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Pobreza

Para Pablo VI, el ‘Amigo de los Pobres’, los pobres tienen rostros y nombres bien
conocidos por doquier: enfermos, encarcelados, emigrantes, prófugos, débiles,
miserables, necesitados, menos favorecidos, doloridos y muchos más que no
acabaríamos de nombrar.

‘Es más, vosotros, precisamente por ser así de Pobres, tenéis una eminente dignidad,
merecéis más respeto e interés que los demás. Vosotros sois los preferidos por el
Evangelio, sois antes que los demás, estáis más cerca del amor de Cristo y del gran
don de su Reino’ (Pablo VI)

‘El Señor exige la virtud de la pobreza a todos sus discípulos, de cualquier tiempo y en
la situación en la que los hayan colocado las circunstancias de la vida, también pide la
austeridad real y efectiva en la posesión y uso de los bienes materiales, y ello incluye
‘mucha generosidad’... innumerables sacrificios y un esfuerzo sin descanso’ (Pablo VI
Populorum Progressio)

‘Todos los cristianos... han de orientar rectamente sus deseos para el uso de las cosas
del mundo, y el apego a las riquezas no les impidan, en contra del espíritu de pobreza
evangélica, buscar el Amor Perfecto’ (LG. 42)

Un signo de la misericordia de Dios, hoy especialmente necesario, es el de la


‘caridad’ que nos abre los ojos a las necesidades de quienes viven en la pobreza y la
marginación. Es esta una situación que hoy afecta a grandes áreas de la sociedad y
cubre con su sombra de muerte a pueblos enteros. ‘Poner remedio a la extrema
pobreza es una obra de justicia, y por lo tanto de paz’ (Juan Pablo II Convocatoria al
Gran Jubileo). La Iglesia nos invita con estas palabras a poner en práctica, hoy más
que nunca ‘las obras de misericordia’ como una manifestación concreta y efectiva de
nuestra conversión y de nuestro renovado compromiso de testimonio cristiano en el
mundo del nuevo milenio.

Pero, ¿qué son las obras de misericordia? Son siete corporales y siete espirituales.
‘Ámense unos con otros, como yo los amo a ustedes’ Jn. 15, 12

En esto consisten las catorce obras de misericordia, en el amor, por los que no tienen,
por los que no saben, por los que equivocan... Y ese amor se demuestra dando:
bienes materiales, tiempo, comprensión, cariño, enseñanzas, etc.

Todos y siempre tenemos la oportunidad de realizar alguna obra de misericordia con


las personas que nos rodean, ya sea en la vida cotidiana o en situaciones de
emergencia, cuando vemos que hay alguna necesidad urgente e imprevista en alguna
comunidad.

Para compartir

· ¿Qué nos mueve en nuestro actuar?

· ¿Dónde tenemos puesto el corazón?


¿en Dios o en lo bienes de la tierra?

· ¿Somos austeros en las necesidades personales?


· ¿Evitamos gastos superfluos?

· ¿Nos creamos falsas necesidades de las que podríamos prescindir?

· ¿Llevamos con alegría las incomodidades y la falta de medios?

· ¿Somos generosos en la limosna a los más necesitados y en el sostenimiento


de obras buenas? ¿Somos capaces de compartir desde nuestra riqueza o
pobreza?

Escuchemos la Palabra:

‘Jesús dijo a sus discípulos: No se atormenten por su vida con cuestiones de alimento,
ni por su cuerpo con cuestiones de ropa. Miren que la vida es más que el alimento y el
cuerpo más que el vestido. Aprendan de los cuervos: no siembran ni cosechan, no
tiene bodegas ni graneros y sin embargo Dios los alimenta. ¡Y ustedes valen mucho
más que las aves! (Lc. 12, 22-24)

Para reflexionar:

· ¿Descuidamos lo que hoy nos da la vida?


· ¿Conocemos personas que saben sacrificar sus intereses y comodidades para
seguir a Jesús?
· ¿Conocemos quienes en medio de preocupaciones y privaciones viven al
servicio de los demás y de Dios?

Oración:

Enséñanos a esperarte,
A prepararte un lugar dentro de nosotros.

(oración en silencio)

Enséñanos a ser compañeros tuyo


a entender tu silencio,
a comprender tus conversaciones callado.

Enséñanos a allanar lo que hay en nosotros,


que impide tu entrada en nuestra casa,
en el secreto de nuestro corazón.

Enséñanos a descubrirte presente en los otros.

Enséñanos a hacerte sitio,


a hacer nuevo nuestro corazón.

Recurso:
Para trabajar este tema está disponible el Video sobre la ‘Pobreza’ de Mons. Jorge
Casaretto (Mediodías en la Sede –2000)

Compromiso
Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. Por eso debemos
acostumbramos a rezar, meditar y repetir los Salmos, ya que en ellos encontramos el
mejor consuelo para cada ocasión.
Podré visitar a alguien que necesite nuestra ayuda, hacerlo con humildad y amor de
Dios, comprensión y generosidad interior.
Trataré de usar mejor los bienes que poseo para dar testimonio del amor de Dios y
para ayudar a quien lo necesite.

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