 Multitud de mujeres totonacas esperan para llenar sus cubetas con Fondo Nacho López (Inv. 398205), 1970, Nacho López.
agua para luego trasladarlas a sus hogares. La escasez del líquido vital 190 Niño nahua y helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Es-
aumenta paulatinamente en esta y otras comunidades indígenas. Filo- tado de Veracruz, en la cancha de fútbol de escuela primaria, en el marco
meno Mata. Erik Alí Castillo, 2002. de la búsqueda de un candidato a diputado federal secuestrado en el mes
127 Hombre huasteco trabajando la fibra de ixtle o zapupe. Tantoyuca. Ma- de junio. Zongolica. Iván Romero, 2003.
rilú Hernández Arellano, 2001. 191 Niño totonaco. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2001.
128 Fabricantes y vendedores nahuas. Con madera de la región elaboran 192 Joven totonaca. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2001.
muebles que son puestos a la venta en ciudades como Orizaba y Córdo- 193 Niños danzantes. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2002.
ba. Zongolica. Iván Romero, 2002. 193 Niños nahuas. Pajapan. Ivy Jacaranda Jasso Martínez, 2001.
129 Vendedor de tabaco huasteco pesa su producto mediante una báscula 196 Mujer carga elotes y forraje. Mixtla de Altamirano. Iván Romero, 2002.
rústica. Tantoyuca. Marilú Hernández Arellano, 2002. 196 Ampliación de las tierras de cultivo en detrimento de la selva y las espe-
131 Procesión. Indios totonacos cargan las efigies de Santiago y de Santa cies nativas. Soteapan. Luis J. Morales, 2001.
Ana, se dirigen a la parroquia. Chiconquiaco. Claude Stresser-Péan, 200 Reunión de trabajo entre campesinos nahuas y el senador (luego, candi-
Colección particular, 26 de julio de 1989. dato a gobernador) Gerardo Buganza. Zongolica. Iván Romero, 2003.
138 Procesión. Las autoridades religiosas recorren con la comunidad los cami- 201 Multitud con efigies de santos con motivo de las posadas. Al fondo, le-
nos del pueblo con las efigies de diversos santos y emblemas nacionales, yenda que anuncia el baile. Coxquihui. Pablo Valderrama, 2001.
por motivo de la fiesta de Santiagotzin. Tehuipango. Iván Romero, 2002. 202 “Diablito” tiznado, con motivo de la fiesta del chicomexochitl. Colatlán,
139 Danzantes. Tocotines al acecho. Filomeno Mata. Dula C. Rodríguez, 2000. Ixhuatlán de Madero. Araceli Espinoza, 2002.
140 “Danza de los Negritos”; en el fondo, al centro, la Malitzin o Malinche. 203 Residencia nahua. Jaltipan. Manuel Uribe, 2000.
Papantla. Guy Stresser-Péan, Colección particular, 17 de junio de 1938. 205 Jarochas y zapotecas en el paseo de la Virgen de la Candelaria por el río
142 Voladores de Papantla en el atrio de la parroquia. conaculta/inah- Coatzacoalcos, Minatitlán, Veracruz, Manuel Uribe, 2003.
Fototeca Nacional, Fondo Casasola (Inv. 195392), 1945, sin autor. 205 Detalle del pueblo y su entorno. Pajapan. Ivy Jacaranda Jasso Martínez,
143 Pareja de artesanos huastecos. Tantoyuca. Marilú Hernández, 2001. 2001.
145 Danzantes con indumentaria de quetzales. Filomeno Mata. Erik Alí 206 Derribando un árbol. Soteapan. Luis J. Morales, 2000.
Castillo, 2002. 209 Hombre toca una flauta. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo
146 Ofrenda de curación para un enfermo, Ojital Cuayo, comunidad nahua Prehispánico (Inv. 350853), 1920, sin autor.
del municipio de Ixhuatlán de Madero, Cinthya Santos Briones, 2005. 210 Códice Coacoatzintla (reproducción). Esta pictografía se hizo para pro-
147 Procesión con ceras. Totonacos de Zozocolco de Hidalgo. Elizabeth bar los derechos de Coacoatzintla sobre sus tierras, las cuales, eran mo-
Peralta, 2000. tivo de conflicto dado los reacomodos que los españoles ordenaron con
148 Boda totonaca. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2000. el pretexto de mantener pacificada la región. Museo de Antropología de
149 Danzantes “mecos”. San Francisco, Chontla. Nelly I. del Ángel, 2002. Xalapa. Iván Romero, 2004.
150 Nahua en espera durante periodo electoral. Zongolica. Iván Romero, 211 Detalle de arreglo floral para una tumba en el cementerio. Mecatlán.
