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PROCESOS AFECTIVOS

Psic. Anneliese Dörr A. Encargada Asignatura


Psicología Médica
PROCESOS AFECTIVOS

Ps. Sonia Jara


Ps. Anneliese Dörr

INDICE

1. Los sentimientos

2. Las emociones
2.1 Movimientos del sentimiento (o emociones)
2.2 Teorías sobre la emoción
2.2.1 Teoría de James y Lange
2.2.2 Teoría de Cannon-Bard
2.2.3 Teoría de Schachter-Singer
2.2.4 Teoría de “Feedback” facial
2.2.5 Interacción químico-cognitiva en la emoción

3. Estados sentimentales o sentimientos permanentes

4. Tendencias e Instintos
4.1 Los instintos
4.2 Las tendencias
4.2.1 Vivencias pulsionales de la vitalidad
4.2.2 Vivencias pulsionales del Yo Individual
4.2.3 Vivencias

5. Psicopatología de la emociones

BIBLIOGRAFIA
“Procesos afectivos”

La afectividad es un área de estudio de la Psicología que presenta una estrecha


conexión con el área de la salud. El hombre siente, piensa y actúa,
distinguiéndose por tanto, los procesos emocionales (sentimientos, emociones,
estados emocionales, humor, pasiones, tendencias, instintos, etc..) de procesos
cognitivos (percepción, atención, memoria, inteligencia, lenguaje, etc) y de la
conducta (actos volitivos, actitudes, motivaciones, aprendizaje, etc.).

Los procesos afectivos son aquellos que están encargados del manejo de la
energía, que definen cómo se procesan cognitivamente ciertos sectores de la
información. No sólo están determinados por estructuras cognitivas sino que
también por sentimientos (Lersch, 1966).

La palabra afecto se usa casi como sinónimo de emoción, aunque en la emoción,


(por su misma etimología, deriva de movere) se pone el acento en la respuesta.
La palabra emoción se empezó a usar en castellano recién en el siglo XIX y deriva
del francés, émotion, aparecida en el siglo XVI y que a su vez deriva de émouvoir,
cuyo significado es conmover. La palabra francesa procede del latín, movere, que
tiene varias significaciones. Al menos dos corresponden a verbos reflexivos:
moverse y estremecerse y el resto a verbos transitivos como transformar,
estimular, inquietar, asustar y entusiasmar. (Dörr, O. 2006)

Por mucho tiempo se consideró a las emociones como poco importantes, dándole
siempre mas importancia a la parte más racional del ser humano. Pero las
emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales,
motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. De todas formas, es difícil
saber a partir de la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos
puede ayudar a intuirla.

Claude Bernard ,fisiólogo francés del siglo diecinueve, planteaba que "el
sentimiento estaba en el origen de todo. El hombre empieza por crearse una
hipótesis que no es más que la expresión de su sentimiento, puesto que razona
sobre él". En cada instante se experimenta algún tipo de emoción o sentimiento,
que es función de lo que nos ocurre y los estímulos que percibimos; otra cosa es
que podamos expresar claramente qué emoción experimentamos en cada
momento. (Bergson, 1998).
Por otra parte, y contemporáneo a Bernard, tenemos a Charles Darwin quien
observó como los animales (especialmente en los primates) tenían un extenso
repertorio de emociones, y que esta manera de expresar las emociones tenía una
función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie. Por tanto, la
emociones tendrían una función adaptativa.
En la obra de Wukmir , "Emoción y sufrimiento" (1967), se plantea que las
emociones son experiencias complejas, pero con el vocabulario usual puede
hacerse que personas de un mismo entorno cultural puedan compartirlas. El autor
piensa que siendo la vida y la supervivencia lo positivo para un ser vivo, la
emoción es el resultado de una medida (o valoración) subjetiva de la posibilidad o
probabilidad de supervivencia del organismo en una situación dada o frente a unos
estímulos determinados. La emoción informa al organismo acerca de la
favorabilidad de cada situación. Diríamos, pues, que la emoción se comporta
como una variable de estado intensiva (el valor total es igual al promedio de las
partes). A cada estado de nuestro organismo le corresponde una emoción, que es
más positiva cuando se trata de un estado más saludable, más orientado hacia la
vida (orexis) y es más negativa cuando nuestro estado se acerca más a la
enfermedad y la muerte (anorexis).

Con la aparición y desarrollo del córtex, los procesos cognitivos participan de


forma fundamental en la elaboración de las emociones. En particular, la
importancia del neocórtex en la especie humana es tal que, los procesos
cognitivos determinan en gran medida nuestras emociones. Pero el hecho de que
el córtex y neocórtex participen en la elaboración de las emociones no significa
que sea de forma consciente. La elaboración de las emociones es un proceso no
voluntario, del que se puede ser sólo parcialmente consciente.(González M.P. &
cols.1998)

La realidad es que no tenemos control sobre la emoción misma, sino solamente


sobre su manifestación consciente. Este concepto fue muy bien desarrollado por el
fenomenólogo Phillip Lersch (1966), quien aclara que nuestro “yo” puede reprimir
un sentimiento, instinto u emoción, pero no está en su poder provocarlos, es decir
uno no decide al levantarse enamorarse ese día en particular.

Así que, por intermedio de la emoción, un organismo sabe consciente o


inconscientemente si una situación es más o menos favorable para su
supervivencia. La emoción se configura, pues, como el mecanismo fundamental
que poseen los seres vivos para su orientación en la naturaleza con el fin de su
supervivencia. Pero, como todo proceso de medida, las emociones están sujetas
a errores que acaban perjudicando al organismo. Todo organismo puede
equivocarse en su valoración emocional. Todo proceso de medida puede ser
erróneo en grados variables. Los mecanismos emocionales, al igual que los
perceptivos, son limitados y están sometidos a múltiples incidencias, tanto internas
como externas, que disminuyen su eficacia. En consecuencia, la emoción
experimentada puede no corresponder a la realidad de la situación y producir
graves perjuicios al organismo. Es decir, una situación puede ser valorada
positivamente (experimentar una emoción positiva), aunque, en realidad, sea muy
perjudicial para el organismo.

