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INTRODUCCIÓN

Los Aymara son un grupo de indígenas localizados principalmente en el


altiplano de Bolivia y Perú . Su mayor presencia se encuentra en el lago
Titicaca.
La historia de los Aymara ha sido caracterizada por cambiantes presiones de
los grupos dominantes. Antes de la conquista por los Incas en 1430, los
Aymara fueron divididos en varios estados independientes que fueron
concentrados en el altiplano, conocidos hoy como las repúblicas de Perú y
Bolivia.
Aunque no se conoce con precisión cuál es el estado más antiguo de los
Aymaras, la civilización Tiahuanaco que data desde 2000 años antes de
Jesucristo, usualmente es referida como el primer estado Aymara.
Existían en esta cultura doce reinos separados, que fueron colectivamente
referidos como los Collas. Aprovechando estas divisiones, los Incas ingresaron
al norte del altiplano y extendieron su reino sobre el territorio Aymara
aproximadamente en el siglo XV. La última nación Aymara independiente fue la
Lupakas del 1400 después de Cristo.
Su incorporación al imperio Inca resultó en un significante grado de
aculturación que se inició antes de la conquista española que empezó en 1535.
Más adelante se suscitaron cambios en la cultura Aymara que tuvieron lugar
durante el periodo colonial.
Aproximadamente desde el 1820 hasta nuestros días, los Aymara han estado
bajo la influencia de las reglas de las repúblicas de Perú y Bolivia.
EL CULTIVO

Dentro de los productos agrícolas destacan algunos tubérculos como la papa y


la yuca, granos como el maíz y la quínoa, leguminosas como el poroto y las
habas y una variedad de productos cultivados como el ají, el ajo, la calabaza,
el pimentón y el maní.

En el calendario andino la "Luna anual", tiene trece períodos de 28 días; el "Sol


anual" 12 meses, 8 de 30 días y cuatro de 31; a la sumatoria que da 364 días,
se les suma un día más: Jach'a Uru o Día Grande.

El Solsticio de Invierno, marca el comienzo de un nuevo año andino: Machaq


Mara.

Su cuenta se realiza, sumando 5.000 años a los transcurridos desde 1492,


inicio de la invasión europea.

El solsticio de invierno no solo indica la noche mas corta y fría, implica el


desarrollo de un calendario particular, que contempla actos colectivos y eventos
festivos ligados a la religiosidad popular del ciclo agrícola.

Los aymaras tienen su propia división de tiempo relacionada al ecosistema y su


actividad económica productiva; limitados al cultivo de tubérculos y gramíneas
y fuertemente dependientes de las abundantes lluvias cíclicas. Cada ciclo anual
comprendía tres estaciones:

1. Estación Fría (otoño e invierno, Juyphi Pacha), ocupando la mitad del


año entre marzo y septiembre, durante la cual madura la producción
agrícola y luego se le recolecta y se inicia la siembra.
2. Estación Seca (primavera, Awti Pacha) entre septiembre y diciembre,
dedicada a la siembra.“Awti” implica “hambre”: la tierra está seca,
hambrienta, porque no llueve.
3. Estación de las Lluvias (verano, Jallu Pacha) entre diciembre y marzo,
durante la cual crecen las plantaciones.

El ancestral calendario agrícola aymara se basa en la evolución estacional de


las papas y quinua y similares, por lo que no es estrictamente aplicable a los
valles bajos, concentrados en el cultivo del maíz.

Estación Mes Actividades


1° Kacha Chinu Máximo alejamiento del sol a la tierra
Phajjsi o Willca y recomienza su acercamiento.
Fría: Solsticio de Invierno ~ 18 de Machaq Mara o Año Nuevo Aymara,
julio. es una de las principales
Juyphi celebraciones del calendario aymara.
Pacha Se aprovecha la helada para
deshidratar tubérculos. La nieve que
puede destruir los productos en fase
de deshidratación. Selección de
productos para el mercado.
2° Jupha Phawaw Las nevadas humedecen el suelo y
Phajjsi o Cuchu facilitan el preparado de tierras y
19 de julio al 18 de agosto. posible siembra temprana en agosto;
recojo para la conservación. Finalizan
actividades agrícolas, los productos
están seleccionados: granos y chuño,
tunta y kaya, munda y semillas en
silos o kayrus.
3° Kasu Lapaca o Sata Jisk'asata (pequeña siembra).
19 de agosto ~ 18 de Siembra de papa, oca en las alturas y
setiembre. otros que dependen de la lluvia para
su riego. Siembra de quinua, arveja y
cebada. Esquila de animales. Las
lluvias posibilitan la siembra
temprana.
4° Sataw Lapaca. Nayra Sata (primera siembra) de
19 de septiembre ~ 17 de papas. Esquilar animales. Limpieza de
Seca: octubre. acequias. Época de siembra temprana
(haba y trigo de primavera). El riesgo
Awti es la sequía.
Pacha 5° Lapac Phajjsi Mes de calor y sequía. Chika
18 de octubre ~ 17 de Sata (siembra mediana) de quinua.
noviembre. Marcado de ganado. Principal mes de
siembra de la papa. El riesgo mayor
sigue siendo la sequía.
6° Khapajj Paucara o Jallu Inicio de lluvias. Mes de opulencia y
Q'allta fecundidad de la Pachamama.
18 de noviembre ~ 17 de Cuidado de cultivos. Ultimo mes de
diciembre. siembra. Falta de lluvias puede dañar
siembras ya hechas y limitar las que
se hagan en este mes. De noviembre
a enero se realiza el deshierbe, yapu
picha.
7° Willca Cuti Mes del cambio de la dirección del
18 de diciembre ~ 16 de sol. Cuidado de cultivos. Cultivos en
Lluvias: enero. desarrollo, se realiza deshierbe. Hay
riesgo de daño si faltan lluvias.
Jallu Comienza peligro de granizadas.
Pacha Fiesta de la abundancia: Capajraini.
8° Kolliw Phajjsi o Jallu Warta Mes de lluvias torrenciales. Cruce y
17 de enero ~ 15 de febrero. apareamiento de llamas y alpacas.
Actividades de precosecha. La
mayoría de cultivos sembrados en
septiembre y octubre están en etapa
de floración, son vulnerables al
granizo y heladas.
9° Anata o Marqha Phajjsi. Inicio de cosechas y marcado de
16 de febrero ~ 17 de marzo animales, con sistema de cooperación
recíproca. Aun hay peligro de
granizadas. Incrementa la lluvia que
puede provocar erosión en laderas e
inundación en tierras bajas. A fin de
mes y principio de abril se prepara la
tierra, qhulli-kutija (roturación y
rastreo).
10° Q'asiwi o T'arwa Yawi Mes de la cosecha y la esquila.
18 de marzo al 16 de abril. Máximo riesgo de heladas y
Fría: granizadas. Se precisan lluvias para
que la tierra no se endurezca y se
Juyphi pueda arar.
Pacha 11° Llamayu Cosecha de trilla de quinua, qañawa y
17 de abril ~ 16 de mayo. otros cereales. Disminuye el peligro
de granizada y de helada, los cultivos
están casi maduros. De abril a junio
corresponde el periodo de cosecha.
12° Kacha Hajjsi o Wanca Selección de papas. Marcado de
17 de mayo ~ solsticio de animales. Mes de cosecha y menores
invierno. riesgos climáticos.

