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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Facultad de Teología
Hermenéutica
Profesor: Zapata, Guillermo, S.J.
Estudiante: García Loya, Carlos Octavio

LA HERMENÉUTICA ONTOLÓGICA DESDE M. HEIDEGGER

Heidegger es el primer pensador que consigue, poco a poco, elaborar y ofrecer


una reflexión estructurada y sistemática sobre la hermenéutica. Sin embargo, para
encontrar las lecciones del filosofo sobre el tema en cuestión es necesario buscarlos en
sus lecciones tempranas, casi todas las referencias en De camino al habla (1959), ya que,
su obra maestra El ser y el tiempo eclipso un poco estos apuntes primeros, aunque no por
eso los excluye, incluso podemos decir que en dicha obra aborda el tema sutilmente,
aunque no mencione nunca el termino hermenéutica.

Es necesario entonces recordar que para nuestro curso la hermenéutica ontológica


quiere decir que cada uno se conforma de lo que tiene en su cerebro y en el fondo es un
mensaje intuitivo e interpretativo, de las cosas del espíritu. Cada uno es entonces lo que
interpreta de sí mismo. Partiendo de esta definición podemos establecer una relación con
la hermenéutica de Heidegger en donde “la existencia humana se caracteriza por su
peculiar manera de estar interpretada, que es anterior a cualquier enunciado” (Grondin,
1999) de lo cual debemos primero entender la expresión de la estructura previa que es
“un estar interpretado cuyo carácter fundamental de preocupación encierra el peligro de
ocultar la tendencia allanadora del juicio proposicional” (Grondin, 1999) más tarde en
el texto, Jean Grondin, propone que:

“en el fondo, la hermenéutica de la facticidad de Heidegger


pretende ser una hermenéutica de todo lo que trabaja detrás de
la proposición […] se expresa antes y después de todo juicio cuya
forma más elemental de ejecución es la comprensión” (Grondin,
1999).

Vemos hasta este punto que Heidegger se encarga de quitar el carácter tradicional
epistémico que se tiene hasta el momento de la hermenéutica. Hasta este punto en la
historia el comprender se entendía puramente como el intelligere teórico que se refería a
la “comprensión con el entendimiento” (Grondin, 1999) en cambio Heidegger, por otro
lado, “elabora su nuevo concepto del comprender por medio de un sondeo de la formula
entenderse con algo” (Grondin, 1999) lo cual quiere decir que se entiende como el
apostador entiende de cartas o el pescador de redes, lo cual, en el fondo, no trata solo del
sentido epistémico del algo, no se refiere simplemente a saber de una cosa, el entender
implica que es práctico, y es uno de las distintas maneras de ser del ser. Dicho modo de
ser es muy sutil, aunque se encuentra activo en el cotidiano de la vida, “vivimos
demasiado dentro de él y desde él por lo que no necesita ser expresado” (Grondin, 1999)
hasta aquí, podemos abordar entonces el como hermenéutico que se puede explicar
fenomenológicamente y el autor Jean Grondin lo explica de la siguiente forma: “Cuando
entramos en una habitación a través de una puerta, entendemos para que está ahí esa
puerta, es decir como medio para entrar y salir” (Grondin, 1999) esta estructura del como
forma parte de nuestro comportamiento según Heidegger y forma parte del ser ahí.

