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Ponce de León estima que en México, 32 muertes por cada 100.000 habitantes son
causadas por infecciones asociadas al cuidado de la salud (8). El mayor uso de
medicamentos, la necesidad de aislamiento y el uso de más estudios de laboratorio
y otros con fines diagnósticos también elevan los costos.
Desde el 2000 hasta el 2003, fueron notificadas en Bogotá D.C., un total de 8.000
a 12.000 infecciones intrahospitalarias y han sido identificadas mediante el registro
de defunción de 300 a 400 muertes asociadas a estos tipos de eventos,
correspondiendo entre el 3.75% al 4% del total de muertes. Para estos años, el
índice global de infecciones asociadas al cuidado de la salud estuvo entre 2.4 y 2.5
casos por cada 100 egresos, manteniéndose la tendencia registrada en años
anteriores a observar un índice por debajo del reportado en países industrializados
y en vía de desarrollo (10).
En Bogotá, según información de la secretaría Distrital de salud del año 2008 para
instituciones de tercer nivel de complejidad, cerca del 18% correspondieron a
infecciones respiratorias bajas seguidas en segundo lugar por las bacteriemias y las
Infecciones del Sitio Operatorio (ISO) con el 16% cada una.
Varios estudios (7-12) han indicado que aproximadamente el 10% al 25% de los
pacientes en unidades de cuidado intensivo desarrollan infecciones respiratorias
bajas (incluyendo Neumonía), de hecho estas tasas son 10 a 20 veces más altas
en comparación con pacientes de servicios médicos generales o quirúrgicos
(estimadas en el 0.8% y 0.9% respectivamente y en el 17.5% en pacientes de
posoperatorio en los Estados Unidos).
A nivel nacional, la frecuencia con que ocurre esta clase de eventos en servicios
médicos generales y quirúrgicos es limitada y se desconocen estas frecuencias;
sólo se cuenta con datos institucionales no publicados, frutos de la Vigilancia
Epidemiológica de las Infecciones Intrahospitalarias.
Sin embargo, otros factores han tratado de ser asociados con una mayor
probabilidad de presentar el desenlace ya que se encuentran en mayor frecuencia
entre los afectados, situación que ocurre con la nutrición por gastrostomía. Estudios
que han indagado sobre los factores asociados a la ocurrencia de infecciones
respiratorias bajas (principalmente neumonía) (20) han encontrado una frecuencia
de utilización de este tipo de soportes nutricionales en cerca del 28.1% de los
pacientes con infecciones respiratorias bajas y en el 7.5% de aquellos sin esta clase
de eventos.
Sin embargo, hasta la fecha no había sido conducido estudio alguno que evaluara
con un diseño analítico ésta asociación y cómo se comporta el riesgo en función del
tiempo y duración de la exposición. Los pacientes frecuentemente tienen sonda
nasogástrica o gastrostomía por varias razones como facilitar la descompresión del
tracto digestivo o facilitar la alimentación. En los pacientes con sonda nasogástrica
se ha demostrado un incremento en la frecuencia de aspiración de material
contenido en la faringe y estómago a vías respiratorias inferiores con un
consecuente riesgo de desarrollo de infecciones en dicha localización anatómica,
sin embargo con respecto a la gastrostomía aún no hay conclusiones claras
basadas en evidencia sobre tal fenómeno y si ésta ofrece algún riesgo en el
desarrollo de infecciones respiratorias bajas, más aún comparado con la sonda
nasogástrica (21-22).