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El primer ejemplo que trataremos será el del éxito de la producción en masa de las
industrias japonesas que en sus inicios, alrededor de los años 20-30, su único
propósito era sacar al mercado cantidad de productos teniendo en cuenta la relación
tiempo – dinero donde se planteaban que para conseguir grandes ganancias debían
sacar a la venta lotes inmensos de productos en tiempo límite. El resultado de esta
errónea modalidad de los japoneses eran malas ventas debido a que sus fabricados
inundaban las tiendas pero como no se les hacía registro de calidad la gran mayoría
de productos eran desechables y por lo tanto de precio significativamente bajo. Es
viable comparar a las industrias japonesas de los años 30 con las industrias chinas
de hace apenas unos años. Las compañías chinas al ofrecer mano de obra tan
barata y producción inmensa en masa no garantizan calidad de sus productos en el
mercado. Años más tarde luego de un arduo análisis de su bajo éxito, salieron a
relucir varios pioneros que se enfrentaron a ese paradigma y cambiaron su chip
comercial, donde ahora la prioridad sería la calidad pero sin modificar la producción
en masa, gracias a esto ellos mismos se impusieron parámetros y normas de
calidad que cada uno de sus productos debía cumplir para salir al mercado. Y
bueno, el resto es historia. Desde hace ya varias décadas los productos japoneses
como automotrices, electrodomésticos, tecnológicos y demás se caracterizan por
su excelente calidad que justifica su alto precio llevando a muchas compañías al
éxito rotundo siendo las mayores vendedoras en su énfasis de producción.
Es claro todo el beneficio que obtuvo la nación japonesa, puesto que romper su
paradigma de producción en masa sin importar la calidad, llenó de éxito sus
industrias y por tanto fue el motor que ha conllevado hasta hoy a Japón al rápido
desarrollo económico y social.
Desde esa época, los japoneses se convirtieron en auténticos pioneros de
paradigmas, perdieron el miedo al cambio (el efecto paradigma) y se atrevieron a
impulsar ideas innovadoras que aportara algún beneficio común.
Otro de ejemplo de ello es el cambio de los relojes de cuerda a los relojes de Cuarzo
que se usan desde el siglo pasado. Pero aquí la historia es más compleja. El
mercado mundial de los relojes era totalmente dominado por los Suizos, por muchas
décadas los relojes suizos se caracterizaron por gran desempeño y exactitud. Pero
eso fue hasta mediados del siglo pasado, luego de que los japoneses incursionaran
y apoyaran en la idea de los relojes de cuarzo, cosa que los Suizos rechazaron por
su rígido paradigma que rechazaba cualquier cambio en la producción y mecánica
de los relojes. Ese efecto paradigma le provocó a los suizos casi el 80% de la
pérdida del mercado mundial de relojes a causa de que los relojes de cuarzo
resultaron ser más versátiles y mucho más exactos que los suizos.
De lo anterior podemos ver como los paradigmas nos impiden innovar y nos
estancan mientras que todo a nuestro alrededor cambia. Esto en una empresa
puede ser la causa de un fracaso total.
Podemos analizar que los japoneses son una potencia mundial no por su
inteligencia ni su brillantez, si no por el hecho de apostar a lo nuevo, por su inquietud
por siempre mejorar todo, su disciplina y orden. A pesar de ser una nación tan
pequeña contienen grandes industrias que participan en casi todos los sectores del
comercio mundial. Pero no todo en los negocios es completo. En 1998 la compañía
productora de audio y televisión SONY, que es una rama de la gran compañía que
fabrica televisores, computadoras y celulares, tuvo la oportunidad de adquirir todos
los derechos de Marvel Comics por tan solo 25 millones de dólares, pero sus
rigurosos análisis le predijeron perdidas. Dichos análisis fueron erróneos puesto que
las productoras Fox y Paramount adquirieron dichos derechos y al momento de
llevar los comics a la pantalla grande tuvieron rotundo éxito que los llevaron a
records históricos de taquilla, ahora esos derechos que Sony rechazó tienen un
valor incalculable. Este es un claro ejemplo de una batalla perdida por los japoneses
y ganada por los pioneros de paradigmas de las productoras de Hollywood que se
enriquecieron con la producción de películas gracias a Marvel Comics.
Existe una frase muy popular: “No es soplar y hacer botellas”, a veces
subestimamos los paradigmas. Dos de las claves para que los nuevos paradigmas
den los frutos esperados son: la escucha, y la lectura. La habilidad de la escucha,
saber escuchar y aceptar las críticas que se proporcionan los clientes, los
proveedores, la competencia así sean para bien o para mal. El hábito de la lectura,
porque cada libro es un mundo abierto por conocer, son nuevas historias, nuevas
anécdotas, nuevos paradigmas.
En conclusión, los paradigmas son pautas que nos permiten un cambio, solución a
incógnitas que se presentan en cualquier momento y que, sin embargo, las
personas pueden no estar de acuerdo y elijan encerrarse en los parámetros ya
establecidos, en lo conocido. Los mismos paradigmas contiene reglamentos que
deben ser tenidos en cuenta, no siempre se llega al éxito, pero ¿Qué hay de este si
no hay fracaso? Los grandes personajes de la historia; como Galileo Galilei, con su
teoría de que el planeta tierra, nosotros, éramos los que girábamos alrededor del
sol y no al revés; son el ejemplo más deslumbrante, de cómo, a pesar de los fallos
y fracasos, y también ser juzgados por los mismos, han creído fielmente en sus
ideas dando paso al mundo que conocemos hoy día.
Abrirse al futuro, atrapar ideas, desmenuzarlas, jugar con ellas, darles forma y
desarrollarlas; hoy en día el mundo nos ofrece las posibilidades. Muchos
paradigmas ya han sido resueltos y la humanidad tiene una perspectiva de la vida
más abierta al cambio. El temor de caer es apaciguado por el éxito que los nuevos
paradigmas puedan llegar a tener.
Grupo 7:
Camilo Andrés Cerquera
Francisco Ruiz Ninco
German Barrios Polania
Julián Rojas Buchelly