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MARXISMO

Marxismo. Doctrina revolucionaria de Marx y Engels; constituye un sistema


íntegro y armónico de concepciones filosóficas, económicas y político-sociales.

Marxismo es superación del modo de producción capitalista, es Revolución, es


cambio, y no solo de crítica del capitalismo real. El Marxismo, en sentido
práctico, es también encarar el reto de superar la propiedad privada y la cultura
mercantil capitalista que ésta genera.

Surgimiento

El marxismo surgió en la década de 1840, tuvo por cuna la lucha liberadora de


la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de los intereses
fundamentales de dicha clase, en programa de su lucha por el socialismo y el
comunismo.

Gran viraje revolucionario

El nacimiento del marxismo representó un gran viraje revolucionario en la


ciencia de la naturaleza y de la sociedad. Los fundadores del marxismo
llevaron a cabo una hazaña científica sin par en la Filosofía, la Economía
política, la teoría del socialismo y otras esferas del saber humano, crearon una
auténtica ciencia revolucionaria, cuyo objeto no se circunscribía a explicar
acertadamente el mundo, sino que se incluía, además, el propósito de
modificarlo.

Lenin indicaba:

La doctrina de Marx, indicaba Lenin, es completa y armónica. Proporciona al


hombre una concepción cabal del mundo. Es omnipotente porque es exacta.

Lo principal, en el Marxismo, estriba en la fundamentación del papel histórico-


mundial de la clase obrera como creadora de la sociedad comunista sin clases

Comunismo Científico

El Comunismo Científico -importantísima parte componente del Marxismo-


Leninismo- tiene su profunda fundamentación económica en la Economía
política creada por Marx, teoría que descubre las leyes del modo capitalista de
producción y demuestra que el cambio de la sociedad capitalista en socialista
es inevitable.

Base filosófica

La base filosófica del Marxismo-Leninismo está constituida por el Materialismo


Dialéctico e Histórico.

Espíritu de partido en filosofía

Importantísimo principio de la concepción marxista-leninista del mundo. Dicho


principio ha sido fundamentado por Marx, Engels y Lenin.

En la sociedad de clases, la filosofía, lo mismo que toda la ideología, no puede


no tener espíritu de partido: refleja los intereses de determinadas clases y está
al servicio de las mismas. En la historia del pensamiento filosófico, las
corrientes fundamentales contrapuestas, los partidos que en filosofía han
estado en lucha, son el materialismo y el idealismo. La lucha ideológica
contemporánea es un reflejo en la conciencia de la humanidad, del proceso
histórico en virtud del cual se pasa del capitalismo al comunismo.

El espíritu de partido de los ideólogos burgueses se revela en su


anticomunismo, en su tendencia a denigrar el socialismo, el marxismo-
leninismo, en sus intentos de desvirtuar los antagonismos de la sociedad
burguesa, de presentar el Estado burgués como el «Estado de prosperidad
general», los intereses de los capitalistas, como ideales de toda la humanidad.
El marxismo aplica consecuentemente el principio de partido en filosofía,
considera el materialismo dialéctico e histórico como arma científica del
proletariado en su lucha contra el capitalismo, por la victoria del comunismo.
Frente al espíritu de partido burgués, encubierto por el objetivismo, el espíritu
de partido de la filosofía marxista-leninista posee un carácter abiertamente
combativo; sus rasgos distintivos son la intransigencia frente al idealismo y a la
metafísica, al revisionismo y al dogmatismo, la coincidencia del espíritu de
partido y del espíritu científico, es decir, la auténtica objetividad en el análisis
de lo real, la conexión orgánica entre la teoría y la práctica, entre la filosofía y la
política, la manera creadora de abordar los problemas de la teoría marxista y
de la práctica en la construcción del comunismo. El principio marxista del
espíritu de partido niega que la idea de la coexistencia pacífica pueda
trasladarse de la esfera de la política al terreno ideológico, exige que se refuten
con sólidos argumentos la filosofía burguesa, las teorías reformistas,
revisionistas y dogmáticas, que se ponga de manifiesto la orientación política y
el sentido de clase de las mismas.

Doctrina viva y creadora

El Marxismo-Leninismo se desarrolla como una doctrina viva y creadora,


incompatible con todo dogmatismo. Extrae de la vida, de la práctica
revolucionaria, su fuerza creadora.

Es característico del Marxismo-Leninismo, el estrecho vínculo entre la teoría y


la práctica, y ello lo distingue de todo género de teorías reformistas y
revisionistas.

Revisionismo

Corriente oportunista en el movimiento obrero revolucionario, es hostil al


marxismo, pero se presenta bajo su bandera. Recibió su nombre por someter a
“revisión” la teoría marxista, su programa revolucionario, su estrategia y su
táctica.
Marx y Engels

Marx y Engels prosiguieron infatigablemente las investigaciones acerca de su


teoría, la fueron enriqueciendo con nuevas tesis y conclusiones cuya veracidad
comprobaban en la experiencia revolucionaria de las masas, en los nuevos
éxitos de la ciencia.

Lenin.

La nueva etapa en el desarrollo creador del Marxismo está indisolublemente


unida al nombre de Vladímir Ilich Lenin, fiel continuador de la teoría de Marx.
La aportación de Lenin a la teoría marxista es tan grande que con razón esta
teoría se llama, actualmente, Marxismo-Leninismo.

Nueva época histórica

La nueva época histórica que se inicia a fines del siglo XIX –la época del
imperialismo y de las revoluciones socialistas- planteó al movimiento comunista
internacional nuevos problemas acerca de la teoría y de la práctica de la lucha
revolucionaria.

Lenin aplicó con gran maestría la dialéctica marxista al análisis de los


fenómenos de la época que se iniciaba, prosiguió el análisis que Marx había
hecho del capitalismo, formuló una teoría científica acerca del estadio
imperialista del modo capitalista de producción, hizo avanzar la teoría de la
Revolución Socialista y llegó a la conclusión de que era posible la victoria del
Socialismo primero en un solo país.

Marxi smo legal

Reflejo del marxismo en la literatura burguesa; tergiversación liberal-burguesa


del marxismo. Surgió en la última década del siglo XIX. En aquellos años Lenin,
Plejánov y otros marxistas habían derrotado ideológicamente al populismo, y el
marxismo se difundía ampliamente por Rusia.

Entre la intelectualidad burguesa aparecieron “compañeros de ruta” temporales


del movimiento obrero. Publicaban sus trabajos en periódicos y revistas
legales, es decir, permitidos por el gobierno (de ahí que se les llamaran
“marxistas legales” y en nombre del marxismo combatían a los populistas. Para
los “marxistas legales”, decía Lenin, la ruptura con el populismo no significaba
pasar del socialismo pequeño-burgués (o campesino), al socialismo proletario,
sino al liberalismo burgués.

Los marxistas legales intentaban adaptar el movimiento obrero a los intereses


de la burguesía, exaltaban por todos los medios el régimen burgués e instaban
a que en lugar de emprender la lucha revolucionaria se procurase aprender del
capitalismo.El marxismo legal negaba lo principal en el marxismo (la teoría de
la revolución proletaria, la dictadura del proletariado).

Lenin sostuvo una lucha intransigente contra el marxismo legal, aunque para
batir más rápidamente a los populistas, admitió el establecimiento de un
acuerdo temporal con los marxistas legales.

En “El contenido económico del populismo y su crítica en la obra el señor


Struve” (1894-1895), Lenin puso de manifiesto la esencia antimarxista del
marxismo legal, sometió a honda crítica el objetivismo burgués, al que
contraponía el espíritu de partido del marxismo revolucionario. En filosofía, los
marxistas legales, por regla general, mantenían posiciones kantianas.
Filosofía marxista soviética

Surgió después de la Revolución Socialista de Octubre. En los primeros años


de su existencia, la filosofía marxista soviética se desarrolló en lucha contra los
vestigios de la vieja filosofía burguesa y también contra las teorías filosóficas
del menchevismo, del machismo ruso (Bogdánov y otros), etc.

En 1922 se fundó la primera revista filosófica marxista «Bajo la Bandera del


Marxismo» («Pod známienem marxisma»), en cuyo tercer número se publicó el
artículo de Lenin «Sobre el significado del materialismo militante» dedicado a
los objetivos de la revista y del desarrollo de la filosofía marxista soviética. Este
artículo de Lenin, lo mismo que sus otros trabajos teóricos, ejerció una
influencia decisiva sobre toda la actividad ulterior de los filósofos soviéticos. La
tarea fundamental de los primeros años estribaba en formar nuevos filósofos
estrechamente unidos al Partido Comunista y a la lucha por la reestructuración
socialista del país. La lucha de clases del primer período de la existencia del
Estado soviético halló su expresión en todos los sectores de la ideología,
incluido el de la filosofía.

A fines de la década de 1920 y comienzos de la siguiente, se desplegó la


crítica contra las recaídas en el materialismo mecanicista y también contra las
manifestaciones del idealismo menchevizante, cuya esencia consistía en
identificar la dialéctica marxista con la hegeliana, en separar la teoría de la
práctica, subestimar la etapa leninista en el desarrollo de la filosofía, etc.
Aparecieron los primeros manuales en que se explicaba el contenido del
materialismo dialéctico e histórico. En la revista «Bajo la Bandera del
Marxismo» (dejó de publicarse en 1944) y en otras publicaciones, se
estudiaban los problemas fílosóficos que planteaba la edificación de la
sociedad socialista, la revolución cultural; partiendo de la filosofía marxista, se
daba la correspondiente interpretación de la historia de la filosofía del pasado,
se luchaba por establecer una alianza con los naturalistas, para lograr que
éstos adoptaran los principios del materialismo dialéctico.
Presencia y enseñanza en Cuba

pseudorrepública

La presencia del Marxismo en la vida política y cultural de Cuba tiene una


historia relativamente larga. Líderes obreros, estudiantes y destacados
intelectuales identificados con él dejaron, con su actividad revolucionaria y su
producción teórica y literaria, una huella en la historia y cultura nacional.

Figuras como las de Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena,
Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau o Raúl Roa, por solo mencionar
algunas, desempeñaron un significativo papel durante la pseudorrepública en la
defensa de las masas trabajadoras y de los intereses nacionales. Cada una de
estas personalidades desarrolló su actividad revolucionaria atendiendo a su
interpretación y recepción del Marxismo-Leninismo, que no resultaba en todos
los casos coincidente con las de la mayoría de los «iniciados» en el movimiento
comunista.

El Marxismo en la Cuba de la República mediatizada era una Concepción del


mundo rechazada y perseguida por los círculos gobernantes y diferentes
sectores y grupos de la sociedad burguesa. Es solo con el triunfo revolucionario
que se produce un cambio radical en relación con la acogida y divulgación de
esta teoría.

Concepción del mundo

Es un sistema de ideas, conceptos y representaciones, sobre el mundo


circundante. En sentido general, abarca el conjunto de todas las concepciones
del hombre sobre la realidad El núcleo básico de la concepción del mundo está
formado por las ideas filosóficas. La concepción del mundo es un reflejo del ser
social y depende del nivel de los conocimientos humanos alcanzados en el
periodo histórico dado. La concepción del mundo tiene una gran importancia
práctica, pues de ella depende la actitud del hombre frente a la realidad que lo
rodea y sirve de guía para la acción. La concepción científica del mundo,
descubre las leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad y expresa los
intereses de las fuerzas progresivas y facilita el desarrollo en sentido
progresivo. La concepción marxista-leninista cuya base filosófica es el
materialismo dialéctico e histórico, es auténticamente científica y expresa los
intereses de los grupos sociales más progresistas de la sociedad

Revolución triunfante

La Revolución triunfante, democrática, popular y antiimperialista, rescató el


honor y la dignidad nacional y dio origen a gigantescos cambios
socioeconómicos, políticos y espirituales. Las masas imbuidas de fervor
revolucionario radicalizaron su conciencia en proporción directa con la
radicalización del proceso, que transitó en virtud de su propia naturaleza,
aunque favorecido por la coyuntura internacional, hacia el socialismo.

Con la declaración del carácter socialista de la Revolución, el Marxismo como


teoría social devino hegemónico. A partir de ese momento se inició un proceso
masivo de aprendizaje, que con algunas variantes se prolonga hasta estos
días, y en el cual la población se instruye y educa en los principios y conceptos
fundamentales del Marxismo-Leninismo por vías directas (cursos en escuelas
políticas o en diferentes niveles de enseñanza), o indirectas (participación en
las organizaciones políticas y de masas, medios masivos de comunicación,
etcétera).

Evolución después del triunfo revolucionario

En diferentes círculos académicos se acepta por consenso que el Marxismo,


así como otras Ciencias Sociales, ha conocido al menos tres etapas en su
evolución después del triunfo revolucionario.
La primera etapa

La primera etapa transcurre en la década del 60 y se inaugura con la


enseñanza de la Filosofía Marxista a gran escala. Se caracteriza por el debate,
la diversidad de opiniones y la libertad creativa.