Un ejemplo típico es el efecto droga. La droga es un estímulo capaz de engañar al


sistema emocional produciendo emociones positivas, es decir, hacer que el
organismo valore dicho estímulo como positivo para su supervivencia, cuando, en
realidad es todo lo contrario. De hecho, en la vida de los seres vivos, los errores
emocionales son frecuentes. Nuestra experiencia subjetiva nos enseña que
muchas emociones experimentadas son incorrectas y que sólo mediante un gran
esfuerzo de introspección puede desentrañarse el tipo de emoción que
corresponde con nuestra realidad. Saber lo que sentimos verdaderamente es algo
difícil de lograr. Esto no tendría mayores consecuencias si no fuese porque la
emoción determina directamente todo nuestro comportamiento y el error nos sitúa
en una posición de riesgo. (González M.P. & cols.1998)

Desde la filosofía, también Heidegger (1927) se refiere al tema, y plantea que "El
ser de este ente es mío, para la realidad humana", existir es siempre sumir su ser;
es decir, ser responsable de él en vez de recibirlo desde fuera como lo hace una
piedra". "Esta "asunción" de uno mismo que caracteriza a la realidad humana
implica una comprensión, por oscura que sea, de la realidad humana por sí
misma.", “la realidad humana -que es yo- asume su propio ser comprendiéndolo” .
Heidegger piensa que volveremos a encontrar el todo de la realidad-humana, ya
que la emoción es la realidad-humana que se asume a sí misma y se "dirige-
emocionada" hacia el mundo. Husserl (1964), por su parte, piensa que una
descripción fenomenológica de la emoción pondrá de manifiesto las estructuras
esenciales de la conciencia, puesto que una emoción es precisamente una
conciencia. Karl Jaspers (1959) llega a afirmar que de todos los fenómenos
psíquicos, la vida emocional es la más difícil de aprehender y que en la práctica
“llamamos ‘sentimiento’ (o emoción) a todas las configuraciones psíquicas poco
desarrolladas, confusas y que escapan a todo análisis”. Y luego agrega: “En suma,
designamos con esta palabra a todo aquello (del mundo psíquico) que no
sabemos cómo definir” (p. 90).

Para comprender y aprehender el fenómeno de la emoción con mayor precisión y


exactitud, se hace indispensable hacer una revisión de la perspectiva
fenomenológica, la cual hace un estudio acabado de los sentimientos, emociones,
estados emocionales, humor, pasiones, tendencias, instintos, describiendo sus
características distintivas y sus principales diferencias.

1. Sentimientos

La palabra sentimiento deriva de la palabra latina sentire que significa percibir


por los sentidos. Sin embargo, es un término que abarca más que el mero
significado del sentirse estimulado. Sentimiento es lo que no es instinto, lo que no
es pensamiento, lo que no es percepción, es decir, todo lo que no es una vida
psíquica objetivable, sentimientos son estados del yo (Scheler, 1972).

Cuando una persona dice que está alegre, que está triste o que está
encolerizado, está describiendo un paisaje interior. En contraposición a la
percepción y al pensamiento, que están siempre dirigidos a la captación del
mundo exterior, los sentimientos vienen siempre a designar una manera de estar
consigo en el mundo. Según Kurt Schneider, los sentimientos se definen como
estados del yo pasivos, que se vivencian como agradables o desagradables.

Sentimiento y vida sentimental son sinónimos entre sí. Son los términos
preferidos de los filósofos y psiquiatras de orientación antropológica porque su
ámbito semántico es el mas amplio y humano (en sentido estricto, los animales se
emocionan, pero no tienen sentimientos), porque el acento se pone en el estado
interior.
Scheler (1972), distingue sentimientos sensoriales, vitales, anímicos y espirituales
(o de la personalidad) en su estratificación de la vida sentimental:

-Sentimientos sensoriales, referidos a partes del cuerpo, p/ej dolor, hambre, sed,
etc. Son actuales.

-Sentimientos vitales, referidos al cuerpo en su totalidad. Se distinguen de los


primeros porque no están localizados. En el lenguaje común se traduce p/ej en
malestar, o sentir que un lugar es agradable o desagradable, cómodo. En los
sentimientos vitales existe un recuerdo sentimental, cosa que no ocurre con los
sensoriales. No se puede revivir un dolor físico sufrido, solo acordarse de cómo
era. Algunos tipos importantes de sentimientos vitales para la clínica son: humor,
gana, gusto, nausea y asco

-Sentimientos anímicos, a los que también llama sentimientos del yo, referidos al
mundo en que se vive. Son sentimientos provocados por un estímulo exterior, p/ej
tristeza o alegría ante una noticia. Según P. Lersch (1966), son los sentimientos
dirigidos o reactivos. Suelen ser la expresión de una inclinación, de una toma de
postura, o de una valoración

-Sentimientos espirituales o de la personalidad, en cierto sentido trascendentales.


Estos son espontáneos y absolutos, es decir, no pueden apoyarse en
determinados valores. Cuando estos sentimientos existen realmente se funden
con el ser mismo, llegan a ser modos de ser, en lugar de modos de estar. En ellos
se refleja el valor de la misma persona, no éste ni aquel valor determinado.

