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Marxismo

e individualismo
metodológico
Andrew Levine,
Elliott Sober,
Erik Olin Wright

A menudo se mantiene que e l m k m o entraña unas doctrinas


metodológicas peculiares que lo distinguen de la c-se1
aJqrpgesad. La diferencia ha sido descrita de diversos modos:
el marxismo es científico y materialista, la teona burguesa es ideo-
lógica e idealista; el marxismo es holístico, la teoría burguesa es
individualista; el marxismo es dialéctico e histórico, la teoría bur-
guesa es lineal y estática; el marxismo es antiempirista y antipo-
sitivista, la teona burguesa es empirista y positivista. El fondo de
estas afirmaciones ha diferido considerablemente, pero ha habido
un consenso casi total en un punto: que una fisura metodológica :? '.y.
= - m

irreconciliable separa al marxismo de sus rivales '. Recientemen-

«Marxism and methodological individualism»,New Left Review, 162, marzo-abril


de 1987. Traducción de Pilar López.
' El término «metodología»se refiere aquí a las tesis sobre la construcción
de la teona y el modo de llevar la investigación, incluyendo cosas tales como la
construcción de las explicaciones, la formación y transformación de los conceptos
y la recopilación de los datos. Querríamos agradecer a Robert Brenner, Alan Car-
ling, G. A. Cohen, Ion Elster, Robert Kahn, Margaret Levi, Joel Rogers, Phillipe
Van Parijs y Beatrice Wright sus comentarios sobre los primeros borradores de
este ensayo. Algunas de estas personas disienten notablemente de las tesis aquí
formuladas.
Tal vez la expresión más célebre y extrema de esta tesis es la d en
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J te, esta unanimidad ha sido rota por una corriente de la teona desdeñosos hacia el marxismo. @ay& y P o p p e ~entre otros, han
I
marxista, en ocasiones calificada de «marxismo analít,iqo»,que re- promovido incluso expresamente el individualismo metodológico
, chaza tajantemente las afirmaciones sobre la peculiaridad meto- como una alternativa a las prácticas explicativas marxianas. Es
dológica del marxismo 3.&n contra de lo que se ha mantenido ge- irónico, pues, por no decir algo más, mantener que lo que vale la
neralmente, autores como Jon Elster, John Roemer, Adam Prze- pena tomar en serio en el pensamiento de Marx puede ser recons-
worski y G. A. Cohen han afirmado qu&lo peculiar del marxismo truido al estilo del individualismo metodológico, y que sólo refor-
\ son sus afirmaciones esenciales sobre el mundo, y no su metodo: mulando de esta manera las explicaciones marxianas podremos
,I logía, y que los principios metodológicos que según muclios &S- evitar al «núcleo racional» (como habría dicho Marx) del pensa-
tinguen al marxismo de sus rivales son indefendibles, si no miento de Marx el carácter indefendible de tantas de sus formu-
incoherentes. laciones y el oscurantismo que aflige a buena parte de lo que ha
Tal vez el ejemplo más notable de rechazo de las afirmaciones llegado a identificarse con el marxismo.
sobre la peculiaridad metodológica del marxismo proceda de esos Nosotros simpatizamos con la idea de que lo que es peculiati 1

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* .
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-
marxistas analíticos que se declaran explícitamente defensores del
«individualismo metodológico», adoptando con ello una posición
metodológica que atribuyen a unas ciencias sociales solventes, pe-
de la teona de Marx es algo esencial, no metodológico, y de que
como ciencia de la sociedad, la metodología adoptada por los mar
xistas probablemente no sea más que una buena metodología cien1
J :''. '

ro que prácticamente todos los marxistas han rechazado tradicio- tífica. Pero el individualismo metodológico no es una buena me-
nalmente 4. Como es bien sabido. Marx abominaba del ~indivi- todología científica, aun cuando, como demostraremos, algunas b
dualismo» de los economistas clásicos y de los filósofos del con-
trato social, colmando de desprecio los esfuerzos por concebir a
de las intuiciones que lo motivan sean razonables. La plausibili-
dad del individualismo metodológico de Marx depende, por su-
I
los individuos al margen de lai relaciones sociales y las teonas ba- puesto, de lo que se piense que es el individualismo metodológi-
sadas en las elecciones atribuidas a estos «individuos abstractos». co. Desgraciadamente, en el estadio actual de la polémica, mu-
Y casi todos los marxistas, cualesquiera que fuesen sus diferen- chos de los puntos oscuros que siempre han abundado en los de-
cias, han concedido importancia explicativa a las ntotalidadz 50- bates sobre el individualismo metodológico se reproducen de he-
ciales, en aparente o~osicióna las críticas de las formas indivi-
dualista~de análisis. Además, hasta hace muy poco, los defenso-
cho en el contexto marxiano. Uno de los objetivos de este ensayo
es reducir esta confusión esclareciendo lo que está en juego en
- i

res del individualismo metodológico se han mostrado igualmente las afirmaciones a favor y en contra del individualismo metodo-
lógico, ya que éstas se aplican tanto al contexto específico de las
su ensayo «¿Qué es el marxismo ortodoxo?». Para Lukács sólo la metodología di- explicaciones marxianas como a las explicaciones científicas en
ferencia al marxismo de sus rivales. Aunque todas las afirmaciones esenciales de general.
la teoría marxista pudieran ser rechazadas, mantenía Lukács, el marxismo segui- En el próximo apartado describimos el individualismo meto-
ría siendo válido por su método peculiar. Cf. Georg Lukács, History and class
consciousness: studies in Marxist dialectics, Londres, 1971, pp. 1-26 [Historia y dológico comparándolo con otras tres actitudes hacia la explica-
conciencia de clase, La Habana, Instituto del Libro, 19701. ción en las ciencias sociales. Esta comparación irá seguida de un
Para una antología que contiene trabajos de algunas de las figuras más des- análisis más profundo del propio individualismo metodológico,
tacadas de la incipiente escuela analítica marxista, véase Iohn Roemer, comp., sugiriendo que sus ambiciones reduccionistas no pueden verse sa-
Analytical Marxism, Cambridge. 1986.
Por supuesto, no todos los marxistas que trabajan dentro de la escuela ana- tisfechas. Sin embargo argumentaremos, en el apartado final, que
Iítica estarían de acuerdo con Elster en este punto, pero la postura ha sido plan- una implicación del individualismo metodológico en la práctica
teada por una serie de figuras influyentes. Véanse, por ejemplo, Adam Przewors- -la de q u e z d e b e n a n elaborar los microfundamentos para una
ki, «The challenge of methodological individuaiism to Marxist anaiysisn, Politics
and Society (en prensa), y Iohn Roemer, A general theory of exploitation and teona de macronivel- es oportuna e importante, aun cuando el
class, Cambridge (Mass.), 1982 [Teoría general de la explotación y de las clases, propio indivídualísmó metodológico no lo sea. A lo largo de esta
Madrid, Siglo XXI, en preparación]. discusión, el libro de Jon Elster, Making sense of Mam, será un
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punto central de referencia 5. Elster es uno de los individualistas dades sociales globales incluyen cosas tales como las sociedades,
l

metodológicos mamianos más perspicaces, y este libro representa los grupos, las clases, las organizaciones, las naciones o las co-
el intento más firme dentro de la tradición mamiana de defender munidades. Estas entidades tienen propiedades (por ejemplo, ta-
el individualismo metodológico. Es por consiguiente un útil pun- sas de inflación, formas institucionales, distribución de la renta)
to de partida para examinar tanto los aciertos de la doctrina co- y mantienen entre sí una gran variedad de relaciones (por ejem-
mo sus fallos. plo, relaciones entre clases colectivamente organizadas). Los in-
dividuos tienen también propiedades (por ejemplo creencias, ca-
pacidades, recursos) y mantienen una gran variedad de relacio-
1. UNA TIPOLOGIA DE LAS POSTURAS METODOLOGICAS
nes con otros individuos (por ejemplo, las relaciones entre her-
SOBRE LA EXPLlCAClON
manos, las relaciones entre patrono y empleado, etc.). Tomando
conjuntamente estas dos dimensiones, obtenemos la siguiente ti-
El individualismo metodológico es una afirmación sobre la .expli-
@n.
-+.
Es la tesis de que todos bs fenómenos sociales se expli-
can por las propiedades de los individuos que constituiii los fe-
pología de los principios de explicación de los fenómenos sociales:

¿QUE ES EXPLICATIVO DE LOS FENOMENOS SOCIALES?


