Professional Documents
Culture Documents
Muerta Tiamat y destruido su ejército, Marduk levantó su espada y partió en dos el cráneo de
Tiamat, con una parte hizo la tierra, con la otra, el cielo, creo la luna y las estrellas y decidió crear
sirvientes para los dioses: los hombres a quienes les otorgo la vida.
MITO CRISTIANO DE LA CREACIÓN
“En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima
del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la
oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció:
día primero. Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de
otras.» E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas
de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento «cielo». Y atardeció y
amaneció: día segundo.
Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver
lo seco»; y así fue. Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio
Dios que estaba bien.
Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto
según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. La tierra produjo vegetación:
hiervas que dan semilla según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro según
sus especies; y vio Dios que estaban bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.
Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y sirvan de
señales para solemnidades, días y años; y sirvan de luceros en el firmamento celeste para
alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para regir
el día, y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas; y los puso Dios en el firmamento
celeste para alumbrar la tierra, y para regir el día y la noche, y para apartar la luz de la oscuridad;
y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto.
Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al
firmamento celeste.» Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta
y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y
vio Dios que estaba bien; y los bendijo Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las
aguas de los mares, y las aves crezcan en la tierra.» Y atardeció y amaneció: día quinto.
Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas
terrestres según su especie.» Y así fue. Hizo Dios las alimañas terrestres según especie, y las
bestias según especie, y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.
Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en
los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en
todos los reptiles que reptan por la tierra.
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los
creó.
Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y
sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre
la tierra.»
Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así
como todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá de alimento.
"Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser
animado de vida, les doy la hierba verde como alimento." Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho,
y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo
día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios
el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados”
MITO EGIPCIO DE LA CREACIÓN
Paradójicamente, para no caer en la locura, es decir, para no ser víctima de una desestructuración
de su espíritu o yo consciente, poniendo en peligro su capacidad de discernimiento, de análisis y
de síntesis, ha optado por una interpretación del mundo que percibe, regido por un orden y una
lógica de vida bastante constantes, unas leyes y unas reglas relativamente inmutables y
coherentes. Pero en el interior de este sistema bien organizado, si quiere encontrarse, por decirlo
de alguna manera, tiene que haber tenido lugar un comienzo, y luego un final, en alguna parte, en
algún momento...
Sin embargo, lo que nos parece digno de interés en este concepto de un demiurgo inicial, que
aparece a finales del IV milenio antes de nuestra era, período de la primera dinastía faraónica, es
que parece el inspirador del dios único, invisible pero omnipresente, que tomarán como modelo
todas las religiones monoteístas, entre las cuales se hallará la de Yavhé, gracias a Moisés, y que
será la más representativa.
Ahora bien, como es sabido, Moisés o Moshé era tanto hebreo como egipcio.
Así pues, tenemos a Atum, el progenitor de Shu y de Tefnut. Shu personifica la atmósfera
primordial, el aire y el espacio comprendido entre el Cielo y la Tierra, sin los que el hombre no
podría respirar ni vivir, Tefnut personifica la humedad, el agua, sin las cuales, como es sabido,
tampoco nadie podría vivir aquí abajo.
Pero lo que resulta extraordinario, pensándolo bien, es que estos lejanos ancestros, mucho antes
de haber creado instrumentos de medida que les permitiesen demostrar científicamente que sin
aire, ni agua, ninguna vida podría haber aparecido, ya tenían la certeza de ello. Ahora bien, Shu,
la atmósfera, y Tefnut, la humedad, formando una pareja primitiva son los que engendrarán a Nut,
la bóveda celeste, el techo del mundo, y Geb, la tierra, el suelo del mundo. Según las leyendas
míticas de Heliópolis, de Atum nacieron Shu y Tefnut, a partir del líquido seminal que hizo brotar
de su sexo masturbándose, o bien de los salivazos que lanzaba, o bien, por último, de sus lágrimas
(el esperma, los salivazos o las lágrimas de Atum-Ra no eran otra cosa que los rayos del Sol).
Algo parecido ocurre con Khnum, el dios procreador, origen de toda vida sobre la Tierra, que casi
siempre se representaba con aspecto de hombre con cabeza de carnero, dando forma con sus
manos en su torno de alfarero a un niño, el primer hombre, y luego evidentemente a todos los
hombres. Lo mismo sucede con Khepri o Kheperer, el escarabajo sagrado, que engendra el
mundo, la vida, los dioses y los hombres, sometiéndose a una transformación permanente de su
propia sustancia, de su existencia, siendo transformación y existencia el doble significado de su
nombre egipcio, y que acabará convirtiéndose en el símbolo del eterno retorno, de la metamorfosis
y de la inmortalidad.
Este personaje fabuloso se llamaba P'an-ku y había nacido del Caos, el cual según cuenta esta
historia mítica parecía un huevo.
Éste fue, pues, el primer ser vivo que surgió del caos, donde vivió durante 18.000 años.
Su nacimiento, tal como se describe en esta antigua historia china, presenta muchas similitudes
con la trinidad divina egipcia formada por Shu, la Luz o la atmósfera, y sus dos hijos: Nut, el Cielo,
y Geb, la Tierra.
En efecto, lo que desencadena el nacimiento de P'an-ku es la aparición del Cielo, que procedía de
los elementos puros yang y de la Tierra, formada por elementos puros yin.
En un primer momento, tanto se confunde con los elementos yang del Cielo como con los principios
primordiales yin de la Tierra, siempre entre ambos, impregnándose de ellos y transformándose sin
cesar para convertirse finalmente en él mismo.
Dicho de otra forma, P'an-ku, el primer ser, surgió del Caos, pero nació al mismo tiempo que
nacieron el Cielo y la Tierra.
Y a medida que se transformaba para convertirse en un ser vivo y manifiesto, el Cielo se iba
elevando cada vez más sobre la Tierra, hasta que ambos se separaron y quedaron en la posición
en que los conocemos actualmente.
El Cielo, según este texto chino, se consideraba infinitamente alto, y la Tierra infinitamente
profunda.
LA GÉNESIS SEGÚN EL ''SHU I CHING''
El Shu I Ching es una recopilación de textos, cuentos y leyendas míticas chinas que realizó en el
siglo VI un autor o autores anónimos que reunieron varios relatos de mitos muy antiguos. Entre
ellos, se encuentra una versión del mito de P'an-ku, que sigue a la primera, que acabamos de
resumir, y da indicaciones complementarias que nos recuerdan la Génesis bíblica. Este relato
cuenta que, al principio, estaba P'an-ku, el equivalente de Yahvé en China. P'an-ku, efectivamente,
es el Gran Antepasado de los Diez mil seres que pueblan el universo entero
Después Lao Zi se transformó: su ojo izquierdo se convirtió en el Sol; su ojo derecho se convirtió
en la Luna; su cabeza se volvió el monte Kuenluen; sus cabellos fueron las estrellas; sus huesos
se volvieron dragones; su carne, los cuadrúpedos; sus intestinos, las serpientes; su vientre, los
mares; sus dedos, los cinco picos sagrados; su pelo, los vegetales; su corazón, el monte Hua-kai''.
(Extracto del Hua-hu Ching, El Libro de la conversión de los bárbaros).
SEGÚN UNA DE LAS MUCHAS LEYENDAS CHINAS, P'AN-KU, EL DEMIURGO DE ROSTRO
HUMANO, FUE EL PRIMER SER VIVIENTE QUE SURGIÓ DEL CAOS.
MITO HINDU DE LA CREACIÓN
En la historia de la India no hay sólo una, sino múltiples
versiones de la creación del mundo. La de Brahman y
Maya, que crean el mundo en todo momento, me
parece de lejos la más original.
Los primeros textos del conocimiento y del saber en la
India (mezcla y recopilación de relatos históricos,
legendarios, míticos y religiosos, como los de la Biblia),
fueron evidentemente los célebres Vedas. Según las
fuentes históricas actuales fueron escritos a partir del
II milenio antes de nuestra era. En otras palabras, la
aparición de los primeros textos de los Vedas fue sin
duda contemporánea a la creación del Código de
Hammurabi de Babilonia, que data del siglo XVIII antes
de nuestra era. Todo hace suponer que éste fue la
fuente de inspiración del Decálogo de Moisés, creado
al menos cinco siglos después del Código de leyes del
sexto rey amorita Hammurabi, y que era al mismo tiempo administrativo, político y religioso, y de
donde surgía un dios único, Marduk, y por consiguiente los primeros signos del monoteísmo. Si
hacemos este paralelismo, y vemos que, al observar cualquier planisferio, resulta notorio que la
distancia que separa Babilonia de la India no era infranqueable, podremos pensar que todos estos
pueblos de la Antigüedad seguramente ejercieron entre sí influencias culturales, especialmente
debido a los numerosos intercambios comerciales que llevaron a cabo.
