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Juan Linz – PRESIDENCIALISMO VS PARLAMENTARISMO

Parlamentarismo: la única institución con legitimidad democrática es el Parlamento.


La mayoría de los presidentes en sistemas parlamentarios tienen solo poderes y funciones
limitados y hay que considerar que los mecanismos sin institucionales para la elección de
tales presidentes y la práctica política han limitado el conflicto potencial entre estos dos
puestos con legitimación democrática.

En los sistemas presidenciales, el presidente es la cabeza simbólica del estado, y no puede


ser destituido excepto en casos excepcionales de juicio político entre elecciones. Este
sistema le da al presidente los atributos del jefe de estado, representante de la nación y los
poderes del ejecutivo, un aurea e imagen y autoimagen muy diferentes. Sin embargo, los
legisladores también tienen legitimidad democrática y es posible que la mayoría de los
legisladores representen opciones políticas distintas a las del presidente. Esto puede ser un
problema ya que ambos son igualmente legítimos y pueden no compartir las ideas políticas.
Consecuentemente, es difícil dilucidar qué poder representa en principio la voluntad del
pueblo. Por ende, no es accidental que en algunas de esas situaciones los militares
intervengan como poder moderador.
La segunda característica institucional de los sistemas presidenciales es el hecho de que los
presidentes son electos por un periodo de tiempo, que en circunstancias normales no puede
ser modificado, y a veces debido a clausulas que prohíben la re-elección, no puede ser
prolongado. Esto elimina las posibilidades de reajustes periódicos en la medida que
acontecimientos políticos, sociales y económicos lo requieran.
El sucesor automático en el régimen presidencialista es electo separadamente y puede
representar una corriente política diferente, sin ninguna consideración a su capacidad para
ejercer el poder ejecutivo y sin tener apoyo general como lo tenía el presidente.
Las constituciones presidencialistas muestran mecanismos para limitar el poder del
presidente para evitar una concentración de poder desmedida. Se presenta una
contradicción fundamental entre el deseo de tener un ejecutivo fuerte y estable y la
sospecha latente sobre ese mismo poder.

LAS DIFERENCIAS BASICAS ENTRE LOS SITEMAS PRESIDENCAILISTAS Y LOS


PARLAMENTARIOS PODRIAMOS DECIR QUE SON: LA RIGIDEZ QUE EL PRIMERO
INTRODUCE EN EL PROCESO POLITICO Y LA MAYOR FELXIBILIDAD DE ESTE EN SISTEMAS
PARLAMENTARIOS.

La búsqueda de una poder fuerte y la previsibilidad parecerían favorecer al


presidencialismo, pero acontecimientos inesperados, que van desde la muerte del
presidente a serios errores de juicio, particularmente frente a situaciones cambiantes,
hacen al sistema presidencial menos predecible y muchas veces mas débil que el de un
primer ministro, quien siempre puede reforzar su autoridad y legitimidad democrática
pidiendo un voto de confianza.

El presidencialismo introduce un fuerte elemento del juego “suma cero” en la política


democrática a través de reglas que producen resultados electorales en los cuales el
“ganador se lo lleva todo”.

En el parlamentario, la elección puede llegar a producir una mayoría absoluta pero


frecuentemente le otorga representación a una cantidad de partidos. Esto hace que el jefe
de gobierno este al tanto de las demandas de los diferentes grupos y mas preocupado por
retener su apoyo (ya que no tiene la soberanía absoluta)
Juan Linz – PRESIDENCIALISMO VS PARLAMENTARISMO

El carácter “suma-cero” del juego político en regímenes presidenciales es reforzado por el


hecho de que los ganadores y los perdedores quedan determinados por todo el periodo del
mandato presidencial. Los perdedores tienen que esperar cuatro o cinco años sin ningún
acceso al poder ejecutivo y por ende a la participación en la formación de gabinete. Este
fenómeno de suma-cero en los regímenes presidenciales aumenta la importancia de una
elección presidencial, tanto para los ganadores como para los perdedores e inevitablemente
aumenta la tensión y la polarización en tales elecciones. Las decisiones presidenciales
tienen la ventaja de permitir que el pueblo decida directamente quien lo gobernara por un
periodo razonable de tiempo en vez de dejar esa decisión a los políticos. Si no se requiere un
porcentaje mínimo, el elegido podría tener solo quizás un porcentaje muy pequeño y por
ende no contaría con el apoyo popular que contaba el anterior presidente.

