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EL CÍRCULO

BURGUÉS
seguido de

UNA PEQUEÑA
AUTOBIOGRAFÍA
INTELECTUAL

maurice agulhon

edición al cuidado de pilar gonzález bernaldo

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siglo veintiuno editores Índice
Guatemala 4824 (c14235uP), Buenos Aires, Argentina
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
Cerro del agua 248, Delegación Coyoacán (o431o), D.F., México
siglo veintiuno de espatia editores, s.a.
c/Menéndez Pidal, 3 Bis (28006) Madrid, España

Cel ouvrage, publié dans le cadre du Programme d'Aide


a la Publication Victoria °campo, béneficie du soutien
du Minisare des Affaires Etrangb -es ei du Service Cultural Presentación. Maurice Agulhon, un historiador
de l'Ambassade de France en Argenline.
de las mentalidades políticas 9
Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda
por Pilar Gcmzález Bernalclo
a la Edición Victoria Ocampo, ha sido beneficiada con el apoyo
del Ministerio de Asuntos Extranjeros y del Servicio Cultural
de la Embajada de Francia en la Argentina. EL CÍRCULO BURGUÉS 27
Agulhon, Maurice
Agradecimientos 29
El círculo burgués. - la ed. - Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores
Argentina, 2009. Prefacio. La sociabilidad, la sociología
208 p.; 21x14 cm. - (Historia y cultura / Luis Alberto Romero) y la historia 30
Traducido por: Margarita Polo // ISBN 978-987-629-086-9
1. Historia de Francia. I. Margarita Polo, trad. II. Título
CDD 944 PRIMERA PARTE
LOS CÍRCULOS. FIISTORIA DE LA INSTITUCIÓN 45
Título original: Le cercle dans la France bourgeoise 1810-1848. Elude
d' une mutalion de sociabilité 1. Definiciones, antecedentes, puntos de partida 47
O 1977, Librairie Armand Colin
2. El círculo en París bajo la Restauración:
Título original: "Comment s'organise une carriére", en Histuire una institución tardía y diffcilmente aceptada 57
el politique ñ gaucha. Refierions el térmoignages
@ 2005, Perrin 3. El círculo en el interior, bajo la
@ 2009, Siglo Veintiuno Editores S.A. Restauración: una institución precoz,
de distribución significativa 70
Edición al cuidado de Pilar González Bernaldo
4. La multiplicación de los círculos
Diseño de colección: tholón kunst
después de 1830 80
Diseño de cubierta: Peter Tjebbes
ISBN 978-987-629-086-9 SEGUNDA PARTE
Impreso en Artes Gráficas Delsur // Solier 2450, Avellaneda, LOS CÍRCULOS. ANÁLISIS DE LA INSTITUCIÓN 93
en el mes de octubre de 2009
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 5. El lenguaje de la institución 95
Impreso en Argentina — Made in Argentina 6. La modernidad de la institución:
el café-círculo y la reunión entre hombres 100
8 EL CÍRCULO BURGUÉS

7. La plasticidad de la institución: círculos


y sociedades especializadas
Presentación
112
8. Círculo y política 119
Matuice Agulhon, un historiador
9. Círculo y cultura 133 de las mentalidades políticas
Conclusión 147
Fuentes y referencias 156 Pilar González Bernaldo*

UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAIIA INTELECTUAL 163

Notas 187 Si Philippe Arias gustó reconocerse como historiador


de domingo, Maurice Agulhon presentó su trayectoria intelec-
tual como la de una historia vagabunda, en el sentido que le
diera Montaigne de curiosidad errante, más atraída por la explo-
ración que por las empresas acabadas.' Sin embargo, y como él
mismo precisó, estos vagabundajes nada tienen de marginalidad
institucional. Agulhon ha franqueado todos los jalones de una
carrera universitaria de excelencia: alumno de la Escuela Nor-
mal Superior, donde fue compañero de promoción de Michel
Foucault, alcanzó en 1950 el primer rango en el selectivo con-
curso de agregación, tribunal que tenía entonces como presi-
dente del jurado a Fernand Braudel. Luego de un cargo interino
en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS),
obtuvo su primer puesto universitario en Aix-en-Provence (fu-
tura Aix-Marsella), primero como asistente, y en 1969 como pro-
fesor titular, con 43 arios. Allí lo "descubrió" Georges Duby,
quien lo reclutó para varias de sus empresas editoriales de gran-
des síntesis históricas, como recuerda en sus "Reflexiones", que
incorporamos en la presente edición con el título "Una pequeña
autobiografía intelectual". En 1972 "subió" a París y adquirió,
junto al codiciado cargo de profesor titular de Historia Contem-
poránea de la Universidad París 1 —ex Sorbona—, una estatura
nacional. Coronó su carrera con su elección, en 1986, en el

* ITGUniversidad de París, Diderot-París 7.


10 EL CÍRCULO BURGUÉS PRESENTACIÓN 11

Collége de France, donde ocupó la cátedra de Historia de Fran- trata de una investigación histórica sino más bien de un ejercicio
cia Contemporánea —antiguamente, cátedra de Historia Gene- de ego-historia que busca iluminar toda una trayectoria. Fue ele-
ral, que había acogido al gran Jules Michelet, y más reciente- gido como una suerte de presentación del recorrido de Agulhon
mente a Francois Simiand y André Siegfried—, siguiendo con realizada por el propio autor, la última que haya publicado hasta la
ello la trayectoria de Georges Duby, quien por otro lado, como actualidad. El hecho de que este texto haya sido escrito para un pú-
recuerda el propio Agulhon, luego de haberlo impulsado en blico hispano —el convocado por el seminario internacional organi-
"selección nacional", lo "llevó" al Collége. 2 Ello no impidió que zado por la Casa de Velázquez— fue una razón suplementaria para
siguiera siendo un autor relativamente desconocido, poco tra- optar por él.
ducido y menos leído, a pesar del papel central que hoy todos le
reconocen en la renovación de la historia, de las ciencias políti-
cas y de la sociología política. 3 No podemos menos que comen-
zar esta introducción saludando la iniciativa de Siglo Veintiuno LOS ORÍGENES DE UNA. VOCACIÓN,
Editores de traducir a este célebre historiador confidencial. ENTRE LA HISTORIA Y LA POLÍTICA
Antes de introducir al autor y su obra, son necesarias ciertas ad-
vertencias sobre los textos elegidos para esta edición. Veintisiete Con el título Histoire et politique á gauche Agulhon publicó algunas
años de carrera académica y de vida de investigador separan los reflexiones y testimonios, de los cuales hoy traducimos la pri-
dos textos que aquí publicamos. El primero, El círculo burgués, es mera parte: "Cómo se organiza una carrera". 6 En ella, como en
una monografía histórica publicada en 1977 por la prestigiosa co- la introducción que precede a las reflexiones, se define como
lección Cahiers des Annales,
una empresa editorial asociada a la re- historiador y político, pasiones que lo llevaron a la feliz síntesis
vista Annale,s y la editorial Arrnand Colin, que se había iniciado con
de historiador de la política.
la publicación del texto de M. Bloch Apologie pour l'histoire ou méthier Nacido en Uzés en 1926, terminó la escuela secundaria en el
d'historien en 1952 y que dio a conocer luego textos de importantes sur de Francia en 1943 y partió a Lyon, donde cursó la escuela
investigadores, como E Braudel, P. Chaunu, D. Julia, R. Aron, L. preparatoria entre 1943 y 1946, experiencia que definió su voca-
Dumont, E Hartog, entre otros. El círculo burgués, destinado a anali- ción. En su ensayo de "ego-historia", recuerda que la opción por
zar la sociabilidad burguesa —cuya forma más difundida en la Ar- la historia no fue ni una exhortación familiar ni una vocación in-
gentina fue el "club" a la inglesa—, es su primer trabajo de investiga- fantil. Fue su interés por la política, anclada en una cultura fami-
ción orientado a una problemática nacional, luego de una primera liar republicana (socialista y pacifista de parte de sus padres, ra-
etapa especializada en historia regional. 4 El segundo texto, "Una dical socialista por parte de su abuelo materno), y el encuentro,
pequeña autobiografía intelectual" —que es cronológicamente el en plena guerra, con un excepcional profesor de historia de la
último—, fue presentado primero en forma oral en un coloquio escuela preparatoria, Joseph Hours, aquello que orientó su ca-
que la Casa de Velázquez organizó en su honor en 2001 sobre "Po- mino. Agulhon recuerda en "el abuelo Hours" al Resistente y "pa-
lítica y sociabilidad. En torno a Maurice Agulhon" y luego editado sador", o impulsor, de la producción de la escuela de los Annales.
como una reflexión sobre su recorrido intelectual e institucional. 5 A partir de la descripción que de este plebiscitado docente nos
Aunque el autor aborda en él la problemática de la sociabilidad y deja Clément Rosset podemos entender mejor el impacto que
hace explícita referencia a su trabajo sobre El círculo burgués, no se Hours pudo tener en el joven Agulhon. En sus reflexiones, Rosset
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12 EL CÍRCULO BURGUÉS PRESENTACIÓN 13

califica a Hours de "vidente" por su sentido prodigioso de lo editoriales y un común futuro de ex comunistas. Pero a diferencia
existente "efectivamente, concretamente, cotidianamente, en de Furet y de otros "ex", su ruptura con el partido en 1960 -que
persona, en carne y hueso, en otros términos de la historia tal vincula a las fisuras que provocaron en la fe comunista tanto el in-
cual se desarrolla en la realidad". 7 Hours, un maestro cuya luci- forme Khrouchtchev y la invasión de las tropas soviéticas en Hun-
dez no imposibilitaba la acción y cuya acción no requería una gría en 1956, como la crisis generada por el "golpe de estado" de
abdicación de la exigencia crítica, vino a encarnar esa síntesis De Gaulle en 1958, así como las decepciones frente a las insufi-
que definió entonces la doble vocación de Agulhon de historia- ciencias del combate anticolonial del PC en Francia- no lo llevó ni
dor y ciudadano, y ese particular interés por la historia "efectiva, hacia la derecha ni hacia el apoliticismo. 14
concreta, cotidiana". 8 Continuó su militancia en el "anticolonialismo subversivo" de
La experiencia de la Segunda Guerra Mundial también contri- los años sesenta y en el Mayo francés y luego, más moderada-
buyó a ello al marcar un encuentro nuevo y diferente entre los his- mente, en el socialismo. Esa vocación de permanecer impertur-
toriadores y la política, que se alejaba tanto del rol patriótico que bablemente de izquierda a lo largo de toda una vida en el acci-
los primeros habían desempeñado durante la Gran Guerra como dentado siglo XX encuentra para Agulhon explicación en las
de la política del apoliticismo que preconizó Lucien Febvre en su profundidades de la cultura familiar, para la cual su inicial ads-
discurso inaugural de la cátedra de Historia Moderna de la Univer- cripción comunista implicó una discontinuidad, pero no una
sidad de Estrasburgo en 1920. 9 La responsabilidad que esta última ruptura.
actitud pudo tener en la "extraña derrota", como denunció Marc Sus arios comunistas fueron, en todo caso, determinantes en
Bloch en 1940, llevó a asociar la tarea del historiador con la del la elección de su director de tesis, quien, como declaró con toda
ciudadano y a postular la proximidad entre pasado y pre- naturalidad, no podía ser otro que Camille-Ernest Labrousse,
sente. 19 Fue en este contexto de inmediata posguerra que Maurice profesor de Historia Económica y Social de la Sorbona, econo-
Agulhon hizo sus primeras armas de historiador y ciudadano, vo- mista de formación ex comunista y notorio militante socialista
caciones que postula como profundamente imbricadas y que lo de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), hacia
acompañan hasta el día de hoy: "La historia está llena de la política quien se dirigía toda una generación de historiadores comunis-
de ayer, y la política de hoy compondrá la historia de mañana". 11 tas. Annie Krieger, camarada y compañera de Agulhon de la Es-
Finalizada la guerra y la escuela preparatoria en Lyon, obtuvo cuela Normal, lo confirma: "Labrousse era ineludible cuando se
el concurso de ingreso en la Escuela Normal Superior de París era estudiante de izquierda y, a falta de historia económica, se
en 1946. El ingreso coincide con su adhesión al Partido Comu- proyectaba hacer una historia social". 15 Y ello porque la atrac-
nista en momentos de su "apogeo eufórico". 12 Más tarde explica- ción masiva que ejercía Labrousse entre los jóvenes historiadores
ría su opción a través de la aplastante omnipresencia del PCF en comunistas tenía que ver tanto con el convencimiento político
la extraordinaria efervescencia política que acompañó la libera- de la pertinencia de su aproximación marxista como con el
ción, y del sentimiento de deuda con aquellos que habían dado atractivo de una historia económica que se abría a lo socia1. 16 La-
todo por la Resistencia, en particular el Partido Comunista, en- brousse representaba, asimismo, un modelo de historiador com-
tonces denominado "partido de los 75.000 fusilados". 13 Dux-ante prometido que no dudaba en ejercer la doble vocación de sabio
sus años parisinos militó en la sección del PCF del barrio latino y ciudadano, de allí que atrajera particularmente a quienes bus-
junto a Francois Furet, con quien compartió varias empresas caban asociar investigación y reflexión política como Agulhon.I7
14 EL CíRCULO BURGUÉS
PRESENTACIÓN 15

Naturalmente, fue sobre una cuestión política, de sociología elec- de republicanismo laico y de "puritanismo raro" que fue su ni-
toral, que los dos hombres acordaron un tema de tesis, aunque ñez en una familia de maestros hugonotes, "familia protectora,
Maurice Agulhon confiesa que ese acuerdo reposaba sobre cierto pero severa". 22 De hecho, Agulhon rechazaba avanzar en el
malentendido que ninguno de los dos juzgó necesario dilucidar: tiempo por la simple y llana razón de que había otro docto-
para Labrousse se trataba de seguir la pista de André Siegfried; rando tratando el período posterior, y que ese reparto había
para Agulhon, de comprobar la idea thoreziana del comunismo sido concertado entre ambos. "Quedaba claro que para Braudel
como prolongación de la tradición democrática francesa. 18 una historia seria debía recorrer más de un siglo y que un bri-
En 1954, gracias a los buenos oficios de Labrousse, Agulhon llante individuo lleno de futuro podía, como el señor de La
obtuvo un pase provisional al Centro de Investigaciones Científi- Fontaine, atravesar con su búsqueda el huerto de un maestro de
cas (CNRS), cargo destinado a liberado de las clases para dedi- provincia." 23 El episodio parece haber templado las relaciones
carse enteramente a su investigación. El puesto requería, ade- entre ambos.
más del director de tesis, un tutor, función a la que se prestó Una vez transcurridos los arios de delegación, Agulhon ob-
fácilmente F. Braudel, que ya había advertido al brillante candi- tuvo, en 1957, un cargo en la Universidad de Aix como asistente
dato durante el concurso de agregación. El activo militantismo co- de Fierre Guiral, donde continuó, junto con la enseñanza de la
munista de Agulhon, que una entusiasta y hasta exaltada convic- historia, sus investigaciones doctorales sobre el Var. Como suele
ción alimentaba y que la Revue Critique
tenía entonces por misión ocurrir, su interés por las prácticas asociativas, que entonces pos-
custodiar, no fue sin embargo propicio para un encuentro fructí- tulaba como vinculadas a la tradición republicana, lo llevó a retro-
fero con quien era entonces el jefe indiscutido de los Annaks. ceder en el tiempo a fin de entender mejor el fenómeno estu-
19 La
decepción que Agulhon recuerda haber inspirado en su padrino diado. Esta incursión en el siglo XVIII, que lo alejaba parcialmente
puede sin duda entenderse con esta clave, pero seguramente del perímetro tanto temporal como geográfico fijado por su tesis,
debe mucho también al desacuerdo sobre la construcción de su le dio la ocasión de presentar en 1962, en el congreso de Sociétés
objeto de estudio. "Está usted encerrado en la fase B", evoca con Savantes de Poitiers, una comunicación sobre cofradías y asociacio-
perplejidad Agulhon que fue la reacción instantánea de Braudel nes en la Francia meridional de ese período. El interés que suscitó
a la presentación de su tema de doctorado sobre las transfor- su exposición lo llevó a profundizar en uno de los aspectos desta-
maciones económicas y sociales producidas en el departa- cados en la comunicación: el de la doble pertenencia de ciertos
mento del Var, entre la crisis del Antiguo Régimen y 1851. 20 La nobles a cofradías religiosas y logias masónicas. Como el trabajo
explicación que dio entonces el joven historiador y la reacción comenzó a tomar proporciones considerables, decidió presen-
a su respuesta terminaron de sellar el desencuentro entre el tarlo, bajo la dirección de Guiral, como tesis de tercer ciclo en
"constructor de imperios" y el joven francotirador. 21 Cierto es Aix-en-Provence en 1966. 24
que las razones expuestas por el doctorando para justificar esa Esta primera investigación, que instaló rápidamente el tér-
cronología "demasiado ajustada" no eran totalmente científi- mino "sociabilidad" en el vocabulario histórico, fue muy bien
cas y resultaron improcedentes para Braudel. Ellas testimo- acogida por los historiadores de los Annales. Tres años más tarde
nian, sin embargo, una ética personal y profesional que quizás Agulhon presentó la tesis de estado sobre la tradición republi-
haya jugado más que sus vagabundajes en la manera de cons- cana en el Var en la Sorbona, bajo la dirección de Labrousse,
truir una carrera, rasgo anclado en esa isla de rigor protestante, con un jurado compuesto entre otros por Pierre Vilar y con la
16 EL CÍRCULO BURGUÉS PRESENTACIÓN 17

sorprendente ausencia de Braude1. 25 Agulhon reconoce que el colectivas, aspecto que, postula Agulhon, es necesario indagar
trabajo acabado no justificaba el patrocinio de Labrousse y Vilar para ofrecer otro grado de inteligibilidad a la acción política. 29
y que, aunque próximo al hombre y al político, había sido infiel Cierto es que no fue el primero en interrogarse sobre la articula-
al Labrousse de los precios y las coyunturas. 26 Sin embargo, ción entre mentalidades y políticas. Más aún, la reconsideración
como André Burguiére postula con acierto, esa infidelidad al La- de la historia política por la escuela de los Annales, tan poster-
brousse de los precios, que Agulhon compartió con otros discí- gada hasta entonces, tuvo lugar, en buena medida, a través de la
pulos como Pierre Goubert y Paul Bois, no fue tanto producto historia de las mentalidades?) Jacques Le Goff destacaba ya en
del abandono de su método como de la reducción del campo de un artículo de 1971 cómo lo político regresaba con fuerza al
aplicación espacio-temporal, hecho que los llevó a variar las campo de la historia gracias a la historia de las mentalidades,
fuentes y, con ello, a introducir otras aproximaciones abriendo que liberaba a la historia política de la sujeción événementielle:"
así la vía a la antropología histórica. 27 Finalmente, el desacuerdo "La historia política medieval parecía sustraerse de las perturba-
inicial con Braudel le había franqueado el camino hacia nuevos ciones de la superficie de la historia acontecimiento para hun-
problemas y aproximaciones. dirse en las zonas de calma diacronía de las sociedades proto o
La tesis de estado defendida 1969 dio lugar a diferentes publi- parahistóricas". 32 Esta renovación pasaba así, para Le Goff, por
caciones que recibieron el patrocinio de historiadores annalistes. un cambio de temporalidad que la historia de las mentalidades
Una parte fue publicada con el título République au village en la hacía posible, y por la apertura hacia lo simbólico y lo ritual, vías
colección "Civilización y mentalidades", que dirigía Philippe que el Kantorowicz de Los dos cuerpos del Rey o el Bloch de Los re-
Arias en Plon; Une ville ouvriére au temps du sociallsmo utopique con-
yes taumaturgos habían ensayado magistralmente. Agulhon ins-
centró otra parte de la tesis y fue publicada en la colección de la cribe sus trabajos en esta línea y se reconoce como uno de los
École de Hautes Études gracias a los buenos oficios de F. Furet, primeros "en enfocar el siglo XIX tal como los Duby o los Le
para entonces directeur d'études de la VI Sección de la Escuela
Goff trataron el Medioevo". 33 Como ellos, y como sus anteceso-
Práctica de Altos Estudios, y la tercera parte fue publicada con res Marc Bloch o Lucien Febvre, supo desarrollar un interés
el título La vi,e sociale en Provence por la Biblioteca de la Sociedad particular por el registro de las mentalidades que había alimen-
de Estudios Robespierristas. 28 tado tanto las lecturas de la producción de esos autores como
una inclinación y un don particular para la observación.
En efecto, la originalidad de los trabajos de Agulhon reside,
a mi entender, en su manera de concebir la historia como una
UNA MIRADA ETNOGRÁFICA COMO VÍA DE ACCESO ciencia de la observación y al historiador como "un ojo que
A LAS MENTALIDADES POLÍTICAS piensa", según la definición dada por Francoise Vergneault de
la cartografía experimental tal cual ésta fue promovida en su
La génesis de la vocación de Agulhon que hemos trazado rápida- tiempo por Braude1. 34 Inclinación que podríamos inscribir en
mente no es ajena a su original aproximación a la historia polí- la línea de un Michelet postulando al historiador como el ojo
tica. Ésta pone el eje en las experiencias cotidianas, que le per- del cual adviene la visibilidad. 35 Ello lo lleva a no descartar
miten revelar no tanto un sistema ideológico o político -de las ningún indicio material, sea éste una imagen, un utensilio,
cuales serían expresión-, sino las huellas de las representaciones una toponimia, patronímica u otra traza material dejada por
18 EL CIRCULO BURGUÉS
PRESENTACIÓN 19

el hombre, entre las cuales tampoco desatiende las palabras Un ejemplo, entre otros, de su manera de proceder nos lo
corno excelente punto de acceso a las mentalidades políticas. 36 brinda uno de sus últimos terrenos de investigación poco cono-
Vale aquí recordar que aunque la historiografía del siglo XX se cidos, el de De Gaulle y el gaullismo. Interés un tanto insólito
inscribe, como bien señala F. Hertog, en el paradigma del in- para un hombre de izquierda que militó abiertamente contra
dicio, éste fue asimilado, con el "momento metódico", al texto el general al menos en tres instancias decisivas de la historia de
escrito. 37
Francia: en 1946, en momentos del comunismo triunfante; en
Aunque la ampliación de la noción de "documento" fue una 1958, contra el "golpe de estado" que llevó a la V República, y
de las batallas que libraron los annalistes
contra una historia his- durante el Mayo francés, que buscaba entre otras cosas derro-
torizante fundada en el texto tópico, esta batalla no había sido car al general." En el primer capítulo de un libro destinado a
totalmente ganada entonces —ni lo ha sido hoy si se tiene en De Gaulle relata la génesis de su interés." De regreso de un co-
cuenta el recelo con el que son consideradas aún las fuentes ora- loquio en la ciudad de Troyes decidió visitar una fábrica en
les por algunos historiadores—. Podernos leer en el libro de donde se había moldeado buena parte de las esculturas de ale-
Henri-Irénée Marrou, que formó en los arios sesenta a genera- gorías femeninas de la República, las Mariannes, tema sobre el
ciones de historiadores, entre ellos a Agulhon: "L. Febvre pole- cual estaba trabajando entonces —notemos al pasar esa necesi-
miza contra el valor restrictivo que percibe en la fórmula atri- dad de pensar el objeto a través de los indicios materiales—.
buida a Fustel de Coulanges: 'La historia se hace a través de los Pero para llegar a Sommevoire, debía pasar cerca de Colom-
textos'. Tiene razón de insistir {Febvre} sobre la existencia de bey-les-Deux-Eglises, pueblo de donde era originario De Gaulle
mil otras fuentes de docurnentación, pero quizá se deba advertir y que se había convertido en lugar de peregrinaje para los gau-
a sus jóvenes lectores que si la historia no se hace únicamente llistas. Por curiosidad hizo un alto; entonces tornó conciencia,
con los textos, ella se hace sobre todo con textos, a los que nada estupefacto, de que tanto la imagen del hombre —que él explo-
puede reemplazar en su precisión". 38
raba a través de la multiplicación de su retrato en todo tipo de
Agulhon consultó textos, y muchos. Y los lectores de El círculo souvenirs— como la elección de su tumba y el homenaje monu-
burgués constatarán cuán central es la exigencia de verificación
mental al hombre público que rendía la Cruz de Lorena habla-
a través de la prueba documental en su procedimiento heurís- ban de un fenómeno mucho más complejo que aquel que él
tico. Pero quien haya recorrido los pueblos de la región de la mismo había imaginado." Descubrió allí no solamente la sim-
Provenza en el sur de Francia podrá también percibir cuánto plificación con que la izquierda había tratado al gaullisrno, sino
debe su intuición primera sobre la relación entre hábitos de so- la posibilidad de estudiar in situ el proceso de mitificación de
ciabilidad y mentalidades políticas a la observación etnográfica un personaje, proceso que puede darse con independencia de
de las prácticas sociales. Debo confesar que, por rni parte, en- las políticas de memoria oficial y que muestra la autonomía de la
tendí el sentido profundo de su propuesta no cuando leí sus li- leyenda respecto del juicio político." Este descubrimiento está
bros corno estudiante de la Sorbona, sino cuando destiné un directamente vinculado a la mirada que le revelan esos indicios.
verano a recorrer aquellos pueblos de los que él hablaba en Ré- Él mismo explica la especificidad de esa percepción en la cons-
publique au village. Me atrevería a sugerir que Maurice Agulhon
trucción de su objeto: "Francia es oficialmente simbolizada por
parte de la observación y desde allí plantea un problema utili- la bandera tricolor (y accesoriamente por la mujer con un go-
zando para ello los procedimientos científicos de la disciplina. rro frigio en sellos, estampillas y monedas); París, por la nao de
1'

;71

20 EL CÍRCULO BURGUÉS
PRESENTACIÓN 21

los comerciantes del Medioevo (fluctuat n,ec nurigitur).


Ahora las mentalidades políticas republicanas, cuyas variaciones regio-
bien, ello no impide que sea un bibelot en forma de torre Eif-
nales, sociales y culturales escrutó a lo largo de toda una vida de
fel lo que los turistas compran para recordar simbólicamente
investigador, destacando en esta diversidad ciertos valores
su visita a París y a Francia. Y ello sin que ninguna autoridad
compartidos en torno al apego a la Revolución de 1789 y al re-
haya decidido previamente que la torre Eiffel representaría a
chazo del golpe de estado, postulado que le valió una confron-
París, o a Francia, de la misma manera que ninguna autoridad
tación pública con su amigo Francois Furet en momentos de
ha decidido que el Manneken Pis representaría a Bruxelas o la
la preparación de los festejos del Bicentenario de la Revolución
sirena a Copenhague. Y sin embargo, ¡es lo que ocurre en la reali-
Francesa. 46
dad! Son estos objetos, a veces vulgares y en todo caso no políticos
Sus vagabundajes constituyen así una manera original de ac-
y no 'históricos', los que el comercio presenta en gran cantidad
ceder a un tema clásico de la historia política francesa que él
para satisfacer y reenfocar la necesidad de memorización elemen-
renueva considerablemente: el del republicanismo. Su primer
tal del viajero. Es ello lo que yo propongo llamar una mirada
etnográfica"." gran terreno de investigación, como ya mencionamos, fue la
tradición republicana en el departamento del Var. Allí privile-
Esta mirada le permite percibir y distinguir lo espontáneo de
gió la relación entre prácticas cotidianas y mentalidades políti-
lo institucional, lo que resulta del uso cotidiano de lo que tiene
cas, aspecto sobre el cual volveremos luego. Paralelamente a
una existencia oficial. Una vez que su mirada da visibilidad a un
sus investigaciones sobre sociabilidad y tradición republicana,
objeto, parte a la búsqueda de indicios de esos usos espontáneos
inauguró otro campo de investigación destinado a la historia
en documentos históricos hasta entonces interrogados desde un
de la alegoría femenina de la República. Ello lo llevó a detenerse
enfoque histórico-institucional. Es así como accede a las diferen-
en las célebres pero hasta entonces poco estudiadas Mariannes, una
tes dimensiones de la existencia vinculadas a la vida cotidiana y,
de las cuales había llegado hasta el Río de la Plata a través de un
a través de ellas, al régimen de las mentalidades.
escultor francés, Joseph Dubourdieu, y corona desde mediados
Originalidad en la mirada, entonces, y novedad en el interés
del siglo XIX nuestra Pirámide de Mayo. 47 Su primera publica-
por la historia "inconsciente de la República". 44 En su confe-
ción sobre el tema de la imaginería política data de 1972. 48 A
rencia inaugural al Collége de France en 1986 pone el acento
ella le sigue su importante tríptico sobre las Mariannes, desti-
en la especificidad de la historia de las mentalidades políticas,
nado a estudiar las alegorías femeninas de la República desde
que constituye para él un nivel de explicación diferente de la
1789 hasta nuestros días. 49 Sus análisis sobre la sirnbología, la ima-
historia de las ideas o de la opinión pública. Conclusión a la
ginería y las alegorías republicanas muestran, una vez más, cómo
que ya había llegado en su République au village:
"Nuestros una aproximación etnológica de una problemática histórica
campesinos de Baudinard votan como Ledru-Rollin y Víctor
puede renovar considerablemente la historia política. Con De
Hugo; la opinión pública es lo que ellos tenían en común con
Gaulle, como ya mencionamos, amplía el tema de la personaliza-
estos grandes burgueses de alto nivel cultural; la mentalidad
ción del poder, que suele acompañar los procesos de mitificación
política es, por lo contrario, lo que tenían de diferente: ¡un
mundor.46 Mentalidades políticas que Ag- en política.
ulhon declinó en prác-
ticas —formas de sociabilidad— y representaciones —emblemas,
alegorías, símbolos y mitos—, con las que se propuso acceder a
22 EL CÍRCULO BURGUÉS
PRESENTACIÓN 23

LA AVENTURA TEÓRICA DE LA SOCIABILIDAD


Francs-Malons, las investigaciones de Yves Castan sobre el criterio
de honestidad en las relaciones sociales y las de Philippe Ariés
El término "sociabilidad" remite instantáneamente a Maurice
sobre las mentalidades colectivas frente a la vida y la muerte esta-
Agulhon, quien defiende en 1966 su primera tesis sobre "la socia-
bilidad meridional". 50 ban mucho más cercanas de acuñar el término "sociabilidad"
Hasta entonces ese vocablo, que provenía
que las suyas. 55
de la filosofía de la Ilustración, había permanecido acantonado en
cierta sociología; 5 En esta primera tesis de 1966 no busca sin embargo, y a pe-
I con Agulhon se difunde rápidamente en la his- sar del título: "Sociabilité rnéridionale", hacer una historia de
toriografía francesa, europea y mundial. Sin embargo, como in-
la sociabilidad sino explicar, siguiendo la pista de Benoit, la
dica el propio autor en un artículo de 1976 —reeditado como pre-
facio de El círculo burgués, propensión de los meridionales a la democracia. Se trata en-
que presentamos aquí—, fue Michelet tonces de una problemática histórica construida a partir de
quien primero historizó esta categoría filosófica. 52 Es esta acep-
una mirada etnográfica de un objeto de la sociología. Es esta
ción de "temperamento colectivo", que también aparece en Taine,
particular construcción pluridisciplinaria de su objeto de estu-
la que retoma Agulhon cuando habla de la sociabilidad meridio-
dio la que hace que Agulhon sea hoy reivindicado por aquellos
nal. Podemos reconocer aquí otra afinidad con el Michelet que
que proponen con la sociohistoria un nuevo encuentro entre
anticipaba la historia de las mentalidades. Su segunda fuente de
historia y ciencias sociales. 56
inspiración, de la cual también nos habla, es la etnología, a través
Esta problemática de la sociabilidad como aprendizaje de la
de un autor provenzal, Fernand Benoit, quien ya había postulado
democracia fue luego retomada en su tesis de estado y dio lugar
la sociabilidad como una de las características del temperamento
a la publicación de La République au village. En esta investigación
provenzal que permitían explicar la tendencia democrá.tica de la
destaca un proceso de politización que no pasa por las eleccio-
región. De allí que Agulhon reconociera en Benoit su inspiración
nes —el sufragio universal fue instaurado al final de su período-
principal. Buscó en la literatura sociológica herramientas metodo-
y que él explica a través de la sociabilidad pueblerina. Fiestas, ca-
lógicas para abordar el estudio de tui objeto que ya había sido
barets, quermeses y otras formas y lugares de sociabilidad infor-
pensado por esta disciplina y reconoció haberse apoyado para ello
mal brindaban a los hombres la ocasión de encontrarse, de dis-
en Gurvitch, quien le facilitó la construcción de un análisis induc-
cutir y opinar sobre política. Estos hábitos y las discusiones a las
tivo de las prácticas sociales. 53
Para Giuliana Gemelli y María Ma- que vienen asociados transforrnan las mentalidades campesinas,
latesta, el aporte de Gurvitch en la propuesta de Agulhon fue fun-
las politizan y republicanizan. El modelo de politización "de
damental en tanto la rnicrosociología de Gurvitch le habría
arriba abajo" le fue bastante reprochado por la concepción irri-
permitido salir de la macrosociología de Labrousse y plantear una
g,acionista que comportaba. Éste es un aspecto sobre el cual
historia social a partir de las relaciones interpersonale5.
54 Su ins- Agulhon se explicó luego y al que hizo referencia en El círculo
cripción en el campo de la historia regional también lo predis-
burgués*, donde traza un modelo de análisis de la politización que
puso a abandonar los modelos macros para pensar la singulari-
más tarde fue retomado tanto por la historia como por las ciencias
dad, para lo cual introdujo la cuestión del cambio de escala como
políticas.57 Es necesario precisar, además, que si en La République
manera de acceder a esa experiencia. Todo ello explica su "insó-
au village muestra cómo la política "baja" al pueblo, también da
lita" paternidad —según sus propios términos— de la sociabilidad,
cuenta de cómo los propios campesinos tendieron a folclorizar
pues, corno señala en su prefacio a la reedición de
Penitents et la cultura política letrada.
PRESENTACIÓN 25
24 EL CÍRCULO BURGUÉS

en la que la forma -el gusto por la vida mundana- prevalece so-


Luego de varias investigaciones de historia regional, con El
Los lectores no sólo encontrarán una investi-
círculo burgués propone testear su sociabilidad meridional en un bre el contenid0. 69
gación sobre el proceso histórico que revela el desarrollo del
marco nacional. Trabajo relativamente breve, pero importante
círculo burgués en la Francia de mediados del siglo XIX, sino
en su aventura intelectual de la sociabilidad, presenta una tesis
también una importante reflexión teórica y una sólida guía meto-
histórica sólida: el apogeo de una civilización burguesa que se
dológica para emprender este tipo de investigaciones a partir de
desarrolla con la Monarquía de julio (1830-1848) vehiculiza un
la sociabilidad. Por eso creemos -y esperamos- que su lectura po-
sistema de vida social que entre los siglos XVIII y XIX reemplaza
drá impulsar este tipo de aproximaciones en la historia argen-
a la sociedad del Antiguo Régimen y cuya forma típica es el cír-
tina, que son aún poco exploradas a pesar de la intensidad de las
culo burgués. Forma que define como igualitaria, laica y mascu-
prácticas asociativas en el siglo XIX y XX y de la importancia de
lina y que identifica con el gusto del encuentro, con la holgura
ésta como valor social, que no es dificil percibir a través de la mul-
de una posición que permite cierto consumo de lujo, y con el re-
tiplicación de clubes deportivos, asambleas vecinales y sociedades
creo y el placer de coincidir como valor compartido. Los aspec-
tos políticos de este cambio están sugeridos a través de lo que él de recreo de todo tipo hoy en día.
en 1977 relanzará el inte-
denomina la "modernidad" de la práctica, que opone a los aristo- La publicación de El círculo burgués
rés por el objeto sociabilidad. Los arios ochenta conocen en
cráticos hábitos de sociabilidad de los salones. El círculo testimonia
Francia un gran desarrollo de este tipo de estudios. Entonces
así la difusión de los valores democráticos, la multiplicación de
espacios de lectura y debate público, una división sexuada de los se reedita su primera tesis sobre sociabilidad meridional, Pérzitents et
en la que Agulhon adjunta un prefacio donde
lugares de encuentro, un tipo de consumo cultural y una valori- Francs macons,
-

zación de la sociabilidad como gusto por las relaciones urbanas. hace un balance del camino transitado. 61 Dos coloquios interna-
cionales ya habían tenido lugar un ario antes, en abril de 1983,
Pensado a comienzos de los arios setenta, cuando ni j. Habermas y algunos meses
ni N. Elias habían sido traducidos al francés, presentado pública- en Alemania, sobre Sociabilité et société bourgeoise,
Sociabilité, Pouvoirs et Sociétés. 62 El pri-
mente por primera vez en 1974 y publicado por los Annales en más tarde en Rouen, sobre
mero se focalizaba en la cuestión de la sociabilidad burguesa que
1977, este texto pionero abre un camino que posteriormente se-
había subrayado, el segundo buscaba experimen-
ría transitado por la historia de la cultura, la renovada historia el libro Le cercle
tar las posibilidades y alcances de esa noción. Si en el coloquio
política y la sociología histórica. 58
de Rouen se retomaba en parte la idea de Agulhon de la sociabi-
Podemos notar también varios avances en la definición del
lidad como espacio intermedio entre la familia y el estado, nota-
objeto "sociabilidad" respecto de sus primeros trabajos. 59 En
mos ya un desarrollo vertiginoso de estudios sobre nuevas formas
primer lugar, introduce en este último una distinción más
y espacios de sociabilidad. Los siguientes coloquios organizados
clara entre sociabilidad como modalidad de interacción social
por la Asociación de Investigación sobre la Sociabilidad (ABS) am-
y asociación como estructura formal. También tiende a diso-
pliaron estas problemáticas a la familia, la mesa, la calle e incluso
ciar el objeto sociabilidad del temperamento colectivo de una
región, lo que le permite interrogar a la civilización burguesa a los vínculos entre los vivos y los muertos- 63
Ahora bien, si esta extensión del concepto a otros espacios y
a través de la sociabilidad. Pero el círculo burgués no sólo es
las potencialidades del objeto, ella igual-
una forma típica de la civilización burguesa, sino una manifes- prácticas demostraba
mente daba cuenta de la vastedad de una noción que suponía
tación de la sociabilidad pura tal como Sirnrnel la describió y
26 EL CÍRCULO BURGUÉS

Ei círculo burgués
todo tipo de modalidades de interacción social en la vida coti-
diana, urbanas o violentas, forn -iales o informales, públicas o pri-
La sociabilidad en Francia
vadas, efectivas o imaginadas, presenciales o mediatizadas, entre
vivos y muertos... Si todo es sociabilidad, la invocación de la cate-
1810-1848
goría para dar inteligibilidad a fenómenos históricos tan diversos
pierde cierta pertinencia. Podríamos incluso presentir en ello
un razonamiento algo tautológico: la sociabilidad como atributo
del hombre en sociedad es una manifestación del hombre en so-
ciedad. Así, los años noventa tendieron a marcar un doble movi-
miento: la gran extensión del vocablo en los trabajos históricos
y una utilización de sentido común que colocaba a la sociabili-
dad en el campo de la evidencia, que no requería ser elucidada.
Desde este punto de vista, los trabajos de Maurice Agulhon no
han envejecido pues siguen ofreciéndonos herra.mientas para
pensar esta evidencia, y postular que las relaciones entre los indi-
viduos forman parte del entramado implícito en los fenómenos
históricos que se intenta exploran Ello no impide que esta aven-
tura teórica e historiográfica que Agulhon inició en uno de sus
rnúltiples vagabundajes trace un camino que, corno señalan los
perspicaces análisis de Gemenelli y Malatesta, se caracteriza más
por sus interrupciones y oscilaciones que por un sereno avance
progresivo. "Historia de un vacío, al menos en cierto sentido, y
en cada caso historia en negativo, delineada por obstáculos más
que por conquistas." 64
Agradecimientos

Presentarnos un esbozo bastante completo de nuestro


estudio en el coloquio franco-británico de Lyon, organizado por
el Comité Francés de Ciencias Históricas, en octubre de 1974,
presidido por Roland Mousnier. También lo expusimos en varias
ocasiones ante nuestros estudiantes del tercer ciclo, ante el grupo
internacional de estudios sobre historia social de la Escuela de Al-
tos Estudios de Ciencias Sociales, y el seminario de Charles Tilly
en Ann Arbor (Estados Unidos), así como el Faculty Seminar de
la Universidad de East Anglia en Norwich (Reino Unido). Agra-
decernos a todos (son demasiados para nombrarlos por extenso)
los que nos han ayudado a precisar nuestros argumentos me-
diante su participación en los debates. Agreguemos, como es
usual, que tenemos la absoluta responsabilidad de los argumen-
tos aquí vertidos, así sea porque resulten criticables, por falta de
documentación o por exceso de sistematización.
Agradecemos a la revista L'Arc, de Aix-en-Provence, y a Bernard
Pingaud, su autorización para que retornemos como prefacio el
texto del artículo que le entregamos en la primavera de 1976
para el número dedicado a "Le Roy Ladurie y la historia social".
Prefacio PREFACIO 31

histórica, como otras, no escapa a los intentos de renovarse, o


de aparentar renovarse, modificando su vocabulario. Pero ¿las
ideas están por ello más claras? Diez arios han pasado, y acepta-
mos con gusto esta oportunidad que se nos ofrece de hacer un
balance.

LA SOCIABILIDAD, LA SOCIOLOGÍA Y LA HISTORIA


• S CIABILIDAD
O ES UNA CATEGORÍA HISTÓRICA?
e
"

¿Sociabilidad? ¿O "sociabilidad"? Para decirlo de otro


modo, ¿se trata de una categoría histórica reconocida, o sólo de El empleo del término "sociabilidad" en historia no es normal.
la iniciativa singular de un investigador o de algunos investigado- En primer lugar, observemos que parece contradecir el sentido
res? El autor de estas líneas tiene su cuota de responsabilidad en común y atravesar los límites impuestos por los diccionarios. 4 En
este pequeño problema, por haber dado el título de Sociabilidad efecto, éstos reconocen dos definiciones. Una, muy general, es la
meridional aptitud de la especie humana para vivir en sociedad, aptitud que
a un estudio publicado en 1966 cuyo subtítulo preci-
saba el contenido de la siguiente manera: "Confraternidades y las especies animales no poseen sino por excepción y de manera
asociaciones en la Provenza oriental en el siglo XVIII".I Se con- rudimentaria y no evolutiva (abejas, elefantes, etc.); la sociabili-
sideraba que la densidad y la vitalidad de los grupos sociales or- dad contribuye, en lo esen.cial, a definir lo que separa al hombre
ganizados, así fueran burgueses o populares, laicos o religiosos, del animal. La otra definición se refiere a la aptitud del individuo
expresaban la aptitud general de una población a vivir intensa- de frecuentar agradablemente a sus sernejantes; en tal sentido, el
mente las relaciones públicas (sociabilidad), y que esa aptitud re- hombre (o el niño) sociable es lo contrario del niño tímido, re-
conocida (o, más exactaxnente, sospechada, entrevista, supuesta) traído, "salvaje", misántropo.. La sociabilidad es entonces un
en Provenza caracterizaba el temperamento regional (meridio- rasgo del carácter, que por lo general se erige como virtud. Pero
nal). Dos arios después, nos apartábamos de tales consideracio- es fácil ver que, para el historiador, la primera de esas aplicacio-
nes. Para una reedición de la obra en París, adoptamos un tftulo nes del término es demasiado amplia y la otra, demasiado estre-
más representativo del contenido concreto de la obra: Penitentes y cha. Los objetos de la historia están, precisamente, entre ambas,
masones de la antigua Provenza, y el tema relegado como subtftulo: más allá del individuo singular y más acá de la especie.
"Ensayo sobre la sociabilidad meridional".2 Sin embargo, a pesar de los diccionarios, la aplicación del tér-
Sin embargo, a pesar de ese tímido retroceso, la "sociabilidad" mino "sociabilidad" a grupos humanos relativamente definidos
había prendido, corno puede prender una moda, una salsa o un es casi tan antigua como el término mismo. Pero observemos
injerto. A partir de 1967, Emmanuel Le Roy Ladurie aceptaba el con mayor detenimiento.
término sin comillas en su contribución a la Histoire du Languedocs No parece que se conozca un empleo anterior al siglo XVIII. El
Desde entonces, muchos otros lo hicieron, ya que la bibliografía Dictionnaire de l'Aca,clémie Franvaise, cuyo retraso respecto del uso es
bien conocido, lo admite en su edición del ario V. Según los lexi-
cógrafos, 5 el primer autor que habría fijado la sociabilidad como
32 EL CÍRCULO BURGUÉS
PREFACIO 33
categoría filosófica sería el naturalista y metafísico ginebrino
Charles Bonnet. 6 humanidad, es decir su extensión hacia la psicología colectiva,
Para ese erudito protestante, que se esforzaba por pensar juntas ya se había iniciado. Hablando de los franceses, D'Alembert los
la filosofía racional y la revelación cristiana, "el hombre es un ser calificaba como "nación cuyo rasgo principal es la sociabilidad". 9
social, varias de sus principales facultades tienen por objeto di- Medio siglo después, la señora De Genlis se refería al "tempera-
recto el Estado de Sociedad", la ciencia lo muestra primero (ejem- mento natural de los franceses, [que] contribuye mucho a esa
sociabilidad que los distingue". 19 De la acepción en psicología
plo de la palabra como medio de comunicar), pero la doctrina de
Cristo lo confirma y lo acentúa cuando hace del amor al prójimo colectiva al uso por el historiador, el paso es natural, y figurar en
el primer precepto: "¿Existe acaso un Principio de Sociabilidad Michelet significa entrar en la Historia por la puerta grande. De
más puro, más noble, más activo, más fecundo, que esa Benevo- éste no citaremos sino dos empleos, a modo de ejemplo. Uno fi-
lexicia tan revelada que, en la Doctrina del Enviado (de Dios), gura en el célebre pasaje donde la sustitución del siglo XVII por
lleva el nombre tan poco usual y tan expresivo de caridad?...". el XVIII es simbolizada por el paso del café (bebida) al vino, del
La misma relación semántica se hallará algo más tarde en un café (lugar) al cabaret, y del espíritu a la rudeza: "El inmenso
movimiento de charlas que caracteriza nuestro tiempo, esa socia-
marco filosófico puramente racional. Cuando el historiador del
derecho Eugéne Lerrninier dicta, en 1832 en el Collége de bilidad excesiva que vincula tan rápido, que hace que los transe-
France, su curso titulado úntes, los desconocidos, reunidos en los cafés cotilleen y char-
De la influencia de la filosofía cld siglo XVIII
en la legislación y la sociabilidad del siglo .7CIX 7 len...". 11 La otra cita se refiere a la época de Termidor, explosión
está claro que, para él,
la sociabilidad no es más que la civilización, entendida en singular, de libertad y dicha, que se expresaba en los bailes, puesto que la
a la manera liberal y humanitaria, es decir el cumplimiento del gente no podía encontrarse en los salones y las sociedades. Su
destino colectivo del hombre mediante una política del progreso: éxito fue sorprendente: "Nunca antes se había visto tanto la
"[Nuestro objetivo era] contribuir a la obra de la sociabilidad pro- sociabilidad amable de París". 12
gresiva del género humano". Y más adelante: "La política se eleva De modo que, siendo un rasgo reconocido de la psicología co-
a la filosofía. Se comprende la inmensa solidaridad de la sociabili- lectiva, la sociabilidad se halla en la historia humana, es decir
dad moderna, se hacen ingresar allí todos los elementos y todas las que puede apreciarse de manera diferencial en el espacio y en el
naciones de la humanidad... la política, esa ciencia y esa aplicación tiempo. Para retomar los ejemplos citados: en el espacio, es la
de las propiedades de la sociabilidad humana", etc. sociabilidad de los franceses, de los parisinos...; en el tiempo,
Como puede verse, en la versión cristiana de Charles Bon- es la sociabilidad vinculada a las Luces, al progreso de una civi-
net, como en la versión laica de Lerminier, la sociabilidad es la lización más refinada o incluso al de la democracia... Hemos
humanidad misma. Su virtud social esencial, sin embargo, observado en varias ocasiones hasta qué punto algunas curiosida-
debe desarrollarse y realizarse con el tiempo. Seguimos en el des nuevas, o consideradas nuevas, de la historia de hoy ya figura-
sentido primero de la sociabilidad aplicada a la especie humana, ban en Michelet. O, más precisamente, hasta qué punto nos es-
pero debemos retener el vínculo con la idea de progreso, que da forzamos hoy por traducir en términos relativamente precisos y
al término una interesante connotación de izquierda. racionales lo que el gran historiador del siglo XIX había sugerido
8 en algunas intuiciones, o como le hubiera agradado decir, percibi-
No obstante, desde el siglo XVII, aunque de manera más in-
tuitiva, la aplicación del término a sólo algunas porciones de la dos en un abrir y cerrar de ojos. De modo que no nos sorprenderá
que la historia actual vuelva una y otra vez a la psicología colectiva,
34 EL CÍRCULO BURGUÉS