-
- ."
nómenos; o, lo que es lo mismo, que puesto que toda explicación Las propiedades de las entidades sociales
implica un macrankel, los conceptos sociales debenan ser redu- globales y las relaciones entre ellas son irre-
cidos en pdncipio a explicaciones de1- que impliquen só- ductiblemente explicativas
lo a individuos y sus propiedades. A fin de dar una definición pre-
cisa del individualismo metodológico, será conveniente comparar-
Si Antirreduccionismo Individualismo
lo con otros tres enfoques posibles: el atomismo, el holismo ra- Las relaciones entre
metodológico
dical y el antirreduccionismo. Las dos primeras posturas, al me- los individuos son
nos en su forma pura, no tienen probablemente defensores, pero
son tendencias implícitas dentro de la teona social. De hecho, en
explicativas
NO 1 Holismo radical 1 Atomismo 1
los debates sobre el individualismo metodológico, los que inter-
vienen parecen a veces confundir las opiniones de sus adversa-
rios con alguna de estas posturas. Así, los defensores del indivi- El atomismo
dualismo metodológico'pintan a los antirreduccionistas como ho-
listas radicales, y los defensores de las posturas antirreduccionis- i ~ atomismo
l es una actitud metodológica que niega que las rela- "
tas consideran a veces a los individualistas metodológicas como ciones-ya sea entre individuos o entre entidades sociales- sean
atomistas. Por consiguiente, a fin de aclarar las cuestiones que es- jamás auténticamente explicativas~Tonsideremosun fenómeno
tán en juego, será conveniente examinar las cuatro posibilidades. social cualquiera, por ejemplo la transición del feudalismo al ca-
Estas actitudes metodológicas hacia la explicación en las cien- pitalismo. Un atomista dina que esta transición puede en princi-
. cias sociales difieren en lo que consideran como explicativo. Hay pio ser plenamente explicada por procesos causales estrictamente
dos dimensiones que las distinguen: si consideran o no las pro- internos de los individuos en la sociedad en cuestión. Mientras
piedades de las entidades sociales globales, y las relaciones entre que las interacciones entre estos individuos son importantes para
ellas, como irreductiblemente explicativas; y si consideran o no explicar la aparición del feudalismo, los procesos causales que ri-
las relaciones entre los individuos como explicativas 6. Las enti-
dades de los individuos» no están incluidas en la segunda dimensión. La razón de
Cambridge University Press, 1985. estos es que el atomismo acepta la importancia explicativa de las propiedades de
Estas dimensiones no son estrictamente simétricas, puesto que las apropie- los individuos, pero no las relaciones entre éstos.
gen los resultados de tales interacciones son totalmente intrain- conexión duradera entre tales prácticas. Si tales relaciones ayu-
dividuales 7 . El atomista insistiría, en otras palabras, en que sólo !
1
dan a explicar las creencias y las creencias ayudan a explicar las
las entidades plenamente constituidas de forma no relaciona1 son acciones, entonces (suponiendo que haya una transitividad) tales
explicativas. A primera vista, el atomismo parece simplemente in- hechos relacionales ayudan a explicar las acciones de los agentes.
sostenible. En nuestra vida cotidiana, vivimos dentro de una red El atomismo podría tener razón al afirmar que los hechos rela-
de relaciones con otras personas, como padres, hermanos, jefes, cionales afectan a las acciones sólo porque afectan a los estados
clientes, etcétera. Estas relaciones parecen ser explicativas, y tam- mentales (atómicos). Pero es una incongruencia concluir de esto
bién irreductibles: ser padre, por ejemplo, implica necesariamen- 1
que los hechos irreductiblemente relacionales son explicativamen-
te la existencia de otro individuo, el hijo. Pero el atomismo no es te impotentes. Esta es la razón por la que los teóricos que insis-
tan poco plausible como podna parecer a primera vista. El ato- ten en la reductibilidad de las explicaciones sociales a explicacio-
mista podna argumentar que todo lo que parece explicativo en nes individuales defienden por lo general la importancia explica-
las relaciones irreductibles entre los individuos en realidad sólo I tiva de las propiedades auténticamente relacionales de los indivi-
1
es explicativo a causa de los correspondientes estados psicológi- duos. Esta combinación de compromisos metodológicos - creen-
cos (no relacionales) de esos individuos; que lo que importa, des- I cia en la reductibilidad de las explicaciones sociales a explicacio-
de el punto de vista explicativo, en las relaciones de poder entre nes individuales y creencia en la importancia explicativa de las re-
los individuos, por ejemplo, no es una relación irreductible entre laciones entre los individuos- define lo que generalmente se lla-
estos individuos, sino sus creencias y deseos, considerados desde ma el individualismo metodológico.
una perspectiva atomista. Si yo creo que me castigarás si hago X
y tú crees que yo creo eso, entonces ambos actuaremos de una
determinada manera. La aparente «relación» de poder entre los i El individualismo metodológico
individuos, proseguiría el argumento, no es en realidad nada más
que un conjunto de creencias recíprocas, y son estas creencias, y I El individualismo metodológico comparte con el atomismo la idea
no una «relación objetiva» cualquiera, las que explican las ac- de que las explicaciones sociales son en última instancia reducti-
ciones. bles a explicaciones a nivel individual. Elster formula explícita-
Aunque admitamos que las creencias y los deseos explican las I mentecesta afirmación al comienzo de su obra Making sense of , .
acciones, nos parece que el mundo que hay fuera de la mente ayu- MamiDefine el in~ividualismometqdológico como «la doctrina '
da a explicar por qué 18s agentes piensan lo que piensan y hacen 1i de que todas los f d m e n o s sociales -su estructura y su cam-
lo que hacen. Una explicación plausible de cosas tales como las bio- son en principio explicables de un modo que sólo implica
creencias acerca del poder es la de las relaciones objetivas de po- \ a los individuos, sus propiedades, sus objetivos, sus creencias y
der. Las creencias acerca del poder se forman, en parte al menos, sus acciones. Pasar de las instituciones sociales y las pautas glo- .'
gracias a los efectos subjetivos de las prácticas de los poderosos 1 bales de comportamiento a los individuos es el mismo tipo de ope-
y los no poderosos. Lo que se entiende por «relaciones de poder» ración que pasar de las células a las mo~éculas~ '. Elster, sin em-
entre los poderosos y los no poderosos es precisamente la inter- bargo, no es atomista porque no excluye d a s p e d d g ~ ~ l a -
ed - c los individw de las explicaciones en las
' Si se equipara el concepto de «relación» con el de ainteracción~,entonces, 1 ciencias sociales] De hecho;*~Is6r argumenta que el inventario
sencillamente, ningún tdrico podna negar la importancia explicativa de las rela- de propiedades individuales que son la base para explicar los fe-
ciones. lncluso un atomista radical reconocería que las interacciones de un padre 1
nómenos sociales va mucho más allá de las creencias, los deseos
con su hijo tienen consecuencias para este último. Lo que afirman los atomistas
no es, pues, que las interacciones no tienen consecuencias, sino que las interac-
y otras propiedades psicológicas de los individuos. Admite que
ciones están totalmente regidas por mecanismos situados dentro de las entidades
atómicamente constituidas que intervienen en las interacciones. Making sense of M a n , p. 5.
«muchas propiedades de los individuos, como ser "poderosos",
son intrínsecamente relacionales, de modo que una descripción
exacta de un individuo puede implicar una referencia a otros» '.
Las < ~ o_____-_---_

que
p i e d a d erelacikales»
hermano, padre no-

a propiedades atómicas.

