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Estudiante: Profesor:
Diego Armando Espitia Cobos Fernando Herrera
Maestría Gestión y Evaluación de Proyectos Entorno y Competitividad
Universidad Externado de Colombia Facultad Administración de Empresas
Parte del objetivo en este escrito es establecer parámetros de desarrollo para una sociedad
en un contexto nacional, basados en el uso del conocimiento como la mayor herramienta
de evolución dirigidos a crear un ambiente socioeconómico horizontal y progresivo, el
cual este a su vez este orientado a encontrar en la competitividad de su economía una
alternativa al impacto de la globalización y la protección de los mercados internacionales.
En el Informe Nacional de Competitividad 2017-2018, se muestran diferentes índices de
comportamiento en diferentes áreas donde Colombia debe fortalecerse en materia de
productividad, si comparamos el comportamiento del país con los de la región y más allá
con los del este y sudeste asiático y su evolución económica, podemos establecer que los
desafíos para la optimización del proceso son fundamentales, si se quiere competir. En
todo caso, esto parte de una idea de desarrollo productivo basado en la inversión de la
tecnología del conocimiento y su implementación para dar progreso a la productividad.
En el proceso competitivo se hace implícito el uso del conocimiento mediante las políticas
de desarrollo, en tanto hablamos de que se debe poseer un nivel Meta, Macro, Meso y
Micro, donde se establecen parámetros de organización con una estrategia de desarrollo
competitivo. Existe un nivel de exigencia para con el sector empresarial como actor
fundamental en la implementación de la innovación de sus procesos y tecnología
implementada, el Estado y la sociedad como actores a nivel Meso que fomentan del
desarrollo de políticas que motivan e incentivan los procesos de aprendizaje dentro del
todos los sectores de la sociedad. (Esser, Hillebrand, Messner, & Meyer-Stamer, 1996)
La competitividad global ha determinado que los países fortalezcan sus procesos
productivos de alta calidad, y Colombia no es la excepción, todo lo contrario, la
expectativa frente al cambio, significa afrontarlo y establecer un proyecto en conjunto a
corto y largo plazo. Las medidas y el funcionamiento del Estado se verán representadas
en la gestión organizacional de sus actores tanto públicos como privadas. En este punto y
como se estableció, vamos a interpretar el papel del conocimiento como factor
fundamental para el desarrollo productivo.
Lo que hoy consideramos conocimiento se prueba a sí mismo en la acción.
Lo que entendemos por conocimiento es información eficaz en la acción,
información enfocada en los resultados. Los resultados están por fuera de
la persona, en la sociedad y la economía, o en el progreso del conocimiento
mismo. (Drucker, 1993)
Dado que en el proceso productivo todo ser humano siendo parte de un Estado, tiene
derechos y a su vez obligaciones, por un lado, es la institución educativa la que promueve
el desarrollo del conocimiento, y por otro lado es el individuo responsable de sintetizar
este, para convertirlo en una especialidad, un conocimiento determinado a partir de una
disciplina que fundamente su utilización en un campo en el cual se pueda generar una
nueva estructura dentro de la sociedad del conocimiento.
La percepción del conocimiento fraguado a partir de la educación con el modelo que
conocemos se debe reinterpretar, el establecimiento de estrictas estructuras que no
permiten la apertura del pensamiento y la reflexión de la realidad. En el País de los Ciegos,
para llevar esto a cabo, se debería plantear en primera medida un paso a paso para poder
llegar a ese punto. De seguro en alguna región del Choco, afectada por la violencia y la
pobreza externa, les será muy difícil evolucionar en algún proceso tecnológico si no se
cuentan con políticas a nivel Meso.
Para el 2017, según la Unesco y Mineducación, la cobertura en la educación terciaria era
de 49%, siendo Chile el mejor de la región con un 89% superando así el nivel de la OCDE,
y en cuanto a deserción se describe con una tendencia progresiva en la medida que se
avanza en los estudios, ya en calidad tan solo el 14.9% de los programas de pregrado y
14.5% de las instituciones educativas tienen una certificación con alta calidad.
