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Resumen: La Masacre de las Bananeras fue un suceso histórico ocurrido en 1928, a raíz de
la modernización económica que se estaba viviendo en el país con el último presidente de
la hegemonía conservadora Miguel Abadía Méndez (1926-1930).
Se intenta principalmente analizar y mirar en contexto cómo estos hechos históricos
repercutieron en la actualidad (S XXI), en donde se han creado discursos alrededor de la
historia como el hilo conductor que permite ubicar las incidencias actuales. En este sentido
se tiene en cuenta el decreto expedido bajo los gobiernos de Valencia y lleras, quienes
recrean un discurso con “la figura de la autodefensa”. Más tarde, se encuentra la formación
de las CONVIVIR y otras tantas leyes, decretos y demás, que dan cuenta de la
deslegitimación que se legaliza con el fin de convencer o reprimir a otros.
Introducción:
El presente trabajo pretende mostrar las particularidades que desataron la Masacre de las
Bananeras ocurrida en Ciénaga Santa Marta el 6 de diciembre de 1928; observando como
eje transversal el proceso que se estaba viviendo en el país, a raíz de la modernización
económica que buscaba una apertura capitalista a nivel internacional. Estas
transformaciones van a tener un impacto bastante fuerte, sobre todo en el aspecto social
donde el asunto de la guerra muestra un gran imperativo central sobre la base económica de
la modernización.
1
Por Viviana Carmona Agudelo, estudiante de sexto semestre de Sociología, Universidad de Antioquia
(Colombia).
el detonante que abrió paso al gran suceso histórico sobre la masacre de las bananeras
ocurrido el 5 de diciembre de ese mismo año.
Esta década de los años 20, es tenida en cuenta porque generó gran apertura en los distintos
movimientos, no solo obreros, sino también estudiantiles, civiles y políticos. Se trata
principalmente de analizar y mirar en contexto cómo estos hechos históricos repercutieron
en la actualidad (S XXI), dada la intencionalidad política, en tanto los movimientos obreros
repercutieron socialmente muchas de las esferas puestas en escena en ese momento.
Si bien, esta “ley heroica” pretendía apaciguar las instancias sociales que se estaban
viviendo en el momento, su pretensión esencial era el castigo o la resignación de los
individuos ante las normas económicas y políticas de ese entonces. Aquí lo fundamental es
ir más allá de lo que se teje aparentemente en los discursos, en otras palabras, es buscar lo
que está oculto y dar cuenta del interés principal acerca de lo que el Estado establece como
ley, norma o decreto.
Determinar los impactos sociopolíticos del movimiento obrero que tuvo el hito de la
Masacre de las Bananeras, y su relación con la modernización económica en Colombia.
Desarrollo:
La Masacre de las Bananeras ocurrida en 1928, fue un hecho histórico a nivel nacional, y a
partir de esta se han realizado numerosos estudios que dan cuenta, no de una causa sino de
las múltiples causas que desataron este fatídico suceso.
Por otra parte, toda vez que este enclave requería de más tierras para producir banano,
empezaba a expropiar a los campesinos, creando así una fuerte tensión social. También, se
manifestaban grandes rezagos laborales, debido a varios factores degradantes como la falta
de higiene, la ausencia de hospitales, entre otros. Por esta razón en ese año de 1928, la
Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena, unida con los trabajadores, presenta el
siguiente pliego de peticiones:
1)establecimiento de seguro colectivo obligatorio; 2) establecimiento del seguro
contra accidentes; 3) poner en vigor disposiciones sobre habitaciones higiénicas,
asistencia pública y descanso dominical remunerado; 4) aumento en un 50% de
todos los jornales; 5) supresión de los comisariados; 6)cesación del pago en vales;
7) pagos semanales y no por quincenas; 8) supresión de los contratos individuales
para establecer contratos colectivos, y 9) dotación de hospitales y médicos (uno por
cada 400 y 200 trabajadores, respectivamente) (Archila, 1986, p. 205).
