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NT: La traducción del título del texto de Alain Badiou presenta un problema casi tan interesante como el texto
mismo. La frase original a la que Badiou se refiere - zaofan youli -pertenece a uno de los discursos de Mao Tse
Tung, pronunciado el 20 de diciembre de 1939, durante un mitin en Yan’an para conmemorar el cumpleaños
número 60 de Stalin. Zaofan youli, por cierto, puede adoptar diferentes significados: “es justo rebelarse”, “es
correcto rebelarse”, “hay razón en la rebelión”, “la rebelión tiene razón”, y hasta “la rebelión es legal / no es un
crimen”. Alain Badiou elige en la versión original en francés una traducción que le permite establecer un juego
de palabras con el concepto de “razón”: on a raison de se révolter contre les réactionnaires (una frase por igual
traducible como “tenemos razón…”, “el pueblo tiene razón…”, y “hay razón …”). En español, zaofan youli se ha
traducido la más de las veces como “es justo rebelarse” o “la rebelión se justifica”. En inglés, en la versión de
Alberto Toscano de Badiou publicada en el 2005, la frase ha sido traducido como It is right to rebel –“es correcto”,
“es justo”, o “esta bien” rebelarse –lo que obliga a Toscano a colocar una nota a pie de página advirtiendo del
juego de palabras. Para este texto, hemos optado por “tenemos razón en…”.
concebido como la sabiduría acumulada de las revoluciones populares, la razón que
engendran, la fijación y la precisión de su objetivo. La frase de Mao Tse Tung sitúa
de manera clara a la rebelión como el lugar originario de las ideas justas, y a los
reaccionarios como aquellos cuya destrucción está legitimada por la teoría. La frase
de Mao sitúa a la verdad del marxismo al interior de la unidad entre la teoría y la
práctica. La verdad del marxismo es de donde la rebelión deriva su razón de abatir
al enemigo. Repudia todo igualdad de cara a la verdad. En un solo movimiento, que
es el conocimiento en su específica división en descripción y directiva, ella juzga,
pronuncia la sentencia, se inmerge a sí misma en su ejecución. Quienes se rebelan
poseen el conocimiento, de acuerdo al ya mencionado movimiento esencial, de su
poder y de su deber: aniquilar a los reaccionarios. El Capital de Marx no dice otra
cosa: los proletarios tienen razón al derrocar violentamente a los capitalistas. La
verdad del marxismo no es una verdad conciliatoria. Esta es, por ella misma,
dictadura y, si hace falta, terror.
La frase de Mao Tse Tung nos recuerda que, para un marxista, el vínculo de la
teoría a la práctica (de la razón a la rebelión) es una condición interna de la teoría
misma, porque la verdad es un proceso real, es la rebelión contra los reaccionarios.
Difícilmente existe una afirmación más profunda y verdadera en Hegel que la
siguiente:
“La Idea absoluta, tal como ha resultado, es la identidad de la idea teórica y
de la práctica, cada una de las cuales [es] todavía unilateral de por sí” (Hegel,
Ciencia de la Lógica).
La verdad absoluta, para Hegel, es la unidad contradictoria de la teoría y la práctica.
Es el proceso dividido e ininterrumpido del ser y el acto. De allí que Lenin lo salude
con entusiasmo:
“La unidad de la idea teórica (del conocimiento) y de la práctica — esto NB
— , y esta unidad precisamente en la teoría del conocimiento, porque la suma
es ‘la idea absoluta’” (Lenin, Cuadernos Filosóficos).
Leamos esta frase con mucha atención, en tanto, cosa notable, divide en dos la
palabra “conocimiento”. Este es un punto crucial, al que retornaremos varias veces:
el conocimiento, como teoría, se opone (dialécticamente) a la práctica. La teoría y
la práctica forman una unidad, esto es, para la dialéctica, una unidad de opuestos.
