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Clasificación de los actos jurídicos

Positivos y negativos Según tengan por objeto un hacer, o un no


hacer o abstención, para determinar el
comienzo o el fin de un derecho. Los
contrato de locación, o de compraventa,
son positivos, porque requieren una
conducta de hacer, para cumplir el efecto
jurídico deseado, como entregar el objeto
dado en alquiler, en la locación de cosas, o
la prestación de un servicio, en la locación
de servicios, o el pago del precio, etcétera.
Los negativos implican un no hacer, como
sucedería en el caso de una servidumbre de
impida elevar una pared más allá de cierta
altura. En este caso, el ejercicio del derecho
por parte del beneficiario, está sujeto a la
abstención de la otra parte. La fuente de
esta clasificación es la obra de Savigny.
Bilaterales y unilaterales Están contenidos en código sustantivo
correspondiente, que toma en cuenta la
existencia de una sola voluntad que da
comienzo al acto, como el testamento, o la
necesidad de la existencia de conformidad
de voluntades, como ocurre en el
matrimonio o la compra-venta. Para esta
clasificación el codificador se inspiró en
Mackeldey. La importancia radica en los
casos donde procede la nulidad parcial, que
solo es posible, en principio, cuando se
trata de actos unilaterales.
Entre vivos o de última voluntad Son actos jurídicos entre vivos, a los que no
dependen de la muerte de la persona que
los constituyó, para producir efectos
jurídicos, sucediendo lo contrario en los de
última voluntad, que recién cumplen
efectos cuando la muerte del disponente
sucede. Como ejemplo de los primeros el
mismo artículo cita a los contratos, y del
segundo a los testamentos. En el caso del
seguro de vida, si bien se necesita la muerte
de una persona para poder cobrarlo, el acto
existe desde su celebración, aunque sus
efectos se produzcan cuando la muerte
acontezca.
Onerosos y gratuitos Según contengan una prestación de una
parte, sin contraprestación de la otra, como
el caso de las donaciones, herencias o
legados, o exijan la contraprestación de la
otra parte, como sucede por ejemplo en la
compra-venta o en la locación.
Formales o no formales Los actos formales son los que dependen
para su validez de la realización de ciertas
formalidades exigidas por la ley, lo que no
es requerido en los no formales. Por
ejemplo, para la validez de una compra-
venta de inmuebles, se requiere el
otorgamiento de la escritura traslativa de
dominio.
Principales y accesorios Los actos principales, son los que existen
por sí mismos, sin depender de otros actos,
como una compraventa, un comodato, un
mutuo o una locación. Los accesorios son
los que no existen por sí mismos, sino que
solo valen adicionados al acto principal,
cuya suerte siguen. O sea que si no es válido
el acto principal, tampoco lo será el
accesorio. Esto no significa que la nulidad
no pueda afectar sólo al acto accesorio,
pero en este caso, el acto principal,
conservará su validez. Por ejemplo, una
venta con garantía hipotecaria.
Puros, simples y modales Los actos puros y simples contienen los
elementos del acto jurídico que hemos ya
visto como esenciales, los modales,
contienen además, elementos accidentales
(condición, plazo o cargo).
Patrimoniales y extrapatrimoniales Los patrimoniales poseen contenido de
tipo económico, o sea, son valorables en
dinero, por ejemplo, la compra venta. Los
extrapatrimoniales, no lo poseen, y se
refieren sobre todo al ámbito del derecho
de familia, por ejemplo, el matrimonio o la
adopción.
De administración y de disposición En el caso del primero, no hay modificación
sustancial del patrimonio, ya que el acto no
lo disminuye, sino que tiende a conservarlo
y a acrecentarlo por la simple actividad
habitual desarrollada. Por ejemplo, reparar
el inmueble, cobrar alquileres. La venta de
frutos de la cosa, es considerada acto de
administración.
En los de disposición, el patrimonio, está
sujeto a una disminución o a un riesgo de
sufrirla. Por ejemplo, la venta de un bien, o
en el segundo caso, un arrendamiento por
un tiempo prolongado, sin cláusula de
reajuste, que traería el riego de depreciar el
valor. Esta clasificación importa, pues
ciertas personas no pueden realizar actos
de disposición del patrimonio, por ejemplo
los tutores con respecto a los bienes de sus
pupilos.
Conclusión:
Sin lugar a dudas existen una gran cantidad de tipos, modos, variables y circunstancias
que diferencian, dan sentido y relevancia a los actos jurídicos que realizan las personas,
no por nada la clasificación de persona es precisamente todo ente susceptible de ser
titular de derechos y sujeto de obligaciones, así mismo, el acto jurídico se define como la
acción de la naturaleza o persona que produce a sí mismo consecuencias de derecho.
Tantas y tan variadas como la voluntad, o circunstancias incidan en la realización material
y espacial de hechos en nuestro entorno y sociedad. Es tranquilizante observar que la
norma jurídica prevé la regulación de una gran parte de hechos, circunstancias y
situaciones que se pudieran presentar en nuestra vida y sociedad, fomentando así un
estado de derecho y certidumbre jurídica que motive la paz y sana convivencia, la
permanencia del contrato social y por ende aunque de manera algo utópica, el progreso
y bienestar de nuestra sociedad. ¡Es cuanto!

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