2003. Dula C. Rodríguez, 2000.
152 Tradición y modernidad. San Francisco, Chontla. Ma. Tlalli Castillo, 212 Zapotecos utilizan el río tanto para pescar como para divertirse, Playa
2003. Vicente, Veracruz. Abraham Garza Guzmán. 2007.
153 Conviviendo con los muertos. Tatahuicapan. Luis Javier Morales, 2000. 213 En espera de que comience la fiesta de Mayordomía, Minatitlán, Vera-
153 Vendedores ambulantes en la plaza de Amatlán. conaculta/inah- cruz. Manuel Uribe, 2003.
Fototeca Nacional, Fondo C.B. Waite (Inv. 120437), 1902, C.B. Waite. 218 Procesión de la mayordomía del primer San Miguel. Zozocolco de Hi-
155 Fiesta patronal. Tehuipango. Iván Romero, 2002. dalgo. Pablo Valderrama, 2000.
159 Ceiba sagrada para los mixe-popolucas. Sayula. Manuel Uribe, 2001. 221 “Fiolinero” nahua toca para el obispo en la catedral. Orizaba. Iván Ro-
162 Inundaciones destruyen el pueblo. Casitas, Nautla. Elizabeth Peralta, mero, 2003.
1999. 222 Uno de los dos “Eschirrión” de la “Danza de los Santiagueros”, en el atrio
164 Familiares y amigos posan con el infante muerto. Norte de Veracruz. de la parroquia con motivo de las fiestas de Santa Ana. Chiconquiaco.
Colección particular de la familia Redondo Aquino, 1938-1943. Claude Streser-Péan, Colección particular, 25 de julio de 1989.
165 Indígenas nahuas. “Danza de los Viejos”, el personaje con mascara es el 223 Nuevas alternativas religiosas en comunidades rurales. Tlacolulan. Iván
“Viejo” o el “Huehue”, en el marco de la fiesta de carnaval. Comunidad Romero, 2003.
“Las Flores” del municipio de Ixhuatlán de Madero. Claude Stresser- 223 Exterior de la parroquia vieja de San Francisco Zongolica. Zongolica.
Peán, Colección particular, 5 de Marzo de 1984. Iván Romero, 2002.
166 Personaje de Pilatos, en “Danza de los Santiagos”. Zozocolco de Hidal- 224 Don Gonzalo Domínguez, rezandero de la capilla de San José de la
go. Elizabeth Peralta, 2000. Montaña. Chontla. Ma. Tlalli Castillo, 2003.
168 Anciano adorna ceras con fines ceremoniales. Zozocolco de Hidalgo. 226 Zapoteca ataviada en el interior de la parroquia de San Nicolás. Nan-
Elizabeth Peralta, 2000. chital. Manuel Uribe, 2001.
169 Cirios ornamentados con motivo de la mayordomía de Semana Santa. 226 Interior de una iglesia ortodoxa, ubicada en una comunidad mayori-
Zozocolco de Hidalgo. Elizabeth Peralta, 2000. tariamente indígena. Pisa Flores, Ixhuatlán de Madero. Iván Romero,
170 Milpa quemada por el frío. Los nahuas atribuyen la perdida de la co- 2003.
secha a amo kuali ehecatl (mal viento). Achichipico, Tehuipango. Iván 228 “Danza de los Viejos”. Colatlán, Ixhuatlán de Madero. Araceli Espinoza,
Romero, 2002. 2002.
IDENTIFICACIÓN DE IMÁGENES 335

229 Vista de la parroquia de Santiago. Tantoyuca. Marilú Hernández Are- 278 Danzantes ejecutando un huapango. conaculta/inah-Fototeca Na-
llano, 2001. cional, Fondo Casasola (Inv. 195645), 1950, sin autor.
231 Vista frontal de la parroquia de Chumatlán. Elizabeth Peralta, 2000. 279 Mujeres venden plantas. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo
231 Desarrollo de una vela zapoteca. Minatitlán. Manuel Uribe, 2000. C.B. Waite (Inv. 120481), 1908, C.B. Waite.
232 Iglesia parroquial de Papantla. Papantla. Guy Stresser-Péan, Colección 280 Vendedor ambulante de listones. conaculta/inah-Fototeca Nacio-
particular, 4 de junio de 1938. nal, Fondo C.B. Waite (Inv. 120131), 1940, C.B. Waite.
233 Detalle del interior de la parroquia de San Pedro, Tequila. Tequila. Iván 281 Huastecos, músicos y reyes. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fon-
Romero, 2002. do Étnicos (Inv. 465405), 1900-1910, sin autor.
236 “Danza de los Santiagueros” con motivo de las fiestas de Santa Ana. 281 Hombres a bordo de un velero. conaculta/inah-Fototeca Nacional,
Con “caballo blanco” el señor Santiago, en la parte izquierda uno de los Fondo Coloniales (Inv. 466214), 1890-1900, sin autor.
