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ENSAYO DE
RETRASO DEL LENGUAJE
“Los niños con problemas del lenguaje pueden tener problemas relacionados
con algunos o todos los aspectos del lenguaje, vocabulario, gramática, sintaxis,
pensamiento y articulación” -Head Start-
Pero, ¿Qué nos hace sospechas que algo anda mal en la forma de comunicarse de
los niños? Hay una serie de indicativos que se pueden ver antes de que los niños
empiecen a decir sus primeras palabras, no hace falta hablar para ver que hay algo
en la comunicación que no anda bien. Aunque son cosas pequeñas, y quizá, a simple
vista insignificantes son muy importantes, podemos empezar a sospechas un
problema en el lenguaje de los pequeños cuando un niño no comparte con los
padres, no mira, no tiene una adecuada atención, no posee la necesidad de llamar la
atención de sus padres, no ha aprendido a señalar más o menos a los 9 meses, estas
son conductas muy importantes para que el niño aprenda a hablar, cuando no existe
la intención por parte de los niños de comunicar algo, y más aún cuando ya se está
en la etapa lingüística. Estas son cosas que nos indican que algo no va bien, además
de todo lo anterior, vemos que el niño no habla de una manera muy correcta según
lo que se espera para edad de desarrollo o realiza frases muy poco estructuradas y
sin ningún sentido o tiene un vocabulario muy reducido según lo que se espera para
su edad.
La aparición de las primeras palabras. En general, suelen aparecer entre los 12 y los
18 meses, pero en el niño con retraso del lenguaje aparecerán a los 2 años, lo que
provoca que todas las etapas del lenguaje aparezcan de manera retrasada. También
comienza más tarde a utilizar la conjunción de dos palabras. Otras indicaciones son
el uso de un vocabulario reducido para lo que es esperable, que utilicen frases muy
simples, que no usen pronombres posesivos cuando sería normal que los utilizasen.
Estos niños generalmente ya que no tienen las capacidades para expresarse
libremente esperan a que les pregunten. A nivel de comprensión, son niños que
tienen problemas con conceptos espacio-temporales o con conceptos como los
colores, el esquema corporal, la sensopercepcion, lo que tiene como consecuencia
una repercusión en su aprendizaje a nivel escolar.
Vamos a observar así mismo, que el retraso de lenguaje se divide en varios tipos,
tenemos el funcional, el cual es de origen ambiental, factores externos que influyen
considerablemente el lenguaje del niño, como su entorno familiar. El orgánico, que
se debe principalmente a una lesión cerebral. Tenemos el retraso del lenguaje por
hipoacusia, este es de origen sensorial, debido a un problema auditivo, también,
tenemos el de origen psicógeno, que se da debido algún trauma que haya sufrido
el niño, principalmente en los primeros años de vida, y por último, debido a una
discapacidad intelectual, este se da debido a una falta de potencial de inteligencia.
http://www.bebesymas.com/desarrollo/trastornos-del-lenguaje-retraso-del-
lenguaje
http://www.cristinaotaduy.com/retraso-del-lenguaje-yo-del-habla
http://www.guiainfantil.com/articulos/salud/lenguaje/retraso-en-el-
desarrollo-del-lenguaje-de-los-ninos/
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/prevemi/retraso_del_lenguaje_1.pdf
Anexo
Entrevista a Marc Monfort. Se le realizan preguntas sobre los problemas de
lenguaje en los niños: cuando detectarlos y cómo actuar.
(Marc Monfort es Logopeda y director del centro Entender y Hablar de Madrid. Es uno
de los profesionales de referencia en diagnóstico e intervención en trastornos de la
comunicación y el lenguaje. También es unos de los fundadores del colegio Tres Olivos
de Madrid donde sigue trabajando en la actualidad. Marc Monfort también es autor de
varios libros y de un gran número de materiales de intervención.)
¿En qué momento unos padres pueden preocuparse por el lenguaje de su hijo?
Cuando una familia está preocupada por el lenguaje de su hijo el primer paso debe
ser descartar la existencia de alguna causa orgánica (por ejemplo la falta de audición)
que provoque ese retraso. Una vez descartada esa posibilidad debe buscar un
profesional experto en el lenguaje, normalmente un logopeda, que pueda evaluar
de manera específica el nivel del niño. Esa evaluación requiere observación del niño
pero también a partir de cierta edad se puede completar con la aplicación de alguna
prueba objetiva (test).
¿Qué son los trastornos de lenguaje?
Esos retrasos o alteraciones se deben a las variaciones de capacidad innata que están
presentes en muchos aspectos del desarrollo: no todo el mundo empieza a andar a
la misma edad, no todos el mundo tiene habilidad para el dibujo o para cantar;
ocurre lo mismo con la capacidad del cerebro en adquirir el lenguaje; lo que ocurre
es que el lenguaje es una función socialmente mucho más importante, de allí la
mayor preocupación por este tipo de problemas.
Oímos muchas veces frases como “no se preocupe que ya hablará” o “el niño no
habla porque es muy vago, como los padres se lo dan todo el niño no se esfuerza
en hablar” ¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones? Existe la idea generalizada de
que los niños que no hablan son vagos, sin embargo nadie se atrevería a decir que
los niños que hablan pronto es porque se han esforzado mucho. En realidad un niño
que no habla es porque todavía no ha llegado el momento o porque no puede.
El hecho de facilitar la comunicación con nuestro hijo (respondiendo a lo que dice
aunque no sea correcto, acompañando el lenguaje con gestos…) es una estrategia
que, lejos de perjudicar, favorece al desarrollo del lenguaje. De hecho es lo que hace
cualquier madre o padre con un bebé que empieza a hablar entre los 18 y los 24
meses y lo hace evidentemente de forma muy imperfecta: hace todo el esfuerzo para
entenderlo y eso nunca ha retrasado a nadie. Si el niño cuando quiere decir algo
(/aaeo/ cuando quiere un caramelo) lo que consigue es que su madre ponga cara de
preocupación y se lo haga repetir tres veces es posible que deje de intentarlo. Sin
embargo si el niño dice lo mismo y su madre le entiende y le da el caramelo aumenta
la probabilidad de que ese niño vuelva a decirlo dándonos más oportunidades para
estimular y mejorar.
Hay que abandonar esa idea de que debemos “forzar” un niño a hablar: además de
no ser posible, es una actitud que puede alterar nuestra relación con él.
Ayudar a un niño que se enfrenta con mayores dificultades de las normales consiste
en situarnos a su nivel, ajustarnos a su ritmo y aumentar la calidad y la cantidad de
nuestra estimulación pero siempre al servicio de una comunicación placentera y útil.