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“Se lanzó una campaña con un programa alejado de los postulados históricos del FMLN y sufrió
una gran derrota frente al rival de ARENA, Francisco Flores. Su debacle electoral arrastró a
Facundo Guardado y su grupo a quedarse en minoría en un FMLN cuyas bases se sintieron
engañadas por quien, con tal de vencer en las presidenciales, había vaciado de contenido nuestro
programa y se había rodeado de asesores gringos. [sic] Inmediatamente este grupo, incapaz de
reconocer que había caído en desgracia al perder, en las siguientes elecciones internas comenzó
a proclamar que en el FMLN no le quedaba espacio ya que era objeto de mecanismos de fraude
e imposiciones. Rompieron con el FMLN y después conformaron un nuevo partido que se llamó
Partido Movimiento Renovador, que también tuvo la misma experiencia que el PD: fue a elecciones
y desapareció.
“La más reciente situación crítica se dio entre 2004 y 2005 cuando algunos compañeros y
compañeras, utilizando la tesis de que la radicalidad del programa del FMLN lo aleja de las
demandas de la gente y de que en el interior del partido no hay renovación, decidieron formar otro
partido político, el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Este grupo, dirigido por Julio
Hernández, René Canjura, alcalde de Nejapa, Celina Monterrosa e Ileana Rogel, dirigen una
fuerza política que tiene las mismas características de las divisiones anteriores: un proyecto
moderado y centrista sin un planteamiento claro de enfrentamiento al neoliberalismo y sin un
programa de cambios y transformaciones diferentes al neoliberal".1
Como se podrá apreciar, las luchas internas dentro del partido han sido una constante luego de
su paso a la legalidad. Es de notar que en el caso de F. Guardado el compañero S. S. Cerén se
cuida de mencionar la palabra expulsión y se menciona nada más el “rompimiento” y “separación”
con la estructura orgánica del FMLN y la militancia. Estas luchas han estado casi siempre
fundamentadas por el control del aparato y por ejecutar medidas que coincidan con la filosofía y
la forma de interpretar la situación y realidad tanto local como internacional. Por tanto, el factor
ideológico de estas pugnas es uno de los fundamentos principales que motivan a algunos a
hacerse del dominio del partido y sus estructuras. Pero esto es solo una parte de lo que está en
juego, muchos camaradas de armas que empuñaron los fusiles saben que el estar al frente de
cualquier instancia del partido le puede asegurar estabilidad material, es decir económica, y un
retiro tranquilo alejado de los problemas más asfixiantes de las masas trabajadoras.
El compañero S.S. Cerén continúa: “Las divisiones dentro del FMLN tampoco están fuera de la
estrategia de la derecha con respaldo internacional, concretamente de Estados Unidos. Evitar que
el FMLN se convierta en una fuerza gobernante ha sido y es una constante desde la firma de los
Acuerdos de Paz. También es importante destacar que estas divisiones tienen base en aquellos
sectores del FMLN que fueron derrotados ideológicamente por la influencia de la derecha, que
abandonaron los valores y los principios revolucionarios, y por ello fueron adormecidos, atraídos
o captados por la demagogia de la gran burguesía".2
La lucha por el control del partido se decantó por métodos administrativos para solucionar
problemas políticos, lo cual hemos mencionado siempre que es un error; así en el 2006 de acuerdo
con los escritos del compañero Cerén el partido toma la decisión de suprimir las elecciones de
directivas internas y ahora sólo se presentan ante la militancia las figuras de elección popular sin
previo debate o elección directa de las bases. Según este método el utilizar “otros” mecanismos
que procuren el entendimiento y la búsqueda de consenso ha permitido definir las candidaturas y
se ha “garantizado” la participación activa de la militancia. Y sentencia el camarada S.S. Cerén:
“Esta decisión soberana y democrática ha generado espacios para los debates políticos de fondo
que interesan al país, superándose ciclos políticos con rasgos de lucha interna, sectarios, por el
dominio del partido. En todo caso, las divisiones no han logrado detener el avance electoral del
FMLN, pues la respuesta del pueblo en estos casos ha sido crítica, pero de respaldo a la naturaleza
e identidad del FMLN, apoyo que se ha expresado a través del voto, con incremento significativo”.