La enseñanza del Marxismo no sigue en todas las instituciones un patrón


único. Junto al modelo soviético coexiste una interpretación del Marxismo que,
inspirada en la originalidad de la Revolución cubana, no se circunscribe al
empleo de los clásicos, pues recurre a la lectura de autores contemporáneos
incluidos el Che, Fidel y diferentes líderes del movimiento

Segunda etapa

revolucionario y de liberación nacional del Tercer Mundo.

Los años 70 marcaron un viraje en la vida intelectual, pues unido al proceso de


institucionalización que experimenta `la Revolución, se produce un mayor
acercamiento a la URSS y a los demás países del bloque socialista,
conducente a la adopción del modelo soviético de construcción del socialismo.

La interpretación soviética del Marxismo-Leninismo y su concepción filosófica


devienen predominantes, y dan lugar a un proceso masivo de aprendizaje en
las universidades y otras instituciones docentes.

En el marco de este proceso arriban a Cuba numerosos asesores soviéticos


para contribuir a la formación emergente de profesores y, casi paralelamente,
viajan a la URSS y otros países socialistas cientos de estudiantes para
prepararse como profesores de Filosofía, Economía política y Comunismo
Científico. La apertura de la carrera de Filosofía Marxista-Leninista en las
universidades de La Habana y Oriente fue un hecho significativo.
Tercera etapa

Si bien la preocupación acerca del Marxismo o de los marxismos posteriores a


Marx no es nueva, sí adquirió mucha mayor notoriedad después del derrumbe
del sistema socialista de Europa del Este y de la confusión que cundió en todo
el mundo progresista.

Con los ecos de la crisis del Marxismo y la política de la Perestroika en lo


internacional, se inicia la tercera etapa que llega hasta la actualidad y que tiene
con el llamamiento al Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba un
punto significativo.

La creatividad y la búsqueda de una interpretación teórica propia sobre la


realidad cubana reclaman perentoriamente su lugar principal como premisa
vital para restaurar la credibilidad del Marxismo, seriamente afectado por los
años de aprendizaje escolástico. Los acontecimientos que condujeron a la
caída del Campo Socialista y la difícil situación del país en el Período Especial
gravitan negativamente sobre estas intenciones.

La Teoría Marxiana de la Explotación

Hasta aquí las ideas que fueron apareciendo durante la época clásica en
relación al funcionamiento del mercado de trabajo se han contemplado bajo el
prisma de la ortodoxia económica. Naturalmente, la doctrina de la explotación
de Marx queda fuera de este prisma. Sin embargo, no puede hacerse una
revisión completa de las principales ideas relacionadas con del mercado de
trabajo durante esta época sin mencionar los elementos esenciales de dicha
teoría. Este capítulo se dedica a ello. En el primer apartado se trata situar la
teoría de la explotación en el contexto de El Capital; en el segundo apartado se
exponen las líneas generales de la teoría del valor-trabajo de Marx y se
presenta el concepto marxiano de explotación. Finalmente, en los dos últimos
apartados del capítulo, se intenta dar un esquema del razonamiento que lleva a
Marx a postular la explotación de los trabajadores en el sistema capitalista. En
ellos se trata la cuestión de la transformación de valores en precios (sin entrar
en los aspectos más intrincados de la misma) y se hace una valoración de lo
que, con posterioridad a Marx, se ha llamado teorema fundamental marxiano.

La doctrina de la explotación en el contexto de El Capital

Marx había llegado al estudio de la economía política procedente de la filosofía.


Como filósofo había llegado a la conclusión de que la clave para el análisis del
comportamiento humano estaba en la actividad productiva del hombre y su
objetivo era nada más y nada menos que encontrar las grandes leyes
explicativas del cambio histórico. Él creyó que esas leyes históricas existían,
que eran identificables, y que precisamente el estudio de la economía le daría
la clave para encontrarlas.