. la suma
-./--
s in'duirían también el hecho de ser
afirma en ninguna parte (como
tampoco lo hacen otros marxistas defensores del individualismo
metodológico) que estas propiedades relacionales sean reductibles

A veces se piensa que el individualismo metodológico implica


un rechazo de la afirmación holista de que :el todo es algo más
'de las=m-». Aunque el atomismo considera ine-
quívocamente que el todo no es más que una colección de partes,
el hecho de que el individualismo metodólogico acepte la impor-
tancia explicativa de las propiedades relacionales implica que, a
diferencia del atomismo, puede aceptar este principio central de
su supuesto rival. Todo depende de lo que se entienda por «su-
ma» y por «partes». Un modo de interpretar la afirmación holista
es el siguiente: las partes de la sociedad son los individuos con
propiedades atómicas, es decir, propiedades que pueden ser de-
finidas para cada individuo independientemente de todos los de-
más individuos. El todo es, pues, «mayor» que la «suma» de estas
partes en el sentido de que las propiedades del todo proceden de
las pautas relacionales sistemáticas de interacción entre estos in-
dividuos -las relaciones que unen unos a otros- y no sólo de la
congregación de sus propiedades atómicas (es decir no relaciona-
les). Por otra parte, si se incluye a las propiedades relacionales
en la descripción de las partes, entonces deja de ser cierto que el
todo es algo más que la suma de sus partes. Todo lo que se in-
cluía en la palabra «mayor» en la formulación holística es ahora
endosado a la nueva descripción de las «partes» lo.
Este punto puede ser ilustrado formalmente. Digamos que te-
nemos un sistema con dos «partes», X e Y. Si el todo, Z, es igual
a la suma de las partes, diríamos que:
Z = blX + b2Y.
Es decir, la magnitud relevante de Z está completamente de-

Ibid., p. 6.
-

' O La habitual depreciación del debate holismo/individualismo es desarrolla-


da, por ejemplo, en Ernest Nagel, The structure of science, Londres, 1961 [La es-
tructura de la ciencia, Barcelona, Paidos, 19811.

, -
+

1
i

C
1

i
l

l
l

I
terminada por la suma de los efectos bl de la parte X y b2 de la
parte Y. Si hay una interacción entre X e Y de la forma XY,
Z = blX + b2Y + b3XY
y de este modo el todo es mayor que la suma de sus partes (es
decir, la interacción de X e Y produce el efecto b3 en Z además
de sus efectos aditivos). Ahora, describamos nuevamente las par-
tes del siguiente modo:
X* = X (1 + b3Y/2bl) Y* = Y (1 + b3X/2b2).
En estas nuevas descripciones de las partes, la interacción de
las partes que constituyen el todo está representada como las pro-
piedades relacionales de las propias partes. Con estas nuevas des-
cripciones, el todo, Z, deja de ser mayor que la suma de sus par-
tes nuevamente descritas, ya que ahora:
Z = b1X3 + b2Y*.
Es importante puntualizar que estas nuevas descripciones sólo
son posibles post facto, después de que las partes hayan sido in-
sertadas en el todo (es decir, después de que todas las interaccio-
nes con las otras partes hayan sido determinadas). Esta nueva pa-
rametrización puede hacer que el atomismo parezca más plausi-
ble de lo debido. Pero tales apariencias no deberían llevarnos al
error de pensar que las propiedades relacionales son eliminables,
no sólo nominalmente, sino también de hecho l l .
El individualismo metodológico se distingue tanto del holismo 3
radical como del antirreduccionismo por su insistencia en que só- ,
lo las relaciones entre los individuos pueden ser irreductiblemen-
te explicativas. Los individualistas metodológicos niegan que las
categorías sociales globales sean jamás irreductiblemente explica-
tivas. Si una propiedad social es explicativa, lo es porque es re-
ductible a las propiedades relacionales de los individuos concre-
tos. La propiedad de una sociedad de «estar en una situación re-
volucionaria», por ejemplo, no es irreductiblemente explicativa
desde el punto de vista del individualismo metodológico. Si esta
propiedad posee alguna fuerza explicativa, la posee en virtud de
las propiedades de los individuos, y de las relaciones entre ellos,

" Esta reformulación algebraica es estrictamente análoga al modo en que al-


gunos evolucionistas defienden la idea de que el gen es la unidad de la selección.
Véase Elliot Sober, The nature of selection: evolutionary theory in philosophical
focus, Cambridge (Mass.), 1984, cap. 7.
+
, ,'
,
E
4 e
dentro de la sociedad. La propiedad social global «situación re- trear las ciencias sociales. En las supuestas explicaciones de este
volucionaria» no es más que una suma de todas estas propieda- tipo, los hechos sociales explican directamente los hechos socia-
des y relaciones individuales concretas. Es sólo una q;gsipn có- les, sin que haya mecanismos a nivel individual que desempeñen
mo@. Así, cualquier explicación en la que aparezca la expresión un papel explicativo autónomo.
'ksituación revolucionaria,, puede ser reducida en principio a una Una tendencia similar hacia el holismo radical, de considera-
explicación (sin duda de considerable complejidad) que sólo im- ble importancia en el marxismo occidental reciente, se deja entre-
plique propiedades de los individuos y relaciones entre ellos. ver en algunas de las declaraciones más extravagantes d e p ' ,
y sus seguidores 12. Pese a su oposición expresa a l & kí.e *
del pensamiento teleológico hegeliano, los althusseria- ?
*
:
;
"

El holismo radical dujeron de hecho algunos de sus rasgos más dudosos.


r= Así, Althusser propuso el oscuro concepto de «causalidad estruc-
El holismo radical ofrece un fuerte constraste con el individualis- tural~,según el cual las estru causa de las e s t ~ c t u -
mo metodológico. Para los holistas radicales, las relaciones con- ras, los individuos G5iG5IO D de las relaciones so-
cretas entre los individuos son esencialmente epifenoménicas con c&e2?~unque es posible que tales afirmaciones reflejen sim-
respecto a las explicaciones sociales. Son generadas por la actua- plemente el estilo retórico de Althusser, algunas explicaciones al-
ción del todo, y por sí solas no explican nada. No es sólo que «el thusserianas parecen prescindir en principio de los mecanismos
todo es algo más que la suma de sus partes». Es más bien que el a nivel individual.
todo es la única causa auténtica y las partes (aun cuando estén Los argumentos del «agente colectivo» se plasman en enuncia-
constituidas relacionalmente) son meros artefactos. Las catego- dos del tipo «la burguesía no estaba dispuesta a llegar a compro- , , ,-
,
I
nas macrosociales - e l capitalismo, el Estado, las relaciones de misos» o «El proletariado se aprovechó de la crisis» o, por citar
clase- no sólo son irreductibles a procesos de micronivel; ni si- una famosa frase de Marx, «La humanidad sólo se plantea tareas a-
I
quiera se ven afectadas por estos procesoslEs difícil encontrar de- que puede resolver,, 14. En la mayoría de los casos, tales expre-
fensas explícitas del holismo radical en su forma pura, pero hay siones son simplemente elípticas y, en el peor de los casos, expre-
ciertas tendencias explicativas en las ciencias sociales que refle-
jan este tipo de pensamiento. La tradición marxista, por su insis- l 2 Cf. For Marx, Londres, NLB, 1969 [Lo revolución teórica de Marx, Méxi-
tencia en la s o t li&d», ha sido tal vez especialmente sensible a i
3% <
tales ideas. Tres ejemplos son dignos de mención: el razonamien- I
co, Siglo XXI, 19671, y Reading Capital, Londres, NLB, 1970 [Para leer #El ca-
pital», México, Siglo XXI, 19671.
to teleológico en la teona de la historia, las formulaciones extre- 1 l 3 Hay pasajes de la obra de Althusser en los que el tratamiento de los indi-
- :mas en los argumentos en favor de la causalidad estructural, y lo
*"7L-
1 viduos como «portadores»y «soportes» de la estructura puede ser considerado c
mo compatible con el razonamiento delos microfundamstgs. Así, por ejempl
1 que podríamos denominar los argumentos del «agente colectivo». en su análisis de la ideología Althusser estudia el proceso a través del cual se for-
- ,* ,
? Las teleologías holísticas figuran en aquellos relatos de la his-
,toria que consideran que la trayectoria del cambio social está ob-
man los individuos como sujetos. Este andlisis de la_«in@~@aci6~p podna ser con-
siderado como una ~ p l i c i ó ndel modo en que las causas estructurales sociales ,-1" i
,