PREFACIO 35
de la que la sociabilidad es un componente.
13 Pero ahora debe-
mos distinguir las direcciones de las investigaciones, tanto de las encerradas en el interior; 3) una estructura social democrática
que ya han sido frecuentadas como de las que deberían serlo en desde el Antiguo Régimen, con campesinos más o menos pu-
mayor medida. La geografía de los temperamentos y la historia de dientes y propietarios, con una nobleza popular y sin altivez,
las mentalidades pertenecen al primer grupo; la historia de las condiciones que permitían relaciones de familiaridad, dignidad
asociaciones (como criterio posible de sociabilidad), al segundo. y proximidad espiritual entre las clases.
Este tercer punto, digámoslo sin rodeos, es poco convincente.
No cabe duda de que Benoit, entrenado por su inclinación ideoló-
gicamente conservadora, ha idealizado e incluso deformado la
SOCIABILIDAD Y TEMPERAMENTOS REGIONALES antigua sociedad provenzal. Ésta incluía tanto a nobles arrogan-
tes y opresivos como a campesinos muy pobres, muy oprimidos,
Seamos equitativos. No hemos extraído el término de Lerminier, que alternaban entre la rebeldía y el servilismo. En cuanto a la fi-
ni de D'Alembert, ni tampoco de Michelet. Nos saltó a la vista en neza, la cultura y el espíritu "republicano" precoces de los artesa-
la obra de un viejo maestro marsellés, el añorado folclorista, ar- nos y de una parte de los campesinos, se explican mejor por la
queólogo e historiador Fernard Benoit, quien publicó en 1949 estructura del hábitat, que los obliga a estar junto a la burguesía
una hermosa síntesis sobre la Provenza." Allí evocaba, en primer del poblado (el primero de los motivos, que acabamos de men-
lugar, "el país y el hombre" y sugería, luego, que existe un carác- cionar), que por el supuesto achatamiento de la jerarquía social
ter provenzal que Michelet había entrevisto (esta referencia a Mi- (el tercer motivo mencionado) •15
chelet es digna de mencionar, al pasar, ya que Benoit no pertene- Debemos ser justos con Benoit y reconocer al menos que sus
cía a la misma familia de ideas). Ese carácter es menos rudo que tres causas participan también de una intención racional: explicar
el del la.nguedociano, marcado por las pasiones religiosas. En este Ja sociabilidad, rasgo de temperamento colectivo, no a través de
punto Benoit abre un párrafo titulado "Sociabilidad y espíritu de- una misteriosa herencia de raza, o de una afinidad climática algo
mocrático", con esta fórmula inicial: "Hay una unidad de tempe- menos inquietante, sino por el resultado de relaciones sociales,
ramento provenzal cuyo principal elemento es la sociabilidad". económicas e históricas objetivas. Las razones que colocaba en pri-
Más notable aún que la elección de ese término y que su mer y segundo lugar siguen siendo inatacables. Es evidente que
alianza (sobre la que volveremos) con el de "democracia" era la hay una vida social más rica, más intensa y más diversificada, más
manera en que Benoit intentaba explicitarlo y explicar el asunto. sociabilidad en definitiva, en aldeas y burgos que en fincas aisla-
A grandes rasgos, mencionaba tres motivos: 1) el hábitat concen- das. Ya había señalado André Siegfried que las costumbres demo-
trado, "el marco comunitario en el que evoluciona el provenzal, cráticas (el espíritu de igualdad, de independencia, etc.) y luego
agrupado en el poblado o el burgo, creó puntos de contacto que las ideas democráticas (voto a la izquierda) hallan condiciones de
vanamente se buscarían en los países de hábitat disperso..."; 2) la desarrollo más favorables en el primer tipo de espacio (Provenza)
apertura al mundo exterior por el comercio, "por el Ródano y por que en el segundo (los territorios parcelados por setos y arboledas
el mar", esto es, la apertura "a la penetración de las ideas prove- de Bretaña y Anjou). 16 En cuanto a la noción de que las costum-
nientes del exterior" gracias a ciudades que son, sobre todo, fron- bres y las ideas también dependen, en parte, de la penetración de
terizas o periféricas, a diferencia de las metrópolis languedocianas influencias metropolitanas (nacionales, parisinas) y de que la
Provenza, guiada por Marsella, su verdadera capital, debía estar
36 EL CÍRCULO BURGUÉS
PREFACIO 37

avanzada, en ese sentido, respecto de un Languedoc simbolizado


SOCIABILIDAD E HISTORIA DE LAS MENTALIDADES
por Tolosa, capital de la tierra por excelencia, es un esquema expli-
cativo que recientemente ha recobrado cierta vigencia.I 7
La sociabilidad se halla en la duración, sugería Michelet. El café
Desde un punto de vista intelectual (si no cronológico), la ca- es un personaje histórico, al igual que el salón y el club. ¿Y por
racterología regional de la que Benoit nos ofrecía un ejemplo se
qué, entonces, no lo serían también la aptitud que llevó a la crea-
ubica entre dos series de especulaciones: la de los grandes obser-
ción de esas instituciones y el g-usto de gozar de ellas? Sin em-
vadores impresionistas del pasado (el Miclzelet del
France, el Taine de las Notes sur la frrovinc,e), Tableau de la bargo, el estudio de ese tipo de realidad seguiría siendo, mucho
que sentían los tem- derrapo después de Michelet, el ámbito de la historia anecdótica
peramentos y que, a falta de mejores explicaciones, los ligaban a
de la vida cotidiana. La gran historia, académica y universitaria,
la raza, el clima o el suelo, y la de los analistas de las ciencias po-
tenía bastante ya con la religión, la política, la economía y la re-
líticas émulos de Siegfried, para quienes el temperamento regio-
volución. Pero hoy nos damos cuenta de que todo lo ocurrido es
nal sirve para explicar; en última instancia, las diferencias de com- digno de interés, y que es anticientffico distinguir materiales his-
portamiento electoral, de las que la economía o la sociología
tóricos nobles de otros que serían fútiles. También se vuelve evi-
evidentemente no dan cuenta.
dente que todo evoluciona, incluso las cualidades que se creen
Sin embargo, persiste una dificultad: para establecer relacio-
permanentes, porque están estrechamente vinculadas a la condi-
nes lógicas convincentes habría que comparar varias regiones so-
ción general del hombre. Si el sentimiento de la familia, si las
metiéndolas a criterios comunes de análisis. ¿Los signos proven-
formas de la piedad, si incluso el amor y la muerte, tienen una
zales de sociabilidad, por ejemplo, no se hallan realmente en las
historia y están en la Historia, ¿por qué no habría de tenerla, a
regiones que se sienten como menos "sociables" y que se cono-
fin de cuentas, la sociabilidad?I 8
cen corno menos democráticas (por el voto)? Probablemente,
Como señalamos al comienzo de estas reflexiones, el simple
pero ¿quién lo demostrará? En efecto, es relativamente fácil car-
tografiar el grado de concentr - término "sociabilidad" ha sido recibido y reproducido con faci-
ación del hábitat; será ya menos lidad en la bibliografía histórica reciente, tal vez porque —y en la
cómodo evaluar, con criterios simples, la frecuencia y la rapidez
medida en que— nuestra historiografia universitaria ha recupe-
de las relaciones con la o las metrópolis, y menos cómodo aún
rado la vida cotidiana, el folclore y la fiesta, la cultura popular y
apreciar la calidad de las relaciones sociales y culturales entre
la revuelta. Muchos autores tienden a utilizar el término "socia-
campesinos y burgueses de aldeas. En
cambio, sería tal vez más bilidad" para reunir, como si se tratase de un cómodo y gran ca-
simple utilizar el signo de sociabilidad por el que habíamos co-
jón, la mayoría de las formas elementales de la vida colectiva, di-
menzado: la densidad de la existencia de asociaciones constituidas.
versas pero omnipresentes. Un término nuevo, en definitiva, para
Habría que volver sobre este punto y pasar de la sociabilidad in-
designar las realidades clásicas que antes etiquetábamos como
tuitiva.mente percibida o cualitativarnente descrita a una medición
"vida cotidiana", "civilización" o "historia de las costumbres".
de hechos sociológicos precisos.
Pero seamos justos. Algunos fueron aún más lejos e hicieron
El otro enfoque —que prioriza el análisis de la sociabilidad en el
novedosos descubrimientos. El estudio insólito del criterio de
espacio antes que en el tiempo— nos conducirá a una conclusión
similar. honestidad en las relaciones sociales en Languedoc en el siglo
XVIII, como el que hizo Yves Castan, 19 es admirable por su pre-
cisión y su fineza, pues —para decirlo brevemente— el autor logra
38 EL CÍRCULO BURGUÉS
PREFACIO 39
pasar del análisis de los comportamientos objetivos al de los pro-.
SOCIABILIDAD Y VIDA DE LAS ASOCIACIONES
cesos psicológicos. Ese libro deberá seguir siendo un modelo.
Pero, para avanzar un poco más, había que reunir una docu-
La idea de que la vitalidad de las asociaciones es un buen indica-
mentación inmensa y encerrarse en una época (en este caso, me-
dor de la sociabilidad general de una colectividad humana no
nos de un siglo), del mismo modo que otros, como nosotros, para
debería dar lugar a objeciones. Cuanto más numerosas y diversas
comprender una evolución histórica han tenido que limitarse a
son las relaciones interpersonales, más grupos se ponen en
una provincia o un departamento. En materia de historia
de las juego: la familia, la parroquia, el trabajo o el grupo de edad son
mentalidades o (y) de los hechos sociales de masas, la comparación
una suerte de mínimo encuadre, al que vendrán a agregarse, o
entre las épocas es también deseable, aunque rara vez llevada a
no, el partido político, el club deportivo, la sociedad de benefi-
cabo (quiero decir, montada sobre datos comparables), como
entre zonas geográficas. cencia, o lo que pueda imaginarse. Por otro lado, cuantas más
Si la sociabilidad meridional u otra 20 actividades tiene una asociación, más requiere fortalecer su orga-
se emplaza en la histo- nización interna: los jóvenes que juegan a la pelota en un te-
ria, ha debido seguir una evolución. El sentido común bien lo
rreno baldío no necesitan presidente ni tesorero, pero si quie-
sabe. ¿Acaso los más pesimistas de nuestros contemporáneos
ren tener un terreno cerrado, comprar material reglamentario y
no se lamentan porque la televisión aísla a la gente en veladas
participar en competencias oficiales, el grupo de amigos debería
microfamiliares y termina con el pequeño bar de antaño? Pero
convertirse en un club con oficina, local y estatutos.
si ese bar desfallece, ¿acaso no es porque ha vivido una bella
Una evolución progresiva de la sociabilidad consistirá, enton-
época, una juventud e incluso un nacimiento? Tal vez ya se en-
ces, en la aparición de asociaciones voluntarias (el partido, el
tienda lo que queremos decir. La historia de la sociabilidad es,
club, por oposición a la familia, el taller, el estado) cada vez más
de algún modo, la historia conjunta de la vida cotidiana, ínti-
numerosas y diversificadas, y, por otro lado, en el paso del esta-
mamente ligada a la de la psicología colectiva. Se vuelve enton-
dio informal (jóvenes futbolistas en un terreno baldío) al estadio
ces necesario contemplar una amplitud y variedad de aspectos
formal (club deportivo). Si admitimos que la sociabilidad así defi-
tal que resulta desalentador y se corre el riesgo de acumular
nida es una de las modalidades de la historia de la civilización en
una cantidad de observaciones que son poco esclarecedoras
la llamada época "contemporánea" (desde fines del siglo XVIII
por no ser comparables. Sin duda, sería mejor y más útil, a pe-
hasta nuestros días), y que, además, su relativa rapidez e influen-
sar del carácter a primera vista restrictivo y parcial del pro-
cia y sus diferencias de aspecto son un elemento de comparación
yecto, identificar instituciones o formas de sociabilidad
ficas y hacer su estudio especí- y de estudio para las costumbres y la psicología diferencial de las di-
concreto. El resultado podría ser menos
modesto de lo que parece. versas entidades territoriales, podemos preguntarnos por qué no se
Como ya se habrá adivinado, la estudia un poco más. Podría haber dos motivos: uno relativo a
ingresamos aquí en la historia de las nuestra historiografía, otro, a nuestra sociología.
asociaciones, que para nosotros fue al comienzo un ensayo completa-
mente empírico y ahora se convierte en un proyecto razonado. Ya hemos dicho lo esencial sobre nuestra historiografía. El es-
tudio verdadero de la civilización ha sufrido la fragmentación
tradicional que ha caracterizado a nuestra disciplina hasta una
época reciente: confraternidades estudiadas por la historia reli-
giosa, partidos estudiados por la historia política, sociedades
40 EL CÍRCULO BURGUÉS
PREFACIO 41
ez-
uditas estudiadas por la historia de las "ideas", y círculos, cafés
una teoría de las relaciones ni de las formas de sociabilidad. Esa
y clubes diversos estudiados por... la pequeña historia. Sólo me-
teoría pertenece más a la construcción filosófica que a la sociolo-
diante la ambición totalizadora de la historiografía actual podre-
gía propiamente dicha, pues no hay sociología sin historia. La so-
mos conseguir mañana una historia verdadera de ese gran hecho
social que es la asociación. ciología es la ciencia de los grupos humanos reales y concretos,
es decir arraigados en la historia." 23
Pero ¿es esa la única razón? Tal vez hacía falta también que los
Es cierto que las asociaciones forman parte de la historia con-
historiadores aceptaran considerar la sociología, e incluso, por
así decirlo, una sociología adecuada. creta, pero la asociación en singular no es, desde esa perspectiva,
una materia de estudio valorizada. Sin embargo, es justo decir
que Cuvillier la menciona y señala lo esencial: la creación de aso-
ciaciones es un proceso de compilación social que permite al in-
SOCIOLOGÍA CLÁSICA Y SOCIOLOGÍA FORMALISTA dividuo ser no sólo el hombre de su grupo natural único, sino
un hombre ubicado en el cruce de círculos sociales diversos, es
Si todo el pasado es histól - decir que puede elegir una personalidad y una independencia. 24
ico, todos los métodos de enfoque y
Por otro lado, observa que las asociaciones libres (en general)
todas las disciplinas pueden volverse históricos al aplicárselos al
suelen funcionar como contrapeso del estado y como garantía
pasado. La historia política puede incluir una "politología" his-
tórica, la historia de las relaciones internacionales una "polemo- de la libertad del ciudadano. 25
Georges Gurvitch26 nos aclara más el panorama, pues la no-
logía" histórica, la historia de la vida material una etnología histó-
ción de sociabilidad parece concernirle en mayor medida. No
rica, y así sucesivamente. En nuestro caso, la sociología histórica,
obstante, es cierto que la emplea sobre todo en el ámbito micro-
y primero la sociología misma. Pero los sociólogos franceses que
sociológico (relaciones entre un individuo y los demás), lo que
han formado o, con mayor frecuencia, impregnado e influen-
ciado indirectamente a los historiadores franceses, no han hecho corresponde a la segunda definición de los diccionarios (la psi-
cológica: ser o no ser tímido, etc.), y que la aplicación al ámbito
demasiado hincapié en la sociabilidad. Sólo, tal vez, el descono-
cido Eugéne Founiiére, 21 de la macrosociología (es decir, la sociología) sigue siendo teó-
teórico del socialismo reformista alre-
rica. Pero hay algo más. La (macro) sociología, explica Gurvitch,
dedor del 1900, esbozó la evolución, para él necesaria y feliz, de
tiene por objeto las "sociedades globales" y las "agrupaciones
la sociedad conternporánea, como un triple desarrollo: de la
democracia (en particulares". Pero la sociología francesa, bajo la influencia com-
el orden político), del socialismo (en el orden
binada de Karl Marx y Érrtile Durkheim, ha estudiado, sobre
económico) y de la asociación, que también llama "sociabilidad"
o "socialidad" (en el orden que llamaríamos cultural). todo, las clases, mientras que las agrupaciones particulares han
En el Manuel de sociologie, 22 sido estudiadas en mayor medida por los sociólogos extranjeros,
Armand Cuvillier no emplea ese
sobre todo norteamericanos. 27
término sino en la parte histórica de la obra, en la que expone
Las expresiones que antes enunciamos en francés* y que aquí
las teorías de otros, que no comparte. Incluso a veces se tiene la
mencionaremos en inglés, "voluntary association? y "formal (or infor-
impresión de que la noción le es sospechosa, como si estuviera
mal) organizations" , son mucho más usuales que en las bibliografías
plagada de excesos de abstracción. "La sociología —escribe— no
es, primordialmente y en el orden de lo abstracto o intemporal,
* En francés en el original. Aquí traducidas al español. (N. del T.)
fol•-naloaz~~~."., •• • • • - -

42 EL CÍRCULO BURGUÉS

PREFACIO 43
sociológicas e
stadounidenses (y, agreguernos, aunque no la haya-
mos 28sino rozado de segunda mano, alemana) que en la fran- los del presente (datos que debe recoger por su propio oficio) y los
cesa.
del pasado (respecto de los cuales es tributario de los libros de
con ese¿Por qué? ¿Porque los alemanes y los anglosajones tenían,
los historiadores). El grado ideal de colaboración consiste en una
formalismo que Cuvillier consideraba demasiado filosó-
fico, un esquema teórico inicial mejor adaptado? ¿O porque vi- dialéctica de préstamos recíprocos: el sociólogo provee al historia-
vían en países donde las asociaciones voluntarias eran efectiva- dor de nociones sociológicas que aclaran su investigación y le per-
mente más densas, habían sido más precoces y atraían más la miten elaborar los materiales. Después de integrar esos materiales
atención que en Francia? Ambas razones, sin duda. La segunda en su reflexión, el sociólogo produce conceptos más precisos, y así
se comprueba e sucesivamente. Este esquema inicial no tenía otro objeto más que
mpíricamente y es, incluso, trivia1.
29 La primera conducirnos a una última observación acerca de la prudencia que
tampoco debe dejarse de lado. Distinciones conceptuales bási-
cas, como la de Tónnies debería demostrar el historiador en los préstamos que toma de los
¡ver (Gemeinschaft
-
Gesellschaffi" o de Mac
(Comnzunity-Association),31 sociólogos. Por ejemplo: tomamos la noción de clase social, pero
ayudan más que cualquier otro no se nos ocurriría tomar la lista de las categorías socioprofesiona-
término a tomar la vía del estudio específico de la asociación o, si
se prefiere, de la sociabilidad organizada. les del INSEE [Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Econó-
Es Max Weber 32
micos de Francia] para aplicarlas a los habitantes de cien años
el que ha dado como tarea explícita a la socio-
logía el estudio de "todas las estructuras comúnmente llamadas so- atrás; sería caricaturescamente inadaptada.
ciales, es decir, todo lo que se halla entre los poderes organizados En la materia que nos ocupa, adoptar una problemática gene-
ral de la sociabilidad no implicará necesariamente que adopte-
y reconoddos, el estado, la comuna, la iglesia establecida, por un
mos una clasificación actual de las asociaciones. En efecto, hoy es
lado, y la comunidad natural de la familia, por otro. Se trata, en lo
esencial, de una 'sociología de las asociaciones en el sentido más bastante común clasificar y definir las asociaciones según la fun-
amplio del término: del club de bochas al partido político ya los ción social que ayudan a cumplir, como si fuera evidente que son
. grupos religiosos, del círculo artístico a la secta literaria". unifuncionales. Sospechamos, sin embargo, que se trata de una
"Del club de bochas al partido político", qué bello programa evidencia falsa y que, en algunos momentos, al menos durante
(nos atreveríamo s los siglos XVIII y XIX franceses, las asociaciones tenían una plu-
a decir "meridional") y, sobre todo, qué im-
portante aval para planes de estudio, que ya no nos atreveríamos ralidad de funciones y que, por lo tanto, hay que adoptar otros
a calificar de fútiles... principios de clasificación de las asociaciones más acordes con
las épocas consideradas, es decir, más "históricos", sin que dejen
Si bien es cierto que en Alemania, Inglaterra y los Estados
Unidos hubo algunas interacciones entre la realidad social, pro- de ser, por supuesto, sociológicos por naturaleza.
ductora de materiales de estudio, y la teorización sociológica, la Esta última hipótesis será uno de los hilos conductores del es-
misma solidaridad sería aplicable a Francia: las carencias de la tudio parcial concreto que nos proponemos anexar ahora a estas
investigación histórica francesa en la materia se reproducirían reflexiones generales."
en el ámbito sociológico, y la r
compartida 33 esponsabilidad de esa falta sería

En materia de asociaciones, como en otros ámbitos, el soció-


logo trabaja normalmente sobre dos series heterogéneas de datos,
PRIMERA PARTE

Los eh-culos
Historia de la institución
1. Definiciones, antecedentes,
puntos de partida

Pensamos, y dernostraremos, que el círculo fue la forma


típica de la sociabilidad burguesa en Francia durante la primera mitad
del siglo XIX. Pero cada uno de los términos empleados en esta
frase exige ciertas precisiones.
Las observaciones sobre el término "sociabilidad" ya las hemos
expresado y no las retomaremos ahora. Pero ¿qué se entiende por
“círculo"?35 Todos sabemos que ese término es el equivalente
usual en francés del "club" inglés. Se trata, en principio, de una
asociación de hombres organizados para practicar juntos una acti-
vidad desinteresada (no lucrativa) o incluso para vivir juntos la no
actividad o el ocio. En nuestros días, en Francia, esa institución,
con ese nombre, es bastante poco común, o más bien residual.
Por un lado, sabemos que existen círculos con frecuencia llama-
dos "de estudio", que son órganos de reflexión o de concertación
en los límites de la política (las asociaciones de ese tipo también
retoman hoy el nombre de "club"), y, por otro, los "círculos", a se-
cas, que en principio son asociaciones rnundanas, pero que suelen
ser la cobertura oficial de establecimientos de juego. Sin embargo,
esos dos avatares principales del círculo en el siglo XX se ubican al
término de una larga evolución caracterizada por las especializa-
ciones divergentes y por la merma global de la institución. En el si-
glo anterior, ésta había sido más difundida, más flexible y menos
especializada; era la forma típica de la soCiabilidad burguesa.
La forma típica, que no era tal vez la más general, era la que
mejor caracterizaba la vida y el espíritu de los burgueses como
tales y no, tal vez, la más difundida entre los burgueses reales,
48 EL CÍRCULO BURGUÉS

DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 49


que a menudo mantenían antiguas costumbres, cuyo modelo era
el hotel o el castillo noble. supone cierto desahogo económico (se necesita dinero para alqui-
Precisamente, ¿qué significaba ser lar un local, pagar las velas y la calefacción, el abono a los periódi-
burgu,:s.en la primera mitad del
siglo XIX? ¿Se puede hablar de ese término sin recurrir a una defi- cos, las apuestas de las partidas de cartas, las bebidas) así como
nición arbitraria? Nos parece que sí. Estarnos en la mitad de siglo, tiempo libre (sea por no tener profesión, como por ejemplo el jubi-
cuando el término "burguesía" tiene como sinónimo muy usual el lado o el propietario que vive de rentas, o por tener una oficina que
concepto de clase media (en singular). La clase media, por defi- cierra a las cinco de la tarde, como el empleado o el comerciante).
nición, se siente distinta de una clase superior (aristocracia o no- La sociabilidad de la gente del pueblo, que tiene menos dinero y
bleza) y de una clase inferior (el "pueblo", con sus tres característi- tiempo y que, por otra parte, al menos al principio, no sabe leer el
cas, que entonces solían conjugarse, de pobreza, incultura y periódico, necesariamente adopta formas diferentes. Pero no por
relación con el trabajo manual). Calificar de "burguesa" la sociabi- ello deja de suscitar un estudio difícil y apasionante. Así sea amplia-
lidad que se ejerce en el círculo, ¿significa simplemente que no es mente autónoma (éste es el punto de vista predominante entre los et-
aristocrática ni popular? ¿No es aristocrática? Ésta será la parte esen- nólogos) o esté más determinada por el entorno nacional (sea por-
cial de nuestra demostración a lo largo del ensayo: como verernos, que el estado o la iglesia sobreimponen estructuras, o porque el
se percibe un claro contraste entre la vida mundana que se des- círculo burgués propone un modelo por imitar —e insistirernos nos-
pliega en los salones y la vida, que no se llama mundana, que el otros también en esta segunda serie de hipótesis—), 37 merece ser estu-
hombre lleva en el círculo con sus pares. Esa demostración, digá- diada junto con la sociabilidad burguesa, y algún día lo haremos.
moslo al pasar, no será inútil, pues la cuestión ha sido subestimada. Pero aquí sólo nos ocuparemos de la asociación en el medio burgués.
En efecto, el círculo está curiosamente ausente del esbozo de histo- Nos queda por justificar nuestra limitación a las primeras déca-
ria de la vida burguesa que trazó Charles Morazé. das del siglo XIX El año 1810 es el ario en que el Código Penal (en
38 Con certeza, ob-
serva, hacia 1830, el fin de los salones, "último vestigio del Antiguo su artículo 291) da su estatuto a la asociación, que perdurará du-
Régünen", pero ve como su continuación y sustituto un repliegue ra.nte casi un siglo. Es también el momento en que se inició la pri-
hacia la vicia de familia, lo que no nos indica, más que un aspecto de mera encuesta sistemática sobre la vida de asociación, para la apli-
la nueva vida
social, el aspecto íntimo, complementario, del colec- cación del artículo 291. 38 La arnplitud de la materia nos impone
tivo. Retomaremos esta cuestión. Por lo demás, esta observación en provisionalmente otro límite de tiempo, el de 1848. Por lo demás, el
nada disminuye la importancia de esa obra que fue, al cornienzo de pequeño medio siglo que consideraremos aquí tiene una homoge-
nuestra posguerra, uno de los manifiestos más escuchados en favor neidad social (si no política) suficiente como para que este recorte
de una historia ampliada. sea aceptable.
Pasemos a la otra frontera de la clase. La identificación de la vida El estudio de los avatares del círculo más allá de 1848 corresponde
del círculo con una práctica social "burguesa", en el sentido, esta vez, también a un programa futuro, si las circunstancias lo permitieran.
de no popular, es una identificación sin riesgos. En las encuesta.s pre- Ello no quiere decir que atribuyamos al comienzo del siglo xrx, o in-
fectorales de 1811, que veremos luego, se repiten, para caracterizar a cluso a la Revolución, la aparición en Francia de asociaciones volun-
los miembros de los círculos, expresiones como "los principales habi- tarias de tipo moderno. Sospechamos que nada tiene que ver y que
tantes" o "los funcionarios y los principales propietarios y comercian- sin duda se ha de buscar el origen del círculo (o, bajo la forma que
tes", etc. Por lo demás, es evidente, a priori, que la vida del círculo sea, de la asociación voluntaria de hombres para el ocio algo culti-
vado) en los dos o tres siglos de Antiguo Régimen. Investigación
50 EL CÍRCULO BURGUÉS
DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 51

apasionante y dificil, sin duda (¿y tal vez un elemento para un pro-
Esta costumbre continúa durante unos arios más. Luego, en 1634,
grama futuro?). Sin embargo, no se cuestionará, creemos, que los
llega a conocimiento del cardenal Richelieu: "Y el Cardenal, que se
equivalentes del círculo en la sociedad francesa del Antiguo Régi-
inclinaba naturalmente a los grandes asuntos, [...] preguntó al se-
men constituían un fenómeno menor o muy minoritario. El histo-
ñor de Boisrobert si esas personas no desearían formar un Cuerpo
riador, el historiador social sobre todo, es libre de preferir el estu-
y reunirse con regularidad y bajo una autoridad pública".
dio de un fenómeno en el momento en que se difunde en una
Nuestros amigos dudan. Temen perder su libertad de hábito, su
sociedad, la capta y la caracteriza, antes que el estudio de tiempos
tono íntimo, temen verse sometidos a la autoridad, pero dos de
lejanos donde habrá que buscar los primeros rasgos. Del mismo
ellos, sobre todo, insisten en la negativa. Pertenecientes respectiva-
modo, hay historiadores demógrafos que intentan identificar lo
mente a las "casas" del duque de La Rochefoucauld y del mariscal
más lejos posible en el pasado los primeros trazos de la contracep.
Bassompierre, poderosos personajes enemigos del cardenal, esos
ción, y otros que se dedican al estudio general, social, de su
adopción en nuestras zonas rurales. dos burgueses argumentaron que, al aceptar la propuesta de Ri-
chelieu, pasarían a formar parte de su clientela y darían al menos
De modo que sólo recurriremos brevemente al ámbito de la so-
la apariencia de traicionar a sus primeros patrones. Sin embargo,
ciabilidad anterior a Napoleón I, a fin de ayudarnos a fijar algunas
terminarán cediendo, por esa razón perentoria que es la fuerza:
nociones. No volveremos a abordar este aspecto después del primer
capítulo.
[...] ya que, por todas las leyes del reino, todos los tipos
¿El más prestigioso de los círculos de hoy no es
acaso, en cierta de asambleas que se realizasen sin autoridad del Prín-
forma, la Academia Francesa? En todo caso, es uno de los más an-
cipe podían quedar prohibidos si así el Cardenal lo de-
tiguos. Pero la historia de su nacimiento, tan conocida e incluso
repetida, puede instruirnos un poco. sease; de modo que le sería muy fácil, a pesar de ellos,
prohibir sus reuniones y romper, por ese medio, una
sociedad que ellos deseaban eterna.
Cerca del ario 1629, algunos particulares que vivían en di-
ferentes lugares de París, al no hallar nada más incómodo
Entonces el grupo recibe estatutos, local, cartas de autorización
en esa gran ciudad que ir muy a menudo a la casa de al-
y se convierte en la Academia.
guno de ellos y no encontrarlo, resolvieron verse un día es-
Tres conclusiones pueden extaerse de esa historia ejemplar.
tablecido de la semana en la casa de alguno de ellos. Todos
Una es que la asociación comienza fácilmente a través de un
eran hombres de letras y de un mérito muy por encima de
grupo de amigos, de habitués, antes de llegar a ser un grupo or-
lo común. [...) Se reunieron en lo del señor Conran, que
ganizado y constituido. Se trata del paso de lo "informal" a lo
era el que tenía la vivienda más cómoda para recibirlos, en
"formal". La otra es la antinomia entre la existencia de asociacio-
el centro de la ciudad, a prácticamente la misma distancia
nes formalmente constituidas y los regímenes no liberales, ya
para el resto de los participantes. Allí conversaban familiar-
que, en éstos, la asociación siempre se halla en la alternativa en-
mente, como si se tratase de una visita común, y aborda-
tre lo ilícito ("asamblea prohibida") y lo oficial ("formar un cuerpo
ban diferentes temas, como negocios, noticias, letras [...] y,
y reunirlo bajo la autoridad pública"). Esa antinomia casi alcanza-
tras sus conferencias, salían a dar un paseo o tomaban una
colación que preparaban juntos [...]. 39 ría para explicar que la asociación voluntaria, hecho menor por-
que permanece encerrada en el Antiguo Régimen, comience a
52 EL CIRCULO BURGUÉS

DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 53


expandirse en el siglo XIX. La tercera conclusión también es
una antinomia: la que existe entre la relación igualitaria que vin- haber ejercido una presión discreta para la formalización. Ésta fue
culaba a nuestros burg- realizada por el grupo mismo cuando se dispuso a publicar y difun-
ueses entre sí
y la relación de dependen-
cia que vinculaba a algunos de ellos con los Grandes, antinomia, dir los textos de sus debates y los trabajos de sus miembros. Tuvie-
podría decirse, entre lazo vertical y lazo horizontal. ron que dotarse de contadores y secretarios, y así nació la Sociedad.
Encontramos un ejemplo mucho más reciente de constitución Pero, Crosland insiste en ello, el aspecto de club mundano, de
de una asociación formal a partir de un grupo de relaciones círculo amistoso, nunca desaparecería, y ese conjunto, ahora mixto
amistosas y mundanas estabilizado por el hábito en la "Sociedad o ambivaknte, duraría hasta su disolución espontánea en 1822, año
de Arcuein Como Berthofiet había adquirido, en 1799, tma casa de de la muerte de Berthollet. Uno puede preguntarse si la caduci-
campo en ese poblado (ubicado, como bien se sabe, a siete u ocho dad del grupo no estaba vinculada a su carácter poco igualitario, lo
kilómetros de París) y como su amigo Laplace adquirió, en 1806, la que sería la confirmación a contrario de una relación ya entrevista.
propiedad vecina, un pequeño grupo de amigos y alumnos de am- No obstante, la gran diferencia entre el tiempo de Napoleón y
bos eruditos y de politécnicos condiscípulos del hijo de Berthollet el de Richelieu es que la "formalización", la organización de un
fueron invitados con bastante regularidad para pasar los "fines de grupo, no era algo escandaloso o excepcional. En tanto, la Ilus-
sernana" del verano. Así nació la Sociedad de Arcueil, verdadera so- xración y la Revolución habían tenido lugar. 41
ciedad erudita privada, que duplicaba y competía por el primer Las reuniones de los burgueses, así fueran "informales", en
puesto con el Instituto (antigua "círculos" o en "sociedades", sin duda comenzaron a proliferar
—y futura— Academia de Ciencias).
El historiador británico Matuice Crosland4° reconstituyó extensa- bajo Luis XVI. En una reciente historia de la ciudad de Angers, 42
mente ese bello capítulo de la historia de las ciencias. Allí encontra- Serge Chassagne cuenta no menos de veintiséis: diecisiete se dicen
mos una pequeña página de historia de la sociabilidad. El grupo formadas para practicar "entretenimientos decentes", como el
Berthollet-Laplace no es exactamente comparable, desde ese punto juego de bochas, cuatro para "leer las noticias y discutir sobre el
de vista, a lo que era el grupo de Valentin Conrart. Este era más bien público" y cinco "para leer y divertirse". El censo se realizó, es
igualitario (Conran recibía en su casa sólo porque ex-a el que estaba cierto, en 1791, pero uno se equivocaría sí imaginara que todas es-
mejor ubicado en París) que el de Arcueil. BerthoLlet, en particular, tas agrupaciones datan de 1789. La Revolución no inventó el juego
anfitrión rico, prestigioso y de cierta edad, tenía con la mayor parte de bochas... A lo sumo se puede pensar que la libertad de 1789,
de sus invitados una relación de 1790 y 1791 incitó a varios pequeños círculos a revelarse, e incluso a
un tipo más "patronal". Pero esto
no esdemás que un matiz con respecto a la analogía principal: un constituirse formalmente y servir de modelo a otros. Las grandes
paso la informality
a la organization. cuestiones --que no podemos abordar aquí— serían saber cuántos
Consciente, con razón, de la
ambigüedad que reviste para los franceses la palabra "club", sobre círculos había en 1789 y en qué ciudades o regiones, y si ese pri-
todo durante el período revolucionario, el señor Crosland utiliza mer auge de la sociabilidad burguesa había hallado sus propias
el término "circle"
("círculo", anglicanizado) para el primer es- formas o si se debía al conocimiento y a la imitación de los clubes
tado, y "society",
para el segundo. ¿Napoleón I desempeñó para la ingleses, ya antiguos, prestigiosos y notables."
Sociedad de Arcueil el mismo papel que Richelieu? No lo parece. La Revolución, es cierto, como hemos dicho," halló que toda
Amigo de Berthollet, el soberano controlaba de lejos al grupo, y esa sociabilidad consuetudinaria era sospechosa y, de hecho, la
ocasionalmente
le daba dinero para su laboratorio, pero no parece abolió. Pero creó, con el nombre inglés de "club" que la historia
retendría, de manera significativa, una sociabilidad política, la
54 EL CÍRCULO BURGUÉS
DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 55

de las "sociedades populares" jacobinas. Tal vez uno pueda pre-


Michel Cheuvreul (padre del célebre químico) reunía a unos
guntarse, sin ser acusado de excesiva sutileza, si la Revolución jaco-
veinte ciudadanos para estudiar las cuestiones científicas con fines
bina, al difundir en todo el territorio el modelo del club, no contri-
filantrópicos. La ambición del grupo sería convertirse en... una es-
buyó de alguna manera a iniciar a tal o cual porción del territorio,
cuela de medicina. Probablemente sea esa aspiración colectiva, to-
que aún podía desconocerlo, al modelo de la sociabilidad igualita-
davía no general, por cierto, pero lo bastante fuerte como para ser
ria masculina. Lo que autoriza esta pregunta, cuya formulación po-
perceptible, la que llevaría al nuevo monarca a legislar al respecto,
dría parecer incómodamente apriorística, es el conocimiento que
en el sentido restrictivo que podía esperarse de su parte.
podemos tener a posteriori de la sociabilidad de la época termido-
El artículo 291 del Código Penal reza así:
riana y directorial. En este sentido, resulta fundamental la obra de
Isser Wolloch Jacobin Legacy, 45
pues está dedicada a los "círculos No podrá formarse ninguna asociación de más de veinte
constitucionales" que florecieron o reflorecieron en el año V y que
personas cuyo objetivo sea reunirse todos los días o deter-
con frecuencia fueron descritos, y denunciados, como clubes de ja-
minados días establecidos para ocuparse de asuntos reli-
cobinos que resurgían, lo que en efecto muchas veces eran. Sin
giosos, literarios, políticos u otros, sin la autorización del
embargo, si se los mira más de cerca, a veces no se halla más que
gobierno, y bajo las condiciones que la autoridad pública
un grupo de burgueses que se reunían una o dos noches por se-
desee imponer a la sociedad. En el número de personas
mana para leer los periódicos compartiendo los gastos, lo que era,
indicado [...] no están incluidas las que tienen su domici-
y será, la razón de ser de todo círculo. En Angers, los antiguos jaco-
lio en la casa donde se reúne la asociación.
binos, denominados "gilotianos", son miembros de una "Sociedad
de Literatura y de Juegos".
Le siguen los artículos 292, 293y 294, que prevén sanciones en ca-
En resumen: reunirse con amigos en un lugar íntimo para
sos de infracción. No conocemos ningún comentario oficial de la
leer el periódico y conversar, ¿no es una práctica social tan esen-
época sobre este texto. Sin embargo, es posible que existan. En
cial que fue común en los clubes políticos de los tiempos de la
todo caso, ofrecemos el nuestro. El código no contempla más que
Revolución y en los círculos "literarios" (no políticos) de los
a las asociaciones, es decir a agrupaciones bastante organizadas
tiempos ordinarios? La Revolución jacobina podría haber cum-
para tener, al menos, un reglamento que "establezca" el día de la
plido, a corto plazo, para la sociabilidad consuetudinaria pree-
reunión, su lugar y su(s) ocupación(es). Sabemos que existían.
xistente, un papel perturbador e incluso represivo, pero a largo
Sin embargo, como veremos, la asociación así organizada ("formal
plazo, para la sociabilidad consuetudinaria porvenir, favoreció la
iniciación e impulsó estas formaciones. association", en inglés) estaba lejos de ser el caso más frecuente.
La sociabilidad era mucho más frecuentemente informal," ya
Lo que es cierto es que había muchas reuniones en la época
sea reunión de habitués en un café o en una posada o reunión
de la República del año III, por todo tipo de razones, y que a
de amigos en el salón de una casa privada que "recibía". Esos
menudo se aspiraba a consolidar mediante la organización lo
grupos informales de clientes de lugares públicos o de invitados
que primero se había consolidado por la costumbre. La Socie-
permanentes de veladas privadas podían superar las veinte perso-
dad de Arcueil, ejemplo sorprendente, no fue ni la única ni la
nas, el nuevo Código nada decía al respecto. La vigilancia napoleó-
primera de su tipo. El historiador de Angers, que citamos aquí
nica se ejercía sobre ellos de forma sistemática a través de los órga-
nuevamente, nos explica cómo desde finales de 1796 el cirujano
nos de policía clásicos en el primer caso, y a veces mediante el
56 EL CfRCULO BURGUÉS

espionaje mundano, en el segundo. 47


Luego retomaremos esta
cuestión de las relaciones evidentemente muy interesantes que 2. FI círculo en París bajo
podemos intentar descubrir entre círculo y vida mundana, por la Restauración: una institución
lado, y entre círculo y vida de café, por otro. un
tardía y difícilinente aceptada
El interés del artículo 291 es que importe el famoso límite de las
veinte personas. Admite, implícitamente, que por debajo de ese lí-
mite, los grupos, incluso organizados, eran demasiado inofensivos
para que la administración tuviera interés en ocuparse de ellos, y
eran tal vez demasiados para que tuviera los medios para hacerlo. Esa
orden en cua.nto al tamaño
es instructiva en sí misma para la historia
de la sociabilidad. Un grupo que puede llegar hasta diecinueve per- Los grandes círculos que florecerían bajo la Monarquía
sonas es claramente más numeroso que un grupo familiar (en espe- de julio para expandirse durante el Segundo Imperio aparecen de
cial si no se cuentan las personas domiciliadas en la casa de acogida) manera muy discreta durante la Restauración. Dos tipos de prue-
y sobre todo si la reunión no incluye más que hombres adultos. Ha- bas lo confirman. En primer lugar, pruebas indirectas: bajo
bía, implícitamente reconocida, una vida social de ocio, distracción o Luis XVIII y Carlos X, como bajo Napoleórt I, los términos
cultura que se ubicaba a una escala mayor que la familiar, la de la "círculo" y "sociedad" siguen siendo poco empleados dentro del
amistad o el vecindario, y que formaba parte de las costumbres. Sin grupo organizado, y conservan el sentido "informar que tenían
embargo, es poco probable, en cualquier época, que un solo hombre bajo el Antiguo Régimen. Hasta donde sabemos, hay una sola ex-
tuviera más de veinte vecinos verdaderamente cercanos, o más de cepción, el Círculo de Extranjeros, que forma parte de las casas
veinte arnigos verdaderamente íntimos. Más allá de veinte, se re- de juego toleradas bajo el Imperio, que funcionaban en garitos
fuerza la suposición de que la asociación tiene una finalidad menos de forma totalmente comercial. La policía las toleraba porque
espontánea, menos natural, que la de ser vecinos o amigos. Y esa su- obtenía de ellas un rédito político, e incluso financiero. 48
posición de un objeto menos normal o más elaborado suscita necesa- El "círculo" sigue siendo, como en la antigua Corte, el grupo de
riamente, en un dima no liberal, la vigilancia de la autoridad. damas sentadas en ronda alrededor de la soberana para el juego o
Para el historiador, lo interesante es que hayan podido existir la conversación. Esto es cierto en la nueva. Corte consular o impe-
círculos de entretenimiento amistoso de esa amplitud, y que ha- rial ("La señora Bonaparte mantenía a todo ese Círculo con una
yan existido en algunos lugares o medios, mientras que en otros gracia encantadora"; 49 "El 15 de agosto, había sido invitado al
se practicaba una sociabilidad "informar. La encuesta Círculo en Saint-Cloud"), 5° y también en la Corte del rey:
de 1811, la- "[Carlos X] tuvo la bondad de incluirnos, a mi esposa y a mí, en-
mentablemente muy incompleta, nos provee material para las pri-
meras conclusiones sobre este aspecto. Nos mostrará que existían tre las personas que había invitado al Círculo del día siguiente". 51
desigualdades que resultaban muy instructivas dentro de la Fran- Esta forma y lenguaje se hallan en esas cortes de pequeña escala
cia provincial. Es cierto que el Sena, con París, forma parte de que son los hoteles de los grandes personajes. (En el salón de los
los departamentos donde no se ha conservado esa encuesta. Talleyrand, su esposa, "siempre ricamente ataviada, ocupaba de
Pero París es Paris, y derecho el extremo superior del Círculo".) 52 A lo sumo, el tér-
sobre la capital no faltarán medios de infor-
mación para llenar esa laguna. Comenzarnos entonces por allí. mino "círculo" comienza a emplearse con un sentido levemente
derivado en tanto ámbito de relaciones habituales: "Moreau vivía
11~~59~ ~ ~~111~ ~
~ áll

58 EL CÍRCULO BURGUÉS

EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 59


en el retiro, rodeado de un Círculo que lo irritaba cotidiana-
mente",53"[Chateaubriand] se mantuvo aparte y no frecuentó más que luego explicaremos), habla de "los círculos y los clubes que
que los Círculos de Oposici6n".54 se multiplican día a día". 82 Charles Bocher, proveniente de un li-
Se puede hacer la misma observación respecto del término más naje de grandes burgueses monárquicos parisinos, es más pre-
característico de "sociedad". Así corno el "círculo" es el círculo de c iso. A propósito de un viejo general soltero, en los primeros
la conversación dentro del salón, la "sociedad" designa de manera años de la Restauración, observa: "Colbert tenía su lugar en la
aun más usual al conjunto de visitantes habituales de ese salón. Re- mesa de la calle Grange-Bateliére [en casa de los padres del
cibir, es decir tener un salón y, además, dar de cenar (a veces) y de autor]; no había Círculos como los hay en la actualidad; se ce-
beber y jugar (con mayor frecuencia), es naba en el restaurante o en casa de amigos cuando se era va-
tener una sociedad. "Mo-
raba en una bella casa... Cada día podía traer a mi mesa a una so-. rón". 83 E incluso, más adelante:" "En 1830, se fundó un Cír-
ciedad selecta."55 Talleyrand mantiene un salón, se habla de la "so- culo de los más aristocráticos, la Unión, el primero de su
ciedad del señor de Talleyrand". 58 tipo...".
A veces, él acude al salón de
otro: "Mi sociedad se sorprendió un poco de verlo asistir más a me- Esta última afirmación es algo incorrecta, como veremos,
nudo".57 Podríamos seguir multiplicando las citas de la señora de pero, grosso modo, es cierto que a partir de esa época comenzarán
Rérnusat (que corresponden al Primer Imperio), pero encontra- a existir los círculos en París de forma continua y no dejarán de
rnos el mismo lenguaje y el reflejo de las mismas costumbres en los prosperar y de multiplicarse.
capítulos de las Mémoires
ción. 58 de su hijo Charles relativas a la Restaur
Yen muchos otros: Balzac, para ubicar la posición mun- De modo que no había círculos en la vida mundana de las eli-
dana de la Fédora de
La peau de chagrin, tes parisinas bajo la Restauración, con la excepción de algunos
escribe: "Sin embargo,
ella es de la sociedad de la señora de Sérizy, va a lo de la señora intentos de innovación bastante audaces que veremos más
de Nucingen y de Restaud".59 adelante. No había círculos, pero sí salones y cafés.
No cabe duda de que el "círculo" o la "sociedad", en el sen- Hablamos de la "vida mundana", a pesar de que esta expre-
tido "formal" de asociación organizada, había ingresado verda- sión parece bastante anticuada. Un historiador inglés hablaría
deramente en las costumbres del mundo parisino.'" Pero ello de "social life" , pero el historiador francés duda en utilizar en ese
se produjo tardíamente. Las opiniones de muchos contempo- sentido "vida social" desde que, tras el impulso de Marc Bloch y
ráneos coinciden al respecto, y nos dan esta vez prueba directa Ernest Labrousse, esta expresión comienza a emplearse para de-
de lo que sostenemos. Charles de Rérnusat, evocando su pri- signar la vida de las "sociedades", término tomado en un sentido
mer contacto con Inglaterra en 1827, se muestra asombrado cada vez más global, que incluye a todas las clases. En la historio-
por el lugar que ocupan los clubes en Londres, y esa observa- grafía francesa de hoy, el rubro "vida social" puede incluir a las
ción contribuye a alimentar el contraste que establece con res- clases populares. En cambio, hacia 1900 (incluso hasta 1930) sin
pecto a París. 81
El doctor Véron, en sus duda habríamos colocado nuestras mundanerías en el rubro de
de Paris, Mémoires d'un bourgeois
evoca largamente la feliz vida mundana que florecía "vida social" porque todavía se denominaba naturalmente "la
en el tiempo de su juventud, por la que siente cierta nostalgia Sociedad" a la elite aristocrática y burguesa.
y que sucedía en dos espacios, el de los salones y el de los cafés. Definida de ese modo, la vida mundana es primero una vida
Al llegar al tiempo presente, que le agrada menos (por razones de salón, organizada en domicilios privados donde un dueño o
una dueña de casa ricos reciben con regularidad a sus amigos,
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6o EL CÍRCULO BURGUÉS
EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 61

hombres y mujeres, que forman "su sociedad" y cuyo conjunto podía mantener un salón para un entorno menos dotado. Ese
constituye —en el sentido históricamente fijado que acabamos de tipo de relaciones desiguales (y la desigualdad también es un ca-
mencionar— "la Sociedad".
rácter específico), que vinculaba a un dueño de casa con sus invita-
Esa vida de salón merecería todo un estudio, ya esbozado por dos habituales, podía reproducirse en otros ámbitos. Ese caso se
otros autores. 65 Por lo demás, nuestro objetivo aquí no es analizar
dará sobre todo en la provincia.
la sociabilidad en su conjunto, sino sólo bajo la forma del círculo, En París, sin embargo, ese sistema de vida mundana, que da la
que es hoy ¡amenos conocida. Recalquemos que la vida de salón impresión de estar expandiéndose, comienza a ser percibido
tiene sus grados, sus etapas o, si se quiere, sus círculos concéntri- como arcaico y amenazado. Podríamos remitirnos aquí a la di-
cos: los días comunes, el salón es relativamente íntimo, reducido vertida evocación de un salón hacia 1817 que hallamos en Los
a una "sociedad" de familia ampliada y de amigos cercanos. Los
miserables, de Víctor Hugo. 67 Nobles y burgueses, hombres y mu-
días de grandes recepciones, la apertura es mayor, acuden socie- jeres, jóvenes y viejos; té y conversación, juegos de mente y tam-
dades vecinas y amigos de amigos. "Mantener una casa" es tener bién de cartas (whist), realismo ultra. Hugo titula ese capítulo,
esa amplia disponibilidad de acogida que nos muestra la combi- de manera significativa, "Un antiguo salón". Pero Víctor Hugo
nación, sin duda específica, de la apertura al público (dentro
escribe bajo el Segundo Imperio, y tiene entonces la lucidez fácil
de los límites de cierto nivel social, por supuesto) y del carácter
de la retrospectiva.
privado, no obstante, y casi familiar del centro.
Nos gusta más —menos claro pero más auténtico— el testimonio
Si bien la vida de salón prolonga la del Antiguo Régimen, no se de la marquesa de Montcalm. Su diario da a veces la impresión
limita a la nobleza, al realismo y al barrio Saint-Germain. Se hallan fugitiva de que esa vida que le agrada tanto en realidad le parece
imágenes muy características en las Mémoires de Charles Rémusat,
frágil. ¿Por qué motivos? A causa de dos factores en competencia:
que reflejan la vida y las concepciones del ala liberal de la alta so- uno, moral, es la invasión de las preocupaciones políticas, que
ciedad o del barrio Saint-Honoré, si se quiere. Veremos, por otro
obsesionan a las personas y que atentan contra el encanto, la ga-
lado, que la estima por ese tipo de vida y, por consiguiente, la lantería y el buen humor, virtudes requeridas en un salón. El
desconfianza hostil hacia la vida de círculo no son menores en
otro, más comercial, es la multiplicación de los placeres fáciles
Rémusat que en Carlos X —lo que, en cierta medida, es una para- pero de buena calidad que se pueden frecuentar y que, en
doja—, pero Rémusat es claramente aristócrata en sus costumbres, efecto, comienzan a ser frecuentados: el teatro y la ópera, por su-
del mismo modo que es auténticamente liberal en sus opiniones. puesto, pero también los bailes de carnaval, "jardines" de diver-
Con esa forma del salón privado se desarrolla, en tiempos de la siones, cafés y heladerías. La conversación y los placeres de sociedad
Restauración, no sólo la vida de puro ocio y divertimento, sino (término significativo) ya no son los únicos recursos de que
también la vida colectiva de preocupación literaria (los cenáculos dispone la gente para su tiempo libre.
de la época del romanticismo incipiente constituyen verdadera- Y, en efecto, esto nos conduce a evocar una etapa complementa-
mente salones por su forma sociológica) e incluso la concertación ria, más conocida aun y descrita con mayor frecuencia, a la que ya
política, aspectos importantes que retomaremos más adelante.
hemos hecho alusión. Por debajo del nivel social mundano por ex-
La evocación de los cenáculos 66 nos muestra, por otro lado, que
celencia (la Corte y los hoteles particulares), la Sociabilidad cuenta
no había salones fuera de los estratos superiores de las clases al- con una red de lugares de reunión comerciales, sitios públicos que
tas. Un burgués bastante acomodado y con una buena vivienda son los cafés y los establecimientos similares. 68 Cuando Fouché
62 EL CÍRCULO BURGUÉS

EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 63


maniobró para ayudar a Napoleón a preparar
cursos sobre el divorcio en algunos el suyo, "hizo dar dis-
dos vínculos, el de la sociabilidad masculina diurna del café y el
pronto, en los cafés lugares de reunión
'; de París. De de la sociabilidad mundana (mujeres incluidas) de los salones
comenzó a hablarse de la necesidad de un he-.
redero para el emperador".69 junto con los cafés, bien conocidos y or la noche. Si bien ambos en ra "informales", constituían un
a menudo descritos en esa época del Imperio y la Restauración, po- sPistema bastante completo que dejaba poco lugar para el círculo.
drían citarse las librerías, sobre todo
lectura, 7 las que tienen gabinetes de Se comprende entonces por qué éste era relativamente poco fre-
° si bien la gente verdaderamente rica acostumbraba cuente en París bajo la Restauración: no sólo el régimen lo veía
comprar los libros nuevos y leerlos en casa. con desconfianza, sino que las costumbres, incluso las de las cla-
Por último, estaban
los 'jardines", ses altas, todavía no estaban del todo preparadas para recibirlo.
término que en esa época co- Sobre todo porque París tenía otros recursos.
bra el sentido específico de café (o gabinete de lectura) y que te-
nían corno anexo una sala al aire libre. Qué placer, observa Stend- En la capital se concentraba, como siempre, el mayor número
hal, "cuando hacía calor, ir a leer los periódicos ingleses al jardín de de reuniones especializadas. En París, antes de 1828, no hay en
Galignani". Y también "el pequeño jardín de la calle Caurnan. realidad más asociaciones constituidas, declaradas y autorizadas
que sociedades de beneficencia o profesionales, académicas o ez -u-
vezalas
Por noches
bien fría". 71de verano, allí nos esperaban buenas botellas de cer-
Los jardines y los cafés de París, al menos los mejo- ditas, es decir sociedades con un olbjetivo específico y preciso. El
res de ellos, son muy convenientes por sus comodidades y por quie- Almanach Rayal de 1828 menciona, después de las Academias (el
nes los frecuentar/ (a diferencia,
observaba antes Instituto) y la Academia Real de Medicina, la Academia de Medi-
Rémusat,
Londres), y por ello no son ignorados por la gente de los de
de mundo. cina de París, la Sociedad Real de Agricultura, así como diversas so-
En efecto, sería demasiado simple creer que correspondían ciedades de beneficencia bajo patronazgo oficial y la Sociedad para.
exclusivamente a una clientela de nivel social medio, mientras la Promoción de la Industria Nacional. Esas asociaciones no son
que los salones enmarcarían al nivel social superior (nobles y círculos y no corresponden a nuestro objeto de estudio, si bien la
grandes burgueses). Si bien esa correspondencia puede ser, en Academia de Medicina de París adopta, en 1828 (tal vez para evitar
parte, exacta, cabe señalar sin embargo que había todo un pú- la confusión con la Academia Real), el nombre de "Círculo Médico
blico común a esos dos marcos de vida. Stendhal, en de París" (y, de hecho, el Almanach du Commerce
d'égotisme, de Bottin de 1829
muestra cómo repartía sus días de parisino casi ocioso
Souvenirs lo menciona entre los círculos mundanos recientemente funda-
entre las mañanas y las tardes que pasaba en el café con
gos dos, y no en el rubro de las sociedades eruditas y especializadas).
cercanos, y las veladas que dedicaba al salón del gran sus ami-
mundo En realidad, sólo el examen de las encuestas administrativas poste-
liberal (Lafayette, Tracy), donde lo riores a 1830, y en particular el análisis de las realidades provincia-
r
ecomendaban sus cualida- les, nos hará sospechar que las fronteras entre la asociación con fi-
des de hornbre de letras y de antiguo servidor del Imperio. Char-
les de Rémusat, por su parte, afecto como era a nes intelectuales o, más a menudo, con fines especiales y el círculo
salir de noche, de ocio son sig,nificativamente imprecisas?
mantenía en otro plano una inserción de amistad de colegio que
se traducía en veladas cantoras periódicas (al modo de los caba- Siempre en el París de la Restauración, repetimos, la estructura
rets) en el Rocher de Cancale.
72 de sociabilidad dominante en las clases superiores es la que com-
Eran sobre todo los hombres
(podemos generalizar a partir de estos dos ejemplos), más o me- bina vida de salón y vida de café, y ello es tan cierto que la org-ani-
nos jóvenes, pero en todo caso solteros, los que mantenían esos zación política misma, cuando comienza a aparecer, es decir en los
arios veinte, se establece en esos marcos y confirma, para nosotros,
64 EL CÍRCULO BURGUÉS
EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 65

su existencia y contornos. El hecho es bastante importante como


Todo esto es "muy parisino", como se ve. En las provincias, en
para que volvamos varias veces sobre ello y le destinemos una
cambio, los salones de extrema izquierda eran más bien raros.
sección especial (en_ nuestro caso, el capítulo 8).
Allí tal vez resida la explicación a contrario del avance del círculo
Acabamos de mencionar la política. La aspiración política li-
beral, tan dominante en París en los arios veinte, habría podido en los departamentos.
Nos queda por ver cómo, a pesar de esas condiciones desfavora-
dar, en principio, una buena razón a los hombres de clase me-
bles, la institución pudo establecerse, si bien con algunas dificul-
dia para inventar una forma de organización nueva. Sin em-
tades al principio, en la capital.
bargo, esto no fue necesario precisamente porque la forma de
Las costumbres parisinas no evolucionaban sino lentamente
sociabilidad tradicional, el salón, ofrecía el abanico de opinio-
en ese ámbito, en el sentido de la modernidad, mientras que los
nes más amplio. En resumen, había salones hasta la extrema iz-
gobiernos de la Restauración habían heredado del Imperio el es-
quierda y, por medio de los servicios que podían prestar a la
píritu, los hombres (en parte, al menos) y las tradiciones de una
causa política común y de los talentos que desplegaban, los
policía muy desconfiada. Autorizaron la constitución de asocia-
burgueses, incluso modestos, podían en París escalar más alto
ciones con fines religiosos y morales, 75 de más está decirlo, y
de lo que hubieran logrado por otros medios. Es más o menos
también con fines de utilidad económica, erudita e incluso cul-
lo que expresa, con la lucidez del odio, Philaréte Chasles en re-
lación con un célebre trío de Sorbona, Villemain, Guizot y tura1. 76 Por medio del interés profesional o científico, un grupo
Cousin:" homogéneon podía fácilmente hacer reconocer su constitución
en reunión, sociedad o círculo (a condición, sin embargo, de
que la libertad de empresa no fuera afectada)? En cambio, la
Ninguno de los tres, pequeños plebeyos sin distinción so-
reunión de pura sociabilidad, para el ocio, la lectura y el juego,
cial (-I tenía afinidad con los salones y la vida elegantes.
encuentra en los especialistas de la policía bourboniana una hos-
Comenzaron entrando a través de obras de escuela. Se los
tilidad que prolongaba dignamente la de los tiempos napoleóni-
aceptó en casa de algunas damas, a pesar de sus actitudes
cos. Se temía que la conversación fuera política y que la práctica
descuidadas, lo que es el primer paso y la inevitable intro-
del juego con apuestas de dinero transformara el círculo en ga-
ducción para todo hombre que en Francia desee el éxito.
ritos? Por un lado, porque el juego con grandes ganancias o
Los dos mojigatos, Villemain y Cousin, pudieron desli-
ruinas súbitas era moral y socialmente nefasto. Por el otro, por-
zarse a través del colegio y la camaradería, uno, camarada
que el juego en los círculos privados podía disminuir la frecuen-
del señor de Narbonne, el otro, protegido del señor de La
tación de los establecimientos de juego abiertos y tolerados, de
Romiguiére. En cuanto al señor Guizot, a título de protes-
los cuales la policía, desde Fouché, obtenía grandes réditos, en
tante, penetró mucho más rápido y se deslizó mucho más
información y en dinero.80
fácilmente por las ranuras de esa sociabilidad de los sa-
Sin embargo, se ejercía cierta presión en favor de la constitución
lones, fuera de la cual no hay salvación: la señora de
de los círculos en virtud de que éstos podían plasmar necesidades
Rumfort —cuya sociedad incluía a la señora de Garat, la
razonables y, por lo tanto, aparentar que sólo buscaban completar,
señora Récamier, la señora de Staél y otros contemporá-
neos de moda— acogió al joven protestante. y no competir con, la vida mundana usual. Los dirigentes del
Círculo Francés escriben en 1824: "El objeto principal es formar
un lugar de reunión cómodo, agradable, donde uno esté seguro
66 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 67

de encontrarse en buena compañía, y que durante los meses de ve- juegos de comercio pronto atrajeron a un buen número
rano y de otoño ofrezca a los hombres retenidos en París un re- de abonados. Las cosas siguieron por esa vía sin interrup-
curso que allí falta por completo". En resumen, un lugar de aco- ciones hasta finales de 1821. En esa época, los abonados,
gida para hombres solos, en particular cuando los salones se a los que los empresarios a menudo habían decepcio-
cierran en beneficio de los castillos de vacaciones. La idea provenía nado, resolvieron administrarse por si mismos; trataron
de un mejor conocimiento de las costumbres de países vecinos con los empresarios, les dieron una importante indemni-
(gracias a la paz recuperada, a los viajes más frecuentes, a los con- zación, se encargaron de su mobiliario, de su alquiler y
tactos establecidos por la emigración). El primer círculo que in- de sus bienes, y finalniente ellos se convirtieron en pro-
tentó constituirse, en 1816, era un "Casino literario alemán". 8I pietarios de un establecimiento 86 que, como ya tenía tres
También los ingleses de París solicitaron en varias ocasiones el arios de existencia, les parecía estar al resguardo de la
derecho de asociarse, 82 y el Círculo de la Librería 83 no dudó en aplicación del artículo 291 del Código Penal. 87
invocar los modelos extranjeros en apoyo de su pedido:
No se necesita ser jurista para hallar que este último punto es bas-
Esta reunión [que formamos] es en todo similar a los tante engañoso. Lc> cierto es que la Restauración, que había sido,
círculos comerciales de las principales ciudades de como sabemos, relativamente liberal de 1817 a 1822, había prac-
Francia. 84 En Alemania y en Inglaterra no hay una sola ticado durante esos niismos años (sin duda, no por casualidad)
ciudad de importancia que no cuente con un Círculo, una política más tolerante respecto de los círculos, antes de volver
lugar de ocio para algunos, de oportunidades de hacer a ponerse rigurosa. Por ejemplo, en julio de 1817, se había dado
negocios paz-a otros. autorización a un Círculo de Comercio de París, 88 que agrupaba a
los más importantes hombres de negocios y banqueros de la capi-
La otra fuente de presión, más espontánea aún, provenía de in- tal y que se proponía reunirlos para hablar de negocios y para dis-
dustriales astutos 86 que percibían confusamente que, con la paz, tenderse. Laffitte era uno de sus portavoces. En 1823, sin em-
la ociosidad de una parte de las clases ricas, la intensidad nueva bargo, el prefecto de policía aprovechó un cambio de local (de la
de la vida intelectual (periódicos, libros), había, desde 1814, una calle de Richelieu a Saint-Marc) para negarse a renovar la autori-
demanda social mayor de establecimientos que fueran a la vez zación, esperando pronunciar su disolución en 1826. El carácter
cafés, gabinetes de lectura y salones de juego de lujo. El Círculo político de esa actitud es más que probable; una de las quejas que
de la Calle de Grammont, según lo que narran sus propios figura en el informe desfavorable de 1823 es que el Círculo ocu-
miembros en 1826: paba el mismo hotel que el Journal du Cammerce (y, por lo tanto, se
podía sospechar que compartía sus tendencias).
fue establecido el 15 de junio de 1819 por empresarios Más significativas son las tribulaciones de los círculos de la muy
que dieron conocimiento a la policía de su estableci- alta aristocracia ociosa que, en principio, debía estar bien en la
miento y pagaron como tal un derecho de patente. Su Corte. Una parte había formado, como sabemos, el Círculo de la
ubicación en la parte del bulevar más frecuentada, la co- Calle de Grarnmont, que vivía, desde 1821, bajo simple tolerancia.
modidad de una mesa de huéspedes, la ventaja de un Otra fracción, igualmente disting-uida, formó en 1824, en la misma
gabinete de lectura y, por último, la facilidad de jugar a calle, el Círculo llamado "Francés". 89 Se le concedió autorización
68 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN 69

con reticencias y con la prohibición no sólo de los juegos de azar, El duque de Guiche, antiguo menino del delfín, toma la
sino también de todo juego de cartas, incluidos los juegos de co. iniciativa y funda en 1828 el Círculo de la Unión. Había
mercio. El Círculo Francés insistió para salvar el whist y terminó vivido largo tiempo en Inglaterra, donde sirvió como ca-
por alegar que en el otro círculo (el Grarnmont) se lo practicaba pitán de Grammont, y había regresado imbuido de las
habitualmente. Dándose cuenta entonces de que éste no estaba en ideas de asociación. El duque se había asombrado ante el
regla, el ministro del Interior tomó cartas en el asunto en 1826y confort de los círculos ingleses y la facilidad con que to-
decidió prohibir ambos. 99 Las cosas se mantuvieron iguales hasta la dos gozaban, gracias a una participación relativamente
caída de Villéle. Hay una relación evidente (y percibida por los in- mínima, de las ventajas que sólo puede procurar la gran
teresados) entre la fase de distensión política representada por el fortuna. La época era propicia, la nobleza francesa estaba
ministerio Martignac (1828-1829) y la serie de autorizaciones otor- en la inacción, la vida no tenía objetivos, etc."
gadas a los círculos en ese período. Entre estas últimas, se destaca
la del Círculo de la Unión, que parece haber reunido los elemen- Aunque estuviera compuesto en su totalidad por aristócratas reac-
tos de los dos círculos aristocráticos más o menos rivales de 1824. 91 cionarios, un círculo no sería menos democrático. El principio ver-
El ministerio Polignac no tendrá tiempo para cambiar el curso de dadero de la aristocracia está en la "sociedad" a la antigua, que con-
los acontecimientos92 en ese ámbito tan especial, y pronto la revo- siste sólo en un salón donde un particular recibe con regularidad,
lución de 1830 consolidará la libertad. El vínculo con la política y asumiendo los gastos, a un grupo de habitués. Ese sistema re-
(en el sentido amplio del término) era claro. Al permitir la crea- quiere, en efecto, la existencia de una verdadera riqueza del dueño
ción de círculos en 1828, Carlos X, como hizo a menudo en el de casa, así como una verdadera sumisión moral (por la dependen-
transcurso de ese mismo año, cedió ante una corriente que le cia que genera la falta de reciprocidad) en los invitados. En cam-
desagradaba, y tenemos la prueba directa. El texto citado más bio, el círculo a la inglesa, donde no hay sino asociados, es una ins-
arriba de Charles Bocher sobre la creación de la Unión continúa titución igualitaria que, además, teóricamente es establecida por
así: "Una orden real era necesaria para su creación. Mi padre y gente de cierta posición, es cierto, pero no necesariamente rica.
otros tres miembros fundadores fueron los encargados de presen- Para la época, por lo tanto, es doblemente revolucionaria o, si se
tar el pedido a Carlos X, quien les respondió: 'Amigos míos, no prefiere, doblemente burguesa. Retomaremos más adelante ese
puedo negarles nada, pero lo que allí decretamos es la muerte contraste fundamental.
de la sociedad francesa'. 'El rey no se equivocaba'". Por ahora, añadiremos este episodio a la larga lista de los "ardi-
Pero no nos confundamos. El rey no acusaba a sus "amigos" des de la historia". Acabamos de ver llegar a París una institución
de preparar la caída del trono, ni la de la propiedad. La expre- nueva, moderna y progresista por su principio y por sus virtualida-
sión "sociedad francesa" no abarcaba entonces tan altos intere- des, gradas a la inconsciente devoción de los antiguos emigrados
ses. Se refería a las costumbres mundanas surgidas del Antiguo por Inglaterra. Esa Inglaterra de los arios veinte en la que no pue-
Régimen y que el círculo, importado de Inglaterra, evidente- den adivinar el próximo destino de parangón del liberalismo, esa
mente contradecía. Sin duda, los anglómanos de entonces no Inglaterra tory que les permite pensar que contrarrevolución y con-
eran necesariamente liberales. Muchos emigrados de la alta no- fort moderno formarán alianza durante largo tiempo." Carlos X
bleza se habían maravillado con la vida inglesa durante su estancia era más lúcido, pero debía ceder a su antigua complicidad.
en Londres, y eso se sabía desde hacía tiempo.
EL CíRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 71

3. Fl círculo en el interior,
bajo la Restauración: manera absolutamente contingente. ¿El interior más adelantado e in-
novador que París? El hecho es bastante inusual, por lo que me-
una institución precoz, rece que lo subrayemos. Para explicarlo, podríamos retomar, in-
de distribución significativa virtiéndolas, las razones consideradas en el caso de la capital. En
París hay bellos cafés, limpios y confortables, que alcanzan para
responder a las necesidades de los burgueses, que sólo quieren
echar un vistazo a los periódicos y jugar una partida de billar.
Por otro lado, hay también salones liberales, donde se puede en-
La historia de los círculos en los departamentos antes contrar "el partido". En cambio, en una ciudad de provincia de
de 1830, si bien menos provista de fuentes literarias, puede tra- mediocre importancia, donde normalmente el café no es más
zarse gracias a dos series de expedientes, correspondientes a ne- que un albergue sórdido y ruidoso, y donde los pocos hoteles
cesidades análogas de curiosidad e inquietud administrativas particulares no reciben en sus salones más que a amigos de un
que tuvieron el Primer Imperio (encuesta de 1811 para la aplica- monarquismo inmaculado, los burgueses tienen dos razones
ción inmediata del reciente Código Penal) y la Restauración (en convergentes para intentar asociarse entre ellos a fin de disponer
particular, después de 1820). 95 Si bien cada una de esas encues- de un lugar íntimo, confortable y, si les conviene, liberal.
tas tiene sus lagunas, constituyen una masa de documentación Estamos persuadidos de que allí reside una explicación sólida en
considerable, que no exploraremos por completo en este en- su carácter general y, cuando menos, una explicación adicional
sayo. De los textos de los arios veinte sólo extraeremos algunas para todo análisis futuro. Desconfiemos, de todos modos, de las so-
indicaciones cualitativas que contribuirán, junto con fuentes lite- luciones obtenidas por vía deductiva. La historia parte de los docu-
rarias diversas, a la presentación y el análisis del fenómeno. Pres- mentos, y la realidad compleja que transmiten enriquece todas las
taremos mayor atención a la encuesta de 1811 que, por ser la pri- razones. Al analizar la encuesta de 1811, se hace evidente que el fe-
mera, tiene la ventaja de estar más cerca de los orígenes y, por lo nómeno de la asociación de hombres formalmente constituida con
tanto, de las causas. un objetivo desinteresado es un fenómeno naciente: en algunos de-
Sólo fue conservada para, "el segundo distrito de policía" (es de- partamentos aún se lo desconoce, y los prefectos sólo pueden enu-
cir, el grupo de departamentos del sur y el este, donde el consejero merar la sociedad académica y erudita tradicional en la cabeza de
de estado Pelet de Lozére oficiaba de viceministro de la policía o distrito, si está reconstituida, o las sociedades con fines espirituales,
superprefecto). No pudimos hallarla para. el Sena, que tenía un es- también más o menos antiguas. En cuanto a las asociaciones de
tatuto aparte, ni para "el primer distrito de policía", el de Francia hombres, sólo se han de señalar "las sociedades de masones y peni-
del norte y del oeste, cuyo responsable era Réal. 96 Sin embargo, la tentes", escribe, por ejemplo, el prefecto de los Bajos Alpes. Pe-
diversidad del área comprendida entre Burdeos y Estrasburgo, nitentes y masones: también los asociamos de ese modo en 1968,
pasando por Marsella y Lyon,' permite interesantes observaciones. para dar título a nuestro primer libro sobre la sociabilidad meridio-
Hemos de notar que en 1811 una parte de la Francia provincial co- nal, y ese acercamiento, considerado estrafalario —e, incluso, para al-
noce y practica el círculo de manera más usual que la capital y que la parte gunos medios, un sacrilegio—, nos fue reprochado. Pero un texto de
de la Francia prozrincial que está más cuielantctda no parece determina,da de la época, que entonces desconocíamos, lo autoriza y, por la misma
vía, alimenta nuestras especulaciones de sociolog -ía retrospectiva.97
72 EL CíRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 73

Entre los departamentos donde existen círculos constituidos, sentido amplio, cuya realidad global se conoce intuitivamente
algunos sólo los tienen en las cabezas de distrito, que son, por lo desde hace tiempo, como lo demuestra la antítesis clásica que
general, ciudades importantes. 98 Pero no todas las ciudades pre- acabamos de mencionar.
sentan la misma situación. El círculo prospera en Burdeos y en Habría que releer toda la obra de Stendhal desde ese punto
Lyon,99 mientras todavía se lo desconoce en Tolosa y en Aix. Se de vista, pero nos conformaremos ahora con remitir a las pági-
podría formular la ley que las fuentes aquí sugieren diciendo nas de las Mémoires d'un touriste que se refieren a Nantes (tan
que las ciudades comerciales son más propicias a su aparición, comparable a Burdeos, en tantos aspectos: gran puerto impor-
mientras que las capitales del interior vinculadas a la vieja aristo- tante, negocios, capital regional, riqueza, lujo y libertad, círculos
cracia le son refractarias. La ausencia, o en todo caso la rareza, la o bellos cafés donde éstos se reúnen, "como los cafés de Italia",
discreción, el carácter tardío, de los círculos en Tolosa es un as- habría que citarlo todo). Para nuestro turista "liberal", llegar a
pecto de su aristocracia y de su absolutismo notorios. 199 Bur- Nantes, cuando se viene de Tours o de Bourges, es volver a en-
deos, una ciudad de círculos no menos importante (Stendhal contrarse con el "mundo civilizado". Las luces, por así decirlo,
describe, en sus Mémoires d'un touriste, esa especialidad de la ciu- golpean la vista, los comercios están bien iluminados: ¡qué dife-
dad: "Un comerciante, mi vecino [de diligencia], me jura que rencia con "las sucias velas que iluminan las sucias boutiques de
hay tantos clubes en Burdeos como en Ginebra") ,1O1 es típica- Tours, de Bourges, o de la mayoría de las ciudades del inte-
mente, si no totalmente, la ciudad liberal, o al menos la ciudad rior!". 194 Si ahora tenemos en cuenta los humores (no, ¡las intui-
moderna (y virtualmente liberal) 102 El paralelismo o la antítesis ciones!) stendhalianos, es porque un erudito norteamericano
entre Burdeos y Tolosa formaba parte de los prejuicios que cir- acaba de convertirlos en un principio de explicación. En efecto,
culaban durante la Restauración. Charles de Rémusat, hombre cómo no sorprenderse ante la convergencia entre lo que nos su-
refinado, cultivado y de opinión liberal, prefería Burdeos, que giere la geografía diferencial de los círculos y el audaz sistema de
hallaba "parisina", antes que Tolosa, que le parecía "rústica" o análisis de Francia recientemente propuesto por el historiador
"gascona". 193 Dejémosle a él la responsabilidad de ese juicio, estadounidense Edward Fox (Francia abierta y Francia cerrada,
fundado en criterios amalgamados de intelectualidad y política. centro y periferia, tierra y mar, tal sería, según ese observador,
Desde el punto de vista, si bien limitado y especial, de la sociabi- nuestra verdadera dualidad nacional) . 195
lidad, es ToIosa la que, por el retraso de sus círculos, se acercaría Esa geografía, como suele suceder, nos conduce a la sociolo-
un poco al modelo parisino, mientras que Burdeos sería de otro gía. En efecto, bien podemos preguntarnos si los círculos o, más
estilo. Pero ¿cómo calificarla? ¿Ginebrina? ¿Británica? generalmente, la sociabilidad masculina, no son especialmente
En efecto, también podría expresarse el mismo tipo de rela- útiles para los hombres de negocios, que hallan en la conversa-
ción diciendo que el círculo se practica en las ciudades cuyo pa- ción no sólo la distensión, sino también la ocasión de intercam-
pel en el comercio les permite conocer mejor las costumbres eu- biar información sobre los movimientos del comercio, los nego-
ropeas (precisaremos, más adelante, esta alusión geográfica), cios y el cambio. Mejor incluso: en 1829, en París, el Círculo de
mientras que los medios urbanos de la Francia terrateniente, la Librería justificará su creación afirmando: "Es una reunión fa-
aristocrática y "bien francesa" le serán refractarios, como el gran miliar en la que se solucionarán en forma amistosa los malos ne-
mundo parisino, durante algún tiempo más. El círculo es aquí gocios de esos tres comercios [librería, imprenta, papelería],
revelador de diferencias, que podemos llamar "culturales" en un cuando la buena fe de las casas perjudicadas sea evidente". 106
74 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 75

Y esto, sin duda, a causa del carácter, aún muy personal y persona- terratenientes, ociosos y cultivados, a la manera de la antigua
lizado, del crédito en la época. En 1826, en Besancon, el Círculo Francia. En esos departamentos, donde el fenómeno del círculo
del Comercio, "reunión compuesta únicamente por hombres de ya había desbordado el marco de la ciudad cabeza de distrito y
negocios, jefes de casa", recibe la autorización del ministro del existía en muchas pequeñas ciudades modestas, aún se puede in-
Interior, porque su objetivo es "acercar a los comerciantes y faci- tentar encontrar inteligibilidad por el lado de la geografía es-
litarles los medios para que se pongan de acuerdo a fin de mejo- tructural o espiritual. ¿La frecuencia del círculo en regiones de
rar el comercio del lugar". Por ello, sin duda, en 1921, el archi- "sociabilidad meridional"? Sin sorpresa, hallamos aquí el análisis
vista departamental de Doubs creerá necesario clasificar ese que hemos hecho, a lo largo de varios años, del caso del departa-
círculo en la subserie económica de la serie M, junto a la Cámara mento de Var, donde puede observarse la extrema difusión del
de Comercio. 1 °7 hábitat de tipo urbano así como la importancia correlativa de los
En una obra reciente, Jean Vidaleric ha observado el desarro- fenómenos de imitación a partir de Toulon y de Marsella. 1 "
llo de los cafés en la Francia urbana de ese período y la frecuen- Pero también hay un avance del círculo en regiones de religión
cia del nombre típico, y pronto folclórico, de "Café del Comer- reformada, 11° que remite al conocimiento positivo que se tenía
cio".'" Café del Comercio quiere decir, habida cuenta de la del modelo de Ginebra, la ciudad de los círculos por excelen-
tendencia de la lengua de la época a la abstracción, café de los cia.I 11 Hay también un avance de los países periféricos, de las
comerciantes. Si bien es cierto, como demostraremos mejor más costas de Bretaña a las fronteras del jura y del Rin, 112 que tal vez
adelante, que el café moderno, limpio y confortable de esa remita de nuevo al "fenómeno Fox", es decir al factor de cono-
época aproximadamente funciona como un círculo, aunque de cimiento del extranjero (Inglaterra y países del Rin) o (y) de la
carácter informal, estamos en realidad ante el mismo fenómeno. intensidad de la vida comercial.
En relación con los negocios, el círculo pudo ser la institución Pero no está todo dicho. Cada progreso de nuestros estudios
que comenzaba a cumplir las funciones de la todavía inexistente de historia social y cultural enriquece el tema y complica el pro-
asociación profesional. ¿Es acaso azaroso que, aunque fuera tar- blema. Lo hemos escrito a propósito de ese estudio, pero podrí-
díamente, en 1870, Fierre Larousse escribiera en el artículo "Cerclé> amos repetirlo en relación con Laval 113 y, sin duda, con la mayo-
del Grand dictionnaire universa: "Los más importantes son los de ría de las ciudades "azules" del oeste: la práctica de la sociedad
Lyon, Marsella, Burdeos y Nantes. Están compuestos por notabi- de hombres para el ocio fue precoz bajo el Imperio y la Restau-
lidades financieras y comerciales de cada una de ambas ciudades ración, pues retornaba el camino de organizaciones que habían
(sic)"? De modo que, en la Francia de los años veinte, todos los existido bajo el Antiguo Régimen.
caracteres mencionados hasta ahora: liberalismo o, al menos, sim- La pérdida de los documentos de la encuesta de 1811, proce-
patía por el progreso, conocimiento del extranjero y comercio, dente del distrito de policía del oeste y el norte, es particularmente
eran notoriamente convergentes. lamentable. Será necesario estudiar algún día, acaso en equipo,
Sin embargo, esos caracteres no daban cuenta de todo. En otras vías y otras fuentes para poder trazar el mapa de la sociabili-
muchas regiones del país se observa, desde antes de 1830,1a exis- dad del tipo del círculo en 1820, en 1810 y en 1780. Hasta tanto no
tencia de círculos en pequeñas ciudades del interior donde la
burguesía, lejos de dedicarse especialmente a los negocios, cons-
* "Azules" significa republicanas, en relación a las "blancas",
tituía una clase de profesiones liberales y de rentistas, rentistas monárquicas. [N. del T.]
76 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 77

se haya cumplido esa tarea de identificación, siguiendo las reglas sociedad de Hennebont, sin embargo, debido a la pobreza de sus
históricas, toda hipótesis de explicación que fuera más allá de las miembros, estaba sobre una pendiente que llevaba a la organiza-
grandes correlaciones primarias sugeridas aquí sería prematura. ción. Por un lado, ninguna familia era lo bastante rica como para
Sin embargo, parece, en primer lugar, que esa forma de ocio ser la anfitriona permanente, de allí la rotación y, además, los gas-
era, en ei interior y bajo la Restauración, tan vivaz, y tal vez ya tra- tos se compartían: "teníamos un abono colectivo a la Gazette de
dicional, en algunas regiones, como desconocida en otras. En se- France [...]. Dos o tres veces por año la sociedad ofrecía un baile".
gundo lugar, que tendía a expandirse, pero que aún no se había Pero, por el otro, no había reglamento ni estatutos y, sobre todo,
universalizado como rápidamente luego lo haría y, finalmente, persistían dos rasgos "informales" esenciales: sólo se reunían en do-
que estaba en la vertiente moderna de la vida social. Quedaría por micilios privados y por familias enteras, mujeres y niños incluidos.
saber, inmenso problema, qué conjunto de condiciones o de es- Ese modelo de sociabilidad, en este caso en Hennebont, apli-
tructuras predispondrían a la modernidad. Queda por demostrar, cado a nobles que admiten a algunos burgueses amigos, se re-
sobre todo —pero esta tarea será más fácil—, que durante ese produce en las pequeñas ciudades donde la elite local no incluye
tiempo, sobre la vertiente tradicional de Ia sociedad francesa, la más que burgueses. Así sucede en Brioude (Haute-Loire), según
vida burguesa se atenía aún al modelo de sociabilidad aristocrática. las Mémoires de Saint-Ferréo1: 115 hay "asambleas" semanales, por
la noche, de ocho a diez, en familia, en las casas burguesas, para
En cuanto a ésta, asunto privado por definición, se carece de ar- practicar inocentes juegos de sociedad. La cena de hombres so-
chivos, pero no de testimonios literarios, novelescos o no. En to- los no es desconocida, pero es mucho más espaciada y parece
dos los lugares donde había un pequeño centro aristocrático, in- una costumbre tomada de ia masonería.
cluso si estaba compuesto por un puñado de familias Así era la Francia profunda, de la tierra y provincial, lejana
prácticamente pobres, se había establecido una vida mundana. y apegada al pasado. Fara establecer el "brillante" contraste
Por ejemplo en Hennebont, Morbihan, seg -ún comenta jules con Ia Francia de los grandes puertos vivos que tanto agrada-
Simon. 114 Algunos nobles se instalaron allí para estar tranquilos
ban a Stendhal, podríamos decir que ésta es la Francia de Bal-
y evitar Lorient, donde la vida era más cara y predominaban los zac. En efecto, ninguna obra contiene más evocaciones de ella
marinos y funcionarios. Así se formó una "sociedad" (en sentido que Ia Comedia humana. La provincia de Balzac está plagada de
informal) de ocho a diez familias que "se reunían casi todas las "sociedades" informales, donde un anfitrión o una anfitriona
noches en casa de cada uno de los miembros, alternativamente". reciben con hábitos rigurosos, aunque tácitos, a sus amigos
Se mantenían al calor del fuego de leña, que no era caro, bebían hombres y mujeres, para la conversación, el whist o el loto, así
agua azucarada o sidra (por el mismo motivo), "conversaban, sea en Saumur en lo de Eugénie Grandet, 118 en Soulanges en
cantaban los romances de los buenos tiempos, la señora de B. to- lo de la señora Soudry, 117 o en Arcis-sur-Aube en lo del coro-
caba una sonata, jugaban una partida de backgarnmon, las niñas nel Giguet. 118 Toda esa gente es perfectamente burguesa de
jugaban a la lotería" (los niños estaban ausentes, pues estudiaban origen, pero la fortuna de los personajes balzacianos en cada
en Rennes o en París, o estaban en el ejército). Muy aristocrática caso recrea espontáneamente el rasgo aristocrático que la po-
en sus ideas (no recibía más que a nobles o, cuando mucho, a breza había eliminado de las costumbres de los hidalgüelos de
"vandeanos", pues lo esencial era no tener ni comprar bienes Hennebont: la "sociedad" se establece en casa de un anfitrión
nacionales ni haber pactado con los sacerdotes "juradores"), la que, inevitablemente, gasta para los demás y los transforma en
78 EL CÍRCULO BURGUÉS EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN 79

obligados. La señora de Soudry (antigua doméstica y heredera periódico, "juega su partido de bochas con los otros burgueses
de una castellana) de Larmor". La relación entre esos burgueses es informal, pa-
rece, pero masculina. La vida de café no está lejos, ni la vida de
se hacía adular [...] por los miembros de su sociedad círculo.
que cenaban en su casa una vez por semana, y podían Existe una clientela para la sociabilidad moderna que va a des-
tomar café y licores, cuando llegaban a la hora del pos- plegarse en Francia y que, pronto, alcanzará al pueblo. Balzac no
tre, azar bastante frecuente. En el invierno, ese salón, ignoró ese tipo de hombres. En Les paysans, la más rica de sus no-
bien calefaccionado, bien iluminado con velas, se lle- velas en descripciones paralelas de capas sociales y de marcos de
naba de los burgueses más ricos, que reembolsaban sociabilidad, aparece en el personaje del siniestro Rigout, bur-
con elogios los finos licores y los vinos exquisitos proce- gués instruido y especulador, lector de periódicos y aficionado a
dentes de la bodega de la querida ama. Los habitués y la política, pero hombre sin mujeres (su esposa está relegada al
sus esposas, beneficiarios de ese lujo, economizaban ca- hogar, como una doméstica, y sus verdaderas compañeras son
lefacción y luz. 119 sus sirvientas y concubinas sucesivas). Evidentemente, no es
cuestión de que un personaje así sea recibido en un salón, su
En Arcis-sur-Aube, cuando los Giguet inician una campaña elec- universo social (sociable) es el café. Añadamos, para recordar,
toral por la diputación, la primera reunión tiene lugar bajo la que hay un nivel más bajo aún que el verdadero pueblo campe-
forma de una velada excepcional en su salón, y cuentan firme- sino y el sórdido cabaret del Grand 1 Vert. Les paysans de Balzac,
mente con la fidelidad de lo que bien se puede llamar su clien- tan famoso como novela de la lucha de clases en el campo, me-
tela: "Si, después de haber recibido durante veinticuatro años to- recería serlo más como novela de la sociabilidad provincial bajo
das las noches a la sociedad de .Arcis-sur-Aube, nos faltaba en esa la Restauración. Retomaremos esta cuestión más adelante.
circunstancia uno solo de nuestros habitués...». 120
Así era la vida de provincia en las capas numerosas de la bur-
guesía donde la sociabilidad aún estaba moldeada por las menta-
lidades tradicionales. La palabra "salón" bien puede servir para
evocarla, con sus connotaciones de intimidad, bienestar, familias
completas y, a menudo, jerarquía.
Más abajo en la escala social se hallaban los burgueses más hu-
mildes (por ende, sin casa bien provista), más pobremente casa-
dos (por ende, sin mujer presentable en sociedad), de gustos
menos refinados, pero no obstante burgueses. El Frélaut evo-
cado por Jules Simon 121 es un "señor" y siempre está vestido como
tal, con sombrero, redingote y zapatos, mientras que su mujer es
un ama de casa en zuecos. Tiene una vaga ocupación intelectual
("las escrituras de la alcaldía") y, sobre todo, muchos entreteni-
mientos. Cuando ha pasado la mayor parte del día leyendo el
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 81

4. La multiplicación de los círculos beneficio de las que reúnen sólo a hombres (los círculos y cafés).
después de 1830 Retomaremos esta cuestión, ya mencionada, cuya importancia
puede entreverse.
Se habrá observado la alusiórr de Rémusat al "encogimiento
de algunas fortunas". Es digna de interés: efectivamente, había
que ser rico para mantener un salón, y el honor de ser un cen-
tro de sociedad se pagaba con un gasto continuo. Así, el 21 de
marzo de 1833, Montalembert escribía a Lamennais:

En París, los círculos florecerían bajo la Monarquía de Mis reuniones van viento en popa y cada día aumenta
Julio, después de haber hecho su primera aparición por obra de eI número de personas que piden asistir. Lerminier, el
Martignac. 122 En las provincias, la generalización se producirá profesor, y Victor Considérant, oficial de ingeniería y
en la misma época. Se podría hallar una suerte de evidencia en principal apóstol del fourierismo, son los últimos que
la aparición, por esos tiempos, de una práctica que conjugaba fueron recibidos. Pero voy a verme obligado a inte-
una tendencia de sentido implícitamente liberal y la satisfacción rrumpirlos porque me cuestan muy caros, por los re-
de la anglomanía. Pero, paralelamente a esas razones de política frescos, etc., y también porque creo que ya es suficiente
y de ideología, se entrevén otras, más profundas, de naturaleza por este año. 124
sociológica. ¿Puede decirse que el año 1830 dio un golpe a la an-
tig-ua sociabilidad? Charles de Rémusat lo señaló, en excelentes Montalembert no fundó un círculo, pero poco importa. Lo esen-
páginas que otros historiadores ya han utilizado: "En la disper- cial aquí es destacar que los sistemas de sociabilidad tenían im-
sión de Ia sociedad parisina que siguió a la Revolución de Julio, plicancias económicas reconocidas.
el cierre de alg-unas casas y el encogimiento de algunas fortunas Volvamos, entonces, a los círculos, ya que ahora sí están en
había dado al mundo elegante un nuevo aspecto. Se había reti- pleno auge. Los de París tuvieron su historiador, Charles Yriarte, a1
rado de los salones a los lugares públicos". 123 Lo que sigue mues- que ya hemos citado en relación con la fundación de la Unión. 125
tra que nuestro autor hacía alusión a una menor frecuentación Escribiendo hacia 1860, destaca los cinco más importantes: la
de los salones, que redundó, por compensación, en una mayor Unión, el Jockey Club y el Círculo Agrícola, así como el Círculo
concurrencia a lugares como el teatro y la ópera. Rémusat, libe- de los Ferroviarios y la Unión Artística (no nos ocuparemos
ral, pero hombre de mundo, es curiosamente miope respecto aquí de estos dos últimos, que datan del Segundo Imperio). Enu-
del fenómeno del círculo, al que no se refiere casi nunca. Sin mera alg-unos de menor importancia mundana (el Círculo de
embargo, el análisis que esboza del retroceso de los salones con- Montmartre, el Círculo de las Artes y el Círculo de los Extranjeros
duce a ello de manera muy natural, en particular cuando ob- —que se remontaba, por excepción, al tiempo del Consulado, siem-
serva, con mucha agudeza, que después de 1830, en un mundo pre con estatuto especial de garito protegido—), y luego llega a los
parisino ahora más mezclado y en el que la política y los nego- límites de la categoría, observando a propósito de lo que usual-
cios cobran un lugar cada vez mayor, las costumbres que inte- • mente se llama el "Círculo de Ajedrez": "Veinte veces organizado
gran a hombres y mujeres (los salones) van dejándose de lado en y reorganizado, este círculo no puede clasificarse entre aquellos

82 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 83

que aquí nos interesan: no hay asociación, el ajedrez es lo que re- ser los verdaderos sabios, para escuchar, los ambiciosos,
úne cada noche a las mismas personas, que no se vinculan entre para propagar su nombre, elevarse a sí mismos en un
ellas por ningún tratado ni reglamento". 126 Finalmente, concluía: pedestal y encontrar ponderadores[...], [todo tiene su
respectiva asociación] incluso las bellas artes y la demo-
Existen, además de esos círculos oficialmente reconoci- cracia [comienza aquí un parágrafo sobre las socieda-
dos, algunas otras reuniones del mismo tipo que consti- des cantoras de obreros, que dejamos de lado].
tuyen asociaciones más o menos serias. Algunos cafés
aún albergan de manera regular a sociedades que tie- No podríamos tomar al pie de la letra ese parágrafo de un perio-
nen salones aparte, a las que el público no puede entrar dista que se deja llevar por la verba, pero la idea general es inte-
Esos círculos escapan al análisis y nada aprenderíamos si resante, porque se suma a otros datos. Cuando se analiza el con-
ingresáramos en ellos. junto de las asociaciones del departamento del Sena, para las
que el Ministerio del Interior creó expedientes en los años cua-
Pero nosotros sí. Ya lo veremos más adelante. renta (y antes de 1848), 128 no puede sino sorprendernos el nú-
Por otro lado, en 1846, aparecieron en la Revue des deux Mon- mero y la heterogeneidad (desde nuestro punto de vista) de la
des dos interesantes estudios de Charles Louandré sobre la "Aso- categoría de instituciones que la administración llamaba simple-
ciación literaria y científica en Francia", en París y en las provin- mente "asociaciones de más de veinte personas". Entre ellas se
cias. 127 En París, según el Anuario de Sociedades Eruditas y hallan círculos de todos los niveles (unos quince), algunas socie-
Literarias de Achille Comte, Louandré cuenta treinta y seis, en- dades con fines benéficos o filantrópicos (tres), sociedades lite-
tre las cuales las más prestigiosas se remontan al Antiguo Régi- rarias o científicas (unas quince, entre ellas muchas sociedades
men. La mayoría, sin embargo, se debería al "impulso dado por médicas que en realidad están en los límites entre el interés cien-
1830 a todos los estudios serios". El interés que presenta ese tífico y el profesional) e incluso sociedades constituidas por perso-
artículo para nosotros lo suscita el comentario final, en el que nas del mismo oficio (una docena, algunas de las cuales incluyen
Louandré muestra, como algo evidente y sin pretensión teórica sectores populares).
aparente, que la asociación literaria y científica es el ejemplo y En resumen, el fenómeno del círculo se difunde ahora rápida-
el caso particular de un movimiento general de florecimiento mente en París. Por un lado, se acerca a la vida de café ("sociabi-
de "sociedades": lidad informal") y, por otro, a la de asociación especializada
(pero en este caso mediante procedimientos que deberemos
Escultores, arquitectos, pintores, músicos, obreros de identificar).
todos los estados, mujeres de todas las edades, aboga- Esa institución estaba tan incorporada a las costumbres o, en
dos en búsqueda de clientes, periodistas en búsqueda todo caso, al horizonte de público cultivado, que recibía desde el
de abonados, jóvenes políticos en espera de alcanzar la término de la Monarquía de Julio la consagración de la carica-
edad y la fortuna para aspirar a la diputación, masones tura o de la imitación paródica. Es Charles Yriarte 129 quien nos
de todas las regiones, escritores de todas las escuelas, enseña que "las reuniones del Jockey Club" rápidamente ha-
todos se asocian, algunos para hacer algún bien, otros cen escuela en el barrio latino, donde sociedades de estudian-
para no hacer más que ruido, los ociosos, que suelen tes alborotados se organizan con solemnidades de parodia (los
84 EL CÍRCULO BURGUÉS
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 85

