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Historia del Himno

Nacional de Nicaragua.
El origen del Himno Nacional de Nicaragua tiene raíces religiosas, su primera
forma melódica sirvió para alternativa con instrucciones y oraciones
catequísticas, tal es lo que refiere el poeta nicaragüense don Salomón Ibarra
Mayorga, quien indica que en las últimas décadas del siglo XVIII un fraile
misionero franciscano llamado Ernesto o Anselmo Castinove, originario de
Toledo, España, acostumbraba cantar un salmo religioso al empezar y concluir
las sagradas enseñanzas de la fe cristiana a los indígenas de Subtiaba, en las
cercanías de León.
La melodía que el fraile enseñaba fue transmitiéndose de generación en
generación, llegando con el tiempo la partitura del canto referido, a manos del
profesor de educación musical don Marcelo Soto.Para la fecha de proclamación
de la Independencia de Centroamérica, el canto litúrgico del misionero
franciscano se había generalizado y el pueblo nicaragüense lo entonaba tanto en
las actividades religiosas como políticas.
Establecida la República Federal en 1824, se ejecutaron en los países
centroamericanos dos melodías o himnos: «La Granadera» y la «Antífona de
los Colores». La primera se escuchaba en la misa de Tropa, en la parte del
Sanctus, al hacer la elevación del Santísimo Sacramento y otras veces al izar o
arriar la Bandera Nacional. La segunda era el Himno de la Federación
Centroamericana. En los años 1834 a 1840, los gobiernos de don José Zepeda
y don José Núnez, llamado de los «Chepes» adoptaron de nuevo el canto
religioso de Fray Ernesto o Anselmo Castinove.
Disuelta la Federación en 1838, Honduras adoptó «La Granadera»
como himno y en Nicaragua «La Antífona De Los Colores» se
ejecutaba para tributar honores al pabellón nacional.

En 1876, siendo Presidente de la República de Nicaragua don Pedro


Joaquin Chamorro Alfaro (1875-1879), se impuso como Himno
Nacional una melodía compuesta por el maestro Carmen Vega, y letra
de F. Álvarez. La música de Vega, cuya tonalidad es Fa Mayor, fue
junto con la letra de muy corta duración. Sus primeras estrofas son las
siguientes.

Soldados, ciudadanos, a las armas,


esgrimid las espadas con valor,
que más vale morir independientes
a vivir subyugados en la opresión.

Hoy se lanza la patria querida


sobre un campo de gloria inmortal;
hoy, alzando su frente abatida
aniquila el poder colonial.

De septiembre la luz se levanta


bella pura cual hija del sol,
y a su vista el ibero se espanta
tiembla y cae el león español.

En 1889 al asumir la Presidencia de la República el Doctor Roberto Sacasa Sarria (1889-


1893), apareció un nuevo himno y sin previo concurso se declaró oficial; fue compuesto en
Do Mayor por el músico belga Alejandro Cousin, Director de la Banda de los Supremos
Poderes. Este himno instrumental, fue abolido después del triunfo de la Revolución Liberal
de 1893, porque sus notas de tipo escolar, no concordaban con el ambiente revolucionario de
este tiempo. Los adversarios del doctor Roberto Sacasa le dieron el nombre de «Himno de
los Palomos». (Nota de La Estrella de Nicaragua: Al Presidente Sacasa Sarria le apodaban
«El Palomo»).

Durante la administración del general José Santos Zelaya López (1893-1909), surge un nuevo
himno, cuyo autor de la música es don Alejandro Cousin, suegro del general Zelaya; la letra
--de autor desconocido-- fue atribuida a varios poetas, entre ellos, Rubén Darío, Santiago
Argüello y Manuel Maldonado. A este himno se le llamó «Hermosa Soberana».

En septiembre de 1893, la Asamblea Constituyente aprobó la letra del himno «Hermosa


Soberana».

Hermosa, Soberana

Hermosa, Soberana,
cual Sultana, Nicaragua,
de sus lagos al rumor,
ve en sus hijos denodados
los soldados del honor.

Siempre libre y hechicera


su bandera va flotar,
y apacible se reclina
cual ondina de la mar.

Y orgullosa, cual deidad,


muestra altiva el noble pecho,
en defensa del Derecho
y su sana Libertad.

En 1909, a la caída del gobierno del general José Santos Zelaya


López, se cambió el himno de «Hermosa Soberana» recordándose de
nuevo la música del viejo salmo o himno del misionero español. Fue
don Antonio Zapata quien la instrumentó y le hizo los primeros
arreglos, respetando su tonalidad original de Sol Mayor; don Marco
Antonio Ortega, originario de Granada, escribe la letra de «La Patria
Amada»:
«La Patria Amada

canta este día

su libertad,

y nos recuerda con alegría

que le debemos amor y paz».

Durante el gobierno del Gral. Emiliano Chamorro Vargas (1871-


1920), se declaró a «La Patria Amada» como himno Oficial de la
República de Nicaragua, y se autorizó al Poder Ejecutivo, para que
cambiara la letra antes mencionada.

Se adopta «Salve a Tí Nicaragua»


« Nº 3»
El Presidente de la República
Considerando:
I - Que por Decreto Legislativo de 19 de diciembre de 1918 se
autorizó al Poder Ejecutivo para cambiar la letra con que se canta el
Himno Nacional adoptado por el mismo Decreto y en actual
vigencia..
II - Que de conformidad con el Decreto Ejecutivo publicado en la
gaceta No.287, de 23 de diciembre de 1918, fue designado un
Tribunal de Jurado para calificar las composiciones literarias que
debían producirse en el concurso abierto para que una nueva letra se
adapte al Himno Nacional.
III - Que dicho Tribunal, integrado por lo señores Ingeniero don José
Andrés Urtecho, Doctor don Modesto Barrios, Doctor don Salvador
Barberena Díaz, Doctor don Santiago Argüello y don Mariano
Zelaya B., cumplió su cometido declarando triunfante en el concurso
la composición suscrita con el seudónimo de «Rómulo»..
Decreta:.
1º.- La Letra del Himno Nacional de Nicaragua será la que
resultó triunfante en el concurso verificado durante el mes de
diciembre de 1918, y que literalmente dice:
Salomon Ibarra Mayorga
Don Salomón Ibarra Mayorga nació en el ciudad de Chinandega, el 8 de
Septiembre de 1887. Hizo los primeros estudios en el Seminario Conciliar San
Ramón de la ciudad de León y se
recibió de Contador en el Colegio
Mercantil de Occidente en el año 1909.

Desde muy joven tuvo gran afición por


las letras. Su padre, el doctor don
Felipe Ibarra, fue un brillante abogado,
filólogo, poeta y estilista de nota.

Don Felipe tuvo el privilegio de ser


maestro de Rubén Darío, a quien inició
desde su niñez en la carrera literaria.
Su madre, doña Eloisa Mayorga de
Ibarra, de ilustre prosapia
nicaragüense, perteneció a una familia
de poetas y escritores, entre los que
sobresalen el propio Rubén Darío.

La vida de Salomón Ibarra Mayorga, crisol de virtudes ciudadanas, discurrió


entre las letras y los números, así como en las distintas actividades patrióticas,
sociales y culturales del país. A los 24 años dirigía el diario «El Tiempo» único
periódico liberal que se publicaba entonces y combatía con sus escritos al
régimen del general don Juan José Estrada (1910-1911).El 4 de mayo de 1911
cayó herido, víctima de un atentado terrorista, según Ibarra Mayorga el autor
intelectual fue el general Carlos Pasos. En 1912, dejando la pluma por el rifle,
se incorporó a la Revolución Liberal Constitucionalista en la lucha contra el
Gobierno de Adolfo Díaz y la intervención extranjera. Como consecuencia,
tuvo que emigrar y se asiló en la República de Honduras.

En 1918, a la edad de 31 años, ganó el concurso para la letra del Himno


Nacional, con el seudónimo de «Rómulo». Durante 15 años fue Gerente de la
«Singer Sewing Machine Company» en Managua, Tegucigalpa, San Pedro
Sula, Santa Ana y San Salvador.

Llamado por el Presidente doctor Juan Bautista Sacasa se le confió el puesto de


Vice Gerente de la Caja Nacional de Crédito Popular (1935-1946), en el Banco
Hipotecario de Nicaragua. También fue secretario de la Junta Local de
Asistencia Social de Managua, Presidente varias veces de la Asociación de
Escritores y Artista Americanos, sección de Nicaragua, Presidente del Instituto
Cultural Nicaragüense-Israelí, Presidente del Club Rotario de Managua y
Gobernador del Distrito 424 de Rotary Internacional, que comprende a
Centroamérica, Panamá y Belice.

Además de ser autor de la letra del Himno Nacional, lo es también del Himno
al Aviador Nicaragüense, Himno a Bolívar, Himno al Maestro, Himno a don
Miguel Ramírez Goyena, Himno Escolar Nicaragüense y otros cantos, con la
particularidad de que muchos de éstos fueron escritos para una música
previamente compuesta por el Profesor Luis A. Delgadillo. En 1949 don
Salomón Ibarra Mayorga ganó el premio nacional Rubén Darío y el de la
Federación Sindical de Maestros de Nicaragua.

En mayo de 1955 publicó una «Monografía del Himno Nacional», con los
auspicios del Ministro de Relaciones Exteriores (durante el gobierno del
Gral. Somoza García), es una obra de gran interés. La poesía de Salomón Ibarra
Mayorga, sencilla, expresiva, de espontánea musicalidad, con predominio de
musa patriótica.

Después del terremoto de Diciembre de 1972 trasladó su domicilio a Honduras,


donde falleció el 2 de octubre de 1985, a la edad de noventa y ocho años. Sus
restos fueron repatriados el 12 de Septiembre del año 2000, y descansan en el
Salón de los Símbolos Patrios en el Palacio de la Cultura.

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