“Eschirion”. Chiconquiaco. Claude Stresser-Péan, Colección Particular, 282 Parejas bailando un huapango en una zona rural. conaculta/inah-
25 de julio de 1989. Fototeca Nacional, Fondo Casasola (Inv. 195644), 1950, sin autor.
238 Trabajadores mestizos toman un descanso durante la perforación de un 283 Niñas campesinas espulgándose. conaculta/inah-Fototeca Nacio-
pozo de agua, Cardel, Veracruz. Colección particular de la familia Ro- nal, Fondo C.B. Waite (Inv. 120438), 1902, C.B. Waite.
mero Platas, José Cardel, La Antigua, Veracruz, 1954. 284 Mujer amateca. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo C.B. Waite
239 Mujer lava ropa a orilla de un río. conaculta/inah-Fototeca Nacional, (Inv. 120444), 1902, C.B. Waite.
Fondo C.B. Waite (Inv. 120636), 1908, C.B. Waite. 285 Tres “soldados” o “soldaditos” con sus mascaras y sus pequeños escudos
241 Mujeres totonacas. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2003. redondos, en el marco de la “Danza de los Santiagos”. Chiconquiaco.
243 Paisaje indígena. El Raudal, Álamo. Colección particular de la familia Claude Stresser-Péan, Colección particular, 25 de julio de 1989
Redondo Aquino, 1930. 289 Eugenia y Margarita Hernández, especialistas en el tejido y confección
244 Grupo de militares. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Teo- del sombrero huasteco “tantoyuquero”. La confección del sombrero tarda
berto Maler (Inv. 351688), 1892, Teoberto Maler. ocho días. Mezquite Mata del Tigre, Tantoyuca. Arturo Gómez, Acervo
246 Dos generaciones de nahuas. Abuelo y nieto bajo el arco de la parroquia. del Consejo Veracruzano de Arte Popular, 2001.
Achichipico, Tehuipango. Iván Romero, 2002. 290 Don Domingo Martínez, artesano y fabricante de jaranas. Santa Rosa
248 Mujeres reciben dinero, como parte del programa “Oportunidades”. Pese Loma Larga, Hueyapan de Ocampo. Luis A. Guerrero, Acervo del Con-
a que el Estado ha intentado abolir la pobreza, ésta se incrementa en las sejo Veracruzano de Arte Popular, 2001.
regiones indígenas. Tehuipango. Iván Romero, 2002. 291 Artesana teenek utiliza zapupe o ixtle para la fabricación de sus tortille-
249 Del campo para la ciudad. Sobre el río Pantepec, varios hombres trans- ras. Tantoyuca. Marilú Hernández, 2001.
portan bultos con hoja de maíz o totomoxtle que posteriormente serían 293 Comerciante de semillas. Tlaquilpa. Iván Romero, 2006.
trasladados a Querétaro. Ixhuatlán de Madero. Iván Romero, 2003. 294 Casa de Gregorio González. Construcción tradicional, las paredes son
250 Panadero zapoteco. En la dieta indígena los productos locales son gra- de madera, el piso de tierra y el techo de dos aguas tejido con zacate co-
dualmente desplazados por aquellos de manufactura industrial, Nigro- lorado. Ocotal Grande, Soteapan. Luis A. Guerrero, Acervo del Consejo
mante, Playa Vicente, Veracruz. Abraham Garza Guzmán, 2007, Veracruzano de Arte Popular, 2002.
251 Comerciantes nahuas. Trasladan sus productos del campo a la ciudad. 295 Paila de tamales con motivo de las fiestas de “posadas”. San Francisco,
Tequila. Iván Romero, 2002. Chontla. Nelly I. del Ángel, 2002.
252 Después de varios meses de haber migrado, un hombre regresa a su co- 296 Ollas de barro, utilizadas para la fabricación de piñatas. San Isidro
munidad por motivo de la fiesta de la Virgen de Guadalupe o Tonahtzin. Grande, San Andrés Tuxtla. Luis A. Guerrero, Acervo del Consejo Ve-
Arrodillado, agradece. Tehuipango. Iván Romero, 2002. racruzano de Arte Popular, 2002.
253 Sobre el río Pantepec, un par de embarcaciones son cargadas de plá- 297 Tradición y modernidad. Mueble elaborado por Efraín P. Hernán-
tanos. Tuxpan. Colección particular de la familia Redondo Aquino, dez, con madera de cedro y diseñado para utilizarlo con un equipo de
1933. cómputo. Santa Rosa Loma Larga, Hueyapan de Ocampo. Luis A.
256 Huastecos o teeneks rezando con motivo de “las posadas”. San Francisco, Guerrero, Acervo del Consejo Veracruzano de Arte Popular, 2002.