Marx centró su interés en el análisis de la vida económica en un período


concreto de la historia (siglos XVII al XIX) y trató de identificar los rasgos
diferenciales de la economía en ese período. Para él esos rasgos eran dos: (a)
la propiedad privada de los medios de producción y (b) la polarización de la
sociedad en dos clases – capitalista y trabajadora -. Tales rasgos configuraban
un modo de producción, el capitalismo, y Marx se propuso construir un modelo
económico que explicase la evolución de dicho modo de producción. Él hizo
algunos esfuerzos en esta dirección e intentó identificar algunas leyes o
tendencias evolutivas en el sistema capitalista: la concentración del capital, la
disminución de la tasa de ganancia, la miseria creciente del proletariado, etc.
Antes de abordar este análisis dinámico, Marx trató de descubrir la verdadera
esencia del capitalismo. Tras su lectura de la literatura económica clásica llegó
a la conclusión de que el trabajo era la esencia de todo valor y postuló que el
mecanismo que realmente mueve el sistema capitalista es la explotación del
trabajo por el capital. Esta explotación se manifiesta a través de la apropiación
de parte de lo producido por la mayoría de la población (los trabajadores) por la
clase social minoritaria (los capitalistas) que controla la marcha del sistema.
El Capital puede entonces concebirse como una obra con dos objetivos. Por
una parte, se trata de descubrir la esencia del capitalismo; algo que existe, pero
que a simple vista no se ve: el capitalismo sólo puede subsistir gracias a la
explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista. Por otra parte, se
intenta construir un sistema dinámico que explique la evolución del capitalismo.

Los dos objetivos no se encuentran claramente separados en El Capital.


Ambas cuestiones se analizan a la vez y de manera entremezclada. La primera
está formulada en el lenguaje de la teoría del valor-trabajo de Marx. La
segunda, el análisis de la dinámica capitalista, queda bastante oscurecida por
dicho lenguaje. No obstante, puede decirse, aunque aquí no trataremos de
justificarlo, que el lenguaje de la teoría del valor no afecta a la validez del a En
este capítulo no vamos a entrar en lo que tal vez sea la parte más importante
de la teoría marxiana: el análisis de la evolución a largo plazo del sistema
capitalista. Nuestro interés aquí se centrara exclusivamente en la teoría de la
explotación. En primer lugar, trataremos de situar, análisis de Marx en lo
referente a las tendencias a largo plazo del sistema económico.207

el concepto de explotación dentro de la Teoría del valor trabajo de Marx. A


continuación, discutiremos la conexión entre explotación y capitalismo y eso
nos llevará a hacer algunas referencias al llamado problema de la
transformación. Concluiremos el capítulo con una evaluación crítica de la teoría
de la explotación de Marx

La teoría del valor-trabajo y el concepto marxiano de explotación

La idea básica de la teoría del valor-trabajo es que los precios de los bienes se
explican fundamentalmente a partir de las cantidades de trabajo incorporadas
en los mismos. A veces se dice que la teoría clásica del valor, es decir, la idea
de que los precios se determinan a largo plazo por los costes de producción,
constituye, en la versión de Adam Smith y, sobre todo, en la versión de Ricardo
una teoría del valor trabajo. Sin embargo, conviene hacer varias precisiones
sobre este punto. Adam Smith defendió la validez de la teoría del valor-trabajo
para un período histórico muy concreto: “el estado más temprano y rudo de la
sociedad que precede a la acumulación de capital y a la apropiación de la
tierra.” Para ilustrar su punto de vista, Smith utilizaba el ejemplo de un país de
cazadores en el que la caza del ciervo requiere la mitad de tiempo que la caza
del castor. Naturalmente, en una sociedad de este tipo sería de esperar que un
castor se intercambiase por dos ciervos.208 Pero Smith era perfectamente
consciente de que, en una sociedad avanzada, los precios relativos no tienen
por qué coincidir siempre con las cantidades relativas de trabajo.

Ricardo estuvo tal vez más cerca de la teoría del valor-trabajo, pero no llegó a
defenderla con generalidad. Ricardo compartía la teoría básica de los precios,
de raíz Smith aina, basada en el coste de producción. Él simplemente creyó
que la cantidad de trabajo incorporada en los bienes podía servir para describir
la estructura de precios relativos de una manera aproximada; y no tuvo reparos
en recurrir a dicha aproximación para resolver algunos problemas analíticos
que le fueron surgiendo a lo largo de su obra.

Marx hizo suya la teoría del valor-trabajo y, aparentemente, quiso llevarla a sus
últimas conclusiones lógicas. Pero el análisis de Marx no explica que en el
capitalismo desarrollado el precio de un bien se determine por la cantidad del
trabajo incorporado o que los precios relativos tiendan a la larga a ser
proporcionales a la cantidad de trabajo que incorporan. Lo que en realidad
hace Marx es utilizar la teoría del valor-trabajo para demostrar, según él, el
carácter explotador del sistema capitalista.