Pero esta contradicción conocimiento (teoría/) práctica es a su vez el objeto mismo
de la teoría del conocimiento. En otras palabras, la naturaleza interior del proceso
de conocimiento está constituido por la contradicción teoría/práctica. O, otra vez, la
práctica- que como tal está dialécticamente opuesta al conocimiento (a la teoría)-
es no obstante una parte integral del conocimiento como proceso.
En todos los textos marxistas encontramos esta escisión, esta doble ocurrencia de
la palabra “conocimiento”, que designa tanto la teoría en un correlación dialéctica a
la práctica o al proceso general de esta dialéctica, esto es, el movimiento
contradictorio de estos dos términos: teoría y práctica. Considérese el fragmento del
“¿De dónde provienen las ideas correctas?” de Mao: “Por lo común, solo es posible
llegar a un conocimiento correcto después de muchas repeticiones del proceso…
que conduce de la practica al conocimiento y del conocimiento a la practica. Esta
es la teoría marxista del conocimiento, la teoría materialista dialéctica del
conocimiento” (Mao Tse Tung, Cinco ensayos filosóficos). El movimiento del
conocimiento es la trayectoria práctica-conocimiento-práctica. Aquí “conocimiento”
designa a uno de los términos en el proceso a la vez que el proceso tomado como
un todo, un proceso que a su vez incluye dos ocurrencias de la práctica, una inicial
y una final.
Para fijar nuestro vocabulario2, y mantenernos dentro de la tradición, llamaremos
“teoría” al término en la contradicción teoría/práctica cuyo movimiento general será
el proceso del “conocimiento”. Diremos: el conocimiento es el proceso dialéctico
práctica/teoría.
Sobre esta base podemos exponer la ilusión reaccionaria de aquellos que se
imaginan poder burlar la tesis estratégica dela primacía de la práctica. Está claro
que quienquiera que no esté dentro del movimiento revolucionario real, quienquiera
que no está en la práctica dentro de la rebelión contra los reaccionarios, no sabe
nada, incluso si teorizara.
Mao Tse Tung en efecto afirmó que en la contradicción teoría/práctica -esto es, en
la fase del proceso real- la teoría podía jugar temporalmente el rol principal: “La
creación y divulgación de una teoría revolucionaria desempeña el papel principal y
decisivo en determinados momentos, refiriéndose a los cuales dijo Lenin: ‘Sin teoría
revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario’” (Mao, Sobre la
contradicción). ¿Significa eso que la teoría es en cierto momento una posibilidad
revolucionaria intrínseca, que puede y debe surgir de “teóricos marxistas” puros?
Absolutamente no. Significa que, en la contradicción teoría/práctica que constituye
el proceso de conocimiento, la teoría es el aspecto principal de la contradicción; que
la sistematización de las experiencias revolucionarias prácticas es lo que nos
permite avanzar; que es inútil continuar acumulando de manera cuantitativa estos
experimentos y repetirlos, porque lo que está a la orden del día es el salto cualitativo,
la síntesis racional inmediatamente seguida de su aplicación, esto es, su
verificación. Pero sin estas experiencias, sin la práctica organizada (porque es solo
la organización la que permite la centralización de experiencias), no hay
sistematización, no hay conocimiento en absoluto. Sin una aplicación generalizada
no hay un terreno de prueba, no hay verificación, no hay verdad. La “teoría”
entonces solo puede producir absurdos idealistas.