Es evidente que todos o casi todos, los excomandantes o combatientes que acuerparon estas
escisiones en el interior del partido ahora se encuentran del otro lado de la trinchera, algunos
regresaron al seno del partido ya sea por interés o por convicción. No es extraño ver a los
disidentes al lado de hombres y mujeres de negocios o políticos abiertamente de derecha ya sea
como asesores, colaboradores o llevando a cabo proyectos empresariales, sin que esto les quite
el sueño o les perturbe el pensamiento. Así cuando S.S. Cerén afirma que fueron“captados por la
demagogia de la gran burguesía” coincidimos con él hasta cierto punto, muchos de estos
comandantes eran aventureros con una psicología pequeñoburguesa, cuya extracción social era
de clase media, que se enrolaron en el movimiento de liberación, nunca aceptaron completamente
la lucha por una sociedad socialista sino una contra la dictadura militar de turno y al finalizar el
conflicto afloraron sus verdaderas inclinaciones ideológicas. Pero ¿qué sucede cuando un
personaje abiertamente burgués le dice a la dirección del partido que debe ir más a la izquierda y
atacar a los de su misma clase, es decir a los otros capitalistas? Pero que al mismo tiempo no
plantea destruir el capitalismo, ¡sino solamente avanzar en el desmontaje del neoliberalismo!
La crítica de Nayib, en algunos casos correcta, carecía de método para ser planteada, ya que
cuando alguien está dispuesto a hacer avanzar el movimiento y ayudarlo a superar inconvenientes,
no hace un escándalo en los medios y en las redes y descarga denuncias histéricas sobre los que
están tomando estas decisiones. Se debe llamar al debate más abierto con participación amplia
de las bases del partido y la dirección. Con todo y esto, estaba acertado en denunciar muchas de
las medidas que está implementando el gobierno para combatir al neoliberalismo, que no se alejan
demasiado de lo que los otros divisionistas defendían o querían implementar. En otras palabras,
se luchó por el control y dominación del partido contra las corrientes “renovadoras” “terceristas”
etc. Para abrazar… el reformismo, regresar a la posición contra la cual se combatía. Esto no nos
ayudará a avanzar una pulgada en la liberación de la explotación de la mayoría por una minoría y
a detener la acumulación de la riqueza por parte de esta minoría.
El modelo de izquierda defendido por Bukele
Las críticas que en su momento hizo Bukele al Ejecutivo como, no implementar más impuestos
sobre la telefonía, los recortes a los subsidios, y hacer que los grandes rotativos del país como
LPG y EDH pagasen impuestos y otros, eran del todo correctos, no se pueden implementar
cambios profundos siguiendo la misma receta del FMI y el BD para sacar de la crisis a los
trabajadores de estos países tercermundistas. Hasta allí coincidimos siempre con Bukele. Así
mismo crear la consciencia en los funcionarios públicos de que deben estar al servicio de los más
necesitados y no por el interés de los ingresos que sus puestos le otorgan. Esto está del todo en
sintonía con nuestras propuestas para evitar que los compañeros militantes se desvíen u olviden
sus orígenes de clase, siempre hemos sugerido:
“Elección de forma democrática de todos los funcionarios con participación de las bases
del partido, y con derecho a revocatoria una vez quede demostrado que no están
realizando de forma correcta su trabajo
“Informes periódicos ante las instancias que fue electo por parte de cualquier militante que
posea algún cargo al interior del partido o de representación popular.
“Revocabilidad de los cargos en asamblea democrática en cuanto la militancia de base
considere que algún miembro con cargo al interior del partido o de elección popular
desarrolla una política contraria a los intereses de la clase trabajadora.