Phillip Lersch (1966), a partir de un análisis fenomenológico, distingue el


sentimiento de la emoción según la intensidad de la moción (actividad,
movimiento) que en ellas participa. Plantea que existen en la estructura de la
personalidad tres capas: a) Fondo Vital, b) Fondo Endotímico y c)Estructura
Superior de la persona.
Esta forma de representar la vida anímica en capas es solo una imagen que sirve
de ayuda para entender su estructura, ya que en el mundo anímico interno no
existe espacio. Sin embargo, todo nuestro mundo conceptual , que se dirige a
distinguir y ordenar la experiencia, está orientado en el esquema del espacio.
Estas diversas capas, descansarían unas sobre las otras, la superior siempre
apoyada en la inferior, sin que ello signifique que si se suprime la estructura
superior, quede intacto el fondo endotímico.
Los sentimientos, emociones, estados de ánimo, tendencias e instintos, son parte
del fondo endotímico. Estas vivencias pertenecen a una esfera que no es
abarcable ni controlable por el yo consciente, escapan a la determinación racional,
de manera el Yo puede reprimir un sentimiento, un instinto, una emoción, pero no
está en su poder provocarlos. Se encuentran por encima del Fondo Vital, (que
representa lo inconsciente de la vida) y que es anterior al estado vigil de la
vivencia. Por último la estructura Superior de la Personalidad aludiría a aquellas
vivencias que son puestas en marcha por el Yo consciente, p/ej. hallar una
solución a un problema matemático.

Para Lersch las características fundamentales de los sentimientos son:

- Interdependencia afectiva entre un mundo interior y uno exterior, son propios


del hombre, característico de lo humano
- Carecen de objetividad
- Tienen tonalidades positivas y negativas, vivencias del yo agradables o
desagradables
- Son estados pasivos del yo vivenciados como (+) o (-). Estar alegre o triste
- Sólo pueden ser comunicados subjetivamente, de sujeto a sujeto a través de
simpatía y empatía.
- Referidos a vivencias internas, a diferencia de los procesos cognitivos, como
el pensamiento que se dirigen a la captación de mundo externo
- Su carácter es inobjetivado,
- Son atmosférico e imprecisos. (“siento como”)
- No aprehensibles desde el punto de vista conceptual (hay diferencias de
género)
- Por lo general, los sentimientos (a diferencia de las emociones) no tienen
correlato fisiológico observable, no son tan agudas y pueden no haber sido
determinados por algún evento identificable.

En síntesis, la vivencia más íntima y profunda que experimentamos en el


sentimiento, se resistiría por su propia naturaleza, a toda elaboración racional y
científica.

2. Emociones

Para Ph. Lersch existen dos tipos de vivencias a las cuales se les aplica el
termino sentimientos, pero se diferencian según su movilidad y estabilidad: son
las emociones y los estados de ánimo:

. Movimientos del sentimiento o emociones

Las emociones corresponden a estados vivenciales de sentirse estimulado y se


caracterizan por:
- Ser procesos, transcursos anímicos, es decir, comienzan y terminan
- Interrumpir el curso regular, el ritmo normal del acontecer psicosomático
- Ser sentidas mucho más intensamente que los sentimientos, ya que afectan la
esfera regulada por el S.N.C
- Clásica intensidad de la moción (actividad, movimiento)
- Tienen un rol importante en la vida anímica, ya que le dan la “tonalidad” ( junto
a los instintos y tendencias) a la vida anímica
- Juegan también un rol en la supervivencia: en el miedo y la ansiedad, ponen
en marcha mecanismos de defensa, p/ej en la ansiedad (experiencia
inespecífica ante una amenaza no identificada) aparecen mecanismos
inespecíficos de defensa (sobresalto o paralización) antes de haber
identificado al agresor.
- Corresponden a estados agudos, producidos por un estímulo interno o externo
y acompañados de un correlato fisiológico manifiesto (taquicardia, sudoración,
cambios de presión, variaciones de las secreciones neuroendocrinas). Las
emociones han sido estudiadas por los fisiólogos.

Las emociones se pueden clasificar en dos grandes grupos:

a) Primitivas: miedo, excitación, pavor. (id. animales). En las emociones


primitivas hay una actitud preintelectual, no espiritualizada y no controlada por
la voluntad, p/ej. se dice: “nos ciega la ira”

b) Propias de la vida anímica superior sólo se dan en el hombre: ej. horror,


entusiasmo, indignación

Lersch hace la distinción entre emoción y sentimiento en el sentido de que el


sentimiento es más que el simple sentirse estimulado. Como el caso del susto,
hay sentimientos que se convierten en emociones, según su profundidad y
durabilidad en el tiempo. El sentimiento por lo tanto sería menos intenso que la
emoción, más vago, atmosférico e impreciso. Por ejemplo sentimos algo. En
definitiva, el sentimiento es más difícil de aprehender. Una emoción es más
profunda cuando mayor territorio de la vida anímica está incluido: la alegría
impregna en cierto modo toda la vida anímica.

2.2 Teorías sobre la emoción:

Durante los últimos años, se viene prefiriendo conceptos de emoción, que la


refieren a los tres componentes de la vivencia subjetiva:

Componentes afectivos (vivencia de sentimientos en sentido estricto)


Componentes somatoperceptivos (percepciones de alteraciones fisiológicas y
motricidad expresiva)
Componentes cognitivos (por ejemplo, preocupaciones por angustia, en general
sobre la problemática de la emoción)
Las emociones primarias se diferencian en estas características de aquellas
emociones que se conciben como mezclas o diferenciaciones cognitivas de las
emociones primarias, p/ej, el orgullo se concibe como una alegría cuyo
componente cognitivo contiene una atribución causal interna de un suceso
positivo. Se podría decir que la palabra emoción, delimita estados de ánimo de
una cierta agudeza, producidos casi siempre por un estímulo exterior y
acompañados de un correlato fisiológico manifiesto. Por ejemplo, la emoción de
cólera surge ante un acontecimiento externo, se presenta súbitamente y tiene un
correlato vegetativo importante. En cambio, un sentimiento de tristeza o de odio,
habitualmente no va acompañado de ningún correlato fisiológico observable;
puede no ser tan agudo, e incluso algunos de estos estados sentimentales pueden
no estar determinados por ninguna circunstancia del medio ambiente.

El término emoción es el utilizado por los neurofisiólogos, que estudian su


expresión y fundamentos neurovegetativos. En la clínica, la emoción es muchas
veces una conducta desadaptativa.

Dentro de las teorías de la emoción que se ocupan de los fundamentos


neurovegetativos están las siguientes (E. Papalia 1998)

2.2.1 Teoría de James y Lange (1885)

Trabajaron separadamente, y llegaron a las mismas conclusiones. Ambos decían


que la emoción deriva de la percepción de nuestras sensaciones fisiológicas.

