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Los ciclos económicos de recesión que se producen de manera regular cada cierto tiempo
recuperan casi siempre las teorías macroeconómicas para buscar respuestas a los problemas
planteados y salidas basadas en experiencias pasadas.
La actual crisis no ha sido una excepción, y aún más, en estos tiempos que vivimos de
liberalización del comercio, incremento de flujos financieros entre países, internacionalización
de la producción y hegemonía de instituciones supranacionales, la macroeconomía se ha
situado como el ámbito en el que se están desenvolviendo gran parte de los debates y
propuestas que luego han de tener su reflejo en la microeconomía y en la economía real.
Esta crisis financiera, trasladada ya a la economía real, está dañando de muerte a muchos
sectores y dejando en la cuneta a un alto número de organizaciones, gran parte de ellas
pequeñas y medianas que enfrentan problemas de liquidez que no pueden resolver en tiempo
y acaban echando el cierre.
Pero si hay algo que se ha visto claro en gobiernos, empresas e instituciones ha sido la falta de
anticipación a los hechos acontecidos. Y esto podría haberse previsto con la inclusión de un
análisis macroeconómico serio y continuado en el entorno empresarial.
Las organizaciones, sus equipos directivos, sus comités de dirección y especialistas suelen
carecer de conocimientos macroeconómicos básicos o suelen no incluirlos en sus análisis
externos del macroentorno que han de dibujar parte del escenario en el que se tienen que
desenvolver las estrategias.
Esto provoca visiones a corto plazo y dificultades para entender muchos de los fenómenos que
se producen en esta época globalizada e impide la preparación y anticipación de los mismos,
generando cuando llegan los ciclos de menor bonanza importantes problemas.
El primer paso que hemos de dar para introducir este ámbito de estudio en nuestra
organización es conocer exactamente lo que significa y el espacio en el que se desarrolla.
Además, las variables agregadas que trata son básicas para la marcha de cualquier negocio, ya
que todas las organizaciones han de producir, han de tener mano de obra con la que producir
y han de comprar y vender materiales o servicios. Y cualquier cambio en una de estas variables
afectará de modo directo a la marcha del resto.
Dentro de esa oferta y demanda agregada, hay que estudiar tres ámbitos cuyo conocimiento
nos va a permitir adelantarnos a muchos acontecimientos que afectan al futuro de la empresa.
Aquí, las empresas deben analizar el consumo de bienes, que normalmente está afectado
positivamente por la renta (mayor renta provoca mayor consumo) y negativamente por los
impuestos (más impuestos menor consumo); otro factor a analizar es la inversión que se ve
afectada positivamente por la renta también y negativamente por los tipos de interés (a mayor
subida de tipos, menores inversiones al estar más caro el dinero); también se ha de tener en
cuenta el gasto público, las exportaciones (afectadas positivamente por la renta y por los tipos
de cambio) y las importaciones (afectadas positivamente por la renta y negativamente por los
tipos de cambio).
En este estudio del mercado de bienes hay una serie de variables interrelacionadas que si
sufren variaciones, afectan al resto: renta disponible, impuestos, tipos de interés, tipos de
cambio, renta de otros países del mundo con los que comerciemos, inflación y empleo.
Así, y como ejemplo sencillo, podemos ver que en España antes de la crisis teníamos una alta
inflación, alto empleo y altos tipos de interés con renta disponible también alta. El inicio de un
descenso en el consumo por una menor renta disponible en familias provoca una contracción
de la demanda agregada que a su vez afecta al empleo, ya que las empresas han de ajustar su
producción a la nueva demanda hasta encontrar su punto de equilibrio; también se produce
una rebaja de los precios y de la inflación, se ajustan los márgenes y suelen bajar los tipos para
incentivar el consumo.
Este pequeño ejemplo demuestra como todas estas variables están interrelacionadas y afectan
directamente a las organizaciones.
En el caso de España, por ejemplo, vemos que un aumento de renta provocó un incremento de
los tipos de interés hasta el momento en el que el aumento de los tipos supera al de la renta
disponible y el punto de equilibrio se rompe. Como el descenso de la renta es más rápido
que el de los tipos, se produce el desajuste y la crisis ya que hay una renta menor para un tipo
de interés alto. La reacción es la rebaja de los tipos hasta encontrar un nuevo equilibrio con
menores tipos y menor renta disponible.
Así, a menor renta disponible, se produce una menor demanda de dinero y una rebaja de los
tipos de interés. Esto es de vital importancia para la empresa, ya que los tipos de interés son el
precio al que comprará o venderá dinero, si es capaz de anticiparse a los cambios, podrá llevar
a cabo una política financiera adecuada y evitar problemas de liquidez a corto y de solvencia
en general.
La macroeconomía nos permite conocer qué parte se destinará al ocio y qué parte al trabajo a
través de fenómenos como el efecto renta y el efecto sustitución.
Por lo tanto, no es difícil apreciar que un análisis sencillo permite ya ver que todas las
empresas se ven grandemente afectadas por la macroeconomía, y más en estos tiempos
globalizados, donde los cambios se producen sin solución de continuidad y la volatilidad es lo
habitual.