"Badouillards", los "Pur-sang", los "Bousingots", etc.), mientras de algo informal preexistente. Se puede suponer entonces que
que Henri Murger, en las ScInes de la vie de Bohlme, narra, entre esos dos niveles, lo informal mal percibido y lo formal regis-
otras anécdotas graciosas, la historia de la toma de un café por un trado, evolucionan en el mismo sentido, pero lo que es impo-
grupo de habitués que se vuelve cada vez más cerrado y que juega sible saber es qué desfase en eI tiempo y qué coeficiente de
a ritualizar sus hábitos y sus gustos. 13° Todo esto es bastante claro. proporcionalidad tienen uno y otro. 132
Éxitos, contaminaciones, imitaciones, parodias... Nos queda por De modo que es muy probable que Ia práctica del círculo estu-
demostrar que en el interior, que en ese sentido no estaba atra- viera extendida. Y la geograffa-cronología de esa extensión sería,
sado, también se producía un incremento de esa tendencia. si fuera posible, muy interesante de analizar. Por ejemplo, ¿es
azaroso que en la "arcaica" región de Limousin 133 se encuentren
La Monarquía de julio no se privó de vigilar, censar, autorizar (o, círculos (al menos según los archivos) en Limoges sólo en 1844,
a veces, prohibir) las asociaciones de más de veinte personas, sin en Bellac sólo en 1853 y en Saint-junien sólo en 1872? En defini-
distinguir, ni en el interior ni en París, los círculos y otras "socie- tiva, lo que sirve como prueba principal de la rápida extensión
dades literarias" de ocio y de distensión, de aquellas dedicadas a de un fenómeno como el círculo bajo la Monarquía de julio es
una ocupación precisa, erudita, caritativa o artística. Lamenta- el hecho de que, bajo el Imperio e incluso la Restauración, parecía exclu-
blemente, los legajos de esa encuesta en la serie F7 de los Archi- sivo de algunas comarcas, mientras que en los años cuarenta había apa-
vos Nacionales 131 forman una serie incompleta, son más bien recido, sin duda, en todas las pequeñas ciudades del interior.
fragmentos. Habría que recurrir ante todo a los archivos depar- Se podría seguir reflexionando sobre el vínculo entre esa pro-
tamentales. (Observemos, al respecto, que los archivistas se mos- moción de la sociabilidad igualitaria como moda y la efervescen-
traron vacilantes entre la clasificación de los círculos en la serie M, cia política que, entre 1830 y 1834, tuvo algunos años de desplie-
policía administrativa, o en la serie T, cultura y enseñanza. Más gue libre. En efecto, ¿cómo evoluciona la sociedad francesa
adelante analizaremos precisamente su lugar en Ia cultura.) después de julio? Una burguesía rentista e intelectual, tan nume-
La tarea era muy difícil. Además del hecho de que los departa- rosa como disponible, se ve más solicitada que antes de 1830 por
mentos son numerosos, y de que las series M y T aún no cuentan el juego político y la lectura de la prensa. El comercio continúa
en todos lados con repertorios impresos, debemos hacer dos expandiéndose y activándose. Pensemos, por último, en ese otro
consideraciones menos empíricas: la ausencia de expedientes de rasgo que aún no hemos encontrado: el desarrollo lento pero se-
círculos en los archivos puede deberse tanto a falencias antiguas guro de la función pública, con funcionarios, magistrados y "em-
de conservación en los depósitos como a una inexistencia efec- pleados" más numerosos y más profesionalizados, es decir más
tiva. Y admitiendo incluso que todos los depósitos hayan estado sistemáticamente extranjeros a la localidad donde su función los
completos, la ausencia de estos expedientes nunca significará obligaba a residir.
más que la ausencia de círculos declarados; sin embargo, además Allí se halla —algunos expedientes nos ofrecen pruebas direc-
de los que estaban dotados de estatutos y de autorización, mu- tas de ello— otra razón para organizar círculos. Hombres extran-
chos grupos informales de habitués de cafés pudieron vivir dis- jeros a la pequeña ciudad, es decir extranjeros a sus "sociedades"
cretamente sin tomarse el trabajo de cumplir esos trámites. La (en el sentido antiguo), ya no inmediatamente recibidos en las
administración registra por definición la sociabilidad formal, familias. Ellos se inclinarán por frecuentar o crear un espacio de
pero lo formal, como sabemos, se desprende permanentemente ocio colectivo que sea más íntimo y confortable que el albergue.
86 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 87

Entre el salón que se entreabre un poco y el café que puede ser Deux-Sévres - Ciudad de Parthenay - Círculo Literario -
de nivel mediocre, el círculo (o el café distinguido asociado a Estatuto
un círculo informal de "la sala de atrás") responde a lo que cada
vez más se sentía como una necesidad social. Con el tiempo, Estatuto propuesto para el establecimiento de un círculo
cada cabeza de distrito administrativa tendrá su círculo, y aun más, literario en los salones del señor Dubreuil.
Afortunadamente, el expediente del Círculo Central de Fran- Señores Cartier, negociante; Chenier; Chaboceau, pro-
cia (un curioso proyecto abortado de Círculo de los Círculos) pietarios; Biget, joven, Decaix hijo, Failly André propieta-
contiene una estadística, la única que existe, al menos según lo rios; Belliard, propietario; Taffoireau, capitán; Riviére
que sabemos, para ese período, de acuerdo con la cual existían, Jules y Petit Auguste proponen el establecimiento de
al 31 de diciembre de 1843, 1.601 círculos autorizados de más de un círculo literario bajo las condiciones y con el estatuto
veinte personas, que agrupaban a 118.619 miembros, y327 auto- siguientes:
rizados de menos de veinte personas, que tendrían 3.239 miem-
bros, es decir 1.928 círculos y 121.858 miembros. 134 Además Capítulo I
—esto lo añadimos nosotros— de todos los círculos de menos de Artículo 1. La sociedad está compuesta por ciudadanos
veinte miembros que, al no necesitar autorización, no tuvieron habitantes de esta ciudad, de por lo menos 21 años de
que pedirla, y todos los grupos no declarados, y del carácter edad cumplidos y que gozan de una existencia honora-
"informal" de los cafés y otros lugares. ble y una moralidad reconocida.
En este punto, la geografía diferencial no tiene tanta importan- Artículo 2. La sociedad quedará constituida apenas el nú-
cia. Toda la fisonomía de la pequeña ciudad francesa ha cobrado mero de abonados se eleve a treinta y no supere los se-
un rasgo más (o, en todo caso, la geografía por estudiar sería la de tenta.
la pequeña ciudad, otro amplio problema) :1 el círculo forma Artículo 3. Se forma, dentro de la sociedad, una oficina
parte de las costumbres. Un diccionario cuya primera edición apa- compuesta por 11 miembros, a saben un presidente, un vi-
reció en 1854 comienza así la definición del término: cepresidente, un tesorero, un secretario y siete comisarios.
Artículo 4. La sociedad se forma por tres años, y la comi-
De ese modo se llama /ley a algunas reuniones de hom- sión no podrá ser cambiada durante ese lapso de tiempo.
bres solos, hechas a imitación de los clubes ingleses, Artículo 5. La comisión hará todos los tratos con el señor
adonde por lo general se asiste para conversar y hacer ne- Dubreuil, propietario del local donde se reunirá la socie-
gocios, y donde se paga una contribución para recibir los dad, para el abono de las gacetas y los periódicos, la de-
periódicos, y también para jugar. Se encuentra ese tipo coración y el mantenimiento de los salones puestos a dis-
de reuniones en casi tocla,s las ciudades de Francia,particu- posición de la sociedad, la calefacción, la iluminación, es
larmente en París. 136 [I 2s bastardillas son nuestras.] decir todo lo que se reconoce como necesario para las
necesidades de los integrantes de la sociedad.
Ha llegado el momento de reproducir un ejemplo muy banal de Artículo 6. La comisión deberá ejercer el control de las
estatuto, que puede servir para evocar la vida luego de la época salas, la vigilancia de los ingresos y los gastos, y la apro-
de la expansión del círculo. 157 bación de las cuentas del tesorero.
88 EL CÍRCULO BURGUÉS
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 89
Artículo 7. Cada integrante de la sociedad, al adherirse
al estatuto, deberá abonar al tesorero la suma de 25 Inmediatamente después de ese aviso, el precio del pri-
francos, como abono anual. Bajo ningún pretexto podrá mer abono anual se abonará al tesorero. El abono anual
exigirse una suma superior. se entregará en la misma época los dos años siguientes.
Artículo 8. Los fondos serán administrados exclusiva- Artículo 14. Los miembros de la sociedad se obligan a pa-
mente por la comisión, que cada ario publicará, en las gar la cotiza.ción por tres arios; sólo serán dispensados en
salas de la sociedad, el resultado de su gestión. caso de cambio de domicilio.
Artículo 9. En caso de fallecimiento o de ausencia de
uno o varios miembros de la comisión, los demás Capftulo II
miembros tendrán derecho a buscar un reemplazante, Artículo 15. Los miembros de la sociedad tendrái--1 a su
que deberá ser aceptado por mayoría absoluta. disposición dos salas que estarán siempre en buen es-
Artículo 10. Las personas que, teniendo las cualidades tado, tanto respecto de la decoración como del mante-
requeridas y mencionadas en el artículo 1, deseen ser nimiento.
aceptadas corno miembros de la sociedad, deberán ser Artículo 16. La sala grande conservará todos los acceso-
presentadas por dos miembros de la sociedad que soli- rios que se encuentran en ella actualmente para el
citarán la inscripción de los presentados en el cuadro juego de billar, y los miembros de la sociedad podrán
destinado a tal fin. Esa inscripción durará tres días. Des- recibir allí lo que deseen consumir. Se permite fumar
pués de ese plazo los miembros convocados por un en esta sala.
aviso exhibido en las salas donde se determinará el día Artículo 17. El segundo salón está especialmente desti-
de la reunión para la admisión, decidirán por mayoría nado a la lectura de los diarios y otros escritos periódi-
absoluta de los miembros presentes y por voto secreto, cos que serán recibidos por la sociedad. El salón estará
si se procederá o no a la aceptación. amoblado convenientemente para tal fin.
Artículo 11. Cada rniembro de la sociedad tendrá dere- Artículo 18. Cada año, se destinará una suma de 400 fran-
cho a presentar en la reunión a uno o varios extranje- cos a los abonos de los siguientes periódicos: Le Courrier
ros de su conocimiento. Franlais, Les Débats, La Gazette de France, Le National, Le
Artículo 12. Todo miembro de la sociedad recibido des- Cabinet de Lecture, Le Mémarial, periódico de departamento,
pués de una presentación y de conformidad con ei artí- Journal de la Vienne, La Sentinelle de l'Armée.
culo 10 deberá abonar al tesorero la suma de 25 francos, Artículo 19. Está terminantemente prohibido fumar en
en caso de que falten seis meses para terminar el año, y la sala de lectura, donde tampoco se podrá beber cer-
de 12,5 francos, en caso de que ese plazo sea menor. veza, jarabes o agua azucarada. No se podrán consumir
Artículo 13. La sociedad quedará definitivamente cons- en esta sala licores espirituosos ni vinos.
tituida apenas haya recibido el aviso de aprobación de Artículo 20. Los miembros de la sociedad que deseen di-
su estatuto por la autoridad competente. Inmediata- rigirse al salón de lectura sin comunicarse con la sala
mente se dará aviso a los firmantes y se fijará una fecha grande ingresarán por la puerta que lo comunica con el
para la apertura de los salones. jardín. La puerta de comunicación que existe entre este
último salón y la sala grande estará recubierta de matelassé
90 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CÍRCULOS DESPUÉS DE 1830 91

y cerrada herméticamente para que los lectores no pue- hasta las once de la noche, estarán perfectamente ilu-
dan quejarse del ruido ni del humo de las pipas. minadas, así como las dos entradas por el jardín.
Artículo 21. El jardín será debidamente mantenido, Artículo 29. El señor Dubreuil proveerá dos mesas de
bajo la dirección de los señores Chaboceau y Petit; los bouillote, dos mesas de boston, dos juegos de backgam-
caminos serán de arena. Se colocarán asientos cómodos y mon, un juego de ajedrez, un juego de damas y dos jue-
se construirá una nueva rampa. gos de dominó.
Artículo 22. Si bien el salón se destinará especialmente Artículo 30. Las partidas de billar se pagarán 0,05 fran-
a la lectura, los miembros de la sociedad que deseen cos.
leer los periódicos en la sala grande podrán pedirlos o Artículo 31. Las cartas prestadas a los consumidores no
tomarlos directamente. deberán pagarse. Siempre deberán estar limpias.
Artículo 23. Los miembros de la sociedad deberán res- Artículo 32. Las cartas pedidas para otras partidas se pa-
petarse mutuamente y siempre deberá observarse la garán 1 franco por juego.
más rigurosa amabilidad en las reuniones. Artículo 33. Estarán prohibidos los juegos de azar.
Artículo 24. Están prohibidos los insultos, las injurias, Artículo 34. Los firmantes se comprometen, por su ho-
las malas palabras y los gestos indecentes. Tampoco po- nor, a observar el presente reglamento.
drán mantenerse conversaciones cuyo objeto sea herir Artículo 35. La sociedad será administrada los tres prime-
el amor propio o manchar la reputación de los miem- ros arios por las personas que la proponen; el presidente,
bros de la sociedad, e incluso de personas que no for- el secretario y el tesorero serán designados por ellas.
men parte de ésta.
Artículo 25. Estas prescripciones, es de esperar, serán Artículo adicional. Tras las nuevas refacciones, se acaba
estrictamente cumplidas. de decidir que se pondrá a disposición de los miembros
Artículo 26. Sin embargo, si, contra las expectativas, al- de la sociedad otro salón independiente de los primeros.
gunos miembros se apartaran de la línea de conducta Esta sala está bien decorada y servirá también como
determinada más arriba, la comisión tendrá derecho a sala de lectura. El artículo 19 del estatuto rige para esta
llamarlos al orden una primera vez y convocar luego, sala.
en caso de reincidencia, a una reunión general para Firmado por los señores...
deliberar, de forma confidencial, sobre la inmediata ex-
pulsión de los infractores. Siguen las firmas. Encabezando los cincuenta y seis miembros
Artículo 27. Están prohibidas las discusiones políticas, y inscritos figura el subprefecto, el alcalde y el adjunto; se encuen-
queda estrictamente prohibido criticar los actos de la tran también dos magistrados, tres notarios, un abogado, dos
autoridad. médicos y tres farmacéuticos, prácticamente la totalidad de los
funcionarios nombrados en la ciudad, un comerciante y cuatro
Capítulo III "propietarios".
Artículo 28. Las dos salas estarán calefaccionadas No debemos equivocarnos y atribuir un nivel social equiva-
cuando corresponda y, desde las ocho de la mañana lente a los veinte abonados cuya profesión no se indica. Por lo
92 EL CÍRCULO BURGUÉS SEGUNDA PARTE

demás, está bastante claro que la cuota alcanza para excluir a


Los círculos
todo elemento popular. Por otro Iado, son bien conocidas las
distancias sociales vigentes bajo Luis Felipe.
Análisis de la institución
El círculo es una institución burguesa, que acaba de expandirse
en el régimen burgués por excelencia que la Monarquía de julio
ha inaugurado. Habiendo esbozado su historia, ahora nos resta in-
tentar el análisis de lo que representa, retomando los rasgos
generales ya señalados y algunos hasta ahora más furtivamente
entrevistos.
5. El lenguaje de la institución

Ya hemos dicho lo principal. El círculo como asocia-


ción "formal" se estableció lentamente, sobre todo en París, pero
el sentido moderno del término ha penetrado aún más lenta-
mente en la lexicografía oficial.
Sigámoslo en el diccionario de la Academia Francesa. En
1687, el círculo está constituido por las señoras sentadas alrede-
dor de la reina y, por extensión, "el lugar donde esa compañía
se reúne" (es decir, la Corte, un rincón de una sala en el pala-
cio, y en ninguna otra parte). En el ario VII, a la definición an-
terior el diccionario añade que el término círculo "también se
utiliza por extensión para hacer referencia a las asambleas de
hombres y mujeres que se realizan en casas de particulares para
una partida de juego". Así se registra (con un siglo de retraso)
el paso de la Corte a los salones, pero el grupo sigue siendo
mixto, episódico e "informal". La Academia se quedará con esa
acepción durante tres cuartos de siglo (pues el complemento de
1845 no admite los "círculos constitucionales" del año V sino en
un sentido histórico preciso y con una fecha determinada).
Sólo en 1878 la séptima edición añadirá una tercera acepción,
la que nos interesa y la que la vida social había hecho prevalecer
unos cincuenta años antes: "Designa también una asociación
cuyos miembros se reúnen en un local alquilado, del que com-
parten los gastos, para conversar, jugar, leer los periódicos".
Por supuesto, en esa época, Bouillet (a quien ya citamos), 138
Larousse, 133 Littré m° y, algo más tarde Hatzfeld y Darmesteter,
están al corriente de ese uso.
96 EL CÍRCULO BURGUÉS EL LENGUAJE DE LA INSTITUCIÓN 97

Además, "círculo" se ha utilizado, si bien no de inmediato, En cuanto a los círculos de provincia, ¿cómo se instituían a sí
durante mucho tiempo junto a "club" para oponer la asociación mismos? El término más frecuente es "círculo", se lo encuentra
no política a la asociación política. Club en inglés es político y en varias regiones (sin preferencia geográfica particular) y pre-
no político a la vez y, bajo Luis XVI, se tendía a adoptarlo en valecerá cada vez más en el transcurso de los reinados siguientes.
bloque también. Pero la Revolución Francesa asociaría de ma- Pero se hallan otros, cuya existencia revela rasgos de lenguaje
nera tan contundente el término "club" a la política que se ne- regionales dentro de la burguesía cultivada.
cesitaría otro término para designar el órgano de una sociabili- El término "cámara" es bastante poco usual (jura, Cótes-du-
dad neutra. Pero esa lógica no prevaleció inmediatamente. En Nord) y parece ser un arcaísmo. 143 Edmond Biré, escribiendo
efecto, ya hemos mencionado la ambigüedad de los "círculos en 1901 los recuerdos de su abuelo, burgués monárquico de
constitucionales" del ario V, 141 y aún se pueden citar otros em- Fontenay-le-Comte hacia 1830, cree tener que precisar: "Entre
pleos del término para reuniones políticas. ¿Acaso el patriota los miembros de su Cámara —así se llamaba en ese tiempo Io que
Siauve 142 no publicó bajo el Directorio una "hoja campesina, hoy llamamos 'el Círculo'— había dos o tres viejos gentileshombres
eco de los círculos patrióticos y de las reuniones teofilantrópi- con los que tenía ei honor de jugar una partida [de cartas] n . 144
cas"? También se puede leer ese título interpretando "círculos" En Rennes, una "cámara de lectura" se remontaba a 1775. 145 El
en el sentido informal de grupos o de medios. Pero, después de término sin duda se había propagado más en Francia, y en
1800, ya está todo dicho: "club" es un término político, que du- todo caso era conocido en Provenza, ya que allí se encuentran
rante largo tiempo será repulsivo. Se necesitará nada menos chambrettes (camarillas). En efecto, esos pequeños círculos po-
que la anglomanía desenfrenada de los sportsmen de 1834 para pulares, a los que hemos hecho alusión en otras obras, pare-
superar el tabú y fundar el Jockey Club, pero "jockey" fácil- cen haber sido más auténticamente llamados " chambrettes" que
mente quita al término "club" su olor a azufre... Para la asocia- "chambrées" , 146 y posiblemente " chambrettes" , es decir pequeñas
ción constituida con fines de ocio, no políticos, se imponía el chamlrres o cámaras, se refiera sobre todo a cámaras de gente de
término 'círculo". clase "pequeña" o baja (deI mismo modo que antes se llamaba
Pero más allá lie los diccionarios y de los medios parisinos ya un "petit lycée" [pequeño liceo] no a un liceo pequeño sino a la
mencionados, ¿cómo se los designaba? El uso real y, en particu- parte de un liceo a la que asistían las "clases pequeñas": pequeño
lar, el uso provincial es un poco más diverso y complejo que lo liceo, liceo de los pequeños).
que hemos sugerido hasta ahora. Alcanzarán, para demostrarlo, Casino es, sin duda, el término más usual en Alsacia y en el
los usos que aparecen en la encuesta de 1811. En el lenguaje de Franco Condado. 147 Se reconocen fácilmente el "casino", el casin
las circulares y las correspondencias administrativas, se utiliza in- o la casine de los milaneses, los venecianos, con los que Stendhal
distintamente "círculos", "reuniones" o "sociedades". Los mis- o Casanova familiarizaron a los lectores franceses, aun cuando
mos términos se emplean aquí en el sentido (formal) de asocia- no fueran especialistas en historia. El problema aparece más
ción constituida, aunque estén lejos de haber perdido su bien al encontrar ese italianismo no en las fronteras francesas
acepción informal en el lenguaje corriente. El término "asocia- con Italia (Dauphiné, Provenza), sino en las de Francia con el
ción" es poco usual, parece pertenecer aún (antes de ser adop- mundo germánico. Pero Italia del norte, después de todo, había
tado y valorizado por el socialismo en un sentido más extenso) al sido incluida por los Habsburgo en esa área germánica, y tal vez
vocabulario técnico de los juristas. Lombardía se proyectaba más fácilmente hacia Suiza, Austria, el
98 EL CfRCULO BURGUÉS EL LENGUAJE DE LA INSTITUCIÓN 99

Rin, que hacia la pobre Liguria y la lejana Provenza. En un pró- provincial arcaica, no conoce más que los estadios concéntricos
ximo capítulo nos referiremos a la especialización de este término. de su empleo informal: la elite social, el mundo, "la sociedad" o
"Salon" se emplea en el mismo sentido "formal" que "círculo", una de sus capas: "nuestro salón es el único en Saumur donde
"sociedad", "casino" o "cámara" en algunas regiones, curiosa- encontrará reunidos al alto comercio y a la nobleza, pertenece-
mente bastante circunscritas al sudoeste (Aveyron, Tarn, Tarn-et- mos a ambas sociedades de Saumur", 150 "la primera sociedad de
Garonne, Charente-Inférieure). 148 ¿Por qué esa localización? Soulanges". 151 Por último, y principalmente, hace referencia a
¿Por qué prevalece allí, y no en otras partes, ese empleo nuevo, uno de los grupos amistosos que subdividen esas capas sociales:
igualitario y colectivizado del término más típico de la sociabili- "En su casa, todas las noches, la sala se llenaba de una sociedad
dad aquí reemplazada? No lo sabemos. ¿Podríamos formular la compuesta por los más cálidos y más devotos Cruchotins del lu-
hipótesis de un vínculo con el uso bastante especial de "sala" en gar", 152 "Eugénie apareció por la noche, a la hora en que los ha-
el vocabulario arquitectónico de Aquitania?'" bitués de su círculo llegaron". 153 "El cura se sintió tan feliz de in-
Finalmente, un poco por todos lados, casi tan frecuente como troducir a ese joven en el castillo que deseaba componer una
"círculo", se halla el concepto de "sociedad literaria" (Cantal, suerte de sociedad de Véronique." 154 "Esa mujer se vio adulada
Haut-Rhin, etc.). A veces también se encuentra la expresión por las personas de su sociedad..." 155 Pero no hay organización
"círculo literario" (Alais, Gard), "cámara literaria" (Cótes-du- "formal" en el horizonte balzaciano.
Nord), "salón literario" (Rochefort, Montauban), y rara vez "ca- Así, la historia de "socidad" confirma la historia de "círculo", y
sino literario". Menos frecuentes aún, en el mismo orden de la historia del idioma, la de la realidad social: lo que constituye
ideas, la "Sociedad política y literaria" (Villeneuve d'Agen), la "Fi- aquí la modernidad es la formalización.
lología" (Périgueux) o "Ateneo" (Tarbes, Aviñón). El que asumie- Agreguemos, por otro lado, para encontrar tal vez un nuevo
ran nombres pretenciosos, no más, por otro lado, que el epíteto indicio, que los miembros de esos círculos y sociedades nunca
de literario pegado a círculo, cámara o sociedad, de ninguna ma- son calificados de colegas ni de cofrades, pero cuando no se dice
nera significa que se tratara de sociedades académicas o eruditas. "miembro", simplemente, se habla de "abonado" de un círculo,
Los estatutos y los informes muestran que una "sociedad literaria" lo que evoca muy bien la finalidad y el medio económico de la
en una ciudad pequeña o mediana del interior en esa época no es institución: es necesario pagar una cuota para poseer, disminu-
más que un círculo donde se puede leer el periódico o jugar a las yendo los gastos y en común, un local iluminado y calefaccio-
cartas. Sin embargo, la pretensión "literaria" amerita algunas refle- nado adonde llegan los periódicos. 156 "Cofrade" puede haber
xiones, que apuntaremos más adelante en el marco del análisis sido un término anticuado o clerical. "Hermanos y amigos", sos-
general de la relación del círculo con la cultura. pechoso. "Abonado" es un término más nuevo, sin duda frío y ju-
Nos faltaría ahora referirnos al término "sociedad", pero su rídico, pero por eso mismo muy moderno. Aquí también el voca-
historia es más compleja y más clásica a la vez. Los diccionarios bulario nos remite al corazón de los hechos. ¿Un círculo
han sabido trazarla. Observemos que el empleo de "asociación compuesto de abonados no está en relación con cierta colectivi-
organizada" como sinónimo de "círculo" —luego separado de él zación de la vida? De este modo, nuevamente, el lenguaje nos
por una evolución diferente que analizaremos más adelante— es en conduce a la realidad.
el siglo XIX un empleo, si no reciente, al menos no completa-
mente generalizado. Balzac, por ejemplo, testigo de la sociabilidad
LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN 101

6. La modernidad de la institución: Ya puede verse adónde queremos llegar. Es el mismo movi-


el café-círculo y la reunión entre miento de reproducción, a través de lo comercial o de lo para-
comercial colectivo, de una práctica social que antel era pri-
hombres vada, en materia de ocio, de lectura de periódicos o de juego
de billar, el que genera el paso —o la tendencia al paso-- del sa-
lón al círculo. Ese gran hecho de civilización tiene una fecha
precisa, en lo esencial y para la masa o la media de los casos: los
días posteriores a la gran Revolución.
No sorprende entonces que los círculos hayan tendido a reu-
El círculo es moderno, y lo es porque participa de nir a los hombres que, con o sin conciencia política, con o sin
cierta colectivización de la vida. Si bien este término puede pare- ideología consciente de progreso, tenían al menos el sentido de
cer paradójico en el límite del siglo del liberalismo, tal vez deba la innovación, es decir en materia de vida material, de confort.
tenerse en cuenta que la colectivización de ciertas prácticas so- Tal vez no sea sólo por azar que el primer farol que se colocó en
ciales no está necesariamente vinculada al socialismo. ¿Acaso el las calles de Périgueux, hacia 1808 o 1809, haya sido en la calle
comercio libre no colectivizó, primero, a su manera? Explique- de la misericordia, en la puerta de la sede de "La Phiiologie". 159
mos un poco, razonando sobre datos concretos y por analogía. Se puede suponer que la elite burguesa de la ciudad, que se reu,
Al comienzo de su esbozo, pintoresco pero también sugestivo, nía en ese círculo, tenía alguna influencia en el concejo munici-
del Mangeur du XIXImesik/e, 157 jean-Paul Atan nos recordó que los pal y se hacía servir primera. No retrocedamos ante el juego de
buenos restaurantes de París databan de los días que siguieron a la palabras, que es casi inevitable, e incluso significativo: eran los
Revolución. ¿Y gracias a quién? Con frecuencia, gracias a antiguos hombres de las luces... como Stendhal, que admiraba la ciudad
chefs de grandes casas aristocráticas que, privados de empleo por de Nantes por ser más luminosa que Bourges.
la emigración o la ruina de sus amos, ahora dedicaban su talento Ahora podemos reunir algunos de los rasgos ya indicados, y
al público de la clase media triunfante. Siempre hubo hoteles, que apuntan en el mismo sentido. La vida de círculo se opone a la
pero la gran gastronomía es tm hecho nuevo. Reservada hasta ese vida de salón como una práctica más bien burguesa a una más bien
momento a los grandes en sus hoteles particulares, se vuelve acce- aristocrática, como una práctica nueva a una tradiáonal, como una
sible a los ricos en comercios públicos. Este esquema de J.-R Aran práctica considerada importada (de Inglaterra) a una considerada na-
puede soportar todas las excepciones que se desee, pero indica cional (vieja Francia), como una prá ctica igualitaria a una que implica
una tendencia que creemos poco objetable. una jerarquía.
Pues hay otros casos. ¿Qué significa la generalización de los Sin duda, cuando decirnos "igualitaria" reconocemos que es
ómnibus, a partir de su aparición en Nantes en 1825 (siempre cierto en una primera aproximación y por contraste con la
los puertos a la vanguardia), y luego en París en 1826, 158 si no desigualdad fundamental de la "sociedad" de salón. Es menos
poner a disposición de la clase media, a través del comercio, una cierto en términos absolutos, ya que en toda asociación hay
práctica social (circular por la ciudad en automóvil) que una re- miembros más activos que otros, y algunos a veces son oficiosa-
ducida elite antes acaparaba bajo la forma privada del coche mente o incluso estatutariamente privilegiados ("miembros ho-
del amo? norarios"). Pero dejemos este punto importante para analizarlo
102 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN 103

junto con la sociabilidad popular, con la que se relacionará Sin duda, no es novedad que la civilización "burguesa" del si-
más profundamente. Para la presente demostración, un análisis glo XIX era profundamente "rnasculinista". Pero tal vez faltaría
aproximado será suficiente. agregar que la extrema divergencia cultural entre los sexos había
Sin embargo, aún no hemos agotado del todo el contenido de suscitado, adaptado o promovido naturalmente una estructura
la modernidad; nos falta mencionar aquello que resulta, tal vez, de sociabilidad conforme a ese carácter.
más sorprendente (y sin duda típicamente burgués): el círculo se La vinculación (entre divergencia de sexos y progreso del
opone al salón como una sociabilidad puramente masculina a una que círculo) era percibida, por otra parte, en ambos sexos. Para la ma-
incluye a hombres y mujeres. yoría de los moralistas conservadores, 1 " parecidos en este punto a
Podríamos preguntarnos incluso si la expresión tan conocida y la heroína de Baudelaire, la moda de los círculos causaba la separa-
gastada de "la vieja galantería francesa" no habrá nacido alrede- ción de los esposos. Podemos preguntarnos —pregunta más sutil,
dor de 1830 para condenar o al menos lamentar la irrupción de pero también, posiblemente, más relacionada con la verdad— si, por
una nueva sociabilidad anglómana en la que la "galantería" se re- el contrario, la moda de los círculos no era más bien la consecuen-
traía y permanecía en el hogar, ya que la mujer estaba excluida. cia de la victoria de un sistema social que conllevaba la separación
En ese ámbito delicado pero sensible, los testimonios se acu- (al menos moral y cultural) de los esposos. Pues, así como había
mulan: "Cuando en su Correspondance, Grimm se quejó de la que ser rico para mantener un salón, también había que ser rico
irrupción de la anglomanía en Francia, citó sobre todo la fasti- para dar a las hijas una educación tan completa como a los hijos.
diosa introducción de los Clubes, que se llamaban Círculos, y el Ése era el caso de los antiguos nobles y las antiguas elites, de la "So-
. 160
consecuente aislamiento en el que se dejó a las mujeres" ciedad". El auge de los burgueses, en cambio, en esa época suele
Veamos un personaje femenino de Balzac: "Vivía mucho a la implicar el auge de las familias que construyen su fortuna y que,
vieja usanza inglesa, en su interior". Se trata de la esposa del co- para construirla lo más rápido posible, educan primero a los hijos.
ronel Franchessini, miembro del Jockey Club, expresamente Esa desigualdad intelectual entre hermano y hermana se reprodu-
caricaturizado como tal por el novelista. 161 cirá entre los cónyuges. Como señala Charles de Rémusat en el pa-
Baudelaire, al describir, en Farfarlo (1847), a una mujer de saje citado,'" donde observa los cambios de costumbres de 1830, se
mundo abandonada por su marido, un aristócrata ocioso, la hace trataba de un mundo más mezclado, donde aparecen parejas en las
hablar así: "Tuvo amigos... Después de los amigos, vinieron los ca- que la mujer es poco cultivada. Desde entonces, la vida mundana
ballos y los juegos... la vida inglesa —esa muerte del corazón—, la antigua se retrae, y la sociabilidad nueva, la de los hombres solos, es
162 alentada ipso facto: "Ministros que se entendían de maravillas tenían
vida de los clubes y de los círculos, lo absorbió por completo".
Ni siquiera nos falta la excepción que confirma la regla: de los mujeres que no hablaban el mismo idioma. Thiers se parecía más a
cuatro círculos de Lyon censados en la encuesta de 1811, uno solo Broglie que la señora Thiers a la señora Broglie, y Guizot se enten-
es señalado como compuesto, excepcionalmente, por "hombres y día mejor con Persil que lo que la señora de Guizot podría haberse
mujeres". Era el Círculo Bellecour, cuyo prefecto observaba preci- entendido con la señora de Persil". Los Broglie eran gente de
samente que estaba "casi totalmente compuesto por viejos no- mundo (la duquesa, como bien se sabe, era la hija de la señora de
bles que buscaban en sus reuniones divertimentos de sociedad". Staél), y los Thiers, burgueses recientes; allí reside toda explicación.
El noble aquí, ¿por economía tal vez?, imitaba al burgués, pero Hecha esta salvedad sobre la historia de la condición feme-
conservando al menos su propia ética, galante a la francesa. nina, veamos sus consecuencias en ámbitos menos graves, por
104 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN 105

cierto, pero también menos estudiados. Otro pesimista, el doc- picantes y el tabaco, ei caballo es una prueba más. El interés por
tor Véron, observaba lo siguiente: "Los Círculos, los Clubes, que los deportes ecuestres es un aspecto social contemporáneo del
se multiplican día a día, nos alejan de la sociedad de las mujeres, auge del círculo y vinculado a él. Luego vendría el interés por el
nos salimos de su intimidad suave y delicada. Estár'i obligadas a deporte en general. Si se supone que el gusto por los ejercicios
adaptarse al descaro de nuestros hábitos, de nuestras costumbres, ffsicos existía en razón inversa al gusto por los libros, se com-
incluso al humo narcótico de nuestros cigarros". 165 prende mejor la tendencia persistente de los escritores, los
Esta última observación recuerda, efectivamente, uno de los "pensadores" y los hombres de cultura a despreciar el círculo,
aspectos menores pero no desdeñables del contraste: la moda en el que ven la institución favorita del "sportsman". El Jockey
del círculo sin duda acompañó también la difusión del uso del Club en particular tenía muy mala prensa entre la gente culti-
tabaco en las clases superiores y medias de la sociedad, lo que vada. Podríamos citar una vez más a Rémusat, de quien abun-
constituyó, como se sabe, un cambio en las costumbres típicas de dan comentarios de este tipo, pero se nos objetaría que la hos-
la época. Considerado vulgar al principio, el tabaco no se fuma tilidad de ese liberal intransigente podría estar influida por el
delante de las mujeres. Excluido del salón, salvo durante la carácter políticamente antipático que encontraba en el Jockey,
pausa masculina en el salón fumador al terminar la cena, es un donde se reunían hombres de negocios, legitimistas y orleanistas
atributo del círculo del que el fumadero es una de las funciones inclinados a la derecha. 168
específicas, a veces explicitada en los estatutos. Lo vimos en los Balzac, en cambio, que no podía tener ninguna disposición de
estatutos de Parthenay y lo veremos más tarde en el retrato del esa índole, muy por el contrario, era hostil al Jockey Club por puro
señor Barnatabois que realiza Víctor Hugo. Veamos ahora una apego a la intelectualidad de tradición. En el Député d'Arcis169 traza
definición más concentrada de un círculo, muy fácil de recono- un retrato particularmente cruel del coronel Franchessini, club-
cer, aunque el término no figure: "En una sala de hombres, es man típico y asumido como tal. Se supone que el coronel tiene una
decir un fumadero vecino a un elegante garito, cuatro hombres oficina-biblioteca pero, "siendo un sportsman desenfrenado y uno
filmaban y bebían". 166 de los miembros más activos del Jockey Club, el coronel ha dejado
Quien dice sin mujeres dice sin fastidios, aunque ello no siem- ingresar poco a poco en ese supuesto santuario del trabajo y la
pre sea descrito como algo negativo: "En el Círculo, se puede ce- ciencia a su fumadero, su sala de armas y su talabartería". La des-
nar bastante bien por cinco francos... Están todos los periódicos cripción enumera: pipas, armas, fustas, estribos, guantes de armas,
del mundo. Uno va y viene sin preocuparse por nada, se sienta, guantes de box. Recorre los periódicos políticos, pero en realidad
se recuesta, con sombrero, sin sombrero, son las costumbres de no lee más que el Journal des Miras: "[Su] existencia [está] profun-
Londres calcadas en suelo francés". 167 damente dedicada al culto del ejercicio muscular y de la ciencia hí-
Pero es fácil y frecuente ver el lado negativo de los nuevos há- pica...". Si bien con más argumentos, esa también es la postura de
bitos. Se entiende que —completemos la antítesis esbozada más los pensadores de izquierda. Antes de escribir, en la misma época
arriba— el círculo connotaba grosería, al menos relativa, y el sa- (1847), su Prefacio a la Revolution franlaise, Michelet visita el
lón, en cambio, cortesía, refinamiento y cultura. Era un lugar Campo de Marte, "único rnonumento que ha dejado la Revolu-
común en el siglo XIX admitir que "entre hombres" se hablaba ción", para evocar su espíritu. Pero halla una planicie vacía, donde
de caballos y de mujeres, mientras que, en presencia de mujeres, ei deporte parece haber destronado la historia: "Sí, aunque una ge-
se cultivaba la literatura y la galantería. Después de los chistes neración olvidadiza se atreva a tomar este lugar como teatro para
106 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN 107

sus vanos divenimentos, imitados del extranjero, aunque el caballo tomar como lugar de reunión un gabinete literario, un café o
inglés trote insolentemente por esta planicie... grandes aires la reco- cualquier otro lugar público, pero creyeron que era digno de su
rren..." [las bastardillas son nuestras]. Debemos reconocer, para ser profesión tener para ellos un local amplio y adecuadamente dis-
justos, que de todos modos se podía ser un dubman y un hombre puesto".''
cultivado. En Les francais peints par eux-mér nes, es un miembro del Sin embargo, se comprobó que, en muchas localidades, el
Jockey Club, Rodolphe d'Ornano, quien redacta el retrato del café y, en general, el despacho de bebidas, funcionaba mucho
spartsman, en el que se burla con mucha habilidad de la angloma- más con una clientela de habitués que con lo que los profesiona-
nía y la exclusiva pasión por el caballo y el deporte ecuestre. les llaman los "clientes de paso". La diferencia —como ya hemos
Para concluir, abordemos este punto: reflejo modesto de una dicho e incluso repetido— entre el grupo de habitués de un café
gran revolución social, el auge del círculo, que se hace más o y el grupo de abonados de un círculo no es más que la que hay
menos a expensas de la vida, bastante antitética, del salón, está entre lo "informal" y lo "formal".
vinculado a muchos otros cambios de las costumbres. Se trata de Mencionaremos un ejemplo más, entre otros miles. Un héroe
una discreta revolución de las mentalidades y de la vida coti- de Balzac, en París, calle Coq Saint-Honoré, se refiere al Café
diana. Pero ¿era sólo el círculo el portador de esa moderniza- des Arts: "Dos o tres veces por semana, voy a pasar una tarde en
ción de la vida? ese café, me encuentro con varios amigos. Nos juntamos en un
No totalmente, y ello es lo que nos queda por precisar colo- rincón y conversamos, es nuestro pequeño club". 172
cando de nuevo, y esta vez de manera categórica, al círculo en En ambos casos, las analogías son mucho más numerosas que
relación con el café. los contrastes. En el café, como en el círculo, se lee el periódico,
se juega a las cartas, al billar, al dominó, se bebe y se fuma. Hacia
La oposición entre el carácter comercial, público y abierto de un 1840 se conoció una diferencia de principio —que no duraría—
café y el carácter no lucrativo, privado y cerrado de una asociación entre el café en el que no se fumaba y el cafetín, que era, propia-
resulta evidente. Por eso, cuando se puede optar entre ambos, el mente hablando, un café donde se fumaba. 173
círculo se considera más honorable: Además, se está entre hombres; en este caso también, hay miles
de testimonios. Citemos al azar: "Dos cosas aislaron, en todos lados,
Tu círculo de amigos —escribe un sabio burgués de Re- al hombre de la mujer, incluso por las noches, es decir cuando los
nania a su joven hijo- 17° me causa mejor impresión negocios dejan respirar: el café y el gabinete de lectura". 174
que el café, puedes creerme. Los jóvenes a quienes Se está entre hombres del mismo medio, y especialmente de
agrada ese tipo de reuniones son necesariamente per- medios que disponen de tiempo libre: "[...] los cafés son, en las
sonas cultivadas, y tienen mejor conciencia de su valor pequeñas ciudades, los lugares de encuentro de ociosos, de clé-
en calidad de futuros ciudadanos eminentes que los rigos, de escribanos y de alguaciles judiciales, los doctores y los
que dedican su honor a afirmar su vulgaridad. [Es decir, abogados del pueblo". 175
suponemos, fumar pipa y beber cerveza.] Y cuando una ciudad es lo suficientemente importante como
para tener "medios para el ocio" numerosos y diferenciados, los
Del mismo modo, en París, en 1829, los libreros asociados escri- cafés se especializan espontáneamente para adaptarse. El comer-
bían: "Los miembros del Círculo de la Librería habrían podido cio ha inventado cafés militares mucho antes de que el ejército
108 EL CÍRCULO BURGUÉS LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN Kg

se ocupe de crear círculos militares o g-uarniciones. Antes de 1830, puede ser recibido sólo después de haber sido presentado y de ha-
en esos cafés los militares encontraban los periódicos liberales ber contribuido con los gastos, limitados éstos al alquiler, el mobi-
prohibidos en los cuarteles. 176 liario, la iluminación, la calefacción y el abono de los periódicos.
Para darse una idea del grado de intimidad y de exclusivismo Esas combinaciones podían fracasar y se podía retroceder del
que podía tener un establecimiento en principio público (un al- "café exclusivo" al simple "café". En la misma época, el prefecto
bergue, en este caso), pero dedicado a una clientela especial, al- de Dordoña informa:
canza con leer en las Mémoires de Charles de Rénmsat las bellas
páginas donde narra 177 su entrada fortuita al Albergue de la No hay ninguna asociación en el departamento más
Pyramide que, en Limoges, servía como parada para los viajan- que la que se conoce en Périgueux con el nombre de
tes. La certeza de estar entre gente como uno era tal que se decla- "Filología", pero no es realmente una asociación. Es un
maba contra Villéle (en 1824) con la mayor libertad de expresión, café público, cuyo propietario paga la patente y donde
y se le preguntaba a un sorprendido Rémusat si viajaba por el hie- sólo se leen las gacetas. En principio, sólo se admitían
rro o por el algodón... De modo que tampoco llama la atención abonados, pero hoy ese establecimiento no tiene nin-
que sea tan sencilla la transición de la frecuentación colectiva usual gún rasgo que lo diferencie de los demás cafés. 186
de un café a la constitución de un círculo.
Puede suceder que el dueño de un café quiera formar un En efecto, sólo los círculos de los medios más pudientes de las
círculo para intentar disimular actividades que exceden el grandes ciudades podían disponer de un local que les pertene-
marco de lo moral, como ese famoso jugador de billar, verda- ciera por completo. Para el círculo de la pequeña ciudad e in-
dero profesional avant la lettre, que vivía ganando dinero de los cluso algunos de las grandes ciudades, 181 era más práctico ane-
jug-adores aficionados en partidas con apuestas, y que habría xarse al café. Sin embargo, la solución del café "exclusivo" que,
querido transformar su café en un inocente "Círculo Literario aplicada plenamente, llegaba a transformar al cafetero, de co-
de los Extranjeros", cuya gerente sería su mujer. 178 Pero el cam- merciante que era, en una suerte de doméstico del grupo, no
bio suele estar mejor motivado, y la iniciativa proviene tanto de podía dejar de suscitarle inconvenientes morales y financie-
los futuros abonados del círculo como del futuro gerente. Lo he- ros. 182 Conocemos la solución intermedia que debía prevalecer
mos visto en París, en relación con los orígenes del Círculo de la y que, desde los años cuarenta, parece haber sido la más utili-
calle de Grammont. Es más notable aún en el interior, donde pa- zada: el cafetero se establece con suficiente amplitud como
rece que la manera principal de constituir un círculo ha sido para tener a la vez salas de acceso fácil donde recibir a los
simplemente asegurarse la exclusividad de un café. En 1811, en clientes de paso, y salas traseras para "reuniones de socieda-
Saint-Hippolyte (Gard), 178 hay varias sociedades. Una es "reli- des", e incluso salones en un primer piso, que alquila exclusiva-
giosa" y tiene por objeto el ejercicio del protestantismo, "todas mente a un círculo. Péro la misma bodega alimenta el despa-
las demás son círculos o cafés exclusivos, donde no se hace nada cho de bebidas públicas y las salas de los círculos o sociedades,
más que lo que se hace en los establecimientos de esa naturaleza y el mismo hombres es, a la vez, cafetero en la planta baja y
que están abiertos al público". conserje-mozo del círculo en el primer piso.
El prefecto explica que no hay reglamento escrito, sino sola- Entre miles de ejemplos posibles, ésta es una perfecta formu-
mente acuerdos de palabra que establecen que un miembro lación de época de la asociación café-círculo. Viene de Epinal,
110 EL CIRCULO BURGUÉS LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN 111

Vosges, donde se funda el Círculo del Comercio: "Una reunión de Mientras que el salón y el círculo forman un par antitético, el
hombres amigos del orden y las leyes tiene el proyecto de realizar círculo y el café son, muy por el contrario, elementos diferenciados
sesiones en el establecimiento del señor Lambinet, cafetero de de una misma realidad global.
Epinal, para leer las gacetas, cuya lista ha confeccionado". 183 Para ser del todo rigurosos, en lugar de titular este estudio "El
Nos faltaría abordar la historia de los cafés, pero es bastante clá- círculo", tendríamos que haber hablado, aun corriendo el riesgo
sica.'" Además, nos conduciría a un problema ya mencionado: en de impresionar por lo insólito, de "café-círculo" o de "círculo-
virtud de qué ley, si es que la hubo, la sociabilidad burguesa mascu- café", o incluso inventar (o tomar de la etnología) 186 una noción
lina se estableció aquí en el marco informal de la vida de café y allí en más general que pudo servirles como denominador común.
el marco formalizado del círculo. Ya hemos sugerido que lo más pro- A pesar de todo, lo importante era establecer que, en cierto mo-
bable fuera que, allí donde existían cafés bastante confortables, la mento de nuestra historia, en determinada etapa de la sociedad fran-
vida de círculo se viera como menos necesaria y que, en cambio, en cesa, la modernización de la sociabilidad pasó por él, o por ellos.
las pequeñas ciudades donde no existían más que lugares públicos Al concluir este capítulo, tendríamos que justificarnos frente a
poco confortables y vulgares, como los albergues de carreteros o los un posible reproche, e incluso probable: ¿cómo hemos podido ca-
cabarets de campesinos y trabajadores, la burguesía sintiera antes la lificar aquí, grosso modo, de progresista un cambio de costumbres
necesidad de buscarse un lugar de reunión en el piso superior del al- caracterizado en particular por una mayor separación entre los se-
bergue, o incluso en una sala especialmente alquilada en una casa xos, cuando esa separación implicaba más bien una ventaja para
cualquiera. Ésa podría ser una de las razones de la anticipación algo los hombres en detrimento de las mujeres?
sorprendente del interior respecto de París en la multiplicación de A esto respondemos que no hay que juzgar las cosas ni a las perso-
los círculos. nas del siglo XIX en función de un criterio único, por más impor-
En las Mémoires d'un touriste, 185 Stendhal, en Grasse en 1847, escri- tante que sea. Esa contradicción, esa regresión parcial, si se quiere,
bía lo siguiente: "Veo que esta ciudad está llena de círculos, lo que, no impide que, en su conjunto, el progreso humano (que hoy se tra-
en el plano moral, la vuelve muy desagradable para un extranjero. duce, entre otras cosas, en la conquista de la igualdad por las muje-
No tiene ni un solo café limpio y me es muy difícil encontrar la res) haya sido mejor servido por el ascenso de la burguesía liberal
manera de leer el último número de los Débats". que por el mantenimiento del Antiguo Régimen. Toda la historia
Sospechamos que se había establecido una relación de causalidad comparada de las naciones así lo demuestra.
recíproca: la falta de confort de los cafés llevaba a la burguesía a crear El hecho de que ese progreso haya sido en cierta medida defec-
círculos, pero la ausencia de una demanda burguesa permanente im- tuoso no significa que no haya existido como tal. Sí, el liberalismo
pedía que el café se convirtiera en un espacio confortable. Por su- en su progreso caótico promovió primero al hombre y después a la
puesto, más adelante otros factores pudieron intervenir en favor de mujer. Pero ¿acaso esa desventaja femenina no venía de un pasado
los círculos, como la moda o, incluso, en los medios liberales más más lejano?
avanzados, el deseo de tener conversaciones políticas sin tapujos. Por lo demás, el objeto de nuestro estudio no es una reflexión
Pero, para lo que aquí nos interesa, las leyes de sustitución del café por general sobre la libertad, sino el análisis de uno de sus procesos,
el círculo, del eventual regreso del primero en detrimento del segundo, o de un análisis, como todos, previo a la síntesis.
la elección entre ambas fórmulas, son menos importantes que el hecho clave
de su parentesco e incluso su parcial confusión.
LA PLASTICIDAD DE LA INSTITUCIÓN 113