“Diputado obrero, salario obrero. Al interior del partido nadie podrá recibir un salario
superior al de un trabajador calificado. Los militantes con algún cargo de elección popular
deberán entregar íntegro su salario al partido para que le sea devuelta una cantidad como
la antes mencionada. El resto de ese dinero deberá emplearse para el desarrollo y las
necesidades del partido. ¡Basta de vividores!”.3
Esto serviría de salvaguarda para evitar que se desarrollen en el partido prácticas oportunistas y
de arribo de elementos que dicen jurar y morir por la revolución pero que su estilo de vida y forma
de pensar no coincide con su discurso. En este caso no se puede acusar a Nayib de ser un vil
oportunista, ya que afirma no devengar el salario que le correspondería como alcalde de San
Salvador. ¿Entonces cuáles eran los verdaderos intereses de Nayib? Por un lado, consideramos
que deseaba un mayor protagonismo, algo que iba a chocar toda la vida con la vieja guardia de
combatientes y militantes, tanto enquistados en puestos de dirección como dirigentes de las
mismas bases, muchos de los cuales vieron sus vidas arruinadas por las dictaduras de turno y a
sus familias masacradas. Esto ha desarrollado en el partido una tradición, por parte de un sector
de la militancia de rendir culto a aquellos que empuñaron un fusil en el conflicto y que bajaron de
la montaña. Por lo que un militante nuevo debe rendir un homenaje permanente a estos
compañeros, no dudamos que merecen el más grande respeto y reconocimiento a su heroísmo,
pero creemos que debemos combatir muchas de sus posturas legadas del periodo del conflicto,
como el culto a la personalidad y la consigna estalinista de “obedecer al partido o traicionar”, que
tanto daño ha causado a tal grado de generar capas de verdaderos autómatas dentro del partido
con su obediencia ciega.
Por otro lado, consideramos que tras la experiencia con el expresidente M. Funes, la dirigencia del
partido, ha pensado más de dos veces en tomar en cuenta personas para candidaturas que no
puedan controlar completamente. Así, Funes se les escapaba del marco regulatorio del reglamento
interno y los estatutos del partido, y hacía gala de su “independencia” política al nombrar ministros
y funcionarios alejados de la ideología del FMLN. En el momento de su expulsión Nayib contaba
con el reconocimiento y simpatía de un gran porcentaje de la población, no sólo de la ciudad, sino
también del interior del país, con un 88 % de aprobación a su gestión, de acuerdo con una encuesta
realizada por Mitofsky. La misma encuesta revela que un 68% seguiría votando por él en caso de
que abandone las filas del FMLN"4 Por lo que el temor a tener un “segundo Funes” le quitaba el
sueño a más de algún compañero.
Analizando estas posibles razones de la verdadera expulsión de Bukele, debemos decir también
que su discurso no convencía completamente a todos los trabajadores, pero sí tenía y sigue
teniendo un gran eco en capas de la clase media e intelectuales, cansados de no ver un relevo
generacional en las filas del partido, y de ver que los que vienen tras los líderes históricos tienen
un discurso poco claro y en sintonía con los actuales dirigentes, la cara fresca y propuestas de
Bukele les era muy atractiva. La ideología de las capas de la clase media es la más volátil, y en
un momento pueden estar 100 % de acuerdo con una propuesta y mañana 100 % en contra, esto
tiene su origen en el eclecticismo y pragmatismo de pensamiento que manejan, si funciona es
bueno, y hay que tomar de todo un poco.
La propuesta de Bukele de combatir el neoliberalismo se queda corta también, si analizamos
algunas de sus perlas más famosas: “El dinero alcanza cuando nadie roba”, y “Las nuevas ideas
se ven”. Por tanto, dinero existe para solventar las necesidades más acuciantes de las masas,
entonces solo hay que administrarlo bien y cuidarlo. Esto nos parece correcto, pero le
preguntaríamos al alcalde: ¿Quién en el país ostenta el dinero y toda la riqueza compañero
Bukele? ¿No son acaso los terratenientes, banqueros, industriales y hombres de negocios a los
cuales usted pertenece? Ahora, ni hablar de socialismo, Bukele nunca se ha considerado un
socialista, aunque no dudamos que su consciencia de clase pueda cambiar como lo hemos visto
en muchos otros casos. La historia conoce todo tipo de transformaciones, pero de allí que esté
dispuesto a dejar sus jets, mansiones y empresas y sumergirse en la ruina económica en nombre
de la justicia social y la revolución, nos parece que falta mucho. Los titanes revolucionarios que
lucharon por la liberación de los pueblos no se anduvieron con medias tintas, el Che Guevara
incluso abandonó sus anhelos de practicar una profesión humanista como la medicina, al ver su
mochila con medicinas y la otra con armamento, tomó la decisión que cambiaría de una vez y para
siempre su vida, tomó las municiones y se convertiría en combatiente a favor de los más
necesitados.