EL GÉNESIS SEGÚN EL RIG VEDA
En general, los textos que constituyen los Vedas representan aproximadamente el equivalente a
seis veces los de la Biblia. Se agruparon en cuatro grandes libros, llamados simplemente los cuatro
Vedas. En uno de ellos, el Rig Veda o Veda de los versos, que sería el más reciente de los cuatro
Vedas, hallamos este himno:
''El Hombre tiene mil cabezas;
tiene mil ojos y mil pies;
Cubriendo el cielo de parte a parte
Le sobran diez dedos.
El Hombre no es más que el universo, el pasado y el futuro.
Es el que rige el dominio de lo inmortal,
porque crece más allá del alimento''.
Como vemos al leer este himno, en la India también existía un Gran Ancestro, llamado Purusha,
es decir, el Hombre cósmico, original, eterno y supremo, al que los hindúes consideraron sin
embargo el principio y el fin de todo, ¡el Absoluto!
BRAHMAN Y MAYA O LA REALIDAD SUPREMA Y LA ILUSIÓN ABSOLUTA
Más que perdernos en la miríada de himnos y relatos del nacimiento del mundo, que abundan en
los cuatro Vedas, preferimos dar un salto en el tiempo y fijarnos en dos mitos de capital importancia
en esta cultura religiosa llena de dioses. Se trata de Brahman [que no debemos confundir con
Brahma, el dios creador, la divinidad superior de la Trimurti o Trinidad hinduista, en cierto modo el
equivalente de la Trinidad cristiana, compuesta pues por Brahma, Vishnu (el Activo) y Shiva (el
Bueno)] y de Maya. Brahman y Maya, según el concepto hinduista de la constitución del mundo,
son personificaciones del Ser y del No-Ser. No tienen equivalentes en las otras Cosmogonías,
creencias y religiones de los demás pueblos y civilizaciones de la Antigüedad, tal vez excepto la
concepción, más tardía, aunque ciertamente más antigua de lo que creemos, de la cábala mística.
En efecto, al igual que el Aleph, la primera letra-Número del alfabeto hebreo que constituye el
código de la cábala, Brahman es un principio que no puede formularse ni retenerse en el
pensamiento, ni definirse de ninguna manera. Es, pues, un concepto impensable, que existe sin
existir, pero que hay que explicar. Se dice de él que es el Principio y el Fin de todo, pero también
que está antes del Principio y no tiene Fin. O bien que es inmutable, permanente, Ser absoluto,
Conciencia suprema, Realidad total, fuera de la cual nada existe. Según los hindúes, sobre él
hemos creado por entero a Maya, la ilusión del mundo o el mundo de las ilusiones que salen de
nuestra imaginación y que dan cuerpo, sustancia y multiplicidad de formas a este mundo.
En efecto, Maya es el mundo de las ilusiones y de las apariencias. ''Maya es la ilusión que hace
que Brahman se presente bajo la apariencia del universo o, subjetivamente, la ilusión que nos
hace ver Brahman bajo el aspecto del mundo. [...] La parábola clásica es la de una cuerda
abandonada en un campo y que uno que pisa, en la penumbra, la confunde con una serpiente.»
(Jean Herbert, Espiritualidad hindú, 1947.) Para acabar, diré que la parábola citada se hace eco
del episodio del ''bastón que se convierte en serpiente'', práctica que tanto utilizaban los magos
hebreos como los de Egipto (Éxodo 7, 8-13). Así que Brahman y Maya se crean en todo momento,
están en un estado de creación permanente, para ser más exacta, uno es la Realidad Suprema
del No-Ser, de lo que no existe, y el otro es la Ilusión Absoluta del Ser, de todo lo que existe.