7. La plasticidad de la institución: Para dar cuenta de esas confusiones e intentar desentrañarlas


podemos distinguir tres casos diferentes.
círculos y sociedades
1) Si, originariamente, tiene en forma espontánea cierta homo-
especializadas geneidad de reclutamiento, un círculo puede evolucionar con bas-
tante naturalidad hacia el papel de sociedad corporativapara la profe-
sión a 1a que pertenecen sus miembros.
Ya hemos visto círculos de comerciantes que asumen un papel
extraoficial o implícito de bolsa de comercio. No retomaremos
este aspecto. También nos hemos preguntado, en parte espontá-
Acabamos de presentar la idea de que la moderniza- neamente y en parte después de haber leído la tesis de Jacques
ción de la sociabilidad pasaba por el círculo. Encontraremos más Léonard sobre los Médecins de l'Ouest, 187 si las sociedades médicas
pruebas cuando hayamos observado que éste no es ajeno a ese de las grandes ciudades o de los departamentos, o distritos, que
otro aspecto de la modernidad que es la multiplicación de las florecen bajo Luis Felipe, no corresponden, en parte, a un pro-
asociaciones dedicadas a un fin especial. ceso análogo. Por cierto, las más numerosas se crean después de
Hemos visto que las autoridades administrativas de la pri- 1833, a instancias de la Asociación de los Médicos de París (presi-
mera mitad del siglo XIX aún no habían elaborado una clasifi- dida por Orfila) y en vistas del primer Congreso Nacional de Me-
cación muy rigurosa de las asociaciones y que censaban a las dicina, realizado en 1845 en la capital. Pero varias existían antes
sociedades eruditas, las de interés profesional, etc., junto con de 1833, e incluso antes de 1830. Jaques Léonard piensa que, en
nuestros círculos y con las sociedades de ocio y de diverti- la generalidad de los casos, esas sociedades de medicina resulta-
mento. La diferencia de funciones nunca es absoluta, la sepa- ban de la toma de autonomía de la sección médica de las socieda-
ración nunca es completa, entre el fin oficial de una asocia- des académicas (precursorarnente pluridisciplinarias) que las vie-
ción y la función difusa de sociabilidad. El erudito de jas capitales de provincia en general tenían. Pero ello no puede
provincia que va a la sesión de su "sociedad de anticuarios" explicarlo todo, ya que, en Nantes por ejemplo, se ve que, en
bien puede estar más motivado por el placer familiar de en- 1835, se negocia una fusión entre la sección de medicina de la so-
contrar cofrades que por la atracción de la disertación arqueo- ciedad académica y cierto círculo médico que existía desde los
lógica que figura esa noche en el programa. Lo mismo ocurre años veinte. ¿Qué era, en el origen, un círculo médico? ¿Por qué
en todas las épocas. no una institución de encuentro y de divertimento amistoso de
Pero, para atenernos a la época que estudiamos, naturalmente los miembros de las profesiones médicas? ¿Cuándo la nobleza y la
debemos examinar de manera más sistemática la relación de los burguesía monárquica, cuándo el mundo de negocios, los aboga-
círculos con las sociedades especializadas. Recordemos que, dos, o los ex oficiales tienen su círculo, por qué no lo tienen los
cuando las palabras "círculo" y "sociedad" perdieron definitiva- demás medios o capas? Todo se encadena, entonces: cuando un
mente su sentido arcaico de grupos informales, "círculo" quedó re- grupo de amigos del mismo oficio conversa, termina hablando de
servada a las asociaciones constituidas para el ocio (sociedades de su oficio, y cuando habla de su oficio, termina hablando de los estu-
divertimentos) y "sociedad", a todas las demás, desde la sociedad dios y de la defensa del oficio, si aún no existe ninguna otra institu-
erudita hasta la comercial. ción con ese fin. Pero no insistiremos más, ya que lo verosímil a
114 EL CÍRCULO BURGUÉS LA PLASTICIDAD DE LA INSTITUCIÓN 115

veces no es la verdad. En la historia, Io verdadero no sale sino de los "todas las noches, el Círculo de la Sociedad, para los comer-
documentos, y los que tenemos son demasiado escasos y fugitivos. ciantes y los negociantes extranjeros". 19°
Como suele decirse, aún queda mucho por hacen Este fenómeno era perceptible ya en 1830: el Círculo de las Artes,
2) Un segundo tipo de vínculo, aunque sea más inesperado, ha por ejemplo, era a la vez una sociedad de accionarios del Mémorial
sido comprobado sin lugar a dudas. Es lo que llamaríamos la universek Journal du Cercle dcs Arts, y un club de debates y diverti-
simbiosis sociedad-círculo. mento. La asociación se presentaba así: "La sodedad es comandita-
Está claro que, en el siglo XIX, a menudo se consideró necesa- ria; se ha formado por treinta arios, bajo la razón social Huard et
rio mejorar la vida de alguna sociedad especializada creando cerca Compagnie, y bajo la calificación de Círculo de las Artes". 191
de ella o dentro de ella una institución de relaciones sociales en- Este fenómeno durará y se extenderá. Otra tesis reciente, la
tre sus miembros, es decir un círculo. Charles Yriarte 188 demos- de Jacques Valette, 192 nos muestra una sociedad, esta vez de
tró el fenómeno en relación, primero, con d más célebre de esos agricultura cooperativa, la Unión Agrícola de Saint-Denis du
círculos, el Jockey Club, cuyo nombre oficial es "Círculo de Fo- Sig (Argelia), que se preocupa por dotarse de su propio club
mento para el Mejoramiento de las Razas de Caballos en Francia" de divertimentos:
y que, lejos de confundirse con la Sociedad del mismo nombre, es,
según su expresión, "su corolario". Varios aficionados se reunie- 1 9 de marzo de 1850 — Por segunda vez, en el informe de
ron en la "Sociedad de Fomento..." para seguir y luego organizar la noche, se trata el establecimiento de un café con salo-
carreras de caballos, y las mismas personas hicieron de este círculo nes de juegos y gabinete de lectura. La apertura de esta-
su propio espacio común. Esto no es una fantasía aislada. El blecimientos similares, que podrían combinarse con otros
mismo autor da otros ejemplos: el Círculo Agrícola, fundado en medios recreativos, corno tiro al arco, etc., llenada un va-
1836, habría mantenido originariamente el mismo tipo de relacio- cío y retendría en la Unión a muchos colonos que, a falta
nes (filiación y complementariedad) con el Comicio Central de algo mejor, se ven limitados a pasar la tarde del do-
Agrícola, o Ateneo Rural, nacido también en 1833 con el doble ob- mingo en algún cabaret de Saint-Denis. No es algo alegre,
jetivo de fomento agronómico y concertación discreta entre legiti- pero rompe la monotonía. El café sería, además, el lugar
mistas. Más tarde, el Círculo de Ferroviarios nacería como el com- habitual de las reuniones fuera del horario de trabajo.
plemento mundano de las muy serias reuniones de la Conferencia
de Directores de Compañías Ferroviarias establecida en 1854. Concluyamos: a partir del momento en que la institución y la pa-
Un expediente de los Archivos Nacionales I89 nos ha demos- labra "sociedad" se especializan en el sentido de asociación con
trado que existe el mismo tipo de relación entre la Sociedad de una finalidad precisa, se podría decir que existe, si no como ley general,
los Inventores y los Protectores de la Industria, fundada en 1844 al menos una tend,encia a la simbiosis sociedad-círculo, donde están re-
como una suerte de organismo de estudio económico y de de- presentados ambos aspectos de una misma agrupación humana: uno de
fensa corporativa, y el Círculo de la Industria, fundado en 1846 trabajo o de "militancia", el otro de ocio y de sociabilidad pura.
por la sociedad, en su seno, para la reunión de sus miembros.
Cierta Sociedad Industrial y Comercial de París, fundada en 3) Por último, esa familiarización creciente de la burguesía con
1830 con el objetivo de buscar salidas y organizar una exposi- la institución-círculo, con la facilidad, las comodidades y la flexi-
ción permanente de productos manufacturados (finalidad bilidad que ofrece, y con el hábito adquirido de tolerarla, hace
muy precisa), añade, en sus anuncios, que en su sede se reúne, que se la haya utilizado cada vez más con fines diversos. Un ejemplo
116 EL CÍRCULO BURGUÉS LA PLASTICIDAD DE LA INSTITUCIÓN 1 17

bastante conocido es la utilización de la fórmula y de la forma a la zona geográfica "lotharingiana", donde "círculo" se decía
del círculo para cubrir el establecimiento de juegos. "casino": Vittel y Plombiéres y, fuera de Francia, Baden, Aix, etc.
Conocemos la forma actual, a la que hicimos alusión al co- Menos conocido, el otro ejemplo es el de las Sociedades de Jóve-
mienzo del primer capítulo, de una evolución en las estaciones nes. ¿Menos conocido? No es que haya que descubrir el problema
termales que se inicia ya desde el primer tercio del siglo XX. El de la juventud en la Francia de los años 1830. Por el contrario, se
Casino o Círculo de Aix-les-Bains, en Savoya, que Balzac describe trata de un tema bastante clásico de la historiograffa. 195 Sin em-
en La piel de zapa, presenta con bastante claridad una fórmula bargo, la cuestión de la asociación curiosamente está ausente de to-
mixta entre la asociación y el clásico establecimiento de diverti- dos esos estudios o, si se la sugiere, se halla limitada a la superviven-
mentos para pacientes y turistas. cia de las "sociedades de jóvenes" en el medio popular rural. El
Es cierto que es como un salón de la afta sociedad, o un albergue interés del estudio de la asociación es, por el contrario, poner en
de lujo, pero a diferencia de los círculos ordinarios se recibe a evidencia la vitalidad de la tendencia a la organización de la juven-
hombres y mujeres: "esos ociosos de tez resplandeciente, esas an- tud (o a la formación de asociaciones por generaciones: los hijos
cianas aburridas, esos ingleses nómades, esas pequeñas-mujeres es- separados de los padres, los solteros separados de los hombres ca-
capadas de sus maridos y llevadas a las aguas por sus amantes". 193 sados), incluso en medios burgueses donde habitualmente no se
Pero, para distraerlos, se debe hacer funcionar un estableci- piensa en aplicar categorías etnográficas. La encuesta de 1811 para
miento complejo, con una sala de baile, una sala de billar, un café, Gironda enumera entre los círculos de Burdeos un Círculo de la
salas de juegos, como el whist o el backgammon. Todo ese confort calle Bouhaut (número 67), compuesto por "negociantes y co-
nuevo y complejo, gran lujo, mucha domesticidad, es más o menos merciantes casi todos de religión judía", y un Círculo de Amigos
imitado de los grandes clubes ingleses, de los que de pronto se reunidos en el número 8 de esa misma calle, compuesto por
toma prestada la organización. En el Casino de Aix mencionado "una mayoría de jóvenes de religión judía". 196
hay un reglamento y un presidente que lo hace respetar, de modo La encuesta de la Restauración para Ardennes 197 muestra en Sé-
que se conserva la ficción de un lugar privado, cuyos invitados se- dan, entre los comerciantes, un círculo familiarmente conocido
rían especialmente numerosos. La legislación que vendría tenía con el nombre de Cámara de los Pares (de los padres, haciendo un
que aprender a disociar el círculo común, donde se siguen prohi- juego de palabras)* y otro círculo compuesto por los hijos de aqué-
biendo los juegos con dinero, y el círculo para turistas de las estacio- lbs y también llamado familiarmente "Los Amigos de la pequeña
nes termales, donde esos juegos serían tolerados. Pero aún no se ha Virtud", por alusión, obviamente, a las damas que se frecuentan
llegado a esa instancia en 1840, y la indecisión de vocabulario así lo durante la vida de soltero. Una carta del alcalde (del 8 de febrero
demuestra: Balzac había escrito "casino" en la edición de 1831, tér- de 1822) expone esa situación al prefecto explicitando gravemente
mino que habría cambiado por "círculo" en 1833, 194 lo que por la bufonería de los nombres elegidos, que parodian una institución
otro lado muestra una equivocada previsión respecto del sentido de real y la dignidad masónica, respectivamente. El clima, como
la evolución. Pero nosotros, que la conocemos, bien podríamos pre- puede verse, es un clima a la Béranger. Escribe el prefecto al trans-
guntarnos si los cambios en el significado del término "casino", que mitir el expediente a París: "Sédan ha sufrido, como la mayoría de
al comienzo del siglo quiere decir círculo (común) en la Francia los lugares de comercio, la invasión de las ideas liberales". Agregue-
del nordeste, y que significa hoy en todos lados establecimiento de mos: de las costumbres liberales, e incluso del "espíritu" liberal...
juegos en estaciones termales, no provienen simplemente del he- * El juego de palabras responde a que en francés "pairs" [pares] y
cho de que las primeras estaciones termales conocidas pertenecían "pbres" [padres] suenan igual. [N. del E.]
118 EL CfRCULO BURGUÉS

Lo mismo sucede en Le Mans, donde la juventud burguesa 8. Círculo y politica


(un texto precisa: "los jóvenes no casados") está organizada y se
enardece tanto que dirige, como tal, una moción de apoyo a los
diputados liberales Lafayette y Benjamin Constant. 198 Incluso el
gran mundo parisino lleva las marcas del fenómeno revelado
por la asociación. Es Charles Yriarte quien lo sugiere 199 a propó-
sito del círculo llamado "Los Muchachos", "compuesto por jóve-
nes del Faubourg Saint-Germain, a los que la edad no les perrni-
tía aún acceder al jockey Club... En esa época (comienzos del
Segundo Imperio), el Pequeño Círculo, como se lo llamaba, es- El ejemplo al que nos referimos es eI de la asociación po-
taba compuesto por hijos, hermanos, sobrinos de los miembros lítica. Retornemos la cuestión en un período anterior.
del jockey Club a quienes la edad obligaba a pasar por una for- Los juristas del Primer Imperio previeron la posibilidad de la
mación previa, por así decirlo". existencia jurídica de las asociaciones, porque era una práctica
La relativa autonomía de la juventud es universal, sin duda, social viva, pero a condición de vigilarlas, porque evidentemente
pero sus medios de expresión y de realización son relativos, con- podían recibir un uso político. Los liberales de entonces, a pesar
tingentes y limitados a un momento preciso. No es azaroso que, de lo que hoy llamaríamos su alianza objetiva con el bonapar-
en el siglo XIX, se los vea adoptar la fórmula del "círculo mascu- tismo, supieron expresarlo: "para el dictador victorioso —escribe
lino de divertimento". hacia 1831 el profesor Lerrninier—, el Código Penal no era más
Podríamos seguir multiplicando los ejemplos donde se perci- que un enérgico reglamento que debía contener a los sacerdotes,
ben necesidades sociales relativamente precisas y preexistentes que los descontentos, los escritores, los granujas y los ladrones". 202
llevan a considerar en esa época la forma del círculo como la Hemos dicho al comienzo de este estudio que, en efecto, en
más práctica. Algunos estudiantes de medicina en París, en 1830, 1810 no era absurdo imaginar que algunos, por lo menos, de esos
para formar un grupo de estudios seríos, con clases suplementa- círculos fueran resurgimientos de las "sociedades populares" (clu-
rias y prácticas, deciden fundar un Salón Literario y Gabinete de bes jacobinos), o bien los "círculos constitucionales" que les habían
Anatomía." ° Y es la famosa (y ya antigua) sociedad cantora co- sucedido bajo el Directorio fructidoriano. Unos y otros a menudo
nocida con el nombre de Caveau la que se reestructuró, en 1834, habían sido, después de todo, círculos de hombres politizados a
con un formalismo de organización (presidente, secretario, través de circunstancias excepcionales. O bien habían sido clubes
miembros honorarios, asociados, etc.) que lleva la marca indis- políticos formados como tales, que intentaron vivir o sobrevivir
cutible deI asociacionísmo del momento. 201 como sociedades de amistad, de conversación o de lectura.
Así, el círculo, en el momento de la civilización burguesa que se desarro- En la encuesta de 1811, precisamente, una carta anónima de-
lla en el siglo =y de la que refleja algunos rasgos principales (comodidad nunció en París a la Sociedad Literaria de Murat (en Cantal) por
y divertimento, dicha de vivin igualdad, laicismo, masculinidad), bien po- ser la reconstitución de un club. 203 Invitado a responder por el mi-
dría ser algo más que el medio de una función específica. Podría ser un nistro sobre la cuestión, el prefecto respondió que, por eI contra-
modelo bastante general de vida colectiva. rio, los notables de Murat eran excelentes apoyos del gobierno im-
Veremos más adelante un ejemplo análogo, pero importante perial. (Por supuesto, esto no era en absoluto contradictorio;
por sí solo como para merecer un estudio especial.
120 EL CIRCULO BURGUÉS
CÍRCULO Y POLÍTICA 121

un pequeño grupo de burgueses iluminados bien podían haber salvo que no es público. [Montalivet se inclinaría enton-
sido jacobinos en el año II y napoleónicos en 1811, lo que sus ene- ces por no autorizarlos y le parece correcto consultar a
migos blancos no podían concebir.) su colega llamando su atención hacia "ese tipo de reu-
De todas maneras, aun cuando no se le suponga una ascen- niones".] "Se multiplican en el Imperio, al punto de que
dencia jacobina, el círculo no puede dejar de despertar, por su los teatros, para los cuales las circunstancias actuales ya
naturaleza misma, la desconfianza de todo poder antiliberal. Es son poco favorables, resienten sus perjuicios. y como
un lugar cerrado y, por ende, difícil de vigilar. Allí se puede ha- sabe, Señor Duque, la intención de Su Majestad el Em-
blar de política y jugar por dinero. Este tipo de quejas diversas e perador es que las empresas teatrales sean apoyadas, fo-
incluso, aparentemente, heterogéneas aparecían sin embargo mentadas. El Arte pronto se perdería si en cada ciudad
con frecuencia juntas. Es instructivo ver con qué insistencia algu- se autorizaran los clubes y las camarillas que quisieran es-
nas mentes despiertas juzgaron útil defenderse de ellas. Los re- tablecerse. Las costumbres públicas dejarían de recibir la
dactores de los estatutos del Círculo llamado Casino de Besan- útil dirección que el gobierno puede darles por medio
con creyeron adecuado, en 1811, escribir al comienzo del texto: de los teatros. Tal vez el juego y los excesos de todo tipo
reemplazarían para las clases útiles del pueblo el placer
El círculo es una reunión de hombres cuyo objeto es la decente que les ofrecen los buenos espectáculos.
lectura de los documentos públicos y los juegos de co-
mercio. El círculo no escribe cartas, ni presenta ninguna Los hechos que siguieron demostraron que esta posición ex-
dirección, no hace ninguna invitación ni en nombre co- trema de Montalivet, que se plantea aquí como ultra del autori-
lectivo ni a través de sus comisionados. No delibera más tarismo napoleónico, no fue adoptada. Evidentemente era poco
que sobre los temas relativos a su administración y no se realista. Pero expone con claridad la lógica del autoritarismo,
juegan los juegos prohibidos por la ley. 2" que naturalmente prefiere tratar con una sociabilidad de tipo
mundano. El teatro, como el salón, es un mundo abierto hacia la
En otras palabras, el círculo es correcto, no es ni un club ni un cima, es decir penetrable y, por otro lado, un mundo jerarqui-
garito. zado, constituido en un eje vertical. La sociabilidad del círculo,
Es más instructivo aún ver cómo, a partir de 1812, un servidor en cambio, tiene los caracteres opuestos.
celoso de Napoleón, su ministro del Interior, Montalivet, expre- En otros aspectos, puede ser interesante ver cómo Montalivet
saba su reticencia ante la multiplicación de los círculos y, curio- coloca el teatro del lado de la virtud y el círculo del lado del vi-
samente, contrastaba el círculo con el teatro. Se trataba de auto- cio, lo que es la exacta contracara de la famosa tesis que el "ciu-
rizar el Salón Literario de Rochefort (Charente-Inférieure): 205 dadano de Ginebra" expone en la Carta a D'Alernbert...
Pero ello
sólo demuestra diferentes tipos de moralismo.
Pero —escribía Montalivet al duque de Rovigo— no veo Cualesquiera sean los justificativos, nada será más vivaz que esa
allí nada erudito ni literario... Su principal ocupación pa- vigilancia inquieta de los gobiernos respecto de las asociaciones.
rece limitarse a leer los periódicos, a jugar a la bouillotte, Para ser más liberal que el Imperio, en esa materia como en
al backgammon, al billar, etc., e incluso tomar refrescos, otras, 206 la Restauración mantuvo el artículo 291 del Código Penal
por lo que este establecimiento se asemeja a un café, y reprimió los intentos de creación de asociaciones políticas, así
122 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y POLÍTICA 123

como —de más está decirlo— las sociedades secretas. Toleró, a veces, criticada. En efecto, ¡qué osadía! Incluso la más constitucional,
reuniones electorales, incluso excepcionales e informales. 207 Ya co- la más liberal, la más revolucionaria de las actividades políticas
nocemos las reticencias casi instintivas de Carlos X contra la nueva no puede ejercerse sin que exista un mínimo de estructuras de
sociabilidad. En algunos de sus funcionarios, esa reticencia se ba- concertación y de coordinación y, por ende, de asociación. Por
saba en una visión bastante lúcida de los apoyos sociales de la insti- otro lado, cuando se admite que treinta hombres que se supone
tución. Para negar, en 1827, la autorización al Círculo Literario de tienen afinidades de vecindario, de entorno, de amistad, se reú-
Langres, el prefecto de la Haute-Mame no dudó en manifestar su nan para leer el periódico y para conversar, ¿qué reglamento
desconfianza en estos términos: "Estas sociedades casi siempre son podrá impedir que, al menos en épocas críticas, la conversación
frecuentadas por los electores con patentes, de rnodo que las com- cayera en temas de política actual?
binaciones democrátícas hallarían allí un centro y un apoyo a la Por si hiciera falta otra prueba, podríamos encontrarla en los
hora de las elecciones"." casos en que la creación de un nuevo círculo por bipartición de
La Monarquía de julio no fue más liberal en ese aspecto, y se uno anterior es el resultado de un desacuerdo político. Pues,
sabe incluso que agravaría por la ley del 10 de abril de 1834 las cuando la política se vuelve demasiado apasionada, las relacio-
disposiciones del artículo 291. Charles de Rérnusat mismo, tan nes mundanas no resisten. Sabemos por el historiador de Ma-
iluminado en otros aspectos, aprobaba esa ley represiva basán- yenne212 que el Círculo de Cháteau-Gontier, único hacia 1820,
dose esencialmente en el mal recuerdo que habían dejado los perdió su monopolio cuando algunos notarios y médicos más li-
clubes jacobinos, considerados fruto de la libertad de asociación berales fundaron una "segunda sociedad", esperando que en
sin freno." Es decir que el círculo, aun cuando no fuera polí- 1829 liberales más pronunciados fundaran la Sociedad de Flore.
tico, debía estar vigilado también bajo Luis Felipe. Si Dupin el En Laval, en cambio, cuando la Sociedad de Beausoleil pareció
mayor llegó a elogiarlos, 21° fue para oponer esa asociación de deslizarse hacia el liberalismo, los ultras se separaron para fundar
"simples ciudadanos" a la congregación religiosa, donde el indi- Ia Sociedad del Collége.
viduo, vinculado por los votos, se integra a una suerte de estado ¿Por qué la política penetraba así en la vida de las asociaciones,
dentro del estado. Pero cuando, en 1843, ingeniosos personajes cuyos estatutos, cuando existían, en su artículo principal insistían
presentaron un proyecto de creación de un Círculo de los Círcu- en la amistad y la distracción y proscribían la política? Evidente-
los (o Círculo central, o Círculo de los Departamentos) 211 que mente, porque ésta no podía expresarse en otra parte. Paradoja
recibiría en sus instalaciones de París a cualquier miembro de al- de los regímenes del siglo XIX que concedían la libertad de opi-
gún círculo autorizado de ciudad o de provincia que estuviera nión, pero no la libertad de traducirla en acción colectiva.
temporariamente en la capital, la negativa del gobierno fue cate- De modo que inevitablemente veremos a la política utilizar es-
górica, por dos motivos. Por un lado, porque la red de comuni- tructuras tomadas de la sociabilidad, y a la sociabilidad, a la inversa,
caciones que se crearía de ese modo entre todos los círculos se- siempre proclive a colorearse de política. Estos dos aspectos recí-
ría una formidable potencia virtual y, además, porque se podía procos de nuestro problema merecen ser estudiados por separado.
sospechar que la empresa tenía como objetivo inmediato el
drenaje de una clientela masiva hacia los salones de juegos. ¿La política toma formas de organización de la sociabilidad?
Sin embargo, la voluntad de los poderes públicos de mantener Esto ocurrió muy temprano, incluso antes de que se impusiera el
separadas la política y la vida de asociación es constantemente círculo, en las épocas y en los medios donde florecía la vida de salón.
124 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y POLÍTICA 125

Todo el mundo sabe que los grupos parlamentarios bajo la Res- banquetes, ni con diversiones, ni holgazaneando, ni con
tauración no eran más que reuniones de diputados de la misma sus asuntos personales. Pero ¿dónde encontrarlos? [Y
tendencia habituados a frecuentar la casa de su líder, y que toma- agrega:] Muchos [de nuestros diputados] se reúnen,
ban el nombre de éste. La agrupación de centroizquierda, por pero acompañados de las damas, en mi casa, los viernes.
ejemplo, se llamaba la "Reunión Ternaux" porque su punto de Esto no reemplaza las reuniones que deberíamos mante-
concertación era el salón de Ternaux. Lo mismo para Piet y Laf- ner, pero para usted sería una manera de encontrarse
fitte, en la extrema derecha y la extrema izquierda, respectiva- con ellos...
mente. Lo que se sabe menos es que esa forma de organización
no se desprendía sin dificultades de las formas de sociabilidad ge- Finalmente, con ayuda del peligro contrarrevolucionario, la se-
neral que, en París, entonces, era la de la alta sociedad. ¿Los seño- riedad terminó imponiéndose. Después de 1820, el salón Laffitte
res diputados acaso no llevaban a sus esposas o transformaban las funcionó con dos tipos de reunión, las de los jueves, verdaderas
reuniones de estado mayor en finas veladas? Al respecto, Benjamin recepciones mundanas, con hombres y mujeres, conversaciones
Constara formula objeciones bastante curiosas: 213 generales, bailes para los jóvenes, y las de las demás noches
donde, aparte de la dueña de casa y su hija, no había más que
La Cámara, si bien contiene más liberales que el año pa- hombres, los diputados liberales y sus fieles amigos. Se hablaba
sado, está más desorganizada que al final de la sesión. En- de política y, también, se jugaba a las cartas. 2 " La evolución ha-
tre los jefes liberales, prevalece una indolencia desespe- cia la asociación política (esto es, Masculina) lógicamente conlle-
rante. Los diputados de los departamentos habían vará un deslizamiento de la sociabilidad de estilo antiguo hacia
llegado con muy buenas disposiciones; las reuniones la sociabilidad nueva. El círculo de los diputados que sesionan
eran frecuentes y muy seguidas. De pronto se interrum- en la casa de alguno de ellos duraría unos cuantos años más, 213
pieron por falta de invitaciones. Sólo nos reunimos en antes de llegar a adoptar la forma normal del círculo consti-
casa los viernes, pero con mujeres, lo que impide delibe- tuido. Esto se logrará hacia el Segundo Imperio, con el ejemplo
raciones regulares. Me hubiese gustado mantener reu- clásico del Círculo de la calle de la Arcade, constituido a finales
niones de diputados solos. Como hubo muchos celos, se de los años sesenta por los diputados imperialistas puros* que
llegó al acuerdo de que cada uno organizaría una reu- formaban la derecha del cuerpo legislativo, llamados los Arca-
nión, por turnos, de allí que ahora no tengamos más... dianos. Allí también la sociabilidad da el marco a lo político. Lo
Los periódicos no están en una situación mejor. Sus re- único que ha cambiado es el marco.
dactores tuvieron una idea muy buena. Pidieron al lado Por encima del nivel propiamente parlamentario, la concerta-
izquierdo una dirección. Les fue prometida, no se la die- ción política de la juventud liberal perteneciente a las clases más
ron. Presioné. Pedí a uno de mis colegas que se reu- elevadas también se desarrolla, bajo la monarquía de los años
niera con algunos otros. Lo hizo. Nos ofreció un al- veinte, de forma mundana. Una vez más, Charles de Rémusat es
muerzo. Comimos corzo, bebimos, cantamos, llegó la el mejor testimonio, el más rico de experiencia para la época, y el
hora de la Cámara, y nos fuimos sin haber hecho nada. más lúcido. Cuando escribe "la sociedad doctrinaria", el contexto
Denme tres hombres razonables y todo podrá ser sal-
vado, pero es necesario que no se entretengan con * Se les llamaba "imperialistas" a los partidarios de Napoleón I. [N. del T.]
126 EL OIRCULO BURGUÉS CIRCULO Y POLíTICA 127

muestra a las claras que "sociedad" tiene el mismo sentido que en Los ciudadanos se reúnen ahrrra [destacado en el original]
"la sociedad del señor de Talleyrand"... o "la sociedad" de Eugénie de manera muy valiente. Aquí hay reuniones de veinte a
Grandet Son amigos, con las mismas ideas y del mismo medio, que treinta obreros [es decir, artesanos] que no tienen más mo-
constantemente se reúnen en casa de uno u otro: "Teníamos [Bro- tivación que escuchar la lectura de la Minerva y de los pe-
glie, Guizot, Royer-Collard, Auguste de Staél, Rémusat] la ambición riódicos. Lo mismo ocurre con la clase pudiente de los pa-
de unir el espíritu filosófico y el espíritu de mundo, ser el cenáculo triotas. Esas sociedades está abonadas a las librerías, un
216 Imposible decirlo mejor. solo ejemplar alcanza para cien personas...
de una secta y un salón distinguido".
En un nivel social algo inferior (y que corresponde a un radi-
calismo más marcado), la juventud política de izquierda de los Pero esas "sociedades", incluso formalizadas, siguen dedicándose
años veinte (Thiers, Mignet, Cousin, y luego Ampére, Cauchois- a la lectura y a la discusión del periódico. No son clubes sino im-
Lemaire, etc.) se reunió en cafés y cenas políticas más o menos plícitamente. Cuando Goyet escribe: "He enviado un ejemplar de
periódicas, 217 lo cual no debería sorprendernos, ya que una vez su discurso a cada sociedad constitucional deI departamento", 223
más la estructura de sociabilidad —a saber, en París, antes de 1830, sin duda sería anacrónico entender que se refiere a "clubes" (o
el sistema salón-café— modela la estructura política. Rémusat, al es- sección de partido). Más bien habría que traducir: a todos los clu-
cribir que la camarilla juvenil de los redactores del National se ins- bes de amigos (sociedades), cuya opinión común notoria es la
piraba en el salón Laffitte, 218 muestra relaciones que comunican opinión constitucional (liberal).
ambos niveles, así como los dos medios sociales que pueden exis- Lo importante es que alg-unos hombres, el infatigable Goyet en
tir dentro de la misma tendencia política. Nos sugiere entonces primera fila, aseguraban a través de un constante intercambio de
(pues aquí extrapolamos a sabiendas) un sistema de "partido" cartas y de visitas privadas la lig-azón entre esas sociedades, así como
político de dos estratos, normal y generalizado en esa época atra- con los jefes de fila parisinos. Goyet no salía, lo hemos leído, 224
sada, que las fuerzas de derecha serán las únicas en conservar pero, continuaba, "todas las noches algunos amigos venían a ha-
después de mediados del siglo. 219 cerme compañía y en esa ocasión discutíamos". Esos amigos son
La misma adaptación de la política a las costumbres sociales se de Le Mans y cada uno tiene su sociedad, así fueran delegados ex-
observa en el interior. La lucha cotidiana en Le Mans, capital de la plícitamente o no por ellas. El viernes, día de mercado, se ve lle-
circunscripción provincial más izquierdista alrededor de 1820, nos gar además a los "comisionados de campaíia", 225 es decir los
es restituida de manera muy precisa por la publicación de la Corres- miembros de las sociedades (liberales) de las pequeñas ciudades
pondance entre Benjamin Constant et Goyet (de la Sarthe). Todo es gru- del departamento. Lo que Goyet llama a veces 226 la "Sociedad pa-
pal, todo es colectivo, todo es "sociedad", la palabra se repite una y triótica" no es más que la reunión informal, en su casa, de sus ami-
otra vez. En ocasiones, por el contexto, designa evidentemente el gos de confianza que pertenecen, por otro lado, a sociedades
grupo informal de habitués que frecuentan un salón, o tal vez un donde prevalece la opinión liberal. Pero, por ser informal, esa di-
café o un gabinete de lectura. 229 A veces, de forma no menos evi- rección no es menos efectiva: nuestros diputados podrían escribir-
dente, un grupo ya formalmente constituido, con "presidente", nos con más regularidad, dice Goyet una vez, "ya que ahora saben
"comisionados" y "abonados". 221 Se capta incluso vívidamente el que tenemos un centro". 227
progreso, en extensión e intensidad, de la vida de asociación, jun- Resumamos: un grupo político de base, también cfr. el interior; aún no
tamente con el del coraje político:222 es más que una célula de sociabilidad, en la que se ha manifestado una
128 EL CÍRCULO BURGUÉS
CÍRCULO Y POLÍTICA 129

opinión común. En cuanto a la política organizada, todavía con-


ciedad burguesa de divertimento y de placer, que cultiva el gusto
siste únicamente en el establecimiento de un vínculo entre esas de fumar en formas graciosas 231 y rodea sus banquetes de ritos fol-
"sociedades", "círculos", "reuniones", grupos de habitués de ca- clóricos. 232 Pero también tiene algunos vestigios de ritualismo ma-
fés, etc. La agrupación política masiva de hombres (de indivi-
sónico: "los miembros sólo pueden ser elegidos después de una
duos) no existe, no figura en la ley (incluso durante el período
suerte de examen, y pueden ser expulsados si sus opiniones no se
electoral, la reunión de electores es sospechosa). No está si- consideran suficientemente democráticas".
quiera en las costumbres, la política de masas consiste solamente en
establecer un grado de relación entre sociedades de base preexistentes y
Todos estos ejemplos se relacionan con una oposición de iz-
de naturaleza consuetudinaria. Un partido ("avant la lettre") no re-
quierda, radical o simplemente liberal. No parece que cerca de
úne hombres, sino círculos. Durante mucho tiempo más, la or-
1830 la oposición de derecha a la Monarquía de Julio haya utili-
ganización política tomará las estructuras de la sociabilidad
zado la forma del círculo de la misma manera. El legitimismo y
consuetudinaria.
el clericalismo aún eran, en lo esencial, tradicionalismos, que
Por otro lado, se puede presentar el proceso de otra manera:
consideraban la organización de tipo vertical (influencia difusa
acabamos de insistir en el hecho de que el impulso político vo-
del notable, del castellano o del sacerdote, proyección a partir de
luntario pudo e incluso debió tomar sus formas de la asociación
los salones) como la única compatible con su ideal.
consuetudinaria. Pero también, en un medio homogéneo, y so-
Esta idea aquí renovada nos lleva a un problema más amplio:
bre todo en los períodos históricos críticos, la asociación consue-
el lugar del fenómeno del círculo en la historia de la opinión.
tudinaria se desliza espontáneamente hacia la afirmación del ca-
Que esa institución fuera implícitamente liberal era una eviden-
rácter político que sus miembros consideran correcto. Abundan
cia para algunos adeptos de la tendencia. Lerminier, ya citado,
los ejemplos de "sociedades secretas" subversivas de las que, des-
en un elogio a Franklin (padre y modelo de los políticos de la li-
pués de una encuesta, magistrados de sangre fría concluyeron
bertad, como se sabe) no se priva de observar que al establecerse
que en realidad no eran más que un círculo consuetudinario de
en Filadelfia, una vez terminado su aprendizaje, "se casó y abrió
lectura y juegos, cuyos miembros, un grupo de buenos amigos,
una imprenta y una sociedad de libros y literatura". 233
fueron convirtiéndose juntos en republicanos.
Si dejamos el ámbito de las evocaciones graves para adoptar el
El gran fresco del partido republicano a comienzos de los
de las observaciones pintorescas encontraremos el mismo tipo
años treinta, trazado por Gabriel Perreux según los archivos de
de sugerencias. En su cuadro de los "Bourgeois campagnards",
la Gendarmería, da numerosos ejemplos. En un informe relativo Henri Monnier pone en escena 234 una pareja de almaceneros
a Chalon-sur-Saóne, 228 "esa sociedad patriótica" reviste el mismo
parisinos retirados "en el campo" (en realidad, una pequeña ciu-
carácter que las que existen en todas las ciudades con el nombre
dad). El señor y la señora, por supuesto, están en conflicto. Él
de círculo o casino. Alquila, en un café, un salón privado, etc. O
extraña París, donde pasaba las tardes en el café, con sus amigos,
incluso en Dijon, la supuesta asociación republicana no es más
jugando al dominó y, de vez en cuando, en tertulias de canto. En
que el círculo establecido en el primer piso del Café des Mille
el campo, no tiene esas dichas masculinas e igualitarias. Ella, en
Colonnes, en Lagoutte, place Royale. 229
cambio, está feliz, juega a las burguesas, y como las burguesas son
Este fenómeno no se desconoce fuera de Francia, donde el
pocas en esa región, ha logrado hacerse aceptar en la sociedad del
ejemplo típico es el de la "Pipe-Gogue" de Samoéns: 230 una so-
lugar, es decir, en el salón de los nobles locales. Naturalmente, y
130 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y POLÍTICA 13

Henri Monnier nos lo precisa, el señor es "jacobino" y la señora, En primer lugar, en las consideraciones generales, exami-
"devota" y "carlista". nando los inconvenientes y luego las ventajas de la institución,
El café-círculo, la asociación horízontal-igualitaria, tiende a la iz- concluye claramente a favor, como era de prever. Luego, al pasar
quierda. El salón mundano, la asociación verticaljerárquica, a la derecha. revista a los círculos reales, se detiene en el Jockey y observa, a
Sin embargo, la relación entre el círculo y la izquierda no es tan través de éste, un tipo de vida aristocrática bastante desagrada-
notoria, se nos podría objetar, como esos análisis demasiado daros ble. Por úldmo, dando un giro optimista, concluye colocando
permitirían esperar. Tal vez la imagen común del círculo ha sido nuevamente la asociación (por lo menos en un plano virtual) en
acaparada por la de los g-randes círculos mundanos de París, que el campo del progreso. Pero dejémoslo hablar:
son los más conocidos, y de lejos; pero esos círculos habían sido po-
blados, en gran parte, por las clases sociales superiores y, sobre Así suelen ser los círculos en general: una reunión aristo-
todo, bajo Luis Felipe, por los legitimistas. El legitimisrno del crática de gente que se aburre con su familia y que desea
Círculo de la Unión, el del Círculo Agrícola, eran notorios. 235 El salir sin mezclarse con la multitud, con el pueblo que hoy
jockey Club estaba más dividido, pero un puritano del liberalismo en día atesta todos los lugares públicos. La altivez y el
como Rémusat lo consideraba globalmente reaccionario. Sus me- aburrimiento, ésa es la razón de ser de Ia mayoría de los
rnorias acumulan literalmente las observaciones político-peyorati - círculos. Nos complace decir "la mayoría", ya que sabemos
vas sobre el jockey Club. Traza un curioso abanico político: de la que, al lado de esas personas ociosas que se reúnen para
extrema izquierda a la extrema derecha, están "los violentos", "los aislarse en su org-ullo y perder el tiempo, y algunas veces
populares", "los liberales" ("de mí a Guizot") y, por último, en un su fortuna, alrededor de una mesa de baccarat, hay otras
solo bloque, "los prudentes, los indiferentes, los temerosos, los cha- que hallan en el círculo una ocasión para mantener con-
puceros, los epicúreos de la política, de Delessert a Bugeaud, en el versaciones espirituales e instructivas e incluso también
n otras partes, señala, evidentemente para el trabajo en común, un medio de propaganda para
jockey Club y compañía".236 E
como sospechosos de política legitirnista, los grandes clubes parisi- las ideas justas y sanas. En una palabra, al lado de la gran
nos que tienen entre sus domésticos a algunos informantes de la mayoría de los círculos que son lo que hemos visto, algu-
policía secreta. 237 Más adelante, comenta cómo el debate sobre Ia nos, demasiado escasos, son lo que todos deberían ser. És-
decadencia crea ciertas molestias en el jockey Club porque cuenta tos no mejoran la raza ecuestre, que las carreras del Joc-
entre sus miembros a ministeriales y legitimistas. 238 Por último, es- key Club tienen la pretensión infundada de mejorar, sino
tigmatizará a Morny y a los "triunfadores del 2 de diciembre, Saint la raza humana, que también merece, a nuestro parecer,
Arnaud, Fleury, Edgar Ney y las comparsas del jockey Club que que alguien se ocupe de su perfeccionamiento moral e
intelectual.
figuraban después de Morny". 239
Pero el jockey Club, aunque solo sea por su insólito nombre,
siempre ha atraído la atención, y sin duda por ello siempre ha La única objeción que se puede hacer a esta vívida declaración
sido considerado como más típico de lo que era en realidad. es la proporción que Larousse establece demasiado rápido entre
Así se explica, por ejemplo, el carácter mitigado del juicio que los grandes círculos, que le parecen los más normales (y que son
,
hará sobre los círculos ese parangón de la ortodoxia democrática `rnalos" porque, igualitarios en Ia forma, son necesariamente de
que es Fierre Larousse en su Grand Dictionnaire. derecha por su reclutamiento social), y los círculos virtualmente
132 EL CÍRCULO BURGUÉS

liberales o republicanos, que le parecen sólo una promesa de fu- 9. Círculo y cultura
turo. En verdad, las oscuras "sociedades literarias" de las peque-
ñas ciudades eran infinitamente más numerosas que los brillan-
tes círculos de las metrópolis. De ellas nos parece más útil
hablar, porque son menos conocidas y, a largo plazo, más impor-
tantes. ¿En cuanto a saber cómo estaban orientadas en su con-
junto o saber, en otras palabras, si hubo una correlación entre la
extensión de la sociabilidad nueva y la de las opiniones nuevas?
En rigor, probablemente nunca lo sabremos. ¿Cómo imaginar
un censo completo de los círculos que incluya una indicación de Sin embargo, la política no ocupaba a todos todo el
su tendencia política e incluso un censo similar de los grupos in- tiempo. El ocio, en cambio, era permanente, como los pensa-
mientos, las palabras y las actividades que lo acompañaban.
formales de los habitués de los cafés? Una vez más, deberemos con-
formarnos con suponer una relación posible entre la democracia estructu- Ha llegado el momento de abordar en su conjunto el com-
ral que constituye la nueva sociabilidad y la democracia política que plejo problema de la vida cultural de los círculos, al que hasta
constituye la izquierda (liberal, luego republicana), que terminará agru- ahora no nos hemos referido sino parcialmente.
Al examinar el vocabulario de la institución-círculo, nos sorpren-
pando a la mayoría de la "clase media".
Pero la idea según la cual, comparando el Antiguo Régimen dió la frecuencia y la banalidad con que aparecía el epíteto "litera-
con el siglo XIX, una oscilación ideológica habría estado ligada a rio" en el nombre de esas asociaciones. De ese modo alimentaron
una oscilación de predominio de los tipos de asociaciones, ya se muchas ilusiones, ya que también hemos observado que algunos
había expresado en la lucidez pesimista del campo de la tradición: archivistas departamentales creyeron tener que clasificarlos en la
serie T (instrucción pública) y no en la serie M (policía).
En otros tiempos, el reino estaba cubierto de congrega- ¿Qué quería decir "literario" en el siglo pasado? "Que perte-
nece a las bellas letras", de acuerdo con Littré. Larousse lo con-
ciones de hombres cuya unión y ejercicios conocidos
inspiraban en todos lados verdadera piedad. Ahora esas firma y llega a decir que "Sociedad Literaria" es igual a "Sociedad
Santas sociedades han sido aniquiladas y, por una lamenta- de hombres de letras". Nos sentimos tentados de contradecir, en
ble inversión, los malvados que antes estaban aislados nos nombre del uso encontrado en estos documentos, al gran lexicó-
arrebatan todos los días, por su funesto acuerdo, lo que nos grafo: había tantos círculos, sociedades, cámaras y salones califi-
cados de "literarios" que la Francia de Carlos X y de Luis Felipe
queda de la antiguafe.24°
debe de haber estado plagada de "hombres de letras". Y si ello pa-
¿Esos "malvados" que ya no están aislados acaso no iniciaban un reciera inverosímil, habría que decidirse a aceptar que círculo (o
siglo de asociaciones, después de siglos de congregaciones? sociedad) "literario" equivale a círculo (o sociedad) de lectura, y
no de literatura.
Pero vayamos un poco más lejos. ¿Siempre ha existido la bre-
cha que hoy nos parece separa el simple hecho de leer del de ha-
cer literatura (o incluso sólo ocuparse de literatura)?
134 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y CULTURA 135

La época del auge de los círculos que examinamos (¿ hacia 1780, hacia recordar— con relación a otras instituciones culturales vecinas
1830?) se caracteriza par dos grandes realidades intelectuales: el adveni- muy típicas del período del Imperio y de la. Restauración, como
miento de la prensa periódica y el apogeo de la literatura de aficionados. El los cabarets y los gabinetes de lecturas. Los caveaux, sociedades
primero de estos dos aspectos es suficientemente conocido, de cantantes de burgueses aficionados a las buenas comidas y la po-
modo que no insistiremos en él. En cuanto al segundo, pensemos esía jocosa, tenían su constitución específica, que ya ha sido estu-
que es la época de Béranger y de los caveaux, es decir de la can- diada."' Esas reuniones, totalmente informales u organizadas
ción aprendida y repetida, pero también de la canción compuesta por reglamentos puramente internos, mitad serios, mitad chisto-
por incontables aficionados en "sociedades" y en familia; tan nu- sos, se realizaban en cafés o en restaurantes. Hemos visto que
merosos eran entonces los burgueses que, al concluir sus estudios también se constituyeron a veces corno círculos o sociedades,
de humanidades, con la memoria llena de temas, modelos y rit- pero parece que con bastante menor frecuencia.
mos, eran capaces de componer coplas. Del mismo modo y por las En cuanto a los gabinetes de kctura, también estudiados, 242 eran
mismas razones, sus hijos, igualmente numerosos, serán capaces comercios donde el cliente podía, pagando un abono, leer los
de componer versos románticos. Unos y otros siempre tendrán el periódicos y los libros nuevos. Por supuesto, podía suceder, so-
verbo fácil y la pluma alerta, el gusto por la palabra, el juego de bre todo cuando el gabinete de lectura se confundía o asociaba
palabras, la etimología, la latinidad. con una librería, que un grupo de clientes se quedara conver-
Pero volvamos a la prensa. Siendo la prensa cotidiana lo que sando y se formara así una suerte de círculo informal. Proceso
es hoy, para nuestros contemporáneos "leer el periódico" e "in- análogo, en definitiva, al de los gnipos de amigos habitués de un
teresarse" por la literatura son actividades, repitámoslo, muy di- café. Sin embargo, la ventaja del café respecto del gabinete de
ferentes. Bajo Luis XVIII, en cambio, el periódico raro, caro, ofi- lectura era que también ofrecía sillones, bebidas y juegos, y por
ciaba como "magazín" y como órgano de información y de eso se puede pensar que la transición del café al círculo, anali-
política. Sólo era leído por gente con una instrucción apenas zada anteriormente, fue más usual que la que se produjo a partir
más que primaria, cuando señalaba los "libros nuevos" (que tam- del gabinete de lectura. Todo esto es bastante claro y no pre-
bién eran pocos y, por ende, fácilmente conocidos y analizados senta. dificultades.
por todos). La distancia entre el hombre-que-lee-el-periódico y el Nos queda por analizar la relación con las sociedades eruditas,
hombre-al-corriente-de-la-actualidad-cultural no era tan grande. Si por lo menos en los casos en que no existen las confusiones o las
bien esa confusión inicial entre lectura y cultura no fue sino provi- simbiosis cuya posibilidad hemos señalado anteriormente.
sional y tendencia' (está claro que nunca fue total y que pronto se En las principales ciudades, la administración napoleónica
difuminaría), nos ayuda a comprender la impresión (al inicio, tendía, como sabemos, a censar todo en el mismo rubro o, en
sorprendente) de confusión o, al menos, de proximidad entre el todo caso, sin introducir explícitamente una subdivisión por ca-
círculo como agrupación de compra en común del periódico y tegorías. Veamos ei caso de Lyon, 243 donde la carta del prefecto
aquel que apunta a ser un pequeño cenáculo, entre el "círculo aI ministro parece implicar una suerte de jerarquía de antigüe-
literario" y la reunión de hombres de letras. dad y de honorabilidad decreciente.
En ese período inicial, donde nos parece que el papel cultu- El prefecto del Ródano al ministro del Interior, 18 de mayo de
ral del círculo había alcanzado un nivel honorable, y del que 181 1; no hay asociaciones más que en Lyon y en sus alrededores.
luego debería descender paulatinamente, podemos ubicarlo —para A continuación, la lista (no se anexan documentos):
CÍRCULO Y CULTURA 137
136 EL CÍRCULO BURGUÉS