Muchos compañeros, alegan que no es necesario declararse socialista y revolucionario para luchar
por cambios profundos en la sociedad, que basta con ejecutar las acciones que valen más que mil
palabras. Podemos estar de acuerdo con ellos en parte con este planteamiento, pero lo que debe
prevalecer en una persona que desea cambiar radicalmente la sociedad es en concreto, cómo va
a realizar semejantes cambios. Lo vimos con Fidel Castro en Cuba, con Hugo Chávez en
Venezuela, quienes al principio buscaban lo mismo que Bukele, e incluso se declaraban
seguidores de la revolución democrática, pero en la lucha de clases no hay cabida para posiciones
intermedias. O se comienza a aplicar un programa socialista que atente contra los intereses de los
capitalistas y a favor de las masas, o toda la vociferante radicalidad de estos elementos quedará
al descubierto y tendremos más de lo mismo, capitalismo con rostro humano, revolución por
etapas, neoliberalismo amable. Fidel y Chávez lo entendieron en su momento. Si Nayib logra por
sus propios esfuerzos ser presidente se enfrentará a esta cruda realidad.
Antes que se retiraran los renovadores y los otros, planteaban un programa político que fue
combatido ferozmente por los considerados ortodoxos, en aquel momento liderados por Schafik
Hándal, y se impusieron a todo intento de diluir el programa revolucionario del partido en uno que
se acercara a la conciliación con el capital y la burguesía:
“Los "renovadores" plantean un proyecto con una visión socialista y de características propias para
El Salvador. Abierto para encontrar un equilibrio entre el mercado y el Estado. El objetivo principal
sería buscar la democracia política y económica.
Del otro lado, los "ortodoxos" plantean un cambio estructural de las relaciones de producción y de
trabajo. "Buscamos implementar otro modelo para El Salvador. Vamos a tomar parte del modelo
chino, cubano, francés, etc.", declaró Humberto Centeno. Él declara que no es posible otro
socialismo dentro del FMLN. "Esa es la diferencia con Facundo y también con Joaquín. Ellos creen
que hay que llegar al gobierno, pero no hay que tener el poder; ese (poder) que lo sigan teniendo
las pocas familias dueñas del sector financiero (…) para nosotros eso es inaceptable. No es posible
hacerle cambios cosméticos al actual modelo económico".5
Cualquier militante se frotaría los ojos ante estas líneas que expresan cuánto se ha diluido el
programa del partido, a tal grado de moverse a posiciones que se combatieron con determinación
en el pasado, y llegar al punto que no hay una línea divisoria entre los que se llamaron en su
momento ortodoxos y aquellos renovadores. Facundo y compañía se sentirían muy felices de estar
en el partido en estos días. Su sueño se habría completado, y sin necesidad de divisiones o purgas
internas.
Un cisma por arriba
La remoción de Bukele podría causar una fuerte hemorragia de votos para el FMLN, en la medida
que votaron por el alcalde bajo la bandera del partido. Algunos creen también que el cisma puede
llegar a impactar las bases del partido que se identificaban con Nayib y que le dieron su apoyo de
forma abierta. Pero las bases y simpatizantes del partido no cambian sus inclinaciones políticas
de forma rápida e inmediata. La militancia sabe en el fondo que el partido no solo representa
figuras carismáticas sino también un proyecto, y no están dispuestos a abandonarlo tan fácil a
pesar de los errores de su dirigencia.