Vale decir, cambio en el ritmo cardiaco, tensión arterial, contracción de los


músculos viscerales, y del esqueleto. Por ejemplo, ante un insulto no es que la
persona se enoje y a continuación, y como consecuencia del enojo vengan los
síntomas fisiológicos de ira. Al contrario, aparecen primero signos fisiológicos
(corazón aumenta su ritmo, músculos tensos), entonces se interpretan estos
cambios corporales como que de enojo

Esta teoría sostiene que las respuestas fisiológica son distintas para cada
emoción, lo cual no siempre es verdadero. Tiene una cierta validez, pero no
explica el fenómeno en su totalidad, ya que la retroalimentación de las respuestas
fisiológicas no es necesaria para experimentar una emoción, lo que sucede, como
demostró Singer, es que aumentan la intensidad de la emoción. Por lo tanto, la
teoría plantea que las emociones son un producto físico

Teoría de Cannon-Bard (1927)

Propusieron que la respuesta fisiológica y la emoción ocurren al mismo tiempo, no


una después de la otra. Demostraron con investigaciones de laboratorio que las
respuestas fisiológicas que acompañan a las distintas emociones, son las mismas
en una u otra. En la rabia, miedo, nervios, enamoramiento, etc. existe un
aumento del ritmo cardiaco, la velocidad de la respiración aumenta, y los músculos
se tensan.
Si la emoción dependiera sólo de las respuestas fisiológicas, no podríamos
distinguir una de otra. El sujeto por lo general no es consciente de sus cambios
internos. Ejemplo del ladrón: nos topamos con un ladrón, y esta información va
a dos lugares distintos: la corteza y el tálamo

Corteza :área donde tienen lugar los procesos más complejos del pensamiento,
constituye una amenaza para su seguridad personal, el darse cuenta de este
pensamiento, basta para producir miedo.

Tálamo :produce diferentes cambios fisiológicos inespecíficos (no específicos de


una emoción). Esta reacción prepara al sujeto para gastar energía, y prevenir el
daño potencial. Si el sujeto se da cuenta que no era un ladrón, ambas áreas se
calmarán.

- Aspecto positivo de esta teoría: integró el papel del tálamo en la emoción.


- Aspecto negativo de esta teoría: incapacidad para entender la complejidad de
las emociones, y que estas puedan ser influidas por la forma en que interpreta
el sujeto el feedback fisiológico.

El interés de esta teoría es que afirma que las emociones son un producto
cognitivo.

2.2.3 Teoría de Schachter-Singer

En los años 60 ellos cuestionaron el que la emoción supusiera una actividad


puramente cognitiva, y que las respuestas fisiológicas no tuvieran ninguna
importancia. Hicieron un experimento con Epinefrina (hormona producida por la
corteza de las glándulas suprarrenales, y que produce activación autónoma, como
aumento del ritmo cardiaco, y presión arterial). Les dieron epinefrina a un grupo
de personas y los pusieron en situaciones que los hacían sentirse tristes o
contentos. A la mitad se les dijo que la sustancia causaría ciertos efectos
fisiológicos, y a la otra no.

Conclusión: el grupo informado no indicó estar ni contento ni triste, atribuyeron su


activación fisiológica a la sustancia; mientras que los que no sabían sobre los
efectos de esta, notaron su activación y trataron de encontrar una explicación,
concluyendo que debería estar causada por una emoción. Al encontrar una
emoción, ajustaron su emoción a la situación concreta.

Otro experimento se realizó en dos puentes: un puente colgante a más de 200 m.


de altura, y otro más seguro y menos peligroso. Una mujer muy atractiva les pidió
a un grupo si quería tomar parte en un experimento y escribir en un papel las
emociones que les producían ciertas fotos. Igual les pidió a los otros. Los
primeros parecían estar sexualmente más excitados, y muchos la llamaron por
teléfono después. Por lo tanto, ellos tendían a atribuir cualquier señal de activación
que experimentaban (corazón, etc...), a la activación sexual producida por la
presencia de la mujer.

En síntesis, el incremento de la activación (producida por epinefrina o puente),


puede intensificar una emoción que ya existe. Por lo tanto, se ha comprobado que
las reacciones emocionales aumentan cuando se experimenta aumento en la
activación que no se puede atribuir a otra fuente. Sin embargo, otras
investigaciones han demostrado que no es posible que la disminución en los
niveles de activación, conduzca automáticamente a una disminución de la
intensidad emocional. La activación puede aumentar la intensidad de la emoción,
pero no la causa necesariamente. La teoría de Schachter y Singer plantea que las
emociones son causadas por dos operaciones cognitivas relacionadas, aunque
independientes: Evaluación del suceso e Identificación de las respuestas
corporales.

La intensidad de la emoción es debida a la manera en que el individuo evalúa las


respuestas corporales .Reacciones corporales para los que no se tiene una
explicación pueden contribuir a un aumento en la intensidad percibida.

2.2.4 Teoría de “Feedback” facial

Las expresiones faciales conducen a las emociones. Esta teoría volvió a validar
en cierta medida la propuesta por James-Lange.

Hicieron una investigación en 2 fases con actores profesionales. En la primera


fase se les pidió que se acordaran de experiencias emocionales de sus propias
vidas, y reflejaran seis emociones: sorpresa, repugnancia, tristeza, ira, miedo y
alegría. En la segunda fase, a otro grupo no se les pidió que sintiesen de una
manera determinada, sino que contrajesen los músculos faciales correspondientes
a distintos estados emocionales. Ambos fueron grabados y los resultados fueron
los siguientes:

-Las repuestas fisiológicas eran distintas según las emociones, p/ej. había mayor
aumento del ritmo cardiaco en situaciones de ira y miedo que en las de felicidad.
Por lo tanto, parece ser verdadero que distintas emociones provocan distintas
respuestas fisiológicas. Esto también indica que la teoría de James-Lange es
válida en el sentido de que recibimos feedback de nuestros cuerpos, y a menudo
son distintos los feedback ante distintas emociones
-Cuando los individuos sólo movían los músculos faciales, generaban señales
fisiológicas de emoción más pronunciadas que cuando pensaban en experiencias
emocionales.

En conclusión, comportándose alguien como si estuviese contento, puede


conseguir sentirse realmente contento.
2.2.5 Interacción químico-cognitiva en la emoción:

La química del organismo influye en la manera de sentir, pensar y actuar, razón


por la cual se toman drogas psicoactivas que imitan la acción de los
neurotransmisores naturales. Pero también , se ha descubierto que el modo de
sentir, pensar y actuar, afecta a las sustancias químicas del organismo.

Monos machos en situación de dominancia, secretan mayor cantidad de


serotonina, lo que también ha sido estudiado en hombres líderes de diferentes
organizaciones. Se vio que los monos que ejercían el control sobre una situación,
secretan mayor cantidad del neurotransmisor norepinefrina. Es decir, niveles
elevados de esta sustancia producen sensaciones de optimismo y entusiasmo, y
al revés, niveles bajos producen depresión. Esto explica en parte porqué la gente
que cree tener un control sobre su vida , posee una actitud más positiva.

El hecho de que exista una relación entre las emociones y respuestas corporales,
constituye la base para el desarrollo del detector de mentiras. Ej. de antiguos
hindúes con arroz y saliva (se supone que con miedo se saliva menos, por lo cual
usaban la saliva como detector de mentiras).

La segunda vivencia a la cual se aplica el término sentimiento son los estados


sentimentales.

3. Estados sentimentales o sentimientos permanentes: estados de ánimo,


humor.

Los estados de ánimo y humor son sinónimos entre sí. Son sentimientos
sostenidos y persistentes, experimentados y expresados de forma subjetiva y
observada por los otros. Pero su ámbito semántico es distinto de los sentimientos.
En un momento determinado se pueden albergar varios sentimientos, incluso
contrapuestos, pero en cada momento se tiene un estado de ánimo o se está de
un humor determinado. Las características fundamentales de los estados de
ánimo son las siguientes:

-Son el transfondo endotímico, sobre el cual resaltan la realización de las


tendencias, de las percepciones, de las emociones, y de la conducta activa.
-Son estados sostenidos y persistentes. A diferencia de los sentimientos, no se
pueden experimentar simultáneamente dos estados de ánimo.
-Implican una transformación del mundo, son una forma de verlo y sentirlo. Es
una nueva forma de estar en el mundo. Cuando no se encuentran los caminos, el
estado de ánimo puede encontrar nuevas relaciones y servir a la supervivencia,
más allá de los cambios objetivos, algunos de ellos muy difíciles de asimilar por la
conciencia. Ej. duelo, cólera, irritación.
4. Tendencias e Instintos

Según Ph. Lersch, las tendencias y los instintos, al igual que todos las vivencias
afectivas o procesos emocionales, se encuentran en el Fondo Endotímico. Se
caracterizan principalmente por poner en marcha la vida anímica. Son procesos
mediante los cuales intenta realizarse la vida humana. Se dirigen a la
consecución de un estado todavía inexistente. Se hallan siempre presentes en la
dirección y configuración de la vida. Es una dinámica finalista que domina tanto la
vida psíquica animal como la humana.

Lersch aclara que en los humanos no se habla de instintos sino que de


tendencias, y esto es porque en el hombre los impulsos que atraviesan la
temporalidad de la vida anímica, muestran casi siempre un conocimiento del fin y
una comprensión de las circunstancias y de sus relaciones, no así el animal.

4.1 Instintos

En los animales se habla de instintos y su característica principal es estar dirigidos


al porvenir, pero no perciben conscientemente la meta ni el futuro como campo de
acción de sus instintos. Los instintos están dirigidos hacia un fin sin que aparezcan
en forma de representación consciente ni la meta ni el camino que a ella lleva. El
instinto sería la primera forma de comportamiento activo, en el cual tiene lugar una
utilización del medio circundante al servicio de las tendencias.

Los animales poseen un caudal mucho más rico de instintos que el hombre. El
acto instintivo, desde el punto de vista humano, es una realización que sólo se
comprende en virtud de un plan trazado previamente, que en el hombre exigiría
una reflexión minuciosa y una planificación.

A modo de ejemplo: la hembra del górgoro, cuando alcanza la


madurez sexual emprende el vuelo y deposita sus huevos en la hoja
de abedul. Pero antes de depositar los huevos, corta la hoja y la
enrolla en forma de cucurucho para que no se caigan. Otro ejemplo es
el del pollito cuando sale de la cáscara y corretea, o el pato que nada
desde el primer día.

En cambio en el hombre el comportamiento finalista deriva en su


mayor parte de la inteligencia y la reflexión. En los hombres se habla por lo tanto
de motivos y tendencias en lugar de instintos.

El comportamiento instintivo es innato y heredado, no requiere de ninguna


reflexión, ni práctica ni aprendizaje. El animal sabe su acto instintivo sin haberlo
aprendido, y sin haberlo ensayado y perfeccionado a través de éxitos y fracasos.
Las acciones instintivas tienen una carácter estereotipado, son ejecutadas de un
mismo modo por los individuos de una misma especie.
El instinto se caracteriza por tres rasgos esenciales:

- Adecuación finalista biológica: con esto se refiere a que


está adaptado al servicio de la conservación de la vida

- Constitución hereditaria: es innato y heredado, es decir, que en la dotación


del ser viviente ya figura en condiciones de utilización y no requiere por lo
tanto, ninguna reflexión, siendo también superflua la práctica y el aprendizaje.
Como ya dijimos, el animal “sabe” su acto instintivo sin haberlo aprendido y sin
haberlo ensayado ni perfeccionado a través de éxitos y fracasos.

- Carácter relativamente estereotipado: son ejecutados de un mismo modo por


todos los individuos de la especie en cuanto se dan como condición previa en
situaciones determinadas.