Para entender la interpretación en el plano de la hermenéutica tradicional es


necesario saber que se encuentra íntimamente ligada al entender, pues en caso de no
entender se recurría a la interpretación de alguien más para lograr entender. A diferencia
de esta primera, “la hermenéutica existencial de Heidegger casi invertirá esta relación
teleológica” (Grondin, 1999) puesto que para él, “lo primero será el entender, y la
interpretación consistirá solo en la formación o elaboración del entender” (Grondin,
1999). Tenemos pues entonces, que, mientras “el entender como exponente de la
preocupación por el propios ser-ahí, dispone de la posibilidad de formarse como tal e
incluso de formarse como tal e incluso entenderse a sí mismo” (Grondin, 1999) la
interpretación se realiza después del primer entender, por lo que la “la autoapropiación
del entender representaría el entender llevado hasta su final” (Grondin, 1999) y la
interpretación es una herramienta que ayuda en este proceso de llevar el entender a su
final. Es decir, la tarea de la interpretación es “llevar por medio de la reflexión la propia
estructura previa del entender a la conciencia” (Grondin, 1999) con lo cual se refiere a
que el entender me debe permitir estructurar lo entendido tal de modo que quede grabado
en la conciencia. La interpretación permite un dialogo interno en la persona sobre lo
entendido con lo cual se intenta llegar o alcanzar algo diferente. Para poder interpretar
algo es necesaria la comprensión transparente de la situación hermenéutica y a partir de
eso realizar la construcción que ha de remplazar la primera situación, aunque es
importante expresar que “la intención no es una reflexión que simplemente anule dichos
conceptos previos, sino una elevación reflexiva de la propia preestructura para poner en
marcha un verdadero dialogo entre dos posiciones específicas, o sea con las cosas y el
pensamiento ajeno” (Grondin, 1999) al fin y al cabo, se trata de integrar la interpretación
con el entendimiento.

Tenemos entonces que la hermenéutica de Heidegger se entiende en términos


filosóficos como “radicalización de la tendencia interpretadora inherente al entender”
(Grondin, 1999) pero no debemos pensar que la explicación de la relación entre el
entender y la interpretación es la meta de esta hermenéutica filosófica, más bien, es
preciso que afirmemos que la misión principal es la interpretación misma. En cierto
sentido es una “interpretación de la interpretación que permita al ser ahí volverse
transparente a sí misma” (Grondin, 1999) Heidegger se limita a recordar al ser ahí este
camino, esta hermenéutica permite que el Dasein se entienda a sí mismo, puesto que en
ocasiones se pasa por alto a sí. La tarea de la hermenéutica critica de la facticidad es que
“debe llamar a la existencia en cada caso a volver a sí misma y a su posible libertad”
(Grondin, 1999) Heidegger piensa que “es hermenéutica aquella proposición que exhorta
a la ejecución de una reflexión o interpretación propia y, por tanto, a su aplicación
misma” (Grondin, 1999) en ultimas es la preocupación de Heidegger por el Dasein que
se da a entender.

Hace una transición entonces, y pretende explicar cómo es posible entender en el


lenguaje y explica que, para entender hermenéuticamente lo que se encuentra expresado
en el lenguaje, es necesario que se considere lo que se encuentra implícitamente adherido,
lo “no inmediatamente expresado” (Grondin, 1999) Grondin asegura que no se trata de
una hermenéutica en contra del lenguaje, pero sin embargo, “quiere asegurar que el
lenguaje sea tomado desde su voluntad enunciadora” (Grondin, 1999) y es que,
Heidegger según Grondin “se hizo cargo a su manera del hecho de que nuestro entender
e interpretar es de esencia lingüística” (Grondin, 1999) asegura que el modo en que nos
expresamos ósea, el hablar, es la interpretación de uno mismo del Dasein, que, en relación
con nuestra definición del curso, podemos entender que el modo en que cada uno es lo
que interpreta de sí mismo, lo interpreta a través del lenguaje. “En las palabras más
sencillas, lo hermenéutico significa traer un mensaje que un oyente está llamando”
(Grondin, 1999) pero el llevar mensajes solo puede suceder por medio del lenguaje, lo
que es incluso, “la acción más elemental del lenguaje mismo” (Grondin, 1999)

Para concluir podríamos hacer una breve recopilación, donde tenemos que el
entender nos permite interpretar e incluso, al entender bien, es necesario realizar una
interpretación para fomentar el dialogo, que se mueve en la dimensión del lenguaje y es
a través del lenguaje que tenemos la oportunidad de interpretarnos a nosotros mismos,
tomando todo esto como una hermenéutica ontológica, no de sedentarismo, sino más bien
de dinámica en el Dasein.

BIBLIOGRAFÍA

Grondin, J. (1999). Heidegger: La hermenéutica como esclarecimiento de sí mismo, del


estar interpretado. En J. Grondin, INTRODUCCIÓN A LA HERMENÉUTICA
FILOSÓFICA (págs. 137-156). Barcelona: Herder.

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