Este sencillo pliego de peticiones era lo que tanto reclamaban los obreros ante la UFC, sin
embargo, cuando esta se niega a estudiarlo, los empleados estallan en huelga desde el 11 de
noviembre del mismo año. Por ello, cuando el Estado siente que la “cuestión social” 2 se le
está saliendo de las manos, le da la orden de imponer bases militares en la zona, al jefe civil
y militar Carlos Cortés Vargas, el cual buscaba el pretexto de hallar un complot comunista
dentro de la huelga; no obstante, esta fue una manifestación respetuosa por parte de los
trabajadores.
2
“Es el estallido de una movilización social en un orden parecido al observado en la Europa de fines del siglo
XIX. La proliferación de huelgas, tomas de tierra, conflictos estudiantiles y cívicos llamó la atención de los
dirigentes del país, lo que motivó respuestas diferentes según los intereses partidistas”. (Archila, 1986, p.
190)
Precisamente, esta masacre en masa fue conocida por la exhaustiva investigación del líder
Jorge Eliecer Gaitán, un año después de lo ocurrido, pues su investigación más que un
simple escrito, era una denuncia pública, para que este triste acontecimiento no quedara
impune ni aún peor, en el olvido.
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Informe Comisiòn Històrica del conflicto y sus víctimas. La Habana, febrero de 2015.
Sin embargo, lo que se hizo evidenciar a través de la misma ley fue lo contrario, teniendo
en cuenta que la cuestión social se le estaba saliendo de las manos al Estado y a la misma
empresa bananera (UFC). Además, la imposición de dicha ley se creaba según los intereses
particulares del Estado que entraba como mediador con el fin de proteger los beneficios
económicos de las multinacionales, principalmente de las extranjeras.
El lenguaje entonces, con que se les representaba era quizás mucho más peyorativo que el
mismo de revoltosos. Se les asumía desde la participación en las huelgas como incendiarios
y asesinos.
Este es uno de los rezagos discursivos con los cuales se ocultaban otro tipo de provechos,
especialmente cuando se dice que
Esto es bastante importante cuando se hace este tipo de pretensiones a través del lenguaje,
en donde se busca la manera más estratégica de imponer el miedo al pueblo y también,
cuando se les hace ver como comunistas precisamente para deslegitimar sus diferentes
procesos organizativos y reducirlos únicamente a simples detentadores del desorden.
De igual forma, Uribe & López (2005) manifiestan lo siguiente:
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Informe Comisiòn Històrica del conflicto y sus víctimas. La Habana, febrero de 2015.
Las palabras de la guerra entrañan pues una dimensión retórica, van dirigidas a
convencer, argumentar, a lograr compromisos e identificaciones, a producir efectos
pertinentes en el lector o en el oyente, de tal manera que lo induzcan a las
adhesiones y los respaldos contribuyendo de esta manera a que el público se
identifique con los procesos bélicos que se llevan a cabo o a que rechace y critique
los del contrario (Pág. Iii)
Partiendo de los postulados de las autoras sobre las palabras de la guerra y de igual forma
sobre el informe de la comisión histórica, se tiene que lo que se ha generado en el país a
través de los diferentes momentos cruciales que vivió y que vive el país, ha sido a través de
la contrainsurgencia un discurso anticomunista, que devela los poderes estatales para
manifestar el convencimiento de otros; y en mayor medida para incrementar la represión y
el miedo del pueblo.