La capacidad de desarrollo de la competitividad que se pueda dar hacia el mejoramiento
del sistema educativo en Colombia se debe dar desde un nivel Meso, donde la política
educacional se construya a partir de la formación dinámica de estructuras determinadas a
la inversión del capital humano donde la investigación y el desarrollo se abra las puertas
en la cohesión de las instituciones privadas y públicas, y fortaleciendo la presencia del
Estado en todo el territorio. En este punto se puede a su vez hablar de la descentralización
organizada y controlada, esto con el fin de generar autonomía a las regiones, pero ante
todo este proceso delegación de la responsabilidad no significa que el Estado no sea la
cabeza y direccionador de las políticas. Debe existir una integración de todos los sectores
sociales, desde el gobierno y comunidades, como entidades financieras, empresarios, y
academia.
Si la educación es un pilar de competitividad, ¿Qué podemos decir de la ciencia, la
tecnología y la innovación? Esto dice el CPC en su informe de competitividad 2017-2018
“En Colombia, los avances en términos de inversiones y resultados en CTI (Ciencia,
tecnología e innovación) son mediocres”, y es que los países que han logrado un avance
notorio en desarrollo productivo han hecho de CTI la herramienta directa donde existe
una articulación con un objetivo claro, donde se fomenta la I+D (Investigación +
Desarrollo) y por ejemplo en Alemania se da a partir de apoyo directo a proyectos de I+D
e indirecto con la desgravación fiscal y subsidios de gasto de personal al sector privado.
La tendencia del sector público por energizar la inversión en CTI ha venido en aumento
(Consejo Privado de Competitividad y Universidad de los Andes., 2017-2018), para el
año 2016 se ubicaba en un 48%, mientras que en el año 2012 era de tan solo el 27% de
PIB, teniendo en cuenta que la inversión sigue siendo menor del 1% PIB. En 2016 para
actividades de ciencia, tecnología e innovación (ACTI) era de menos del 0.8% y de 0.6%
para I+D, esto indudablemente representa un rezago marcado si se quieren alcanzar
estándares que sean beneficiosos para el desarrollo.
Si la innovación es un punto de partida del desarrollo económico, y las empresas mediante
su organización pueden contribuir, lo necesario en este punto es crear redes de
colaboración e integración, para complementar un plan de competitividad estructural,
pero asimismo es necesario que la sociedad se integre a nivel Meta en una estrategia
encaminada a la vinculación entre la economía industrial, la teoría de la innovación y la
sociología industrial (Esser, Hillebrand, Messner, & Meyer-Stamer, 1996).
A nivel Macro se requiere una configuración de condiciones o exigencias de metas de
rendimiento que son fundamentadas en la eficiencia del sector empresarial, pero es, a este
mismo nivel donde la asignación de recursos puede asegurar políticas de gasto público en
la implementación de CTI como parte fundamental en progreso productivo.
Para denotar algunas de las graves falencias en cuanto innovación, encontramos que en
el periodo de 2013-2014 un poco más del 60% de las empresas de servicios y de
manufacturas son nulamente innovadoras, y las potencialmente innovadoras no son un
porcentaje significativo (Consejo Privado de Competitividad y Universidad de los
Andes., 2017-2018), y parte de las razones que justifican este estancamiento son la falta
de recursos, financiación y apoyo por parte de instituciones públicas.
En este caso y para todo lo que describe el CPC, son las políticas de inversión y control,
las que definan la proyección de la innovación.
Tratando de interpretar todo este reporte de competitividad, existe un elemento en común
que se evidencia en todos los sectores y es que poseemos inconvenientes de fondo, pero
que en ultimas todo conlleva al individualismo en nuestra sociedad, hablamos de crear
estructuras de redes de colaboración, redes de competencia y coordinación horizontal
autónoma, pero ¿Cómo lograrlo en país donde no existe el respeto por el otro, por el bien
común, por los recursos naturales? Hablamos de crear una confianza generalizada en una
sociedad donde nadie confía en nadie.
La selectividad de nuevas industrias dinámicas, en las cuales se identifiquen núcleos con
emprendedores poseedores de potencial de desarrollo capaces de sustituir el boom de los
commodities, es una idea innovadora o demasiado liberal para nuestro país, que se ha
dedicado años y décadas enteras en la extracción de los recursos naturales, y ahora se
encamina al aumento de la producción petrolífera mediante procesos de extracción no
convencionales como el fracking, esto no solo representa un daño ambiental, sino que
además cultiva la dependencia de la economía nacional a la explotación de recursos.