jetivamente dirigida hacia una y t a ultima que existe indepen- configuran los estados microindividuales, que a su Yez influyen en las propias re-
f. dientemente de las metas subjetivas de los actores humanos. En laciones estnicturales sociaIes. Véase Louis Althusser, ~Ideologyand ideological
State apparatusesn, en Lenin and philosophy, Londres, NLB, 1971 [Lenin y la fi-
estos casos, fuerza explicativa es atribuida a este «fin»de la his- losofla, México, Era, 19701. Para un desarrollo mucho más sistemático de estos
l
@@. Los individuos, pues, son meros agentes de unas fuerzas so- 1 argumentos relativamente primitivos de Althusser, que explicita mucho más los
ciales impersonales encargadas de alcanzar la meta, y lo que ha- I micromecanismos de la formación del sujeto, véqe Goran Therborti, The ideo-
cen o eligen se explica por -pero no explica-los fenómenos so- I logy of power and the power of ideology, Londres, mB, 1982 [La ideología del
poder y el poder de la ideología, Madrid, Siglo XXI, en preparación].
ciales. Sus acciones y elecciones no son mecanismos, sino conse-
cuencias del principio inmanente cuyo curso se supone han de ras- 1 1859.
l4 Karl Mam, «Prólogo» de Contribución a la crítica de la economía política,
de que los mecanismos causaies en los que intervienen individuos
deben Siempre estar implícitos en las explicaciones sociales. La
cuestión no es si el nivel individual del análisis puede ser elimi-
nado, sino como debena ser relacionado con el análisis social de
macronivel. El individualismo metodológico mantiene que los fe-
nómenos de macronivel pueden siempre ser reducidos a sus rea-
lizaciones de micronivel, al menos en principio. El antirreduccio- l'

nismo rechaza esta tesis.

tos colectivos van unidos a teleologías holísticas de la historia: el El antirreduccionismo


propósito objetivo de la historia en la teleología es representado
como la meta de un Sujeto auténticamente Colectivo. Pero inclu-
/< -
El antirreduccionismo reconoce la importancia de las~~xposicio-)i
so cuando los sujetos colectivos no van unidos a teleologías de la nes de micronivel para explicar los fenómenos sociales, al tiempo!
historia, el hecho de postular tales entidades tiende a marginar la que admite la irreductibilidad de las exposiciones de macronivel
importancia explicativa de las relaciones a nivel individual dentro a estas gplicaciones de micronivel: El individualismo metodoló-
de un argumento holístico. gico insiste en que la meta última de la ciencia es reducir las ex-
Elster arremete contra todas estas formas de htoljsmo radical plicaciones a sucesivos microniveles de análisis. Para el individua-
-o lo que él llama el «colectivismo metodológico>+ en la obra lista metodológico, explicar un fenómeno es simplemente ofrecer
de Marx y en la tradici'ón marxista. Se muestra especialmente re- una exposición de los micromecanismos que lo producen. Las ca-
suelto a atacar las explicaciones funcionales dentro del marxismo tegorías sociales globales y supraindividuales, por consiguiente,
-las explicaciones de la existencia y persistencia de determina- son sólo admisibles a falta de algo mejor, a consecuencia de nues-
das instituciones sociales por sus efectos beneficiosos para las cla- tras limitaciones cognoscitivas o el insuficiente nivel de nuestros
ses dominantes-, basándose en que por lo general reflejan ideas conocimientos. En cambio, los antirreduccionistas no prejuzgan
teleológicas acerca de la naturaleza de la sociedad y la historia y en un problema determinado si las explicaciones (sociales) de ma-
habitualmente ignoran la importancia de especificar los mecanis- cronivel son reductibles finalmente a exposiciones (individualis-
mos de micronivel. Estos errores, argumenta Elster, se derivan de t a ~ )de micronivel. Esta podría parecer una actitud paradójica:
las doctrinas metodológicas que Marx heredó de Hegel. Nosotros jcómo se puede defender simultáneamente la irreductibilidad de
creemos, por el contrario, que el descuido y los excesos retóricos las explicaciones sociales a explicaciones de nivel individual y la .
son casi más culpables que las convicciones holistas radicales. Po- importancia de elaborar los microfundamentos? En el próximo
cos marxistas han supuesto jamás que se pudieran establecer re- apartado se analiza la resolución de esta aparente paradoja.
laciones funcionales sin mecanismos de micronivel, o que los
agentes colectivos pudieran ser algo más que sumas de actores in-
dividuales. Pero los marxistas (incluyendo a Marx) han olvidado 11. ANTlRREDUCClONlSMO CONTRA INDlVlDUALlSMO METODOLOGlCO
con bastante frecuencia sacar las consecuencias de estas creencias
(eminentemente sensatas). Elster ha hecho bien en identificar
ejemplos, aun cuando haya desfigurado su fuente y su carácter.
k o s individualistas metodológicos insisten en que, en principio, \,'
es deseable no añadir simplemente una exposición de microcau- j,
Y n cualquier caso, Elster tiene razón en la medida en que abomi- sas a las macroexplicaciones, sino reemplazar las macroexplica-;
na del holismo radica. El mero hecho de que si no hubiera per- l ciones por microexplicaciones. Si fuera posible, los individualis-)
sonas no habría sociedades garantiza el supuesto metodológico i tas metodológicos prohibirían los conceptos sociales globales o si "

A
-
no los tolerarían estrictamente como cómodos instrumentos mente y el cerebro de los seres humanos son correctas, los mar-
expositivos 15.? xistas (y también la mayona de los no marxistas) admitirían que
El problema"del reduccionismo de lo macro a lo micro en las un estado mental concreto en un individuo concreto puede expli-
explicaciones sociales es comparable a problemas habituales en
la fdosofía del --"._ _
espíritu 16. Toda distribución concreta de las pro-
5

p k d a d & e x los individuos constituye un estado social concre-


carse describiendo el estado del cerebro de ese individuo en ese
momento. De modo similar, por lo que respecta a los fenómenos
.sociales, los ejemplos concretos pueden explicarse apelando a las
to. De forma similar, toda configuración concreta de estados neu- actividades, propiedades y relaciones de los individuos concretos
rofisiológicos del cerebro humano constituye un estado mental
concreto. Podna parecer, por consiguiente, que una "exposición
completa de las propiedades individuales (o de las configuracio-
_ que constituyen colectivamente el fenómeno. El debate real se re-
fiere, pues, a la reductibilidad de los tipos macrosociales a tipos
nes neurofisiológicas) constituiría una explicación plena y
ciente de los fenómenos sociales (o de los estados mentales) y de
\e- microindividuales.La distinción entre muestras y tipos puede apli-
carse tanto a las entidades sociales como a los individuos. Así, po-
demos definir el capitalismo como un tipo de sociedad y a los Es-
sus efectos. Así, podna parecer razonable sacar la conclusión de
que debenamos poder, al menos en principio, reducir los macro- tados Unidos en 1987 como una muestra de ese tipo. Y podemos
fenómenos a microfenómenos. Para comprender por qué no es es- definir la relación capitalista-obrero como un tipo de relación en-
to posible será de gran ayuda introducir la habitual distinción en tre individuos, mientras que la relación entre el propietario de una
la filosofía de la ciencia entre muestras y tipos ". Las «muestras» empresa concreta y los empleados de esa empresa constituiría una ,
son ejemplos concretos: por ejemplo, una huelga concreta de un muestra de tal relación 19. Tanto los individualistas metodológi- ' L,
'
grupo de trabajadores de una fábrica concreta o una idea de un cos como los antirreduccionistas admiten la capacidad explicati-
1 g
individuo concreto. Los «tipos» son características que las mues- va de los conceptos tipo que se refieren a los individuos. En lo q
5
tras pueden tener en común. Así, una huelga concreta -un caso que difieren es en su forma de ver el estatus explicativo de los con-
muestra- puede ser subsumida bajo una variedad de «tipos» po- ceptos tipo que se refieren a las entidades sociales globales: los i