ORGANIZACIÓNECONÓMICA

La economía de los aymara se basaba en la ganadería y en la agricultura, el


alimento más consumido era la papa de la cual conocían más de 200
variedades, pero lo que más practicaban era la ganadería (llamas y alpacas
que les proporcionaban carne, lana y abono, además de ser un excelente
transporte).

GANADERÍA:
La gran riqueza de los reinos aymaras se basaba en la ganadería de la llama y
la alpaca, estas especies les servían para aprovechar lana y carne como
alimento. Para el incremento de la ganadería aprovecharon la extensión de la
meseta del Callao y los pastos naturales que crecen en la región.

AGRICULTURA:

En esta actividad lograron el dominio de distintos pisos ecológicos,


introduciendo el cultivo de variados productos en los valles de la costa y selva
alta, como la coca, el ají, el algodón, además de los productos andinos.
Utilizaron el guano como abono para las plantas. Sus alimentos los
condimentaban con sal y ají.

TÉCNICAS DE SUS ANCESTROS

En los pueblos aymara contemporáneos del norte de Chile se mantiene muy


arraigada la tradición textil de origen prehispánico. La textilería ha sido, desde
tiempos inmemorables, la actividad artesanal característica de esta cultura. Sus
técnicas y estilos se han transmitido de generación en generación, sobre todo
por las mujeres que desde muy pequeñas se inician en las labores textiles,
creando sus primeras piezas. Comienzan el aprendizaje del oficio utilizando el
telar de cintura, haciendo fajas y bolsos, para luego tejer en el telar horizontal
de cuatro estacas, de mayor complejidad.
Con una cantidad reducida de herramientas, las artesanas aymaras generan
tejidos de utilidad doméstica y laboral, de una gran prolijidad y calidad. Por
ejemplo, fabrican ponchos, chales, ruanas, vestidos, fajas, frazadas, bolsas
para guardar y trasladar alimentos y semillas. Todos estos tejidos tienen
motivos y diseños varios, franjas lisas y verticales, grecas, figuras geométricas,
alpacas, llamas, flamencos y flores.

El proceso de confección se inicia cuando se adquiere el vellón y se eligen las


fibras para los tejidos. Luego se realiza el hilado con un pequeño huso de
madera y, una vez lista la lana, se procede a confeccionar los tejidos con el
telar. Existen varios telares empleados de acuerdo al tipo de producto que se
desea realizar. Entre ellos, las artesanas manipulan telares de origen
prehispánico, como los de cintura y los de fijación horizontal, y un telar de lisos
insertado en la zona andina por los españoles. Las lanas de alpaca como las
de llama se usan en su color natural, no así la lana de oveja que es teñida de
colores azules, verdes, naranjas y fucsias con anilinas químicas.
Más allá de su sentido práctico, los textiles en la cultura aymara son
importantes representaciones de su cosmovisión. La iconografía utilizada en
estos tejidos, la combinación de formas y líneas, al igual que los diferentes
usos del color y la manera de estructurar el espacio en los textiles, son todos
elementos de un lenguaje visual que se articula para expresar mensajes o
códigos culturales. Por ejemplo, en un textil aymara la combinación de colores
y diseños del tejido manifiesta la pertenencia a un grupo determinado de la
comunidad aymara.

Creencias y prácticas ancestrales:

Creencias
Según la cosmovisión aimara, existe un orden en el universo, en el que las
esferas físicas, sociales y espirituales se encuentran en equilibrio mutuo
(Arias y Polar 1991). A su vez, los aimaras tienen la creencia ancestral de que
existen tres mundos: Alax Pacha (mundo de arriba o cielo), Aka Pacha
(mundo que nos rodea) y Manqha Pacha (mundo de abajo). Cada uno de
estos mundos está habitado por seres vivientes organizados jerárquicamente,
quienes tienen una relación e influencia sobre los humanos (Llanque 1990).

La cosmovisión aimara además está llena de seres sobrenaturales quienes


pueden actuar como espíritus malignos (supaja, anchanchu, sirena o sirenu,
antawalla, entre otros) y espíritus protectores (achichila, uywiri, illa, entre
otros).

Ritos
Hay una gran variedad de ritos que practican los aimaras. Algunos hacen
referencia al vínculo de sus actividades agrícolas y ganaderas con la
pachamama o madre tierra, como el ayta o despacho para la siembra de la
papa, el piwi para la preparación de semillas, o el rito para conseguir lluvia o
contrarrestar el granizo o la helada (INDEPA 2011). Además, hay varios ritos
que implican cambios en la vida social de algunas personas, como aquellos
que se realizan una vez que asumen un cargo importante en la comunidad y
aquellos relacionados al ciclo vital de las personas (nacimiento, muerte y el
matrimonio).

Los oficiantes de estos ritos son personas entrenadas y escogidas por las
propias divinidades para cumplir las funciones de mediación entre las
personas y las divinidades. Estos maestros aimaras se denominan yatiris
(INDEPA 2011). Dependiendo del tipo de rito o ceremonia, en algunos casos
pueden suplir este rol los jefes de hogar ayudados por algún familiar, como
sucede con los ritos relacionados a la ganadería; en otros casos, quienes
ofician estos ritos son personas mayores conocedoras de los pasos
necesarios del ritual como en el caso de los ritos asociados a los difuntos o
curaciones (Rivera 2006).

Si bien hay una gran variedad en los ritos celebrados dentro de las practicas
aimara, se puede mencionar que en general constan de una “misa” o
ceremonia y una mesa constituida de varios elementos que deben ofrecerse
a los espíritus, como por ejemplo: cebo de llama o alpaca, fetos de animales,
figuras de animales, hojas de coca, alcohol, entre otras. Esta mesa será
luego incinerada y enterrada en algún lugar previamente escogido. El lugar
para realizar las ceremonias dependerá del tipo de rito, puede ser en la
misma vivienda, en parajes especiales o en las faldas de cerros o apus
protectores (Rivera 2006).

En estas ceremonias se encuentran elementos de la religión católica, como la


invocación a Dios, la Virgen y santos católicos, reflejo de la imposición
cultural durante la Colonia y su impronta evangelizadora. A pesar de ello, los
símbolos y las creencias de la religión andina se han mantenido, lo que ha
significado una cierta convivencia entre ambas religiones (Mennelli y
Podjajcer 2009).

Vestimenta Andina Aimara

Festividades, danzas y vestimenta


El pueblo aimara conserva festividades, danzas y música practicadas desde
tiempos inmemoriales, las mismas que se han ido recreando y reconfigurando
de acuerdo al paso del tiempo y de los nuevos contextos e influencias. Como
señalan Roel y Rojas (2012), la música y la danza están presentes en todos
los aspectos de la vida indígena andina desde los ritos del ciclo vital y
productivo hasta las actividades asociadas al calendario católico y
conmemorativo, siendo constitutivas a la vida comunal aimara. En la década
de 1980, José Portugal Catacora, mencionaba que en el altiplano peruano
existían más de 100 danzas, muchas de las cuales tomaban el nombre de la
zona donde se bailaba.

De acuerdo con este autor, se ha asociado a las danzas aimaras diversos


orígenes. Existen, por ejemplo, danzas cuyo origen se asocia a épocas
prehispánicas como el Choquela o el Chiriguano y la Cullahua, así como
también danzas de origen colonial como los Sicuris, siendo todas ellas
referentes de la identidad aimara (Portugal 2012). En las danzas se
representa las múltiples facetas de la vida comunal: las actividades agrícolas
y ganaderas, la caza; también hay danzas guerreras y satíricas que
rememoran un pasado glorioso (INDEPA 2011).

Junto a las danzas y música se presenta un conjunto importante de símbolos


a través de su vestimenta y trajes de uso cotidiano y festivo, los cuales
funcionan también como marcadores de identidad. Es bien sabido que desde
la época prehispánica “cada pueblo del Tahuantinsuyo se identificaba a sí
mismo a través del traje; por sus formas y colores en primera instancia y
luego por los elementos naturales y culturales de su propia región
simbolizados en adornos, bordados, pinturas, dibujos, etc.” (Vásquez 2008).
Si bien han existido enormes cambios a través de todo el periodo colonial y
republicano, los pueblos andinos han mantenido ciertos rasgos en su
vestimenta que los identifican y diferencian al interior del conjunto
heterogéneo de los andes y que también los diferencia respecto del resto de
población de la sociedad nacional.

Un buen ejemplo de adaptación de un traje occidental a la realidad andina es


el sombrero pequeño que usan las mujeres aimaras en todo el altiplano. Este
sombrero que no tapa ni del sol o la lluvia habría sido introducido como moda
por comerciantes en el siglo XIX, adaptándose a la vestimenta de las mujeres
aimaras configurándose así una nueva estética (Vásquez 2008).

Un ejemplo de permanencia en la vestimenta ha sido el anaco, vestimenta


femenina usada entre los aimaras de la provincia de Candarave, en el
departamento de Tacna. Esta representa uno de los “casos más
sorprendentes de permanencia de una manifestación cultural cuyos orígenes
se remontan a épocas precolombinas”. La vestimenta consta de varias piezas
(túnica, camisa o mancaza, faja, dos tupus, manto y tocado) y su confección
tiene como base las prácticas antiguas de tejido a través de las técnicas
empleadas en el telar horizontal de cuatro estacas (INC 2009).

Existe también un calendario festivo bastante nutrido en toda la zona aimara.


Muchas festividades importantes están asociadas a santos patrones:
Santiago, la Fiesta de las Cruces, San Juan y San Pedro, Pentecostés, la
Virgen de la Candelaria, entre otros. Además, existen festividades asociadas
a eventos cívicos como el aniversario de la comunidad, localidad o el centro
poblado; o festividades asociadas a momentos especiales en el calendario
religioso: semana santa, día de los difuntos o todos los santos, navidad, entre
otras.
Un ejemplo de la riqueza cultural asociada a las fiestas se encuentra dos
celebraciones declaradas como patrimonio inmaterial de la Nación: el
Sarawja y la fiesta de Tata Pancho. El “Sarawja” es música y danza aimara
ejecutada en el valle de Tixani en la provincia de Mariscal Nieto en
Moquegua, durante la semana siguiente a la Semana Santa. De acuerdo con
los registros de las crónicas de Guamán Poma de Ayala y Bernabé Cobo, su
origen se remonta a épocas prehispánicas. Se cree que esta danza es una
referencia a las kiwlas, aves de las alturas que en su cortejo hacen
movimientos circulares que se asemejan a una danza (MINCU 2010).

La “fiesta de Tata Pancho”, en honor a San Francisco de Borja, patrón


religioso de las pueblos de la provincia de Yunguyo, departamento de Puno.
Esta celebración es un ejemplo del sincretismo religioso aimara, pues si bien
proviene del calendario católico cristiano ha sido adaptado a las prácticas y
creencias indígenas (MINCU 2011).

AUTORIDADES ANDINAS

Organizaciones representativas de nivel comunal:

Las comunidades campesinas han constituido de manera histórica la forma


de organización, distribución del trabajo y posesión del trabajo de muchos
pueblos indígenas, como es el pueblo aimara. No obstante, el Estado
peruano no cuenta actualmente con información pertinente que tome en
consideración la complejidad histórica y cultural de la auto-identificación en el
contexto andino.

En este contexto, se ha considerado de manera preliminar una lista


referencial de comunidades campesinas del pueblo aimara, sobre la base de
un porcentaje mínimo de 40% de población cuya lengua materna es aimara,
en dichas comunidades. Este modelo tiene como sustento el hecho de que la
lengua es un referente central a través del cual se transmiten culturales
ancestros-descendientes, y constituye además una institución distintiva en
relación al resto de la sociedad nacional.

Cabe precisar que la lengua no es el único elemento a considerar para la


identificación de pueblos indígenas, y que tampoco es una condición
necesaria para identificarse como indígena, como sucede con quienes se
identifican como parte del pueblo uro. En ese sentido, hacemos énfasis en el
carácter referencial de esta lista, elaborada sobre la base de la información
oficial pública disponible.
Otros Datos:

En el año 1985, mediante Resolución Directoral N° 1218-85-ED del Ministerio


de Educación, se aprobó el alfabeto de la lengua aimara.

En el año 2009, mediante Resolución Directoral N° 558, el INC declaró como


Patrimonio Cultural de la Nación el Anaco de Camilaca, vestimenta utilizada
por mujeres aimaras en la provincia de Candarave, departamento de Tacna.

En el año 2010, según Resolución Directoral N° 1919, el INC declaró como


Patrimonio Cultural de la Nación el Sarawja, danza y música aimara
ejecutada en los distritos de Cuchumbaya, San Cristobal y Carumas,
provincia de Mariscal Nieto, departamento de Moquegua.

En el año 2011, según Resolución Viceministerial N° 681-2011, el Ministerio


de Cultura declaró como Patrimonio Cultural de la Nación la Fiesta de “Tata
Pancho”, celebrada en los pueblos de la provincia de Yunguyo, departamento
de Puno.

GASTRONOMÍA

La alimentación en los pueblos indígenas es una muestra más de su gran


sabiduría. Ellos aprovechan de la tierra sus frutos, el agua y los minerales
respetando los ciclos naturales de cultivo y reproducción.

Esta forma la podemos definir como vivir de acuerdo a los productos que nos
da la tierra, en sus formas de cultivo, extracción y recolección, en paz y
armonía con la madre tierra, generadora de la vida humana y cuidadora de ella.

Los pueblos indígenas han sabido vivir en esta armonía, usufructando de los
recursos alimenticios y extrayendo de ellos la salud y el desarrollo físico y
mental de sus comunidades.

Nuestros apuntes de gastronomía indígena pretenden dar a conocer algunas


comidas tradicionales de cada pueblo y recibir de nuestros hermanos virtuales
sus propias recetas y fuentes de información al respecto, las que esperamos
conformen un gran libro de sabiduría alimenticia en un futuro próximo.

La papa y el maíz constituyen la base de la comida aymara, de alto valor


proteico y constituida además por: la quinoa, la harina de maíz, el charqui y la
carne de camélidos. La cocina es una preocupación de las warmi (mujer) y
abuelas. De manera más restringida los hombres también participan cuando
son casados y ancianos.

Matrimonio aimara, un rito comunitario

(La Razón) caso

Con el lago Titicaca por testigo, Paqatiti y Qhana Uma, después de ocho años
de convivencia unieron sus destinos con la aprobación de los achachilas de la
montaña Larisani. La comunidad de Lojpaya debe reconocer oficialmente la
unión de los novios antes de permitirles que construyan su casa. Luego, entre
todos, costean la celebración.

El, Fidel Tórrez Jiménez, es el águila-gato, Paqatiti en aimara. El brillo de su


piel lleva la cuenta de 42 años desde que nació en Lojpaya, comunidad de la
provincia Manco Kápac en La Paz. Y quiere construir su casa a orillas del lago
Titicaca, donde la pesca es la prin- cipal actividad económica.

Ella, Emiliana Rojas, es Qhana Uma, el agua clara. Tiene 27 años, ocho de los
cuales dedicó al matrimonio de prueba con Paqatiti. Tienen tres hijos que
desde pequeños tuvieron que emigrar hasta Brasil y Argentina para ofrecer
mano de obra barata y así sobrevivir como pareja. Gracias a los conocimientos
sobre hierbas heredados de la madre de Qhana Uma, la pareja retornó a
Lojpaya, donde hoy vive con los suegros.

"Queremos estar completos", desea la pareja, que para ser reconocidos por el
pueblo deben casarse con la aprobación de la comunidad y de los achachilas.
Ascenso a Larisani
La madrugada del domingo 22 de diciembre no congela la expectativa en
Munaypata. Ellos pasaron la noche en vela en la casa del illa qamani Juan
Ángel Yujra que, a sus 36 años, recibió la misión de ser el padrino organizador.
A las 04.00, un bus parte con los padrinos, los invitados y cuatro amautas
yatiris encargados de oficiar el ritual. Cada uno lleva en el cuerpo la señal del
rayo.

Dos horas de viaje obligan a la pausa en el estrecho de Tiquina.


A media hora de camino, las faldas de un imponente cerro

desafían a la comitiva, que deberá conquistar sus cumbres para solicitar


autorización a los achachilas, los espíritus de los ancianos que protegen toda la
región.
Comienza el ascenso a Larisani con el impulso de la coca y la lejía que se
arrincona en el paladar. Media hora escala entre el frío abanicado de la paja
brava y las piedras talladas al capricho del viento para empezar el ritual.
En la cima quedan restos de milenarias edificaciones que otrora hacían de
observatorio meteorológico. Los antiguos techos reunían a las regiones de
arriba y abajo, urinsaya y aransaya, para predecir el clima para los próximos
cuatro años. Desde ahí, la vista domina tanto al Lago Mayor como al Menor y
controla los siete achachilas. Así, pensando siempre en la dualidad, los
hombres se colocan frente al sol. Mientras, todas las mujeres se ubican
mirando hacia la luna.

Los cuatro amautas queman en una fogata dos mesas de ofrenda: una blanca
de salud y una de colores para pedir prosperidad. Agustín Fernández, amauta
señalado por la ausencia de dos de sus dedos, solicita el permiso al achachila
echando vino en unas pequeñas vasijas de barro a la fogata, que responde con
chasquidos de madera.
Los amautas, luego de ofrecer los licores sagrados al sol y la luna, se los dan
de beber a la pareja y a cada uno de los siete padrinos o illaqas: los illa
puqhara, Celso Ayala y Lucy Zapana, que están encargados de la prosperidad
y el trabajo reflejados en los productos animales. Por otro lado están los ispalla
puqhara, Clemente Mamani y su esposa, que representan a la Pachamama y el
mundo vegetal. Los padrinos más importantes, Juan Callisaya y Jacinta
Chipana, son los irpa illaqa, representantes de su comunidad gracias a un
designio indicador

de prestigio: Juan tiene un ispa, un hermano gemelo.

Los amautas, luego de su ofrenda a los cerros, abren los awayos con los
regalos de cada padrino y entregan a los novios lana blanca y de colores, la
pureza y la tierra.
Termina la ceremonia reventando petardos hacia el cielo para espantar al
granizo. Los irpa illaqa guían a la comitiva hacia la comunidad con el
convencimiento de que el matrimonio ha sido aceptado: un arco iris surge del
lago y se desplega multicolor tocando las nubes. Es el quta illa, la autorización
dada por el lago sagrado.

El recibimiento de Lojpaya
La comunidad lacustre de 33 familias está liderada por Sabino Flores Espinal.
Juntos dieron el consentimiento para realizar la ceremonia aimara, que choca
directamente con la fe evangélica que ya tomó casi toda la región.
En Lojpaya, la comitiva se divide en tres grupos. El primero desciende
acompañando al primer illaqa desde Santiago Ojje, el urinsaya. Los lleva la
tarkeada.

Luego de la señal de petardos, ingresa por aransaya el segundo illaqa desde


Calata San Martín, acompañado por pinquillos que silban con los truenos del
tambor. Los dos grupos se encuentran con los novios en el pueblo, que baila al
ritmo de la moceñada. Tanto instrumento cantando a la vez provoca una
intensa y copiosa lluvia.

Pasada la amenaza, la música dirige a los novios con wiphalas (banderas)


blancas y multicolores hasta los arkus (arcos) donde se challa a los novios. En
el primer arku, las autoridades llenan las cabezas de los novios con pétalos de
flores y ofrecen los primeros tragos de chicha. El segundo arku, hecho también
con palos, awayos, tejidos de lana y platería, fue levantado para las mujeres.
Luego, el tercer arku marca el camino a la futura casa

de los novios y corresponde al saludo de los hombres.


El cuarto arku, a las puertas del terreno de la pareja, es el más importante: los
amautas bendicen los awayos que durante todo el trayecto cargaron Paqatiti y
Qhana Uma. Contienen cuatro pequeños illa awayos que guardan productos
animales y vegetales en su interior. Con flores y alcohol, los amautas bendicen
esos presentes de los padrinos que entregan una wiphala a cada novio y
cuelgan billetes en el poncho rojo y la manta de vicuña, que cubren un par de
chompas idénticas de alpaca. Los invitados lanzan wayrurus por los aires en
señal de buena fortuna.

Las lanas blanca y de color unen a los novios, que estarán amarrados por dos
horas, durante el apthapi (comida en comunidad). Más tarde, beben agua pura
de las cuatro comunidades que los rodean, en señal de amistad y armonía.

Una fiesta de tres días


En una mesa adornada para los novios, se sirve el tradicional wallaqe a los
novios y padrinos, mientras el resto de los invitados busca un lugar en el suelo
para sentarse. Las mujeres rodean a las ancianas y ofrecen coca desde sus
awayos. Los hombres, a la derecha del novio, se sientan a comer y beber.
Pasan las dos horas entre alegrías y alcohol, vino y coca ofrecidos a los novios,
que se levantan a agradecer a los invitados. La música llama a una ronda que
baila al ritmo de pinquillos y quenas con la chispa regalada por la coca, el
alcohol y el cordero de media tarde.

Es hora de partir. La fiesta se prolongará por dos días más, pero el bus debe
regresar a La Paz. El motor se calienta, pero de pronto algo hace que se
detenga. Es Paqatiti y Qhana Uma, que suben a agradecer a sus invitados por
compartir su unión con ellos, que desde ese día "están completos".

EL IDIOMA AIMARA
l idioma de los aymaras

El aymara altiplánico, ó simplemente aymara, es un lenguaje


andino hablado por un millón y seiscientos mil personas, en las proximidades
del lago Titicaca. Más precisamente, según los últimos censos de Bolivia y
Chile (1992) y del Perú (1993) existen 1.237.658 aymaristas bolivianos,
296.465 aymaristas peruanos y 48.477 aymaristas chilenos. También existen
varias comunidades de las provincias argentinas de Salta y Jujuy que se
autoproclaman aymaristas aunque no hablen esta lengua. El aymara altiplánico
tiene dos lenguas hermanas: el Kawki y el Jaqaru, ambos hablados, todavía,
en algunas provincias serranas de Lima. Desde el siglo XIX algunos estudiosos
como Antonio Raymondi, Sebastian Barranca y Julio C. Tello sospecharon
de un parentesco entre estas tres lenguas. Fueron los trabajos lingüísticos
de Marta J. Hardman, durante los años 60 del siglo XX, que confirmaron
plenamente esta conjetura. Hardman mostró que el aymara altiplánico, el
jaqaru y el kawki son miembros de una misma familia lingüística a la que ella
denomina de familia jaqi. Por otro lado, Alfredo Torero denomina a esta
familia de aru. Recientemente, Rodolfo Cerron-Palomino propone que la
denominación de esta familia sea aimara. El argumento de Cerrón-Palomino es
la necesidad de nomenclatura simétrica con respecto a la familia
lingüística quechua, donde nombres como simi no fueron aceptados. En estos
primeros años del siglo XXI, de acuerdo a la información que poseemos y con
mucha aflicción, podemos decir que el kawki puede estar extinto; mientras que
el jaqaru, con base en Tupe (Yauyos), se debate en la lastimante agonía de ser
hablado por unas pocas millares de personas tupinas, casi todos ellos viviendo
en la ciudad de Lima. Esto hace prever que en una o dos generaciones el
jaqaru, segundo miembro de la familia aymara, también pase a pertenecer a la
clase de las lenguas extintas.
Por otro lado, la teoría de un posible origen común, una
misma lengua madre, del aymara y el quechua parece estar quedando sin
validez. R. Cerrón-Palomino, M. J. Hardman, entre otros, señalan que el error
fundamental de los partidarios del quechumara (Orr y Longacre), como es
denominada esa supuesta lengua madre común, es que sus argumentos están
basados solamente en la comparación del aymara altiplánico y la variedad del
quechua cuzqueño-boliviano y no de todas las familias de ambos lenguajes. Es
plausible que conjeturar alguna teoría a este respecto tiene que ser un
resultado de considerar las familias lingüísticas, con la mayor completitud
posible, de ambos lenguajes como son el Quechua I (Huayhuash) y Quechua
II(Huampuy) y todas sus sub-familias diseminadas en Colombia, Ecuador, Perú,
Bolivia y Argentina así como a la familia jaqi ó aru ó aimara y sus
lenguajes/dialectos aymara(altiplánico), kawki y jaqaru. Esto llevaría a la
reconstrucción hipotética del proto-quechua y del proto-aymara que, según
parece, están a buena distancia de un origen común.

El primer estudio gramatical y lexical del lenguaje aymara fue


hecho por el jesuita italianoLudovico Bertonio, a finales del siglo XVI,
mientras cumplía su misión en Juli(Chucuito, Puno).Bertonio estudió al
aymara usando como referencia a la gramática latina. Durante los cuatro siglos
siguientes a Bertonio los otros estudios del aymara continuaron a tener como
marco de referencia a los modelos gramaticales indoeuropeos. Se considera al
trabajo de Ellen Ross, en 1963, como el primer estudio del aymara usando
conceptos de la lingüística moderna, sacudida de los defectos de los anteriores
estudios. Posterior a Ross aparece el equipo de lingüistas de laescuela de
Florida bajo la dirección de M. J. Hardman. Todos los estudiosos de la lengua
aymara reconocen que los resultados de esta escuela son de los más
importantes hasta ahora conocidos.
La representación alfabética del lenguaje aymara ha merecido más de 30
propuestas diferentes, a comenzar con la del propio Bertonio. Buena parte de
estos sistemas fueron inadecuados para la realidad fonémica del aymara. En
los años 60’s el profesor boliviano Juan de Dios Yapita, un aymara hablante
miembro de la escuela de Florida propone el alfabeto sobre el cual está basado
el actual alfabeto unificado ó único. Este alfabeto tiene carácter oficial,
reconocido por Decreto Supremo DS-20227 del 9 de mayo de 1984 por el
gobierno boliviano y también por Resolución Ministerial RM-1218 del 18 de
Noviembre de 1985 por el gobierno peruano. En Chile es reconocido como
el grafemario aymara. Este es un alfabeto fonémico con 26 consonantes y 3
vocales (Figura izquierda).
De acuerdo a la categorización clásica de las lenguas; inflexivas,
aglutinantes y aisladoras, el aymara es una lengua aglutinante. Mientras que
de acuerdo a la clasificación moderna que tiene una escala contínua desde
lenguajesanalíticos hasta los lenguajes sintéticos, el aymara está en la zona
de los lenguajes sintéticos. Una otra característica del aymara es su sistema de
cuatro personas gramaticales. El carácter aglutinante aymara se debe a las
propiedades de sus dos clases morfológicas fundamentales: raíces (verbos,
sustantivos, adjetivos) y sufijos. Las raíces verbales y los sufijos son
elementos morfológicos sin ningún significado por si mismos. Mientras que
combinando adecuadamente estos elementos morfológicos se puede expresar
cualquier tipo de ideas. Para el profesor bolivianoIván Guzmán de Rojas, atrás
de las reglas de esta combinación de sufijos existe dos estructuras
independientes; una estructura lógica y una estructura algebraica. La estructura
lógica sería la trivalente propuesta por J. Lukasiewiczdurante las primeras
décadas del siglo XX. Mientras que la estructura algebraica sería
específicamente la de losanillos de enteros módulo-3 (Z3).
Comprobadamente el aymara posee más de 200 sufijos propios y prestados.
M. J. Hardman calcula que combinando adecuadamente sufijos y raíces
verbales se puede alcanzar hasta 363.394.720 formas verbales diferentes.
Como la educación oficial en Bolivia, Perú y Chile es en español y
considerando que esta educación monolingüe no es de las mejores, mal se
puede esperar una educación bilingüe castellano/aymara ó castellano/quechua.
Sin embargo existen instituciones y ONGs que vienen difundiendo el lenguaje
aymara oral y escrito por fuera de medios oficiales. En ésta labor se
destaca radio San Gabriel de La Paz perteneciente del arzobispado de Bolivia
y que cuenta con apoyo financiero español. Su programación diaria de 15
horas es integralmente en aymara y contiene programas de alfabetización y
difusión de la cultura aymara. Todo esto junto con la edición y publicación de
textos básicos escritos en aymara. Otro centro destacado, y con mayor rigor
académico, es el Instituto de la Lengua y Cultura Aymara (ILCA), también
ubicado en La Paz, es dirigido por el renombrado profesor y lingüista aymara
Juan de Dios Yapita. Posee importantes publicaciones sobre gramática y
sociología aymara. Finalmente debemos mencionar el brote de diccionarios
aymara en Internet, siendo el mas importante la publicación del Vocabulario
completo de Bertonio enlenguandina.org.

JUEGO DE LA CULTURA AYMARA

El Warakkaku
A las 2 p.m. de la tarde se concentran en la puerta de la iglesia o en la de la
subprefectura, las comparsas correspondientes a cada barrio, formando un
amplio ruedo. Salen al centro los alféreces respectivos a cada grupo. Se
colocan aproximadamente a diez pasos. Cada uno lleva en la mano una
warakha (quichua: honda). Por turno deben hondearse una sola vez. Al que le
toca hondear se alista. El que debe recibir el hondazo, cumpliendo con las
reglas de la justa, coloca su propia honda sobre la cabeza y la sostiene tirante
por las puntas, a la altura de los hombros.

Cuando es lanzado el hondazo, el que recibe no puede mover los pies del sitio,
solamente puede hacer el quite del proyectil con el movimiento del cuerpo y la
cabeza.

Lo gracioso de esta justa en broma, o divertimiento colectivo, es que los


proyectiles son quesos medianos, llamados quesillos por la suavidad de la
masa. Muchas veces se ha visto que el quesillo reviente en la cara del
contrincante, provocando la hilaridad general del pueblo espectador.
Makhanaku
Justa de varones que se realiza al día siguiente de la fiesta de Todos Santos,
durante la kacharpaya.

Toman parte los jóvenes, que asisten en grupos al lugar que tradicionalmente
les sirve de arena.

El juego empieza así: dos jóvenes que se han desafiado, se colocan uno en
frente del otro. Cada cual ha amarrado su cintura con una waska o cinturon de
cuero.

Para empezar el verdadero juego, cada jugador se agarra del cinturón del
contrincante, a la altura de las caderas. Así agarrados mutuamente, a una voz
empiezan el forcejeo y consiste el juego en voltear al contrario en su propio
campo, o sea que el jugador trata de atraerlo al contrario para derribarlo.

Gana el que ha volteado al otro, terminando el juego entre risotadas y buen


humor de los espectadores. El perder, en el jugador calcheño no crea re-
sentimiento.

La palabra makhanaku, en lengua quichua quiere decir pelea

JUEGOS DE LA CULTURA QUECHUA

TROMPO

Juguete de madera torneado en forma de pera, con una púa de hierro en la


punta. Se utiliza enroscando en la púa un cordel que se jala y permite que el
juguete gire sobre el suelo o la palma de la mano. Hay diferentes modalidades
denominadas: “el wawar” y el “gana gana”.

CHUWIS

Es un juego grupal por parejas. Se utiliza frijoles clasificados en jerarquías de


palatos, lecheros, wayrurus y toqola: Se hace un hoyito en el piso de tamaño
adecuado para los granos, desde una distancia prudente a seis pasos; los
participantes, por turno, deberán lanzar el número acorde de frijoles, tratando
de emboquillar en el hoyo; aquellos que no ingresan son impulsados.

TAWASARA

Se juega en grupo, participan hombres y mujeres. Dos representantes eligen a


su equipo nombrando a los integrantes con nombres de frutas. Concluida la
elección, las personas deberán estirar con fuerza tratando de atraer a su lado
la mayor cantidad de gente. Gana el que logre atraer hacia su lado el mayor
número de personas.
COSCOJA

Consiste en superar escollos que se fijan en un área delimitada, que se halla


divida en cuadros. El protagonista debe estar munido de una seña (piedra o
cáscara), que arrojará en cada cuadro y superará los obstáculos saltando en un
pie. Cuando llegue al cuadro donde está la seña debe superarla sin pisar las
líneas. Si logra remontar todos los cuadros sin pisar las rayas, desafía a un
contendor, para que repita la hazaña.

JUEGO DE LA CULTURA GUARANIE


El MANGA es un juego religioso que, se considera, fue dado por
ÑANDEJARA (Dios) para el esparcimiento antes del ritual del TANGARA.

El mismo se realiza por las tardes, en el espacio frente a la casa religiosa


denominado OPY ROKA; los hombres hacen una pelota de chala seca de
maíz (AVATIPIRE) para jugar el MANGA. La base de la pelota tiene el
tamaño de la palma de la mano. La forma de elaboración de la pelota es
enseñada por los padres a sus hijos.Alrededor de los jugadores se
encuentra observando toda la Comunidad. El juego consiste en no dejar
caer la pelota en el círculo, formado por alrededor de quince jugadores
(cuantos más jugadores hay es más divertido). A medida que los
jugadores se cansan son reemplazados por otros. Al jugador que se le
cae la pelota sale del juego.

Se juega hasta el cansancio o culmina el juego cuando se inicia la danza


ritual TANGARA, antes de entrar a la casa religios OPY.

Este juego ha perdurado por generaciones, y según los ancianos de las


comunidades está profundamente ligado a la espiritualidad de los MBYA
GUARANÍ, ya que no solo representa un juego de esparcimiento y ocio,
sino también es una preparación para los rituales religiosos de la
Comunidad.
TAMBIEN PRACTICABAN UN JUEGO SEMEJANTE AL HOCKEY Que los
guaraníes atesoraban un gran espíritu deportivo o lúdico no se puede dudar.
Otros estudios realizados sobre las actividades recreativas en la América Pre-
Colombina, confirman la existencia de otro juego conocido como “pallín” o
“chueca”, con características muy semejantes a lo que hoy es el hockey. En la
gráfica de abajo se aprecia la ilustración del Alonso de Ovalle en su "Histórica
Relación del Reyno de Chile y de las misiones y ministerios que ejercita en él la
Compañía de Jesús" (164

JUEGO Y JUGUETES PARA EL NIVEL INICIAL EN FAMILIA COMUNITARIA


En los años cuarenta y cincuenta, los niños pasaban mucho tiempo al aire libre,
jugando en grupos en la vereda, la terraza o el potrero a juegos como la
billarda, el sapo, el juego de las estatuas o las bochas. Los varones se reunían
para jugar a la cinchada o al fútbol, o aprovechaban los grandes baldíos para
remontar barriletes que ellos mismos construían. Los que tenían kartings, autos
a pedales, triciclos y bicicletas daban “la vuelta de la manzana”. Como las
casas tenían grandes patios, los chicos de la familia –que por lo general incluía
a hermanos y primos– pasaban allí muchas horas del día. Las niñas saltaban a
la soga, disfrutaban jugando a las escondidas, a rondas como la de La Farolera
o la de San Miguel, a las estatuas y al fideo fino. Empujaban el aro de mimbre
con un palito, realizaban juegos de rimas como el Pisa Pisuela, A la lata, al
latero y, sin que las vieran, probaban embocar el balero. Los varones jugaban
con bolitas1 y autitos (a los que rellenaban con masilla o plastilina para
aumentar el peso y evitar que volcaran en las carreras), hacían girar trompos y
competían para ser el más diestro con el balero. Niñas y niños se juntaban para
jugar a la rayuela. Jugaban con juguetes de fabricación casera, como las
pelotas de trapo y las muñecas de tela o cartón, y con unos pocos comprados o
regalados, como los soldaditos de plomo, los trenes eléctricos, las cocinitas de
hojalata y los “malcriados de pasta”. Algunas niñas tenían “la Marilú”. Si había
que quedarse adentro, jugaban juegos de mesa, como el ludo, el dominó, las
damas, juegos de cartas y al juego de la oca. También al tatetí, con el yoyó o
con las figuritas.
BIBLIOGRAFIA

FUNDAMENTOS HISTORICOS, IDEOLOGICOS DEL PUEBLO AIMARA

Walter Gutiérrez

https://es.wikipedia.org/wiki/Aimaras

https://www.pinterest.com/pin/541980136391193070/

http://bdpi.cultura.gob.pe/node/12

https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/aymara/calendario.html

http://helherz.blogspot.com/2008/04/la-cultura-aymara-presentacin-los.html

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-92357.html

http://www.beingindigenous.org/index.php/es/norte/aymara/72-gastronomia-
aymara

https://www.bolivia.com/noticias/autonoticias/DetalleNoticia11035.asp

https://aymara.org/1995/arpasi-idioma-aymara/

http://mariamorsito.blogspot.com/2015/09/juego-de-la-cultura-aymara-el-
warakkaku.html

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