A nivel micro la tarea es monumental, las empresas nacionales enfrentan desafíos de
globalización, aumento en el número de competidores, diferenciación en términos de la
demanda y acortamiento en ciclos de producción, lo cual debe conllevar a la
implementación radical de procesos innovadores. (Esser, Hillebrand, Messner, & Meyer-
Stamer, 1996). En tanto, el aumento de la eficiencia, la calidad y la velocidad de reacción
a los mercados se debe basar en una organización de la producción, y del desarrollo
productivo, esto se da a razón de la separación en la línea de producción entre el
desarrollo, producción y comercialización o current engineering. (Esser, Hillebrand,
Messner, & Meyer-Stamer, 1996)
Ante las políticas de competitividad, se enfrentan dos retos para su implementación, el
cual son diametralmente opuestos, el primero es el intervencionismo con características
de dirigismo y el segundo laiseez-faire, (Esser, Hillebrand, Messner, & Meyer-Stamer,
1996) de tal forma que la conjunción de estos proceda con el funcionamiento económico.
En muchos casos esto puede generar una demanda de competencia que estimulan la
desregulación, privatización de las empresas y apoyo financiero externo o inversión
extranjera.
En el transcurso de este documento hemos analizado lo que parecería ser un modelo ideal
y de medidas necesarias para alcanzar niveles de competitividad efectivos, en un sentido
contradictorio a estas ideas de desarrollo productivo debemos debatir estas aplicado al
Hoy vemos con admiración a todos los países desarrollados, su avance tecnológico, su
progreso social y estándares de vida, sus niveles de corrupción, sus economías estables,
y muchos otros índices que se pueden medir. Hoy y como parte del cambio social que
enfrentamos, tenemos la obligación de ser parte del proceso, no podemos limitar la
apertura de nuestras acciones a simplificar el progreso a el éxito como individuo. Hoy
tenemos la responsabilidad de crear país, para que el recurso público se transforme en
progreso.
El domingo pasado (26 de agosto de 2018) alrededor de 11.600.000 personas, votaron
una consulta popular, que exigía al estado compromiso con las políticas que combatan la
corrupción. Por una lado, se puede entender la exigencia para que los recursos públicos
sean una prioridad, que las entidades de control ejerzan su función y sean respaldados
para impedir que el gasto público no se convierta en el uso indebido de los recursos y por
otro lado, un país indiferente que básicamente no puede entender que mediante el voto,
que es una de las pocas herramienta democráticas que tiene el ciudadano, no hay uso de
él, lo podemos justificar dentro de un parámetro en el cual toda una historia nos ha
enseñado que el voto no es efectivo. Pero la contraparte de es que la unión de millones de
votos si pueden tener un efecto positivo dentro de un proceso desarrollo productivo.
La organización de la sociedad para generar conocimiento es trascendental, dado que un
proceso en el cual existe la gestión es capaz de construir un sistema progresivo, debemos
exigir fundamental progreso a nivel Micro, la construcción de redes que transformen el
poder solitario y aislado de un empresario, a conglomerados empresariales competitivos,
en el cual tengan capacidad de inversión, y un brazo fortalecido para requerir inversión
del la banca y apoyo estatal.
Las metas planteadas tienen que ser ambiciosas, no podemos construir un proyecto
productivo, si no establecemos un sistema calidad competitivo, esto incluye el
sometimiento a la evaluación y exigencia de resultados, esto se debe dar en todos lo
niveles del estado. Es una prioridad extender el alcance del sector privado en los procesos
de innovación, esto compartido con el sector público, pero fundamentalmente se debe
conectar la academia con el sector empresarial.
Para finalizar, podemos establecer un camino a un desarrollo productivo y competitivo,
siempre y cuando, exista una cohesión del estado, no podemos y no podremos construir
una sociedad basada en conocimiento, si no consideramos la apertura del país a la
educación, innovación y tecnología, es la ruta trazada de una economía productiva. Esta
claro que las políticas a nivel Meso, Micro, Macro y Meta deben estar dirigidas al
desarrollo de organización que se gestionen a través del conocimiento.
Lista de Referencias