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Vicente l laya

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Vicente Haya

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Iniciación al haiku japonés
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editorial ~ rós

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1. El primer requisito de un haiku
es la inocencia

El haiku debe ser sencillo; esta es su primera condición. La


.,s~ ez -le es tan esencial como la brevedad de su forma
mé trica°tl haiku es una impresión fácil de comunicar por
medio de unas palabras fáciles de comprender. Un haiku no
es un hermético arcano; no es un enigma dentro de un enig-
ma. Deberíamos presentarnos ante cada nuevo haiku como
los más simples de los lectores que hyaa tenido ese haiku ,
pero con el orgullo de que así -{;arentes de recursos intelec-
tuales o de formación- somos la medida exacta del hai.ku.
Un haiku que no sea sencillo es una pura exhibición, un alar-
de del " yo" del poeta que opaca la realidad que tiene la obli-
gación de trasparentar EJ baiku es Jl,a_trimonio de los cora_;w
o-
ncs de;scaw12ijcados, Salo las ~erdadra;asIlAetas,¡ los n,wos
- únicamente los que ~ e~ n...e,n...eame-iva- soo..capaces ,de
ver efmuñ do; los demás estamos desahuciados. El mundo
/ nos-tri.e~ -su seno. Parece que estamos, pero no estamos.
/ Porque "estar" es una meta final, un proyecto, no un punto
de partida , como hasta ahora habíamos creído.
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Aritachi ~a ktHú ni nobotte sugu oriru
M TAOKA YL'MIKO

La" honnigas
5uben por una hoja de hierba ...
y en 5egui<la bajan

Hemos querido comenzar e~ta antología con un haiku escri-


to por una niña de ~ei~ año~. Un haiku que carece de todo ar-
tificio literario. Es posible que nadie antes que ella hubiera
dejado por e5crito el hecho milagroso de que unas hormigas
suban en fi\a por una hierba y que , cuando llegan a la punta,
desciendan enseguida por el otro lado. Quizá hay que tener
seis año::, para hacer un haiku ~obre este aspecto trascen-
dental de la existencia: desde hace miles de años las honni-
gas suben y bajan la::, hoja~ de hierba. Y es una suerte para
nosotros poder darno~ cuenta de ello. Se nos ha dado la
oportunidad de habitar, no lo olvidemos, en un mundo con-
cebido para nuestra continua fascinación; tenemos la posibi-
lidad de habitar en el más perfecto de los mundos.
Nuestro modelo de inocencia será cualquier niño peque-
ño . Porque

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Kuchi aire rakka nagamuru ko wa hotoke
KUBUTSU

Abriendo la boca
y contemplando las flores que caen,
un niño es un Buda

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