(…) no está asociada sólo con un momento específico del discurrir histórico, como
cuando se entiende, en las décadas de los sesenta y setenta, en términos de respuesta
a la organización de una guerrilla de inspiración marxista con aliento de
confrontación y oposición al capitalismo, sino que acompaña el desarrollo del
sistema. En efecto, como se explica en el mismo informe Vega, la acción
contrainsurgente cubre prácticamente todo el siglo XX, pues se remonta a la
práctica de las policías subnacionales articuladas “de manera directa, como
instrumento de agentes privados, a luchas partidistas, faccionales y sociales”, luego
recreada bajo “la figura de la autodefensa” conforme a decretos expedidos bajo los
gobiernos de Valencia y Lleras, que se extiende hasta 1989, y posteriormente
renovada como cooperativas de seguridad CONVIVIR, de 1994 a 1999. Es la
contrainsurgencia, conocida como paramilitarismo, que articuló élites legales e
ilegales a nivel local y regional por razones políticas, económicas e ideológicas, con
la connivencia o la complicidad de autoridades estatales, sin que fuera necesario que
éstas auparan el proceso o que actuaran como titiriteras, como lo han evidenciado,
además, decisiones judiciales nacionales e internacionales; las organizaciones
contrainsurgentes crearon sus propias condiciones que incentivaron
económicamente su perpetuación, y pervirtieron aún más el sistema representativo
(Pág. 19).
Precisamente, estos elementos que mencionaba el autor Víctor Manuel Moncayo, desde su
definición es, a grandes rasgos el transcurso desde una contrainsurgencia nativa como la
menciona Renán Vega hasta una contrainsurgencia moderna, que es básicamente el análisis
suyo. Tanto así, que se habla de la relación con el paramilitarismo, o en otras palabras esto
es:
(…) el paramilitarismo asociado a la acción del Estado como expresión de
contrainsurgencia, es visto como un comportamiento nacido casi que
exclusivamente como una respuesta a la práctica del secuestro, con ocasión de
acontecimientos experimentados por los narcotraficantes (caso Martha Nieves y
organización MAS), que sólo después adquiere su carácter anticomunista, con la
participación de la fuerza pública en redes logísticas y operativas (comienzo
asociado a la vinculación del grupo de “el mexicano”), y se fortalece a partir de la
autorización de las CONVIVIR y luego con la organización nacional de las AUC 5
(Pág. 25).
Sin hacer mucho detenimiento en estos datos históricos puede decirse que el dispositivo del
discurso pretende cooptar ciertos intereses particulares con el ánimo de construir el
enemigo, por medio de palabras y de la retórica discursiva como lo expresan las autoras.
Se dice entonces que existe una dirección específica para abordar las palabras de la guerra
“(…) es el de las narraciones o aquellos textos dirigidos al público, (…) es decir, los textos
historiográficos, ensayísticos o memoriales, elaborados por los contemporáneos de las
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Informe Comisiòn Històrica del conflicto y sus víctimas. La Habana, febrero de 2015
guerras civiles que pretendieron, a través de la narración, dar cuenta de lo ocurrido” (Uribe
& López, 2005, Pág. 21).
Hallazgos y conclusiones:
Realizar huelgas ya fuesen violentas o no, hacía incrementar la opresión estatal, para
mantener el control del territorio, dada la disminución laboral a causa de los múltiples
paros.
Esta lucha bipartidista, siempre se la jugó por tener el control discursivo, no importando los
fenómenos sociales que surgirían de este, como lo acontecido desde la ley heroica, que se
desató frente a las situaciones opresoras del momento.
En conclusión, puede decirse que Colombia ha sido un país esencialmente controlado por
medio del discurso ya sea este desde lo religioso, lo político o lo cultural; y a través de él se
ejerce poder ideológico y psicológico frente al pueblo, que es el que en mayor medida se ve
reprimido frente a las condiciones ya establecidas.
BIBLIOGRAFÍA
Archila &Torres Cendales (2009). Bananeras: huelga y masacre 80 años. Bogotá,
Universidad Nacional de Colombia. Pág. 240.
Archila (1986).Las guerras civiles desde 1830 y su proyección en el siglo XX, libro:
conflictos sociales en los años 20: la masacre de las bananeras
Uribe & López (2005). Las Palabras de la Guerra en: Memorias de la Guerra.