SEGÚN LOS HINDÚES, POR SUPUESTO SIMBÓLICAMENTE, MAYA ES LA ILUSIÓN DEL
MUNDO QUE PERMITE LA EXISTENCIA DE BRAHMAN, LA REALIDAD TOTAL.
MITO GRIEGO DE LA CREACIÓN
Antes de que apareciera el Olimpo, sede de los dioses y
morada de Zeus, reinaba el Caos, origen de toda creación.
Al menos ésta es la versión griega del nacimiento del
mundo.
Desde el Renacimiento, el pensamiento, la filosofía y las
bases ideológicas de la civilización griega ejercieron una
gran influencia sobre el espíritu científico y político de los
occidentales. La literatura, la escultura y el espacio pictórico
de los griegos marcaron el imaginario europeo, a pesar de
las prohibiciones de la Iglesia, que hizo lo imposible para
que la ciencia griega permaneciera oculta, escondida,
ridiculizada y olvidada.
Los romanos se inspiraron mucho en el modelo griego y, seguidamente, las naciones de Europa,
e incluso del mundo, que al adoptar el sistema democrático, las asambleas parlamentarias y el
senado, imitaron a los griegos. Sin embargo, desde hace algún tiempo, los historiadores tienden
a mirar el mundo griego con menos admiración y con más espíritu crítico. Simultáneamente, su
curiosidad les lleva a investigar con más rigor la cuna o, para ser más exactos, las raíces de esta
civilización. Normalmente, al estudiar y analizar los cuentos y leyendas de la gran mitología griega;
de la cual se puede decir que es parte integrante de nuestra cultura occidental, y al remontarnos
hacia sus fuentes, nos damos cuenta de que los pensadores y artistas griegos obtenían su
inspiración de los mitos y creencias de las tradiciones mesopotámicas, egipcias y tal vez incluso
de ciertas tribus africanas.
EN LOS ORÍGENES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA
La mitología griega ha ejercido tal influencia en la mentalidad occidental, que durante mucho
tiempo se ha creído que simbolizaba a la mitología en sí misma.
Ahora bien, sabemos que los mitos, los símbolos y las leyendas que les acompañan, forman juntos
una constante en la historia de los hombres y las mujeres, que hallamos en todas partes, en todas
las épocas, bajo formas distintas, pero que siempre cuentan más o menos las mismas historias,
las mismas peripecias y los mismos prodigios. Sin embargo, el éxito que ha tenido la mitología
griega a lo largo de los siglos se ha debido seguramente al hecho de que pone en escena una
historia de dioses y hombres muy bien construida, con una jerarquía divina rigurosa, unos relatos
fantásticos y espectaculares, que impresionan las conciencias pero, sobre todo, que se hacen eco
de las costumbres, debilidades y emociones humanas. En efecto, los sentimientos y actos de
dioses del Olimpo se parecen a los humanos hasta el punto de confundirse entre sí. Freud y los
psicoanalistas no se equivocaron al ver en los mitos griegos, sino los arquetipos de todos los
comportamientos y hábitos intelectuales, morales y afectivos de hombres y mujeres, al menos los
moldes en los que fueron moldeados. En otros términos, los acontecimientos que protagonizan
estos grandes dioses representan una sublimación o exageración, según el caso, de las
situaciones o circunstancias más banales, sin dejar de ser dramáticas o divertidas, en las que los
hombres se han visto sumergidos.
Pero para comprender cómo los griegos se imaginaron el nacimiento del mundo o, para ser más
exactos, de su mundo, hay que admitir que su civilización vivió casi siempre en estado de guerra,
que el pueblo griego en general era racista y segregacionista, elitista y bárbaro, lo que tal vez
explique que sus artes hayan sido tan ricas, evolucionadas, refinadas y buscaran la perfección. En
efecto, esta aspiración por lo bello, lo maravilloso, la pureza estética y el idealismo que aflora en
todo el pensamiento griego, no hubiera podido tal vez prevalecer sin la historia sangrienta y
atormentada que fue la de las grandes ciudades griegas.