Si bien el comportamiento instintivo es desencadenado por una situación típica


determinada y transcurre en forma aproximadamente idéntica, el acto instintivo no
transcurre en cada caso en forma automáticamente idéntica, sino que presenta
cierto margen de variabilidad.

4.2. Tendencias

Tanto los instintos como las tendencias se dirigen hacia la realización de un estado
que aún no es. Tiene una dimensión de futuro a diferencia de las emociones y
sentimientos que se experimentan en el presente.

Lersch define las tendencias como los procesos mediante los cuales intenta
realizarse la vida humana. El que tenga una dinámica finalista apunta a que existe
conocimiento del fin y comprensión de las circunstancias, a diferencia de los
instintos. Fenomenológicamente, la vida tendencial se constituye a partir de tres
rasgos esenciales:

a) Estado fundamental de necesidad. En la tendencia sentimos un estado de


defecto, de necesidad, que queremos superar, ejemplo: hambre, sed, necesidad
de estimación, poder.

La necesidad impulsa a una persona a conducirse de una u otra manera, actúa


sobre la conciencia y nos estimula a la acción. La cualidad fundamental de las
necesidades que sentimos consiste en que se actualizan con una inquietud que es
sentida inmediatamente.

El statu-quo se experimenta como un déficit, y la tonalidad afectiva básica, nos


impulsa a superarlo. Todas las vivencias pulsionales o tendencias se hallan
matizadas por un todavía no, en cuya superación estriba el carácter dinámico
propio de las vivencias.
b) Proyección sobre el futuro. La vivencia pulsional o tendencia es un arco
tendido entre el presente y el futuro, es decir se hallan dirigidas desde el presente
hacia el futuro.Todas son una anticipación, una premonición del porvenir que
naturalmente se percibe de un modo oscuro, difuso, informe, subjetivo y confuso,
con la misma indeterminación con la que aquello por lo que se presenta no es
conocido o visto. Sin embargo se presiente y se busca.

c) Dirección temática hacia un fin que debe ser realizado. La vivencia pulsional
también está impelida por aquello a lo que se tiende. Por lo tanto, apunta a una
meta, es un hallarse-en-un camino hacia un fin. Por lo tanto, la meta es el objeto
de la vivencia pulsional. La meta está representada por un objeto o un estado, el
lograrla es también la satisfacción de una necesidad y representa un valor. Es
decir, los instintos, las tendencias, van dirigidas hacia un valor.

Por lo tanto, las tendencias serían los proceso mediante los cuales intenta
realizarse la vida humana.

Las distintas tendencias se reúnen en grupos en los que se puede reconocer una
temática peculiar en la vida humana:

4.2.1. Vivencias pulsionales de la vitalidad: relacionadas con el Fondo Vital y la


vida preindividual.

El ser humano participa por medio de la capa más profunda de su ser, de aquella
vida que todavía no tiene nombre propio, que aún no es la vida de éste o aquel ser
determinado, sino el anónimo fondo existente que soporta toda la vida individual.
Esta vida anónima y preindividual existe también en el ser humano.

Se exterioriza como tendencia vital el impulso a estar en la vida y a


sentir que se vive sin tener en cuenta el qué y el cómo se vive. Es
pura y simplemente la vida como un don. Es el impulso a participar
en el don de la existencia. Son vivencias pulsionales de la vitalidad:
a) el impulso o tendencia a la actividad, b) la tendencia al goce, c) la
tendencia libidinal, y d) el impulso o tendencia vivencial

El impulso vital puede cesar por sí mismo y transformarse en su


contrario; puede transformarse en el deseo de la muerte, del no-ser. También se
refleja en el sentimiento de melancolía. El impulso vital es una fuerza instintiva
primitiva y autónoma de la vida humana.

4.2.2 Vivencias pulsionales del Yo Individual

Las vivencias pulsionales del Yo Individual están relacionadas con la temática que
alude al cómo el sujeto se encuentra frente a su ambiente. Es más que un
contenido de vida anímica y preindividual, pertenecen al modo de hallarse del
sujeto en el mundo como ser individual. A esta categoría pertenecen: el instinto de
conservación del individuo, el egoísmo, y el deseo de poder.

Todas estas tendencias se relacionan con los intereses individuales, siendo su


finalidad la consolidación de la existencia individual, diferenciándose del ambiente
y del mundo de sus semejantes.

Vivencias Pulsionales Transitivas

Las Vivencias Pulsionales Transitivas rompen y


superan el aislamiento individual. Sus finalidades
son estados que apuntan más allá del individuo. Su
finalidad es dar a la existencia humana un
horizonte de un mundo gracias al cual cumple su
propio sentido. Se podría decir que con las
Tendencias Transitivas el ser humano tiende a
realizar su existencia con plenitud de sentido,
ligándose al mundo como un humano dependiente
de un todo. Las tendencias transitivas pueden ir más allá de sí mismo, pueden
trascenderse.

El hombre comparte la vida preindividual con las plantas y con los animales, la
existencia individual. Sólo por la transitividad se manifiesta como un ser de un tipo
especial. Esta forma de vida es más espiritual , pues espíritu significa en el
humano comunicación y trascendencia, y posibilidad de participar en lo que se
halla más allá del individuo y su interés inmediato.

Por lo tanto, la finalidad de las Vivencias Transitivas sería el


anhelo de participación, y gracias a ella el ser humano
realiza su existencia con el mundo, y vuelve a obtener así
aquella unidad con el mundo que había perdido por las
tendencias del yo individual. Las tendencias transitivas se
clasifican en: 1) dirigidas hacia el prójimo,las cuales se
dividen a su vez en: a) estar con otro y b) ser para otros,
que incluiría la tendencia asistencial, la dedicación a los
demás y la benevolencia; 2) tendencias creadoras o
impulso a crear; 3) el deseo de saber; 4) la tendencia amatoria, 5) las tendencias
normativas y 6) las tendencias trascendentes.