Como lo hemos dicho en infinidad de veces, un partido no es sólo una forma organizativa, un
nombre, una bandera, un conjunto de individuos o un aparato. Un partido revolucionario para un
marxista es en primer lugar programa, métodos, ideas y tradiciones, y tan sólo en segundo lugar
una organización y un aparato, aunque estos no dejan de ser importantes para hacer que las ideas
revolucionarias se transmitan a la clase trabajadora.
Los trabajadores vuelven una y otra vez a sus organizaciones tradicionales a pesar de sus
dirigentes, y no es que los trabajadores sean torpes o no se den cuenta de que hay varios
oportunistas y corruptos en su seno, la razón es que no tienen alternativa, crear nuevas
organizaciones de lucha no es cosa sencilla, a diferencia de los sectarios que les basta con
proclamar un nuevo partido y…problema resuelto. Los trabajadores saben que si quieren incidir
en la sociedad deben organizarse, y que las herramientas para ello son los sindicatos y el partido,
que representan los intereses de su clase, o por lo menos hay posibilidades de dar la batalla en
su interior para que sirvan a sus aspiraciones.
Hay una tendencia que parece tomar fuerza, y que proclama que hay que romper con la
partidocracia—como si todo el poder y autoridad residiera en un partido—y que le apuesta a las
candidaturas individuales, tal cual lo desean los que siguen a Nayib, pero una persona que
aparentemente no responda al control y supervisión de nadie más que a sí mismo o a sus valores
morales, no resulta ser atractiva a los trabajadores. Incluso tales posturas no resisten el mínimo
análisis, ya que nadie se representa así mismo. Todos tenemos una filosofía, aunque lo neguemos,
por tanto, tenemos inclinaciones hacia ciertas ideas e influencias de otras personas, de otras
clases sociales, que son las que prevalecerán en última instancia.
No hay duda de que la salida de Nayib arrastrará un buen porcentaje de votos, pero muchos de
esos votos al mismo tiempo no fueron nunca para el partido en el sentido que apoyaron a la figura
del alcalde y no al FMLN como tal. Compañeros disgustados con la dirección y el actual régimen
de nula o poca democracia interna al interior pueden comenzar a dudar de su militancia y de sus
inclinaciones políticas, pero no consideramos que esto se generalice a todas las bases o
simpatizantes. L. Trotsky en sus escritos sobre la Revolución Española y la degeneración de las
direcciones obreras como la del POUM dijo: “El proletariado puede "tolerar" durante bastante
tiempo a una dirección que ya ha sufrido una total degeneración interna, pero que no ha tenido la
ocasión de manifestarlo en el curso de los grandes acontecimientos. Es necesario un gran choque
histórico para revelar de forma aguda, la contradicción que existe entre la dirección y la clase. Los
choques históricos más potentes son las guerras y las revoluciones. Por esta razón la clase obrera
se encuentra a menudo cogida de sorpresa por la guerra y la revolución. Pero incluso cuando la
antigua dirección ha revelado su propia corrupción interna, la clase no puede improvisar
inmediatamente una nueva dirección, sobre todo si no ha heredado del período precedente los
cuadros revolucionarios sólidos, capaces de aprovechar el derrumbamiento del viejo partido
dirigente”.
¿Sobrevivirá el partido?
Esta sería la cuarta escisión de gran envergadura en el seno del FMLN si tomamos las anteriores
divisiones que ha descrito el compañero S.S. Cerén en su libro. Con la diferencia que Nayib se ha
ido solo, y no se lleva tras de sí a compañeros de armas como en los casos anteriores, a menos
que alguna de las actuales figuras de peso dentro del partido se declare a favor de seguirle; pero
sí puede arrastrar una serie de votantes que marcaron la bandera roja y blanca y que afirman irán
a donde vaya el alcalde.