LA TEOGONÍA O LA COSMOGONÍA SEGÚN HESIODO
En primer lugar, si nos remitimos a los mitos súmenos y akkadios, egipcios y hebreos, nos damos
cuenta de que el mito del nacimiento del mundo según los griegos se inspira forzosamente en los
citados, puesto que hallamos reminiscencias de los mismos. De tal manera que podríamos decir
que al principio no había el caos, sino Caos, una personificación del Vacío absoluto y primordial.
Caos, pues, engendra totalmente solo a Erebo, es decir, las Tinieblas infernales, y a Nix, la Noche.
El dios-demonio Erebo y la diosa Nix, hijos de Caos, consecuentemente, hermano y hermana,
tuvieron a su vez dos hijos más: Æther, o el Éter, o bien la Atmósfera, un dios, pues, y Hémera, o
el Día, una divinidad femenina, puesto que en griego el día es un nombre femenino.
Aquí doy la versión de la cosmogonía griega llamada hesiódica, establecida por Hesiodo, un poeta
griego del siglo VIII antes de nuestra era, que compuso una teogonia, es decir, un largo poema
describiendo la cosmogonía o creación del mundo según sus contemporáneos (para mayor
información, leer de Hesiodo Los trabajos y los días y la Teogonia).
Como podemos constatar, en este estadio de la creación del mundo, el Cielo y la Tierra todavía
no habían hecho su aparición.
Hasta más tarde no aparecerán Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra), que engendrarán un número
incalculable de hijos, los más celebres y más importantes de los cuales son los 6 Titanes y las 6
Titánides, y entre ellos Crono (el Tiempo) y Rea (considerada la más antigua divinidad de la Tierra
y madre de los dioses según los griegos), los cuales serán el padre y la madre de Zeus, que se
convertirá en el dios de los dioses del Olimpo.
El primero de esos cinco soles fue el creado por el dios Tezcatlipoca, que era el dios de la Tierra.
Pero, su creación fue algo imperfecta, ya que los seres humanos aparecieron con forma de
gigantes y en vez de un sol completo, se formó medio sol. Aquellos gigantes, se vieron obligados
a sobrevivir solamente con bellotas y piñones. A consecuencia de esta alimentación, los humanos
crecieron poco y débiles. En un momento determinado de esa era, los jaguares devoraron al medio
sol existente y, ayudados por la oscuridad, fueron destruyendo y asesinando a los seres humanos
gigantes.
El segundo de esos soles fue creado por el dios Quetzalcoatl, dios del Viento. Bajo este sol, los
humanos se alimentaron con semillas de árboles, que todavía eran insuficientes para fortalecer a
los hombres, que debían sobrevivir a los fuertes vientos. Los tremendos huracanes en ocasiones
arrojaban a los seres humanos lejos. A pesar de ello, algunos humanos lograron sobrevivir al ser
capaces de transformarse en monos.
Tlaloc, que era el dios de la Lluvia en la mitología azteca, creó el tercer sol. Durante la era del
tercer sol, los seres humanos hambrientos vivían de cereales. En este mundo, fueron los
tremendos volcanes los que provocaron las desgracias. Sin embargo algunos hombres sobre
vivieron al convertirse en pájaros.
Chalchiuhtlique, la diosa del Agua azteca, fue la encargada de la creación del cuarto sol. Los seres
humanos de esta creación también intento sobrevivir de semillas, pero éstas no eran comida
suficiente para ellos, que tenían que enfrentarse a enormes inundaciones. Algunos seres humanos
lograron sobrevivir a esta catástrofe convirtiéndose en peces.
Todas las creaciones anteriores habían sido destruidas por una catástrofe, y con ella habían
desaparecido los soles, las tierras y los seres humanos de cada una de esas eras. Entonces los
dioses se dieron cuenta de que la existencia del quinto sol solamente sería posible con el sacrificio
de otro dios. Finalmente fueron sacrificados los dioses Nanahuatl y Teucciztecatl. Nanahuatl se
transformó en un sol resplandeciente, que ninguno de los dioses podía mirar directamente,
mientras que su compañero se convirtió en la luna. El resto de los dioses se percató de que
Nanahuatl no se iluminaria hasta que no recibiese alimento necesario, es decir: los corazones para
comer y la sangre para beber, de otros dioses sacrificados. Todas esas divinidades, las 1.600,
decidieron sacrificarse para dar alimento a este quinto sol, tras lo cual Nanahuatl, se alzó desde
el este.
