El caso de Ezequías puede animar a quienes han tenido una infancia
difícil o han recibido un mal ejemplo de sus padres. Con solo 25 años, Ezequías se convierte en rey de Judá y se enfrenta a una importante decisión: debe decidir qué clase de rey será. ¿Se dejará influir por el mal ejemplo de su padre, el rey apóstata Acaz? Al contrario, sigue “adhiriéndose a Jehová” (2 Reyes 18:6) Si así lo hacemos, seremos felices en la actualidad y viviremos para siempre en el futuro nuevo mundo que Dios promete (2 Pedro 3:13; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).