Academia de Ciencias, Bellas Letras y Artes, fundada en corporativa, y en los que la mera naturaleza científica de su
1)
1700, restaurada en 1800 por el prefecto Verninac. 45 profesión introducía una dimensión (una función) suplemen-
taria de sociedad erudita. Todo ello, como puede verse, está
miembros residentes.
Sociedad de Agricultura. Historia natural y Artes útiles de bien diferenciado.
2) En Besanlon, 244 una enumeración exhaustiva de siete socieda-
Lyon, fundada en 1761, restaurada en 1798. 60 miembros.
N.B. "Existe también una sociedad de Agricultura en Vine- des incluye dos logias masónicas, una Venta de buenos Primos
Carboneros, además de la Sociedad de Medicina, la Academia, la
franche".
Sociedad de Medicina de Lyon, creada en 1796 o 17 Sociedad de Agricultura y la "Sociedad" del círculo llamado "Ca-
3)
sino", calificado de "punto de reunión para particulares pudien-
(sic). 36 miembros.
tes y para comerciantes". En Burdeos, entre las veintitrés asociacio-
4) Sociedad de Farmacia, fundada en 1806.
Sociedad de Amigos del Comercio y de las Artes, formada nes mencionadas, se cuenta la Reunión de Beneficencia Cristiana
5)
en 1805 sobre el modelo de la Sociedad de Fomento de Pa- (la única asociación femenina), seis logias masónicas, trece círculos
rís. Premios, experiencias, ayudas. Fundó un curso de y tres sociedades llamadas eruditas (Sociedad filomática, Ateneo y
geometría práctica con el que retribuye al profesor. Museo). Todas estas agrupaciones se enumeran juntas (salvo las lo-
Sociedad de Emulación para el Estudio de la Lengua y la gias, que quedan relegadas al final). Sin duda, se ha de admitir
6)
Literatura Italiana, fundada hace 4 arios por el señor que los círculos se oponían a las sociedades eruditas como insti-
Rusca, maestro de lengua italiana. tuciones de divertimento contra instituciones de cultura (es decir,
Círculo literario fundado en 1807, 35 miembros. Se re- por su función), y que se distinguían de ellas como las reuniones
7)
de comerciantes o de ociosos se distinguían de las de médicos,
úne una vez por mes.
Círculo de Comercio, formado hace varios años y com- abogados, profesores (es decir, por sus integrantes).
8)
puesto por unos 130 miembros, casi todos comerciantes Ello no impedía que esos círculos fueran de buen nivel, por-
que se reúnen para leer los periódicos, conversar y jugar. que en Lyon, Besanlon y Burdeos los comerciantes no carecían
Círculo des Terraux, mismo objetivo y composición que de cultura.
9)
el anterior, unos 60 miembros. En cuanto a las ciudades de importancia media, menos ricas que
Círculo de Bellecour, "hombres y mujeres", "casi total- las metrópolis en instituciones académicas, y en las que uno o dos
10)
mente compuesto por antiguos nobles que buscan, en las círculos burgueses reunían a todo el mundo, el nivel "literario" de-
reuniones, divertimentos en sociedad". De 100 a 120 bía ser bueno por las razones generales que mencionábamos al co-
mienzo de este capítulo, así como por la propia convivencia.
hombres y20 mujeres.
Siete logias de masones, "más o menos considerables".
11)
Pero toda la evolución a partir de ese primer estado iba a efec-
La especificidad de la Academia y de la Sociedad de Agricultura no tuarse a expensas de la reputación cultural de los círculos. Por evo-
es dudosa. En cuanto a las "Sociedades" de medicina y de farmacia, lución del círculo debe entenderse —como sabemos— su difusión
ya hemos sugerido que bien podían ser a los médicos y a los farma- social, su extensión geográfica y su especialización.
céuticos lo que los "Círculos" de comercio y des Terraux eran a los No obstante, todo ello debe de haber sucedido muy rápido. Al
comerciantes, es decir, centros de reunión social, profesional, casi difundirse, al llegar a las provincias más lejanas y a las capas de la
CÍRCULO Y CULTURA 139
138 EL CÍRCULO BURGUÉS
diferencia con respecto a los círculos y tiende a encerrarlos
burguesía menos refinada, el círculo perdería algo de su calidad, y más en su función propia de lectura de información y de diver-
a menudo conservaría, por tradición, por imitación o por moda, el cimento. Esquematicemos para ser más claros: si una sociedad
vocabulario "literario" de su denominación. Es posible pensar que, de historia y de arqueología seria se forma en una ciudad me-
en 1842, ya debería parecer gracioso el título de una petición como dia y atrae hacia ella a los más "intelectuales" de los propieta-
la que llegaba de Nontron (Dordoña), por la cual "la señora rios y los comerciantes, el círculo se reducirá a los miembros
Pastourau, fabricante de limonada, solicitaba autorización para te- menos "intelectuales" de estas últimas categorías.
ner una sociedad filológica en su establecimiento".245 Sin embargo,
el texto evidencia que se trataba sólo de establecer en una sala tra- Es necesario que se hayan producido evoluciones de ese tipo, si
sera del Café del Comercio de Nontron un círculo de lectura, de bien todavía no percibimos con claridad los procesos particulares,
conversación y de juegos típicos. Se puede pensar que se llamaba pues sus resultados, al menos, son más que perceptibles: resultan
"Filología" porque estaban en Dordoña y había (como hemos visto sorprendentes.
antes) una Filología en Périgueux, ciudad cabeza de distrito, es de- Hacia el final de la Monarquía de Julio, existe una imagen des-
cir, ciudad ejemplo. En cuanto a la Filología de Périgueux, no sabe- preciativa del círculo, que no sólo incluye el gran círculo parisino
mos qué burgués mitad pretencioso mitad chistoso decidió un día donde "el hombre de mundo" degenera en "juerguista" o en
vestir de griego al banal amor por la conversación. Pero el Ateneo "sporstman", sino también, maliciosamente, el círculo de las peque-
de Tarbes, la Sociedad Académica y Literaria de Mende, de nom- ñas ciudades donde los miembros se embrutecen con el juego de
bres casi igualmente ambiciosos, no debían de ser de un nivel más dominó o las machaconerías políticas. No es casualidad que en Les
elevado que las decenas de "sociedades literarias" presentes o por Francais peints par eux-mb nes se haya juzgado necesaria una carga
venir, cuyo objetivo más cultural (sin mencionar la cerveza, la pipa contra "el círculo de las pequeñas ciudades". 246 Tras una cáustica
o el billar) sería la compra compartida de los periódicos. introducción sobre la vida de sociedad organizada, y una alusión
Toda la evolución, y una evolución ya perceptible en esta materia en- peyorativa a los grandes círculos ("donde por la suma de 150 o 200
tre la época napoleónica y el final de los años cuarenta, tendía a disipar francos por ario, algunos abonados compran el derecho de ir a
la confusión inicial entre una reunión de honorable cultura y aquella de echarse una siesta abundante y saludable, después de una cena
simple entretenimiento. bien copiosa. Los círculos de París, importación inglesa, son un
Éste es el otro aspecto. Hacia comienzos del siglo, el círculo nuevo sacrificio hecho a las costumbres de egoísmo y de bienes-
de las pequeñas ciudades podía reunir a toda la elite local con tar", etc.), el autor llega a la ciudad de M., que ubica en Calvados:
pretensiones "literarias", incluso polimáticas, con un espíritu de
optimismo cultural aún cercano al de las "sociedades de pensa- El lujo, el confort y el buen gusto que guiaron la forma-
miento" de la era de la Ilustración (sólo las grandes ciudades y ción de esos establecimientos parisinos aún son desco-
las capitales provinciales contaban con un número mayor de aso- nocidos en algunos círculos de las pequeñas ciudades.
ciaciones más diversificadas). Pero la evolución de las asociacio- Una gran sala mal iluminada y permanentemente oscu-
nes en el transcurso de la primera mitad del siglo XIX también recida por una eterna nube de humo reúne en su seno
consiste en el progreso, cuantitativo y cualitativo, de las socieda- todas las dichas prometidas al nuevo abonado. Algunos
des especializadas y, en particular, de las sociedades de carácter periódicos de París, el periódico del departamento,
científico y .(efectivamente) literario. Este proceso acentúa su
140 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y CULTURA 141

protección otorgada a las producciones de la región, la renuevan cada noche, la misma agitación llena todas las
colección del Magasin pittoresque, y dos volúmenes in- horas de descanso. Sin duda, al lado de esa suntuosa fun-
completos de la Maison rustique, componen la biblio- dación, el más pequeño cafetín de París podría aspirar al
teca ordinaria del club. La ausencia de revistas y de pu- título de palacio, pero ¿qué otra cosa puede esperarse?
blicaciones literarias da prueba del poco gusto de los En el café, uno podría involucrarse, y debe estar orgu-
habitués por las lecturas de ese tipo. El Charivari y el lloso de encontrarse en una reunión de gente como uno.
Corsaire nunca han podido atravesar la puerta de este Muéstrese digno de esa distinción y manténgase fuerte
lugar de ocio, pues los bacanes del lugar creen que son para soportar las vivas emociones que debe procurar una
periódicos embrutecedores, que sirven, cuando mucho, sociedad tan selecta.
para divertir a las pequeñas gentes de París. La conversación del círculo de M. presenta la misma ani-
Si el azar o los negocios lo llevan a M., que el amor pro- mación. Aquí podrá iluminarse acerca de temas como la
pio de los habitantes se complace en contar entre las ciu- oportunidad que genera la tala de madera, la bondad de
dades del departamento, no tenga duda de que la pri- los vinos del año, las expectativas para Ia próxima cose-
mera persona que encuentre hallará la oportunidad de cha. Allí, guiado por dos políticos profundos, podrá
decirle con orgullo: "¡Nosotros también tenemos nuestro aprender la manera de reconstituir el mundo a su an-
círculo!". En efecto, ese reciente establecimiento es una tojo, entre cuatro botellas de Beaujoulais.
de las curiosidades de la región. Las eminencias de la
ciencia, la administración y el comercio se reúnen allí to- Por supuesto, a pesar de que los abonados de ese círculo, ya que
das las noches, y cada noche se entregan al encanto de la es un círculo, pretenden valer más que los habitués del café, la
conversación y a las trivialidades de sus ocupaciones habi- imagen que suscitan se parece mucho a la clásica caricatura del
tuales. Sin embargo, los placeres del círculo de M. son parroquiano de ese otro espacio. Tomemos sus características y
poco variados y, si se lo recibe en ese asilo hospitalario, sus expresiones típicas de Baudelaire.
cuando menos se sorprenderá de ser abordado por esta A propósito de la Exposición de 1855: "Pregunte a cuáquier buen
frase de uno de los comisionados celosos de hacerle co- francés que lee todos los días 'su' periódico en el cafetín lo que en-
nocer el precio del favor que le es concedido: "Aquí, se-- tiende por progreso; responderá que es el vapor, la electricidad y la
ñor, la gente como uno no va al café". Cuatro paredes de-. iluminación a gas, milagros desconocidos para los romanos...".
coradas con el reglamento y las reglas del juego de billar A propósito de Delacroix, que el público no ha apreciado lo su-
forman el único y principal salón de este club. Acodados ficiente: "¿Qué nos hacen las vacilaciones de los gobiernos (hablo
alrededor de varias mesas, los abonados reparten su de antaño), los chillidos de algunos salones burgueses, las diser-
tiempo libre entre la pipa, Ia cerveza, el vino blanco y los taciones odiosas de algunas academias de café y la pedantería de
naipes. Los primeros en llegar ejercitan sus destrezas en los jugadores de dominó?".
una seguidilla de carambolas. A esto se reducen los privi- A propósito de Henri Monnier y de su Joseph Prudhomme tan ri-
legios y los goces de los miembros del círculo, goces en dículo, pero tan real: "Desconozco cuántas tazas de café habrá
los que podrá participar gracias a la protección bienhe- tenido que tomarse Henri Monnier, cuántas partidas de dominó,
chora de quien lo presente. Las mismas distracciones se para llegar a ese prodigioso resultado...".247
142 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y CULTURA 143

Se podrían rechazar o atenuar estas crueles evocaciones di- la simplificación. En un pasaje particularmente amargo sobre la
ciendo que emanan de autores impulsados por su intelectualidad juventud de su época, Baudelaire escribe:
misma a describir al "burgués", su liberalismo y su euforia con ese
espíritu de denigración sarcástica que el anarquismo (anticipada- En la gentry parisina hay cuatro juventudes distintas.
mente) y el tradicionalismo suelen tener en común. Pero muchas Una es rica, tonta, ociosa, no adora más divinidades
personalidades serias y demócratas les hacen eco. En el Dictionnaire que la lujuria y la glotonería, esa musas de los viejos sin
politique de Duclerc y Pagnerre (republicanos moderados típicos) honor... La otra es tonta, sin más preocupación que el
se puede leer en el artículo "club" (la obra no contiene un artículo dinero, tercera divinidad del viejo... Hay una tercera es-
para "círculo"): pecie de jóvenes, que aspiran a hacer la felicidad del pue-
blo, y que han estudiado la teología política en el perió-
En Gran Bretaña, toda sociedad literaña, política, gas- dico Le Siécle... [Por último, después de la tontera
tronómica o de fumadores se llama club. Estos clubes, a "epicúrea", la tontera "agiotista" y la tontera "política",
pesar de algunos nombres ambiciosos, como Club de la Ia cuarta es la de la bohemia, etc.] 251
Reforma, Club de la Libertad, etc., no son más que reu-
niones de gastrónomos, de aburridos o de jugadores. Aquí, la ultranza reaccionaria es evidente. Pero la idea de que la lec-
Carecen de relevancia política y su importancia literaria tura del periódico (multiplicada por la conversación de café o de círculo) no
equivale a. la de nuestros círculos de provincia. 248 crea más que una cultura de segund,o orden se halla también, en térmi-
nos mucho más mesurados, en eI muy recatado y liberal Charles
¡Cuánto menosprecio en esta última lítotesl de Rémusat. Volvamos al pasaje 252 donde da cuenta de la deca-
La denigración, sobre todo cuando se transforma en prejuicio, dencia de la vida mundana después de 1830 y donde explica por
siempre va demasiado lejos. Duclerc y Pagnerre sin duda no sabían, qué (aunque sea liberal) la echa de menos:
cuando ridiculizaban los círculos de provincia, que por ejemplo el
Círculo de Ornans (Doubs) contaba entre sus miembros al joven La libertad de prensa y la lectura de los periódicos tienen
Gustave Courbet, buen republicano y gran artista. 249 Los comenta- la ventaja de extender sin cesar el círculo donde se pro-
ristas a veces iban demasiado rápido: para vituperar la atonía inte- pagan esas ideas que por lo general se llaman las luces
lectual de la vida provincial, Michelet enfatizó el ejemplo ,de del siglo, pero dispensan, para adquirirlas, estudios y re-
Evreux, pero sin mencionar los círculos, que sin embargo existían y flexiones. Incluso se desdeñan los libros, y uno se en-
que, al parecer, él no conoció. 250 Pues la provincia es discreta, si no cuentra sabiendo más o menos lo que es necesario para
secreta. opinar sobre los asuntos del momento sin haberlo apren-
Pero dejemos de lado ahora esas correcciones. El prejuicio es dido. Los espíritus son entonces menos cultivados, menos
lo que más nos interesa. agudos, que cuando era menos fácil formarse una opi-
Lo que es nuevo en los años cuarenta, y después también (no se nión. Por ello, a menudo he pensado que en Francia la
halla el terna en los arios veinte), es la idea hoy trivial según la cual "Sociedad", o lo que se llama con ese nombre, es menos
la lectura misma, si se limita al periódico, puede contribuir a una espiritual de lo que era antes de la Revolución.
nueva forma de tontera, la del conformismo, la charlatanería y
144 EL CÍRCULO BURGUÉS CÍRCULO Y CULTURA 145

Prolonguemos un poco el razonamiento (bajo nuestra absoluta café... [más adelante]. Si fueran más ricos, se diría: son
responsabilidad): la sociabilidad aristocrática, la de los salones, unos holgazanes. Son simplemente buenos para nada. En-
correspondía también en principio a un nivel superior de cul- tre éstos, hay aburridos, fastidiosos, soñadores, y algunos
tura, aquel en que se leen libros. La sociabilidad burguesa, la de más divertidos... [Las bastardillas son nuestras.]
los círculos y los cafés, es de un nivel inferior, aquel en que se
leen los periódicos o, más abajo aún, en el que no se lee. Deje- Pero TocqueviIle daría a la tríada salón, café-círculo, cabaret, más
mos de lado los juicios de valor, implícitos o explícitos, sobre el allá de las correspondencias sociales, las correspondencias cultura-
tema de la vulgarización (vulgarización, ampliación, ¿es decir de- les en el sentido más clásico del término. Elegido nuevamente para
mocracia?, o vulgarización, simplificación, ¿es decir vulgari- representar al pueblo en la Asamblea Constituyente de 1848, des-
dad?). Para nosotros, es importante comprender —aunque sea cribe a sus nuevos colegas, miembros de la izquierda, promovidos
sistematizando un poco para percibirlas mejor— las realidades en número por el sufragio universal de la siguiente manera:
de una época donde los estadios de la sociabilidad no remitían sólo a
niveles sociales, sino también a niveles culturales. Me parecía ver por primera vez a esos montañeses, de
La correspondencia entre marcos de sociabilidad y niveles so- tanto que me sorprendieron su idioma y sus costumbres.
ciales ya nos remitía a un escalonamiento de las "culturas", en el Hablaban una jerga que no era exactamente el francés
sentido etnológico del término. Habría que analizar completo de los ignorantes ni el de los letrados, sino que tenía defec-
Les paysans de Balzac desde ese punto de vista. tos de ambos, pues abundaba en groserías y expresiones
Se conoce bien la larga y minuciosa descripción del Café de la ambiciosas. Se oía salir de esos bancos de la montaña
Paix de la pequeña ciudad de Soulanges. En varios aspectos, es una corriente continua de apóstrofes injuriosos o jovia-
un espacio intermedio entre la buena sociedad (el salón de la se- les, se producía al mismo tiempo una multitud de pullas
ñora de Soudry) y la capa popular (el Cabaret du Grand Vert), y de sentencias, y alternativamente se adoptaba un tono
también evocados con la amplitud que conocemos. Pero (he muy licencioso y aires muy soberbios. Evidentemente,
aquí la cultura en el sentido etnológico del término), todo se es- esa gente no pertenecía más al cabaret que al salón, creo
calona de la misma forma, el juego favorito (el whist en el salón, que habían pulido sus costumbres en el intermedio de
el billar en el café, y ninguno en el cabaret), la bebida más típica los cafés y alimentado su espíritu sólo con la literatura de
(licores en el salón, punch en el café y vino en el cabaret), etc. los periódicos. En todo caso, era la primera vez desde el co-
El mismo escalonamiento tripartito salón-café (en filigrana mienzo de la revolución [de 1789] que esa especie se
círculo-cabaret) se halla en una sabrosa página sociocultural de presentaba en una de nuestras asambleas. 254
Los miserables en la que Víctor Hugo describe, con el nombre de
señor Bamatabois, al burgués ocioso de la pequeña ciudad: 253 Reconocemos ese nivel intermedio, que no es la verdadera cul-
tura, pero que tampoco es la ignorancia. Al evocar los dos polos
Son seres de la gran especie neutra, castrados, parásitos, extremos del salón y del cabaret, y el café como estadio interme-
nulos, que tienen un poco de tierra, un poco de tontera y dio, Tocqueville los toma significativamente como símbolos de
un poco de espíritu, que serían patanes en un salón y se las instituciones de la vida social. Nos enseña, primero, que en la
creen gentileshombres en el cabaret [...]. Fuman, boste- época en que se percibía la diferenciación creciente de la socie-
zan, beben, huelen a tabaco, juegan al billar... viven en el dad, se evidenciaba también la complejización creciente (y tal
146 EL CÍRCULO BURGUÉS

vez correlativa) del escalonamiento cultura1. 255 Nos confirma Conclusión


también que, para ese tipo de análisis, el simbolismo de la socia-
bilidad es un buen medio de representación.
Hemos encontrado en esta aventura al generoso y democrá-
tico Víctor Hugo, entre Balzac y Tocqueville, en compañía con-
servadora... Es su lado de hombre de mundo... Se podrían hallar
otras pruebas. Por ejemplo, la que citamos a continuación, to-
mada de sus libretas de 1848. 256 Hugo esboza una caricatura de
Dufaure: "El señor Dufaure al llegar de Saintes a la Cámara de
Al término de este estudio, quisiéramos recordar sus lí-
Diputados tenía costumbres de abogado de provincia: la lectura
mites, aprender la lección teórica que nos deja e identificar las
de los periódicos en el café todas las noches y la partida de do-
perspectivas para continuarlo.
minó. Después del 12 de mayo de 1839, se lo nombró Ministro
del Interior". Sigue la anécdota que resumimos: el nuevo minis-
Creemos que los límites han sido claramente planteados: Francia,
tro ofrece una velada. Un poco aburridos, los invitados se esca-
y Francia sola. La Francia de antes de 1848; el salto hacia ade-
bullen. Entonces Dufaure invita a los que se quedan a jugar una
lante que la revolución del sufragio universal hizo dar a la vida
partida de dominó. Sorpresa discreta, pero se la acepta. Sin em-
colectiva suscitó una masa nueva de materiales, relatos y proble-
bargo (en este punto, Hugo visiblemente se entusiasma), no ha-
mas que justificaría —o justificará— otro estudio.
bía un dominó en el despacho de un ministro y, para hacer la
Hemos hablado de la burguesía y sólo de ella. En esa época, se
partida, hubo que ir a pedirle el juego al portero...
llamaba a sí misma "la clase media" y sus fronteras con la aristo-
Traduzcamos: Dufaure era un hombre de café-círculo provin-
cracia, de un lado, y las clases populares, del otro, eran bastante
cial. Sus costumbres, en el estadio mundano al que accedía por
claras. Sectores enteros de esa burguesía tocaban con la clase su-
su cargo, eran incongruentes, y Víctor Hugo (ignorando que,
perior, a la que admiraban, envidiaban e incluso imitaban, es-
unos arios más tarde, sería el aliado de Dufaure y el ídolo de mu-
pontáneamente o por mimetismo. La burguesía solía vivir su
chos Bamatabois) lo "desdeñaba" cruelmente. En efecto, bajo la
vida mundana, a una escala más modesta, sobre el modelo aris-
Restauración (e incluso después) la elite social, presumiendo de
tocrático ofrecido por la vida de salón. Sin embargo, en algunas
cultura, había facilitado el ascenso mundano a escritores de alta
capas (aún por definir) de la burguesía rentista 258 de provincia,
calidad. Es posible que Hugo (o Balzac) hubieran sido algunos
otras prácticas habían comenzado a aparecer, a las que, según
de los beneficiarios, gracias al brillo de su pluma, de una suerte
parece, la elite de la burguesía comerciante, en el negocio de los
de sobrecIasificación social, un poco similar a la que Philaréte
grandes puertos, dio un impulso y un alcance decisivos.
Chasles señalaba, lamentándose, acerca de Guizot y Victor Cousin,
Por otra parte, no hemos estudiado todo el sistema de la socia-
quienes la debían a servicios más políticos. 257
bilidad burguesa de ese tiempo, sino solamente la institución
Pero no hay allí sino matices nuevos para nuestros anteriores
que se presentó como la más nueva y la más típica, el círculo. Más
análisis. Nos confirman la idea de que la sociabilidad es una buena
exactamente, la asociación de hombres para el ocio, de la que el
clave para la comprensión de los mecanismos socioculturales.
café de habitués es la forma menos perfecta y más extendida,
148 EL CÍRCULO BURGUÉS CONCLUSIÓN 149

mientras que el círculo organizado, declarado y autorizado cons- Creemos que se admitirá cada vez con mayor facilidad que la ci-
tituye su forma acabada. Hemos intentado marcar los lazos del vilización (¿burguesa?, ¿liberal?, ¿capitalista?, ¿democrática?) del
círculo con las instituciones vecinas, lazos de antagonismo o al siglo XIX no fue un simple conjunto de deslizamientos lineales
menos de contraste (con el salón), lazos de proximidad, de pa- entre 1789 y la actualidad, sino un verdadero sistema histórico,
rentesco, de filiación (con el café y, secundariamente, con otros que tuvo un nacimiento, un auge, una proyección y una deca-
comercios de habitués, como las librerías o los gabinetes de lec- dencia, hasta llegar a la desagregación final de la que somos tes-
tura), lazos de confusión parcial, luego de especialización, pero tigos. En todo caso, la historia particular de Ia sociabilidad, nos
a veces también de asociación (con las sociedades especializadas, parece, va en el sentido de ese tipo de interpretaciones, y por
eruditas o militantes). ello en particular recomendamos no hacer ning -una extrapolación
Pondremos sumo cuidado en no extrapolar. El golpe que die- a partir de nuestras conclusiones parciales.
ron a la vida de salón las nuevas costumbres y la revolución de
1830 no fue mortal, y la decadencia de la que hablan los autores Pero la prohibición de extrapolar no impide la generalización, que
de esa época no anunciaba ninguna extinción. En París, como nos conduce a conclusiones más teóricas. Para decirlo claramente:
en el interior, aún habrá bastantes salones privados florecientes ¿hay esquemas de explicación o al menos de correlación que, ex-
bajo el Segundo Imperio, luego bajo las Repúblicas, y sigue ha- traídos de los estudios que acabamos de presentar, puedan trans-
biéndolos hoy. Los círculos, por su parte, adoptarían otras for- portarse y aplicarse a otros ámbitos? Nuestra respuesta es afirmativa.
mas, y el análisis que hemos realizado para 1820, 1830 o 1840 sin El círculo, como hemos dicho, comenzó siendo una práctica
duda no es totalmente aplicable hacia 1880. social parcial, innovadora y, si no fue partisana, al menos estaba
De modo que nuestra conclusión más general se limita a lo si- connotada" como liberal: era bien vista por la izquierda y mal
L'

guiente: el período en que se cuestiona la vida mundana de por la derecha. Pero, muy rápidamente, ese aspecto de las cosas
forma aristocrática, o en todo caso se la desafía en su monopo- irá borrándose u olvidándose. Cuando toda la provincia bur-
lio, es también el período en que la sociabilidad igualitaria del guesa esté cubierta de círculos o de cafés-círculos, la institución
círculo aparece y se instala. Creemos haber demostrado que hay en sí parecerá totalmente neutra. No lo era en sus orígenes. Pero
una relación lógica entre esa decadencia y ese ascenso, y cree- prácticamente toda Francia, hacia 1880, habrá aceptado vivir en
mos, por último, que esa sustitución de la tendencia dominante el sistema grosso modo liberal por el que se luchaba antes de 1830.
en materia de sociabilidad corresponde muy bien a todo lo que En otras palabras, la victoria de la ideolo,gfri vacié de contenido ideológico,
ya sabíamos desde hace largo tiempo, global o intuitivamente, si así pudiera decirse, las instituciones que la habían expresado.La his-
sobre la oposición entre la. Vieja Francia y la Francia burguesa. toria de' "ingreso en las costumbres", expresión banal pero que
Por último, deseamos reiterar aquí que nos hemos referido a tal vez podría dar título a una reflexión o un inventario, podría
la "Francia burguesa", más que a la Francia que el sentido co- bien concernir a muchos más ámbitos que el de la asociación.
mún llama "moderna" y los universitarios, "contemporánea". En Pero quedémonos en éste, por ahora.
efecto, el sistema de vida social que, en la bisagra de los siglos Si corrientemente se habla de la "Francia burguesa" para la
XVIII y XIX, reemplaza el Antiguo Régimen no duró —como du- época de Luis Felipe (e incluso bastante después), no es, claro
rante largo tiempo se ha creído— hasta nuestros días, ni tampoco está, porque en esa Francia todos fueran burgueses, sino porque
modeló nuestro presente a través de transiciones imperceptibles. estaba dominada por burg-ueses. Esto es, que algunas opiniones o
150 EL CÍRCULO BURGUÉS CONCLUSIÓN 151

usos, hechos por o para los burgueses, eran masivamente retoma- prestada aquí al fenómeno del círculo nos ha invitado. En este
dos por las demás clases, por obediencia, educación o mimetismo. último ejemplo, la mirada política clásica nos ofrece una imagen
No hemos abordado en este estudio el inmenso ámbito de la descabellada: ese pequeño club que, curiosamente, no incluye
sociabilidad popular. Tal vez algún día lo hagamos. Sin embargo, más que a torneros, que además cantan. La mirada sociológica,
sabemos lo bastante acerca de ese ámbito como para decir que en cambio, nos restituye una imagen mucho más natural: una so-
más de una realidad o relación aquí percibida en cuanto a lo ciedad obrera consuetudinaria, que ingresó en bloque en el par-
burgués tenía sus equivalentes populares. Las relaciones íntimas tido (comunista, en este caso). Pero ¿acaso no era ése el mismo
y complejas entre café y círculo se hallan en los campesinos pro- fenómeno que el de los círculos burgueses de lectores de perió-
venzales entre cabaret y chambrette. 259 La sociabilidad informal dicos y jugadores de billar que, en Chalon o en Dijon en 1833, se
de los burgueses cultivados de finales del siglo XIX en el co- convertían naturalmente en clubes republicanos?
mercio del librero, su favorito, 266 se parecerá mucho a la de los En este punto, no podemos dejar de plantear la siguiente
pobladores en la barbería o el taller del herrero a menudo resal- cuestión: cuando una práctica social bien establecida en la bur-
tada en otros estudios. Pueden hallarse paralelismos incluso para guesía es reproducida en las clases populares, ¿se debe pensar
situaciones más complejas. que el pueblo imita lo que ve hacer a los notables o que, más na-
Por ejemplo, hace algunos años, narramos 261 (sin siquiera, en turalmente, se presenta una misma solución —mutatis mutandis-
esa época, comprenderla del todo) la historia de los obreros ce- porque "las mismas causas producen los mismos efectos"? Como
pilladores de la Garde-Freinet (Var) que se habían organizado en se han dado algunos hechos de imitación, tal vez hemos tendido
dos planos: por un lado, como "asociación obrera", para trabajar el en nuestras primeras obras a generalizar ese proceso a expensas
corcho en forma cooperativa, y, por otro, como "círculo", para con- de factores sociológicos menos conscientes. Habría que debatir
versar entre ellos, por las noches, sobre cómo marchaba la socie- al respecto. Agreguemos, cum grano salis, que el término "mo-
dad y otros asuntos. El sistema, que a la administración de enton- delo" permitiría casi evitar el debate sugerido, ya que su acep-
ces le pareció de una complejidad maquiavélica y temible, era tal ción usual incluye la idea de imitación consciente, mientras que
vez más natural de lo que parece, ya que recuerda muy evidente- una acepción filosófica más reciente evoca, antes bien, un es-
mente aquello que acabamos de analizar en el medio burgués quema abstracto susceptible de interpretar situaciones efectiva-
con el nombre sugerido de "simbiosis sociedad-círculo". mente separadas.
Citemos otro ejemplo, de otro problema y otra región, en re- El modelo más claro que hemos identificado —en este último
lación con el pasaje en bloque de los grupos de recreación con- sentido— es el de la oposición salón-círculo, en relación con lo
suetudinarios a los grupos políticos. cual se ubican y acumulan los siguientes caracteres: del lado del
Charles de Rémusat retuvo de su paso por el Ministerio del In- salón, tradición, lugar familiar, presencia de hombres y mujeres,
terior, en 1840, la impresión de que las "sociedades secretas" se moralidad, ausencia de debate político; del lado del círculo, in-
reducían entonces a algunos vestigios, que enumera, el último novación, lugar extrafamiliar, exclusividad masculina, moralidad
de los cuales, llamado "Sociedad de Jacobinos, compuesta sobre sospechosa, riesgo de caer en política. Esto es válido para las el--
todo por fundidores y torneros, se reunía para cantar y conver- tes hacia 1830. Lo que resulta impresionante es comprobar que,
sar", lo que visiblemente le parecía extrario. 262 Es de notar el in- cuando los observadores citadinos describen, en una época que
terés de la inversión del punto de vista al que la atención especial podrá variar según las regiones, de 1848 a 1914, la aculturación
152 EL CÍRCULO BURGUÉS CONCLUSIÓN 153

campesina, se producirá una suerte de unanimidad para expre- sobre todo, examinar esos fenómenos en relación con la vida
sarla en términos de sociabilidad. Entonces se opondrá la velada popular.
al cabaret, y los caracteres y las connotaciones de ese par anta- En términos ya no de programas precisos, sino de campos de es-
gónico reproducirán en el ámbito campesino lo esencial de la tudios más amplios, la historia de las asociaciones puede incorpo-
antítesis que aca.bamos de mencionar (velada en la granja, en rarse en otros contextos. En primer lugar, a la historia de la demo-
familia, virtud y antigua "sabiduría"; noches de cabaret, entre cracia. Ya hemos dicho que la sociabilidad moderna le había
hombres, bebedores, gritones y políticos). 263 preparado el terreno, en el sentido más práctico del término, y
Se puede argumentar que el cabaret imitaba al café-círculo, era perceptible desde 1848:
pero resulta más difícil de creer que las veladas rústicas imitaran a
las veladas mundanas de castillo. Tal vez sea posible hablar de un Había un club en todos lados donde hubiera una sala ca-
modelo general de sociabilidad antigua, de carácter interfamiliar, cuyo paz de contener a veinte personas. Así era en París,
cuestionamiento pasaría, siempre en general, por la competencia donde yo estaba. Creo que lo mismo sucedía en los pue-
que ofrece un tipo de sociabilidad abierto sobre la modernidad y sobre la blos. Una señora de Moustoir le decía a mi madre, ha-
sociedad global, estructurado por la asociación voluntaria masculina. blándole de esa época: íbamos a buscar a nuestros hom-
En ese punto, la historia y la sociología pueden tener una con- bres al club, como antes íbamos a buscarlos al cabaret. 265
vergencia legítima. Ésta es también una conclusión.
Y tal vez una conclusión útil. Al término de un estudio, muy Lo mismo puede decirse de forma más abstracta y, por ende,
destacable, sobre los clubes parisinos en 1848, el historiador nor- un poco menos amable. Como escribió un especialista nortea-
teamericano Peter Amann 264 se pregunta a qué conjunto de fe- mericano:
nómenos de transición social (entre Antiguo Régimen y moder-
nidad) pueden remitir esas formas de organización y menciona Esas asociaciones voluntarias tuvieron una larga histo-
el papel de los notables (según la obra clásica de André j. Tudesq) ria. Fueron una de las características de la vida demo-
y el de la prensa —en resumen, diversos aspectos del universo li- crática en Occidente, especialmente en el mundo an-
beral burgués—, con la sola excepción del fenómeno del círculo, glosajón [...]. La calidad de nuestra vida social y
que, sin embargo, es lo que le habría dado la analogía o el ante- política fue en gran medida determinada por la vitali-
cedente más pertinente. No cabe duda: su historia debería ser dad de esas miríadas de agrupaciones (clubes, organi-
exhumada. zaciones, asociaciones) que alternativamente conmo-
cionaron y clarificaron el espacio que se extiende
Las perspectivas de un estudio de ese tipo son evidentes y ya he- entre el estado y la familia, así como entre el estado y
mos indicado las que se plantean en términos de programas. Por el individuo.266
un lado, profundizar (trabajo de "dieciochista") el problema de
los v orígenes y de los a.vatares revolucionarios de los círculos. Esta visión optimista de la cuestión es menos banal de lo que
Luego, proseguir más allá de 1848 el estudio de los procesos de puede parecer. Hoy en día en Francia, la idea de que se debe reto-
diferenciación de la institución y, en particular, la del lento sur- mar de forma nueva y global el cambio de la sociabilidad que sus-
gimiento de Ia asociación especfficamente política. Por último, y tituyó el sistema racional-liberal-burgués en el Antiguo Régimen
154 EL CÍRCULO BURGUÉS CONCLUSIÓN 155

fue lanzada con el brillo que conocemos por un pensador como los franceses más luces de las que tienen, naturalmente serían
Michel Foucault, pero con juicios de valor despreciativos, explí- más proclives al espíritu de asociación que los ingleses". 279
citos o implícitos, que no nos han convencido. 267 Por nuestra Ésa es de alguna manera la comprobación que debía hacerse.
parte, nos complacería volver a hacer hincapié en los aspectos Tal vez incluso "las luces" —en esta materia— estaban más expan-
del progreso democrático que no fueron lamentables... didas en la Francia de 1835 de lo que podía creer Tocqueville,
Pero, después de todo, se puede dejar de lado ese costado po- cuyos principales terrenos de observación nacionales (el gran
lítico-sentimental del asunto. Si antes citamos a un historiador mundo parisino y la rusticidad normanda) no eran los más favo-
de lengua inglesa fue para recordar, al terminar, esa antigua evi- rables a la percepción de la sociabilidad.
dencia que el estudio de la sociabilidad y de sus progresos, pro- Sin embargo, ésta se extendía, junto con la modernidad moral
bablemente conjuntos con los de la democracia, ofrece, una oca- y política, si bien, como hemos visto, el TocquevilIe de 1848 no
sión que ha sido demasiado poco aprovechada para el estudio podía apreciar siempre sus efectos. De ningún modo estamos
comparativo aplicado a las tres sociedades del triángulo liberal tentados de retirar del "Gran Siglo" de Michelet, el siglo XVIII,
del siglo XIX: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. el nombre consagrado de "Siglo de las Luces". Pero afirmaría-
No tenemos, a decir verdad, el equivalente francés de la anti- mos gustosos que el siglo XIX propició su difusión, a través de al-
gua obra de Ostrogorski. 268 Tampoco tenemos sobre Francia una gunas redes, entre las cuales la menos importante sin duda no
mirada similar a la de Tocqueville sobre los Estados Unidos, es era la de la sociabilidad, que, al final del reinado de Luis Felipe,
decir una mirada que abarca juntas la "democracia" de las rela- comenzaba a formar parte de las estructuras nacionales.
ciones sociales y la de la política (régimen u opinión). Sin em-
bargo, la idea de comparar Francia con el mundo anglosajón
desde el punto de vista de la sociabilidad (ya que este mismo tér-
mino fue el utilizado) no era ajena a los hombres del siglo XIX.
Por ejemplo, Philaréte Chasles 269 sostuvo que Francia carecía del
"espíritu de los negocios" (que, por supuesto, era inglés), y que
su espíritu propio era el de la "sociabilidad". El contexto muestra
claramente, no obstante, que él entendía por sociabilidad la del
ocio aristocrático, que hemos calificado de "antigua". No nos sor-
prenderá que Tocqueville fuera más profundo y más sugestivo.
No especulaba sobre la sociabilidad en general ni sobre la socia-
bilidad del mundo, sino sobre lo que le parecía más característico
del siglo: el espíritu de asociación. Y si bien veía que este fenó-
meno se desarrollaba más ampliamente en los Estados Unidos y
en Inglaterra, no creía que fuera por el efecto de un modo de ser
nacional (el inglés, para él, sería más bien individualista), sino de-
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nuevo. De allí esta sugerencia: "Imagino que si se pudiera dar a
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intelectual
Antes que nada, quisiera agradecer por esta invitación'
a la Casa de Velázquez.* Agradezco, en particular, haber elegido
como programa de este encuentro mi trabajo personal, como si,
en la reflexión y los debates anunciados, yo debiera figurar
como objeto y como participante activo al mismo tiempo. Es un
gran honor para mí, un tanto abrumador. Es muy halagador,
pero también podría ser preocupante: ¿acaso no es como antici-
par una noticia necrológica, por lo demás, no demasiado lejana?
Pero dejemos esa cuestión de lado. Otro motivo de confusión
proviene del hecho de que este modesto homenaje me es ofre-
cido en España, país que conozco poco (incluso como turista) y
cuya lengua no domino. Antes de conocer a mis colegas france-
ses hispanófilos, y luego a historiadores españoles que trabajan
en París, sobre todo a Jordi Canal, no he tenido con España y el
hispanismo más que dos lazos indirectos y bien discretos. 2
El primer lazo se llama —se llamaba— André joucla-Ruau, ca-
marada de la Escuela Normal durante dos años, luego colega en
los liceos de Marsella y, por último, en la Facultad de Letras de
Aix-en-Provence, camarada también en otro sentido de la pala-
bra, y amigo personal. Fallecido prematuramente en 1970, era
un hombre extraordinario, de una ciencia, un brillo y una se-
ducción poco frecuentes. Por un apego admirativo y por su me-
moria, me he atrevido a escribir para las Mélanges que le fueron

* Este texto fue publicado por primera vez en Mélanges de la Casa de


Velázquez, 2004, nueva serie, tomo 34-1.
166 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 167

ofrecidas un pequeño ensayo de historia comparada titulado "El forma de monarquía constitucional en Inglaterra, Bélgica, Sue-
comienzo del 'Movimiento' en las pequeñas ciudades" (Provenza cia, etc., y la forma de república en Francia o en Italia? En otras
de diciembre de 1851, Andalucía de julio 1936). 3 palabras, ¿por qué la monarquía constitucional en Francia ha
El segundo intermediario es nada más ni nada menos que Su fracasado constantemente, en 1830 con los Borbones, en 1848
Majestad el rey Juan Carlos. En efecto, yo era profesor en la Univer- con los Orléans, en 1870 con Napoleón III?
sidad de París I (Panteón-Sorbona) cuando la asamblea directiva El tema de la república ligada al destino francés por lo general
de ese establecimiento otorgó el título de doctor honoris causa al se enuncia con la expresión, ya trivial, de "excepción francesa".
digno y liberal soberano de su país. Por cierto, no tuve el honor de Es un tema para los debates políticos, ya todos saben cuánto lo
serle presentado, tampoco a la reina Soffa. Como nunca me decidí explotan los adversarios de la construcción europea. Pero es
a procurarme una toga, no podía figurar en las primeras filas del también un tema para el historiador desde el momento en que
anfiteatro y me senté, en traje de calle, en medio del público gene- desea prolongar las descripciones con las explicaciones.
ral. Pero escuché y aplaudí el discurso de agradecimiento del mo- Que este preámbulo hispano-monárquico sirva, al menos,
narca, que leyó en un francés impecable y donde expresó un gran para esta primera máxima: reflexionemos, tratemos de com-
respeto por los principios del estado contemporáneo. El "buen re- prender y no sólo de narrar. Y de comprendernos a nosotros mis-
publicano" que se supone que soy no se sintió molesto por contri- mos, ya que es lo que ustedes han deseado hacer al personalizar
buir, desde su modesta fila, a la fiesta de coronación de un rey. un poco este encuentro.
Esta confesión me ofrece una cómoda transición para pasar Pertenezco a la generación que ha leído, desde su publicación,
de las anécdotas preliminares a la reflexión seria. la obra de Henri Marrou titulada De la connaissance historique.4 Ma-
A menudo he disertado sobre la "República" y el "republica- rrou, por cierto, no promovía la subjetividad en el trabajo. No
nismo", y he sostenido que, para un francés republicano, la distin- cuestionaba que uno deba ser "objetivo", aplicar reglas del oficio
ción entre el bien y el mal no oponía los estados con un jefe de es- de erudito codificadas desde hace varias generaciones. Pero se-
tado elegido a los estados con un monarca hereditario, sino que ría ingenuo negar su subjetividad. Es mejor tomar conciencia de
separaba a aquellos regidos por el derecho, la democracia y la li- ella, asumirla y reconocerla. Sería un tanto ingenuo afirmar que
bertad de los estados (aunque fueran designados como "Repúbli- el buen historiador no pertenece "a ningún tiempo y a ningún
cas") gobernados arbitrariamente por dictadores. Los estados po- lugar". Tiene sus condicionamientos, ya que ha sido formado en
líticamente honorables pueden ser monarquías constitucionales o una zona cultural, un medio, una educación. No depende de
repúblicas, tenemos más respeto por el rey de España que por el nosotros ser cristianos o agnósticos, ser de derecha o de iz-
presidente de Gabón, etc. Lo que acabo de decir es trivial. quierda, ser "sociales" o elitistas. Conocer nuestras preferencias
Pero, cuando se es historiador, uno deriva, con bastante natu- espontáneas puede ayudar a relativizarlas o a controlarlas.
ralidad, de la reflexión cívica sobre la política que conviene apli- Ello ayuda, en primer lugar, a comprender la elección de
car en el mundo actual (mejor ser solidario de las monarquías li- nuestros ámbitos de estudio y también nuestras curiosidades.
berales de la Europa del noroeste que de las repúblicas Todos sabemos que, para dedicar nuestra vida a un mismo
llamadas populares del tercer mundo) hacia la reflexión histó- campo de investigación, es necesario que lo que allí encontremos
rica sobre las causas de esa complejidad. ¿Por qué el estado mo- no nos desagrade demasiado. Hace falta ser cristiano para tener
derno (el estado de derecho, la democracia liberal) reviste la ganas de dedicarse por completo a la historia religiosa, al contacto
UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 169
168 EL CÍRCULO BURGUÉS

inmediata", a veces llamada (a causa de la importancia de las en-


con documentos, personajes y ambientes que nada agradarían al
trevistas) "historia oral". Sus relatos son irreemplazables y provi-
ateo. Se necesita cierta cultura socialista, comunista o sindicalista
sionales a la vez. Mañana los testigos estarán s muertos, pero los
para trazar con el detalle que merece la "historia del movimiento
archivos estarán abiertos. Entonces, se podrá pasar a una nueva
obrero", sin hallarla fastidiosa. En todos esos casos, nuestx-as "sensi-
etapa, una nueva síntesis, más completa.
bilidades" nos ayudan en nuestro trabajo, alentándonos o mante-
niéndonos dispuestos cuando las exigencias profesionales austeras
Ahora ha llegado el momento de hablar de mi propia subjetividad,
y abstractas de la exhaustividad y el análisis no son suficientes.
La subjetividad de nuestra formación original sin duda tam- Ya que me han hecho el honor de invitarme.
A decir verdad, puedo ser muy breve sobre el condiciona-
bién puede dar lugar a derivas partidarias. Entonces uno debe
miento original ya que, gracias a Pierre Nora, gran y eficaz inspi-
recordar la ética "Langlois-Seignobos", pues es cierto también
rador y organizador de nuestra conciencia histórica nacional,
que se debe ser exigente y riguroso. La formación en la disci-
tuve mi lugar, junto a otras siete grandes figuras (sin duda era yo
plina histórica, según Marrou, de ningún modo negaba la educa-
la "figura" menor de ese escenario...), en los Essais d'ego-histoire.6
ción "positivista" tradicional, sino que apuntaba a prolongarla
Mis padres eran maestros públicos y combinaban la herencia
refinándola inteligentemente.
protestante de Cévennes de uno con la influencia familiar cató-
lica pero arqueorrepublicana y laica del otro. Airibos fileron cria-
Una palabra más sobre este capítulo de deontología general.
dos al término de la Gran Guerra en el pacifismo, es decir más
Es cierto que el historiador corre más riesgos de deriva partida-
cercanos al partido socialista que al viejo partido radical. Por lo
ria cuando su objeto se acerca al presente. Es cierto, pero ¿qué ha-
tanto crecí en un contexto de izquierda tan típico que es casi ca-
cer? En ese caso también las ideas de nuestros maestros han cam-
ricaturescamente siegfriediano. Cierto condicionamiento fami-
biado un poco. Antes se admitía que la historia reciente está muy
liar más íntimo, más particular por su alto tenor en puritanismo,
cerca de la política y que, por lo tanto, no puede ser serena. La se-
sin duda contribuyó, al término de la Segunda Guerra Mundial,
renidad viene con la "distancia" y, por ende, no se debe hacer his-
a que me lanzarajunto con una multitud de jóvenes de mi gene-
toria ciiando ésta es muy corta (o, en todo caso, habría que darle
ración, a la aventura del comunismo. Fui un celoso miembro del
otro nombre). Sin embargo, la experiencia demuestra que la dis-
Partido Comunista Francés de 1946 a 1960. 7
tancia no aporta, por sí misma, serenidad. Lo hemos visto hace
Hoy en día sigo estando dividido entre dos sentimientos con-
diez o quince arios con la gigantesca experiencia intelectuá del
tradictorios: el lamento de haber creído, repetido, escrito, y a ve-
bicentenario de la Revolución, que, debemos reconocer, era tan
ces ejecutado, cierto número de tonterías, y el beneficio, tanto
detestada en 1989 como lo había sido en 1889. 5
humano como profesional (histórico), de haber encontrado rea-
El historiador de hoy acepta abordar períodos cercanos para
lidades apasionantes y comprendido muchos procesos, tanto
poder obtener las ventajas de la proximidad, pues las hay. Si bien
sociológicos como ideológicos.
los archivos de acontecimientos demasiado recientes aún están
Como la mayoría de mis congéneres, he hallado, aunque un
cerrados, las posibilidades de encontrar actores y testigos vivos
poco más tarde que los más brilla.ntes, mi camino de Damasco. Pero
son muy altas. Entonces, de manera muy consciente, procede-
permanecí (el principal condicionamiento obliga) en el campo
mos a trabajar por etapas. Esquematicemos: en la actualidad, tes-
de la izquierda moderada, es decir del socialismo democrático.
tigos vivos, pero archivos cerrados. Es el momento de la "historia
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170 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 171