sibles: huelgas, luchas de clases, conflictos sociales, etc. De for-


ma similar, ser rico es un tipo del que Rockefeller es una mues- «modos* de la materia. Oponerse al materialismo sena conceder un estatus on-
tra. Los tipos son categonas generales que subsumen casos o tológico a entidades (supuestamente) inmateriales (como los espíritus incorpóreos
ejemplos particulares. o los élans vitaux).
;El reduccionismo plantea diferentes problemas relacionados
' Los análisis de las «relacionessociales» ignoran a menudo la distinción en-
e

tre los conceptos tipo que son irreductiblemente sociales. Por ejemplo, la urela-
con las muestras y los tipos. La mayona de los marxistas, por el ción trabajo-capital» es un concepto tipo que identifica las propiedades te6rica-
hecho de ser materialistas, suscribinan probablemente el r e & - mente destacadas que tienen en común todos los ejemplos particulares de rela-
cionismo de muestra 18. Así, si las tesis sobre la relación entre"1a ciones entre capitalistas y obreros. En ese sentido es un concepto tipo de micro-
nivel aun cuando sea utilizado para describir toda una sociedad. Si bien este con-
cepto puede ser irreductiblemente relaciona1 - e s decir, no puede ser representa-
'' Un reduccionista individualista metodológico a ultranza argumentaría que, do en términos atómico*, no niega las críticas de individualismo metodológico,
en principio, las explicaciones a nivel individual deberían reducirse a explicacio- puesto que las relaciones que describe son relaciones entre individuos. Irónica-
nes neurofisiológicas, y las explicaciones neurofisiológicas, en última instancia, a mente quizá, los «marxistas fundamentalistas~(como a veces se les llama), que
explicaciones en las que sólo intervinieran partículas atómicas y sus interrelacio- hacen hincapié en la suprema importancia explicativa de la relación trabajo-capi-
nes. Como el demonio de La Place, la ambición última de la ciencia es reducir tal para entender el capitalismo y que afirman del modo más categórico la pecu-
todos los fenómenos al funcionamiento de leyes físicas. liaridad metodológica del marxismo, pueden estar más cerca del individualismo
l6 VCase, por ejemplo, el desarrollo de estas ideas en Jerry Foder, The lan- metodológico que los marxistas que hacen hincapié en la importancia de diversos
guage of thought, Nueva York, 1975, cap. 1, y Hilary Putnam, «The nature of men- tipos de entidades sociales globales, tales como las formaciones de clase, los apa-
tal states~, en Putnam, Philosophical papers, vol. 11, Cambridge, 1975, pp. 429-40. ratos de Estado, etc. Las explicaciones basadas en la relación trabajo-capital pue-
l 7 Para un análisis de la distinción tipolmuestra en el problema de la expli- den ser muy abstractas, pero siguen estando fundamentalmente enraizadas en una .
cación, vCanse Foder, op. cit., y Putnam, op. cit. micrológica. No es lo mismo un análisis abstracto de conceptos de microtipo que
«Materialismo»es en este contexto la afirmación de que las muestras son un análisis de macronivel.
individualistas metodológicos insisten en que tales conceptos ti- sos de sobrevenida queda bien ilustrada por un ejemplo tomado r'
de la biología evolucionista. La propiedad de la «aptit$» figura
po pueden ser reducidos a conceptos tipo que se refieren sólo a
individuos, mientras que los antirreduccionistas argumentan que, en muchas explicaciones de la teoría e v o l u c i o n i s ~ c a d aejem-, &,
-
,
;
sto no es posible. plo muestra de aptitud (por ejemplo, la aptitud de un organismo ?, ,,:'(
ión tipolmuestra nos permite comprender que_%@" 7 concreto para adaptarse a un medio concreto) corresponde una 5 G, b

cikncia tiene al menos dos tipos de proyectos explicativos: trata q" pnfiguración concreta de hechos físicos relacionados con el or- " J ,. .
L

de explicar por qué ocurren los casos muestra y también trata de ,,lo
,a
ganismo en cuestión. En cada uno de estos ejemplos podemos de- r '-.,
c m >.
"
explicar la naturaleza de 10s tipos que entran en su campo. Por "' t . cir que los hechos físicos explican por qué ese organismo concre-
.' to tiene el grado de aptitud que tiene. No hay razón para creer,
consiguiente, nos gustaría explicar por qué surgieron ejemplos es- y
pecíficos de capitalismo, cuándo y dónde lo hicieron, pero tam- A . '
sin embargo, que cualquier propiedad física aislada entra dentro
bién nos gustaría explicar qué es el capitalismo. El individualista de la categoría general de «aptitud», que los mismos mecanismos
metodológico se interesaría por la microrreductibilidad del caso explican la aptitud de una rana y una jirafa, por ejemplo. Con to-
social muestra y del tipo social. No tenemos nada en-contra de la da probabilidad, los organismos aptos no comparten ninguna pro-
<,' piedad física en virtud de la cual todos ellos son aptos. La única
-
primera de estas afirmaciones, pero sí de la segunda.'
Nuestra objeción puede ser ilustrada con un ejemplo en el que propiedad explicativamente relevante que comparten es la de ser
se justifica el reduccionismo tipo. Consideremos el «agua» (es de- ejemplos de un solo tipo (que sobreviene). Así pues, mientras que
cir, una clase de sustancia, no una muestra concreta de agua). es posible una reducción muestra de ejemplos individuales de ap-
Cuado decimos que el agua es reductible a H20queremos decir titud a mecanismos físicos, una reducción tipo no lo es. La apti-
que cualquier efecto que tenga el agua puede ser reducido a un tud sobreviene a sus microrrealizaciones 20.
efecto del H20.En cualquier explicación en la que el agua de- 9 s individualistas metodológicos admiten la reducción tipo en , .
sempeña un papel explicativo, los efectos del agua proceden de lo que respecta a los fenómenos sociales. Pero la insistencia en - ..,
los efectos de las sumas de moléculas de H20.Esta reducción es las reducciones tipo como un requisito metodológico a priori está
*

posible en el caso del agua porque hay una sola micropropiedad sencillamente injustificada. La viabilidad de la reducción tipo es
que corresponde a la macropropiedad en cuestión. Una cosa es una cuestión empírica. Podría darse el caso de que fueran real-
agua si, y sólo si, es un conjunto de moléculas de H20.Sin em- mente posibles reducciones tipo en este campo. Pero, casi con to-
$I
bargo, en el caso de los fenómenos sociales (y de los estados men- da certeza, no lo son. Las reducciones tipo serían posibles si la
tales) no hay de hecho una correspondencia similarmente única relación entre los fenómenos sociales y las propiedades individua-
entre los tipos. Consideremos los estados mentales. Para cada cla- m les fuera como la relación entre el agua y el H20. Pero en la me-
dida en que la relación de los hechos sociales con sus microrrea-
se de estado mental -por ejemplo, la creencia de que la nieve es *
;'
blanca, la intención de comprar una barra de chocolate, la sensa-!
I