Chontla. Ma. TlAlí Castillo, 2002. 299 Mixes-popolucas preparando los alimentos con motivo de las mayordo-
258 Trabajadores del complejo petroquímico de Cosoleacaque transportan- mías navideñas. Sayula. Patricia Guiot, 2000.
do el palio de la Virgen de la Candelaria por una de las colonias zapote- 300 Participante de una mayordomía zapoteca en Minatitlán, Veracruz.
cas de Minatitlán, Veracruz. Manuel Uribe, 2003. Manuel Uribe, 2003.
259 Campesinos mirando al cielo. conaculta/inah-Fototeca Nacional, 301 “Day Tzich chalán”: el levantador de Sombra, Jacubal, El Limón, co-
Fondo Teixidor (Inv. 450216), 1944, sin autor. munidad teenek del municipio de Tantoyuca, Veracruz, Cinthya Santo
260 Zapotecas. La reina y su corte. Coatzacoalcos. Manuel Uribe, 2001. Briones, 2008.
261 Danzantes. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2002. 308 Ex hacienda de “San Lorenzo”, Tepetlán. Iván Romero, 2003.
262 Tradición y modernidad. En medio de la niebla, nahuas trasladan las 310 Antiguo campanario de la ex hacienda “La Concepción”, Jilotepec. Iván
bocinas en un burro para amenizar el baile, con motivo de la fiesta patro- Romero, 2003.
nal de la Virgen de Guadalupe. Achichipico, Tehuipango. Iván Romero, 311 Campesinos nahuas celebran el día de muertos en el cementerio, Tehui-
2002. pango, Veracruz. Iván Roméro, 2005.
263 Trabajo colectivo. Un grupo de mujeres hace tamales, los hombres ayu- 313 Arco perteneciente a la ex hacienda de “Paso San Juan”, Jilotepec. Iván
dan a amarrarlos. Sayula de Alemán. Luis Javier Morales, 2000. Romero, 2003.
265 Amanecer en el Golfo. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo 313 Fachada de la ex hacienda de “San Antonio”, Paso del Toro, Xalapa. Iván
Hugo Brehme (Inv. 373638), 1935, Hugo Brehme. Romero, 2003.
267 Procesión con imágenes religiosas en el marco de la Semana Santa. Te- 314 Ex hacienda de “Almolonga”, Naolinco. Iván Romero, 2003.
huipango. Iván Romero, 2006. 315 Indios cruzan el puente de “La Borda”, Orizaba. conaculta/inah-
267 “Danza de los Quetzales”, (detalle). Zozocolco. Pablo Valderrama, 2001. Fototeca Nacional, Fondo Coloniales (Inv. 355287), 1910-1920, sin
268 Niñas totonacas danzando. Filomeno Mata. Erik Alí Castillo, 2002. autor.
268 Representación del viacrucis por feligreses tepehuas de la Iglesia Or- 317 Vista de la ex hacienda de “Almolonga”, Naolinco. Iván Romero, 2003.
todoxa, Pisa Flores, Ixhuatlán de Madero, Ver., Hugo García Valencia, 318 Indígenas (retrato). conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Tei-
2008. xidor (Inv. 455094), 1890, sin autor.
269 Tres generaciones, una familia. Abuela, sus hijas y nieta. Altotonga. Co- 319 Vestigios de las caballerizas de la ex hacienda de “Paso del Toro”. Paso
lección particular de la familia Canal Martínez, 1950. del Toro, Xalapa. Iván Romero, 2003.
273 Anciano y niña nahua. Comunidad de Pichole, perteneciente al muni- 320 Acueducto de la ex hacienda de “Paso del Toro”. Paso del Toro, Xalapa.
cipio de Platón Sánchez. Víctor Lagarde, Colección particular Stresser- Iván Romero, 2003.
Péan, 20 de noviembre de 1971. 321 Teenek o huasteco, danza Bixom Nok (Los Mecos), San Francisco,
274 Pareja en traje folclórico. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Chontla, Veracruz. Nelly I. del Ángel F., 2004.
Casasola (Inv. 195649), 1950, sin autor. 322 Pico de Orizaba. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Colo-
277 Baile jarocho. conaculta/inah-Fototeca Nacional, Fondo Nacho Ló- niales (Inv. 358693), 1920-1930, sin autor.
pez (Inv. 397619), 1960, Nacho López. 323 Ex hacienda de “San Lorenzo”, Tepetlán. Iván Romero, 2003.
Los pueblos indígenas de Veracruz.
Atlas etnográfico
se terminó de imprimir en agosto de 2009
en los talleres de Offset Rebosán, S.A. de C.V.
Av. Acueducto 415, Col. San Lorenzo Huipulco,
Tlalpan, 14370 México, D.F.
Producción: Dirección de Publicaciones de la
Coordinación Nacional de Difusión
ISBN 978-968-03-0387-8

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