El valor de un bien, para Marx, es prácticamente por definición, igual al trabajo


socialmente necesario para la producción de dicho bien. Con alguna
simplificación podría decirse que el valor de un bien es igual a la cantidad total
de trabajo incorporado en una unidad del bien (tanto el trabajo directo como el
trabajo incorporado en la producción de los inputs o trabajo indirecto). Por otra
parte, los precios, según Marx, se determinan de la misma forma que en la
teoría clásica ortodoxa, es decir, por los costes de producción a largo plazo. Es
decir, para Marx, valor y precio son dos cosas distintas. Los valores relativos no
tienen por qué coincidir siempre con los precios relativos. Es más, se espera
que en el capitalismo desarrollado los unos no coincidan con los otros. Aunque
sí se espera que haya algún tipo de relación entre valores y precios. De hecho,
Marx, intenta encontrar una relación sistemática entre los valores y los precios
con el propósito de desvelar la naturaleza explotadora del sistema capitalista.
Así se origina el problema de la transformación al que nos referiremos más
adelante.

Conviene ahora precisar el concepto marxiano de explotación. El sentido que el


lenguaje corriente da a este término cuando se refiere a las relaciones
laborales está cargado de connotaciones éticas. Marx, sin embargo, no quiere
hacer una teoría normativa. Él da un concepto de explotación desprovisto de
connotaciones valorativas. Para Marx la explotación del trabajo se da cuando el
obrero recibe, a cambio de una jornada de trabajo, bienes y servicios que
incorporan menos de una jornada completa de trabajo. En otros términos,
existe explotación cuando el trabajo se vende por menos de su valor. La
diferencia entre la duración de la jornada laboral y el tiempo de trabajo
incorporado en el salario (los bienes salariales) que percibe el trabajador
constituye la plusvalía. Y el cociente entre la plusvalía y el tiempo de trabajo
incorporado en los bienes salariales se define como tasa de explotación.

Dadas estas definiciones es bastante simple demostrar que la plusvalía, y por


tanto la explotación, no existirían en un mundo hipotético en el que los
trabajadores fueran productores independientes; donde cada trabajador
poseyera sus propios medios de producción (que no podría alquilar a otros
productores independientes), y comercializara sus propios productos. Este era
el mundo hipotético al que Marx se refería al hablar de la producción simple de
mercancías (una abstracción teórica con la cual pretendía representar
esquemáticamente las economías pre capitalistas). Bajo la producción simple
de mercancías todos los trabajadores reciben el mismo ingreso por igual
tiempo de trabajo (pues si no fuera así habría desplazamientos de trabajadores
entre las distintas actividades productivas). Los precios coinciden con los
valores y la plusvalía y la explotación no existen. Este mundo sería el
equivalente al “estado más temprano y rudo de la sociedad” de Adam Smith, en
el que los bienes se intercambian en proporción a la cantidad de trabajo
incorporado porque no hay capital.

En este capítulo no vamos a entrar en lo que tal vez sea la parte más
importante de la teoría marxiana: el análisis de la evolución a largo plazo del
sistema capitalista. Nuestro interés aquí se centrara exclusivamente en la
teoría de la explotación. En primer lugar, trataremos de situar el concepto de
explotación dentro de la Teoría del valor trabajo de Marx. A continuación,
discutiremos la conexión entre explotación y capitalismo y eso nos llevará a
hacer algunas referencias al llamado problema de la transformación.
Concluiremos el capítulo con una evaluación crítica de la teoría de la
explotación de Marx.
Bibliografías

https://www.ecured.cu/Marxismo

Rosental, M & Iudin P. Diccionario Filosófico. Editora Política, 1981, Ciudad de La Habana,
Cuba.

Fuentes

Santana Castillo, Joaquín. Algunos problemas de la Filosofía Marxista y su enseñanza en Cuba.


Universidad de La Habana.

Tems

La Polilla Cubana

https://encolombia.com/economia/macroeconomia/laboral/lateoria
marxianadelaexplotacion/

 207 A este respecto, Joan Robinson escribe que “lo embarazoso de calcular en términos de valor, en tanto que las

mercancías y la fuerza de trabajo están constantemente cambiando de valor, explica mucho de la falta de claridad de la

exposición de Marx […].” Y agrega más adelante: “ningún punto sustancial de la argumentación de Marx depende de la

teoría del valor trabajo.” (J. Robinson (1966) An Essay on Marxian Economics, MacMillan, 2ª edición, Londres.

Traducción al castellano: Introducción a la Economía Marxista, 1978, Siglo XXI, pp. 41-43).

 208 Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, op. cit. vol. I, libro primero, capítulo 6, p. 133.

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