Mito Celta de la creación
En el principio, Dios pronunció Su Nombre, y el Manred (la
primera sustanciadel Universo) fue formado. El Manred era un
conglomerado de diminutas partículasindivisibles, cada una de
las cuales eran Dios y a la vez parte de Dios. La vidasurgió de
Annwn (la nada).Fue Partholan el primer ser en llegar a Irlanda.
Llegó con su Reina Dalny y ungrupo de compañeros. Vinieron
del Oeste, de la tierra de los muertos. Pocotiempo después de
haberse instalado en esta tierra, tuvieron que luchar contrala
temible raza de los Fomorianos: seres crueles, violentos,
deformes ymalignos. Los vencieron después de largas luchas.
Los Partholeanosdesaparecerían tiempo después, a causa de la
gran Peste.Los Fomorianos retomaron el poder en Irlanda y bajo
el mando de sus dos reyes:Morc y Conan, tenían totalmente tiranizada la tierra de Partholan. Fue
entoncesque llegaron los nemedios, parientes de la raza de Partholan. Estos dieron unafuerte
lucha, pero al final salieron derrotados por los fomorianos. Solo treintanemedios sobrevivieron a la
cruenta guerra. Se dice que de estos treinta habíauna familia que se llamaba Britan, y se debe a
ésta el nombre actual de GranBretaña.Tiempo después apareció el gran pueblo de Dana. Ellos
vinieron del cielo,pues su origen era Divino. Dana era hija del jefe de los dioses Dagda.
Losdanaanos se esparcieron por cuatro grandes ciudades: Falias, Gorias, Finias yMurias. En cada
ciudad adquirieron conocimientos propios de cada región. DeFalias trajeron la Piedra del Destino,
la cual se ponían los reyes al sercoronados. De Gorias Se trajeron la Espada Invencible de Lugh.
De Finiastrajeron una lanza mágica y de Murias el Caldero de los Dagda, el cual tenía lapropiedad
de poder alimentar a todo un ejército y no quedar nunca vacía.Fue con todas estas posesiones
que llegaron a Irlanda. Al llegar seencontraron con los Firbolgs (seres mortales). Estos no
aceptaron ningun tipo detratado sobre división de tierras, así que declararon la guerra a los
danaanos.Se enfrentaron en Moytura. Al mando de los danaanos estaba Nuada, el de la manode
plata, quien no podía ser rey debido a su defecto de la mano. La victoria fuede los danaanos
gracias, entre otras cosas, a sus artes mágicas.Sucedió entonces que el pueblo quería a Nuada
como rey a pesar de su defecto.El monarca actual: Bres, tuvo que ceder su corona. Poco después
Bres se enteróque era pariente directo de la corte de los fomorianos (enemigos de losdanaanos).
Así que traicionando a su gente, buscó el apoyo de Balor, rey de losfomorianos, para conquistar
al pueblo de Dana. Balor era conocido como el OjoDiabólico, pues tenía un solo ojo y con la sola
mirada de éste podía matar aquien quisiera. Pero, por cuestiones de vejez, no podía mantener el
ojo abiertomucho tiempo. El pueblo de Dana cayó entonces bajo el yugo de los fomorianos porun
largo tiempo.Los danaanos esperaban con ansia la llegada de un Salvador que los libertarade la
tiranía en que vivían. Este Salvador llegó por fin con el nombre de Lugh,hijo de Kian y nieto de
Balor.Fue gracias a Lugh que los danaanos se enfrentaron a los fomorianos en unagran batalla y
terminaron derrotándolos. En esta batalla perdieron la vidaNuada, el de la Mano de Plata y Balor
, el del Ojo Diabólico. Para matar aBalor, Lugh tuvo que esperar a que el gran ojo se cerrara para
lanzarle unapiedra que se incrustó en su cerebro.
EL MITO JAPONÉS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
La cultura japonesa tiene algo que a todo el mundo fascina. Sin embargo hay quien dice que, a la
hora de estudiarla, nos hemos fijado solamente en la época de los samuráis o en la presente,
altamente tecnificada y hasta cierto punto kitsch. Y es cierto que hay más cosas aparte de las
katanas, el sushi o los Pokémon. Una de ellas es precisamente el mito que dio forma al propio
país.
