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Clasificación

de las
normas

Redacción y
técnica
legislativa

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Normas directas o indirectas,
expresas o implícitas,
permanentes o instantáneas
Clasificación de las normas

Las normas jurídicas pueden clasificarse de diferentes formas, de acuerdo


al elemento que se toma en consideración para su análisis. Sin bien ello
responde a la teoría del Derecho y no específicamente al ámbito de la
técnica legislativa, su conocimiento resulta de utilidad para poder detectar
correctamente los atributos de la norma que se pretende sancionar.
Así, las normas pueden clasificarse según su contenido jurídico en:

 Normas directas: son aquellas que establecen derechos u obligaciones


para los sujetos destinatarios.
 Normas indirectas: no establecen derechos ni obligaciones en sí, sino
que sirven de referencia para la aplicación de otras normas.

De acuerdo a la duración de la norma en el tiempo, podrán ser clasificadas


como:

 Normas permanentes: no tienen duración preestablecida, por lo que se


mantienen vigentes hasta tanto se produzca un acto explícito de
derogación.
 Normas transitorias: tienen de inicio y una duración limitada. Están
pensadas, en general, para regir el paso de un régimen jurídico a otro.
 Normas instantáneas: son aquellas que tienen por objeto producir un
efecto en un momento determinado, y por ello duran solo el tiempo
necesario para lograrlo.

Finalmente, podrán clasificarse según su modo de presentarse ante el


ordenamiento jurídico; allí encontraremos:

 las normas expresas, que son aquellas que se encuentran claramente


dentro del enunciado normativo;
 las normas implícitas, que son aquellas que se derivan de la
interpretación del dispositivo normativo. Estas últimas, no son
convenientes pues siempre dan lugar a controversia y generan inseguridad
jurídica.

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Las disposiciones transitorias.
Remisiones o citas
Disposiciones transitorias
En el desarrollo de esta unidad hemos visto los tipos de normas y sus
características.
Al analizar la estructura de la parte dispositiva, aquella que contiene el
conjunto de las disposiciones normativas, señalamos la existencia de las
disposiciones finales. Dentro de este grupo, encontramos las disposiciones
derogatorias, aquellas que derogan una norma existente; las disposiciones
modificatorias, que producen la modificación de una norma, y las
transitorias. Estas últimas, “son las que rigen el paso de un régimen legal a
otro, es decir, que serán de aplicación durante un tiempo determinado
hasta que entre en plena vigencia el nuevo ordenamiento” (Bourbon, 2008,
p. 57).

El término transitorias con que suele identificárselas es


elocuente, y de su denominación se infiere que la función de
estos artículos es, en principio, temporal y sirve para regular
los procesos de cambio del sistema jurídico.
Su naturaleza jurídica se define por su función, que se
refiere a la aplicabilidad de otras normas, ya sea al señalar la
entrada en vigor de una disposición o al derogarla. El
artículo transitorio pierde su eficacia una vez que ha
cumplido su cometido, por ello es que no puede establecer
prescripciones genéricas con carácter vinculante a los
particulares. (Brenna et al., 2013, p. 99).

A diferencia del resto de las disposiciones normativas que contienen las


leyes, las transitorias pierden su sentido de ser una vez que se han
cumplido; buscan construir puentes que permitan armonizar o resolver los
conflictos originados a raíz de un cambio producido en una ley o bien fijar
una regla que resulta necesaria en el momento inicial de su aplicación,
pero luego ya no tendrá ninguna utilidad. Por ello el nombre de
transitorias, pues son normas que tienen una vigencia limitada, dada por su
propia función de hacer posible la inserción de la norma en el
ordenamiento jurídico. El objetivo principal de este tipo de disposiciones es
permitir que la ley entre en vigencia sin ningún inconveniente con las
normas ya existentes. En general, son normas que realizan actos

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normativos o que atribuyen competencias o determinan el modo de
aplicación de otras normas.
Cuando se redacta el proyecto de ley y se realiza el análisis de viabilidad
jurídica, deben advertirse aquellas situaciones que generan conflictos
normativos, de hecho o de derecho, contradicciones o vacíos, y debe
pensarse en las normas necesarias para garantizar la resolución de los
problemas.
Afirman Brenna et al. (2013), citando las Directrices de Técnica Legislativa
de Aragón (con respecto a las disposiciones transitorias), que:

La ley debe prever e incluir los preceptos siguientes:


a) los que establezcan una regulación especial para
situaciones jurídicas iniciadas antes de la entrada en vigor
de la nueva norma;
b) los que declaren la pervivencia o ultraactividad de la
norma antigua para seguir regulando situaciones jurídicas
iniciadas antes de la entrada en vigor de la nueva;
c) los que declaran la aplicación retroactiva o inmediata de
la norma nueva a situaciones jurídicas iniciadas antes de su
entrada en vigor;
d) los que, para facilitar la aplicación definitiva de la nueva
norma, declaren la pervivencia o ultraactividad de la
derogada para regular situaciones jurídicas producidas
después de la entrada en vigor de aquella, y
e) los que, para facilitar la aplicación definitiva de la norma
nueva, regulen de modo especial situaciones jurídicas
producidas después de la entrada en vigor de aquella.
(Brenna et al., 2013, p. 105)