lizaciones es como la relación de los estados mentales con los es-


ción de dolor- hay en principio muchos, tal vez infinitos, esta-] tados cerebrales o como la relación de la aptitud con las propie-
dos físicos que podrían realizar el estado mental en cuestión. Es-\ dades físicas de la morfología y la fisiología, el reduccionismo ti-
ta relación es denominada relación de sobrevenida: los estados ' po resultará una búsqueda infructuosa 2'. -
i
mentales sobrevienen a los estados cerebrales. Algo similar ocurre,
con los fenómenos sociales: son muchas las distribuciones de las Cf. Sober, op. cit., cap. 1.
propiedades de los individuos -sus creencias, deseos, recursos,! '' El argumento de que los conceptos tipo sociales no pueden ser reducidos
i a conceptos tipo a nivel individual está relacionado con la frecuente afirmación
interrelaciones- que pueden realizar el mismo tipo social. En el ) de los holistas en las ciencias sociales de que los macrofenómenos tienen «pro-
caso de las propiedades y relaciones que sobrevienen no es posi-r piedades emergentes».Una propiedad emergente es una propiedad que sólo pue-
ble el reduccionismo tipo-tipo: , de ser descrita a un macronivel. Sin embargo, si estas propiedades no sobrevinie-
La razón por la que el reduccionismo no es posible en los ca- ran, cualquier explicación en la que figuraran podría ser reducida a la correspon-

--
Consideremos el hecho de que las @dades capitalistas tie- respuesta a tales preguntas sobrevienen a las propiedades a un mi- 1
nen una fue* Lendencia-al crecimiento económico. Esta propie- cronivel, las explicaciones dadas por la macroteoría no serán re- ,)

, dad es explicable en parte como consecuencia del c a r $ c w - ductibles, ni siquiera en principio, a una microexposición.
i ,
- getitivo d e , h mergdos*ppitalistas, los cuales generan innova-
+ ciones e inversiones continuas que, de modo acumulativo, produ-
1
,,, cen el crecimiento. Este proceso se explica, a su vez, por la su- 111. LA IMPORTANCIA DEL ANALlSlS DE LOS MICROFUNDAMENTOS
$
* ' , perviviencia de aquellas empresas que de modo más eficaz obtie- PARA LA MACROTEOR~A
nen ganancias en el mercado. La supervivencia y la obtención de
ganancias son en esta explicación similares a la «aptitud» en la Se podría pensar que el antirreduccionismo implica que los aná-
biología evolucionista. Para cada muestra de supervivencia eco- lisis de micronivel o bien no tienen importancia o bien, lo que es
nómica podemos identificar un conjunto de decisiones tomadas peor, son irrelevantes para la macroteona. Pero esta impresión es
por individuos con unas creencias, unas preferencias, una infor- infundada; antirreduccionismo no es holismo radical. De hecho,
mación y unos recursos concretos que explican por qué sobrevive lejos de rechazar los microniveles de análisis, la forma de antirre-
una empresa concreta. Sin embargo, a un macronivel no tiene por duccionismo que hemos descrito concede gran importancia a los
qué haber nada en común entre los mecanismos que permiten so- «microfundamentos» de las macroexplicaciones. Por ~microfun-
brevivir a la empresa X y los mecanismos que permiten sobrevi- damentos»entendemos lo siguiente. Hay cuatro posibles vinculos
vir a la empresa Y o Z. La empresa X puede sobrevivir por la pa- explicativos entre los fenómenos sociales y las propiedades de los
sividad de los trabajadores (que permite a los capitalistas intro- individuos: en primer lugar, las propiedades de los individuos
ducir innovaciones sin resistencia); la empresa Y, por la impla- I pueden explicar los fenómenos sociales; en segundo lugar, los fe-
cabilidad de su propietario; la empresa Z, por la racionalidad nómenos sociales pueden explicar las propiedades de los indivi-
científico-técnica del equipo que la dirige, y así sucesivamente 22. duos; en tercer lugar, las propiedades de los individuos pueden
La explicación a nivel social del ~ r ~ c i p ~ i een
n ffunción
q de los ma- explicar las propiedades de los individuos, y en cuarto lugar, los
croprocesos de unas aelaciones~6nipeth~vas de mercada sobre- fenómenos sociales pueden explicar los fenómenos sociales. La
viene, pues, a una amplia gama de posibles micromecanismos. crítica del holismo radical implica que el cuarto de estos vínculos
Por consiguiente, el reduccionismo muestra es posible en este ca- explicativos sólo es lícito cuando la cadena causal de la explica-
i"
so, pero el reduccionismo tipo no lo es. ción entraña combinaciones de los dos primeros4Es decir, los fe-
En resumen, el programa reduccionista del individualismo me- nómenos sociales sólo explican los fenómenos sociales en la me-
todológico fracasa porque la ciencia tiene proyectos explicativos I
dida en que hay lazos -mecanismos causales- que operan a tra-
que van más allá de la explicación de unos casos muestra. Ade- vés de1 nivel microindividual. Las estructuras sociales explican las
más de preguntarnos por qué han sobrevivido este organismo o estructuras sociales por medio de los modos en que determinan
aquella empresa, queremos también explicar qué tienen en común las propiedades y las acciones de los individuos que a su vez de-
diversos objetos y procesos. Cuando las propiedades citadas en la terminan los resultados estructurales sociales 23. La investigación
de estas microvías a través de las cuales surten sus efectos las ma-
diente explicación de micronivel. Por consiguiente, la afirmación de que las pro- "croestructuras es el estudio de los microfundamentos~
piedades emergentes son irreductiblemente explicativas depende de que lo macro 1
sobrevenga a lo micro. 23 Hay que subrayar que la necesidad de las micromediacionesno implica que
"
22 En el caso de que se descubriera una propiedad común, especificable a un la macroexplicación sea reductible a estos micromecanismos. La teona de la ap-
micronivel, sena posible una reducción tipo del macronivel al micronivel. En nues- titud en la biología evolucionista implica la existencia de innumerables microme-
tra opinión. este sena un descubrimiento empírico, comparable al descubrimiento diaciones, de micromecanismos a travks de los cuales se realizan los diferentes
en la biología evolucionista, contrariamente a la afirmación de la teoría vulgar de ejemplos de aptitud. Sin embargo, la teoría de la evolución no es reductible a una
que todos los ejemplos de aptitud reflejan un solo mecanismo micromolecular. ley causal que opere al nivel de estos micromecanismos.
En su defensa del individualismo metodológico, Elster alega tornj4los. IPSdientes y las d a s , los cleseos y las creencias que generan
dos razones por las que es importante en las ciencias sociales el .?ossresultados globales 25.
\
interés por los rnicrofundamentos. Sus razones son sólidas, aun-
que la ambición reduccionista de la postura metodológica general La elaboración de los rnicrofundamentos de las explicaciones ma-
de Elster no lo sea. En primer lugar, por motivos prácticos, la es- crosociales no sólo aumenta la confianza en las teorías: también
pecificación de los micromecanismos es a menudo indispensable las profundiza. Siempre y cuando admitamos la posibilidad de
l para establecer la credibilidad de las explicaciones de macroni- que haya múltiples microfundamentos para una determinada ma-
vel. Dado que es muy difícil distinguir empíricamente las corre- croexplicación (y, por consiguiente, la no reductibilidad del ma-
laciones espurias de las auténticas relaciones causales, y dado que crofenómeno a los microfundamentos), el descubrimiento de los
son muchas las causas que pueden ocultar las relaciones postula- procesos de micronivel a través de los cuales se realizan los fenó-
das en una teoría, la elaboración de los microfundamentos es ne- menos de macronivel enriqpece la comprensión teórica.
cesaria para hacer que una teoría social resulte creíble. Así, Els- La importancia del análisis de los microfundamentos para la -,yd- .
ter escribe: teoría macroesttuctural puede ilustrarse con el estudio por Elster " r L T r '.
de la L ~ j a c i ó nde las clases en Making sense of Manc. La for-
Si la meta de la ciencia es explicar por medio de leyes, es necesario re- mación de las clases es el por el que éstas se constituyen
ducir el lapso entre el explanans y el explanandum - e n t r e la causa y el
efecto- todo lo posible, a fin de evitar explicaciones espurias. Estas ú1- como actores colectivos en las luchas de clases. Los marxistas se *