Esto no es una revelación, ya que, en 1995, figuré en la larga y atraer su memoria hacia el panteón de la izquierda. Ese exceso de
brillante lista del destacado Comité Nacional que apoyaba la can- lógica, que hace girar todo en torno a la entidad "República Fran-
didatura presidencial de Lionel jospin, lo cual me da una reputa- cesa", es una reconstrucción posterior, que no reconozco. Estoy
ción de "hombre de la izquierda" que acepto. Y también de "histo- bien posicionado —mejor posicionado que nadie— para saber que
riador de la izquierda", que discutiré un poco, en varios niveles. necesariamente hay encuentros externos fortuitos, influencias y
Rechazaré, sin embargo, la etiqueta y la noción de historiador pedidos, es decir contingencias, en una carrera lo bastante larga.
"comprometido". Historiador determinado, condicionado, sí, Como saben, he propuesto llamar Histoire vagabonde9 la reco-
todo lo que acabo de decir, lo reconozco. Pero la palabra "com- pilación en tres volúmenes de mis artículos dispersos, y el edi-
prometido" posee una connotación militante, casi militar, en tor solicitado, Pierre Nora, que me conoce bien, consideró que
todo caso partidaria, que no acepto. el epíteto era apropiado, aun cuando se aviene a la autocrítica
No he hecho una historia con una finalidad militante ni (mu- tanto como a lo pintoresco. Pues el vagabundeo no conlleva
cho menos) con tintes partidarios. Por lo demás, la carrera uni- sólo placeres, también puede tener sus inconvenientes. Lo que,
versitaria que estoy a punto de terminar no habría sido posible si para los amigos, es espíritu de investigación inventiva puede
no hubiera tenido amigos, profesores, jueces y electores proce- ser calificado de digresión fantasiosa por aquellos que nos
dentes de sensibilidades y opiniones muy diversas. quieren menos.
De modo que ahora me toca dar mayores precisiones, comen- Dejo de lado la cuestión de si es bueno o malo cambiar, de vez en
zando por las más triviales. ¿He seguido un recorrido rectilíneo? cuando, de programa. El hecho es que siempre me he sentido más
¿O, por el contrario, un recorrido zigzagueante? Y si hubo virajes seducido por los cambios de itinerario —de diversa naturaleza u oca-
y cruces, ¿a qué tipo de encuentros he de atribuirlos? ¿A los sión, como se verá— que por la fidelidad a un proyecto permanente.
vaivenes de la vida colectiva? ¿O a los de la reflexión pura? He contado en los Essais d'ego-histoire que el hecho contingente
Comencemos por los primeros. de mi domicilio provenzal (fui profesor de liceo en Tolón, luego
en Marsella) y el determinismo fácil de mi convicción comunista
de ese entonces se combinaron para hacerme elegir un tema de
tesis (naturalmente dirigida por Ernest Labrousse) sobre las evo-
CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA luciones económicas, sociales, políticas, "obreras", bien cercano
a la actualidad, es decir, en esa época, a la Tercera República, en
Se me ha dicho que soy reconocido como "historiador de la Re- Provenza. Pero sucedió que ese terreno ya estaba ocupado y tuve
pública", que la República estaría en el horizonte de todo lo que que retroceder hacia el Var anterior a 1851.
he escrito. Procedo a enumerar: De modo que, sin haberlo elegido del todo, llevado hacia la po-
En primer lugar, el recurso a la "sociabilidad" para explicar las lítica democrática más arcaica, me encontré siendo el historiador
condiciones estructurales del éxito de la democracia allí más que de la primera politización del pequeño pueblo provenzal y no de
en otro lado. La République au village8 sería la obra que muestra esas su despliegue triunfalista. De alguna manera, Martin Bidouré l°
primeras luchas. Le siguen los relatos de la Segunda República, más que Clemenceau... El éxito de mi République au village más
luego de las siguientes. La serie de "Marianne" mostraría el acom- tarde me consolaría, pero a decir verdad yo no había elegido ese
pañamiento folclórico. Incluso De Caulle, en último lugar, para aspecto del problema.
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UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 173


172 EL CÍRCULO BURGUÉS

luego, a un estudio de la diversificación de la vida asociativa en ge-


Estudiando la facilidad con la que los pobres campesinos del
neral tras el siglo XIX. A partir de entonces, debería haberme
Var, que eran casi urbanos y vivían en grandes poblados cercanos
transformado en el maestro, o en uno de los maestros, de los dos
unos de otros, donde frecuentaban grupos sociales complejos (ar-
grandes ámbitos de la historia social francesa del siglo XIX que es-
tesanos, burgueses, etc.), se habían convertido en republicanos,
taban constitu.yéndose entonces, la historia de las asociaciones vo-
hallé la hipótesis de la sociabilidad, formulada en un libro algo an-
luntarias (la sociabilidad organiz,ada, "del club de bochas al partido
terior por el arqueólogo y folclorista Fernand Benoiti l La origina-
político") y la historia de las costumbres (hábitos, vida privada,
lidad de la Provenza se debería a ciertas condiciones geográficas y
familia, folclore, embebidos todos de sociabilidad informal).
sociológicas generadoras de un "carácter provenzar cuyo rasgo
principal sería La Sociabilidad. Nunca he disimulado mi deuda para
con el autor de esa intuición, que más bien fue quien me dio la pri-
DE LO SOCIAL A LO POLÍTICO
mera pista par-a mi investigación. Mi mérito consistió en ir un poco
Como se sabe, los dos libros prometidos no fueron escritos, y la vo-
más lejos, colocar la sociabilidad en relación con condiciones de
cación o el magisterio que se vislumbraban para mí no se hicieron
vida objetivas más que con el concepto, bastante vago, de "tempe-
realidad.
ramento", y sugerir finalmente que la sociabilidad podía ser una
¿Por qué? ¿El infiel había vuelto a la República como a la
categoría útil para la sociología histórica y la historia social, dema-
bandera que había desertado? No, no veo nada de eso en mis
siado absorbidas entonces por los análisis de origen económico.
recuerdos.
Esa "sociabilidad meridional" dio lugar a una tesis de tercer ci-
Encuentro, en cambio, el recuerdo de un gran sabio y un hom-
clo, que fue publicada en 1966 en Aix-en-Provence, en edición
bre de mucha influencia, recientemente fallecido pero no olvi-
multigrafiadal 2 y en 1968, en París, como libro, 13 es decir antes
dado, Georges Duby. 15 Una vez más, una circunstancia contin-
de la tesis principal defendida en 1969 y publicada en 1970. Así
gente —para decirlo más simplemente, una suerte— hizo que en
fui identificado como "ei inventor de la sociabilidad" antes de
1957 yo fuera elegido por Pierre Guira1 16 como asistente de histo-
ser "el historiador de la República".
ria moderna y contemporánea en la Facultad de Letras de Aix-en-
Posiblemente sea éste el gerrnen de una verdadera bifurcación
Provence donde Georges Duby podía entonces conocerme, y de
en relación con mis curiosidades y mi especialidad.
hecho me conoció, a pesar de las dos barreras que podían separar-
"Mi" sociabilidad dio lugar, gracias a mi designación en París en
nos (la que hay entre medioevistas y contemporaneístas, y entre
1972, a estudios de alcance nacional y, en particular, a un libro que
profesores y asistentes, sin contar la barrera de la diversidad polí-
considero importante, Le cercle dans la France bourgeoise (1810-1848).
tica, también presente). Duby, si bien todavía algo provincial, ya
Étude d'une mutation d,e sociabilité, que fue publicado por una presti-
era una suerte de especialista en las empresas de edición de obras
giosa editorial." Esa mutación (el fenómeno moderno del círculo,
de síntesis erudita y a la vez dirigidas al público en general, e inspi-
o del café-círculo, que se impuso poco a poco junto a la antigua
radas por las nuevas tendencias históricas (básicamente la Escuela
institución del salón y casi en contraste con ella) era el objeto cen-
de los Annales). Por aquel entonces yo no había publicado más que
tral y específico del estudio. Muy lejos de la Provenza, de los cam-
artículos de erudición local, y él me honró seleccionándome para
pesinos y de la República. Era otro terreno del que anunciaba, algo
su primera historia de Francia colectiva, la de Larousse, 17 titulada
osadamente, que sería extendido, primero, a un estudio de la so-
Histoire de la France. En la distribución de temas, recibí la Segunda
ciabilidad popular en el transcurso de la misma mitad de siglo y,
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176 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 177

A partir de 1970, y en ese entonces por excepción, fui impul- competencia como especialista y la honestidad acumulaban sus exi-
sado por un amigo a escribir una monografía basada en una in- gencias. Es el origen de Coup d'Etat et République, 23 que anunciaba
vestigación de erudición auténtica, sobre la jornada marsellesa De Gaulle, histoire, symbale et mythe. 24
del 12 de noviembre de 1947 (la que vio a compañías republica- Esta última obra, donde " symbole" [símbolo] y "mythe" [mito]
nas de seguridad, CRS, de dirigencia comunista, en una posición ocupan los lugares principales, también es, por otro lado, pro-
delicada ante la revuelta de sus camaradas) 21 Libro de poco ducto de la última de las grandes inflexiones de mi carrera —des-
éxito con el público, pero juzgado meritorio por los expertos: un pués del pasaje a generalista político y al siglo XX el pasaje a la
relato honesto, tan alejado de la apología como de la denuncia historia de lo simbólico en las imágenes.
furibunda, y capaz de sugerir la existencia en el Partido Comu-
nista de fluctuaciones y complejidades en lugar del monolitismo
esperado. Era poco frecuente en esa época y, evidentemente, es DE LO "REAL" AL SÍMBOLO
lo que me valió ser designado en 1974 por Henri Michel para Voy a ser más breve respecto de este asunto, que es hoy más cono-
presentar, en el coloquio organizado por el CNRS [centro nacio- cido. Solamente deseo negar, una vez más, la idea complaciente y
nal (francés) de investigación científica] con ocasión del trigé- demasiado lógica según la cual yo habría conducido con constan-
simo aniversario de la Liberación de París del dominio nazi, un cia un proyecto sobre la República Francesa: después de haberla
informe sobre el Partido Comunista Francés. 22 estudiado en sus obras políticas e institucionales, y mientras otros
Con estos antecedentes y pasado cierto tiempo, seguramente la estudiaban mejor que yo en sus doctrinas, decidí estudiar sus
consideré que, habiendo entrado el comunismo —al que había representaciones visuales, en una palabra, "Marianne". 25
conocido personalmente desde el interior entre 1946 y 1960— en Pero las cosas no sucedieron así. Encontré el tema, y el interés
el terreno de la historia, yo era un historiador bastante prepa- por el tema, en el terreno de la erudición local, un poco como
rado para integrar su análisis en sus relatos. Ésta fue una de las ra- antes había encontrado la sociabilidad, mucho antes de ver allí
zones que finalmente me hicieron aceptar la propuesta de Georges una prolongación lógica posible de la temática nacional. En el
Duby y Francois Furet. Var, con su insurrección de diciembre de 1851 (La République au
Además, el comunismo contribuyó a mi obra por otra vía, la que village) descubrí la curiosa tendencia de las multitudes revolucio-
lleva a De Gaulle. Aún era militante en 1958 cuando instamos a re- narias a elegir a la (poco frecuente) mujer militante para hacer
sistir al 13 de mayo del General, pues veíamos allí una repetición las veces de "diosa" y llevar su bandera. Y, en el Var, yendo de un
del 2 de diciembre de Badinguet_ Como buen militante, yo había poblado a otro para consultar los archivos, descubrí en varios lu-
proferido y difundido esos discursos bastante poco precisos. Pero gares públicos que la República triunfante de los años 1880 había
más tarde, ya como historiador patentado, me había convertido en encaramado sus efigies hasta en las fuentes.
uno de los expertos más destacados en el tema del 2 de diciembre Comencé coleccionando esas "mujeres" como una curiosidad
de 1851. Era entonces el francés mejor posicionado para recono- menor, un pasatiempo de vacaciones, del Var, luego provenzal,
cer la gran diferencia que había entre la realidad de terror blanco origen de un posible estudio marginal del folclore meridional, an-
que habría tenido lugar entre diciembre de 1851 y enero de 1852, tes de darme cuenta de que en París también había estatuas y
y el clima de campaña electoral libre y bonachona de mayo-sep- diosas Razón y de que la mujer también estaba en las estampi-
tiembre de 1958. Decirlo era entonces un doble deber, en que mi llas del correo, y demás. En resumen: la alegoría femenina de la
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UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 179


178 EL CÍRCULO BURGUÉS

bases de un conflicto de clases que, con la toma de conciencia,


República era un gran tema posible. Se convirtió en uno de mis
se transportaría un día u otro al plano sindical, luego político;
terrenos, luego en el principal y, por último, ahora, en el terreno
decir que ello es importante y, por generalización, que la suce-
casi único y probablemente el último.
sión de los sistemas económicos constituye uno de los motores
Ésos son los encuentros del primer tipo, los de la contingencia
de la evolución humana. Todo esto es cierto grosso modo, no se lo
biográfica, editorial, profesional, y el de las revelaciones que
había dicho antes que él con la misma fuerza, y merecía ser di-
ofrecen, de forma inagotablemente innovadora y sorprendente,
cho. Celebremos entonces a Karl Marx como persona, a Karl
los archivos y las bibliotecas.
Marx como teórico, y a la clase obrera, algo menos despreciada
Para el pensamiento y la prolongación de la escritura, quedan
gracias a él. Sigo pensando lo mismo. Y por mi parte he hecho
los encuentros de las ideas.
algunas contribuciones, muy fragmentarias por cierto, a esa his-
toria, relatando los comienzos del movimiento obrero en el arse-
nal de Tolón, así como en la industria de los tapones de corcho
en el macizo de Maures. Sin contar las luchas más o menos equi-
ENCUENTROS DEL PENSAMIENTO
valentes de los campesinos pobres de la misma región, para los
cuales Marx no ofrecía un modelo.
KARL MARX
¿Dónde está el problema entonces? Quiero decir, mi problema
Siendo comunista en esa época, oficialmente era marxista-le-
con el marxismo.
ninista.
Sobreviene cuando me convocan, como ya conté, para la his-
Mi "patrón" Labrousse también podía ser considerado como
toria general de la Segunda República. Primero había que na-
un marxista. Aunque tan sólo sea por respeto a él, nunca diré
rrarla completa, en toda su duración. No, la noche no cayó so-
nada malo de Karl Marx. Por otro lado, incluso sin el recurso
bre la República a finales de junio de 1848 con la represión de la
sentimental a ese intermediario, pienso que Karl Marx es muy
insurrección obrera por el gobierno de Cavaignac. Era la lucha
respetable. Joven de la burguesía acomodada, hijo de un funcio-
de clases (¿cómo llamarla, si no?). En esa lucha, el aconteci-
nario judío convertido al protestantismo para asegurar su posi-
miento de junio formaba el cierre de un episodio, el fin de un
ción en una monarquía prusiana en curso de modernización va-
desdichado capítulo. Pero la lucha de los republicanos para for-
gamente liberal, tenía una buena base de partida. Estaba bien
mar un derecho político nuevo (segundo semestre de 1848), y
dotado para el trabajo intelectual. Todo lo destinaba a una gran
luego para defenderlo (pacíficamente de enero de 1849 a no-
carrera en el servicio público o en la universidad. Por convic-
viembre de 1851, militarmente en diciembre de 1851), conti-
ción, sacrificó todas esas perspectivas para convertirse en un pu-
nuó. Esos pocos arios demostraron que "la República burguesa"
blicista subversivo, agitador, militante, exiliado y expatriado, de-
no estaba compuesta solamente por "burgueses" que querían de-
pendiente en gran medida de los subsidios de su amigo Frédéric
rrotar a los obreros, sino también por "republicanos", que defen-
Engels, por fortuna, heredero de una fábrica. Ejemplo clásico de
dían el nuevo derecho democrático y liberal. Para los mejores de
sacrificio de una carrera a las convicciones.
ellos, es la misma energía que los había hecho alejar el espectro de
¿Qué convicciones? Decir que el capitalismo genera ganancias
una dictadura blanquista en junio de 1848 y que los haría resistir la
a expensas de los obreros que venden su fuerza de trabajo en
dictadura bonapartista en diciembre de 1851.
condiciones forzosamente desiguales; decir que allí residen las
180 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 181

Un Cavaignac no se reduce entonces a su papel represivo en la lu- Jacques Rougerie ya había escrito, en 1964, 27 que los defensores
cha de clases. Siguió siendo republicano, y lo demostrará. Decir de la Comuna tenían más odio contra los sacerdotes que contra
esto, escribirlo incluso.., podía parecer una suerte de rehabilita- los patrones, lo que los convertía más en republicanos clásicos que
ción de Cavaignac, cuya imagen, para la izquierda, hoy sigue en anticipadores del socialismo. La Comuna formaba parte de la
siendo mala, y ello ha hecho fruncir el entrecejo a más de uno. lucha de clases por sus integrantes y por su implantación, pero no
Pero bueno... magis amica veritas... por sus motivaciones. Se pensaba, sobre todo, como un movi-
Mi idea, que creo acertada en términos generales, es ésta: sí, la miento republicano resuelto a interponerse a un retorno juzgado
lucha de clases existe, es el aporte meritorio y enriquecedor de inminente de la monarquía.
Karl Marx a nuestros estudios, pero no suprimió las demás luchas El futuro los desmentiría, ya que la República sería fundada final-
y problemas. Después de todo, para quien conoce incluso suma- mente en los años siguientes gracias a la adhesión de Thiers, al
riamente el siglo XIX francés, es evidente que los notables de iz- acuerdo imprevisible pero decisivo del oportunismo de éste con el
quierda y de derecha (partidarios de los principios de 1789 con- de Gambetta. Pero, en ese momento, en la primavera. de 1871, los
tra defensores de la contrarrevolución) pasaron mucho más defensores de la Comuna no lo sabían y no podían adivinarlo. Capri-
tiempo y desplegaron muchas más fuerzas para combatir entre chosa y despiadada, la historia volvió su Lucha irrisoria, si no absurda.
ellos que para combatir a la clase obrera. Nosotros, que conocemos el desarrollo de los acontecimientos,
La historia real, la que deben trazar los historiadores serios, es estamos bien ubicados para comprender los sentimientos que po-
la del conjunto: narrar e intentar explicar la política francesa real día inspirar el Thiers de los arios 1830-1870, que era muy distinto
es intentar demostrar cómo se conjugaron la lucha de clases sur- de aquel de 1872-1877. Y lo comprendemos mejor si recordamos
gida de la sociedad económica y la "guerra de religión" iniciada no sólo los hechos brutos sino también la pluralidad de las deter-
en 1789 entre el campo del progreso global y el de la reacción. minaciones que orientan su agrupación. Debemos ser completos,
Pues, cuando se tiene esa visión de conjunto, pueden com- debemos ser antisimplificadores, en ocasiones hemos tenido que
prenderse mejor los enigmas particulares contra los que chocan oponernos a amigos bienintencionados sentimentalmente, pero
las autores simplificadores. En efecto, "enigma" es la palabra que que pecaron de dogmatismo.
antes empleó el autor de un rico y simpático relato de la Comuna
de París (Georges Soria, publicista comunista, es decir marxista
ortodoxo) para calificar la designación de Cluseret a la cabeza MICHEL FOUCAULT
del intento de ejército de la comuna. 26 Cluseret era un militar de Me ha sucedido que he llegado a conclusiones algo similares al
formación y, en los años 1860, recorrió el mundo para luchar en analizar el aporte a la historia de otro gran filósofo, Michel Fou-
cualquier lugar donde se luchara, Sicilia, Irlanda, Estados Uni- cault (1926-1984). En este caso, no se trata de un personaje histó-
dos... Para Soria, Cluseret era un "aventurero". Sin embargo, al- rico conocido por las bibliotecas y los cursos de la Sorbona, sino
canzaba con saber que Cluseret, como Garibaldi, habían partici- de un vecino cercano.
pado en diversas luchas nacionales-burguesas y siempre lo habían Ambos ingresamos a la Escuela Normal Superior en la misma pro-
hecho del lado considerado "bueno" por los espíritus republica- moción (1946), nos leímos recíprocamente y pudimos mantener
nos y liberales en cada ocasión en el campo de batalla. La aspira- conversaciones y debates dentro de un pequeño grupo selecto. Fui
ción a la "República Universal" era un valor que los partidarios de yo el que contribuyó más activamente a organizar la confrontación
la Comuna ponían en el mismo nivel que la justicia social. entre el autor de Surueiller et punir y los historiadores especialistas de
.• "9~,,,%,,,V.111.44511.11(115..k11,S,t5s5"b(f.:11::02.11;.,Its,.1.111,151.,:12,,MM:111.W.,.

182 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 183

los problemas sociales del siglo XIX. Han quedado rastros escritos Se trataba de una ley de "encierro" típica y peligrosa, viéndola hoy,
(L'impossibk prison) que dan prueba, a la vez, de mucha considera- porque el internamiento se decidía a veces con demasiada facili-
ción y de algunos desacuerdos irreductibles. 28 dad. Actualmente, se la discute y se la enmienda.
Foucault es un espíritu grande y poderoso, un filósofo de una Pero si el historiador dedicado al siglo XIX francés examina la
envergadura excepcional, reconocido por sus pares desde su tesis cuestión a partir de la pregunta: "¿Cómo se trataba a los enfermos
de doctorado. 29 Desde el comienzo de su obra, expresa una pode- mentales antes de la ley de 1838?", ¿qué encuentra? Esquemática-
rosa intuición sobre los peligros de la razón. La razón (crítica) es mente, lo siguiente: existían casas de salud medicalizadas, pero
la que realiza las distinciones, las clasificaciones. La razón práctica, privadas, pagas, es decir inaccesibles para las familias de las clases
moderna, aplicada a la sociedad, es lo que incita a materializar pobres. En estos casos, los locos permanecían con su familia si
esas clasificaciones. Aislar a los delincuentes de los honestos es eran más o menos tolerables y aunque fuera un calvario para la fa-
plantear el principio del encarcelamiento. Aislar a los enfermos es milia, o bien, solitarios, caían en el abandono y el vagabundeo: el
crear el hospital Aislar a los locos es crear el hospicio. En el ex- "idiota del pueblo", personaje típico. Finalmente, si eran dema-
tremo de la lógica de la razón está el "encierro", palabra clave. Tal siado peligrosos como para quedar libres se los encerraba donde
es la nueva justificación de la sensibilidad anarquista recurrente fuera, donde su pudiera, en un asilo de ancianos o en la cárcel,
para la que el estado moderno resulta peligroso. calvario esta vez para los compañeros de infortunio, ancianos o
Aplicada a la historia del primer siglo XIX, esa inspiración llega presos que no estaban locos... Y todo ello sin la atención médica
a sugerir una imagen muy negra del régimen liberal, surgido de adecuada. Cuando se consideran todas esas situaciones sociales
1830, que sin duda fue el que más innovaciones realizó en su reales, se vuelve necesario aceptar que la ley de 1838 fue filantró-
época para la humanidad y la libertad. En el odio banalizado con- pica y liberal, y no por antífrasis.
tra Luis Felipe y la burguesía de Proudhon, el anarquismo intelec- La historia debe apreciar los hechos y los efectos a partir de una
tual de Foucault reemplaza al obrerismo surgido de Marx. Para mirada global y no del proyector fulgurante y parcial del especialista.
Marx y sus continuadores hasta el comunismo contemporáneo, el
estado era detestable porque estaba "al servicio del capital". Para
Foucault y sus continuadores libertarios de hoy, el estado es FRAN9DIS FURET
detestable intrínsecamente, pues es la razón organizadora. Ahora quisiera darles un último ejemplo de ese banal precepto a
En ese odio por el estado burgués, liberal, moderno, un es- partir de otro gran historiador, Francois Furet (1928-1997). Como
tado verdaderamente afirmado como tal en 1830 y expandido Foucault, pertenece a mi generación. Más que Foucault, fue mi
en la Tercera República, ¿dónde está el error? amigo personal. El lazo de nuestra juventud, en su casa, no estaba
Desearíamos sugerir, como hicimos antes respecto de Karl dado por la calle de Ulm,* sino por el militantismo político del
Marx, que el error no está en el análisis innovador (la intuición barrio latino. Amigos y socios en aventuras editoriales diversas,
inicial que vincula la razón clasificadora con el "encierro"), sino que he relatado antes, estuvimos en campos diferentes durante la
en considerarlo de forma exclusiva, dejando de lado una mirada época del bicentenario de la Revolución. El antagonismo fue pú-
global. Tomemos un ejemplo. Uno de los blancos favoritos de blico, notorio, pero afectó mucho menos de lo que podría creerse
Foucault y de los libertarios hasta nuestros días es la ley de
1838 que creó los asilos de alienados (hoy en día, hospitales * Calle donde se encuentra la Escuela Normal Superior de París.
psiquiátricos, a razón de uno por departamento, en principio). [N. de T.]
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184 EL CÍRCULO BURGUÉS UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 185

nuestros sentimientos recíprocos. Por lo demás, eso poco im- en la facilidad con que de ese modo se preparó el terreno para el
porta aquí. Solamente quiero decir que, al igual que con Fou- estalinismo (el Comité de Salvación Pública fue un antecedente
cauit, no cometo ningún acto indigno al proseguir una discusión nacional considerado honorable en la dictadura del proletariado).
después del deceso del contrincante, porque la habíamos co- Contra esa hidra jacobina, que creció en el centro mismo de la
menzado cuando ambos estaban vivos, tanto por escrito como Revolución, la defensa liberal, frágil hasta el siglo XX, no podía ve-
en encuentros personales. Tampoco cometo un abuso al conti- nir sino de pensadores liberales marginales y meritorios: Benjamin
nuar ese debate con una persona fallecida, porque sus tesis con- Constant, Tocqueville. jacobinismo (surgido de la Revolución) y li-
tinúan vigentes y son mayoritarias en el pequeño mundo univer- beralismo (nacido en su contra) son los antagonistas abstractos de
sitario y mediático. Soy yo el que hoy en día sigue sintiéndose ese gran duelo penosamente ganado por eI segundo.
acusado, siendo sospechoso de criptoestalinismo o de republica- Mi objeción es que ese duelo está demasiado separado de la
nismo tardío, o bien de una vaga mezcla de esas dos taras. complejidad de la historia real como para resultar útil para su
Furet y yo, alejados ambos del estalinismo juvenil de antaño, comprensión. Se debe recordar que, durante largo tiempo, los
estábamos apegados a Ia libertad política. La cuestión es saber actores principales de la historia política francesa posrevoluciona-
quién la defiende y quién la ataca en la historia. ria no fueron los hermanos enemigos liberal y jacobino, sino un
Furet considera que la herencia de la Revolución Francesa ha enorme campo contrarrevolucionario: partido del orden, clerica-
sido peligrosa para la libertad, generadora de tendencias Iiberti- lismo, monarquismo, tradición y autoridad en todas sus formas.
cidas, y que por ende era un error proceder a esa famosa cele- Partido siempre amenazante por ser mayoritario en el país hasta
bración del Bicentenario. En cambio, yo pienso (como antaño 1880 aproximadamente, y frente al cual, a pesar de sus lógicas ín-
pensaban todos los republicanos) que la herencia de la Revolu- timas, liberales y jacobinos a menudo se vieron obligados a unir
ción fue esencialmente liberadora y que el bicentenario consti- fuerzas. ¿Acaso los liberales a la francesa debieron jacobinizarse
tuía una buena y útil pedagogía cívica. un poco en esa frecuentación histórica y, recíprocamente, los ja-
No voy a retomar aquí mis escritos sobre el tema; me limito a cobinos a la francesa, aprender los procedimientos de la libertad,
remitir sólo al principal de ellos, que figura como artículo desta- es decir convertirse en republicanos? Pero todo ello se tradujo en
cado eri el número La Liberté de la revista Pouvoirs." Atenién- luchas complejas, confusas si se quiere, en las que las doctrinas
dome al espíritu de la reunión de hoy, me centraré en señalar contaban menos que las pasiones y las coyunturas.
los aspectos metodológicos del debate. Como en los casos ante- Si se considera la evolución global de nuestro país desde arriba,
riores, más antiguos y más ilustres (Marx, Foucault), creo que es tan arriba como sea necesario para identificar las grandes masas y
importante señalar, a la vez, la fuerza de una idea (encomiable) y las grandes corrientes, se ha de reconocer que todas las libertades
la hipertrofia de su valor explicativo (discutible). democráticas de las que gozamos fueron establecidas por los regí-
La idea del gran especialista de historia de las ideas en que se ha- menes que expresamente se declaran hijos de la Revolución (la
bía convertido Furet consistía en evidenciar las virtualidades antili- Monarquía de Julio, la Segunda. y Tercera Repúblicas) y que, por
berales del pensamiento de Jean-Jacques Rousseau y rastrear su in- una verdadera confimación a ccmtrario, cada vez que un poder po-
fluencia nefasta en algunas teorías constitucionales importantes lítico profesó la hostilidad a la_ Revolución, las libertades de los ciu-
(Siéyes), en algunas teorías sumarias que produjeron efectos dadanos resultaron amenazadas (el fin de la Restauración, el Se-
como el Terror, en Ia tradición jacobina y sus veleidades de ex- gundo Imperio en su período autoritario, el "Orden Morar y
plosión dictatorial en el siglo XIX (el blanquismo) y, por último, Vichy, por último).
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186 EL CÍRCULO BURGUÉS

En nuestra historia considerada globalmente, el vínculo en- Notas


tre cultura de la Revolución e instauración de las libertades es
positivo, no negativo. Ninguna consideración sobre el jacobi-
nismo como fermento de autoritarismo latente puede prevalecer
contra esa evidencia.
Se debe considerar todo. Para tomar un ejemplo a menudo em-
pleado por Francois Furet, veamos el fenómeno fastidioso de la
potencia del comunismo estalinista en la Francia de 1934-1935 a
PRESENTACIÓN
1956. Nadie negará que esa potencia fue facilitada por el hábito
que tenía la izquierda de respetar la Revolución, dictadura robes- 1 Cf. Agulhon, Maurice, 1988, Histoire vagabonde 1. Ethnologie el politique dans
pierrista incluida (véase la obra de Albert Mathiez). Pero también la France conteroporaine París, Gallimard; íd., 1988, Histoire vagabonde
Idéologie el politique dans la France conteroporaine,París, Gallimard; íd., 1996,
es necesario tener en cuenta que la misma cultura republicana, Histoire vagabonde Le politique en Franc4 d'hierá aujourd'hui,París,
tan diversa, puso los frenos más eficaces a la expansión del estali- Callimard.
nismo en Francia. Para contener a los estalinistas en el movi- 2 Cf. entrevista a Maurice Agulhon, Bar-sur-Aube, 18/12/2008.
3 Cf. Delacroix, C.; Dosse, F.; García, P., 2005, Leo courants historiques en
miento obrero y en los microcosmos intelectuales y universitarios, France. XIX-XX' sil' cles, París, A. Colin, Folio histoire; Peschanski, D.;
la tradición republicana, versión socialista democrática, no tuvo Polak, M.; Rousso, H., 1991, Histoire politique el sciences sociales, París,
Complexe; Déloye, Y.; Voutat, B., 2002, Faire de la science politique,
más que retomar y transportar la vieja y eficaz panoplia del anticle-
París, Belin; Noiriel, G., 2006, Introduction á la sociohistoire, París, La
ricalismo forjada por un siglo de polémicas populares: denun- Découverte.
ciar el partido del extranjero (Roma), el partido de la disciplina 4 Si El círculo burgués está destinado a dar cuenta de una forma
característica de sociabilidad típicamente burguesa, en él hace
boba y sin crítica, y el partido del espíritu serio, refractario a la referencia a una futura investigación sobre la sociabilidad obrera,
alegría gala. proyecto que no llevó a cabo en las dimensiones que se había
En términos de mentalidades colectivas, aspecto esencial de la propuesto entonces. El lector encontrará sin embargo unas primeras
reflexiones y algunas pistas sumamente sugestivas en su artículo
realidad global en relación con la cual argumentamos, el antico- "Clase obrera y sociabilidad". Se trata de un trabajo que fue
munismo debe tanto a la tradición republicana, como el comu- publicado en inglés en 1984 en un libro homenaje al historiador Eric
nismo. Además de que el comunismo en Francia no logró tener Hobsbawm y que fue traducido al francés en Histoire vagabonde 1, ob.
cit., pp. 60-97. Este artículo conoce dos traducciones al español. La•
una presencia importante sino en el período (posterior al viraje primera aparece en la revista Historia Social de Valencia en 1992, y
de 1934) en que había dejado de promover el poder de los So- posteriormente en la traducción al español de su Histoire vagabonde I,
viets para aceptar el viejo marco del electoralismo republicano. por el Instituto Mora de México, en 1994.
5 El encuentro, organizado por Jordi Canal, buscaba hacer un balance
Una vez más, me parece que es acertado preferir una mirada de crítico de los campos que las investigaciones pioneras de Maurice
generalista exhaustivo a los razonamientos de un especialista en Agulhon habían abierto o renovado. El ejercicio de homenaje in
vivo, cuya silenciada ambivalencia no dejó de señalar con cierto
un sistema dado. Por más valiosos que sean los sistemas en sus
humor el propio Agulhon, fue la ocasión de clarificar su relación
aportes particulares, es necesario integrarlos. No es tarea fácil, y es con ciertos autores y corrientes de pensamiento. Algunos de estos
necesario continuar debatiendo infinitamente sobre la calidad de textos, entre ellos una versión de la conferencia de Agulhon, fueron
publicados en 2004. Cf. Mélanges de la Casa de Velázquez, 2004, nueva
las construcciones sintéticas propuestas, ya que son múltiples. serie, t. 34-1.
6 Cf. Agulhon, Maurice, 2005, Histoire el politique 1 gauche, París, Perrin.
1.z.,,,áawglrg,zzz;.. t,.,,plzuswpf.,25,,,.s f., ,.plwx,15,ga,bglg;,zl.lo,,:>y,..n,zno,p;..-ga,":.nozrz,Itr,w,..:g1,~r,!;,Z.Z?.se:i.;::Cl:%^;1"'ffl.,W.Z'.5:AIIII.;'::kr,Z,"Z'Win:ezM'...S.V.oll:Jo-ZáVIIII.Z91-:"nf12110'.V..,,.. ,, o ko " tIWZISI:111.,-;WW,11219:12;0•52.115;13Snyg,,,a1141,1,W012.14511:~1..laty01....

188 EL CIRCULO BURGUÉS NOTAS 189

7 Cf. Rosset, Clément, 1992, En ce temps-lii, París, Les Editions de "Vu de coulisses", pp. 30-31. Tulio Halperin Donghi nos deja también
Minuit, p. 26. un interesante testimonio del contexto político-ideológico en eI que
8 Louis Althusser, otro de sus ilustres alumnos, reconoció en él quien más se desplegaba el imperio de Braudel. Cf. Halperin Donghi, Tulio, 2008,
había aportado a su formación, gracías a un rigor y una exigencia que no Son memorias, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 241-253.
, admitían complacencias. Cf. Althusser, Louis, L'Avenir dure longtemps, 22 Cf. Ag-ulhon, Maurice, "Vu des coulísses", ob. cit.
pp. 86-87. Agulhon dedicó "al profesor de historia en el Liceo del Parque 23 Cf_ ibíd., p. 31.
(Lyon) quien, bien antes de que la historia de lo cotidiano estuviese de 24 Precisemos que entonces el candidato a una tesis de Estado debía
moda, sabía suscitar al mismo tiempo asombro, sonrisa y reflexión", su presentar previamente una primera tesis, llamada de "tercer ciclo". Ésta
Marianne au Comhat, de 1979. fue publicada en 1966 con el título La sociabilité méridi(nale (C.onfréries et
9 Cf. Febvre, Lucien, 1920, "L'histoire dans le rnonde en ruine", Revue de associations dans la víe collective en Provence orientale a la fin du XVIII'
synthése historique, enero, t 30, pp. 1-16, citado por Dumoulin, Olivier, siécle), 2 vols., Aix-en-Provence, La Pensée Univeisitaire, 878 p. Reeditada
2003, Le róle social de l'historien. De la chaire au prétoire, París, Albin por Francois Furet en Fayard con el título Pénitents etfirincs-macons de
Michel, p. 223. Pancienne Proventz. Essai sur la sociabilité méridionale, París, Fayard, 1968.
10 Cf. Bloch, Marc, 1946, “L'étrange défaite", reeditado en L'Histoire, /a 25 Su jurado de tesis de Estado estuvo compuesto por Louis Girard, Ernest
Cuerre, la RéS istance, París, Gallimard, 2006, pp. 525-653. Sobre esta Labrousse, Pierre Vilar y Jacques Droz.
cuestión véase Dumoulin, O., ob. cit. 26 Cf. íd., "Vu des coulisses", p. 41. Su relación con el marxismo y, sobre todo,
11 Cf. Agulhon Maurice, "Lecon inaugurale au Collége de France, Chaire con el pensamiento de Marx es abordada en el texto que aquí
d'histoire de la France Contemporaine", 11/04/1986. Reproducida en publicamos.
Agulhon, Maurice, 1987, "Conflits et contradictions dans la France 27 Burguiére, André, 2006, L'École des Annales. Une histoire íntellectuelle,
d'aujourd'hur, Annales ESC, 42e, n° 3, mayo-junio, pp. 565-610. París, Odile Jacob Histoire, p. 146.
12 Cf. Agulhon, Maurice, "Sur la culture du comunisme", en Cefai, Daniel, 28 Agulhon, Maurice, 1971, La République au village, collección
Culturas Politiques, 200, reproducido en Histoire et politique á gauche..., ob. "Civilisations et rnentalités", París, Plon, 544 pp.; íd., 1970, Une ville
cit., p. 112 ouvrie're au temps du socialisme utopiqu2. :Couloir de 1815 d z 85 1, París-La
13 Cf. Agulhon, Maurice, "Vu des coulisses", en Nora, Pierre, 1987, Essais Haye, Mouton-EHESS, 368 pp.; íd., 1970, La vie sociale en Provence
d'egv-hisioíre... París, Gallimard, p. 21. intérieure au lend,emain cle la Révolution, París, Société des Etudes
14 Sobre la izquierda francesa y la cuestión colonial véase Becker, Jean- Robespierristes, 534 pp.
Jacques, Candar, Gilles (bajo la dir.de ), 2004, Histoire des gauchos en 29 Cf. Agulhon, Maurice, "Lecon inaugurale...", ob. cit
France, vol. II XXe siécle: á l'épreuve de l'histoire, París, La Découverte, 30 Junto a ellos debernos mencionar otro grupo que rehabilita la
pp. 435-451. historia política al postular, a contracorriente de los Anuales, que esta
15 Cf. Kriegel, Annie, 1991, Ce que j'ai cru comprendre, Robert Laffont, París, renovación pasaba por una rehabilitación de Ia especificidad de lo
p. 305. político. El maestro indiscutido de esta corriente fue René Remond,
16 Borghetti, Maria Novella, 2005, Lieuvre d'Ernest Lairrousse. Genése d'un y su expresión institucional, el Instituto de Estudios Políticos de París
modéle d'histoire éconamique, París, EHESS. y la revista Vingtilme &irle. Cf. Remond, René, 1988, Pour une histoire
17 Cf. Perrot, Michelle, 2008, "Camille-Emest Labrousse", en Encyclopedia politique, París, Seuil, p. 383. La relación entre los historiadores
Univesalis. católicos y la historia presentista en Delacroix, C.; Dosse, F.; García,
18 Cf. ibíd., pp. 26-27. P., Les courants historiques..., ob. cit., pp. 366-370.
19 Véase al respecto su análisis de esta paradoja, que implicaba el 31 Cf. Le Goff, Jacques, 1971, "L'histoire politique est-elle toujours l'épine
adoctrinamiento de los intelectuales a través de la noción de dorsale de l'histoire?". Reeditado en L'Imaginaire médiéva4 París,
cultura política, en "Sur la culture communiste", en Cefai, Daniel, Gallimard, 1985, pp. 333-349.
2001, Cultures polítiques, París, PUF, reeditado en Hístoire et 32 CE ibíd., p. 343.
politique..., ob. cít., pp. 98-125. 33 Cf. Agulhon, Maurice, 1988, Histoire vagahonde L Ethnologie et politique
20 Haciendo referencia a las fases A de expansión económica y B de dans la France contemporaine, París, Gallimard, p. 10.
recesión o estag-nación de los ciclos económicos definidos por FranQois 34 Cf. Vergneault-Belmont, Francoise, 1998, L'cell qui pense. Méthodes
Simiand. graphiques pour la recherche en sciences de Phomme, París, L'Harmattan.
21 Sobre el "imperio de Brauder, véase Delacroix, C., 'Le moment de 35 Segiin el desarrollo de F. Hertog. Cf. Hertog, Francois, 2005, Evidence de
l'histoire-sciences sociale, des années 20 aux années 40", en Delacroix, Phistoire. Ce que voient les hístoriens, París, Gallimard, pp. 176-185.
C.; Dosse, E; García, P., 2005, Les courants Itistoriques- en France. XIX' et 36 Este interés por el vocabulario y, al mismo tiempo, por el rigor en su
:léele, París, Gallimard. El relato de ese encuenu -o en Ag-ulhon, Maurice, utilización caracteriza el conjunto de su obra, como podemos
' . 1.91.1.~...1421...,MInZs~S1.19.1111:11telle~13:,:n1,91.1.511.1111..19.1211.~1..

NOTAS 191
190 EL CÍRCULO BURGUÉS
pour une archéologie de la République: l'allégorie civique
constatarlo en El círculo burgués, ob. cit., en el que consagra varias féminine", Annales ESC, enero-febrero de 1973, pp. 5-34.
páginas para precisar los sentidos de "círculo", "salón", "sociedad", 49 Agulhon, Maurice, 1979, Marianne au combat. L'imagerie et la syrnboligue
"cenáculo", "asociación", etc. Le destina una reflexión específica en républicaines de 1789 á 188o, París, Flammarion, 253 pp.; íd., 1989,
"Comment se choisit le langage", en Histoire et politique ci gaucha-, ob. cit., Marianne au peruvoir L'imagerie et la symbolique républkaines de .r88o ci
pp. 43-77. 1914, París, Flammarion, 449 pp.; íd., 2001, Les nzétamorphoses de
37 CEHertog, E, Evidente..., ob. cit., pp. 257-266. Sobre el momento Marianne: l'imagerie et la symboliquerépublitaines de .1914 ci nos jours, París,
metódico véase García, P., "El momento metódico", en Delacroix, C.; Flammarion, 320 pp.
Dosse, F.; García, R, Les courants historigues..., ob. cit., pp. 96-199. 50 La sociabilité méridionale..., ob. cit., p. 878. Reeditado con el título
38 H. I. Marrou forma parte de los historiadores comprometidos que Pénitentes et francs-macons de l'ancknne Provence..., ob. cit., 452p.
desde los arios cincuenta postulan la subjetividad del historiador 51 Sobre la sociabilidad como categoría filosófica véase González
respecto de su tema de estudio, lo que les permite sostener una ruptura Bernaldo, Pilar, 2007, "El concepto de sociabilidad y la historia política
con una historia fundada en la Iinealidad temporal. CE Marrou, Henri- latinoamericana", Actores, representaciones e imaginarios, nuevas perspectivas
Irénée, 1954, De la connaissance historique, París, Ed. du Seuil, p. 77 (la en la historia política de América latina: homenaje a Francois-Xavier Guerra,
traducción es nuestra). Sobre este historiador véase Riché, Pierre, 2003, Buenos Aires, Universidad 3 de Febrero, pp. 65-109.
Henri-Irénée Marnya historien engage París, Ed. du CerE 52 Cf. Michelet, 1987, Tableau de la France (1833), con prólogo de Georges
39 En varias ocasiones se explica al respecto. Véase en particular Coup Duby, París, Le Grand livre du mois, pp. 139-140.
d'Etatet République, París, Presses de Sciences Po, 1997, 95 p. 53 Gurvitch, G., 1938, "Les formes de la sociabilité", en Essais de SocMlogie,
40 Agulhon, Maurice, 2000, De Cavile. Histoire, symbole, m_ythe París, Hachette, París, Librairie du recueil Sirey.
163 p. 54 Gemelli, Giuliana; ivIalatesta, María, 1982, Forme di sociabilita nella
41 La cruz de Lorena, de origen cristiano y regional (la región de Lorena al storiografia francese contemporanea, Milán.
este de Francia), fue el signo utilizado por De Gaulle para distinguir a 55 Cf. Castan, Yves, 1974, Honnketé et relations sociales en Langruedoc ate
la Francia libre de la Francia de Vichy, con la que se disputaba la XVII? skrk, París, Plon.
bandera tricolor. La cruz de Lorena se transformó en símbolo 56 Esta nueva propuesta pluridisciplinaria en la que convergen la nueva
indiscutido de la Resistencia en Francia. Cf. Agulhon, Maurice, "Croix de historia social y el giro histórico de las ciencias políticas, y personalidades
Lorraine", en Dictionnaire De Gazdle París, Laffont, 2006, pp. 298-300. como Gérard Noiriel y Michel Offerlé, cuenta desde los años noventa
42 Varios trabajos serán destinados a este tema. Véase además de De Gaulle, con una revista específica, Genise. Scinces sociales et histoire y con una
Histoire..., ob. cit., su contribución a Dictionnaire De Gaulle, con la dir. de collección de "SocioHistoires" que funciona en la editorial Belin.
Claire Andrieu, Philippe Brand, Guillaume Piketty, París, Robert 57 Cf. Déloye, Y.; Voutat, B., Faire de la science politique..., ob. cit, pp. 255-264.
Laffon, 2006. 58 Quizá sea necesario precisar que hasta hace poco tiempo, en Francia,
43 Cf. ibíd., pp. 102-103. no se exigía la lectura de autores si éstos no estaban traducidos al
44 CE Agulhon, Maurice, La Rélnálique au village..., ob. cit., p. 471. francés, lo que explica que estos grandes autores hayan llegado
45 Cf. ibíd., p. V. tardíamente a ese país. El Habermas de 1962 fue traducido en 1978, y
46 Cf. Agulhon, Maurice, 1985, "La Révolution Francaise au banc des Norbert Elias, de 1939, en 1975 y 1976. Cf. Habermas, Jürgen, 1978,
accusés", Vingtiéme sikle, nº 5, enero-marzo, pp. 7-18; íd., "Aspectos de L'espace public. Archéologie de la publicité conanze dimension constitutive de la
la polémica actual en torno a la Revolución Francesa", en Krebs, société bourgeoise, París, Payot, p. 322; Elias, Norbert, 1974, La Société de
Ricardo; Gazmuri, Cristián (cornps.), 1990, La Revolución Francesa y Cour, París, Calrnann-Lévy; íd., 1975, La dynamigue de l'Ottident, París,
Chile, Santiago, Ed. Universitaria, pp. 15-27; íd., Coup d'Etat et Calmann-Lévy.
Rébub1ique..., ob. cit. 59 Varios artículos han sido destinados a una reflexión teórica y
47 Véase al respecto nuestro trabajo en Civilidad y política en los orígenes de la metodológica sobre el objeto "sociabilidad". Cf. Agulhon, Maurice,
Nación Argentina, Buenos Aires, FCE, 2008. 1976, "La sociabilité, la sociologie et l'histoire", L'Are, nº 65, pp. 76-84;
48 Agulhon, Maurice, 1972, "Les Mariannes du Var", Bulletin de la íd., 1984, prefacio del autor a Penitente et..., ob. cit., París, Fayard,
Société d'études scientifiques et archéologiques de Draguignan, vol. 17, pp. 1-XIII; íd., "La sociabilité est-elle objet d'Histoire", en Francois, E.
pp. 150-157; íd., 1973, "Les monuments civiques de villages dans la (comp.), 1986, Sociabilité et Société Bourgeoise en France, en Allemagne et en
tradition provencale. L'exemple de Bouches-du-Rhóne", Provence Suisse (1750-1850), Actas del Coloquio de Badhomburg, París,
Histori que, XVIII, fase. 93-94, pp. 377-385_ Estas primeras Recherches sur les Cívilisations, pp. 13-22; íd., 1992, "La sociabilidad
contribuciones se inscriben aún en la historia local El mismo año como categoría histórica", en Formes de sociabilidad en Chile 1840-1940,
publicó un artículo que establecía las bases para un modelo de Santiago de Chile, pp. 1-10.
análisis nacional y extendido a dos siglos de historia. Cf. "Esquisse
::15,1-040,,zeleawX04,111111-Mwegsl Illiwnk.tmesswismaias9i.Sal,e,- .

