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LA ADVERSIDAD: UN MÉTODO EFICAZ.

El proceso de formación de un diamante es muy complejo y puede llegar a demorar millones


y hasta billones de años. Este proceso puede ocurrir solo bajo la llamada placas litosféricas,
que se ubica entre 150 a 200 kilómetros bajo la superficie y en donde se dan condiciones
extremas: temperaturas de entre 900 °C y 1300 °C y un nivel de presión de 30 kilobars
(305.914,86 tf/m².)
Allí, el carbón se combina en una molécula cubica y en un proceso que pueden durar millones
de años, se mineraliza transformándose en un diamante.

Todos los seres humanos, en mayor o en menor medida, enfrentamos la adversidad. Es un


hecho ligado a la cotidianidad de toda persona. No obstante lo que marca la diferencia, es la
actitud que asumimos frente a las circunstancias contrarias. Allí está el secreto. Y quien nos
ayuda a salir airosos no importa qué momento difícil estemos atravesando, es Dios mismo.

Comparto con usted cuatro recomendaciones si es que está enfrentando condiciones


contrarias, que le han llevado a pensar en renunciar:

1. Las circunstancias no gobiernan nuestra vida

Si lo permitimos, la adversidad gobernará nuestro ser y nos robará la paz. Y aun cuando el
día sea hermoso, creeremos que está lleno de densos nubarrones. ¿Qué hacer? ¿Dejarnos
arrastrar por las circunstancias? En absoluto.

El apóstol Pablo recomienda que comprendamos que, no importa la situación que estemos
atravesando, reconozcamos que Dios está con nosotros: “Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Debemos reconocer en todo momento que Jesucristo va delante de nosotros como poderoso
gigante, podemos cruzar desiertos, sobreponernos a tormentas y limpiar las lágrimas de
nuestro rostro sabiendo que los momentos de dolor pasarán, y que Dios guardará nuestras
almas. No permitamos que las circunstancias gobiernen nuestra vida. Volvamos nuestra
mirada a Cristo y entreguémosle los problemas que estamos viviendo.
2 Crónicas 15:4
Pero en su angustia se volvieron al SEÑOR, Dios de Israel, y le buscaron, y El se dejó
encontrar por ellos.
Mateo 11:28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

2. Agradezca a Dios aun cuando arrecien las tormentas

Hay momentos en que las tormentas alrededor nuestro amenazan causar un desastre. Y no
comprendemos que está pasando. Incluso, es probable que nos sintamos tentados a renegar.
¿Es así como debemos obrar? De ninguna manera.
La Biblia nos enseña que por encima de las condiciones difíciles, en nuestro corazón debe
anidar la gratitud “Dad gracias en TODO, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18)

Puede que no suene lógico, pero si agradecemos a Dios, incluso por la angustia, el daño o el
dolor que han querido causarnos, Dios se glorificará y cambiará el llanto en alegría, Salmos
30:11 Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. En
todo momento debemos depender de Él. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu
propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. Proverbios
3:5-6

3. Confíe que Dios no lo desamparará

¿Le ha ocurrido que en medio de los momentos difíciles de la vida siente que está solo? No
es el único que lo ha percibido así, se lo puedo asegurar. Es probable incluso que se haya
preguntado, ¿Dónde está Dios?

El apóstol Pablo conoció esa inclinación muy humana. Fue por ese motivo que escribió:
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo:
No te desampararé, ni te dejaré.”(Hebreos 13:5)
El SEÑOR irá delante de ti; El estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas
ni te acobardes. Deuteronomio 31:8

Aun cuando esté caminando por sendero de muerte, no se deje atemorizar. Haga un algo en
el camino, sienta esa presencia de Dios, ese Dios de amor que le acompaña y que jamás le
deja solo, y avance. Dios hará algo grande en usted, porque confiando en Él, caminará de Su
mano poderosa hasta salir del laberinto.
Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos
producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. Juan 15:5 y
Filipenses 4:13, Salmo 23

4. Dios transforma la adversidad en bendiciones

Es maravilloso saber que el Dios en el que hemos creído, transforma las dificultades, en
enormes bendiciones a favor nuestro. Si confiamos en Él, no ocurrirá nada que no glorifique
Su nombre poderoso y nos muestre al mundo como lo que somos: triunfadores.

El apóstol Pablo que enfrentó tantos momentos difíciles, depositó su confianza en el Señor y
se levantó airoso siempre, escribió: “Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas
les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados.”(Romanos
8:28)

Las condiciones contrarias, que para muchos es motivo de desánimo e incluso, de


desesperanza, para los cristianos se constituyen en motivos de bendición de crecimiento
espiritual. Dios tiene el control de todas las cosas y nos guía por camino seguro, para que
sepamos dónde pisar sin que nada nos cause daño…
Entonces podemos concluir 3 cosas

La adversidad es la forma más eficaz de Dios para profundizar nuestra fe y compromiso


a Él. Es después de enfrentar la adversidad, que nuestra confianza en el Señor es fortalecida
(1 P 1.6, 7 Así que alégrense de verdad.[a] Les espera una alegría inmensa, aunque tienen
que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe
es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el
oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al
permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día
que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.). Con cada prueba nuestra fe se fortalece, pues
recordamos la manera en la que ha sido fiel en el pasado.

El aspecto en que experimentamos más adversidad es el que Dios usa para lograr
nuestra madurez espiritual. El Señor ha trazado metas para nuestra vida, y sabe qué hacer
para alcanzarlas. Cada día nos edifica más (Ro 5.3-5 También nos alegramos al enfrentar
pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. 4 Y la
resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura
de salvación. 5 Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta
ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón
con su amor. ). Pero esto no puede lograrse de otra manera, sino solo por medio de las
dificultades y sufrimientos.

Nuestro crecimiento espiritual depende de la perspectiva que tengamos de la


adversidad.

O la vemos como un obstáculo en nuestra vida, o como una oportunidad para crecer en
nuestra relación personal con el Señor. Cada prueba tiene el propósito de que crezcamos en
conocimiento y entendimiento de Dios, y que aprendamos a confiar en su fidelidad.

Es tiempo de confiar en Dios

Es probable que esté atravesando un momento difícil. Sin embargo, pese a que por momentos
ha querido renunciar a todo e incluso, ha pensado en quitarse la vida, lo animo para que siga
adelante. Vuelva la mirada a Dios. No se arrepentirá. Dios tomará control de la situación que
está viviendo y traerá transformación a su existencia, convirtiendo en bendiciones todo brote
de adversidad que surja a su paso.

El Dios en el que hemos creído es un Dios de poder, de milagros, de amor y de cuidado, que
siempre está a nuestro lado.

¿Ya tiene a Cristo morando en su corazón? ¿El reina en su vida? Si no es así, ábrale hoy las
puertas de su existencia al amado Señor y Salvador. Puedo asegurarle que su vida jamás será
la misma. Emprenderá, con Su divina ayuda, el crecimiento personal y espiritual.

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