timas surgen de dos formas: por confusión entre la explicación y la corre- b e s f ~ r z a d oen averiguar la relación entre djferegt~fiposde
lación y por confusión entre la explicación y la necesidad [...] Ambos ries-
gos se reducen cuando nos acercamos al ideal de una cadena continua
de causas y efectos, es decir, cuando reducimos el lapso entre el expla-
~ d ~ i i a nestructurales
es sociales y dif~rente~t&bs de f o ~ a ~ o -
g:sj$e dwes. Ciertas condiciones, por ejemplo, pueden favoiecer
de modo especial la formación de organizaciones revolucionarias
' ,y A

nans y el explanandum. Esto está estrechamente relacionado, una vez


más, con el paso del nivel global al nivel menos global de los fenómenos. de clase; otras pueden dar lugar a organizaciones reformistas.
Desde esta perspectiva, el reduccionismo no es un fin en sí, sino sólo Elster mantiene que la clave para comprender la formación de
una concomitancia de otro desiderátum 24. las clases es comprender los mecanismos que facilitan u obstacu-
lizan el desartollo de la conciencia de clase en los individuos. Pa-
Por supuesto, no hay razón para creer en general que habrá un ra explorar estos mecanismos, Elster despliega una serie de con- $

solo microfundamento para cualquier fenómeno macrosocial da- ceptos sacados de la teoría de la interacción estratégica racional
do. Como argumentamos anteriormente, esta sobrevenida de lo (o «teoría de juegos»). De modo específico, insta a que el proce-
macro a lo micro es precisamente lo que hace imposible el reduc- so de formación de las clases sea interpretado en función de los
cionismo individualista. Sin embargo, dado que todo macropro- modos de resolver el conocido problema del «francotira&r», el
ceso debe tener microrrealizaciones, la elaboración de los posi- problema de cómo motivar a 1oSindividuospara que contribuyan
bles microfundamentos da mayor credibilidad a los macroar- a un «bien público» que redunde en beneficio de todos, indepen-
gumentos. dientemente de la contribución. Elster describe este problema del
Además, Elster ofrece una razón menos heurística para buscar siguiente modo:
los rnicrofundamentos:
Claramente, haga lo que haga cualquier otro, me interesa abstenerme. Si
2-.-
No es sólo nuestra confianza en la explicación, sino también nuestra com- todos los demás emprenden una acción colectiva, puedo obtener el be- 1; ,
prensión de ésta la que sale reforzada cuando pasamos de lo macro a lo neficio del francotirador absteniéndome, y si todos los demás se abstie-
micro, de intervalos más largos a intervalos más cortos. E@ixr es pro- nen, puedo evitar la pérdida del unilateralismo absteniéndome también.
-- abrir la caja negra y-mostrar las tuercaiy los,
porcionar unmecanismo, _ > .

-. .s Dado que el razonamiento se aplica a cada uno de los agentes [...] todos J , -

" Making sense of Marx, p. 5 . 25 Ibid., p. 5.


decidirán abstenerse y no será de prever ninguna acción colectiva 26. La exposición que hace Elster de los posibles microfundamen-
tos para superar el problema del francotirador sugiere un progra-
Si los trabajadores son egoístas racionales, preferirán ser franco- ma de investigación concreto: que exploremos las condiciones so-
tiradores a expensas de los sacrificios de los otros a hacer estos ciales que fomentan o frenan el orden de preferencias altruista
sacrificios ellos mismos. La cuestión teórica es, pues, compren- condicional y que facilitan u obstaculizan la traducción de las pre-
der cómo se puede superar el problema del francotirador. Si se ferencias de los individuos en unas prácticas solidarias. Elster
especifican debidamente las soluciones de micronivel, podemos mantiene que muchos de los análisis del propio Marx sobre la for-
entonces investigar las condiciones estructurales sociales que fa- mación de la clase obrera pueden ser interpretados bajo esta luz.
1
vorecen la elaboración de estas soluciones. Por ejemplo, Marx concedía una considerable importancia a la
En la bibliografía sobre la acción colectiva se han estudiado concentración y la interdependencia de los obreros en las grandes
muchas «soluciones»al problema del francotirador: los individuos fábricas. Estos factores son importantes en parte por el modo en
pueden actuar por costumbre más que por cálculo racional; pa- que incrementan el nivel de información entre los obreros sobre
gos adicionales y sanciones de diversos tipos pueden ser usados las posibles preferencias y conductas de sus compañeros de tra-
por los dirigentes de una organización para fomentar la partici- bajo. Esta información compartida es crucial para que las prefe-
pación; los individuos pueden exagerar irracionalmente la impor- rencias altruistas condicionales lleven a unas prácticas solidarias.
tancia de su participación individual para el éxito de la acción co- De modo similar, los marxistas han hecho siempre hincapié en la
lectiva y creer así que los beneficios de la lucha dependen de he- importancia de la dirección y la organización en la formación de
cho de su intervención, cuando en realidad esto no es así; el «jue- las clases. Elster argumenta que los dirigentes pueden desempe-
go» puede repetirse indefinidamente de modo que los actores to- ñar un papel especialmente importante en las luchas en las que
men en consideración las posibles sanciones en el futuro de su existen motivaciones altruistas condicionales:
conducta presente; el orden de preferencia de los individuos pue-
de cambiar de tal modo que los haga ser más altruistas. Algunos Obviamente, los dirigentes son siempre necesarios, independientemente
de estos elementos, o todos ellos, pueden estar presentes en cual- de la motivación de los individuos para coordinar la acción colectiva. Si
quier contexto empírico. las motivaciones son tales que hay que asegurar a los individuos con res-
pecto a cada uno de los otros antes de que actúen, los dirigentes asumen
" ,Lo que propone Elster es atender la solidaridad de clase como la función adicional de dar esta seguridad. Si un individuo sabe y goza ,
&, una trg~formación del orden de preferencias .caractenstico de un de la confianza de un centenar de personas, puede crear las condiciones
i problemde francatirador (la matriz de recompensa del dilema de información mediante doscientas transacciones, preguntando primero
\del prisionero) en un juego de la seguridad&lientras que en el a cada una de ellas por su disposición a sumarse a la acción colectiva y
hablando luego a cada una de la disposición de cada una de las otras.
dilema del prisionero cada individuo prefiere aprovecharse de los En cambio, las comunicaciones bilaterales entre ese centenar de perso-
sacrificios de los otros, en un juego de la seguridad la preferencia nas exigirán unos cinco mil actos de comunicación. Las informaciones
suprema de cada individuo es cooperar con los otros (participar obtenidas de los dirigentes pueden ser muy importantes 27.
en los sacrificios comunes) mientras cada persona esté segura de
que los otros cooperarán también. En un juego de la seguridad, La organización y la dirección proporcionan, pues, a los posibles
los individuos no están dispuestos a ser altruistas unilaterales, es participantes una red indirecta de comunicación esencial para
decir, a hacer sacrificios aun si nadie más está dispuesto a hacer- convencerles de que no serán los «primos» en las luchas co-
los. No desean ser «primos». Pero prefieren cooperar a actuar co- l lectivas.
mo francotiradores. Elster designa este orden de preferencias co- Aunque desde hace tiempo se admite que estos determinantes
-----
mo «altruismo condicional»>
.----- ..-. -3
27 lbid.. PP. 366-67. Todo lo que dice Elster de los «dirigentes»como perso-
nas individuales se aplicaría también a las organizaciones.
154 ZONA ABIERTA 4 1-42