Desde de las divisiones del partido previas a la de Bukele, el caudal de votos por el partido
aumentó, algo que no podemos asegurar se mantendrá para siempre y en la misma constante. Al
contrario, muchas encuestas afirman el descontento y desilusión generado por la actual
administración bajo la bandera de la izquierda. Y se prevé una disminución significativa de votos
para el partido en las próximas elecciones de diputados y alcaldes. También hay que tomar en
cuenta que las elecciones de diputados y alcaldes son de las que menos motivación despierta en
las masas. Sobre todo, la de diputados, quienes son atacados continuamente por gran parte de la
población que los tilda de haraganes y vividores en general, sin que nuestros compañeros den
muestras de querer combatir dichas acusaciones, y todavía más si se limitan a un discurso de
obtener más escaños en el parlamento bajo la excusa de solucionarlo todo bajo esa vía, es decir
del parlamentarismo, lo cual desilusiona hasta los militantes más disciplinados.
La dirigencia le exige a la militancia esfuerzos y sacrificios, pero no logran despertar el espíritu de
combatividad que se ha aletargado en los trabajadores, y es que los trabajadores no se pondrán
a luchar simplemente porque sí, más si no observan ningún esfuerzo y sacrificio de sus dirigentes.
Y si no son escuchados, y si se promueven prácticas autoritarias en el seno de los comités de
base, y los sindicatos. Se ahogue toda crítica y el derecho a disentir de sus dirigentes, se limite
toda iniciativa revolucionaria o se expulse silenciosamente a muchos compañeros por no contar
con la simpatía de los mandos medios, y por aplicar el centralismo autoritario en lugar del
democrático.
Un partido no se construye con robots a los que se les puede dar órdenes y esperar una respuesta
automática. Hay diferentes corrientes de pensamiento en el seno del partido que son bloqueadas
sistemáticamente en pro de seguir “la línea del partido” o la “línea sindical” en el caso de los
sindicatos, a pesar de que se argumente de lo equivocadas que pueden estar ciertas propuestas.
Al respecto Lenin afirma: “Es rigurosamente cierto que no existe entre los marxistas completa
unanimidad (…). Esta falta de unanimidad no revela la debilidad sino la fuerza de los
socialdemócratas rusos. (…) El consenso de aquellos que se satisfacen con la unánime aceptación
de “verdades reconfortantes”, esa tierna y conmovedora unanimidad, ha sido sustituida por las
divergencias entre personas que necesitan una explicación de la organización económica real, de
la organización económica actual de Rusia (…) un análisis de su verdadera evolución económica,
de su evolución política y de la del resto de sus superestructuras.6
Lenin combatió todas estas prácticas y tendencias en el seno del partido más revolucionario que
la historia haya conocido, el Partido Bolchevique, sobre todo dirigió su puntería a los llamados
Hombres de Comité: “Lenin se plantea este problema en su propia fracción, al enfrentarse con los
Komitetchiki, que según el testimonio de Krupskaya, no admiten ningún tipo de democracia interna
y se niegan a cualquier innovación, por su impotencia para adaptarse a unas condiciones nuevas:
son hostiles a introducirse en los comités de obreros pues creen que en su seno no van a poder
trabajar, pretenden controlar minuciosamente toda la actividad y mantener una centralización y
jerarquías rígidas. Lenin les recuerda que ‘no es el partido el que existe en función del comité, sino
éste en función del partido’7
Si no queremos ser los sepultureros del FMLN, se debe comenzar a cambiar muchas cosas, Nayib
se ha marchado para no volver, al momento de escribir estas líneas, los noticieros dan a conocer
que ha despedido a 11 trabajadores de la alcaldía de San Salvador, por su afiliación o simpatía
con el partido, algo que ha sido considerado como una vendetta política por parte del redentor y
mesías de muchos compañeros. Pero nuestros “compas” han hecho lo mismo a otros militantes
en otras alcaldías en periodos anteriores, y no precisamente por ser considerados “areneros”. Si
no queremos asistir al funeral del FMLN esto debe ser sustituido por la democracia interna, y
combatir todas esas prácticas en el seno del mismo, que son las que están socavando los pilares
de este gran partido.
¡Por nuevas victorias!
¡Por la democracia interna!
¡Por un programa verdaderamente socialista y revolucionario!
San Salvador, 12 de octubre de 2017