Con la enunciación de las situaciones, lo que se pretende es inducir a


reflexionar sobre qué aspectos deben ser tenidos especialmente en cuenta
al momento de sancionar la norma.
Así, el punto a) del texto transcripto busca regular las situaciones que se
generaron antes de que empiece a regir la nueva norma y cuando debe
establecerse algún criterio especial para encuadrar esos hechos. Se
establece una regulación diferente para esos supuestos, ni la vieja ni la
nueva norma.
El punto b) se refiere a los casos donde específicamente se aclara que la
vieja norma seguirá regulando las situaciones iniciadas antes de la ley.
Imaginemos un cambio en los regímenes jubilatorios que establece un
aumento de la edad mínima para obtener el beneficio. La disposición
transitoria podría dejar a salvo la vieja ley para aquellos que ya estuvieren

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próximos a cumplir los requisitos, quienes, de lo contrario, se verían muy
perjudicados.
El punto c) se refiere al supuesto opuesto: allí se aplica la nueva norma a
situaciones producidas con anterioridad. Imaginemos una norma que
establece que todos los contratos celebrados en moneda extranjera
podrán ser cancelados con pesos argentinos y que la disposición regirá
para todos los contratos celebrados hasta 2 años antes de la entrada en
vigencia de la ley y que aún no se hubieren cancelado.
El punto d) se refiere a los casos donde se mantiene la aplicación de la vieja
norma aún después de la entrada en vigor de la nueva, para facilitar así su
aplicación definitiva. Lo que se busca en este caso es mitigar el impacto de
la transformación que se pudiera estar haciendo y establecer una
aplicación diferida de la nueva ley frente a ciertos casos. Es decir, se aplica
la vieja ley a situaciones surgidas luego de la sanción de la nueva ley.
Imaginemos que se instrumenta un nuevo documento de identidad
obligatorio, para lo cual se requiere la instalación de maquinaria especial
en todos los registros civiles del país, y se establece una disposición que
dice que podrán entregarse los viejos DNI a niños nacidos luego de la
entrada en vigencia de la ley solo en aquellos casos en los que aún no
hubiere llegado la maquinaria de emisión de documentos.
El punto e) es similar al anterior, aunque en vez de mantener la aplicación
de la vieja ley para situaciones nuevas, lo que hace es establecer una
regulación especial para esos casos. Siguiendo el ejemplo del caso anterior,
se indica que deberán entregarse certificaciones provisorias de identidad
hasta que llegue la nueva maquinaria para emitir DNI.
Como vemos, en todos los casos señalados, la norma transitoria tiende a
regular una cuestión puntual, la cual, por su misma naturaleza de
transitoriedad, está destinada a desaparecer.
La norma transitoria queda por siempre en la ley, aunque pierda sentido de
ser.
Por último, veremos a modo de ejemplo una de las tantas disposiciones
transitorias que contiene la Constitución Nacional Argentina, luego de la
reforma de 1994, pensada para armonizar los inconvenientes generados
con la modificación del régimen de representación política de senadores:

Cuarta. Los actuales integrantes del Senado de la Nación


desempeñarán su cargo hasta la extinción del mandato
correspondiente a cada uno.

En ocasión de renovarse un tercio del Senado en mil


novecientos noventa y cinco, por finalización de los
mandatos de todos los senadores elegidos en mil
novecientos ochenta y seis, será designado además un
tercer senador por distrito por cada Legislatura. El conjunto
de los senadores por cada distrito se integrará, en lo posible,

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de modo que correspondan dos bancas al partido político o
alianza electoral que tenga el mayor número de miembros
en la legislatura, y la restante al partido político o alianza
electoral que le siga en número de miembros de ella. En
caso de empate, se hará prevalecer al partido político o
alianza electoral que hubiera obtenido mayor cantidad de
sufragios en la elección legislativa provincial inmediata
anterior.

La elección de los senadores que reemplacen a aquellos


cuyos mandatos vencen en mil novecientos noventa y ocho,
así como la elección de quien reemplace a cualquiera de los
actuales senadores en caso de aplicación del Artículo 62, se
hará por estas mismas reglas de designación. Empero, el
partido político o alianza electoral que tenga el mayor
número de miembros en la Legislatura al tiempo de la
elección del senador, tendrá derecho a que sea elegido su
candidato, con la sola limitación de que no resulten los tres
senadores de un mismo partido político o alianza electoral.
Estas reglas serán también aplicables a la elección de los
senadores por la ciudad de Buenos Aires, en mil novecientos
noventa y cinco por el cuerpo electoral, y en mil novecientos
noventa y ocho, por el órgano legislativo de la ciudad.

