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La segunda parte del libro titulada por West, el medio cultural, se inicia con una
especie de epígrafe que comienza sí: “La personalidad geográfica de las tierras
bajas del Pacífico colombiano…..”. Esta expresión, personalidad, no fue registrada
en el trabajo de Parsons pero si fue central en el trabajo de Fals. La expresión
connota algo que le es específico a una región o grupo humano. [132] Inicia la
sección el capítulo sobre población. Estos son algunos de sus planteamientos. Las
tierras del Pacífico representan el 7% del territorio nacional y albergan el 2.5%
de la población colombiana. La densidad es de cuatro personas por Km cuadrado.
Su distribución no es uniforme. Tumaco, Barbacoas, Riosucio y Condoto tienen
las mayores densidades de población por factores económicos. La región
experimento un descenso poblacional durante gran parte de la primera mitad del
siglo XX. Las razones que propone West para explicar este comportamiento son
factores tanto económicos como medioambientales; escasez de terrenos
agrícolas, aislamiento, falta de transporte y enfermedades como fambresía,
paludismo, patologías intestinales, en especial en niños y tuberculosis que afecta
en especial a la población indígena. El patrón de asentamiento que predomina en
la región es el ribereño, que por contar con diques naturales y terrazas aluviales
facilitan las labores agrícolas. Hacia el litoral un tipo de asentamiento es la cresta
de playa. [139] El aspecto interesante que destacó el investigador con respecto a
los patrones de asentamiento fueron los lazos comunitarios que se tejieron en las
cuencas hidrográficas. A estos rasgos generales sobre patrones de asentamiento
le siguen una serie de numerales que aún hoy en día sorprenden al lector por el
rigor documental con el que sustentó gran parte de los temas tratados, en
especial el referente a la composición racial. West no es el geógrafo que se limita
a señalar grupos raciales y su localización espacial sino que por el contrario
penetra en la problemática colonial que determinó espacial y socio
culturalmente la región. Experiencias históricas particulares tuvieron los Cunas,
Emberá, Waunamá, Sindagua, especificidades que son abordadas por el autor en
el marco de procesos coloniales de tres siglos en los cuales se llevaron a cabo
pacificaciones, esclavizaciones y en menor mediada procesos de reducción de las
poblaciones indígenas. La historia de “la gente negra”, el autor la vincula con las
historias indígenas. Estas últimas proveyeron a la población negra de
conocimientos para la explotación minera, para el desarrollo de la agricultura y
en general para gran parte de los artefactos característicos de la cultura material
que predomina en la región. Es de destacar sin embargo las tensiones etnico
raciales que han marcado parte de las relaciones de estos dos grupos raciales ,
fenómeno ampliamente registrado en el texto. Un aspecto igualmente
importante es el que se refiere a los procesos migratorios que han tenido lugar
en la región. Los desplazamientos de la población negra en busca de mejores
tierras produjo el desplazamiento de los indígenas chocó y waunamá, todo esto
en una clara competencia por recursos, en especial por las cabeceras de las
corrientes de agua de la serranía del Baudó. [163] El agotamiento de placeres
como los de Raposo igualmente condujeron a nuevas fundaciones en lugares con
potenciales agrícolas y pesqueros. [165] Finalmente, la población negra ha
buscado nuevos horizontes en ciudades de la región como Buenaventura o fuera
de ella, como Antioquia, Valle del Cauca o la región de Esmeraldas. Si la población
negra busca nuevas oportunidades de vida afuera, los blancos antioqueños en su
mayoría, invierten en el comercio en ciudades como Quibdó o atraviesan la
cresta de la cordillera occidental “avanzando hacia los valles altos” pero rara vez
descienden por debajo de los 1000 m.s.n.m. hacia la zona de la malaria. [170] Un
bonito capítulo de West es el de la casa rural. No se contenta con describirla sino
que indaga por las múltiples influencias culturales que determinaron el tipo de
vivienda predominante: rectangular y techo de cuatro aguas. Finaliza el libro con
el capitulo sobre la economía. En ella trata el tema de la agricultura de
subsistencia, actividad predominante en la zona. Los cultivos de maíz y plátano
fueron los predominantes, aunque para entonces se estaba desarrollando el
cultivo de arroz en las zonas pantanosas, ya que este cultivo tolera los suelos
ácidos. [194] La técnica aplicada en estos cultivos es la del “tumbe y pudre” y las
semillas se siembran “al voleo”. Interesante saber como estas actividades
agrícolas involucraron una gran actividad comunitaria de reciprocidad en el
contexto de un ambiente festivo de cantos, comida y bebidas. [200-
202]Complementa el capítulo breves anotaciones sobre la tenencia de la tierra,
en ella predomina prácticas consuetudinarias en las que poco importan los
títulos legales de propiedad. Continua con los temas de pesca y cacería con sus
correspondientes técnicas.
Las tierras bajas del Pacífico como muchas zonas del país experimentaron a
partir de mediados del siglo XIX el desarrollo de actividades extractivas, en
especial de recursos forestales como el caucho, tagua, madera y corteza de
mangle. Sin duda, y de acuerdo a los datos de West, estas fueron actividades que
le permitieron a muchos pobladores de la zona ingresos adicionales, pero al igual
como ocurrió en otras regiones, estas actividades económicas no fueron
sostenibles en el largo plazo. De manera sumaria termina West su texto tratando
de nuevo el tema minero con énfasis en la técnicas de explotación, en especial en
la minería de pequeña escala que es la que finalmente ha marcado la región en
contraste con la minería a gran escala que en opinión de West poco efecto ha
tenido en la economía y la cultura nativa de las tierras bajas. [252] Breves
anotaciones sobre la artesanía de la región, los transportes fluviales y terrestres
cierran este trabajo: canoas, imbaburas, balandras y goletas van cerrando el
estudio que no podía ser de otra manera cuando sabemos lo que ha representado
los ríos y el mar para esta región. Los caminos fueron subsidiarios de esta
estructura de comunicación. Los itsmos centenarios, de penosas travesías, para
muchos viajeros de mediados del siglo XX pudieron ser historias del pasado ya
que los DC-3, que en la época en que West finalizaba su estudio, hacían ya varios
años que aterrizaban en pistas de Tumaco, Andagoya, Esmeraldas y Turbo. La
obra de West, después de cincuenta y dos años de publicada sigue siendo
reveladora por los temas tratados.