sociales de la formación de las clases -la concentración y la in- mentos, es difícil saber a qué preguntas hay que responder frente
terdependencia de los obreros en las grandes fábricas, la apari- a tales anomalías.
ción de una organización y una dirección eficaces, etc.- son im-
Una cosa es exigir la elaboración de los rnicrofundamentos de
portantes, no es probable que el papel de estos factores en el in-
la macroteona y otra muy distinta especificar la forma que debe-
cremento de la información requerida por la solidaridad sea re-
nan tomar tales análisis de los rnicrofundamentos. Los individua-
conocido si no hay una elaboración de los rnicrofundamentos. La
listas metodológicos, marxistas o no, han hecho hincapié por lo
especificación de los rnicrofundamentos puede ayudar, pues, a ela-
general en los modelos de acción estratégica racional. Estos mo-
borar la gama de condiciones estructurales sociales susceptibles
I delos parten del supuesto de la racionalidad desde el momento
de satisfacer el mismo requisito de micronivel (en este caso, pro-
en que se mantiene que los actores eligen las acciones que maxi-
porcionar las condiciones de información para traducir las prefe-
mizan la probabilidad de conseguir alguna meta. Los modelos son
rencias altruistas condicionales en acciones solidarias). La homo-
estratégicos desde el momento en que suponen que los actores ha-
geneidad étnica, por ejemplo, puede ayudar a compensar las des-
cen su elección sabiendo que los otros actores también hacen su
ventajas de las pequeñas fábricas; o bien, de manera complemen-
elección en persecución de sus metas (de modo que, al hacer su
taria, la heterogeneidad étnica puede contrarrestar las condicio-
elección, todos deben tener en cuenta la elección de todos los de-
nes favorables de información de las grandes fábricas.
más). Dado el hincapié en esta clase de modelo, la obra de escri-
La elaboración de los rnicrofundamentos ayuda, por consi- tores como Elster, Przeworski, Roemer y otros ha sido calificada
guiente, a dar un orden teórico a las categonas utilizadas en las
macroexplicaciones de la teoría social. Este, a su vez, puede fa-
en ocasiones de «marxismo -.-
2 -
de la elección racional» 28.
9

Muchos marxistas se han mostrado recelosos frente al llama-


cilitar la tarea de resolver las anomalías empíricas en la investi-
miento en favor del análisis de los rnicrofundamentos realizado
gación. Consideremos, una vez más, los rnicrofundamentos del al-
por los marxistas analíticos, a causa del uso de estos modelos.
truismo condicional en la formación de las clases. La teoría pre-
Los modelos de la acción racional son identificados con el indi-
dice que la homogeneidad étnica incrementará la probabilidad de
vidualismo metodológico, e incluso con la economía neoclásica.
que se formen clases, dado que facilita la información requerida
Pero, como ya hemos argumentado, la creencia en la importancia
para la solidaridad de clase. Podemos luego observar casos de co-
I del qnáijsg de los microfundamentos no exige la aceptación del o - i
munidades o centros de trabajo obreros étnicamente homogéneos
pir.?@w-dpdsimo metodológico. Además, no es necesario equiparar o
dentro de los cuales el nivel de solidaridad de clase manifiesta es
los análisicde los rnicrofundamentos con los mo>qlgp-dg l ~ a c s-
bajo. La elaboración de los rnicrofundamentos ayuda a encami-
cion estratégica racional. Hay muchas otras clases posibles de mi-
nar las investigaciones hacia la explicación del fallo en la predic-
crofundamentos de los fenómenos sociales. Se pueden utilizar
ción. ¿Es baja la solidaridad porque algún otro factor social ha
también las Jeorias de la socialización que hacen hincapié en la
deteriorado las condiciones de información, contrarrestando los
inculcación de las normas, los hábitos y los rituales, o incluso las
efectos de la homogeneidad étnica? ¿O es baja porque el orden
de preferencias de los obreros no es en realidad condicionalmen- -
teonas -
-"- psicoanalíticas
- m-
del inconsciente. La teoría_ma~ist_ade-'a
ideología, entendida como una teorí; del proceso de formación
te altruista? ¿O, a pesar de las condiciones de información favo-
de los z j e t o s sociales, puede también servir de base para la ela-
rables y del altruismo condicional, la lucha solidaria es baja por-
1 boración de los rnicrofundamentos 29. Por consiguiente, es posi-
que alguna condición social ha elevado los costes de la acción co-
ble rechazar los modelos de la acción estratégica racional y sin em-
lectiva hasta el punto de que los obreros tienen miedo de luchar?
¿O, finalmente, es baja porque es necesario especificar algún con-
VCase en especial Alan Carling, ~Rationalchoice Marxismn, N e w Left Re-
junto alternativo de rnicrofundamentos para el propio proceso de view, 160, noviembre-diciembre de 1986.
formación de la clase? Si no se presta atención a los microfunda- '' VCase Therborn, op. cit.
bargo admitir la importancia del análisis de los microfunda- dan ser, no bastaran para captar el poder explicativo de las teo-1 t
mentos. rías de macronivel. 1
En cualquier caso, los marxistas analíticos que han desarrolla- $ompartimos la tesis general de los marxistas analíticos de que
< do los modelos de la acción racional lo han hecho porque creen lo más valioso y peculiar de la tradición marxista son sus ideas
1, que son heurísticamente útiles, no porque piensen que los acto- sobre el mundo. Las afirmaciones marxianas acerca de su pecu-
; res son en realidad universalmente racionales y egoístas. Elster ha- liaridad metodológica son por lo general engañosas en el mejor
) ce hincapié en este punto. Comprender las clases de comporta- de los casos, y perjudiciales en el peor. Pero también lo son las
miento que podrían predecirse partiendo del supuesto de una ac- afirmaciones de los individualistas metodológicos acerca del mo-
t I
, ción estratégica racional y egoísta, argumenta Elster, podría ser do adecuado de entender la explicación en las ciencias sociale;
un útil contraste para especificar las formas en que las preferen- Las ciencias sociales deberían ser metodológicamente antirreduc:
( cias no egoístas y los procesos cognoscitivos no racionales confi- cionistas si las propiedades y relaciones que investigan sobrevie- í
guran la acción individual. Precisamente, en opinión de Elster y nen. Esta, insistimos, es una cuestión empírica que no debería ser
en la nuestra propia, saber cuál es la combinación de racionali- zanjada con un fíat metodológico. --
dad e irracionalidad, egoísmo y altruismo, intencionalidad y há-
bito en cualquier problema es una cuestión empírica.

" 'P
Los marxistas que defienden el individualismo metodológico, co-
mo Elster, se han dedicado de modo especial a atacar lo que con-
sideran como tendencias al holismo radical en la tradición mar-
xista. El antídoto que prescriben es colocar la elaboración de los
microfundamentos en lugar destacado del orden del día de la teo-
ría y la investigación marxista. Nosotros creemos que es más
correcto atribuir las tendencias al holismo radical a una falta de
rigor intelectual que a un compromiso filosófico meditado. Sin
embargo, estas tendencias son evidentes entre los escritores mar-
xistas (y entre otros también), y la receta que prescriben Elster y
los que piensan como él es razonable. Pero no es necesario ni útil
concebir el llamamiento en favor de los microfundamentos como
un llamamiento en favor del individualismo metodológico. Excluir
los tipos sociales como objetos de investigación es empobrecer
los objetivos explicativos de las ciencias sociales y negar prácti-
cas razonables en las mismas. Los microfundamentos son impor-
tantes para la teoría macrosocial por el modo en que ayudan a cen-
trar nuestras preguntas y por el modo en que enriquecen nues-
tras respuestas. Pero la ciencia es algo más que su elaboración.
Si los tipos sociales sobrevienen, como sospechamos, entonces las
exposiciones de los microfundamentos, por importantes que pue-

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