En el reino de las nubes, llamado Takamagahara, surgieron tras varias generaciones de deidades
primordiales los dioses que formarían las “Siete generaciones divinas”. Reunidos, decidieron que
había que hacer algo con esa cosa que se extendía y se movía pesadamente bajo ellos. Así que
encargaron a los más jóvenes, Izanagi e Izanami arreglar aquella parte del universo. Para ello se
les proveyó de una gigantesca lanza enjoyada con la que removieron aquel barro para separar
sus componentes. Cuando la sacaron, un poco de barro goteó y, al caer a lo que sería el mar
formó la mítica isla de Onogoro.
Tanto gustó a Izanagi e Izanami aquella isla que decidieron quedarse en ella y engendrar hijos allí.
Inventaron a tal efecto un rito matrimonial que comenzaba con las palabras de ella. De su unión
nacieron dos hijos, pero fueron rechazados y abandonados al no ser todo lo buenos que sus
padres querían.
Al ver qué estaba ocurriendo ahí abajo los dioses exigieron la vuelta de la pareja, que contó lo que
había ocurrido. Los residentes en el cielo perdonaron la acción del matrimonio y les aconsejaron
que antes de volver a procrear repitieran el rito matrimonial con un pequeño cambio: esa vez el
primero en hablar sería él.
Izanagi e Izanami hicieron caso del consejo y esta vez su descendencia fue perfecta. De aquellos
hijos nacerían las distintas islas que conforman el archipiélago japonés y los antepasados de sus
habitantes.
El mito es bastante más largo y os hemos ofrecido una versión resumida. Pero como veis en él
queda resumido bastante del carácter y la cultura del Japón antiguo con sus cosas positivas y sus
cosas negativas: un país que se sabía único en el mundo, pero no dudó en aislarse durante mucho
tiempo; en el que la mujer era importante, pero siempre debía ir por detrás del hombre y en el que
se valoraba la perfección, pero a costa incluso de tratar brutalmente aquello que no era
suficientemente bonito. Quizá eso es lo que nos fascina del Japón antiguo: la consecución de la
armonía a través de unión de lo cruel y lo bello.
LA CREACIÓN DEL MUNDO SEGÚN LOS INCAS
En las creencias Incas, existieron dos creaciones. En la primera creación, el Dios Viracocha
caminaba por las inmensas y desiertas pampas de la meseta Viracocha Pachayachachi, "el
hacedor de las cosas", después de haber creado el mundo en un primer ensayo como si se tratara
de un bosquejo, sin luz, sin sol y sin estrellas. "Pero cuando vio que los gigantes eran muchos más
grandes que él, dijo: No es conveniente crear seres de tales dimensiones, ¡me parece mejor que
tengan mi propia estatura! Así creó Viracocha los hombres según sus propias medidas, tal como
son hoy en día, pero aquellos vivían en oscuridad".
Viracocha ordeno a los hombres, vivir en paz, orden y honrarle, pero aquellos se entregaron a la
mala vida, los excesos y fue así como el Dioscreador, los maldijo, convirtiéndolos en piedras o
animales, algunos quedaron sembrados en la tierra, otros fueron absorbidos por las aguas,
finalmente arrojo sobre ellos un diluvio en el cual todos perecieron.
La Segunda Creación: Solo tres hombres quedaron con vida, y con el recado de ayudarlo en su
nueva creación, luego de pasado el diluvio, "el maestro del mundo", decidió dotar a la tierra con
luz, y fue así como junto con sus tres súbditos ordenó que brillase el sol, la luna y las estrellas y
ocuparan su lugar en el vasto firmamento.
Todo lo que lees y ves aquí fue redactado, revisado, y recopilado por muchosmisterios, aclaro
esto, porque están copiando este material completamente sin permiso ni consulta. Así que si estas
leyendo esto en un sitio distinto a Muchosmisterios, te avisamos que no confíes en ellos, están
robando el trabajo de otros. Porque para nosotros no hay ningún misterio que no pueda ser
develado, visita