192 EL CÍRCULO BURGUÉS NOTAS 193

60 Cf. Simmel, Georges, 1981, "La sociabilité. Exemple de sociologie pure intérieure, 1971b (a pesar del título, la sociedad del Antiguo Régimen,
ou formelle", en Sociologie et épistémologie, París, PUF. que estaba terminando, también se describe en el libro).
61 Cf. "Préface" en Pénitents el francs-magons de l'ancienne Provence. Essai sur 16 Por ejemplo, en el clásico Tableau politique d,e la France d,e l'Ouest, 1964.
la sociabilité méridionale, París, Fayard, nueva edición, 1984, pp. 17 Hacemos alusión a la obra demasiado poco conocida, a pesar de su
62 Cf. Francois, E., ob.cit.; Sociabifité, pouvoirs et société; Actas del Coloquio traducción en francés, del norteamericano Eduard Fox, 1973.
de Rouen, 24-26 de noviembre 1983, publicadas por Thelamon, F., 18 En este punto, la obra de Philippe /biés es ejemplar: Histoire des
1987, Sociabilité, pouvoirs et société, Rouen, Publications de l'Université. populations L'enfant et la viefamiliale sous l'Anden Régitrie.
63 La sociabilité á table. Commensalité et convivialité d travers les tes. Actas del Essais sur l'histoire de la mort en Occident...
Coloquio de Rouen, 14-17 de noviembre de 1990, PUR, 1992; 19 Castan, 1974.
Leménorel, A. (coord.), 1997, La rue, lieu de sociabilité? Actas del 20 En la acepción del término en psicología colectiva, existe Ia misma
Coloquio de Rouen, 16-19 de noviembre de 1994, PUR, ; Dumoulin, ambivalencia que en psicología individual. Es una realidad neutra y
O., Autour des morts: mémoire et identité, Actas del Coloquio de Rouen, también, en su grado positivo, una virtud. Todo niño presenta cierta
19-21 noviembre de 1998, PUR, 2001; Gherchanoc, Florence (din), sociabilidad, incluso el más tímido, pero si la sociabilidad (en el
2006, La ?liaison lieu d.e sociabilité, dans des conamunautés urbaines sentido psicológico del término) es reducida, se considera que ese
européennes, de l'Antiquité ci nos jours, París, Le Manuscrit. niño no la tiene (en el sentido común y de la moral normativa). Del
64 Gemelli, G.; Malatesta, M., ob. cit. mismo modo, podemos hablar de la sociabilidad (reducida pero
nunca nula) de las sociedades donde la rusticidad y el aislamiento
EL CIRCULO BURGUÉS están más arraigados.
21 Fourniére, 1907.
PREFACIO 22 Cuvillier, 1968.
AguIhon, 1966. 23 lbíd., p. 190.
2 Agulhon, 1968. 24 Ibíd., p. 347.
3 Le Roy Ladurie, 1967, p. 343. 25 !bid., p. 662.
4 Larousse, 1866-1876, y Hatzfeld, Darmesteter y Thomas, 1890-1893. 26 Gurvitch, 1950 y 1958.
5 Littré y Hatzfeld. 27 Gurvitch, 1958, I, p. 158 ss.
6 Bonnet, 1770. El fragmento citado se halla en t. II, pp. 341-342. 28 Véase, por ejemplo, Meter Blau y Richard Scout (sin fecha) y sobre
7 Lerminier, 1833. Nuestras citas han sido extraídas del Prefacio, pp. XfV, todo, marzo de 1965 (en particular, la contribución de Arthur
XIX y XXVII. Stinchcomb, 'Social Structure and Organizations"). Para Stinchcomb,
8 De otro pasaje de Lerminier, que no hemos encontrado, Pierre el paso de una sociabilidad informal, difusa, a una vida de
Larousse había extraído para su Dictionnaire esta cita: 'La causa de la asociaciones organizadas puede servir para caracterizar el paso de las
democracia no es otra más que la de la sociabilidad misma". sociedades "tradicionales" a las sociedades "modernas", así como
9 Prefacio a Eloges (citado por Littré y Hatzfeld). también otros pasajes más evidentes, de pobre a rico, de rural a
10 Les meres rivales. II, p. 152 (citado por Littré). urbano, o de poco instruido a más instruido.
11 Histoire de France, XIV, p. 164. 29 La invención del club en Inglaterra es notable. La proliferación de
12 Histoire du XIX ¿" dicte, I, p. 130. asociaciones en América ya era observada y comentada por Tocqueville.
13 Para un ejemplo del empleo que hace del término el más filósofo de 30 Entre comunidad y sociedad, con el acento puesto respectivamente en
los historiadores franceses de hoy, citaremos estas líneas de Pierre lo espontáneo y lo organizado, y en lo natural y lo artificial. Resumen
Chaunu: "La familia nuclear reduce las protecciones del clan y de de Tónnies según Cuvillier, 1968, p. 147, y Mac Iver, 1928.
linaje. La cristiandad ha visto un estallido de la sociabilidad (se 31 El autor del clásico Community: A Sociological Study, 1928. Obsérvese que
entiende: de la sociabilidad anterior a la revolución demográfica de los Mac Iver conoce y cita a Eugéne Foumiére.
siglos aquí considerada). La sociabilidad se concentra en el núcleo 32 A quien citamos sig-uiendo a Albert Meister, 1972, p. 9.
matrimonial, la pareja-átomo X-XII1 y sobre formas más altas, más 33 Las evocaciones de la vida de asociaciones en Francia durante el siglo
complejas..." (Chaunu, 1975, p. 16). Se trata de un empleo histórico XIX, que hallamos en las secciones retrospectivas de los libros de
del término, pero se acerca al empleo antropológico y casi puede Albert Meister (ya citado) o de Joffre Dumazedier (1962) o incluso de
confundirse con él. Eugéne Fourniére (1907), son muy fragmentarias. Sólo se refieren a
14 Benoit, 1949, p. 21. partidos, sindicatos, grupos de camaradería o mutuales (porque la
15 Para una visión no idealizada de la sociedad en Provenza en la época historia deI movimiento obrero es muy conocida y constituye un género
considerada, nos permitimos remitir a nuestra Vie sociale en Provence histórico noble). La sociabilidad burguesa es prácticamente ignorada.
NOTAS 195
194 EL CÍRCULO BURGUÉS

47 "Cuando se habían hecho declaraciones ofensivas o maliciosas en algún


34 Pierre Bourdieu, que compartió con nosotros sus observaciones,
salón de París, el ministro rápidamente exigía al dueño o a la dueña de
confirmaría, en lo esencial, los análisis que acabamos de formular,
casa que vigilaran mejor a su sociedad" (Mme. de Rémusat, III, p. 156)-
enunciándolos más o menos así: sí, es necesario estudiar más las
asociaciones; sí, la sociabilidad es una noción ambigua, o demasiado
compleja, ya que allí se incluyen, a la vez, el estudio de los modos de 2. EL CÍRCULO EN PARÍS BAJO LA RESTAURACIÓN:
UNA INSTITUCIÓN TARDÍA Y DIFÍCILMENTE ACEPTADA
interacción en la vida cotidiana (cf. la corriente "interaccionista" de
48 Docteur Véron, 1856, I; Mme. de Rémusat II, p. 328 (aquí sin el
la sociología norteamericana) y la de las formas de agrupación
nombre preciso del establecimiento y, por supuesto, la recopilación de
permanente o modos de "sociación" (de los que la asociación
los boletines de la policía dirigidos por Foucher al Emperador,
voluntaria es un aspecto); sí, por último, las asociaciones deben
clasificarse según criterios menos superficiales que los de la función publicados por D'Hauterive, 1908-1964).
declarada (y, a fortiori, de la función declarada actual). 49 Mme. de Rémusat, I, p. 171 (en 1802), y pássim.
50 De Sers, 1906, p. 69 (en 1811).
51 Villéle a su padre, el 29 de febrero de 1828, en Villéle, 1890, V, p. 324.
PRIMERA PARTE: LOS CÍRCULOS. HISTORIA DE LA INSTITUCIÓN
52 Mme. de Rémusat, DI, p. 193.
1. DEFINICIONES, ANTECEDENTES, PUNTOS DE PARTIDA 53 Ibicl., p. 192.
54 Ibid., II, p. 391. Si Moreau y Chateaubriand hubieran formado parte de
35 El especialista francés del derecho de asociación es Jean Marie
sociedades bien organizadas en la oposición a Bonaparte, ello habría
Garrigou-Lagrange, del que recomendamos el artículo
causado más ruido.
"Associations", en la Encyelopedia Uniuersalis, y el pequeño volumen
Les associations (1975), si bien su propósito no es ofrecer datos 55 Ibid., III, p. 130.
retrospectivos. Para la historia del siglo XIX, véanse Ciunet, 1909, y 56 Ibíd., pássim.
57 lbíd., III, p. 197.
Nourrisson, 1920.
58 Charles de Rémusat, pássim, por ejemplo II, p. 195, en relación con la
36 Morazé, 1946.
muerte de Fauriel, sobrevenida en 1827: "Era de la sociedad de
37 Sobre este tipo de debate, véanse nuestros trabajos citados en el
Auteuil (es decir de la casa de la señora Condorcet), por ende,
Prefacio, notas 2 y 15, la crítica que se ha hecho de uno de ellos
(Lucienne Roubin, 1967) y nuestro trabajo parcialmente autocrítico en republicano e incrédulo".
"Les chambrées en Basse-Provence" (1971a). 59 Balzac, 1892-1906, XV, p. 91. La peau de chagrin es de 1833. Fédora va con
mucha regularidad a casa de la señora de Sérizy, y de manera más
38 Encuesta de 1811 conservada en los Archivos Nacionales, en los
ocasional a casa de otras.
expedientes F7 8779.
60 Su ausencia es casi completa en los boletines de la policía de Fouché
39 Pellison, edición Livet, 1858, I, p. 8 ss.
40 Crosland, 1967, pássim, y en particular pp. 232-235, 277-280 y 308-312. (D'Hauterive, 1908-1964).
41 Sobre los aspectos de sociabilidad en el mundo cultivado de las 61 Charles de Rémusat, II, p. 165.
62 Docteur Véron, 1856, V, pp. 318-319. Nacido en 1798, Véron fue
sociedades del Antiguo Régimen, se hallan muchas indicaciones en la
joven y feliz entre 1815 y 1840, aproximadamente, y escribe en los
obra de Robert Mandrou (1973, en particular pp. 43-44, 97-98,
207-213). En la misma serie, puede consultarse Le silele des Lumiires de arios cincuenta.
Norman Hampson (1972) que, aunque se refiere al siglo XVIII, es 63 Bocher, 1935, I, p. 83.
más decepcionante. Naturalmente, la cuestión se conocerá mejor 64 'bid., I, p. 140. Ese "estado nulo" de los círculos en París hasta 1820 es
implícitamente confirmado por de Jouy. 1812-1815, y por Antoine
cuando contemos con la tesis de Daniel Roche sobre las Academias
Caillot, 1827.
de provincia.
65 Véase D'Alméras (1921-1933) y, más sucintamente, Burnand (1959).
42 Chassagne, 1975. Véanse pp. 160-161 y 181-186. Citamos esta muy
También, sobre todo, las memorias de esos tiempos, por ejemplo la de
buena historia de ciudad porque es particularmente atenta a los hechos
Poumiés de La Siboutie (1910), duquesa D'Abrantes, 1838,0 las de la
de civilización. Se podrían citar otras, pero alcanza por ahora con un
marquesa de Montcalm, 1936. En D'Alméras puede encontrarse una
ejemplo.
lista más completa de obras con carácter de fuentes.
43 Para una primera opinión al respecto, véase la del gran especialista
66 El salón de Charles Nodier en el Arsenal, el salón de Delécluze, etc. Véase
Grane Brinton, 1970.
al respecto Baschet, 1942, y Charles de Rémusat, II, p. 141.
44 Agulhon, 1968, tercera parte.
67 Pp. 647 y 656-657.
45 Wolloch, 1970.
68 En este caso también hay bibliografía abundante. A D'Alméras, ya
46 Nos referimos a lo que torpemente llamábamos "sociabilidad difusa"
citado, debemos añadir Fosca (seudónimo de G. de Traz) 1934, y
en nuestras primeras obras.
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96 EL CIRCULO BURGUÉS NOTAS 197


sobre todo Champier y Sandoz, 1900. Hay elementos también en empleo. En cuanto al papel de los ingleses y de la anglofilia (o manía)
Poumiés de La Siboutie. en los orígenes de los círculos, puede leerse también la tesis de
69 Mme. de Rémusat, III, p. 305. Las bastardillas son nuestras. Elltington, 1929.
70 Pichois, 1959. 83 A diferencia de los anteriores, el Círculo de la Librería, que funciona
71 Stendhal, 1927, pp. 261, 271 (y véanse en pp. 382-3831as notas del como sindicato interprofesional de las industrias del libro, sigue
editor). existiendo.
72 Charles de Rémusat, I, p. 282. 84 Véase el capítulo 3.
73 Archivo Nacional, F7 6999. 85 El barón Larnezan, del Casino literario alemán ya citado, no ocultaba
74 Chasles, 1973, II, pp. 2-3. que su establecimiento debía ser útil, por un lado, a sus compatriotas
75 Archivo Nacional, F7 6999. Esta referencia es válida, salvo mención residentes o de paso por París y, por otro, procurarle a él, en tanto
contraria, para las notas siguientes. Citemos aquí a la Sociedad de empresario (como gerente, diríamos), los medios de subsistencia.
Buenos Estudios en 1823, la Sociedad Católica de los Buenos Libros en 86 Es Ia fórmula del "café exclusivo". Véase más adelante.
1824 y la Sociedad de Caridad en 1830. 87 El expediente de ese círculo, por las razones que veremos más
76 Sociedad de Mejoramiento de las Lanas, 1825; Círculo de las Artes, adelante, está incluido en el expediente del Círculo francés. Esta
misma fecha (la fundación se remonta a 1821 y hubo cuatro años de historia pertenece a un informe firmado por los duques de Choiseul y
existencia solamente tolerada); Sociedad de Economía Doméstica e de Guiche, el general barón de Borelli y otros dos o tres miembros. Los
Industrial, 1828, etc. detalles que ofrecemos aquí de primera mano son mucho más
77 Era el caso del Círculo de las Artes, que se reunía en el hotel Juigné, en completos que el relato que presenta Charles Yriarte, 1864, eI
el quai Malaquais, y era esencialmente una sociedad de artistas, historiador de los círculos.
pintores, escultores, etc. 88 Expediente titulado Círculo deI Comercio, las Ciencias, las Artes y la
78 Es la razón, o el pretexto, que se dará en septiembre de 1829 para Literatura, de 1828.
negar la autorización al Círculo Colbert o Círculo de la Librería 89 Expediente con ese título. Sus portavoces habituales eran, junto con el
(libreros, ímprenteros y papeleros): "[puede ser] una suerte de duque de Guiche, que parece haber tenido ambas filiaciones, el
coalición en perjuicio de otros imprenteros, libreros y comerciantes de marqués de Nadaillac, los condes de MontaIembert y de Greffulhe.
papel de la capital". 90 Tal vez eI conflicto también haya sido político cuando Villéle se oponía a
79 Entre muchos otros casos, mencionaremos la carta de negación de la la Cámara de los Pares y a los diputados de la "defección". Algunas frases
autorización del círculo comercial (banqueros de la calle de del informe del Círculo Gramrnont donde protesta contra su prohibición
Bourdonnais). Si bien se abstienen de hablar de política y sus le dan un tono liberal: "no se hace politica en esta casa", "unión de
conversaciones de negocios no compiten con la Bolsa, es cierto que "no personas procedentes de partidos diferentes" (alusión a la política de
tardaría en convertirse en lo que se convirtieron los círculos conocidos unión y de olvido antes proclamada por un Gran Príncipe, Luis XVIII).
hasta ahora, es decir en un punto de reunión donde los ociosos 91 Entonces, un tal Carel, personaje oscuro y urx tanto dudoso, pero que
vendrán a conversar, jugar y leer los periódicos" (carta del prefecto de hábilmente se relacionaba con Chateaubriand, trata de relanzar el
policía al ministro, 21 de noviembre de 1828). Círculo del C.omercio con el nombre de Círculo del Comercio, las
80 El prefecto del Sena, Chabrol, lo expone largamente en una carta de Ciencias, etc. La importancia del año 1828 para todos los asuntos de
' mayo de 1824, donde da una opinión desfavorable respecto de la policía en París (reemplazo del prefecto de Lavau por el prefecto de
autorización del Círculo francés. El círculo será autorizado a condición Belleyme) se señala insistentemente en las memorias de Canler, 1862,
de que se prohíban los juegos. Véase más adelante. P. 75 .
81 La autorización fue solicitada en el verano de 1816 por un barón de 92 Si bien existen diversas negativas a la formación de sociedades nuevas
Lamezan, refugiado del Gran Ducado de Berg y protegido de Dalberg. La en el primer semestre de 1830.
carta de negativa del prefecto de policía Anglés resulta muy 93 Yriarte, 1864, p. 9.
interesante, es muy hostil a los clubes y expone impecablemente la 94 Incluso Moscú, bajo Nicolás I, tenía un círculo con el nombre típico de
distinción entre el club, círculo o casino, que es una asociación, y el "Club Inglés" (una rápida descripción en Custine, 1975, p. 342).
gabinete de lectura, que es un comercio. Anglés sugiere cínicamente
que la administración podría autorizar los clubes de ese tipo si de ello 3. EL CÍRCULO EN EL INTERIOR, BAJO LA RESTAURACIÓN:
tuviera ser-vicios (es decir si el empresario se convertía en informante). UNA INSTITUCIÓN PRECOZ, DE DISTR/BUCÓN SIGNIFICATIVA
82 El círculo inglés recibe una negativa amable en 1825, a pesar del apoyo 95 Respectivamente Archivos Nacionales, F7 8779 y F7 6694 a 6701.
del embajador. Nuevo pedido y aceptación en 1828. Negativa de un 96 Hemos pedido la colaboración de los archivistas de la sección
segundo Círculo anglofrancés, alg-unas semanas después, por doble moderna de los Archivos Nacionales, pero sólo pudieron remitirnos
.mbss-o.Mstilwd..s1,:slsgs,rett"0„SIWIMMmul,b;9,111,01.41.1=15.31,1vzOII,X119:•:::„ .-: "

NOTAS 199
198 EL CÍRCULO BURGUÉS

(y les estamos por ello muy agradecidos) a las "hojas de trabajo" del meridionales.con círculos ya expandidos en las pequeñas ciudades son,
primer distrito, una suerte de cuadernos donde se registra el ingreso de de acuerdo con esa fuente, Vaucluse, Hautes-Alpes, Lot-et-Garonne,
expedientes que dan un contenido sumario (F7 3091 y3092 para 1810- Aveyron, e incluso Cantal.
1811). Así pudieron recuperarse algunas pequeñas partes de los 110 Dróme, Gard, Tarn y, sobre todo, Tarn-et-Garonne. Se destaca el
resultados de la encuesta para el norte y el oeste de Francia. expediente de Montauban, la "Ginebra del sur". Sobre Montauban, véase
97 A continuación, lo que señala la encuesta donde no se conocen Ligou, 1958; para las influencias británicas y ginebrinas sobre los
círculos: protestantes de 1800 a 1830, véase Robert, 1961a. Sin embargo, nada
-Confraternidades de beneficencia y logias masónicas: Basses-Alpes, sobre el caso preciso de los círculos en esta última obra. La expresión
Ariége, Charente, Colo, Haute-Garonne, Haute-Loire; "Ginebra del sur", para calificar a Montauban, figura en la pequeña tesis
-Logias masónicas solas: Ardéche, Basses-Pyrénées, Pyrénées- de Robert, 196Ib, p. 43. De Jouy (L'hermite en provinee), 1818, as., describe
Orientales; círculos en Montauban y sus alrededores (011), y también en Burdeos y
-Sociedad académica de distrito solamente: Ain, Haute-Mame; Agen, pero no en Tolosa (t. II). Los menciona asimismo para Aviñón
-Sociedad académica, logias y confraternidades: Meurthe, Hautes- (t. III), en Grenoble (t. IV) y Line (t. IX), pero los presenta como
Pyrénées; particularidades notables.
-Por último, caso único, los arcabuceros: Oise. 111 Sobre Ginebra como ciudad de círculos, véase, por ejemplo, la reedición
98 Tienen círculos en las cabezas de distrito solamente (y de Sismondi, 1971, pp. 19-20,49 y pássim, o Pouthas, 1936, pp. 41, 106, etc.
accesoriamente algunas asociaciones del tipo de las de la nota 112 Por ejemplo Doubs, a propósito del cual se debe señalar, al pasar, la
anterior): Alpes-Maritimes, Cate-cl'Or, Dordogne, Loira, Lozére, Deux- importancia del expediente de Besanlon, capital intelectual de
Sévres, Sommes, Haute-Vienne, Yonne y, sobre todo, Gironde y Ródano asociaciones diversas, como Burdeos, o Lyon (al respecto, véase más
(muy importantes expedientes sobre Lyon y Burdeos). adelante), Jura, Haute-Safine, Haut-Rhin, por un lado; Cótes-du-
99 Sobre este aspecto de la vida en Lyon, véase también Trénard, 1958, II, Nord, Charente-Inférieure, por otro.
pp. 544 y ss. 113 Según la tesis inédita de M. Denis, 1976, que se apoya, en particular, en
100 Fourcassié (1953, p. 53) y Armengaud (1962, p. 343) darán cuenta de la monografía de Richard, 1910. Sobre los círculos en Laval, Cháteau-
algunos círculos en Tolosa, pero en los años cuarenta, época en la que Gontier, Mayenne y Ernée, véase la tesis de M. Denis, pp. 64-65, 237,
se hallan bastante extendidos. Pero ¿desde cuándo existían? Higgs 258-259, en particular.
(1973), quien ha estudiado a fondo la ciudad bajo la Restauración, no 114 Nouveaux mémoires des autres, 1891. La descripción que vamos a
los cita y no deja entrever que existiera alguno. parafrasear al comentarla se halla al comienzo de la nouvelle titulada
101 Stendhal, 1968,111, p. 24; cf. también pp. 84-86. "Le Serment" (p. 240 y as.)
102 Nos hemos documentado sobre Burdeos gracias a P. Guillaume, quien 115 Citados por Merley, 1974, I, pp. 454-455.
dedica un párrafo a la importancia de los círculos en la historia de 116 Eugértie Grandet, V, pp. 243,367 y pássim.
Burdeos, dirigida por Charles Higounet, VI, p. 249. Fourca.ssié y 117 Les paysan,s, XIV, pp. 440495.
Guillaume también nos recuerdan que Stendhal, en las Mémoires d'un 118 Le député d'Arcis (que, es cierto, se ubica bajo Luis Felipe), XIII, pp. 2y
touriste, ya había observado el contraste entre las dos ciudades desde ese pássim.
punto de vista. 119 Les paysans, XIV, p. 446.
103 Ch. de Rémusat, II, pp. 290 y 494-495. 120 Le diputé d'Anís, XIII, p. 2
104 Stendhal, 1968, I, p. 418. 121 En Premié res années, p. 90. El burgo de Larrnor está cerca de Lorient.
105 Fox, 1973. La convergencia aquí es auténtica, sobre todo porque Fox 122 El hecho es bastante notorio. Una buena recopilación de textos de
de ningún modo incorpora los círculos en su análisis, mientras que escritores y de memorialistas que lo confirman se halla en Matoré, 1957,
nosotros no habíamos leído a Fox cuando hallábamos las correlaciones pp. 56-57.
aquí indicadas. 123 Ch. de Rérnusat, III, pp. 13-14; véanse también pp. 88-100. Cf. Tudesq y
106 Archivos Nacionales, F7 6999. Observación análoga en cuanto a un Jardin, 1973,1V, pp. 87-91.
Círculo del Comercio y de la Industria, 22 bis, boulevard Saint-Denis, en 124 Correspondance générale de Lamennais, 1974, IV, p. 709.
París, señalado en el Almanach du Commerce de Bottin, de 1836. 125 Véase también, más recientemente, Daumard, 1970, pp. 206-207.
107 Pigallet, 1921. 126 Yriarte, 1864, p. 309. Le Cercle des Échecs (Círculo del Ajedrez),
108 Vidalenc, 1973, p. 267. establecimiento ubicado en París, 1, calle Ménars, por lo que también
109 Hemos analizado exhaustivamente los documentos excepcionalmente se lo llamaba Club Ménars. Véase "Le joueur d'échecs" en Les Francais
numerosos del Archivo, F7 8779, relativos a ese departamento en nuestra peints par eux nu;nes, 1841 1842, L
- -

127 Louandré, 1846, pp. 513-537 y 792-818.


obra Vis sociak en Provence intérieure, ya citada. Los otros departamentos
200 EL CÍRCULO BURGUÉS NOTAS 201

128 En Archivo Nacional, F7 12237, están todos los expedientes sobre París, 148 Por ello, este uso de "salón" como sinónimo de asociación (círculo,
salvo dos: un "Cercie de Société" [Círculo de Sociedad] en Passy y un club, cámara, casino) es totalmente desconocido por los diccionarios
"Cercle de rHarmonie" [Círculo de la Armonía] en Aubervilliers, que nacionales citados más arriba.
son de una banalidad muy provincial. 149 Cf. Bordes et al., s.l.n.d.
129 Yriarte, 1864, p. 73. 150 Eugénie Grandes, V, p. 253.
130 Véanse los capítulos "Un café de la Bohéme" y "Une réception dans la 151 Les paysans, XIV, pássim.
Bohéme". 152 Eugénie Grandet, V, p. 372.
131 Archivo Nacional, F7 12236 y 12237. 153 Ibíd., p. 386.
132 Se podría pensar también en los anuarios de tipo Bottin, sin duda 154 Le curé d,e village, XIV, p. 171.
útiles. Pero se les puede hacer la misma objeción. 155 Les paysans, XIV, p. 446.
133 Corbin, 1974. Sobre los círculos, cf.!, pp. 406 a 409. 156 Larousse y Littré conocen los abonados a los periódicos, a la Ópera, a
134 Archivo Nacional, F7 12237, Seine. los ferrocarriles y a los gabinetes de lectura, entre otros, pero no
135 ¿Cuáles son los criterios de lo urbano? Se ha podido pensar en lo mencionan explícitamente los círculos.
cultural, en el colegio. Propuestas en ese sentido pueden encontrarse
en el artículo de Julia y Pressly, 1975. 6. LA MODERNIDAD DE LA INSTITUCIÓN: EL CAFE-CfRCULO
136 Bouillet, 1854. Observemos este comentario de Louis Reybaud, 1846, Y LA REUNIÓN ENTRE HOMBRES
p. 265, sobre un hecho cualquiera: "Se hablaba de ello en los salones, 157 Aron, 1974.
en las Cámaras, en la Corte, en los círculos, en los foyers de los teatros, 158 Poumiés de La Siboutie, 1910, p. 193.
en los cafetines, por todos lados". 159 lbíd., p. 66.
137 Archivo Nacional, F7 12237, Deux-Sévres (1840). 160 Larousse, 1866-1876, art. "Cercle".
161 Le diputé d'Arcis, XIII, p. 279.
SEGUNDA PARTE: LOS CfRCULOS. ANÁLISIS DE LA INSTITUCIÓN 162 Baudelaire, p. 390.
163 E incluso para la revolucionaria Flora Tristán, cuyas Promenades dans
5. EL LENGUAJE DE LA INSTITUCIÓN Londres incluyen una acusación contra los clubes. Es cierto que se coloca
138 Bouillet, 1854. Definición citada en el capítulo anterior. El final del en el punto de vista de la defensa de la mujer, y no de la tradición.
artículo recuerda el sentido antiguo de círculo alrededor del rey y 164 Charles de Rérnusat, III, p. 99.
luego de círculo dentro del salón. 165 Docteur Véron, 1856, V. 319.
139 Larousse, 1866-1876. Muy boníto artículo además, del que comentaremos 166 Baudelaire, "Portrait de maitresses", en Spleen de Paris, p. 345.
uno de los parágrafos relativos a la política en el capítulo 8. 167 Balabine, 1914, I, p. 57.
140 Es la acepción ng 7, la del grupo en el salón es la ng 6. 168 Ch. de Rémusat, IV, pp. 51, 204, 491-493.
141 Véase el capítulo 1. 169 Ob. cit., XIII, p. 258.
142 Citado por Edelstein, 1975. 170 Heinrich Marx (padre) a Karl Marx, estudiante en Bonn, comienzos de
143 Desconocido en ese sentido para Bouillet; conocido por Larousse y 1836, en 114arx-Engels. Correspondan«, 1971, I, p. 9.
Littré, pero con restricciones (acepción ng 9 en Littré: "En algunas 171 Archivo Nacional, F7 6699.
ciudades, se llama 'Cámara' lo que en Paris se llama 'Círculo'"). 172 Le député d'Arcis, XIII, p. 149.
144 Biré, 1901, p. 25. 173 Las Franvais peints par eux-mimes, IV, pp. 286-299.
145 Informe de tesis de Barré (Rennes), citado por Leonard, 1976. 174 Michelet, journal I, p. 565 (se trata de Marsella en 1844).
146 Aquí damos la razón a L. Roubin, 1970. "Chambrée" se habria impuesto 175 En Ain, en 1852, texto citado en la revista La Révolution de 1848, 1,
en el uso de los funcionarios de comienzos del siglo XIX, probablemente 1904-1905, p. 97.
por analogía o contaminación con las habitaciones de los jóvenes 176 "Rapport sur la direction qu'il convient de donner á la presse
trabajadores solteros que se alojaban en dormitorios colectivos. périodique", en Mannscrits trouvés aux Tuileries..., 1830, pp. 18-19.
147 Bouillet no lo conoce como término italiano, Larousse y Littré sí. Larousse 177 Charles de Rémusat, II, pp. 98-99.
cita un texto de Gérard de Nerval donde se trata de lo "material" de un 178 En París, en 1829. La prefectura de policía negó la autorización por ese
círculo o de un casino de provincia. La especialización final del término motivo (Archivo Nacional, F7 6889).
"casino" para los círculos de juego de las estaciones termales no les es 179 Archivo Nacional, F7 8779.
conocida. La hallaremos más adelante. El caso evidente de Alsacia, 180 Misma fuente. Este retroceso del círculo al café posiblemente dé
Lorena y Franco Condado no es mencionado. Sin embargo, este uso del cuenta de muchas desapariciones aparentes de "círculos" de un
término se halla en Proudhon. censo a otro.
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• ...

202 EL CÍRCULO BURGUÉS


NOTAS 203

181 En las observaciones del cuadro sinóptico sobre los círculos de Burdeos 8. CÍRCULO Y POLÍTICA
en 1811 encontrarnos: Cercle Gombaut, "mantenido por el señor 202 Lerminier, 1833, p. 280.
Lapériniére, en su beneficio"; Cercle Baignol, "mantenido por el señor 203 Archivo Nacional, F7 8779, Cantal.
Caussade, en su beneficio"; en cambio, Cercle de la Concorde, 'la 204 Ibíd., Doubs.
Sociedad se administra así misma". Lapériniére y Caussade debían de 205 Ibíd. Esta larga carta de Montalivet al duque de Rovigo está fechada el
ser los dueños de los cafés. 25 de enero de 1812 en París.
182 Hemos contado, ya en 1966, la historia del fracaso del intento de 206 Sobre el problema político de la libertad de asociación, las referencias
formación de un "café exclusivo" en Grasse en 1789 (Agulhon, 1966, están reunidas en Bastid, 1954, pp. 385 y as.
pp. 221-222). 207 Muchos detalles vivos sobre todos esos puntos pueden encontrarse en
183 Tomamos este texto (probablemente extraído de los Archivos de las Mémoires de ma vie, de Charles de Rémusat, completadas por los
Vosges) de Dumont, 1956, pp. 4 y 5. comentarios de Charles Pouthas. Véanse en particular: I, pp. 383-391,
184 A las obras citadas en el capítulo 2, hay que añadir varios artículos de la II, pp. 216-217, pp. 369-379 y 423 y ss. A propósito de la Sociedad de la
recopilación Les Franvais peints par eux-ma nes, en particular "Le cafetier", Moral cristiana, nótese que el gobierno real también toleró la
IV, pp. 286-299; "Le garcon de café", II y "Le tyran d'estaminet", entre expresión empleada por Rérnusat: "La sociedad se convirtió en un
otros. punto de reunión, un club apacible que, con un color liberal, supo
185 Stendhal, III, p. 256. permanecer en una oposición implícita", III, p. 71.
186 Pensamos aquí en la "Maison des hommes", subtítulo dado a 208 Archivo Nacional, F7 6697, Haute-Mame.
Chambrettes des Provenfaux y, en realidad, a muchos círculos, por 209 Charles de Rémusat, II, pp. 378, 395, 4'76y III, pp. 43-49 y64 y as.
Lucianne Roubin, 1970. 210 Texto de 1845, citado por Guérin, p. 104.
211 Archivo Nacional, F7 12237, Seine.
7. LA PLASTICIDAD DE LA INSTITUCIÓN: CÍRCULOS 212 Denis, 1976, pp. 258-259.
Y SOCIEDADES ESPECIALIZADOS 213 Correspondance de Benjamín Constand avec Coyet..., 1973, p.216.
187 De próxima publicación. Los pasajes del ejemplar manuscrito a los que 214 Charles de Rémusat, II, p.83 (véase también I, p. 419). Confirmado por
hacemos referencia están en las pp. 698, 716 y 765-769. las Mémoíres de Canler, 1862, p. 25: "Esos liberales, tan pillos, que, con
188 Yriarte, 1864, pp. 68-73, 160-165, 279. Las Mémoires del conde de Alton el pretexto de reunirse para cenar, mantienen muy pequeños y bonitos
Shée, 1869, 1, pp. 134 y ss. confirman totalmente, y de primera mano, conciliábulos contra el gobierno de Su Majestad".
estos testimonios y análisis. 215 lbíd., p. 327 (julio de 1830, la "reunión Cadet-Gassicourt"), III, p.5
189 Archivo Nacional, F7 12237. (mayo de 1834, el "Hótel Laffitte").
190 Según el Almanach du Coramerce, de Bottin, de 1836. 216 lbíd., I, p.452. Véase también, para experiencias análogas de "sociedades"
191 Archivo Nacional, F7 6999. políticas informales en un marco de salón, la misma obra, I, pp. 370, 455,
192 Sobre el fourierista Jules Duval. El texto está citado en la p. 462 y está y II, pp. 52, 67y 142.
tomado del Bulletin de ¿linden agricole. 217 Ibíd., II, p. 145.
193 La peau de chagrin, XV, p. 216. 218 Ibid., p. 320, a propósito de las Jornadas de Julio de 1830 y de las
194 Según Maurice Allem, editor de la novela en los clásicos Garnier. relaciones de los redactores de Le National (gente de café) con Laffitte
195 Desde los artículos de Mazoyer, 1938, hasta el de Esler, 1972, pasando (hombre de mundo).
por los grandes historiadores contemporáneos que ponen en primer 219 Hacemos alusión a la estructura del partido legitimista en Aviñón en
plano el tema de la familia: Philippe Ariés, Théodore Zeldin. 1850-1851, tal como la describe el conde de Falloux en sus Mémoirad
196 Archivo Nacional, F7 8779. d'un royaliste, París, 1888, II, p. 358. Retomaremos más adelante el
197 Archivo Nacional, F7 6694. problema del origen de las organizaciones específicas de partido a lo
198 Correspondencia entre Benjamin Constant y Goyet (de la Sarthe, 1973, largo del siglo XIX.
p. 248), febrero de 1820. Véanse también las pp. 387-388, donde se 220 P. 34 (Goyet a B.C., 27 de enero de 1819): "... en cuanto ami, no soy de
describe cómo los diputados liberales son recibidos armoniosamente ninguna sociedad, no hago visitas..." P. 628 (ídem, 20 de diciembre de
en Pont de Gennes por la 'música burguesa compuesta por jóvenes". 1821): "Según algunos de nuestros amigos que frecuentan las
199 Pp. 98y 303. sociedades de buen tono, la dicha de nuestros ultras no es pura".
200 Según Léonard, 1976, p. 644. Véanse también pp. 255, 297, etc.
201 Según Larousse, 1866-1876, artículo "Caveau". Sobre los "caveaux" o 221 P. 132 (Goyet a B.C., 9 de agosto de 1819): "... todos los abonados, al
teatros de humoristas, véase más adelante el capítulo 9. llegar, buscan sus artículos (de la Minerva) y los del señor Etienne".
P. 381 (ídem, 11 de septiembre de 1820, a propósito del viaje de los dos
204 EL CÍRCULO BURGUÉS NOTAS 205

diputados liberales a la circunscripción): 'Dos comisionados de la 250 Sobre Michelet y Evreux, véase el journa/ del 28 de julio de 1845 (II, p.
reunión fueron a prevenir a sus dos colegas de nuestra llegada". Véanse 611), pasaje retomado, desarrollado y generalizado en I,e Peuple, p. 149,
en p. 477 y p. 677 las alusiones precisas a una sociedad de lectura y de nota. Sobre la realidad del círculo en Evreux, cf. Vidalenc, 1952.
juegos con reglamento, etc. 251 Baudelaire, pp. 1132-1133. El texto escrito en 1862 se refiere
222 P. 132, continuación de la carta del 9 de agosto de 1819 ya citada. expresamente al final del reino de Luis Felipe. Las bastardillas son del
223 P. 114, Goyet a B.C., 15 de junio de 1819. original.
224 Carta citada en Ia nota 219. 252 Charles de Rémusat, III, p. 89.
225 Alusiones a los días de mercado, pp. 34, 82, 114, etc. 253 Les misérables, pp. 220-221. Las bastardillas son nuestras. Recordemos que
226 Por ejemplo, p. 410. el señor Bamatabois es el triste tipo que puso una bola de nieve en el
227 P. 211, Goyet a B.C., 11 de diciembre de 1819. cuello de Fantine, episodio cruel que desencadena toda la intriga de Los
228 Perreux, 1930, p. 97. miserables.
229 Ésta también es objeto de una larga e interesante carta del prefecto 254 Tocqueville, Souvenirs, XII, p. 121.
Chaper, que pueden leerse en Gonnet, 1970, pp. 190-191. 255 Se podrá comparar este análisis con el de Pien-e Chaunu, 1971, un
230 Sagnac, 1905-1906, pp. 85-88. Podríamos mirar una vez más la Histoire poco más complejo.
d'Angers. Lebz-un (comp.), 1975, ya utilizada (c£ p. 243, los azules, muy 256 Reproducidos en Choses vuesy también en Souvenir s personnels 1848-1851,
vigilados, utilizando las sociedades de lecturas y de juegos). p. 162.
231 Nos referimos a la costumbre de fumar tabaco en común gracias a 257 Véase más arriba la nota 74.
múltiples tubos que salen de un único y enorme hornillo.
232 Procesión, música, mosquetería, luego baile. CONCLUSIÓN
233 Lerminier, 1833, p. 224. 258 El adjetivo "rentista" es importante, a causa de la disponibilidad. Nos
234 Monnier, 1864. gusta insistir en el hecho de que nuestro estradio confirma,
235 Yriarte, 1864, pássim; c£ también eljournal de Victor Balabine, p. 57. precisándola, la imagen de la Francia burguesa que sugiere la obra tan
236 Ch. de Rémusat, III, p. 4, nota. importante de André j. Tudesq, 1969: "El periódico, el círculo, la
237 Ibíd., 111, p. 373. participación en sociedades eruditas o caritativas ocupan una parte
238 Ibíd., IV, p. 51. desmcada de la jornada del burgués de provincia y son los signos
239 Ibíd., IV, pp. 491-493. solidarios de una sociedad", escribe a propósito de los años treinta y
240 (las bastardillas son nuestras.] Folleto anónimo publicado en klarsella cuarenta en la Histoire générale de la presse franfaise, t II, 1815 1871, p. 173.
-

hacia 1820 y destinado a promover la Association des homme.s consacrés (Recordemos de este autor/es grands notables d,e France, 1840-1849, 1964 y,
á la tris Sainte Vierge. La relación entre asociaciones consuetudinarias en colaboración con A. jardin, La France des notables, 1973.)
y asociaciones políticas será uno de los problemas mayores de la 259 Agulhon, 1968, y otras obras citadas. Véase también Roubin, 1970.
Segunda República. Algún día lo abordaremos. Indiquemos por 260 Un ejemplo clásico en la pequeña ciudad en la que Anatole France
ahora que el debate sobre los Clubes de julio de 1848 (Moniteur de hace vivir al señor Bergeret (L'histoire contemporaine; L'orme du Mail,
los días 25 al 29 de julio) confirma, para nosotros, la omnipresencia L'anneau d'améthyste, etc.).
reconocida de los círculos y, a la vez, la dificultad de tratarla fuera de 261 Agulhon, 1970, pp. 332 a 354.
las vías liberales. 262 Charles de Rémusat, 1956,111, p. 391.
263 Resumimos aquí el análisis que hemos hecho en uno de los capítulos
g. CÍRCULO Y CULTURA del tomo III de la Histoire de la France rurale, 1976.
241 Recientemente, por L. Trénard, "Les caveaux lyonnais sous l'Empire". 264 Amann, 1975. •
242 Pichois, 1969; véase también Parent, 1972. 265 Simon, sin fecha, p. 369. La provincia mencionada es Bretaña.
243 Archivo Nacional, F7 8779. Comparar con Trénard, 1958, pp. 544 y ss. 266 D. B. Robertson, editor y prologuista de Voluntary Association, 1966 (la
244 Misma fuente. Lo mismo para Burdeos, que es la siguiente. Sobre traducción es nuestra).
Besancon, véase también la Histoire de Besancon, bajo Ia dirección de 267 En particular en Surveiller et punir, 1974.
Claude FohIen, 1965. 268 Ostrogorski, 1903.
245 Archivo Nacional, F7 12236. 269 Mérnoires, 1973, I, pp. 361-362.
246 "Le Prisme", tomo IX, pp. 60-63. 270 Note du Voyage eta Angletene de 1835, 1964, V-2, pp. 59-60. Agradecemos a
247 Baudelaire, pp. 693, 704 y 742, respectivamente. Francois Furet, quien nos señaló este texto.
248 Duclerc y Pagnerre, 1842.
249 Archivo Nacional, F7 12236.
206 EL cfRcuLo BURGUÉS
NOTAS 207

UNA PEQUEÑA AUTOBIOGRAFÍA INTELECTUAL 18 1848 ou l'apprentissage de la République, tomo 8 de la colección NHCF,
Seuil, colección Point Poche, 1973. Constantemente reeditado desde
1 Conferencia pronunciada en la Casa de Velázquez (Madrid) el 5 de entonces, con una conclusión final de Philippe Boutry.
febrero de 2001 en la apertura del encuentro "Política y sociabilidad. 19 "Le sang des bétes, le probléme de la protection des animaux en
En torno a Maurice Agulhon". Actas de pronta publicación, a cargo de France au X1Xénie siécle", en Romantisme, revue du siicle, n° 31,
Jordi Canal y Benoit Pellistrandi. El título principal de este texto, 1981. Artículo publicado con el mismo título en mi Ilistoire vagabonde
publicado en forma separada en Mélanges de la Casa de Velázquez en y luego en la recopilación de Boris Cyrulnik Si les lions..., Gallimard.
2004, era "Histoire contemporaine et engagement politique". 20 "Madame Bovary, une lecture historique", en Etudes normandes, Rouen,
2 No olvido mi amistoso acerca.miento profesional en Aix-en-Provence con 1992, retomado en Ilistoire vagabonde con un título mejor: "Monsieur
Émile Temime, de quien luego hice publicar en Aubier-Montaigne una Hornais, ou le militantisme".
Histoim de lEspagne contemporaine, de 1808 é nosjalas, escrita en 21 Aguihon (Maurice) y Barrat (Fernand), CRS a Marseille 1911 1947. La
colaboración con Albert Broder y Gérard Chastagnaret (1979). police au service du peupk, París, Armand Colín y Presses de Sciences-Po,
3 En Mélanges é la nzémoire d'André Joucla-Ruau, 2 vols., Aix-en-Provence,
1971.
publicación de la Facultad de Letras, 1978, vol. 1, pp. 51-62. 22 "Les conununistes et la libération de la France" en La Libération de la
4 Henri-Irénée Marrou, De la connaissance historique, París, Senil, 1956 France. Actas du colloque international de París, octubre de 1974, edición
(primera edición). del CNRS, 1976.
5 Véase, más adelante en este mismo texto, "Encuentros del 23 Presses de Sciences-Po, 1997.
pensamiento".
24 Plon-Perrin, 2000, reeditado desde 2001 por Hachette "Plurier.
6 París, Gallimard, 1987. Mi contribución se útula "Vu des coulisses". 25 "L'imagerie et la syrnbolique républicaines de... á..." reúne, con un
7 Véanse, más adelante, los capítulos de Ia parte "Témoignages".
subtítulo común, las tres obras sucesivas publicadas en Flammarion:
8 Editada en Non, en 1970, retomada en Seuil en 1979, la obra contiene Marianne au conzbat (1789-1880) publicada en 1979; M'aliarme au pouvoir
la parte rural de mi tesis sobre el Var. (1880-1914) publicada en 1989, y Les Métamonlhoses de Marianne (de
9 Maurice Agulhon, Histoire vagabonde, París, Gallimard, tomos 1 y 2 en
1914 a la actualidad), publicadas en 2001.
1988, tomo 3 en 1996. 26 Véase rni artículo "La tradition politique du peuple de Paris de Waterloo á
10 El obrero de Badols, rebelde activo, famoso por haber sido 'fusilado la Cornmune", en Paris, le peuple: XV111-1011" siirk, obra colectiva dirigida
dos veces". Abatido de un disparo por los soldados, Io dan por muerto y por J.-L. Robert y Danielle Tartakowsky, Publicación de la Sorbona, 1999.
lo dejan en una zanja. Luego es alojado y cuidado por campesinos, 27 En su célebre Procas des Communards, de 1964, París, colección Archives,
hasta que lo denuncian, lo entregan y finalmente lo fusilan. Julliard.
11 La Provence et le Ccrmtat Venainin, París, Gallimard, 1949, tercera edición.
28 El debate directo entre Maurice Agulhon y Michel Foucault cierra el
12 La Sociabilité méridionale. Canfréries et associations dans la zrie collective en
volumen que, evidentemente, hay que leer completo. Michelle Perrot
Pirrvence onentale si la fin du siéck, 2 vols., .Aix-en-Provence, 1966. (dir.), L'Impassible Prison, París, Seuil, 1980.
13 Pénitents et franc-malons de Pancienne Provence. Essai sur la sociabilité
29 Michel Foucault (1926-1980) fue objeto de una excelente biografía,
tnéridionale, París, Fayard, 1968. Figuraba en la colección. "Histoire sans
elogiosa y objetiva a la vez, de Didier Eribon, Flammarion, a partir de
frontiére", entonces dirigida por Francois Furet y Denis Richet. 1989.
14 Armand Colin, colección Cahiers des Annales, 1977. 30 Pouvoirs, n2 84, 1998, el artículo se titula "La conquéte de la liberté", y
15 El hombre y la obra son demasiado conocidos como para que vuelva encabeza el número temático La Libera.
a presentarlos aquí. Pero he insistido en su papel de promotor de la
edición de la nota que tuve la responsabilidad (y el honor) de
escribir sobre él en Universalia (suplemento anual de la Encyclopaedia
Universalis), en 1997.
16 Pierre Guiral, historiador de las ideas, de Francia y de la libertad (véase
su tesis sobre Prévot Parado». Véase al respecto el volumen de las
"Mélanges" que le fue dedicado en 1988 bajo la dirección de J. A. Gilli
y Ralph Shor, París, Publicaciones de la Sorbona, con el título Hommes,
idées, journaux (con, digárnoslo por simetría con la nota anterior, una
nota biohistoriográfica de mi autoría).
17 Histoire de la France, en tres tomos, dirigidos por G. Duby. Mi capítulo
"Deuxiéme République" es el último del tomo 2, Dynasties et révoluticras.

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