La elección de todos los senadores a que se refiere esta


cláusula se llevará a cabo con una anticipación no menor de
sesenta ni mayor de noventa días al momento en que el
senador deba asumir su función.

En todos los casos, los candidatos a senadores serán


propuestos por los partidos políticos o alianzas electorales.
El cumplimiento de las exigencias legales y estatutarias para
ser proclamado candidato será certificado por la Justicia
Electoral Nacional y comunicado a la Legislatura.
Toda vez que se elija un senador nacional se designará un
suplente, quien asumirá en los casos del Artículo 62.
Los mandatos de los senadores elegidos por aplicación de
esta cláusula transitoria durarán hasta el nueve de
diciembre del dos mil uno (corresponde al Artículo 54).
Quinta. Todos los integrantes del Senado serán elegidos en
la forma indicada en el Artículo 54 dentro de los dos meses
anteriores al diez de diciembre del dos mil uno,

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decidiéndose por la suerte, luego que todos se reúnan,
quienes deban salir en el primero y segundo bienio.1

Las remisiones o citas

Al tema de las remisiones lo abordamos en el punto 2.6 del módulo 2; sin


embargo, resulta interesante analizarlo aquí como parte de la inserción de
la norma en el ordenamiento jurídico. Señalamos entonces que las
remisiones son una herramienta a la que debe recurrirse cuando resulta
necesario referirse a un contenido que se encuentra en otra parte del
articulado o bien en otra norma, y que, de acuerdo a si se trata de uno u
otro caso, se denominan remisiones internas o externas.
En relación a la inserción de la norma en el ordenamiento, lo que nos
interesa en este punto son las remisiones externas, es decir, los casos
donde se remite a otra ley que debe ser identificada con exactitud. Este
recurso es valioso para evitar repeticiones y redundancias, pero debe
utilizarse en los casos estrictamente necesarios, pues constituye una
herramienta que en ocasiones puede generar inconvenientes. Las normas,
por regla, deben poder bastar en sí mismas para evitar que, en el supuesto
de que la norma a la que remite, luego resulte derogada por alguna razón,
termine produciéndose un desvarío normativo.
La norma que se pretende introducir quedará inserta en un ordenamiento
jurídico que contiene normas de diferentes jerarquías y materias: por ello
la remisión es una herramienta valiosa, para enlazarla con aquellas otras
leyes que mantengan vinculación con el tema en cuestión.
En cuanto a las citas de normas, debe respetarse una serie de reglas
prácticas que permitirán poder mantener cierta uniformidad en cuanto a
los criterios para referirse a otras disposiciones y además mejorarán la
comprensión del texto.
Así, Grosso et al., (2000) establece una serie de reglas prácticas que se
enseñan a continuación:

Citas de Normas
 Los decretos, leyes, resoluciones, ordenanzas, se indican
con mayúscula seguidas de su número.
 La Constitución Nacional y los Códigos se mencionan con
su nombre completo y las letras iniciales con mayúsculas o
abreviados y entre paréntesis.
 En las remisiones internas no debe repetirse la referencia

1Disposiciones transitorias. Ley 24.430: Constitución de la Nación Argentina. Promulgada: 3 de


enero de 1995. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

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"de la presente ley" salvo que sea imprescindible para la
claridad de la norma.
 En las referencias externas se debe citar el número de la
ley y la ley que la modifica. Si la norma fue modificada por
varias leyes, se indicará sólo la última. Si la referencia es a
textos ordenados, se remitirá solo a ellos y no a las leyes
originales.
 En la redacción de incisos debe resultar claro si la
enumeración es taxativa o no, y si los mismos son
acumulativos o simplemente alternativos.
 Uso de mayúsculas: las mayúsculas se usan en:
o nombres propios.
o títulos que indican autoridad o cargo importante.
o nombres de días festivos (Ej.: Día de la Raza).
o los sustantivos y adjetivos del nombre de una
institución, tratado, ley o convenio.
o las siglas.
o las palabras gobierno, estado, república, etc.,
cuando equivalen a nombres propios.
 Evitar el uso de la forma "y/o" porque está constituida
por una conjunción que une (y) y otra que separa (o). Su
utilización genera contradicciones. (p.17)

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Bibliografía de referencias
Brenna, R. G., Bichachi, D. S., y Molinari, G. (2013) Técnica Legislativa (1ra.
ed.). Buenos Aires: La Ley.

Grosso, B. M., Svetaz, M A., Pérez Bourbon, H., y Ubertone, F. P. (2000).


Reglas Prácticas de Técnica Legislativa (1ra. ed.). Buenos Aires: Belgrano.

Leiva Fernández, L. F. P. (2007). Ensayos de Derecho Civil y Técnica


Legislativa (1ra. ed.). Buenos Aires: La Ley.

Pérez Bourbon, H. (2008). Manual de Técnica Legislativa (1ra. ed.). Buenos


Aires: Konrad Adenauer Stiftung.

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