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CONSULTA:
Una sucesión intestada conformada por tres hermanos (Alcides, Pericles y Nerón) ha
sido demandada por la declaración de inexistencia de una acreencia de la que era
titular el causante. En ese sentido, dado que Pericles y Nerón residen en el extranjero,
su abogado nos consulta cómo debe interpretarse el segundo párrafo del artículo 65
del Código Procesal Civil para efectos de representación de la sucesión intestada,
dado que dicho artículo remite a las normas de litisconsorcio necesario.
FUNDAMENTACIÓN:
Todo estaría muy claro hasta aquí si no fuese por la segunda parte del § 2 del artículo
65. ¿Qué es lo que dice esta disposición? Lo siguiente: “Si son demandados, la
representación recae en la totalidad de los que la conforman, siendo de aplicación, en
este caso, el artículo 93”. Y por su parte el artículo 93 dice: “Cuando la decisión a
recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos los litisconsortes, solo será
expedida válidamente si todos comparecen o son emplazados, según se trate de
litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente, salvo disposición legal en contrario”.
En ese sentido, cabe preguntarse qué quiso hacer el legislador cuando consagró una
norma de remisión a las normas de litisconsorcio cuando se trata de un supuesto
absolutamente diverso. Lo cierto es que no hay explicación sencilla para ello, más aún
cuando la norma prevé como supuesto fáctico la representación del patrimonio
autónomo cuando es demandado. Cuando la norma dice que “la representación recae
en la totalidad de los que la conforman” estaría restringiendo la posibilidad de que,
mediante representación voluntaria, cualquier miembro otorgue representación a otros
miembros del patrimonio autónomo.
Por ejemplo, si es que se trata de una sucesión intestada conformada por hermanos,
ninguno de ellos podría dar poder al otro para que actúe. Ello no excluye, por cierto,
que puedan hacerse representar por otra persona, mediante representación voluntaria.
En todo caso, lo único que, a primera vista, podría ser de aplicación del artículo 93 es
la imposibilidad de que pueda emitirse una sentencia válida si es que no comparecen
todos los sujetos que conforman el patrimonio autónomo cuando este es demandado.
No obstante, la invalidez de un proceso donde ocurra esto no es propiamente por la no
comparecencia de un sujeto, sino estrictamente porque no está bien representado.
Piénsese en una persona jurídica que exigiese que sus representantes legales actúen
conjuntamente y uno de ellos no participa en la realización de los actos procesales.
Esto es un fenómeno diverso de la obligatoriedad de conformación de un litisconsorcio
porque, en el caso del patrimonio autónomo, el sujeto ya está allí, solo que hay
problemas en el representante que alega tener representación de dicho sujeto.
Inclusive la subsanación del vicio será diferente: el mal representado perfectamente
puede ratificar las actuaciones del representante o, también, puede convalidar el vicio
tácitamente.
Base legal: