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En los días de Jesús: ¿Pagó Él los diezmos? ¡¡¡SI!!! De otra manera hubiese sido acusado por los
religiosos de su época, quienes lo perseguían para enterarse en qué infringía la ley. Jesús dio a
entender que había que pagarlos, y dijo: a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, Lc.
20:25.
En los días de Jesús no se habló mucho del diezmo porque lo daban con jactancia y lo decían
públicamente como aquel que oraba en la congregación: Ayuno 2 veces por semana... Doy diezmo
de todo lo que gano, Lc. 18:12.
En los días de la iglesia primitiva, si que eran mayordomos honrados, no sólo el diezmo (10%) hasta
el 100% daban a Dios. Vendían sus propiedades y la ponían a los pies de los apóstoles.
Bernabé dio el 100% a la obra del Señor. Daban más allá de sus fuerzas y no había necesitados en
medio de ellos. Los que robaban, morían como Ananías y Safira (hoy nos quedarían pocos
miembros en las congregaciones si Dios actuara de igual modo). Otros le pedían al Apóstol Pablo
les concediera el privilegio de ofrendar. 2 Co. 8:4 Diezmos y ofrendas:
Ofrenda es la que sale de nuestras 9 partes, diezmo es la décima de Dios. Si das ofrenda como
diezmo no has aprendido mayordomía; si quieres dar ofrenda no los saques del diezmo, sino de la
parte que Dios te dejó a ti.
Diezmo: Es la prueba de Mayordomía
Ofrenda: Es la prueba de amor a Dios.
El dar es una disciplina sistemática que crece en la medida que uno crece.
Empezamos dando nuestra vida. El ofrendar debe de ser el resultado de un corazón dispuesto y
porque uno ama al Señor Jesucristo.
No debemos considerar el dar como un deber, sino como un ¡privilegio! Del que gozan aquellos
mayordomos honrados que dan. No somos buenos mayordomos porque lo pensamos o lo
decimos, lo seremos cuando lo cumplamos, dando al Dueño lo que le pertenece.
CONCLUSIÓN:
1. Mayordomía significa la responsabilidad de guardar, velar y administrar todo lo que Dios nos ha
confiado.
2. Debemos saber que Dios es el dueño absoluto de todo lo que está a nuestro alrededor y de lo
que tenemos.
3. La administración comienza con nuestra propia vida, debemos administrar nuestro cuerpo,
mente, espíritu y tiempo.
4. Dios nos ha dejado riquezas o herramientas para desarrollarnos tales como: La presencia y
relación con el Espíritu Santo, la Iglesia, la Biblia y la Oración.
5. Reconocernos nuestra mayordomía siendo fieles con nuestros diezmos y ofrendas ya que le
damos a Dios lo que le pertenece.