En el presidencialismo, donde un solo partido político obtiene el poder, el presidente no


puede flexibilizar su posición dando lugar a la oposición. Si hiciese esto, se arriesgaría a
marginar a los más extremistas de su coalición que continua compitiendo con el sector mas
moderado de la coalición en el Congreso. Si su actitud no es reciproca a la de los derrotados
y si la oferta ha sido hecha en público, el rechazo podría llevarlo a una posición más
intransigente.
La presidencia por naturaleza es bi-dimensional, en un sentido, ambigua, pues el presidente
representa a toda la Nación, al Estado, y al mismo tiempo es el representante de una clara
opción política, una opción partidaria y de sus votantes además de ser algunas veces,
representante de su partido dentro de la coalición que lo llevo al poder.
Quizás la consecuencia más importante de la relación directa entre el presidente y el
electorado es la sensación de haber sido electo representante de todo el pueblo, o que le
hace identificar a todos como su electorado e ignorar a aquellos que votaron por la
oposición.
El Primer Ministro, del parlamentarismo, tiene que lidiar como un igual con otros políticos y
lideres de otros partidos políticos, especialmente si su apoyo depende de gobiernos de
coalición o de minorías. Un presidente, en un presidencialismo, tiene la libertad de recibir o
no a sus oponentes y siempre en el contexto de su rol ceremonial.
No es raro, dicho todo esto, que el pueblo piense que el presidente tiene mas poder del que
debería tener.

Una de las ventajas del régimen presidencial es que asegura la estabilidad del Poder
Ejecutivo. Sin embargo, aunque se cree que los gobiernos parlamentarios son más
inestables al tener más flexibilidad, en la práctica estos gobiernos han sido capaces de
producir gobiernos estables.
En contrapunto, el hecho de que los presidentes sean elegidos para el cargo por términos
fijos implica una mayor rigidez en el proceso político que hace que los ajustes a situaciones
cambiantes sean demasiado difíciles, no permitiendo la sustitución de un jefe de gobierno
que ha perdido la confianza de su partido o de los otros partidos que apoyaron su elección.
Esta misma rigidez se manifiesta cuando el presidente muere o se incapacita durante su
mandato. La sucesión por el vicepresidente se dificulta ya que, al no ser necesariamente de
la misma corriente del expresidente, puede no contar con legitimación popular. (Nadie
puede asegurar en el sistema presidencial que los votantes o la dirigencia política hubiera
elegido al Vicepresidente para ejercer el poder que ellos quisieron para el presidente
pasado)

Otro conflicto que presenta el presidencialismo es que su mandato tiene un periodo


máximo. Este corto plazo puede inducir al presidente a aplicar políticas cortoplacistas, mal
Juan Linz – PRESIDENCIALISMO VS PARLAMENTARISMO

diseñadas y a gastaos que podrían haber sido distribuidos en un periodo de tiempo mas
largo. En cambio, el Primer Ministro no se encuentra en esa misma posición.

El limite de tiempo y el principio de no re-elección significan que el sistema político debe


producir cada cuatro años un líder capaz y popular y que el capital político acumulado por
‘’un líder exitoso no puede ser usado mas allá de ese límite.

El limite de tiempo asociado al sistema presidencial, combinado con la característica de


“suma-cero” de la elección presidencial, hacen las opciones en la elección presidencial mas
dramática y polarizada que en el sistema parlamentario.

A su vez, la inevitable sucesión también crea distintos tipos de tensiones: la primera surge
entre el expresidente y su sucesor en ele cargo, quien se vera tentado a afirmar su
independencia y sus diferencias con su predecesor.

Se puede afirmar que un hibrido no es nunca preferible.

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