Volvemos a nuestro punto de partida: la práctica es interna al movimiento racional
de la verdad. En oposición a la teoría, es parte del conocimiento. Es esta intuición
lo que entusiasma a Lenin en la concepción hegeliana de la Idea Absoluta, al punto
que convierte a Marx en la mera continuación de Hegel (“Por consiguiente, Marx se
ubica claramente al lado de Hegel cuando introduce el criterio de práctica en la
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El marxismo leninismo maoísmo no es un formalismo. En él las palabras están atrapadas en el movimiento de
destrucción/construcción, que es el movimiento del conocimiento real. Si se alcanza el objetivo, no importan los
signos. De allí que las palabras se puedan mover: solo su poder cuenta. Otra vez, la fuerza supera el respeto
de los lugares.
teoría del conocimiento”, Lenin, Cuadernos Filosóficos). La frase de Mao Tse Tung
otorga precisión al entusiasmo de Lenin. Es el contexto histórico general de la
afirmación dialéctica de Hegel. No es solo una práctica más que internamente ofrece
un anclaje a la teoría, es la rebelión contra los reaccionarios. Y la teoría, a cambio,
no legisla externamente sobre la práctica, sobre la rebelión: se incorpora a sí misma
mediante la separación mediadora de la razón. En este sentido, es cierto que esta
frase lo dice todo, de un todo que resume la posición de clase del marxismo, su
significado revolucionario concreto. Un todo-al-exterior que representa a cualquiera
que trate de considerar el marxismo no desde el punto de vista de la rebelión sino
desde el de la ruptura; no desde el punto de vista de la historia sino desde el del
sistema; no desde el punto de vista de la primacía de la práctica, sino desde el de
la primacía de la teoría; no como la forma concentrada de la sabiduría de los
trabajadores, sino como una condición a priori.
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Ya Lenin enfatiza la insuficiencia de la categoría de causalidad cuando afirma que Hegel y no Kant está en lo
correcto al darle un espacio particular: “Cuando se lee a Hegel sobre la causalidad, a primera vista parece
extraño que se detenga relativamente tan poco en este tema, amado por los kantianos. ¿Por qué? Porque, en
verdad, para él la causalidad es sólo una de las determinaciones de la conexión universal”. Lenin, Cuadernos
Filosóficos.
3. Pero “razón” significa aun otra cosa, y esta cosa es la fusión escindida de
sus dos primeros sentidos. “Tenemos razón en rebelarnos contra los reaccionarios”
significa esta vez la rebelión se puede fortalecer con la conciencia de su propia
razón. La declaración en sí misma “tenemos razón en rebelarnos contra los
reaccionarios” es a la vez el desarrollo de núcleos de conocimiento interno a la
rebelión en sí misma, y la vuelta en rebelión de este desarrollo. La rebelión, que
tiene razón, encuentra en el marxismo los medios para desarrollar esta razón, para
asegurar su razón victoriosa.
Lo que hace que la legitimidad de la rebelión (primer significado de la palabra razón)
se articule con su victoria (segundo sentido de la palabra razón), es una fusión de
nuevo tipo entre la rebelión como práctica que siempre está allí y la forma
desarrollada de su razón. La fusión del marxismo y el movimiento laboral real, ese
es el tercer significado de la palabra razón, es decir, la conexión dialéctica, objetiva
y subjetiva, de sus dos primeros sentidos.
Encontramos aquí una vez más el status dialéctico de los enunciados marxistas,
todos los que se dividen de acuerdo a la reflexión y de acuerdo a la directiva:
asiendo, más allá de las causas, la razón de la energía de clase, la teoría formula
al mismo tiempo la regla por la que la razón puede prevalecer sobre la causa, el
todo sobre lo local, la estrategia sobre la táctica. La rebelión formula su razón en la
duración práctica, pero el enunciado clarificado de esta razón rompe la regla
siempre repetitiva que dirige esta duración. La rebelión se arma a sí misma con su
propia razón, en vez de simplemente implementarla. Ella concentra su cualidad
racional: organiza su razón y dispone los instrumentos de su victoria.
Saber que uno tiene razón en rebelarse contra los reaccionarios, llevando la razón
(teórica) de esta razón (práctica), hace posible igualar lo subjetivo (la organización,
el proyecto) con el objetivo (la lucha de clases , la rebelión). “Razón”, que
originalmente dio voz al optimismo y a la legitimidad revolucionarias, ahora dice
conciencia, dominio de la historia.