En síntesis, la diversidad de las vivencias pulsionales humanas se distribuye en


una temática triple: la de la Vitalidad, la del Yo Individual y la de la Trascendencia.
5. Psicopatología de las emociones

Según el autor Otto Dörr (2006), en su trabajo sobre “Psicopatología de las


emociones”, es difícil encontrar el límite entre lo normal y anormal a la hora de
realizar un análisis psicopatológico de las emociones. ¿Dónde está el límite entre
una ira normal y una patológica o, más importante aún para el campo de la
psiquiatría, entre la tristeza normal y la patológica? La otra dificultad que
encuentra el autor, es respecto a la multiplicidad de emociones posibles y sus
respectivas variaciones psicopatológicas, que hacen que este campo sea
prácticamente inabarcable. A pesar de dichas dificultades con las que se
encuentra a la hora de realizar un análisis fenomenológico en este campo, se
limita a determinadas patologías relativamente definidas y ve cómo se da en ellas
la vida emocional in toto. Con otras palabras, renuncia al análisis de cada una de
las emociones en particular, en su versión psicopatológica, e intentar describir el
“mundo emocional” de la depresión melancólica, de la esquizofrenia y de la
epilepsia.

5.1 El mundo emocional de la depresión

Una de las perturbaciones fundamentales de esta enfermedad es la vida


emocional. Por algo pertenece al grupo de las llamadas “enfermedades afectivas”
o “enfermedades del ánimo”. En el idioma alemán no existe la palabra “emoción” y
que lo que nosotros aludimos con ella está contenido en tres fenómenos en cierto
modo diferentes, pero muy cercanos el uno del otro: los sentimientos, los afectos y
los estados de ánimo (Gefühle, Affekte und Stimmungen). Kurt Schneider definió
la depresión endógena sobre la base de la alteración de los sentimientos vitales,
en particular por la presencia de síntomas físicos característicos: como la opresión
precordial, el globus melancholicus y la nucalgia. (Dörr, 2006)

Según el autor O. Dörr, en la depresión se alterarían cuatro rasgos esenciales de


la emoción:

La emoción como movimiento: uno de los fenómenos fundamentales del


síndrome depresivo nuclear descrito por nosotros en 1971 es la alteración del
cuerpo operante, la clásica inhibición psicomotora, la misma que Binswanger
(1960) caracterizara tan acertadamente como el “no-poder”. Esta progresiva
incapacidad para poner atención, concentrarse, decidirse, actuar, termina en ese
estado extremo que es el estupor depresivo, donde no hay movimiento alguno del
cuerpo y por ende, desaparece toda emoción.

La emoción como pasividad: el otro fenómeno central de este síndrome


depresivo nuclear, que corresponde más o menos exactamente al de “melancolía”
de Tellenbach (1961), es el cambio en la experiencia del cuerpo, el que se
manifiesta como desánimo, angustia, falta de energía, sensación de frío, dolores
múltiples, etc. Se trata, en suma, de una suerte de “inflación” de la corporalidad,
hasta el punto de no dejar espacio al espíritu e impedir la relación con el mundo y
con los otros. Este sentirse invadido por la corporalidad, sin poder defenderse de
ello, vendría a ser como una caricatura de la pasividad propia de toda emoción.

La emoción como ritmo: la emoción, así como los estados de ánimo, son
fundamentalmente rítmicos y periódicos. En rigor, uno de los elementos esenciales
de la emoción es su transitoriedad, el hecho que ella no puede durar
indefinidamente. Mencionábamos como ejemplo extremo el de las emociones
ligadas al gusto y al olfato. Ahora, es característico en la depresión el que las
emociones pierden su ritmicidad natural. En lugar de desaparecer un tiempo
después de haber sido invadidos por ella, las emociones depresivas permanecen:
permanece la angustia, el desánimo, el desasosiego por horas, días y semanas,
constituyendo quizás la causa más importante del sufrimiento de estos enfermos,
algo dramáticamente representado en la llamada “depresión agitada”. (Dörr, 2006)

La emoción como con-moción: una de las perturbaciones más impresionante de


la vida emocional en la enfermedad depresiva es la que se refiere a la relación con
el mundo y consigo mismo. Esta perturbación, presente ya en la tendencia de
estos pacientes al aislamiento y al silencio y expresamente en lo que los autores
clásicos llamaban “das Gefühl der Gefühlslosigkeit” (el sentimiento de la falta de
sentimientos), adquiere su grado más extremo en el llamado delirio nihilista o
síndrome de Cotard. (op.cit.)

Otro hecho clínico que de gran importancia que menciona el autor respecto la vida
emocional del paciente depresivo, es la diferencia de lo que ocurre entre esta
patología y la esquizofrenia. En esta última, existiría una apatía orgánica o mas
bien una peculiar alteración de la afectividad, mientras que el depresivo sufre con
ese apagamiento de sus emociones. Tanto la anhedonia como el no sentir el
cariño que habitualmente sentían por sus seres queridos es para ellos una fuente
de sufrimiento casi tan importante como la angustia. (op. cit.)

El mundo emocional de la esquizofrenia

O. Dörr, basándose en la descripción original de Eugen Bleuler de la esquizofrenia


destaca el capitulo referente a las perturbaciones de la afectividad, consideradas
por él como uno de los síntomas fundamentales de la enfermedad. Bleuler plantea
lo siguiente: “En el trato cotidiano los pacientes impresionan a menudo como fríos
o irritables sin razón, inadecuados con respecto a la realidad, rígidos y poco
naturales en sus manifestaciones afectivas. Ellos parecieran tener, aunque oculta,
una vida emocional rica, pero esto corresponde más bien a la realidad de su
mundo imaginario. Con frecuencia sus sentimientos no son comprensibles para la
persona sana, porque se trata de sentimientos que se muestran como
contradiciéndose el uno al otro. (op.cit.)
Finalmente Dörr resume los hallazgos de Eugen y Manfred Bleuler en lo que se
refiere a la afectividad de los esquizofrénicos, de la siguiente manera:

- Más que apagada o desaparecida, como ocurre en mayor o menor grado en la


depresión melancólica, la afectividad del esquizofrénico está poco desarrollada y
en ese sentido se parece a la afectividad infantil (de niños menores de cinco
años): temor o indiferencia frente al otro desconocido, cambios bruscos del humor
incomprensibles para el adulto y frecuentes discordancias entre el contenido de la
emoción y la mímica o conducta consiguiente. Se sabe por los estudios de las
familias de estos pacientes, que las madres son habitualmente muy frías y los
padres muy ausentes, lo que sería coherente con lo observado en ellos cuando la
enfermedad se manifiesta.
- Ambos autores, tanto Eugen como Manfred Bleuler, subrayan la importancia del
fenómeno de la falta de modulación afectiva, que en su versión extrema se
presenta como discordancia ideo-afectiva. Este fenómeno parece ser propio y
exclusivo de la esquizofrenia, por cuanto no se observa en las alteraciones de la
afectividad en la depresión, ni en la demencia, ni tampoco en la epilepsia.
Veremos luego de qué manera puede corresponder a una forma peculiar de
perturbación de uno de los rasgos esenciales de la vida emocional.
- Pero hay dos observaciones de Bleuler que se encuentran en aparente
contradicción con lo afirmado por él sobre el embotamiento y la frialdad afectivas
como características de la vida emocional del esquizofrénico. Una es la
hipersensibilidad y la otra, esa potencialidad emocional y afectiva que estos
pacientes parecen ocultar. La primera coincide con múltiples investigaciones de
las últimas décadas que apuntan a la existencia en esta enfermedad de una
hiperestesia y al mismo tiempo de una incapacidad para filtrar los estímulos. Los
pacientes tienen que defenderse de la invasión de estímulos y yo diría más bien
de significaciones y la forma que tienen de hacerlo es la toma de distancia, el
encerrarse en sí mismos, en último término, el autismo. La segunda observación
contradictoria de Bleuler es la de la existencia de una suerte de reserva emocional
en estos pacientes, la que permanecería “oculta”, no se sabe cómo. Es como decir
que el demente sólo parece demente, porque en realidad tiene la inteligencia
“guardada”. (op.cit.).

Dörr O., al igual que con el fenómeno de la enfermedad depresiva, muestra, al


cómo se alteran en la esquizofrenia esas cuatro características del fenómeno
emocional descritas.

La emoción como movimiento: en la esquizofrenia no hay un enlentecimiento de


la vida emocional, como en la depresión, sino más bien un oscilar entre el
retraimiento y la explosión afectiva, que puede llegar hasta la agitación, con un
mayor o menor componente de agresividad. No sólo en los catatónicos se dan
esas reacciones de ira y violencia inesperadas. Característico de estos pacientes
es su hipersensibilidad frente a las conductas o decires de la madre.

La emoción como pasividad: hay dos fenómenos propios de la enfermedad


esquizofrénica, donde ese carácter pasivo del sujeto frente a la emoción que
describiéramos más arriba aparece como muy marcado y casi caricaturesco. Es el
caso del estupor catatónico y del retraimiento extremo que observamos en
algunos pacientes crónicos. La diferencia del estupor catatónico con respecto al
depresivo es que en este último hay una transformación cremática de la
corporalidad, como la hemos llamado en otra ocasión (1980), lo que significa una
total desvitalización del cuerpo, hasta el punto de parecer un cadáver. En el
estupor esquizofrénico, en cambio, aunque tampoco hay movimiento, uno percibe
la tensión de sus músculos y la mezcla de terror con amenaza en su mirada. La
flexibilidad cérea y las posturas impuestas representan el extremo de esta
pasividad o falta de libertad del sujeto frente a la emoción que lo embarga.

La emoción como ritmo: veíamos como en el caso de la enfermedad depresiva


la ritmicidad propia de la emoción se suspende y ella permanece la misma por
horas, días y semanas. En la esquizofrenia, en cambio, el ritmo no es natural, sino
arbitrario y sobre todo, contradictorio. La arbitrariedad se manifiesta en la
inadecuación de sus emociones y conductas con respecto al mundo en torno. Lo
contradictorio aparece clásicamente en la ambivalencia, donde el paciente puede
sentir una emoción, por ejemplo, de ira y la contraria, de sumisión y benevolencia
con respecto al otro, al mismo tiempo.

La emoción como con-moción: pero al igual que ocurría con la enfermedad


depresiva, la perturbación de su afectividad se observa a nivel de la relación con el
otro, de la emoción como con-moción. En la esquizofrenia habría una alteración
muy profunda de la interpersonalidad y más aún, de la relación con el mundo en
general. En el lenguaje de Heidegger y de Binswanger, aquí es el ser en el mundo
en cuanto tal lo que se ha modificado. Nadie ha expresado más escueta y
bellamente que Rainer Maria Rilke, en una versión libre de unos versos de la
poetisa inglesa Elizabeth Barrett-Browning, que dicen: “Sólo donde tú estás nace
un lugar para mí”. El espacio en que vive el ezqizofrénico no es ni siquiera el de la
lucha por el espacio vital, el de la competencia y de las guerras, sino un espacio
inhóspito, donde “en su armazón vacío soplaba el viento del mundo exterior”.
(op.cit.)

En suma, todos los elementos propios de la emoción se encuentran distorsionados


en la esquizofrenia de una manera muy peculiar y, por cierto, en forma diferente a
lo que sucede con la emoción en la depresión o en la epilepsia. Y quizás si lo más
notable que ocurre con estos trágicos destinos es que, al carecer de un mínimo
desarrollo emocional, ya sea por factores genéticos o como producto de una
interacción defectuosa con sus padres, están ellos condenados no sólo a no poder
alcanzar a ese mundo y a ese otro, al que el hombre aspira por naturaleza, sino
que a ser invadidos y arrasados por ellos. Las alucinaciones auditivas y el
síndrome de influencia representan un buen ejemplo de este fenómeno, mientras
los delirios bien podrían ser interpretados también como producto del asedio de
las significaciones. (op.cit.)
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